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Capitulo 3 UNA CIVILIZACION UNIVERSAL? MODERNIZACION Y OCCIDENTALIZACION CIVILIZACION UNIVERSAL: SIGNIEICADOS Algunas personas afirman que esta época esté siendo testigo del naci- miento de lo que VS. Naipaul lam6 una «civilizacién universal».! Qué significa esa expresi6n? La idea implica, en general, la confluencia de la hu- manidad y la crecience aceptacién de valores, creencias, otientaciones, préc- ticas € instituciones comunes por pueblos y personas de todo el mundo. Mis concreramente, la idea puede denotar cosas profundas pero que no he cen al caso, algunas que hacen al caso pero no son profundas y otra, fina mente, que no hacen al caso y ademés son superficiales. En primer lugar, los seres humanos comparcen, en précticamente todas las sociedactes, ciercos valores bésicas, como que el asesinato ¢s malo, y cies tas instituciones bésicas, como alguna forma de familia. La mayoria ‘personas en la mayorfa de las sociedades rienen un «se jante, una «enue» moralidad minima de conceptos bisicos acerca de que esca bien y esta mal.” Si es esto lo que se quiere deci con «ci universal», es profundo y @ la vez profundamente importante, pero, no es algo nuevo nj hace al caso. Si los seres humans han compartido unos po- 0s valores ¢ instituciones funndamencales a lo largo de la historia, esto pue~ de explicar algunas constantes de la conducta humana, pero no puede ilu- minar ni explicar la historia, puesto que se basa en los cambios de la conducea humana. Ademés, si existe una civilizacién universal comin a toda la humsnidad, gque cérmino podemos usar para denominar los'prin- cipales agcupamientos culturales de la humanidad que no sea «la raza hu- mana»? La humanidad se divide en subgrupos: eribus, naciones y entidades irales més amplias llamadas normalmente civilizaciones. Si el término zaciGn» se eleva y tescringe alo que es comtin a la humanidad como tun todo, o hemos de inventar un nuevo término para referirnos a los agra- pamientos culturales humanos més amplios, pero infesiores a la humani- dad global, o renemos que dar por sentado que esos vastos agrupamientos de amplitud inferior a la de Ia humanidad se esta esfurando. Vaclav Ha- vel, por ejemplo, ha afirmado que «ahora vivimos en una tnica ion embargo, eno es més que un tenue barniz» que «cu- lad de cultaras, de pueblos, de mundos re des forjadas histdricamence, to- 66 Un mundo de civilizaciones das ellas en cierto sentido “subyacentes tras” él».? Sin embargo, rest lizacién» al plano mundial y designando como «cul- dades culturales més amplias que a lo lizaciones», lo nico que se consigue es confusién seméntica.* En segundo lugar, la expresién «civilizaci6n universal» se podefa usar para aludir a lo que cienen en comin las sociedades civilizadas, como, por jjemplo, ciudades y capacidad de leet y escribir, lo que las distingue de las vas y de los bérbaros. Por supuesto, éste ¢s el significado ino en singular en el siglo XVI, y en este sentido esté sur- giendo sal, para horror de antropélogos diversos y de otras personas que asisten consternados a la desaparicién de pueblos pri- mitivos. La civilizacién en este sentido se ha ido extendiendo poco a poco a lo largo de la historia humana, y la difusién de la civilizacién en singulac ha sido perfectamence compatible con Ia existencia de muchas civilizacio- nes en plural En cercer lugar, la expresién «civilizacién universaln se puede referir 1 los supuestos, valores y doctrinas que comparte actualmente mucha gence en la civilizacién occidental y algunas personas en otras ci nes. A esto se le podtia lamar la cultura Davos. Cada affo, aprox mente un millar de hombres de negocios, banqueros, funcionarios estata Suiza, en el Foro Econémico Mundial. Casi todas estas personas tienen titulacién universitaria en ciencias de Ja naturaleza, ciencias 5 empresariales 0 derecho, trabajan con palabras y/o néimeros, habl razonable fluider el inglés, estén contratadas por organismos oficiales, ‘empresas e instituciones académicas con amplias relaciones internaciona- democracia politica, que también son comunes entre las personas de la ci- vilizaci6n occidental. Estas personas de Davos controlan précticamente codas las instituciones internacionales, muchas de las adminiseraciones es- tatales del mundo y la mayor parte del potencial econémico y militar del Ura ch aci6n universal? Modernizacign y accidentalizacién 67 mundo, La culeura Davos, por tanto, es tfemendamence importante. Pero, gcudnea gence en todo el mundo comparte dicha cultura? Fuera de Occi- dente, probablemente menos de 50 millones de personas, 0 sea, menos de quizé, tan sélo una décima perte del 1 9% lacién. Disca de ser una cultura universal, y los Iideres que comparten la cultura Davos no cuentan necesariamente con un control se- guro del poder en sus propias sociedades. Esta «cultura intelectual co- min», como ha seiialado Hedley Bi een el plano de las eli- 1as sociedades... [y} no es nada ‘0 diplomético, abarque lo que se llamé una co de valores comunes, peculiares de una cultura intelectual comtin» En cuarto lugar, se sostiene que Ia difusién a escala mundial de las pau- tas de consumo y la cultura popular occidentales esta creando una civiliza- cin universal. Este argumento ni es profundo ni hace al caso. Las noveda- des culturales se han transmicido de una civilizaci6n a otra a lo largo de la h Tas innovaciones en una de consecuencias culeurales significativas, 0 modas pasajeras que vienen y se van sin aleerar Ja cultura subyacence de la civilizacién seceptora. Estas importaciones eprenden» en la ci jen porque son ex6- ticas bien porque son impuestas. En siglos anteriores, el mundo occidental se vio arrastrado periédicamente por el entusiasmo ante diversos accfculos de la cultura china o hindi, En el siglo Occidente se hicieron populares en China e India porque parecfan reflejar el poder occidental. Ahora bien, el argumento de que la difusién de la cul- ‘ura pop y de bienes de consumo por todo el mundo representa el triunfo de la civilizacién occidental trivializa la cultura occidental. La esencia de la ci- vilizacién occidental es la Carta Magna y no el Big Mac. El hecho de que los no occidentales puedan zamparse éste no tiene consecnencias a la hora de que acepten o dejen de aceptar la Carca Magna. ‘Tampoco tiene consecuencias en sus actitudes respecto a Occidenee. Ea era de Oriente Préximo u Oriente Medio, media docene de fan perfectamente vestir vaqueros, beber Coca-Cola, escuchar rap y, encre inclinacién e inclinacién hacia La Meca, montar una bomba para hacer escallar un avidn estadounidense de pasajeros. Durante los afios setenta y ochenta, los norteamericanos consumieron millones de coches, te- levisores, cémaras y artilugios electr6nicos japoneses sin ser «niponizados» ys lo que es més, se volvieron considerablemence més hostiles respecto a Ja- On, Sélo una arrogencia ingenue puede llevar a los occidentales a suponer que los no occidentales quedarén «occidentalizados» mediance la adquisi- cidn de productos occidentales. En realidad, zqué puede decir el mundo so- 68 Un mundo de ci bre Occidente, cuando los occidentales idencifican su civilizacién con Jf ‘quidos efervescences, pantalones desteftidos y comidas grasas? Una versién ligeramente més refinada del argumento de Ia culeura po- pular universal se centra no en los bienes de consumo en gener los medios de comuni pelfculas mas vistas en rodo el mundo en 1993, ochenta y ocho eran nor- teamericanas, y dos organizaciones estadounidenses y dos europeas do ‘san la recopilacién y distribucién de noticias a escala planecacia.” Esta si- tuaciéa pone de manifiesto dos fenémenos. Bl primero es la universalidad del interés hmmano por el amor, el sexo, la violencia, el misterio, el herois- mo y la salud, asf como la capacidad de empresas con, énimo de lucro, principalmente estadounidenses, para explorar esos intereses en su propio beneficio. Sin embargo, hay pocos indicios, por no decir ninguno, que apo- yen la suposicién de que la aparicién de unas comunicaciones planetarias ‘genetalizadas esté produciendo une convergencia significativa en acticudes y creencias. Como ha dicho Michael Viahos, «diversién no equivale a con- versién cultural». En segundo lugar, la gente interpreca las comunicacio- nes en funcidn de sus valores y perspectivas preexistentes. «Las mismas imagenes visuales, eransmitidas simuleéneamente a los cuartos de estar de todo el globo», comenta Kishore Mahbubani, «provocan impresiones con- trarias. Los cuartos de estar occidentales aplauden cuando los misiles de crucero alcanzan Bagdad. La mayorfa de los de fuera ven que Occidente std dispuesca a aplicar un rapido castigo a os iraquies o somalies no blan- 05, pero no a los biancos sezbios; un signo peligroso, sea cual sea el cr tio que se le aplique.»® Tas comunicaciones a escala planetaria son una de las manifescaciones contemporineas mas importantes del poder occidental. Sin embargo, esta hegemonia occidencal mueve a politicos populistas de sociedades no occi- Gentales a condenar el imperialismo culrural occidental y @ congregar « sus partidarios paca que defiendan la supervivencia e integridad de su culeura autdctona, La medida en que Occidente domi tarias es, por tanto, una fuente imporcance del resentimiento y hostilidad de los pueblos no occidentales contra Occidente. Ademés, a principios de losaffos noventa la modernizaci6n y desarrollo econémico de las sociedades ‘no occidentales estaban llevando a la aparicién de industrias locales y re- Bionales de medios de comunicacién que hacfan concesiones a los gustos peculiares de dichas sociedades.” En 1994, por ejemplo, CNN Internatio- nal estimaba que tenfa una audiencia de 55 millones de espectadores po- 0 8ea, aproximadamente un 1 % de la poblacién mundial (espec- lamativamente equivalences en ntimero alas personas de la culcura Una civilisaci6n universal? Medecnizacin y occidentalizacién 69) Davos, y sin duda coincidentes en gran medida cot afirmaba que, con el tiempo, sus emisiones en ely el 4 % del mercado. Desde entonces sui decis, en el dmbito de una civilizacién) que emitian en espatiol, japonés, 4rabe, feancés (para Africa Occidencal) y otras lenguas. «La sala de redaccién planetatian, conchafan tres investigadores, «se enfrenta todavia aa Torre de Babel.»® Ronald Dore expone razones de peso acerca de Ia aparicién de una culeara intel y su presidente tivoal efecto de Ia intensificacién de las comunicaciones: «1 ls deeds face ‘ores permanecen inalterados {la cursiva es suya}, un incremento de la densidad de las comunicaciones asegurarfa una base cada vez mayor para una afinidad entre las naciones, al menos entre las clases medias, 0 como minimo entre 10s diplomaticos del mundo»; pero, afiade, «algunos de los factores que se pueden ver modificados pueden ser de much{sima importancia» ° Lengua. Los elementos fandamentales de cualquier cultura o civiliza- cin son la lengua y la Si esté surgiendo una civilizaci6n univer- sal, deberia haber tendencias hacia la aparicién de una lengua universal y j6n universal. Eso es lo que se afirma a menudo con respecto a la Jengua. «La lengua del mundo es el inglés», en palabras del editor de Wall Sree Journal.”? Esto puede significar di 5» de las cuales s6lo una apo~ yaria el argumento en favor de una civilizacién universal. Podeia significar ‘que una proporcién cada vex mayor de la poblacién mundial habla inglés. ‘No hay pruebas que respalden esta afitmacién, y la més fiable que de hecho ‘existe, que reconocidamente no puede ser muy precise, demuestra precisa- mente lo contrario. Los datos disponibles, que abarcan mas de tres décadas (1958-1992), indican que la t6nica global del uso lingitfstico en el mundo no cambié de forma manifiesta; que se produjeron descensos significativos en la proporcién de la gente que habla inglés, francés, alemén, cuso y ja- pponés; que se produjo un menor descenso en Ia proporcién de heblances de mandacin; y que se produjeron incrementos en las proporciones de gente que habla hindi, malayo-indonesio, arabe, bengeli, espafiol, portugués y otras lenguas. A escala muni angloparlantes descendieron de! 9,8 % de la poblacién que en 1958 hablaba lengues utilizadas por al me- in de personas, al 7,6 9 en 1992 (véase la tabla 3.1). La pro- porcién de la poblacién mundial que habla las cinco principales lenguas occidentales (inglés, francés, alemén, portugues, espatiol) bajé del 24,1 % en 1958 al 20,8 % en 1992. En 1992, por cada persona que hablaba in- aglés habia dos aproximadamente que hablaban mandarin, el 15,2 % de la poblacién mundial, y otro 3,6 % hablabe otras versiones del chino (véase fa tabla 3.2). ‘TABLA 3.1. Hablantes de las principales ler (porcentajes sobre la poblacién mundial") 1958 1970 1980 1992 27 29 33 35 27 29 3.2 3.2 98 Oo 87 16 5.2 33 33 64 15.6 16,6 15,8 15,2 58 5.6 6.0 49 5.0 5.2 5.5 61 sabre el ndmere de hablanees de lenges i ‘publicador snualmeace en el World Almenee and Boch of cones ineluyen canto. hablances de lengua materng» como de «lengias. a0 in y proceen de censos nacionler,encueste a ‘ela poblacién, esudies de programas de obec esidiossecanderoey ort fuentes ‘TABLA 3.2. Cantidades y proporciones de la poblacién mundial que hablan les principales lenguas chinas y occidencales. 1958 1992 N° de hablanzes Porcentaje del N° de hablantes Porcentaje del Lengua (en millones) mundo i) mundo Mandarin 444 156 907 Cantonés % 15 65 We 39 14 64 Min 36 13 50 Hakka 19 07 33 Lenguas chinas 581 205 14g Inglés 278 98 436 Espafiol 142, 5,0 362 Portugués 74 26 v7 ‘Aleméa 120 42 19 Francés 70 25 123 Lenguas occidentales 684 24,1 1.237 20,8 Tocal mundial 2.845 445 5.979 39.4 ios secopilaes por el profetor Sidney 5. 1 Seat, y pabliados en el Weld AP. ana ard Bush of Pet de 1959 y 1993, Una civilizaci6n universol? Modernizaci6n y occidentalizacién 71 Por una parte, una Le extraiia para el 92 9% de las personas del embargo, se po- lenominar asi de set la lengua que usa la gente de diferentes grupos cos y culturas para comunicarse encte sf, si es la Hingwa franca del mundo 0, en términos lingiscicos, la principal lengua de comunicacién del mundo." Quienes necesitan comunicarse entre sf tienen que enconerat ‘medios para conseguislo. En cierta medida pueden contar con profesiona~ les especialmente adiestrados, que han Ilegado a dominar dos o més len- ‘guas, para que les sirvan de ineérpretes y craduccores. Sin embargo, eso re- sulta incémodo, exige mucho tiempo y €s caro. De ahi que 2 lo largo de la historia aparezcan lingua francas, el latin en los mundos clésico y medieval, el francés durante varios siglos en Occidence, el swahili en miichas parces de Africa, y el inglés en gran parte del mundo durante la segunda mitad del siglo xX. Los diplomsticos, los hombres de negocios, los cientificos, los turistas y quienes estan a su servicio, los pilotos de compafias de y los controladores de tréfico aéreo necesitan un medio que les petmica co- municarse eficazmente entre si, y hoy por hoy dicho medio es en gran me~ dida el ingl En este sentido, el inglés es la forma en que el mundo establece la co- municacién entre culcuras, lo mismo que el calendario cristiano es la forma cen que el mundo computa el ciempo, los ntimeros érabes son la forma en que el mundo cuenta y el sistema métrico es la forma en que la mayor pac~ yundo mide. Sin embargo, esta forma de usar el inglés establece una comunicaciGn intercultural; presupone la existencia de culturas separades. Una lingua franca es wn modo de hacer frente a las diferencias lin y culturales, no un modo de eliminarlas. Es un instrumento para la comu- , no una fuente de identidad y colectividad. Porque un banquero japonés y un hombre de negocios indonesio conversen en inglés no quiere decir que ninguno de ellos sea angl6filo o esté occidencalizado. Lo mismo cabe decie de los suizos de habla que se comuniquen entre sf en inglés como en cualquiera de sus lenguas nacionales. As{ mismo, él mantenimiento del inglés como lengua nacional ese a los planes de Nehru en el sentido contrario, acestigus los intensos deseos de los pueblos de la India que no hablan hin- di de preservar sus lenguas y culturas propias, asf como de la necesidad de se identifica con un grupo écnico, celigiGn o ideologia particulates. En el pasado, el inglés posefa muchas de estas connotaciones. Més reciencemen- te, el inglés ha quedado «desecnizado (0 minimamente etnizado) sucedié en el pasado con el acadio, e smeo, el griego y el latin. 72 Un mundo de civ la relaciva buena forcuna del inglés como lengua adicional es el hecho de que, durante el tsimacnarto de igh aproximadantenre (ka cursiva es saya), nin~ _guna de sus fuentes, briténica o norteamericana, han sido consideradas de forma amplia o profunda dentro de un contexto étnico 0 ideol6gico.»"* Asi, cl uso del in ayuda a mancener las idencidades refuerza. La _gente usa el inglés para comunicarse con gentes de otras cul ‘mente porque quiere preservar su propia identidad culeur ‘Ademés, quienes hablan inglés en el mundo utilizan tipos de inglés cada vez més diferentes. El inglés se «indigeniza» y asume coloraciones locales que lo distinguen del inglés briténico 0 norteamericano y que, en ‘casos extremos, convierten bles para los demas anglohablantes, lo mismo que ocurre también con las variedades del chino. El inglés upidgin» nigeriano, el inglés indio y otras és estén siendo incorporadas a sus respectivas culturas anfi- crionas y presumiblemente continuarin diferenciéndose hasta llegar a convertirse en lenguas afines pero distintas, Io mismo que lis lenguas ro- ménicas evolucionaron a partir del lacfn. A diferencia del italiano, el fran- cés y el espatiol, sin embargo, estas lenguas derivadss del inglés, o bien se- rin habladas tan s6lo por una pequefia parte de la sociedad o bien serén usadas principalmente para la comunicacién entte grupos lingtifsticos particulares. ‘Todos estos procesos se pueden ver en accién en le India, Por ejemplo, en 1983 habia presuntamente 18 millones de anglohablantes sobre una po- 867 india se ha mantenido relativamente estable, encre el 2 y el 4 % aproxima- damente.!? Fuera de una elite relativamente reducida, el inglés ni siquiera sirve como lingua franca. «La realidad bésicar, afitman dos profesores de inglés de la Universidad de Nueva Delhi, «es que cuando uno viaja desde Cachemira hasta el extremo mas meridion: 1 vinculo de fiance una forma d que me- adquiriendo muchas carac- es propias: estd siendo «indianizado», o més bien «loca- ferencias entre los diversos anglohablantes con diferentes lenguas locales."* El inglés est siendo absorbido en la cul- tura india, como antes lo fueron el sénscrito y el persa. ‘A lo largo de la historia, la discribuci6n de las lenguas a escala plane- poder en el mundo. Las lenguas ha- bladas en un émbito més amplio—inglés, mandarin, espatiol, francés, &a~ be, raso— son o han sido la lengua de Estados imperiales que promovieron activamence el uso de sus lenguas por parte de ottos pueblos. Los can ci Uoae! Modernizacién y occidentalizacién 73 en la distribucién del poder producen cambios en el uso de las lenguas. «(Dios siglos de poderio britanico y estadounidense de tipo colot industrial, cientifico y moneratio han dejado ua legedo te en Ja educacién superior, la adminiscraci6n estat nologia» por todo el mundo." Gran Brecafia y Fra de sus lenguas en sus colonias. Sin embargo, a ralz de portan- el cometcio y la vec fan en el uso apogeo dela Ui ruso era la lingua france desde Prage a Ha- noi. El declinar del a rruso va acompafiado por una decadencia del uso del ruso como segunda lengua. Como ocurre con otras formas de cultura, en alza genera, tanto una aucoafirmacié: ‘como estimulos en otros para aprender excicantes ‘cuando parecfa que la Alemania unida era el nuevo coloso, hubo una ten- dencia evidente en alemanes que dominaban el inglés a hablar alemén en plazando répidamence al inglés como Ia lengua predominance en "Hong Kong'® y, dado el papel del chino fuera de China, en el sudeste llegado a ser la lengua en que se hacen gran parte de los negoci cionales de esa regién. A medida que el poder de Occidente di ualmente con relacién al de civilizaciones diferentes, el uso del inglés y de otras lenguas occidentale dentro de distintas sociedades y para las comu nicaciones entre sociedades ir mermando también lencamente. Si momento de un fucuro lejano China desplaza a Occidente como Mientras las antiguas colonias avanzaban hacia la independencia y la conseguufan, la promocién o uso de las lenguas indigenas y la supresién de las lenguas del imperio eran para las elites nacionalistas un modo de dis- de definir su propia identidad. inguirse de la gente corriente de sus sociedades. El dominio del in- francés u otra lengua occidental servia a esce propésito. Como con- secuencia de ello, las elites de sociedades no occidentales a menudo son més capaces de comunicarse con occidentales y entre sf que con la gente de sw propia sociedad (situacién parecida a la que se vernicula de su propio pais). En las sociedades no occidentales, parecen de- 74 Un mundo de civilizaciones sacrollarse dos cendencias opuestas. Por una par més en el dmbito universicario para preparar a los licenciados con vistas a que desempefien eficazmente su funcién en el marco de Ia competencia cexistente 2 escala planetaria por el capital y los clientes. Por otra parte, las presiones sociales y politicas tienden cada vez més 2 imponer un uso més generalizado de las lenguas aucécconas: el arabe desplaza al francés en el norte de Africa, el urdu su is como lengua de la admi cién y la educacién en Paqu cen lengua aucéctona reemplazan a los medios de com Esta evolucién fue previsca por la comisién de educacién india en 1948, cuando afirmé que «el uso del inglés... divide al pueblo en dos naciones, la minotia gobernance y la mayorfa gobernada, incapaces ambas de hablar 0 de comprender la lengua de la otca». Cusrenta afios después, la persiscen- cia del inglés como Ia lengua de la elite cumplfa esta prediccién y habia creado «una sicuacién antinacnral en una democracia act sufragio de los mayores de edad... La India angloparlance y la India ps camente conscience divergen cada vez més», estimulando «tensiones entre Ja minorfa encumbrada que sabe inglés, y los muchos con sui voto— que no lo sabei i occidentales establecen inst esfuerzos para reavivar sus lenguas cra no, ucraniano, georgiano y armenio son ahora las lenguas nacionales de Es- independiences. Enere las reptiblicas musulmanas ha tenido lugar una aficmacién lingiistica parecida, y Azerbaiyan, Kinguizistén, Turkme- nistan y Uzbekistan han pasado de la escricura cisilica de sus antiguos se- flores rusos a la escricura occidental de sus patientes turcos, mientras que ‘Tadzjikiscén, donde se habla persa, ha adoptado la escricura frabe. Los ser- bios, por ocra parte, ahora llaman a su lengua «serbion, en lugar de «ser- sm occidental de sus enemigos cats croaras llaman ahora a su lengua «croara», y estén intentando pusgarla de palabras curcas y de otros barbarismos, mientras que esos mismos «présta- ‘mos turcos y drabes, sedimento lingiistico dejado por los 450 afios de pre~ sencia del imperio otomano en los Balcanes, han vuelto a ponerse de moda» en Bosnia." El lenguaje se reorganiza y reconstruye de acuerdo con las identidades y contornos de las eivilizaciones. Lo mismo que se difunde el poder, se difunde también Babel oa cin universal? Moseenizacign y occidencalizacién 75 Religién. BI nacimiento de una ee mas probable que el de una lengua universal, Las posttimerias han conocido un resurgir global de las religiones en todo el mundo (véan- se pags, 112-120). Tal resurgir ha supuesto la incensifi ciencia religiosa y la aparicién de movimientos findament hha acentuado las diferencias entre Ias religiones, No ha supuesto necesaria- ‘mente cambios importantes en las proporciones de la poblacién mundial que se adhieren a las diferentes religiones. Los datos disponibles sobre los. adeptos de las diversas religiones son atin més fregmentacios y menos fide- dignos que los datos disponibles sobre los hablantes de las diferentes len- ‘vas. La tabla 3.3 presenta cifras sacadas de una tinica fuente a la que se re- curre habitualmence, Estos y ocros datos indican que la fuerza numérica relativa de las religiones en todo el mundo no ha cambiado de forma es- pectacular en este siglo. El cambio més notable registrado por esta fuence es el aumento en Ia proporcién de personas correspondientes como «sin re- ligion» y «ateismon, de un 0,2 % en 1900 a un 20,9 % en 1980. Cabe pen- sar que esto pondrfa de manifiesto un alejamiento importante fespecto a la ios0 estaba simplemente ha- ciendo acopio de fuerzas. Sin embargo, este 20,7 % de aumento de los no creyentes se corresponde muy de cerca con un descenso del 19,0 % en los clasificados como adeptos a las «teligiones tradicionales chinas», del 23,5 % en 1900 al 4,5 % en 1980. Estos incrementos y disminuciones préctica- indican que, con el advenimiento del comunismo, la mayor ‘TaBLA 3.3. Proporcién de la poblacién mundial adepa a las principales tradiciones teligiosas (en porcentajes). Afo 1900 197019801985 fest.) 2000 (est.) Religién Cristianismo occidental 26,9 «30,6300 29.9 Cristianismo ortodoxo 25 3 28 24 Musulmana 124 15,3165 19,2 Sin religién 02 15,0 Hinduismo 128 Budismo 6A Tradicionales chinos 59 Tribales Acefsmo, uence: Devi B. Bi jon inte mde 76 Un mundo de civiliaciones pparte de la poblacién china fue simplemente reclasificada, pasando de «tra- dicional» a «no creyente» A lo lazgo de ochenta aflos, los dacos muestran incrementos en los por- cenrajes de poblacién mundial que se adhiezen a las dos principales reli- giones proseliciscas, el islam y el criscianismo. En 1900, los 108 0c Cidentales se estimaban en un 26,9 9 de Ia poblacion mundial, y en un 30,0 % en 1980. Los musulmanes aumentaron espectacularmente, del 12,4 % en 1900 al 16,5 96 (0 segiin otras estimaciones al 18 %) en 1980. Durante las iltimas décadas del siglo xx, canto el islam como el cristianis- ‘mo inctementaron de forma importante el ntimero de sus miembros en Africa, y en Corea del sur ha tenido lugar un importance desplazamiento hacia el criscianismo. En sociedades en rapido proceso de moder existe el potencial para la difusién del cristianismo occidental y di En estas sociedades, los protagonistes con més éxito de la culeura oc tal no son los economistas neoclisicos ni los cruzados de la democracia ni los ejecutivos de empresas multinacionales. Son, y es muy probable que lo misioneros cristianos. Ni Adam Smich ni Thomas Jeffer- son satisfacdn las necesidades psicolégicas, emocionales, morales y sociales de los inmigrances urbanos y de los gracluados de escuela secundaria de pri- mera generacién. Puede que Jesucristo no las satisfaga campoco, pero es probable que tenga més posil ochenca, con aproximadamence un 30 98, se estabiliz6, ahora esta descen- diendo y probablemente se situaré en tomo al 25 95 de la poblacién mundial en el 2025. Como resultado de sus casas de crecimiento demogréfico excre- de musulmanes en el ‘mundo continuari aumentando esp Megarén al 20 9% de la poblacién mundial hacia el cambio de siglo, sobrepasaran el niimero de cris- tianos unos afios después, y probablemente representardn en torno al 30 9% de la poblacién mundial para el 2025.” CIVILIZACION UNIVERSAL: FUENTES lizacién universal es un producto caracteristico de la hombre blanco» sirvi6 para justificar la extensién de la dominacién politi- ca y econémica occidental sobre sociedades no occidentales. A finales del siglo Xx, el concepto de civilizaci6n universal sirve para justificar la domi- nacién culeural de otras sociedades por parte de Occidente y la necesidad de que dichas sociedades imiten las précticas ¢ instituciones occidentales. Una civilizacién universal? Modernizacin y occidentalizacién 77 El universalismo es la ideologfa de Occidente en sus conftoneacianes con las cultura no occidentales. Como ocurre a menudo con los marginados 0 con versos, entre los defensores més entusiastas de la idea de una ci linica se encuentran intelectuales emigrados a Occidente, tales como Nai- paul y Fouad Ajami, para quienes ese concepto ofrece una respuesta alea- mente satisfactoria a la pregunta fundamental: ;Quién soy yo? «El despre- ‘que un intelectual érabe ic6 a tales emigrados;” y Ia idea de una civilizaci6n universal encuentra poco apoyo en otras ch is. Los no occidentales ven como occidental Jo que Occidence ve como universal. Lo que los occidentales pregonan como una saludable integracién mundial, como en el caso de la multipli- cacién de medios de comunicacién en todo el mundo, los no occidentales Jo condenan como vil imperialismo occidental, En la medida en que los no oecidentales ven el mundo como algo tinico, lo consideran una amenaza. ‘Los argumentos para decir que esté surgiendo una especie de civiliza- ci6n universal descansan en una o més de estas tres suposiciones respecto a iberal en todo el mundo. Este argumento adolece de una falacia, la de la alternativa nica. Bsca tiene sus rafces en la perspectiva de la guerra feta de que la tinica alternativa al comunismo es la democracia liberal y de que la desaparici6n del primero provoca la universalidad de la segunda Sin em- bargo, resulta obvio que en el mundo actual hay muchas formas de autori- carismo, ismo y comunismo de mercado (como en (China) que estén vivos y gozan de buena salud. Y lo que es més importance, cexisten todas las aleernativas religiosas que se encuentran al margen del mun- do que se divisa desde el punto de visca de las ideologias laicas. En el mundo iberbia pensar que p ico se ha detrumbedo, Occidente ha ganado el mundo pata siempre, y que los musulmanes, chinos e indios, entre otros, van a apresurarse a abrazar el liberalismo occidental como la tinica alterna civa, La divisién de la humanidad efectuada por la guerra fefa es agua pasa- da, Las divisiones més fundamentales de la humanidad, en funcién de la ‘etnicided, las religiones y las civilizaciones, permanecen y generan nuevos conflictos. En segundo lugar, existe !a suposi mundial comtin. Desde luego, los avances en materia dé transportes y co- municaciones han hecho més fécil y barato el mover dinero, productos, 78 Un mundo de cvilizaiones personas, conocimientos, ideas e imagenes por doquie:. No hay ninguna duda en lo tocante al aumento del trifico internacional en e508 dmbicos. efectos de dicho aumento de tré- fico. ¢El comescio incrementa o reduce la posibilidad de conflictos? La su- jén de que reduce la probabilidad de guerra entre las naciones es, imo, algo no probado; en cambio, existen muchas pruebas de lo contratio. Bl comescio internacional se expandié de maneca importante en los afios sesenta y setenta, y en la década siguiente, la guerra frfa llegé a su fin, En 1913, sin embargo, el comercio internacional alcanz6 ciftes sin pre- ces, y en pocos afos las naciones se masacraron mucuamence en una escala también sin precedences.” Si un comercio internacional de esa cuan- f le impedir la guerra, ccuéndo lo haré? Simplemente, las pruebas 10 respaldan la suposicién, liberal, internacionalista, de que ¢l comercio promueve la paz. Anélisis ealizados en los afios noventa ponen atin més en tela de juicio dicha suposici6n. Un estudio concluye que «los erecientes ni- veles de comercio pueden ser una fuerza sumamente divisiva... para la po- litica internacional», y que «es improbable que, por sf solo, un mayor co- jones internacionales 0 promueva una mayor estabilidad internacional»."* Otro estudio sostiene ‘que unos niveles aleos de interdependencia econémica «pueden inducir a la paz o inducic a la guerra, dependiendo de las expectativas come: el futuro». La interdependencia econémica fomenta la paz s6lo «cuando los Estados esperan que los altos niveles de comercio concintien en el furuco previsible». Si los Eseados no esperan que los altos niveles de interdepen- dencia contintien, es probable que se produzca una guerra.” La incapacidad del comercio y de las comunicaciones para crear la paz un sencic comin concuerda con los hallazgos de las ciencias sociales. En psicologfa social, In ceorfa de la peculiaridad sostiene que las personas se definen por lo que las hace diferentes de otras en un contexto particular: «...nes comprendemos a partir de las caracter(sticas que nos distinguen de los demés seres humanos, especialmente de la gente de nuestro medio so- cial habicual (..) una mujer psicdloga en compafifa de una docena de mu- jeces que trabajan en otras ocupaciones piensa en s{ misma como psicéloga; ‘cuando se encuentra con una docena de psicélogos varones, piensa en si misma como mujer». Las personas definen su identidad por lo que no son. A medida que el inctemenco de las comunicaciones, el comercio y los jes multiplican las inceracciones entre civilizaciones, la gence va conce- -ndo cada vez més importancia a su identidad desde el punto de vista de la civilizaci6n. Dos europeos, uno alemén y otro francés, en mucus interac- cida se reconocerén como alemén y francés. Dos europeos, uno alemén y el otto francés, y dos érabes, uno saudi y el otro egipcio, en inceraccién se de- finitén como europeos y arabes. La inmigracién norteafricana en Francia (Una cviizacién universal? Moderniacin y occidencalizeci6n 79 ‘genera hostilidad ence los franceses y, al mismo tiempo, mayor recep dad a la inmigeacién de polacos cat6licos europeos. Le cionan mucho més negativamente an versiones mayores procedentes de Canadé y de paises europecs. Asi mismo, como ha sefialado Donald Horowitz, «Un ibo puede ser... un ibo owerti o tun ibo onitsha en lo que fue la regién oriental de Nigeria. En Lagos es sim- plement 10. En Londres es nigeriano, En Nueva York es un aftica~ no». Desde la sociologia, la teoria de Ia mundializacién o globalizacién Hega a una conclusién semejance: en un mundo cada vez mas universali- zado —caracterizado por grados histéricamente excepcionales de interde- pendencia en el émbito de las civilizaciones y de las sociedades, entre otras izada de ello— hay una exacerba- ign de la auroconciencia civilizacional, societal y éenica». El resurgir reli- oso a escala planetacia, «el retorno a lo sagrado, ¢s una reaccién ance la imptesién de la gente de que el mundo es «un lugar tinico».”* OCCIDENTE ¥ MODERNIZACION El tercer argumento, el més corriente, en favor de la aparicién de una iniversal considera ésta como el resultado de los vastos proce- La moderniza~ as ocupa- cionales més complejas y diversificadas. La modernizaci6n es fruto de la tremenda expansién del conocimiento cientifico y tecnol6gico, iniciada en el siglo xv, que hizo posible el que los seres humanos controlaran y con- Figuracan sw encorno de maneras totalmente desconocidas hasta enconces. La moderaizacién es un proceso revolucionario s6lo comparable al paso de las sociedades aparicin de la

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