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OPINIÓN

9 May 2017 - 9:00 PM


Por: Hernando Roa Suárez
CONSTRUIR DEMOCRACIA
A propósito del maestro universitario en
el siglo XXI
El maestro construye… fertiliza la realidad compleja e inagotable de lo
humano.
Útiles y legítimas se me presentan las luchas emprendidas por los maestros
universitarios en defensa de sus derechos. Más también: qué significante sería
que nos preocupáramos por la recuperación de la imagen de su ejemplar papel
como líderes de la comunidad. Y específicamente: ser claves en la labor que
podemos desempeñar en el proceso que, en los próximos decenios, vamos a
adelantar los colombianos en torno a la construcción de la paz.

Como occidentales, como iberoamericanos, como colombianos, como seres


humanos, al pensar en el maestro tenemos un punto de referencia
problematizador: la Grecia de hace 2500 años; pensamos en Sócrates y en su
discípulo Platón. Ahora, sabemos bien que instruir puede cualquiera, pero
enseñar, sólo podrá hacerlo históricamente quien sea reconocido como
maestro. El maestro no es instructor; no es un funcionario que se lucra de las
falencias del sistema educativo; el maestro forma y se forma formando, y así
impulsa el proceso de recreación de la realidad que, como sabemos, es
dialógico, profundo e histórico…

El maestro no es un negociante del bello proceso de aprender a aprender con


los educandos; ni tampoco es un descrestador; es un ser en búsqueda
inagotable de conocimiento, de sabiduría; es un ser que facilita los caminos
para que los educandos desarrollen sus capacidades y puedan superarlo con el
tiempo. El maestro construye… fertiliza la realidad compleja e inagotable de
lo humano. Su ejemplo es el mejor de los discursos.

Ser reconocido como maestro se me presenta como el resultado de un bello


proceso en que hemos aprendido con los educandos a realizarnos como seres
humanos integrales. Para ser valorados como maestros, tenemos que alcanzar
el mérito de haber aprendido el arte de enseñar, habiendo ejercido la vocación
con estudio, cuidado, constancia y consciencia crítica.
Complementemos lo planteado con las reflexiones del maestro Alfonso
Borrero: “Ser maestro no es grado académico que se otorgue tras discusión ni
se someta a exámenes y concurso. Es consenso espontáneo. No es función
burocrática que se asigna. No es honor que se compre. Cualquiera sea el
dominio intelectual del maestro, hay algo que lo señala como modelo. La
maestría muestra, sin necesidad de demostrarla, la conquista del hombre sobre
sí mismo. Ser maestro es algo que define una existencia en viaje reversible
hacia el saber y la verdad. La obra del maestro persiste más allá de los
linderos del tiempo y del espacio. Distante o ausente, su obra perdura. Muerto,
influye aun en quienes nunca lo conocieron.

Con el hombre, cuando muere, se enmudece su cultura personal. La del


maestro desaparecido persevera, maestra, como recuerdo eficaz. Al contacto
con el maestro, el discípulo se reconcilia con la vida, y al contacto con el
discípulo, el maestro se reconcilia con su muerte”.

Pensando en nuestros días, creo que el maestro es un mediador que dinamiza


la consciencia creativa del educando, invitándolo al ejercicio profundo y
responsable de su libertad. Algunos ejemplos occidentales de maestros pueden
ser: Sócrates…, Leonardo Da Vinci, Juan Sebastián Bach, Wolfgang
Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven…, Wolfgang von Goethe, Jean
Piaget, Gastón Bachelard, Emmanuel Mounier, Max Weber, Albert Einstein,
Jhon Maynard Keynes, Ricardo Hinestrosa, Gerardo Molina, Manuel Murillo
Toro, Darío Echandía, Alberto Lleras Camargo, Agustín Nieto, Hélder
Câmara, Orlando Fals Borda, Paulo Freire, Edgar Morin, José Félix Patiño,
Guillermo Páramo, Jesús María Yepes, Guillermo Nannetti Concha, Leopoldo
Uprimny, José María Esguerra, Álvaro Copete L., Rodrigo Noguera L., Carlos
Federici, Ernesto Guhl Nimtz, Alfonso Borrero, Guillermo Hoyos, Jaime
Vidal P., Mario Bunge, Gabriel García Márquez, Guillermo Cano, Norberto
Bobbio, Gregorio Peces-Barba, Alejandro Obregón, Julio Carrizosa Umaña,
Moisés Wasserman, Fernando Chaparro, Gerardo Remolina, Fernando
Hinestrosa, Alfredo Sarmiento Gómez, Cesáreo Rocha, Francisco de Roux,
Francisco Leal Buitrago...

En la relectura cuidadosa de la vida y obra de los maestros enunciados —y no


son los únicos posibles— encontraremos ejemplos magníficos para el
desarrollo contemporáneo de una existencia plena al servicio de la democracia
colombiana contemporánea y la consolidación del proceso de paz en curso.
* Miembro de La Paz Querida. roasuarez@yahoo.com

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