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Índice

Índice………………………………………………………………………………….1.1

Introducción…………………………………………………………………………1.2
Principales pensadores humanistas………………………………………………...….1.5

Origen del pensamiento humanista……………………………………………….……1.6

Características del pensamiento humanista………………………….….………..1.7

Pensadores contemporáneos del humanismo………………………….……….1.8

Pensamiento moderno……………………………………………………………………..1.9

Vertientes de la filosofía humanista…………………………………………….……1.10

Crisis de la modernidad……………………………………………………………………..1.11

La modernidad y la globalización……………………………………………………….1.12

Humanismo y formación de valores……………………………………………….……1.28

Los valores desde el erasmismo hasta el humanismo secular…………….1.29

Consideraciones generales………………………………………………………………….1.30

El psicologo humanista……………………………………………………………………….1.32

Importancia del pensamiento humanista en el psicologo…………………….1.36

Responsabilidad humana y social de psicologo…………………………………….1.37

El psicologo y la modernidad……………………………………………………………….1.40

Historia de la tecnologia psicologica …………………….……………………………1.48

El desarrollo tecnologico en la actialidad…………………………………………..1.49

Conclusion…………………………………………………………………………………………1.51

Bibliografia ………………………………………………………………………………………..1.53

1.1
Introducción

La tradición filosófica comenzó en la antigua Grecia y se desarrolló


principalmente en occidente. El termino filosofía es originario de
occidente y su creación ha sido atribuida al pensador griego Pitágoras.
Su popularización se debe en gran parte a los trabajos de Platón y
Aristóteles. En sus diálogos, Platón contrapuso a los filósofos con los
sofistas: los filósofos eran quienes se dedicaban a buscar la verdad,
mientras que los sofistas eran quienes arrogantemente afirmaban
poseerla, ocultando su ignorancia a través de juegos retóricos o
adulación, convenciendo a otros de algo infundado o falso, y cobrando
además por enseñar a hacer lo mismo. Aristóteles, por su parte,
adopto esta distinción de su maestro, extendiéndola junto con su obra
a toda la tradición occidental posterior.

Antes de Sócrates y Platón, los Siete Sabios, con los cuales se


considera que comienza la reflexión filosófica en el mundo occidental,
fueron consejeros de la ciudad y de particulares y condensaron su
sabiduría en refranes breves: "Conócete a ti mismo", "No desees lo
imposible", "La mesura es óptima" que guiaban la conducta del
hombre en su vida diaria.

Según una antigua tradición, el nombre "filosofía" fue inventado por


Pitágoras. Encontrándose en la ciudad de Fliunte, Leonte, un
ciudadano distinguido de la misma que lo admiraba, le preguntó cuál
era su arte. Pitágoras respondió: "No conozco ningún arte, sino que
soy filósofo". Leonte no había oído jamás esa palabra y le preguntó
quiénes eran filósofos y en que diferían de las otras personas.
Pitágoras respondió comparando la vida humana con una de las
grandes fiestas nacionales de Grecia, a las cuales algunos acudían
para ganar los premios y la gloria en las competencias deportivas,
otros para enriquecerse con el comercio y otros como espectadores
para observar, hombres y cosas. Estos últimos son los filósofos. Libres
1.2
del deseo de la gloria y prosperidad, "amantes de la sabiduría",
contemplan los hechos humanos sin participar en ellos con el único fin
de tener un conocimiento diferente del mundo.

Esta definición de Pitágoras se contradice con la filosofía activa.


Aristóteles había afirmado la superioridad de la actividad
contemplativa sobre las otras actividades humanas. El "amor a la
sabiduría" (el significado etimológico de "filosofía"), es el esfuerzo por
conseguir el conocimiento desinteresado de las cosas más sublimes:
las causas y sustancias últimas, la divinidad, los astros, el orden
perfecto del mundo. El conocimiento de todo esto casi siempre carece
de utilidad práctica inmediata, pero torna a la vida del hombre similar a
la vida divina. El filósofo no es el hombre "prudente" que sabe
organizar su conducta en los asuntos prácticos de la vida, sino el
"sabio" que se dedica exclusivamente al conocimiento de cosas
insólitas y fascinantes, que están por encima de los intereses de los
hombres comunes. La filosofía es un ejercicio que se origina en la
sociedad humana, de la necesidad del espíritu individual de reflexionar
sobre su acción, sobre la conducta, sobre una forma más sólida de
sus relaciones con el todo, y es, una función basada en la estructura
de la sociedad y exigida para perfeccionar su vida.

La filosofía griega está presente y actúa una concepción radicalmente


diferente. Sócrates - según Cicerón - hizo bajar la filosofía del cielo, la
transfirió a las ciudades, la introdujo en las casas, la hizo interesarse
por la vida y las costumbres, por el bien y el mal. Platón la consideró el
único instrumento eficaz para realizar una comunidad humana justa y
pacífica.

La palabra griega philosophos (que se formó en oposición a sophós),


dice que el filósofo es el amante del conocimiento (del saber) a
1.3
diferencia de aquel que estando en posesión del conocimiento se
llamaba sabio. Este sentido también se usa hoy: la búsqueda de la
verdad, no la posesión de ella.

La filosofía occidental ha tenido una profunda influencia y se ha visto


influida por la ciencia, la religión y la política occidentales. Algunos
conceptos fundamentales de estas disciplinas todavía se pueden
pensar como conceptos filosóficos. En épocas anteriores, estas
disciplinas eran consideradas parte de la filosofía. Así, en occidente, la
filosofía era una disciplina muy extensa. Hoy, sin embargo, su alcance
es más restringido y se caracteriza por ser una disciplina más
fundamental y general que cualquier otra.

1.4
Principales pensadores humanistas

Dante Alighieri (1265-1321)

Francesco Petrarca (1304-1374)

Giovanni Boccaccion (1313-1375)

Coluccio salutati (1331-1406)

Gemisto pleton (1355-1452)

Leonardo Bruni (1374-1444)

Poggio Barcciolini (1380-1459)

Antonio Beccadelli (1394-1471)

León Bttista Alberti (1404-1472)

Lorenzo valla (1407-1457)

Alfonso de Palencia (1423-1492)

Giovanni pontano (1426-1503)

Marsilio ficino (1433-1499)

Antonio de Nebrija (1441-1522)

Gonzalo García de santa maría (1447-1521)

Angelo poliziano (1454-1494)

Lucio marineo siculo (1460-1533)

Pico de la mirándola (1463-1494)

Erasmo de Rotterdam (1469-1536)

Guillaume Bude (1467-1540)

Hernán Núñez de Toledo (1475-1553)

Tomas moro (1478-1535).


1.5
Origen del pensamiento humanista

La aparición del movimiento humanista está relacionada con el avance


de los turcos otomanos que pusieron fin al Imperio Romano de
Oriente, con la caída de Constantinopla, en el año 1453, lo cual
provocó que muchos pensadores griegos se trasladaron a Italia, entre
ellos, el Cardenal Juan Bessarión que aportó más de seiscientos
manuscritos de autores clásicos. Hasta ese momento los textos de la
antigüedad habían sido difíciles de conseguir. Ello provocó el conocido
Renacimiento, pues fue cuando surge un interés por las obras, cultura
y artes clásicos. Entre la nobleza y el alto clero, se generalizó la
recopilación y la traducción de textos clásicos escritos en latín y en
griego, de tal forma que ocasionaron una renovación de los ideales
clásicos de los griegos y los romanos en torno al concepto de hombre,
retomando el pensamiento de los antiguos filósofos griegos, a la vez,
que se potenció el cultivo a los estudios de humanidades: gramática,
retórica, historia, poesía, ética, que se relacionaron con la valoración
de la cultura del espíritu, el sentido común, la sabiduría y la capacidad
de juicio en relación con la moral.

Las obras clásicas y de los humanistas se difundieron gracias a la


imprenta y las academias. Gutenberg en 1440 inventa la imprenta que
permite publicar una gran cantidad de libros. Gracias a ellos descendió
mucho el precio de los libros y aumentó su venta; las academias
fueron el lugar en el que se desarrollaron y difundieron los estudios
humanísticos, en ellas se reunían sabios y eruditos para intercambiar
sus ideas. El modelo humanista era el enciclopedista, el hombre
deseaba descubrirlo todo mediante el uso de su razón. Se profundizó
la investigación sobre el cuerpo humano, la física, la química, la
astronomía y la navegación.

El humanismo también derivará en una corriente liberal, basada en el


valor del individualismo y el rechazo a la autoridad (monárquica y
religiosa), pero que no pretende revelarse ante el poder religioso, sino
crear un equilibrio con este, sin despreciar lo divino, se revalorizará lo
humano, se prioriza la “ciudad terrenal” sin negar la “ciudad de Dios”, y
1.6
se diferencia la fe de la razón, así como el poder divino del poder del
civil.

Características del pensamiento humanista

Frente a la mentalidad medieval que todo giraba en torno a Dios, los


humanistas se preocuparon por el ser humano. Consideraban que el
ser humano era el centro del mundo y se dedicaron a estudiarlo: su
pensamiento, historia, anatomía.

Se inspiraron en la literatura, la filosofía y el arte de la Antigüedad.


Esto permitió la traducción de grandes autores clásicos.

El humanismo difundió la búsqueda de la verdad a través de la razón y


la experiencia. Los humanistas investigaban por sí mismo, discutían
los resultados y defendían el valor de la reflexión personal.

Tenían una profunda curiosidad por la ciencia y el progreso técnico


que llevó a la difusión de un nuevo espíritu científico basado en la
observación y experimentación.

La utilización de las lenguas vernáculas como vehículo de


transmisión, en lugar del griego o latín

El antropocentrismo o consideración de que el hombre es importante,


su inteligencia el

Valor superior, al servicio de la fe que le une con el Creador.

Se restaura la fe en el hombre contemporáneo porque posee valores


importantes capaces de superar a los de la Antigüedad Clásica.

Se vuelve a apreciar la fama como virtud de tradición clásica, el


esfuerzo en la superación,

y el conocimiento de lo sensorial. La razón humana adquiere valor


supremo. La razón humana adquiere valor supremo

Búsqueda de una espiritualidad más humana, interior, (devotio


moderna, erasmismo), más libre y directa y menos externa y material.
1.7
La idealización y estilización de la realidad. Se pinta la realidad mejor
de lo que es, se la ennoblece (nobilitare).

Se ve como legítimo el deseo de fama, gloria, prestigio y poder,


valores paganos que mejoran al hombre.

Entre otros.

Pensadores contemporáneos del humanismo

Immanuel Kant

Pensador alemán. Nació en Konigsberg en 1724 y murió en 1804. Los


trabajos de Kant giraron en torno a la moral y desarrolló la doctrina
filosófica denominada de ontologismo.

El de ontologismo señala que los seres humanos tienen un deber


moral. Es decir, los seres humanos tienen el deber de actuar
moralmente siguiendo una serie de principios personales. Estos
principios fueron llamados “máximas”.

Asimismo, Kant señala que la intención con la que realizan las


acciones, y no las consecuencias que puedan derivar de estas, es la
que determina si el proceder de una persona es moral o inmoral.

Esto quiere decir que si una acción moral genera una conclusión
inmoral, no por ello deja de ser la acción primera moral. Lo mismo
sucede a la inversa, si una acción inmoral concluye en un acto moral,
la acción inicial seguirá siendo inmoral.

Para Kant, sólo los seres humanos son capaces de actuar moral o
inmoralmente, puesto que estos son los únicos que actúan de manera
racional y con intención.

Karl Marx

Pensador alemán. Nació en Tréveris, Alemania, el 5 de mayo de 1818


y murió en Londres, Gran Bretaña, el 14 de marzo de 1883.

1.8
Marx es el padre del socialismo y del comunismo, así como de la
corriente que recibe su nombre, el marxismo.

El marxismo tiene como base que las sociedades deben avanzar a


través de la lucha de clases, la cual da como resultado una
organización socialista.

A su vez, el socialismo sería sustituido por el comunismo, una


sociedad en la que no existe la figura del Estado y en la que los
medios de producción están a mano del proletariado.

Federico Hegel

Pensador alemán. Nació en Stuttgart el 27 de agosto de 1770 y murió


en Berlín el 14 de noviembre de 1831.

Señala que la norma divina es alcanzar la libertad del hombre y que


todo el sufrimiento al cual los seres humanos nos vemos sometidos es
el precio que debemos pagar para ser libres.

Hebert Marcuse

Pensador alemán. Nació en Berlín el 19 de julio de 1898 y murió en


Stanberg el 29 de julio de 1979.

El pensamiento moderno.

El llamado pensamiento moderno, que no corresponde al pensamiento


contemporáneo, tiene tres características bien determinadas.

La primera es el objetivismo, es decir, la capacidad de describir


fenómenos de manera independiente de quien hace la descripción.

La segunda es el positivismo o, en otras palabras, la posibilidad de


identificar leyes o reglas generalizables que gobiernan estos
fenómenos. La tercera, derivada de la anterior, es la predicción, que
se refiere a, la capacidad de conocer el devenir futuro de un fenómeno
si conocemos las leyes que rigen su dinámica, así como sus
condiciones iniciales.

1.9
Vertientes de la filosofía humanista

El Humanismo Cristiano

La interpretación del Cristianismo en clave humanista se desarrolla en


la primer mitad de este siglo como parte de un vasto proceso —que
comienza en el siglo pasado y se continúa hasta nuestros días— de
revisión de las doctrinas cristianas a fin de adaptarlas al mundo
moderno; un mundo con respecto al cual la Iglesia católica había
adoptado, durante siglos, a partir de la Contrarreforma, una posición
de neto rechazo o de abierta condena.

A partir del Renacimiento, la autoridad espiritual de la Iglesia, que por


mil años había sido la depositaria de la visión cristiana en Occidente,
fue declinando cada vez más en un crescendo de eventos apócales: la
cultura del humanismo invierte la imagen que el cristianismo medieval
había construido del hombre, la naturaleza y la historia; luego la
Reforma protestante divide a los cristianos de Europa; en el
Seiscientos y sobre todo en el Setecientos, las filosofías racionalistas,
que se habían difundido entre las clases cultas, ponen en discusión la
esencia misma del cristianismo.

Para no dejarse arrollar, la Iglesia se vio obligada a abandonar


progresivamente la visión del mundo que había heredado del
Medioevo y la defensa del orden social ligado a ella. Este proceso de
apertura y modernización sufrió durísimas resistencias, cambios de
rumbo y replanteos.

En el tortuoso acercamiento de la Iglesia al mundo moderno, la


encíclica Rerum Novarum de León XIII de 1891 constituye un hito
fundamental. Con esta encíclica la Iglesia se dio una doctrina social
que pudiera contraponerse al liberalismo y al socialismo. En polémica
con éste último, reafirmaba el derecho a la propiedad privada, pero
atenuándolo con un llamado a la solidaridad entre clases en pos del
1.10
bien común y a la responsabilidad recíproca entre individuo y
comunidad. Contra el liberalismo y su laissez faire en materia de
economía, la Iglesia invitaba al

Estado y a las clases más fuertes a ayudar a los grupos sociales más
débiles.

Después de la tragedia de la primera guerra mundial, en el clima de


desilusión general frente a las ideas de progreso sostenidas por el
socialismo y el liberalismo, la Iglesia pasó decididamente al
contraataque. Es en este intento de re proponer al mundo moderno los
valores cristianos, debidamente actualizados, que se encuadra el
Humanismo cristiano, cuyo iniciador puede ser considerado el francés
Jacques Maritain.

Maritain había sido primero alumno de Bergson, y después había


adherido al socialismo revolucionario. Insatisfecho de ambas
filosofías, en 1906 se convirtió al Catolicismo.

Maritain, con una posición que se contrapone radicalmente a la


tendencia más general del pensamiento moderno, da un salto hacia
atrás, sobrevolando el Renacimiento y reconectándose con el
pensamiento medieval. Y hace esto porque es precisamente en el
Humanismo renacentista donde descubre los gérmenes que han
llevado a la crisis y al resquebrajamiento de la sociedad moderna, de
los cuales el nazismo y el estalinismo son la máxima expresión.

En su libro Humanismo integral, examina la evolución del pensamiento


moderno desde la crisis de la Cristiandad medieval al individualismo
burgués del siglo XIX y al totalitarismo del siglo XX. En esta evolución
Maritain ve la tragedia del Humanismo antropocéntrico, como él lo
llama, que se desarrolla a partir del Renacimiento. Este Humanismo,
1.11
que ha llevado a una progresiva descristianización de Occidente es,
según Maritain, una metafísica de la “libertad sin la gracia”.

Dice Maritain: «A él sólo le compete ya crear su propio destino, a él


sólo le corresponde intervenir como un dios, mediante un saber
dominador que absorbe en sí mismo y que supera toda necesidad, en
la conducta de su propia vida y en el funcionamiento de la gran
máquina del universo, abandonada a merced del determinismo
geométrico».

Así, el hombre moderno que surge en el Renacimiento, lleva consigo


este pecado de soberbia.Quiere prescindir de Dios y se construye un
saber científico de la naturaleza que, a partir de Descartes, es
considerada como una gran máquina para ser estudiada more
geométrico, o sea según las leyes de la geometría. Pero una
concepción tal de la naturaleza sólo puede llevar a una escisión entre
hombre y mundo, y a un determinismo mecanicista que arrolla al
hombre mismo.

En efecto, a medida que la razón substituye a Dios y el saber científico


se extiende, la crisis interna del hombre se hace más profunda. He
aquí las etapas de esta decadencia progresiva del hombre moderno
que, como Prometeo, se rebela ante Dios y, como Fausto, está
dispuesto a todo con tal de arrebatar los secretos de la naturaleza:
«Con respecto al hombre, se puede notar que durante el primer
período de la época moderna, ante todo con Descartes y luego con
Rousseau y Kant, el racionalismo había construido de la personalidad
del hombre una imagen soberbia y espléndida, indestructible, celosa
de su inmanencia y autonomía y, finalmente, buena por esencia.

Ya fuera que tal intervención proviniese de la revelación y de la gracia,


o de una tradición de humana sabiduría, o de la autoridad de una ley
1.12
de la cual el hombre no fuese autor, o de un Bien soberano que
solicitase su voluntad, o, finalmente, de una realidad objetiva que
midiese y regulase su inteligencia».

Pero esta soberbia de la razón –que primero eliminó todos los valores
tradicionales y trascendentes y luego, con el idealismo, absorbió en sí
la realidad objetiva– ha generado ella misma su propia destrucción.
Primero Darwin y después Freud asestaron los golpes mortales a la
visión optimista y progresista del humanismo antropocéntrico. Al final
de este proceso dialéctico destructivo, ya se han abierto las puertas a
los totalitarismos modernos, el fascismo y el estalinismo.

Al humanismo antropocéntrico así descrito, Maritain contrapone un


Humanismo cristiano, que define como integral o teocéntrico. He aquí
cómo se expresa: «Llegamos de este modo a distinguir dos tipos de
humanismo: un humanismo teocéntrico, o verdaderamente cristiano, y
un humanismo antropocéntrico del cual son responsables el espíritu
del Renacimiento y el de la Reforma... El primer tipo de humanismo
reconoce que Dios es el centro del hombre, implica el concepto
cristiano del hombre pecador y redimido, y el concepto cristiano de
gracia y libertad... El segundo cree que el hombre es el centro del
hombre y, por ende, de todas las cosas, e implica un concepto
naturalista del hombre y de la libertad. Si este concepto es falso, se
entiende por qué el Humanismo antropocéntrico merece el nombre de
humanismo inhumano y que su dialéctica deba ser considerada la
tragedia del humanismo».

La base sobre la que se apoya el Humanismo teocéntrico es una


concepción del hombre «...como dotado de razón, cuya suprema
dignidad consiste en la inteligencia;... como libre individuo en relación
personal con Dios, cuya suprema virtud consiste en obedecer
1.13
voluntariamente la ley de Dios;... como criatura pecadora y herida,
llamada a la vida divina y a la liberación aportada por la gracia, cuya
suprema perfección consiste en el amor».

Maritain distingue en la persona humana dos tipos de aspiraciones, las


connaturales y las transnaturales. Mediante las primeras, el hombre
tiende a realizar ciertas cualidades específicas que hacen de él un
individuo particular. El hombre tiene derecho a ver colmadas sus
aspiraciones connaturales, pero la realización de las mismas no lo
deja completamente satisfecho porque existen en él también las
aspiraciones transnaturales que lo impulsan a superar los límites de su
condición humana.

Estas aspiraciones derivan de un elemento trascendente en el


hombre y no tienen derecho alguno a ser satisfechas. Si lo son, en
algún modo, tal cosa sucederá por la gracia divina. Al humanismo
teocéntrico así entendido, Maritain le confía la tarea de reconstruir una
“nueva cristiandad” que sepa reconducir la sociedad profana a los
valores y al espíritu del Evangelio.

Pero esta renovada civilización cristiana deberá evitar repetir los


errores del Medioevo, y en particular la pretensión de someter el poder
político al religioso. La interpretación cristiana que Maritain dio del
humanismo fue acogida en forma entusiasta en algunos sectores de la
Iglesia y entre varios grupos laicos. Pero esta interpretación recibió
también críticas demoledoras de ámbitos filosóficos no confesionales.

El Humanismo Marxista

Después de la Segunda Guerra Mundial, el “modelo” de marxismo que


Lenin había instaurado en la Unión Soviética estaba sufriendo una
dramática y profunda crisis, mostrando con Stalin el rostro de una
despiadada dictadura. Es en este contexto que se desarrolla una
nueva interpretación del pensamiento de Marx –en oposición y como
1.14
alternativa a la “oficial” del régimen soviético– que se conoce como
“humanismo marxista”. Sus representantes sostienen que el marxismo
posee “un rostro humano”, que su problemática central es la liberación
del hombre de toda forma de opresión y de alienación y que,
consecuentemente, es por esencia un humanismo. El pensamiento de
Marx ha conocido, durante el arco de su desarrollo y por diversos
motivos, una amplia variedad de interpretaciones.

En los años inmediatamente posteriores a la muerte de su fundador


(1883), o sea en el tiempo de la Segunda Internacional (1889), el
marxismo era interpretado prevalentemente como “materialismo
histórico”, al que se entendía como una doctrina “científica” de las
sociedades humanas y de sus transformaciones, fundada en hechos
económicos y encuadrada en el contexto más amplio de una filosofía
de la evolución de la naturaleza desarrollada por Engels.

En el siglo XX, la victoria de la revolución proletaria en Rusia y su


fracaso en Alemania y en el resto de Europa Occidental impusieron la
interpretación del marxismo elaborada primero por Plejanov y Lenin, y
más tarde por Stalin.

Esta interpretación entiende al marxismo fundamentalmente como


“materialismo dialéctico”, es decir como una doctrina filosófica
materialista (se podría casi decir una cosmología) en la que la
dialéctica —o sea el procedimiento lógico desarrollado por Hegel—
juega un papel central: es, a un tiempo, la ley evolutiva de la materia y
el método teórico-práctico que permite la compresión del mundo físico
y de la historia, y que indica por lo tanto, cuál es la acción política
correcta. Aquí la filosofía de la naturaleza elaborada por Engels —que
en la interpretación precedente constituía solamente el marco filosófico
para la obra sociológica y filosófica de Marx— deviene central y se
superpone al materialismo histórico.También en este caso se entiende
al marxismo como una “ciencia”, pero no en el sentido de una
disciplina propiamente experimental: se trata ahora de una ciencia

1.15
filosófica considerada “superior”, que se basa en la aplicación de las
leyes de la dialéctica hegeliana a los fenómenos naturales, y que
integra y supera a las ciencias empíricas. Trataremos ahora de
analizar las ideas en las que se basan estas dos interpretaciones del
marxismo, que son las que han prevalecido históricamente.

El término “materialismo histórico” comienza a aparecer en las últimas


obras de Engels quien, sin embargo, prefiere utilizar en general la
expresión “concepción materialista de la historia”. Cuando se habla de
materialismo histórico se hace referencia al análisis y a la
interpretación de las sociedades humanas y de su evolución. La tesis
fundamental que este término denota —enunciada por Marx y Engels
en diversas obras— es que las producciones comúnmente llamadas
“espirituales” (el derecho, el arte, la filosofía, la religión, etc.) están
determinadas, en última instancia, por la estructura económica de la
sociedad en donde se manifiestan. El hecho histórico primario
consiste, para Marx, en la producción de bienes materiales que
permiten la supervivencia de los individuos y de la especie. Para
poder hacer historia, los seres humanos deben antes que nada lograr
vivir, es decir, satisfacer sus propias necesidades fundamentales:
comer, beber, vestirse, disponer de una vivienda, etc. La mediación
entre estos dos polos opuestos, la necesidad y su satisfacción, —y,
por lo tanto, entre hombre y naturaleza— está constituida, para Marx,
por el trabajo. Es por medio del trabajo que el hombre crea los
instrumentos con los cuales obtiene de la naturaleza los objetos que le
son necesarios.

Toda época histórica se caracteriza por un determinado grado de


desarrollo de las fuerzas productivas, expresión que define
simultáneamente el conjunto de las necesidades y de los medios de
producción (técnicas, conocimientos, hombres, etc.) empleados para
satisfacerlas. Marx ha llamado modo de producción al conjunto dado
por las relaciones de producción y las fuerzas productivas. El modo de
producción es el verdadero fundamento de la sociedad, lo que
1.16
determina su ordenamiento en las distintas articulaciones: jurídica,
política, institucional, etc. Es a partir de esta base material (la
estructura) que se desarrollan todos los fenómenos que comúnmente
se relacionan con la conciencia o con el espíritu (la superestructura).

He aquí cómo Marx expresa este concepto fundamental en el prefacio


de la Crítica de la Economía Política (1859) que contiene una
exposición sintética del materialismo histórico: «En la producción
social de su existencia los hombres se encuentran en relaciones
determinadas, necesarias, independientes de su voluntad, es decir, en
relaciones de producción, que corresponden a un determinado nivel de
desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de
relaciones de producción constituye la estructura económica de la
sociedad, la base real sobre la cual se eleva una superestructura
jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de
conciencia social. El modo de producción de la vida material
condiciona el proceso social, político y espiritual. No es la conciencia
la que determina el ser de los hombres sino que, al contrario, es el ser
social de los hombres el que determina su conciencia».

Marx dice al respecto: «A un cierto nivel de su desarrollo, las fuerzas


productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las
relaciones de producción en vigor, o para utilizar un término jurídico,
con las relaciones de propiedad con las que han marchado hasta ese
momento. Luego de haber sido formas de desarrollo de las fuerzas
productivas, estas relaciones se transforman en obstáculos para las
fuerzas productivas mismas. Llega entonces una época de revolución
social. Con la modificación de la base económica, la enorme
superestructura se derrumba por completo más o menos
rápidamente»

1.17
Este es el destino histórico de la sociedad burguesa fundada en el
trabajo industrial, la propiedad privada de los medios de producción, la
hegemonía del capital.

Pero comparado con los modos de producción precedentes (el


medieval, el esclavista del mundo antiguo, etc.), el sistema capitalista
presenta características particulares: está obligado a revolucionar
continuamente las fuerzas productivas e imprimirles un impulso
enorme.

El campo de acción del capitalismo se extiende ya al mundo entero:


extrae las materias primas de los lugares más remotos y penetra con
sus productos en todos los países, por aislados que éstos sean. La
fuerza que pondrá fin al dominio de la burguesía capitalista es la
negación dialéctica, el espejo en negativo de todas las características
de la burguesía: el proletariado.

He aquí como Marx se expresa: «En el desarrollo de las fuerzas


productivas, se llega a un estadio en el cual se crean fuerzas
productivas (las máquinas) y medios de relación (el dinero) que
pueden sólo ser nefastos para la situación existente, que ya no son
fuerzas productivas sino destructivas, y —hecho ligado a lo anterior—
surge una clase que debe soportar todas las cargas de la sociedad,
que se ve forzada a una posición de antagonismo extremo con las
demás clases; una clase formada por la mayor parte de los miembros
de la sociedad, y de la cual surge la conciencia de la necesidad de una
revolución radical: la conciencia comunista...».

De todas maneras, la victoria de la revolución proletaria está


asegurada porque se inscribe necesariamente en la dinámica de la
evolución histórica: ella instaurará un modo de producción —el
comunismo— más avanzado que el capitalismo. Con la abolición de la
propiedad privada y la socialización de los medios de producción, el
1.18
comunismo hará que las relaciones de producción sean conformes al
carácter social de las fuerzas productivas. De este modo sanará la
contradicción del capitalismo y dará a las fuerzas productivas mismas
un nuevo y extraordinario desarrollo. Para Marx, con la creación de la
sociedad comunista termina el proceso histórico, o mejor dicho,
concluye la prehistoria de la humanidad y se inicia una fase
radicalmente nueva de la existencia social humana.

El marxismo comenzó siendo una teoría de la lucha de las clases


basada en las relaciones sociales específicas de la producción
capitalista. El marxismo no quiere ser una teoría filosófica solamente,
sino que quiere unir teoría y práctica para transformar la sociedad.

El Humanismo Existencialista

Inmediatamente después de la segunda guerra mundial, el panorama


cultural francés se ve dominado por la figura de Sartre y por el
existencialismo, la corriente de pensamiento que él contribuyó a
difundir a través de su obra de filósofo y escritor, y de su engagement
o compromiso político-cultural. La formación filosófica de Sartre recibe
principalmente la influencia de la escuela fenomenológica. Becado en
Alemania en los años 1933-34, Sartre entra en contacto directo con el
pensamiento de Husserl y Heiddeger. Es precisamente en la
fenomenología y en su método de investigación que Sartre encuentra
los instrumentos para superar la filosofía académica francesa de su
tiempo, fuertemente teñida de espiritualismo e idealismo, y hacia la
que siente un neto rechazo.

Sartre se siente profundamente insatisfecho con la sicología moderna,


con su planteo positivista y su pretensión de tratar a los fenómenos
síquicos como si fueran fenómenos naturales, aislándolos,
separándolos de la conciencia que los ha constituido. Para Sartre –
que hace propia la posición de Husserl– la conciencia no es un simple
contenedor de “hechos” síquicos, ni una suerte de espejo que
pasivamente refleja, o deforma, la realidad externa; la conciencia es
1.19
fundamentalmente intencional, activa, posee su propio modo de
estructurar los datos sensibles y de construir “realidades” que, aun
dependiendo de éstos, presentan características que les son propias y
específicas.

La aplicación del método fenomenológico a temas de sicología se


formaliza en tres ensayos: La imaginación (1936), Esbozo de una
teoría de las emociones (1939) y Lo imaginario (1940). Para Sartre no
se trata de estudiar esta o aquella emoción, o de recoger datos sobre
particulares comportamientos emotivos –como lo haría un sicólogo
tradicional–, sino de ir a las estructuras fundamentales de la
conciencia que permiten y explican el fenómeno emotivo.

La emoción y la imaginación son tipos organizados de conciencia,


modos particulares de relacionarse con el mundo, de atribuir un
significado a las situaciones que se viven.

Además, las imágenes mentales no son simples “repeticiones” de


datos externos, de objetos, o de hechos; la función imaginativa, al
contrario, revela la propiedad fundamental que tiene la conciencia de
tomar distancia de las cosas, de trascenderlas, y de crear libremente
otra realidad, como la actividad artística demuestra en sumo grado.

Pero el mundo, a pesar de ser el soporte de la actividad intencional de


la conciencia, no es reductible a ésta: es lo otro para la conciencia, es
la realidad de las cosas y los hechos, realidad maciza y opaca, dada,
gratuita. El mundo es absurdo e injustificable: está ahí, pero podría no
estar porque nada lo explica; es contingente, pero sin embargo esta
allí, existe. Lo mismo vale para el ser humano: es contingente, está
destinado a morir, podría no estar, pero no obstante existe, está allí,
arrojado en el mundo sin haberlo elegido, en-situación, en un tiempo
dado y en un lugar dado, con ese determinado cuerpo y en esa
determinada sociedad, interrogándose “bajo un cielo vacío”.
1.20
En El ser y la nada (1943), la conciencia es descrita en lacerante
tensión con el mundo que la rodea (el ser) con el que se encuentra
necesariamente en relación, pero con el cual no se siente jamás en
armonía completa. La conciencia, que es libertad absoluta de crear los
significados de las cosas, de las situaciones particulares y del mundo
en general, está siempre obligada a elegir, a discriminar la realidad.
Por su propia constitución, ella contiene en sí misma a la nada en
cuanto continuamente niega, anula lo existente, proyectándose más
allá de lo que ya está dado, de lo que ya está hecho, creando nuevos
proyectos, nuevas posibilidades.

En esta tarea de incesante proyección y de auto-proyección que anula


y reconstruye el mundo, el hombre es, por esencia, sus propias
posibilidades; su existencia está de continuo puesta en juego por sus
elecciones, proyectos y actos. Por lo tanto, lo que caracteriza a la
realidad humana no es una esencia pre constituida, sino precisamente
el existir, con un incesante preguntarse sobre sí misma y sobre el
mundo, con su libertad de elegir y elegirse, con su proyección hacia el
futuro, con su ser siempre más allá de sí misma.

Pero es justamente la libertad de elegir, esta libertad absoluta que es


la esencia misma de la conciencia, la que genera angustia. En El ser y
la nada, Sartre define a la angustia como la sensación de vértigo que
invade al hombre cuando éste descubre su libertad y se da cuenta de
ser el único responsable de las propias decisiones y acciones.

Y es para huir de la angustia que anida en la libertad, para eludir la


responsabilidad de la elección, que los hombres recurren a menudo a
esas formas de auto-engaño que constituyen los comportamientos de
fuga y excusa, o a la hipocresía de la mala fe, cuando la conciencia
trata de mentirse a sí misma, mistificando sus motivaciones y
enmascarando e idealizando sus fines.

1.21
Es el modo de ser no-auténtico de los burgueses descritos
despiadadamente algunos años antes en la novela La náusea (1938) y
en la colección de cuentos El muro (1939).

En la conclusión de El ser y la nada se dice: «...el para-sí es


efectivamente perpetuo proyecto de fundarse en cuanto ser y perpetua
derrota de este proyecto».

En efecto, El ser y la nada no presenta ninguna propuesta positiva, no


indica ninguna dirección para superar el jaque, el sin-sentido de la
existencia. El libro concluye con la afirmación de que “el hombre es
una pasión inútil” y con la admisión de que todas las elecciones
posibles son equivalentes y, en última instancia, siempre negativas.El
existencialismo se reformula como doctrina humanista, en cuyo centro
están el hombre y su libertad, pero además invoca el compromiso
militante en la sociedad y la lucha contra toda forma de opresión y
alienación.

Sartre publicó, en el año 1946, El existencialismo es un humanismo.


Este ensayo es una versión levemente modificada del texto integral de
la conferencia que había dado un año antes en el Club Maintenant en
París. El existencialismo es un humanismo: «el Nuestro punto de
partida es, en efecto, la subjetividad del individuo, y esto por razones
estrictamente filosóficas... No puede haber, en principio, otra verdad
que ésta: yo pienso, por lo tanto soy. Esta es la verdad absoluta de la
conciencia que se aprehende a sí misma.

Entonces, para que exista una verdad cualquiera, necesitamos una


verdad absoluta; y ésta es simple, fácil de lograr, puede ser entendida
por todos y consiste en aprehenderse a sí mismo sin intermediarios.
Además, esta teoría es la única que da una dignidad al hombre, es la
única que no hace de él un objeto».

1.22
Pero a diferencia de lo que ocurre en la filosofía cartesiana, para
Sartre el yo pienso remite directamente al mundo, a los otros seres
humanos. Luego Sartre pasa a definir lo que es el hombre para el
existencialismo. Todos los existencialistas de distinta extracción, ya
sea cristiana o atea, incluso Heidegger, para Sartre concuerdan en
esto: que en el ser humano la existencia precede a la esencia.

Según tal concepción, dice Sartre, «...esta naturaleza, o sea el


concepto de hombre, se encuentra en todos los hombres, lo que
significa que cada hombre es un ejemplo particular de un concepto
universal: el hombre».

Pero «el existencialismo ateo que yo represento» –prosigue Sartre–


«es más coherente. Éste afirma que si Dios no existe, hay por lo
menos un ser en el cual la existencia precede a la esencia, un ser que
existe antes de ser definido por algún concepto: este ser es el hombre,
o como dice Heidegger, la realidad humana. ¿Qué significa en este
caso que la existencia precede a la esencia? Significa que el hombre
ante todo existe, se encuentra, surge en el mundo, y que luego se
define. El hombre, según la concepción existencialista, no es
definible, en cuanto al principio no es nada. Será sólo después, y será
como se habrá hecho».

Y más adelante precisa: «...el hombre no es de otro modo más que


como él mismo se hace. Este es el primer principio del
existencialismo. Y es también aquello que se llama subjetividad y que
se nos reprocha con este mismo término. El hombre es, al comienzo,
un proyecto que se vive a sí mismo subjetivamente;...nada existe
antes de este proyecto;...el hombre, ante todo, será aquello que habrá
proyectado ser».

Por lo tanto, el hombre no tiene una esencia determinada; su esencia


se construye en la existencia, primero como proyecto y después a
través de sus acciones. El hombre es libre de ser lo que quiera, pero

1.23
en este proceso de autoformación, no tiene a disposición reglas
morales que lo guíen.

Y continúa, «Por otra parte, si Dios no existe, no encontramos frente a


nosotros valores u órdenes que puedan legitimizar nuestra conducta.
Así, no tenemos ni por detrás ni por delante, en el luminoso reino de
los valores, justificaciones o excusas. Estamos solos, sin excusas.
Situación que creo poder caracterizar diciendo que el hombre está
condenado a ser libre. Condenado porque no se ha creado a sí
mismo, y no obstante libre porque, una vez lanzado al mundo, es
responsable de todo lo que hace”. “El hombre, sin apoyo ni ayuda,
está condenado en todo momento a inventar al hombre».

Sobre estas bases Sartre construye su ética social de la libertad:


«...Cuando en un plano de total autenticidad, yo he reconocido que el
hombre es un ser en el cual la esencia está precedida por la
existencia, que es un ser libre que sólo puede querer, en
circunstancias diversas, la propia libertad, he reconocido al mismo
tiempo que yo sólo puedo querer la libertad de los otros».

Éstas son entonces las ideas fundamentales del humanismo


existencialista, según Sartre las formulara en 1945-46.

Pero el pensamiento de Sartre sufrió, en los años sucesivos, continuos


reajustes y, a veces, mutaciones profundas en un difícil itinerario que
llevó al filósofo primero a ser un “compañero de camino” del Partido
Comunista francés y luego a asumir una posición de abierta ruptura
con éste, después de la invasión de Hungría en 1956. Asimismo,
varias de las ideas expuestas en El existencialismo es un humanismo
fueron reelaboradas más tarde. Después del encuentro con el
marxismo, que lo estimuló a hacer un análisis más profundo de la
realidad social, Sartre pasó a sostener la idea de una libertad ya no

1.24
absoluta, sino condicionada por un conjunto de factores sociales y
culturales.

Sartre debió continuamente responder a los ataques de los burgueses


‘de bien’, de los católicos y de los marxistas, pero las críticas más
profundas y radicales al intento de dar una formulación humanista a su
filosofía, las recibió de Heidegger, es decir, de aquél que había sido el
inspirador de varios aspectos de su existencialismo.

1.25
El Personalismo Psicológico

El personalismo es una corriente filosófica que pone el énfasis en la


persona. Considera al hombre como un ser subsistente y autónomo,
esencialmente social y comunitario, un ser libre, trascendente y con un
valor en sí mismo que le impide convertirse en un mero objeto. Un ser
moral, capaz de amar, de actuar en función de una actualización de
sus potencias y finalmente de definirse a sí mismo considerando
siempre la naturaleza que le determina.

ORIGENES

El personalismo como corriente de pensamiento tiene lugar dentro de


un medio rodeado por diversas ideologías propias de la situación
política que el mundo atravesaba durante la primera mitad del siglo
XX.

El capitalismo por su parte proclamaba la libertad del individuo y su


derecho a la propiedad privada pero después no establecía
mecanismos solidarios entre los sujetos, sino que cada uno debía
resolver sus problemas con sus propias fuerzas y recursos.

En respuesta al capitalismo, el marxismo como ideología de gran


popularidad en el viejo mundo ofrecía un enfrentamiento con el
opresor a través de la lucha de clases para reapropiarse de los medios
de producción que habían usurpado los explotadores. El hombre
estaba subordinado a la humanidad total para lo que se buscaba el
llamado paraíso comunista.

PRECURSORES

Emmanuel Kant

A Kant se le considera precursor del Personalismo por sus aportes en


torno a la concepción de persona como valor absoluto, distinguiéndola
radicalmente de las cosas u objetos. Estas intuiciones han servido

1.26
para colocar cimientos a la propuesta filosófica y cultural del
Personalismo.

Al Personalismo, como ocurre con la segunda formulación del


imperativo kantiano: “considera a tu propia persona y a la de los
demás siempre como un fin, nunca sólo como un medio”.

Con esta formulación Kant aporta al Personalismo una intuición


fundamental, que será la base de los planteamientos de algunos
autores posteriores. A través de esta fórmula del imperativo
categórico, Kant no hace otra cosa, que colocar a la persona como
centro de la reflexión, como un valor absoluto, radicalmente distinto de
las cosas y como criterio de juicio determinante para adecuar el obrar
del hombre, evitando los subjetivismos.

Jacques Maritain

Su idea central parece ser la consideración del ser humano,


esencialmente, como un ser de carencias: como "el más desprotegido
de todos los animales". No es una idea enteramente suya, pues con
distintos matices se encuentra en buena parte de la antropología
contemporánea. Sí que le pertenece el desarrollo de carácter
trascendente que nace de dicha idea.

Emmanuel Mounier

La filosofía de Mounier afirma que el individuo es la dispersión de la


persona en la materia, dispersión y avaricia. Afirma que la persona no
crece más que purificándose del individuo que hay en ella, la persona
llega a reivindicarse como ser concreto y por ello relacional y
comunicativo, es decir, comunitario. En plena posesión de una
dialéctica existencial, el personalismo aislado como unidad teniendo
en cuenta la humanidad como referencia máxima con la cual cotejar,
centra sus esperanzas en el término lingüístico persona.Pensamiento
moderno

1.27
En el pensamiento moderno es un lugar común relacionar de manera
estrecha el Humanismo con la Declaración de Derechos Humanos. Es
decir, las sociedades democráticas modernas se hacen eco de los
grandes pensadores de la libertad de pensamiento, como Locke,
Rousseau, Kant hasta Rawls, los cuales no conciben una sociedad
justa sin el respeto a la libertad y a los derechos fundamentales del
hombre. No obstante, el concepto de “Humanismo” surge en un
contexto histórico totalmente diferente, en el Renacimiento; el
humanismo se desarrolla de manera excepcional en la Academia
florentina con Ficino, Pico della Mirandola y otros autores.

El concepto de Humanismo en el Renacimiento no es totalmente ajeno


al pensamiento actual; sin embargo, lo que más choca al hombre
democrático de nuestro tiempo es la estrecha relación que existía en
el Renacimiento entre el humanismo y los estudios literarios. No
obstante, si sustituimos la palabra “literatura” por la palabra
“educación”, el concepto renacentista de humanismo recupera su
pleno sentido (nos viene a la memoria el Emilio de Rousseau), aunque
el Renacimiento hace especial hincapié en los Studia Humanitatis, es
decir, en los estudios literarios que corresponden a las Humanidades,
o sea, con los contenidos de las escuelas de humanidades más que
con los valores humanos recogidos en la Declaración de Derechos
Humanos.

El humanismo tal y como lo entendemos en la actualidad, y según está


recogido en la Declaración de Derechos humanos, no está vinculado
totalmente con la formación humanística. La modernidad surge
culturalmente con la irrupción del humanismo y filosóficamente con la
venida de la subjetividad.

El humanismo contemporáneo se enfrenta principalmente con el


problema del Historicismo, es decir, con la muerte de todos los
valores, incluidos los derechos humanos, en el momento en que la
1.28
historia se convierte en todo real a partir de Hegel, y destruye el
ámbito de los valores intemporales y eternos.

Según Strauss, el Derecho natural ha sido superado y destruido por la


Historia, pero este autor también sostiene que es posible volver a los
antiguos para recuperar y fundamentar el derecho natural que ha sido
sepultado y destruido por el concepto de “historia” de los modernos. El
humanismo, según la tesis de Alain Renaut y Luc Ferry, es un
producto exclusivo del mundo moderno.

Leo Strauss, considera que la modernidad se define a partir de la


nueva figura del sujeto. Sostiene que la crítica de la modernidad tiene
como principal objetivo superar la metafísica de la subjetividad; por
consiguiente, superar el humanismo es considerado como un paso
necesario para superar los males de la modernidad, como los
colonialismos y los totalitarismos.La modernidad surge del
humanismo, y por otra, desemboca en los totalitarismos, es muy
tentador identificar los totalitarismos modernos con las ilusiones del
sujeto y del humanismo.

La tesis de Renaut, por tanto, afirma que el individualismo moderno


surge del humanismo. Este individualismo, que se define como una de
las posibilidades lógicas del humanismo, al final termina destruyendo
los fundamentos del humanismo, es decir, renuncia a los valores que
trascienden al individuo provocando la crisis insuperable del sujeto.

La libertad de los modernos, que culmina con las grandes revoluciones


en el siglo XVIII y XIX, desemboca en el individualismo que destruye la
unidad de la sociedad, y, consecuentemente, los conservadores que
se oponen a la revolución ya no reivindican únicamente los valores de
la tradición divina y religiosa, sino también y sobre todo los valores
sociales frente a los valores individuales. Lo propio de la modernidad
consiste precisamente en la manera en que el sujeto, a pesar de no
disponer de una libertad absoluta para crear sus normas, sin embargo,
reconoce su derecho soberano a someter las normas a un libre
1.29
examen y, en ese momento del examen crítico, se coloca y se piensa
a sí mismo como el fundamento último de la argumentación por la cual
las legitima o las recusa”.

La época moderna, desde el Renacimiento hasta la época de las


Luces, consistió en defender la libertad humana contra toda autoridad
externa basada en la verdad revelada y los dogmas de la tradición. La
Ilustración, que combate la separación cristiana entre la razón y la
naturaleza, propone como principio unificador entre la naturaleza y la
razón no al Dios todopoderoso de la creación, sino al hombre dotado
de razón y de sensibilidad.

En Francia destacan tres pensadores humanistas que aparecen en


tres momentos cruciales de la historia: Montaigne en el Renacimiento,
Rousseau en el siglo de las Luces y Benjamin Constant en las
postrimerías de la revolución. En su obra Nosotros y los otros, Todorov
propone el espíritu de moderación de Montesquieu como paradigma
del pensamiento humanista.

El humanismo que propone Todorov a partir de estos autores se sitúa


entre dos posturas antagónicas, que, sin embargo, reflejan el mismo
componente anti humanista:

1) el hombre es impotente para decidir su propio destino, como


sostienen San Agustín y Pascal, a consecuencia del pecado original
(lo cual explica la necesidad de recurrir a la gracia divina) y, por otra
parte, el hombre es omnipotente para lograr por si mismo todo lo que
se propone, como se deduce de la versión orgullosa del humanismo
de Descartes, que convierte al hombre en dueño y señor de la
naturaleza.

Continúa diciendo que las tres ideologías modernas que se oponen al


humanismo son: el individualismo, el conservadurismo y el
cientificismo. El humanismo defiende la libertad de los individuos, la
1.30
sociedad de los conservadores y la universalidad de los cientifistas. Lo
que define y distingue el humanismo no son los valores que defiende,
sino la Moderación con que afirma los distintos valores. Para el
humanista, lo esencial no es lo que el hombre aprueba o desaprueba,
sino el hecho de que nada ni nadie debe interferir en su libre elección
de valores. Además, el humanismo incluye la idea de responsabilidad,
según la cual el hombre es responsable de sus actos, lo cual supone
una limitación racional de la libertad.

La libertad desde este punto de vista no se limita a la liberación del


individuo de las normas de la tradición o de la naturaleza, sino que
también hace referencia, a partir de Rousseau y Kant, al acto por el
cual el hombre se auto determina a través de la razón. La formula que
mejor resume esta universalidad y singularidad del hombre consiste en
afirmar que el hombre es el único ser de la creación que puede llegar
a ser todas las cosas. Este es el concepto de libertad que Pico della
Mirandola lega al pensamiento moderno: el hombre puede con su
libertad llegar a ser todas las cosas. Pero junto a esta idea se suma
que el hombre tiene la tarea de hacerse a sí mismo, dado que su
naturaleza es incompleta e imperfecta, es decir, de construirse a sí
mismo y de convertirse en su propio hacedor.

La libertad de pensamiento constituye una de las premisas del


pensamiento humanista moderno, y el ideal de tolerancia de la
Ilustración tiene como objetivo preservar dicha libertad individual. La
tolerancia se convierte en una virtud del individuo privado que
contribuye a la convivencia pacífica entre los hombres. La tolerancia
es una garantía de la autonomía individual, pero no garantiza por sí
misma la autonomía de los pueblos.

La tolerancia es una virtud privada que tiene como objeto la defensa


de la libertad individual, pero no es una virtud que promueva por sí
misma los valores comunitarios, sino que inclina al hombre a
1.31
encerrarse en su vida privada.Tampoco la tolerancia por si sola puede
regular las sociedades democráticas, pues tiene sus límites
insuperables: no se puede tolerar a aquellos que son intolerantes y
que atentan contra los derechos humanos fundamentales.

Ni los valores sociales, ni con el conservadurismo que se opone a las


transformaciones de las sociedades modernas que buscan su propio
bien a través de la capacidad humana de perfeccionarse a sí mismas;
La sociabilidad del hombre no se opone a la libertad individual, ni la
perfectibilidad del hombre se opone a la defensa de un mundo
humano compartido. La disputa entre liberales y comunitaristas no
corresponde exactamente al dilema del humanismo de acuerdo al
pensamiento moderno.

La Crisis de la Modernidad

El humanismo tradicional ha visto "lo esencial humano" en la vida


racional del hombre expresada en todas las dimensiones de la misma
(intelectual, valorativa, moral, emocional, estética, social y política). Lo
esencial del hombre (lo que lo especifica y lo distingue de los
animales) es la razón, el logos. Pero he aquí que, en la modernidad, la
razón ha entrado en crisis (y, con ella, el humanismo). Esta crisis de la
razón comenzó en el s, XVII, con un empirismo radical que la negaba
en sus productos más típicos (ideas universales, principios morales
absolutos, conocimiento y existencia de las nociones metafísicas -
esencia, substancia, causa, fin último, etc.-).

Este empirismo, negador de todo asomo de racionalismo, ha tenido


dos consecuencias para el pensamiento:

1) el prescindir de todo el ámbito metafísico o de principios racionales,


con lo cual hoy día ya no se habla de ideales universales, de la razón
de ser de las cosas, de normas morales absolutas, de la noción de
verdad, del sentido del mundo, del fin último del hombre, etc.

1.32
2) la pérdida de la noción de naturaleza (o esencia de las cosas) y, por
consiguiente, de la noción de "naturaleza humana", con lo cual se
desvanecen conceptos tales como la "ley natural", la "moral natural" y
el "derecho natural" (en la ciencia jurídica, el iusnaturalismo es
substituido por el positivismo jurídico).

Este movimiento intelectual ha cambiado el concepto de hombre y ha


asestado un duro golpe al humanismo tradicional. No es que éste
desaparezca totalmente, pues quedan algunos aspectos suyos (amor
al saber, esteticismo, interdisciplinariedad) que no se ven afectados
por la moda empirista; pero sí han quedado afectados los rasgos más
hondos del humanismo, como son la eticidad, la trascendencia del
conocimiento, los principios racionales absolutos, el fin último del
hombre y otros atributos esenciales de la naturaleza humana. Ante
este hecho, otros síntomas de pérdida de humanismo, como es la
menor relevancia atribuida al conocimiento y estudio de las
Humanidades, no revisten tanta importancia.

Modernidad y Globalización

La civilización moderna se consagró febrilmente a la investigación


científica, la innovación tecnológica, el desarrollo económico, a
mejorar las estructuras sociales y el Estado, pero olvidó lo
fundamental: cómo transformar y revitalizar el ser humano.En el
proceso de la actual globalización se pretende homogeneizar y
eliminar las diferencias culturales, suprimiendo las identidades en aras
de la ganancia. Es el Telos cultural de la globalización. Y esta
restructuración en vistas solamente del mercado ha generado un tipo
de hombre presa de sus deseos más elementales, que se construye
una moral a la carta, relativa y nihilista y que termina constituyendo el
“hombre anético”. En el mundo globalizado, el nihilismo y el relativismo
moral testifican, con toda honradez, que la vida carece de sentido,

1.33
proclaman la era del vacío y la entronización de la sociedad de la
transparencia, sin densidad espiritual.

Por ello, la filosofía de la educación tiene ante sí la grave cuestión del


Saber, que no es un problema puramente técnico y está en el corazón
mismo de una reforma del hombre. La preocupación por la formación
de una jerarquía de los saberes, abordada con profundidad por M.
Scheler y J. Maritain, y de los grados del saber destinado a
proporcionar un firme cimiento al orden intelectual es urgente para
sustituir al desorden moderno. La crisis del hombre en la globalización
va más allá de lo económico-político, hunde sus raíces en lo ético-
moral. La cultura posmoderna es fundamentalmente la radicalización
decadente del inmanentismo de la modernidad y el desarrollo
consecuente del humanismo luciferino. Es necesario volver a los
valores permanentes, pues el éxito material, el placer y el dinero no
vuelven más humano ni digno al hombre.

La cultura moderna con su recorte de la realidad humana ha


comprometido gravemente la importancia que tiene la madurez
personal, todo se ha vuelto frívolo y superficial, y la regla es
desconocer el valor formativo de la pobreza y del sufrimiento.

HUMANISMO Y LA FORMACION DE VALORES

La voz humanismo fue creada, según el Breve Diccionario Etimológico


de la Lengua Castellana, por primera vez en el idioma alemán durante
el Siglo XIX, específicamente en1808.Un concepto lo apunta como la
doctrina o actitud vital basada en una concepción integradora de los
valores humanos. (1)“El humanismo, desde el punto de vista filosófico,
es el “conjunto de ideas que expresan respeto hacia la dignidad
humana, preocupación por el bien de los hombres, por su desarrollo
multilateral, por crear condiciones de vida social favorables para el
hombre” (2).Es “una actitud que hace hincapié en la dignidad y el valor
de la persona, ya que uno de sus principios básicos es que las
personas son seres racionales y como tales poseen la capacidad para
hallar la verdad y practicar el bien”.

1.34
LOS VALORES DESDE EL ERASMISMO HASTA ELHUMANISMO
SECULAR

Rasgos ideológicos que involucran esa formación de valores como


ejercicio humanista, hay varios. Mencionaremos algunos para
comentar sobre ellos, el desencanto de Erasmo de Rotterdam y la
ética propia del humanismo secular, para reflexionar.

EL HUMANISMO SECULAR

El humanismo secular es un sistema que ha sido usado en los últimos


treinta años para describir la realidad humana que consta de una ética
propia junto con la interpretación racional de los fenómenos naturales.

Basado en el método científico, la ética, y el naturalismo filosófico,


descarta dogma religioso, sobrenaturalismo, pseudociencia, y
superstición como los bases para la moralidad y la toma de
decisiones. La cosmovisión moderna del humanismo secular pretende
la aplicación de la ciencia y la tecnología para la mejora de la
condición humana. Según Mario Bunge la marca distintiva del
humanismo secular es su preocupación por la totalidad de la
humanidad.

Consideraciones generales

La voz humanismo fue creada, según el Breve Diccionario Etimológico


de la Lengua Castellana, por primera vez en el idioma alemán durante
el Siglo XIX, específicamente en 1808.

Un concepto lo apunta como la doctrina o actitud vital basada en una


concepción integradora de los valores humanos.

“El humanismo, desde el punto de vista filosófico, es el “conjunto de


ideas que expresan respeto.

1.35
"Ya no hay espacio para la libertad de pensamiento, para la
comprensión y la tolerancia, es decir, ya no hay espacio para Erasmo",
habría dicho.

En sus últimos días sabe que el amor a la humanidad que había


llenado su corazón y su palabra, que los ideales humanistas, estaban
completamente derrotados.

Humanismo y globalización.

Humanismo

Humanismo es un concepto polisémico que se aplica tanto al estudio


de las letras humanas, los estudios clásicos y la filología
grecorromana; como a una genérica doctrina o actitud vital que
concibe de forma integrada los valores humanos. Por otro lado,
también se denomina humanismo al sistema de creencias centrado en
el principio de que las necesidades de la sensibilidad y de la
inteligencia humana pueden satisfacerse sin tener que aceptar la
existencia de Dios y la predicación de las religiones, lo que se
aproxima al laicismo o a posturas secularistas. Se aplica como
denominación a distintas corrientes filosóficas, aunque de forma
particular al humanismo renacentista (la corriente cultural europea
desarrollada de forma paralela al Renacimiento a partir de sus
orígenes en la Italia del siglo XV) caracterizado a la vez por su
vocación filológica clásica y por su antropocentrismo frente al
teocentrismo medieval.

El término Humanismos fue acuñado en 1808 por el pedagogo alemán


Friedrich Immanuel Niethammer para referirse a las enseñanzas
medias, centradas en el estudio de los clásicos griegos y latinos.
Partía del término humanista, de uso común ya en el siglo XVI y
originado en la jerga estudiantil de las universidades italianas para
referirse a los profesores de humanidades o estudia humanitarias.
1.36
En su origen, pues, el humanismo no era un sistema filosófico sino un
programa educativo y literario, pero al dar nueva vida a los sistemas
filosóficos clásicos griegos y latinos incorporaba importantes nociones
filosóficas de orden diverso y más bien ecléctico, coincidentes
únicamente en dar valor al hombre y al estudio de las humanidades.

Considerando que el hombre está en posesión de capacidades


intelectuales potencialmente ilimitadas, los humanistas consideraban
la búsqueda del saber y el dominio de diversas disciplinas como
condición necesaria para el buen uso de estas facultades. Defendían,
así, la extensión y expresión en lengua vulgar de todos los saberes,
incluyendo los religiosos; la palabra divina debía hacerse accesible a
cualquier persona, fueran cuales fueran sus orígenes o su lengua, lo
que se concretó en las traducciones de la Biblia hechas por
humanistas, como la de Jacques Levare d'Étaples al francés en 1523.

Entendido así, el humanismo trata de exponer y difundir con mayor


claridad el patrimonio cultural. El individuo, correctamente instruido,
permanece libre y plenamente responsable de sus actos en la
creencia de su capacidad de elección. Las nociones de libertad o de
libre albedrío, de tolerancia, de independencia, de apertura y de
curiosidad son, efectivamente, indisociables de la teoría humanista
clásica.

Por extensión, se llama «humanista a todo pensamiento que pone en


el primer plano de sus preocupaciones el desarrollo de las cualidades
esenciales del ser humano. Así, Paul Oskar Kristeller advierte que el
término, asociado en el pasado con el Renacimiento,

en tiempos recientes ha venido a ser causa de mucha confusión


filosófica e histórica. En el discurso de hoy día, casi cualquier clase de
interés por los valores humanos recibe el calificativo de humanista» y,
en consecuencia, una enorme variedad de pensadores religiosos o
1.37
antirreligiosos, científicos o anticientíficos se siente con derecho a lo
que se ha vuelto un marbete de alabo bastante vago.

Una extensa categoría de doctrinas filosóficas en torno a la ética


afirman la dignidad y el valor de todos los individuos, basándose en su
capacidad para discernir lo bueno de lo malo, el bien y el mal,
haciendo únicamente uso de cualidades humanas universales, en
particular la racionalidad.78 El humanismo implica un compromiso con
la búsqueda de la verdad y de la moralidad por medios humanos, en
particular las ciencias, solidariamente con toda la humanidad. Al poner
el acento en la capacidad de auto determinarse del individuo, el
humanismo rechaza la validez de las justificaciones trascendentales,
por considerarlas dependientes de lo sobrenatural y de las creencias,
tales algunos textos presentados como de origen divino. Los
humanistas desarrollan una moral universal basada en la identidad de
la condición humana.

El humanismo es, en resumen, un componente de una gran variedad


de sistemas filosóficos más específicos y de varias escuelas de
pensamiento religioso. Mucho antes de ser ampliamente empleado en
términos políticos, el humanismo es un concepto propio de la historia
de la filosofía, renovada con el Renacimiento, asociado en particular
con el movimiento representado por Erasmo, Michel de Montaigne o
incluso por Guillaume Budé, a quienes corresponde el honor de
haberse interesado a la vez por la literatura de la antigüedad greco-
latina y la reflexión personal.

1.38
El psicologo humanista

La psicología humanista, corriente psicológica a la que también


se hace referencia a menudo como el humanismo, surgió durante
la década de 1950 como contraposición del conductismo y el
psicoanálisis, que dominaba la psicología hasta el momento.

El psicoanálisis se centra en la comprensión de las motivaciones


inconscientes que determinan el comportamiento, mientras que el
conductismo estudia los procesos de condicionamiento que producen
dicho comportamiento. Así pues, precursores de la psicología
humanista consideraron que tanto el psicoanálisis y el conductismo
eran demasiado “pesimistas”, ya que se centraban en las emociones y
conductas más trágicas o no tomaban en cuenta el papel de elección
personal.
La psicología humanista en cambio se centra en el potenciad de cada
individuo, destacando la importancia del crecimiento personal y la
autorrealización. La creencia fundamental de la psicología humanista
es que la gente es buena por naturaleza y que los problemas mentales
y sociales son el resultado de las desviaciones de esta tendencia
natural.
El humanismo también sugiere que las personas poseen la elección
personal y que están motivados para utilizar este libre albedrío para
seguir las cosas que les ayudarán a alcanzar su pleno potencial como
seres humanos. Esta necesidad de realización y el crecimiento
1.39
personal es un motivador clave de todo comportamiento. La gente está
continuamente buscando nuevas formas de crecer, para ser mejores,
para aprender cosas nuevas y experimentar crecimiento psicológico y
la auto-realización.
Durante la década de 1950, Abraham Maslow y otros psicólogos
llevaron a cabo reuniones para discutir el desarrollo de una
organización profesional dedicada a un enfoque más humanista de la
psicología. Estuvieron de acuerdo en que los temas tales como la
auto-realización, la creatividad y la individualidad y temas relacionados
fueron los temas centrales de este nuevo enfoque. En 1961, se
estableció oficialmente la Asociación Americana de Psicología
Humanista.

En 1962, Abraham Maslow publicó “Hacia una psicología del ser”, en


la que describe la psicología humanista como la “tercera fuerza” en
terapias de la psicología. Las primera y segunda fuerzas eran
conductismo y el psicoanálisis, respectivamente.
Sin embargo, no debemos pensar en estas tres escuelas de
pensamiento como elementos de la competencia. Cada rama de la
psicología ha contribuido a nuestra comprensión de la mente y el
comportamiento humano de una forma única y excepcional. La
psicología humanista lo que hace es añadir otra nueva dimensión que
adquiere una visión más holística de la persona.
El movimiento humanista tuvo una enorme influencia en el curso de la
1.40
psicología y aportó nuevas formas de pensar acerca de la salud
mental.
Se ofrece un nuevo enfoque para comprender los comportamientos y
motivaciones humanas y condujo en su momento al desarrollo de
nuevas técnicas y enfoques de la psicoterapia.
Algunas de las principales ideas y conceptos que surgieron como
resultado del movimiento humanista incluyen un énfasis en cosas tales
como:
• Auto concepto
• Jerarquía de las necesidades
• El libre albedrío
• La terapia centrada en el cliente
• Autorrealización
Los principales pensadores de la Psicología Humanista
El desarrollo temprano de la psicología humanista estuvo fuertemente
influenciado por las obras de unos teóricos clave, que son los
siguientes:
• Abraham Maslow
• Carl Rogers
• Rollo May
• Erich Fromm
Puntos débiles de la Psicología Humanística

La psicología humanista es a menudo vista como demasiado


subjetiva; la importancia de la experiencia individual hace que sea
difícil estudiar y medir objetivamente los fenómenos humanísticos.
¿Cómo podemos saber si una persona realmente ha realizado un
1.41
cambio personal? La respuesta, por supuesto, es que no podemos.
Sólo podemos confiar en la propia evaluación de la persona y de su
experiencia.
Otra crítica importante es que las observaciones no son verificables;
no hay manera precisa de medir o cuantificar estas cualidades.
Puntos fuertes de la Psicología Humanística
Una de las principales fortalezas de la psicología humanista es que
hace hincapié en el papel del individuo. Esta escuela de la psicología
da a la gente más crédito en el control y la determinación de su estado
de salud mental.
También tiene en cuenta las influencias ambientales. En lugar de
centrarse únicamente en nuestros pensamientos y deseos internos, la
psicología humanista también reconoce la influencia del medio
ambiente en nuestras experiencias.
La psicología humanista sigue influyendo en la terapia, educación,
salud y otras áreas.
La psicología humanista ha ayudado a eliminar parte del estigma
unido a la terapia y la hizo más aceptable para los individuos normales
y saludables para explorar sus habilidades y potencial a través de la
terapia.

Principales aspectos humanistas en el psicólogo

Se denomina Psicología humanista a una corriente dentro de la


Psicología del siglo XX, desarrollada en las décadas de los 50 y 60.
La Psicología humanista se caracterizó por apoyarse en alguna
concepción del ser humano de índole filosófica (con antecedentes que
van de Sócrates a la fenomenología y la filosofía de la
existencia y existencialismo1), con raíces
en Kierkegaard, Nietzsche, Heidegger, Merleau-Ponty y Sartre, desde
donde se abordan temáticas como la libertad de decisión, la búsqueda
de sentido, la experiencia inmediata y la personalidad como un
proceso en desarrollo.
Se caracteriza por ver a la persona en su conjunto, de forma global.

Teniendo cada uno de los aspectos la misma relevancia: los


pensamientos, el cuerpo, las emociones y el ámbito espiritual. Estos
aspectos se interrelacionan y confluyen mutuamente. Son la principal
vía para que el individuo se encuentre a sí mismo.
1.42
Responsabilidad humana y social del psicologo

1.43
El psicólogo planea y conduce una investigación de manera
consistente, tanto con las leyes federales y estatales como con las
regulaciones y normas profesionales que gobiernan la conducción de
la investigación, particularmente, con aquellas que regulan una
investigación donde participen personas y sujetos animales.

El psicólogo diseña, conduce e informa sobre la investigación, de


acuerdo con las normas reconocidas de competencia científica e
investigación ética. El psicólogo también planea la investigación de tal
forma que minimiza la posibilidad de resultados engañosos. Al hacer
esto, cuida su aceptación ética de acuerdo con este código ético. Si
algún aspecto ético no queda claro, el psicólogo busca resolverlo por
medio de las consultas a consejos revisores e institucionales, a
comité4s para el uso y cuidado de animales, a colegas, y por medio de
otros mecanismos pertinentes.

El psicólogo que conduce una investigación lo hace de manera


competente y con el respeto debido a la dignidad y bienestar de los
participantes, sean éstos humanos o animales.

El psicólogo no inventa datos ni falsifica los resultados de sus


investigaciones publicadas. Si el psicólogo descubre errores
significativos en ellas, toma las medidas necesarias para arreglarlos
por medio de una corrección, retracción, errata, u otros medios de
comunicación apropiados.

El psicólogo no presenta porciones o elementos del trabajo o datos de


otros como suyos. Se hace responsable y se atribuye crédito,
incluyendo los de autoría, sólo por el trabajo que haya llevado a cabo
realmente o al que haya contribuido. La autoría principal y otros
créditos de publicación reflejan con precisión las contribuciones
científicas o profesionales relativas de los individuos involucrados,
independientemente de su estatus relativo.

La mera posesión de un cargo institucional, tal como la jefatura de un


departamento, no justifica el crédito de la autoría. Las contribuciones
menores a la investigación o la escritura de publicaciones se
reconocen apropiadamente, en sitios tales como pies de página o
enunciados introductorios.

1.44
A un estudiante se le enlista usualmente como autor principal de un
artículo con múltiples autores, si dicho artículo está basado
principalmente en la tesis o disertación del estudiante, y su
participación en la planeación del diseño y conducción del estudio fue
sustancial.

El psicólogo no publica, como datos originales, aquellos que ya haya


publicado anteriormente. Esto no impide republicar datos siempre y
cuando vayan acompañados del reconocimiento apropiado.

Después de publicar los resultados de una investigación, el psicólogo


entrega, si así se le solicita, los datos en los que se bases sus
conclusiones para facilitar que otros profesionales competentes,
verifiquen las afirmaciones sustantivas por medio de un re análisis, en
el entendido que tales datos se utilicen sólo para ese propósito y la
confidencialidad de los participantes pueda protegerse, siempre y
cuando los derechos legales concernientes a la propiedad de los datos
no impidan su entrega.

Al realizar una investigación, el psicólogo se abstiene de sacar


conclusiones que no se deriven directa, objetiva y claramente de los
resultados obtenidos.

1.45
Globalización

La globalización es un proceso económico, tecnológico, político, social


y cultural a escala mundial que consiste en la creciente comunicación
e interdependencia entre los distintos países del mundo uniendo sus
mercados, sociedades y culturas, a través de una serie de
transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un
carácter global. La globalización es a menudo identificada como un
proceso dinámico producido principalmente por la sociedad, y que han
abierto sus puertas a la revolución informática, llegando a un nivel
considerable de liberalización y democratización en su cultura política,
en su ordenamiento jurídico y económico nacional, y en sus relaciones
nacionales e internacionales.

Este proceso originado en la Civilización occidental y que se ha


expandido alrededor del mundo en las últimas décadas de la Edad
Contemporánea (segunda mitad del siglo XX) recibe su mayor impulso
con el fin de la Guerra Fría, y continúa en el siglo XXI. Se caracteriza
en la economía por la integración de las economías locales a una
economía de mercado mundial donde los modos de producción y los
movimientos de capital se configuran a escala planetaria («nueva
economía») cobrando mayor importancia el rol de las empresas
multinacionales y la libre circulación de capitales junto con la
implantación definitiva de la sociedad de consumo.

El ordenamiento jurídico también siente los efectos de la globalización


y se ve en la necesidad de uniformizar y simplificar procedimientos y
regulaciones nacionales e internacionales con el fin de mejorar las
condiciones de competitividad y seguridad jurídica, además de
universalizar el reconocimiento de los derechos fundamentales de
ciudadanía. En la cultura se caracteriza por un proceso que
interrelaciona las sociedades y culturas locales en una cultura global
(aldea global), al respecto existe divergencia de criterios sobre si se
trata de un fenómeno de asimilación occidental o de fusión
multicultural. En lo tecnológico la globalización depende de los
avances en la conectividad humana (transporte y telecomunicaciones)
1.46
facilitando la libre circulación de personas y la masificación de las TIC
y el Internet. En el plano ideológico los credos y valores colectivistas y
tradicionalistas causan desinterés generalizado y van perdiendo
terreno ante el individualismo y el cosmopolitismo de la sociedad
abierta. Los medios de comunicación clásicos, en especial la prensa
escrita, pierden su influencia social (cuarto poder) frente a la
producción colaborativa de información de la Web 2.0 (quinto poder).

El PSICOLOGO Y LA MODERNIDAD

La modernidad en la psicologia

El "Meta paradigma positivista" o "positivismo" sintetiza la filosofía


adoptada por las ciencias naturales en su origen y consolidación y,
además, fue el meta paradigma a seguir por toda aquella disciplina
que quería alcanzar el status de "científica". Es por esta razón que las
ciencias sociales (incluyendo la psicología) construyen sus cimientos
teóricos sobre tales bases paradigmáticas; sin embargo, dicho meta
paradigma presenta, al menos, una "limitación" importante al querer
aplicarlo a este tipo de "ciencias": sus objetivos generan una disyuntiva
éticamente no sustentable. En este sentido los objetivos que se
evidencian en el "meta paradigma positivista" son, de acuerdo a Egon
Guba, "(...) predecir y controlar los fenómenos naturales" (Ibíd. Pág.
19). Además, no solo se persigue "predecir y controlar" se busca crear
un conocimiento "imparcial", sin compromisos políticos o ideológicos,
que sea aplicable universalmente trascendiendo las generaciones y
las culturas (de allí la separación "sujeto–objeto", todo sujeto
investigador esta inmerso en una cultura y un contexto social que, de
no excluirse, invalida la "universalidad" del conocimiento producido).
Estos objetivos hacen "válido" al meta paradigma positivista y han
permitido que las ciencias naturales generen aplicaciones que han
hecho posible el avance tecnológico de la actualidad y los grandes
logros de la ciencia moderna (ej. el uso de la energía atómica, la
comunicación satelital, los viajes espaciales, etc.). En las ciencias
sociales la aplicación de tales objetivos nos enfrenta a una disyuntiva
que confronta y hace incompatibles los objetivos "modernistas": al
conocer y comprender las realidades sociales ponemos al descubierto
las prácticas que la sostienen y al tratar de "predecir y controlar" esas
1.47
prácticas hacemos de las ciencias sociales unas disciplinas para
manipular a los seres humanos; así, las mismas se convierten en
instrumentos que pudiesen servir a intereses políticos e ideológicos
particulares y no tendríamos entonces un conocimiento "imparcial" y
sin compromisos ideológicos. Por ejemplo, en psicología si
predecimos y controlamos la conducta de consumo este conocimiento
puede ser utilizado por las empresas de mercadeo para "manipular" a
los consumidores y hacerles comprar sus productos o, también, si
predecimos y controlamos la intención de voto o la conducta de
afiliación política, cualquier partido político puede emplear este
conocimiento para "manipular" a los electores. En otras palabras, si
predecimos y controlamos los hechos sociales por ser fieles a los
objetivos "supremos" del meta paradigma positivista no podemos
cumplir sus otros objetivos: crear un conocimiento "imparcial" sin
compromisos ideológicos y que sea universalmente aplicable.

Historia de la tecnologia psicologica

La Psicología nunca se ha mantenido al margen de los adelantos


tecnológicos, siempre ha intentado incorporarlos a su práctica. Si
echamos un vistazo, a lo largo de la historia de esta ciencia
descubriremos que muchos psicólogos, psiquiatras y neurólogos han
inventado sus propios artefactos en base a los avances tecnológicos
de la época.

En el siglo XVIII, por ejemplo, Franz Anton Mesmer, un médico


austríaco, recurrió a los imanes para intentar aliviar los trastornos
mentales. Creó sus famosas "cubas de la salud", un recipiente de
madera en el cual dos hileras de botellas llenas de agua magnetizada
corrían hacia una barra de acero provista de puntas conductoras
movibles. El paciente se aplicaba una de esas puntas en la región
dolorida. También solía sentar a las personas alrededor de esta cuba
con las manos agarradas para transmitirse el magnetismo de unos a
otros.

No obstante, fue en el siglo XIX cuando se desató en la Psicología la


pasión por los aparatos, fundamentalmente de medición y restringidos
1.48
al uso en el laboratorio. Tal es el caso del pletismógrafo, que podría
considerarse como la antesala de la TAC y que medía los cambios en
el volumen cerebral en personas con lesiones craneales.

Fue también en esta época cuando se inventó el quimografo , el


precursor del polígrafo, que llegaría en las primeras décadas del siglo
XX, y que aún hoy se sigue utilizando para medir las variaciones en
los parámetros fisiológicos cuando la persona se expone a ciertos
estímulos.

Ahora la Psicología se enfrenta a nuevos retos planteados por la


tecnología digital, el avance de Internet y los móviles así como el uso
de la realidad virtual y la Realidad Aumentada, nuevos horizontes que
están cambiando no solo nuestra manera de comunicarnos sino
también de percibir el mundo y de vivir.

Desarroyo tecnologico en la actialidad

Actualmente estamos viviendo una gran revolución de la información


sin darnos cuenta y sin conocer totalmente la tecnología que nos
rodea. Nuevos cambios hacen que tengamos que actualizarnos
constantemente en conocimientos relacionados con las nuevas
tecnologías.

Las personas, tanto las que están estudiando como las que ya han
finalizado su etapa de aprendizaje, tenemos la obligación de conocer
cada vez más sobre el funcionamiento de las nuevas tecnologías.
¿Por qué?, realmente si queremos competir en un futuro en un
mercado laboral como en el que nos encontramos hoy en día es
fundamental estar actualizado.

Tenemos, es más, necesitamos, desarrollar nuevas capacidades para


poder "competir" en el mercado laboral, además de aprender a
manejar diferentes equipos tecnológicos ya que estos forman parte de
nuestra vida cotidiana.

1.49
CONCLUSION

Así entendida, la filosofía se dirige a considerar al hombre y su


experiencia en el mundo, las reglas y criterios que pueden disciplinar,
organizar y dirigir su vida individual y colectiva. Desde este punto de
vista, la filosofía se limita a aconsejar al hombre con usar, en su
provecho, el saber del que dispone; se coloca en el plano de la
humanidad para ayudarla a alcanzar una forma más coherente de vida
a través de la solución de los problemas que la inquietan. Filosofía
contemplativa y filosofía activa podrían ser las dos vías que
constituyen las alternativas de la búsqueda filosófica. La primera
considera que la realidad está ordenada, es racional y que la tarea de
la filosofía consiste en darse cuenta de su orden y de su racionalidad.
La segunda vía considera que la realidad no tiene ni orden ni
racionalidad si el hombre no se esfuerza por conferírsela.

Hegel, representante de la primera, decía que la filosofía llega siempre


demasiado tarde para decir como debe ser el mundo porque aparece
cuando la realidad ya está consumada.

La filosofía activa sostiene que tiene que insertarse en asuntos del


mundo, debatir los problemas que interesan a los hombres en cuanto
tales, mostrar las posibles soluciones y ayudar a elegir aquellas que
sean las más favorables al destino de los hombres. Desde este punto
de vista, el filósofo no puede ser "el espectador desinteresado del
mundo" que observa cómo transcurre la vida porque está inmerso en
la vida misma y sigue la suerte común de los demás hombres. Porque
en efecto nadie ha vivido nunca en tiempos completamente favorables.
Siempre ha habido violencia, rapiña, corrupción, mentiras aceptadas
como verdades porque son agradables de oír.

Marco Aurelio fue emperador de Roma y además filósofo, a este


emperador le gustaba anotar algo asi como unas conversaciones que
tenía consigo mismo. "acudo a la memoria, no al libro" sabía muy bien
lo que nosotros también sabemos: que hay gente que roba, que

1.50
miente y que mata. Naturalmente no supone que hay que favorecer
semejantes conductas.

Lo que sí me parece evidente es que muchos de los problemas que


hoy se nos presentan, a los "cinco mil millones de personas" que hoy
atiborramos el planeta y el censo sigue en aumento, no pueden ser
resueltos ni siquiera bien planteados, más que de forma global para
todo el mundo. Pienso en el hambre que hace morir a tantísimos
millones de personas, o el subdesarrollo económico y educativo de
muchos países, o la pervivencia de sistemas políticos brutales que
oprimen sin remilgos a su población y amenazan a sus vecinos, o el
derroche de dinero y ciencia en armamento, o la simple y llana miseria
de demasiada gente, incluso en naciones ricas, etc. Creo que la actual
fragmentación política del mundo (de un mundo ya unificado por la
interdependencia económica y la universalización de las
comunicaciones) no hace más que perpetuar estas lacras y entorpecer
las soluciones que se proponen. Otro ejemplo el militarismo, la
inversión frenética en armamento de recursos que podrían resolver la
mayoría de las carencias que hoy se padecen en el mundo. El cultivo
de la guerra agresiva, arte inmoral de suprimir al otro en lugar de
ponerse en su lugar.

Por último, en esto se basa la filosofía, en que el ser humano debe


buscar su bienestar basado en la práctica y adopción de valores,
siguiendo siempre un común acuerdo entre los seres humanos,
porque tal parece que no todas las cosas son sustituibles, como esta
cosa en la que vivimos, me refiero al planeta Tierra, con todo y su
equilibrio vegetal y animal, no parece que tenga sustituto a "mano", ni
que sea posible "comprarnos" otro mundo si por afán de lucro o por
estupidez destruimos este, no me refiero ecológicamente si no al
mundo que se ha construido basado siempre en la razón, la razón en
los países desarrollados y los subdesarrollados, en fin no creo que
exista una autoridad a escala mundial que pueda frenar el desarrollo,
sino el ser humano mismo con su actitud egoísta y entonces no
existiríamos.

1.51
BIBLIOGRAFIA:

http//www.elpais.es/suple/domingo/artic 18 de noviembre del 2001

http//www.rincondelvago.com/humanidades

http//www.jornada.unam.mx./041n2eco.html

http//www.estudioshumanisticos.com.org

http:/ / www. artehistoria. com/ historia/ contextos/ 1849. Html

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https://lamenteesmaravillosa.com/en-que-consiste-la-psicologia-
humanista/

https://prezi.com/ligfdycz0dxx/la-responsabilidad-social-y-la-psicologia-
comunitaria/?webgl=0

https://www.tribunavalladolid.com/noticias/la-tecnologia-actual-en-
nuestra-sociedad/1369849795

http://www.raco.cat/index.php/Athenea/article/viewFile/39137/38999

http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1729-
48272009000200010

https://psicologiaymente.net/psicologia/psicologia-humanista

1.52

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