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Enseñanza de 7 Conceptos Cruciales del Psicoanálisis

EL FALO.
J.D. Nasio
Juan Francisco Jiménez de los Santos

El falo es el elemento organizador de la sexualidad humana, no cómo el órgano genital


masculino sino como la representación construida sobre esta parte anatómica del cuerpo
del hombre. Lacan sistematizará la dialéctica de la presencia y de la ausencia en torno al
falo a través de los conceptos de la falta y de significante. Lo que el niño percibe como el
atributo poseído por algunos y ausente en otros no es el pene sino su representación
psíquica, ya sea bajo la forma imaginaria o bajo la forma simbólica. Hablaremos entonces
de un falo imaginario y de un falo simbólico.

Falo Imaginario
La forma imaginaria del pene, o falo imaginario, es representación psíquica inconsciente
que resulta de tres factores: anatómico, libidinal y fantasmático. Físicamente es
prominente este apéndice del cuerpo, a un tiempo táctil y visual. Libidinalmente pues
acumula energía en esta región peniana y suscita los tocamientos autoeróticos del niño.
Fantasmático, porque esté ligado a la angustia provocada por el fantasma de que dicho
órgano podría ser alguna vez mutilado.

Falo Simbólico
Ya no se trata aquí, como en el caso del falo imaginario, de que el falo simbólico sea un
objeto presente o ausente, amenazado o preservado, sino de que ocupe uno de los lugares
de una serie de términos equivalentes. Por ejemplo, en el caso de complejo de castración
masculino, el falo imaginario puede ser reemplazado por cualquiera de los objetos que se
ofrecen al niño en el momento en que es obligado a renunciar al goce con su madre.
Puesto que debe renunciar a la madre, también abandona el órgano imaginario con el cual
esperaba hacerla gozar. El falo es intercambiado entonces por otros objetos equivalente
(penes=heces=regalos...) Esta serie conmutativa, denominada por Freud “ecuación
simbólica” está constituida por objetos diversos cuya función, a la manera de un señuelo,
estriba en mantener el deseo sexual del niño, a la vez que le posibilitaban apartar la
peligrosa eventualidad de gozar de la madre.

El falo es patrón simbólico


El falo es mucho más que un término entre otros en una serie conmutativa; es en sí mismo
la condición que garantiza la existencia de la serie y que hace posible que objetos
heterogéneos en la vida sean objetos equivalentes en el orden del deseo humano.
El falo simbólico significa y recuerda que todo desea en el hombre es un deseo sexual, es
decir, no un deseo genital sino un deseo tan insatisfecho como el deseo incestuoso al cual
el ser humano debe renunciar. Decir que el falo es el significante del deseo equivale a
decir que todo deseo es sexual, que todo deseo es finalmente insatisfecho, las
satisfacciones resultan siempre insuficientes respecto del mito del goce incestuoso.
Dos funciones son importantes del falo simbólico: es sustituible (ecuación simbólica) y es
el referente de toda sustitución (insatisfacción del deseo).

El falo es el significante de la ley


Para Lacan la castración es el corte producido por un acto que secciona y disocia el vínculo
imaginario y narcisista entre la madre y el niño. La madre en tanto mujer coloca al niño
en el lugar del falo imaginario, y a su vez el niño se identifica con este lugar para colmar
el deseo materno. El deseo de la madre, como el de toda mujer, es el “phi” de tener el
falo. El niño, entonces se identifica como si fuera él mismo ese falo, el mismo falo que la
madre desea desde que entro en el Edipo. Así, el niño se aloja en la parte faltante del
deseo insatisfecho del Otro materno. El acto castrador no recae exclusivamente sobre el
niño sobre el vínculo madre-niño,
El falo simbólico es en tanto asimilado por Lacan a la ley misma en su eficacia interdictoria
del incesto y separadora del vínculo madre-niño. Nos encontramos, entonces, ante una
singular paradoja: el mismo falo es, en tanto imaginario, el objeto al cual apunta la
castración y, en tanto simbólico, el corte que opera la castración.
El falo es para Lacan un significante, el significante destinado a designar en su conjunto
los efectos del significado. En primer lugar ¿por qué hablar de falo y no de pene? Es que
se trata de una forma o de una imagen o de una fantasía, sino de un significante, el
significante del deseo. En un primer tiempo, el niño está en relación con el deseo de la
madre, es deseo de deseo. El objeto de deseo es el falo, objeto metonímico,
esencialmente en cuanto circulará por todas partes en el significado: es en la madre donde
se planteará la cuestión del falo y donde el niño debe descubrirla.
La solución del problema de la castración no está en el dilema: tenerlo o no tenerlo; el
sujeto debe primero reconocer que no lo es. Sólo a partir de aquí, sea hombre o mujer,
podrá normalizar su posición natural. El falo, o sea la imagen del pene es negatividad en
su lugar en la imagen especular (del otro).

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