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Piinwa edición: 200S

LAS SENTENCIAS BÁSICAS Segunda edición: 2006


D E L TRIBUNAL SUPREMO
P E L O S ESTADOS UNIDOS
D E AMÉRICA

Selección, traducción y eitudio introductorio de


MiGtJEL BELTRAN D E FELIPE

; 33 OI nlni. JuuoV. G O N Z Á L E Z GARCÍA

•••,1 >-.ncV..> 1'. •.


Catilogo genera] de pubücadoaes oficñiei
bap://publicadooet.adnuniwracioa.a ' '*

O Centro de Eitwlioi Polldctx y Comctnidonalet


O BoletJn Ofidil del Eitado
O Miguel Bcltrin de Felipe y Julio V. Gonzilei Garda

I>úeño:Area Gci£ca Robano TUrégaoo

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j,. 1"':;.'": b '->úf.íiiL¿.v;(^t-.<(..•. • I *

ISBN: 84-340-1642-7 - T
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B O L E T Í N O F I C I A L DEL ESTADO
:ENTR.O D E ESTUDIOS P O L Í T I C O S Y C O N S T I T U C I O N A L E S
iunMim NACIOMU. OU BOUTIN O n c i A L DIL ETTADO
Madrid, 2006 Avda. de Manoteru. 54.28050 Madnd
94 saNTENUAS BÁSICAS 0UT1UBUNAL SUPREMO DE LOS ERADOS UNIDOS

I. E L SIGLO X I X y sólo en 1779, una vez abandonado el ejército", recibió algunos r u d i -


mentos de Derecho en la Universidad Wilham and Mary. Después se
dedicó al ejercicio profesional {defendiendo, entre otros, a ciudada-
nos a quienes los ingleses reclamaban deudas previas a la guerra de
i n d e p e n d e n c i a ) . T a m b i é n a la política, en el bando federalista. Fue
pariamentarío en la Asamblea de Virginia, donde se ganó una gran
fatna, hasta el punto de que se le o&eció ser Aítomey General con el
Presidente Washington y juez del Tribunal Supremo (rechazando
ambos puestos a finales de la década de 1790). En 1799 resultó elegi-
do miembro de la Cimaca de Representantes, peto en seguida dio el
gran paso a la política gubernamental, aceptando en 1800 c! ofreci-
miento d d Presidente Adams de ser Secretario de Estado. Sin embar-
go su partido, los federalistas de Adams y HamÜton, perdió las elec-
ciones de 1300, y en los últimos días de! mandato de Adami, siendo
l. Marbuty v.Madison (ÍS03) ya éste Presidente en funciones, fue designado Chi^Justíce. Marshall
S US (1 Cranck) 137 era p r i m o lejano de uno de sus principales rivales políticos, el repu-
blicano y Presidente del país de 1801 a 1808 T h o m a s J c S é r s o n , ven-
Votada el 24 de febrero de 1803 por cuatro votoi conora ninguno. cedor de aquellas elecciones de 1800.
Ponente: Oiíe/7wif'«John Manhall,
Su nombramiento fue tcaimente una carambola: el Chief Justice
Votaron a favor los jueces Washington, Pacenon y Chase floí jueces EUsworth enfermó súbitamente y renunció en diciembre de 1800. El
Cushing y Moore n o participaron). Presidente Adams le ofreció el cargo a John Jay, que ya había sido
juez delTVibunal Supremo entre 1789 y 1795. Pese a ser confirmado
P r e s e n t a c i ó n de la sentencia por el Senado, Jay no llegó a tomar posesión, retirándose de la vida
púbHca^. En el ínterin los republicanos de Jefferson ganaron las elec-
Sin duda, Marhury es la sentencia más citada del Tribunal Supremo de
ciones, y Adams, ya en fiinciones, se apresuró a nombrar a utus cinco
los Esudos Unidos.Y según algunos (pot ejemplo García de Ente-
decenas de jueces partidarios suyos (los Uamados «jueces de media-
rría), la más famosa y la más importante de toda la historia Muchos noche», por haber ser nombrados con tanta precipitación). Mediante
hemos leído la frase mis citada del Cfñef Justiee Manhall, aquella con- la JudiciaryAü aprobada el 13 de febrero de 1801 (cuando ios repubÜ-
forme a la cual la obhgacíón de los jueces es *w sj^ canos o jeSersonianos ya habían ganado las dccciones y JeSerson aún
determinar qué es el Derecho. no había tomado posesión) tos federalistas habían creado los Tribuna.-
La llegada de John Marshall alTVibunal Supremo había sido muy les de Circuito y ocios órganos jurisdiccionales, y ios puestos fueron
azarosa. Según él mismo relató en 1827 en una caita al juez Story, su inmediatamente cubiertos con partidarios del cesante Adama ^. Esta-
colega en el Tribunal Supremo ', era una persona con relativamente ba vacante el cargo de Chief Juslíce. Cuando todos daban por n o m -
pocos estudios, ni generales ni jurídicos. Nacido en 1755, era el brado a Wiliiam Patcrson, que ya era juez del Tribunal Supremo, el
mayor de quince hermanos. Su formación eca esencialmente militar,
^ En el momento de rechazar el nombramiento.Jay dijo <}ue d Tribunal Supie-
' De elU d i cuenta BEaNAKD SCHWA»T2./1 Batic Histoiy ofThe Suprmt Coun, mo en U cabeza de un nitema judicial nn energía, pteici^o ni efecávidad.
1 9 6 8 , p. 102. * Nombró a 16 juecei de Tribuaalet de Circuico y » 42 Jueces de Paz.
,. . - . . . í - U - SlCtO XIX Sí 9( SE^^TENCtAS BÁSICAS DEL11UauhMLSU?MMODf LOS ESTADOS UNIDOS

prcsidenre Adams lo descartó (su partido esuba muy dividido entre Estado), e incluso es muy posible que un descuido tuyo o de su per-
sus fieles y los seguidores de Hamücon, como cía Patcrson). Así que sonal fuese la causa de que, en la precipitación de los últimos días del
nombró a Marshall, su Seciecaiio de Estado. Fue la última medida Gobierno federalista de Adams, no se expidiese el nombramiento al
que adoptó (lo h i i o prácticamente el día antes de dejar la presidencia: Sr. Marbury. H o y probablemente se diría que estaría «contaminado»
nombró a MarshaU el día 20 de enero, ei Senado le votó el 27 de y se le obligaría a abstenene.
eneto.juró su cargo el 4 de febrero y el 4 de mano se hizo cargo del ElTribunal Supremo dijo que Marbury tenia derecho a su n o m -
Gobierno el Presidente electoThomas Jefferson). bramiento y que el Secretario de Esudo Madison no se lo podía
El litigio planteado ante el Tribunal Supremo era el siguiente: negar (Madison no contestó al oficio mediante el que el Tribunal
antes de las elecciones de 1800. en donde se produjo la derrota del Supremo le pedía que explicase por qué no había expedido el docu-
j -• : I . Partido Federalista, dando paso al Partido Republicano, y anticipan- mento, igual que no había contesudo antes a la reclamación de Mar-
•.v.jr'íi 'jw^ JU d e r r o u electoral, los federalistas pretendieron minimizar Us bury para que te expidiese el nombramiento). Dos eran a príori las
• 'ÍJ consecuencias de perder el poder. Así, muy a úldma hora nombraron posibilidades: o denegar la petición de Marbury o estimar el recurso,
• a algudos jueces que les p e r m i u n controlar el poder judicial (los ya ordenando al Secretario de Estado que expidiese el nombramiento.
mencionados jueces de medianoche). En los últimos días de la Adrm- Las dos soluciones eran arriesgadas: la p r i m e n habría dado a enten-
nistración del Presidente Adams se n o m b r ó , entre otros, a W i ü i a m der que el Tribunal Supremo actuaba con miedo, y habría socavado
Marbury, banquero y gran terrateniente, como Juez de Paz de! Dis- el prestigio del Tribunal Supremo (y acaso de ta joven democracia
trito de Columbia, y su nominación fiie confirmada por el Senado. norteamericaru, pues en la práctica equivalía a permitir a los nuevos
., « Á i ^ h "ftmbién se n o m b r ó a otras pcnonas (Dennis Ramsay.RobcrtTown- gobernantes incumplir obhgaciones contraídas por los anteriores), y
o Ol>i"i ,.t- JJQJ HOOC y William Harper) que luego pleitearían con él. N o obs- la segunda era m u y arriesgada y de muy difícil ejecución, pues el
r r •->j'.VÍ tanle, se produjo u n error o un descuido en ta notificación de los nuevo Gobierno habla dado a entender que no se sentía vinculado
nombramientos, y a algunos de los nuevos jueces ta Administración por unos nombramientos que consideraba ilegales, y además el TVi-
que les nombró, antes de dejar el poder, no les expidió su credencial. bunal carecía de medios coercitivos o de ejecución propios. A l T r i b u -
De modo que, ya bajo la Presidencia de Jefferson, Marbury y los nal Supremo, compuesto por jueces abiertamente federalistas, le
demás que no lo recibieron exigieron al nuevo Secretario de Estado hubiese costado mucho esfuerzo obhgar a c u n ^ l i r la sentencia a un
i*-..rttr,ii Madison que les entregase los nombramientos. Éste hizo caso omiso, Gobierno de ó g n o político contrario.

y ante ello Marbury recurrió directamente al Tribunal Supremo, Sin embargo, «el sentido del Estado* * de MarshaU, le hizo adop-
iL.owry. : reclamándole que ordene a Madison expedir los nombramientos tar por una tercera solución, saliéndose por la tangente. A su juicio, se
'•'••' • (mediante un n/rií of mandamus, o sea, un mandamiento u orden de trataba de saber si et Tribunal Supremo era o no competente para
'• ~' " • hacer). El pleito era importante,por la significación política de los expedir el writ of mandatrais. Y es que la ley que lo regulaba (fudiciary
' '• ^ ' participantes; se enfrentaban el Secretario de Estado, ct antiguo Act de 1789), ajuicio de Marshall, no encajaba con el segundo párra-
'•' '• • ' ' Secretario de Estado (ahora C/iiífJuííiff), y además el abogado de fo de la sección 2.* del artículo I I I de la Constitución, que distinguía,
• -'^ ^ Marbury y de los otros tres eia Charles Lee. Attomey General bajo los en cuanto a competencias del Tribunal Supremo, entre jurisdicción
.:Í;J.U,. Gobiernos de Washington y de Adams. originaria o de primera instancia y jurisdicción de apelación. E l T r i -
' " '' Así que ante el asunto Marbury, la posición del C/iíef7uííi« M a r - bunal Supremo sentenció que ta JudiaaryAct era contraria a la C o n j -
' ' ' shilJ era pccuhar: pariente lejano del nuevo Presidente, él mismo
,^ había sido prácticamente un «juez de medianoche», era partidario
declarado de los federalistas (fue, como hemos visto, Secretario de NewYorit.l993,p.41. . , „,
91 LAS SBmlhiaASBAsi CAS imTIÜBUNALSUPUMOOt LOS ESTADOS tAODOS

ricución.por vulnerar el ámbito de competencias que ésta le atribuía. .urí Q. fejoluQ¿(i asimismo, relevante en cuanto afecta al control
Entonces se planteó q u é consecuencia había que e r m e r de ello; si M.'; M\l de las Administraciones públicas. Por un lado, por el recono-
seguir la ley o seguir la Constitución. C o m o es sabido, siguió la cimiento expreso que hace de la categoría de los actos políticos y, por
Constimción, declarando la nulidad de la ley. otra parte, por la aparente restricción de los poderes del juez en rela-
En cuanto a los efectos prácdcos de la sentencia, fiieron muy pocos •' c i ó n con los aaos de naturaleza discrecional*.
{al Señor Marbury se le denegó lo que pedía, pues no se condenó a Los alumnos de las Facultades de Derecho noneamericanas (en
Madison a expedirle el nombramiento). Y la solución al complejo particular al aproximarse al Derecho constitucional) suelen comenzar
asunto político (en que recordemos que Marshall se había visto impli- S i n 51 - csmdiando y comentando la sentencia Marbury.
cado) se dio mediante la no intervención*. El caso es que en 1803 el bb tí?-
Chief Justice Marshall fiie ponente de una sentencia que ha pasado a la BIBLIOGRAFÍA E N ESPAÑOL; Cari Schmict,La J g í m a de ta Constitu-
historia por diversos aspectos, pero sobre codo por insaurar el control ,,.t .^v;.. ciiÍM,Tecnos, Madnd, 1983, p. 47; Manuel García Pelayo, Derec/w ctjmti-
de constitucionalidad de las leyes. Efectivamente, la sent¿ncia Marbury v. tucional comparada, Alianza, Madrid, 1999, pp. 421 y ss.; Bemard
Madison es esencial en la historia del Tribunal Supremo de los Estados Schwartz, Los poderes del Gobierno. Val I: Poderes federales y eslatalu,
Unidos, y en la historia del constitucionalismo, porque declara en tér- U N A M , México D. F, 1966. pp. 26-29,469 a 470 y 577, así como Las
minos natundos —tanto que apenas han sido puestos en duda hasta diez mejores jueces de la histcnia norteamericaita, Civitas, Madrid, 1980, pp,
ahora- la prevalencia de la Constitución, y sobre todo porque estable- «U M y ^ núm. 13 de b p. 22 es donde Alonso García, traduc-
ció el poder del Tribunal Supremo para controlar la constitucionalidad •b'. libro, afirnu de Marbury que es «una de las más conocidas en
de las leyes, decretando la nulidad de aquellas disposidones que contra- , todo el ámbito jurídico niiindial»);Ediiardo García de Enterría, Demo-
vinieran la norma hindamental. Para ser más exactos, lo que Marshall j.., erada,jueces y corttrol de laAdminbtraaán, Civitas, Madrid, 5." cd.,2000,p.
hace no es configurar el principio, sino recordar que la Coniticución ^ ^ 171 a 173y 196,y «El valornormativo d é l a Constitución de 1978»,en
iconfirma y refuerza» dicho planteamiento. W A A - , La Canátituciórt española de 1978. 20 años de democracia, C o n -
greso de los Diputados, Madrid, 1998 (la cita de Marbury como tacaso
La sentencia causó en seguida gran impacto, y no gustó a los
, ,. la más famosa sentencia de la historia» en p. 293. La referencia se repite
republicanos. Algunos de los jueces alineados con el Presidente
..^ . , tn La Constitución española de 197S como pacta 5od<d y como norma jurídica,
jefferson emprendieron polémicas en púbhco contra Marshall (inclu-
, INAP, Madrid, 2003, p. 30); Santiago M u ñ o z Machado Constituaón,
so se atacó directamente a algunos jueces federalistas: en el verano de
Instel, madrid,2004, p. 53 Carlos S. N i ñ o «La filosofía del control j u d i -
1803 algunos parlamentarios intentaron promover un impeackment
cial de constitucionalidad». RCEC n ú m . 4 (1989), p. 79; Lawrence
contra ci juez del Tribunal Supremo Samuel Chase), Sin embargo, no
• Baum. El Tribunal Supremo de los Estados Unidos de Norteamérica, Bosch,
era !a primera vez que el Tribunal Supremo anulaba una ley por con-
Barcelona, 1987, p. 37; Pcter Haberle, Ubertaá. igualdad, fraternidad.
traria a la Constitución federal: entre 1787 y 1803 lo había hecho
Í789 como historia, actualidad y Jüturo del Estado ronjtúudonal,Trotta,
con una veintena de leyes, pero se trataba de leyes estatales. Marbury
, _ Madrid, 1998, p, 74; R j m ó n Punset Blanco, «Comentario al art. 2», en
file la primera ocasión en que una ley federal ñie declarada incoiuti-
W A A . , Comentarios a la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional Quan
tucional.
Luis Requejo ed.), B O E , Madrid. 2001, p. 99; Pedro Cruz Villalón,
«Formación y evolución de los derechos fundamentales», en LÍI curio-
' CtaSTOruEft EOLBY dice que Maiburf fue uiu auto-retmcción del Tribunal
Supremo: «Se ifimu el poder de decUtu U tncoiutitudoDilidad de laj leyes sidad del jurista persa y otros estudios sabré la Constitución, CEPC, M a -
con objeto de poder «timane desproviico de jurudjccióa pjn dar ana solu-
ción i la controvertía pUr)ceada>: Drrtcho Adminislratiiv, Rjconctbir el conCral * Sobre « t o último puede vene E D U A R D O G A R C U DE E-VIBRRÍA Democracia,
judiaat de kAdminisIndón, I^fAP, Madrid, 1994, p. 39. ''• jiíítíí y aifitrri i/f ¡fli4iímirtúírM¿B, Civim. Madrid,5.'ed-, 20CK), p. 173.
1. EL SKiLO XIX 99 too LASSINTEMCIASBÁStCASDSLTRXBUNALSIfffteMODeLOSESTAOOSUNIDOS

drid, 1999, p. 38; Pablo de Lora Delcoro, La interpretación origimüsta de k ioi --u Estado, invitándole a explicar por q u é no le fue enviado al Sr.
Constitución. Una apjvximacióii desde la jihsojia del Dereciio, CEPC, Madrid, WlUiam Marbury su nombramiento como Juez de Paz del condado
1998, pp. 95 y 99;Bun: Ncubome, Elpapeí de los juristas y del imperio de la de Washington, en el Distrito de Columbia- . .
ley en la sodedad americarm, Civitas, Madrid, 1994, p. 34; Paloma BigUno N o se recibió ninguiu explicación, de modo que ahora, el recu-
Campos, íEn los orígenes del federalismo: la formación del modelo nor- rrente nos pide que emitamos un mandamiento ^ para que se obligué
tcamcricano»,W AA.. La danocraáa constitudonal. Estudios en homenaje al al Secretario de Estado a entregare el nombramiento. Las peculiarida-r
Profesor Rubio Llórente, Congreso de los Diputados et JÍr.. Madrid, 2003, des del caso, la novedad de alguna de las drcunstaacias y las dificultades
voi. 2,pp. 1166-1167; Juan de la Cruz Ferret, l/j_/HH£ion píAilka superior en reales que entraña requietín una exposición completa de los principios
Eslavos Unidos, INAP, Madrid, 1984,p. !7; Roberto Gargarella La jusüda -oiT ; i que sustentan la s o l u c i ó n a l a que ha llegado este Tribunal,
frente al gobierno. Sobre el carácter contiamayoritario del poder judicial, Ariel, A j u i c i o de « t e Tribunal, las cuestiones que deben ser analizadas
Barcelona, 1996, pp. 45 a 47;RafaclJiménezAícnsio El constiluáonaiismo, , y decididas son las siguientes:,
IVAP, Oñacc, 2001, pp. 67 y ss,; Andrés Boix Palop LÍJI coni/alidaciones
t i ^ f.í'n.íi 1" ¿Tiene el demandante derecho a que se le expida el n ó m -
l^latim, inste!, Madrid, 2004, p. 348 Julio Y González García, El alcance
• í'"'j bramiento que redama? ' •
del control judiaai de las Administraciones Públicas en los Estados Unidos de
'1*7 '•' 2.°. Si fiíera así. y ese derecho hubiese sido niénoscabado,¿las
Norteamérica, McGraw Hill, Madrid, 1996, pp. 29 y 138; Javier Dorado
Porras, El debate sobre el control de coiutitucionaUdad en hs Estados Unidos. leyes de este país le reconocen una vía o recurso para obtener satis-
Una polémica sobre la inlerpretnaón consiituaonal, Dylanson, Madrid, 1997, , .;;-r.-:-. facción?
pp. 99 y ss.; Juan Carlos Bayón, «Derechos, democracia y Constitución», 3.* Si así fuera, ¿esta vía de recurso prevé la posibilidad de que
e n W . A A . , Neoconst\tiidoiialis'mo(s) { M . Carbonell, ed.), Trotea. M a - .••í;,'T....j • este Tribunal ordene un mandamiento?
drid, 2003, p. 214; María Ángeles Ahumada Ruiz, -El "ccrtiorari". Ejer-
.^'¿(^(iri-i-,:,: , Poc tanto, la primera cuestión a resolver es la siguiente:
cicio discrecional de ia jurisdicción de apelación por el Tribunal Supre-
mo de los Estados Unidos», REDC núm. 41 (1994), p. 102; Chiistophcr f.i.ip rrL n'j tc. J ¿Tiene el recurrente derecho al nombramiento que recia-
Edley Jr-.Derff/io administrativo. Reconc^ir el control judicial de la Administra' nu? \ '.
non pijfiíiea, INAP, Madrid, 1994, p. 39. Su derecho se origina en una ley del congreso aprobada en
-- febrero de 1801 relativa al Distrito de Columbia.
Después de haber dividido el distrito en dos condados, el artícu-
S E N T E N C I A M A R B U R Y V. M A D I S O N (1803) ^ ' - lo I t de esta ley dispone que «serán nombrados por el Presidente de
" i -'• los Estados Unidos en función de las necesidades en cada uno de
Partiendo de las alegaciones depoñtadas y leídas en la secretaria en el dichos condados personas de buena moralidad para ejercer las fiin-
últiino periodo hábil, este Tribunal dirigió u n oficio al Sr. Secretario ciones de juez de paz por i m periodo de cinco años».
Consta en actuaciones que, de acuerdo con esta ley, el nombra-
' Existe una ffiducción española compleu de la jentencia. a cargo de Ignacio . miento de WiÜiam Marbury como Juez de Paz para el condado de
Fcmándci Sanuola, en Textcs Básicos át la historia constiSMÓonal comparada Q. Vare-
la Suinieí ed-), CEPC,Madrid, 1998 (cambien en http://i¡/ww.a)nsiÍCucion.reiiiris. .•ií" - •
j ts/prindpai/consatucionet-m-irbii'yi^smaiison.htin). Hemos encontrado otras dos ' Noca de los traductores: hemoi castellanizado el téimino mandamus, «adu-
traducdoaej parciales: una en Doíioneníiw anstituaonales y tactos poUlms (L. Sán- ciéndolo pot mandamicQto, El writ tf mandatms ei un oGcio o imndatnjento
chez Ageiia ed-), Editora Nacional, Madnd, 1982. pp. 97 a 99, y otra en ,^ .iVi x '.'-T. dictado por un órgano juiiadiccionai y dirigido a un óigano jurisdiccional
•.,1 RiCHAKD B. MoRHlS DocujKtntos funáimetiialu de ¡a hísioria de hs Bstados Unidos fií.-, i .ior. i ' inferior o a una autoridad administrativa, destinado a que aquél o eja auit-
iíf<4m¿rúa. Libreros Mcácanoi Unidoj, México, 1962, pp. 134 a 144. plan una determinada obligacióa que lea viene legalmente impueiu.
m Lus•^rnmt^ulAllCM[».T!u•tMA£SurMMODB[os•mE>o•(M^

Washington fue firmado por John Adams, entonces Presidente de !os Los actos de designación de un cargo público,y el nombramien-
Estados Unidos. N o obstante, ei nombramiento jamás llego a su des- to efectivo de la penona designada, pueden ser considerados como
tinatario. uno y el mismo, teniendo presente que el poder de ejercer ambos
-,!j>a? is i- pafj determinar si esta persona nene derecho a recibir este nom- está otorgado en dos artículos distintos y separados de la Constitu-
bramiento, resulta necesario preguntarnos o ñie efectivamente desig- ción. La distincián entre la designación y el nombramiento efectivo
nado para el cargo. Si así hubiera sido, el ordetiamiento le confiere el aparecerá con mayor claridad si reparamos en que la sección 2." dol
derecho a continuar en sus fiinciones durante un periodo de cinco articulo I I de la Constitución «autoriza al Congreso, por ley, a atri-
anos, y estaría en disposición de exigir que se le entregasen los docu- buir al Presidente, a los Tribunales de Justicia o a l o i jefes de los
mentos que probarían su titulo para desempeñar las referidas (uncio- Departamentos ministeriales u n poder discrecional de designación
nes, que de este modo se transformarían en su propiedad. de las autoridades inferiores de los Estados Unidos»; con lo que el
La sección 2.' del artículo I I de la Consdrución dispone que «el Presidente se vería obUgado a expedir su acta de nombramiento a un
Presidente tendrá el poder, previa consulta y consentimiento del fimcionario que ha sido designado por un Tribunal de Justicia o por
Senado, de designar embajadores, otros ministros públicos y los con- el jefe de un departamento ministerial. En tal hipótesis, el hecho de
sejeros y otras autoridades púbhcas cuyos nombramientos no se pre- proporcionar su acta de nombramiento al fimcionario designado
vean de otra forma*. seria diferente del acto de designación y parecería dudoso que pudie-
ra ser rechazado.
El aparrado tercero prevé que •nombrará a todos los fiincionarios
de los Esudos Unidos». A u n q u e la disposición constitucional que atribuye al Presi-
Una le\ del Congreso otorga al Secretario de Estado la compe- dente el poder de nombrar a todos los fiincionarios y agentes de
tencia para custodiar el sello oficial de los Estados Unidos y le ordena los Estados Unidos pudiera ser interpretada en el sentido de que
«administrarlo, guardarlo y estamparlo sobre todos los nombramien- sólo se aplique a los designados por él, resulta complicado negarle
tos civiles de los agentes y fiincionarios de los Estados Unidos, que toda aplicación en los supuestos en los que han sido designados
serán designados por el Presidente por y con el consentimiento del por otras instancias. Por consiguiente, la distinción constitucional
Senado, o sólo por el Presidente; bajo reserva de que en ningún caso entre la designación de una autoridad y el efectivo nombramiento
se pondrá e! referido sello antes de que el nombramiento haya sido del que fue designado debe ser abandonada, de forma que el Pre-
firmado por el Presidente de los Estados Unidos». sidente está obhgado a nombrar a penonas con independencia de
su voluntad.
Éstas son las cláusulas de la Constitución y de las leyes de los
Estados Unidos que afectan a este primer aspecto del caso. Implican De esta distinción deriva también que si la designación tuviera
tres casas; que ser acreditada probando que el designado reahza de hecho fun-
ciones propias de su cargo, incluso no coincidentes con las previstas
1 P r o p o s i c i ó n , que es un acto que corresponde al Presidente en el acta de nombramiento, el ejercicio de tales funciones equival-
y que es totalmente personal. dría ai nombramiento. Y si el nombramiento no fiiese revocable
2. ° Designación, que es de igual manera un aao voluntario del a u t o m á t i c a m e n t e por el Presidente, ello b a s a r í a para otorgar al
Presidente, a pesar de que sólo puede ser realizado con el visto bueno funcionario derecho a que se le expidiese el acta de nombramiento
del Senado. (o para otorgaric derecho a continuar desempefiando su cargo sin
3. " Nombramiento, pues entregar el acta de nombramiento, dicha acta).
proporcionándosela a la persona nombrada, se podría considerar Estas consideraciones tienen la única finalidad de hacer c o m -
como un deber impuesto por la Constitución. prender mejor las cuestiones que plantea este castx
Í04 IjUSBNTENClASBASKIASDaLTRIBtAJM suriano t»U»UTAIX» UNIDOS
'M.j^.: j , . ; - ii/J»'^OMK«Ví. : '.'JU.*: LU^;¿.'VSf-i.'^ K-SIGLO XIX fOJ •••1 >i> ••Jl . •

¿fjijlTi :ji3rK;vj c. Estamos en presencia de una designación del Presidente previo convirtió el Departamento de Asuntos Exteriores en Departamento
visto bueno del Senado, y que no puede ser acreditada mediante n i n - de Estado. Dicha ley recoge que el Secretario de Estado custodiará el
.n c-' sello oficial de los Estados Unidos «y lo administrará, registrará y lo
gún otro documento. En este caso, por ello, designación y a c á de
nombramiento aparecen como inseparables, siendo i m p o s i - estampará sobre todos los nombramientos civiles de los agentes y
ble demostrar una designación si no es mediante el acta de nombra- funcionarios nombrados por el Presidente de los Estados Unidos»;
. miento, aunque el acta de nombramiento no sea la designación «Dicho seUo no podrá ser estampado en ningún nombramiento antes
de que el mismo haya sido firmado por el Presidente de los Estados
j , , |. en si misma,sino sólo el medio mediante el cual esa se exterioriza y
Unidos, ni tampoco sobre n i n g ú n otro instrumento o acta sin la
hi; . «redita.
garantía holográfica presidencia] prevista a este fin».
Pero, -a partir de que momento podemos decir que el acta de
nombramiento es la prueba inequívoca de la designación? La firma es la garantía para poner el s^o que acrediu el nombra-
. . . .. , La respuesta a esta pregunta es obvia. Teniendo en cuenta que se miento, y el sello sólo puede estamparse en un instrumento o a c á
^ trata de un acto exclusivo del Presidente, sólo podemos decir que el cuando el documento esté completo. Sirve, a través de un acto que se
supone notorio, para verificar b autendcidad de b firma presidencial.
Oír-- i ^ b -oh- nombramiento es la prueba inequívoca de la designación
a<-,- ojc cuando se pueda acreditar que se han llevado a cabo todos los actos El sello no debe estamparse hasu que el nombramiento esté fir-
iJuO - ^ trámite necesarios para su perfección. mado, ya que la firma que da validez y efecto al nombramiento es b
Incluso si el acta de nombramiento en lugar de ser la prueba del prueba final de que el nombramiento ha sido realizado.
t f-í)t'.. í' nombramiento fiiera contemplada como el nombramiento mismo, Una vez que se ha producido b designación, surge una obliga-
no podría ser emitida hasta el momento en que el Presidente efectúa c i ó n para el Secretario de Estado, recogida en la norma, y que no
ei úidmo acto de tránutc del procedimiento o. cuando menos, cuan- depende del deseo del Presidente. Tiene que estampar el sello de los
i t i - ' i d í' encomendada al ñincionario haya sido cumplida. Estados Unido) en el acta de nombramiento y registrarla.
£1 último acto que debe set realizado por el Presidente es la Se trata de un procedimiento que no puede alterarse u omitirse, en
I firma del acta de nombramiento. En ese momento ya se ha produci- el caso de que el Gobierno piense que se deba nombrar a otra persona.
do el visto bueno del Senado. El tiempo para realizar las dchberacio- Es pues un procedimiento totalmente reglado en la ley y debe ser c u i -
ncs ha transcurrido ya, y se ha tomado una decisión. La designación dadosamente cumplido. Es b obligación del Secretario de Estado cum-
ha sido confirmada por el Senado, y el fimcionario queda nombrado. plir b ley, ya que en este caso es un fimdoiurio de los Estados Unidos
; _ El nombramiento se manifiesta en un acto público c inequívoco y, que tlebe obedecer las leyes. Actúa, según ha quedado demostrado en
el procedimiento, bajo la autoridad de b ley y no bajo instrucciones
• :[ •••• -i* is, "«"'^o últuno acto requerido de la persona encargado de efectuar-

-.1 !i: í'j
del Presidente. Es un acto adnünistrativo predeterminado por b ley,
,1 , . lo, debemos rechazar la idea de que todavía no se ha cumplido el
respecto de una persona concreu y para una finalidad específica.
• j- o j -ai procedimiento necesario o de que el trámite está incompleto.
•h> ' i . ir: Cuando se trata de un funcionario no revocable discrecional- Incluso si aceptásemos que b solemnidad del acto de sellado del
- I -•*•) r e ' '<jb r "ici^te, es necesario fijar una fecha a partir de la cual cesan los pode- acta es necesaria no lólo para la validez del nombramiento efectivo
. ..,, res que sobre él tiene el Gobierno o la autoridad que le nombró. Este sino también para perfeccionar jurídicamente b designadón, de ello
,,,,, ,, momento se produce cuando se ejerce el poder constitucional de se deduciría que cuando el documento está selbdo la designadón se
nombramiento. Y este poder se verifica en la práctica cuando la per- ha producido ya y el nombramiento es váhdo. N o se exige otra
sona competente ha llevado a cabo el último acto legalmente previs- solemnidad por b norma, n i el Gobierno viene obligado a ninguna
, '^..^ ^ ^ ^ j , to. Este último acto es la firma del acta de nombramiento. Esta idea otra actividad. Todo lo que el Gobierno debía hacer para investir a b
• '•.•uiM. p « e c e serla que prevaleaó cuatulo el Congreso aprobó la n o m u y p e n o r u con el caigo está ya hecho.
L EL SIGLO XOC tOS lOf LUSENT(NCIASIASlCASI>ELTUBUNALSUVtUMOOetOSESTAiXnU^4IC>OS

La notificación del acta de nombramiento es una práctica regida


Después de haber buscado ansiosamence algún principio que
por las costumbres y no por el Derecho. N o puede por ello ser nece-
permiu sustcncar una posición diferente, no hemos encontrado nin-
.0 M J * < jaria para completar la designación de la que trae causa y que es u n
guno.
(roqr: i^i • mero acto del Presidente. Si el Gobierno requiriera que cada persona
Todos aquellos argumentos que la imaginación del Tribunal
' designada para un cargo tuviera que obtener por sus propios medios
podía sugerir han sido muy debatidos, y después de haber sopesado la
rM. í ^ su acu de nombramiento, ningún nombramiento se habría llegado a
relevancia que realmente tienen, no parece que puedan rebatir la
posición a la que hemos llegado. efectuar. E l nombramiento es u n acto únicamente del Presidente, y la
notificación del acta de nombramiento es competencia sólo del fim-
Así, se ha conjeturado que el i c u de nombramiento podría asi-
^ i.rf. 1 ciotiario al que se ha asignado esta obligación, y puede ser aceierada
milarse a un acto notarial para cuya vaUdez resultaría imprescindible
la entrega i l destinatario. o retrasada por circunstancias que no tienen influencia en el nombra-
~' ••^f- * miento mismo. El acta de nombramiento es notificada a una persona
Esta idea parre de que el acta de nombramicnco no es tan sólo
una prueba de la designación sino que sería la designación misma, lo '- *'''^ . que ya ha sido designada y nombrada para un puesto, no a una pcr-
cual resulta más que dudoso. Pero a fin de poder exarrUnar esu obje- , jona que puede ser nombrada o que puede no serlo; del mismo
-tí' y modo que a la carta que contiene el acta de nombramiento puede
ción adecuadamente, partamos de que semejante presupuesto es
correcto. sucederle que se entregue en la oficiiu de correos y llegue con nor-
malidad a su destinatario o que, por el contrario, se pierda.
La Constitución prevé que la designación la realice el Presidente
Podríamos ir más allá y preguntarnos si la posesión del original
personalmente, lo que conduce a que si el acto que materializa la
del acta de nombramiento es absolutamente Indispensable para habi-
designación t u w r a efectos constitudvos también debiera ser realza-
litar a una persona nombrada pata un cargo a desarrollar las obliga-
do por el Presidente. N o es necesario que el acta de nombramiento
ciones del mismo. E n ese caso, la pérdida del acta imphcaría la p é r d i -
sea comunicada o entregada al desonatano de la misma: nunca se ha
da del puesto. Ello podría suceder no sólo por negligencia, sino
hecho así. La ley contempla que sea remitida al Secretario de Estado,
.Ui t a m b i é n por accidente o fraude, fuego o robo, cesando entonces la
en la medida en que le ordena estampar el seUo en acu una vez que
persona en el puesto. En tal caso, la copia de los atrhivos de la oficina
el Presidente la ha firmado. Si por consiguiente la entrega del acta
del Secretario de Estado equivaldría a todos los efectos al original. La
fiiera necesaria para la validez del nombramiento, puede considerarse
ley del Congreso así lo ha esUblecido de forma expresa. Para propor-
que tal entrega se produjo en el momento en que se remitió al Secre-
cionar vahdez a tal copia, no es necesario demostrar que el original
tario para que sellara el acta, la registrara y la remitiera a las partes.
ha sido remitido y posteriormente perdido. La copia da fe de que el
Según c'i la regla en miteria de documentos oficiales, ciertas
original existe y que el nombramiento se ha efectuado, pero no de
solemnidades son requeridas por la ley, que acreditan la vaüdez del
que el original ha sido notificado y entregado. En el mismo sentido,
mstrumcnto. Entre estas solemnidades no está la notificación al desti-
It el otiginal se hubiese extraviado en las dependencias púbhcas, ello
natario. En los casos de nombtamientos de fimcionarios. La firma
no afectaría al valor probatorio de la copia. Cuando todos los requi-
autógrafa del Presidente y el sello de los Esudos Unidos son tales
sitos se han cumplido correctamente, el documento se considera
solemnidades. De manera que la objeción de la falu de notificación
registrado y archivado, y cobra plena eficacia, aim cuando fisicamente
no puede prosperar.
no haya sido adjuntado al registro.
También nos hemos planteado como posible y legalmente obli-
,1^ -jy g] j-jjQ nombramientos, la ley ordena al Secretario de
gado que la notificación de! nombramiento y !a aceptación del
EL í. tatrí 1 .r;; Estado que los registre y archive. Cuando están firmados y sellados, la
mismo puedan ser considerados necesarios para petfecciorur el dere-
orden para que sean archivados está dada, y juridicamcnte adquieren
cho del recurrente.
L •LllOLOXOC 107 lOt tASSEtmNCIAiaAStCASDUTIUBUNAtSUPR£MODElOSISTAOOSlA4IDOf

pleno valor, tanto si se produce materiabnente la inserción en el bramiento puede ser paralizada si a ú n no se ha efectuado. Pero cuan-
ns •> " fi"í' Libro de Registro como si no. kra>'-« do se de un funcionario no removible, el nombramiento no se
La copia existente en el registro se considera equivalente al o r i - ofcc' >o . puede válidamente revocar. E l acta de nombramiento o t o i ^ dere-
ginal, y la ley prevé las tasas que debe pagar quien desee que se le chos legales que no pueden ser revocados.
ishitíi.. expida ia copia. ¿Puede la persona responsable de un registro público La discrecionalidad del Gobierno se puede ejercitar hasta et
eliminar del mismo un acto o un nombramiento que ha sido regis- momento en que el nombramiento ha sido efectuado. Pero una vez
iom'vixtj trado y archivado? ¿Podría negane a expedir una copia a una persona Y u i.\' jg [jj, realizado, su poder sobre el fimcionario ha coocluido en
•(-.' ¡:^dc-i: • que lo ha solicitado conforme establece la ley? todos aquellos casos en los que b ley le impide cesarlo a voluntad. La
Tai copia, de la misma forma que el acta ongmal, autorizaría al persona nombrada tiene entonces pleno derecho al cargo, pudiendo,
. 4 - •,' juez de Paz a ejercer su cargo, ya que la copia acredita su nombra- absoluta e incondicionalmente, aceptarlo o rechazarlo.
.í • i, .1 miento de b misma forma que el original. D e todo ello se deduce que el Sr. Marbury fue válicUmence
•íin-i.-íí'; tí.- . ( i - Si la notificación y expedición del acta de nombramiento no se . , ivii; nombrado para el cargo desde el momento en que el acta de su
consideran necesarias para proporcionar vahdez a un nombramiento, nombramiento fue firmada por el Presidente y sellada por el Secreta-
su aceptación lo es aún menos. El nombramiento es competencia -•ijr; Estado. Y como la norma de creación del puesto de Juez de
exclusiva del Presidente, la aceptación es competencia exclusiva de! tiT.\- O'- PJ2 establece que el titular tiene derecho a ocuparlo durante el pbzo
funcionario y es, obviamente, posterior al nombramiento. De b !• > r i í o r . ¿f. cinco años, y con plena independencia del Gobierno, entonces el
,, t j . ; ¿ misma forma que puede dirmor, puede rechazar el nombramiento, (ia'.>Ui'. nombramiento no es revocable. El nombramiento otorga al funcio-
Li 5?r r-d pero ni una ni otra circunstancia pueden anubr los efectos jurídicos nario todos los derechos legales que, además, están protegidos por las
V tv del nombramiento. leyes de los Estados Unidos.
Éste es el modo en que el Gobierno interpreta el procedimiento, La negativa a notificar y expedir el acta de nombramiento es, por
y coda su conducta resulta coherente con este planteamiento. ; ,i¡,' » ü consiguiente, un aao que no puede ser declarado por este Tribunal
Toda acta de nombramiento está siempre fechada, y b retribu- " como conforme con b legalidad sino que, por el contrario, menosca-
ción del funcionario comienza desde el nombramiento, no desde el ' ba un derecho legalmente adquirido.
jsut: > : momento de la notificación, transmisión del acta o desde que se •2. Esto nos Ueva a la segunda cuestión que es:
, acepta el nombramiento. Cuando una persona nombrada para u n • Si e! Sr. Marbury tuviera tal derecho, y hubiera sido violado, ¿le
'•.-ni".- . • cargo se mega a aceptado,el sucesor es nombrado en lugar de la per- proporcionan las normas de este p^s un recurso adecuado?
.•,t¡^ u soiu que ha declinado su aceptación, y no en el lugar de la persona La esencia de b libertad civil ciertamente consiste en el derecho
• . ; t ' q u e ocupaba previamente el cargo y que ha ocasionado la vacante. de cada individuo a reclamar b protección de las leyes cuando ha
. 1: - Por ello, este Tribunal considera resueltamente que c uando un ' : sufiido i m perjuicio. Una de las primeras tareas del Gobierno es p r o -
,!.(./-. • icta de nombramiento ha sido firmada por el Presidente, el nombra- ' porcionar tal protección. En el Reino Unido el Rey él mismo está
nueato ya se ha reafizado.Y el acta se completa y se perfecciona sometido a p e n e c u c i ó n bajo b respetuosa forma de u i u petición, y
ti • cua:ido el Secretario de Estado le estampa el sello de los Estados siempre cumple las sentencias de sus tribunales.
•:b ,(•'••; Unidos. •^•^"•'•t E n el tercer volumen de sus Comentarios, p ^ i n a 23, Blackstone
, • , . E n el caso de los funcionarios que pueden ser cesados discrecio- determiru los dos casos en los que el recurso está expresamente c o n -
,.! /-y naimentc por el Gobierno.Us circunstancias y requisitos que se refie- m*:-''- tempbdo en la ley. • ! •
rcn a su nombramiento no son relevantes, ya que el nombramiento es «En todos los demás supuestos, continúa señalando, existe una
en cualquier momento revocable y !a notificaaón del acta de n o m - ••fc?: regla general e indiscutible, de que donde existe u n derecho legal
I. i L s i a o x i x m l i o US SE^^T^«:1AS BASICAS I>EL71UBUtULSUPMMO DE LOS ESTADOS UNir>OS

existe, asimúmo, un remedio legal por medio de u i u acción procesal puede considerarse u n acto puramente político, que pertenece en
ante l í Justicia, que se puede ejercicar cada vez que el derecho ha sido cxdusiva al Gobicmo,y para cuya t^ecudón la Constitución se remite
menoscabado». por entero al Gobierno? Con ta consecuencia, de ser así, que et intere-
y, más adelante, en la pigina 109 del mismo volumen, continúa sado no tendría ningún recurso posible, al margen de la entidad o
señalando «Voy a estudiar seguidamente la consideración de cales daños gravedad de su petjuida
como aquellos de los que conocen los Tribunales del common law. Y N o se puede dudar de que estos casi» existen. Pero no podemos
aquí observo que todos los daños posi&les, sea cual fijera su naturaleza, admitir que cada acto obligatorio o vinculante que deba ser realizado
que no caen en el conocimiento exclusivo de los Tribunales eclesiásti- por los Ministerios represente uno de tales actos políticos.
cos, militares o marítimos, caen, dentro del conocimiento de los Tribu- A través de la Ley aprobada en junio de 1794, volumen 3, página
nales de justicia del derecho común. Es un principio del Derecho 112, relativa a los inváhdos de guerra, el Secretario de la Guerra está
inglés que cada Derecho, cuando ha sido menoscabado, debe tener un obligado a colocaren la lista de pensionistas a todas aquellas personas
remedio y que cada daño ha de tener su reparación adecuada*. cuyos nombres se contienen en u n informe presentado por él al
El Gobierno de los Estados Unidos ba sido enfáticamente califi- Congreso. Si rechazase hacerio ¿qaedaria el veterano de guerra sin
cado como un gobierno de las Ie\-es y no de los hombres. N o sería p t o t e c d ó n ? ¿Se puede mantener que donde la Ley obüga en t é r m i -
digno de tan alca denominación si las leyes no proporcionaran en nos precisos a la emisión de un acto, sobre el cual existen interesados,
codos los casos una acción en Juidcia para los supuestos de violación el Derecho es incapaz de garantizar la obedienda al mandato? ¿Es a
de un derecho legal. estos efectos relevante el carácter o naturaleza del órgano ficente al
Semejante oprobio no puede cxisdr en el sistema jurídico de cual se ha dirigido el requerimiento? ¿O es que los Ministros y Jefes
nuestro país, salvo que se trate de un supuesto muy excepcional. de los Departamentos no están obligados por las leyes de su país?
La cuestión es, por tanto, determinar si el presente asunto es uno Tal cosa no podrá jamás admitirse como principio general, al
de estos casos excepcionales y si existe algún elemento que impida la margen de cuál sea o haya sido la práctica en casos particulares. N o
investigación legal del asunto o excluya que la parte perjudicada hay ninguna Ley que confiera tan extraordinario privilegio, n i ello
tenga derecho a la reparación legal. Para ello, ia primera cuestión puede derivar de ninguna de las doctrinas del common law. Después
consiste en saber si la reclamación del Sr. Marbury se engloba en la de afirmar que se presume imposible que el Rey cause un daño per-
categoría que se conoce como damnum absqut injuria, es decir, un sonal a una persona, Blackstone, volumen 3, página 225, afirmó:
peguicio sin daño efectivo. «Pero la Corona, a través de sus fiincionarios, sí puede causar daños a
Creemos que tal catcgoria no puede aphcarse a aquellos asuntos la propiedad de los dudadanos: para ellos, el Derecho, en materia de
que afecten a asuntos o funciones de confianza, de honor, o que tengan derechos individuales, no contiene ninguiu deferencia o respeto, sino
naturaleza lucradva. El cargo de Juez de Paz del Distrito de Columbia que propordona divenos métodos de detectar los errores y malos
reúne estas características. Debe pues ser digno de consideración pot el comportamientos de estos fimdonarios ptor cuya conduca el Rey ha
Derecho, y protegido por él. Ha recibido tal acendón y protecdón. Ha sido conduddo al error y a provocar temporalmente una injustida».
sido creado pot Ley del Congreso, y a su dtular la misma Ley le garan- De acuerdo con la Ley de 1796 que autoriza la e n a j e n a d ó n de
tiza la permanencia en el puesto durante cinco años. De manera que terrenos en la desembocadura del río Kentucky, el comprador que ha
no es posible oponer al recurrente el carácter inmaterial y no efectivo pagado la cantidad estipulada se transforma en completo titular de la
del daño, ni negarle la utilizadón de una vía de recurso. propiedad adquirida, y después de la emisión del certificado de
La no efectividad del daño ¿está acaso en la naturaleza del nombra- adquisición por parte del Secretario de Estado, el Presidente de los
miento? ¿La negativa a notificar o a expedir et a c á de nombramiento Estados Unidos le expide su titulo de propiedad. Está previsto que los
« . •.•,jírx.".-:-.^.-;-.-..-'.-—r-r< j . : - .••..i-í-:- - . - - i r - f . ! • L ELacLOXDt M I 1)2 US SBNTBNOAS BÁSICAS tmTIUBONAI.SUI>R£MOr>£ LOS ESTADOS UNIDOS

títulos de propiedad sean conctafirmados por el Secretario de Estado Pero cuando la Ley impone a dicho fimcionario otras obligacio-
y archivados y registrados en su departamento. Si el Secretario de nes, cuando debe llevar a cabo ciertos actos, cuando ios derechos de
1^ U4 - i - . Estado optase por no expedir el título, o si rechazase entregar una los individuos dependen de la ejecución de tales actos, este fimciona-
, copia del rmsmo, o si se perdiera el documento, jse puede imaginar rio no es más que un instrumento del Derecho, es j u r í d i c a m e n t e
^ que el ordenamiento j u r í d i c o no proporcione al petjudicado un responsable de su conducta y no puede menoscabar o ignorar los
remedio? derechos adquiridos de terceros.
No es concebible que nadie pueda mantener tal c o u . La conclusión de este razonamiento es, por onto, que cuando los
De ello se deduce que saber si un acto del Gobierno o de un responsables de los departamentos ministeriales actúan como agentes
Mitusterio puede ser enjuiciado por un Tribunal depende de !a natu- políticos y los miembros del poder ejecutivo ejecutan la voluntad del
s-íüí, -• ¡tjl raleza del acto de que se trace. Presidente, o están llamados a actuar en aqueUos casos en los cuales el
Si algunos actos son revisables y otros no lo son, entonces debe Gobierno posee un poder discrecional otorgado por la Constitución
üi^fc existir alguna re^a de Derecho para guiar al Tribunal en el ejercicio o las leyes, es evidente que en tales casos sus actos son fiscalizables
de su jurisdicción. sólo políticamente, Pero allá donde la Ley asigna una o b h g a c í ó n
En algunos casos puede resultar compUcado apUcar la regla a especifica, y los derechos individuales dependen de la ejecución de
circunstancias particulares, pero a nuestro juicio esto no impide que tal obligación, parece igualmente claro que los ciudadanos que se
sea posible establecer dicha regb. consideren dañados tienen un derecho a recurrir a las leyes del país
'--•r tn-ys. Constitución de ios Estados Unidos confiere al Presidente paraobtenerunareparación [...].
ciertos poderes políticos importantes, en ejercicio de los cuaics puede Es pues opinión de este Tribunal que cuando el Presidente de le»
(i/p !s i-^- utilizar su propia discrecionahdad, respondiendo ante su país única- Estados Unidos firmó el acta de nombramiento del recurrente
mente desde el punto de vista poÜtico y, asimismo ame su concien- Sr.WiUiam Marbury, lo n o m b r ó como Juez de Paz del Condado de
c u . Para ayudarle en diciu tarea está autorizado a nombrar a fiincio- Washington, en et Distrito del Columbia; y cuando el Secretario de
narios, que actúan por la autoridad conferida y de conformidad con Estado le estampó el sello de los Esados Unidos, como prueba de la
sus órdenes. autenticidad de la firma, ello le confiere un derecho legal a ejercer el
. r.-;, E n cales casos, los actos de estos funcionarios son actos del cargo durante cinco años. Asimismo, como es titular legal de dicho
Presidente.Y, al margen de la idea que cada cual tenga sobre c ó m o cargo de Juez de Paz, tiene derecho a que se le entregue el n o m -
viv-. ^ ejercidos estos poderes discrecionales,Ío cierto es que no bramiento; la negativa a entregárselo representa una violación m a n i -
, , , están sometidos a n i n g ú n tipo de control. Las materias sobre las fiesta de tal derecho, y para obtenerlo las leyes de este país le otorgan
. -([ que vetsaa son de naturaleza política. Son poderes que concier- una acción en Justicia. 1
^ . . • nen a la nación, no a los derechos individuales, y desde el momen- 3. Queda por determinar una tercera cuestión: si el recurrente
to en que están confiados al Gobierno, la decisión que adopten es tiene derecho a obtener el prontmciamiento que pide. EUo depende de:
\. j-:-, í dcfimtivi. La apUcación de este principio se percibe perfeccamen-
a) La naturaleza de la reparación que haya solicitado, y de
^ analizando la Ley del Congreso por la que se crea el Departa-
by E l poder q u é tenga este TribimiL
m e n t ó de Asuntos Extranjeros. Es obligación del titular del -íi -. . • • " ' '
.f., j Departamento cumplir con sus funciones de acuerdo con la a) Blackstone, en el tercer volumen de sus Coméntanos, pági-
.„^_ ,-. voluntad del Presidente, Es un mero órgano por el cual tal volun- na 110, definió un mandamiento como «una orden dictada en n o m -
^ tad se exterioriza. Los actos de este funcionario no pueden ser bre del R.ey por un Tribunal del Rey y dirigido a una persona, c o r -
examinados por los Tribunales. poración o Tribunal inferior o judicatura dentro de los dominios del
114 LASSlmlMCIASBÁSU:A3DELT1UBUNALSUI«.£IMDELOSimD^

Rey, rcquiriéndole a hacer alguna cosa alli especificada, que pertene- j u r í d i c o que está regulado y registrado conforme a Derecho, y del
ce a su función y departamento y que ha sido determinada previa- cual la Ley autoriza b expedición de una copia, una vez pagada una
mente poc el Tribunal del Rey, o, al menos, se presume, de conformi- tasa de diez cenuvos, si no se trata de un fiincionario sobre el cual et
dad con el Derecho y la Justicia». Gobierno pueda ejercer algún poder, ¿tiene et fimcionario, o el cargo
que ocupa, ima posición cualificada que pueda impedir a un ciudada-
Lord Mansfield, en et caso King v. Baker, es al., 3d Burrows 1256,
no hacer valer sus derechos en justicia, o que pueda impedir a u n
determina con precisión y explícitamente los casos en tos cuaics se
Tribunal conocer de su demanda, o que pueda impedir a este mismo
puede ordenar u n mandamiento:
Tribunal dictar un mandamiento para ordenar la ejecución de un
.Cada vez, explica el capacitado juez, que existe u n derecho a deber que no depende en absoluto del poder discrecional del
ocupar u i u fimción, a ejecutar u n servicio o a ejercitar una firanquicia Gobierno sino de disposiciones precisas de una Ley y de los p r i n c i -
-más específicamente si se trata de un asunto público o desarrollado pios generales del derecho?
con provecho- y a una persona se te niega Ja posesión de tal derecho,
Si imo de los jefes de ios Departamentos comete un acto ilegal
o se le desposee del mismo, y no tiene otro remedio legal específico,
en el ejercicio de sus fiinciones, y ello causa daños a u n tercero, no se
este Tribunal debe asistirle con un mandamiento, por razones de Jus-
puede pretender que este funcionario esté exento de ser obLgado al
ticia y por rizones de política púbhca para preservar ta paz, el orden
cumpUmiento de una sentencia. ¿ C ó m o p o d r í a n sus fiinciones
público y ct buen Gobierno.» En el mismo caso, «esa acción puede
excepcionarle de un pronunciamiento judicial sobre la legafidad de
ser utilizada en todas las ocasiones en las que et ordenarmento no
sus actos, desde el momento en que si la persona obhgada fuese otra
haya establecido una vía específica y por razones de Justicia y de buen
no existiría ningún obstáculo para dicho sometimiento?
gobierno debiera existir una» [ , . . ] .
Así pues, no es la función que esté desempeñando el sujeto al que
Con respecto a las personas fiente a las que puede ir dirigido, ta
se dirige la orden sino ta naturaleza de b cosa que ha de realizarse lo
íntima relación potinca que existe entre el Presidente de los Estados
que transforma en adecuado o inadecuado el dictar u n man-damiento.
Unidos y los .Ministros y Jefes de los Departamentos hace que cual-
En tos supuestos en los que el jefe de im Departamento actúa ejerd-
quier investigación legal de los actos de uno de estos altos cargos
tando sus poderes djsctedonales, cuando es u n mero órgano de la
resulte irritante y dehcada, y plantea ciertas dudas sobre la oportum-
voluntad del Gobierno, cualquier intento de un Tribunal de censurar
dad de entrar en tal invesdgación. En un caso como éste, no es sor-
su conducu podria ser rechazado sin el menor problema.
prendente que la reivindicación de sus derechos por parte de un
Vaco cuando a este fimdonario ta Ley te obliga a tlevar a cabo una
ciudadano ante un Tribuna! de Jusbcia -derechos sobre los cuales el
detcrmiruda actuadón que afecta a ios derechos alwolutos de tos indivi-
Tribuna] tiene la obligación de pronuncianc- pueda ser a priori \Tsta
duos, y para ello el Presidente no te ha otorgado discredonalidad, y
como una tentativa de intromisión en los asuntos del gabinete y una
cuando, además, el Presidente no puede legalmente impedir que cal
• injerencia en tas prerrogativas de! Gobierno [ . . . ] .
poder se ejerza, como, por ejemplo, en el registro y arclúvo de un nom-
El papel de este Tribunal es únicamente pronunciarse sobre los
bramiento o en el otorgamiento de un título de propiedad en los casos
derechos de tos individuos, y no plantearle b manera en la cual
en los que se cumplan todos los requisitos legales, o para proporcionar
Gobierno y sus fimcionarios llevan a caljo las funciones para las cua-
una copb de tal registro, en tales casos, dedmos, no alcanzamos a ver con
tes son depositarios de un poder discrecionaL Los asuntos políticos
qué fimdamento ¡osTribunales det país escarian exentos de b obligadón
• por naturaleza, o que la Constitución y las l e \ colocan bajo b auto-
de dictar una sentenda y de mtebr el derecho de! dudadano - e n com-
• ridad del Gobierno, no pueden ser discutidos ante este Tribunal
p a r a d ó n a si las mismas obligadones debieran ser ejecuudas por una
Pero si la cuestión planteada no es de este tipo y si. lejos de cons-
persona que no dcseinpniase b fimdón de jefe de un Departamento.
tituir una injerencia en los asuntos del Gobierno, afecu a un acto
ÍH LAS SarniNOAS aAsICAS IMLTKIHJNAL SUTMMO M LOS ESTADOS UNIDOS

Creemoi que no es la primera vez que este problema se plantea mando que respecto de ciertos asuntos será competente en primera
en este pais [ . . . ] . iosuncia y respecto de otros lo será en apelación), parece que estas
Nos encontramos, de este modo, ante una pretensión de que se palabra» significan, sencillamente, que en algunos casos la competen-
dictemos un mandamiento para que al Sr. Marbury se expida o el cia es de primera insuncia y no de apelación y que en otros lo será
original de su nombramiento o, en su defeao, uru copia, y la única en apelación en lugar de primera instancia. Si hubiese otra interpre-
cuestión que queda por determinar es: tación que dejase sin efecto esta disposición, habria que rechazarla y
quedarse con el sentido evidente de la norma.
b) Si este Tribunal puede dicur el mandamiento soliciudo.
De manera que para que este Tribunal pudiese váÜdamente dic-
La Ley que creó los Tribunales de los Estados Unidos autonia al tar un mandamiento tendría que acrediur^c que ello pertenece a la
Tribunal Supremo a dirigir mandamientos, en los casos autorizados jurijdicctón de apelación, o que es un complemento de la jurisdic-
por los principios y usos del Derecho, a todos los Tribunales o a todas ción de apelación [.. . j .
las personas que desempeñen cargos públicos de autoridad en los £ 1 criterio característico de la jurisdicción de apelación es per-
Estados Umdos. tpitír un segundo pronunciamiento respecto de asuntos ya iniciado*
£1 Secretario de Esudo, como persona que desempeña un cargo o ya juzgados, y no dictar un primer pronunriamiento o crear ei
púbhco bajo la autoridad de los Estados Unidos, se incluye en el u u n t o mismo. Pero dirigir una orden a un funcionario para que
ámbito de aplicación de la norma,y si esteTnbunal no está autoriza- expida un determinado acto o documento viene a equivaler a enta-
do a dirigirle un mandanuento sería porque la Ley que prevé esta blar un recurso en primera instancia para obtener dicho documento,
posibihdad es inconstitucioiul y por ello absolutamente incapaz de de manera que el mandamiento que se nos solida no pertenecería a
conferir el poder y asignar las obhgaciones que se propone conferir y la jurisdicción de apeladón sino a la originaria o de primera instan-
asignar de forma expresa. cia. Además, en e! presente caso, el mandamiento no es necesario para
La Constitución atribuye la totalidad del poder judicial de los que elTribunai ejercite su jurisdicción de apelación.
Esudos Unidos a un Tribuna! Supremo y a tantos Tribunales inferio- Asi las cosas, la competenda para dictar mandamientos frente a
res como el Congreso decida crear. Esta función judicial incluye fimdonarios púbUcos que la Ley jurisdicdonal otorga al Tribunal
expresamente todos los htigios y causas que surjan en aphcación de Supremo no está prevista en la C o n s t i m d ó n . Debemos pues pregun-
las \cya de los Esudos Unidos y, consecuentemente, puede ser ejer- tamos si es posible ejercer una competenda así otorgada.
citado en el presente supuesto, ya que el derecho reclamado está La cuesdón de saber si u i u norma o acto contrario a ia Consti-
reconocido en una Ley de los Estados Unidos. t u d ó n puede constituir Derecho vigente en un país es una cuestión
Respecto del ejercicio de esta hinción la Constitución esuble- de interés esendal para los Esudos Urudos, pero, afortunadamente, su
ce que; «el Tribunal Supremo tendrá jurisdicción originaria en dificultad es menor que otras planteadas aquí. Para resolverla, sólo hay
todos los casos que afecten a embajadores, otros ministros públicos que recordar ciertos prindpios que, al cabo de mucho tiempo, están
y cónsules, y a aquellos en los cuales un Estado sea parte. En todos firmemente esublecidos.
los rcsuntes supuestos, el Tribunal Supremo tendrá jurisdicción de £1 fijndamenio sobre d que se ha construido el sistema america-
apelación* [ . . . ] . no es el derecho originario del pueblo a esubiecer, para su gobierno
Cuando un texto esublece las bases del sistema jurisdiccional, fiituro, aquellos prindpios que considere más adecuados para obtener
distinguiendo entre un Tribuna] Supremo y otros Tribunales inferio- la feUddad. La puesU en práctica de dicho derecho originario exige
res creados por Ley, enumerando las competencias y distribuyéndolas una gran energía, y por ello no puede ni debe ser frecuentemente
para así dcñnir la jurisdicción originaria d d Tribunal Supremo (añr- ejerdtado. Por ello, los prindpios que han sido esubleddos se cocsi-
I I I LAS S I N T E N C I A S BASICAS D C L T R I B U N A ! . S U F U M O D E L O S ESTADOS U N I D O S
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deran fundamentales. Y como la autoridad de la cual emanan es una , '4 Si u i u ley contraria a ia C o n s t i t u d ó n es nula, ¿vincula, pese a su
autoridad suprema, y sólo puede expresarse en contadas ocasiones, invalidez, a los Tribunales, de manera que están obUgados a apUcarla?
- -TaJíTüno- tales principios tienen vocación de permanencia. O, en otras palabras, aunque tal Ley no constituya Derecho, ¿rige y se
I, • - Esta voluntad original y suprema organiza e! Gobierno y atríbu- aplica como si fuera Derecho vigente? Esto supondría alterar en la
ve a los diferentes poderes y departamentos sus competencias respec- /t-j práctica lo que hemos planteado desde el punto de vista de ios prin-
i ; i.liiiíi.''- civas, Podria haberse detenido aquí o, además, haber establecido cipios, y significaría, de entrada, u n absurdo demasiado grande para
ciertos limites que no deben ser excedidos por estos poderes. insistir en él. Sin embargo conviene realizar una c o n s i d e r a d ó n más
,r.b(..Ji,;i.' . í
A l Gobierno de los Estados Unidos se Je aphca esta segunda atenta.
- 4, ,, regia. Los poderes del Icgislauvo están definidos y limitados, y para : 1 >^(;F Sin ningún género de duda, la f u n d ó n y ia responsabilidad del
•>J> -it» í que estos limites no se nialinterpreten o se olviden se ha escrito la .-.rr • poder j u d i d a l consiste en determinar q u é es y cuál es el derecho.
Constitución. ¿Qué sentido tiene que los poderes estén hmitados y I . Aquellos que aphcan el Derecho a los casos particulares deben por
- 1 * 'j í - ttc que los limites estén escritos, si aquellos a los que se pretende limitar ri: 1 .. .-, necesidad explicar e interpretar las normas. Si dos normas entran en
ivi - -. ! pudiesen saltane cales límites? t a distinción entre un Gobierno con conflicto, los Tribunales deben decidir cuál es la apHcable al caso,
i- \, ; poderes limitados y otro con poderes ilimitados queda anulada si los f . ' IT::-: De este modo,SÍ una Ley está en contradicdón con la Constitu-
,,, f limites no confinasen o constriñesen a las penonas a las que se d i r i - id? d o n , y si ambas, ía Ley y ta C o n s t i t u d ó n se aplicaran a un caso parri-
* líi g^Q. y si i o existe diferencia entre ios actos prohibidos y los actos 1 ••. cular. entonces el Tribunal debiera decidir este caso de conformidad
•'• permitidos? Está fuera de toda duda que o la Consecución se impone con ta Ley, rechazando ta constitución, o de conforrmdad con la
..i.írsi:i'i. 3 cualquier Ley que la contradiga o. por el contrario el legislativo Constitución, rechazando ta Ley. ElTribunal debe determinar cuál de
; puede modificar ia Constitución a través de una Le>' cualquiera, i»u : . las dos normas en confHcto rige et caso. Éste es el verdadero sentido
i i s q oi í v ' Entre estas dos opciones no hay término medio. O la Consdtu- de la f u n d ó n judicial,
ción es un Derecho superior, principal, e inmodificable a través de 'j u Si los Tribunales deben tomar en consideradón la C o i u t i m d ó n ,
mecanismos ordinarios o, por el contrario, se sicüa al mismo nivel que y ta Constitución es superior a cualquier Ley ordinaria que haya
las leyes ordinarias, y como toda Ley es modificable cuando así lo aprobado el poder legislativo, será entonces la Constitución y no la
- í . í j ^ w ; í. disponga la voluntad del legislativo. K, •... -.1, referida Ley la que resolverá la controversia a la cual las dos podrían
Si la primera parte de la alternativa fuese cierta, entonces una Ley • ji en principio aplicarse,
,3; , • > • contraria a la constimción no es Derecho. Si la cierra fuese la úldma . . Quienes niegan el principio de que los Tribunales deben consi-
pane, entonces las Constituciones escritas no serían más que intentos derar la Constitución como derecho superior, deben entonces adcni-
absurdos del pueblo de limitar un poder que por uacuralcza escaparía !i ¿TI tir que tos Tribunales deben cerrar sus ojos a la Constitución y regir-
-f- ¡.Hí... * ^odo limite, 1 . - . • se sólo por las leyes.
r-t-.-r .o».T. Está claro que todos aquellos que han dado vida a Constitución ^ iu-] Esta idea alteraría los fiindamcntos básteos de todas las Constitu-
escrita la han concebido como el Derecho fundamental y supremo • dones escritas. Supondría que una Ley por completo nula según los
,j .jf,;; de la n a d ó n y, consecuentemente, la regla que debe aplicarse es que prindpios y la teoría de nuestro sistema de gobierno sería en realidad
. toda Ley contraria a la Constitución es nula. del todo obügatoria. Supondría declarar que si el legislatrro hace aque-
I• Este principio es ínsito a una Constitución escrita y, por ello, este llo que está expresamente prohibido, dicha Ley, a pesar de la prohibi-
_ Tribunal debe tenerlo como uno de los principios fundamentales de ción expresa, desplegaría plenamente su eficacia y efectos. Supondría
if nuestra sociedad. De manera que no conviene perdetio de vista en las : también otorgarte al tcgisiativo una omrupotenda casi absoluta, a pesar
consideradones que a este caso hemos de apUcar. de que se dice que sus poderes esdn limitados. Se estarían estaljleden-
L EL S I G L O xa Í19 (70 LASSBKTENCIASBAsiCASOBLTRIBUNALSUPRlMOnELOSESTADOSUNIDOS

do límites, y al tiempo se estaría declarando que dichos límites pueden Si pese a ello se aprueba una Ley con tal contenido y una perso-
ser sobrepasados a voluntad del sujeto limitado. na fuese perseguida y detenida en aphcación de ella, ¿deberían los
En América, donde las Consntuciones escritas denen gran consi- Tribunales condenar a muerte a aquellas victitnas a las que b Consd-
deración, el hecho de que esta teoría reduzca a la nada lo que ha sido tuciÓn pretende proteger?
considerado uno de los mayores avances de nuestras instimciones
Dispone ia Consdcución que «nadie será condenado por traición
políticas -disponer de una Constitución escrita-, resulu suficiente
salvo por dos declaración de testigos que recaigan sobre el mismo
para rechazar tal interpretación. Además, la Constimción de los Esta-
hecho patente, o como coruccueocia de su propb confesión ante un
dos Unidos contiene re^as expresas que proporcioiun argumentos
Tribunal de Justicia». Aquí el lenguaje de la Constitución está desd-
adicionales a favor de este rechazo.
l u d o especialmente a los Tribunales. Prescribe, directamente para
El poder judicial de los Estados Unidos se extiende a todos los eUos, una regla de prueba de b cual no se pueden apartar. Si el legis-
casos en los que se diluciden cuestiones regidas por b ConsdtuciÓn. ladvo cambiara cal regb y b declaración de un ú n i c o t e s d g o o la
¿Podría pbntearsc que los constituyentes quisieron decir que, al emisión de b confesión fiiera del Tribunal pudiera resultar suficiente
ejercer este poder, los jueces no deberían utilizar b C o m t i t u c i ó n ? para la condena, ¿debería b regla constitucional ceder ante lo que
¿Podria admitirse que un caso surgido bajo el imperio de la Consd- señala la Ley?
tuciÓn podria ser resuelto sin examinar ni apficar b norma bajo la Para estos casos, y para otros muchos ejemplos que se p o d r í a n
cual ha nacido? poner, resulta claro que los conscicuyentes concibieron b Consdtu-
Esta idea es demasiado extravagante para poder ser defendida. ciÓn como una regia vinculante para el gobierno de los jueces, del
Entonces, en tales casos b ConsdtuciÓn debe ser examinada por mismo modo que para el legisbtivo.
los jueces. Y si para ello pueden y deben abrirla ¿qué parte de ella Por otra parte, ¿cuál seria la razón para o b h g a r a los jueces a jurar
tendrían prohibido leer u obedecer? respetar ia Constitución? Esta obhgacíón se aphca sobre todo porque
Hay otras muchas parces de la Constitución que pueden servir que ejercen fiinciones púbhcas. ¡Sería inmoraj imponerles el j u r a -
para ilustrar esta cuestión. mento si lo ucihzaran como los instrumentos, y hasta como los i n ^
Se declara que «no se pueden exigir tasas o impuestos sobre ar- trumcntos conscientes, de una violación de los principios que han
tículos exportados desde cualquier otro Estado». Supongamos un jurado mantener!
impuesto sobre b exportación de algodón, o de tabaco, o de harina, Asimismo, b obligación que adquieren al prestar el juramento
y que se plantea un ütigio para recobrar b cantidad pagada. ¿ C ó m o legalmente exigido es muy significativa de la idea que el legisla-
debería fallarse este caso? ¿Podrían los jueces cerrar los ojos a la dor tiene al respecto. Recordemos que se hace con estas palabras:
Constitución y decir que apUcan sólo la Ley? « S o l e m n e m e n t e juro que administraré justicia sin tener en c u e n u
La Constitución señala que «no se aprobará ninguna Ley que la c o n d i c i ó n de cada persona, y daré igual derecho al pobre o al
establezca condenas sin juicio * o que tenga efecto retroactivo». rico, y desempeñaré fiel e í m p a r c i a l m e n t e las fiinciones que me
i n c u m b e n . . . de acuerdo con la mejor de mis capacridades y enten-
' Nota de los oaduccorea: hemoi traducido MI ef atlainátr poc «condeiu sin dimientos, conforme a Ja ConsdtuciÓn y a las leyes de los Estados
juicio», a sabiendas de que no es exactamente lo miimo. £1 MI of «tttinder (y
Unidos».
no atuindet. como escribe algún autor. ESTTIER GONZÁLEZ H E B N A N O U . 1JI
nsponsabiliiad ptnal dtl Cobitrna, CEPC, Madrid, 2 0 0 2 . pp. 5 1 y H.) es una ¿Para q u é serviría que u n juez jurara cumplir sus fimciones «de
condena a muerte que pronunciaban hs Cimaras del Antiguo Régimen conformidad con b C o n s t i t u a ó n de los Estados Unidos* si b Coos-
(nenoalmenre el Parlamento inglés), lin juicio o procedimiento, normalmen-
tirudón no fiiese una norma que guiase su tarca jurisdicdonal, o le
te por delitos de craidón o similares.
estuviese vedada y no pudiese coosultaila y servirse de elb?
L EL SIGLO XSC 131

Si ello fuese realmente así, sería más dramático que una solemne t-i-ifflt.-í^ ••rj'Xf'u Míilíií) ( A t i T i í . J f i i H - ••. -'i.;-i.>.-- ;= y . r » i P í f ¡ -..i--
burla. Imponer o prestar este juramento sería igualmente un delito.
' •'• " N o es ocioso recordar que con la declaración de cuál va a ser la
•nwTi; .! h Ley suprema del país, la ConsdtuciÓn se menciona en primer lugar, y
no las leyes de los Estados Unidos de forma general y abstracta; éstas
"•' sólo denen tal consideración si son compadbles con lo dispuesto en
la Consdmción. -tus f-'i :'• -''.'í ' ' J l n , • j . . . j • • • .
Por eUo. Ia t e r m i n o l t ^ a pardcular de la C o i u d t u d ó n confirrra y
Aj'jisb k';- lefiierza el principio, que supone ser esencial y coniún a todas las asfiti- - .>t- 11 " ; ' -•" i-'''- --*
"S-fír; Constitudones escritas, conforme al cual una Ley contraria a b
C o n s t i m d ó n es nula, y que los Tribunales, al igual que los demás
poderes, están someddos a la Consdmción.
•'' Se rechaza b pretensión del recurrente. ' ;

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