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Al repasar la evolución de la ciencia moderna, es posible notar que la meta clásica era reducir
los fenómenos naturales a unidades elementales gobernadas por leyes “ciegas” de la
naturaleza, en un principio deterministas luego estadísticas. El organismo era descompuesto
en células, sus actividades, en procesos fisiológicos y fisicoquímicos, el comportamiento, en
reflejos condicionados y no condicionados, el sustrato de la herencia en genes discretos, etc.
En contraste con esta visión mecanicista, con la física cuántica se hizo imposible resolver los
fenómenos en acontecimientos locales; surgen problemas de orden y organización.
¿Qué principios son comunes a los varios niveles de organización y pueden así, ser trasladados
de un nivel a otro y cuáles son específicos? ¿Pueden las sociedades y civilizaciones ser
consideradas como sistemas?
Una teoría general de los sistemas puede ser vista como un instrumento útil al dar, por una
parte, modelos utilizables y transferibles entre diferentes campos.
Hay también, otro aspecto aún más importante de la teoría general de los sistemas. La física
clásica desarrolló a teoría de la complejidad no organizada, que se arraiga en las leyes del azar
y la probabilidad, y en la segunda ley de la termodinámica. En contraste, hoy el problema
fundamental es el de la complejidad organizada. Indispensable para vérselas con organismos
vivientes o grupos sociales. De esta manera, un problema fundamental plateado a la ciencia
moderna es el de la organización: la teoría general de los sistemas es capaz en principio de dar
definiciones exactas de semejantes conceptos, y, en casos apropiados, de someterlos a un
análisis cuantitativo.
En varias disciplinas de la ciencia moderna han ido surgiendo concepciones y puntos de vista,
aspectos generales semejantes. La ciencia trataba de explicar los fenómenos observables
reduciéndolos a unidades elementales investigables, independientemente unas de otras. En la
ciencia contemporánea, aparecen actitudes que se ocupan de lo que se llama totalidad, es
cdecir problemas de organización, fenómenos no descompoibles en acontecimientos locales,
interacciones dinamicas manifiestas en la diferencia de conductas de partes aisladas.
Concepciones y problemas de tal naturaleza han aparecido en todas las ramas de la ciencia.
Esta correspondencia es más llamativa desde que cada ciencia siguió su curso independiente,
casi sin contacto con las demás, y basándose en hechos diferentes y filosofias contradictorias.
Indica un cambio general en la actitud y las concepciones científicas. Con frecencia hallamos
leyes isomorfas o formalmente idénticas en diferentes campos. O leyes isomorfas valen para
determinadas clases de sistemas sin importar la naturaleza de las entidades componentes.
Estas consideraciones conducen a proponer una nueva disciplina científica. Su tema es la
formulación de principios válidos para “sistemas” en general sea cual fuere la naturaleza de
sus elementos componentes y las relaciones o fuerzas reinantes entre ellos. La teoría general
de los sistemas es una ciencia general de la totalidad. Seria una disciplina lógica matemática
puramente formal en sí misma pero aplicable a las varias ciencias empíricas.
-Hay una tendencia general hacia la integración en las varias ciencias naturales y sociales.
-Tal integración parece girar en torno a una teoría general de los sistemas.
-Tal teoría pudiera ser un recurso importante para buscar una teoría exacta en los campos no
físicos de la ciencia.
-Al elaborar principios unificadores que corren verticalmente por el universo de las ciencias. La
meta es la unidad de las ciencias.
La física ordinaria solo se ocupa de sistemas cerrados, que se consideran aislados del medio
circundante.
Todo organismo viviente es ante todo un sistema abierto. Se mantiene en una continua
incorporación y eliminación de materia, constituyendo y demoliendo componentes, sin
alcanzar un estado de equilibrio químico y termodinámica sino manteniéndose en un estado
llamado uniforme que difiere de aquél. Tal es la esencia de ese fenómeno fundamental del
metabolismo, los procesos químicos de las células vivas.
Esta teoría ha conducido a importantes conclusiones generales. Estos aspectos, son tomados
como problemas legítimos, por la ciencia: equifinalidad y retroalimentación.
Información y entropía.
Causalidad y teleología.
En la ciencia física clásica del siglo XIX no quedaba lugar para la direccionalidad, el mundo de
los organismos aparece como un producto del azar; el mundo mental como un epifenómeno
de los acontecimientos materiales. La realidad física era descompuesta en puntos de masa o
átomos. El organismo, en células, el comportamiento en reflejos, la percepción en sensaciones
puntuales. Este esquema de unidades aislables actuantes según causalidad unidireccional
insuficiente. La aparición de conceptos como totalidad viene a significar que debemos pensar
en términos de sistemas de elementos en interacción mutua. No puede concebirse un
organismo vivo incluido el comportamiento humano, sin tener en cuenta la adaptabilidad, la
intencionalidad, persecución de metas. El modelo de adaptabilidad es el de funciones
escalonadas, que al atravesar cierto valor crítico, el sistema emprende un nuevo modo de
comportamiento. Exhibe un comportamiento por ensayo error.
¿Qué es organización?
Objeciones.
En primer lugar, se le ha objetado que no quiere decir nada más que el hecho trivial de que
matemáticas de alguna clase son aplicables a diferentes clases de problemas. Por ejemplo, la
ley de crecimiento exponencial es aplicable a muy diferentes fenómenos, así es porque su
fórmula es una de las más sencillas ecuaciones diferenciales y por eso se la puede aplicar a
cosas muy diferentes. La cuestión no es la aplicación de expresiones matemáticas bien
conocidas. Si se presentan leyes isomorfas del crecimiento en muy diversos procesos esto no
es más significativo que el hecho de que la aritmética elemental sea aplicable a todos los
objetos contables. Las nociones como las de totalidad, organización, entre otras requieren
nuevas formas de pensamiento matemático.
En segundo lugar, se marca que la teoría general de los sistemas puede desembocar en
analogías sin sentido. Ese riesgo existe, puede llevar a considerar el Estado o nación como
organismo en un nivel superordinado. Puede ser el fundamento de un estado totalitario,
dentro del cual un individuo aparece como célula insignificante de un organismo o como
obrera intrascendente de una colmena. El isomorfismo es más que mera analogía. Es
consecuencia de que en ciertos aspectos pueden aplicarse abstracciones y modelos
conceptuales coincidentes a fenómenos diferentes.