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Paulo Freire
Desde que entramos al colegio hemos sido clasificados por notas, simples
números que tomamos como referente a nuestra capacidad de pensar. La
educación ha impuesto normas para cada vez ser más perecidos los unos a los
otros, memorizando información pero no analizando esta.
El miedo a errar, como sacando una mala nota, es tan fuerte que llegamos a
engañarnos nosotros mismos, no importa como sean el proceso, lo que importa es
el número que se pone en esa planilla.
La educación solo le interesa sacar copias, que no piensen, que no indaguen, que
no exijan, que no reclamen, que no analicen. Muchas veces solo importa un título.
Es angustiante, como estudiante, no poder pensar libre, no poder formar tu
personalidad. ¿Por qué nos da disgusto pensar en una escuela?, tal vez sea
porque la diversidad no está en ella muchas veces, entonces se vuelve algo
agotador, algo monótono en nuestra vida.
Aun no todo está perdido, aun hay profesores que luchan con nosotros, luchan por
cambiar el mundo de cada uno de nosotros, como la profe de filosofía que nos
concedió una parte de su clase para que nuestros diferentes talentos sea medio
de aprendizaje, lo cual nos hace sentir importantes. O la profesora de Español
que nos da las bases para poder usar nuestra creatividad en proyectos que son
para su clase. O el de sociales que nos enseña a tener memoria, también nos
enseña a pensar y vivir con argumentos.
Sin darnos cuenta nuestra creatividad está muerta, no sabemos valernos por
nosotros mismos, nos ahogamos en un vaso de agua rápido, no queremos pensar
y eso es lo que quieren que pase. Vamos al colegio a educar cuadernos, porque al
final es ahí donde queda toda la información, memorizamos tanto para un examen
que al presentar alguna prueba nos bloqueamos porque no aprendimos nada. Nos
quedamos satisfecho con las peguntas ya resueltas, no nos tomamos el tiempo de
preguntarnos algo y resolverlo, se parte de la innovación.
Entonces, al llegar al último año de escuela, abres los ojos y te das cuenta que
estas perdida o perdido, no sabes qué camino tomar, no sabes en que te podrías
desenvolver. No quieres ser otra persona frustrada con su vida en un futuro, no
quieres dejar tus sueños a un lado porque “no da plata” y la verdad es que
tenemos que cambiar nuestro mundo, para eso se necesita una buena educación,
pero no solo sirve saber física cuántica, calculo, química… también debemos
alimentar nuestra creatividad, tal como dice en el texto, alimentar y poner en uso
ambos de los hemisferios que nos da nuestro cerebro.