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TERCERA CLASE:
CONTENIDO:
Las fuentes del derecho tributario dentro del ordenamiento guatemalteco, se pueden ubicar de forma
dispersa en distintos cuerpos normativos, es por ello que es necesario hacer alusión a las fuentes
internas, a través de las cuales se estructura el actual sistema fiscal de la nación, y las fuentes
externas que complementa dicha estructura, y ayudan al desarrollo del ámbito tributario; estos
elementos en su conjunto conforman las disposiciones más importantes del derecho fiscal
guatemalteco, es por ello que resulta de imperiosa relevancia tratarlas dentro del presente apartado.
Al momento de referirse a las fuentes internas del derecho tributario, se hace alusión a la legislación
propia del derecho fiscal, y las normas que se aplican supletoriamente a esta materia, las cuales
permiten demostrar la forma en que se estructura y rige el derecho tributario en Guatemala;
abordando para el efecto los siguientes cuerpos normativos:
Es, así pues, que la Constitución forma el eje fundamental del Derecho tributario, ya que
establece los fundamentos básicos, principios, derechos, obligaciones y procedimientos bajo
los cuales se estructura esta rama del derecho, siendo por ende una disposición de
obligatorio cumplimiento, que no puede obviarse en ninguna circunstancia.
3.1.2. Código Tributario. Decreto 6-91 del Congreso de la República de Guatemala. El Código
Tributario, es el cuerpo normativo que reúne todo lo que jurídicamente concierne a esta área
del derecho. Su articulado, regula de manera concreta la forma de estructura y desarrollo
del sistema tributario del Estado de Guatemala, implementado así disposiciones base de
aplicación general a todos los tributos, impuestos, tasas, arbitrios, y de las relaciones que de
la aplicación de las propias normas del derecho fiscal se ocasionen. Por tal razón, se afirma
que el Decreto 6-91 del Congreso de la República, es una norma base que desarrolla los
supuestos esenciales bajo los cuales se debe estructurar el sistema de tributos del Estado
de Guatemala.
1. Una parte General: Este segmento del Código establece un conjunto de normas de
aplicación general a todos los tributos y leyes particulares de la materia tributaria; esta parte
puede ser considerada como la más importante del código, ya que a través de la misma se
estructura lo que es la base del derecho tributario, y se establecen aquellos principios propios
de la materia a través de los cuales el Estado podrá cumplir su función fiscal.
2. Parte Especial: Este segmento comprende disposiciones específicas sobre los distintos
tributos que integran el sistema fiscal guatemalteco, estableciendo una serie de
lineamientos en cuanto a su aplicación y ejercicio. Específicamente en lo que respecta
a las fuentes del Derecho Tributario, el decreto 6-91 del Congreso de la República
(Código Tributario), en su artículo segundo señala cuáles son los cuerpos normativos
que considerará como fuentes directas de su ordenamiento, es decir, aquellas
disposiciones que podrán crear nuevas obligaciones fiscales, o bien modificar o suprimir
las ya existentes.
Para tal efecto, el artículo dos del decreto 6-91 de Congreso de la República prevé: “Son
fuentes de ordenamiento jurídico tributario y en orden de jerarquía:
5. El tercer y último supuesto, sitúa a los reglamentos como último peldaño de la estructura
normativa tributaria del Estado, debido que su función radica en torno a los parámetros
establecidos por las leyes, ya que los reglamentos tendrán el objeto de prever los
mecanismos adecuados para ejecutar las disposiciones que de las leyes fiscales
manden, es decir constituyen un complemento a las disposiciones legales previstas por
el Legislador. De conformidad con lo expuesto, el sistema tributario guatemalteco,
sustenta su estructura en dos principios básicos, el principio de legalidad y el principio
de supremacía constitucional, a través de los cuales se señala que la Constitución es
la cúspide del Ordenamiento legal tributario del Estado, y que únicamente aquellas
disposiciones legales emitidas de conformidad con los parámetros establecidos por ésta
serán válidas de pleno derecho. Es por tal razón el Código tributario únicamente
considera fuentes de su ordenamiento propio a las leyes, los tratados, y a los
reglamentos, que serán los que de conformidad con los presupuestos constitucionales
conforme el sistema tributario del Estado.
Es así pues, que el CAUCA a lo largo de los años ha cumplido con la misión de
establecer una legislación aduanera básica entre los estados centroamericanos,
conforme a los requerimientos del mercado de los países que con lo conforman, es
por ello que atendiendo a los cambios radicales que ha sufrido el comercio a lo largo
de los años, este Código se ha visto sometido a constantes reformas, las cuales
como se evidenció, se han efectuado para que sus disposiciones se adecuen de una
mejor manera a la realidad comercial de la región.
5.1.4. Leyes Tributarias Específicas y sus Reglamentos. El Derecho Tributario por ser
una rama autónoma del derecho financiero, posee su propia legislación, la cual se
origina desde la Constitución Política de República Guatemala, otorgando esta
norma suprema al derecho fiscal una serie de artículos específicos destinados a
desarrollar todas y cada una de sus instituciones, siendo tales preceptos normativos
la base que ha hecho que el derecho tributario cuente con un abundante conjunto
normas ordinarias aplicables particularmente, a las s relaciones fiscales que
pudiesen surgir entre el Estado y la Colectividad, es decir una serie de cuerpos
normativos que se aplican a toda relación fiscal que surja dentro del estado de
Guatemala, como lo son:
a) Ley del Impuesto sobre la Renta (Decreto número 26 -92 del Congreso de la República)
y su Reglamento (Acuerdo Gubernativo 596-97).
b) Ley del Impuesto al Valor Agregado (Decreto número 27-92) y su Reglamento (Acuerdo
Gubernativo 424-2006).
d) Ley del Impuesto de Solidaridad (Decreto número 73-2008 del Congreso de la República).
Las leyes citadas anteriormente, constituyen una fuente directa para el derecho tributario, ya
que las mismas fueron dictadas por el Congreso de la República, atendiendo a los
procedimientos previamente establecidos para el efecto en la Constitución, formando así un
cuerpo legal que desarrolla las necesidades de ingresos y egresos del estado, y que se
encuentra sujetas y desarrolladas con base en los principios de legalidad, supremacía legal,
igualdad, no confiscación y principalmente al del bien común de la sociedad.
5.1.5. Ley del Organismo Judicial. La ley del organismo judicial es una norma supletoria
para el Derecho tributario, dado que la misma dentro su Título I, Capítulo I,
denominado “Preceptos Fundamentales”, señala una serie de garantías esenciales
de aplicación general para el ejercicio de las leyes tributarias, y los derechos y
obligaciones que engloba cada cuerpo normativo.
Dentro del tema referente a las fuentes del derecho, el artículo dos de la ley del
Organismo Judicial señala que:” La ley es la fuente del ordenamiento jurídico. La
jurisprudencia, la complementaria. La costumbre regirá sólo en defecto de ley
aplicable o por delegación de la ley. Siempre que no sea contraria a la moral o al
orden público y que resulte probada.
Es por tal razón, que los elementos enlistados en la ley del Organismo Judicial,
deberán ser aplicados observando en primer lugar las disposiciones propias del
derecho tributario, y los principios de legalidad y supremacía constitucional, ya que
de lo contrario se podría vulnerar las políticas básicas del derecho fiscal.
Así mismo el artículo 2 “b” del Código Tributario, manda que los tratados
internacionales con fuerza de ley, conforma una fuente directa de obligaciones
tributarias de la nación, siendo los más importantes para Guatemala, los siguientes
El acuerdo General sobre Comercio y Aranceles, o bien conocido por sus siglas en
ingles GATT (General on Tariffs an Trade), es un convenio internacional celebrado
en el marco de la Conferencia de la Habana en el año 1947, el cual fu suscrito por
veintitrés países inicialmente, que buscaban establecer mejoras arancelarias para
la exportación de bienes y servicios, procurando obtener tales resultado a través de
la adopción de dos principios fundamentales: a) El principio de la nación más
favorecida; y b) Reciprocidad.
El GATT, fue actualizado por primera vez para incluir nuevas reformas en el año
1955, posteriormente en el año 1960, y por último en el año 1944, la cual constituyó
uno de sus cambios más importantes al haber creado la OMC, pasando a ser los 75
países miembros del GATT miembros de la OMC el primero de enero de 1955, y los
restantes ingresaron en los siguientes dos años.
Guatemala forma parte del GATT desde el 10 octubre de 1991, y de la OMC a partir
de 21 de junio de 1995, lo cual implica obligación por parte del Estado de cumplir los
parámetros consignados por el GATT, y por la Organización Mundial del Comercio
en la mayoría de disposiciones comerciales.
El acuerdo consolidado bajo los preceptos expuestos por el artículo VI del GATT de
1994, desarrolla los principios fundamentales establecidos en el referido artículo con
miras a su aplicación en investigación, determinación y aplicación de derecho
antidumping.
Es decir, crean una plataforma internacional para garantizar los derechos de los
nacionales sobre los posibles abusos de los exportadores, respecto del
establecimiento arbitrario de precios en cuanto a las mercancías exportadas, y los
precios de estos en el marcado nacional, fomentando la creación de bases de
equidad e igualdad en el comercio internacional.
Es, así pues, que el Código Antidumping constituye un documento que establece
normas jurídicas fundamentales del comercio, para el desarrollo igualitario de los
mercados nacionales de cada uno de los países partes de la OMC, y procurar
mantener políticas comerciales igualitarias, que permitan una competitividad
comercial justa.
El TLC triángulo del Norte, es un acuerdo libre comercio que pretendía abrir las
fronteras comerciales, entre México, Guatemala, El Salvador, y Honduras, esto con
el objeto de crear un área de beneficios comerciales entre México y la mayoría de
los países Centroamericanos, tal como ocurrió entre Costa Rica y México en 1995,
y Nicaragua y México en 1998, sin embargo, estos acuerdos no fueron suficientes
para entender la creciente demanda que exigía en ese entonces el mercado
comercial, surgiendo así la necesidad de crear un acuerdo comercial con el resto de
los países centroamericanos.
Los esfuerzos de iniciar una unión comercial entre los países del denominado
Triángulo del Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras) y México, iniciaron en
enero de 1991, durante la primera Cumbre de Presidentes de Centroamérica y
México, en la cual se suscribió la Declaración de Tuxtla, la cual preveía un marco
para las relaciones entre los países centroamericanos y México. Posteriormente en
la segundo Cumbre de Tuxtla, celebrada en San José, Costa Rica el 15 de febrero
de 1996, los países reiteraron su compromiso de continuar los procesos de
negociación para establecer tratados de libre comercio, manteniendo el objetivo de
lograr convergencia hacia un tratado de libre comercio en la región. Sin embargo,
no fue hasta el 29 de junio del año 2000, en que el TLC entre México y los países
del denominado triángulo del norte fue suscrito.
En la década de los años sesenta, Centroamérica inicia las discusiones para crear
un acuerdo internacional que permita el libre intercambio de bienes y servicios entre
la mayoría de los países de la región. El 13 de diciembre de 1960, tales prerrogativas
se cumplen, al firmarse el Tratado General de Integración Económica
Centroamericana, entre Guatemala, Honduras, Costa Rica, Panamá y Nicaragua, lo
que permitió una apertura comercial de la totalidad de los Mercados de la Región,
creando así un modelo integración comercial Centroamericano.
Este acuerdo tiene por objeto unificar las economías de los cuatro países e impulsar
en forma conjunta el desarrollo de Centroamérica, a fin de crear insumos adecuados
para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
Par lograr tales finalidades, el presente tratado conllevó crear un mercado común
centroamericano, a través del cual se permitiría la libre circulación de bienes y
servicios entre los países suscriptores, eliminando o disminución aranceles, cargas
tributarias, implementando exenciones, medidas de seguridad internacionales, una
unidad bancaria centroamericana de apoyo, entre muchas otras cosas, las cuales
llevaron a crear un área de libre comercio regional con bases sólidas para el
desarrollo de los mercados.
Este tipo de acuerdos internacionales implica para Guatemala, adoptar una serie de
medidas internacionales y nacionales, para dar respuesta a los compromisos
adoptados por el Estado en el marco de las negociaciones, lo cual conlleva la
creación de parámetros financieros, aduaneros y fiscales, que puedan satisfacer
tales prerrogativas, dando como resultado a ello modificaciones drásticas al mundo
del derecho, especialmente al ámbito tributario, el cual tendrán que adecuar su
reglamentación y parámetros esenciales, a los compromisos adoptados por el
Estado a nivel internacional.
Es así pues, que el presente acuerdo, constituye una herramienta fundamental, que
se aplicará de forma efectiva a todo tipo de importaciones que acontezca en marco
de relación del Tratado de Integración Económica Centroamericana, a efecto de
regular de mejor manera, el ingreso de los productos extranjeros al territorio
nacional, buscando mantener una igualdad dentro los mercados, establecer
parámetros comerciales de protección, y bases impositivas adecuadas al ingreso de
estos productos en las aduanas del país, si estos se encontraren sujetos al pago de
los mismos.