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¿AlianzaMúsica
Capírulo Z
t Ed**d Lockspeiser, Debussy: His Lit'e and Mind.,Londres, cassell, 1962, vol. f,
p.115.
ji:ec¡a que-tuví:::on
En ua caoíruio pcsterior analizarc la infiL,e,:cia
esos so,,idou *uruuliloro, ,ob.. la rirú;sica de De'5u's,'; aquí só1o obser-
;;;;;t- q;. "i..rir-ÁLr,e, Debussy ¡ue el priner ¡rúsico occidental- que
supo recono.a, y ,..prur .t i".4" d" qo. se encontraba irente a una cultufa
;í;.r1;;;;;l;s;#;; .,r" propio' iét'ni"o', era plenamente equipzrrable
fr-o..iá.Árái,-unu cu¡ura'<ie^la cual Occidente podía aprender. Con:o
"
,r.r"*or, Deb,uisy estaba meniaimente preparaJo,pare esta nue.va exPeien--
cia, y eátr. lot *úti."t de su, ép-oca, {ue el único ce"pa-z de rncorporar
a
2 Curt Sachs, Tbe Wellsprings ot' Music,LaHaya, Martinus Nijhoff, 7962, p. L24.
46 Música. Sociedad. Educación
e Colin McPhee, .<Dance in Bali>>, en Jane Belo (ed.), Truditional Balinese Culture,
Nueva Yo¡k, Columbia University Press, 1.970, p. 111.
{,a música {uera del rnarc3 eurcpec
5i
Bali estaba dirigido por un chófer, cuyo asisiente e:a ufi niño de unos
clnco anos.
,. Los garnelanes ensayan por las tardes, Lrna vez terminado el trabajo dei
día, pero hasta el concepto'de ensayo ¿iii.r. d.i;;;;;*La
composición
la enseña, po. i*irr.íón;';;;r;
::.^:: h_r, de aprender {u. p,r.á. ,.,i,
o perten€cer al gamelán de un príncipe, pero ladá ejecutante
:::r.^ri 111.,conrribuciones
puede hacer creativas y ap-orrar
no- ser incorporadas a Ie músi.u. Á dif"r.nciarugár.nii^r qu. p,rád.n
?e ro qr.'sucede con-o ros
músicos afici.nados de occidente, para quienes .rtatiár-.I; q";
intentando algo que otros han heciró ant.i murtitud d.,r"..., y
Já"
'lá-r,rrtrrr.iu
m,-rchírimo
1nel,or, el aporte creativo de estos -ejecutantes r.,áitig" n misma
de lo que terminará por ser, en foirrru *,ry p".,-riiu?, ," p..pi^ pieza.
Los
s¡n públicos, y observados con inieiés po, io, á.-'á,
:irÍl::
de la cludad o aldea, que comentanla actuación con conocimiento É"Uir¿*..
de causa
y a menudo hacen sugerencias. Así, la pieza rr....r*áo uri. iár.;"rE
todos, y ei ciima de lá función o acruación final diii";; ,";i po.o
los ensayos.- No es,raro,que ,n-grmerán precise seis meses para
á.t J.
resorver
los intrincados detalles,de ,na piíza y rogr* ü;;irió"-il .orr;rnto que
es el sello distíntivo de una buena actuáción. éada uno ¡.
en realidad, tiene que tocar una pafte burt"nt"-po."-.Lpii.Jr;;;;;
l*'-rlri."c
Ia complejidad de la rextura mrs'ical se genera en la intáracción
de las
diversas partes.
La educación de los mú_sicos jóvenes no tiene r,gar en academias ni
escuelas, sino en el, seno del propio gamelán. to, ,i¡?, .rt,ín
primera fila en cualquier grupo que ésté observando ,-rn ..rryo
,i.-pr. *,
o una ac-
tuación, y.en las piezas de sombras que duran toda Ia n".Á.
se 1os ve
dormrtar, despertarse y aplaudir ¡uidosamente los pasajes más interesantes.
la v:rg?q es q.ue
Inasta .durante esras representaciones no á, o...rario observar
er urtrmo detalle, como nos sentimos- obligados a hacer en occidente;
Beryl de Zoete observa: <<Esrar arento a ra daiza... .; ¿;;i una forma
de
ser, un sentimiento más bien que una acción. Nosotros miramos y
miramos
con una seriedad tal que se nos hace fatigoso mucho antes de que
termine
La danza. El balinés.-.- se sumerge en iJatmósfera de ra Á^ni^ y
alrí se
queda, como en un paisaje f.amillar. La naturaleru rro
t. i-pone a uno la
exigencia de una atención perpetlra, como no se la impon. .riru
,.pr.senta-
ción de danza belín.ru, q,ré ,hi simpremenr. pu.u'q". uno disfrute de
ella de diversas maneras»ro."rt¿
A los niños se 1., ulort,rÁb." á;J;;i*r*
cipio a ios ritmos intrincados y a la compreja polifonía no-uirrórri.u
de Iu
música, y muchos empi,ezan a tocar a edai *Ly't.*pru"r.
M,i, de un autor
ha observado cómo, durante una actuación, uno i. ros *i"o,bro, de un
gamelán se senraba en 1as rodillas a su hijito y, ponie.rJol.-.,,
lu, maniras
los palillos del metalófono, Ie hacía tocar ür t..rur r...r*rir,
adecuádo.
á .r mo*"rrto
i0 Beryl de zoete §Talter spies, Dance and Drama
v
Universiry P¡ess, 2.. ed.', -1973, p. fe^.---'
in Bari, Londres, oxford
52 M'úsica. Sociedad. Educación
que una orquesta .^pi;;; p.uttit" t"'u ut¡' pieza de música' hay un círculo
ápectadores, ,rpi.r.rt.1 a actoies, actores suplentes, niños y ancianos'
todos igualmenre
de una manera nueva de tocar una vie)a pieza
absortos en la siempre r.návrd" creacíón
11.
de música
Vemos,pues,queenBalilamúsicaesunarteintensamentecomunita-
rio. Las composiciónes no se anotan, sino que los músicos las llevan de una
va haciendo
..Á""1¿r¿ i otra,;-;ili *;re-creaáas, ya que cada comunidadmucho,
sus Dro'ias variaciánes sobre la pieza. ios gamelanes viaian esp+
;lñ;;il-á";;;. h" i.*porudur festivas, lévando consiso su música. Los
enüe
modelos son, en general, las antiguas cortes principescas que compiten
11 Margaret Mead, «Children and Ritual in Bali», en Jane Beio (ed')' op' cit '
p. L99.
La música {uera del máicc eurcpec ::i
12 Margaret Mead, <<The Strolling Players in the h(ountains>>, en Jane Belo (ed.),
op. cit., p. 145.
54 .11¡i:ic¿. Sociedad. Educación
ts Cliffo-rd Geertz, Person, Tine and Conduct in Bali: An Essay in cultural Ana-
/ysLr, New Haven, Yale Southeast Asi¿ Studies, 1966, p. 47.
La rnú:icc íuer: Crl inarcc eufoiec
_ r{ Gregory_
Ecology
Bateson,
ol Mind,
<<Bali: The Value System of a Steady Staterr, en Steps to att
Londres, Paladin, L97),'p. 86.
56 l\.fúsica. Scci.edai. Educación
entre las dos n:úsicas hubo la-s sirniiicudes suficientes po.", hu..r posible
una síntesis, pero cieo que obedece, más aún, a que ios africanos
cados bruscarnente de su tierra aatal, sujetos a penurias y ciegradaciones
sin cuento- se vieron obligados a reconstruii una cultura a paitir de
ci-ralquier hilacha y iragmento qr:e tuvierao a mano" La música africana
no era no es-- en rnodo algunc un arte primitivo (entiéndase poi tal
cosa 1o-y que se quiera), sino una principalísima expiesión de un pueblo
sudl y espíritual, que había coionizado en su totalidad aquel coniinente,
vasto y muchas veces inhóspito, y logrado desarroliar estructulas políticas
que, por 1o coraún, tenían éxito allí donde las nuesttas tan señaladarnente
han fracasado: para contener la ambición desenfrenada de los individuos y
para rnantener las estructuras sociales en una dimensión 1o basmnte redu-
iida como para que fueran manejables (tiranías como las de Dingisrvayo
y Shaka fueron, sobre todo, una respuesta al desbaratamiento de las cos-
tumbres a{ricanas por obra de la colonizacíón europea). <<¿Dónde, final-
mente, se encontraba el precedente de las estructuras sociales e ideológicas
construidas por los africanos, tan divetsas y tan adaptables, unidas en forma
tan intrincada, en un entrelazamiento tan hábil de 1o posible y lo deseable?
¿De dónde sacaron esos sistemas su savia y su vigor, a no ser de las pobla-
ciones que los cultivaron como forma de su propia creatividad?», se pre-
gunta Basil Davidson ró. Esa creatividad se muestra de la maneru más
destacada en las artes. <(En un sentido profundor>, dice Davidson, <(las artes
del Africa iletrada compusieron sus libros y testamentos sagrados>> 17. Y de
todas las artes de Africa, la más exrendida y rnás ríca es la música. Hasta
enire los esclavos, como un reveiendo john l)avies, de Virginia, señalaba.
en una catta a John \lesley, hacia !735, <<no puedo menos que observar
que los negros, por encima de todos los humanos que haya conocido, tienen
el oído más sutil paru la música» 18. Es más, tan penetrada está de música
la cultura afticana que, como señala Francis Bebey, muchas lenguas afúca-
nas r1o tienen una pal.abra para nombrarla; las tienen para las forrnas y
tipos musicales, pero ese gran arte, en sí, es parte de su medio a tal punto
que no lo ven como poseedor de una identidad aparte.
Debemos recordat tarnbién que Africa no fue jamás el <(continente
negro)> de la imaginación popular; la historia de Africa, que en la actuali-
dad se está reuniendo e hiivanando, es la de una cultura compleja y refi-
nada, tan humanista y antigua como la de 7a taza humana, de la cual es
muy probablemente la cuna. En ella se viajaba y se comerciaba libremente,
no sólo con el mundo átabe, sino también con la afltigúa Grecia, e incluso
con China e Indonesia (de donde es muy probable que haya provenido el
xilófono africano). Tenía también grandes ciudades, no solamente Benin,
visitada en los siglos xvrr y xvlfi por muchos viajeros que la consideraron
tan espléndida como cualquier ciudad europea, sino también una cadena
16 Basil Davidson, Tbe Alricans: An Ertry to Cultural History, Hardmonsworth,
Penguin African Library, 1973, p. )6.
1i Basil Davidson, ibiC., p. fil .
18 Citado en Gilber Chase, American Music, N,teva Yo¡k, McGraw-Hill, 2.' ed.,
1966, p.80.
,8 Iviúsica. SociedaC. Educación
20
J. H. K'wabena Nketia, The ilLusic ot' Africa, Londres, Gollancz, 7975, p. 207
1Música. S<.,cie.iad. E,luc¿ción
60
ior*o Á4, eficaz posible, no sólo 1o que tiene qu-e decir' es'
21
p9bey. At'y1gn Music - A People's Art, trad. inglesa de Josephine Ben-
nett. -Francis
Londres. Harrap, 1975, p. 120.
2 Francis Bebey, ibid., p.-120.
62 fuiúsica. Socedacj. Educaciéa
flLls), no sólo de cuair:c, cinco, seis c sietf tonüs en 1a octa.ri (de las cuaies,
1a penratónica es la- más cornún). sino también ; t;;;;idad de afina-
ciones diferentes. IVIuy pocas, si hay algrina, coincidln exactament€ con los
tonos de la escala temperada occidá;rral (que a muchos africanos les suena
intolerablemenre clesafinada);
ti."l.. .cada región. e incrtiso cada tríbu ; ;i¡;;;
propio y.sutil matiz de alturl, y Í.ortu ias hay que tienden a uná
qlvlsron,t" lgual de
.[a octava, como en nuestra escala constituida solamente
por tonos enteros, Est¿rs afinaciones no son aieatorias ni accidentales, sino
qlre se las discute, se las tabaja y se las precisa con metódi.u ."u.íir,.á;
un músico- chopi, por. ejemplo, q.ie ,uyu á, una aldea a otra, tendrá c1ué
volver a afinar su xilófono para poder io.u, la orquesta. pero se corisi-
dera que-las alturas. básicas, por-io_menos en".,la música vocal, .o"rt;i"y."
pllntos ,de referencia. a panir de los cuales puede moverse'el cantaite,
«flexibilizando>> las alturás y deslizándor. d. ,rn tono al siguienre tal comó
podría hacerlo un cornetista de iazz; los verdadero, ,o.ro", siempre están
implícitamenre presentes.
Las frases melódicas tienden a ser cortas, y 1a repetición es común;
de hecho, la repetición es una de las características cle"la música aÍticana'..
La imptovisación es menos común de lo que uno se podría imaginar, y la
improvisación_]ibre, sin marco de contenciSn alg,rno, üri desconácida'. TJna
secuencia de llamada y respllesta puede prolorigarse durante varias horas,
con una repetición aparentemente monótona de una misma frase breve en-
tonada por un líder y respondida por ei coro, pero en realidad se van
pro-duciendo conrinuamente sutiles váriaciones, .ro uó1,, en las propias líneas
melódicas, sino también en su relación con el compiejo entiecrlzamiento
de ritmos al que se van ajustando los tambore, o .j úatir de prl*rr .1""
constituyen el acompañamiento. Al principio, al oyente occidental se'ie
hace difícil distinguii melodías en b,rána paite-de la'música vocal a{ticana;
con. frecuencia, ésta Ie parece una mera exageración de las infiexiones dei
habla, ccn sus glissandi y distorsicnes tonalei y ,t.ru d.r.orocidas relaciones
de altu.ra, ],ero eso es exactamente lo q"" írr melodías se proponen ser.
El estilo de la mayor parre de la músiia vocal africana tiende'«a imitar
trn fielmente como sea_posible, y sin ningÍrn adorno, el habla y los pensa-
mientos del pueblo» (Eebey'u), y u los éuropeos les lleva ciárto tiempo
llegar a percibir los difere,t.r .ónrornor *"Iódi.o, en lo que tienen ie
claro, individualizado y expresivo. Es raro que la melodía se use en una
{o¡ma expresiva personal; ür. po.m, puede I"rn.ntar la muerte de un niño,
pgro 1o más probable es que ie le acbmpañe con una música vivaz. «[Los
africanos] no_procuran .uo.ar las cavilésas emociones que asociamos con
nuestras baladas sentimentales, compuestas en el marco de alguna lejana
comarca teatral. Van_ en pos de la vivencia extática de una párticipaáión
total, en la música y la danza, de su dolor común. Así ellos, albailar iuntos,
comparten» (Tracey 27). Las repeticiones de la música aflicana tienen una
función en el tiempo que es la inversa de nuesra propia música: disolve¡
1 Frr,-tr Bebey, op. cit., p. 132.
." t]rglr-Trac_ey, chopi Aiusicians, Londres, oxford university press for the Inte¡-
national African Institute, 2." ed., Lg7O, p. 4.
Niúsi"ca' Socie<iaci' Eciucación
64
en e1 que no se ad'/ierte
e1 pasado y erl en un único presenle eterno' varias
iut'-rro p"át p*to"s?:::^d"ranre más
va el paso del nemp<"r' Uua dcltlación
to'*'oi*"'-'re'ni coririenzo ni final;
iroro, ó toda la noche'.sin tenei
puru .obrur'i*p.rlro y. es probable
que finai-
bicn, necesitará cierro ii.*pu a medida Qtre los rnúsicos se cansan y van
rnente s.: vaya' *oeñlia'"'dl" porque tuyo ''tt límite de tiempo
esta-
perdiendo .rltt"i"Áo, pero no
blecido.
que en general agtaáa ai oído europeo es la
L,a música africana 'más
0,.11i:',;;"+i*f ]li,i'::"Ji.:*:Jilt::tfiil,.lti:Xfl :'i:Ü:ü:i:
Jon persittencia ok,.. . - t,..-, . .le una sola rnbira
¡rabados en una p9ll:"li .1"'"¡l'7t*.,lt-u"'o e[ de "f
"r,-I"-",,'"'-r."rf
Ia flauta con que un
pulsad,r,por un,Tllt[ tv, ¿. paso, advierie a los
Dastof hutu qurebl 1t,,ll1,i'aÍ'll"l*-¡,. Toáot estos sonidos' y ottos
ir.rodea.iores qlle ár g^"'J"-t'ti uigilua"1-
..idu u" de buenas
lá ^uvor
más, se pueden "í";'Í;;ñ;";;;"
quJ'.,iu';;^il¿J 'i*i¿¿
pt,l"r,.ot recurrir.para que nos mues-
grabaciones u r^ q"e. li que más lograda
tren Ia riqueza o""iu"LJrü-urri.ur,á."É"r;;J porque la que
resulta en el disco * tt","irn;
Jt i'ií*-t""1táptutiva' a una
riene un carácrer áar-riioul
y^.o*.rniti"io-r. t.d".á en la grabación
á"úáo ' ú';;;;l á" t ':::" v de1 espec-
mera somb,, d. 'i?i';;-
ü:"f ''r*'t"
,¿itu*,:H,!;':",r-#'::l{{*:":o!'íl';:'#:'qii""""'umusical
t*'*i''"' t"" ái' á" dtmlle un grupo de
africaua, vaiclría ü' ;;;; y ,.tiío,l.t nrusicales ponen en entre-
i,lr?t",*iíiiá;J;r
músic,)s africanos attrcaoa'
,o.iál'";'r.;ü;;;;1", ,.f...r,r.t iro só10 a la música
dicho mucho, h;il;'';'á;-i' técnica musical' se
sino tambié" u L^l'['u';-;;;;;d"en las'o'r'oii-i¿á¿es de Ia
costa mozambi-
rrara de 1o, .hopi, ,{";" ;i;;; Map."oIS'-t fY:-:'*"t'ivamente es-
oueña. al no*e a"i ü"t"t Jt '*útitu
;:,"d;;;i^#.,d,*.Pil,"*:*n:rsi:''¡*""5::Illx?11:
?ff
xn,l1;?';x#,:",:rif .,,'*¡:#iHe;;;íü:=q'll',r;mr";';:;;
chopi tienen slempre^-
alcleas *i' gr^ra.s de.los y
Las présidida por su propio coñrposltor
u t"",tf,5,,'"^;]"'-üir*intt'
orquesta
direcror mtrsicar, t-#';ti; 11";í*;-*.,"m:Xff ?^5'ff:I;
d;
#i;;";;-ho"' v que son l'lrego
{i*';,,r:":i¡"*",, 1,13"'TJ;T'i'T;;
dt d"-' §át' obtut en varios movlmientos'
coreografiado' poi"''Ji'"t'J'
cadatrnodejos.uul",durahasra.¡'.'*"-*isminutos,queincluyenuna
(en ocasion"t"'i¿t á" ""u) y' un
final' y que cul-
introducción o'qt"itut de ia obra'
minan .n M"i';;"; ¿;;" canto' a;''.o;;'it"" Ll-'co'u'ón de los años
'l
Cuando et doctor Tracey
esttrvo t"'fu:o'u^b-i9Yt: '*rediados
weNvamombe v Gomu-
cuarenta, hobiu io' ;;'1';;';'ü""ri"""á;^K;;"i dedica el liL,ro)'
weSimbi [^";;i;;;; .1 u..,o.,,.],^"jái,o .,,.o*iable' eu
komu ¿É sus obras en chichopi v
Jt 'rnsrcs'
Ia cual
,i,-,rio.,es locales y
"^ti"
v Tracev tópicas' srn
'"p'odJl"'1;;;";t;; .i"
..,r, la u.[rrr.iói"d; ";;';;",i!-
2s Hugh TtaceY, ibid
i.a ¡nílsica {rie¡a del trrarcc t!rcÉe<: '3i
prer¡.:j;;i¡3 y s.: la pr-13de hace¡ de iario. l-¡rrcey.jice qi-re F-atii:Li, c¡ue había
coillpuestc por ir-, iilenL)s.licz de esiir.s no podía -rec(-rrdar más que
".L.ras,
ias dos c) tres úiLimas, y aigluros ilagmentcs de ias ¿11¡s¡irlres, y eso no
p4recí¿t preoclrpijrle en absolliro. [-Iabí¿: mucho nrás, al parecer, en la fuente
cie ii.,¡'de aqr-iéii.:s ir¡l,ían \,.nido, y 1os chcpi lc.s balineses- no
-cnmc en contaclo coít
ven rliré rrecesid¿r.l lrav i]c <,ciásicos>> que lr:s in¿fiteilgai-]
sr-r pris,riio, ni necesitan reir,igiarse en e1 pasado.ie las presiolies del pre-
sentc. P¿rrrr e:ios ilúsícos ailic,rnos, 1.r iinportri.rte es el pi:trceso de ia crea-
cic,rn; la irnpoillnciir clcl pr.,..ilrct() es 1i)Lit/ relai¡'¡r,'¡ se ie puecie descartar
sin ic¡rorcir¡nieirio i,i. perra, i.¡ cu:ii es uir signo de 1a e.'<,istencia, en estos
artistlis t:in pródigatlrente ctealii¡os, de una conlianza en sí mismos de
irr q,-re a1 parecer sc Cárücrr en Occidente .