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Los compuestos orgánicos obtenidos por síntesis o aislamiento a partir de sustancias naturales,
no son puros ya que usualmente están mezclados con menores cantidades de otros productos
(impurezas) que es necesario eliminar.
La purificación de compuestos cristalinos impuros se realiza generalmente por recristalización
con un solvente adecuado o mezclas de ellos. Por lo tanto, el método usual de recristalización
consiste en obtener una solución saturada en el punto de ebullición del solvente y luego
enfriar a temperatura ambiente o por debajo de ella. El compuesto puro cristaliza y las
impurezas quedan en solución (aguas madres).
Se dispone de una gran variedad de solventes, pudiéndose elegir el más conveniente para el
material que se quiere purificar. Debido a las fuerzas altamente selectivas involucradas en el
ajuste de moléculas en una red cristalina, la cristalización, de ser aplicable, es uno de los
procedimientos de purificación más efectivos que se dispone. En general una sola
recristalización no basta para obtener una sustancia pura, siendo necesario a veces dos o más
recristalizaciones.
En su forma más simple, el proceso de recristalización consiste en los siguientes pasos:
Con respecto al punto de fusión, es éste una de las propiedades físicas más importantes para identificar
sólidos cristalinos. Desde el punto de vista práctico se puede considerar que el punto de fusión es la
temperatura a la cual un sólido, en contacto con el aire, se transforma bajo condiciones de equilibrio, en
un líquido.
Cuando una sustancia es pura, el rango de temperatura entre las cuales se produce su fusión es muy
pequeño (usualmente entre 0,5 a 1ºC). Si es impura ese rango es muy amplio y está por debajo del
verdadero punto de fusión.
Es por ello que las sucesivas purificaciones de una sustancia orgánica pueden controlarse con su punto
de fusión, ya que cuanto más nítido y estrecho sea el rango de fusión más pura puede considerarse la
sustancia.
Por lo tanto el punto de fusión de una sustancia se usa como criterio de pureza ya que si un compuesto
sólido funde a la misma temperatura, antes y después de su purificación, se le considera puro. Si no, se
continúan las purificaciones hasta que se obtiene un punto de fusión neto y constante.
La caracterización de un compuesto, es decir su identidad, puede lograrse por el punto de fusión mezcla:
por ejemplo, si se tiene una sustancia A de PF 159ºC y otra B que tiene el mismo punto de fusión, para
saber si se trata de la misma sustancia, se mezclan íntimamente una pequeña cantidad de cada una de
ellas y se determina el PF de la mezcla. Si el PF sigue siendo 159ºC, ambas sustancias son idénticas. Si el
Pf disminuye, las sustancias son distintas, y casualmente posee el mismo PF.
Técnica operatoria
a) Elección del solvente para la recristalización
Pruébese la solubilidad de la sustancia en frío y en caliente utilizando tres solventes provistos en el
laboratorio. Para ello sígase la siguiente técnica:
agítese y obsérvese
caliéntese y agítese
c) Una vez elegido el solvente (Precaución: algunos de los solventes utilizados son muy inflamables!)
procédase de la siguiente manera: en un vaso de precipitados de 50 ml, colóquese 2 g del compuesto
bruto, disuélvase en la mínima cantidad del solvente (seleccionado en el item a) a ebullición. Añádase
un exceso del solvente adecuado, continúese el calentamiento, si la solución es coloreada procédase a
decolorar, para ello retírese el recipiente del fuego, y agréguese carbón activado (aproximadamente al
2%). Caliéntese unos minutos más. Fíltrese en caliente para eliminar el carbón activado y/o las
impurezas insolubles, utilizando un embudo de vástago corto, que ha sido calentado previamente en
una corriente de vapor.
Déjese cristalizar la solución enfriando lentamente la misma, manteniendo el recipiente tapado con un
vidrio de reloj y en reposo. Cuando ésta se ha enfriado, fíltrese para recoger los cristales, lávese con dos
porciones de 6 ml de solvente frío cada vez. Presiónese los cristales con un tapón invertido, pásese a un
papel de filtro, séquese entre dos hojas del mismo, luego séquese totalmente a temperatura ambiente o
en estufa. Una vez secos los cristales, determínese el punto de fusión. A una parte de los cristales
contenidos en un vidrio de reloj, agréguese unas gotas de FeCl3, obsérvese la coloración producida.
S L
a
t (ºC)
El punto triple, donde coexisten las tres fases (sólido, líquido y vapor), está a una determinada presión y
temperatura y es característico de cada sustancia.
Para que una sustancia sublime, es decir, pase directamente de sólido a vapor, es necesario trabajar a
una presión menor a la correspondiente al punto triple y aumentar la temperatura. Esto es fácil de
hacer si la presión de vapor correspondiente al punto triple es suficientemente alta, en consecuencia la
velocidad de vaporización será considerable. En este caso las condiciones serán favorables para purificar
el sólido por sublimación, a presión atmosférica. Tal es el caso del alcanfor, cuyo punto triple posee una
temperatura de 179ºC y una presión de equilibrio de 370 mm Hg. Si se calienta suavemente por debajo
de 179ºC, a una presión menor a 370 mm Hg, el sólido vaporizará y luego solidificará sobre una
superficie fría. La vaporización continuará hasta que no haya nada de sólido.
Cuando la presión de vapor en el punto triple es muy baja, como por ejemplo para el ácido benzoico (6
mm Hg, PF 122ºC), es necesario utilizar presión reducida para aumentar el rendimiento de la
sublimación.
En general, este procedimiento da productos muy puros con una pérdida considerable y son pocas las
sustancias que pueden purificarse por este método a presión atmosférica.
Existen distintos métodos de sublimación:
Figura 1 Figura 2
Por este método pueden purificarse sustancias en cantidades de varios mg a 1 g. Para mayores
cantidades se usan equipos más grandes.
Técnica operatoria