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OCTUBRE
DEPARTAMENTO
DE DIFUSIÓN
CICLO 2004
Los modelos más representativos de la exposición
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DESCRIPCIÓN
Jubón femenino: corto hasta la cintura, con cuello de tirilla y sin mangas.
Se confecciona con cuatro paños: dos delanteros y dos espalda. Los delanteros,
con un pronunciado pico, se cierran por delante con veinticinco ojales que se
corresponden con el mismo número de
botones con el alma de madera y forrados
con un cordoncillo que forma un tejido en
ligamento tafetán. La espalda con costura en
el centro se interrumpe a la mitad y, a partir
de ahí, se ajusta al torso con nueve ojetes a
cada lado de los paños de espalda. El cuello
de tirilla remata en pequeñas piezas
rectangulares que recorren todo el perímetro
del cuello. Todo el perímetro del borde
inferior del jubón está recorrido por haldetas
trapezoidales. Un cordoncillo trenzado en
algodón de color marrón recorre el perímetro
de las haldetas y costuras del cuello. La
prenda está forrada en lino. El cuello, los
perfiles de los delanteros interiores y
haldetas del delantero están forradas en seda
del mismo color que el cordoncillo.
Abanillos
Collar
Faldillas
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PROCEDENCIA
El jubón entró a formar parte de la colección del Museo del Traje en 1934
por donación de D. Eusebio Güell López, Vizconde de Güell.
DATACIÓN
El jubón es de seda con bastas flotantes por urdimbre de color gris que
dibujan una decoración en zig-zag y roleos. Va forrado en lino en su color a
excepción del cuello – collar y abaninos-, perfiles de los delanteros interiores y
haldetas –faldetas- del delantero, que van forradas en seda del mismo color que
el cordoncillo.
“Para cortar este jubón de seda para mujer será necesario doblar la seda
la mitad sobre la otra mitad, haziendo lomo por el un cabo y de la parte de
nuestra mano derecha se cortara la espalda deste jubón del lomo de la seda, y
luego sobre la espalda se cortará los quartos delanteros por las orillas, y se
cortarse an luego las mangas pie a cabeça. Los collares salen arrimados sobre el
cabeçon de la espalda, y de los medios salen faldillas, y abanillos, y los demas
adreços necessarios a este jubon. A se de advertir, que si le quisieren echar
trançado el collar en la espalda a este jubon, assentara mejor, y es cosa muy
usada entre officiales platicos, por causa que no haga arugas en la espalda, y lo
tienen por mejor. Por tanto el que le quisiere echar traçado, lo podra hazer, y
sacarle por la espalda un poco y tornarle a coser, y echarle por la costura la
guarnición, o pespunte que llevare por las demas costuras, y si este jubon fuere
pespunteado se cortara má largo que la medida lo que le pareciere que a de
encoger en el dicho pespunte”
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Del mismo modo que recomienda Juan de Alcega, ha sido cortado el
jubón femenino que aquí se estudia. Los paños que forman los delanteros se
cortan en una pieza al igual que los de la espalda, pero incluyendo éstos el
cuello. Aparte se han cortado las otras piezas que completan el cuello –collar- y
las haldetas o faldillas como eran denominadas en la época. Cada una de las
piezas se han forrado por separado y unidas después entre sí con una costura
de repulgo.
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Felipe III (1578-1621) fue hijo de Felipe II y de su cuarta esposa Ana de
Austria. Subió al trono a los veinte años de edad. En 1599 se casó con Margarita
de Austria, su prima con la que tuvo ocho
hijos de los cuales Felipe, heredó la corona.
Hombre débil y de escasa voluntad, amante
de la caza, el teatro y de las fiestas, confió la
dirección de los asuntos de estado a Francisco
de Sandoval y Rojas, Marqués de Denia y
Conde de Lerma. Durante su reinado la corte
se trasladó a Valladolid en 1601 y tuvo lugar
un suceso de trascendental importancia para
la economía española, como fue la expulsión
de los moriscos, por acuerdo del Consejo de
Estado en 1609.
El jubón era una de las prendas de hechura más difícil y más costosa. Ello
explica que existieran gremios especializados de juboneros, independientes de
los sastres.
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“En cada uno de ellos se ponga un lienzo de lino de fuera nuevo desde
arriba fasta ayuso, e que dentro se ponga otro lienzo nuevo de arriba ayuso, de
lino o de estopa, como fuere demandado, e que en la falda de tal jubón e jubones
se ponga en cada uno tres lienzos”.
Sobre los otros jubones y sobre los jubones fornidos, estas mismas
ordenanzas disponen:
“Otrosí que los jubones nuevos que se ovieren de facer para hombres de
quince años e dende arriba, de paño de fustán o de otra cualquier cosa, que sea
jubón nuevo, que sea hecho con un luenzoi de parte de fuera nuevo, e que sea
desde arria fasta ayuso todos cuatro cuartos, e que dentro lieve otro lienzo de
estafo (sic) nuevo desde arriba fasta ayuso todos cuatro cuartos del dicho tal
jubón e jubones, así los cuartos traseros como los delanteros, e que si fuese
demandado jubón fornido que le sea echada su tela de algodón nuevo e no de otra
cosa alguna”.
“en el buen tiempo collar y puñetes eran de otro paño. Los collares ya
anchos y muy apartados y de muchos paños enforrados; ya justos, ya pegados y
solamente engrudados”.
En las primera décadas del siglo XVI la moda de los amplios escotes en la
indumentaria masculina, originada por la tendencia a alejarse del último estilo
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gótico de cuellos cerrados y altos, influiría también en la hechura del jubón
adaptándose éste a los escotes cuadrados .
Una novedad que trajo el siglo XVI en la historia de esta prenda fueron
los jubones sencillos sin forro y los jubones de lienzo o de holanda, las dos telas
que se empleaban para hacer camisas –prenda interior-. Estos jubones sencillos
perdieron el carácter de prenda rígida y estirada que había sido el rasgo más
distintivo del jubón desde su aparición.
Los patrones que nos ofrece Juan de Alcega nos permite conocer la
hechura del jubón. En ellos se observa cómo los delanteros se curvan para
acoplarse al abombamiento del torso. Este corte se había acentuado en los
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últimos años de la década de los sesenta; venía a ser la expresión de una de las
muchas influencias que el traje militar ejerció sobre el traje civil, al tratar éste de
reproducir la forma de la coraza. Para modelar el torso, según la silueta de
moda, el jubón siguió forrándose con varias entretelas como venía siendo
habitual. Por otro lado al observar los patrones que nos ofrece sobre el jubón
Francisco de la Rocha observamos como estructuralmente los delanteros cada
vez son menos curvos.
JUBÓN FEMENINO
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BIBLIOGRAFÍA
PUERTA ESCRIBANO, Ruth de la. Los tratados del arte del vestido en la
España Moderna. Archivo Español de Arte. CSIC. Madrid, 2001; nº. 293; pp. 45-65.
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