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Néstor de Buen Lozano quien dice al respecto que “derecho del trabajo es un
conjunto de normas relativas a las relaciones que directa o indirectamente
derivan de la prestación libre, subordinada y remunerada, de servicios
personales, y cuya función es producir el equilibrio de los factores en juego
mediante la realización de la justicia social”.
Mario de la Cueva dice que “el derecho del trabajo en su aceptación más
amplia, se entiende como una congerie de normas que, a cambio del trabajo
humano intentan realizar el derecho del hombre a una existencia que sea digna
de la persona humana”.
Manuel Alonso García (Derecho del Trabajo, Barcelona, 1960, t.I, Pág.
247): "Aquellas líneas directrices o postulados que inspiran el sentido de las
normas laborales y configuran la regulación de las relaciones de trabajo con
arreglo a criterios distintos de los que pueden darse en otras ramas del
Derecho".
El profesor Américo Plá Rodríguez nos dice (Los Principios del Derecho
del Trabajo, Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1978, Pág. 9): "Líneas
directrices que informan algunas normas e inspiran directa o indirectamente
una serie de soluciones por lo que pueden servir para promover y encauzar la
aprobación de nuevas normas, orientar la interpretación de las existentes y
resolver los casos no previstos."
Los principios generales del Derecho laboral tienen, por lo general, dos
funciones fundamentales:
Fuente supletoria: cuando la ley deja vacíos o lagunas, y no existe
jurisprudencia, uso o costumbre aplicable, los principios de derecho del trabajo
entran como suplemento.
Este es un principio general que inspira numerosas normas del Derecho del
Trabajo (no todas) y que debe ser tenido en cuenta en su aplicación, cabe
hacer mención a sus tres reglas o formas de expresión:
Regla In Dubio Pro Operario: Todas las normas jurídicas aplicables a las
relaciones de trabajo, en caso de duda en cuanto a su sentido y alcance, deben
ser interpretadas en la forma que resulte más beneficiosa para el trabajador. Es
decir, de entre dos o más sentidos de una norma, ha de acogerse aquel que en
cada caso resulte más favorable a los intereses de los trabajadores.
Esta regla tiene plena aplicación en nuestro ordenamiento jurídico laboral, por
expreso mandato del legislador.