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Apolonio de Rodas y las aventuras de Jasón y los argonautas.

(Datos tomados de: Riordan, James, Jasón y los argonautas, 2ª ed., 3ª reimp. Ilustr.: Jason
Cockcroft. Introd.: Agustín Sánchez Aguilar. Trad.: Agustín Sánchez Aguilar y Susana Camps.
Barcelona, Vicens Vives, 2016.)

En los cuentos siempre hay un héroe que emprende un largo y


arriesgado viaje para encontrar un tesoro. Este asunto aparece en
leyendas y cuentos populares del folclore universal.

En la Europa medieval, se difundió la leyenda del Santo


Grial, relato del temerario viaje de los caballeros de la Tabla
Redonda en busca de la copa sagrada que recogió la sangre de
Cristo en la cruz.

Pues bien, muchos siglos antes, los griegos se contaban de


boca en boca la historia de Jasón y sus argonautas, su viaje hasta
la región oriental de la Cólquide y su conquista del vellocino de
oro, también llamado toisón de oro1, el vellón dorado de un mágico carnero que era custodiado
día y noche por una terrible y venenosa serpiente. Para realizar esta proeza Jasón y los suyos
tuvieron que vencer mil dificultades. Podríamos comparar su aventura a la de los primeros
astronautas, que afrontaron viajar a la Luna, un satélite situado a millones de kilómetros de la
Tierra.

En la aventura de Jasón puede haber algunos reales de audaces expediciones en la


Antigüedad. Pero básicamente la historia se mueve en el ámbito de la ficción novelesca. Es
probable que muchos poemas antiguos que narraban la historia de Jasón se hayan perdido,
porque eran de transmisión oral y nadie se tomó la molestia de ponerlos por escrito. Lo que sí
es cierto es que, en el siglo VIII a. de C., la historia argonáutica era muy bien conocida por todos
los griegos, porque Homero la cita en la Odisea y se ahorra contarla dando por sentado que todo
el mundo la conoce.

El relato más antiguo que conservamos de este mito


es el de Píndaro, en una de sus odas Píticas (siglo V a. de C.),
donde narra la hazaña de Jasón en trescientos versos muy
líricos.

En 431 a. de C., Eurípides estrenó su tragedia Medea,


que aborda el episodio de la venganza de la mujer al ser
abandonada por Jasón, quien, casado con Medea y
anhelando el poder, planeaba casarse con la hija de rey de
Corinto para convertirse así en heredero del trono. Medea,
sintiéndose traicionada, asesinó primero a la princesa de
Corinto enviándole un precioso vestido envenenado que la

1
Toisón procede del francés toison, a su vez relacionado con el vocablo latino tonsio,-onis,
trasquiladura, de donde también viene en español tonsura, el cabello trasquilado o rapado que
llevan los monjes.

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hizo fenecer en medio de grandes dolores; después, asesinó a sus
dos hijos para que Jasón se desesperara de dolor, como así ocurrió.

Pero sin duda la principal fuente de conocimiento del mito


argonáutico es la obra de Apolonio de Rodas, nacido en Alejandría
(Egipto), ciudad fundada por Alejandro Magno, las Argonáuticas.
Apolonio era filólogo y erudito, director de la biblioteca de
Alejandría, la mayor de la antigüedad, con más de 700 mil
manuscritos, una maravilla de la Antigüedad que quedó destruida
en un incendio provocado por Julio César.

El modelo de Apolonio en su relato es la Odisea, de


Homero, que también es una historia de aventuras marítimas.
Apolonio esperaba grandes cosas de su obra. Por eso, decepcionado por la fría acogida que tuvo
su creación en Alejandría, abandonó su puesto en la ciudad y se trasladó a la isla de Rodas,
donde corrigió el poema y lo editó por segunda vez. Y en esta ocasión, tuvo un éxito
extraordinario y le fue concedida la ciudadanía rodia.

Esta segunda versión, de unos seis mil versos, es la única que conocemos hoy.
Argonáuticas no es un poema popular, pensado para la recitación, como la Odisea, sino una
obra culta, ideal para la lectura, propia de un hombre que creció y vivió entre libros, con alardes
de erudición geográfica, antropológica, mitológica… Argonáuticas une al aliento épico el
análisis de los caracteres de los personajes, pues el autor busca conmover a su público y dejarle
un buen sabor de boca; de ahí que cerrara el poema dejando de lado la terrible venganza de
Medea y la leyenda sobre el trágico final del héroe.

Jasón y su historia era tan famosa en la Antigüedad que aparece dibujada en múltiples
vasijas de cerámica. Poetas latinos como Virgilio y Ovidio o dramaturgos como Séneca se
inspiraron en ella. En la Edad Media, Dante promete a los lectores de su Paraíso “maravillas
mayores que las que vieron los argonautas”. En el Renacimiento y el Clasicismo, Jasón y Medea
inspiraron cuadros, óperas y dramas a autores como Lope de Vega, Calderón de la Barca,
Corneille… En el siglo XX, se han hecho películas y obras de teatro. En 1946, Jean Anouilh
escribió una espléndida tragedia sobre Medea, cuya desesperación simbolizaba el absurdo de
la existencia humana.

La motivación de Jasón era política, pues buscaba recuperar el trono de la ciudad griega
de Yolco, que le correspondía por herencia, pero que había usurpado su tío Pelias. El rey se
comprometió a devolverle el trono si traía a Grecia el vellocino de oro y así tuvo que ir a la
Cólquide (en Asia, a orillas del Mar Negro). En el relato alternan las escenas de acción y las de
amor, como el encuentro con la reina Hipsípila en la isla de Lemnos.

La influencia de la Odisea es muy evidente en todo el relato, por ejemplo en el episodio


de Fineo, profeta ciego creado a semejanza de Tiresias, que dice a Jasón los peligros que
encontrará en su viaje y le da consejos de supervivencia. Dejar atrás el Mar Mediterráneo,
reducto de los pueblos civilizados, para entrar en el Mar Negro significaba para los griegos
adentrarse en el mundo oriental, para ellos sinónimo de barbarie e incultura.

En la Cólquide Jasón tendrá que superar terribles episodios de lucha, que no conseguiría
haber pasado de no ser por la ayuda de Medea, la hija del rey Eetes. Gracias a ella y a sus dotes
de hechicera, consigue el vellocino y regresa a casa, no sin antes pasar más peligros. En el viaje

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de vuelta, Jasón pasa por muchos parajes que antes visitó Ulises: Feacia, país de Circe; la isla de
las sirenas; el estrecho de Escila y Caribdis.

Pero Jasón no es un héroe al modo clásico, como Aquiles o Hércules. Es un hombre


precavido, algo apocado y dudoso ante el peligro, que evita arriesgarse sin necesidad. Es
meditabundo, más humano, más vulnerable y prudente, consciente de sus limitaciones. Destaca
por su belleza física y por sus dotes de mando. Logra su hazaña solo gracia a la ayuda de cuatro
mujeres: Medea y las diosas Hera, Atenea y Afrodita. En la época de Apolonio, los lectores
habían dejado de creer en héroes semidivinos.

Los compañeros de Jasón, los argonautas, reciben su nombre del barco Argo, “veloz”.
Son la flor y nata de Grecia, unos cincuenta elegidos para la gloria: Hércules, que no llegas a la
Cólquide; Atalanta, la única mujer; Orfeo, el músico; los hermanos Zetes y Calais, con alas que
les permiten volar; Idmón, el adivino; Linceo, el de la vista de lince; Tifis, el timonel; Eufemo, el
más rápido, capaz de correr sobre el mar sin hundirse; Periclímeno, capaz de transformarse en
lo que sea; Cástor y Pólux, los gemelos
espartanos… Es posible que cada uno
de estos héroes tuviera su historia
personal, donde desarrollaría sus
propios poderes, pero en
Argonáuticas no llegan a brillar sus
habilidades, sí lucen en la primera
parte (el viaje a la Cólquide), pero
carecen de relieve una vez en la tierra
del toisón, donde cada vez cobra más
protagonismo Medea.

Ella es, al lado de Jasón, la gran protagonista de la historia, la mujer de ojos vivos. No es
una figura hueca, mera comparsa del héroe. Apolonio describe finamente sus sentimientos,
sobre todo cuando tiene que decidir entre el amor y su patria. Medea tiene un lado oscuro, pues
es bruja, conoce la magia negra. Y eso la lleva a la vehemencia en ocasiones, a la violencia
excesiva.

En cuanto a los dioses, no se quedan tampoco al margen de la vida de los hombres, sino
que intervienen de continuo. A Jasón le ayudan Hera, Afrodita, Atenea y Eros en sus momentos
de mayor dificultad. Sin su apoyo, la victoria es imposible. Ellos insuflan el amor a Medea para
que traicione a su padre, enamorada de Jasón. Tal parece que los seres humanos seamos títeres
en manos de los dioses, que juegan con nuestros amores, deseos, sufrimientos…

A veces, algún dios se pone en contra de Jasón: por ejemplo, Zeus complica su regreso
a Grecia. Pero los principales antagonistas son otros hombres, en especial los reyes Pelias y
Eetes y el gigante Ámico (al que mata Pólux).

Al final, Jasón vence, regresa a casa, recupera su trono, pero su victoria es breve e inútil.
Apolonio calla la terrible venganza de Medea, de la que ya hemos hablado, para no estropear
el final feliz a sus lectores. Aun así. El nuevo rey de Yolcos abdicó la corona al año de ocuparla,
sus súbditos no estaban dispuestos a aceptar que la hubiera conseguido gracias a las brujerías
de su esposa.

El mito de Jasón y los argonautas ha recibido muy diferentes interpretaciones a lo largo


del tiempo.

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a) El poeta latino Valerio Flaco habló de la apertura a Asia y Oriente del superior poder
civilizador griego-occidental. Una anticipación del “clash of civilizations” (“choque de
civlizaciones”), hoy tan en boga.
b) Otros han hablado del ansia de oro que mueve a los seres humanos (algo que también se
ha aplicado a la conquista de América, por parte de los españoles; o a la conquista del Oeste
americano, por parte de los anglosajones).
c) Hay quien ha sugerido que el triunfo de Jasón con el apoyo de las mujeres y, especialmente,
de la magia es una idea que repugna profundamente al pensamiento racionalista griego,
de ahí que fuera inevitable el castigo del héroe.
d) Por último, hay quien afirma que es la condición de pionero de Jasón la que la ha hecho
merecedor del fracaso final, su afán de innovar, su ansia modernista. Él navegó por mares
por los que nadie antes había navegado, lo cual equivalía a un acto de soberbia, de hybris o
desmesura, siempre castigado por los dioses. Por eso Jasón es, de todos los héroes griegos,
el más humano. Fieramente humano.

Más información:

 Apolonio de Rodas, Jasón y los argonautas, muestra de Vicens Vives,


http://www.avempace.com/index.php?s=file_download&id=6029.

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