Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Podemos definir Filosofía de la ciencia, del modo más general, como aquella rama de la
filosofía que se encarga de realizar una reflexión o estudio de “segundo orden” sobre las
interpretaciones y conocimientos de la propia ciencia, tomando en consideración los problemas
filosóficos que ella plantea (Diccionario Herder).
Tal como lo dice Osaka (2007) la filosofía de la ciencia tiene como tarea principal “analizar los
métodos de investigación utilizados en los diversos campos científicos” a fin de “develar
suposiciones implícitas en la práctica científica, pero que los científicos no discuten en forma
abierta”. Para ello es que es necesario que los filósofos se encarguen de dicha actividad, ya que
es poco probable que un científico se dedique a responder preguntas de carácter “filosófico”
como lo serían ¿Por qué se asume que las repeticiones futuras de un experimento arrojarán el
mismo resultado? (teniendo en cuenta de que un científico simplemente se dedica, en la
actualidad, a repetir experimentos y registrar sus resultados) ¿Cómo saber si esto es cierto?
(Osaka, 2007, p. 23).
La práctica de la filosofía puede ser entendida en si como una “actividad reflexiva de segundo
nivel respecto de actividades reflexivas de primer nivel”, ya que tiene como objeto los “modos
conceptuales articulados con que los seres humanos se enfrentan a la realidad”, reflexiones
previas que la filosofía aborda para “analizarlas, interpretarlas, fundamentarlas, criticarlas, e
incluso a veces mejorarlas” (Ulises Moulines, 2013, p. 11). Así como del “modo religioso” de
afrontar la realidad surge la filosofía de la religión, y del modo moral surge a su vez la filosofía
de la moral, uno de los más “efectivos, sorprendentes y revolucionarios” ha sido el “modo
científico”, a este modo de enfrentarse a la realidad es lo que llamamos “filosofía de la ciencia”,
y de la influencia que actualmente tiene la ciencia en nuestra sociedad es que dicho modo de
hacer filosofía tenga un lugar “preeminente” en la actividad filosófica actual (op. cit, p. 11).
La Filosofía de la ciencia se enfrenta a ciertas cuestiones problemáticas propias de su actividad,
por un lado, cuestiones propias de la terminología y por otra parte cuestiones vinculadas a la
naturaleza de los conocimientos que estudia. Refiriéndonos a lo primero, Yeanplong y Urse
(2012) comentan que suelen existir distintos nombres que pese a ser conceptualmente
diferentes, por su relación suelen usarse de a menudo como sinónimos: Epistemología,
Gnoseología, Filosofía de la Ciencia, o Teoría del conocimiento. Dichos autores, citando a
Miguel Quintanilla refieren que “el término “gnoseología” significa lo mismo que la expresión
“teoría del conocimiento”. Se refiere a aquella parte de la filosofía que se ocupa del problema
del conocimiento general. Cabe pues, distinguir el significado de “gnoseología” respecto al de
“epistemología” en el sentido de que la epistemología sería esa parte de la filosofía que se ocupa
en especial del conocimiento científico”. Paralelamente a esto se nos aclara que en la lengua
inglesa suele usarse “epistemología” para referirse a lo que se suele entender por gnoseología,
mientras que que usa “filosofía de la ciencia” para lo que se entiende como epistemología en
otros contextos (Quintanilla, citado por Yeanplong y Urse, 2012). Estas diferencias semánticas
están vinculadas con diversas maneras de concebir el conocimiento científico, así como la
práctica de la ciencia en si. Por otra parte, la Filosofía de la ciencia se enfrenta a cuestiones
vinculadas con la naturaleza de los conocimientos que estudia, y como estos se producen y
“validan”. Dentro de este otro aspecto es importante entender, como lo dice Okasha (2002), que
“uno de los problemas claves de la filosofía de la ciencia es comprender por qué algunas
técnicas como la experimentación, la observación y la construcción de teorías han permitido a
los científicos develar muchos de los secretos de la naturaleza”. Esos “métodos particulares”
que se utilizan en ciencia para investigar el mundo, así como la “construcción” de teorías son
algunos de los aspectos que caracterizan a la ciencia de disciplinas “no científicas” y es en la
naturaleza del conocimiento que se “construye” y en los modos en que se llega a él donde se
presentan cuestiones incansables abordadas por la Filosofía de ciencia (Okasha, 2002, p. 10).
Esta problemática es tal, ya que no siempre ha sido igual la consideración que a lo largo de la
historia se ha tenido sobre la “ciencia” y la naturaleza de sus conocimientos. Por ejemplo, si
pensamos en la visión moderna de la ciencia esta se remonta simplemente al período que
transcurre entre los años 1500 y 1750 en Europa, y que hoy conocemos como “revolución
científica”, proceso cultural que permitió superar visiones dominantes hasta ese momento desde
la Antigüedad (por ejemplo la concepción geocéntrica del mundo o la teoría de los cuatro
elementos que componen los cuerpos, cuestiones defendidas desde la tradición aristotélica),
para permitir el desarrollo científico a través de figuras como Copérnico, Galileo, Kepler y
posteriormente Newton (op. Cit, 2002). Cabe pensar, además, que el conocimiento científico es
parte de la “madurez del conocimiento humano, madurez difícilmente adquirida de una larga
historia”, como sostiene Yeanplong (1989) al comienzo de su artículo sobre la “Evolución
histórica de la razón”. Este autor, además, agrega que entre las características que nos distingue
de los seres inanimados hay una que es el “motor del conocimiento: la curiosidad” (Yeanplong,
1989). Y esa curiosidad no es de hace simplemente cuatro o cinco siglos, sino que se puede
encontrar en la propia naturaleza del hombre. En términos históricos, suele nombrarse como
momento clave para el desarrollo racional de la cultura occidental, los siglos VI y VII en la
Antigua Grecia, momento en el cual surge el pensamiento filosófico con los pensadores jónicos
y en especial con la figura de Tales de Mileto, quien no usaría ya divinidades para explicar su
concepción del mundo, entendiendo así que “la naturaleza obra conforme a sus propias leyes”
(op. cit., p. 3). Yeanplong (1989) dice que “las hipótesis de Thales constituyen la idea que aún
hoy tenemos de la ciencia: que el universo está sujeto a leyes y que estas leyes pueden ser
entendidas por la mente humana”. Y es por esa naturaleza propia de la cultura histórica del
hombre y en su modo racional de ver la naturaleza, donde radica la mayor problemática a la
hora de definir el conocimiento científico desde su esencia como conocimiento humano. Dicho
conocimiento conseguido por la ciencia puede presentar diversas características de método, de
aplicación, de constitución, de progreso. Autores como Yeanplong (1989) definen el “acto
científico” como proceder de “orden racional, cuyos instrumentos son los conceptos, juicios y
razonamientos”, autores como Carl Sagan verían en dicha actividad la “mejor herramientade
que disponemos, que se autocorrige, que sigue funcionando” y que finalmente “se aplica a todo”
(Sagan, citado por Yeanplong y Urse, 2012). El argentino Mario Bunge vería en la ciencia un
conjunto de conocimientos “racionales, sistemáticos, exactos, verificables y falibles” (Bunge,
citado por Yeanplong y Urse, 2012), mientras que nuestro compatriota Mario Sambarino la
definiría como una “actividad intelectual, de carácter colectivo, que procura establecer
aseveraciones críticamente fundadas y objetivamente controlables, de valor cognoscitivo y
validez impersonal, sobre lo que existe y lo que puede existir” (Sambarino, citado por
Yeanplong y Urse, 2012). Toda esta diversidad de consideraciones nos hacen ver que ya se parte
de una cuestión problemática a la hora de definir el conocimiento científico de un modo
univoco. La ciencia, claro está, ha existido desde antes que la Filosofía de la ciencia, y es en la
diversidad de cuestiones vinculadas al conocimiento científico que pueden verse distintas
maneras de abordarla. Históricamente, Kant es uno de los primeros filósofos donde podemos
ver algo parecido a la “filosofía de la ciencia” en el sentido actual, pese a estar ligada aún a
cuestiones vinculadas a la teoría del conocimiento y la metafísica (Ulises Moulines, 2013, p.
12). Igualmente, y pese a que en el siglo XIX aparecerían autores dedicados a la disciplina
como Comte, Wheeler, Mill, Mach, Poincaré, o Duhem, sería en el siglo XX que la filosofía de
la ciencia encontraría su “madurez” metodológica y su institucionalización (op. cit., p. 13).
Desde el abordaje de la racionalidad como meramente instrumental presentada por la escuela
neopositivista, pasando por las criticas y el modo de ver el progreso en la ciencia por parte de
Popper, hasta las consideraciones más historicistas sobre paradigmas con Kuhn, el problema del
método con Feyerabend, hasta aportes importantes como los de Lakatos, Laudan, Goldman o
Giere, la Filosofía de la ciencia no ha cesado de replantearse problemas propios de la práctica
científica (Gómez, JR, 2006).
2. A partir de la lectura de los textos sobre neopositivismo elaborar una síntesis de la
principales nociones que caracterizaran esta corriente epistemológica (es importante en la
elaboración citar los autores para demostrar la lectura los mismos y la selección de
ejemplos, máximo 10 páginas)
BLASCO, Josep L. “El positivismo lógico”. En: GARCÍA, Jorge J.E. Concepciones de
la metafísica. Madrid: Trotta, 1998. Enciclopedia Iberoamericana de filosofía.
CARNAP, Rudolf. “La superación de la metafísica mediante el análisis lógico del
lenguaje”. En: AYER, A.J. El positivismo lógico. Madrid: Fondo de Cultura
Edconómica, 1993.
CÍRCULO DE VIENA, “De la concepción científica del Círculo de Viena”, traducción
de A. M. Tomeo y A. Rodríguez Larreta, Servicio de Documentación en Ciencias
Sociales, FCU.
ECHEVERRÍA, Javier. Introducción a la metodología de la ciencia. La filosofía de la
ciencia en el siglo XX. Madrid, Cátedra, 1999.
ENCYCLOPAEDIA HERDER. “Filosofía de la Ciencia”. En: Encyclopaedia Herder –
Concepta. Disponible en:
https://encyclopaedia.herdereditorial.com/wiki/Filosofía_de_la_ciencia (Consultado el
24/08/17).
ENCYCLOPAEDIA HERDER. “Círculo de Viena”. En: Encyclopaedia Herder –
Concepta. Disponible en:
https://encyclopaedia.herdereditorial.com/wiki/Círculo_de_Viena (Consultado el
24/08/17).
FERRATER MORA. La filosofía actual. Madrid: Alianza, 1973.
KRAFT, Víctor. El Círculo de Viena. Madrid: Taurus, 1966.
OKASHA, Samir. “¿Qué es la ciencia?” En: OKASHA, Samir. Una brevísima
introducción a la filosofía de la ciencia. México DF: Oceano, 2007.
ULISES MOULINES, César. “Introducción”. En: ULISES MOULINES, César (cord).
La ciencia: estructura y desarrollo. Madrid: Trotta, 2013. Enciclopedia Iberoamericana
de filosofía.
YEANPLONG, Juan Carlos. “Evolución histórica de la razón”. En: YEANPLONG,
Juan Carlos. El conocimiento científico. Montevideo: Editorial TAE, 1989.
YEANPLONG, Juan Carlos. “Perfiles de ciencia”. En: YEANPLONG, Juan Carlos y
Juan Carlos URSE. Didaskaloi. Montevideo: ANEP-CFE, 2012.
YEANPLONG, Juan Carlos. “Reseña de algunas epistemologías I”. En: YEANPLONG,
Juan Carlos y Juan Carlos URSE. Didaskaloi. Montevideo: ANEP-CFE, 2012.