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Los reyes católicos expulsaron a los judíos, no a los musulmanes, de la península ibérica en 1492. Aunque se derrotó el último reducto musulmán en Granada, la población musulmana continuó viviendo allí hasta 1609-1613, cuando Felipe III decretó su expulsión. Los judíos fueron expulsados debido a los estatutos de limpieza de sangre y por el miedo a que colaboraran con los otomanos, mientras que los musulmanes se quedaron sin población
Originalbeschreibung:
Aclaración sobre la expulsión de los judíos de España
Los reyes católicos expulsaron a los judíos, no a los musulmanes, de la península ibérica en 1492. Aunque se derrotó el último reducto musulmán en Granada, la población musulmana continuó viviendo allí hasta 1609-1613, cuando Felipe III decretó su expulsión. Los judíos fueron expulsados debido a los estatutos de limpieza de sangre y por el miedo a que colaboraran con los otomanos, mientras que los musulmanes se quedaron sin población
Los reyes católicos expulsaron a los judíos, no a los musulmanes, de la península ibérica en 1492. Aunque se derrotó el último reducto musulmán en Granada, la población musulmana continuó viviendo allí hasta 1609-1613, cuando Felipe III decretó su expulsión. Los judíos fueron expulsados debido a los estatutos de limpieza de sangre y por el miedo a que colaboraran con los otomanos, mientras que los musulmanes se quedaron sin población
Reyes católicos expulsan a los judíos de su territorio (1492)
Los reyes católicos no expulsaron a los musulmanes de la península en
1492, sino a los judíos. 1492 es una fecha en la que ocurren tres efemérides muy importantes que a veces se confunden entre ellas: 1) llegada de Colón a América, 2) expulsión de todos los judíos de Aragón y Castilla (con especial ahínco en la Corona de Aragón) y 3) derrota del último reducto de poder musulmán en la península: el Emirato nazarí de Granada. Lo que se derrotó en esa fecha fue el dominio musulmán, pero la población musulmana (los llamados moriscos) siguió viviendo en la península, especialmente en Aragón, Valencia y Andalucía hasta el periodo 1609-1613, cuando se decretó su expulsión bajo el reinado de Felipe III. Los motivos fueron los estatutos de limpieza de sangre, el miedo a que los moriscos colaboraran con los otomanos y las represalias por la revuelta de las Alpujarras. Valiente error, porque España se quedó sin población que ocupara y trabajara las extensas zonas agrícolas de esas regiones. Otro tema es el origen étnico de los musulmanes (más tarde moriscos) de la península: en realidad no diferían demasiado de los cristianos peninsulares. Los árabes no trajeron grandes contingentes de población árabe a la península, tan sólo sus soldados y unos pocos gobernantes. La población a ambos lados de la frontera político/religiosa era la misma, de sustrato íberocelta, con pocas aportaciones romanas y pocas aportaciones germánicas, ya que tanto romanos como visigodos tampoco aportaron mucha más población que sus fuerzas militares y la clase dirigente. Los que sí aportaron más población foránea a la península bajo dominio musulmán fueron los amazigh (mal llamados bereberes), la población autóctona del Magreb (región del norte de África, que hasta la expansión mahometana no era de religión musulmana ni había tenido relación con el mundo árabe). Estos sí supusieron varias oleadas migratorias en la península, pero no llegaron a representar más que una minoría de la población musulmana total. Eso sí, bajo el emirato de Córdoba (la primera organización territorial de la "España" musulmana independizada del emirato de Damasco), pronto empezó a utilizarse el árabe de los gobernantes como lengua de cultura y más tarde como lengua popular, sustituyendo al latín vulgar (que siguió perviviendo a duras penas en forma de mozárabe). Y es esa lengua árabe, hablada durante siglos por peninsulares y amazighs en la Al-Andalus musulmana, la que configuró parte del léxico de lo que hoy en día es la lengua castellana.
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