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DELlloM0nE
Del extraño al cómplice : La educación en la vida cotidiana /
Joan-Carles Mélich ; prologo de Octavi Fullat ; epílogo de Jéssica
Jaques. Barcelona : Anthropos, 1994. cm.
(Autores,- Textos y Temas. Pedagogía de la-202p.;20
Investigación -
y la Comunicación ; 3)
Bibliografía p. 185-195. fndices
ISBN 84-7658-422-9

1. Educación - Filosofía 2. Antr opología educativa L Fullat, Octaü, pr.


II. Jaques, Jéssica, epíI. IIL TÍtulo IV. Colección A la memória del meu ari Francesc Sangrii,
37:130.2
130.2:37
que comengd a convertir el meu silenci en paraules

Primera edición: febrero 1994

O Joan-Carles M¿lich, 1994


O Editorial Anthropos, 1994
Edita: Editorial Anthropos. Promar, S. Coop. Ltda.
Vía Augusta, ó4. 0800ó Barcelona
ISBN: 84-7658-422-9
Depósito legal: B. 1.097-1,994
Fotocomposición: Seted, S.C.L. Sant Cugat del Vallés
Impresión: Indugrai S.C.C.L. Badajoz, 147. Barcelona

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L

FILOSOFfA Y CIENCIAS HUMANAS

La epistemología, entendida como un discurso acerca del


saber científico, es eficaz si es capaz de satisfucer cinco condi-
ciones:l

a) Si concierne a la ciencia propiamente dicha.


b) Si se ocupa de los problemas filosóficos que se p¡esen-
tan de hecho en el curso de una investigación cienlfica.
c) Si propone soluciones claras a tales problemas.
d) Si es capaz de distinguir entre ciencia auténüca y pseu-
dociencia,
e) Si üene fuerza para criricar programas y sugerir nuevos
resultados.

La epistemología es un metalenguaje, un saber acerca del


saber, es la dimensión de la filosofia que estudia la investiga-
ción cientlfica y su producto, el conocimiento cienffico. Sobre
las condiciones anteriormente señaladas, destacamos sobre
todo la segunda: la epistemologla se ocupa de los problemas
"filosóficos" de la investigación científica. Y de todos ellos el

1. Siso a Blmee, 1980, 21-22.

21
más significativo es la cuestión acerca de la esencia de la r¡is- ciones sin que podamos alcanzar nunca un tcxto puro, origina-
ma ciencia; eslo es, la pregunta que reza rio fBollnow, 1976, ó7].
"¿qué es eso llamado
ciencia?>. tlnicamente si somos capaces de responder a tal in-
terrogante podremos abordar con garantías el críterio de de- Existen, como mÍnimo, cuatro modos de aprehensión de la
ntarcacíón, esto es, la lrontera que haga posible la distinción realidad, bien entendido que no me refiero aquí a la realidad
entre las ciencias empiricas y formales, de la metafísica y el del otro en general, sino solamente a la realidad objetual. De
arte o la religión. Junto a ello debemos establecer los límites ahí que deliberadamente excluya el amor, la política, la moral,
entre el territorio científico y el pseudocientífico, si es que tal el derecho... Estos cuatro modos de conocimiento del ser de
distinción tiene lugar, y, en consecuencia, la función del saber las ucosasn, de los ofenómenos" son:
filosófico en relación con el saber científico. v en concreto con
las ciencias humanas. o) La religión.
b) El arte.
c) La ciencia.
f.i. Sobre los modos de conocirniento
d) La filosofía.

Nunca se puede afirmar la púmacía de uno sobre los otros.


Parr¡énides resume todo su pensamiento en el aforismo oel
No es epistemológicamente lícito negar alguno de ellos en fa-
ser es,. Desde el instante en que algo o alguien tuvo concien-
vor de los demás, dado que siempre todo discurso es compro-
cia de la realidad ontológica se abrió un uabismo, (Abgrund)
metido, y jamás estamos afincados perennemente en ninguno.2
epistemológico: la gúeta entre olo que hayu y oaquello o aquel Así, por ejemplo, como adüerte Feyerabend, resulta urla fala-
que dice lo que hayn. El decir acerca del ser es conocimiento, y
cia desprestigiar el conocimiento mítico en favor del científico:
éste pertenece al ámbito antropológico. El hombre es el ser
que pregunta por el ser y, por lo mismo, por su modo de ser Incluso científicos de mentalidad tolemnte y liberal tienen la
en el mundo, por su existencia. El anthrcpos se sitúa .a dis- sensación de que las afir-rnaciones científicas y las de fuera de ia
tancia" de la realidad. Su relación con la naturalezá no se da ciencia tienen distinta autoridad: que la primera puede despla-
de modo inmediato. El hombre se descubre a la vez como zar a la segunda, p¿ro no 4l rerés- Her¡os visto quc esto es una
negación del ser y al rnismo tiempo como integrado en é1. La visión bastante ingenua de la r'elación entre ciencia y no ciencia
interpretación es la vía de acceso a la realidad del ser del mun- [Feyerabend, 1987 , ll4].
do. No existe un sujeto cognoscente por un lado y un objeto
conocido por otro que entran en contacto. Entre ambos siem- Ello es así hasta el punto que al denunciar como (no cien-
pre tiene lugar un <término medio,, la interpretación. En tíficao una actitud nos situamos en un ámbito metacientífico
otros téminos: jamás üümos en la upureza, epistemológica. Resulta interesante comprobar al respecto cómo en los últi-
Así se expresa Bollnow: mos años no han sido ni la filosofía, ni al afie, ni la religión..
los modos de conocimiento utilizados dogmáticamente, sino
Toda realidad que aprehendemos es ya una rcalidad inter-
pretada; dicho filológicamente, es una interpretación, y todo es-
2. Segun Pete¡ Beryer, hoy por hoy encont¡"ríamos muv pocos cientíñcos +Le
fuerzo de conocimiento es siemprc una inter?rctación de una tuviera¡ la pretensión de qüe la única folrlla válida de contemplar el mundo tuera la
interpretación. Estamos inmersos en la serie de las interpreta- ciútífica (1989, 31).

22 23
precisamente la ciencia.s Aunque podamos sostener con Pop- saber científico ha sido para muchos sinónimo de conocimien-
per que la ciencia, como conocimiento del se¡ no se distingue to serio y riguroso. Al respecto Lakatos sosüene:
del mito por olra Íazón que por su postura citica respecto a
éste,4 no estamos obligados a admitir que, desde el punto de El respeto que siente el hombre por cl conocimiento es una
vista cosmovisional, los saberes míticos, artísticos o filosóficos dc sus características más peculiares. En latín conocimiento se
no resultan como mínimo tan decisivos como los científicos. dice sc¿¿¿lia y ciencia llcgó a ser el nomb¡€ de la clase de cono-
La religión ha sido en mayor medida incluso que el afte o cimiento más respetable. ¿Qué distinguc al conocimiento de la
superstición, la idcología o la pseudo-ciencia? La l8lesia Católi-
la filosofía la que ha salido más per¡udicada de este cientilicís-
ca excomulgó a los copcmicanos, el Partido Comunista persi-
mo. Lo rnifico no es un
"esbozo de algo todavía no realiza- guió a los mendelianos por cntcnder que sus doctrinas eran
don,5 la parte de un todo, sino un auténtico .sistema,, inde- pseudo-científicas. La demarcación entre ciel1cia y pscudo-cien-
pendiente del "otro sistema> que constituye la ciencia. Ni la cia no es un mero problema de filosofía de salón; tiene l1lra
religión, ni la filosofía, ni el arte son una especie de .prope- importancia social y política vital ll-akatos, 1989, 9].
déutica' del saber científico. No podemos oponer los modos
de conocimiento entre ellos, sino solamente entenderlos col¡o La teoría de la ciencia de Aristóteles podría servirnos cono
distintos. una clara ilustración de esta "explicación respetable,. Su con-
Algunos autores más radicales, empero, han sostenido que cepción de la plzysis se concreta en el aspecto teleológico, fina-
liente al mito, que según ellos puede calificarse de pensamien- lístico. Hay dos tradiciones en la historia de la filoso{ía que
to o conocimiento ordinario, la investigación cienffica resulta establecen profundas diferencias respecto a la concepción de
un modo de saber capital, progrcsista, efectivo; es el logro má- la ciencia: la aristotélica y la galileana. Es la explicación teleo-
ximo característico de la cultura.ó Desde sus orígenes, pues, el lógica o finalística ?ersas la causal o mecanicista (Von Wright,
1987, 18-19).
Pero la ep¡steflte griega no tiene correspondencia con nues-
3. "t...1 en la actu¿lidad no es la metafísica la que es uritizada ,doqmátjcamente,, tra ciencia actual.T Mientras que aquélla <trata de penetrar en
sino 1¿,ien.r¡. I. lL-a ron,pp.ion Jel empiri\mo logico renu unbien un etemcn.o
dogmátjco qtre residía especialmente en el tundamenro de todo conocimiento, en la las cosas para explicarlas,, ésta pretende <sustituirlas por
inmediatez de la pe¡cepción sensible, es deci¡, de ta obscnación" (cadamer, t981. otras más precisas".s La unión entre ciencia ¡' filosofÍa, típica
r06).
4. .Mi tesis es que lo que llamamos "ciencia" se diferencia de los viejos mitos no de Grecia, se resquebraia en el mundo moderno y contempo-
en que sea algo distinto de un miio, sino cn que está acompañada por una rradición ráneo. Con Ia nueva epistemología galileana, la ciencia empie-
de segündo oden: la de la discusión cttica del mito" (popper, 1989, i64).
5. (La pensée magique n'esr pas un débur, un commencemenr, une ébauche, la za a moverse en el ámbito de ulo positivou. La uexplicaciónu
palie dun tout non encore réalisé; elle fome un sysl¿me bien aJriculé, indépendant, de Galileo significa una alternativa a Aristóteles. La naturaleza
sous ce rappo¡1, de cet autrc systéme que constituem ta scieÍce, sauf t,analogie for,
melle quj leÁ nppiDche et qui fair dr¡ p¡€mier une sorte dexpression métaptori$e
no se explica en ténninos de ufuturo", sino de upasadou. La
du second. Au lieu, donc, dbppose¡.magie er science, il vaudrait mieux les merre;n explicación teleológica aristotélica ha dado lugar a la explica-
pa¡¿ll¿le, comme deux modes de comaissance, inégaux qu¡¡l aux rósutrats rhéori-
ques et prac¡iques (ca¡, de ce point de iare, il esr mi que ta science rcussit mieux que
la magie, bien que la masie p¡étorme la science en ce sens qu,elle aussi Éussir quet
que fois), mais non parlc genre d'opé¡alions mentales qu'eltes supposenr routes deux, 7. Sobre la diterenciá ent|e la cicncia gicga v rruestrl) propio conccpto de.ie¡-
et qui diff¿rent moins en natu¡e qu'en tonction des tlrres de phénom¿nes auxquets cia, cl. Gadame¡, Was ist Wahrh¿it (1916), en llenle Schúi¿n l: Philosophi¿ Hen e
elles s appliquenb, (l¡vi-Strauss, 1974, 21). eutík, Tubinsia, pp. 46.58. Existe t¡ad. francesa eí el \d. L'art de cnntpret¡drc, Dcnts
ó. .La ciencia representa ei úlrimo paso en el desa¡olto espjrirual del homb¡E y /, Aubier, l99li "Cc qui conespond donc chez les G¡ecs á la science modeme, c'est
puede ser considerado como el log¡o má\imo y cai¿crerísrico de la culru¡a, (Cássi- moins le concept de science, Ep¡-fer¡c, quc celui d e Tech é" ( 199) , 35).
¡€r, 1987, 304). 8. Sieo ¡quí a Zubiri (1978, ó9).

25
ción causal. La episteme griega busca el uquén, el ser de 1o que El intento de halla¡ un punto aftllrimédico en principios evi-
se manifiesta en el mundo. La ciencia moderna, en cambio, se dentes pa¡a ia construcción del conocimiento del¡e fracasar ne-
preocupa por el ocómou, el .dónde, y el "cuándo" se presen- cesa¡iamcnle. La sola intelección no proporciona lundamentos
definilivos. Si a pesar de todo se busca un punLo a|quimédi-
tan los fenómenos. Y es en este contexto epistemológico ¿?o-
co, sólo queda un segundo camino: el empirista o cl sensualis-
dento qwe Ia filosofía, al margen del arte o la religión, se ve ta, que se queda en la evidencia de la percepción fBollnow,
necesitada de legitimación. 1976,221.
El opositivismou, que alcanzó su máxima expresión en el
cientilismo positivista del xx, resulta hoy insostenible.e La La opinión comúrn sobre el saber científico ya no tiene
ciencia no puede entenderse a sí misma negando credibilidad vigencia en 1a epistemología contemporánea. Ha entrado en
a otros modos de conocimiento, sea la filosofÍa, la religión o el crisis la tesis acerca de que el conocimiento científico es fia-
ar1e,io puesto que, como sostiene Feyerabend, "en un análisis ble porque se puede demostrar objetivamente. El ureduccio-
más minucioso se descubre que la ciencia no conoce "hechos nismo cientificistao se tambalea. Conceptos como <conjetu-
desnudos" en absoluto, sino que los "hechos" que registra rasu, ufalsación,, ucrítica,, uhipótesis", nintersubjetividadu,
nuestro conocimiento están ya interpretados de alguna forna han sustituido a los vieios (verifica-
y son, por tanlo, esencialmente teóricos> (Feyerabend, 198ó, "innovaciónn, "cambiou
ción, certeza, objetividad, tradición, estabilidad...).r2 La muer-
3). No podemos entender la ciencia como el saber que ha lo- te de la filosofía, anticipada por el viejo Cornte, no ha tenido
grado encontrar el punto arquimédico del conocimiento por la lugar. La filosofía no ha sido reemplazada en modo alguno
sencilla razón de que tal <punto> no existe. El fundamento por un instnlmento cognoscitivo más poderoso, el saber cien-
(Grund) deI conocimiento seguro y fir-rne se ha convertido en tífico, ni los problemas filosóficos pueden ser resueltos por
un "abismoo (Abgruntl) ll los métodos experimentales. De ahí la impoÍancia, hoy, de
descubrir el lugar de la filosofía iunto al coniunto de las cien-
cias hul-ranas.
9. Sobre la crítica de la filosofía actual al positivismo en el ámbito dc las cien
cias sociales cf. el capítulo de J.C. Alex¡nde., .l-a cenhalidad de ios clásicos,, en
ciddens/Tümer, 1990.
10. .1...1 pam aprender ¡ Llsa¡ el térmiDo "cie.cia" iiene $c aprende¡se i¡mbién
a usd oiros táminos disciplinoios como "arte", "ingeriería", "medicina", "lilosofía"
y quizá 'teología". Y lo que posteriomenie pemlile la jdentificación dc una activid^d
dada como ciencia (o arte, o medicina, ctc.) es su posición denuo del cnmpo scmán-
lico aprendido que contiene lambién esas otras disciplinas. Sabct esia posición ent¡E 12. Josep Montse¡riL, en el capítülo pdrnerc dc slr obñ Ia sinsasa crktialú
las disciplinas equivale a saber lo que cl témino 'ciencia' signilica o, lo que es lo tiil ado (Sobre mélodos y prccedimicntos', bautiza a Popper Kuhn, Lakatos y Fcyc-
nismo, saber qué es una cicncia" (KulD, 1989, 14ó). rabend coDro buda de los cu¡ho', o lambión "los cuaim filibuste¡os,- A ellos se
"la
11. "[...] a ]o larco de las últimas dos décadas ha lenido lusar ün cambio cspecta' reliere en el sigüienle texLo: .Los "cuahD" ban invitÁdo sec^mente ¡1 cientítico ¡
cular. DentrD de la filosofía de la ciencia naiural, el dominio del empirismo lógico ha quitarse la másca.a del "sobrjo expe¡imcntado¡". Al pueblo igndo se le ha hecho
declinado mte los alaques dc esc¡ito.cs tales como Kuhn, Totrlmin, Lakatos y IIessc. c¡eer siemprc quc las teorj^s científicas son el teslrltado de un labo¡joso e incansable
En su lusar ha surgido una "nueva filosofía de la ciencia" quc desecha nuchos sLr- pÍrceso dc cxpcr¡¡cntacióni que el cicntífico vive perm¡nenlemente pendientc dc los
pustos de ios puntos de lista precedentes. Rer¡miendo decididamente esia nucva &¿¿,tos, dispuesto a echár' por la borda ln más solisticada teo¡ía en cuanto un nuelo y
concepción, en ella sc rcchaza la idea de que pueda habcr obseraaciones teódcámcn- sofisticado inslrumento de medición modlfica 1os datos disponibles. Los 'tLraüo'han
te neutÉles: ya no se canonizá¡ como ideal sup¡emo de la investigación cielrtífica los revclado a la plebe los secretos del arcano: que las teorías cientÍficas se basan en
sistemas de leyes conectadas de folma deducti!,ar pero 10 más impo¡tante es que l¡ supuestos intuidos e indemostmdos, que los frechos son aiangados, bien que ral,
ciencia se considera úa ernprcsa inlerpretativa, de modo que los p¡oblcmas de sig- bajo el ámbito de las teolas y de lo¡ supuestos, y que sólo Duy iaboios¡mente,
nificado, comunicación y traducción adquie¡€n una ¡tleva¡cia inmedjata p¡m las después de l¡rg¿ insistencia, lo$an los ¿¿cros modificar las teoúas y nünca antes
reonar.renul¡c.'\' !Cidden. lurnpr lqo0. ll). de la crcaciór de otm teoría substitlltiva' (MoDtsemt, 1989, 11 l2).

26 27
1.2. Las características de una teoría científico-humana 4. S se relaciona con E (a través de la comprobación empí-
rica). Este proceso también pertenece a la esfera extralógica
La cuestión acerca de las caractefsücas esenciales de una (intuitiva), porque las conexiones entre los conceptos que apa-
teoría cienffica es de suma impoftancia en la epistenologla recen en S y las experiencias inmediatas (E) no son de natura-
contemporánea. Lo que hoy se conoce como leza lógica. Pero esta relación entre S y E es (pragmáticamen-
"criterio de de-
marcacióno no es otra cosa que el hecho de establecer la dis- te) mucho menos incierta que la relación de A con E. Si tal
ünción entre los distintos modos de conocimiento a los que correspondencia no puede considerarse de modo cierto el me-
acabamos de referirros. En una carta fechada el día 7 de canismo lógico no tendría ningún valor para la comprensión
mayo de 1952, Albet Einstein se dirigía a su amigo Maurice de la realidad.
Solovine en un intento de mostmr la que a su juicio constituye
la estructr-lra de las teorías científicas. Según Einstein, una teo- Resulta al respecto sumamente interesanLe comprobar que
ría se construye en cuatro fases (Figura 1): anteriormente a la evolución de la filosofía de la ciencia pos-
popperiana, encontramos en Albeft Einstein una formulación
acerca de la naturaleza de las teoías próxima a la que nos
interesa para poder construir una filosofía de la educación en
la üda cotidiana. El objetivo del saber científico es la realidad
objetual. La ciencia intenta describir los hechos tal y como son
independientemente de su valor emocional. Las teorÍas cientí-
s S' S" Proposiciones deúradas ficas no trabajan sobre odatos". Un problema comienza por

ll
despe¡lar el interés del investigador. Este, con un método
apropiado, fija su mirada en la realidad. Las teoúas científicas
son constructos a prioi, y los hechos pueden ser utilizados
para contrastarlas, para reformularlas, pero siempre de modo
E: Multiplicidad de erperiencias sensibles vago y confrrso. Popper advierte en la Ingik der Forschung
(1985, 88) que sólo puede hablarse de objetiüdad de los enun-
FTGURA l. hl estructura de una teonq cíentílica según Einsrcin
ciados científicos en el sentido de una contlastación uintercub-
jetiva>. La nverdad", de existir, se aprehende intersubjetiva-
mente. De ahÍ que consideremos la intersubjetividad como un
l. Se nos ofrecen una multiplicidad de experiencias sensi- rasgo fundamental, entre otros, del conocimiento y del método
b\es (Erlebnisse) . científico.
2. A son los axiomas de los que deúvamos consecuencias. La epistemología popperiana choca tsontalmente con el in-
Psicológicamente, A se apoya en E (Experiencias sensibles), ductivismo clásico:
pero no hay un impulso lógico de E a A, sino solamente un
impulso intuitivo (o psicológico). Lna de las mcrodolugia. de la ciencia nra\ ¡nfluycnrc ha
3. De A deducimos lógicamente una serie de proposiciones sido el inductiüsmo. [...] Cuando el inductiyista a.cepta liapro,
(S ---Sar2e*) que pueden exigir ser exactas (aunque, de hecho, posición científica, la acepta como verdadera por pmeba; en
no lo son). otro caso la rechaza. Su rigor científico es estricto: una proposi-

28 29
ción debe estar probada por los hechos, o bien debe ser una que las forjamos. El dominio que estudiamos no está en sí mis
proposición deúr'ada deductila o inductivamente- a pafii¡ mo diüdido en tales o cuales categorías, sino que somos nos-
de otras proposiciones ya demostradas ll-akatos, 1974, 13] ohos los que así 1o diüdimos, de acuerdo con cierto apar:ato
conceptual y con ciertos objetivos; del mismo modo como oel
Popper entiende que el científico no es un espectador "pa- libro de la Naturaleza' no está <escÁto en caracte¡es matemáti-
sivo,, sino un intérprete que comprende la naturaleza y la so- coso, ni en nin$in otro tipo de caracteres, sino que somos nos-
ciedad. las consttucc¡ot7es científicas no son el producto de l4 otros quienes lo escribimos en latín o en álgebra tensorial. Esto
debería ser una perogn-rllada filosófica por lo menos desde
inrlucción, sino elementos a piori que sirven para ilustrar e
Kant, pero muchas discusiones sobre determinadas distinciones
iluminar el mundo.l3 Las teorías científicas pueden acabar conceptuales parecen mostra¡ que es una perogrullada ignorada
siendo auténticas concepciones del mundo. Resulta lógicamen-
[Moulines, 1982,35].
te inadmisible la inferencia de teorías a partir de enunciados
observacionales. 14 teorfu) siefilpre es aoteior a la realídad, y, Popper denuncia como nacütud dogmática, la obsesión
por lo mismo, nunca es verificable empíricamente. El científi- por la verificación que propone el neopositivismo. Frente a
co parte, como cualquier oLro investigador, de un apriorismo ello, el autor de la Ingik der Forschung nos sugiere la ectitud
para contemplar el mundo. Popper se reafirma en esta posi- citica'. la fakabilidad. El cientílico no deberá obsesionarse en
ción en el texto siguiente: confirrnar, verificar y demostrar sus teoúas, sino justanrente
todo lo contrario. Se trata de que las someta a una constante
Creo que las teorías son anleriores tanto a las obsenaciones
revisión y evaluación. Lo que distingue un enunciado científi-
como a los expenmentos, en el sentido de que estos dos sólo
co, de uno que no lo es, es su capacidad de ser susceptible de
tienen valor en relación con problemas teódcos lPoppe¡, 1987,
1111. lalsación.ta
La falsación popperiana, prototípica de la epistemología
Si las teorÍas siempre son anteriores a los datos empíricos, contemporánea, no se limita a ser simplemente un nuevo cú-
la observación "objetiva> (al margen de toda teoría), contrada- terio de demarcación, sino que además supone una nueva con-
mente a lo que pensaba el positivismo ingenuo, no nos es útil cepción de la tarea de la ciencia y del científico. Ésta no es,
para caracterizar a la esencia del conocimiento y del método desde ahora, una oacun-rulación de conocimientos,, sino cons-
científico, sencillamente porque no existe. Toda obsewación tantemente un <progreso generador de problemas,. Debemos
tiene lugar en función de un a príori. Este podía ser, por otro aprender de nuestros eruores, porque ahí radica la evolución
lado, el sentido del siempre problemático juicio sintético a del conocimiento científico. Esto no significa que el científico
príori de K.arlt. Al respecto advierle Moulines: no deba anhelar alcanzar la verdad, sino que el camino hacia
ella, aunque pueda parecer paradójico, consiste en somekr las
Porque debería quedar claro (aunque muchas veces se olvi- teoías a un severo examen, en descubrir sus fallos; en definiti-
de) que las distinciones conceptuales no las descubrimos, sino va: en refutarlas.ls Jamás los enunciados científicos podrán

14..Esposjbleresumirtodolomte¡io.dicicndoqueelc¡iterioparaeslabiece¡¿1
13. Monlserat es contundente aquí: "De los hechos puedcn induci¡ae leyes, ¡o estatus cie11tílbo d¿ una teoña ¿s sü r¿lutabiliáad o su testabílidad, (Poppet, 1989,6l).
teoías. Las teoías ni se inducen ni se deducenj simplemente se ponen Si encajan 15. (Pe¡o precisamente po¡que nuestm finalidad es establece. la ve¡d.d dc las
con los hechos y con las demás teorías se mantienen, si no, acaban siendo desecha- leorÍas, debemos exlerim€nta¡las lo más severamente que podamos; esto es, debe-
das, aunque no súbitamente, (1989, 12). mos encontrar sus fallos, debemos intentar rctutarlas, (Poppe¡, 1987, 149).

30 31
considerar-se como definitivos, dado que de ser así incur¡iría- ,:rr' urn prccisión las condiciones en que eslaríamos disp[eslos
mos en dogmatismo, en pseudocíe¡¡cia. Desde este punto de ¡r rb:r¡rdonar' nucstra posición. Los nat(istas y freudianc¡s com

vista, el conocimiento científico se distingue de aquel que no l)rlnlclidos rchúsan especilicar tales col-tdicit¡les: ta] cs la scñal
rlc su dcshoncstidad intelectual ll-akatos, 1989, 18]
Io es en su capacidad de progresar, de autorreüsarse, de en-
trar en conflicto consigo mismo. El progreso es un <progreso a
través del erroro. Así lo manifiesta Von Cube, uno de los teóri-
Ni Freud ni Malx han puesto de manifiesLo su ufalsador
Io que
cos de la educación que explícitamente se sitúan en la episte- ¡xrtt.rrcial>. Desde la óptica de Popper, en consecuencia,
(lctormiDa el gmdo de cientificidad de una teoría no es su gra-
mología del racionalismo-cítico: a tra-
,l, r clc vcrificación o de obietividad, sino las condicior.res
y
viis cle las cuales se ha conseguido lormular limitar' La cien-
El método científico consiste, pues, en cxponer una teoría r'ilr no es menos ciencia por poner lronteras a su conocimien-
[...] a ia crítica constante y aguda del investigador. Sólo podrá lo, sino todo lo contrario.
seguir siendo válida L¡na teoría que resista al continuo esfuerzo
La .nueva lilosoffa de la cienciao de Kul.rn se cenLra en el
de Ialsación [Von Cube, 1981, 53].
tlc'scubrin.riento del upr-rnto de vista históricou de las teorías
t icntíficas. Éstasno pueden inteligirse luera de su evolución
Según Popper las dos categoías básicas qr-re deberán inteli- lristóúca. Kuhn distingr-re los períodos de uciencia ¡qn¡nl' de
gir el avance y desarrollo del saber científico son uconjeturas y los que no lo son. La uciencia nornalo es Ia investigación ba-
refutaciones", esto es: "ensayo mediante hipótesis / error pro- s¿rda finr-rcmenLe en una o más realizaciones científicas preté-
bado por experimento'. Una buena teoría científica debe tener ritas que la con-runidad científica reconoce como ftlndamento
nn alto grado de especulación, debe conjetuntr al máximo, tle su actividad práctica. Un período de .ciencia nornalu se
para que se dé el progreso científico. Asl, a mayor riesgo espe- organiza en torrlo a un uparadigma,. Probablemente sea esta
culativo, mayor grado de cientificidad, precisamente porque l¿r categoría que más ha trascendido de la obra kuhniana, aun-
aun.renta la posibilidad de falsación. La actitud científica se que el propio autor se ha encargado más adelante dc modifi-
deriva de la capacidad que el científico tiene de especificar por carla. Una calegoría que por otro lado ha sido de ütal impor:-
adelantado baio qué condiciones estaría dispuesto a abando- tancia para el desarrollo de las ciencias humanas. El paradig-
nar su leoría, sus supuestos más básicos. Ulisses Moulines ad- ma ha contribuiclo notablemente a eliminar o, al menos, dih-rir
vierte que lo que distingue esencialmente la actividad científica la tajante diferencia entre éstas y las ciencias empírico-natu-
de la precientífica es que la primera tiende a producir estmc- rales.l6
turas concepLuales de fon¡a nítida y multívoca al mismo tiem- uParadigma,, del griego paradeignu significó "modelo',
po. Respecto a la nitidez, Moulines señala que no significa oejemplo,. Un paradigma es un modelo teórico conparlido cn
otra cosa que la claridad en los límites de su aplicabilidad. Ni un momento histórico por los miembros de una comunidad
el psicoanálisis, ni el marxismo, por ejemplo, cumplen este científica y que sir-ve para inteligir la realidad. Existe una cons-
requisito. Esta es la razón por la que cabe calificarlas de tante relación entle ucomunidad cienLífica" v "paradigmao
upseudociencias,:
Sin en-rbargo, es de justicia hacer notar que mucho antes que

La honestidad intelectual no consiste en intentar atlincherar


o establece¡ la posición propia probándola (o .haciéndola pro- 16. Sobre las cteficie'rcias cle la categorfa kuhriana de Par digl a cl MoL¡lines,
bable"); más bic¡ la honcstidad intelectual consisle en espccili- 1982.

12 33
Kuhn, la teoría crÍtica de Horkheimer, en el año 1947, en su go, para el primero las revoluciones no deian de ser excepcio-
Zttr Krítík der ittstrumentellen Vemunli, sostt:o nales, habiéndose de recur-rir para explicarlas al ámbito de lo
sociológico y de lo psicológico. Así se puede sostener con La-
Los positivistas parecen olvidar que las ciencias naturales, l€tos que:
tai como ellos las entienden, son, anles que nada, medios de
producción adicionales, un clemento enlre muchos olros del
proceso social 1...1. I-loy día la ciencia [...] sólo puedc cor¡- [...] para Popper, el c¿rml¡io científico cs racional o al lnenos
prender'sc con r_eferencia a la sociedad p:tra la cual lunciona reconsttxible ¡acionalmenlc y pertene,ce al dominio de la &ígIrr¿
4,731. de la i¡t'estigackitt. Para Kuhn, el cambio cicrltífico de r¡n pa-
I197
radigma a otro es una conversión mística quc no está ni poe-
de esLar gobemada por reglas ¡acionales y quo cae enterar¡en-
La üeja .objetiüdad, positiüsta ha quedado superad¿ por
te en el lereno de \a psicología (social) de la iÁ'estigacíó11. El
una <intersubjetividad,. Una teoría alcanza el grado de para- cambio científico es una clasc de cambio rcliSioso [Lakatos,
digma desde el momento en que es capaz de explicar el mun- 1987, 191.
do (físico o social). Sin embargo, jamás una teorÍa científica
resulta absolutamente consistente con la realidad, dado que en La aproximación entre ciencias empírico-naturales y cien-
el supuesto de serlo el progreso científico cesaría. La radical cias humanas queda desde ahora establecida.
consistencia negaría la evolución histórica y con ella la misma
Imre Lakatos surge como el crítico más impodante al ure-
ciencia:
Iativismo, de Kuh¡. Para Lakatos los paradigmas kuhnianos
acaban siendo Wekanschaututgen exclusiüstas y ello significa
Para ser accptada como par-adigna, Llna l(]or'ía dcbc parecer-
que acaban teniendo el nrcnopolio del saber científico en un
n-rejor que sus compctidolas; per-o no necesita explicar- y, eu
efecto, nunca lo hacc, lodos los hechos que se puedan confron
rnomenlo deterntincdo de la ltistoria:
tar con ella lKuhn, 1987, 44].
Sería cquivocado suponcr' qtLe se dcbc ser liel a un plogra
Existen momentos decisivos en la historia en los que un ma de investigación hasta que éste ha agolado todo su poder
paradigma deja de atraer a la comunidaLd científic¿r, se debilita heü'ístico... [...] Nunca se debe permitir quc un prograna de
investigación se conv tevta er Lt¡a Wella n^schaututg... [.. ] Dcsgra-
e irrumpe la crisis. Surgen los "enigmas,, problemas que tie-
ciadamente esta cs la postura quc dehende Kuhn: r'ealmenle lo
nen de modo cierlo más de una solución,17 y que ¿rcaban con- quc ól llama .ciencia nonnal', no es sino un pt ograma de inves-
ürtiéndose en uanomalías,. En este instante, para Kuhn, ha tigación qúc ha obtenido el monopolio fl-akatos, 1989, 92].
llegado el ü)omento de la "conversión,, a un uparadigma nue-
vo". Nos situamos ahora lrente a una urevolución científica>.
En la filosofia de la ciencia de Kuhn, un paradigma despla-
Kuhn defendió con énfasis la tesis de que no puede hablarse
za siempre necesariamente a otro. Lakatos liene razón al con-
de "teoría verificada", sino de uteoría probable". La diferencia
siderar que es erróneo creer que hay que ser fiel a un paradig-
entre Kuhn y Popper se encuentra prccisamente ahi, en el
ma hasla que ha uagotado todo su poder heuústicou; de ahí su
cambio de paradigmas, en el hecho revolucionario. Sin cnbar-
propuesta acerca de los prograntas de investigacíótt. No son las
uanomaiíasn las que provocan el cambio súbito de programa
17. (Pan quc pucda ctasificame como eDigma, úr probtcora dcbc cairctcdza¡se puesto que el científico normalmente no las tiene prcsente
por lener más de una sollrción ascgln¡da' (Kuhn, 1987, 73). mientras el programa en el que investiga sigue luncionando.

34 35
Para Lakatos es la capacidad heuistica de un progmma lo que l{r's1]ccto al progreso del conocimiento científico el episte-
puede determinar su cese: rrrri|,¡1o húngaro también se separa de Karl Popper' Mientras
,¡rrr' ¡lara óste trabaiar en un sistema inconsistente resulta irra-
Según mi metodología los más grandes descubrimientos r i,rrr¡rl, Lakatos opina que algunos de los rTlás importantes pro-
científicos son pro!tramas de investigación que pueden evaluar- progresaron en un océano de anoma-
¡1r rrrras cle investigación
se en términos de p¡oblemáticas prcg¡esivas y estancadas; las
ltrrs. llcsulta posible además en contra de Kuhn, fabajar con
revoluciones científicas consisten en que un progran-ra de inves-
tigación rcemplaza a otrc (superándolo de modo progresivo) l)rt)Hrlmas rivales durante cierto período de tiempo:
[Lakatos, 1974, 25].
La rivalidad de dos programas de investigación es, por su-
plrsslo, un proceso dilaiado durante el que rcsulta racional tra-
Un programa de investígación, al modo lakatosiano, consta [la-
bajar en cualquiera de ellos (o en ambos si ello cs posiblc)
de dos elementos esenciales;18
katos, 1989, 147, rlota 37).

a) Un "núcleo firmeo, consliluido a prioti, aceptado por Téngase en cuenta que tal aselto es decisivo pam nuestro
convención y provisionalmente irrehltable, del cual se deriva
l)r'opósito {omo mostraremos más adelante de acercar la
una oheuústica negativa". ( stluctura y dinámica de la "filosofía de la educación" a los
b) Una nheuística positiva' que tiene la labor de definir
l)rlrgmmas de investigación lakatosianos. Es obüo entonces
los problemas, sugerir los posibles cambios y refutaciones r¡ue desde el punto de vista de Lakatos no existen uexperimen-
del programa. En otros téirninos, la fuente del progreso y de lr¡s cruciales,, que destruyan automática e instantáneamente
dilemas.
l)rogramas de investigación. Y es éste, sin duda, el aspecto de
la epistemología lakatosiana que ha resultado blanco de las
Esta dialéctica "posiüva y negativa', represiva y re'"'olucio- críticas más feroces de sus detractores: la cuestión del cambio
naria a la vez es típica de los programas de investigación. Y cleprogramas de invesügación.20
obsérvese que, lrente a Popper, Lakatos incorpora el elemento
Ciertamente, Lakatos no acaba de precisar en qué momen-
metafisico a modo de núcleo firme. La metafísica es una parte to un programa nuevo se encuentra en condiciones de super-ar
integral de la teoía científica y no solamente como reconoció a su rival, precisamente porque este momento no existe Así
Popper un elemento que influye en ella.le Sin embargo, es jus-
resulta muy difícil decidir cuándo un programa de investiga-
to reconocer que para Popper algunas teoúas metafísicas re- ción ha degenerado r¡ás allá de toda esperanza o cuándo uno
sultaron de enorme importancia para la evolución de la cien- de los dos programas ¡ivales ha conseguido una ventaja decisi-
cia. En el vértice superior de una teoía científica se halla un va sobre el otro. No existe cambio radical ni, de existir, tan.tpo-
elemento puro. Este no posee nada de empírico, sino que se co podría explicarse en la línea de la irracionalidad kuhniana.
limita a dirigir todos los demás elementos de la teoría que El cambio radical, Ia "revolución científica", es una concep-
se encuentran en planos o grados inferiores de la pirámide. ci6n falaz del desarrollo del conocimiento científico. Puede

18- Sigo ¡+rí a Lakatos (1989, 192)- 20. Veánoslo cn pal¡b¡as dc Chalmels: .Asi pues, dentro de la expiicación de
19. .Pcrc micnlras Popper reconocjó la innrencia de ta metafisica e. la ciencia, Lakatos no se puede decir nunca de rnodo absoluto que un programa de investiga-
yo considero que la metafísic¡ es u¡a pa¡1e integrzl de la ciencia' (I¡kltos, 1989, ción es "mejor'qlre otro tival. El propio Lalatos admite que sólo sc pueden decidn
nota 42). los mé¡'ilos ¡elativos de (los prosramas /¿tosP¿¿|?tar¡¿rrl¿, (Chalme¡s, 1987, 124)

36 37
efectivamente tener lugar el cambio paradigmático pero éste, tr."rtirs cicntíficas en lugar de entorpecerlo. Los períodos de
de suceder. resulta a la vez progresivo y regresivo: r tr,rrirr normal son épocas de disputas entre programas distin-
1o.,, rrr cle friunfos de unos sobre otros.
Según mi metodología, los grandes logros cientÍficos son .1. L¿r tarea básica de una teoría cientÍfica consiste en des-
programas de investigación que pueden ser evaiuados en tén¡i- , r illir', cxplicar, comprender, predeci¡ sugerir'.. (aunque, natu-
nos de tmsfon¡acio¡¡es progresivas y regl€sivas de rn proble- rrrlrrrcnte, no es necesario que realice todo esto) En el caso de
n-ra; las revoluciones científicas consistelr en quc un programa lrlr lcoría tecnológica una de las funciones es Ia normatiü-
de investigación reemplaza (supera progresivarlentc) a otro r l¡rrl. No seúa así en una teoría hermenéutico-fenomenológica

ll-akatos, 1989, 144]. 5. Una teoúa científica debe ser un modelo en constante
r cvisión, una ftiente de preguntas mucho más
que un oasis de
Cabría interpretar esla ausencia de claridad en la especifi- n'spuestas- Una teoría debe presentarse como un estÍmulo ge-
cidad del cambio de programa de investigación como una de- problemas y en modo alguno como un modelo de
rrcraclor de
bilidad de la epistemología lakatosiana. Sin embargo sucede de respuesta de una vez por
¡x rfección que es capaz darles
todo lo contrario. Precisamente, uno de los nrayores rnéritos l()clas.
de Lakatos, a diferencia de Popper o Kuhn, consisle en poner
de manifiesto que jamás puede abandonarse radicalmente un
programa de investigación y menos aún de modo drástico, re-
l.-3. La estructura de r¡na fflosofía de la educación
pentino o súbito. Recordemos que siempre cualquier progra-
ma, incluso el que progresa, posee anornalías.2l Lakatos es, en
La filosoÍía, como la ciencia, es un saber' I{eidegger sostie-
resumen, el teórico de la ciencia que a nuestro iuicio abre un la verdad, y la ver-
rre que saber significa estar en posesión de
campo de posibilidad más amplio en teoía y filoso{ía de la Existe un ocírculo herme-
clad es la omanifestación del ser,.22
educación. (verstehen), que con.rprende al osa-
néulico,, o .comprensivon
Veamos a continuación las que en mi opinión podrían ca- (ser>. La no es un
l¡ern, a la .verdadu y al uverdadu, alétheia,
lificane como características esenciales de las ciencias hu- producto o un resultado, sino un proceso, una acción, la ac-
manas:
ción de dest¡cuhar. Aquello qr're yace oculto es el "sern Saber,
entonces, es alcanzar el ser, desvelarlo. Pero todavía descubri-
1. Só1o la coherencia interna de una teoría científica puede
mos una cLralla categoría que debemos incolporar a nuestro
ser-vir como punto de partida de una investigación.
ncírculo hernenéutico,: la upedagogían. Saber también signifi-
2. Las teoúas cientÍficas incorporan elementos netafísicos, ca <poder aprender' (kóruten lenten) (Heidegger, 1976, f7) El
por lo que la metafÍsica no es un elemento extraño al conoci-
proceso de desvelaniento, la verdad, es una acción pedagógi-
miento científico, sino un ingrediente de éste.
ca. En el seno mismo de la pedagogía subyace un poder onto-
3. El enfrentamiento entre teoúas científicas no debe ir en lógico. Al rcspecto resulta de sumo interés para nuestro propó-
contra del progreso científico, sino qlle constituye su elenento sito la interpretación heideggeúana del mito ile la cttventa de
esencial. La aparición de enigmas favorece el desarollo de las Platón.

21. "Incluso los ploglamas de inlestigación qlre progresan dc la Ior¡a m¿is rápj
da y consistenie sólo püeden digerir la ei,idcncja con¡a¡ia de ñodo tragmentario:
nunca desaparecen completamente las a¡onialí^s, (Lakttos, i989, óE). 22 "Wahücit isi die Oflenbatkeit dcs Seienden, (Heidegget 197ó, 16)

39
38
Debemos, empero, proceder con cautela. ¿En qué medida
,¡r. sitúa la filosofía de la educación. Nos encontramos cerca-
el conocimiento científico puede alcanzar el ser? Si nombra-
mos ometafÍsico" al proceso de desocultamiento del ser, ¿qué
r¡rs ¡lmcionalismo cítico popperiano respecto a la intersubje-
relación establecemos entre <metafísica> y uciencia"? El empi-
livitl cl y especificidad metodológica que deben compartir tan-
to r.l r'¡retafísico como el cienffico.
úsmo y el positivismo sostuvieron con firmeza no sólo la im-
posibilidad de la metaffsica como ciencia (Kant, 1982, B 1-30),
l'or último proponemos tres cor-tdiciones que a nuestro jui
sino también el sometimiento de aquélla a ésta. Así, desde el
lio r esultan indispensables para que se dé un discurso metafí-
sicr¡. A saber:
punto de vista empirista, la filosofía queda reducida a (metafí-
sica de las costumbres" o a uanálisis de lenguajeo.23
¡r) Que sus categorías sirvan para explicar las distintas teo-
Algunos de Ios actuales filósofos de la educación parece
rf¡rs cientÍficas a lcs que hrndamenlan, aunqtte sus propias re-
que todavía no han digerido el obús que ha supuesto la nueva
revoh¡ción epistemológica. Tomando como punto de referen- lills no se atengan a las mismas que rigen las teorías científi-
cas (un sistema metafísico no puede regularse segítn las Ieyes
cia la filosofía de la ciencia contemporánea de Imre Lakatos
r¡ue pretende fundamentar, pllesto que de no ser así no podía
desvelamos un nuevo lugar para la filosoffa entendida como
cxplicar su objeto referencial).
metafísica- en relación con la ciencia. Por lo pronto, resulta a
á) Que pernita organizar un conjunto teórico coherente
todas luces er.idente que la filosofía no dem.uestra nada, ¿pero
consigo misno y con los a-xiomas de los que par1e.
hasta qué punto se puede sostener que la ciencia sí? La cien-
cia, aunque en ocasiones es un conocimiento "probablemente Que oriente la peripecia del existir humano. En el caso
c)
de la filosofía (metafísica) de la educación se tratará, en suma,
cierto>, no es en absoluto un nconocimiento probado,.24
cle ocomprender,, en sus tres vertientes sintética y
En segunclo lugar, si bien es cierto que la {ilosofía (entelrdi- -analítica,
da como rnetafísica) no procede por métodos axiomáticos o
crítica-, el fenómeno educacional.
enpíricos, ello no significa, en absoluto, que carezca de rnóto-
Desde el punto de üsta fenon.renológico se podúa sostener
do. Es r¡ás, la ocuestiónu del método, como veremos, constitu-
con Husserl que la filosofla es la más "elevada y rigurosa de
ye uno de los interrogantes más notables que se ha planteado
todas las ciencias" y que representa la imperecedera exigencja
el pensamiento contemporáneo desde Descartes, y alcanzará
de la humanidad hacia el conocimiento puro y absoluto. Para
en la obra de I-Iusserl su punto más álgido. No hay metafísica
Husserl la diferencia básica entre una teoía cientlfica y una
sin método, y es conditio sine qua non de todo filósofo el espe-
filosófica radica en que la primera se constn-rye con el obietivo
cificar por adelantado la metodología bajo la que pone en
de resolver con eficacia sus problemas, mientr-as que la segun-
marcha su investigación. Si tal aserto es válido para la metafí-
da se pregunta cuál es la esencia de toda teoría y cuáles son
sica en general, resulta todavía más importante, si cabe, para
sus condiciones de posibilidad. La filosofía no ha encontrado
la filosofía aplicada y la filosofía de la cultura, dentro de la que
el punto de apoyo originario para desarrollarse al modo cien-
tífico:

23 Respecto a esto úhino soslicnc O'Co¡no.: .[...] scgli¡ esta concepción, la No quiero decir que la filosofía sea una ciencia imperfecta;
lilosolíá no constituye rrn cuerpo de conocinientos en el senti.lo coriienle dc la digo simplenente que todavía no cs ciencia, que no ha comen
cxpirsió¡, si¡o una acilvjdad de crílic¡ o esclarecimiento' (1971, l3).
zado a ser ciencia [...] lHusserl, 1981, 8-9].
24. .El conocimlcnto científico no es corlocimienio probado, pero ¡eprEscnta un
conocimicnto quc cs p¡obablemente ve¡dadelo, (Chalme¡s, 1987, 32).

40
41
Tal upuntou bien podúa cilrarse en un <métodon serio y Lr ¡ no debe hacernos olüdar otra
l;rt iórr ciencia-filosofía
riguroso que hiciera posible el avance y la evolución filosófica. ,l'. ,llllr]r irll)ortancia que a menudo no suele tratarse con el
Un método de estas características no converliría en modo al- r tl! ¡r { l( lir ¡Dlcrior: nos referimos a la cuestión
acerca del en-
guno a la filosoIía en ciencia, pero sería el punto de apoyo l,r, r' , rlr( lilosofía y uracionalidad". La filosofía no puede ser
para su progreso. Pero el acercamiento que pretendemos entre r t, llr;r rlt l irracionalismo, pero ello no significa que la úuica

<cienciau y nfilosofíau no implica que hayamos solucionado el Itl,',,,1t¡r v/rlida sea la racionalista. La razón ha sido el instru-
grave problema acerca de la esencia o el talante del saber filo- rrr'¡rl¡, ltttrclamental del filósofo (basta recordar el logos hera-
sófico. Probablemente una de las preguntas nfilosóficas, fun- , ltlr.r¡¡o irl Ir:specto), pero tal convicción no puede conducirnos
damentales de todos los tiempos no es otra que ,r r, tirrl cl elemento "ütalu que el saber filosófico posee, y que
"¿qué es filo-
sofía?,. Meditemos a contir.tuación acerca de tal inter-¡ogante. Ir,rn ¡rttesto de manifiesto autores como Nietzsche o más re-
En opinión de Karl Jaspers, el filósofo nace en oposición ai r rr'rrl( nrcnte Emmanuel Levinas.
sóphos. E), filósofo es el que uama el conocimiento,, el que l'rr rbal¡lemente estemos de acuerdo en que ala filosofía le
odesea sabero, lrente aquel otro que creyendo estar en pose- r rr lln terreno propio, pero no lo estamos respecto a
(,slx)nde
sión de él se autodenominó saálo. Aunque a primera vista pa- ',r (r'r)lcn¡do. Kant, en la Kritik dcr leinel1 Vemunli, sosluvo
rezca alejarse ahora la ciencia de la filosofía, realmente sucede r¡rrt lu pregunta <¿qué puedo conocer?> era la clave de la ra-
todo lo contrario. El científico, al igual que el filósofo, se mue- /iÍr l(irica. Scheler, en su peculiar fenomenología, entendió
ve en el ámbito del udeseo" (Zros). Si bien es cierto que er.r r¡rrt la tarea de la filosofía debía centrarse en elucidar la esen-
filosolía las preguntas son más importantes que las respuestas r irr rlc los valores. Wittgenstein, en el Tractqtlrs, advillió que el
(Jaspers, 1983, l3), y que no hay en esta parcela del saber , rlrjcto del saber filosófico era la aclaración del lenguaje,
y la
respuestas definitivas, no 1o cs menos en el ámbito de la cien- .lii¡sofía de la existencian se ha ocupado preferentemente de
cia. Más aún: desde la óptica lakatosiana, negarle al saber r.slrrdiar la realidad humana. Todos aciertan en destacar un
científico su capacidad <erótica>, en sentido platónico, supon- ¡rsl)ccto fundamental del saber filosófico, pero quizá ninguno
dría admitir que la heulstica positiva de un programa de in- rlt' cllos consiguió alcanzar la eser.rcia de la filosofía La pro-
l)Lrcsta que a cor-rtinuación o{recemos no tiene en ningún
vestigación (filosófico en nuestro caso) quedarÍa fagocitada mo-
por su onúcleo firme". rronto la prelensión de ser ni la única ni la definitiva, pero
Tampoco es válida en este caso la alterr¡ativa que nos ofre- como rnínimo intenta recoger el legado de dos mil años de
ce el positivismo clásico consistente en concebir a la filosofía lilosofía occidental. No es posible hacer filosofía al margen de
como un saber uespeculativoo acerca de esas cuestiones que la Ia lradición filosófica, aunque esto no significa ql-le no se Pue-
ciencia todavía no puede resolver. Esto significa: a mayor pro- tla, en muchas ocasiones, entrar en franca contradicción con
greso cientÍfico, menor campo de acción de la filosofía. El .pe- clla. Sin embargo, ufilosofaru es ante todo dialogar con los
ligro positiüstau que acabamos de describir resulta particular- clásicos. Así, desde este punto de apoyo, sostenemos que
mente poderoso en las <filosofías aplicadas, y concretamente una cuestión filosófica básica es la npregunta por el {un-
en la filosofía de la educación. De ahÍ que podamos suscribir damento lGrundlo. El fundamento es el Ser, el Ser que posibi-
con firmeza la tesis heideggeriana: lita el modo de ser de los entes La filosofía busca lo que es el
ente en tanto que es. Estamos próximos al utrascendental"
La filosofía no nace nunca a parlir de la ciencia, ni gracias a kantiano.
la ciencia [Heidegger, 1976, 2O]. EnLiende Kant por "trascendental":

43
42
[...] todo conocimiento lEtk¿nntnisl que se ocupa no tanto
de los objetos lGegenstiinden), sino d,e nuestro modo de conocer-
los, en cuanto que tal modo debe ser posible ¿ pnbn. Un siste
ma de tales concepto s lBegrffel se llamaria filosofía trascenden-
Lal lTfanszendental-Philosophiel fKant, 1982, A 13-B 261.

El texto de la púmera
"crítica> de Kant nos muestra la
¿tutonomía y el ámbito propio del saber filosófico. La filosofla
la interpretación heideggeriana-, se ocupa de las
-sigriendo
condiciones de posibilidad de Ios entes, de su fundamento. El
<trascendental> kantiano se conüerte en el Gtand de la .onto-
logía fundamentalo de Heidegger. Vale la pena observar qué
interrogante resume para Heidegger la "cuestión de la filo-
softao:

¿Por qué hay ser en lugar de nada? fHeidegge\ 19j6, ll.


Esta es la primera pregunta porque es la pregunta fund.a-
ntental, la pregunta por el <fundamentoo (Grund). De hecho
esto no significa otm cosa que:

¿Por qué hay, pues, ente? ¿Cuál es el fundamento? ¿De qué


fundamento proviene el ente? ¿Sobre qué fundamento se sostie-
ne el ente? lHeideggel 1976, 2].

La filosoffa de la educación, en tanto que saber metaffsico,


constituye una filosofía aplicada. Debemos entonces matizar
en gran medida la pregunta por el fundamento tal como la
entendió Heidegger. Nuestra pregunta .fundamentalo sufre, en
consecuencia, ¡]na importante metamorfosis que algunos aute
res por ejemplo- se han encargado de manifestar:
-Leünas
qué
¿Por existe el mal? ¿por qué estoy obligado a obrar moral-
mente bien? La metdkica se conüerte desde este instante en
lilosolía moral, y esta es la filosofia primera (Levinas, 19g2,
71). De todo esto nos ocupamos en este libro.

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