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La dependencia controladora
La dependencia sumisa
Dorothy May
CODEPENDENCIA
La dependencia controladora
La dependencia sumisa
Desclée De Brouwer
Título de la edición original:
Codependency: Powerloss Soulloss
© 1994, Whales’ Tales Press & Paulist Press, U.S.A.
Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribu-
ción, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los
titulares de propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser consti-
tutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y sgts. del Código Penal). El Centro
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www.edesclee.com
info@edesclee.com
Printed in Spain
ISBN: 84-330-1518-4
Depósito Legal:
Impresión: Publidisa, S.A. - Sevilla
Índice
Reconocimientos ................................................................................................. 19
Introducción......................................................................................................... 21
Puntos clave........................................................................................................... 49
Pregunta 11: ¿Qué es un ‘punto clave’? .................................................... 49
La negación ............................................................................................................ 51
Pregunta 12: ¿Qué es la ‘negación’?........................................................... 51
Pregunta 13: ¿La negación es siempre contraproducente? .................... 52
A quién le afecta .................................................................................................... 55
Pregunta 14: ¿La codependencia es distinta en los hombres y en las
mujeres? ..................................................................................................... 55
Pregunta 15: ¿Cómo se manifiesta la codependencia en las relaciones
homosexuales? .......................................................................................... 56
Pregunta 16: ¿Puede darse la codependencia en las relaciones no se-
xuales entre personas del mismo sexo? ................................................ 57
Pregunta 17: No quiero que eso me pase a mí. ¿Qué indicios son los
que se supone que debo vigilar?............................................................ 58
Cómo nos afecta ..................................................................................................... 61
Pregunta 18: Oigo la voz de mi padre cada vez que fracaso en algo...
No creía que tuviera síntomas de codependencia. Pero ahora me
lo pregunto ................................................................................................ 61
Pregunta 19: ¿Qué quieres decir con “utilizar a mi padre como un ‘re-
ferente’”?.................................................................................................... 62
Pregunta 20: Mi padre lleva diez años en Alcohólicos Anónimos... No
ha cambiado...¿Es que Alcohólicos Anónimos no funciona?............. 64
Pregunta 21: Mi madre está enfadada conmigo otra vez. No quiere
hablarme. Esto ocurre muy a menudo.................................................. 65
Pregunta 22: En mi familia nadie se ocupa de sus propios asuntos...
¿De qué va todo esto, si se puede saber?.............................................. 68
Pregunta 23: Cuando iba al instituto, recuerdo que sacaba buenas
notas... Ahora me da miedo hacer cualquier cosa................................ 69
Pregunta 24: ¿Qué es un ‘doble vínculo’?................................................. 71
Pregunta 25: ¿Quieres decir que el doble vínculo de mi niñez sigue
actuando en el presente? ......................................................................... 73
Pregunta 26: ¿Qué tengo que hacer para salir de un doble vínculo? ... 74
Pregunta 27: ¿Cómo puedo hacer eso? No sé ni por dónde empezar . 75
Pregunta 28: No me siento conectado a mi familia en absoluto... ¿Qué
es lo que me pasa?.................................................................................... 78
Pregunta 29: Me siento muy vinculada a mi novio, aunque sé que no
me conviene............................................................................................... 80
8 MAIOR
Í n d i c e
Características de la codependencia....................................................................... 81
Pregunta 30: He oído que los codependientes se responsabilizan de
otras personas demasiado a menudo. Yo no soy así en absoluto...
¿Puedo ser codependiente a pesar de todo? ........................................ 81
Pregunta 31: Otra de las cosas que he oído acerca de los codependien-
tes es que nos dan miedo las figuras de autoridad... ¿A qué se debe
esto? ............................................................................................................ 82
Pregunta 32: Tengo la impresión de que me odio a mí mismo... ¿Todos
los codependientes tienen una baja autoestima?................................. 83
SEGUNDA PARTE.............................................................................................. 87
Procesos psicológicos. .................................................................................. 89
El niño interno ...................................................................................................... 91
Pregunta 33: ¿Cuáles serían algunos de los signos de la codependen-
cia, algunos de los síntomas de un niño interno maltratado?........... 91
Pregunta 34: Lo que no entiendo es por qué parezco un adulto, pero
me siento como un niño todo el tiempo ............................................... 92
Pregunta 35: No estoy segura de si estoy viviendo en los extremos...
¿Cómo podría reconocer cuándo estoy siendo codependiente? ....... 93
Pregunta 36: ¿Qué es el ‘niño interno’?..................................................... 94
Pregunta 37: Pero yo no me siento “divino” en absoluto. Me siento
herido y enfadado ¿Qué es lo que me pasa?........................................ 95
Los procesos ........................................................................................................... 97
Pregunta 38: Soy una profesional en el campo de la dependencia de
sustancias químicas. Hace poco impartí un seminario a otros pro-
fesionales. Fue una experiencia desastrosa para mí... ¿Puedes ex-
plicar lo que sucedió? .............................................................................. 97
Pregunta 39: ¿Qué entiendes por ‘humillación encubierta’? ................. 99
Pregunta 40: He dejado de ir a misa... Siento también como si hubiese
perdido el contacto con Dios ................................................................. 100
Pregunta 41: ¿Por qué busco siempre rodearme de personas negati-
vas que no hacen más que humillarme?............................................... 101
Pregunta 42: ¿Cómo puedo cambiar las pautas mnémicas inconscien-
tes que me impulsan a buscar y aceptar a personas y experiencias
negativas? .................................................................................................. 103
Pregunta 43: Nunca me había dado cuenta de hasta qué punto mi pa-
sado ha influido en mi vida actual. ¿Me pondré bien alguna vez? .... 104
Pregunta 44: Mis oscilaciones en mi estado de ánimo hacen que me
sienta como si viviese en el filo de una navaja... ¿Soy esquizofrénico? 105
MAIOR 9
C o d e p e n d e n c i a
Pregunta 45: ¿Qué quiere decir ‘reaccionar de una forma excesiva’? .. 107
Pregunta 46: De acuerdo, pero, ¿qué hago con los fuertes sentimien-
tos que me provocan ciertas cosas? ....................................................... 108
Pregunta 47: Me han dicho que suprimo mis emociones. ¿Eso es lo
mismo que reprimirlas?........................................................................... 109
Pregunta 48: ¿Cómo puedo saber si estoy suprimiendo mis sentimien-
tos? ¿No existe algo así como un autocontrol sano?........................... 110
Pregunta 49: ¿Por qué siento como si estuviera siendo castigado cada
vez que algo me va mal? ......................................................................... 111
Pregunta 50: ¿Qué quiere decir ‘carenciado emocionalmente’?............ 112
Pregunta 51: Además de tener problemas con mis sentimientos, tam-
bién me parece que enfermo físicamente con más facilidad que
otras personas ........................................................................................... 113
Pregunta 52: Desde que me he vuelto más asertiva y digo lo que sien-
to... me encuentro peor... ¿Qué me está pasando? .............................. 114
Pregunta 53: Ya no sé si quiero de verdad ni a mi marido, ni a mis
hijos, ni a mí misma... Me siento más como una prostituta que
como una esposa....................................................................................... 116
Pregunta 54: ¿Existe alguna relación entre la codependencia y los
“ataques de pánico”? ............................................................................... 118
Pregunta 55: ¿Qué es la ‘indefensión aprendida’? .................................. 119
Pregunta 56: ¿Puedes explicar lo que significa ‘pasivo-agresivo’? ....... 120
Pregunta 57: Mi amiga dice que proyecto mi rabia sobre ella. No sé
qué es lo que quiere decir con eso. ....................................................... 122
Pregunta 58: ¿Qué es el ‘concepto especular’? ........................................ 123
10 MAIOR
Í n d i c e
MAIOR 11
C o d e p e n d e n c i a
12 MAIOR
Í n d i c e
MAIOR 13
C o d e p e n d e n c i a
14 MAIOR
Í n d i c e
MAIOR 15
Dedico este libro a
Mi madre — su madre — su madre...
Mi padre — su padre — su padre...
Mis hermanos Tony, Hob, June...
y las generaciones sucesivas...
A mi marido Don...
y a nuestros hijos
Michael, Cyndi y Steven...
y a las generaciones sucesivas...
Reconocimientos
MAIOR 19
Introducción
MAIOR 21
C o d e p e n d e n c i a
22 MAIOR
I n t r o d u c c i ó n
* Una observación acerca del estilo. A lo largo del libro nos referiremos a los codependien-
tes indistintamente como “ella” o “él”. La codependencia no conoce géneros.
MAIOR 23
Antes de empezar
Mensaje personal de la autora
¿Has notado que cada vez que te compras un libro el estómago empieza a
darte vueltas y se te forma un nudo en la garganta? Empiezas a emocionarte
cada vez más a medida que devoras ávidamente los contenidos de tu nueva
adquisición.
En lo más profundo de tu mente, sabes que en él encontrarás la respuesta.
Yo me he pasado toda la vida buscando la respuesta hasta que me di cuenta
de que no hay una sola respuesta. Antes bien, hay varias. Te ofrezco algunas
de ellas para abrirte el apetito. Son solamente mis respuestas. Tú tienes tu
propia verdad. Espero que este libro te ayude a encontrar tu verdad.
Este libro es tuyo. Puedes hacer con él lo que quieras. Te invito a que tomes
posesión de él. Escribe tu nombre –pon tu nombre en él por todas partes– para
celebrarlo. Una forma de hacer este libro plenamente tuyo consiste en llevar un
“diario” personal. Si existe una técnica terapéutica sencilla que ha demostrado
ser útil una y otra vez, ésta es sin duda la de hacer registros diarios.
Hay muchas y buenas guías para ello, pero te sugiero una forma de empe-
zar. Cómprate una buena agenda: un libro de páginas en blanco que sea de tu
agrado, del color y del tamaño adecuados y del papel que más te guste. Utiliza
el texto del libro como punto de partida y escribe en la agenda tus pensa-
mientos, reflexiones, sentimientos, dibujos, garabatos4 y cualquier otra cosa
que se te ocurra. Llévalos contigo adonde quiera que vayas. Escribir la verdad
es sumamente curativo. Llévate el libro y tus registros diarios a tus sesiones
de psicoterapia; pasa algún tiempo a solas en tu habitación con ellos; llévate-
los al parque cuando quieras estar un rato en paz; y reflexiona sobre ellos en
tus momentos de tranquilidad.
MAIOR 25
C o d e p e n d e n c i a
Te animo a que explores las ideas que figuran en él. Te invito a que expe-
rimentes con distintos medios de comunicación: lenguaje, dibujo, pintura,
colores, utiliza fotografías, esculpe con arcilla, escucha música, estira el cuer-
po, baila a tu manera en relación con el material del libro. De principio a fin,
te invito a que amplíes tu repertorio de experiencias, a que te abras a nuevas
ideas, a que respondas con firmeza, a que te formes tus propias opiniones, a
que compruebes la temperatura del agua, a que sientas tus pies en contacto
con un nuevo suelo. Deja que el niño creativo, espontáneo, natural, que lle-
vas dentro de ti salga afuera a jugar. Acepta la pura realidad que está próxi-
ma a llegar.
Hablando de jugar, he observado que ninguna de las muchas preguntas
que hizo la gente incluye la idea de juego. Si bien es cierto que hay codepen-
dientes que saben jugar de verdad, la mayoría nos limitamos a considerarlo
una actividad impropia de adultos. Solemos considerar el juego como una
cosa de niños, una actividad que se hace porque sí, sin ningún propósito
específico. Parece algo bueno, sin más. Me gustaría que pensaras también en
el juego como una forma de explorar y de experimentar. En el juego como
una actitud, una orientación, como una apertura de la mente y del corazón5.
Los escritos sobre la codependencia ponen mucho énfasis en el dolor, las
heridas y los conflictos. Da la impresión de que dejamos poco espacio para
los sentimientos positivos de goce, placer, libertad, deleite, entusiasmo y
emoción. Te invito a que experimentes tus pensamientos, sentimientos y
acciones en toda su extensión. El espectro entero de tu vida. La plenitud de
tu propia alma original.
Después de cada pregunta, encontrarás un espacio para que lleves a cabo
tus propias aplicaciones personales del material. He incluido algunas pregun-
tas para ti, pero no estás obligado a utilizarlas. Algunas preguntas no inclui-
rán ninguna pregunta adicional por mi parte. Siéntete absolutamente libre de
utilizar, de cambiar o de desechar a voluntad estas preguntas adicionales.
Puede que haya preguntas adicionales que te parezca que no tienen nin-
gún sentido para ti en este momento. Tal vez su pertinencia se haga patente
más adelante. Es una buena idea olvidarse de un libro –de cualquier libro–
durante un período de tres a seis meses, o incluso de un año. Cuando lo vuel-
vas a leer, te resultarán evidentes cosas en las que no habías reparado ante-
riormente.
5. También fue D. W. Winnicott el pionero de esta concepción del “juego” como actividad
creadora y de búsqueda de la persona (véase su libro Realidad y Juego en Editorial Gedisa, de
Barcelona) (N. del T.).
26 MAIOR
A n t e s d e e m p e z a r
MAIOR 27
Primera parte
La pérdida del alma:
la desautorrealización personal
Raíces familiares
Puntos clave
La negación
A quién le afecta
Cómo nos afecta
Características de la codependencia
La pérdida del alma:
la desautorrealización personal
PODER
Poco después, abre los ojos y escribe tantas palabras, frases y oraciones
como te vengan a la mente cuando piensas en la palabra “poder”.
Algunas de las mías son:
poder sobre habilidad grandeza
influencia capacidad autoridad
dominar agresividad control
ordenar potente energía
permitir dinámico
MAIOR 31
C o d e p e n d e n c i a
6. No obstante, como se verá a lo largo de todo el material, el acento está puesto en las
fallas traumáticas, las frustraciones graves y los fracasos pasados por parte de las personas sig-
nificativas de la niñez, lo que habría producido una detención en el desarrollo. El principal
representante de este enfoque es H. Kohut, que no ha dejado de ser contestado por otros auto-
res a cuya cabeza se situaría O. Kernberg (N. del T.).
32 MAIOR
L a p é r d i d a d e l a l m a
niños. Quienes tienen los recursos, tienen el poder: el poder de dar o retener
lo que el niño necesita. El modo como se distribuye el poder dentro de una
familia determina en gran medida su salud. En algunas familias los recursos
son dispensados con sumo cuidado e incluso “racionados” siguiendo las
líneas de un plan más general del que nadie es plenamente consciente. El
modo en que se usa, se hace un mal uso o se abusa del poder genera auto-
rrealización o desautorrealización personal. Cada uno de nosotros procede-
mos de familias diferentes, pero existe toda una serie de hilos comunes entre
ellas. Estos hilos comunes se entretejen en la fábrica a la que llamamos “code-
pendencia”.
MAIOR 33
Raíces familiares
PREGUNTA UNO
MAIOR 35
C o d e p e n d e n c i a
Visto desde esta perspectiva la gente sólo puede ganar o perder. Los gana-
dores se pavonean triunfantes; los perdedores lloran avergonzados. El
mundo más allá de la familia es un lugar peligroso y engañoso. Debemos
permanecer dentro de la órbita de protección de nuestro mundo familiar. Los
padres suelen decir cosas como: «No encontrarás a nadie que te apoye como
nosotros, tienes que estar de nuestro lado o de lo contrario...».
Esta modalidad de control social mantiene atados y amordazados eficaz-
mente a los miembros de la familia, conserva el status quo y no admite nin-
gún cambio. ¡Bien por los de arriba! A la cabeza de este tipo de familias suele
encontrarse un “gran dictador”, que es quien establece el conjunto de reglas
rígidas. Reglas que a su vez son ratificadas por el “potestativo principal”, de
ordinario la esposa. Los hijos aprenden desde muy pronto que ¡nadie debe con-
trariar al Rey! Este es un sistema familiar basado en la vergüenza.
Piensa en...
¿Cuáles eran dos de los mensajes, procedentes de tu familia, que expresaban la men-
talidad nosotros-ellos?
PREGUNTA DOS
36 MAIOR
R a í c e s f a m i l i a r e s
Piensa en...
¿Qué ocurrió?
MAIOR 37
C o d e p e n d e n c i a
PREGUNTA TRES
Piensa en...
¿Qué ocurrió?
¿Sentiste rabia?
38 MAIOR
R a í c e s f a m i l i a r e s
¿Reconociste la rabia?
¿Expresaste la rabia?
¿Cómo?
PREGUNTA CUATRO
MAIOR 39
C o d e p e n d e n c i a
mío, tengo que superarlo como sea!» Estas son declaraciones que provocan
que se avergüence de sí mismo. Toda esta serie de sentimientos y de pensa-
mientos desemboca en su vergüenza nuclear básica. Puede probar a com-
portarse de otra manera para ocultar la vergüenza, pero una vez que la ver-
güenza nuclear se ha activado, seguirá siempre una espiral descendente.
Rabia
Rebeldía, Sigue
Provocación Asustado
Conducta
Culpa
Complaciente
Empieza aquí
Más Rabia con Miedo
Miedo
Vergüenza
Vergüenza/Culpabilización
Ganador/Perdedor
Activación de la(s)
Adicción(es)
Conducta Generadora de
Vergüenza
Más Conducta Generadora de
etc. Vergüenza para Ocultar
etc.
etc.
etc.
etc.
40 MAIOR
R a í c e s f a m i l i a r e s
PREGUNTA CINCO
No, ese no parece tu caso. Puede que procedas de una familia basada en
la rabia, lo que supone otra forma de desautorrealización personal. En estas
familias, la gente está furiosa o asustada. Rasca la superficie de una persona
enfadada y encontrarás miedo. En este tipo de sistema familiar los senti-
mientos no se expresan. Antes bien, se los comprime en el fondo del propio
interior. Sus miembros no son conscientes de sus sentimientos.
Cuando no somos conscientes de nuestros sentimientos, los exterioriza-
mos impulsivamente para aliviar la tensión y el dolor. Cuando la gente tiene
miedo, exterioriza enfado. Por ejemplo: Juana establece unas normas poco
realistas e innecesariamente severas para asegurarse de que su hija de dieci-
siete años, por lo demás muy bien educada, se recoja temprano. Si la adoles-
cente vuelve a casa aunque sólo sea diez minutos tarde, Juana grita y chilla,
y castiga a su hija a no salir durante tres semanas. Juana está exteriorizando
su propio miedo: A) a no ser una buena madre, B) a que su hija se descon-
trole, o C) a que se aprovechen de ella si no es absolutamente consecuente.
En las familias basadas en la rabia, los mensajes no expresados dicen algo
así como: «La única emoción aceptable es el miedo, siempre que lo manten-
gas en secreto. La única emoción cuya exteriorización es aceptable es el enfa-
do, con tal de dominar a los demás. No se te ocurra nunca exteriorizar el
miedo. Es un signo de debilidad».
Este mal uso del poder emocional dentro de una familia no hace sino debi-
litar al niño y acaba por dar lugar a que todas las reacciones emocionales sean
internalizadas.
Piensa en...
MAIOR 41
C o d e p e n d e n c i a
PREGUNTA SEIS
42 MAIOR
R a í c e s f a m i l i a r e s
Piensa en...
PREGUNTA SIETE
Creo que toda mi vida he tenido miedo de que no me quisieran. ¿Qué pudo
ocurrir en mi familia para hacerme sentir semejante miedo?
Puede que procedas de una familia basada en el miedo, en la que había celos
por todas partes. Las familias basadas en el miedo están infectadas por una
“mentalidad de escasez”. La mentalidad de escasez tiene lugar cuando no
hay lo bastante para satisfacer las necesidades de todos, ya se trate de amor,
atención o motivos de orgullo. El dinero y la forma de administrarlo la sim-
bolizan muy bien.
Los niños de hogares regidos por una mentalidad de escasez sienten que
más les vale aferrarse a cualquier forma de amor o atención que reciban, por-
que puede que no vuelva a darse nunca. Al hacerse adultos parecen estar
reclamando amor y atención, y nunca tienen bastante. De más jóvenes reci-
bieron el claro mensaje de que no alcanza para todos. Puede haber o no en
realidad suficiente dinero, comida y cobijo, pero lo que un niño demanda real-
mente, y mucho, es amor y atención, aprecio y motivos de orgullo. Además,
tanto el amor como la atención pueden retirarse sin previo aviso, si el niño no
agrada a los padres o no “cumple”, esto es, no se comporta de la manera que
los padres juzgan aceptable. Los niños pueden sentir para sí: «Nunca me
aceptarán o me querrán si no hago... o digo... lo que ellos quieren».
Este tipo de familias puede generar personas que se sienten cual víctimas
indefensas, además de verse deprimidas. Quienes se recuperan lo hacen
desde la abundancia, no desde la escasez.
MAIOR 43
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
PREGUNTA OCHO
Vengo de una familia que creía que era bastante normal. Mis padres no
bebían y ni siquiera se peleaban. A pesar de ello, me parece que tengo
todos los síntomas de la codependencia.
44 MAIOR
R a í c e s f a m i l i a r e s
Piensa en...
¿Qué ocurrió?
¿Qué sentiste?
¿Fue un sistema familiar rígido u otro tipo de grupo lo que te robó el alma?
PREGUNTA NUEVE
MAIOR 45
C o d e p e n d e n c i a
¿Cómo veo a los demás? A veces nos las damos de optimistas incurables
y vemos únicamente el potencial bueno de los demás. A veces intentamos
forzar a los demás a que se adapten a lo que nosotros creemos que es su
potencial. A menudo padecemos el “síndrome del punto ciego”, esto es,
vemos a los demás únicamente desde su mejor ángulo. Lo cierto es que cuan-
do vemos defectos en los demás, tendemos a rechazarlos porque no sabemos
negociar nuestro amor.
¿Sé cuáles son mis opiniones? ¿Estoy tan centrado en arreglar las vidas de
los demás que no soy consciente de mis propias opiniones? ¿Me he tomado
el tiempo y la energía o he asumido la responsabilidad de formarme mis pro-
pias opiniones? Las opiniones no son hechos.
¿Reconozco y respeto mis sentimientos? ¿Desconecto mis propios senti-
mientos en un esfuerzo por mostrarme de buen humor y tranquilo a la vista
de los demás? ¿Creo, pues, que tengo una autoestima muy alta cuando en
realidad lo que hago es limitarme a ignorar mis propios sentimientos?
¿Soy capaz de hacer lo que me propongo? ¿De seguir mi propio corazón?
¿O no tengo ánimos para conseguir lo que quiero y necesito? ¿Sé acaso lo que
quiero y necesito?
¿Veo el mundo en unos términos polarizados? Al tratar de encontrar solu-
ciones a los problemas, las personas sanas consideran muchas opciones y
elecciones posibles. Por su parte, los codependientes pueden abusar de pala-
bras tales como siempre y nunca.
El gris es una mezcla de blanco y negro, pero hay un espectro entero de
colores en el arco iris.
Piensa en...
46 MAIOR
R a í c e s f a m i l i a r e s
PREGUNTA DIEZ
Piensa en...
¿Qué aspecto sientes que no puedes –o no debes– cambiar en tu esfuerzo por mejorar
la relación?
MAIOR 47
Puntos clave
PREGUNTA ONCE
Los puntos clave son áreas sensibles respecto de las cuales nos mostramos
extremadamente susceptibles. Son como profundas “magulladuras” en el
alma. Si nos tocan una de esas áreas, reaccionaremos con intensidad, tal vez
de forma desproporcionada.
Cada uno de nosotros tenemos un “motivo” general que subyace a lo que
pensamos y a lo que sentimos. Un motivo se compone de varios temas domi-
nantes y recurrentes. Nos volvemos conscientes de nuestros temas cuando
empezamos a decir: «Creo que, en este caso, estoy repitiendo un patrón de
conducta. Todos los hombres de los que me enamoro son inaccesibles, en un
sentido o en otro. O están casados, o viven muy lejos o no responden a mis
necesidades emocionales».
Otro de los motivos podría decir algo así como: «Me estoy tirando piedras
a mi propio tejado una y otra vez. El último trabajo que tuve lo dejé poco
antes de que otro recibiera el ascenso que yo estaba esperando». Otra perso-
na puede escucharse a sí misma decir: «Tengo la impresión de que no soy
capaz de terminar nada. Dejé los estudios superiores cuando me faltaba sólo
un semestre para licenciarme».
A veces los motivos se condensan en “lemas” tales como: «Si él no me
quiere, ¿quién me querrá entonces? Me conozco y sé que no soy lo bastante
buena como para gustarle a nadie». Yo misma suelo escuchar a mi madre
decir: «Si algo no lo puedes hacer bien, ni lo intentes siquiera». ¡Así que no es
de extrañar que sea tan perfeccionista!
MAIOR 49
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
En una oración o una frase, escribe tu motivo general y sus correspondientes temas
que te impiden obtener lo que quieres en la vida.
Cita dos ejemplos de tu propia experiencia en los que tu cuerpo te decía que había una
cuestión emocional a la que tenías que hacer frente.
50 MAIOR
La negación
PREGUNTA DOCE
¿Qué es la ‘negación’?
MAIOR 51
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
PREGUNTA TRECE
52 MAIOR
L a n e g a c i ó n
es demasiado pesado para unas alas tan pequeñas y ligeras. Pero el abejorro
no lo sabe, de modo que, a pesar de todo, vuela. Y lo mismo hacemos noso-
tros a menudo.
Piensa en...
MAIOR 53
A quién le afecta
PREGUNTA CATORCE
MAIOR 55
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
PREGUNTA QUINCE
56 MAIOR
A q u i é n l e a f e c t a
Piensa en...
Cuando empiezas a sentirte cerca de alguien o a intimar con alguien, ¿qué haces?
PREGUNTA DIECISÉIS
MAIOR 57
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
¿Cuáles, de entre las relaciones no sexuales que mantienes actualmente con personas
del mismo sexo, son desiguales en cuanto al poder?
Cuando piensas en romper una relación codependiente, ¿qué es lo que puedes perder?
PREGUNTA DIECISIETE
No quiero que eso me pase a mí. ¿Qué indicios son los que se supone que
debo vigilar?
58 MAIOR
A q u i é n l e a f e c t a
que la una. Lo normal es que no se trate de dos personas que dan, sino de una
que da y otra que toma. La relación puede funcionar muy bien mientras que
la persona necesitada tenga problemas y pida o reciba ayuda y la persona con
más estatus permanezca en esa posición, o el estudiante siga siendo un estu-
diante y no se licencie o aventaje al profesor. Recordad que el origen es la desi-
gualdad de poder, en ausencia de mecanismos para equilibrar dicho poder.
Allí donde las expectativas entre los dos no estén claras o sean ambiguas
y haya una falta de comunicación eficaz respecto de la relación, existe la posi-
bilidad de que surjan problemas. Allí donde una o ambas personas teman
secretamente el abandono y necesiten depender o manipular en vez de nego-
ciar, habrá seguramente un problema. Ya sea que se haga el tonto o el ino-
cente, la persona que se niega a asumir su parte de responsabilidad, que
culpa de lo que ocurre en la relación a quien tiene el poder y que alterna la
sumisión con explosiones de rabia, sienta unas bases seguras para las reac-
ciones codependientes. Unos límites claros y bien definidos son esenciales
para cualquier relación. Allí donde una o ambas personas tengan unos lími-
tes pobres e indefinidos, o rígidos, estos límites se sobrepasarán, cuando
deberían haber sido definidos. Es preciso establecer un mecanismo para
manejar el conflicto potencial.
Una vez que el paciente mejora, que el estudiante se licencia o que el
aprendiz recibe un ascenso, la relación debería cambiar drásticamente. El
equilibrio de poder y autoridad debería ser igualado por ambas partes. Esto
es difícil de llevar a cabo una vez que se han consolidado unos hábitos de
relación. Ambos están cómodos con esa dinámica, porque les resulta familiar.
Confundimos familiaridad con comodidad. Estamos acostumbrados a tratar
con el desequilibrio de poder que hemos visto en el modelo sumiso/contro-
lador de nuestras familias de procedencia.
Piensa en...
MAIOR 59
Cómo nos afecta
PREGUNTA DIECIOCHO
Oigo la voz de mi padre cada vez que fracaso en algo, especialmente en asun-
tos de negocios. Mi padre era muy crítico e inflexible, pero hace ya mucho
tiempo que está muerto. Yo no era consciente de esto hasta que mi mujer me
señaló que cada vez que voy a emprender algún negocio que me reportará
algún éxito, parece que me saboteo a mí mismo y freno el éxito. Estuvimos
hablando de ello y fue después cuando identifiqué lo que mi padre me decía
acerca de mí, del mundo y de sí mismo. Empecé a escuchar claramente la con-
versación que tiene lugar dentro de mi cabeza: «Esa gente no deja escapar
una». «¡Eso no es para los que son como tú, hijo!» «¿Quién te has creído que
eres, un filigranas?» «Ni siquiera sabes lanzar la pelota. Pareces una chica».
Por lo demás, tampoco tengo amigos y tiendo a ser un solitario. No creía que
tuviera síntomas de codependencia. Pero ahora me lo pregunto.
MAIOR 61
C o d e p e n d e n c i a
hecho, es como una luz roja o una señal. Podemos estar seguros de que esta-
mos desarrollando un ataque de codependencia cuando empezamos a sepa-
rarnos, ya sea de hecho o mentalmente, de los amigos, de la familia e incluso
de nuestras actividades habituales. Podemos racionalizarlo y decir cosas
como: «Simplemente no me apetece salir». «De verdad, no tengo ganas de ver
a nadie». «Parece como si hubiese un muro de cristal entre los demás y yo.
Puedo verlos, pero no puedo tocarlos». «No hay nada que me conmueva real-
mente por dentro».
Cuando esto nos suceda, podemos estar seguros de que tenemos un pro-
blema de codependencia. Si utilizas la voz de tu padre para decidir o juzgar
lo que piensas y lo que haces, tu padre se convierte entonces para ti en un
“puesto de control”. Si los mensajes que te mandaba eran críticos, inflexibles
o de algún otro modo negativos, volverás a sentir a ese padre, aunque la per-
sona en cuestión esté muerta. Recuerda los versos de Nunca le canté a mi padre,
que dicen: «La muerte pone fin a una vida, pero no a una relación, que con-
tinúa luchando, en la mente del que sobrevive, en pos de una resolución
final, de un significado cierto...».
Piensa en...
PREGUNTA DIECINUEVE
62 MAIOR
C ó m o n o s a f e c t a
MAIOR 63
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
Señala dos aspectos de tu vida en los que con más frecuencia oyes la voz de un refe-
rente.
PREGUNTA VEINTE
Alcohólicos Anónimos hace lo que se supone que tiene que hacer. Evita
que una persona beba. Pero existe un fenómeno llamado embriaguez seca, que
sucede cuando una persona ya no bebe alcohol, pero no ha recibido trata-
miento para los problemas de codependencia subyacentes.
La embriaguez seca significa que «una persona no bebe alcohol ni utiliza
otras drogas, pero los tejidos necesitan periódicamente producir toxinas en el
cuerpo y la persona actúa como si estuviera bebida o hubiese bebido».
El alcohólico parece estar enfermo de rabia, tanto si la codependencia
concomitante ha sido tratada como si no. La rabia no resuelta puede asen-
tarse en los tejidos y en las células del individuo durante años, hasta que es
liberada por una reacción química de algún tipo y explota bajo la forma de
una rabieta antológica. Cuando una persona se ha vuelto adicta al alcohol,
el cuerpo recuerda la rabia a un nivel celular y recuerda la liberación de la
rabia a través del alcohol. Aunque se haya dejado de beber, la reacción per-
manece.
64 MAIOR
C ó m o n o s a f e c t a
Piensa en...
Cuando oyes la expresión “el alcoholismo como una enfermedad” dentro de uno,
¿cómo te sientes?
¿Por qué?
PREGUNTA VEINTIUNA
Mi madre está enfadada conmigo otra vez. No quiere hablarme. Esto ocu-
rre muy a menudo. Es porque hablé con mi hermana y le dije lo que pen-
saba de lo que mamá nos había hecho cuando éramos niñas. Le dije a mi
hermana que no comentara nada, pero ella tuvo que ir a contárselo a mamá
y ahora mamá no quiere hablar conmigo. ¿Puedes ayudarme?
Esta es una norma común en las familias conflictivas. Tiene que ver con
una carencia fundamental en algunas familias: un déficit en habilidades de
comunicación que tiene por consecuencia una triangulación. Un buen ejemplo
podría ser éste: Papá le dice a mamá: «David, tu hijo, es un vago redomado.
Dile que por qué no hace algo por aquí, para variar. ¡Tengo yo que hacerlo
todo! No hago más que trabajar durante todo el día y no hay forma de que se
haga nada en esta casa». Se ha formado un triángulo: papá, mamá y David.
Papá puede decirle a mamá pestes de David, pero no le hablará a David
directamente. Lo que se ha conseguido en este caso es que papá evite un
encuentro directo con David. Ha descargado la responsabilidad sobre mamá.
Mamá está permitiéndolo y, si le habla a David, se habrá interpuesto ella
misma entre dos personas a las que quiere. David ha evitado un encuentro
directo o una confrontación con su padre y puede que culpe a su padre y lo
vea como un ogro, siempre dando órdenes.
El sistema familiar sigue y sigue. Puede que David, de hecho, nunca
saque la basura. Y aprende a crear un caos para evadir responsabilidades. Si
MAIOR 65
C o d e p e n d e n c i a
Ausencia de comunicación
Papá David
Comunicación Comunicaciones
en una sola de papá y a papá
dirección indirectamente
Mamá
66 MAIOR
C ó m o n o s a f e c t a
Piensa en...
MAIOR 67
C o d e p e n d e n c i a
PREGUNTA VEINTIDÓS
68 MAIOR
C ó m o n o s a f e c t a
Los límites externos nos permiten elegir las distancias más apropiadas y
realistas respecto de los demás, en base, nuevamente, a nuestro mejor bene-
ficio propio. Unos límites externos adecuados nos mantienen emocional-
mente cerca de los demás, sin dejar de sentirnos seguros y cómodos.
Parece que en tu familia predomina la absorción emocional. Puede que
necesites ayuda externa para solucionar esto.
Piensa en...
PREGUNTA VEINTITRÉS
Cuando iba al instituto, recuerdo que sacaba buenas notas tanto en las
asignaturas académicas como en educación física. Una noche estaba
haciendo los deberes en mi habitación y entró mi madre. Me dijo: «¿Qué
haces todavía estudiando? Una chica joven como tú debería estar fuera, con
chicos y divirtiéndose». Yo trataba de ser una buena hija y de complacer a
mi madre.
Así que al año siguiente me lo pasé muy bien. Mis notas bajaron a
“bien” (nunca a “suficiente”) y salí un montón con mis amigos. Entonces,
una noche que llegué a mi casa a las doce y cuarto en vez de a las doce, mi
madre salió a abrirme la puerta y me dijo: «Deberías avergonzarte de ti
misma. ¡No estás sacando buenas notas en el instituto y mírate, yendo de
MAIOR 69
C o d e p e n d e n c i a
aquí para allá toda la noche con Dios sabe quién! ¡Deberías estar estu-
diando!». Si hago algo, malo, y si no lo hago también. Ahora, de adulta, me
resulta difícil, cuando no imposible, tomar decisiones. Haga lo que haga,
siempre tengo la impresión de que debería haber hecho otra cosa. Me com-
porte como me comporte, me avergüenzo de mí misma y me siento fatal.
Ahora me da miedo hacer cualquier cosa.
70 MAIOR
C ó m o n o s a f e c t a
Piensa en...
PREGUNTA VEINTICUATRO
MAIOR 71
C o d e p e n d e n c i a
Pero los dobles mensajes se generan también dentro de una familia cuan-
do recibimos el mensaje, claro pero no expresado, que dice algo así como:
Piensa en...
72 MAIOR
C ó m o n o s a f e c t a
PREGUNTA VEINTICINCO
MAIOR 73
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
Explícalo o dibújalo.
PREGUNTA VEINTISÉIS
Piensa en...
74 MAIOR
C ó m o n o s a f e c t a
PREGUNTA VEINTISIETE
Empieza por hacer una lista de tus “deberías” y examinarlos uno por uno.
Algunos de tus “deberías” son buenos y puede que quieras conservarlos:
«Debería hacer más ejercicio». Otros son perjudiciales: «Siempre serás una
nulidad. Deberías avergonzarte de ti mismo». Tienes que abandonar los que
decidas que no te reportan el mayor beneficio propio.
Al mismo tiempo, haz afirmaciones todos los días, tres veces al día. Los
“deberías” y las afirmaciones son diferentes. Los “deberías” son de origen
externo. Son las prescripciones (reglas y reglamentos: qué hacer) y proscrip-
ciones (prohibiciones y juicios: qué no hacer) de otras personas. A través de
instituciones como la familia, la iglesia, las escuelas y los lugares de trabajo,
nuestra sociedad prescribe y proscribe ya no sólo la conducta, sino las acti-
tudes, las creencias y los valores. Una prescripción actitudinal nos dice que
toda autoridad debe ser respetada. Una prescripción respecto de las creencias
sostiene que debemos ir a la iglesia todos los domingos. Una proscripción res-
pecto de los valores nos dice que nunca debemos oponernos a lo que nuestra
familia cree que es lo correcto.
Por sentido común (y porque es necesario para que una sociedad salga
adelante), tenemos ya no sólo el derecho, sino la obligación de cambiar lo que
no funcione. De modo que podemos y debemos cambiar nuestros “deberías”.
La decisión respecto de cuáles son las normas y las prohibiciones que tene-
mos que cambiar se basará en nuestras prioridades individuales.
Algunos “deberías” son utilizados por nuestras instituciones como un
medio de control social y otros se emplean como un medio de adquirir poder
sobre otras personas. Es sano cuestionar las leyes que nos han dictado, cuan-
do parece que no concuerdan con nuestra experiencia. Esto es lo que preten-
de la presión política, en definitiva.
En el aspecto personal, es sano cuestionar las prescripciones y proscrip-
ciones que nos han dictado nuestras familias. Nuestros “deberías” son una
forma de adiestrar y regular lo que hacemos, pensamos y sentimos. Nuestros
“deberías” se convierten en nuestro “programa” interior. A menudo nos cre-
emos que no somos más que nuestros “deberías”, pero un programa dañino
se puede y se debe cambiar.
Por otra parte, las afirmaciones las crea una persona sana como un medio
de cambiar una programación social o institucional que ha dejado de ser
MAIOR 75
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
1.
2.
3.
76 MAIOR
C ó m o n o s a f e c t a
PREGUNTA VEINTIOCHO
Uno de los procesos que reducen el poder de un niño dentro de una fami-
lia tiene que ver con una vinculación defectuosa9.
En los seres humanos existe una relación simbiótica natural entre la madre
y el infante. Durante el período que precede al nacimiento, ambos comparten
la misma vida a través del cordón umbilical. Cuando el niño nace, madre e
infante se enamoran y se vinculan. La vinculación del nacimiento es necesa-
ria para la salud psicológica y el bienestar físico de los dos, además de ase-
gurar la supervivencia.
En un contexto saludable, madre e hijo tienen las suficientes experiencias
en común como para sentirse seguros el uno con el otro. A medida que el niño
crece, interviene un proceso de separación espontáneo y natural que forma
parte del desarrollo tanto de la madre como del hijo. Tiene lugar una disolu-
ción natural de la vida común de los dos. Cuando se desarrolla de una forma
saludable, este proceso les permite llegar a ser dos personas íntegras y totales.
EL PROCESO DE VINCULACIÓN
Antes del nacimiento madre e hijo tienen una vida común y están entrela-
zados en un proceso biológico denominado simbiosis.
Cuando el niño nace, existe una dependencia natural de cada uno de los
dos respecto del otro. La madre necesita al niño para vaciar los pechos y
devolver el útero a la situación anterior al embarazo. El niño necesita a la
madre para sobrevivir. El niño no experimenta ninguna separación, sólo uni-
dad y conexión.
9. Todos los conceptos vertidos en esta sección están tomados de J. BOWLBY (véase su
libro El vínculo afectivo, en Editorial Paidós, de Buenos Aires) y M. MAHLER (véase su libro
Simbiosis e Individuación: El Nacimiento Psicológico del Infante Humano, en Editorial Marymar, de
Buenos Aires) (N. del T.).
MAIOR 77
C o d e p e n d e n c i a
Progresión del
Desarrollo del niño crecimiento biológico
y la separación psicológica
Finalmente los dos son individuos únicos y separados, con sus propias
vidas. Pueden permanecer cerca o no, pero al margen de lo que suceda con
la madre de origen, cuando el niño se transforma en un adulto transfiere sus
experiencias a otra persona significativa. Si sus experiencias tempranas han
sido básicamente positivas, entonces entablará relaciones sanas. De lo con-
trario, se vuelve codependiente, o algo peor.
Cercanía
Individuación
Independencia
Interdependencia
78 MAIOR
C ó m o n o s a f e c t a
Piensa en...
¿Cómo ocurrió?
MAIOR 79
C o d e p e n d e n c i a
PREGUNTA VEINTINUEVE
Piensa en...
80 MAIOR
Características de los
codependientes
PREGUNTA TREINTA
Piensa en...
MAIOR 81
C o d e p e n d e n c i a
¿Cómo te sentías?
¿Cómo te sentías?
Otra de las cosas que he oído acerca de los codependientes es que nos dan
miedo las figuras de autoridad. ¿Se refiere a los policías, profesores, sacer-
dotes y demás personas que tengan algún tipo de poder, legal o moral,
sobre nosotros? También tengo la impresión de que soy bastante tímido o
de que me siento muy inhibido con los empleados de los comercios y los
compañeros de trabajo. ¿A qué se debe esto?
Cuando decimos que a los codependientes les dan miedo las figuras de
autoridad, lo que queremos decir es que, cuando sufrimos los síntomas de la
codependencia, nos volvemos a comportar como niños.
La codependencia se ha definido como un «defecto en la realización de
algunos de los cometidos más importantes del desarrollo». Con demasiada
frecuencia no llegamos a desarrollar nuestros propios valores, actitudes y
creencias en tanto que adultos en un mundo de adultos. Nos limitamos a escri-
bir a máquina, cuando lo que necesitamos es aprender a escribir. Como dice
San Pablo: «Cuando era niño, pensaba como un niño, sentía como un niño...».
Un niño hará una u otra de estas dos cosas: seguirá las normas de sus
padres o se rebelará contra ellas. Reaccionará en vez de actuar por sí mismo. Si
nuestro niño interno es inseguro e indeciso, de adultos puede que nos bus-
quemos otros padres. Nos buscamos a otras personas para que nos digan lo
que tenemos que hacer o para rebelarnos contra ellas.
Para un “niño adulto” la autoridad es un creador, una figura poderosa, a
la manera de un dios. Una autoridad tiene el poder de establecer y de hacer
cumplir normas y el poder de determinar o de juzgar conductas. Cuando nos
hacemos adultos, reevaluamos lo que hemos aprendido de niños. Pero a los
82 MAIOR
C a r a c t e r í s t i c a s d e l o s c o d e p e n d i e n t e s
Piensa en...
MAIOR 83
C o d e p e n d e n c i a
84 MAIOR
C a r a c t e r í s t i c a s d e l o s c o d e p e n d i e n t e s
Piensa en...
MAIOR 85
Segunda parte
Procesos psicológicos
El niño interno
Los procesos
Procesos psicológicos
MAIOR 89
El niño interno
MAIOR 91
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
¿Cómo te sentiste?
¿Cómo te sentiste?
92 MAIOR
E l n i ñ o i n t e r n o
Piensa en...
Piensa en...
Recuerda cuando eras un niño, por ejemplo, de unos cinco años. Trata de verte a ti
mismo: qué llevas puesto, dónde estás, qué estás haciendo. Trata de recordar cualquier
sonido u olor especial de aquella época. Imagina cómo te debías sentir cuando eras un
niño tan joven.
Coloca tu cuerpo en una posición que represente de la manera más fiel posible esta
imagen mental. Observa cómo te sientes.
MAIOR 93
C o d e p e n d e n c i a
Escribe después una carta breve, dirigida a ti mismo cuando tenías cinco años, dicién-
dole a ese niño, tu niño, lo que necesitabas oír por encima de todo.
Piensa en...
Escoge un objeto que simbolice tu niño interno y consérvalo cerca de ti. Puede ser
una muñeca, un animal disecado, un juguete, una foto. ¿Por qué simboliza este obje-
to tu niño interno?
94 MAIOR
E l n i ñ o i n t e r n o
Piensa en...
Cierra los ojos y piensa detenidamente en los diferentes niños pequeños que una
vez fuiste, tratando de identificar edades y lugares. Cuando abras los ojos, dibuja lo
que experimentaste.
MAIOR 95
Los procesos
MAIOR 97
C o d e p e n d e n c i a
nario. Digo cosas del tipo de: «Todos los que estamos aquí somos auténticos
profesionales. ¿No parece eso demasiado elemental?» «Ese material no es
apropiado para el nivel de inteligencia de su audiencia», o «En nuestro cen-
tro no nos gusta trabajar experimentando nada».
A través de este proceso consistente en culpar y en juzgar, lo que hacemos
es reducir nuestra propia vergüenza y transferirla a otra persona, esto es, a
la persona que está al frente del seminario o a cualquier otra figura de auto-
ridad.
Detengámonos ahora en lo que experimenta la persona que está al frente
del seminario. Presenta abiertamente el material relativo a la vergüenza y
espera que la comprendan. Cuando advierte que los participantes la culpa-
bilizan, entonces asume la vergüenza de ellos, exactamente igual que asumía
la vergüenza de sus padres cuando era una niña. Se siente más pequeña.
Recuerda...
«Si fuese más buena, papá no bebería. Entonces mamá no se sentiría
tan mal. ¿Por qué seré tan mala...?»
Y a un nivel todavía más profundo, inconscientemente...
Papá se siente mal consigo mismo. Se siente culpable y se avergüenza
por beber, pero no lo dice. La culpa de que beba la tienen, según él, su jefe,
su mujer, el estrés... Ahora bien, la niña excesivamente sensible, a la que no
le comunican nunca nada abiertamente, recibe la vergüenza de él como pro-
pia. Al ser tan pequeña está muy abierta. A edades tempranas, los niños reco-
gen información sobre el mundo a través de sus sentidos. Ven el lenguaje
corporal, la conducta asociada a la embriaguez, lágrimas, miradas en los
ojos de los padres. Oyen las declaraciones culpabilizadoras y humillantes
(«si no fuera por los niños... si me prestaras más atención... no tendría que
beber»). Sienten la tensión... ¿y ahora qué va a pasar? No pueden darle un
nombre a esas sensaciones, de modo que internalizan los sentimientos como
suyos, exactamente igual que internalizan los valores, la moral y las cos-
tumbres de su entorno. Esto sucede una y otra vez y al poco tiempo la niña
desarrolla en lo profundo de sí misma huecos o agujeros, que experimenta
como un nudo en el estómago o una opresión en el corazón. Y la niña apren-
de que la mejor manera de transferir vergüenza es culpar.
«Soy una mala persona y me avergüenzo de estar aquí en medio
estorbando. Voy a pegarle a mi amiguita o a mi muñeca y así me senti-
ré mejor».
A veces el proceso tiene lugar a través de la humillación encubierta. Véase
la siguiente pregunta sobre este tema.
98 MAIOR
L o s p r o c e s o s
Piensa en...
Haz una lista de las situaciones en que te sentías avergonzado. Trata de identificar en
qué centrabas tu atención durante tus “ataques de vergüenza”.
MAIOR 99
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
PREGUNTA CUARENTA
100 MAIOR
L o s p r o c e s o s
cierne exclusivamente a los dos. La forma como yo lleve adelante dicha rela-
ción constituirá una elección absolutamente personal. A veces me enfado con
Dios y se lo digo. A veces me siento agradecida y también se lo digo. A veces
Dios y yo dialogamos, pero su voz es difícil de oír. Sólo en el silencio de la
meditación profunda puedo vislumbrar la voz de Dios.
Otra de las dimensiones es la emocional. Se trata de mis sentimientos para
con Dios, la iglesia, la gente, mis problemas... Este nivel reside en mi cuerpo.
A veces confundo a Dios con mis padres. Mis sentimientos son válidos y rea-
les y unas veces los dirijo a Dios, pero otras veces los dirijo a otras personas.
Me relaciono con los demás sobre una base emocional. Siento emociones, al
margen de lo que haga. Suelo pensar en mis emociones como una especie de
barómetro que me permite diferenciar entre mi relación con Dios y mi rela-
ción con otras personas.
La última de las dimensiones tiene que ver con la organización social que
constituye la iglesia de mi elección. Se trata de las personas, clérigos y segla-
res con quienes me relaciono cuando voy a misa o asisto a algún aconteci-
miento patrocinado por la iglesia. Mi vergüenza corresponde a este nivel.
Aquí es donde puedo sentir vergüenza ante la gente. Pero no confundo a la
iglesia con Dios. De modo que la vergüenza no tiene cabida en mi relación
con Dios. Él es demasiado especial, demasiado grande, demasiado excelso
como para prestarse a algo así.
Piensa en...
MAIOR 101
C o d e p e n d e n c i a
102 MAIOR
L o s p r o c e s o s
Piensa en...
MAIOR 103
C o d e p e n d e n c i a
imaginarte que te “tragas” las cosas buenas. Acabará formándose una nueva
y pequeña reserva de sentimientos con la entrada de cosas positivas.
Empezaremos a reconocer los diferentes signos y señales de los nuevos sen-
timientos. Cuando empezamos a sentirnos bien con nosotros mismos, pode-
mos oír cantar a nuestros corazones, suavemente. Permaneced a la escucha.
Pronto, otras personas oirán cantar a vuestro corazón y vendrán a escu-
char también.
Piensa en...
104 MAIOR
L o s p r o c e s o s
Piensa en...
Nombra algunas de las formas mediante las cuales puedes ser más espontáneo.
¿Cómo podrías mostrar más compasión hacia esa tierna y joven parte de ti mismo?
MAIOR 105
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
106 MAIOR
L o s p r o c e s o s
Piensa en...
¿Cómo podrías empezar a actuar por ti mismo, en vez de reaccionar de una forma
excesiva con sentimientos residuales del pasado?
MAIOR 107
C o d e p e n d e n c i a
De acuerdo, pero ¿qué hago con los fuertes sentimientos que me provocan
ciertas cosas, sobre todo cuando la gente no me llama cuando habían dicho
que lo harían? ¿No es para volver loco a cualquiera?
Piensa en...
108 MAIOR
L o s p r o c e s o s
Me han dicho que suprimo mis emociones. ¿Eso es lo mismo que repri-
mirlas?
MAIOR 109
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
110 MAIOR
L o s p r o c e s o s
Una respuesta emocional libre significa que estamos dispuestos a buscar hasta
descubrir y somos capaces de abrir cualquiera de las puertas y ventanas de nues-
tra casa, o todas, cuando así lo elijamos. La luz del sol y una brisa cálida fluyen
por todas partes. Nuestra casa huele bien, somos libres y estamos vivos.
Piensa en...
¿A qué te condujo?
¿Por qué siento como si estuviera siendo castigado cada vez que algo me va
mal, sobre todo cuando se trata de alguna cuestión emocional?
MAIOR 111
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
¿Comiendo en exceso?
¿Gastando en exceso?
PREGUNTA CINCUENTA
112 MAIOR
L o s p r o c e s o s
Piensa en...
MAIOR 113
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
¿Qué síntomas corporales tienes que podrían ser una codependencia oculta?
¿Erupciones cutáneas?
¿Colitis?
¿Dolores de cabeza?
¿Problemas de espalda?
Desde que me he vuelto más asertiva y digo lo que siento, por ejemplo, que
estoy enfadada con mi marido, me encuentro peor. Todo mi cuerpo parece
que está reaccionando. Mis dolores de cabeza han empeorado y me están
saliendo granos en la piel. Apenas puedo respirar. ¿Qué me está pasando?
Lo que está pasando es que las emociones largo tiempo reprimidas están
aflorando ahora a la superficie. Cuando eras una niña y sentías una emoción,
sobre todo rabia o miedo, tal vez tuvieses miedo de expresarla. Te guardabas
ese sentimiento dentro de ti.
Al igual que otros animales jóvenes, los niños son extraordinariamente
sensibles a las señales procedentes de los padres, y especialmente a las seña-
les de peligro. Dependemos de nuestros padres para nuestra supervivencia
básica. Debido a esto, si vemos miedo en alguno de nuestros padres, senti-
mos su miedo como si fuera nuestro. El mundo es un lugar inseguro.
114 MAIOR
L o s p r o c e s o s
Piensa en...
Escribe acerca de la última vez que te sentiste perplejo, aterrado o con náuseas.
¿Qué ocurrió?
¿A qué te recuerda?
MAIOR 115
C o d e p e n d e n c i a
Hay dos partes en esta pregunta. Una es cómo encontrar una salida a una
situación aparentemente imposible. La otra es pensar en el amor de una
manera diferente.
Cuando hemos probado a hacer todo lo que sabemos y nada de ello ha
dado resultado y sin embargo seguimos intentándolo una vez y otra vez,
entonces agotamos nuestros recursos y nos quedamos exhaustos. No se nos
ocurre nada más que probar y nos sentimos vacíos de “energía para probar”.
Nos movemos en círculos, como si estuviésemos en un laberinto de jardín,
sin flores, sin colores y sin indicadores que nos muestren la salida.
La única salida del laberinto parece ser la de aceptar alguna de las solu-
ciones inaceptables que aparecen a nuestra vista. Lo único que podemos
hacer es cambiar la situación, cambiarnos a nosotros mismos o largarnos. Se
trata de un doble vínculo12. Durante la recuperación puede que aparezca
alguna solución intermedia que no habíamos sido capaces de ver antes. Tal
vez no sea necesario aceptar o el divorcio o la situación tal cual.
Cuando estamos en un laberinto, resulta útil dejar de tratar de salir por
unos momentos. Siéntate en medio del laberinto. Respira hondo unas cuan-
tas veces. Llevas ya mucho tiempo en él. Esto no es una situación crítica en
absoluto. Hay todo un mundo fuera del laberinto. Lo único que sucede es que
no podemos verlo, oírlo, olerlo o tocarlo en este preciso momento. Trata de
recibir ayuda para solucionar esto.
Cuando nos damos cuenta de que hemos sido unos adictos en vez de
amar, nos preguntamos qué es el amor realmente. El amor es una conexión,
una relación. Si estamos totalmente conectados, entonces lo que le sucede a
uno de nosotros les sucede a los dos. Y cuando amamos sentimos esa cone-
xión. El amor empieza por dejar conectados a nuestro propio ser y a nuestro
ser-Dios. El amor es mutualidad, es un dar y un recibir del Espíritu que sen-
timos dentro de nosotros. Debemos empezar por nuestra propia curación.
12. Véanse las preguntas 23, 24, 25, 26 y 27, páginas 69-76 (N. del T.).
116 MAIOR
L o s p r o c e s o s
Piensa en...
Escribe abajo todos los pros y los contras de quedarte como estás y de salir de la situa-
ción. Después, trata de generar otras opciones.
Quedarte Irte
Otras Opciones
MAIOR 117
C o d e p e n d e n c i a
Sí, existe una relación. Los ataques de pánico13 son un «síntoma de code-
pendencia». La ansiedad es un «término general para referirnos al miedo». El
miedo tiene un objetivo. Tenemos miedo de algo, algo concreto y específico.
El miedo es una respuesta a la amenaza de un peligro real. Podemos obrar de
acuerdo con dicha realidad.
Un ataque de pánico es una respuesta psicológica y emocional a una ame-
naza percibida como tal. Nuestro cuerpo reacciona como si estuviésemos en un
peligro terrible: la tasa cardíaca aumenta, sobreviene la sudoración, la adre-
nalina y otras sustancias químicas circulan a toda velocidad por nuestro
cuerpo, preparándonos para la lucha o para la huida. Si no podemos hacer
ninguna de las dos cosas, nos quedamos inmovilizados. Esta es la clásica res-
puesta al estrés.
En una relación codependiente, nos apartamos de lo que más queremos y
necesitamos y al mismo tiempo nos sentimos aterrados por el propio hecho
de separarnos. Esto genera una situación de doble vínculo que parece cons-
tituir una amenaza para la personalidad. En los ataques de pánico, sentimos
como si no pudiésemos respirar y como si nos fuesen a matar o fuésemos a
morirnos de miedo.
Si pudiésemos hablar durante uno de los ataques, podríamos decir algo
así como: «no quiero morir, pero no sé cómo vivir». Los ataques de pánico
surgen a causa de la indefensión. Es la indefensión aprendida del niño desaten-
dido o maltratado.
Piensa en...
13. Los ‘ataques de pánico’ o ‘crisis de angustia’ forman parte de los trastornos de ansie-
dad y consisten en la aparición transitoria y aislada de miedo o malestar intensos, acompaña-
da de síntomas vegetativos característicos como: palpitaciones, sudoración, temblores, sensa-
ción de ahogo, opresión torácica, náuseas, mareo, miedo a perder el control, volverse loco o
morir, etc. (N. del T.).
118 MAIOR
L o s p r o c e s o s
MAIOR 119
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
¿Cuáles serían algunos de los procedimientos específicos mediante los cuales podrías
favorecer ahora tu autorrealización personal?
120 MAIOR
L o s p r o c e s o s
Piensa en...
¿Agresiva?
MAIOR 121
C o d e p e n d e n c i a
¿Pasivo-agresiva?
Mi amiga dice que proyecto mi rabia sobre ella. No sé qué es lo que quie-
re decir con eso. ¿Puedes decirme qué es lo que le pasa?
Piensa en...
¿Cuándo fue la última vez que proyectaste tus sentimientos sobre otra persona?
¿Sobre quién?
¿Cómo lo hiciste?
122 MAIOR
L o s p r o c e s o s
Piensa en...
¿Crees que hay algo de verdad en el refrán: «Lo que menos nos gusta de los demás es
algo que tenemos en nosotros mismos»?
14. El ‘concepto especular’, como se verá, supone una prolongación de la cuestión de la pro-
yección. La proyección, en efecto, al transformar las percepciones internas en percepciones exter-
nas, impide la comunicación, con nosotros mismos y con los demás. Bajo su impacto, asimilamos
el “otro” a una extensión de nosotros mismos; las relaciones ya no son de yo a tú, cuanto (incons-
cientemente y de hecho) de yo a yo, de donde se deriva la metáfora del “espejo”. (N. del T.).
MAIOR 123
Tercera parte
Adicciones
MAIOR 127
C o d e p e n d e n c i a
Una persona entra en el ciclo adictivo a través del miedo, la rabia, el dolor,
la vergüenza. Se siente indefenso y fuera de control. No quiere sentirse así de
ningún modo. Sabe qué es lo que puede ayudarle. Su vieja adicción, sea la
que sea.
Empieza a pensárselo y a desarrollar el propósito de utilizar su adicción. La
adicción funciona muy bien al principio. Siente cierto control y mucha activa-
ción o mucha tranquilidad (dependiendo del tipo de adicción que utilice). Tiene
puestas muchas esperanzas en que, por esta vez, el resultado será diferente.
Recorre paulatinamente el ciclo en sentido ascendente hasta alcanzar el
punto culminante –de activación o de tranquilidad– y ¡Bum! ¡Es demasiado
tarde! La adicción toma posesión de él y pierde el control, la activación y la
esperanza.
La intervención, ya sea profesional o a título personal, debe tener lugar
antes de que la persona alcance el punto más alto del ciclo.
EL CICLO ADICTIVO
Indefensión:
El poder personal ha desaparecido
128 MAIOR
A d i c c i o n e s p e r s o n a l e s y s o c i a l e s
PREGUNTA SESENTA
Puedo entender que alguien sea alcohólico o drogadicto. Pero ¿es cierto
que se puede ser adicto a actividades normales como correr, ver la televi-
sión o... es cierto que puedo ser un adicto al trabajo?
Piensa en...
MAIOR 129
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
¿Qué ocurrió?
130 MAIOR
A d i c c i o n e s p e r s o n a l e s y s o c i a l e s
nunca tengo tiempo para ella. Me gusta leer y escuchar música. ¿Qué tiene
eso de malo?
MAIOR 131
C o d e p e n d e n c i a
o
cambiamos de adicciones, del Grupo A al Grupo B y viceversa. De este
modo regulamos nuestra conducta y nos engañamos a nosotros mismos al
creer/sentir que estamos bien y controlamos nuestras vidas. El proceso se
puede representar de este modo:
ADICCIONES CAMBIANTES
SUBIDA
GRUPO A:
Gastar en exceso, salir de compras, jugar
Trabajo
Sexo
Ejercicio
Alcohol
Cafeína
Azúcar Saciación
Cocaína y otras drogas “duras” (Interna)
BAJADA
Todas las actividades que figuran más arriba son normales, necesarias y
satisfactorias, si las utilizamos para equilibrar y enriquecer nuestras vidas.
Algunas empiezan con una “subida” y acaban en una “bajada”, especial-
mente las relaciones adictivas. Algunas ofrecen un alivio pasajero de las
ansiedades y tensiones internas, otras son reconfortantes y sosegadas y otras
nos pueden parecer una fuente de fuerza. Lo único que necesitamos para per-
132 MAIOR
A d i c c i o n e s p e r s o n a l e s y s o c i a l e s
Gastar Sexo
en exceso y actividades sexuales Cafeína
Depresión
Veo que estoy ganando cada vez más peso. A veces como aunque no tenga
hambre. ¿Qué es lo que me pasa?
MAIOR 133
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
Creo que entiendo lo que quieres decir, pero no estoy seguro. ¿Podrías
decirme algo más sobre ese ‘agujero dentro’?
134 MAIOR
A d i c c i o n e s p e r s o n a l e s y s o c i a l e s
Piensa en...
Dibuja tu semilla.
MAIOR 135
C o d e p e n d e n c i a
sión cada vez que tratamos de comprender algo. Nuestras cabezas están lle-
nas de engranajes o de piezas entrelazadas de un puzzle gigante que no
somos capaces de resolver. Las piezas se niegan a encajar. Si se desprende
una preocupación, alargamos la mano para encontrar otra que ocupe su
lugar. Necesitamos que nuestras cabezas estén totalmente llenas.
Si nuestras cabezas no están llenas de engranajes entrelazados, entonces
puede que nos sintamos como si estuviésemos mentalmente en una habita-
ción circular. Tenemos un pensamiento, un sentimiento o una impresión y
corremos con él hacia el otro extremo de la habitación, como el “mono borra-
cho” del proverbio. Una vez allí, rebotamos contra la pared y vamos a parar
a otro lugar dentro de la misma habitación. Entonces tenemos otro pensa-
miento o sentimiento y corremos con él hacia el otro extremo de la habita-
ción, donde rebotamos de nuevo contra la pared y vamos a parar a otro lugar
dentro de la misma habitación. Entonces tenemos otro pensamiento o senti-
miento y corremos con él... ¡hasta que de repente nos damos cuenta de que
estamos siempre en la misma habitación! A esto se le llama pensamiento rumia-
tivo o circunstancial.
Piensa en...
136 MAIOR
A d i c c i o n e s p e r s o n a l e s y s o c i a l e s
Piensa en...
MAIOR 137
C o d e p e n d e n c i a
(P.S. Una manera de cambiar esta conducta es exponer el problema principal en una
frase u oración y a continuación escribir un párrafo acerca de tus sentimientos sobre
el problema en cuestión).
138 MAIOR
A d i c c i o n e s p e r s o n a l e s y s o c i a l e s
Piensa en...
MAIOR 139
C o d e p e n d e n c i a
Creo que soy adicta a contratar a gente a mi servicio que me trate de una
forma tan abusiva como lo hacía mi madre conmigo. Sé que al final consi-
go establecer mis límites con cada una de ellas y acabo despidiéndolas,
pero necesito saber cómo puedo salir de este círculo. Es algo que está aca-
bando conmigo.
Puede que seas adicta al abuso. Ciertamente, el hecho de revivir viejas heri-
das es agotador. Saber identificar las señales de una relación o de una perso-
na potencialmente abusiva desde el punto de vista emocional es muy impor-
tante. Trátate con amabilidad. No te tortures por repetir un patrón que apren-
diste tan bien. La niña dentro de ti todavía está buscando el amor de una
madre y todavía confunde el abuso con una atención positiva. Aprende a esta-
blecer límites desde un principio en una relación. Te remito a la pregunta vein-
tidós (pág. 68) acerca de los límites. Define los límites del trabajo que ha de
desarrollar la gente a tu servicio y trata de darte cuenta de qué conductas, ver-
bales o no verbales, cruzan la línea fronteriza, es decir, se pasan de la raya.
La cuestión de fondo es: despide a tu madre. Esto no se debe tomar como
una declaración absurda ni hiriente. Si nuestro padre o nuestra madre abusa
emocionalmente de nosotros, tenemos derecho a despedirlo, a separarnos de
él, a dejarlo emocionalmente y físicamente si es preciso. Tenemos derecho a
vivir en el mundo libres de abusos y pudiendo recibir el apoyo de otras per-
sonas constructivas.
Piensa en...
Sé que soy una persona compulsiva. Gasto tanto que siempre estoy bajo
mínimos, en dinero y en espíritu. Hay veces que entro al ropero para ro-
140 MAIOR
A d i c c i o n e s p e r s o n a l e s y s o c i a l e s
Puede que seas una adicta a gastar. Las personas de estas características, si
disponen de algún dinero, no tienen otra opción que gastarlo. Después tenemos
que hacer malabarismos con las cuentas y tenemos que estar siempre preocupa-
dos por si tenemos bastante dinero, aunque nuestros ingresos sean ade-
cuados. Recuerda que el dinero, al igual que el sexo, es un símbolo de poder.
Traducimos la falta de amor y atención en la niñez en falta de dinero en la
adultez. Sólo que ahora somos nosotros mismos los que nos aseguramos de que
nunca haya bastante para cubrir las necesidades. Esta adicción tiene trata-
miento exactamente igual que otras adicciones. Trabaja el niño interno y date
el amor y la atención que no tuviste. Se llevará su tiempo, pero funcionará.
Piensa en...
PREGUNTA SETENTA
¿Por qué soy tan perfeccionista? Me causa tantos problemas... sin embargo
no creo que pueda aceptar nada si es menos que perfecto.
MAIOR 141
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
¿Qué te ha impedido hacer tu necesidad de ser mejor que los demás, de destacar?
142 MAIOR
A d i c c i o n e s p e r s o n a l e s y s o c i a l e s
MAIOR 143
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
144 MAIOR
Las relaciones adictivas
MAIOR 145
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
146 MAIOR
L a s r e l a c i o n e s a d i c t i v a s
Una parte del Programa en Doce Pasos para los codependientes nos dice que debe-
mos admitir que no tenemos ningún poder sobre nuestras emociones y que, a con-
secuencia de ello, nuestras vidas se han vuelto inmanejables. Escribe un párrafo
acerca de cómo no tienes ningún poder sobre tus emociones en tu relación actual y
haz una lista de diez aspectos en los que tu vida se ha vuelto inmanejable a conse-
cuencia de ello.
Todo el mundo tiene defectos. Nadie es perfecto, pero puede que seas una
adicta al potencial. Puede que estés enamorada de la persona que él podría
ser, en lugar de la persona que él es. Suena a algo así como si estuvieses
jugando a una máquina tragaperras: un solo intento más y ganaré el bote.
Cuando actuamos así, vivimos en el futuro en vez de en el presente. El futu-
ro parece prometedor, mientras que el presente está lleno de incertidumbre.
Ha llegado la hora de que seas absolutamente sincera contigo misma.
Cuando yo era más joven, conocí a un hombre que tenía “un gran potencial”.
Todo el mundo decía de él que podría llegar a ser lo que quisiera. Han pasa-
do 20 años y no ha cambiado en absoluto: no ha realizado su potencial de la
juventud.
La energía potencial no es energía real. Si quieres saber cómo es realmen-
te una persona, observa cómo se comporta.
Piensa en...
Dibuja tu potencial.
MAIOR 147
C o d e p e n d e n c i a
EL CICLO CULPABILIZACIÓN/VERGÜENZA
Segundo golpe:
«Pues yo no puedo hacerlo todo. «Se me olvidó».
Al menos podrías sacar la basura». Se siente menos que bien
O — Se siente mejor O — Parece más pequeño
148 MAIOR
L a s r e l a c i o n e s a d i c t i v a s
Tercer golpe:
«¡Con que se te olvidó! «Ya lo sé».
¿Qué pasaría si fuera yo el que Se siente peor
se olvidase a cada paso? O — Parece todavía más pequeño
¡Sabes que me paso
el día entero trabajando!».
O — Se siente más grande
Cuarto golpe:
«¡Tú tenías que ser! «De acuerdo. Lo siento».
¿Por qué no lo haces ahora O — Se siente y parece diminuto
Esta invectiva puede seguir y seguir y seguir, todo el tiempo que sea nece-
sario hasta que la persona A se sienta mejor y la persona B se sienta aver-
gonzada.
Por golpe me refiero aquí a «cualquier crítica, frase despectiva, comentario
culpabilizador o humillante, invectiva, sermón o maltrato».
Al final de la transacción, la persona A ha logrado transferir con éxito su
vergüenza a la persona B, que ha recibido con éxito la vergüenza con la que
se siente harto familiarizado.
La interacción ha tenido lugar entre dos “egos” codependientes, falsos16,
en lugar de entre dos personas reales y sanas.
Una persona aprende a culpar y a avergonzar porque de niño fue culpa-
do y avergonzado. Supongamos que Roberto es la persona que tiene el
poder. Puede ser el padre, la madre, el marido, la mujer, el amante, la aman-
te, el hijo, la hija, el hermano o la hermana. Roberto parte de sus sentimien-
tos residuales de vergüenza procedentes de la niñez. Está ya en el principio
del ciclo. Tan pronto como siente su vergüenza, la transfiere a la única per-
sona que está a su alcance, la otra persona significativa o importante para él.
La persona frente a la cual se siente más vulnerable. Dentro de su sistema,
vulnerabilidad y vergüenza son la misma cosa y la transferirá de un modo
parecido a esto:
MAIOR 149
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
150 MAIOR
L a s r e l a c i o n e s a d i c t i v a s
No me atraen los alcohólicos. Entonces, ¿por qué mis amigas piensan que
soy codependiente en mis relaciones con los hombres?
Piensa en...
¿Cómo es eso?
MAIOR 151
C o d e p e n d e n c i a
Lo que puede estar pasando es que los dos estéis bailando la danza de la
competición, en vez de la danza de la intimidad. Cuando los niños adultos
nos casamos, a menudo no nos damos cuenta de que el matrimonio es una
asociación que requiere un trabajo en equipo. Lo que beneficia al uno, bene-
ficiará igualmente al otro, porque los dos tenéis una vida en común.
Reaccionamos el uno con el otro como lo hacíamos con nuestros hermanos en
nuestros hogares insanos. Necesitas analizar este asunto con un tercero
imparcial y objetivo.
Piensa en...
¿Hay escasez de buenos sentimientos para alguno de los dos o de ambos en vuestra
relación?
Mi padre, que era alcohólico, era una persona muy dominante y manipu-
ladora. Mi marido, que no es alcohólico, tiene la misma actitud y la misma
personalidad. ¿Lo elegí acaso debido a mi propia codependencia?
152 MAIOR
L a s r e l a c i o n e s a d i c t i v a s
Piensa en...
¿Cuáles son las similitudes entre tu marido, tu padre y tú?... No tanto a nivel de per-
sonalidad, cuanto en la forma en que él te trata y tú lo tratas a él.
MAIOR 153
Las ayudas adictivas
MAIOR 155
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
Piensa en...
¿Qué relación tiene eso con a quién tratabas de salvar cuando eras un niño?
156 MAIOR
L a s a y u d a s a d i c t i v a s
PREGUNTA OCHENTA
No. Existe una delgada línea divisoria entre ayudar y controlar. Cuando
necesitamos ayuda, lanzamos mensajes no verbales o encubiertos, o la pedi-
mos abiertamente. Una persona sana que ve que alguien a quien quiere no
sabe qué hacer o está hecho un lío, responde de una de estas dos maneras.
Una de ellas se expresa no verbalmente, con una mano alargada en señal de
amistad y de amor, una mirada amable, un tono de voz y a través del len-
guaje corporal, en definitiva. Un comentario de apoyo, una llamada de telé-
fono o una pregunta: «¿Puedo ayudarte en algo?» muestran verbalmente
nuestra preocupación.
Para que nuestra ayuda sea compasiva y amable, en vez de codependien-
tes, necesitamos analizar en primer lugar si somos capaces de ayudar en esta
situación. Debemos estar seguros de que disponemos de la energía para ayu-
dar en este momento en concreto. Después esperamos la respuesta del otro, en
lugar de tomar las riendas y arreglar el problema. Cuando actuamos de esta
última forma, hacemos que la otra persona se sienta indefensa y sin ningún
control. No debemos tratar el problema de la otra persona como si fuera nues-
tro, ni aún en el caso de que se trate de una persona cercana o íntima, cuyos
problemas pueden a veces deslizarse dentro de nuestro propio espacio.
Lo más importante de todo: debemos mantener unos límites claramente
definidos respecto de nosotros mismos, de la otra persona y de la situación y
no debemos cruzar las líneas fronterizas.
Piensa en...
Piensa en alguien cuya forma de actuar quieres cambiar. Sigue los pasos mencionados.
MAIOR 157
C o d e p e n d e n c i a
Me resulta difícil separar mi propio dolor del de mi hija de nueve años, por
lo que se refiere a sus peleas, su sufrimiento y su rechazo en las relaciones
con sus iguales. Por favor, ayúdame.
El dolor que sentimos por nuestros hijos es el dolor más profundo que
existe. Lo sentimos al nivel del útero. En el útero no existe ninguna separa-
ción entre madre e hijo. El dolor de nuestro hijo es nuestro dolor. Este es uno
de los niveles del dolor.
Otro de los niveles corresponde a nuestro propio niño interno, de nueve
años, que está herido. Cuando nuestro hijo llega a la edad en que más nos
hirieron a nosotros, debemos traspasar nuestro velo interno y “exprimir”
nuestro propio dolor.
Un tercer nivel de dolor es la empatía. La empatía puede crear un puente.
Pero cuando sentimos lástima por otra persona, en realidad estamos mos-
trando una falta de respeto por esa persona. No respetamos a nuestros hijos
cuando les transmitimos el mensaje materno de que son dignos de lástima,
en vez de dignos de amor. Esto los debilita, en lugar de cimentar sus propias
fuerzas.
Solemos creer que todo nuestro dolor tiene su origen en nuestros padres y
hermanos, pero lo cierto es que una gran parte de nuestro dolor original pro-
cede de las relaciones con nuestros iguales. Si, de niños, fuimos ridiculizados,
humillados y objeto de burlas, tendremos también que enfrentarnos a ese
dolor durante la recuperación.
En el terreno de las relaciones con los iguales, sólo un igual puede ayudar.
La competencia de un padre está fuera del grupo de iguales del hijo. Solicita
ayuda del personal de la escuela para esta parte del problema.
Tengo una hija de dieciocho años que está casada. Mi problema es que,
desde que se casó, me implica en todas sus decisiones y preocupaciones.
Me lo cuenta todo, más de lo que yo quisiera saber. ¿Cómo podría separar-
me de estas preocupaciones de ella?
158 MAIOR
L a s a y u d a s a d i c t i v a s
Esto es una típica violación de las fronteras o los límites. Permítele que
experimente las consecuencias de sus propios actos. Aunque está tomando
sus propias decisiones, todavía quiere tu aprobación. Durante tres veces con-
secutivas, trata de no responder a lo que te diga y observa qué ocurre.
Cuando nos estamos separando de nuestras madres, cuya aprobación
necesitamos y deseamos, a menudo queremos compartir nuestras vidas, pero
sin pedir consejo. Lo que, como madres, tenemos que poner en práctica en
este momento es el “desapego”17.
Cuando alguien a quien queremos nos habla de su dolor, de forma natu-
ral nos sentimos implicados emocionalmente. Aquí el truco consiste en
expresar tus sentimientos y tu apoyo respecto de sus esfuerzos, pero sin dar
consejos. Los adultos jóvenes cambian radicalmente cuando llegan a la vein-
tena. Ella en realidad no te está pidiendo consejo. Ella te está pidiendo que la
trates como a una mujer adulta que es capaz de tomar sus propias decisiones
(¡Y las decisiones no tienen por qué ser siempre correctas!).
Si, después de que hayas intentado despegarte y permitirle que experi-
mente las consecuencias de sus propias decisiones, todavía te sientes atrapa-
da, prueba a concertar unas cuatro o seis sesiones de asesoramiento con un
terapeuta formado específicamente en habilidades de comunicación.
Piensa en...
¿Eres capaz de escuchar y apoyar y, sin embargo, abstenerte de dar consejos u ofre-
cer soluciones?
17. El “desapego”, junto con el “apego” y el “proceso de vinculación”, son conceptos fun-
damentales de la psicología evolutiva, desarrollados particularmente por J. BOWLBY y R. A.
SPITZ (véase de nuevo, por ejemplo, el libro de BOWLBY El vínculo afectivo, en Editorial
Paidós, de Buenos Aires) (N. del T.).
MAIOR 159
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
¿Cómo podrías prestarte más atención a ti mismo hoy, sin ir más lejos?
160 MAIOR
L a s a y u d a s a d i c t i v a s
Podemos estar seguros de que nos meteremos en líos cada vez que trate-
mos de arreglarle la vida a otra persona. Puede que en nuestro corazón alber-
guemos las mejores intenciones, pero al final, nuestro propio corazón puede
resultar roto. Necesitamos ocuparnos de arreglar nuestras propias cosas. No
olvidemos la Ley Fundamental del Universo:
1. Existe un Dios.
2. Y no eres tú.
Piensa en...
Hago todo lo que está en mi mano por complacer a mi familia. Ellos lo son
todo para mí. Estoy aislada en mi propia casa. ¿Cómo puedo escapar? El
mundo exterior me da tanto miedo...
MAIOR 161
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
Establece un contrato contigo mismo para dar el primer paso para curarte de tu ver-
güenza.
Mi madre de ochenta y tres años vive con mi marido y conmigo. Soy hija
única y no tenemos más parientes. Es una persona muy depresiva y la con-
vivencia con ella es muy difícil. Queremos llevarla a una residencia de
ancianos, donde por lo menos tendría algunos amigos y actividades. Tengo
unos sentimientos de culpa tremendos, aunque he decidido que éste es el
curso que debo tomar. Está en una lista de espera. Mi marido y yo no sabe-
mos cómo decírselo. Necesito ayuda.
18. Véanse las preguntas 28 y 29, páginas 77-80 (N. del T.).
162 MAIOR
L a s a y u d a s a d i c t i v a s
Mi marido está furioso conmigo porque trabajo mucho para nuestra parro-
quia. Dice que me estoy abandonando y que a él también lo tengo aban-
donado. Me duele mucho la espalda, pero no le presto ninguna atención.
No quiero ser una egoísta.
MAIOR 163
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
Cuando todos los miembros de una familia han sufrido el dolor y el terror
juntos, se produce un vínculo. Es el vínculo del superviviente, un vínculo a
través del dolor. Si uno de los miembros logra huir hacia la recuperación, es
natural que nos sintamos preocupados por el bienestar de los que no pudie-
ron escaparse. Nos decimos: «¿Por qué tengo que ser yo el único en librarse
del dolor y recibir ayuda, cuando los demás están sufriendo tanto?» Nos sen-
timos como si hubiésemos abandonado a nuestras personas más queridas.
A esto se le llama “la culpa del superviviente”. La culpa procede de la
ansiedad porque ya no comparto el mismo enemigo común con mi familia.
Los he abandonado a su suerte sin tratar de ayudarlos. Al mismo tiempo, lo
que más temo es que pueda tener una recaída y vuelva a parar una vez más
a la oscuridad y la desesperación de la enfermedad familiar.
Piensa en...
¿Alguna vez te has sentido culpable porque lograste recuperarte y otro no?
¿Qué ocurrió?
164 MAIOR
L a s a y u d a s a d i c t i v a s
Escríbele una carta a esa persona que todavía es un adicto o un codependiente en acti-
vo. No la eches al correo.
Piensa en...
MAIOR 165
C o d e p e n d e n c i a
¿O es real?
¿Qué recuerdas de tu niñez que te garantice que eras valorado por tu progenitor (tus
progenitores)?
PREGUNTA NOVENTA
Tengo problemas con los estados de ánimo de mi mujer. Tan pronto como
entra en la habitación, le miro a la cara y sé que algo va mal. Tengo esa sen-
sación en la boca del estómago, siento que los hombros me pesan y me
asusto, exactamente como me ocurría de niño. ¿Qué relación tiene esto con
la codependencia? No me crié en una familia de alcohólicos.
166 MAIOR
L a s a y u d a s a d i c t i v a s
Piensa en...
¿Cuándo fue la última vez que trataste de leerle el pensamiento a otra persona?
MAIOR 167
Cuarta parte
Abuso Sexual
Síntomas
Disociación
Incesto
Abuso sexual
Una de las formas más graves, tal vez la más grave, de perder el alma es
el abuso sexual. El abuso sexual de cualquier tipo es, a su vez, la forma más
grave de violación de los límites. El abuso sexual no tiene que ver con el sexo
o la sexualidad, sino con el abuso de poder. Tiene que ver con la violencia y
con infligir dolor. Tiene que ver con el poder sobre un niño indefenso e ino-
cente. Tiene que ver con la humillación y el terror. La experiencia deja unos
agujeros enormes y abiertos en el alma de un niño.
MAIOR 171
C o d e p e n d e n c i a
• Terrores nocturnos.
• Dormir con un cuchillo o una porra cerca de la cama, de niños o de
adultos.
• Disfunciones sexuales.
• Ausencia de relajación después de las relaciones sexuales.
• Conductas de violación sexual en la adultez.
• Un patrón de relaciones conflictivas o de ausencia total de relaciones.
• Rabia constante.
• Sensación de obstrucción en la garganta, excesiva sequedad de boca.
• Dolores u opresiones intermitentes en diferentes partes del cuerpo.
• Conductas de automutilación.
• Ideas o intentos de suicidio, incluido el suicidio pasivo, esto es, com-
portamientos destructivos, que suponen una amenaza para la vida.
172 MAIOR
A b u s o s e x u a l
MAIOR 173
C o d e p e n d e n c i a
te sea posible, para que te ayuden a recobrar tus recuerdos. Lleva un registro
de todo lo que recuerdes con exactitud: qué ocurrió, quién estaba implicado,
qué edad tenías, cómo te sentías entonces y cómo te sientes ahora. No te pre-
ocupes si tus recuerdos aparecen solamente a la manera de flashes o de forma
fragmentaria. Observa fotos tuyas de cuando eras niña. Pueden desencade-
nar posibles asociaciones, especialmente si no sientes nada en absoluto. Fíjate
en quién podría haber sacado la foto.
Habla de todo ello con una persona de tu confianza y trata de sacar a relu-
cir más detalles, hasta que lo que ocurrió se vuelva real y absolutamente con-
creto.
Estoy en recuperación desde hace tres años. Desde el último año de terapia
me estoy enfrentando a cuestiones relacionadas con el incesto. Hace dieci-
séis meses que dejé a mi marido y no consigo “desprenderme” de la rela-
ción. ¿Cómo podría encontrar mi propia identidad a mis cincuenta y cua-
tro años? Supongo que probablemente me llevará el tiempo que sea nece-
sario. Estoy dispuesta a hacer cualquier cosa para recuperarme de este
horrible trauma.
174 MAIOR
A b u s o s e x u a l
cubrimos el abuso sexual por primera vez, nos parece que perdemos la fe en
todo, en nosotros mismos, en los demás y especialmente en Dios. El niño
maltratado confunde a Dios con la persona que lo maltrata y se extravía.
Sigue como hasta ahora y encontrarás el camino de vuelta a ti misma.
Me alegra mucho escuchar que estás «dispuesta a hacer cualquier cosa por
recuperarte». Mi experiencia es que quienes son capaces de decir esto con
franqueza y determinación auténticas, han logrado liberarse de la prisión del
pasado. Cuando vemos la luz del día y sentimos la calidez del sol y de la llu-
via, entonces el túnel del pasado se estrecha cada vez más hasta cerrarse por
completo y al fin somos libres de movernos de nuevo.
Piensa en...
MAIOR 175
Quinta parte
La vuelta del alma:
la autorrealización personal
a través de la recuperación
Duelo y perdón
La recuperación y el después
La vuelta del alma:
la autorrealización personal
a través de la recuperación
MAIOR 179
C o d e p e n d e n c i a
crear un ser sano que darle a Dios, podemos correr ligeros a través del vien-
to cálido y sentir la lluvia fresca sobre nuestra cara. Podemos bailar con Dios.
Somos libres de saborear el regalo de la vida misma. Sonreímos al darle la
bienvenida a nuestras almas.
Cuando llegas allí donde desaparece toda la luz que te es familiar y
estás a punto de adentrarte en la oscuridad de lo desconocido, tener Fe
consiste en saber que ocurrirá una de estas dos cosas: habrá algo firme
y sólido en lo que apoyarse... o ¡aprenderás a volar!
180 MAIOR
Dolor y duelo
MAIOR 181
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
182 MAIOR
D o l o r y d u e l o
Cuando mi padre murió hace cinco años, no sentí ningún dolor y no solté
ni una lágrima. Al cabo de dos años empecé a llorar, pero creo más bien
que era por mí mismo. ¿Qué es lo que pasó?
Suele ser bastante común tener una reacción de dolor retardada, especial-
mente si vienes de un hogar conflictivo. Puede que estuvieras enfadado con
tu padre y que algunas cuestiones no resueltas se interpusieran en tu dolor
absolutamente natural.
Perder forma parte de la vida. Perdemos y ganamos. Tenemos que apren-
der a llorar nuestras pérdidas sin sentir un miedo paralizador. A lo largo del
proceso de duelo nos “vaciamos” del apego que sentimos hacia lo que hemos
perdido. Cuando lloramos la pérdida de nuestro padre, lloramos la pérdida
del padre idealizado, del padre que nunca tuvimos, así como la del padre que
tan desesperadamente necesitábamos.
Lloramos la pérdida del hombre absolutamente humano que resultó ser
nuestro padre biológico. Puede que no nos gustara la persona que nos cayó
en suerte como progenitor y necesitamos aceptar ese hecho. Lloramos al
padre que necesitamos ahora, de adultos. Lloramos la pérdida de nuestra
familia y lloramos la pérdida de nuestra niñez.
Todas las heridas y todo el dolor, el miedo y la rabia que invertimos en la
relación con nuestro padre entran en juego en el proceso de duelo. Da lo
mismo si la relación fue sana o insana.
Cuando un padre muere, nos quedamos solos en la isla de la vida. Esto
resulta evidente a medida que permitimos que el proceso de duelo se desa-
rrolle de forma normal y natural. Si estamos insensibilizados, si estamos
demasiado enfadados, si no nos permitimos expresar nuestras emociones
plenamente, entonces el dolor sigue un curso subterráneo y tenemos una
reacción de dolor demorada. Entonces el duelo no encuentra jamás su expre-
sión. Permanece dentro de nosotros como una reserva profunda de dolor. A
esa reserva se añaden todas las demás pérdidas de nuestra vida.
Cuando lloramos una pérdida actual, también lloramos todas las pérdidas
que en otro tiempo sufrimos. Tratamos de llenar todos los vacíos dentro de
nosotros. Nos sentimos como un niño desconsolado, desvalido, un niño
abandonado, huérfano...
La recuperación implica llorar viejas lágrimas y llegar al fondo del pozo
insondable del dolor. La recuperación implica recuperar nuestro ser natural
a lo largo del proceso. Entonces podemos finalmente hablar con nuestra pro-
pia voz, oír con nuestros propios oídos y ver con nuestros propios ojos.
MAIOR 183
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
No estoy seguro de que alguna vez pueda perdonar a mis padres por la
horrible niñez que me hicieron pasar. Eso no es justo, ¿verdad?
Piensa en...
184 MAIOR
D o l o r y d u e l o
Piensa en...
Menciona dos o tres pasos específicos que podrías dar mientras trabajas sobre el perdón.
MAIOR 185
La recuperación
20. Se trata de una institución norteamericana con filiales en los distintos estados y, hasta
donde nosotros sabemos, sin equivalente en nuestro país. Tal vez el programa de atención a
las familias de Alcohólicos Anónimos cubra este aspecto (N. del T.).
MAIOR 187
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
21. Este concepto, que se repite a lo largo del material, se refiere ante todo al nacimiento
“psicológico”. «El nacimiento biológico del infante humano y el nacimiento psicológico del
individuo no coinciden en el tiempo. El primero es un acontecimiento dramático, observable
y bien circunscrito; el segundo es un proceso intrapsíquico que se desarrolla lentamente»
(MAHLER, M.: El Nacimiento Psicológico del Infante Humano, Editorial Marymar, Buenos Aires).
«El nacimiento es un acto continuo durante toda la vida, el acto de desprenderse de los lazos
de la madre y de la naturaleza para llegar a ser un hombre independiente. Lo trágico de la vida
es que la mayoría de nosotros morimos antes de haber nacido plenamente» (FROMM, E.:
Espíritu y Sociedad, Editorial Paidós, Buenos Aires). (N. del T.).
188 MAIOR
L a r e c u p e r a c i ó n
PREGUNTA CIEN
MAIOR 189
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
¿Por qué?
Posible, sí.
Satisfactorio, tal vez.
Un goce, no.
190 MAIOR
L a r e c u p e r a c i ó n
MAIOR 191
C o d e p e n d e n c i a
192 MAIOR
L a r e c u p e r a c i ó n
Piensa en...
Cuando no hay ninguna crisis a la vista, ni actual ni pendiente, ¿te sientes ansioso...
incompleto... temeroso?
MAIOR 193
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
La sobriedad es algo más que «no beber». La sobriedad nos permite ver lo
que habíamos eliminado, oír lo que habíamos taponado. Lo que vemos y
oímos es nuestra propia alma luchando por nacer, esforzándose por vivir.
Queremos desesperadamente expresar la esencia de nosotros mismos. Una
vez que desaparece la drogodependencia, nos solemos quedar con la “otro-
dependencia”. Debemos atravesar el túnel negro y silencioso de la soledad
para nacer libres, puede que por primera vez.
194 MAIOR
L a r e c u p e r a c i ó n
Piensa en...
Para parar tienes que cortar tu relación interna, mental y emocional, con esa
persona. La forma mediante la cual continuamos relacionándonos con una per-
sona que ya no está con nosotros consiste en imaginarnos cómo se sentiría, qué
diría y qué haría cada vez que nos sucede algo en nuestras vidas. Entonces,
basándonos en la supuesta respuesta de esa persona, nos creamos toda una
obra de teatro. Concebimos guiones y los repetimos una vez y otra vez y otra
vez. Nosotros le llamamos a esto: “La obra sigue en cartel”. Nos obsesionamos
con el diálogo imaginario y nos obsesionamos con los sentimientos asociados.
A veces llegamos al punto de volvernos adictos a esos sentimientos y los bus-
camos fuera. Si encontramos otro compañero, podemos repetir la misma his-
toria. La obra sigue en cartel, sólo que los actores varían.
La representamos en otras muchas áreas de nuestra vida. Si nos invitan a
salir, decimos: «Ah, no, no quiero ir sola», lo que significa: «Iría, si Roberto
estuviera aquí y pudiera venir conmigo».
Si la obsesión continúa durante demasiado tiempo y es demasiado inten-
sa, puede que estemos experimentando sentimientos residuales procedentes
de abandonos pasados.
MAIOR 195
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
¿Cómo estás repitiendo la misma historia una y otra vez en tus relaciones?
¿Cuál es el guión?
Después de cuatro años del divorcio, me veo que sigo siendo tan codepen-
diente de mi ex marido como lo era cuando estábamos casados. ¿Cómo
puedo parar esto?
196 MAIOR
L a r e c u p e r a c i ó n
Piensa en...
¿Cómo podría decirle claramente lo que siento a alguien que no está aquí
físicamente? Mi ex novio vive en otra provincia, pero siento algunas cosas
que aparecieron después de que terminara la relación.
MAIOR 197
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
Nombra a las personas de tu vida que necesitan cartas como las propuestas.
Parece como si no tuviera espacio para mí, quienquiera que yo sea, dentro
de mí mismo. En el fondo no sé quién soy yo. Lo único que me sigue
viniendo a la cabeza, cuando pienso en ello, es la expresión de mis padres:
«¡No hagas eso! ¡Haz lo otro!» y «¡Te vas a enterar de quién manda aquí!»
¿Puedes ayudarme?
198 MAIOR
L a r e c u p e r a c i ó n
otras dirigen nuestras acciones futuras. Trata de identificar cada una de las
voces.
Está “la voz de nuestra madre”: cosas que nuestra madre decía o daba a
entender a través de lo que hacía... e incluso lo que nuestra madre quería
decir o habría dicho si...
Está “la voz de nuestro padre”: cosas que nuestro padre decía o daba a
entender a través de lo que hacía... y también lo que nuestro padre quería
decir o habría dicho si... Están las voces de nuestros hermanos, hermanas,
tías, tíos, sacerdotes, maestros, amigos, padres de amigos, etc. Hay tantas
voces que nos resulta difícil distinguir unas de otras.
Una forma de empezar a trabajar con este diálogo interno consiste en
hacerse con unas cuantas hojas de papel y un bolígrafo. Empieza escribiendo
los pensamientos que te vengan a la cabeza, tantos y tan rápido como pue-
das. No pasa nada si te dejas algunos.
Una vez que hayas llenado tres hojas con frases, oraciones y palabras, trata
de identificar quién podría haber dicho qué.
Oír las voces puede provocarte cierta vergüenza y culpa, pero hazlo de
todos modos. Ha llegado el momento de que les respondas a esas voces.
Deja que salgan tus sentimientos y anótalos también. Trabaja con las voces
escribiendo las que hayas logrado separar e identificar en tarjetas de 3x5
cm. Puedes barajarlas y ponerlas después en el orden que quieras. Empieza
por descartar aquellas en las que no crees, las que ya no necesitas y las
que ya no te sirven en tu vida de adulto. Puedes romperlas, quemarlas o
tacharlas garabateándolas por encima con un rotulador negro. Hazlo con
sentimiento.
Cuando las voces de los demás hayan sido identificadas y clasificadas,
empieza a crear las tuyas propias. Para ello necesitas estar tranquilo. Utiliza
una vela o cualquier otro recurso para focalizar la atención. Tranquilízate res-
pirando hondo. Cuando te sientas calmado y relajado, escucha. Simple-
mente, vacíate y escucha. La voz diminuta, humilde y tranquila que oyes es
la tuya. Empieza a escuchar atentamente esa voz cuando te susurre. Te susu-
rrará en sueños, en ensoñaciones diurnas, siempre que estés tranquilo, en
silencio y receptivo.
Reconocerás esta voz como tuya por su tono tranquilo. Las demás voces
son escandalosas, estridentes y exigentes. Empieza a sentirte agradecido por
tu propia voz y a respetarla. Tu voz es una parte vital de lo que tú eres.
Celébralo.
MAIOR 199
C o d e p e n d e n c i a
Puedes decir:
«Hemos acabado por ahora. Pero volveré cuando lo necesite».
200 MAIOR
L a r e c u p e r a c i ó n
Una vez que haya encontrado a mi propio niño interno, ¿cómo puedo cui-
dar de él? ¿Cómo puedo volverme mi propio padre y favorecer mi auto-
rrealización personal?
Piensa en...
¿Cuáles son las reglas contraproducentes con las cuales te acostumbraste a vivir?
MAIOR 201
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
¿Socialmente?
¿Emocionalmente?
¿Espiritualmente?
202 MAIOR
L a r e c u p e r a c i ó n
Piensa en...
¿Dónde, si es que había realmente algún lugar, te sentías más seguro de niño?
MAIOR 203
C o d e p e n d e n c i a
Estoy recuperándome del alcohol y la adicción a las drogas desde hace cua-
tro años. La semana pasada hizo tres años que mi marido se sumó a mi ini-
ciativa. Aunque lleva tres años sin beber, en los últimos meses ha tenido
dos tropiezos, las dos veces en fines de semana. Mi pregunta es: ¿Qué
podría hacer para no entrometerme en su programa sin dejar de cuidar de
él? Me resulta difícil equilibrar esta situación.
Piensa en...
204 MAIOR
L a r e c u p e r a c i ó n
Piensa en...
Haz una lista de qué es lo que haces que no te permite despegarte de esa persona.
25. ‘Delusión’ viene a ser lo mismo que “ilusión”, pero mientras ésta tiene un matiz de
“ensoñación”, la delusión tiene que ver con una convicción engañosa e ilusoria (N. del T.).
MAIOR 205
C o d e p e n d e n c i a
a esas cosas que creemos que nunca nos abandonarán ni nos traicionarán, y
sin embargo nos traicionan una y otra vez. ¿Cuántas “próxima vez” puede
haber?
Necesitamos desprendernos de muchas cosas, incluida la tensión de
nuestros cuerpos, las ilusiones (imágenes mentales) románticas o de unos
padres perfectos y las delusiones (creencias falsas) de que la vida siempre
será justa y de que nada malo puede ocurrirnos si cumplimos con nuestro
deber.
Desprenderse, soltarse, es «lo contrario de aferrarse». Es una mano abierta
en vez de un puño cerrado. Es alisar un ceño fruncido, para sustituirlo por
una actitud serena. Es una confianza profunda, permanente, en un poder
más grande que el nuestro. Es un convencimiento profundo, seguro, de que
no tenemos por qué hacerlo todo nosotros mismos, y es permitir que otras
personas tengan también su parte en los acontecimientos de nuestras vidas.
Desprenderse significa «que Dios, tal y como nosotros Lo entendamos, dirige
el mundo y que ciertas cosas no son asunto nuestro».
Desprenderse significa «liberarnos de la inversión26 en nuestro propio yo,
de la idea de que somos omnipotentes». Yo, el importantísimo su Majestad el
Bebé, el narcisista dentro de nosotros mismos, no dirige realmente el espec-
táculo. Desprenderse es «dejar libres todos los aspectos de nuestras vidas que
no podemos realmente controlar de ningún modo». De lo contrario, no hace-
mos sino engañarnos a nosotros mismos. Desprenderse significa «asumir la
responsabilidad únicamente de la parte, en realidad pequeña, que nos corres-
ponde en un orden más amplio de cosas y en nuestras relaciones». Significa
«saber que no siempre tenemos que hacer algo personalmente, sino que úni-
camente tenemos que ser algo: un ser humano».
Desprenderse significa «saber que ser humano es ser “falible y a veces
débil” y ser lo bastante humildes como para admitir esto y decir un simple:
“Lo siento”». También significa «conocer nuestras propias fuerzas y no olvi-
dar nunca nuestra dignidad y nuestro propio valor como seres humanos».
Cuando nos desprendemos, no renunciamos a nuestra responsabilidad,
sino que reconocemos que no podemos controlar el resultado de todas las
situaciones. Cuando nos subimos a un coche, es imposible predecir el resul-
tado de nuestro trayecto. Podemos tener o no un accidente. La parte que nos
corresponde, en este caso, se limita a conducir de la forma más competente y
hábil que podamos y a permanecer alerta. Una vez que hacemos esto, con-
fiamos en Dios para que decida el resultado de nuestro viaje.
206 MAIOR
L a r e c u p e r a c i ó n
Piensa en...
¿Cómo te desprenderás?
MAIOR 207
C o d e p e n d e n c i a
tos, hombro con hombro, cogidos del brazo, los corazones al mismo son, con
vuestras caras resplandecientes mirando hacia el futuro, entonces podéis
estar seguros de que los dos sois sanos y de que los dos estáis creciendo.
Piensa...
¿Se puede llegar a ser completamente independiente? Creo que las rela-
ciones más sanas tienen que ser autónomas y a la vez íntimas. Pero me
parece algo contradictorio. ¿Cómo hay que actuar cuando estamos compro-
metidos en una relación seria?
208 MAIOR
L a r e c u p e r a c i ó n
Piensa en...
Habla con tu pareja de los pasos de baile que los dos estáis dando actualmente.
MAIOR 209
C o d e p e n d e n c i a
¿Cuál es el estado normal una vez que hemos logrado superar la codepen-
dencia? ¿Cómo podemos decir si hemos llegado a ese estado normal y ya
no estamos enfermos?
210 MAIOR
L a r e c u p e r a c i ó n
vidas de una forma realista y, sin embargo, positiva. Tenemos nuestras propias
vidas y no les damos a otras personas nuestro poder interno. Cuando lloramos
todas nuestras lágrimas, nos reímos de nosotros mismos y le damos alegre-
mente al mundo “con un palmo en las narices”, entonces sabemos que estamos
viviendo la vida como se supone que había que vivirla.
Pensemos en nosotros mismos y en nuestras vidas como un círculo. Nuestro
centro es Dios y nuestra alma o nuestra esencia personal, la cual nos pone en
movimiento. Alrededor del centro hay diferentes radios. Cada uno de los
radios es un aspecto de nuestra vida: espiritual, emocional, físico, económico,
trabajo, familia, nuestra relación principal, hijos, amigos, etc. Tendemos a olvi-
dar o a colocar en último lugar los radios emocional y espiritual. Cuando algu-
nos de los radios desaparecen, la rueda vacila y perdemos el equilibrio.
Cada día nos vamos a dormir, nos despertamos, nos duchamos, pagamos
nuestras facturas, hacemos afirmaciones y mantenemos una conversación
tranquila con nuestra fuerza anímica interior. Después salimos a ganarnos la
vida. Ninguna de estas cosas es más importante que cualquiera de las otras. La
clave está en el equilibrio. Y alcanzar el equilibrio supone un proceso continuo.
Piensa en...
¿Qué cosa en concreto puedes hacer hoy mismo para comprometerte a recuperarte?
Dibuja el círculo de tu propia vida y trata de identificar cada uno de los radios.
¿Qué radios es más probable que estés descuidando y dejando que se vengan abajo?
MAIOR 211
C o d e p e n d e n c i a
ETAPA CENTRAL
212 MAIOR
L a r e c u p e r a c i ó n
ETAPA FINAL
Piensa en...
¿Cómo lo sabes?
¿Qué es lo que, dentro de esta etapa, te hace sentirte bien contigo mismo?
28. El concepto de ser (self) real o verdadero, por contraposición al falso ser, está tomado
una vez más de D. W. WINNICOTT (véase su libro El Proceso de Maduración y el Entorno
Facilitador, en Editorial Paidós, de Buenos Aires) (N. del T.).
MAIOR 213
C o d e p e n d e n c i a
Piensa en...
Si ya has pasado por uno o más de estos procesos, describe tus reacciones al mismo o
a los mismos.
214 MAIOR
L a r e c u p e r a c i ó n
29. Para los conceptos de “desbordamiento” y “parálisis emocional”, véase la pregunta 33,
p. 91 (N. del T.).
30. En el sentido de una “reactivación” de los factores de vulnerabilidad (N. del T.).
MAIOR 215
C o d e p e n d e n c i a
216 MAIOR
L a r e c u p e r a c i ó n
A medida que mejoramos, los ataques son cada vez más cortos y menos
intensos. Nos volvemos capaces de reconocer las señales de la codependen-
cia mucho más rápidamente. Lo que solía ser una enfermedad grave se trans-
forma en una gripe de veinticuatro horas.
MAIOR 217
Antes de terminar
Mensaje personal de la autora
MAIOR 219
C o d e p e n d e n c i a
220 MAIOR
A n t e s d e t e r m i n a r
Le dije: “No, papá. Eso no es lo que yo quiero oír. Lo que quiero pre-
guntarte es esto: ‘¿Cómo puedo seguir confiando en ti cuando has trai-
cionado mi confianza? ¿Qué hago después con mi rabia? ¿De verdad
me quieres? ¿Soy realmente todo lo que querías que fuera?’”.
MAIOR 221
C o d e p e n d e n c i a
222 MAIOR
A n t e s d e t e r m i n a r
Ve al parque. Escucha la música que más te guste. Ríete. Siéntate al sol sin
moverte durante cinco o diez minutos. Canta a grito pelado. Grita a pleno
pulmón cuando te sientas tenso.
Hazte un nuevo corte de pelo. Abraza a un niño. Manténte en contacto
consciente con tu ser emocional y tu ser espiritual. Desarrolla una relación
constante con Dios, tal como tú Lo entiendas. Si te concentras en sentirte bien,
se te pueden ocurrir muchas más cosas que puedes hacer por ti mismo.
Los “rituales” para hacer que vuelva nuestra alma son muy simples. Hay
que hacerlos todos los días. No hay ningún remedio mágico, pero estas dis-
tintas maneras de cuidar de ti mismo y de cuidar de tu alma son una forma
concreta y real de hacer la labor de recuperación.
A través de nuestro trabajo juntos en este libro, hemos descubierto y com-
partido una parte importante de la vida y de la recuperación. Ahora debemos
separarnos. Me siento triste llegado el momento de nuestra partida, aunque
sé que volveremos a vernos. ¿Qué puedo darte en este momento?
¿una lágrima?
¿una broma?
¿una mirada de ternura?
¿un trozo de mí misma para que lo lleves contigo?
MAIOR 223
Apéndice A
Definiciones de codependencia
Tiene que ver con la negación de nosotros mismos para sentirnos más
cerca de otras personas.
Tiene que ver con un proceso de adicción en la sociedad, entre las perso-
nas y dentro de una persona.
MAIOR 225
C o d e p e n d e n c i a
Tiene que ver con una separación y una vinculación defectuosas, un defec-
to en la individuación.
226 MAIOR
Apéndice B
Síntomas-sentimientos de
pérdida del alma
«Un agujero negro que me sigue a todas partes y reaparece una y otra vez».
MAIOR 227
Apéndice C
Características de la
codependencia sumisa
MAIOR 229
C o d e p e n d e n c i a
«Mi círculo social disminuye a medida que me implico cada vez más en
nuestra relación».
«Dejo mis propios valores a un lado con el fin de estar más cerca de ti».
230 MAIOR
Apéndice D
Características de la
codependencia controladora
«Mi miedo al rechazo determina lo que digo o lo que hago. Pero lo oculto
bajo la rabia, la fanfarronería, la soberbia o la actitud dominante».
MAIOR 231
C o d e p e n d e n c i a
«Mi círculo social disminuye a medida que me implico cada vez más en
mis válvulas de escape (sustancias químicas, televisión, trabajo, etc.)».
«Valoro mis propias opiniones y mi forma de hacer las cosas más que las
tuyas».
«Mis deseos dictan tu conducta, dado que siento que eres un reflejo de mí
mismo».
«Doy por supuesto que los demás piensan y sienten lo mismo que yo y no
puedo comprender ni aceptar las diferencias».
«Tuve una niñez muy difícil y logré sobrevivir. En un mundo duro, la gente
tiene que ser dura. Si eres blando, lo tomaré como un signo de debilidad».
232 MAIOR
Apéndice E
Afirmaciones positivas
«Por una vez voy a respetar mis propios límites y los de los demás».
«Por una vez voy a ser vulnerable con alguien en quien confío».
«Por una vez voy a actuar de una forma que admiraría si viniese de otra
persona».
«Me puedo permitir disfrutar de bastante tiempo libre sin sentirme cul-
pable».
MAIOR 233
C o d e p e n d e n c i a
«Me perdono por aceptar tener relaciones sexuales cuando lo que quería
era amor».
«El dolor que podría sentir por el hecho de recordar no puede ser peor que
el que siento por el hecho de saber y no querer recordar».
234 MAIOR
Apéndice F
Adónde acudir para
más información
• MACIÁ ANTÓN, D., Las drogas: conocer y educar para prevenir. Ed. Pirámide.
• MELODY, B., Libérate de la dependencia. Ed. Sirio.
• SCHAEFFER, B., Es amor o es adicción. Ed. Apóstrofe.
MAIOR 235
DIRECTOR: CARLOS ALEMANY
1. Relatos para el crecimiento personal. CARLOS ALEMANY (ED.), RAMIRO ÁLVAREZ, JOSÉ VICENTE BONET,
IOSU CABODEVLLLA, EDUARDO CHAMORRO, CARLOS DOMINGUEZ, JOSÉ ANTONIO GARCÍA-MONGE, ANA
GIMENO-BAYÓN, MAITE MELENDO, ALEJANDRO ROCAMORA. PRÓLOGO DE JOSÉ LUIS PINLLLOS. (6ª ed.)
2. La asertividad: expresión de una sana autoestima. OLGA CASTANYER. (20ª ed.)
3. Comprendiendo cómo somos. Dimensiones de la personalidad.
ANA GIMENO-BAYÓN COBOS. (5ª ed.)
4. Aprendiendo a vivir. Manual contra el aburrimiento y la prisa. ESPERANZA BORÚS. (5ª ed.)
5. ¿Qué es el narcisismo? JOSÉ LUIS TRECHERA. (2ª ed.)
6. Manual práctico de P.N.L. Programación neurolingüística. RAMIRO J. ÁLVAREZ. (5ª ed.)
7. El cuerpo vivenciado y analizado. CARLOS ALEMANY Y VÍCTOR GARCÍA (EDS.)
8. Manual de Terapia Infantil Gestáltica. LORETTA ZAIRA CORNEJO PAROLINI. (5ª ed.)
9. Viajes hacia uno mismo. Diario de un psicoterapeuta en la postmodernidad. FERNANDO JIMÉNEZ
HERNÁNDEZ-PINZÓN. (2ª ed.)
10. Cuerpo y Psicoanálisis. Por un psicoanálisis más activo. JEAN SARKISSOFF. (2ª ed.)
11. Dinámica de grupos. Cincuenta años después. LUIS LÓPEZ-YARTO ELIZALDE. (5ª ed.)
12. El eneagrama de nuestras relaciones. MARIA-ANNE GALLEN - HANS NEIDHARDT. (5ª ed.)
13. ¿Por qué me culpabilizo tanto? Un análisis psicológico de los sentimientos de culpa. LUIS
ZABALEGUI. (3ª ed.)
14. La relación de ayuda: De Rogers a Carkhuff.
BRUNO GIORDANI. PRÓLOGO DE M. MARROQUÍN. (2ª ed.)
15. La fantasía como terapia de la personalidad.
FERNANDO JIMÉNEZ HERNÁNDEZ-PINZÓN. (2ª ed.)
16. La homosexualidad: un debate abierto. JAVIER GAFO (ED.). JAVIER GAFO, CARLOS
DOMÍNGUEZ, JUAN-RAMÓN LACADENA, ANA GIMENO BAYÓN, JOSÉ LUIS TRECHERA. (3ª ed.)
17. Diario de un asombro. ANTONIO GARCÍA RUBIO.
PRÓLOGO DE J. MARTÍN VELASCO. (3ª ed.)
18. Descubre tu perfil de personalidad en el eneagrama. DON RICHARD RISO. (5ª ed.)
19. El manantial escondido. La dimensión espiritual de la terapia. THOMAS HART.
20. Treinta palabras para la madurez. JOSÉ ANTONIO GARCÍA-MONGE. (8ª ed.)
21. Terapia Zen. DAVID BRAZIER. PRÓLOGO DE ANA MARÍA SCHLÜTER RODÉS. (2ª ed.)
22. Sencillamente cuerdo. La espiritualidad de la salud mental.
GERALD MAY. PRÓLOGO DE JOSÉ-VICENTE BONET.
23. Aprender de Oriente: Lo cotidiano, lo lento y lo callado. JUAN MASIÁ CLAVEL.
24. Pensamientos del caminante. M. SCOTT PECK. PRÓLOGO DE JOSÉ-VICENTE BONET.
25. Cuando el problema es la solución. Aproximación al enfoque estratégico.
RAMIRO J. ÁLVAREZ. (2ª ed.)
26. Cómo llegar a ser un adulto. Manual sobre la Integración Psicológica y Espiritual. DAVID RICHO. (2ª
ed.)
27. El acompañante desconocido. De cómo lo masculino y lo femenino que hay en
cada uno de nosotros afecta a nuestras relaciones. JOHN A. SANFORD.
28. Vivir la propia muerte. STANLEY KELEMAN. PRÓLOGO DE JUAN MANUEL G. LLAGOSTERA.
29. El ciclo de la vida: Una visión sistémica de la familia.
ASCENSIÓN BELART - MARÍA FERRER. PRÓLOGO DE LUIS ROJAS MARCOS. (2ª ed.)
30. Yo, limitado. Pistas para descubrir y comprender nuestras minusvalías.
MIGUEL ÁNGEL CONESA FERRER.
31. Lograr buenas notas con apenas ansiedad. Guía práctica para sobrevivir a los exámenes. KEVIN
FLANAGAN. PRÓLOGO DE JOAQUÍN Mª. GARCÍA DE DIOS.
32. Alí Babá y los cuarenta ladrones. Cómo volverse verdaderamente rico.
VERENA KAST. PRÓLOGO DE GABRIELA WASSERZIEHR.
33. Cuando el amor se encuentra con el miedo. DAVID RICHO. (3ª ed.)
34. Anhelos del corazón. Integración psicológica y espiritualidad.WILKIE AU - NOREEN CANNON.
35. Vivir y morir conscientemente. IOSU CABODEVILLA. PRÓLOGO DE CELEDONIO CASTANEDO. (3ª ed.)
36. Para comprender la adicción al juego.MARÍA PRIETO URSÚA. PRÓLOGO DE LUIS LLAVONA.
37. Psicoterapia psicodramática individual. TEODORO HERRANZ CASTILLO.
38. El comer emocional. EDWARD ABRAMSON.
39. Crecer en intimidad. Guía para mejorar las relaciones interpersonales.
JOHN AMODEO - KRIS WENTWORTH.
40. Diario de una maestra y de sus cuarenta alumnos. ISABEL AGÜERA ESPEJO-SAAVEDRA.
41. Valórate por la felicidad que alcances. XAVIER MORENO LARA.
42. Pensándolo bien... Guía práctica para asomarse a la realidad. RAMIRO J. ÁLVAREZ.
PRÓLOGO DE JOSÉ KLINGBEIL.
43. Límites, fronteras y relaciones. Cómo conocerse, protegerse y disfrutar de uno mismo. CHARLES L.
WHITFIELD. PRÓLOGO DE JOHN AMODEO.
44. Humanizar el encuentro con el sufrimiento. JOSÉ CARLOS BERMEJO.
45. Para que la vida te sorprenda. MATILDE DE TORRES. (2ª ed.)
46. El Buda que siente y padece. Psicología budista sobre el carácter, la adversidad y la pasión. DAVID
BRAZIER.
47. Hijos que no se van. La dificultad de abandonar el hogar. JORGE BARRACA.
PRÓLOGO DE LUIS LÓPEZ-YARTO.
48. Palabras para una vida con sentido. Mª. ÁNGELES NOBLEJAS.
49. Cómo llevarnos bien con nuestros deseos. PHILIP SHELDRAKE.
50. Cómo no hacer el tonto por la vida. Puesta a punto práctica del altruismo.
LUIS CENCILLO. PRÓLOGO DE ANTONIO BLANCH. (2ª ed.)
51. Emociones: Una guía interna. Cuáles sigo y cuáles no. LESLIE S. GREENBERG.
PRÓLOGO DE CARMEN MATEU. (2ª ed.)
52. Éxito y fracaso. Cómo vivirlos con acierto. AMADO RAMÍREZ VILLAFÁÑEZ.
53. Desarrollo de la armonía interior. JUAN ANTONIO BERNAD.
54. Introducción al Role-Playing pedagógico. PABLO POBLACIÓN KNAPPE y ELISA LÓPEZ BARBERÁ Y COLS.
PRÓLOGO DE JOSÉ A. GARCÍA-MOGE.
55. Cartas a Pedro. Guía para un psicoterapeuta que empieza. LORETTA CORNEJO.
56. El guión de vida. JOSÉ LUIS MARTORELL. PRÓLOGO DE JAVIER ORTIGOSA.
57. Somos lo mejor que tenemos. ISABEL AGÜERA ESPEJO-SAAVEDRA.
58. El niño que seguía la barca. Intervenciones sistémicas sobre los juegos familiares. GIULIANA PRATA;
MARIA VIGNATO y SUSANA BULLRICH.
59. Amor y traición. JOHN AMODEO. PRÓLOGO DE CARLOS ALEMANY.
60. El amor. Una visión somática. STANLEY KELEMAN. PRÓLOGO DE JAIME GUILLÉN DE ENRÍQUEZ.
61. A la búsqueda de nuestro genio interior: Cómo cultivarlo y a dónde nos guía. KEVIN FLANAGAN.
62. A corazón abierto.Confesiones de un psicoterapeuta.
FERNANDO JIMÉNEZ HERNÁNDEZ-PINZÓN.
63. En vísperas de morir. Psicología, espiritualidad y crecimiento personal.
IOSU CABODEVILLA ERASO. PRÓLOGO DE RAMÓN MARTÍN RODRIGO.
64. ¿Por qué no logro ser asertivo? OLGA CASTANYER Y ESTELA ORTEGA.
65. El diario íntimo: buceando hacia el yo profundo. JOSÉ-VICENTE BONET, S.J. (2ª ed.)
66. Caminos sapienciales de Oriente. JUAN MASIÁ.
67. Superar la ansiedad y el miedo. Un programa paso a paso. PEDRO MORENO. PRÓLOGO DE DAVID H.
BARLOW, PH.D. (3ª ed.)
68. El matrimonio como desafío. Destrezas para vivirlo en plenitud. KATHLEEN R. FISCHER y THOMAS N. HART.
69. La posada de los peregrinos. Una aproximación al Arte de Vivir. ESPERANZA BORÚS.
70. Realizarse mediante la magia de las coincidencias. Práctica de la sincronicidad mediante los cuen-
tos. JEAN-PASCAL DEBAILLEUL y CATHERINE FOURGEAU.
71. Psicoanálisis para educar mejor. FERNANDO JIMÉNEZ HERNÁNDEZ-PINZÓN.
72. Desde mi ventana. Pensamientos de autoliberación. PEDRO MIGUEL LAMET.
73. En busca de la sonrisa perdida. La psicoterapia y la revelación del ser. JEAN SARKISSOFF.
74. La pareja y la comunicación. La importancia del diálogo para la plenitud y la
longevidad de la pareja. Casos y reflexiones. PATRICE CUDICIO y CATHERINE CUDICIO.
75. Ante la enfermedad de Alzheimer. Pistas para cuidadores y familiares. MARGA NIETO CARRERO.
76. Me comunico... Luego existo. Una historia de encuentros y desencuentros. JESÚS DE LA GÁNDARA
MARTÍN.
77. La nueva sofrología. Guía práctica para todos. DRA. CLAUDE IMBERT.
78. Cuando el silencio habla. MATILDE DE TORRES VILLAGRÁ.
79. Atajos de sabiduría. CARLOS DÍAZ.
80. ¿Qué nos humaniza? ¿Qué nos deshumaniza? RAMÓN ROSAL CORTÉS.
81. Más allá del individualismo. RAFAEL REDONDO.
82. La terapia centrada en la persona hoy. Nuevos avances en la teoría y en la práctica. DAVE MEARNS
y BRIAN THORNE. PRÓLOGO DE MANUEL MARROQUÍN PÉREZ.
83. La técnica de los movimientos oculares. La promesa potencial de un nuevo avance psicoterapéuti-
co. FRED FRIEDBERG. INTRODUCCIÓN A LA EDICIÓN ESPAÑOLA POR RAMIRO J. ÁLVAREZ
84. No seas tu peor enemigo...¡...Cuando puedes ser tu mejor amigo! ANN-MARIE MCMAHON.
85. La memoria corporal. Bases teóricas de la diafreoterapia. LUZ CASASNOVAS SUSANNA.
86. Atrapando la felicidad con redes pequeñas. IGNACIO BERCIANO PÉREZ. CON LA COLABORACIÓN DE ITZIAR
BARRENENGOA
87. C.G. Jung. Vida, obra y psicoterapia. M. PILAR QUIROGA MÉNDEZ.
88. Crecer en grupo. Una aproximación desde el enfoque centrado en la persona. BARTOMEU BARCELÓ.
89. Automanejo emocional. Pautas para la intervención cognitiva con grupos. ALEJANDRO BELLO
GÓMEZ, ANTONIO CREGO DÍAZ.
90. La magia de la metáfora. 77 relatos breves para educadores, formadores y pensadores. NICK OWEN.
90. Cómo volverse enfermo mental. JOSÉ LUÍS PIO ABREU.
92. Psicoterapia y espiritualidad. La integración de la dimensión espiritual en la práctica terapéutica.
AGNETA SCHREURS.
Serie MAIOR
1. Anatomía Emocional. STANLEY KELEMAN. (4ª ed.)
2. La experiencia somática. STANLEY KELEMAN. (2ª ed.)
3. Psicoanálisis y Análisis Corporal de la Relación. ANDRÉ LAPIERRE.
4. Psicodrama. Teoría y práctica. JOSÉ AGUSTÍN RAMÍREZ.
PRÓLOGO DE JOSÉ ANTONIO GARCÍA-MONGE. (2ª ed.)
5. 14 Aprendizajes vitales. CARLOS ALEMANY (ED.), ANTONIO GARCÍA RUBIO, JOSÉ A.
GARCÍA-MONGE, CARLOS R. CABARRÚS, LUIS CENCILLO, JOSÉ M. DÍEZ-ALEGRÍA, OLGA CASTANYER, IOSU
CABODEVILLA, JUAN MASIÁ, DOLORES ALEIXANDRE, MIGUEL DE GUZMÁN, JESÚS BURGALETA, Mª. JOSÉ
CARRASCO, ANA GIMENO. (8ª ed.)
6. Psique y Soma. Terapia bioenergética. JOSÉ AGUSTÍN RAMÍREZ. PRÓLOGO DE LUIS PELAYO. EPÍLOGO DE
ANTONIO NÚÑEZ.
7. Crecer bebiendo del propio pozo.Taller de crecimiento personal.
CARLOS RAFAEL CABARRÚS, S.J. PRÓLOGO DE CARLOS ALEMANY. (7ª ed.)
8. Las voces del cuerpo. Respiración, sonido y movimiento en el proceso terapéutico. CAROLYN J.
BRADDOCK.
9. Para ser uno mismo. De la opacidad a la transparencia. JUAN MASIÁ CLAVEL
10. Vivencias desde el Enneagrama. MAITE MELENDO. (3ª ed.)
11. Codependencia. La dependencia controladora. La depencencia sumisa. DOROTHY MAY.
12. Cuaderno de Bitácora, para acompañar caminantes. Guía psico-histórico-espiritual. CARLOS RAFAEL
CABARRÚS. (3ª ed.)
13. Del ¡viva los novios! al ¡ya no te aguanto! Para el comienzo de una relación en
pareja y una convivencia más inteligente. EUSEBIO LÓPEZ.
14. La vida maestra. El cotidiano como proceso de realización personal.
JOSÉ MARÍA TORO.
15. Los registros del deseo. Del afecto, el amor y otras pasiones.
CARLOS DOMÍNGUEZ MORANO.
16. Psicoterapia integradora humanista. Manual para el tratamiento de 33 problemas
psicosensoriales, cognitivos y emocionales. ANA GIMENO-BAYÓN Y RAMÓN ROSAL.
17. Deja que tu cuerpo interprete tus sueños. EUGENE T. GENDLIN.
PRÓLOGO DE CARLOS R. CABARRÚS.
18. Cómo afrontar los desafíos de la vida. CHRIS L. KLEINKE.
19. El valor terapéutico del humor. ÁNGEL RZ. IDÍGORAS (ED.). (2ª ed.)
20. Aumenta tu creatividad mental en ocho días. RON DALRYMPLE, PH.D., F.R.C.
21. El hombre, la razón y el instinto. JOSÉ Mª PORTA TOVAR.
22. Guía práctica del trastorno obsesivo compulsivo. Pistas para su liberación. BRUCE M. HYMAN Y
CHERRY PEDRICK