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Principalmente, considerando, incluso, las diferentes etnias involucrada tanto en el mestizaje biológico como
el mestizaje social (étnico) en Latinoamérica, hemos encontrado en nuestro haber de pensamientos un
general deseo de: además de ser, autóctonos como pensadores también críticos de nuestras carencias, mas
no limitaciones, estas carencias se han concentrado mayormente en una supuesta idea de imitación
europeizante, de limitaciones culturales, y creencias discriminatorias que erradamente colocan nuestra estirpe
en un escalafón inferior respecto al uso de la inteligencia, cosa que de plano, tratándose de niveles
dependería no de la cultura, ni la etnia, sino del factor cognoscitivo y su alcance. En todo caso, lo nuestro, es
un modo de pensar diferente, asociado a una evolución de conocimientos asimilados de la mezcla ancestral
de nuestros aborígenes con la diáspora europea y, la adhesión africana. Mezcla que abarca desde la
combinación de culturas hasta los más adelantados conocimientos tecnológicos y científicos desarrollados
desde el siglo XVI hasta nuestros tiempos en Europa, Asia, Africa etc.
Queda por definir y explicar que si bien hemos ido, no a la retaguardia, pero si hemos perdido parte de la
historia epistemológica mundial, también el pensamiento latinoamericano ha aportado mucho de lo actual que
se desarrolla en el campo de la ciencia.
Sin embargo, todo pensador de nuestro lado del mundo tiene totalmente claro que la idea de desarrollo
depende de la educación y la voluntad de progresar, este denominador común se desarrolló, preclaramente,
en el albor de la revolución industrial del siglo XVIII, no obstante fue retallada –si se quiere- por uno de los
mas elevados deseos del hombre, gozar de libertad, aun cuando decir: plena y absoluta seria una ilusión del
espíritu, lo mas relevante para aquel entonces era, liberarse del colonialismo español para finales del siglo XIX
ese episodio estaba salvado, por tal motivo la filosofía americana comienza a echar nuevas raíces diferentes
modos de ver los hechos del mundo, el culturalismo y el universalismo pasaron al patrimonio peculiar e
histórico de cada pueblo que conforma nuestra estirpe latina y, con ello, cualquier sesgo alienante o
enajenante. De este modo nuestro pensamiento pasa a formar parte de un paradigma cultural propio en
función de formar parte de filosófico mundial.
La filosofía latinoamericana es como todas otras una filosofía mas, un modo de observar con detenimiento y
admiración el devenir histórico, los momentos contemporáneos y su sinfín de opciones, dificultades y
bondades, para dar una respuesta valida al futuro respecto a que hacer para ser mejores de lo que hemos
sido hasta ahora. ¡Todo radica en la capacidad mental, la necesidad y la voluntad de utilizarla.
Democracia participativa
Democracia participativa es una expresión amplia que se suele referir a formas
de democracia en las que los ciudadanos tienen una mayor participación en la toma de las
decisiones políticas que la que les otorga tradicionalmente la democracia representativa. La
democracia participativa permite una participación ciudadana mayor que en democracia
representativa pero menor que en la llamada democracia directa.
Puede definirse con mayor precisión como un modelo político que facilita a la ciudadanía su
capacidad de asociarse y organizarse de tal modo que puedan ejercer una influencia directa
en las decisiones públicas. En la actualidad se manifiesta usualmente por medio de una
diversidad de mecanismos, como presupuestos participativos, consejos vecinales o
comunales o consultas populares1 . En una etapa más avanzada, el proyecto fundamental de
la democracia participativa es la creación de un mecanismo de deliberaciones mediante el
cual el pueblo, con su propia participación, esté habilitado para manifestarse por igual con
puntos de vista tanto mayoritarios como minoritarios ... Sin negar que todo sistema
democrático eventualmente ha de descansar en decisiones mayoritarias, los mecanismos o
instituciones de participación tienen el propósito de hacer hincapié en el pleno respeto a las
minorías, sus opiniones y su amplia manifestación a través de un mecanismo participativo e
institucionalizado.2
La participación que se desarrolla por diversos medios en muchas democracias modernas
está comenzando a consolidarse dentro del ámbito de la democracia representativa como una
nueva manera de hacer las cosas. La participación no ha de limitarse, sin embargo, a que las
autoridades locales y otros organismos públicos informen a la población de sus actividades y
decisiones o inviten a los ciudadanos a presenciar sus debates, sino que implica escuchar a la
población en la formulación de sus propios problemas y en la búsqueda de oportunidades y
mejoras. Además, es indispensable proporcionarles los medios para encauzar una acción
política, social o económica y participar en las decisiones públicas con propósitos de cambio.
Algunas formas de participación serían:
Mecanismo e iniciativas[editar]
Es indispensable calibrar con mucho cuidado los mecanismos de participación para que en la
práctica no provoquen una fatiga improductiva de comunidades abrumadas de consultas y
debates.
La participación potencia a los ciudadanos para tomar decisiones desde la base popular a
nivel comunitario y municipal, pero debe dejar los manejos administrativos en manos de
funcionarios públicos electos para desempeñar esa función.3 La participación popular permite
la supervisión comunitaria de estos funcionarios y establece procesos derogatorios aplicables
a quienes incumplan los mandatos que su elección implique. A nivel provincial, regional o
nacional, la participación directa es posible mediante el recurso a referéndum o plebiscito, que
requiere un mecanismo representativo intermediario que canalice las iniciativas de base,2 o
mediante el uso del sorteo.
Las iniciativas de democracia participativa no se orientan a organizar una democracia
directa sino a promover al grado más alto y amplio posible la participación en un bien
articulado entorno institucional. Las soluciones de cada grupo humano sobre el mecanismo
que permita canalizar las iniciativas populares puede ser tan diverso como los intereses y la
idiosincrasia de cada pueblo.
El Caracazo o Sacudón
fue una serie de fuertes protestas y disturbios en Venezuela durante el gobierno de Carlos
Andrés Pérez, que comenzó el 27 de febrero y terminó el 8 de marzo de 1989 en la ciudad
de Caracas, e iniciados realmente en la ciudad de Guarenas, cerca de Caracas
En el intento de golpe militar participaron 5 tenientes coroneles como cabezas visibles del
movimiento, seguidos de 14 mayores, 54 capitanes, 67 subtenientes, 65 suboficiales, 101
sargentos de tropa y 2.056 soldados alistados" Con la imagen pública de Pérez desacreditada
por las reformas económicas emprendidas, el estallido social del Caracazo, otros políticos
comenzaron a desafiar su autoridad, poniendo en peligro el viejo sistema de gobierno
bipartidista del puntofijismo. La cifra oficial de muertos fue de 32 personas. 6
Los militares involucrados fueron juzgados y hallados culpables de rebelión
El 27 de noviembre de 1992 se gestó la segunda rebelión cívico-militar en contra del
legado puntofijista, representado por el gobierno de Carlos Andrés Pérez, con un
movimiento que contó con el apoyo altos funcionarios de la entonces Fuerza Armada
Nacional (FAN). El movimiento de las tropas bolivarianas se inició a las 11:00 de la noche
del 26 de noviembre. Tenían como objetivo capturar al presidente Pérez, y de
establecer una junta cívico-militar como gobierno de transición
Este movimiento del 27 de noviembre de 1992 formó parte de la trilogía de
acontecimientos –iniciados el 27 de febrero de 1989– “que partieron en dos la historia de
Venezuela