Autor:
Eduardo
Morales
Gil
Reseña:
María
Isabel
Puerta
Con
Prólogo
de
Carlos
Raúl
Hernández,
el
autor
nos
conduce
por
las
vicisitudes
del
presidencialismo
venezolano,
recreando
la
naturaleza
del
personalismo
político
latinoamericano,
introduciendo
el
tema
de
la
reelección
y
la
estabilidad
del
régimen
constitucional,
señalando
la
necesidad
de
regulación
del
ejercicio
presidencial,
ante
el
avance
de
la
autocracia
plebiscitaria.
Coloca
el
énfasis
en
la
ambición
de
poder
más
desmedida
en
la
historia,
encarnada
por
Chávez
en
Venezuela,
representando
una
amenaza
a
la
democracia
y
una
burla
a
su
tradición
histórica.
Sobre
la
Reforma
constitucional,
señala
que
ésta
significa
una
fuente
de
graves
consecuencias
para
el
país,
pues
la
no
relección
inmediata
obedecía
a
medidas
de
protección
del
abuso
del
poder
y
los
recursos,
planteando
la
tesis
de
la
relección
perpetua
como
contraria
al
modelo
democrático.
En
la
tradición
constitucional
venezolana,
exceptuando
los
períodos
gomecista,
perezjimenista
y
chavista,
la
relección
no
había
sido
inmediata,
actuando
como
garantía
de
alternabilidad
en
el
poder,
justificando
así
la
inconveniencia
de
la
relección
indefinida.
Morales
Gil
plantea
el
tema
del
culto
a
Bolívar
y
su
deshumanización,
incorporando
el
análisis
sobre
sus
tesis
en
relación
al
ejercicio
del
poder,
sobre
la
Libertad
y
el
despotismo
militar.
Revisa
pasajes
del
Congreso
de
Angostura
(1819),
destaca
la
discusión
sobre
el
principio
de
la
alternabilidad
republicana
y
la
Presidencia
vitalicia
y
hereditaria.
Señala
el
espíritu
antireeleccionista
de
la
Constitución
de
1811,
describe
el
sufragio
censitario
(1811)
que
privilegia
a
la
nobleza
territorial
criolla
y
la
burguesía.
Revisando
el
proceso
constituyente
de
1811,
subraya
la
influencia
de
Locke,
Montesquieu
y
Rousseau,
justificando
el
rechazo
del
Absolutismo.
Plantea
que
la
Constitución
de
1811
recibió
la
influencia
del
liberalismo
político
de
la
revolución
Francesa
y
la
Constitución
de
los
Estados
Unidos
en
la
figura
del
Estado
Federal.
En
una
minuciosa
revisión
de
los
Documentos
Políticos
del
Libertador:
Congreso
de
Cariaco
(1817),
de
Angostura
(1819)
y
el
Congreso
Constituyente
de
Cúcuta
(1821),
señala
que
en
los
documentos
políticos
del
Libertador
hay
una
constante
referencia
a
la
integración
política
de
las
antiguas
colonias
españolas.
Seguidamente,
analiza
La
Cosiata
(1826),
la
Disolución
de
la
Gran
Colombia
(1830),
la
Convención
de
Valencia
1858,
el
Federalismo
y
antireeleccionismo;
la
Constitución
de
1881;
la
no
reelección
en
las
Constituciones
de
1901
y
1904
y
la
reelección
continua
de
Gómez.
Morales
Gil
se
refiere
al
período
de
López
Contreras
y
la
ruptura
del
continuismo,
señalando
la
dura
transición
hacia
la
democracia
con
el
reagrupamiento
de
las
organizaciones
políticas.
Destaca
que
Medina
Angarita
también
fue
partidario
de
la
no
reelección.
Describe
los
sucesos
del
18
de
octubre
de
1945,
calificándolo
como
“movimiento
cívico-‐militar”
dirigido
a
la
devolución
al
Pueblo
de
su
soberanía,
siendo
la
Asamblea
Nacional
Constituyente
de
1947
quien
instituye
la
no
relección
inmediata.
Describe
las
maniobras
de
Pérez
Jiménez
para
perpetuarse
en
el
poder,
luego
de
la
muerte
de
Delgado
Chalbaud:
las
elecciones
de
1952
y
el
desconocimiento
de
los
resultados,
reinstituyendo
la
reelección,
la
Constituyente
de
1953,
hasta
el
Plebiscito
de
1957.
Finalmente,
analiza
la
Constitución
de
1961
y
la
no
reelección
inmediata,
para
cerrar
con
reelección
indefinida
en
la
Constitución
de
la
República
Bolivariana
de
Venezuela
de
1999.