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Sea cual sea el método empleado, el objetivo final de la inducción hipnótica es provocar
el estado hipnoidal, justo en ese instante finaliza el proceso de inducción y se inicia el
de profundización y estabilización del trance.
De esta manera podríamos decir que el proceso inductivo cualquiera que sea su
desarrollo, se dirige a inhibir los aspectos conscientes del sujeto con el propósito de
llegar hasta su mente subconsciente. Esta es la razón por la que la mayoría de las
mecánicas inductivas, tratan de dar una «ocupación» al consciente del sujeto, como
puede ser contar numeros, fijar la atención en un punto o cualquier otra tarea… mientras
el operador va desgranando sus sugestiones. El consciente del sujeto es incapaz de
centrar su atención en dos actividades al mismo tiempo, y a pesar de que puede ir
conmutando su atención entre una y otra, tan sólo una de ellas puede ser su centro de
atención en un mismo instante. Las sugestiones que sortean la atención consciente del
sujeto son recogidas por el subconsciente donde permanecen sin ser evaluadas de una
forma crítica.
Este proceso unido al aquietamiento progresivo de la mente del sujeto hace que cada
vez el consciente ejerza menos control crítico sobre las informaciones que están
llegando al subconsciente. Finalmente se produce un instante de fragmentación de la
unidad mental, el consciente se ve imposibilitado de filtrar toda la información y se
manifiesta una disociación entre ambas. Ese es el preciso instante en que una sugestión
acertada por parte del hipnólogo abre una brecha en la parte inconsciente dándole el
control de la voluntad de la persona objeto de la inducción hipnótica. Como decíamos
anteriormente, las cosas sólo acaban de comenzar en ese momento, todos los esfuerzos
del operador deben centrarse ahora en la ampliación de ese canal de comunicación con
el subconsciente del sujeto mediante la utilización de sistemas de profundización.
Así pues todas las rutinas de inducción tan sólo pretenden crear por diversos métodos
ese momento de disociación, ese instante de ruptura de la vigilancia consciente del
sujeto que deja camino de acceso libre al subconsciente.
Podemos incluir, pues, la totalidad de técnicas inductivas en los siguientes seis grandes
grupos:
Cualquier sistema de inducción puede ser incluido en uno u otro de estos grupos
citados. En las siguientes páginas estudiaremos una por una cada familia o grupo
tratando de diseccionar las estrategias y los pasos a seguir en cada uno de ellos