Sie sind auf Seite 1von 6

República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación

U. E Colegio “San Martin”

4to Año Sección “B”

Biografía: Lazzaro Spallanzani.

Docente: Estudiante:

Matilde Castillo Leonardo Altuve #03

Área de Formación:

Biología

Caracas, 14 de Marzo del 2018


¡Buon pomeriggio!

Disculpe, quise decir “buenas tardes”. Sabrá usted, ¡que es complicado dejar las raíces
del lugar de donde uno proviene! El español me abre las puertas a nuevos campos, pero
el italiano me abre las puertas del corazón.

Permítame presentarme, si es que no sabe quién soy a estas alturas. Mi nombre es


Lazzaro Spallanzani.

¿Aún no tiene idea de quién soy? He de suponer que la gente fuera de Italia no está al
pendiente de lo que debe. El nombre de Carlos III o George Washington ha opacado el
de aquellos que no nos dedicamos a la política.

Pero, ¡nunca es demasiado tarde para aprender! Le mostraré quien soy, a ver si su
juicio se voltea a las cosas más importantes. No es que la política no sea importante,
solo… No, no es tan importante.

Mi vida empieza en el hermoso Scandiano, municipio que a su vez es adyacente a la


ciudad de Módena, que a su vez es parte de la provincia de Reggio-Emilia, que a su vez
conforma parte de la región de Emilia-Romaña. Dios, la geografía italiana es más
compleja de lo que la bota aparenta.

Nací el 11 de Enero del año 1726. Desde pequeño me vi interesado por la botánica, la
naturaleza, ¿y quién no estaría fascinado por la creación de Dios? Es realmente
hermoso.

Mi padre. Él no estaba fascinado por la creación de Dios. Conforme fui creciendo,


viéndome obligado a recortar cabello de sobra de mi rostro y de zonas de las cuales no
deseo mencionar por respeto, mi padre pensó que era increíblemente adecuado para el
derecho. ¿Derecho? Me negué. Pero realmente estar en contra de la voluntad de mi
padre era una especie de delito.

Empecé a estudiar por medio de la Orden de la Compañía de Jesús, o Jesuitas, como


prefiera llamarlo. Dios ha sido una parte importante de mi trabajo y mi vida, desde
siempre.

Además, estudié derecho. Universidad de Bolonia. Ese fue el lugar asignado para mi
estudio y posterior porvenir de papeleo jurídico.
Mi ayudante mayor, a quien le agradezco prácticamente todo. Antonio Vallisneri. Él
consiguió convencer a mi padre de no torturarme con derecho, y que apreciara el arte
y obra de Dios.

Estudié finalmente Ciencias en la Universidad de Reggio-Emilia. Fue rápido, la pasión


hizo que el proceso fuera menos prolongado.

A los 25 años, me hice profesor de la misma universidad. Lógica, metafísica y griego.


Sí, la filosofía se hizo muy popular en Italia. Duré unos cuantos años, pero también
quería dedicarme a Dios.

La Compañía de Jesús me abrió las puertas y en 1762 fui ordenado como Sacerdote
Jesuita. Mi vida estaba tomando un rumbo espiritual y sano, haciendo lo que el corazón
pensaba correcto.

Un año después, decidí mudarme a Módena, donde me dediqué de lleno a la biología


natural hasta 1768. En estos años, mi trabajo obtuvo gran renombre, era reconocido
por aquellos que deseaban conocer sobre Italia y la naturaleza. Me llamaron por el
apodo de “biólogo de biólogos”, decente, ¿no le parece? Aunque parece que en su caso
la Independencia de los Estados Unidos es más interesante.

No deseaba volver a enseñar, pero una gran mujer me hizo una petición que no pude
rechazar. María Teresa I de Austria. Ella me hizo saber que mi lugar estaba en la
Universitá di Pavia, o Universidad de Pavia, para su gusto lingual.

Me fue mejor de lo que esperaba, era director del museo. Quién lo diría. Grandes
recolecciones del Mar Mediterráneo en mis manos, y un montón de talento que dirigir.

En Junio de ese mismo año, fui declarado como miembro del “The President, Council
and Fellows of the Royal Society of London for Improving Natural Knowledge”,o Sociedad
Real. Es solo que el primero suena más importante, a usted que le gusta el inglés debe
saberlo, ¿cierto?

Me fui manejando en la Universidad por mucho más tiempo. En 1775 fui declarado
miembro de la Real Academia Suiza de Ciencias. Parece que todo lo que tuviera la
palabra “real” quería que perteneciera de su lado. No le daba demasiada importancia.
1785. Un año de grandes experiencias. La Universidad de Padua deseaba que me
mudara a su despacho para continuar con mi trabajo, pero Pavia duplicó mi salario. La
comodidad sumada de dinero hizo la decisión más fácil.

Un colega intentó timarme, ¡tomarme el pelo! Tenía la esperanza de que la gente en


Pavia fuera menos carente de tonterías. Deseaba haber estudiado derecho en ese
momento. Le explicaré.

Uno de los beneficios de Pavia fue ofrecerme un viaje en el cual pude mantenerme
abstente de la enseñanza y el museo, el destino fue Turquía. Un año de duración.
Inspeccioné Heybeliada y Büyükada y elaboré cantidad infinita de observaciones de las
minas que ahí se encuentran. Mi regresó fue un rotundo éxito, fui recibido en Viena,
Austria, por José II del Sacro Imperio Romano Germánico, y mi gestión en el museo de
Pavia fue excepcional.

No para todo el mundo.

Fui acusado de extraer material de la Universidad para mi propia colección de


curiosidades. Una falacia, definitiva. Muchas cartas recorrieron Europa intentando
manchar el apellido Spallanzani. Y fui juzgado, inocente. Incluso mis acusadores más
grandes desistieron de aquel conflicto.

Pero sabía que todo había empezado en Pavia. Mi honor estaba intacto, pero cometí
venganza. ¡Que Dios me perdone! ¡Y perdone a aquellos que me han ofendido!

Coloqué un falso espécimen en la sección de ‘especies’, supuestamente perteneciente a


la Universidad. Como esperaba, mi “compañero” se tomó la atribución de crear un
texto bastante extenso sobre aquel espécimen. En el momento de su publicación,
desvelé la falsedad del mismo. Todo terminó en humillación colosal para aquel hombre
celoso de mi trabajo.

En 1788, redacté uno de mis mayores e importantes trabajos de investigación, cuatro


intensos años me tomó elaborar “Viaggi alle due Sicilie ed in alcune parti
dell'Appennino” o Viaje a las dos Silicias y algunas partes de los Apeninos. Volcanes. De
plantas a minerales, un proceso muy complicado.

Exactamente el Monte Vesubio y las Islas Eolias fueron el destino de la investigación,


un éxito sin precedentes.
Mi trabajo empezó comprendiendo parte de los procesos del ser humano, y luego de la
naturaleza.

Si Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, merecemos saber cómo funcionamos.


Es lo más cercano a Dios que estaremos alguna vez.

Mi primer objetivo fue la comprensión de la fecundación. La idea central era esclarecer


la reproducción en varios animales de diferentes especies.

Entre los animales que utilicé para poder experimentar se pueden mencionar las ranas.
Los resultados que obtuve señalaban que el desarrollo, hasta la fase de huevo maduro,
solo se podía producir en el útero, llegando a la conclusión de que la fecundación se
debía de producir externamente.

Además, podría atribuirme el título del “padre de la inseminación artificial”, aunque


suene poco romántico.

Demostré que esta era posible por medio de los perros. Tomé una jeringa y en ella
inserte espermatozoides de un perro. Estos fueron introducidos a una perra y fue
concebida. Gracias a este experimento demostré la importancia del espermatozoide en
la fecundación.

Intenté comprender la regeneración espontanea en reptiles y anfibios. Jamás llegué a la


respuesta del por qué no se produce en los humanos. Una decepción de la cual no
quiero hablar.

Y la digestión, ¡uno de mis descubrimientos más grandes! ¡Davvero eccitante!


Demasiado emocionante en su idioma, es que realmente me apasiona.

No tenía intenciones de utilizar a nadie, o nada más que a mí mismo como parte de mi
experimento.

Después de ver a cantidad de niños consumiendo huesos de cerezas sin ningún efecto.
Decidí tomar una bolsa de lienzo y depositar en ella 4,5 kilogramos de pan masticado.
Me la tragué. Un día después, mi procesó biológico expelió la bolsa de lienzo, vacía.

Esto demostró que la digestión es un proceso químico y no mecánico, como se creía en


aquellos días. Un logro muy importante en mi carrera científica. A pesar de haber sido
más asqueroso de lo que pude soportar.
Después de este intento, tragué pequeñas esferas de madera y tubos metálicos con las
extremidades tapadas con gasa, en ellos introduje alimentos variados. Intenté
vomitarlos sin éxito. Por mucha que fuera mi curiosidad científica, mucho mayor era
mi repugnancia.

Desearía explicarle más sobre mi trabajo pero últimamente siento un dolor


insoportable en la parte baja de mi estómago, no es por falta de educación, realmente
me siento feliz de haberle inculcado un poco sobre mi vida. Pero… ¡realmente tengo
que ir al baño! ¡Buona notte! ¡Se ha anochecido! Nos vemos.

Lazzaro Spallanzani falleció debido a un cáncer en la vejiga, el 11 de febrero de 1799.

Sus colegas de la Universidad de Pavia extrajeron el órgano y hasta el día de hoy es


exhibido en el museo de la misma ciudad, museo en el que ejerció gestión hasta el día
de su muerte, ya que falleció justo ahí. En la ciudad donde realizó la mayoría de su
trabajo.

Un hombre entregado a Dios y a la naturaleza, irreverente y controversial. Para


Spallanzani, el fin justificaba los medios.

Su trabajo fue base para grandes científicos posteriores como Louis Pasteur.

Además, la abreviatura Spall, se emplea para indicar a Lazzaro Spallanzani como


autoridad en la descripción y clasificación científica de los vegetales.

Un gran científico con una gran devoción por el entorno que lo rodeaba. ¡Vivere
Spallanzani!

Das könnte Ihnen auch gefallen