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PROINDER

Proyecto de Desarrollo de Pequeños Productores Agropecuarios

Documento:
REVISIÓN DEL CONCEPTO DE RURALIDAD EN LA ARGENTINA Y
ALTERNATIVAS POSIBLES PARA SU REDEFINICIÓN

Hortensia Castro
Carlos Reboratti

(Versión preliminar)
1. Antecedentes. Ruralidad: de los conceptos a las definiciones

Una simple constatación muestra que el concepto de ruralidad necesita de una revisión: en la
Argentina se utiliza actualmente una acepción de lo rural acuñada en Francia en el siglo XIX,
cuyo criterio principal de diferenciación rural-urbana es la cantidad de habitantes por
localidad. Mientras en el país europeo mencionado la definición fue revisada y transformada
dos veces, en el nuestro se la sigue utilizando sin modificación alguna. Asimismo, a la inversa
de lo sucedido en otros países del mundo, en la Argentina el tema ni siquiera ha sido revisado.
En efecto, no se ha producido hasta el momento un debate que ponga sobre el tapete los
alcances y limitaciones de tal definición de ruralidad, para ser utilizada en el heterogéneo
medio rural argentino.
La diferenciación rural-urbana resulta particularmente significativa debido a que delimita el
ámbito de pertinencia de una serie de acciones estatales en diferentes sectores de la sociedad:
se habla frecuentemente de educación rural, créditos rurales, caminos rurales, salud rural,
pobreza rural, desarrollo rural, sin que la aparentemente simple definición del escenario de
intervención haya sido cuestionada, como así tampoco se hayan considerado las dificultades
que se plantean al momento de la utilización de los datos oficiales sobre lo rural.
Las profundas diferencias entre lo urbano y lo rural no pueden ser reducidas a una única
variable de tipo poblacional; las importantes divergencias en otras dimensiones socio-
económicas como educación, ingresos, ocupaciones, necesidades básicas insatisfechas,
condiciones de salud, sexo y composición etaria de la población sugieren, no obstante, que lo
“rural” está muy lejos de poder ser englobado en un concepto simple y homogéneo (Dirven,
2004). Tal vez, la ausencia de una discusión sobre la temática se deba a que la idea de
ruralidad parece tan obvia que no necesita ser cuestionada. Sin embargo, nada más lejos de la
obviedad; una revisión de los principales estudios sobre la temática demuestra la fragilidad y
heterogeneidad conceptual que comprende la idea de ruralidad.
Si bien la mayoría de los autores parten del supuesto de la inexistencia de una definición
universal de lo rural, también observan críticamente que, cuando se lo define, las más de las
veces se lo hace caracterizando a lo rural en referencia directa a lo urbano. Abramovay
(2000), por ejemplo, partiendo de la pregunta de si lo rural es sinónimo de atraso y de si es
real el fatalismo demográfico, económico, político y cultural, elabora una discusión sobre la
definición del tema. El problema de base se encuentra en la definición de lo rural como
categoría residual de lo urbano, por lo cual el espacio es diferenciado en forma no neutral.
Asimismo, la tendencia más moderada lo define no como oposición a lo urbano pero sí por su
relación con este ámbito. El autor concluye que se necesita una nueva definición que no
condene de antemano a lo rural al vaciamiento, posición que comparte Graciano de Silva (s/f),
a partir de la obsolescencia de lo que llama “o mito do rural”, dentro del cual ubica el atraso,
la predominancia de lo agrícola, la inexorabilidad del éxodo rural y la idea de que el
crecimiento agrícola lleva al desarrollo rural.
Esta característica residual de lo rural se basa a su vez en una perspectiva implícita: la fuerte
presencia de una visión dicotómica entre lo urbano y lo rural. Esta visión dicotómica tiende a
separar la sociedad en dos, tipificándola idealmente en ámbitos separados, caracterizados en
forma de términos contrapuestos: lo rural como atrasado, pobre, aislado, de cambios lentos,
atado a la naturaleza y a la producción primaria; lo urbano como rico, moderno, dinámico,
industrial, conectado con el mundo. Y algunos criterios estadísticos, como veremos, tienden a
reforzar esa visión dicotómica, ya común en el imaginario social.

1
Esta dicotomía tan en uso merece una discusión conceptual y es sobre ella que la mayor parte
de los autores apunta su contribución. Por una parte, esta separación no atiende a la compleja
realidad de un mundo globalizado y cada vez más interconectado, que tiende a crear
realidades heterogéneas. Y esta heterogeneidad de situaciones lleva a muchos autores
(Medeiros Marques, 2002) a la necesidad de plantear, en contra de la dicotomía urbano-rural,
la existencia de un continuum de situaciones, un gradiente de posibilidades. Sobre la
existencia de este gradiente (que en los extremos mantendría una cierta dicotomía entre lo
“muy rural” y lo “muy urbano”) existe evidentemente un acuerdo, que borraría las
dificultades de definición. Pero al mismo tiempo, en varios autores se mantiene la necesidad
de llegar a una cierta clasificación de situaciones, dividiendo por ejemplo el continuum en
tres, cuatro o cinco situaciones de decreciente ruralidad (Abramovay, 2000; IICA, 2000;
Sequeiros y Osorio, 2001).
Esta posibilidad de clasificación de situaciones complejas lleva a otro acuerdo tácito entre los
autores analizados: la necesidad de cambiar el foco de análisis de la ruralidad desde una
perspectiva fundamentalmente económica a una visión que contemple la cuestión territorial,
es decir, su impronta sobre el espacio concreto. De esa forma, lo rural ya no sería definido
como un sector, sino como una situación concreta que caracteriza un fragmento específico del
territorio como unidad de gestión que permite integrar a una realidad económica
multisectorial dimensiones políticas, sociales, culturales y ambientales (Echeverri Perico y
Robero, s/f; García Ramón, 1995). En esta misma línea, otro enfoque que ayuda a superar la
dicotomía conceptual es aquel que enfatiza que es necesario mirar lo rural desde lo rural, con
sus especificidades, similitudes y complejidades.
La visión simplista y tradicional de lo rural estaría siendo fuertemente erosionada por una
serie de cambios que están sucediendo en ese ámbito: la creciente aparición de la
multiocupación en la población que podríamos en principio pensar como rural, la aparición en
ese ámbito de actividades no agropecuarias como industrias y servicios, la revalorización del
campo como lugar de residencia, la aparición de otros usos del ambiente no urbano como la
valorización paisajística y cultural, la ampliación de las actividades ligadas al ocio, la
conservación ambiental como objetivo de la instalación humana, el progresivo aumento de la
movilidad territorial de una población antes considerada como casi inmóvil (Pérez, 2001;
Piñeiro, 1999; Teubal, 2001, Murmis y Feldman, 2005). Este tipo de procesos, que
comenzaron en Europa y los EEUU hace bastante tiempo, están penetrando rápidamente en
países de América Latina -Argentina entre ellos- lo que empuja aún más hacia una
redefinición conceptual y operativa.
Todo esto lleva a los autores a señalar las limitaciones de las formas de definición de lo rural
utilizadas hasta ahora: las puramente administrativas, como la adoptada por Brasil (Graciano
da Silva, s/f); las que combinan límites demográficos (densidad, tamaño de los aglomerados)
con el porcentaje de ocupación agraria de la población económicamente activa (PEA), como
las utilizadas en Chile (Gómez, 2001); y, finalmente, las puramente demográficas, como la
nuestra.
Para el caso de los países de la región, las definiciones oficiales de “rural” pueden agruparse
de acuerdo con los siguientes criterios:

Según cantidad de habitantes


• Hasta 2.000 - Argentina, Bolivia
• Hasta 2.500 - México, Venezuela

2
Según tamaño del asentamiento y ocupación de la PEA
• Hasta 1.000 o hasta 2.000 y, en este último caso, con más del 50% de la PEA
ocupada en actividades primarias - Chile

Residencia fuera de áreas urbanas, definidas administrativa o censalmente como tales


• Brasil - Colombia - Costa Rica - Ecuador - El Salvador - Haití
• Guatemala - Paraguay - Perú - República Dominicana - Uruguay

Cantidad de habitantes e inexistencia o escasez de servicios


• Hasta 500 o entre 501-2.000 con menos de cuatro tipo de servicios - Cuba
• Hasta 1.000 y sin servicios - Nicaragua
• Hasta 1.500 y sin servicios - Panamá
• Hasta 2.000 y sin servicios - Honduras

Los diferentes métodos tienen ventajas y desventajas. Por ejemplo, como señalan los autores
que trabajan sobre los aglomerados “urbanos” más pequeños, la conexión de éstos con el
medio rural es tan marcada que hacen pensar en una subvaloración (a veces muy significativa)
de la población que podríamos categorizar como “rural”, aún basándonos en la aplicación de
criterios tradicionales. Lo que implica también la necesidad de tener una visión menos
fatalista sobre el destino de los pequeños centros urbanos, que como se ha demostrado no
necesariamente están condenados a desaparecer.
La situación en los países fuera de la región es también variada y tampoco responde a criterios
homogéneos. No obstante, la mayoría de los países desarrollados han realizado ajustes a la
definición y han creado sistemas estadísticos específicos enfocados exclusivamente a lo
“rural”. Estos sistemas producen datos que van más allá de los suministrados por las
estadísticas económicas (que dan cuenta de la actividad agrícola) y las socio-demográficas
(que dan cuenta de la residencia de la población). La organización de tales “sistemas de
estadísticas rurales” estuvo precedida de profundas discusiones y desarrollos teóricos sobre la
naturaleza y dinámica de lo “rural”. Es decir, implicó la redefinición de conceptos, la
construcción de nuevos criterios de clasificación, la determinación de las unidades
territoriales mínimas de referencia y de normas de calidad que deben garantizar los datos.
Faiguenbaum y Namdar-Irani (2005) destacan en su trabajo que la Organización de
Cooperación y de Desarrollo Económico (OCDE) seleccionó un conjunto de variables para
definir lo rural. Es así que se considera como Comunidad Rural a los territorios con una
densidad de población inferior a 150 habitantes por km2 (500 habitantes por km2 para el caso
de Japón, considerando que la densidad media de la población total del país es de 300
hab/km2. A partir de esta definición básica, se construyó una tipología de regiones según su
grado de urbanización-ruralidad, distinguiéndose tres tipos1:

1. En el territorio cubierto por los 24 países miembros de la OCDE se identifican más de 50.000 Comunidades y
2.000 Regiones (OECD, 1996).

3
• Región con predominancia rural: Corresponde a todos aquellos territorios donde más
del 50% de la población vive en una Comunidad Rural.
• Región intermedia (o con significancia rural): Corresponde a todos aquellos
territorios donde entre el 15% y 49% de la población habita en una Comunidad Rural.
• Región con predominancia urbana: Corresponde a todos aquellos territorios donde
menos del 15% de la población habita en una Comunidad Rural.

En el contexto de esta definición y con el objeto de reflejar la disparidad de los patrones


demográficos en los países miembros de la OCDE, se incorpora un criterio “alternativo” al de
la densidad poblacional, indicando la relación con el tamaño de los centros urbanos existentes.
Es así que las regiones donde existen uno o más centros urbanos de más de 500.000
habitantes se clasifican como regiones con predominancia urbana mientras aquellas con
centros urbanos de más de 200.000 habitantes se clasifican como regiones intermedias.
Los países que integran la Unión Europea aplican una amplia y heterogénea gama de
definiciones y criterios para delimitar su población rural. En forma exclusiva o combinada se
destacan: (i) El tamaño de la población (total, en aglomeración, absoluta o relativa); (ii) la
densidad de población; (iii) la densidad de las comunicaciones; y (iv) el peso de la agricultura
en términos de empleo o de valor agregado.
El debate continúa, como lo indican las iniciativas en marcha tendientes a profundizar el
conocimiento y encontrar propuestas operativas. En el año 2003, la Comisión Económica para
Europa (UNECE) inició un proyecto con el fin de disponer de un inventario de estadísticas de
desarrollo rural de los países miembros de dicha organización y de la OCDE2. Entre otras
actividades, se envió un cuestionario a los países, en el cual se incluyeron quince preguntas
relativas a la situación de las estadísticas de desarrollo rural.
Las cinco primeras preguntas estaban relacionadas directamente con el tema de la definición
de rural y se indagó sobre: (i) el organismo responsable de las estadísticas sobre áreas rurales;
(ii) variables utilizadas en la definición; (iii) existencia de subcategorías que den cuenta de
gradientes de ruralidad; (iv) valores de corte utilizados en las definiciones; (v) unidades
territoriales menores.
Las respuestas de los países indicaron diversidad en las definiciones, inclusive algunos países
utilizan más de una definición de rural. Los Institutos de Estadística aparecen como los
responsables primarios de la elaboración de las estadísticas rurales. En lo que se refiere a las
variables utilizadas en la definición, la mayoría se basa en la combinación de dos o más: (i)
cantidad y densidad de población; (ii) grados de intensidad en el flujo pendular de personas
(commuting). Los valores de corte son también diferentes (entre 200 habitantes en Dinamarca
y 2500 en Estonia).
Con relación a las unidades territoriales de referencia utilizadas en el cálculo, en general son
las entidades administrativas menores. Australia, Canadá, Irlanda utilizan las unidades
estadísticas que se determinan para los fines de los censos.
Con respecto a los gradientes de ruralidad, las respuestas indicaron como necesaria tal
subdivisión, aunque para ello se usan criterios adicionales, por ejemplo, distancias a centros
poblados de cierta magnitud.

2. Los resultados del proyecto, sintetizados en un Manual que se denominó “The Wye Group Handbook”,
pueden consultarse en www.unece.org/stats/rural/

4
En un reciente estudio realizado en América Latina, el Banco Mundial ha complementado el
criterio de densidad de población de la OCDE incorporando la distancia a centros urbanos,
medida en tiempo necesario para acceder a la ciudad más cercana (De Ferranti et al, 2005).
Un claro ejemplo de la importancia y evolución de las estadísticas y datos rurales, puede
encontrarse en el informe elaborado por el profesor Berkeley Hill para el Consejo Económico
y Social de Gran Bretaña. En dicho informe, el autor destaca los crecientes requerimientos de
información confiable para una efectiva puesta en marcha de políticas en el sector, en todos
los países que integran la Unión Europea. Señala también que las recientes medidas de
políticas para las áreas rurales van más allá de lo agropecuario, en tanto se refieren a muchos
otros parámetros económicos, sociales y ambientales de la población rural, de las empresas y
de los recursos en general.
La Unidad de Desarrollo Agrícola de la CEPAL inició recientemente una línea de trabajo
orientada a evaluar y discutir el concepto y alcance de la definición de “rural” con la idea de
promover un debate académico en el marco del Grupo Interagencial para el Desarrollo Rural3
y, luego, eventualmente, con los gobiernos de la región. El objetivo que se intenta alcanzar,
siempre que se acuerde como factible, es poder trabajar, en un futuro, con datos e
información estadística surgidos de una definición más homogénea de "rural”. La
preocupación por (re)pensar dicha definición de rural no parte de un enfoque meramente
normativo; está fundamentada en la importancia creciente de las estadísticas oficiales en la
formulación y posterior monitoreo de políticas públicas (en este caso, políticas de desarrollo y
de asignación de recursos orientadas hacia un ámbito que no resulta claro precisar). Desde
esta perspectiva, proponer una definición más homogénea y representativa del ámbito rural en
la región seguramente será de gran utilidad.
Dentro del gradiente de situaciones descriptas, los espacios rurales se caracterizarían al menos
por tres elementos:
a) la relación con el medio natural, ya sea a través del uso de los recursos y servicios
naturales para la producción agropecuaria como por su aprovechamiento en otro tipo
de actividades, como la recreación y la residencia;
b) la poca densidad de población relativa, si bien enmarcada dentro de una gran
variabilidad de situaciones, pero claramente diferenciada de la urbana si utilizamos
escalas detalladas;
c) la existencia de redes territoriales que articulen los ámbitos dispersos y los centros
poblados de diferente tamaño, estando éstos, según sea la situación, fuertemente
integrados al medio rural.
Un punto de partida para encarar el tema de la redefinición conceptual y operativa del
concepto en Argentina podría basarse en el análisis de los tres criterios básicos mencionados.

2. Lo rural en la Argentina

Por la conformación de su economía y la imagen que de ella se tiene en el exterior, la


Argentina es un país donde lo rural tiene un peso considerable. Más allá de los estereotipos
como el gaucho, la pampa, la carne o el trigo, es verdad que todavía buena parte de nuestra

3. El Grupo InterAGencial de Desarrollo Rural esta integrado por la FAO, el IICA, el Banco Mundial, el BID, el
FIDA, la CEPAL, la GTZ y la US-AID.

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economía se articula alrededor de la producción agraria, más ahora cuando es cada vez más
difícil separar los eslabones de las cadenas productivas, que se tornan ubicuas. Sin embargo,
todavía en el país no parece que exista claridad sobre el medio y lugar de proveniencia de esa
producción ni sobre el amplio espectro de actores que intervienen en los procesos
productivos.
¿Cómo se define y cómo se conceptualiza lo rural en nuestro país? En realidad es bueno
comenzar por decir que no existe una definición universal, aunque sí una formal que no se ha
universalizado. Como se verá más adelante, la sencilla pregunta: ¿qué se entiende por “rural?”
tiene más de una respuesta, según cuales sean los criterios utilizados en la definición.
En términos generales y en forma muy vaga, la mayor parte de nosotros relacionamos lo rural
con “el campo”, englobando en esto un espacio con imágenes estereotipadas de paisaje,
organización territorial, población y actividades económicas. El paisaje que nos imaginamos
es generalmente bucólico y pastoril; la organización territorial se refiere a un lugar donde la
presencia del medio natural es importante, paralela a una baja densidad de ocupación o “grado
de artificialización”. La imagen de la población rural se refiere generalmente a una persona
noble, fuerte, realista, trabajadora y proclive a levantarse temprano y tener muchos hijos.
Finalmente, la imagen de la producción rural es la agricultura o la ganadería, fuertemente
teñida por el ideal del colono o chacarero que trabaja su tierra y produce granos o el ganadero
dedicado al ganado bovino. A poco que se profundice en el medio rural del país, todas estas
imágenes comienzan a desdibujarse y a ser reemplazadas por otras, donde el campo es un
espacio fundamentalmente heterogéneo y lejano a cualquier estereotipo. Y es justamente esta
heterogeneidad lo que hace que las posibilidades de una formalización de “lo rural” sea muy
compleja de lograr.
A imagen y semejanza de otros países y de la historia de la información estadística, poseemos
en el país una definición explícita y tajante de lo rural, surgida como parte de los sistemas
clasificatorios utilizados por el Sistema Estadístico Nacional (formado por el INDEC y las
Direcciones de Estadística de las provincias) empleados en los censos de población y
referidos a la distribución geográfica de los habitantes sobre el territorio. Sin embargo, éstas
no son las únicas instituciones que utilizan el término rural, aunque posiblemente sean las
únicas que lo formalizan. En diversos ámbitos de la sociedad (tanto del estado como de la
sociedad civil) aparece la palabra “rural”, y podríamos hacer una lista, seguramente
incompleta, de sus distintos usos:
a. en el sector de educación, se distinguen la educación rural y las escuelas
rurales;
b. en el sector económico, crecientemente se habla del desarrollo rural y de
instituciones como los grupos CREA (Consorcios rurales de experimentación
agrícola);
c. en el sector de infraestructura, existen caminos rurales y la denominación de
parcelas y catastros rurales;
d. en el sector de salud, existen los hospitales rurales;
e. en el sector de desarrollo social, hay preocupación por la pobreza rural;
f. varias instituciones no oficiales utilizan el término, tales como la Sociedad
Rural Argentina (SRA) y las Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).
Sin embargo, después de hacer una recorrida por los antecedentes y la documentación oficial
y de varias entrevistas realizadas con representantes de algunos de estos sectores, surge
claramente que la definición formal del INDEC no se conoce o, más comúnmente, no se tiene
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en cuenta porque en la práctica no tiene ninguna utilidad al no satisfacer los requerimientos de
esas instituciones. Por ende, es importante comenzar por el origen de esta definición, sus
características, ventajas y debilidades.

3. Alcance y crítica a la definición actual. Su historia, su uso en distintos ámbitos y la


comparación con los criterios usados en otros países

La definición de la población urbana y rural basada en un criterio estrictamente demográfico


se viene utilizando en la Argentina desde 1914, en ocasión del tercer Censo Nacional de
Población. El criterio se basa en la determinación de un umbral de tamaño de población
aglomerada a partir del cual se considera a la población como “urbana” y por debajo del cual
como “rural”; en consecuencia, la definición de rural es residual con respecto a la urbana,
formando parte de un sistema clasificatorio dicotómico. Desde el punto de vista práctico, la
determinación de este umbral requiere que primero se defina espacialmente el límite de los
aglomerados (generalmente con criterios de morfología urbana, densidad de viviendas y
proximidad de éstas). Una vez fijado este perímetro (denominada la envolvente en la literatura
estadística) se contabiliza la población en el interior de los límites predefinidos y, a partir de
ahí, se determina su condición de rural o urbano. Los criterios de discriminación establecen
límites estrictos entre una u otra clase. Lo urbano y lo rural aparecen como mutuamente
excluyentes, lo cual lleva a pensar que es una simplificación de los patrones actuales de
ocupación del espacio.
Este último aspecto es particularmente significativo en el contexto del tema que nos ocupa.
Todo el conjunto de datos que elaboran los sistemas estadísticos y, en consecuencia, la batería
de indicadores socio-económicos que se construyen a posteriori, se refieren a estos dos
criterios de agregación geográfica o territorial. Pero, dichas desagregaciones ¿son
suficientes?, ¿sería más adecuado pensar en gradientes?, ¿cómo inciden los niveles de
accesibilidad y las distancias?
La debilidad de este criterio es evidente y se podrían enumerar algunos de los problemas que
conlleva:
a. Se visualiza a la población como estrictamente definida en una improbable dicotomía
urbano-rural.
b. Se define un valor que debería representar esta separación y se espera que este
número, casi de forma mágica, exprese de alguna manera la diferenciación de la
población urbano-rural en forma universal y atemporal sobre la totalidad del territorio
c. La determinación de un umbral fijo hace que a lo largo del tiempo las comparaciones
no se hagan sobre poblaciones estrictamente similares ya que hay, por un lado,
aglomerados que se transforman en urbanos al superar el límite de los 2.000 habitantes
y, por el otro, aglomerados que dejan de serlo al bajar de ese nivel.
Es posible que la única ventaja que se podría encontrar en la aplicación acrítica de este
criterio sea la posibilidad de comparar a lo largo del tiempo poblaciones similares (aún con la
salvedad hecha en el punto c. anterior, que se hace más importante a medida que el tamaño de
la población rural decrece). Así, se puede hacer una tabla donde se comparen las poblaciones
rurales de la Argentina a lo largo de los censos.

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Tabla 1
POBLACIÓN RURAL POR PROVINCIAS Y REGIONES EN EL PERÍODO 1895-2001
En miles

Provincia 1895 1914 1947 1960 1970 1980 1991 2001


Buenos Aires 596 940 1.196 882 680 688 596 503
Córdoba 285 434 704 558 447 474 384 346
Entre Ríos 200 265 458 407 281 320 232 202
La Pampa 26 84 119 67 72 76 65 56
San Luis 66 83 101 84 63 72 54 47
Santa Fe 267 474 693 448 440 454 567 325
PAMPEANA 1.440 2.280 3.271 2.446 1.983 2.084 1.898 1.479
Catamarca 81 85 101 100 87 90 82 87
Jujuy 43 63 104 123 105 110 97 92
La Rioja 61 69 76 74 60 62 53 49
Salta 101 112 176 186 185 180 183 296
Santiago del Estero 152 225 356 309 345 263 265 273
Tucumán 179 181 297 353 288 284 267 275
NOROESTE 617 735 1.110 1.145 1.070 989 947 1.072
Corrientes 183 237 346 286 233 242 204 192
Chaco 10 36 301 338 269 283 262 200
Formosa 5 15 91 119 127 130 134 108
Misiones 29 43 197 246 261 282 296 286
NORESTE 227 331 935 989 890 937 896 786
Chubut 4 18 62 65 50 52 44 43
Neuquén 15 27 67 57 55 52 53 54
Río Negro 9 39 97 71 115 98 102 86
Santa Cruz 1 8 27 25 15 17 13 8
Tierra del Fuego 1 3 5 1 2 3 2 3
PATAGONIA 30 95 258 219 237 222 214 194
Mendoza 88 189 299 297 375 306 314 327
San Juan 74 96 141 160 133 138 106 87
CUYO 162 285 440 457 508 444 420 414
TOTAL PAÍS 1.495 3.730 6.008 5.252 4.689 4.678 4.375 3.946
Fuente: INDEC, Censos Nacionales de Población.

Según estos datos, la población rural así definida habría llegado a su máximo tamaño en 1947,
para luego comenzar a declinar, hasta alcanzar en 2001 un tamaño similar al que tenía en
1914.
Usando la misma información, se puede hacer una estimación del grado de “ruralidad” de
cada unidad a lo largo del tiempo.

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Tabla 2
PARTICIPACIÓN DE LA POBLACIÓN RURAL POR PROVINCIAS Y REGIONES EN
EL PERÍODO 1895-2001
En % sobre la población total

Provincia 1895 1914 1947 1960 1970 1980 1991 2001


Buenos Aires 65 46 48 31 21 19 13 10
Córdoba 81 59 31 31 25 20 14 11
Entre Ríos 68 62 50 50 39 35 23 17
La Pampa 100 83 60 60 50 37 25 19
San Luis 81 71 48 48 43 34 19 13
Santa Fe 67 53 29 29 22 18 20 11
PAMPEANA 68 58 32 32 23 21 17 12
Catamarca 89 84 56 56 47 44 31 26
Jujuy 86 81 52 52 35 27 19 15
La Rioja 88 87 58 58 48 38 24 17
Salta 86 79 49 49 37 27 21 27
Sgo. del Estero 94 86 63 63 57 40 40 34
Tucumán 83 54 45 45 35 29 23 21
NOROESTE 88 74 62 52 45 32 26 24
Corrientes 76 68 66 51 43 37 26 21
Chaco 100 77 70 60 53 41 31 20
Formosa 100 78 80 71 60 44 34 22
Misiones 87 81 80 65 62 49 38 30
NORESTE 79 71 71 61 49 42 32 23
Chubut 100 78 62 45 30 20 12 10
Neuquén 100 92 77 63 34 22 14 11
Río Negro 100 92 72 56 40 25 20 16
Santa Cruz 100 79 65 46 26 15 8 4
T. del Fuego 100 100 100 37 26 10 3 3
PATAGONIA 100 90 71 43 34 22 15 11
Mendoza 76 68 51 40 34 26 22 21
San Juan 88 80 54 47 38 29 20 14
CUYO 81 72 52 39 37 27 22 19
TOTAL PAÍS 63 47 38 28 21 17 13 11
Fuente: INDEC, Censos Nacionales de Población.

Este cuadro refuerza la idea de la heterogeneidad geográfica e histórica del medio rural, ya
que las provincias y las regiones, como se puede ver, tuvieron un proceso diferente de
evolución de la población rural. Esta heterogeneidad, a su vez, está basada en una compleja
trama de factores ambientales, económicos, sociales y políticos. Así, no todas las regiones del
país tienen similar potencial para la producción agropecuaria, y este potencial también ha sido
aprovechado de diferente manera en distintos momentos económicos, tanto relacionados a los
mercados externos como internos. La tierra, que podríamos pensar como el principal canal de
consolidación de la población rural, ha experimentado diferentes formas de uso y distribución
a lo largo del tiempo, desde la conformación de colonias al estilo farmer hasta la constitución
de estructuras agrarias latifundiarias de diferente tipo, y desde la pulverización de la tenencia
en el minifundio hasta la conformación de empresas agrarias que ponen en producción
9
decenas de miles de hectáreas de tierras altamente productivas. En este sentido, reforzando
nuestro argumento, la heterogeneidad de las estructuras agrarias hace difícil pensar en la
posibilidad de mantener una forma única de definición de lo rural.
Por otra parte, la implícita creencia de la posibilidad de realizar una caracterización
dicotómica entre el campo y la ciudad, lo rural y lo urbano, es excesivamente simplista. Parte
del supuesto de que ambas realidades están perfectamente separadas y, como dicen muchos
analistas, implícitamente signadas por adjetivos también dicotómicos como atraso-
modernidad, lentitud-dinamismo, primario-secundario, conservador-progresista, aislado-
integrado, lejano-cercano, etc. Para cualquiera que tenga una mínima idea de la realidad rural
en la actualidad, es evidente la falacia de ese enfoque, y esa falacia, a medida que se producen
fuertes procesos de cambio en el campo, se hace cada vez más evidente. La constante
interrelación que se produce entre la industria y la producción agraria, la conformación de
cadenas y complejos agroindustriales, la importancia de la innovación tecnológica, la
creciente incidencia de la mano de obra urbana en el campo, el empleo rural no agrícola, el
papel de la multiocupación entre buena parte de los productores agrarios hacen que esa
dicotomía aparezca como, más que simplista, directamente falsa y deformante. Toda la
extensa literatura sobre la llamada “nueva ruralidad” confirma ese dato y pareciera que es
hora de que se refleje de alguna manera en una definición de lo rural más flexible y apropiada
para nuestros tiempos.
Volviendo a la utilización de un umbral de tamaño de aglomeración como criterio único,
revisando las definiciones de población rural que se utilizan en otros países, surge que el
límite de 2.000 habitantes o alguno muy cercano es el más utilizado. En un análisis de las
definiciones oficiales en 49 países (Faigenbaum y Namdar-Iraní, 2005), resulta que el 51% de
ellos utiliza para definir el límite entre lo rural y lo urbano una cifra que se ubica entre los
1.500 y 2.500 habitantes, siendo la de 2.000 la más usual (la utiliza el 29% de los países). En
los extremos hay países que utilizan un límite tan bajo como 200 habitantes, mientras que
otros, ubicados en el otro extremo, lo ubican en 50.000. Es curioso que esto no esté
directamente ligado a las características de mayor o menor densidad de un país o al tamaño de
su población, ya que entre los que utilizan un límite muy bajo están algunos como Islandia y
Dinamarca, evidentemente de muy dispares características, y entre los que usan uno muy alto,
Senegal y Suiza. El porqué de la utilización casi universal de este dato requeriría el rastreo
histórico de su uso, que posiblemente nos llevaría a los primeros tiempos de los relevamientos
estadísticos.
Muchos países han avanzado en la búsqueda de una definición superadora, apartándose de
una estrictamente poblacional que incorpore la dimensión espacial. Considerar los territorios
más que las poblaciones tiene la ventaja de incorporar a la definición una serie de variables
más potentes, tales como el uso del suelo, la conformación de tramas y redes de centros
poblados, la topografía y la distancia. Es evidentemente una forma más difícil de definir y que
introduce un sesgo de relatividad en la misma. Podríamos preguntarnos ¿se puede hacer un
tránsito entre la definición poblacional y la territorial? Se podría pensar que toda población
ubicada en un área que a priori se define como rural será rural, pero ¿toda la población rural
vive en esos territorios?
Además de la información proporcionada por el Censo Nacional de Población (CNP), una
forma alternativa de acercarse a la dimensión de la población rural es la que proporciona el
Censo Nacional Agropecuario (CNA) (en una de las preguntas realizadas a los productores,
este censo determina la cantidad de personas que vive en las explotaciones agropecuarias.)
Pero antes de avanzar en la comparación hay que tener en cuenta algunos aspectos
metodológicos que distinguen a ambos relevamientos:

10
a. El CNP es un censo simultáneo (se realiza en un solo día) y universal (cubre todo el
país), mientras que el CNA se releva a lo largo de un período extenso (el trabajo de
campo dura entre dos y tres meses aunque los datos corresponden al período de
referencia que comprende la campaña agrícola entre el 1 de julio de 2001 y el 30 de
junio del 2002, para el CNA 02) y sólo cubre el área del país que se encuentra dentro
de los límites de la producción agropecuaria (en la práctica, el 63% del territorio
nacional, sin contar la superficie ocupada por las explotaciones agropecuarias –EAP-
sin límites definidos, aunque en las cifras analizadas más adelante la población
residente en las mismas fue incluida). Por lo tanto, mientras uno contabiliza una
población inmóvil (las personas son censadas en el domicilio en el cual se encontraban
la noche anterior al censo), el otro a una población que podría tener cierta movilidad
dentro del período censal. No obstante que la definición conceptual del CNA indica
que deben censarse todas las personas con residencia habitual en las EAP’s (las que
hubieran permanecido allí seis o más meses), una persona podría ser censada como
residente más de una vez si se movilizó entre diferentes EAP’s durante el período de
referencia. Por otra parte, como se puede ver en el cuadro siguiente, el territorio
cubierto por el CNP es mucho mayor que el CNA. ¿Cuál de esos condicionantes pesa
más?
b. Ambos censos difieren en la unidad de relevamiento que usan: el CNA utiliza la EAP
mientras que el CNP utiliza el hogar. Por lo tanto, todas las personas que residen en
una EAP serán relevadas en el agropecuario, discriminando el grado de relación que
tienen con el productor pero incluyendo en todo caso a las personas que trabajan en
otro sector de la economía o están relacionadas con ellas, por el simple hecho de residir
en la EAP. En cambio, el CNP censa (al menos en teoría) a todas las personas de todos
los hogares, con independencia de dónde estén ubicados, lo que hace que a priori sea
difícil la comparabilidad estricta entre ambas unidades.
c. La persona que responde a la entrevista en el CNA es el productor o informante
calificado, brindando datos sobre los residentes en la EAP, pudiendo ocurrir omisiones
por falta de conocimiento sobre la presencia de algunas personas. En el caso del CNP,
se indaga a cada una de las personas integrantes del hogar censal, garantizando así una
mejor cobertura.
d. El CNA releva las EAP’s que producen y comercializan para el mercado, excluyendo
las destinadas exclusivamente al autoconsumo, con lo cual algunos campesinos en
sentido estricto y parte de la población indígena quedarían fuera de ese censo. Desde
ese punto de vista, la población rural definida por el CNP debería ser mayor que la
definida por el CNA.
Teniendo en cuenta todas las consideraciones anteriores, en principio, lo que más se acercaría
a una posible comparación sería tener en cuenta, por una parte, los resultados del CNA sobre
población que vive en las EAP’s y, por otra, los datos de población rural dispersa del CNP.
¿Pero cuál es el resultado?

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Tabla 3
POBLACIÓN QUE RESIDE EN LAS EXPLOTACIONES AGROPECUARIAS Y
POBLACIÓN RURAL DISPERSA POR PROVINCIAS
Población que Población Sup.
Provincia reside en las rural dispersa 2/1 agropecuaria /
EAP’s (1) (2) sup. total x 100
Buenos Aires 151.137 300.380 2,0 84
Catamarca 28.341 26.985 0,9 16
Chaco 75.974 164.191 2,2 59
Chubut 10.210 19.582 1,9 85
Córdoba 96.062 186.874 2,0 73
Corrientes 65.603 160.693 2,5 78
Entre Ríos 68.550 144.404 2,1 81
Formosa 37.644 91.652 2,4 72
Jujuy 38.911 54.830 1,4 24
La Pampa 16.681 21.360 1,3 89
La Rioja 23.516 18.588 0,8 33
Mendoza 141.290 272.686 1,9 43
Misiones 114.754 242.787 2,1 69
Neuquén 16.975 36.076 2,1 23
Rió Negro 24.418 50.062 2,1 72
Salta 47.925 117.480 2,5 28
San Juan 31.827 56.386 1,8 9
San Luis 12.929 22.819 1,8 70
Santa Cruz 2.386 4.653 2,0 82
Santa Fe 82.106 171.939 2,1 85
Sgo. del Estero 96.547 207.268 2,1 40
Tucumán 49.226 231.268 4,7 51
Tierra del Fuego 577 1.696 2,9 55
TOTAL PAÍS 1.233.589 2.604.647 2,1 62
Fuente: INDEC, Censos Nacionales de Población 2001 y Agropecuario 2002.

De la comparación surge que no hay una tendencia absolutamente definida, si bien la mayor
parte de la población rural dispersa determinada por el CNP es a nivel nacional poco más del
doble que la definida por el CNA; alrededor de esa proporción (entre 1,8 y 2,1 veces) se
encuentran 13 provincias, donde se acumula el 72 % de esa población rural dispersa. Por lo
tanto, la combinación de los factores anteriormente explicados daría como resultado “normal”
que el CNP contabilice una población que es el doble de la que contabiliza el CNA.
Por encima de esa relación se encuentran 6 provincias. En tres de ellas (Chaco, Formosa y
Salta) la diferencia podría deberse a que son las que tienen mayor cantidad de población
aborigen residiendo en el área rural: como esta población no es captada totalmente por el
CNA, es evidente que la diferencia “normal” entre uno y otro será sobrepasada. Para los otros
tres casos (T. del Fuego, Corrientes y Tucumán) la explicación es más difícil, sobre todo en
Tucumán, donde la relación es de 4,7 veces más población censada por el CNP que por el
CNA. En esa provincia, la superficie agropecuaria cubierta por el CNA fue apenas el 50% del
territorio provincial, lo que por lo menos parcialmente podría explicar la gran diferencia en la
población relevada por ambos censos junto con la fuerte disminución de la cantidad de

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explotaciones agropecuarias en el período comprendido entre los dos últimos censos
agropecuarios, en el cual pasaron de 16.571 (en el 1988) a 9.890 (en el 2002).
En el otro extremo, hay cuatro provincias (Catamarca, Jujuy, La Pampa y La Rioja) donde la
relación se acerca a 1, e incluso en una de ellas (La Rioja) hay más población censada por el
CNA que por el CNP. Llama la atención que Jujuy, con una población campesina rural
relativamente grande, se encuentre en esa situación, mientras que la de La Pampa pareciera
más explicable por la similitud de cobertura entre los censos (sólo hay un 10% de diferencia
entre la superficie cubierta por el CNA y el CNP). En cambio, parece difícil poder explicar el
caso de La Rioja, que posiblemente se deba a un problema de cobertura del CNP.
De todos modos, puede concluirse que la temática de la medición de la población rural no es
sólo un aspecto a profundizar y mejorar en los censos de población; es también parte de los
problemas que enfrentan los censos agropecuarios frente a la cambiante realidad del medio
rural y la presencia de nuevos actores en las actividades agropecuarias, por ejemplo, los
servicios agropecuarios y las nuevas ocupaciones de lo que se da en llamar el ERNA (empleo
rural no agrícola).

4. Posibilidad de aplicación de distintos criterios de medición de la ruralidad

Una forma de discutir la utilización de un umbral único para definir la diferenciación urbano-
rural es realizar una serie de ejercicios que planteen y exploren los resultados de la utilización
de diferentes criterios de definición de lo rural. En el presente estudio se ha trabajado sobre
tres variantes posibles.
En primer lugar, se ha llevado adelante un ejercicio de ampliación del tamaño de localidad
por debajo del cual un asentamiento se considera rural; es decir, este ejercicio ha retomado el
criterio estadístico censal vigente en Argentina y modificado los valores de corte o umbral,
incluyendo a la población que vive en localidades de 2.001 a 20.000 habitantes.
En segundo lugar, se ha considerado el criterio de estructura ocupacional, con el fin de
explorar si existe algún grado de correlación entre el tipo de actividad económica y el tamaño
de la localidad, a partir de los umbrales de corte utilizados en el ejercicio 1.
En tercer lugar, se ha tomado el criterio de densidad poblacional y, con el fin de reducir los
riesgos de homogeneización que conlleva su aplicación, también se lo ha combinado con el
tipo de asentamiento y tamaño de localidades.
Los criterios seleccionados han sido aplicados en diferentes niveles de desagregación espacial
(provincial, departamental, subdepartamental) con el fin de evaluar sus potencialidades y
limitaciones. En particular, el ejercicio sobre límite poblacional ha sido realizado para cada
una de las provincias del país, al igual que el de densidad, que también ha sido desarrollado
para el nivel departamental.
Además, se han elegido una serie de departamentos de diferentes provincias con el fin de
avanzar en la exploración al nivel de fracción censal, fundamentalmente en la aplicación de
los criterios de estructura ocupacional y densidad. Esos departamentos son: 12 de Octubre
(Chaco), Chicoana (Salta), General López (Santa Fe), Cañuelas (Buenos Aires), Tupungato
(Mendoza) y Oberá (Misiones). Con su selección se ha buscado un acercamiento hacia
universos rurales (supuestamente) distintos: por tipo de actividad y nivel de intensividad
(fundamentalmente, diferentes producciones agrícolas), tipo de asentamiento y localización.
Asimismo, se ha optado por el nivel de fracción y no de radio, en función de la disponibilidad

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de bases digitalizadas; también porque en algunas jurisdicciones las fracciones censales
coinciden con el nivel más desagregado de gobierno local, con lo que se convierten en una
unidad espacial relevante tanto para el análisis como para la gestión.
A partir de esta presentación, el análisis se estructura en tres partes, cada una de ellas centrada
en los criterios seleccionados: 1) otros umbrales de corte en el tamaño de localidad, 2)
estructura ocupacional (en combinación con el tipo de asentamiento y tamaño de localidad), y
3) densidad de población4.

4.1. Otros umbrales de corte en el tamaño de localidad

Como se ha señalado anteriormente, el indicador más frecuente entre las definiciones técnicas
de lo rural es el de límite poblacional, es decir, aquél que considera rurales aquellas
localidades ubicadas por debajo de un cierto límite o umbral, incluyendo a la población
dispersa.
Una de las críticas más frecuentes a este indicador discute la definición del umbral; por
ejemplo, Chomitz, Buys y Thomas (2005) plantean expresamente que las mediciones
tradicionales de ruralidad en América Latina excluyen a los pueblos inmersos en áreas
agrícolas. De hecho, una serie de estudios realizados en los últimos años en la Argentina
ponen en evidencia que muchas localidades pequeñas (y no sólo aquellas de menos de 2.000
habitantes) giran en torno a las actividades primarias que se realizan en las áreas circundantes,
o sea en el “campo”. Ya a principios de la década de 1990, Tort, Bearzotti y Neiman (1991)
mostraban el proceso de farmerización de productores agrarios del norte bonaerense y, con
ello, el cambio de residencia de las familias hacia las localidades urbanas pequeñas del área
aunque manteniendo esa actividad económica5. Más recientemente y en consonancia con estas
observaciones, desde el Ministerio de Economía de la provincia de Mendoza se ha ampliado
la definición de lo rural a partir de la inclusión de aquella población de localidades de mayor
tamaño que está directa o indirectamente vinculada con la actividad agropecuaria; en
particular, se han incluido como distritos rurales a aquellos que, teniendo una población
mayor a 2.000 y menor a 10.000 habitantes, poseen una superficie apta para cultivo mayor del
50% de su extensión total o una densidad menor a 500 habitantes por kilómetro cuadrado, o
teniendo una población mayor a 10.000 habitantes poseen una superficie apta para cultivo

4. En los Anexos se pueden consultar la cartografía de las fracciones censales de los departamentos
seleccionados, las tablas de población en localidades y la densidad de población por provincias y departamentos
o partidos de todo el país.
5. Tort, M. I, S. Bearzotti y G. Neiman (1991): "Trabajo y producción en las explotaciones familiares", en
Barsky, O. (ed.), El desarrollo agropecuario pampeano, INDEC/ INTA/ IICA/ GEL, Buenos Aires.

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menor del 50% de su superficie total y una densidad menor a 500 habitantes por kilómetro
cuadrado6.
Uno de los ejercicios realizados ha consistido, precisamente, en elevar los umbrales del
tamaño de localidad y fijar nuevos cortes: población en localidades de hasta 5.000 habitantes,
de 5.001 a 10.000 habitantes y de 10.001 a 20.000 habitantes. La tabla 4 suministra los
resultados de ese ejercicio para cada una de las jurisdicciones provinciales del país, mientras
que la tabla 5 ofrece la misma información pero en valores acumulados.

6. Argentina - Mendoza: Encuesta de condiciones de vida de los hogares rurales, DEIE, Ministerio de
Economía, Gobierno de Mendoza, octubre de 2004.

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Tabla 4 - POBLACIÓN SEGÚN DIFERENTES CORTES POR TAMAÑO DE LOCALIDAD, PROVINCIAS DE ARGENTINA, 2001
Población por Tamaño de Localidad
% 4) 5.001- 5) 10.001-
1) Población % del 2) hasta del 3) 2.001- % del 10.000 % del 20.000 % del Población
Jurisdicción dispersa Total 2.000 hab. Total 5.000 hab. Total hab. Total hab. Total Total
Ciudad de Bs. As. n/c n/c n/c n/c n/c n/c n/c n/c n/c n/c 2.776.138
Buenos Aires (*) 300.380 2,17 202.582 1,47 147.530 1,07 285.085 2,06 364.289 2,63 13.827.203
Catamarca 26.985 8,07 59.844 17,89 21.198 6,34 0 0,00 54.618 16,32 334.568
Córdoba 186.874 16,68 158.860 3,61 172.265 5,51 281.096 8,68 175.157 6,69 3.066.801
Corrientes 160.693 4,74 31.258 5,77 44.032 5,67 55.148 3,44 59.189 0,00 930.991
Chaco 164.191 6,09 35.560 5,18 54.276 5,62 85.419 9,17 65.840 5,71 984.446
Chubut 19.582 17,26 23.845 3,36 23.441 4,73 14.236 5,92 0 6,36 413.237
Entre Ríos 144.404 12,47 58.329 5,04 47.620 4,11 79.849 6,89 136.824 11,81 1.158.147
Formosa 91.652 18,84 16.725 3,44 54.015 11,10 26.474 5,44 52.615 10,81 486.559
Jujuy 54.830 8,96 36.985 6,04 32.405 5,30 36.157 5,91 37.934 6,20 611.888
La Pampa 21.360 7,14 34.566 11,55 42.405 14,17 34.230 11,44 11.869 3,97 299.294
La Rioja 18.588 6,41 30.288 10,44 30.454 10,50 15.267 5,26 22.249 7,67 289.983
Mendoza 272.686 17,26 54.278 3,44 59.818 3,79 50.093 3,17 29.764 1,88 1.579.651
Misiones 242.787 25,15 42.687 4,42 49.489 5,13 75.228 7,79 101.212 10,48 965.522
Neuquén 36.076 7,61 18.096 3,82 24.138 5,09 13.095 2,76 31.734 6,69 474.155
Río Negro 50.062 9,06 36.221 6,55 26.565 4,81 48.628 8,80 71.086 12,86 552.822
Salta 117.480 10,89 178.880 16,58 39.112 3,62 70.862 6,57 120.803 11,20 1.079.051
San Juan 56.386 9,09 30.615 4,94 38.932 6,28 6.784 1,09 41.077 6,63 620.023
San Luis 22.819 6,20 24.602 6,69 22.612 6,15 27.949 7,60 11.159 3,03 367.933
Santa Cruz 4.653 2,36 2.943 1,49 20.413 10,36 28.506 14,47 25.222 12,81 196.958
Santa Fe 171.939 5,73 153.370 5,11 212.295 7,07 165.394 5,51 289.557 9,65 3.000.701
Santiago del Estero 207.268 25,76 65.584 8,15 49.177 6,11 46.927 5,83 34.027 4,23 804.457
Tucumán 231.256 17,28 43.633 3,26 43.869 3,28 48.361 3,61 75.470 5,64 1.338.523
Tierra del Fuego 1.696 1,68 1.272 1,26 0 0,00 0 0,00 0 0,00 101.079
Argentina 2.604.647 7,18 1.341.023 3,70 1.256.061 3,46 1.494.788 4,12 1.811.695 5,00 36.260.130
Fuente: INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001 - Resultados Provinciales Definitivos - Provincias según Localidad; INDEC, Censo Nacional
de Población y Vivienda 2001 - Resultados Provinciales Definitivos - Provincias según Departamento. Disponible en www.indec.gov.ar
(*) Incluye los partidos del Gran Buenos Aires
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Tabla 5 - POBLACIÓN ACUMULADA SEGÚN DIFERENTES CORTES POR TAMAÑO DE LOCALIDAD, PROVINCIAS DE
ARGENTINA, 2001
Población acumulada en los diferentes cortes (PAC’s)
Jurisdicción 1 % 1+2 % 1+2+3 % 1+2+3+4 % 1+2+3+4+5 %
Ciudad de Bs. As.
Buenos Aires 300.380 2,17 502.962 3,64 650.492 4,70 935.577 6,77 1.299.866 9,40
Catamarca 26.985 8,07 86.829 25,95 108.027 32,29 108.027 32,29 162.645 48,61
Córdoba 186.874 6,09 345.734 11,27 517.999 16,89 799.095 26,06 974.252 31,77
Corrientes 160.693 17,26 191.951 20,62 235.983 25,35 291.131 31,27 350.320 37,63
Chaco 164.191 16,68 199.751 20,29 254.027 25,80 339.446 34,48 405.286 41,17
Chubut 19.582 4,74 43.427 10,51 66.868 16,18 81.104 19,63 81.104 19,63
Entre Ríos 144.404 12,47 202.733 17,50 250.353 21,62 330.202 28,51 467.026 40,33
Formosa 91.652 18,84 108.377 22,27 162.392 33,38 188.866 38,82 241.481 49,63
Jujuy 54.830 8,96 91.815 15,01 124.220 20,30 160.377 26,21 198.311 32,41
La Pampa 21.360 7,14 55.926 18,69 98.331 32,85 132.561 44,29 144.430 48,26
La Rioja 18.588 6,41 48.876 16,85 79.330 27,36 94.597 32,62 116.846 40,29
Mendoza 272.686 17,26 326.964 20,70 386.782 24,49 436.875 27,66 466.639 29,54
Misiones 242.787 25,15 285.474 29,57 334.963 34,69 410.191 42,48 511.403 52,97
Neuquén 36.076 7,61 54.172 11,42 78.310 16,52 91.405 19,28 123.139 25,97
Río Negro 50.062 9,06 86.283 15,61 112.848 20,41 161.476 29,21 232.562 42,07
Salta 117.480 10,89 296.360 27,46 335.472 31,09 406.334 37,66 527.137 48,85
San Juan 56.386 9,09 87.001 14,03 125.933 20,31 132.717 21,41 173.794 28,03
San Luis 22.819 6,20 47.421 12,89 70.033 19,03 97.982 26,63 109.141 29,66
Santa Cruz 4.653 2,36 7.596 3,86 28.009 14,22 56.515 28,69 81.737 41,50
Santa Fe 171.939 5,73 325.309 10,84 537.604 17,92 702.998 23,43 992.555 33,08
Santiago del Estero 207.268 25,76 272.852 33,92 322.029 40,03 368.956 45,86 402.983 50,09
Tucumán 231.256 17,28 274.889 20,54 318.758 23,81 367.119 27,43 442.589 33,07
Tierra del Fuego 1.696 1,68 2.968 2,94 2.968 2,94 2.968 2,94 2.968 2,94
Argentina 2.604.647 7,18 3.945.670 10,88 5.201.731 14,35 6.696.519 18,47 8.508.214 23,46
Fuente: INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001 - Resultados Provinciales Definitivos - Provincias según Localidad; INDEC,
Censo Nacional de Población y Vivienda 2001 - Resultados Provinciales Definitivos - Provincias según Departamento. Disponible en
www.indec.gov.ar

17
A través del análisis de las tablas se observa la importancia que presenta, más allá de los
umbrales tradicionales (dispersa y agrupada en localidades de menos de 2.000 habitantes), el
rango de localidades de 10.001 a 20.000 habitantes en muchas jurisdicciones y no tanto los
cortes en los tamaños intermedios (entre 2.000 y 10.000 habitantes). La relevancia del cambio
en ese rango es mayor en aquellas provincias más netamente rurales, de acuerdo con los
criterios vigentes, como es el caso de Santiago del Estero, Misiones, Catamarca, Formosa y
Salta.
También se pueden identificar las pautas que presentan cada una de las jurisdicciones en los
diferentes rangos de corte, singulares y acumulados. En el primer caso (población dispersa) se
pueden reconocer tres agrupamientos: las provincias con situaciones cercanas al 25%
(Santiago del Estero y Misiones), las que se ubican entre 15 y 20% (Formosa, Tucumán,
Corrientes y Chaco) y el resto, cuyo porcentaje va disminuyendo lentamente a partir del 13%
(Entre Ríos) hasta llegar al mínimo de menos del 2,5% (Buenos Aires, Santa Cruz y Tierra del
Fuego). En el segundo caso (población dispersa más aquella agrupada en localidades de
menos de 2.000 habitantes) se puede identificar un agrupamiento similar: un conjunto de
cuatro provincias (Santiago del Estero, Misiones, Salta y Catamarca) que se ubican por
encima del 25%, otro grupo más numeroso, entre el 20 y el 25% (Formosa, Mendoza,
Corrientes, Tucumán y Chaco) y, finalmente, un grupo de menos del 20% hasta llegar al
mínimo (2,94%), otra vez formado por Buenos Aires, Santa Cruz y Tierra del Fuego. En el
tercer caso (población dispersa y agrupada en localidades de menos de 5.000 habitantes) se
observan algunas diferencias: Santiago del Estero aparece como la única provincia con más
del 40% de población rural, separada netamente del segundo grupo, de entre 30 y 35%,
formado por Misiones, Formosa, La Pampa, Corrientes y Salta; a partir de allí, el resto posee
valores descendentes escalonados hasta las últimas dos jurisdicciones (Buenos Aires y Tierra
del Fuego). En el cuarto caso (población dispersa y agrupada en localidades de menos de
10.000 habitantes) aparecen tres provincias con más del 40% de población rural: Misiones,
Santiago del Estero y La Pampa; le sigue un grupo importante de provincias que detenta entre
30% y 40% (Catamarca, Corrientes, Chaco, Formosa, La Rioja y Salta); otro más numeroso
que posee entre 20 y 30% (Córdoba, Entre Ríos, Jujuy, Mendoza, Río Negro, San Juan, San
Luis, Santa Cruz, Santa Fe, Tucumán); y dos más pequeños, con valores entre el 15 y el 20%
(Chubut y Neuquén) y por debajo del 10% (Buenos Aires y Tierra del Fuego). En el quinto y
último caso (población dispersa y agrupada en localidades de menos de 20.000 habitantes) se
conforma un grupo compuesto por un cuarto de las jurisdicciones del país (Misiones, Santiago
del Estero, Formosa, Catamarca, Salta, La Pampa), en las que lo rural alcanza casi el 50% de
la población, y alrededor de dos tercios de las jurisdicciones en las que asciende a más del
30%7. En definitiva, se observan ciertas recurrencias en el comportamiento de las
jurisdicciones a lo largo de los diferentes rangos y, sobre todo, en los porcentajes más altos y
más bajos de población rural, que ponen en evidencia la cuestión de la existencia de diferentes
tipos de redes urbanas, ya sean del tipo de primacía urbana o del tipo regulares o escalonadas.
Finalmente, cabe señalar que el peso diferencial de la población rural (en números absolutos y
relativos) que resulta de la aplicación de este criterio puede ser relevante para la planificación
y prestación de ciertos servicios sociales como salud y educación, donde lo rural constituye

7. De hecho, Santiago del Estero y Misiones pasarían a ser provincias rurales de acuerdo con el corte de hasta
20.000 habitantes, dado que más del 50% de la población sería rural.

18
una categoría específica (por ejemplo, en el caso de los hospitales rurales, las escuelas en
zonas desfavorables, etc.).

4.2. Población ocupada según sector y rama de actividad

Un criterio utilizado por algunos países en la definición de lo rural es el de participación de la


población ocupada según sector de actividad. Básicamente, en la aplicación de este criterio se
asume una relación directa entre el peso económico de la mano de obra ocupada en las
actividades agrarias y el grado de ruralidad. Por ejemplo, este criterio es aplicado, aunque no
de manera individual sino combinada con el tamaño del asentamiento, en las definiciones
censales de lo rural en Chile y en Holanda8.
Se trata de un criterio que ha sido bastante discutido en alguna literatura especializada, sobre
todo porque implicaría una asociación lineal entre lo rural y lo agrario, lo cual llevaría, por
ejemplo, a abolir gran parte de los espacios rurales actuales de los países desarrollados
(Abramovay, 2000). Otros estudios, si bien reconocen el crecimiento del empleo no agrícola
entre la población rural, también destacan la permanencia del peso de las actividades agrarias
y forestales en la administración de la tierra rural, sobre todo en los países del Tercer Mundo,
y plantean la necesidad de continuar incluyendo a las actividades primarias en la
conceptualización y medición de lo rural (UNECE, 2005).

4.2.1. La combinación de la PEA por sector de actividad con el tipo de asentamiento y


tamaño de localidad

A fin de indagar sobre la participación de la población ocupada según actividad y explorar su


utilidad como criterio para la definición de lo rural se ha considerado como indicador el
porcentaje de población económicamente activa (en adelante PEA) por sector de actividad
económica según tipo de asentamiento de la población y tamaño de localidad; es decir, se ha
asociado el porcentaje de PEA por actividad con los cortes alternativos de tamaño de
localidad planteados en el ejercicio 19. Básicamente, se buscó explorar si existen diferencias
significativas en la proporción de PEA en actividades primarias (es decir, en agricultura,
ganadería, pesca, silvicultura y minería) en cada uno de esos cortes.
Los gráficos 1 y 2 exponen los resultados de la aplicación de ese indicador. El primero
considera la proporción de población ocupada en cada sector de actividad, mientras que el

8. En Chile se considera rural todo asentamiento humano concentrado o disperso con 1.000 o menos habitantes,
o entre 1.001 y 2.000, en los que menos del 50% de la población económicamente activa se dedica a actividades
secundarias y terciarias. En Holanda se establecen como rurales aquellas áreas con menos de 2.000 habitantes y
más de un 20% de su población masculina económicamente activa ligada a la agricultura (Faiguenbaum y
Namdar- Iraní, 2005).
9. En este caso, además, se ha agregado un sexto corte: el de la población en localidades de más de 20.000
habitantes.

19
segundo muestra el promedio de la proporción de PEA en cada sector10. En general, se
observa que tanto la proporción de PEA en el sector primario como en el sector terciario son
fuertemente discriminantes; también, que presentan un comportamiento inverso según
aumenta el tamaño de la localidad.

10. En el primer gráfico se ha sumado la PEA agropecuaria de todas las localidades incluidas en un corte y
dividido por el total de PEA del corte. En el segundo gráfico se hizo un promedio de los porcentajes de PEA
agropecuaria de las localidades incluidas en cada corte.

20
Gráfico 1: PORCENTAJE DE PEA POR SECTOR DE ACTIVIDAD SEGÚN TIPO DE ASENTAMIENTO Y TAMAÑO DE LOCALIDAD,
ARGENTINA, 2001

80

70

60
Actividades
50 primarias
%

40
Actividades
secundarias
30

20 Actividades
terciarias
10

0
1 2 3 4 5 6
tipo de asentamiento / localidad

Fuente: Elaboración propia en base a información del INDEC, 2005.


Nota: 1): población dispersa, 2) población en localidades de hasta 2.000 hab., 3) población en localidades de 2.001-5.000 hab., 4) población en
localidades de 5.001-10.000 hab., 5) población en localidades de 10.001-20.000 hab., 6) población en localidades de más de 20.000 hab.

21
Gráfico 2: PORCENTAJE PROMEDIO DE PEA POR SECTOR DE ACTIVIDAD SEGÚN TIPO DE ASENTAMIENTO Y TAMAÑO DE
LOCALIDAD, ARGENTINA, 2001

80

70

60 Actividades
Primarias
50
%

40 Actividades
Secundarias
30

20
Actividades
Terciarias
10

0
1 2 3 4 5 6
tipo de asentamiento / localidad

Fuente: Elaboración propia en base a información del INDEC, 2005.


Nota: 1: población dispersa, 2) población en localidades de hasta 2000 hab., 3) población en localidades de 2.001-5.000 hab., 4) población en
localidades de 5.001-10.000 hab., 5) población en localidades de 10.001-20.000 hab., 6) población en localidades de más de 20.000 hab.

22
Del análisis de esos gráficos se pueden observar, además, diferencias importantes en la PEA
primaria según el tipo de asentamiento: el porcentaje promedio de la PEA en actividades
primarias alcanza el 63% en las áreas de población dispersa, desciende a 30% en las
localidades rurales y a 12% en las localidades urbanas en su conjunto. Si las localidades
urbanas son discriminadas de acuerdo con el tamaño de la población, se observa que la
proporción media de PEA primaria disminuye consistentemente a medida que pasamos de la
categoría de 2.001 a 5.000 habitantes hasta la de más de 20.000 habitantes11.
La tabla 6 se centra en la PEA ocupada en actividades primarias y permite precisar el grado de
correlación entre la cantidad de población de una localidad y su porcentaje de PEA primaria
según el tipo de asentamiento y el tamaño de localidad.

Tabla 6
PROPORCIÓN DE PEA OCUPADA EN ACTIVIDADES PRIMARIAS Y SU
CORRELACIÓN SEGÚN EL TIPO DE ASENTAMIENTO Y EL TAMAÑO DE
LOCALIDAD, ARGENTINA, 2001
Tipo de asentamiento y tamaño de Porcentaje promedio Correlación12 con el
localidad (en habitantes) de PEA en tamaño de la
actividades primarias población
1. Población rural dispersa (N= 450)13 63 0,92
2. Localidades Rurales (N= 2387) 30 -0,24 (**)
Localidades Urbanas (N= 1079) 13 -0,28 (**)
3. 2.001-5.000 (N= 467) 17 0,01
4. 5.001-10.000 (N= 234) 13 -0,14 (*)
5. 10.001-20.000 (N= 143) 10 -0,09
6. más de 20.000 (N= 235) 4 -0,40 (**)
Total de áreas y localidades 29 -0,16 (**)
(N= 3961)
Fuente: INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001, Base de Datos, 2005.
Notas:
N: Cantidad de casos
(*) Significativo al nivel 0,05
(**) Significativo al nivel 0,001

Para el país en su conjunto, las actividades primarias ocupan el 11% de la PEA total. Si se
toma, en cambio, el promedio de la PEA primaria por localidad según tipo y tamaño de
asentamiento, el porcentaje promedio de PEA ocupada en actividades primarias asciende al
29%. Esto indicaría que, mientras la población ocupada (en valores absolutos) en actividades
primarias es apenas un décimo de la PEA total, la proporción de PEA primaria puede ser
sumamente relevante a nivel local.

11. Las diferencias entre categorías son estadísticamente significativas.


12. El coeficiente de correlación indica la forma en que dos variables (en este caso el tamaño de la población de
una localidad y su proporción de la PEA en ocupaciones primarias) se mueven juntas (Wonnacott y Wonnacott
1979:118). Esta relación puede ser negativa o positiva y varía entre -1 y +1. Cuanto más cercano a 1 es el
coeficiente, más fuerte es la correlación. Si las variables son independientes, es decir no están correlacionadas, el
coeficiente será 0.
13. Definido a nivel de departamento o partido.

23
Como se puede observar en la tabla 6, la proporción de PEA en actividades primarias está
negativamente correlacionada con el tamaño de la población (el coeficiente es -0,16). En otras
palabras, a medida que aumenta el tamaño de la localidad disminuye la proporción de la PEA
en actividades primarias. Sin embargo, cuando se toma en cuenta el tipo de asentamiento
(población dispersa, localidad rural o urbana) aparecen diferencias substanciales. Se observa,
como era de esperar, una muy alta correlación en las áreas de población dispersa, mientras
que los valores del coeficiente para las localidades rurales y urbanas se ubican en -0,24 y
-0,28, respectivamente, siendo en ambos casos estadísticamente significativo.
Cuando se toman los cortes por tamaño de localidad aparece una fuerte y significativa
correlación negativa entre PEA en actividades primarias y tamaño de la población para las
localidades de más de 20.000 habitantes. En el resto de los cortes de tamaño de localidades
urbanas la correlación es negativa pero más débil para localidades de 5.001 a 10.000
habitantes y no significativa en las dos categorías restantes.
Los gráficos 3 y 4 suministran información sobre porcentaje de PEA según tipo de
asentamiento y tamaño de localidad, pero desagregada por rama de actividad14.

14. Las actividades primarias comprenden las categorías A a C, las secundarias, las categorías D a F, y las
terciarias, desde la G a la Z.

24
Gráfico 3: Porcentaje de PEA por rama de actividad según tipo de asentamiento y tamaño de localidad, Argentina, 2001
100% Z - Actividades no bien especificadas

Q - Servicios de organizaciones y órganos extraterritoriales


90%
P - Servicios de hogares privados que contratan servicio doméstico

O - Servicios comunitarios, sociales y personales n.c.p.


80%

N - Servicios sociales y de salud

70% M - Enseñanza

L - Administración pública, defensa y seguridad social obligatoria


60%
K - Servicios inmobiliarios, empresariales y de alquiler

J - Intermediación financiera y otros servicios financieros


50%

I - Servicio de transporte, de almacenamiento y de comunicaciones

40% H - Servicios de hotelería y restaurantes

G - Comercio al por mayor y menor; reparación de vehículos automotores, motocicletas,


30% efectos personales y enseres domésticos
F - Construcción

20% E - Electricidad, gas y agua

D - Industria manufacturera

10%
C - Explotación de minas y canteras

B - Pesca y servicios conexos


0%
1 2 3 4 5 6 A - Agricultura, ganadería, caza y silvicultura
Tipo de asentamiento / localidad

Fuente: Elaboración propia en base a información del INDEC, 2005.

25
Gráfico 4: Porcentaje promedio de PEA por rama de actividad según tipo de asentamiento y tamaño de localidad, Argentina, 2001

100%
Z - Actividades no bien especificadas

Q - Servicios de organizaciones y órganos extraterritoriales


90%

P - Servicios de hogares privados que contratan servicio doméstico

80% O - Servicios comunitarios, sociales y personales n.c.p.

N - Servicios sociales y de salud


70%
M - Enseñanza

L - Administración pública, defensa y seguridad social obligatoria


60%

K - Servicios inmobiliarios, empresariales y de alquiler

50% J - Intermediación financiera y otros servicios financieros

I - Servicio de transporte, de almacenamiento y de comunicaciones


40%
H - Servicios de hotelería y restaurantes

G- Comercio al por mayor y menor; reparación de vehículos automotores, motocicletas, efectos


30% personales y enseres domésticos
F - Construcción

20% E - Electricidad, gas y agua

D - Industria manufacturera

10%
C - Explotación de minas y canteras

B - Pesca y servicios conexos


0%
1 2 3 4 5 6 A - Agricultura, ganadería, caza y silvicultura
Tipo de asentamiento / localidad

Fuente: Elaboración propia a partir de información del INDEC, 2005.

26
En ambos gráficos se destaca la importancia de la rama A (agricultura, ganadería caza y
silvicultura) entre el conjunto de las actividades primarias y, en particular, con relación a la
población dispersa. No se reconocen ramas de valor discriminatorio entre el conjunto del
sector terciario; esto pone en evidencia una de las limitaciones del indicador, ya que no
permite identificar aquellos servicios asociados a actividades primarias o, en términos más
generales, al aprovechamiento de la naturaleza.
En síntesis, cabe señalar que este criterio no es consistente, salvo para algunas categorías o
rango de tipo y tamaño de asentamiento. Sí podría resultar útil si se combina con otros
criterios, tal como se ha aplicado recientemente en el caso de la provincia de Mendoza (véase
Argentina - Mendoza, 2004).

4.2.2. La PEA según sector de actividad y tamaño de la localidad en los casos


seleccionados
Con el fin de profundizar la exploración sobre la utilidad de este criterio (población ocupada
según sector de actividad y tamaño de la localidad) se ha analizado información sobre los
departamentos seleccionados. Las tablas 7 y 8 ofrecen esos datos, en valores absolutos y
porcentajes promedio, respectivamente.

Tabla 7
PEA EN ACTIVIDADES PRIMARIAS POR TAMAÑO DE LOCALIDAD PARA LOS
DEPARTAMENTOS SELECCIONADOS, 2001

PEA en actividades % PEA en Actividades


primarias Total PEA primarias
Departamento
2.000- 5.001- 10.001- 2.000- 5.001- 10.001- 2.000- 5.001- 10.001-
5.000 10.000 20.000 5.000 10.000 20.000 5.000 10.000 20.000
Cañuelas 113 77 -- 1.899 1.250 -- 5,95 6,16 --
12 de Octubre 312 -- 494 835 -- 2.656 37,37 -- 18,60
Chicoana 239 401 -- 959 1.881 24,92 21,32 --
General López 1.290 1.132 870 8.759 9.027 11.206 14,73 12,54 7,76
Oberá 80 320 -- 474 1.208 -- 16,88 26,49 --
Tupungato -- -- 832 -- -- 3.659 -- -- 22,74
Fuente: Elaboración propia en base a INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001.
Resultados Provinciales Definitivos - Provincias según Departamento, 2005, e INDEC, Censo
Nacional de Población y Vivienda 2001, Cartografía Digital, 2005.

Tabla 8
PORCENTAJE PROMEDIO DE PEA EN ACTIVIDADES PRIMARIAS POR TAMAÑO
DE LOCALIDAD PARA LOS DEPARTAMENTOS SELECCIONADOS, 2001

% PEA en Actividades primarias


Departamento 2.000-5.000 5.001-10.000 10.001-20.000
Cañuelas 6,33 6,16 --
12 de Octubre 37,36 -- 18,60

27
% PEA en Actividades primarias
Departamento 2.000-5.000 5.001-10.000 10.001-20.000
Chicoana 24,92 21,32 --
General López 14,97 12,46 7,74
Oberá 16,88 26,49 --
Tupungato -- -- 22,74
Fuente: Elaboración propia en base a INDEC, Censo Nacional de Población y
Vivienda 2001. Resultados Provinciales Definitivos - Provincias según Departamento,
2005, e INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001, Cartografía Digital,
2005.
Nota: Promedio del porcentaje de las localidades en cada categoría y departamento.

En esas tablas se puede observar, en primer lugar, cierta relevancia de la PEA en actividades
primarias en aquellas localidades pequeñas, aunque no rurales, conforme a los criterios
vigentes (es decir, en aquellas de 2.000 a 20.000 habitantes). La excepción en este sentido es
el partido de Cañuelas, aunque cabe señalar que la mayor parte de la población urbana de ese
partido se distribuye entre la localidad de Máximo Paz, perteneciente al aglomerado Gran
Buenos Aires, y la localidad de Cañuelas, de más de 20.000 habitantes. Más allá de ese caso,
se detecta una importante participación de la PEA primaria en las localidades de 2.000 a
20.000 habitantes: alrededor del 56% en el departamento de 12 de octubre (Chaco), del 46%
en Chicoana (Salta), del 43% en Oberá (Misiones) y del 34% en General López (Santa Fe); en
Tupungato (Mendoza) es de casi el 23%. Si se analiza la distribución según el tamaño de las
localidades, se observa una caída en los valores de PEA primaria conforme aumenta el
tamaño del asentamiento, con excepción de Oberá; también se detecta la importancia del
rango de mayor tamaño (de 10.001 a 20.000 habitantes) en Tupungato y, en menor medida, en
12 de Octubre. Entonces, a partir del análisis de la información provista para los casos
seleccionados se puede señalar la relevancia de la PEA primaria en localidades de menos de
20.000 habitantes, con excepción de aquellas áreas y asentamientos involucrados o asociados
a los grandes aglomerados; esa relevancia aún alcanza a aquel rango de localidades más
grandes dentro del conjunto de “localidades pequeñas”.

4.3. Densidad de población


Varios estudios coinciden en la selección de la densidad de población (es decir, la cantidad de
habitantes por unidad de superficie) como un indicador pertinente para expresar la idea de
contiuum urbano-rural (OECD, 1994, Abramovay, 2000, Smailes, Argent y Griffin, 2002,
entre otros). Por ejemplo, Abramovay (2000), a partir de entender a la ruralidad como un
concepto de naturaleza territorial y no sectorial15, enuncia que una de las principales
convergencias en la literatura internacional radica en considerar como característica
definitoria del medio rural a la relativa dispersión poblacional. Según la OECD (1994), el
criterio de densidad presenta dos ventajas básicas con respecto a otros: por un lado, se trata de
una noción de fácil operacionalización y comprensión; por otro lado, es un criterio neutro en

15 Más precisamente, “el abordaje espacial presupone la multisectorialidad del medio rural y no permite que se
asuma, aún en las naciones más desarrolladas, que el campo esté «urbanizado»” (Abramovay, 2000: 6).

28
términos valorativos ya que no remite a una visión predeterminada sobre los problemas y
posibilidades del medio rural16.
A pesar de estas potencialidades, este criterio es escasamente utilizado para la definición
censal de lo rural; una de esas excepciones es Italia, donde se consideran rurales aquellas
áreas con menos de 100 habitantes por kilómetro cuadrado (hab/km2), o Alemania, Bulgaria,
Canadá y Hungría, donde se combina ese criterio con el de tamaño de la localidad
(Faiguenbaum y Namdar- Iraní, 2005). Más recientemente, este criterio ha comenzado a ser
aplicado en estudios sobre los países miembros de la OCDE, con el fin de elaborar
indicadores pertinentes para la ejecución de políticas de desarrollo rural (UNECE, 2005); tales
trabajos parten de considerar una unidad mínima, la “comunidad rural”17, a la que definen
como todos aquellos territorios locales donde la densidad de población es inferior a 150
habitantes por km2 (500 habitantes por km2 para el caso de Japón). En un reciente estudio
realizado en América Latina, el Banco Mundial ha complementado el criterio de la OCDE
(densidad de población) con un criterio de distancia de los centros urbanos, medido en tiempo
necesario para acceder a la ciudad más cercana (menos de 1 hora, entre 1 y 4 horas y más de
cuatro horas) (De Ferranti et al, 2005).

4.3.1. La aplicación del criterio densidad de población al caso argentino


De acuerdo al Censo Nacional de Población y Vivienda del 2001, la densidad de población de
la Argentina asciende a 13 hab/km2. Si se cambia la escala de observación y se calcula a nivel
de provincia, la densidad de población varía, considerando el territorio continental, entre
13.679,6 hab/km2 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y 0,8 hab/km2 en la provincia de
Santa Cruz (véase Tabla 9, Densidad de población por provincia y departamento o partido -
total país, 200118).
Esas diferencias en los valores de densidad persisten aún al interior de los territorios
provinciales; por ejemplo, San Juan detenta algunos departamentos con más de 1.000
hab/km2, como Capital y Chimbas, y otros con menos de 2 hab/km2, como Calingasta, Iglesia,
Jáchal, Ullum, Valle Fértil y Zonda (véase Tabla 9). Si se consideran todos los departamentos
o partidos del país, esas variaciones son aún mayores: la densidad media para los 512
departamentos asciende a 292,51 hab/km2, con un máximo de 13.679,6 y un mínimo de
0,0001689 hab/km2, aunque, si se toma en cuenta la mediana de la distribución, el 50% de los
departamentos presenta una densidad menor a 7 hab/km2 19.
Tales variaciones ponen en evidencia un problema central en la utilización del criterio de
densidad para la definición de lo rural: asumir la existencia de densidades de población
homogéneas al interior de las unidades espaciales consideradas. Por lo tanto, una cuestión
fundamental es la discusión sobre la escala (y las unidades espaciales) de aplicación más
adecuadas. En general, se considera que este criterio será más útil, es decir, dará cuenta de
manera más precisa sobre las características y formas de distribución de la población, cuanto
más pequeña sea la unidad espacial de referencia y se minimice, entonces, el riesgo de

16. En particular, no induce a la asimilación entre ruralidad y pobreza, tal como sucede, por ejemplo, con el
criterio de disponibilidad de servicios.
17. El concepto de “comunidad” corresponde a una pequeña unidad administrativa o censal (OECD, 1994).
18. Dada su extensión, la tabla 9 ha sido incluida en el Anexo.
19. Los cuartiles de la distribución son los siguientes: 1º cuartil (25% inferior de la distribución): 2,53 hab/km2,
2º cuartil (50% de la distribución - mediana): 6,93 hab/km2, 3º cuartil (75% de la distribución): 22,8 hab/km2.

29
homogeneización. De esta cuestión se deriva, asimismo, que la disponibilidad de información
espacialmente desagregada, al menos más allá del nivel departamental, es uno de los
requisitos centrales para la aplicación del criterio de densidad.
La tabla 10 presenta, precisamente, información sobre densidad de población a nivel de
provincia, departamento y fracción censal para los casos seleccionados. A nivel departamental
se observa la presencia de densidades variadas, todas ellas muy por debajo de la media
departamental nacional pero por encima de la mediana (con excepción del departamento
chaqueño 12 de Octubre). También se observan importantes variaciones en las densidades de
las fracciones que integran los diferentes departamentos seleccionados; en este sentido, las
situaciones más diversas se encuentran en el departamento chaqueño 12 de octubre, con
valores que oscilan entre los 1.322,29 hab/ km2 (fracción 1) y 0,30 hab/km2 (fracción 7) y en
el departamento santafecino General López, con valores de densidad que varían entre
3.719,54 hab/km2 (fracción 4) y 0,42 hab/km2 (fracción 91).

30
Tabla 10
DENSIDAD DE POBLACIÓN POR FRACCIÓN CENSAL PARA LOS DEPARTAMENTOS SELECCIONADOS, 2001.
Densidad Población Densidad Fracción Población Superficie Densidad
Provincia Departamento
Provincia Departamento Departamento censal Fracción (km2) Fracción
Chaco 9,9 12 de Octubre 20.149 7,8 01 11.332 8,57 1.322,29
02 1.003 317,16 3,16
03 1.687 301,75 5,59
04 1.276 245,01 5,21
05 127 231,86 0,55
06 944 578,07 1,63
07 145 484,08 0,30
08 87 225,63 0,39
09 3.548 360,67 9,84
Salta 6,9 Chicoana 18.257 20,1 01 8.468 753,74 11,23
02 9.789 261,06 37,50
Santa Fe 22,6 General López 182.113 15,8 01 12.837 2.532,32 5,07
02 15.160 2.249,97 6,74
03 14.537 3.854,45 3,77
04 17.891 4,81 3.719,54
05 8.708 5,41 1.609,61
06 18.063 14,63 1.234,65
07 19.182
08 8.524
09 24.553
10 16.167
11 13.241 1.466,11 9,03
12 13.190 1.178,66 11,19
91 60 142,69 0,42

31
Densidad Población Densidad Población Superficie Densidad
Provincia Departamento Fracción
Provincia Departamento Departamento Fracción (km2) Fracción
Buenos Aires 45,020 Cañuelas 42.175 35,4 01 14.879 259,25 57,39
02 6.616 43,73 151,31
03 18.143 21,74 834,74
04 1.616 174,64 9,25
05 441 206,34 2,14
06 263 182,48 1,44
07 148 159,29 0,93
08 469 158,22 2,96
Mendoza 10,6 Tupungato 28.539 11,5 01 721 941,83 0,77
02 1.287 504,46 2,55
03 20.408 104,31 195,65
04 776 856,01 0,91
05 5.347 167,99 31,83
Misiones 32,4 Oberá 114.667 59,1 01 16.133
02 20.002
03 21.126 99,46 212,41
04 3.685 146,93 25,08
05 9.228 207,03 44,57
06 1.431 78,32 18,27
07 19.358 139,22 139,05
08 6.226 215,63 28,87
09 3.862 191,15 20,20
10 5.470 203,45 26,89
11 3.616 151,41 23,88
12 4.530 104,15 43,50
Fuente: Elaboración propia en base a INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001. Resultados Provinciales Definitivos - Provincias según Departamento, 2005, e INDEC,
Censo Nacional de Población y Vivienda 2001, Cartografía Digital, 2005.

20. Corresponde al total de la provincia de Buenos Aires. La densidad de los 24 partidos del Gran Buenos Aires asciende a 2.394,4 hab/km2, y la del resto de la provincia, a 16,9
hab/km2.

32
Se constata, de esa manera, la necesidad de integrar el criterio de densidad con algún otro que
permita conocer el tipo y forma de asentamiento de la población en el territorio.

4.3.2. La combinación de los criterios de densidad y tipo de asentamiento/ tamaño de


localidad
Una aproximación a la combinación de ambos criterios, densidad de población y tipo de
asentamiento - tamaño de localidad, se ofrece en las tablas 11, 12, 13 y 14.
La tabla 11 (tipo de asentamiento y tamaño de localidad para las fracciones censales de los
departamentos seleccionados, 2001) suministra información sobre las proporciones de
población rural dispersa, rural agrupada y urbana (de acuerdo con los criterios vigentes) y la
cantidad de localidades según su tamaño para cada fracción. De su análisis se desprende la
utilidad de la combinación de criterios, ya que se observan fracciones con densidad de
población similares pero con patrones de asentamiento de la población distintos; tal es el caso
de la fracción 9 del departamento chaqueño 12 de Octubre y de la fracción 11 del
departamento santafecino General López, que poseen valores en torno a los 9 hab/km2,
aunque en el primer caso más del 90% de la población está asentada en una localidad urbana
pequeña (de 2.000 a 5.000 habitantes), mientras que en el segundo caso el 90% de la
población está distribuida en cinco localidades (tres de ellas, urbanas y una, en el rango de
5.000 a 10.000 habitantes).
La tabla 12 suministra información sobre densidad rural total (de acuerdo con el criterio
vigente) y densidad rural dispersa para las fracciones de los departamentos seleccionados.
Este último indicador retoma la idea de relativa dispersión poblacional como característica
definitoria del medio rural (Abramovay, 2000) y se corresponde con la categoría de “densidad
neta” planteada por Smailes, Argent y Griffin (2002), definida por éstos como la densidad de
la población no concentrada en localidades, ya sean éstas rurales o urbanas.
Las tablas 13 y 14 suministran información sobre la cantidad de población, absoluta y
acumulada, para cada uno de los tipos de asentamiento (rural disperso, rural agrupado y
urbano) y tamaño de localidades (población en localidades de hasta 2.000 habitantes, de 2.000
a 5.000, 5.001 a 10.000, 10.001 a 20.000 y más de 20.000 habitantes). La tabla 15, elaborada
a partir de las dos anteriores, retoma el cálculo de densidad para los diferentes cortes de
población; permite, fundamentalmente, una visualización más rápida de los cambios o
“saltos” en los valores de densidad.
Finalmente, cabe realizar una salvedad con relación al cálculo de densidad ofrecido en las
tablas 12 y 15: en cada uno de los cortes se utiliza el mismo dato de superficie, el de la
fracción censal, dado que es el único disponible; por lo tanto, estos datos serán más confiables
en aquellos casos en que la población se encuentre concentrada en uno de los cortes
utilizados. Esta cuestión plantea, entonces, una necesidad para la aplicación de este criterio
combinado (densidad y asentamiento): la disponibilidad de información sobre las superficies
ocupadas por cada tipo de asentamiento y tamaño; ello implica, básicamente, disponer de una
digitalización completa de las localidades del país, en tanto la superficie ocupada por la
población dispersa se puede obtener, a través de la utilización de un sistema de información
geográfico, por default de la de las localidades.
En términos metodológicos, entonces, cabe concluir que el criterio de densidad, si bien
presenta una relativamente fácil operacionalización y comprensión, presenta dos problemas
centrales. En primer lugar, el riesgo de homogeneización, que puede minimizarse al ampliar
la escala espacial y utilizar unidades estadísticas más pequeñas; también, a través de la
33
utilización, de manera integrada, de indicadores que permitan captar el patrón de
asentamiento de la población. En segundo lugar, las dificultades para la obtención de
información digitalizada a gran escala, fundamentalmente sobre superficie.

34
Tabla 11
TIPO DE ASENTAMIENTO Y TAMAÑO DE LOCALIDAD PARA LAS FRACCIONES CENSALES DE LOS DEPARTAMENTOS SELECCIONADOS, 2001

Tipo de asentamiento Cantidad de localidades según tamaño


Departamento Fracción % rural Menos de 2.000- 5.001- 10.001- 20.001
% rural disperso agrupado % urbano 2.000 5.000 10.000 20.000 y+
01 0,00 0,00 100,00 1
02 100,00 0,00 0,00
03 100,00 0,00 0,00

12 de Octubre 04 45,61 54,39 0,00 2


05 100,00 0,00 0,00
06 37,18 62,82 0,00 1
07 100,00 0,00 0,00
08 100,00 0,00 0,00
09 8,31 0,00 91,69 1
01 59,90 0,00 40,10 1
Chicoana
02 14,84 0,00 85,16 1
01 22,52 51,68 25,80 6 1
02 14,49 6,61 78,90 2 3
03 16,42 34,39 49,19 5 2
04 0,00 0,00 100,00 1
05 0,00 0,00 100,00 1
General López
06 0,00 0,00 100,00 1
07 0,00 0,00 100,00 1
08 0,00 0,00 100,00 1
09 0,00 0,00 100,00 1
10 0,00 0,00 100,00 1
11 9,95 15,47 74,57 2 2 1
12 7,38 7,45 85,18 1 2
91 100,00 0,00 0,00

35
Tipo de asentamiento Cantidad de localidades según tamaño
Departamento Fracción % rural Menos de 2.000- 5.001- 10.001- 20.001
% rural disperso agrupado % urbano 2.000 5.000 10.000 20.000 y+
01 11,24 4,23 84,54 1 2 1
02 6,82 0,00 93,70 1 1
03 1,60 0,00 98,40 1
Cañuelas 04 20,73 79,27 0,00 2
05 100,00 0,00 0,00
06 100,00 0,00 0,00
07 100,00 0,00 0,00
08 59,19 59,06 0,00 1
01 100,00 0,00 0,00
02 100,00 0,00 0,00
Tupungato
03 31,56 11,18 57,27 4 1
04 100,00 0,00 0,00
05 75,59 24,41 0,00 1
01 0,00 0,00 100,00 1
02 0,00 0,00 100,00 1
03 6,59 3,47 0,00 1
04 84,75 15,25 0,00 1
Oberá
05 35,05 0,00 64,95 1
06 100,00 0,00 0,00
07 19,62 0,99 79,39 1 1
08 76,28 23,72 0,00 1
09 65,59 34,41 0,00 1
10 68,74 31,26 0,00 2
11 94,16 5,84 0,00 1
12 53,62 0,00 46,38 0 1

Fuente: Elaboración propia en base a datos de INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001. Resultados Provinciales Definitivos - Provincias según Departamento, 2005; e
INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001. Cartografía Digital, 2005.

36
Tabla 12
DENSIDAD DE POBLACIÓN RURAL TOTAL Y DISPERSA POR FRACCIÓN CENSAL, DEPARTAMENTOS SELECCIONADOS, 2001

Población Población Población Superficie Densidad Densidad Densidad


Departamento Fracción
Total Rural Total Rural Dispersa Total (km2) Total Rural Total Rural Dispersa
01 11.332 0 0 8,57 1.322,29 0,00 0.00
02 1.003 1.003 1.003 317,16 3,16 3,16 3.16
03 1.687 1.687 1.687 301,75 5,59 5,59 5.59
04 1.276 1.276 582 245,01 5,21 5,21 2.38
12 de Octubre
05 127 127 127 231,86 0,55 0,55 0.55
06 944 944 351 578,07 1,63 1,63 0.61
07 145 145 145 484,08 0,30 0,30 0.30
08 87 87 87 225,63 0,39 0,39 0.39
09 3.548 295 295 360,67 9,84 0,82 0.82
Chicoana 01 8.468 5.072 5.072 753,74 11,23 6,73 6.73
02 9.780 1.451 1.451 261,06 37,46 5,56 5.56
01 12.837 9.525 2.891 2.532,32 5,07 3,76 1.14
02 15.160 3.199 2.197 2.249,97 6,74 1,42 0.98
03 14.537 7.386 2.387 3.854,45 3,77 1,92 0.62
04 17.891 0 0 4,81 3.719,54 0,00 0.00
05 8.708 0 0 5,41 1.609,61 0,00 0.00
General López 06 18.063 0 0 14,63 1.234,65 0,00 0.00
07 19.182 0 0 n/d -- 0,00 0,00
08 8.524 0 0 n/d -- 0,00 0,00
09 24.553 0 0 n/d -- 0,00 0,00
10 16.167 0 0 n/d -- 0,00 0,00
11 13.241 3.367 1.318 1.466,11 9,03 2,30 0.90
12 13.190 1.955 973 1.178,66 11,19 1,66 0.83
91 60 60 60 142,69 0,42 0,42 0.42

37
Población Población Población Superficie Densidad Densidad Densidad
Departamento Fracción
Total Rural Total Rural Dispersa Total (km2) Total Rural Total Rural Dispersa
02 6.616 457 457 43,73 151,31 10,45 10,45
03 18.143 290 290 21,74 834,74 13,34 13,34
Cañuelas 04 1.616 1616 335 174,64 9,25 9,25 1,92
05 441 441 441 206,34 2,14 2,14 2,14
06 263 263 263 182,48 1,44 1,44 1,44
07 148 148 148 159,29 0,93 0,93 0,93
08 469 469 192 158,22 2,96 2,96 1,21
01 721 721 721 941,83 0,77 0,77 0,77
02 1.287 1.287 1.287 504,46 2,55 2,55 2,55
Tupungato 03 20.408 8.721 6.440 104,31 195,65 83,61 61,74
04 776 776 776 856,01 0,91 0,91 0,91
05 5.347 5.347 4.042 167,99 31,83 31,83 24,06
01 16.133 0 0 n/d -- 0,00 0,00
02 20.002 0 0 n/d -- 0,00 0,00
03 2.126 2.126 1.392 99,46 21,38 21,38 14,00
04 3.685 3.685 3.123 146,93 25,08 25,08 21,26
05 9.228 3.234 3.234 207,03 44,57 15,62 15,62
Oberá 06 1.431 1.431 1.431 78,32 18,27 18,27 18,27
07 19.358 3.990 3.799 139,22 139,05 28,66 27,29
08 6.226 6.226 4.749 215,63 28,87 28,87 22,02
09 3.862 3.862 2.533 191,15 20,20 20,20 13,25
10 5.470 5.470 3.760 203,45 26,89 26,89 18,48
11 3.616 3.616 3.405 151,41 23,88 23,88 22,49
12 4.530 2.429 2.429 104,15 43,50 23,32 23,32
Fuente: Elaboración propia en base a INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001. Resultados Provinciales Definitivos - Provincias según Departamento,
2005; e INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001, Cartografía Digital, 2005.

38
Tabla 13
POBLACIÓN POR TIPO DE ASENTAMIENTO Y TAMAÑO DE LOCALIDAD DE LAS FRACCIONES CENSALES, DEPARTAMENTOS
SELECCIONADOS, 2001

Población
Superficie En loc.
Total Rural En loc. En loc. En loc. En loc. 20.001
Departamento Fracción (km2) Total Dispersa hasta 2.000- 5.001- 10.001- +
2.000 5.000 10.000 20.000
01 8,57 11.332 0 11.332
02 317,16 1.003 1.003
12 de Octubre 03 301,75 1.687 1.687
04 245,01 1.276 582 694
05 231,86 127 127
06 578,07 944 351 593
07 484,08 145 145
08 225,63 87 87
09 360,67 3.548 295 3.253
Chicoana 01 753,74 8.468 5.072 3.396
02 261,06 9.780 1.451 8.329
01 2.532,32 12.837 2.891 6.634 3.312
02 2.249,97 15.160 2.197 1.002 11.961
03 3.854,45 14.537 2.387 4.999 7.151
General 04 4,81 17.891 0 17.891
López 05 5,41 8.708 0 8.708
06 14,63 18.063 0 18.063
07 n/d 19.182 0 19.182
08 n/d 8.524 0 8.524
09 n/d 24.553 0 24.553
10 n/d 16.167 0 16.167
11 1.466,11 13.241 1.318 2.049 4.195 5.679
12 1.178,66 13.190 973 982 11.235
91 142,69 60 60

39
Población
Superficie
En loc. En loc. En loc. En loc. En loc.
Departamento Fracción Total Rural
Total hasta 2.000- 5.001- 10.001- 20.001
(km2) Dispersa
2.000 5.000 10.000 20.000 +
01 259,25 14.879 1.672 997 6645 5.565
02 43,73 6.616 457 6.159
03 21,74 18.143 290 17.853
Cañuelas 04 174,64 1.616 335 1.281
05 206,34 441 441
06 182,48 263 263
07 159,29 148 148
08 158,22 469 192 277
01 941,83 721 721
Tupungato 02 504,46 1.287 1.287
03 104,31 20.408 6.440 2.281 11.687
04 856,01 776 776
05 167,99 5.347 4.042 1.305
01 n/d 16.133 0 16.133
02 n/d 20.002 0 20.002
03 99,46 2.126 1.392 734
04 146,93 3.685 3.123 562
Oberá 05 207,03 9.228 3.234 5.994
06 78,32 1.431 1.431
07 139,22 19.358 3.799 191 15.368
08 215,63 6.226 4.749 1.477
09 191,15 3.862 2.533 1.329
10 203,45 5.470 3.760 1.710
11 151,41 3.616 3.405 211
12 104,15 4.530 2.429 2101
Fuente: Elaboración propia en base a INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001. Resultados Provinciales Definitivos - Provincias según Departamento,
2005; e INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001, Cartografía Digital, 2005.

40
Tabla 14
POBLACIÓN ACUMULADA POR TIPO DE ASENTAMIENTO Y TAMAÑO DE LOCALIDAD DE LAS FRACCIONES CENSALES, DEPARTAMENTOS
SELECCIONADOS, 2001

Superficie Población Acumulada


Departamento Fracción Total Población Rural Rural hasta hasta hasta
(km2) Total dispersa total 5.000 10.000 20.000
01 8,57 11.332 0 0 0 11.332 11.332
02 317,16 1.003 1.003 1.003 1.003 1.003 1.003
03 301,75 1.687 1.687 1.687 1.687 1.687 1.687
12 de Octubre 04 245,01 1.276 582 1.276 1.276 1.276 1.276
05 231,86 127 127 127 127 127 127
06 578,07 944 351 944 944 944 944
07 484,08 145 145 145 145 145 145
08 225,63 87 87 87 87 87 87
09 360,67 3.548 295 295 3.548 3.548 3.548
Chicoana 01 753,74 8.468 5.072 5.072 8.468 8.468 8.468
02 261,06 9.780 1.451 1.451 1.451 9.780 9.780
01 2.532,32 12.837 2.891 9.525 12.837 12.837 12.837
02 2.249,97 15.160 2.197 3.199 15.160 15.160 15.160
03 3.854,45 14.537 2.387 7.386 14.537 14.537 14.537
General 04 4,81 17.891 0 0 0 0 17.891
López 05 5,41 8.708 0 0 0 8.708 8.708
06 14,63 18.063 0 0 0 0 18.063
07 19.182 0 0 0 0 19.182
08 8.524 0 0 0 8.524 8.524
09 24.553 0 0 0 0 0
10 16.167 0 0 0 0 16.167
11 1.466,11 13.241 1.318 3.367 7.562 13.241 13.241
12 1.178,66 13.190 973 1.955 1.955 13.190 13.190
91 142,69 60 60 60 60 60 60

41
Superficie Población Acumulada
Departamento Fracción Total Población Rural Rural hasta hasta hasta
2
(km ) Total dispersa total 5.000 10.000 20.000
01 259,25 14.879 1.672 2.669 9.314 14.879 14.879
02 43,73 6.616 457 457 457 6.616 6.616
Cañuelas 03 21,74 18.143 290 290 290 290 18.143
04 174,64 1.616 335 1.616 1.616 1.616 1.616
05 206,34 441 441 441 441 441 441
06 182,48 263 263 263 263 263 263
07 159,29 148 148 148 148 148 148
08 158,22 469 192 469 469 469 469
01 941,83 721 721 721 721 721 721
Tupungato 02 504,46 1.287 1.287 1.287 1.287 1.287 1.287
03 104,31 20.408 6.440 8.721 8.721 20.408 20.408
04 856,01 776 776 776 776 776 776
05 167,99 5.347 4.042 5.347 5.347 5.347 5.347
01 16.133 0 0 0 0 16.133
02 20.002 0 0 0 0 0
03 99,46 2.126 1.392 2.126 2.126 2.126 2.126
Oberá 04 146,93 3.685 3.123 3.685 3.685 3.685 3.685
05 207,03 9.228 3.234 3.234 3.234 9.228 9.228
06 78,32 1.431 1.431 1.431 1.431 1.431 1.431
07 139,22 19.358 3.799 3.990 3.990 3.990 19.358
08 215,63 6.226 4.749 6.226 6.226 6.226 6.226
09 191,15 3.862 2.533 3.862 3.862 3.862 3.862
10 203,45 5.470 3.760 5.470 5.470 5.470 5.470
11 151,41 3.616 3.405 3.616 3.616 3.616 3.616
12 104,15 4.530 2.429 2.429 4.530 4.530 4.530
Fuente: Elaboración propia en base a INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001. Resultados Provinciales Definitivos - Provincias según Departamento,
2005; e INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001, Cartografía Digital, 2005.

42
Tabla 15
DENSIDAD TOTAL Y DENSIDADES SEGÚN POBLACIÓN ACUMULADA POR FRACCIÓN CENSAL DE LOS DEPARTAMENTOS SELECCIONADOS,
2001

Densidad de población (acumulada por corte)


Densidad
Departamento Fracción Rural Hasta Hasta Hasta
Total Rural total
dispersa 5.000 10.000 20.000
01 1.322,29 0,00 0,00 0,00 1.322,29 1.322,29
02 3,16 3,16 3,16 3,16 3,16 3,16
12 de Octubre 03 5,59 5,59 5,59 5,59 5,59 5,59
04 5,21 2,38 5,21 5,21 5,21 5,21
05 0,55 0,55 0,55 0,55 0,55 0,55
06 1,63 0,61 1,63 1,63 1,63 1,63
07 0,30 0,30 0,30 0,30 0,30 0,30
08 0,39 0,39 0,39 0,39 0,39 0,39
09 9,84 0,82 0,82 9,84 9,84 9,84
Chicoana 01 11,23 6,73 6,73 11,23 11,23 11,23
02 37,46 5,56 5,56 5,56 37,46 37,46
General López 01 5,07 1,14 3,76 5,07 5,07 5,07
02 6,74 0,98 1,42 6,74 6,74 6,74
03 3,77 0,62 1,92 3,77 3,77 3,77
04 3.719,54 0,00 0,00 0,00 0,00 3.719,54
05 1.609,61 0,00 0,00 0,00 1.609,61 1.609,61
06 1.234,65 0,00 0,00 0,00 0,00 1.234,65
11 9,03 0,90 2,30 5,16 9,03 9,03
12 11,19 0,83 1,66 1,66 11,19 11,19
91 0,42 0,42 0,42 0,42 0,42 0,42
01 57,39 6,45 10,30 35,93 57,39 57,39
02 151,31 10,45 10,45 10,45 151,31 151,31
Cañuelas 03 834,74 13,34 13,34 13,34 13,34 834,74
04 9,25 1,92 9,25 9,25 9,25 9,25
05 2,14 2,14 2,14 2,14 2,14 2,14
06 1,44 1,44 1,44 1,44 1,44 1,44
07 0,93 0,93 0,93 0,93 0,93 0,93
08 2,96 1,21 2,96 2,96 2,96 2,96

43
Densidad de población (acumulada por corte)
Densidad
Departamento Fracción Rural Hasta Hasta Hasta
Total Rural total
dispersa 5.000 10.000 20.000
01 0,77 0,77 0,77 0,77 0,77 0,77
Tupungato 02 2,55 2,55 2,55 2,55 2,55 2,55
03 195,65 61,74 83,61 83,61 195,65 195,65
04 0,91 0,91 0,91 0,91 0,91 0,91
05 31,83 24,06 31,83 31,83 31,83 31,83
03 21,38 14,00 21,38 21,38 21,38 21,38
Oberá 04 25,08 21,26 25,08 25,08 25,08 25,08
05 44,57 15,62 15,62 15,62 44,57 44,57
06 18,27 18,27 18,27 18,27 18,27 18,27
07 139,05 27,29 28,66 28,66 28,66 139,05
08 28,87 22,02 28,87 28,87 28,87 28,87
09 20,20 13,25 20,20 20,20 20,20 20,20
10 26,89 18,48 26,89 26,89 26,89 26,89
11 23,88 22,49 23,88 23,88 23,88 23,88
12 43,50 23,32 23,32 43,50 43,50 43,50
Fuente: Elaboración propia en base a INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001. Resultados Provinciales Definitivos - Provincias según Departamento,
2005; e INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda 2001, Cartografía Digital, 2005.
Nota: Las fracciones censales faltantes corresponden a unidades puramente urbanas.

44
5. Análisis de las posibles opciones a la luz de los ejercicios. La ruptura de la
dicotomía y la adopción de una escala de posibilidades

Como se ha visto a lo largo de este trabajo, son muchas y variadas las posibilidades de
adopción de criterios para la definición de ruralidad, que vayan más allá de un simple
umbral estadístico dicotómico. La idea central es que la nueva definición de ruralidad
pueda transformarse en un instrumento sencillo, ampliamente conocido y aceptado,
generado a partir del Sistema Estadístico Nacional y que ayude a mejorar el
conocimiento, el desarrollo de investigaciones y el diseño de planes, políticas y acciones
públicas y privadas.
Cualquier nueva definición que se adopte necesitará de la revisión y mejoramiento de
los instrumentos de recolección de información estadística y de la revisión y adecuación
de conceptos y definiciones, formas de análisis y difusión. A ese respecto, se podría
pensar en al menos tres opciones de diseño para la nueva definición de ruralidad.
Una es pensar en que esta nueva definición se base en la información tal como
actualmente se releva, cambiando de criterio pero no de fuente de información, y
utilizando los fragmentos territoriales administrativos tal como se encuentran ahora.
La otra es pensar en una forma de definición que utilice, además de las estadísticas,
fuentes de información novedosas como la cartografía, los sensores remotos, los mapas
edafológicos, los catastros y los diagnósticos ambientales regionales, y que esta
información se vuelque en una nueva grilla territorial a escala detallada, que se
independice de las ataduras de la geografía administrativa. Si bien esta segunda opción
es, a futuro, la más adecuada y permitiría crear una base de datos muy amplia y
detallada, creemos que hay que ser más realistas.
Proponemos entonces una tercera opción metodológica, que utilice la información
estadística tal cual está relevada ahora, para tratar de dar cuenta lo más cercanamente
posible de la heterogeneidad propia de los espacios rurales cuando estos están
fragmentados en unidades geo-estadísticas que no se han creado teniendo en cuenta esta
heterogeneidad, pero que avance en la proposición de modificación en los instrumentos
de relevamiento de información para adecuarlos a las nuevas necesidades.
Lo primero que hay que romper es la idea dicotómica de diferenciar a la población (y al
territorio) en dos fragmentos tajantemente separados por una cifra que cada vez más
aparece como caprichosa y poco útil. Desde este punto de vista, es mucho más adecuado
pensar en una distribución de la población en un continuum rural/urbano, que vaya de
situaciones donde la población está preponderantemente dispersa hasta las grandes
aglomeraciones urbanas de carácter metropolitano. Si bien este continuum es una escala
de gradientes que en la teoría no se encuentran separados por límites precisos, en la
práctica es necesario establecer algún tipo de fragmentación, para comprender las
diferencias y particularidad de situaciones, facilitar la difusión, el análisis y, en general,
el uso de los datos. Es necesario entonces, proponer un criterio metodológico que separe
fragmentos territoriales de diferente grado de concentración de la población.
Pero esa fragmentación no debería estar basada en el mero corte demográfico, sino que
debería estar acompañada por alguna medida que caracterice la organización territorial
sobre la cual se asienta dicha población. Para eso, la propuesta es utilizar tipos de
organización espacial en niveles, a partir de la definición de sistemas territoriales
integrados por redes que vinculan a centros aglomerados embebidos en territorios de
45
población dispersa. Esta estructura organizacional se utilizaría como un proxy de la
medición de la conectividad/grado de aislamiento de la población.
La nueva definición propuesta es en su base de carácter territorial, que se realizaría a
priori de la determinación de la asignación de características a la población inmersa en
ese territorio. Así, ya no deberíamos hablar de “población rural” sin mayor explicitación
de la situación en la cual se encuentra, sino de población rural dispersa, viviendo en
centros rurales o periurbana e inserta en, por ejemplo, territorios rurales con redes
organizadas. Si bien en este estudio nos dedicaremos a las unidades administrativas que
tienen un grado mayor de ruralidad, el continuum se prolonga hacia situaciones donde
se presenta un mayor peso de lo urbano.
Teniendo en cuenta el análisis realizado sobre la población que trabaja en el sector
agropecuario pero que reside en centros urbanos, pensamos que este es el dato que
mejor mide el grado de relación que se establece entre un territorio y su población, con
independencia del grado de concentración demográfica que tenga ésta. Pero es
importante que se dé un paso hacia adelante en la complejización del tema. La
producción agropecuaria no se limita actualmente a la sola relación con el suelo, sino
que se integra en cadenas agroindustriales que hacen necesaria una redefinición de la
“PEA agropecuaria” hacia situaciones que deberíamos catalogar como “agropecuaria
ampliada”, es decir, que incluyan ocupaciones en el sector de los servicios, las
actividades de poscosecha, el turismo, el comercio, entre otros. Es difícil evitar utilizar,
en este caso, algún límite cuantitativo para definir esa relación, pero este límite es
perfectamente discutible y debe ser analizado con más detalle.
La propuesta es definir los siguientes territorios por grado de ruralidad:
1. territorios de población dispersa con una red de pequeños centros totalmente
dependientes del medio rural, en los cuales no menos del 40% de la PEA
dependa del sector agropecuario en sentido amplio (que llamaremos “centros
rurales”),
2. territorios que incluyan población dispersa, centros rurales y hasta centros
urbanos medianos con alta proporción de PEA agropecuaria (más de un 15%
de la PEA está relacionada con el sector agropecuario en sentido amplio,
3. territorios que incluyan población dispersa, centros rurales y centros urbanos
medianos no dependientes del medio rural (medido esto con una PEA
agropecuaria menor al 15%),
4. territorios con población dispersa sin redes urbanas menores, pero con
centros urbanos medianos o grandes no dependientes del medio rural,
5. territorios con población dispersa que rodean a un centro urbano mayor e
incluyen una franja periurbana, con o sin redes de centros rurales.
Este gradiente de tipos de territorios rurales seguramente no cubre todas las
posibilidades que se podrían encontrar en el medio rural, pero por lo menos le dan una
mayor riqueza al tema y lo apartan de fragmentaciones poco creíbles. Definidos estos
territorios por la vía de su adscripción a los actuales límites departamentales de las
provincias, estos quedarían categorizados, y la población de los mismos podría ser
ubicada en ese gradiente.
En paralelo y para darle continuidad histórica a la medición urbano rural, pero
tendiendo un puente a la nueva definición de ruralidad, se podría definir una
categorización de la población según el grado de concentración en que vivan, en:
46
1. población dispersa
2. población que vive en centros rurales de menos de 2.000 habitantes
3. población que vive en centros urbanos con más del 15% de la PEA
agropecuaria ampliada
4. población que vive en centros urbanos con menos del 15% de la PEA
agropecuaria ampliada
Las categorías 1 y 2 sumadas serían lo que hoy en día se define como rural, y las 3 y 4,
como urbana.

6. Recomendaciones para la definición y la posible aplicación a los cuestionarios o


cédulas censales

En caso de aceptarse las definiciones de tipos de territorios rurales propuestas en el


capítulo anterior como alternativa superadora a la dicotomía actual: ¿Cuáles serían los
mecanismos para incorporar la nueva definición a las estadísticas oficiales? ¿Cuáles
deberían ser las adecuaciones y cambios a incorporar en los instrumentos en uso, en
particular por los censos de población y agropecuario?
Cómo ya mencionáramos previamente, toda nueva definición estadística requiere una
revisión y mejoramiento de los instrumentos de recolección de información que
acompañe el proceso de revisión y adecuación de los conceptos y definiciones. En el
caso que nos ocupa, la propuesta se refiere a un gradiente de tipos de territorios rurales
compuesto por cinco categorías de espacios, en los cuales se combinan de modo
diferencial la población dispersa, la red de centros poblados (a modo de un proxy de la
medición de la conectividad/grado de aislamiento) y la ocupación sintetizada en una
cierta proporción de la PEA dedicada a la actividad agropecuaria ampliada.
La idea entonces de la nueva definición, si bien se circunscribe a las disponibilidades
actuales de los sistemas de relevamiento de datos, incorpora criterios que van más allá
del simple límite de cantidad de habitantes y que dan cuenta del modo particular de
organización territorial sobre el cual se asienta la población. Definidos los territorios, la
propuesta implica categorizar cada una de las unidades político-administrativas de las
provincias (departamentos/partidos) según los tipos, para luego asignar a la población
de los mismos a lo largo de dicho gradiente de ruralidad. Es decir, la población dejaría
ya de contabilizarse como urbana o rural para adoptar las características de cada uno de
los tipos. Dicha distribución brindaría una imagen mucho más ajustada a la distribución
espacial actual de la población sobre el territorio, indicando la incidencia diferencial de
las distancias desde la perspectiva de los costos de transporte, traslados de personas e
instalación de redes de servicios, entre otros.
La identificación geográfica de cada persona a su correspondiente unidad espacial de
referencia, según el lugar en la cual es censado el hogar al cual pertenece (en los CNP)
o la EAP que constituye su lugar de residencia habitual (en el caso de los CNA), se
registra en los cuestionarios censales en términos de la denominada UG (unidad
geográfica) en la cual se identifica la provincia, el departamento o partido y las
consecuentes unidades estadísticas menores: fracción y radio censal. Procesada dicha
información, se realiza la asignación espacial a la correspondiente unidad de referencia,
del mismo modo que sucedía con las categorías de urbano-rural. El primer paso a
47
encarar entonces sería la adopción de la nueva tipología, como el sistema de
clasificación de departamentos/partidos y la eventual inclusión de un código
identificatorio de cada uno de los tipos como parte de la UG.
El siguiente aspecto a considerar se refiere a las condiciones que integran los restantes
componentes de la definición: población dispersa, centros poblados, PEA. Los dos
primeros no implican modificaciones, en la medida que se mantiene el criterio de
población dispersa y centro poblado acorde con la definición censal de localidad. Lo
que deja de tener vigencia es el corte de 2.000 habitantes; el mismo es reemplazado por
la ocupación de la PEA y esto sí implica un esfuerzo conceptual y operativo que va más
allá del alcance de los sistemas clasificatorios utilizados. Será preciso definir y acordar
las ocupaciones que hacen a lo que hemos denominado “sector agropecuario
ampliado”. Con respecto a los límites cuantitativos para definir la inclusión en uno u
otro tipo de territorio, éstos son, como ya señalamos, discutibles y deben ser analizados
con mayor profundidad sobre la base de los datos disponibles.
Pensando en futuros relevamientos poblacionales, las preguntas de ocupación deberían
ampliarse, así como la estrategia de las entrevistas, de modo de captar mejor la
descripción de las tareas realizadas y las características del establecimiento en el cual se
desarrollan. Asimismo, parecería sumamente útil volver a incluir una pregunta (similar
a la pregunta 14 del censo de población del año 1980) para indagar sobre los
desplazamientos diarios de las personas en términos de tiempos de duración de los
recorridos en horas. Sin duda, este dato daría mucha información sobre la problemática
de la accesibilidad y flujos de la población y permitiría ajustar la conformación de las
redes de centros poblados, tal como fueron planteadas.
Para el caso de los censos agropecuarios, el esfuerzo mayor debería centrarse en una
mejor captación de toda la población residente en la EAP, lo cual tal vez debería
significar la identificación previa de todas las viviendas y hogares existentes en cada
EAP, agregando la georeferenciación con el simple uso de un GPS (global positional
system), con vistas a un futuro desarrollo de sistemas de información geográfica no
basados en las unidades administrativas.
No podría dejar de destacarse la importancia de la georeferenciación de datos mediante
la utilización de GPS y de cartografía digital de precisión en la temática que nos ocupa.
Esta tecnología, de uso creciente en numerosas aplicaciones relacionadas con lo
territorial, está siendo utilizada en otros países para los operativos estadísticos con
enormes ventajas y resultados. La posibilidad de organización de la información
brindada por los Sistemas de Información Geográfica (SIG) en capas o niveles de
información superpuestos, provenientes de fuentes diferentes, potencia la capacidad de
análisis y añade la posibilidad de incorporar otros aspectos a los criterios de
clasificación de los territorios. Lamentablemente, la utilización de los SIG en el campo
estadístico es todavía una asignatura pendiente. No obstante el gran avance logrado en
la preparación de la cartografía digital que se requiere para la organización de los
trabajos de campo y el control de cobertura territorial de censos y encuestas, no se ha
logrado aún un avance similar en la organización y análisis de los datos desde una
perspectiva espacial. Profundizar en una mejor conceptualización de los territorios
rurales seguramente conducirá a un mayor uso de tales técnicas y metodologías.

48
7. La necesidad del debate sobre las limitaciones de la definición actual. Posibles
participantes

Los procesos de adecuación y ajuste de los sistemas estadísticos oficiales a los cambios
de criterios, definiciones conceptuales o incorporación de nuevas preguntas en los
instrumentos de recolección de datos suelen ser lentos y precedidos de largos debates y
discusiones entre el mundo de los productores de datos y los usuarios. Los primeros
suelen esgrimir argumentos vinculados con la importancia de mantener la
comparabilidad histórica, señalar problemas instrumentales, restricciones
presupuestarias, y asumir, en general, una actitud que podríamos denominar
conservadora frente a los cambios e innovaciones. Los usuarios, por su parte, muchas
veces reclaman datos imposibles de ser relevados, cuestionan precisiones frente a
realidades imposibles o muy difíciles y costosas de ser medidas o desconocen las
propias limitaciones de instrumentos tales como los cuestionarios o cédulas censales, los
cuales son administrados durante una entrevista. Ello no obstante todos los avances que
ocurren y han ocurrido en materia de cuestiones estadísticas, que son producto del
intercambio y la discusión profunda entre ambos grupos.
La problemática de la medición de la ruralidad, en el contexto actual de los cambios y
modificaciones que tienen lugar en el medio rural de la Argentina, no escapa a las
consideraciones anteriores. Por un lado, contamos con una definición de lo rural que se
remonta a los primeros censos de población del siglo XIX, levemente mejorada y
actualizada en censos posteriores. Por el otro, una gran cantidad de usuarios interesados
y/o partícipes de lo que sucede en el mundo rural no utilizan o directamente desconocen
la definición de rural, utilizando criterios propios, definidos en función de situaciones
particulares y obviamente diferentes entre sí.
El análisis realizado en los capítulos anteriores indica claramente que la necesidad de
repensar la definición es una tarea impostergable, que debería iniciarse en el plazo más
corto posible, incluyendo en el debate a los productores de datos estadísticos básicos, es
decir, los integrantes del Sistema Estadístico Nacional, junto a la mayor cantidad de
usuarios provenientes del ámbito de la investigación académica, universidades, sector
agropecuario público y privado, organizaciones de productores, organizaciones sociales,
instituciones de desarrollo rural.
Una idea posible sería la elaboración de un primer documento base para la discusión, en
el cual se sinteticen las ideas preliminares desarrolladas hasta ahora, y debatir en una
reunión o taller las posibles implicancias y ventajas del cambio de la definición, tanto
desde una perspectiva teórica como instrumental. El PROINDER podría encarar tal
iniciativa teniendo en cuenta sus incumbencias y la problemática abordada. A partir de
esa tarea, habría que ampliar la discusión a otros ámbitos nacionales y provinciales, para
lograr un consenso que garantice que la nueva forma de medición sea un instrumento
útil y práctico y no una simple definición oficial y burocrática.

49
BIBLIOGRAFÍA

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52
ANEXOS

ANEXO 1: Criterios de definición de lo rural - Reseñas bibliográficas

ABRAMOVAY, R. (2000): Funções e medidas da ruralidade no desenvolvimento


contemporâneo, Texto para Discussão nº 702, Ministério Do Planejamento,
Orçamento E Gestão, Instituto de Pesquisa Económica Aplicada, Río de Janeiro.

El autor plantea que en muchos países -entre ellos, Brasil- lo rural es definido de forma
tal que es asociado inmediatamente a la carencia y a la precariedad; y la ruralidad es
concebida como una etapa del desarrollo social a ser superada por el avance del
progreso y la urbanización. Sin embargo, la experiencia internacional muestra que las
áreas no densamente pobladas están registrando procesos de crecimiento y
fortalecimiento. Por ello, el desafío, según el autor, es definir al medio rural teniendo en
cuenta tanto su especificidad (es decir, sin considerar su desarrollo como sinónimo de
urbanización) y los factores que determinan su dinámica (o sea, su relación con las
ciudades).
El trabajo se organiza en torno al análisis y la discusión de tres cuestiones: los limites de
las definiciones más usuales, la importancia de la ruralidad en las sociedades
contemporáneas y las nuevas medidas de ruralidad en los Estados Unidos, Francia y la
OCDE. Focalizamos nuestra reseña en la primera y la tercera cuestión.
Abramovay, en coincidencia con otros autores, sostiene que existen tres formas
predominantes de delimitación de lo rural:
a) la delimitación administrativa, utilizada, entre los países de América latina, en
Brasil, Ecuador, Guatemala, El Salvador y República Dominicana. Entre las
limitaciones señaladas se plantea que en este caso lo rural es definido bajo el arbitrio de
los poderes públicos municipales, con lo que se priorizan cuestiones fiscales antes que
geográficas, sociales, económicas o culturales.
b) la ocupación de la población o, más precisamente, el peso económico de la mano de
obra ocupada en la agricultura. La aplicación de este criterio llevaría, por ejemplo, a
abolir los espacios rurales de los países desarrollados. En ese sentido el autor insiste en
que ruralidad es un concepto de naturaleza territorial y no sectorial.
c) el límite poblacional: muchos países consideran rurales a las localidades ubicadas por
debajo de un límite poblacional. El autor considera a este criterio más adecuado que los
anteriores, al menos porque evita la asimilación directa entre rural y aislamiento. Sin
embargo, sostiene que presenta tres inconvenientes básicos: los límites establecidos
internacionalmente son variados y corresponden a las propias tradiciones históricos
institucionales, en función de lo anterior se compromete la posibilidad de comparación,
impide un abordaje regional.
En cuanto a los nuevos criterios de ruralidad, el autor rescata los casos de los Estados
Unidos, Francia y la OCDE en tanto procuran comprender la ruralidad por la
importancia de las áreas no densamente pobladas y por el tipo de relaciones que
mantienen con las ciudades; en definitiva, los considera un esfuerzo por integrar a la
ciudad y el campo sin eliminar las particularidades de la organización social, económica
y territorial de esas áreas.

53
En el caso de los Estados Unidos señala que el peso cada vez menor de la agricultura en
la ocupación productiva es una de las razones por la cuales las estadísticas de ese país
estipulan una separación entre áreas metropolitanas y no-metropolitanas, en vez de
urbanas y rurales. Por eso, la definición de ruralidad implica, por un lado, la
consideración de un límite poblacional (localidades de menos 2.500 habitantes o
población en territorio abierto) y, por otro, la consideración de códigos de continuum
rural-urbano (rural-urban continuum codes) y de códigos de influencia urbana (urban
influence codes); en este último caso se trata de una clasificación para todos los
condados norteamericanos según el grado de urbanización y de proximidad de una área
metropolitana. La aplicación de estos criterios lleva a un resultado bien diferente del
que resultaría sólo del límite poblacional: según los datos del Censo 1990, nada menos
que un 1/4 de la población vivía en áreas rurales.
En el caso de Francia señala que a la definición morfológica (tejido cerrado de
habitaciones contiguas) y por tamaño poblacional (2.000 habitantes), se sumó en la
década de 1960 la noción de zonas de poblamiento industrial o urbano (ZPIU). Según la
proporción de los trabajadores ocupados en comunas diferentes de sus lugares de
residencia y las parcelas de los domicilios dependientes directamente de la agricultura,
se diferenciaban entre las comunas rurales, las que se encontraban bajo la influencia de
las ciudades (rural en ZPIU) y las que pertenecían al rural profundo (rural fuera de las
ZPIU). Dado que esta definición aún no permitía detectar las diferencias entre los
distintos tipos de áreas rurales, en 1996 se propone una nueva zonificación a partir de
cuatro categorías: a) lo rural bajo débil influencia urbana: comunas en las que menos del
20% de los activos van a trabajar a un centro urbano; b) los pueblos rurales: pequeñas
unidades urbanas que ofrecen entre 2.000 y 5.000 empleos y poseen más puestos de
trabajo que la población residente; c) la periferia de los pueblos rurales: constituida por
las comunas donde al menos el 20% de la población activa trabaja diariamente en los
pueblos rurales; y d) el rural aislado.
En el caso de la OCDE destaca la nueva propuesta de organización de información por
su consideración de las diferentes escalas. Así señala que a nivel local el criterio
seleccionado es el de densidad demográfica, el cual presenta –según la OCDE- tres
ventajas básicas: se trata de una noción de fácil operacionalización y comprensión,
asume que, más allá de las características específicas, las áreas rurales siempre serán
menos densamente pobladas que las urbanas, el criterio de densidad demográfica es
neutro y no remite a una visión predeterminada sobre los problemas y posibilidades del
medio rural (es decir, no induce a la asimilación entre ruralidad y pobreza). A nivel
regional, la trama es menos detallada: las unidades geográficas son constituidas por
unidades administrativas o por zonas funcionales más vastas, como las provincias, un
nivel en el que se enfatizan las relaciones funcionales y el contexto más amplio.
Finalmente, plantea que si bien los criterios de estos casos son diferentes entre sí, sus
preocupaciones son similares y las resume en cinco puntos:
a) En los tres casos, lo importante es la definición espacial y no sectorial de la ruralidad;
b) no existe un fatalismo demográfico que condena a las áreas no densamente pobladas
al abandono constante;
c) el medio rural sólo puede ser comprendido en sus relaciones con las ciudades, con las
regiones metropolitanas y también con los pequeños centros en torno a los cuales se
organiza la vida local.
d) no toda aglomeración urbana provista de un mínimo de servicios puede ser llamada
“ciudad”.

54
e) es claro que el medio rural se caracteriza por su inmensa diversidad; sin embargo,
existen rasgos comunes de ruralidad, cuya captación debería ser uno de los objetivos de
las investigaciones centradas en la dimensión espacial del desarrollo.

Argentina – Mendoza: “Encuesta de condiciones de vida de los hogares rurales”,


DEIE, Ministerio de Economía, Gobierno de Mendoza, octubre de 2004.

Este trabajo incluye en sus páginas iniciales una exposición de la definición de lo rural
implementada en la provincia de Mendoza a partir del año 2004. Tal definición fue el
resultado de un proceso de revisión del concepto que tenía por objetivo ampliarlo,
incluyendo tanto la población que se encuentra distribuida de manera dispersa en el
territorio como aquella que, a pesar de estar concentrada en determinadas áreas, está
directa o indirectamente vinculada con la actividad agropecuaria. A partir de estas
consideraciones, se definen como distritos rurales a aquellos que:
a) tienen una población menor de 2.000 habitantes, o
b) teniendo una población mayor a 2.000 y menor a 10.000 habitantes poseen una
superficie apta para cultivo mayor del 50% de su superficie total o una densidad menor
a 500 habitantes por kilómetro cuadrado, o
c) teniendo una población mayor a 10.000 habitantes poseen una superficie apta para
cultivo menor del 50% de su superficie total y una densidad menor a 500 habitantes por
kilómetro cuadrado.
Como se observa, esta definición permite conceptualizar una población rural ampliada;
con ella quedan incluidos como rurales los distritos de todos los departamentos de la
provincia, excepto Capital y Godoy Cruz.

BLUNDEN, J., PRYCE, W. y DREYER, P.: “The classification of rural areas in


the European context: an exploration of a typology using neural network
applications” Regional Studies. 32(2), 1998, pp. 149-161.

Este trabajo se inscribe en la línea conceptual del continuun rural-urbano, presentando


una metodología basada en redes neuronales para la elaboración de tipologías de áreas
rurales. Los autores buscan subsanar lo que consideran desventajas de la construcción
de índices de ruralidad a partir de análisis de componentes principales aplicados a una
serie de variables: la limitación a contextos nacionales y el carácter relativo (ubican una
determinada área rural en relación a otras áreas). Proponen un sistema de clasificación
flexible que sea capaz de usar los datos disponibles de forma “realista” y que pueda
aplicarse a un número de diferentes niveles o escalas, reflejando la disponibilidad de
información, circunstancias regionales y los objetivos de diferentes políticas.
Luego de definir su propuesta como una metodología deductiva, establecen tres pasos
en su aplicación: (1) la determinación de categorías amplias o genéricas de ruralidad,
establecidas a partir de consultas con expertos nacionales con conocimiento exhaustivo
de las estructuras socio-económicas de las áreas rurales de sus países; (2) la

55
especificación de variables de entrada, divididas en tres niveles, como indicadores clave
de estas categorías; y (3) la elaboración de un modelo matemático algorítmico que
relacione información seleccionada de áreas-ejemplo (input) con el rango ya definido
de las categorías de “salida” (output). La elaboración del modelo implica el
“entrenamiento” de la red neuronal, utilizando una base de datos de áreas rurales tipo
para cada categoría. Este modelo asigna o ubica las áreas rurales en una de las
categorías pre-determinadas.
Las características de interés son la accesibilidad, la existencia de un sistema de
asentamiento de población jerárquico, la estructura de la población en términos de
cantidad, distribución y edad, y el perfil socio-económico. La ubicación de un área rural
determinada en una de las cinco categorías se establece a partir de la interacción de los
parámetros mencionados en cada área. Las fuentes utilizadas fueron censos de
población e imágenes satelitales.

CHOMITZ, K.; BUYS, P. y THOMAS, Th.: Quantifying the rural-urban gradient


in Latin America and the Caribbean, Policy Research Working Paper Series Nº
3634, The World Bank, Washington, 2005.

Partiendo de la base de que la ruralidad es un gradiente antes que una distribución


discreta, los autores combinan cuatro criterios para definir ese gradiente: densidad
demográfica, cercanía a grandes ciudades, potencial agroclimático y cobertura forestal.
La idea es que en un área de baja densidad los mercados son débiles y los costos de
prestación de servicios e infraestructura son altos, mientras que la cercanía a la ciudad
marca el nivel de los precios a obtener por los productos y el costo de los insumos.
Metodológicamente se utiliza una grilla mundial de cobertura demográfica (la versión
GPW3) aplicada a América Latina en su totalidad y para cada uno de los países que la
componen. Las celdas (unidades territoriales) básicas son de 2,5’ x 2,5’, en las cuales se
presupone una distribución homogénea de la población. Para medir la cercanía a la
ciudad (se define el tamaño de 100.000 habitantes como umbral) se utiliza la Carta
Mundial Digital (DCW), se calcula una velocidad entre 10 y 60 Km./h para los caminos
y 4 Km./h para los senderos, y el umbral mínimo se define en una hora de tiempo para
llegar a la ciudad. Para el índice de potencialidad y la cobertura vegetal se utiliza el
Zonamiento Agroecológico Mundial (GAEZ) de la IIASA-FAO, y se definen categorías
de tierras útiles, marginales y no útiles, combinadas con o sin cobertura forestal. Se
presenta varias tablas con los resultados. Algunos de éstos indican, por ejemplo, que en
América Latina cerca del 13% de la población vive en áreas de muy baja densidad y
casi todos ellos se encuentran a mas de una hora de una ciudad, mientras esta distancia
se mantiene aún en áreas de mucha mayor densidad, y que cerca de un quinto de la
población vive en áreas con densidades de menos de 150 hab./km2, aptas para el cultivo
de secano y no cubiertas con bosques, y un número similar lo hace en tierras marginales
o inútiles para el cultivo. Una de las conclusiones es que las mediciones tradicionales de
ruralidad en América Latina excluyen a los pueblos inmersos en áreas agrícolas.

56
DE FERRANTI, D.; PERRY, G.; FOSTER, W.; LEDERMAN, D.; y VALDÉS, A.:
Beyond the city. The rural contribution to development. Washington, World Bank,
2005. Capítulo 2: ¿How do we define the rural sector?, pp. 31-60.

En palabras de sus autores, Beyond the city “evalúa sistemáticamente la contribución del
desarrollo y las políticas rurales al crecimiento, erradicación de la pobreza y
degradación ambiental tanto en las áreas rurales como en el resto de la economía […],
buscando contribuir a la resolución de cinco dilemas de las políticas públicas y de
desarrollo: 1. ¿existe o debería existir un sesgo pro-urbano o pro-rural en las políticas
públicas?; 2. ¿cómo superar la deficiencia en la provisión de servicios en el sector
rural?; 3. ¿cómo optimizar los efectos potenciales de las políticas de intercambio
comercial sobre la contribución rural al desarrollo?; 4. ¿cómo hacer que el desarrollo
rural sea más beneficioso para los pobres?; 5. ¿de qué forma podemos abordar políticas
de desarrollo territoriales? (Pág.1-2).
El capítulo 2 del reporte presenta diversas formas de definir el sector rural: a partir de
los sectores económicos, básicamente el agropecuario, y su contribución relativa al PBI;
a partir del ingreso de los hogares, incluyendo actividades agrícolas y no agrícolas; y a
partir de una aproximación territorial que realice un examen más general del espacio
rural en términos de densidad de población y distancia a centros urbanos. Esta última
estrategia es la que interesa en esta revisión.
Los autores parten de reconocer que la mayor parte de los países de América Latina
utilizan el criterio de tamaño de localidad o tipo de unidad administrativa para definir
áreas rurales y urbanas. Frente a ello, proponen adoptar una aproximación basada en
densidad de población y distancia a centros urbanos, considerados como los aspectos de
ruralidad que más influencia tienen para los planes de desarrollo, la actividad
económica y la provisión de servicios.
La cuestión que surge de inmediato es cómo medir el grado de ruralidad a partir de
estos criterios de densidad (medido en habitantes por Km. cuadrado) y distancia
(medido en tiempo de viaje a la ciudad de al menos 100.000 habitantes más próxima).
Para ello retoman a Chomitz, Buys y Thomas (2004), quienes utilizan técnicas de
sistemas de información geográfica para combinar los dos criterios: primero, dividieron
el territorio en celdas cuadradas de 5 Km., a continuación asignaron información sobre
densidad de población a esas celdas, y finalmente calcularon la distancia de cada celda a
la ciudad más cercana. La base de datos y mapas resultantes dibujan “superficies” de
ruralidad a lo largo de diferentes gradientes. Sobre estas superficies es posible además
determinar “líneas” o cortes discretos, que delimiten categorías de acuerdo a
necesidades analíticas específicas.
Esta propuesta retoma el enfoque multidimensional, aplicando técnicas sofisticadas de
procesamiento y presentación de la información. Un posible inconveniente es asumir
densidades de población homogéneas dentro de las municipalidades (es decir, que todas
las celdas incluidas dentro de una misma municipalidad comparten la misma densidad).
Por ejemplo, la municipalidad de Jáchal (San Juan, Argentina) en 2001 presentaba una
densidad promedio de 1.42 hab./km2, resultado de una superficie de 14,749 km2 y una
población total de 20,898 habitantes. Sin embargo, si se observara la distribución de la
población al interior de la municipalidad se distinguirían áreas completamente
despobladas combinadas con áreas de riego de muy alta densidad de población. Frente a
ello, el uso de fracciones o de radios censales (para el caso de Argentina por ejemplo)
sería más adecuado para estudios a escala nacional o subnacional.

57
DIRVEN, M.: “Problemas de definición, medición y uso de cifras sobre ‘lo rural’
y ‘lo agrícola’”. Entre reflexiones serias e irresponsabilidades de diletante. Unidad
de Desarrollo Agrícola, CEPAL; Santiago de Chile, abril 2004 (inédito).

El objetivo central del documento es plantear el debate acerca de las dificultades que se
plantean al momento de la utilización de los datos y las definiciones de lo “rural”. La
autora señala que mas allá de las profundas diferencias entre lo urbano y lo rural en las
cifras de educación, ingresos, ocupaciones, necesidades básicas insatisfechas, sexo y
composición etaria de la población, condiciones de salud, enfatiza que “rural” esta muy
lejos de ser un concepto homogéneo. Por un lado, las definiciones de cada país son
distintas y por los otros conforman una suerte de antítesis a la concentración y densidad
poblacional urbana, que claramente tampoco es homogénea a través del espacio. Señala
que en América Latina se puede afirmar que existen áreas denominadas rurales pero que
responden a una frontera ficticia y arbitraria y en realidad son urbanas. Áreas que son
claramente rurales pero localizadas a una distancia y con una infraestructura vial
suficiente Para permitir un flujo diario de personas que se trasladan diariamente a su
trabajo o para acceder a bienes y servicios. Varios Gobiernos están reconociendo estas
diferencias e iniciando sistemas de clasificación de los datos estadísticos que
reconozcan un gradiente en las áreas rurales.

ECHEVERRI PERICO, R. y RIBERO, M. P.: Nueva ruralidad-Visión del territorio


en América Latina y el Caribe. IICA, Costa Rica

El tema central contempla la visión de lo rural como territorio, como unidad de gestión
que permite integrar una realidad económica multisectorial, dimensiones políticas,
sociales, culturales y ambientales, ofreciendo posibilidades de respuesta a muchas de las
falencias que ha mostrado el desarrollo rural en las últimas décadas. Discute la
definición conceptual y operativa que se viene empleando para definir el dominio de las
políticas de desarrollo rural, tradicionalmente ligadas a consideraciones demográficas o
productivas. La propuesta de este texto, es superar estas definiciones introduciendo una
condición básica de construcción social a partir de la dependencia existente entre los
condicionantes de localización de la base económica y la formación de asentamientos
humanos dependientes de ella. La visión territorial emerge como una nueva visión del
desarrollo en América Latina, si bien reconoce que es necesario redoblar esfuerzos para
incorporar el criterio espacial en la definición de políticas públicas.

ELI DA VEIGA, J.: A Dimensao Rural do Brasil. Enero 2004 (mimeo).

El autor plantea el profundo debate surgido en el mundo contemporáneo, alrededor de la


discusión entre las categorías rural y agropecuario, frente al hecho que la dinamización
de muchos espacios rurales esta basada en el desarrollo de otras actividades

58
económicas, dando lugar a tendencias y características de la denominada “nueva
economía rural”. Señala que, no obstante los cambios y transformaciones que vienen
experimentando los territorios, la dicotomía urbano rural perdura aun en las estadísticas.
Con referencia al territorio del Brasil, las profundas desigualdades que lo caracterizan se
expresan también en situaciones “rurales” extremas; razón suficiente para incorporar el
caso brasileño al crucial debate sobre los posibles destinos de la ruralidad. Dos
preguntas básicas anteceden el debate: ¿qué es la ruralidad? y ¿cómo debe medirse?.
Así, antes de proponer una manera de avalar la importancia relativa del Brasil rural
junto a ciertas implicancias teórico-históricas del problema, el artículo aborda la
dicotomía urbano-rural buscando encontrar una explicación a lo que el autor denomina
la “sorprendente inercia de una manera de pensar el espacio”. Desarrolla también
algunos caminos alternativos adoptados en otros países tendientes a superar la
dicotomía. Las peculiaridades del caso brasileño (atrapado por una regla prácticamente
única en el mundo) se describen con mucho detalle: toda sede de un municipio (cidade)
o de distrito (vila) es urbana, independientemente de sus características estructurales o
funcionales. El caso extremo se encuentra en el estado de Río Grande do Sul: la sede del
municipio de Uniao da Serra es una “cidade” con 18 habitantes, según datos del Censo
de Población del año 2000. De un total de 5507 sedes de municipios, existentes en el
2000, 1176 tenían menos de 2000 habitantes, 3887 menos de 10000 y 4642 con menos
de 20000, todas con status legal de cidade idéntico a los inconfundibles núcleos que
conforman las regiones metropolitanas y que constituyen evidentes centros urbanos
regionales. Toda las personas que residen en dichas sedes son oficialmente contadas
como urbanos, alimentado ese desatino según el cual el grado de urbanización del Brasil
llegaba en el año 2000 al 81.2%.

FAIGUENBAUM, S. y NAMDAR-IRANÍ, M.: Definiciones oficiales de “rural y/o


urbano” en el mundo, Documento de Trabajo Interno efectuado para la Unidad de
Desarrollo Agrícola, CEPAL, Santiago de Chile, octubre de 2005, 71 Pág. (inédito).

Este documento de CEPAL, tal como indica su título, realiza un relevamiento de las
definiciones “oficiales” o estatales de lo rural y lo urbano que se utilizan en los
diferentes países del mundo; también, expone las definiciones y criterios de
organizaciones de carácter multinacional, como la OCDE y la Unión Europea. Se trata
de un relevamiento amplio aunque no exhaustivo: tiene una alta cobertura de las
definiciones utilizadas en los países de Europa y América y una mucho más baja con
relación a los países asiáticos y, sobre todo, los africanos21. Con respecto a la variedad
de criterios e información detectada entre países señalan que “los niveles de desarrollo
de los sistemas de información y clasificación de las poblaciones no urbanas, así como
los marcos conceptuales y analíticos utilizados, son muy desiguales (...) entre el mundo
“desarrollado” y los países en desarrollo. Los países industrializados cuentan en general
(…) con sistemas bastante sofisticados, que permiten a los diversos tipos de usuarios
seleccionar aquellas definiciones e indicadores que más interesen a sus objetivos
específicos” (Pág. 1).

21 De hecho, los autores llaman la atención sobre la inexistencia de indicadores de lo rural en


algunos países (por ejemplo, en Croacia y los Países Bajos) o las dificultades para el acceso a
esa información (por ejemplo, en varios países africanos).

59
Los autores justifican la relevancia del emprendimiento al afirmar que “no existe una
definición universal de lo rural ni mucho menos definiciones oficiales compartidas por
todos los países, ni siquiera los de una misma región o bloque de países. Las
definiciones utilizadas varían de manera significativa entre países, ya sea porque se
prefieren alternativamente criterios estadísticos o geográficos, o simplemente porque los
límites cuantitativos, siempre arbitrarios, difieren de un país a otro” (Ibíd.). También
señalan que, en la mayoría de los casos, lo “rural corresponde a una categoría
“residual”, definida por defecto (lo que no es urbano), sin aludir a características
propias” (Ibíd.).
A partir de estas consideraciones generales, los autores estructuran su exposición en
cuatro partes: i) definiciones y criterios utilizados por organizaciones de carácter
multinacional (OCDE y Unión Europea), ii) definiciones y criterios utilizados por
países, siguiendo un orden alfabético, iii) cuadros sinópticos de definiciones de rural/
urbano en el mundo y en América latina, iv) un anexo con sitios Web de agencias
nacionales de estadísticas.
El análisis de la información presentada permite detectar el predominio de ciertas
definiciones y criterios22. Tomando el caso de los países de América latina (véase
cuadro 1), se observa la recurrencia al criterio de límite poblacional, aunque con
variaciones en el umbral (de 1.000 a 2.500 habitantes); en algunos casos se utiliza como
único criterio (Argentina, Bolivia, México y Venezuela) y en otros, combinado con
PEA ocupada por actividad (es el caso de Chile) o con la inexistencia o baja
disponibilidad de servicios (en Cuba, Nicaragua, Panamá y Honduras). Otro criterio
frecuente es el de residencia fuera de áreas urbanas, ya sean éstas definidas
administrativa o censalmente; es el caso de Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El
Salvador, Haití, Paraguay, Perú y Uruguay, entre otros países.

Cuadro 1
Definiciones censales de “urbano/rural” en países de América latina

PAÍS DEFINICIÓN DE POBLACIÓN DEFINICIÓN DE


URBANA POBLACIÓN RURAL
ARGENTINA Población empadronada el día del censo Población empadronada el día
(2001) en centros poblados de 2.000 y más del censo en centros poblados de
habitantes menos de 2.000; se incluye la
población diseminada.
BOLIVIA Población censada en localidades con Población censada en localidades
(2001) 2.000 y más habitantes con menos de 2.000
BRASIL Aquella censada en las ciudades, villas y Aquella censada fuera de los
(2000) áreas urbanas aisladas conforme a la límites de las áreas urbanas,
delimitación de las respectivas incluidos los aglomerados rurales
municipalidades vigente al 1 de (poblados y otros)
septiembre de 1991 y 1 de agosto de
1996, respectivamente

22 La sistematización de la información que realizan los autores recupera las definiciones y


criterios censales. Sin embargo, en la presentación por país exponen, para algunos casos, las
definiciones utilizadas por otros organismos estatales, no coincidentes con las censales.

60
CHILE La que vive en conjuntos de viviendas Asentamiento humano
concentradas con más de 2.000 concentrado o disperso con 1.000
(2002)
habitantes, o entre 1.0001 y 2.000 o menos habitantes, o entre 1.001
habitantes con un 50% o más de su y 2.000, en los que menos del
población económicamente activa 50% de la población
dedicada a actividades secundarias y/o económicamente activa se dedica
terciarias. Excepcionalmente se a actividades secundarias y
consideran urbanos los centros de terciarias.
turismo y recreación que cuentan con
más de 250 viviendas concentradas y no
cumplen el requisito de población.

COLOMBIA Se considera para el operativo censal, a Para el operativo censal, se


(1993) la población que vive en las cabeceras considera aquellas que vive en
municipales. áreas no incluidas dentro del
perímetro de la cabecera
municipal.
Cabecera municipal: centro poblado
donde se localiza la sede de la alcaldía
COSTA RICA Aquella que vive en los centros Aquellas que vive fuera de las
(2000) administrativos de los cantones del país, áreas definidas como urbanas, en
o sea, parte o todo el distrito primero, lo que se denomina periferia
además de otras áreas adyacentes. Estas urbana, rural concentrado y rural
áreas fueron demarcadas s/c criterio disperso.
físico y funcional, tomando en cuenta
elementos tangibles tales como
cuadrantes, calles, aceras, luz eléctrica,
servicios urbanos y otros.
CUBA (1981) Población residente en lugares habitados Población residente en lugares
por 2.000 personas y más, así como en habitados por menos de 500
aquellos con menos de 2.000 habitantes personas o la de aquellos con
y más de 500 que poseyeran las más de 500 y menos de 2.000,
siguientes características: alumbrado que presentaron menos de cuatro
público, calles pavimentadas, acueducto, de las características urbanas
red de alcantarillado, cloacas, servicios mencionadas.
médico asistencial y centro educacional.
También se incluyeron todos los lugares
con una población de 200 a 500
habitantes que tuvieran las seis
características enumeradas (se
incluyeron algunos pueblos creados a
raíz de la Revolución, que tenían muy
pocos habitantes, pero contaban con las
condiciones urbanas exigidas)
ECUADOR Aquella que vive en las capitales Aquella que vive en parroquias
(1990) provinciales y cabeceras cantorales rurales (cabecera parroquial y
(núcleos concentrados), definidos resto de la parroquia). Incluye
previamente como áreas urbanas para además a la población
fines censales. Se excluye, por lo tanto, empadronada en la “periferia” de
a la población de la “periferia” las capitales provinciales y
(población dispersa dentro de los límites cabeceras cantorales.
de las capitales provinciales y cabeceras.
EL La que habita en las cabeceras La que habita fuera de los límites
SALVADOR municipales, sin tomar en cuenta la de las cabeceras municipales y
(1992) magnitud de la población ni otra que es generalmente población
característica especial. Las cabeceras dispersa.
municipales son centros poblados en los

61
que reside la administración del
municipio y cuyos límites han sido
delimitados sobre el terreno por medio
de mojones.
GUATEMALA Aquella que reside en ciudades, villas y
(2002) pueblos (cabeceras departamentales y
municipales), así como en aquellos otros
lugares poblados que tienen la categoría
de colonia o condominio y que cuentan
con más de 2.000 habitantes, siempre
que en dichos lugares poblados el 51%
de los hogares dispongan de alumbrado
con energía eléctrica y servicios de agua
por tubería.
HAITÍ Aquella que vive en las ciudades Aquellas que vive fuera de las
propiamente tales y en las cabeceras áreas consideradas urbanas
(1982)
administrativas de las comunas de la
República, además de la residente en las
aglomeraciones de cierta importancia en
que existen unidades habitacionales
semejantes a las que se encuentran en
las ciudades, aunque tengan apenas
algunas centenas de habitantes.
HONDURAS La que habita en centros poblados de La que no reúne las
(1988) 2.000 y más habitantes y que cuenta características antes indicadas y
además con las siguientes la población dispersa.
características: i) servicios de agua de
cañería; ii) comunicación terrestre
(carretera o ferrocarril) o servicio
regular aéreo o marítimo; iii) escuela
primaria completa (seis grados); iv)
correo o telégrafo y, por lo menos uno
de los siguientes servicios: alumbrado
eléctrico, alcantarillado o centro de
salud.
MÉXICO La que habita en cabeceras municipales La que habita en localidades con
(2000) o cuentan con 2.500 o más habitantes. menos de 2.500.
NICARAGUA Aquella que reside en el conjunto de Aquella que reside en el conjunto
(1995) localidades urbanas, es decir en las de localidades rurales, es decir,
cabeceras municipales y las localidades las con menos de 1.000
con 1.000 habitantes y más, que poseen habitantes que no cuentan con
características tales como trazado de ninguna estructura urbanística.
calles, servicios de luz eléctrica,
establecimientos comerciales e
industriales, entre otras.
PANAMÁ Aquellas que vive en localidades con El resto de la población
(2000) 1.500 habitantes y más, cuyas empadronada en localidades o
condiciones de vida ofrecen áreas que no reúnen tales
características urbanas, tales como condiciones.
servicios de luz eléctrica, acueducto y
alcantarillado, calles pavimentadas,
establecimientos comerciales,
facilidades de comunicación, escuela
secundaria, y otras.
PARAGUAY Aquella que vive en las cabeceras de los Aquella que vive fuera de los
(2002) distritos oficiales de la República, sin distritos oficiales de la República
tener en consideración ninguna otra

62
característica especial.
PERÚ (1993) Aquella que vive en aglomeraciones Aquella que habita en la parte del
cuyas viviendas, en número mínimo de territorio del distrito que se
100, se hallen ocupadas contiguamente. extiende desde los linderos de los
Por excepción, se considera como centros poblados en área urbana,
población urbana a aquella que habita en hasta los límites del mismo
todas la capitales de distrito. Las distrito.
aglomeraciones pueden contener uno o
más centros poblados con viviendas
contiguas.
REPÚBLICA La que habita en las cabeceras de La que habita fuera de las
DOMINICANA comunas y de distritos municipales. cabeceras y de distritos
(1993) municipales
URUGUAY La definición se basa en criterios Se define por exclusión
(1996) prácticos y de tipo operativo, y
parcialmente en las disposiciones de la
Ley de centros poblados y sus
modificaciones posteriores.
VENEZUELA Conjunto de centros poblados con 2.500 Conjunto de centros poblados
(2000) o más habitantes definido en cualquier con menos de 2.500 habitantes
nivel de la División Política Territorial definido en cualquier nivel de la
del país. División Política Territorial del
país.
Nota: se consideran sólo las definiciones vigentes (último censo) en cada país. Entre paréntesis, junto al
nombre del país, el año del último censo.
Fuente: Faiguenbaum y Namdar- Iraní, pp. 55-59, Cf. CEPAL: “América Latina: proyecciones de
Población Urbana y Rural 1970-2025”. Boletín Demográfico 76, 2005.

En el resto de los países del mundo también predominan las definiciones cuantitativas,
en la mayor parte de los casos asociadas a cantidad de población y tamaño de la
localidad (véase cuadro 2). En estos casos son notables las diferencias en los umbrales,
que varían desde 200 habitantes en Islandia y Dinamarca hasta 20.000 habitantes en
Suiza y 50.000 en Japón.
También se observa la utilización de criterios administrativos; por ejemplo, en Irán y
Turquía la definición proviene de la existencia o no de un gobierno local. En algunos
casos la definición aúna dos variables simples, como es el caso de Bulgaria; allí son
rurales las áreas donde no existen ciudades de más de 30.000 habitantes y cuya densidad
de población es inferior a los 150 hab./km2.

Cuadro 2
Definición y criterio de delimitación de áreas rurales en otros países (no
latinoamericanos)

PAÍS CRITERIO DEFINICIÓN


ALBANIA Tamaño Áreas con menos de 400 habitantes.
poblacional

Tamaño y (i) Áreas con una densidad de población inferior a 100


ALEMANIA densidad hab./km2 y con una ciudad de 100.000 o más habitantes;
poblacional (ii) Áreas con una densidad de población inferior a 150

63
hab./km2, sin ciudad de más de 100.000 habitantes
Tamaño
AUSTRALIA Áreas con menos de 5.000 habitantes.
poblacional
Tamaño
AUSTRIA Áreas con menos de 5.000 habitantes
poblacional
Tamaño
Áreas con menos de 5.000 habitantes, donde el 75% de la
BOTSWANA poblacional.
actividad económica es agrícola
Económico
Áreas donde no existen ciudades de más de 30.000 habitantes
y cuya densidad de población es inferior a 150 habitantes por
Tamaño y Km2 o menor al 75% de la densidad promedio del país.
BULGARIA densidad Además se definen ''áreas rurales de menor desarrollo'', que
poblacional corresponden a zonas que poseen un ingreso per capita al
menos 30% inferior al promedio nacional o una tasa de
desempleo al menos un 50% superior.
Existen seis distintas definiciones establecidas según jerarquía
del asentamiento:
Áreas rurales censales: Población que vive fuera de lugares
de 1000 habitantes o más, o que vive fuera de lugares con
densidades poblacionales de 400 o más personas por
kilómetro cuadrado.
Pueblos pequeños rurales (PPR): Población que vive fuera
de las [áreas de desplazamiento de centros urbanos mayores
(10.000 personas o más).
Áreas urbanas con poblaciones menores que 10.000 son
Tamaño incluidos como PPR junto a las áreas rurales si es que están
poblacional, fuera de las principales zonas de desplazamiento de los
CANADÁ densidad y centros urbanos mayores.
contexto del
asentamiento Comunidades rurales: Comunidades con densidades
menores a 150 personas por km2.
Regiones predominantemente rurales: Población en
regiones donde más del 50% de la gente vive en una
“comunidad rural’
Regiones no – metropolitanas: Asentamientos urbanos con
oblaciones menores a 50.000 personas y áreas con
asentamientos no-urbanos (donde asentamiento urbano es
definido como lugar con una población de 2.500 o más).
Códigos postales rurales: Áreas atendidas por un por un
recorrido rural de una oficina de correos.
CROACIA No se define ni aplica el concepto de rural
Población residente en distritos municipales bajo la
jurisdicción de condados. Además, la población rural se
Administrativo y
CHINA clasifica de acuerdo a la “Regulación de Clasificaciones
estadístico
estadísticas de Población Urbana y Rural (borrador),
formulado por el National Bureau of Statictics en 1999.
DINAMARCA Tamaño Áreas con menos de 200 habitantes.
poblacional

Tamaño Áreas con menos de 3.000 habitantes incluyendo a las


poblacional y viviendas aisladas, con dificultades para acceder a los
ESCOCIA servicios básicos.
acceso a
servicios.

64
Tamaño
ESLOVAQUIA Áreas con menos de 5.000 habitantes.
poblacional
Tamaño
ESPAÑA Áreas con menos de 3.000 habitantes.
poblacional
ESTADOS Tamaño
Áreas abiertas con menos de 2.500 habitantes.
UNIDOS poblacional
Tamaño
ESTONIA poblacional. Áreas con menos de 2.500 habitantes.
Administrativo.
Tamaño
FINLANDIA Áreas con menos de 200 habitantes.
poblacional
ETIOPÍA Tamaño Áreas con menos de 2.000 habitantes
poblacional
Tamaño Áreas con menos de 2.000 habitantes y en donde las viviendas
poblacional y están separadas por más de 200 metros.
FRANCIA
densidad de
edificación
Áreas con menos de 10.000 habitantes.
Tamaño
GRECIA Se excluyen las 18 aglomeraciones urbanas definidas en el
poblacional
censo de 1991.
GUAM Tamaño Áreas con menos de 2.500 habitantes.
poblacional
GUINEA Tamaño Áreas con menos de 300 viviendas y/o 150 habitantes.
poblacional
Tamaño Áreas con menos de 2.000 habitantes y más de un 20% de su
HOLANDA poblacional. población masculina económicamente activa ligada a la
Económico. agricultura

Tamaño y
Áreas con menos de 120 hab./km2 o menos de 10.000
HUNGRÍA densidad
habitantes en la municipalidad.
poblacional
Corresponde a uno o más pueblos contiguos y campos
IRÁN Administrativo abiertos que se sitúan fuera de los límites de cualquier ciudad
y cuenta con una delimitación –oficial o de hecho- propia.
Tamaño
IRLANDA Áreas con menos de 1.500 habitantes.
poblacional
Tamaño
ISRAEL Áreas con menos de 2.000 habitantes.
poblacional
Densidad
ITALIA Áreas con menos de 100 hab./km2.
poblacional
LIBERIA Tamaño Áreas con menos de 2.000 habitantes.
poblacional
Tamaño
LITUANIA Áreas con menos de 3.000 habitantes.
poblacional
Tamaño
NORUEGA Áreas con menos de 200 habitantes.
poblacional
NUEVA Tamaño
Áreas con menos de 1.000 habitantes.
ZELANDA poblacional
PAÍSES No se define ni aplica el concepto de rural.

65
BAJOS
Tamaño
PORTUGAL Áreas con menos de 10.000 habitantes.
poblacional
Tamaño Áreas que no cuentan con infraestructura permanente, red
REINO poblacional y vial, o actividades mineras, y áreas que no están totalmente
UNIDO ocupación del edificadas. Además se consideran rurales las áreas con menos
territorio de 1.000 habitantes y superficie mayor a 20 has.
REPÚBLICA Tamaño
Áreas con menos de 2.000 habitantes.
CHECA poblacional
Es estatus de “rural” es establecido por ley, sin considerar
RUMANIA Legal
tamaño de población o densidad.
SAMOA Tamaño Áreas con menos de 2.500 habitantes.
poblacional
SENEGAL Tamaño Áreas con menos de 10.000 habitantes.
poblacional
SUDÁN Tamaño Áreas con menos de 5.000 habitantes.
poblacional
Tamaño
SUECIA Áreas con menos de 1.000 habitantes.
poblacional
SUIZA Tamaño Áreas con menos de 10.000 habitantes.
poblacional
Áreas en donde no está administrativamente establecida una
TÚNEZ Administrativo
municipalidad.
Corresponde a la población que reside fuera de las cabeceras
TURQUÍA Administrativo
de los distritos y de las provincias.
Fuente: elaboración de Carolina Peña, practicante en la Unidad de Desarrollo Agrícola, CEPAL (Chile),
en base a Faiguenbaum y Namdar-Iraní, 2005.

GARCÍA RAMÓN, M. D.; TULLAS I PUJOL, A. F.; y VALDOVINOS PERDICES,


N.: Geografía Rural, Editorial Síntesis, Madrid, 1995.

El libro tiene por objetivo dar cuenta de las principales aproximaciones en Geografía Rural
y analizar una serie de cuestiones que afectan a los espacios rurales actuales. La obra se
estructura en siete capítulos: cuatro de ellos abordan tópicos teórico-metodológicos (la
evolución reciente de la Geografía Rural, las definiciones de espacio rural, los debates en
torno a las funciones y características del espacio rural actual, los métodos y técnicas en
Geografía Rural) y los tres restantes se focalizan en recortes temáticos (la problemática del
hambre a escala mundial, el rol de la mujer y la ordenación del territorio).
En función de los objetivos de esta consultoría, resulta de interés el capítulo 2, denominado
“El espacio rural”. Allí los autores destacan que “la distinta entidad de la población urbana
o rural de un tipo de país a otro pone en evidencia la fragilidad conceptual del espacio
urbano o rural basado en el tamaño de las unidades administrativas en que reside la
población. La búsqueda de otros indicadores, más objetivables, es intrínseca al proceso de
diferenciación del espacio mundial y a las nuevas funciones que cada sociedad asigna a las
distintas partes del territorio” (op.cit.: 27). A partir de tal diagnóstico, los autores analizan
los criterios utilizados tanto por administradores como por investigadores académicos y

66
realizan una primera distinción entre criterios objetivos, es decir aquellos que buscan
reconocer una lógica propia del sistema rural, y criterios normativos, o sea aquellos que
implican la existencia de juicios de valor sobre cómo debería ser la sociedad. Reconocen
que, de hecho, se utiliza una mezcla de criterios objetivos y normativos y que éstos, en una
segunda distinción, pueden agruparse en cuatro grandes bloques: a) las variables simples
que se consideran relacionadas con lo rural, b) los indicadores complejos que son el
resultado de combinaciones estadísticas de variables simples, c) la delimitación de
determinados hechos, actividades o fenómenos que se relacionan con el ámbito rural, y d)
las actitudes o consideraciones sociales y económicas asociadas al mundo rural.
En el primer bloque se incluyen variables como la densidad de población, la población
total de una unidad administrativa o de un núcleo, la morfología y distribución del hábitat,
el número y jerarquía de funciones de un núcleo o de un municipio, el porcentaje de
población activa agraria, la relación entre usos del suelo de tipo agrario como cultivos y
pasturas, y los cualificadores de tipo urbano, como áreas edificadas, el número de
residencias secundarias sobre el total de viviendas o la diferencia entre la población de
hecho y de derecho, entre otras.
En el segundo bloque se consideran combinaciones de variables que permitan una
explicación más completa del espacio rural. Al respecto rescatan, entre otros, uno de los
indicadores más antiguos: el índice de Demangeon (K), que relaciona ruralidad con la
dispersión del hábitat (K= (ExN) / T, donde E representa la suma de la población de todos
los núcleos de un municipio con excepción del núcleo principal, sin importar su
dimensión; N es el número de núcleos del municipio, desde un caserío a un pueblo,
exceptuando el principal; y T es la población total del municipio). La utilidad de esta
indicador dependerá del patrón de distribución de la población en los municipios, ya que se
puede obtener un mismo valor K, por ejemplo, con un núcleo principal de grandes
dimensiones o varios núcleos intermedios.
En el tercer bloque se centran en la consideración de actividades propias de áreas rurales,
como la agricultura, las industrias de transformación agraria, las residencias secundarias y
principales de baja densidad de edificación, o el turismo y el ocio. Rescatan, asimismo, que
estas actividades están asociadas a fenómenos característicos –en particular de los espacios
rurales europeos- como el trabajo agrícola a tiempo parcial, la industria a domicilio, la
descentralización industrial y residencial o los movimientos pendulares de la residencia al
trabajo.
En el cuarto bloque aluden a ciertas pautas consideradas como específicas del
comportamiento y las actitudes de la población del campo y de la ciudad. Por ejemplo,
rescatan los patrones de comportamiento electoral, que asumen más conservadores en
áreas rurales que urbanas, o la mayor o menor presencia de un espíritu colectivo o de
índices de delincuencia.

GÓMEZ S.: “¿Nueva ruralidad? Un aporte al debate”, trabajo presentado a la


reunión Soñando una nueva ruralidad, Talca, Chile, 2001.

El autor plantea la pérdida de vigencia de la visión tradicional de la ruralidad, lo que no


significa que esta no exista, sino que debe modificarse la definición. La propuesta se
basa en que la definición tradicional ha quedado obsoleta, ya que planteaba un campo
determinado por elementos como el predominio de la agricultura, la baja densidad, el

67
escaso nivel de bienestar y desarrollo cultural, y no tenía en cuenta las nuevas
características del medio rural, tales como la pluriactividad, la heterogeneidad, los
efectos de la globalización en la aparición de nuevas actividades, las fuertes
interrelaciones entre el campo y la ciudad y el proceso de revalorización de los rural. El
enfoque tradicional estaba basada en una visión dicotómica (campo- ciudad, desarrollo-
tradición, industria- atraso) de tipos ideales contrapuestos. Los nuevos enfoques se
basan más en una visión de gradualidad entre lo urbano y lo rural y de la movilidad de
las situaciones. El autor plantea la necesidad de invertir la forma de mirar lo rural, y no
hacerlo desde lo urbano, sino desde lo rural mismo, lo que lleva a la necesidad de
redefinir los centros urbanos y su relación con lo rural. Realiza un pequeño ejercicio
para el sur de Chile, utilizando la unidad “comuna”, donde llega a la conclusión que con
la definición tradicional aplicada en ese país lo rural quedaba subvalorado. Plantea
finalmente a la escala local como la ideal para realizar la integración de lo rural y lo
urbano, y la necesidad de reemplazar el término “sector rural” por el de “mundo rural” o
simplemente “lo rural”.

GRACIANO DA SILVA, J.: “Velhos e novos mitos do rural brasileiro”, en


www.rlc.fao.org/prior/desrural/graziano.pdf

En base a una investigación realizada en la FAPESP, el autor desarrolla la idea de que


en el Brasil coexisten dos tipos de mitos respecto al tema rural, unos tradicionales, los
otros modernos. Los primeros son el atraso rural como opuesto a la modernidad urbana,
el predominio de lo agrícola, la inexorabilidad del éxodo rural, el desarrollo agrícola
como generador del desarrollo rural y el rol de la familia en la gestión de la pequeña
producción. Basándose en las características cambiantes de lo rural, tales como: las
nuevas actividades, la pluriactividad, la fragmentación geográfica de la familia, el no
traspaso de la renta agraria de la producción a la sociedad, la disminución de la
emigración; se trata de problematizar estas miradas. Pero al mismo tiempo también se
cuestionan los nuevos mitos rurales, como la potencialidad de que los empleos rurales
no agrícolas generen desarrollo y activar las regiones atrasadas, la inviabilidad de la
reforma agraria, la negación al papel regulador de Estado y que el desarrollo local lleva
automáticamente al desarrollo. Estas posiciones son cuestionadas a partir de la
verificación de la precariedad de muchos empleos rurales no agrícolas, de la fuerte
relación que establecen con los centros urbanos, de la aparición de nuevas actividades
agrícolas que hacen necesaria una reforma agraria parta viabilizar a los pequeños
productores, al proceso de concentración de riqueza a que lleva la no intervención
estatal y el poco desarrollo político de los gobiernos locales.

HARRINGTON, V. y O’DONOGHUE, D.: “Rurality in England and Wales 1991:


a replication and extension of the 1981 rurality index”, Sociologia Ruralis. 38(2),
1998, pp. 178-203.

Harrington y O’Donoghue abordan la caracterización de las áreas rurales de Inglaterra y


Gales utilizando índices de ruralidad. Estos índices “ubican localidades a lo largo de un

68
espectro entre los extremos urbano y rural” (pp. 179). Dentro del marco conceptual del
continuun urbano-rural, el objetivo principal del uso del índice de ruralidad es explorar
la diversidad de las áreas rurales, partiendo de la premisa fundamental que las áreas
urbanas y rurales son categorías espaciales distintivas.
Los autores citan el trabajo original de Cloke (1977), quien desarrolló su índice de
ruralidad con dos fines: (a) identificar diferentes situaciones de ruralidad a lo largo del
continuo rural-urbano; y (b) permitir comparaciones entre áreas y a lo largo del tiempo.
A partir de la aplicación de análisis factorial o de componentes principales23 a una serie
de variables seleccionadas24 (tasa de ocupación de las viviendas, patrones de
commuting, población femenina de 15 a 44 años, características de la vivienda,
densidad de población, estructura ocupacional, población de 65 años y más, y distancia
a la ciudad más cercana de 50.000 habitantes y más), Cloke construyó una clasificación
de cuatro categorías: rural extremo, rural intermedio, no-rural intermedio y no-rural
extremo. Este índice de ruralidad resultaba más completo e informativo que la
definición de áreas rurales a partir de los criterios de tamaño de la población y sector de
empleo.
Como el mismo Cloke reconoce, esa metodología presenta ciertas limitaciones. En
primer lugar, la selección inicial de las variables es subjetiva y está sujeta además a la
estructura y contenido de la fuente de datos que se utilice. Segundo, los resultados
dependen del tamaño y el número de unidades espaciales incluidas en el análisis. Por
último, no mide el grado de ruralidad de un área en forma absoluta, sino que indica su
posición con relación a otras áreas rurales y urbanas (Harrington y O’Dononoghue,
1998: 179-80).
Dentro del mismo marco conceptual del continuo rural-urbano, Harrington y
O’Donoghue replican y extienden el índice de ruralidad desarrollado por Cloke. En este
caso, además de utilizar los puntajes de la primera componente (aquella que captura el
mayor porcentaje de variabilidad), los autores incorporan los puntajes correspondientes
a la segunda componente. De esta forma obtienen dos series de valores, que convierten
en dos ecuaciones y finalmente en dos índices, que denominan estructural y
demográfico. Los índices son identificados con diferentes dimensiones de ruralidad. Es
interesante notar que la variable densidad de población no queda incluida en el índice
demográfico sino en el estructural, mientras que las variables de relevancia en el índice
demográfico son la población de 65 años y más, y la población femenina de 15 a 44
años. Harrington y O’Donoghue sugieren que el índice demográfico puede ser una
forma indirecta de inferir migración.

23 El análisis factorial es una técnica estadística exploratoria cuyo objetivo es “reducir la


complejidad del espacio de propiedades [variables] a sus componentes principales” y “hallar
dimensiones implícitas en la variedad de las mediciones” (Alvarez, G., S. Lago Martínez y M.
Mauro: “Nuevos abordajes de la regionalización en Argentina: los casos de San Juan, La Rioja
y Catamarca.”, en Panaia, M., S. Aparicio y C. Zurita. Trabajo y población en el Noroeste
Argentino, La Colmena, Buenos Aires, 2000, pp. 68). El análisis de componentes principales
agrupa, ordena y reduce las variables incluidas en el análisis que se trate de acuerdo a su
contribución a la explicación de la variabilidad de los datos, asignando un puntaje a cada una.
La primera componente incluye las variables que, en conjunto, explican la mayor parte de la
variabilidad.
24
El supuesto básico para la selección de las variables a incluir fue que las mismas presentaran
variaciones apreciables de acuerdo a cambios en el grado de ruralidad.

69
Los autores concluyen que estos resultados dan cuenta de la existencia de más de un
continuo urbano-rural, cada uno de ellos representando diferentes tipos, dimensiones o
aspectos de ruralidad (pp.188). Esta identificación de dimensiones de ruralidad implica
una cierta convergencia con las propuestas de Hugo y otros (2003) y Ferranti y otros
(2005)

HUGO, G.; CHAMPION, A. Y LATTES, A.: “New conceptualization of settlement


for demography: beyond the rural/urban dichotomy”, ponencia presentada a la
Sesión 42, IUSSP Conference, Bahía, Brasil, 2001.

Los autores indican que las medidas para definir lo urbano-rural son antiguas, simplistas
y acríticas, y que actualmente, a pesar de las críticas recibidas en su momento, se tiende
a utilizarlas simplemente por tradición. Dado que en los últimos 50 años las formas de
asentamiento han tendido a ser cada vez más complejas, es preciso revisar esos
indicadores. Para eso, a la diferenciación urbano-rural se propone que se agreguen otras
medidas, como las de densidad y accesibilidad y quebrar la dicotomía introduciendo
jerarquías intermedias e introducir nuevas herramientas metodológicas, como los
sistemas de información geográfica. Se considera que el antiguo sistema para definir la
población rural como residual luego de definir la urbana (usualmente con métodos
físicos o político-administrativos) es muy poco útil, porque se han producido cambios,
como la ampliación del área de communting que hace que sea más difícil diferenciar la
población urbano-rural que a las áreas definidas de esa forma, a lo que se agrega el
problema de la existencia de extensas áreas periurbanas. Buena parte del trabajo se
centra en el tema de la accesibilidad, a través de un ejemplo de Australia, donde los
centros poblados de todos los tamaños se ubicaron en un continuum de posibilidades de
accesibilidad hacia otros centros mayores, lo que permitió agruparlos en categorías que
iban de una gran accesibilidad a otra situación donde ésta era muy difícil. Se postula
que, además, es importante el uso de instrumentos que combinan información con
cartografía, como son los sistemas de información espacial (SIS), los que a través del
sistema de capas superpuestas pueden combinar información física económica, social y
demográfica.

HUGO, G., CHAMPION A. y LATTES, A.: “Toward a new conceptualization of


settlements in demography” Population and Development Review. 29(2), 2003, pp.
277-297.

Los autores parten de considerar que el llamado “contexto geográfico” es relevante en el


análisis demográfico: “dónde la gente vive y trabaja tiene implicaciones importantes
para los procesos demográficos” (Hugo, Champion y Lattes 2003:293). La forma más
utilizada de aproximación a ese contexto geográfico es, en general, la clasificación
dicotómica de la población y las áreas en urbanas o rurales. Por ejemplo, es la
modalidad preferida por las Naciones Unidas en sus reportes sobre asentamientos
humanos, a pesar de que la definición de urbano y rural carece de uniformidad,
utilizándose criterios numéricos, administrativos o económicos.

70
Hugo y colaboradores sostienen que la dicotomía urbano-rural constituye una
sobresimplificación de la realidad que ha ido perdiendo significado frente a los cambios
en las formas de asentamiento en todo el mundo. Estos cambios se reflejan en los altos
grados de urbanización, la difusión de procesos urbanos en las áreas rurales, la
expansión de las comunicaciones y la aparición de nuevas formas de urbanización.
Los autores identifican como primer paso para la actualización de la definición de lo
urbano y lo rural a la introducción de una o varias categorías espaciales intermedias
entre aquellos extremos25. De aquí deriva el concepto de continuo rural-urbano y la
identificación de gradientes de urbanidad o ruralidad (según el punto de vista que se
adopte), en general operacionalizado a partir de índices que determinan categorías
discretas. Algunos de estos índices son: el de ruralidad de Cloke (1977) para la
clasificación de las áreas rurales de Gales e Inglaterra; la clasificación de áreas no
metropolitanas de Estados Unidos, elaborada por Cromartie y Swanson (1996); y la
clasificación de las áreas no metropolitanas de los países de la OCDE hecha por el
OECD Group of the Council on Rural Development.
En el contexto de la presente revisión bibliográfica y en línea con Harrington y otros
(1998) y Smailes y otros (2002), resulta de interés la propuesta de los autores de ir más
allá de la dicotomía rural-urbano (que ellos consideran unidimensional) y adoptar un
enfoque multidimensional para clasificar los sistemas de asentamiento y el lugar de
residencia. A tal efecto citan la aproximación de Coombes y Raybould (2001), quienes
distinguen tres dimensiones básicas:
(a) Tamaño de la localidad: la dimensión más comúnmente utilizada hasta ahora, que
varía entre metrópolis y caseríos rurales;
(b) Concentración: medida a través de la densidad de la población y que varía entre de
poblamiento denso y disperso. Para Hugo y colaboradores, esta dimensión, además de
influenciar los procesos demográficos, se relaciona con variaciones en las oportunidades
de interacción económica y social, la difusión de ideas, la densidad de las redes de
transporte, y la cantidad y calidad de los servicios locales26;
(c) Accesibilidad: se refiere al acceso a bienes y servicios básicos que son clave para
definir la calidad y el costo de vida; varía de central a remoto. Incluye tanto elementos
del ambiente físico como diferenciaciones socio-económicas en términos de acceso a
transporte, cultura, etc.
De acuerdo a los autores, la disponibilidad de mayor cantidad y calidad de fuentes de
información, así como los avances en las técnicas de sistemas de información
geográfica y de procesamiento de información en general, permitirían incluir un número
aún mayor de dimensiones.
En coincidencia con lo que se observa en el trabajo de Smailes y otros, esta propuesta
conceptual presenta claras derivaciones metodológicas. Un enfoque multidimensional
lleva a incluir diferentes variables independientes (en este caso tres), utilizando técnicas
de regresión lineal multivariada para caracterizar y determinar los efectos del contexto

25
Como antecedentes citan la propuesta de la Conference of Europan Statisticians en 1964, con
tres categorías: a) urbano, de 10.000 habitantes y más, b) rural, 2.000 habitantes y menos, y c)
semi-urbano, de 2001 a 9.999 habitantes.
26
“La densidad no es tan solo una característica de un cierto lugar, sino también un indicador
del contexto dentro del cual ese lugar esta ubicado” (Coombes y Raybould, citado en Hugo,
Champion y Lattes 2001:290)

71
geográfico sobre los procesos demográficos, en vez de una sola variable con dos (rural-
urbano) o más categorías (índices de ruralidad). La ventaja es poder inferir la influencia
específica de cada variable sobre el fenómeno de interés.

INSTITUTO INTERAMERICANO DE COOPERACIÓN PARA LA


AGRICULTURA (IICA), El Desarrollo Rural Sostenible en el marco de una Nueva
Lectura de la Ruralidad. Serie Documentos Conceptuales, Panamá, marzo 2000.

El trabajo plantea una caracterización general del espacio rural de América Latina y sus
expresiones agropecuarias y no agropecuarias, en el marco del contexto internacional
actual. Expone también, las razones para conceptualizar una “nueva ruralidad”, inserta
en la estrategia del Desarrollo Rural Sostenible junto a la necesidad de reformular las
políticas públicas y privadas. El documento plantea que el espacio rural ha venido
evolucionando en un esquema de desarrollo territorial que permite visualizar los
asentamientos humanos y sus relaciones en un continuo rural-urbano expresado , entre
otros aspectos, en el crecimiento de actividades agropecuarias no tradicionales y
actividad no agropecuaria en el medio rural. Señala, a su vez, que una de las estrategias
básicas par un desarrollo rural sostenible es la “Planificación integral territorial”, para lo
cual deberán aplicarse modelos de planificación territorial que consideren las diferentes
componentes de las regiones o espacios rurales y sus múltiples interrelaciones con
centros urbanos. Las definiciones de “rural”, actualmente utilizadas en los países de la
región representan, sin duda alguna, una limitante para avanzar en la conceptualización
de una “Nueva Ruralidad” y su ámbito de influencia.

MEDEIROS MARQUES, M. I.: “El concepto de ambiente rural en cuestión”.


Terra Livre, año 18 n.19, Sao Paulo, julio/diciembre 2002

El trabajo es una contribución al debate actual acerca de los cambios en el campo y la


necesidad de reflexionar sobre el concepto de ambiente rural y sus posibilidades de
desarrollo. Parte del reconocimiento de las dificultades que en Brasil ofrece la
definición oficial de rural, de tipo instrumental y basada en la determinación oficial de
cabeceras de municipio o distrito como “urbanas”, donde lo rural queda definido a partir
de sus carencias y no de sus características propias o funciones específicas. Señala
también que como los poderes municipales tienen la potestad para determinar los
espacios urbanos, muchas veces tales decisiones se deben a intereses fiscales
particulares. Ante los cambios generados en el medio rural, el aumento de las
migraciones intrarrurales y la imposibilidad de analizar en forma separad el campo y la
ciudad, la autora hace un repaso de varios autores que han reflexionado sobre el tema,
en base a la búsqueda de la posibilidad de salir de la idea dicotómica para establecer un
continuum (aun aceptando que entre los extremos de éste la dicotomía se mantiene) y en
el intento de analizar lo rural no como un sector sino como un territorio. Entre los
criterios analizados, se incluye el tamaño del municipio, la densidad demográfica y
económica, la localización, la relación con el ambiente para la producción, la
dependencia del sistema urbano, la ocupación laboral predominante, la homogeneidad

72
social, la estratificación social, la movilidad y la dirección de las migraciones, el modo
de vida, los paisajes “verdes”, el uso silvo-pastoril, la identidad local y el peso de lo
local. En las conclusiones, analiza el peso de la visión dicotómica en la construcción de
un imaginario sobre el campo que refuerza la exclusión y la necesidad de estar atentos
a los cambios ocurridos y la búsqueda de un “nuevo rural”.

MURMIS, M. y FELDMAN, S.: “Pluriactividad y pueblos rurales: examen de un


pueblo pampeano”, en G. Neiman y C. Craviotti (comp.): Entre el campo y la ciudad.
Desafíos y estrategias de la pluriactividad en el agro, Ediciones CICCUS, Buenos
Aires, 2005.

En este artículo Murmis y Feldman parten de reconocer la coexistencia de dos procesos en


la Argentina actual: por un lado, la disminución de la población rural en su conjunto y de
la población rural dispersa, y, por otro, el crecimiento de la población de los pueblos
rurales. Desde esta constatación, los autores instalan la relevancia de un análisis centrado
en este tipo de asentamientos (los pueblos rurales) para indagar acerca de las formas
ocupacionales desde la perspectiva de la pluriactividad, tema central del libro.
En particular los autores analizan datos de los dos últimos censos nacionales de población
para constatar una dinámica diferencial en la evolución de los pueblos rurales del país; por
ejemplo, en 15 de las 23 provincias argentinas se evidencia un crecimiento de la población
rural agrupada. De esta manera, los autores discuten estudios como el de Benítez (1998)
que sólo se centran en los pueblos que pierden población y construyen, de esa manera, la
imagen de un mundo rural en desaparición. En un sentido más amplio, señalan las
limitaciones que presenta la imagen de la urbanización con despoblación rural como si
fuera un proceso universal y unilineal.
A partir del análisis de la trayectoria ocupacional de habitantes de un pueblo bonaerense
(Salvador María), que incluye formas no polares de pluriactividad, los autores señalan el
dinamismo y, por ende, la capacidad de permanencia de este tipo de asentamientos.

PÉREZ, E.: “Hacia una nueva visión de lo rural”, en Giarracca, N. (comp.) ¿Una
nueva ruralidad en América Latina?, CLACSO, Buenos Aires, 2001.

La autora parte de considerar que “las sociedades rurales han presentado cambios
estructurales, debido en buena parte al modelo de desarrollo global” (op.cit.: 17), por lo
que se hace necesario revisar la concepción de lo rural, fundamentalmente para diseñar
estrategias de desarrollo que se adapten a tales transformaciones.
Sostiene que una nueva visión de lo rural no debe plantear la unidireccionalidad del
cambio (de lo atrasado a lo moderno, de lo rural a lo urbano, de lo agrícola a lo industrial)
sino, por el contrario, considerar una serie de características que muestran la
multidireccionalidad del proceso. Entre esas características destaca que “lo rural ya no es
equivalente de lo agrícola, y al mismo tiempo que la llamada tercera revolución agrícola
implica que lo agrícola no sea exclusivamente la producción primaria” (op.cit.: 22), todo
lo cual conduce a la desagrarización de la actividad productiva, en especial desde el punto

73
de vista de los requerimientos de la población empleada. Otro factor de cambio que
destaca es que las comunidades rurales están siendo socavadas en sus solidaridades
colectivas por procesos de desintegración territorial y social.
En definitiva, plantea la necesidad de elaborar una visión “que permita por fin esclarecer
que lo rural no es exclusivamente lo agrícola, ni lo atrasado, ni la sola expresión de la
producción primaria” (op.cit.: 23) y hace suya la definición de Ceña (1993), para quien el
medio rural es entendido como “el conjunto de regiones o zonas con actividades diversas
(agricultura, industrias pequeñas y medianas, comercio, servicios) y en las que se asientan
pueblos, aldeas, pequeñas ciudades y centros regionales, espacios naturales y cultivados”
(op.cit.: 23).

PIÑEIRO, D.: “Repensando la ruralidad: Población y trabajadores rurales en el


contexto de transformaciones agrarias”. Ponencia presentada al XXII Congreso de
la Asociación Latinoamericana de Sociología, Universidad de Concepción, Chile,
octubre 1999.

El documento aborda la evolución del sector agropecuario uruguayo, desde la


perspectiva de la población económicamente activa, desde una aproximación histórica
con una mirada particular en los últimos treinta años. Una de los primeros interrogantes
planteados se refiere a la cuestión del volumen de la población rural. En el Uruguay la
tarea de definir la categoría de “rural” le compete al Instituto Nacional de Estadística
(INE) quien desde el censo de 1963 aplica un criterio basado en la ley denominada de
Centros Poblados. Según dicha ley es de competencia exclusiva de los gobiernos
departamentales la autorización para subdividir predios rurales con destino a la
formación de centros poblados, así como también el trazado y apertura de calles,
caminos o cualquier vía de tránsito. Es así que a través de “diecinueve competencias
exclusivas” (Uruguay esta constituido por diecinueve departamentos) la población y
todo el territorio nacional queda subdividido en áreas urbanas y rurales. Los criterios
utilizados por los gobiernos departamentales no son homogéneos y muchas veces han
primado criterios puramente fiscales en la asignación de “urbana” a núcleos
poblacionales pequeños. Descontado las capitales departamentales existen en el país
566 asentamientos poblacionales, la mayoría de los cuales, tiene menos de 100
habitantes. El autor realice algunos cómputos de la población rural empleando criterios
de otros países. Adoptando el límite de 2000 habitantes, la población rural relevada por
el censo del 1985 pasa de 13% (según la clasificación del INE) al 17%. Aplicando el
mismo límite, excluyendo la población residente en Montevideo, considerando solo los
dieciocho departamentos restantes, la población rural de dichos departamentos llega a
ser un 28% para el año considerado. Utilizando datos sobre la ocupación e la PEA en
actividades agropecuarias, realiza otro ejercicio por el cual la población rural asciende
al 16%. Plantea, por último, una reflexión sobre el debate por definir la ruralidad en el
siglo XXI frente a los profundos cambios que experimentan las estructuras agrarias de
los países de América Latina.

ROMERO, J. y FARINÓS, J. “Los territorios rurales en el cambio de siglo”, en


Romero, J. (coord.), Geografía Humana. Editorial Ariel, Barcelona, 2004.

74
En primer lugar los autores señalan la dificultad de realizar caracterizaciones de los
espacios rurales actuales en su conjunto debido a la gran diversidad de procesos y
problemas que afectan a países ricos y pobres. Por ejemplo, precisan que en los países
de la OCDE existen, centralmente, dos preocupaciones: la sobreproducción de
alimentos y cómo “mantener vivos unos territorios rurales que suponen casi el 80% de
la superficie en muchos Estados y están gestionados por apenas el 5% del total de
activos” (Pág. 333). En el conjunto de los países pobres, por el contrario, las
preocupaciones centrales siguen siendo la pobreza y el hambre.
Entre las principales dimensiones del cambio en los territorios rurales de los países
desarrollados destacan la inversión de la tendencia en la dinámica de la población
(incluso hablan de un “éxodo urbano”) y la reestructuración productiva y
desconcentración de la producción, que ha permitido una recomposición económica de
las áreas rurales. También prestan atención a las políticas públicas implementadas en la
Unión Europea, en particular la Política Agraria, Agroambiental y Rural Común
(PAARC).
En cuanto a los espacios rurales de los países pobres indagan sobre el alcance de la
inseguridad alimentaria y analizan las causas que han configurado esta situación: el
desigual reparto de la tierra como resultado del largo proceso de conquista,
expropiación y reparto del territorio entre grupos privilegiados (las “huellas del
pasado”), el proceso de modernización de agro de tipo selectivo y con crecimiento
excluyente, y la debilidad institucional y económica de la mayor parte de los estados,
agravada por las políticas de inspiración neoliberal impuestas por algunos organismos
internacionales en las décadas pasadas. También analizan y llaman la atención sobre
otros procesos asociados, como la creciente feminización de la agricultura en un
contexto de segregación y violencia de género y los costos ambientales del proceso de
modernización.

SIQUEIRA, D. y OSÓRIO, R.: “O conceito de rural”, en GIARRACCA, N. (comp.)


¿Una nueva ruralidad en América Latina?, CLACSO, Buenos Aires, 2001.

A partir del análisis de una serie de autores y textos (Solari, Graziano da Silva, Sorokin,
entre otros), Siqueira y Osorio discuten algunas concepciones tradicionales de lo rural,
como el predominio de la producción agraria y la homogeneidad de su población.
También destacan que debido a la creciente industrialización del campo, sobre todo con la
intensificación de la globalización, los límites entre lo rural y lo urbano se vuelven tenues y
hasta habría una reintegración del campo y de la ciudad, marcada por la transición de los
complejos rurales en complejos agroindustriales.
Asimismo, retoman algunos planteos que proponen reemplazar la tradicional dicotomía
urbano - rural por la idea de continuo espacial y agregan que este tipo de revisiones deben
ser efectuadas prestando atención a cada situación local. Más precisamente, señalan que
ese “nuevo rural” emerge en algunas áreas específicas del Brasil, principalmente en
aquellas áreas rurales más próximas e integradas a los grandes centros metropolitanos,
mientras que en “grandes áreas del país parte de la población rural vive como en el siglo
pasado” (Pág. 76).

75
SILI, M.: “La organización de los territorios rurales. Enfoques tradicionales y
nuevas propuestas conceptuales” CONICET. Universidad Nacional del Sur.
Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, Buenos Aires,
s/f (inédito)

El artículo señala que las políticas y proyectos de desarrollo rural de América Latina
responden a teorías marcos conceptuales heredados del período de la modernización y
el desarrollismo. Señala que las teorías dicotómicas y del continuum nutrieron las
investigaciones y las políticas públicas sobre el mundo rural en las últimas décadas,
fruto de un período histórico en el cual la idea de contradicción y enfrentamiento entre
lo urbano y lo rural explicaba el funcionamiento de dichos espacios. Propone un
enfoque radicalmente diferente, el enfoque o teoría de la fragmentación, el cual busca
explicar el funcionamiento de los territorios rurales en el contexto de la globalización,
fuerte movilidad de los actores y una nueva dinámica de relación campo-ciudad. Si
bien, el artículo no discute explícitamente la definición del ámbito de lo rural,
considera que ambas teorías: la dicotomía urbano-rural y la del continuum no son
suficientes para interpretar la lógica de organización de los espacios a la luz de la
creciente movilidad de los actores y la “deslocalización” en la construcción de valores
y representaciones sociales. El modelo de organización fragmentario, entiende a las
áreas rurales como compuestas por una multiplicidad de territorios de tamaños
diferentes, controlados por actores diferentes específicos y a menudo no locales,
articulados entre sí y con otros niveles de organización territorial regional, nacional y
mundial.

SMAILES, P.; ARGENT, N. y GRIFFIN, T.: “Rural population density: its impact
on social and demographic aspects of rural communities” Journal of Rural Studies.
18(2), 2002, pp. 385-404.

El artículo explora la importancia de considerar la densidad rural neta (DRN) en el


estudio de las características socioeconómicas, demográficas y de asentamiento de las
áreas no urbanas, a través del estudio de caso del sur de Australia. Los objetivos
específicos de los autores son: (a) demostrar la robustez empírica de las relaciones o
asociaciones entre DRN y una serie de variables demográficas y socioeconómicas; y
(b) comparar sus efectos vis a vis otras variables consideradas clave (específicamente
tamaño de la población, concentración y accesibilidad). Su preocupación por el tema de
la densidad de población se justifica por los efectos adversos que las bajas densidades
tienen en la interacción social, la provisión de bienes y servicios, y aún en el gobierno
local.
Aunque la densidad de población es incluida como variable independiente en el análisis
estadístico, los autores reconocen que la misma es resultado de, por un lado, una serie
de factores ambientales relacionados con la oferta del medio natural (clima, suelo, etc.),
y por otro lado de procesos históricos de poblamiento.

76
Los autores retoman el trabajo de Coombes y Raybould (2001), quienes desagregaron la
densidad de población (que ellos denominan bruta) en tres dimensiones: la “dimensión
tamaño”, tanto del área en cuestión como de la/s localidad/es urbanas incluidas; la
“dimensión concentración/dispersión”, que representa la proporción de población
viviendo en localidades urbanas; y la “dimensión accesibilidad”, que refleja la posición
periférica o central del área dentro del espacio económico (Smailes y otros 2002:389).
Asimismo, Smailes y colaboradores introducen una cuarta dimensión, que denominan
“densidad rural neta”, que definen como la densidad de la población no concentrada en
localidades, sean éstas rurales o urbanas, es decir la densidad de la población rural
dispersa27.
Su hipótesis es que la DRN constituye el contexto en el cual están inmersas las
localidades, y como tal condiciona el resto de las dimensiones identificadas por
Coombes y Raybould. Específicamente, buscan testear el poder explicativo (en términos
estadísticos) de la variable DRN frente a las variables tamaño de la población,
concentración/dispersión y accesibilidad. Para esto, aplican técnicas de correlación y
regresión lineal a través de diferentes modelos y la utilización de información de los
censos de 1981 y 1996. Es interesante observar que DRN es definida como la cantidad
de viviendas ocupadas (como indicador de hogares) por unidad de superficie y no
personas. De acuerdo a los autores, los hogares son más estables que los individuos en
términos de localización a lo largo del tiempo; además, son la base para el cálculo de la
provisión de bienes y servicios públicos y privados y para el diseño de las redes de
transporte y comunicación. En cuanto a la unidad de superficie, la misma se definió
como una localidad urbana o rural (“the socially significant town”) y el área circundante
donde se encuentren hogares vinculados a la localidad, representando el sistema de
interacción social- local.
Los resultados del análisis estadístico muestran que la DNR presenta correlación
significativa negativa con la superficie de la comunidad, el porcentaje de la población
activa en actividades primarias, el índice de masculinidad y la tasa de fecundidad. Por
otro lado, presenta una correlación positiva con el tamaño de la población, la diversidad
ocupacional en el sector secundario y la proporción de población inmigrante. Con
relación a la importancia relativa de la DNR frente al resto de las dimensiones, los
resultados de la regresión lineal indican que: (1) DNR se mantiene significativa cuando
las otras variables son introducidas en el modelo, excepto en el caso de población total y
tasa de fecundidad, lo cual indica que su efecto no es reducible a las otras tres; (2) los
coeficientes de las variables se modifican y la fuerza explicativa del modelo aumenta
cuando se introducen las cuatro variables, indicando complementariedad.

TAVARES, L. A: As fronteiras fisicas do espacio rural: una concepcao normativo-


demográfica. R.RAEGA, n.7, Editora UFPR, Curitiba, pp. 33-46.

El trabajo aborda el análisis del espacio rural del Brasil desde dos perspectivas que el
autor denomina: normativo-demográfica y sociológica. La primera, utilizada por la

27
En la práctica, la población viviendo en localidades rurales fue incluida en la DRN debido a la
forma en que la información se encontraba presentada en la fuente de datos utilizada (censos de
población).

77
mayoría de los investigadores brasileños, representa el criterio empleado por gran parte
de los países de Europa y América Latina para definir espacio rurales. Sin embargo, no
es el criterio utilizado por el sector público del Brasil. Para una mejor comprensión del
problema de la definición de lo rural, parte de considerar el origen de los distritos
municipales, cuya creación esta basada en el modelo de la República Romana
empleado en la Península Ibérica y trasladado al Brasil por la Colonia Portuguesa. La
Constitución del año 1824 reglamenta las funciones municipales aunque es recién en el
año 1938 que se promulga un dispositivo legal para establecer diferencias entre
“cidade” y “vila”. Los gobiernos de algunos estados tomaron iniciativas para uniformar
sus aspectos territoriales, sin embargo es a partir de la legislación del “Estado Novo”
que se establece la delimitación de los espacios urbanos. Competencia exclusiva de los
municipios y sirve tanto para objetivos urbanísticos como tributarios. El borde del
perímetro urbano indica el límite oficial entre los espacios urbanos y los rurales. De ahí
que el autor califica dichos criterios como “anacrónicos y anómalos”. A modo de
conclusiones y en un intento superador de las clasificaciones vigentes, propone una
nueva topología para clasificar los municipios rurales incorporando variables
relacionadas a las actividades económicas, la ocupación de la PEA, ingreso, niveles de
rentabilidad, presencia de turismo rural o ecoturismo, predominio de espacios
protegidos.

TEUBAL, M.: “Globalización y nueva ruralidad en América latina”, en


GIARRACCA, N. (comp.), ¿Una nueva ruralidad en América Latina?, CLACSO,
Buenos Aires, 2001.

Este artículo pone énfasis en el proceso de globalización y sus efectos en el sector rural de
América latina. En particular, el autor señala que la consolidación de un sistema
agroalimentario mundial bajo la égida de grandes corporaciones, junto con las políticas de
liberalización y ajuste estructural, han ido conformando una nueva ruralidad en la región
expresada en la pérdida de su contenido agrario y la transformación de su base social; en
particular, con respecto a esta última cuestión llama la atención sobre el “empobrecimiento
e incluso desaparición de los tradicionales actores sociales del medio rural: campesinos,
medianos y pequeños productores agropecuarios, trabajadores rurales, etcétera” (Pág. 61).
Sin embargo, remarca que se trata sólo de tendencias que bien pueden llegar a ser
contrarrestadas por otros procesos, como la lucha de los movimientos sociales tanto dentro
como fuera del sector rural.

UNECE: The Wye Group Handbook. Rural Households’ Livelihood and Well-Being,
Statistics on Rural Development and Agriculture Household Income. UNECE,
Eurostat, FAO, OECD, World Bank. 2005, disponible en
http://www.unece.org/stats/rural/

Este manual surge como respuesta a la creciente demanda de estadísticas sobre áreas
rurales e ingreso de los hogares rurales de los países miembros de la OCDE. Su objetivo
general es proveer indicadores pertinentes para la ejecución de políticas de desarrollo

78
rural y, al mismo tiempo, promover la adopción de un cuerpo de indicadores
comparables entre países.
Los autores reconocen que el desarrollo rural es un concepto complejo y
multidimensional y que, por lo tanto, no puede ser descrito con un solo indicador.
También señalan la presencia de una serie de procesos de cambio (como los de
contraurbanización, revival de lo rural, crecimiento del empleo no agrícola entre la
población rural) que debieran ser considerados en toda revisión de indicadores sobre lo
rural; también destacan algunas continuidades, como el peso de las actividades agrarias
y forestales en la administración de la tierra rural, que llevan a seguir incluyendo a las
actividades primarias en la conceptualización y medición de lo rural. A partir de este
diagnóstico, los autores han seleccionado cuatro temas (población y migración,
estructura y desempeño económico, bienestar y equidad social, ambiente y
sostenibilidad) y han definido un conjunto de indicadores para su datación28.
En este trabajo los autores retoman la definición de “rural” dada por OCDE (1994). La
misma, basada en el criterio de densidad, parte de la consideración de una unidad
mínima, la “comunidad rural”29, a la que define como todos aquellos territorios locales
donde la densidad de población es inferior a 150 habitantes por Km2 (500 habitantes
por Km2 para el caso de Japón). A partir de esta definición básica, define una tipología
de regiones según su grado de urbanidad-ruralidad y distingue tres tipos: a) región con
predominancia rural, que corresponde a todos aquellos territorios donde más del 50% de
la población vive en una comunidad rural, b) región intermedia (o con significancia
rural), que comprende a todos aquellos territorios donde entre el 15% y 49% de la
población habita en una comunidad rural, y c) región con predominancia urbana, que
corresponde a todos aquellos territorios donde menos del 15% de la población habita en
una comunidad rural. Cuando la información estadística disponible no permite conocer
la densidad de población a nivel de unidad territorial asimilable a una comunidad, se
considera a las regiones con predominancia rural como aquellas donde la densidad de
población es inferior a 100 habitante/km2, y regiones intermedias o con significancia
rural como aquellas áreas donde la densidad de población varía entre 100 y 240
habitante/km2.
Temas, variables e indicadores: a partir de los temas seleccionados y, teniendo en
cuenta la disponibilidad de datos en los países miembros de la OCDE, los autores
realizan la siguiente selección y definición de variables e indicadores:
1. Población y migración
1.1. Densidad poblacional: utilizan este indicador como criterio principal para la
distinción entre población y áreas urbanas y rurales. Consideran que la densidad refleja
diferencias territoriales en los patrones de asentamiento y también las dificultades en la
provisión o el acceso a la infraestructura y los servicios.

28 Sostienen que la elaboración y selección de los indicadores propuestos se ha realizado a


partir de una serie de condiciones: la posibilidad de cobertura de los temas analíticos, la
captación de probables diferencias territoriales, el poder explicativo del indicador, la
disponibilidad de datos agregados.
29 El concepto de “comunidad” corresponde a una pequeña unidad administrativa o censal
(OECD, 1994).

79
1.2. Cambio poblacional: consideran apropiado distinguir entre, al menos, los siguientes
componentes: cambio neto total, balance natural (nacimientos menos defunciones) y
migración neta (cambio neto menos balance natural).
1.3. Estructura poblacional: consideran a la distribución de la población por sexo y edad
como base para el cálculo de diferentes índices demográficos, como la razón pasivos
transitorios/ pasivos definitivos y la razón de vitalidad. Estos indicadores y razones
permiten no sólo el análisis socioeconómico de las áreas rurales sino también la
planificación de infraestructura, como escuelas y hospitales.
1.4. Hogares: incluyen como indicadores de esta variable el tamaño del hogar y la
participación de niños en hogares monoparentales.
1.5. Comunidades: como otra alternativa para la medición del grado de ruralidad y de
aglomeración proponen un acercamiento hacia las comunidades a través de indicadores
como la participación de la población en comunidades locales, según sus diferentes
tamaños.
2. Estructura y desempeño económico
2.1. Mano de obra: consideran como indicadores importantes las tasas de participación
de hombres y mujeres en la mano de obra total. También platean la necesidad de
establecer si la medición de la mano de obra se realiza sobre el “lugar de residencia” o
el “lugar de trabajo”.
2.2. Empleo: incluyen las tasas de crecimiento del empleo y el desempleo; también la
consideración de información desagregada por sobre desempleo según edad, sexo y
duración.
2.3: Participación sectorial: en particular, participación en el empleo y la producción de
los tres sectores principales (primario, secundario y terciario); también consideran
necesaria la distinción entre agricultura, forestación y pesca al interior del sector
primario, y entre turismo y otras actividades en el sector terciario.
2.4. Productividad (del trabajo): plantean la posibilidad de calcular productividad a
partir de la disponibilidad de información sobre empleo y producción.
2.5. Inversiones: consideran de importancia disponer datos sobre formación de Capital
Fijo Bruto; también, señalan la importancia de distinguir entre diferentes tipos de
inversiones, en particular pública y privada.
3. Bienestar y equidad social
3.1. Ingreso: siendo el más usado, incluyen el ingreso per capita, aunque advierten sobre
las limitaciones de este indicador, dado que el producto de un área no necesariamente es
producido por la población que vive en ella.
3.2. Vivienda: consideran el número de personas por habitación y el porcentaje de
hogares con baños con depósito de agua.
3.3. Educación: la participación de población de más de 25 años con educación
secundaria completa y de población según mayor nivel de educación adquirido.
3.4. Salud y seguridad: tasa de mortalidad infantil e índices de criminalidad si bien no
son suficientes para agotar la variable sirven, al menos, como indicadores iniciales para
analizar las condiciones de calidad de vida.
4. Ambiente y sostenibilidad

80
4.1. Topografía y clima: consideran estas variables por su incidencia en la definición de
las condiciones naturales de las áreas y, también, en la determinación de la atractividad
de los lugares para la residencia, el trabajo y la recreación. En términos de indicadores
seleccionan la participación de las áreas montañosas (definidas a partir de los 600
metros de altitud) sobre la superficie total y el período vegetacional (medido en días de
crecimiento por año).
4.2. Uso de la tierra: consideran importante distinguir entre cambios en el uso total de la
tierra y en el uso agrícola. Como indicadores, y en combinación con otros posibles,
rescatan la participación de tierra arable sobre el total de superficie.
4.3. Habitats y especies: señalan como indicadores al porcentaje de áreas protegidas y el
porcentaje de especies en peligro.

81
ANEXO 2: Departamentos seleccionados – población en localidades, 2001

Población total
Población total
Localidad Departamento Provincia Departamento
Localidad 2001
2001
General Pinedo 12 de Octubre Chaco 11.332 20.149
Gancedo 12 de Octubre Chaco 3.253
General Capdevila 12 de Octubre Chaco 593
Mesón de Fierro 12 de Octubre Chaco 385
Pampa Landriel 12 de Octubre Chaco 309

El Carril Chicoana Salta 8.329 18.248


Chicoana Chicoana Salta 3.396

Venado Tuerto General López Santa Fe 68.426 182.113


Rufino General López Santa Fe 18.063
Firmat General López Santa Fe 17.891
Villa Cañás General López Santa Fe 8.708
Wheelwright General López Santa Fe 5.756
Elortondo General López Santa Fe 5.679
Teodelina General López Santa Fe 5.479
Santa Isabel General López Santa Fe 4.424
Hughes General López Santa Fe 4.142
San Gregorio General López Santa Fe 3.754
Sancti Spiritu General López Santa Fe 3.397
María Teresa General López Santa Fe 3.395
Murphy General López Santa Fe 3.312
Melincué (Est. San Urbano) General López Santa Fe 2.118
Carreras General López Santa Fe 2.077
Chovet General López Santa Fe 1.934
Diego de Alvear General López Santa Fe 1.898
Maggiolo General López Santa Fe 1.766
Carmen General López Santa Fe 1.687
Cafferata General López Santa Fe 1.448
Amenábar General López Santa Fe 1.392
San Eduardo General López Santa Fe 1.072
Labordeboy (20) General López Santa Fe 982
Cañada del Ucle General López Santa Fe 854
Christophersen General López Santa Fe 518
Chapuy General López Santa Fe 484
La Chispa General López Santa Fe 368
Miguel Torres General López Santa Fe 362
Lazzarino General López Santa Fe 324
Aarón Castellanos (Est. Castellanos) General López Santa Fe 313
San Francisco de Santa Fe General López 264

Gran Buenos Aires (parcialmente) Cañuelas (33) Buenos Aires 5.565 42.175
Cañuelas Cañuelas Buenos Aires 24.380
Santa Rosa (80) Cañuelas Buenos Aires 3.771
Alejandro Petión (84) Cañuelas Buenos Aires 2.874
Uribelarrea Cañuelas Buenos Aires 1.147
Vicente Casares Cañuelas Buenos Aires 629

82
Gobernador Udaondo Cañuelas Buenos Aires 277
Barrio El Taladro Cañuelas Buenos Aires 134

Tupungato (11) Tupungato Mendoza 11.687 28.539


San José (30) Tupungato Mendoza 1.487
Cordón del Plata Tupungato Mendoza 1.305
El Peral (50) Tupungato Mendoza 366
Barrio Belgrano Norte Tupungato Mendoza 230
La Arboleda Tupungato Mendoza 198

Oberá Oberá Misiones 51.503 95.667


Campo Viera Oberá Misiones 5.994
Guaraní Oberá Misiones 2.101
Campo Ramón Oberá Misiones 1.477
Villa Bonita Oberá Misiones 1.329
Panambí Oberá Misiones 1.005
San Martín Oberá Misiones 734
Panambí Kilómetro 8 Oberá Misiones 705
Alberdi Oberá Misiones 562
Los Helechos Oberá Misiones 211
El Salto Oberá Misiones 191

83
ANEXO 3: Tabla 6 - Densidad de población por provincia y departamento o
partido – total país – 2001

Superficie Densidad
Provincia Departamento o Partido Población
2
en km hab./km2
Buenos
Aires Total 13.827.203 307.571 45,0
Adolfo Alsina 16.245 5.875 2,8
Adolfo Gonzales Chaves 12.037 3.780 3,2
Alberti 10.373 1.130 9,2
Almirante Brown 515.556 122 4225,9
Arrecifes 27.279 1.183 23,1
Avellaneda 328.980 55 5981,5
Ayacucho 19.669 6.785 2,9
Azul 62.996 6.615 9,5
Bahía Blanca 284.776 2.300 123,8
Balcarce 42.039 4.120 10,2
Baradero 29.562 1.514 19,5
Benito Juárez 19.443 5.285 3,7
Berazategui 287.913 188 1531,5
Berisso 80.092 135 593,3
Bolívar 32.442 5.027 6,5
Bragado 40.259 2.230 18,1
Brandsen 22.515 1.130 19,9
Campana 83.698 982 85,2
Cañuelas 42.575 1.203 35,4
Capitán Sarmiento 12.854 617 20,8
Carlos Casares 21.125 2.446 8,6
Carlos Tejedor 11.539 3.933 2,9
Carmen de Areco 13.992 1.080 13,0
Castelli 7.852 2.100 3,7
Chacabuco 45.445 2.290 19,8
Chascomús 38.647 4.225 9,1
Chivilcoy 60.762 2.075 29,3
Colón 23.179 1.022 22,7
Coronel de Marina Leonardo Rosales 60.892 1.312 46,4
Coronel Dorrego 16.522 5.818 2,8
Coronel Pringles 23.794 5.245 4,5
Coronel Suárez 36.828 5.985 6,2
Daireaux 15.857 3.820 4,2
Dolores 25.216 1.980 12,7
Ensenada 51.448 101 509,4
Escobar 178.155 277 643,2
Esteban Echeverría 243.974 120 2033,1
Exaltación de la Cruz 24.167 662 36,5
Ezeiza 118.807 223 532,8
Florencio Varela 348.970 190 1836,7
Florentino Ameghino 8.171 1.825 4,5
General Alvarado 34.391 1.677 20,5
General Alvear 10.897 3.432 3,2
General Arenales 14.876 1.522 9,8

84
General Belgrano 15.381 1.870 8,2
General Guido 2.771 2.340 1,2
General Juan Madariaga 18.286 2.964 6,2
General La Madrid 10.984 4.800 2,3
General Las Heras 12.799 760 16,8
General Lavalle 3.063 2.649 1,2
General Paz 10.319 1.240 8,3
General Pinto 11.129 2.545 4,4
General Pueyrredón 564.056 1.460 386,3
General Rodríguez 67.931 360 188,7
General San Martín 403.107 56 7198,3
General Sarmiento /// /// ///
General Viamonte 17.641 2.150 8,2
General Villegas 28.960 7.265 4,0
Guaminí 11.257 4.840 2,3
Hipólito Yrigoyen 8.819 1.663 5,3
Hurlingham 172.245 36 4784,6
Ituzaingó 158.121 39 4054,4
José C. Paz 230.208 50 4604,2
Junín 88.664 2.260 39,2
La Costa 60.483 226 267,6
La Matanza 1.255.288 323 3886,3
La Plata 574.369 926 620,3
Lanús 453.082 45 10068,5
Laprida 9.683 3.440 2,8
Las Flores 23.551 3.350 7,0
Leandro N. Alem 16.358 1.600 10,2
Lincoln 41.127 5.772 7,1
Lobería 17.008 4.755 3,6
Lobos 33.141 1.740 19,0
Lomas de Zamora 591.345 89 6644,3
Luján 93.992 800 117,5
Magdalena 16.603 1.863 8,9
Maipú 10.193 2.640 3,9
Malvinas Argentinas 290.691 63 4614,1
Mar Chiquita 17.908 3.116 5,7
Marcos Paz 43.400 470 92,3
Mercedes 59.870 1.050 57,0
Merlo 469.985 170 2764,6
Monte 17.488 1.890 9,3
Monte Hermoso 5.602 230 24,4
Moreno 380.503 180 2113,9
Morón 309.380 56 5524,6
Navarro 15.797 1.630 9,7
Necochea 89.096 4.455 20,0
9 de Julio 45.998 4.230 10,9
Olavarría 103.961 7.715 13,5
Patagones 27.938 13.600 2,1
Pehuajó 38.400 4.560 8,4
Pellegrini 6.030 1.853 3,3
Pergamino 99.193 2.950 33,6
Pila 3.318 3.493 0,9
Pilar 232.463 355 654,8

85
Pinamar 20.666 63 328,0
Presidente Perón 60.191 121 497,4
Puán 16.381 6.385 2,6
Punta Indio 9.362 1.627 5,8
Quilmes 518.788 125 4150,3
Ramallo 29.179 1.040 28,1
Rauch 14.434 4.300 3,4
Rivadavia 15.452 3.940 3,9
Rojas 22.842 2.050 11,1
Roque Pérez 10.902 1.600 6,8
Saavedra 19.715 3.500 5,6
Saladillo 29.600 2.736 10,8
Salto 29.189 1.630 17,9
Salliqueló 8.682 797 10,9
San Andrés de Giles 20.829 1.135 18,4
San Antonio de Areco 21.333 852 25,0
San Cayetano 8.119 3.004 2,7
San Fernando 151.131 924 163,6
San Isidro 291.505 48 6073,0
San Miguel 253.086 80 3163,6
San Nicolás 137.867 680 202,7
San Pedro 55.234 1.322 41,8
San Vicente 44.529 666 66,9
Suipacha 8.904 950 9,4
Tandil 108.109 4.935 21,9
Tapalqué 8.296 4.172 2,0
Tigre 301.223 360 836,7
Tordillo 1.742 1.330 1,3
Tornquist 11.759 4.183 2,8
Trenque Lauquen 40.181 5.500 7,3
Tres Arroyos 57.244 5.861 9,8
Tres de Febrero 336.467 46 7314,5
Tres Lomas 7.439 1.270 5,9
25 de Mayo 34.877 4.795 7,3
Vicente López 274.082 39 7027,7
Villa Gesell 24.282 285 85,2
Villarino 26.517 11.400 2,3
Zárate 101.271 1.202 84,3
Catamarca Total 334.568 102.602 3,3
Ambato 4.525 1.797 2,5
Ancasti 3.082 2.412 1,3
Andalgalá 17.102 4.497 3,8
Antofagasta de la Sierra 1.282 28.097 0,0
Belén 25.475 12.945 2,0
Capayán 14.137 4.284 3,3
Capital 141.260 684 206,5
El Alto 3.400 2.327 1,5
Fray Mamerto Esquiú 10.658 280 38,1
La Paz 21.061 8.149 2,6
Paclín 4.290 985 4,4
Pomán 9.543 4.859 2,0
Santa María 22.127 5.740 3,9
Santa Rosa 10.349 1.424 7,3

86
Tinogasta 22.570 23.582 1,0
Valle Viejo 23.707 540 43,9
Chaco Total 984.446 99.633 9,9
Almirante Brown 29.086 17.276 1,7
Bermejo 24.215 2.562 9,5
Chacabuco 27.813 1.378 20,2
Comandante Fernández 88.164 1.500 58,8
12 de Octubre 20.149 2.576 7,8
2 de Abril 7.435 1.594 4,7
Fray Justo Santa María de Oro 10.485 2.205 4,8
General Belgrano 10.470 1.218 8,6
General Donovan 13.385 1.487 9,0
General Güemes 62.227 25.487 2,4
Independencia 20.620 1.871 11,0
Libertad 10.822 1.088 9,9
Libertador General San Martín 54.470 7.800 7,0
Maipú 24.747 2.855 8,7
Mayor Luis J. Fontana 53.550 3.708 14,4
9 de Julio 26.955 2.097 12,9
O'Higgins 19.231 1.580 12,2
Presidencia de la Plaza 12.231 2.284 5,4
1º de Mayo 9.131 1.864 4,9
Quitilipi 32.083 1.545 20,8
San Fernando 365.637 3.489 104,8
San Lorenzo 14.252 2.135 6,7
Sargento Cabral 15.030 1.651 9,1
Tapenagá 4.188 6.025 0,7
25 de Mayo 28.070 2.358 11,9
Chubut Total 413.237 224.686 1,8
Biedma 58.677 12.940 4,5
Cushamen 17.134 16.250 1,1
Escalante 143.689 14.015 10,3
Florentino Ameghino 1.484 16.088 0,1
Futaleufú 37.540 9.435 4,0
Gaiman 9.612 11.076 0,9
Gastre 1.508 16.335 0,1
Languiñeo 3.017 15.339 0,2
Mártires 977 15.445 0,1
Paso de Indios 1.905 22.300 0,1
Rawson 115.829 3.922 29,5
Río Senguer 6.194 22.335 0,3
Sarmiento 8.724 14.563 0,6
Tehuelches 5.159 14.750 0,3
Telsen 1.788 19.893 0,1
Ciudad de
Buenos
Aires Total 2.776.138 202,9 13.679,6
Córdoba Total 3.066.801 165.321 18,6
Calamuchita 45.418 4.642 9,8
Capital 1.284.582 562 2285,7
Colón 171.067 2.588 66,1
Cruz del Eje 52.172 6.653 7,8
General Roca 33.323 12.659 2,6

87
General San Martín 116.107 5.006 23,2
Ischilín 30.105 5.123 5,9
Juárez Celman 55.348 8.902 6,2
Marcos Juárez 99.761 9.490 10,5
Minas 4.881 3.730 1,3
Pocho 5.132 3.207 1,6
Presidente Roque Sáenz Peña 34.647 8.228 4,2
Punilla 155.124 2.592 59,8
Río Cuarto 229.728 18.394 12,5
Río Primero 42.429 6.753 6,3
Río Seco 12.635 6.754 1,9
Río Segundo 95.803 4.970 19,3
San Alberto 32.395 3.327 9,7
San Javier 48.951 1.652 29,6
San Justo 190.182 13.677 13,9
Santa María 86.083 3.427 25,1
Sobremonte 4.531 3.307 1,4
Tercero Arriba 107.460 5.187 20,7
Totoral 16.479 3.145 5,2
Tulumba 12.211 10.164 1,2
Unión 100.247 11.182 9,0
Corrientes Total 930.991 88.199 10,6
Bella Vista 35.350 1.695 20,9
Berón de Astrada 2.294 810 2,8
Capital 328.868 500 657,7
Concepción 18.411 5.008 3,7
Curuzú Cuatiá 42.075 8.911 4,7
Empedrado 14.721 1.937 7,6
Esquina 30.372 3.723 8,2
General Alvear 8.147 1.954 4,2
General Paz 14.775 4.995 3,0
Goya 87.349 4.678 18,7
Itatí 8.774 870 10,1
Ituzaingó 30.565 8.613 3,5
Lavalle 26.250 1.480 17,7
Mburucuyá 9.012 957 9,4
Mercedes 39.206 9.588 4,1
Monte Caseros 33.684 2.287 14,7
Paso de los Libres 46.326 4.700 9,9
Saladas 21.470 1.907 11,3
San Cosme 13.189 591 22,3
San Luis del Palmar 16.513 2.385 6,9
San Martín 12.236 6.385 1,9
San Miguel 10.252 2.863 3,6
San Roque 17.951 2.243 8,0
Santo Tomé 54.050 7.359 7,3
Sauce 9.151 1.760 5,2
Entre Ríos Total 1.158.147 78.781 14,7
Colón 52.718 2.890 18,2
Concordia 157.291 3.259 48,3
Diamante 44.095 2.774 15,9
Federación 60.204 3.760 16,0
Federal 25.055 5.060 5,0

88
Feliciano 14.584 3.143 4,6
Gualeguay 48.147 7.178 6,7
Gualeguaychú 101.350 7.086 14,3
Islas del Ibicuy 11.498 4.500 2,6
La Paz 66.158 6.500 10,2
Nogoyá 38.840 4.282 9,1
Paraná 319.614 4.974 64,3
San Salvador 16.118 1.282 12,6
Tala 25.892 2.663 9,7
Uruguay 94.070 5.855 16,1
Victoria 34.097 6.822 5,0
Villaguay 48.416 6.753 7,2
Formosa Total 486.559 72.066 6,8
Bermejo 12.710 12.850 1,0
Formosa 210.071 6.195 33,9
Laishi 16.227 3.480 4,7
Matacos 12.133 4.431 2,7
Patiño 64.830 24.502 2,6
Pilagás 17.523 3.041 5,8
Pilcomayo 78.114 5.342 14,6
Pirané 64.023 8.425 7,6
Ramón Lista 10.928 3.800 2,9
Jujuy Total 611.888 53.219 11,5
Cochinoca 12.111 7.837 1,5
Dr. Manuel Belgrano 238.012 1.917 124,2
El Carmen 84.667 912 92,8
Humahuaca 16.765 3.792 4,4
Ledesma 75.716 3.249 23,3
Palpalá 48.199 467 103,2
Rinconada 2.298 6.407 0,4
San Antonio 3.698 690 5,4
San Pedro 71.037 2.150 33,0
Santa Bárbara 17.115 4.448 3,8
Santa Catalina 3.140 2.960 1,1
Susques 3.628 9.199 0,4
Tilcara 10.403 1.845 5,6
Tumbaya 4.553 3.442 1,3
Valle Grande 2.386 962 2,5
Yavi 18.160 2.942 6,2
La Pampa Total 299.294 143.440 2,1
Atreucó 10.134 3.580 2,8
Caleu Caleu 2.075 9.078 0,2
Capital 96.920 2.525 38,4
Catriló 6.728 2.555 2,6
Chalileo 2.517 8.917 0,3
Chapaleufú 10.787 2.570 4,2
Chical Co 1.595 9.117 0,2
Conhelo 14.591 5.052 2,9
Curacó 886 13.125 0,1
Guatraché 9.306 3.525 2,6
Hucal 7.838 6.047 1,3
Lihuel Calel 547 12.460 0,0
Limay Mahuida 475 9.985 0,0

89
Loventué 8.649 9.235 0,9
Maracó 54.699 2.555 21,4
Puelén 7.757 13.160 0,6
Quemú Quemú 8.756 2.557 3,4
Rancul 10.648 4.933 2,2
Realicó 15.302 2.450 6,2
Toay 9.256 5.092 1,8
Trenel 5.324 1.955 2,7
Utracán 14.504 12.967 1,1
La Rioja Total 289.983 89.680 3,2
Arauco 13.720 1.992 6,9
Capital 146.411 13.638 10,7
Castro Barros 4.322 1.420 3,0
Chamical 13.383 5.549 2,4
Chilecito 42.248 4.846 8,7
Coronel Felipe Varela 9.939 9.184 1,1
Famatina 6.371 4.587 1,4
General Angel V. Peñaloza 3.127 3.106 1,0
General Belgrano 7.161 2.556 2,8
General Juan F. Quiroga 4.546 2.585 1,8
General Lamadrid 1.717 6.179 0,3
General Ocampo 7.331 2.135 3,4
General San Martín 4.956 5.034 1,0
Independencia 2.405 7.120 0,3
Rosario Vera Peñaloza 13.299 6.114 2,2
San Blas de los Sauces 4.048 1.590 2,5
Sanagasta 2.165 1.711 1,3
Vinchina 2.834 10.334 0,3
Mendoza Total 1.579.651 148.827 10,6
Capital 110.993 54 2055,4
General Alvear 44.147 14.448 3,1
Godoy Cruz 182.977 75 2439,7
Guaymallén 251.339 164 1532,6
Junín 35.045 263 133,3
La Paz 9.560 7.105 1,3
Las Heras 182.962 8.955 20,4
Lavalle 32.129 10.212 3,1
Luján de Cuyo 104.470 4.847 21,6
Maipú 153.600 617 248,9
Malargüe 23.020 41.317 0,6
Rivadavia 52.567 2.141 24,6
San Carlos 28.341 11.578 2,4
San Martín 108.448 1.504 72,1
San Rafael 173.571 31.235 5,6
Santa Rosa 15.818 8.510 1,9
Tunuyán 42.125 3.317 12,7
Tupungato 28.539 2.485 11,5
Misiones Total 965.522 29.801 32,4
Apóstoles 38.028 1.068 35,6
Cainguás 47.271 1.608 29,4
Candelaria 22.290 875 25,5
Capital 284.279 965 294,6
Concepción 9.085 726 12,5

90
Eldorado 67.726 1.960 34,6
General Manuel Belgrano 33.488 3.275 10,2
Guaraní 57.818 3.314 17,4
Iguazú 66.539 2.769 24,0
Leandro N. Alem 41.670 1.185 35,2
Libertador General San Martín 42.440 1.524 27,8
Montecarlo 34.073 1.723 19,8
Oberá 95.667 1.620 59,1
San Ignacio 55.038 1.607 34,2
San Javier 19.187 536 35,8
San Pedro 23.736 3.407 7,0
25 de Mayo 27.187 1.639 16,6
Neuquén Total 474.155 94.078 5,0
Aluminé 6.308 4.660 1,4
Añelo 7.554 11.655 0,6
Catán Lil 2.469 5.490 0,4
Chos Malal 14.185 4.330 3,3
Collón Curá 4.395 5.730 0,8
Confluencia 314.793 7.352 42,8
Huiliches 12.700 4.012 3,2
Lácar 24.670 4.930 5,0
Loncopué 6.457 5.506 1,2
Los Lagos 8.654 4.230 2,0
Minas 7.072 6.225 1,1
Ñorquín 4.628 5.545 0,8
Pehuenches 13.765 8.720 1,6
Picún Leufú 4.272 4.580 0,9
Picunches 6.427 5.913 1,1
Zapala 35.806 5.200 6,9
Río Negro Total 552.822 203.013 2,7
Adolfo Alsina 50.701 8.813 5,8
Avellaneda 32.308 20.379 1,6
Bariloche 109.826 5.415 20,3
Conesa 6.291 9.765 0,6
El Cuy 4.252 22.475 0,2
General Roca 281.653 14.655 19,2
9 de julio 3.501 25.597 0,1
Ñorquincó 2.079 8.413 0,2
Pichi Mahuida 14.026 15.378 0,9
Pilcaniyeu 6.114 10.545 0,6
San Antonio 23.972 14.015 1,7
Valcheta 4.946 20.457 0,2
25 de Mayo 13.153 27.106 0,5
Salta Total 1.079.051 155.488 6,9
Anta 49.841 21.945 2,3
Cachi 7.280 2.925 2,5
Cafayate 11.785 1.570 7,5
Capital 472.971 1.722 274,7
Cerrillos 26.320 640 41,1
Chicoana 18.248 910 20,1
General Güemes 42.255 2.365 17,9
General José de San Martín 139.204 16.257 8,6
Guachipas 3.211 2.785 1,2

91
Iruya 6.368 3.515 1,8
La Caldera 5.711 867 6,6
La Candelaria 5.286 1.525 3,5
La Poma 1.735 4.447 0,4
La Viña 7.152 2.152 3,3
Los Andes 5.630 25.636 0,2
Metán 39.006 5.235 7,5
Molinos 5.565 3.600 1,5
Orán 124.029 11.892 10,4
Rivadavia 27.370 25.951 1,1
Rosario de la Frontera 28.013 5.402 5,2
Rosario de Lerma 33.741 5.110 6,6
San Carlos 7.208 5.125 1,4
Santa Victoria 11.122 3.912 2,8
San Juan Total 620.023 89.651 6,9
Albardón 20.413 945 21,6
Angaco 7.570 1.865 4,1
Calingasta 8.176 22.589 0,4
Capital 112.778 30 3759,3
Caucete 33.609 7.502 4,5
Chimbas 73.829 62 1190,8
Iglesia 6.737 19.801 0,3
Jáchal 21.018 14.749 1,4
9 de Julio 7.652 185 41,4
Pocito 40.969 515 79,6
Rawson 107.740 300 359,1
Rivadavia 76.150 157 485,0
San Martín 10.140 435 23,3
Santa Lucía 43.565 45 968,1
Sarmiento 19.092 2.782 6,9
Ullum 4.490 4.391 1,0
Valle Fértil 6.864 6.419 1,1
25 de Mayo 15.193 4.519 3,4
Zonda 4.038 2.360 1,7
San Luis Total 367.933 76.748 4,8
Ayacucho 16.906 9.681 1,7
Belgrano 3.881 6.626 0,6
Chacabuco 18.410 2.651 6,9
Coronel Pringles 12.571 4.484 2,8
General Pedernera 110.814 15.057 7,4
Gobernador Dupuy 11.120 19.632 0,6
Junín 20.271 2.476 8,2
La Capital 168.771 13.120 12,9
Libertador General San Martín 5.189 3.021 1,7
Santa Cruz Total 196.958 243.943 0,8
Corpen Aike 7.942 26.350 0,3
Deseado 72.953 63.784 1,1
Güer Aike 92.878 33.841 2,7
Lago Argentino 7.500 37.292 0,2
Lago Buenos Aires 6.223 28.609 0,2
Magallanes 6.536 19.805 0,3
Río Chico 2.926 34.262 0,1
Santa Fe Total 3.000.701 133.007 22,6

92
Belgrano 41.449 2.386 17,4
Caseros 79.096 3.449 22,9
Castellanos 162.165 6.600 24,6
Constitución 83.045 3.225 25,8
Garay 19.913 3.964 5,0
General López 182.113 11.558 15,8
General Obligado 166.436 10.928 15,2
Iriondo 65.486 3.184 20,6
La Capital 489.505 3.055 160,2
Las Colonias 95.202 6.439 14,8
9 de Julio 28.273 16.870 1,7
Rosario 1.121.441 1.890 593,4
San Cristóbal 64.935 14.850 4,4
San Javier 29.912 6.929 4,3
San Jerónimo 77.253 4.282 18,0
San Justo 40.379 5.575 7,2
San Lorenzo 142.097 1.867 76,1
San Martín 60.698 4.860 12,5
Vera 51.303 21.096 2,4
Santiago
del Estero Total 804.457 136.351 5,9
Aguirre 7.035 3.692 1,9
Alberdi 15.617 13.507 1,2
Atamisqui 9.809 2.259 4,3
Avellaneda 19.348 3.902 5,0
Banda 128.387 3.597 35,7
Belgrano 7.950 3.314 2,4
Capital 244.567 2.116 115,6
Choya 33.720 6.492 5,2
Copo 26.984 12.604 2,1
Figueroa 17.495 6.695 2,6
General Taboada 36.683 6.040 6,1
Guasayán 7.404 2.588 2,9
Jiménez 13.170 4.832 2,7
Juan F. Ibarra 16.937 9.139 1,9
Loreto 17.442 3.337 5,2
Mitre 1.813 3.667 0,5
Moreno 28.053 16.127 1,7
Ojo de Agua 13.352 6.269 2,1
Pellegrini 19.517 7.330 2,7
Quebrachos 11.331 3.507 3,2
Río Hondo 50.781 2.124 23,9
Rivadavia 4.916 3.402 1,4
Robles 40.060 1.424 28,1
Salavina 10.664 3.562 3,0
San Martín 9.148 2.097 4,4
Sarmiento 4.669 1.549 3,0
Silípica 7.605 1.179 6,5
Tierra del
Fuego,
Antártida e
Islas del
Atlántico
Sur Total 101.079 987.168 0,1

93
Antártida Argentina 163 965.597 0,0
Río Grande 55.131 12.181 4,5
Ushuaia 45.785 9.390 4,9
Tucumán Total 1.338.523 22.524 59,4
Burruyacú 32.936 3.605 9,1
Capital 527.607 90 5862,3
Chicligasta 75.133 1.267 59,3
Cruz Alta 162.240 1.255 129,3
Famaillá 30.951 427 72,5
Graneros 13.063 1.678 7,8
Juan B. Alberdi 28.206 730 38,6
La Cocha 17.683 917 19,3
Leales 51.090 2.027 25,2
Lules 57.235 540 106,0
Monteros 58.442 1.169 50,0
Río Chico 52.925 585 90,5
Simoca 29.932 1.261 23,7
Tafí del Valle 13.883 2.741 5,1
Tafí Viejo 108.017 1.210 89,3
Trancas 15.473 2.862 5,4
Yerba Buena 63.707 160 398,2
Fuente: INDEC, Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda 2001.

94
ANEXO 4: Departamentos seleccionados – fracciones censales

95
96
97
98
99
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