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MODELO DE PREDICACIÓN EXPOSITIVA DE HADDON ROBINSON Y

SU IMPORTANCIA EN EL ESTUDIO Y PRÁCTICA DE LA HOMILÉTICA

Vehiller D’windt
Seminario Evangélico de Caracas
MODELO DE PREDICACIÓN EXPOSITIVA DE HADDON ROBINSON Y
SU IMPORTANCIA EN EL ESTUDIO Y PRÁCTICA DE LA HOMILÉTICA
RESUMEN
El presente artículo tiene como objetivo examinar y poner de relieve el modelo de
predicación expositiva de Haddon Robinson, uno de los más influyentes maestros de la
predicación de nuestro tiempo en idioma inglés, dentro del desarrollo que ha tenido la
homilética, desde finales del siglo XIX hasta la fecha. Se estudian y dan ejemplos de las
etapas que componen el modelo. Se proponen guías prácticas para su aprendizaje y una
aplicación mas sintetizada del mismo, dentro del marco de una predicación formal. Este
escrito, de índole teórico-documental, busca concientizar sobre la importancia suprema de
este método de predicación y su énfasis en la idea central y el apego a la Biblia como base
autoritativa del sermón desde su concepción y desarrollo, hasta su presentación ante la
audiencia.
Palabras clave: homilética, sermón, idea central, predicación expositiva

HADDON ROBINSON'S EXPOSITORY PREACHING MODEL AND ITS


IMPORTANCE IN THE STUDY AND PRACTICE OF HOMILETICS

ABSTRACT
The purpose of this article is to examine and highlight the model of expository preaching by
Haddon Robinson, one of the most influential preachers of our time in English., within the
development that homiletics has had since the end of the 19th century to date. Examples
of the stages that make up the model are studied and provided. In addition, practical guides
are proposed for their learning and a more synthesized application of the same, within the
framework of a formal preaching. This writing, of a theoretical-documentary nature, seeks
to raise awareness about the supreme importance of this method of preaching and its
emphasis on the central idea and the attachment to the Bible as the authoritative basis of
the sermon from its conception and development, to its presentation to the audience.

Keywords: Homiletics, sermon, central idea, expository preaching


INTRODUCCIÓN
La predicación, según Pettry (2011), es el medio principal escogido por Dios y utilizado
desde el tiempo de la iglesia primitiva para comunicar las buenas nuevas a la gente, sea a
través de la proclamación, la evangelización o la instrucción. Y más allá del tema que trate,
la estructura que tenga o el enfoque del predicador, lo cierto es que la predicación intenta
acercar al hombre a la verdad de Dios para que su vida sea transformada por medio de
Jesucristo. Es una tarea que se relaciona con el mensaje de salvación y la esencia misma del
cristianismo, como la religión de la Palabra de Dios.
Por su parte, el Seminario Reina Valera define la Homilética como el arte y ciencia que
estudia la predicación como forma de comunicar el mensaje cristiano, aprendiendo en ella
a organizar el material, preparar el bosquejo, hablar de un modo claro y concreto, además
de hacer estudios de sermones ejemplares. Para muchos es una tarea titánica y
atemorizante, no solo por la gran responsabilidad que se asume delante de Dios al ser su
vocero desde el púlpito, sino también por el compromiso que se tiene con la congregación
de llevarles el auténtico mensaje de la Biblia de una forma que impacte sus vidas al hablarle
de su situación, sus problemas y las luchas propias de su época, bajo la gracia del poder y
verdad de Jesucristo. Son dos mundos a simple vista irreconciliables, el mundo de Dios y el
de los hombres; y el predicador debe conectar ambas realidades para ser instrumento santo
en la vida de aquellos que necesitan crecer por medio de la Palabra del Señor.
En mi experiencia como maestro de Homilética en el Centro de Formación Ministerial (CFM)
de la Iglesia Evangélica Pentecostal Las Acacias (IEPLA) he podido constatar, por un lado, la
debilidad de los estudiantes al desarrollar sermones en aspectos como: la claridad de una
idea central, el empleo de un esquema discursivo definido, un desarrollo exegético y
hermenéutico sólido y acorde con la verdad de la Palabra de Dios, además del dominio de
habilidades argumentativas para convencer, lo cual muchas veces no permite producir
predicaciones que impacten la vida del que las escucha. Sin embargo, por otro lado, al
utilizar el método ofrecido por Haddon Robinson en su libro La predicación Bíblica (1980),
ellos han podido aprender a elaborar sermones expositivos, de una manera mucho más
práctica y concreta, que conducen a una experiencia genuina con la verdad expresada en la
Biblia y que glorifican la voluntad de Dios con el ministerio de la predicación.

Lo anterior permite distinguir de manera preliminar la esencia de la predicación expositiva;


un mensaje claro basado en la verdad bíblica que transforme la vida del predicador y su
audiencia. Para John MacArthur (1992) practicar este tipo de predicación se define así:

Para aquellos que desean predicar la Palabra de forma precisa y poderosa porque
entienden la responsabilidad de no hacer nada menos; para aquellos que desean
enfrentar al juez en el día del juicio y experimentar el agrado del Señor por su
esfuerzo; para aquellos que están ansiosos de permitir que Dios hable su Palabra
directamente por su medio de forma poderosa y desafiante, así como Él la dio; y
para aquellos que deseen ver a las personas transformadas radicalmente y
llevando vidas consagradas, sólo existe la predicación expositiva. (La Predicación,
Cómo Predicar Bíblicamente, p8)

Por todo esto, el sermón expositivo se convierte en una referencia obligada en el estudio
de la homilética y la práctica de la predicación. Es por ello que mi intención aquí, a modo
documental, es estudiar desde el amplio ámbito de la Homilética contemporánea, aspectos
esenciales relacionados con el modelo de predicación expositiva de Haddon Robinson
(1980), uno de los más importantes exponentes de este método, a fin de motivar su práctica
en aquellos predicadores que deseen desarrollar un estilo de sermón que honre la Palabra
de Dios y sea un vehículo de cambio por medio de su Gracia infinita.

EL MODELO DE ROBINSON EN LA ESCENA HOMILÉTICA CONTEMPORÁNEA


Sin duda alguna, Haddon W. Robinson (1931-2017) es, por mucho, la figura más insigne de
la predicación expositiva en el último siglo. Y esto se debe al hecho de que en su libro La
predicación Bíblica (1980), considerado el texto sobre predicación más influyente de los
últimos 25 años según la revista Preaching Magazine, Robinson pudo sintetizar los
elementos esenciales de este modelo de predicación: una idea central para el sermón
basada en el texto bíblico, un bosquejo sencillo para desarrollar dicha idea, un acertado uso
de los elementos argumentativos (ilustraciones, citas, estadísticas, narraciones) y una
cuidadosa elaboración de la introducción y la conclusión, para así garantizar una clara y fácil
comprensión por parte del oyente del mensaje de la Biblia y el consecuente efecto
transformador que debe producir.

El modelo expositivo de Haddon Robinson (1980) se encuadra dentro de un proceso


homilético que se viene dando; según Judson Shepherd Lake (2003) en su tesis doctoral Una
evaluación del método homilético de Haddon Robinson: una perspectiva evangélica, desde
finales del siglo XIX, destacando esta autora tres importantes periodos de cambio o
“paradigmas” los cuales marcan, no solo la concepción de lo que debe ser la estructura de
una predicación, sino el curso de influencia y autoridad de la Biblia en la misma, lo que le
permitirá al modelo de Robinson distinguirse como concreto, y genuinamente “Bíblico”.

Este proceso en la predicación inicia con la Homilética tradicional y los aportes realizados
por John Broadus (1870) en su libro En la preparación y predicación de sermones, el cual
establece los elementos retóricos formales y funcionales para la predicación, tales como:
la introducción, una proposición, una estructura cuidadosamente organizada (incluida la
explicación, el argumento, la ilustración y la aplicación), y una conclusión, la Biblia como
fundamento de todo planteamiento, producto de un estudio hermenéutico, sin cuestionar
su autoridad. El aborde es totalmente deductivo ya que se parte de una premisa o
proposición general y autoritativa la cual es comprobada mediante planteamientos o
puntos de argumentación. Con todo y sus diferentes formas de sermones, es la más
practicada y enseñada dentro del cristianismo. Paulatinamente Robinson (1980) desarrolla
más a fondo este paradigma al hacer un significativo énfasis en la idea central y su apego
al texto bíblico como base del sermón.

Por su parte, Grady Davis (1958) aporta el cambio más importante con la publicación del
libro El Diseño para la predicación, el cual rompió con el enfoque de tradicional de Broadus
al sustituir terminologías estándares como estructura y bosquejo por “diseño” y
“esquema”. Además, introdujo en el sermón nuevas formas tales como: la narrativa, el
lenguaje poético, la forma creativa, el movimiento del pensamiento, y sobre todo la
predicación inductiva. Esto dio pie al comienzo de la Nueva Homilética con la publicación
del texto de Fred Craddock (1971) Sin Autoridad: Ensayos sobre predicación inductiva, cuyo
planteamiento fundamental es pasar de un bosquejo en el que se desarrolla la predicación
desde una premisa inicial y se comprueba por medio de puntos extraídos del texto bíblico,
a una forma de sermón narrativa que describa, a partir de una realidad particular de la
audiencia, aspectos significativos que desembocan en la verdad bíblica, del mismo modo
que lo hace una historia, un cuento o una película.

Sin embargo, este método sufre de grandes debilidades hermenéuticas y exegéticas al


permitir, entre otras cosas, que pasajes bíblicos que no son narrativos sean transformados
en historias que incluyen elementos de la propia imaginación o teología del predicador
(planteamientos totalmente subjetivos) sólo con el fin de ajustar el texto bíblico a sus
propios y particulares objetivos. No es de extrañar que esto conduzca a todo tipo de
interpretaciones sesgadas, malas enseñanzas y herejías. Esto es totalmente contrario al
modelo de Robinson (1980) quien en todo momento afirma que la autoridad y base del
sermón proviene exclusivamente de la Biblia (La Predicación Bíblica pg.19-22).

No obstante, los trabajos de Lindbeck (1984), Huerwas y Willimon (1989), y Campbell


(2006), marcan el comienzo del más nuevo y lamentable cambio en la predicación, con la
introducción de la interpretación posliberal de la Biblia, la cual es libre de bosquejos,
subjetiva y alejada de la autoridad bíblica. En la homilética Postliberal el predicador poco
se centra en la composición formal del sermón y se enfoca en explorar los supuestos
reclamos expresados en el texto bíblico y la tradición para vincular a la comunidad, sean
grupos minoritarios (afro-descendientes, indígenas, rurales, latinos, asiáticos, árabes, entre
otros), así como feministas, homosexuales, supremacía blanca, por nombrar algunos; en
una conversación acerca de las implicaciones de la fe, sin condenar su condición
esencialmente pecaminosa y contraria al mensaje de santidad de Cristo. De aquí que, en la
predicación se evita cualquier tipo de discriminación, alienación y/o segregación; por el
contrario, debe aceptarse todo lo que el mundo actual defiende y que la Biblia condena,
en pro de manejar un mensaje actual de supuesta unidad e igualdad, lo cual da continuidad
a la secularización del cristianismo y que, según ellos, es congruente con los cambios de la
sociedad moderna.

Es así como el devenir de la homilética en los últimos casi ciento cincuenta años ha pasado
de tener un sermón con un bosquejo bien estructurado, un mensaje claro, con la Biblia
como fundamento autoritativo, a un mensaje coloquial, sin estructura ni idea central, y sin
ninguna autoridad bíblica, colocando por encima la experiencia humana y su natural
tendencia al pecado, con justificación y adaptación a un mundo que está de espalda al
mensaje de Cristo. De allí que, es el modelo de Haddon Robinson el que mantiene al mismo
tiempo, la autoridad bíblica, y la práctica de un mensaje claro, pertinente y que habla a la
audiencia de sus luchas, peligros, promesas y victorias absolutas en Jesucristo, sea cual
fuere la situación, cultura o sociedad en la que se viva.

SOBRE HADDON ROBINSON Y LA PREDICACIÓN EXPOSITIVA


En años recientes, y debido a esta batalla entre el cuestionamiento de la autoridad bíblica,
la predicación expositiva ha ganado una considerable preponderancia por parte de aquellos
que defienden la Biblia como la autoridad única y suprema de la predicación cristiana. En
este sentido, para Robinson (1980) la predicación es un proceso vivo que incluye a Dios, al
predicador y a la congregación y ninguna definición puede pretender encasillar esa
dinámica. En su libro La predicación Bíblica, afirma lo siguiente:
La predicación expositiva es la comunicación de un concepto bíblico, derivado
de, y transmitido por medio de, un estudio histórico, gramatical y literario de
cierto pasaje en su contexto, que el Espíritu Santo aplica, primero, a la
personalidad y la experiencia del predicador, y luego, a través de este, a sus
oyentes. (p.18).
El elemento clave de esta definición y posterior desarrollo del sermón es el concepto bíblico,
el cual surge de la idea central de pasaje. Todo el método se establece sobre esta idea, y de
su clara concepción dependerá la efectividad de la predicación. Es por esto que es
fundamental estudiar sus características más importantes.

LA IDEA CENTRAL (TESIS)


Una de las principales contribuciones de Robinson a la homilética es el énfasis en el
desarrollo de “la idea central” en la predicación bíblica. Esto significa que los sermones
deben tener una idea principal (tiene un sujeto y un complemento), las cuales responden a
las preguntas: ¿De qué estoy hablando? Y ¿Qué estoy diciendo acerca de lo que hablo? De
lo contrario, el tema sin complemento queda inconcluso, y viceversa.
Un buen ejemplo de idea central lo podemos ver aquí: Alabad a Jehová, naciones todas;
Pueblos todos, alabadle. Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia, y la
fidelidad de Jehová es para siempre (Salmo 117). Para determinar la idea central se debe
responder a la pregunta ¿De qué está hablando el salmista? No es de la alabanza, porque
es un tema muy extenso e impreciso y el salmista no nos dice todo sobre la alabanza. Mucho
menos de la alabanza a Dios, ya que es más extenso aún. El tema necesita más límites. Uno
más preciso sería: ¿Por qué todos debemos alabar al Señor? Entonces, ¿qué dice acerca de
eso el salmista? Tiene dos complementos para su sujeto. Primero, el Señor debe recibir
nuestras alabanzas porque su amor es firme; y segundo, porque su fidelidad es eterna. En
este breve salmo, el salmista afirma una idea simple, carente de todo desarrollo, pero que
en cuya simpleza hay un tema definido y dos complementos.

EL MODELO EXPOSITIVO DE ROBINSON


Luego de aprender a identificar la “idea central”, también conocida como tesis o premisa, y
su progreso natural en el pasaje bíblico, Robinson propone un camino que consta de diez
etapas, en las cuales el predicador desarrollará su sermón de una forma más clara y
sistematizada. Sin embargo, en la práctica estas diez etapas no son tan fáciles de concretar,
ya que requieren de ciertas habilidades que no todo predicador tiene desde el comienzo, y
que su desarrollo implica tiempo, práctica, y capacidad de análisis. De aquí que, la mayoría
termina cumpliendo con sólo algunos pasos. A continuación, se muestra un cuadro en el
que se hace una relación comparativa de las etapas del modelo de Robinson y los que, por
mi propia experiencia, cumplen los predicadores aprendices. D determinación

Cuadro 1
Relación comparativa de los modelos de Robinson y D’windt

Modelo de Haddon Robinson Modelo de Vehiller D’windt


1. Selección del pasaje 1. Selección el pasaje
2. Estudio del pasaje 2. Estudio del pasaje
3. Descubrimiento de la idea exegética 3. Descubrimiento de la idea exegética
4. Análisis de la idea exegética -
5. Formulación de la idea homilética 4. Formulación de la idea homilética
6. Designación del propósito del Sermón -
7. Elección deel método para logar dicho -
propósito
8. Bosquejo del Sermón 5. Bosquejo del Sermón
9. Desarrollo del bosquejo 6. Desarrollo del bosquejo
10. Preparación de la introducción y la 7. Preparación de la introducción y la
Conclusión Conclusión
De esta manera se puede ver que, durante el proceso de aprendizaje para los nuevos
predicadores, las etapas 4, 6 y 7 del modelo de Robinson no se realizan debido al alto grado
de capacidad analítica sobre el flujo argumentativo que implican, la cual muchos de ellos
no poseen. En la mayoría de los casos, el trabajo que más les exige durante la etapa inicial,
se enfoca en distinguir y desarrollar la idea central del pasaje bíblico escogido.

LAS DIEZ ETAPAS DEL MODELO DE HADDON ROBINSON


Primera etapa: Selección del pasaje
De acuerdo con Robinson (1980), la predicación expositiva se inicia con el texto bíblico. Un
principio general en esta primera etapa es: "Basar el sermón en una unidad de pensamiento
bíblico". Por lo tanto, el predicador deberá leer libros completos de la Biblia varias veces (y
en varias versiones) con el fin de dividirlos en unidades lógicas para así usarlas como base
de su exposición, siempre con respeto a las ideas del escritor bíblico. Además, debe prestar
atención a las necesidades de la audiencia cuando elige un pasaje para el sermón. Es lo que
Stott (1980) llama “el factor pastoral” al relacionar la realidad de la congregación a través
del texto Bíblico. Y un último factor a considerar al elegir el pasaje, es el tiempo para
predicar, sea que el expositor tenga quince o cuarenta y cinco minutos, esto lo debe tener
muy presente y respetarlo para saber qué incluir y qué excluir del sermón.

Segunda Etapa: Estudio del pasaje.

En esta segunda etapa, Robinson identifica varias consideraciones importantes


relacionadas con la hermenéutica básica. En primer lugar, el estudio comienza,
relacionando el pasaje con la unidad literaria más amplia de la que forma parte. Esto
requiere que se lea todo el libro varias veces, y si es posible en diferentes traducciones para
así comprender el pasaje de una mejor manera. Luego se establece la relación con su
cotexto inmediato, lo que rodea el pasaje, lo que "precede" y "lo que sigue”. Una vez
colocado el pasaje en contexto, el expositor lo examinará en sus detalles. Se deben
considerar elementos tales como: género literario, fecha, época, situación cultural,
vocablos significativos y las estructuras gramaticales claves. En caso de una narración, se
buscan las declaraciones del autor que explican lo que está ocurriendo. Es en este punto
donde se utilizan los diferentes recursos de estudio disponibles para que el expositor
examine el texto: Léxicos, concordancias, libros de gramática, diccionarios Bíblicos y
comentarios. Además, las bibliografías y materiales de estudio electrónicos.
Tercera Etapa: Descubrir la Idea exegética

La pregunta clave a lo largo de esta parte del proceso es ¿de qué está hablando
exactamente el escritor bíblico? Una vez que se tenga el posible tema, se vuelve al pasaje
y se relaciona aquel con los detalles. Es útil formularse preguntas tales como: ¿Se ajusta el
tema a las partes? ¿Es demasiado amplio? ¿Demasiado limitado? ¿Es el tema una
descripción exacta de lo que habla el pasaje? Robinson sugiere que parafrasear el pasaje
en palabras propias puede ser útil para descubrir su desarrollo. Aunque él aconseja ser
riguroso en el pensamiento para así determinar de manera cuidadosa las relaciones que
hay en el texto, ya sea que la Biblia las afirme explícitamente o no. Durante este proceso
es posible que se altere la idea exegética para que se adapte a las partes del pasaje, pero
advierte que nunca se obligue al texto a ajustarse a las ideas propias del expositor.

Cuarta Etapa: Análisis de la Idea exegética

Robinson señala que se debe procurar obtener la esencia de la idea exegética y convertirla
en un sermón dinámico y vivo, siguiendo la manera en que se desarrolla la misma. Cuando
el expositor afirma algo, solo se puede hacer cuatro cosas para desarrollar tal afirmación:
puede reafirmarla, explicarla, demostrarla o aplicarla. Al reconocer esto se abre el camino
hacia el desarrollo del sermón. Veamos en qué consiste cada aspecto de la afirmación:

Reafirmar.
Con la reafirmación, el expositor sencillamente afirma la idea con “otras palabras” para
aclararla o grabarla en sus oyentes. Robinson destaca el lugar significativo de la
reafirmación en el paralelismo de la poesía hebrea, en la cual las palabras de dos o más
líneas del texto están directamente relacionadas de alguna manera para que el mensaje
central surja del contexto mayor más que en palabras o frases aisladas.

Explicar - ¿Qué significa esto?


Esta pregunta obedece a la necesidad del expositor de aclarar conceptos pertinentes al
texto Bíblico. Esta a su vez abarca dos ámbitos a considerar:
El ámbito Bíblico: El autor del pasaje desarrolla su pensamiento mediante la explicación.
Por ejemplo, la explicación de Pablo en 1 Corintios 12.11-12 de la utilidad y función de los
dones espirituales en la congregación
La audiencia: El expositor debe determinar si hay elementos en el pasaje bíblico que el
escritor da por sentado, y sobre los cuales la audiencia requiere explicación. Un ejemplo
de esto lo conseguimos en el consumo de carne sacrificada a los ídolos en 1 Corintios 8,
lo cual requiere de una explicación del significado para la época bíblica y su significado
actual.
Además, Robinson resalta la importancia de la claridad y sencillez en la comunicación, en la
cual se debe evitar jergas teológicas, ideas abstractas y/o prejuicios religiosos.

Demostrar - ¿Es verdad?


La demostración es considerada por Robinson como una exigencia en la predicación.
Destaca que hay un impulso inicial en los expositores de ignorar la demostración y
suponer que una idea debiera ser aceptada como verdadera solo porque viene de la
Biblia. Sin embargo, la aceptación sicológica pocas veces se da por citar las Escrituras;
también se tiene que ganar mediante el razonamiento, la argumentación, las
demostraciones y los ejemplos.

Aplicar - ¿Dónde está la diferencia?


Aquí es fundamental la exégesis correcta ya que muchas herejías y malas enseñanzas
derivan de afrontar la verdad de un pasaje a la luz de intereses personales de parte del
predicador. Es por ello que se hace necesario: (a) Tener muy clara la situación en que
fue dada originalmente la revelación, y luego decidir lo que el hombre o mujer actuales
comparten o no con los oyentes originales. (b) Procurar que la aplicación surja del
propósito teológico del escritor bíblico y no de las del expositor, en consideración de
aquellas preocupaciones que lo llevaron a escribir eso. (c) Estar consciente de las
complejidades de la aplicación cuando se abordan temas que los escritores bíblicos no
tuvieron, tales como política, el aborto, la inseminación artificial, el medio ambiente, el
hambre en el mundo, entre otros.

Sin embargo, esta etapa con frecuencia se hace particularmente difícil para los que están
aprendiendo el método, ya que sólo descubrir la idea exegética se convierte en un gran
desafío por el hecho de la falta de habilidad para analizar, leer entre líneas y conceptualizar
la idea central del pasaje. Es por ello que muy pocos llevan a cabo esta etapa y pasan
directamente a la siguiente.

Quinta Etapa: Formular la idea homilética

En esta etapa radica la clave del método de Robinson; aquí el expositor debe revisar la idea
exegética y definirla en la frase más exacta y memorable posible, de modo que se relacione
tanto con la Biblia como con su auditorio, mediante la aplicación de estrategias del mundo
de la publicidad, en donde las ideas no se toman completas, sino que se resumen en lemas.
Es decir, “la idea homilética es la idea exegética dicha de una forma que capte la atención
de la audiencia”. Veamos los siguientes ejemplos:
Cuadro 2
De la idea exegética a la idea homilética

Pasaje Bíblico Idea exegética Idea homilética


1 Tesalonicenses Pablo daba gracias a Dios por los cristianos Demos gracias a Dios por
1.2-6 tesalonicenses; por los resultados que brotaban los cristianos; por lo que
de su fe, su esperanza, y su amor, y por las hacen por Dios y por lo que
evidencias de haber sido elegidos por Dios. Dios hizo por ellos.

Romanos 6.1-14 Tenemos que comprender que por medio de No podemos vivir como
nuestra unión con Jesucristo en su muerte y antes, porque ya no somos
resurrección hemos muerto a la ley del pecado las personas de antes.
y revivido para la virtud y la santidad.
1 Corintios 8 Con respecto a la carne sacrificada a los ídolos, Cuando se trate de asuntos
Pablo aconsejó a los corintios a actuar morales, sea tolerante y
principalmente en amor, no solo en base del actúe con amor.
conocimiento.

Robinson enfatiza que, si bien la idea homilética surge luego de un estudio profundo del
pasaje y un análisis exhaustivo del auditorio, lograr esa idea y expresarla creativamente es
el paso más difícil en la preparación del sermón. Cuando la idea aflora en la mente del
predicador “clara como una luna llena”, es que ya se tiene el mensaje para predicar. Se
estima que al llegar aquí se ha logrado un importante trecho en la preparación del sermón.

Sexta Etapa: Determinar el propósito del Sermón

Esto significa tener claro lo que uno espera que ocurra en el oyente como resultado de
escuchar el sermón. Es importante descubrir el propósito que subyace en el pasaje a
predicar, saber por qué escribió esto el autor bíblico y qué efecto esperaba que tuviera en
sus lectores, de ese modo el sermón expositivo alinea su propósito al bíblico. Es así como el
expositor determina lo que Dios quiere lograr a través del sermón en los oyentes de hoy,
dicho de otra manera, poner en palabras la calidad de vida o las buenas obras que tendrían
que resultar de escuchar su sermón.

Para muchos de los nuevos predicadores, el enfoque suele hacerse en el desarrollo del
sermón, la lucha con la coherencia de los puntos, el apego al pasaje bíblico y la relación que
pueda haber entre el título y el resto de la predicación. Es por ello que tanto esta etapa,
como la siguiente, no tienen mucha importancia, y las evaden en su totalidad.
Séptima Etapa: Elección del método para logar el propósito

Las ideas, básicamente, se desarrollan alineadas con los propósitos del sermón. De la misma
manera como cualquier afirmación que hacemos se desarrolla a través de la explicación, la
prueba o la aplicación, también las ideas de los sermones demandan explicación, validación
o aplicación.

Una idea a explicar


Algunas veces, la idea debe ser explicada. Esto ocurre cuando el predicador quiere que
su congregación entienda una doctrina de la Biblia. Una verdad correctamente
comprendida lleva en sí su propia aplicación.

Una proposición a comprobar


Aquí la idea no requiere explicación sino prueba. En este caso, la idea aparece en la
introducción como una proposición que el predicador va a defender. Dado que la postura
del predicador se asemeja a la de alguien en un debate, los puntos se transforman en
argumentos a favor de su idea.

Un principio para aplicar


En este tipo de sermón, el expositor establece un principio bíblico, ya sea en su
introducción como en su primer punto principal, y en el resto de su mensaje explora las
implicaciones de ese principio.

Una historia para contar – El sermón narrativo


La predicación narrativa no repite meramente los detalles tanto como una historia, sino
que, a través del relato, el predicador comunica ideas y estas se hacen más auténticas
cuando la audiencia oye la historia y llega a la idea del orador sin que este la exprese
directamente. Es decir, cuando se dice algo en forma directa, simplemente no es tan
potente como cuando se permite que la gente lo descubra por sí misma.

Octava Etapa: Bosquejo del Sermón

El predicador, una vez que deriva un concepto de la información bíblica y la necesidad de la


audiencia, debe trazar un plano: el bosquejo de su sermón, para así darle al mismo un
sentido de orden, unidad y progreso. Es difícil que falle un sermón al poseer un bosquejo
fuerte preciso y apropiado, el cual en líneas generales debe caracterizarse por:

a) Ser simple, claro y con pocos puntos.


b) Representar una sola idea, y esta debe expresarse en una oración gramaticalmente
completa en cada punto del bosquejo.
c) Utilizar afirmaciones en vez de preguntas, ya que los puntos en el bosquejo buscan
responder preguntas más que formularlas.
d) Las expresiones transitorias son muy útiles para conducir a la audiencia durante cada
etapa o punto del sermón de forma natural y que mantenga su atención en el mismo.

Novena Etapa: Desarrollo del Bosquejo

Los bosquejos son el esqueleto del pensamiento, y como tal no se debe exponer en una
presentación pública, ya que la audiencia no responde a ideas abstractas, ni se mueve a la
acción por un bosquejo. Si este no se desarrolla, los oyentes no captarán su sentido y
seguirán sin convencerse. Es por esto que se necesita una serie de elementos de apoyo en
el desarrollo del sermón, tales como: reafirmaciones, explicaciones, definiciones, uso de
información objetiva, estadísticas, citas, narraciones e ilustraciones. Con esto el predicador
se apoyará en los recursos argumentativos necesarios para cumplir con el propósito
establecido en su sermón.

Décima Etapa: Preparación de la introducción y la conclusión

La introducción
La introducción le presenta a la congregación la idea y su desarrollo. El oyente recibe
impresiones sobre el predicador que casi siempre determinan si aceptará o no lo que él
diga. Si se presenta nervioso, hostil, o mal preparado, el oyente se verá inclinado a
rechazarlo. Si da la impresión de ser una persona despierta, amigable e interesante percibirá
que es capaz, que tiene una actitud positiva hacia sí mismo y hacia los demás. Algunas
características claves de una buena introducción son:

a) Capta la atención
b) Hace que afloren las necesidades
c) Introduce el cuerpo del sermón
d) Es breve y concreta
e) No promete algo que no dará
f) El humor es útil si se aborda con prudencia y agilidad.

La conclusión
Un predicador inteligente sabe que la conclusión requiere una tremenda preparación. Al
igual que el piloto, el predicador hábil nunca tiene dudas con respecto a dónde y cuándo
aterrizará su sermón. El propósito de la conclusión es --como lo expresa la propia palabra-
cerrar, no es simplemente parar, sino concluir y producir una sensación de finalidad. En ella
se puede usar el resumen, para repasar de nuevo lo predicado y afirmarlo en la mente del
oyente, usar una ilustración emocionante, una cita como elemento argumentativo de peso,
una pregunta, una oración, o una visualización. Pero lo más importante es pasar de hablar
en primera persona plural, donde el predicador se incluye en la situación y perspectiva, a la
posición confortativa del “tú” para llevar al oyente a tomar una decisión frente a lo
planteado en el sermón.

Ejemplo de Bosquejo para un sermón del libro La Predicación Bíblica de Robinson

Propósito del sermón: Aplicación


Texto Bíblico: 1 Pedro 2:11 – 3:9.
Principio: Desarrollar en el cristiano un espíritu de sumisión en sus relaciones sociales.
Idea exegética: si nuestras actitudes determinan las acciones: ¿cuál debería ser nuestra
actitud en un mundo que no es amigo de Dios ni de la gracia?
(Cuerpo: El principio a aplicar aparece en el primer punto)
I. Una conciencia de sumisión como realidad espiritual (2.11-12,21-25).
A. La sujeción trae gloria a Dios (2.11-12).
B. Cristo ilustra la sujeción aun a instituciones que le hicieron daño (2.21-25).
1. Él era completamente inocente (v.22).
2. Permaneció en silencio y se encomendó a Dios (v.23).
3. Sus sufrimientos fueron redentores (vv. 24-25).
(¿Qué diferencia debe hacer este principio en la vida cotidiana?)
II. Una actitud de sumisión como fundamento relacional (2. 13-20; 3.1-7).
A. Por amor a Dios debemos someternos a los líderes civiles (2.13-17).
B. Por amor a Dios debemos someternos a nuestros empleadores (2.18-20).
C. Por amor a Dios debemos someternos a nuestros cónyuges (3.1-7).
1. Las esposas con un espíritu de sumisión a sus maridos (vv. 1-6).
2. Los maridos con un espíritu de sumisión a sus esposas (v. 7).

III. Conclusión: «Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos


fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por
maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que
heredaseis bendición» (3.8-9).

Vemos aquí un bosquejo expositivo basado en una idea central clara (una conciencia de
sumisión como realidad espiritual) la cual es desarrollada por medio de 2 puntos y una serie
de subpuntos, todos derivados del texto bíblico, los cuales sirven de apoyo argumentativo
para el predicador. Y si bien esto no es la predicación, es la base estructural discursiva que
sustentará el sermón, y hasta que no se llega a este nivel de claridad de las ideas le será
imposible al predicador llevar un mensaje coherente a su audiencia.

Esta se considera la etapa que lleva más tiempo, análisis, estudio e imaginación, y aunque
no se puede desestimar el valor de los otros elementos de una predicación (introducción,
conclusión, ilustraciones, citas), este es un esfuerzo que se traducirá en un sermón
concreto, fácil de entender, rico en coherencia, placentero de escuchar y sobre todo,
impregnado de esa verdad bíblica que confronta, consuela y transforma al creyente, lo cual
es el fin último que todo predicador debe lograr con cada predicación.
IDEAS CONCLUSIVAS
El modelo de predicación expositiva de Haddon Robinson resulta muy eficaz para la
elaboración de sermones coherentes y de alto impacto. Permite identificar y asentar la
predicación sobre una sólida idea central. Además, ésta se organiza a través de un bosquejo
sencillo, y se complementa mediante recursos argumentativos tales como: ilustraciones,
comentarios, citas, estadísticas y narraciones, con el fin de cumplir el propósito del sermón.
En consecuencia, se convierte en una prioridad la identificación y desarrollo de la idea
central ya que los pasos del método guardan relación directa con ella. La idea exegética se
basa en la idea central del pasaje y su estudio cuidadoso; de esta surge la idea homilética,
la cual se redacta en un estilo llamativo, así como los títulos o nombres asignados a los
puntos del bosquejo. De esta manera, se mantiene una coherencia discursiva y se le da
sentido al mensaje para facilitar su entendimiento y potenciar significativamente su
propósito en la audiencia.

De aquí que, a la par de concientizar las deficiencias más comunes en las predicaciones,
tales como las fallas hermenéuticas, la débil argumentación para convencer y la falta de un
propósito claro para el sermón, se hace crucial desarrollar la habilidad de identificar,
estudiar y trabajar incesantemente la idea central hasta lograr expresarla de forma natural
y fluida, con la evocación en ella de la esencia del pasaje bíblico y el propósito de Dios para
la vida de los creyentes. Esta idea central es el principio y el fin, el punto de partida y
finalidad del sermón, aparece desde la introducción y a través de toda la predicación,
expresa la contribución, la enseñanza, el objetivo a alcanzar, el camino de transformación
de parte de Dios para los creyentes.

La comprensión del sermón basado en el método de Robinson está sujeto a la relación


coherente que se haga de los elementos críticos del sermón: - introducción, - idea
homilética, – títulos de los puntos del bosquejo, – recursos argumentativos, - conclusión.
Su efectividad dependerá de que el proceso se desarrolle a partir de una premisa concreta
que exprese claramente la idea central, siempre en consonancia total con el texto bíblico
escogido.
REFERENCIAS
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