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CAPÍTULO XXI - RECONOCIMIENTO Y EJECUCIÓN DE SENTENCIAS

EXTRANJERAS

I. INTRODUCCIÓN. SENTENCIAS DECLARATIVAS, CONSTITUTIVAS


Y DE CONDENA. EL RECONOCIMIENTO DIRECTO

La interdependencia de los países señalada con relación a la competencia


internacional directa también se advierte en esta materia de competencia
indirecta. Es por ello que las reglas para reconocer y ejecutar sentencias
extranjeras han ido evolucionando en forma paralela. No se puede soslayar
que la competencia directa se estudia en miras al eventual reconocimiento o
ejecución de la sentencia. No se trata de una cuestión académica sino
eminentemente pragmática: el juez debe ser competente en el orden
internacional para que su sentencia sea eficaz.
Dentro de la división clásica de las sentencias en declarativas, constitutivas y
de condena, observamos que las primeras dos pueden ser reconocidas pero
no ejecutadas, mientras que las de condena pueden ser reconocidas y
ejecutadas. La ejecución implica el reconocimiento, pero el reconocimiento
no va seguido de una ejecución cuando de sentencias declarativas o
constitutivas se trata1 .
Una sentencia extranjera adquiere eficacia en el país por medio de su
reconocimiento o ejecución judicial. Los requisitos exigidos para reconocer y
ejecutar una sentencia extranjera son generalmente los mismos. En el
reconocimiento el juez acepta un derecho consagrado por la sentencia, como
por ejemplo la existencia de un divorcio; en la ejecución, el titular del
derecho consagrado por la sentencia extranjera exige el concurso de la fuerza
pública local por intermedio del juez para obtener la satisfacción material,
como por ejemplo la ejecución de bienes promovida por un acreedor.
La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil 2 declaró que "no se concibe
que la orden judicial del juez extranjero se ejecute sin más por las
autoridades de seguridad, sin previamente dar intervención a la justicia
argentina, sea para admitir su eficacia imperativa, sea para examinar su
fuerza ejecutoria, pues en todos los casos, sin excepción, el fallo debe
presentarse al juez argentino, provocando el juicio de exequátur en donde se
examina si están cumplidas las condiciones expuestas"3 .
En materia de sentencias relativas al estado y capacidad de las personas
persiste la discusión acerca de la necesidad de su reconocimiento por un
tribunal local. La sentencia de adopción, por ejemplo, ¿requiere de algún
trámite para ser válida en país extranjero?

1
La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil4 resolvió que en virtud del
plenario del 8/11/1973 no es necesario, para privar de eficacia a la partida de
matrimonio extranjero contraído con impedimento de ligamen en fraude a la
ley, la promoción de la acción de nulidad prevista por la ley 2393. Agregó que
la partida de matrimonio carece de fuerza probatoria por sí sola, pues su
presentación importa una forma de ejecutar la sentencia extranjera o de
asignarle el valor de cosa juzgada, razón por la cual el actor debe cumplir con
los recaudos exigidos en el Código Procesal para la ejecución de sentencias5 .
La Corte de Casación francesa resolvió por la negativa 6 . En autos, las partes
habían adoptado un menor en Colombo, Sri-Lanka, en febrero de 1987. En
septiembre del mismo año solicitaron la adopción plena ante los tribunales
franceses. Debido a serias dificultades económicas producidas por paros
laborales, los adoptantes reclamaron los beneficios de la seguridad social
francesa prevista para niños desamparados hasta su adopción, para lo cual
alegaron que entre febrero y septiembre de 1987 no existía una adopción
válida para la ley francesa. La Corte resolvió que no es necesaria la inscripción
de la adopción en los registros civiles franceses a los efectos de otorgarle
validez.
Menos clara es la sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil
de mayo de 19967 . Si bien distingue entre el reconocimiento y la ejecución,
establece que en ambos casos corresponde el control de los requisitos de
fondo y forma, para luego establecer que las autoridades y los
procedimientos son diferentes. Para la ejecución corresponde la tramitación
del juicio de exequátur; para el reconocimiento deben reunirse únicamente
los requisitos del art. 517, CPCCN. Pero como el art. 517 establece todos los
requisitos necesarios para la ejecución, la distinción no se comprende.
La sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil de mayo de
19968 expresamente manifiesta que ninguna especie de eficacia jurídica
puede tener en nuestro país una sentencia extranjera sin el exequátur, salvo
acuerdos especiales. La sentencia extranjera en sí es un documento, y, como
tal, es prueba de un hecho, pero para que adquiera eficacia de prueba en
nuestro ordenamiento jurídico debe ser revisada por un juez argentino.
La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial resolvió en igual
sentido9 , al dictaminar que el control que exige el reconocimiento y eventual
ejecución de las sentencias extranjeras no puede ser burlado so pretexto de
incluir, en una rogatoria que demanda auxilio procesal internacional, actos
que exceden ese concepto e importan una ejecución, en un intento por
obviar el trámite del exequátur homologatorio de esa sentencia, "afectando
el ejercicio de la soberanía jurisdiccional de nuestro Estado".

2
Las palabras destacadas indican claramente que en la materia prima el temor
atávico a lo foráneo y lo desconocido sobre el derecho de las partes a que se
reconozcan las sentencias legítimamente dictadas en el extranjero.
En el derecho alemán el reconocimiento no requiere un procedimiento
específico10 .
La Convención de Bruselas de 1968, en su art. 26, se refiere también al
reconocimiento directo.

II. COMPETENCIA INDIRECTA


Cuando hablamos de ejecución de sentencias extranjeras, se trata de aquellas
referidas a relaciones privadas y no de las de naturaleza represiva, fiscal o
administrativa, que carecen de eficacia extraterritorial. Pero sí comprenden
las indemnizaciones civiles en juicios penales, y en este ámbito ha cobrado
especial importancia en los últimos años la posibilidad de fijar
indemnizaciones pecuniarias por crímenes contra la humanidad, que en su
calidad de sentencias de derecho privado estarán sometidas a las reglas
generales sobre reconocimiento y ejecución de sentencias extranjeras.
A diferencia de la competencia internacional directa, que es la del juez para
dictar una sentencia, estamos ahora en presencia de la competencia
internacional indirecta.
Cuando el juez extranjero solicita al tribunal local por medio de un exhorto la
realización de actos de jurisdicción voluntaria, como notificaciones, recepción
y obtención de pruebas, inventarios, etc., el juez nacional examinará su
propia competencia internacional directa y rechazará el cumplimiento del
exhorto si atenta contra el orden público internacional del foro 11 . El juez
exhortado no debe examinar la jurisdicción internacional indirecta del juez
exhortante. En materia de reconocimiento y ejecución de sentencias
extranjeras, el juez local sí debe, en cambio, examinar la competencia
internacional indirecta del juez que dictó la sentencia.
La competencia internacional indirecta es la competencia del juez que dictó la
sentencia examinada por el juez que debe reconocerla o ejecutarla.
Los Tratados de Derecho Procesal Internacional de Montevideo de 1889 y
1940 establecen que las sentencias y los laudos arbitrales en asuntos civiles y
comerciales dictados en uno de los Estados signatarios tendrán la misma
fuerza en los demás si la sentencia o el laudo emanó de un tribunal
competente en el orden internacional (art. 5º, inc. a]). No establece cómo
determinar la competencia internacional indirecta.

3
Para determinar la competencia internacional indirecta se puede: a) recurrir a
las reglas de competencia internacional directa del juez que debe reconocer o
ejecutar la sentencia extranjera —bilateralización de las reglas de
competencia del foro, es decir que el juez va a reconocer la sentencia
extranjera si su par extranjero era competente conforme a las propias normas
de competencia del juez requerido; en otras palabras, el magistrado reconoce
la sentencia extranjera si el ordenamiento extranjero confiere competencia a
sus jueces en los mismos casos en que el ordenamiento propio le confiere
competencia a él—; b) recurrir a las reglas de competencia internacional del
juez extranjero que dictó la sentencia; c) recurrir a la elaboración de normas
especiales para la competencia internacional indirecta.
Respecto del primer caso, el art. 517, inc. 1º, CPCCN, y el parág. 328 I 1, ZPO
alemán, bilateralizan las normas de competencia internacional directa. En el
mismo sentido legisla en el ámbito del Mercosur el Protocolo de Cooperación
y Asistencia Jurisdiccional en Materia Civil, Comercial, Laboral y
Administrativa12 .
Nuestro art. 517, inc. 1º, dice: "Que la sentencia (...) emane de tribunal
competente según las normas argentinas de jurisdicción internacional".
La ley venezolana de derecho internacional privado 13 exige que los tribunales
del Estado sentenciador tengan jurisdicción para conocer en la causa de
acuerdo con la ley venezolana (art. 53, nro. 4).
La Convención Interamericana sobre Eficacia Extraterritorial de las Sentencias
y Laudos Arbitrales Extranjeros (CIDIP-II, ratificada por ley 22.921) establece
la bilateralización en su art. 2º, inc. d).
La Convención Interamericana sobre Competencia en la Esfera Internacional
para la Eficacia Extraterritorial de las Sentencias Extranjeras (CIDIP-III, La Paz
1984) enumera en su art. 1º los casos en que se considerará satisfecho el
requisito de la competencia internacional por haber tenido competencia el
órgano que ha dictado la sentencia.
La Corte de París, en el caso "De Gunzbourg" 14 , bilateralizó las normas de
competencia internacional directas francesas. El marido francés y la mujer
estadounidense vivían en Nueva York. La mujer obtuvo una sentencia de
divorcio en México y demandó su ejecución en Francia. La Corte rechazó la
ejecución por no encontrar en el derecho francés un punto de conexión que
justificara la competencia internacional mexicana.
El Bundesgerichtshof , en 196915 , bilateralizó las normas de competencia
internacional directas alemanas. Un productor alemán entregó maquinarias
en Nueva York, previo a lo cual había pactado la jurisdicción de los tribunales
de su asiento principal y dejado abierta su facultad de demandar en Nueva

4
York. Cuando accionó por el pago del precio en Nueva York, el tribunal lo
condenó al pago de daños y perjuicios, al admitir la reconvención.
El Bundesgerichtshof , por aplicación de las normas alemanas de competencia
internacional, rechazó la ejecución de esta sentencia por considerar
competentes para la reconvención a los tribunales del asiento principal.
La Convención de La Haya sobre Reconocimiento y Ejecución de Sentencias
Extranjeras en Materia Civil y Comercial de 1971, en su art. 11, establece la
jurisdicción de los tribunales extranjeros para la reconvención cuando éstos
fuesen competentes si la reconvención fuera el objeto principal de la
demanda o cuando la reconvención sea conexa a la demanda principal.
El leading case inglés en esta materia es "Buchanan v. Rucker" de 1809 16 . En
el caso, el actor promovió en Inglaterra la ejecución de una sentencia de la
isla de Tobago. El demandado nunca había estado en la isla ni se había
sometido a su jurisdicción. La notificación se había efectuado conforme al
derecho de Tobago a través de edictos fijados en la puerta del tribunal. Lord
Ellenborough denegó la ejecución de la sentencia preguntándose si la isla de
Tobago puede legislar obligando a todo el mundo. ¿Se sometería el mundo a
esa jurisdicción asumida?
Las normas de competencia internacional directas del juez del que emana el
pronunciamiento fueron aplicadas por la Corte de Apelación de París en 1958
en el caso "Lundwall"17 . Un austríaco se casó en Francia con una cubana, y las
partes fijaron su domicilio conyugal en Austria. La mujer retornó a Cuba y
obtuvo una sentencia de divorcio cuyo exequátur demandó en Francia para
su inscripción en el registro civil. La Corte constató que la norma de
competencia internacional cubana otorgaba jurisdicción a los tribunales
cubanos, lugar de la residencia de la actora, y así aceptó la inscripción de la
sentencia en Francia.
La Convención de La Haya sobre Reconocimiento y Ejecución de Sentencias
Extranjeras en Materia Civil y Comercial de 1971, en su art. 10, establece
reglas especiales de competencia internacional indirecta.
La Corte de Apelación de París en 1971, en el caso "Mack Trucks" 18 , aceptó la
competencia de un tribunal extranjero porque el litigio se conectaba de
manera suficiente, no arbitraria, ni artificial ni fraudulentamente, con el
tribunal.
La Corte de Casación francesa en "Mme. Fairhurst v. Simitch" 19 estableció que
el tribunal extranjero era competente debido a que el litigio se conectaba de
una manera característica con ese país y la elección del tribunal competente
se había realizado sin fraude. Asimismo, los tribunales franceses carecían de
competencia exclusiva.

5
En el caso, Alexander Simitch, ciudadano estadounidense, contrajo
matrimonio en Inglaterra con Maria Fairhurst, de nacionalidad británica. En
Inglaterra establecieron el primer domicilio conyugal. El marido debió
cambiar su domicilio a Francia por razones de trabajo y demandó en 1979
ante el Tribunal de París por divorcio. La mujer inició ante el High Court of
Justice de Londres demanda de divorcio y obtuvo como medida provisoria la
fijación de una cuota alimentaria, cuya ejecución en Francia solicitó y obtuvo.
III. SENTENCIA VÁLIDA FIRME
La sentencia extranjera debe reunir los requisitos necesarios para ser
considerada tal en el lugar en que fue dictada (art. 517, inc. 3º, CPCCN).
La decisión extranjera debe emanar de personas efectivamente investidas del
poder de juzgar en nombre del Estado. Una sentencia dictada en 1921 en
Constantinopla por emigrados rusos que constituyeron su tribunal en el exilio
no fue reconocida por ese motivo en Francia20 .
La sentencia extranjera debe asimismo encontrarse firme y ser pasible de
ejecución en su país de origen (art. 5º, inc. b], Tratados de Derecho Procesal
Internacional de Montevideo de 1889 y 1940; art. 517, inc. 1º, CPCCN). Se
trata de la cosa juzgada material y no de la cosa juzgada formal. Las
sentencias que ponen fin a juicios ejecutivos y que pueden ser revisadas por
un juicio ordinario posterior no serían, pues, ejecutables por carecer de la
cosa juzgada material.
Una sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil 21 rechazó la
ejecución de una sentencia extranjera recaída en un juicio sobre alimentos ya
que toda condena a pagar alimentos permite ser reexaminada, para lo cual
asiste al tribunal el mismo derecho que tiene el juez extranjero en ese
sentido. La Cámara Nacional en lo Civil de la Capital Federal 22 resolvió que a
los efectos del reconocimiento y ejecución de una sentencia extranjera,
cuando del expediente no surge el momento en que el pronunciamiento de la
sentencia debe considerarse notificado a la demandada conforme a la ley
procesal del tribunal extranjero, como tampoco si aquélla es pasible de algún
recurso ordinario y, en tal caso, si ha sido interpuesto y cuál fue su suerte o la
constancia de encontrarse vencidos los plazos para interponerlo, previamente
a su ejecución deben efectuarse las diligencias conducentes para despejar
adecuada y fehacientemente tales aspectos. El juez requerido debe, pues,
ordenar todas las medidas necesarias para determinar si se trata de una
sentencia extranjera firme.
En "Worthley v. Worthley", la Suprema Corte de California en 1955 23 decidió
en un caso de alimentos que podía entender en su modificación retroactiva al

6
promover la actora su ejecución. Las partes habían contraído matrimonio en
Nueva Jersey en 1943, donde se habían domiciliado hasta su separación en
1946. Un tribunal de Nueva Jersey estableció una cuota alimentaria a favor de
la mujer, y posteriormente el marido cambió su domicilio por el de California
e incumplió su obligación.
En el mismo sentido, el Tribunal Civil de Lille en 1951 24 declaró que una
sentencia extranjera que condena al marido a pagar a la mujer una pensión
alimentaria puede ser modificada a petición de partes por el tribunal francés.
El Oberlandesgericht de Düsseldorf tuvo que decidir el 19/9/198425 si
correspondía la ejecución de una sentencia belga dictada por el tribunal
comercial de Gante el 8/11/1983, que condenaba a la demandada a abonar
el equivalente en moneda belga a 28.082 marcos alemanes, cuando ésta
había interpuesto recurso de apelación contra dicho pronunciamiento ante el
tribunal de comercio de Gante antes del vencimiento del plazo el 9/3/1984.
El tribunal alemán decidió que conforme a la Convención de Bruselas de 1968
sobre Competencia Internacional y Ejecución de Sentencias Extranjeras en
Materia Civil y Comercial la ejecución debía proceder a cambio de una
caución del acreedor y que no correspondía al tribunal alemán decidir si el
recurso había sido interpuesto en Bélgica en tiempo y si podía o no prosperar.
El demandado fue representado en el juicio en Bélgica y la sentencia no
atentaba contra el orden público alemán, y asimismo la documentación
acompañada demostraba que la sentencia sería ejecutable en Bélgica sin
contracautela.
La sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial 26 rechazó
la ejecución de un laudo dictado en la República Federal de Alemania por
carecer de la declaración de ejecutoriedad. En otro caso, la Cámara
Comercial27 decidió que "debe reconocerse derecho al futuro ejecutado a
objetar los términos del testimonio en cuestión si considera que no se
corresponde fielmente con las constancias de autos".
Una sentencia para nuestro ordenamiento carece de calidad de cosa juzgada
cuando es o puede ser apelada (art. 499, CPCCN). En Nueva York una
sentencia, en cambio, tiene autoridad de cosa juzgada mientras no sea
revocada por una sentencia posterior28 .
El derecho alemán expresamente trata a las sentencias condenatorias en
juicios de alimentos como sentencias normales, en el sentido de que tienen
fuerza de cosa juzgada y no pueden ser variadas retroactivamente 29 .
Los tribunales ingleses, hasta la sanción de la sección 34 de la Civil
Jurisdiction and Judgments Act 1982 , consideraban que una sentencia
extranjera no extinguía la causa como una sentencia firme inglesa y que el

7
actor insatisfecho podía demandar en Inglaterra la ejecución de la sentencia o
promover nueva demanda y utilizar la sentencia extranjera como prueba. A
partir del Act de 1982 reconocen eficacia a las sentencias extranjeras.
En el common law se basa también el derecho israelí. En el derecho
continental la autoridad de cosa juzgada emana del tribunal que dictó la
sentencia y a los efectos del reconocimiento o ejecución sería suficiente que
en el testimonio de la sentencia se aclare su calidad de firme. En el common
law estamos en presencia de una cuestión procesal y es la ley del foro la que
le otorga calidad de cosa juzgada, para lo cual incorpora la sentencia
extranjera como propia a través del procedimiento del exequátur30 .
No parece razonable permitir al juez requerido la discrecionalidad de ejecutar
una sentencia extranjera dictada por juez competente y en la que se ha
respetado el debido proceso, con base en una posible modificación ulterior.
Ha de estarse en la materia a lo que dispone el juez que dictó la sentencia. Si
el tribunal del cual ha emanado el pronunciamiento puede ejecutar la
sentencia en su país, este carácter de ejecutoriedad debe ser reconocido por
el juez requerido. De otra manera estamos procediendo de manera similar a
los tribunales ingleses cuando calificaban la sentencia extranjera únicamente
como una prueba del derecho que consagraba.
La seguridad jurídica requiere que las sentencias dictadas por tribunal
competente puedan ser ejecutadas, y no que el deudor pueda eludir sus
obligaciones sobre la base de la variación futura de las decisiones, pues no
existen relaciones humanas invariables. Importante es la calificación de
ejecutoria que le otorga el juez del cual emana, no la que le otorga el
condenado.

IV. ORDEN PÚBLICO. EL DEBIDO PROCESO


Para ser aceptada, la sentencia extranjera no debe ser contraria al orden
público internacional del juez.
Debemos diferenciar el orden público internacional en el conflicto de leyes
del orden público internacional en el conflicto de jurisdicciones: en el primer
caso opera como una barrera a la aplicación del derecho extranjero, y la ley
extranjera es sustituida por otra norma; en el segundo, lleva al rechazo del
reconocimiento o ejecución de la sentencia extranjera, no a su sustitución.

8
En el derecho argentino, el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, en
su art. 517, inc. 4º, establece que la sentencia extranjera no debe afectar los
principios del orden público del derecho argentino. En el mismo sentido
legislan la Convención de Bruselas de 1968, en su art. 27, inc. 1º, y la
Convención Interamericana sobre Eficacia Extraterritorial de las Sentencias y
Laudos Arbitrales Extranjeros31 , en su art. 2º, inc. h). El Protocolo de Las
Leñas, en su art. 20, inc. f), dispone que la sentencia o laudo arbitral no
deben contrariar manifiestamente los principios de orden público del Estado
requerido32 . El parág. 328 I 4, ZPO alemán, establecía —desde su sanción en
1898 hasta la reforma de 1986— que el reconocimiento de la ley extranjera
no debe ser contrario a las buenas costumbres o a la finalidad de una ley
alemana. A partir de la reforma, la denegación del reconocimiento sólo
ocurre en los supuestos en que implicara un resultado manifiestamente
irreconciliable con los principios básicos esenciales del derecho alemán,
incluyendo sus derechos constitucionales. Esta reformulación hace que
únicamente sentencias repugnantes a las nociones fundamentales de justicia
del foro e intolerables en el caso individual no sean reconocidas33 .
Distintas legislaciones requieren que la parte condenada por la sentencia a
ser reconocida o ejecutada haya sido personalmente citada.
El Código Procesal Civil y Comercial de la Nación establece este requisito en
su art. 517, inc. 2º); el ZPO en el parág. 328 I 2; la Convención de Bruselas de
1968 en su art. 27, inc. 2º, y la Convención Interamericana de 1979 en su art.
2º, inc. e).
La Uniform Foreign Money-Judgments Recognition Act de los Estados Unidos
establece que una sentencia extranjera no tiene que ser reconocida si fue
dictada por un tribunal parcial o en el que no reconoce el debido proceso34 .
Un exceso formal puede verse en la sentencia de la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal35 cuando expresó que cuando la
forma en que se practicó la notificación no surge de los términos de la
sentencia misma cuya ejecución se pide, corresponde acompañar un informe
consular relativo al procedimiento aplicable. La Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Civil, en cambio, resolvió que el tercero a pedido del
demandado carece de facultades para apelar la sentencia y que el
demandado no puede cuestionar la forma en que se cursaron las
notificaciones del tercero si las consintió en su momento. Agregó que no
corresponde desestimar la gestión cumplida por un Estado extranjero
llamado a prestar auxilio judicial internacional —en el caso, la notificación—
aun cuando la diligencia adolezca de deficiencias, si no existen razones que
desvirtúen la presunción de legalidad de dicha notificación36 .

9
El derecho alemán exige expresamente que la notificación sea traducida al
alemán y que no se realice por correo37 .
La Corte Europea38 también consideró necesaria la traducción de la
notificación. En autos, las partes habían tenido relaciones comerciales, para
lo cual habían establecido la aplicación del derecho francés y la competencia
del Tribunal de Comercio de Nanterre. Después de obtener la actora, ante
el Amtsgericht de Essen, una orden que prohibía a la contraria la venta y
distribución de productos de la marca Lancray, ésta interpone demanda ante
el Tribunal de Nanterre. La demanda se notifica a Peters en francés. El
Tribunal de Comercio de Nanterre finalmente condena a Peters en rebeldía
en 1987 y esta sentencia es reconocida y autorizada su ejecución por
el Landgericht de Essen, Alemania. El Oberlandesgericht hace lugar a la
apelación de la demandada y revoca el reconocimiento. La actora recurre de
la decisión del Bundesgerichtshof y éste a la interpretación de la Corte
Europea. La Corte se decide por la interpretación
del Oberlandesgericht debido a que se había notificado a la demandada en la
persona de un empleado. En este supuesto, los tratados vigentes entre
Francia y Alemania exigen la traducción de la notificación.
Georges A. L. Droz, al comentar este fallo39 , acusa a la Corte de ser
pusilánime en exceso después de haber sido acusada de audaz durante años.
La demandada tuvo conocimiento de la demanda y tiempo suficiente para
comparecer a defender sus derechos.
Lo importante de la decisión es que considera que la citación regular primero,
y en tiempo útil después, requerida por el art. 27, párr. 2º, Convención de
Bruselas de 1968, para defenderse comprende dos requisitos acumulativos, y
uno de ellos no puede suplir la ausencia del otro.
Sin duda, parece en exceso formal esta decisión, al partir de la base de que
las partes eligieron la competencia de tribunales franceses, que ambas sabían
de la existencia de un diferendo y que hubo medidas preliminares ante un
tribunal alemán40 .
La Convención de La Haya de 1971, en su art. 5º, establece que se puede
denegar la ejecución de una sentencia extranjera cuando ésta es contraria al
orden público o se ha violado el debido proceso cuando una de las partes no
pudo presentar su caso. La Convención Interamericana de 1979, en su art. 2º,
inc. f), asegura la defensa de las partes.
El concepto de orden público incluye, como hemos visto, el del debido
proceso.

10
La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil 41 declaró que cuando ambas
partes solicitan el exequátur de la sentencia extranjera se presume que ha
estado garantizado el debido proceso.
La Corte Suprema rechazó la eficacia de una sentencia extranjera en octubre
de 199642 en razón de la falta del debido proceso. Consideró que ante el
silencio y la no intervención del acreedor hipotecario en el juicio ejecutivo
llevado a cabo en la República del Paraguay, donde se ordenó extinguir sin
debate la hipoteca naval regularmente constituida en la República Argentina,
Estado de la bandera del buque, corresponde denegar la eficacia de la
sentencia paraguaya por aplicación del Tratado de Derecho Procesal
Internacional de Montevideo de 1940 y la Convención Interamericana sobre
Eficacia Extraterritorial de las Sentencias y Laudos Arbitrales Extranjeros.
Cuando la ejecución de una sentencia extranjera es rechazada por atentar
contra el orden público internacional o normas imperativas, debe tratarse del
orden público y de normas imperativas del foro. En el caso "Citibank NA v.
Narbaitz Hnos. y Cía. SCA"43 , la Corte Suprema decidió que la ejecución de
una sentencia extranjera que condenaba a la demandada a abonar una suma
de dinero no podía ser rechazada por atentar contra las normas de control de
cambios del foro, ya que la obligación podía ser cancelada en su equivalente
en moneda de curso legal.
El Bundesgerichtshof , el 18/10/196744 , decidió que la circunstancia de que
un tribunal inglés haya separado al demandado de la tramitación del juicio
por "contempt of court" (desacato a la corte), no atenta contra el orden
público alemán.
El Tribunal Constitucional alemán45 admitió la notificación de la demanda de
conformidad con lo establecido en la Convención de La Haya de 1965 sobre
Notificación en el Extranjero, a pesar de que el objeto de la demanda
atentaba contra el orden público alemán. La actora, una empresa alemana,
fue demandada en forma conjunta con su subsidiaria de los Estados Unidos
ante un tribunal de dicho país por daños y perjuicios derivados del
incumplimiento de un contrato de distribución. La pretensión incluía el
pedido de daños punitivos y ejemplares. La Corte resolvió que en este estado
del proceso no existía condena, y que la demandada no podía ser eximida de
comparecer en juicio. Aclaró asimismo que una eventual condena no tendría
que ser necesariamente incompatible con la legislación alemana.
El Oberlandesgericht de Karlsruhe resolvió el 18/6/198446 —en un juicio de
tenencia— ejecutar la sentencia extranjera provisoria y urgente obtenida en
un juicio sumario, por cumplir con los restantes recaudos exigidos para el
reconocimiento y ejecución. En la causa se trataba de un matrimonio

11
celebrado en Roma en 1973 del cual nacieron dos hijas en Inglaterra en 1974
y 1977, respectivamente. Debido a que el padre era alemán y la madre
británica, las hijas tenían ambas nacionalidades. La familia vivió primero en
Italia y luego en Suiza, donde el padre trabajaba como abogado ante un
organismo internacional. Se separaron en 1980. La mujer fijó con las hijas
nuevo domicilio en Inglaterra, siguiéndola el marido en 1983 al perder su
empleo en Ginebra. En febrero de 1984 el marido se trasladó a Karlsruhe; en
mayo de ese año viajó a Londres sin conocimiento de la mujer y se llevó a la
hija menor con él a Alemania después de haberla interceptado a la salida del
colegio. El intento de llevar a la hija mayor fracasó debido a la vigilancia de un
maestro. Telefónicamente notifica a la mujer el 28 de mayo que la hija menor
está con él en Alemania. El 29 de mayo la mujer obtiene del juzgado de
familia en Londres una sentencia que declara que las menores están sujetas
durante su minoridad, o mientras no se resuelva otra cosa, a la tutela del
juzgado y que el padre debe devolver la tenencia de la menor a la madre. El
30 de mayo la madre solicita en Karlsruhe que se le otorgue a ella la elección
de la residencia de la menor. El padre solicitó que se le otorgue la tenencia de
las menores. La primera instancia hizo lugar a la petición de la madre, y el
padre, que se negó a indicar el paradero de la hija menor, fue detenido. La
sentencia de la segunda instancia confirmó la precedente y aclaró que la
decisión inglesa no atenta contra el orden público alemán, a pesar de que el
padre no fue oído ni notificado del proceso. El interés de la menor requería
que fuera devuelta cuanto antes al entorno que le era familiar, es decir,
Inglaterra.
La Corte de Casación francesa, en "Bachir v. Dame Bachir"47 , con motivo del
pedido de exequátur en Francia de una sentencia de divorcio dictada por la
Corte de Apelación de Dakar (Senegal) a petición de la mujer, y que le
otorgaba la tenencia de su hijo y alimentos, resolvió que la ejecución
solamente podía ser denegada si la sentencia dictada atentaba contra el
orden público internacional francés y el derecho de defensa en juicio del
marido. En "M. Baumann v. Mme. Cimala", la Corte de Casación
francesa48 reconoció una sentencia polaca de divorcio que lo decretaba sin
establecer la culpabilidad de las partes, y otorgaba la tenencia del menor a la
madre, al tiempo que condenaba al padre a alimentos.
La Corte declaró que la circunstancia de que el abogado apoderado del
marido hubiere interpuesto recurso de apelación contra la sentencia a pedido
de éste, pero luego desistido del recurso, no atenta contra el derecho de
defensa y el orden público internacional francés. El mandatario judicial tiene
facultades para desistir de recursos. El tribunal también declaró que no

12
atentaba contra la concepción francesa de orden público internacional el
divorcio decretado sin establecer la culpabilidad.
La Corte de California, en 197249 , rehusó reconocer una sentencia suiza
debido a que el demandado, que no leía el alemán, fue notificado en
California con documentos legales redactados en alemán y no traducidos.
Una mención especial merece la figura del arraigo, pues la exigencia de
caucionar bienes impuesta a la parte extranjera o domiciliada en el extranjero
podría violar el debido proceso. Con relación a esta institución, la Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Comercial expresó que la excepción de arraigo
resulta ajena a la naturaleza no sólo de la ejecución prendaria en particular,
sino también a la del juicio ejecutivo50 . La Cámara de Apelaciones en lo Civil y
Comercial Federal hizo lugar a la excepción de arraigo en un juicio por cese de
uso de una marca51 . Lo curioso de este caso es que la resolución del tribunal
consideró insuficiente el domicilio de la sucursal en la Argentina, pues no
coincidía con el centro principal de los negocios, sede o administración
principal de la sociedad, y obligó a caucionar.
La Cámara de los Lores rechazó la apelación a una sentencia de ejecución de
confiscación de bienes con fundamento en la Convención Europea de
Protección de los Derechos Humanos y Libertades Fundamentales 52 . El
cónyuge de la demandada había sido condenado por lavado de dinero a
través de una sociedad holding panameña y se había decidido una
confiscación de bienes. Parte de éstos había sido transferida a su entonces
mujer, que luego se divorció y modificó tanto su residencia como su
nacionalidad para evitar la ejecución de la sentencia. La Cámara de los Lores
entendió que pudo ser oída en el juicio y denegó su apelación por considerar
abusiva la conducta de la parte.

V. AUSENCIA DE FRAUDE

La sentencia extranjera no va a ser reconocida si ha sido dictada en fraude a


la ley del tribunal que la ha de reconocer.
El fraude a la ley apareció en el derecho internacional privado con motivo del
caso de la condesa de Charaman-Chimay, casada con un oficial francés, el
duque de Beauffremont, de quien obtuvo su separación en Francia en 1874.
Con posterioridad se nacionalizó en Sajonia-Coburgo, para allí divorciarse. En
1875 contrajo nuevo matrimonio en Berlín con el príncipe Bibesco, volviendo
a Francia. Beauffremont pidió y obtuvo ante la Corte de Casación la anulación
del segundo matrimonio por fraude a la ley francesa.

13
Ya en este siglo, la sentencia en el caso "Munzer", de 1964 53 , exige para el
reconocimiento la ausencia de fraude.
En el derecho argentino el fraude a la ley se daba cuando las partes,
mediante cambio de domicilio, obtenían un divorcio en el extranjero (art. 104
de la derogada ley 2393).
Una sentencia argentina sobre fraude cometido por un testador que cambia
su domicilio para poder testar a favor de su quinta cónyuge, y así deshereda a
los descendientes de matrimonios anteriores, es la de la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Civil en el caso "Fritz Mandel" 54 . El causante, austríaco
nacido en Viena en 1900, obtiene la nacionalidad argentina en 1942 y retoma
la austríaca en 1977. Su domicilio argentino es asimismo cambiado poco
antes de su fallecimiento por el austríaco, y de esta manera elude la
aplicación de las normas sucesorias argentinas, que prohíben la
desheredación. En su comentario, Ricardo Balestra descarta la existencia del
fraude a la ley en el derecho argentino por carecer de consagración positiva
alguna y por atentar su presunción contra la seguridad de los negocios
jurídicos.
La Corte de Apelación inglesa, en el caso "Abouloff v. Oppen- heimer" 55 ,
aceptó denegar el reconocimiento de una sentencia extranjera por fraude . El
demandado argumentó , sin éxito, ante el tribunal extranjero que había
fraude por parte del actor y fue condenado. Al promoverse la ejecución de la
sentencia en Inglaterra, el tribunal explicó que no se trataba de una revisión
de los méritos de la sentencia extranjera, sino de que la cuestión versaba
sobre la existencia de un fraude que la hacía inaplicable en el país.
La Convención de La Haya de 1971, en su art. 5º, inc. 2º, autoriza a denegar el
reconocimiento o ejecución de una sentencia extranjera obtenida por fraude
en un sentido procesal.

VI. FORUM SHOPPING


La modificación del punto de conexión —nacionalidad, en el caso de Francia;
domicilio, en el caso argentino— se acompaña de un forum shopping . Las
partes obtienen la aplicación de una ley diferente por parte de un juez que
normalmente no hubiera sido competente.
Técnicamente el forum shopping existe sin el fraude a la ley56 cuando el actor
elige la competencia normal de uno de los tribunales en caso de
competencias concurrentes, y de esa manera obtiene una sentencia más
favorable. Este último supuesto ocurre con el territorialismo, cuando el
tribunal elegido prescinde de los puntos de conexión y aplica su propio

14
derecho interno. Los "divorcios mexicanos" no constituyen un ejemplo
de forum shopping por carecer el tribunal mexicano de competencia
concurrente con el tribunal del domicilio o nacionalidad de las partes. Para
que el tribunal mexicano se declarara competente era necesario modificar el
punto de conexión.
La Corte de Casación italiana, en los autos "Procuratore Generale presso la
Corte di Appello di Trieste v. Valle"57 , denegó el reconocimiento de una
sentencia de divorcio dictada en Berlín, lugar de la residencia de las partes,
por cuanto reconocer la competencia basada en la residencia de las partes les
permitía a éstas sustraerse a los tribunales competentes, primando la
voluntad individual sobre el orden público.
Cuando las partes eluden el tribunal competente y eligen otro que aplica el
mismo derecho que el tribunal que hubiera sido competente, nos
encontramos con un supuesto de fraude a la ley frustado, pero no con un
supuesto de forum shopping .
El forum shopping no tiene como requisito el fraude a la ley debido a que en
los supuestos en que existen competencias concurrentes el actor elige el
tribunal del país que más le conviene. La conveniencia puede estar
determinada por la celeridad y los costos del procedimiento, la calidad de los
jueces, el derecho aplicable determinado por la norma de colisión del juez
elegido, la cuantía de los daños y perjuicios previsible en un foro determinado
y la posibilidad de ejecución de la sentencia resultante. Esta posibilidad de
ejecutar la sentencia puede determinarse por la existencia de bienes del
deudor en el foro o por la existencia de tratados entre el Estado del foro y el
del domicilio del deudor58 .
El forum shopping es legal y legítimo59 en tanto no esté prevista la jurisdicción
exclusiva de los tribunales de un Estado determinado. Así, la Cámara Nacional
de Apelaciones en lo Civil60 resolvió no reconocer una sentencia de divorcio
decretada en México, y por ende el segundo matrimonio del causante, por
cuanto el Tratado de Montevideo de 1889 de Derecho Civil Internacional,
firmado por la República Argentina y la de Perú, determina que "la ley del
domicilio conyugal rige (...) la disolubilidad del matrimonio" (art. 13, inc. b]).
De ahí que si el último domicilio conyugal fue en el Perú, debió allí entablarse
la demanda de divorcio y no en México. No investigó el tribunal si el Tratado
de Montevideo vinculaba a México —que no es parte en él—, y de todas
formas lo aplicó.
El forum shopping es especialmente tentador en los Estados Unidos debido a
que, como consecuencia del territorialismo, el tribunal elegido aplica su
propio derecho interno. En materia de accidentes de tránsito, la diferencia

15
puede ser importante si uno de los tribunales concurrentes admite la
indemnización en el transporte benévolo y la legislación del otro foro la
deniega.
De todas formas, el forum shopping va a existir mientras no se logre la
unificación de las legislaciones y las sentencias61 .

VII. SENTENCIA ANTERIOR O SIMULTÁNEA. LITISPENDENCIA.


HOMOLOGACIÓN DE SENTENCIA EXTRANJERA
La sentencia extranjera no debe ser incompatible con otra dictada anterior o
simultáneamente por un tribunal del país requerido.
Este requisito se encuentra consagrado en el art. 517, inc. 5º, CPCCN. En el
ámbito del Mercosur, el art. 22 del Protocolo de Las Leñas dispone que el
reconocimiento de la sentencia o laudo arbitral depende de que no sea
incompatible con otro pronunciamiento anterior o simultáneo recaído en el
Estado requerido ni existiere un proceso anterior pendiente.
La ley venezolana de derecho internacional privado de 199862 establece que
la sentencia extranjera no debe ser incompatible con sentencia anterior firme
y que no se encuentre pendiente ante los tribunales venezolanos un juicio
sobre el mismo objeto y entre las mismas partes, iniciado antes de que se
hubiere dictado la sentencia extranjera (art. 53, nro. 6).
La Convención de La Haya de 1971, en su art. 5º, inc. 3º, establece que se
denegará el reconocimiento o ejecución cuando hubiere un proceso entre las
mismas partes con el mismo objeto pendiente en el país y este
procedimiento hubiere sido iniciado primero; asimismo, cuando existiere una
sentencia dictada en el país o en el extranjero pasible de ser ejecutada.
La Convención de Bruselas de 1968 establece que la litispendencia en un
Estado contratante debe ser reconocida (art. 21) y el reconocimiento se
denegará en el supuesto de una sentencia contraria del país del juez (art. 27).
La Convención de Bruselas de 1968 sobre Competencia y Reconocimiento de
Sentencias Extranjeras en Materia Civil y Comercial no tuvo aplicación en la
decisión del 11/7/1984 del ministro de Justicia de Nordrhein-Westfalen 63 . En
la causa el peticionante, nacido en Bélgica en 1941, contrajo matrimonio el
29/10/1964 con la demandada, nacida en 1943 en Alemania. De la unión
nacieron dos hijas en 1964 y 1970. El actor, un soldado profesional, era belga,
mientras que la demandada era alemana y también belga por matrimonio. En
febrero de 1980 el actor demandó por divorcio en el domicilio conyugal en
Alemania. La demandada se presentó y el tribunal decretó el divorcio el

16
15/6/1981, y otorgó la tenencia de las menores al padre, sin derecho
alimentario para la mujer. Ésta interpuso recurso y, debido a que el marido
llevó a la menor de las hijas a Bélgica, recuperándola luego la madre, el
tribunal revocó la tenencia y se la otorgó a ella. La apelación del marido fue
denegada.
Sin embargo, el marido había interpuesto también en Bélgica demanda de
divorcio, que fue decretado el 15/1/1981, cinco meses antes de la sentencia
alemana, y en el cual se le había otorgado la tenencia de las menores. El
marido solicitó el reconocimiento en Alemania de la sentencia belga.
El ministro resolvió que debía aplicarse el Convenio sobre Reconocimiento y
Ejecución de Sentencias, Laudos Arbitrales y Documentos Oficiales en Causas
Civiles y Comerciales de 1958, vigente entre ambos países. Este Convenio se
aplica en materias excluidas de la Convención de Bruselas de 1968, vigente
para la Comunidad Europea, que no contempla los asuntos de familia. El
Convenio de 1958 procura facilitar el reconocimiento de los divorcios entre
los países signatarios, al permitir la ejecución de sentencias extranjeras, para
lo cual se exige menor rigor que el previsto en la legislación interna. El
reconocimiento sólo puede ser denegado en el supuesto de ser la sentencia
extranjera contraria al orden público cuando el demandado se opone al
progreso del juicio y no es debidamente notificado y cuando el tribunal no es
competente.
El tribunal belga era competente por ser ambas partes belgas al momento de
la demanda. La demandada fue debidamente citada y la sentencia belga no
atentaba contra el orden público alemán. El derecho belga exige que la
litispendencia sea opuesta por una parte y, por ende, el tribunal no puede
decretarla de oficio, como en el derecho alemán. La mujer demandada, sin
embargo, no opuso la litispendencia al ser notificada del juicio de divorcio en
Bélgica. El reconocimiento de la sentencia de divorcio no implicaba decidir
materias como alimentos y la tenencia de hijos menores, que son efectos del
divorcio.
La litispendencia extranjera sólo debe ser tenida en cuenta si es anterior 64 y
cuando es previsible que la sentencia, una vez dictada, haya de ser
reconocida65 .
Cuando existen dos sentencias extranjeras a ser reconocidas, el juez
requerido debe aceptar la anterior y garantizar los derechos adquiridos. Sin
embargo, la sentencia dictada en primer lugar puede haber sido promovida
en segundo término, en cuyo caso la solución es dudosa 66 . Entre dos
sentencias, una nacional y otra extranjera, el juez dará prioridad a la
nacional67 .

17
La reforma al Código Procesal alemán (parág. 328, párr. 1, nro. 3, ZPO)
establece que una sentencia extranjera en conflicto con una sentencia previa
de un tercer Estado no será reconocida. La regla de prior in tempore es la de
la Convención de Bruselas (art. 27, nro. 5). De la misma manera, no va a ser
reconocida si está en conflicto con una sentencia local previa.
¿Qué ocurre, sin embargo, cuando el pronunciamiento local es posterior a la
sentencia extranjera que pretende ser reconocida? Tanto el Código Procesal
alemán como la Convención de Bruselas priorizan la sentencia local aun
cuando la demanda extranjera hubiera sido antes interpuesta o la sentencia
extranjera fuera anterior en el tiempo.
Asimismo, el Código Procesal alemán, en el parág. 328, establece que una
sentencia extranjera no va a ser reconocida si es irreconciliable con un
procedimiento pendiente previo local.
En los Estados Unidos el Restatement Second Judgments , parr. 41.268 , da
prioridad a la segunda sentencia a pesar del efecto de cosa juzgada de la
primera. Considera que cuando las partes no invocan la cosa juzgada, el
tribunal no debe suplir su omisión.
Los tribunales ingleses tuvieron que resolver un caso de litispendencia en
"Jacobson v. Frachon"69 . Un comerciante de Lyon celebró un contrato de
venta de seda a entregar a un comerciante de Londres. La controversia surgió
con motivo de la calidad de la mercadería y el francés demandó al inglés en
Francia. El perito designado por el tribunal no examinó minuciosamente la
mercadería, no quiso escuchar a los testigos del inglés y su dictamen
prejuicioso fue favorable al francés. Consiguientemente, el tribunal francés
dictó sentencia a favor del actor, por lo que el demandado inglés demandó al
francés en Inglaterra. El ahora demandado francés opuso como defensa la
sentencia francesa. La Corte de Apelación inglesa aceptó la validez de la
sentencia francesa debido a que los tribunales franceses pueden apartarse
del dictamen pericial y porque el inglés habría podido atacarlo en Francia.
La Corte Europea pocas veces tuvo que fallar con relación a la litispendencia.
Interesante es el caso de "Overseas Union Insurance Ltd. et autres v. New
Hampshire Insurance Company"70 . La sociedad New Hampshire Insurance
Company, constituida en New Hampshire, Estados Unidos, y registrada
como overseas company en Inglaterra y sociedad extranjera en Francia,
ejerce sus actividades en Francia a través de una sociedad francesa. En
septiembre de 1979 asegura a la tienda francesa "Nouvelles Galeries
Réunies" por la responsabilidad emergente de la venta con garantía de cinco
años de aparatos eléctricos. En diciembre de 1980, New Hampshire reasegura
parte del riesgo con tres sociedades, a saber: Overseas Union Insurance

18
Limited (sociedad regida por el derecho de Singapur y registrada en Inglaterra
como overseas company ), Deutsche Ruck y Pine Top (sociedades inglesas con
establecimiento en Londres).
Las tres sociedades reaseguradoras cesan todo pago en virtud de falta de
información de New Hampshire, la presentación de hechos erróneos y la falta
de ejecución de sus obligaciones. En virtud de ello, New Hampshire demanda
a Deutsche Ruck y Pine Top el 4/6/1987 ante el Tribunal de Comercio de París,
y el 9/2/1988 demanda a Overseas Union Insurance en un procedimiento
análogo por pago de sumas adeudadas. Las demandadas interponen
excepción de incompetencia.
El 6/4/1988 las tres reaseguradoras demandan a New Hampshire ante
laCommercial Courtde laQueen's Bench Divisionpara constatar que no están
obligados por la póliza de reaseguro. El 9/9/1988 este tribunal decidió
declinar su competencia debido a la competencia primera de los tribunales
franceses. Las actoras apelaron y laCourt of Appealremitió la consulta a la
Corte Europea, para obtener una interpretación de la Convención de Bruselas
de 1968 en esta materia.
La Corte Europea interpretó que el art. 21 de la Convención se aplica sin tener
en cuenta el domicilio de las partes 71 . Asimismo, aclaró que el tribunal
segundo sólo puede entender cuando se trata de una materia en la que la
Convención de Bruselas le asigna jurisdicción exclusiva. Caso contrario debe
aceptar la competencia del juez que entendió, sin poder examinar su
competencia.
Un raro caso de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de San
Martín, provincia de Buenos Aires72 , se refiere a la homologación en la
Argentina de un acuerdo celebrado con motivo del dictado de una sentencia
extranjera. En virtud de dicha sentencia, el menor fue trasladado a la
República Argentina y los padres celebraron un acuerdo sobre la tenencia y el
régimen de visitas, cuya homologación peticionaron. El juzgado de primera
instancia rechazó la pretensión aduciendo que se trataba de otorgarle
ejecutoriedad a una sentencia extranjera. El tribunal de apelación confirmó la
resolución por distintos fundamentos, al considerar que una homologación es
una de las formas de finalización de un proceso judicial. Como en el caso no
existió proceso, no puede haber homologación.

VIII. REVISIÓN

19
La legislación argentina ya no exige que la obligación que emane de la
sentencia extranjera sea válida según la legislación argentina (antiguo art.
517, CPCCN).
La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil73 resolvió que, solicitada la
inscripción de la sentencia de divorcio dictada en los Estados Unidos,
corresponde ordenar su inscripción, pero ella tendrá efectos vinculares de
conformidad con las leyes norteamericanas. La norma derogada, ley 2393,
como la vigente, ley 23.515, consagra a la lex domiciliae como la llamada a
regular la disolución del vínculo matrimonial contraído en la República (cfr.
arts. 7º, 81 y 82, ley 2393, y art. 164, ley 23.515), por lo que es a la luz de la
legislación norteamericana, último domicilio conyugal, que deben analizarse
la validez y los alcances de la sentencia. Pero dicho análisis resulta
innecesario habida cuenta de la presunción de conformidad que, con el
citado ordenamiento, posee toda sentencia dictada por un juez de su país
respectivo. Son aplicables las normas contenidas en los arts. 517 y ss., CPCCN,
ya que ningún tratado vincula a la República Argentina con los Estados
Unidos, por lo que debe enmarcarse el caso en el análisis del supuesto
contemplado en el inc. 4º del art. 517 citado, ya que la cuestión no se refiere
a la irretroactividad de la ley 23.515, sino a la inaplicabilidad del derecho
norteamericano en lo atinente a la disolución del vínculo por la presunta
violación al orden público internacional argentino.
El derecho alemán no contempla una revisión del derecho aplicado, pues ello
implicaría una nueva sentencia74 . Sin embargo, puede darse un conflicto en
materia de hechos ilícitos. El art. 38 de la ley de introducción al Código Civil
alemán contiene un privilegio para demandados alemanes que ocasionaron
un hecho ilícito en el extranjero. Conforme a este artículo, no pueden ser
condenados a abonar mayor indemnización que la contemplada por la ley
alemana. El Bundesgerichtshof no hizo aplicación de esta norma en materia
de indemnización producida por un accidente automotor, y cabe preguntarse
cuál va a ser la jurisprudencia en materia de responsabilidad del productor
alemán que exporta75 .
La Convención de Bruselas de 1968 excluye la posibilidad de revisión de la
sentencia extranjera al igual que la Convención de La Haya de 1971 en los
arts. 7º y 8º. El art. 7º establece que el juez requerido no puede exigir la
aplicación de sus propias normas de conflicto por parte del juez que dictó la
sentencia. El art. 8º establece que no habrá revisión de los méritos de la
sentencia extranjera.
En el derecho francés, la facultad de los jueces requeridos de revisar la
sentencia extranjera fue consagrada por la Corte de Casación en el siglo

20
pasado76 . Las críticas doctrinales recién fueron recibidas por la jurisprudencia
en la segunda mitad de este siglo y la Corte de París en 1955 77estableció que
el poder de revisión constituye un anacronismo en tiempos en que las
condiciones para reconocer y ejecutar una sentencia extranjera están bien
definidas y ofrecen suficientes garantías. Las decisiones francesas de
principios de la década del sesenta, abandonando después de más de un siglo
la revisión de las sentencias extranjeras, se deben en parte a las persistentes
críticas doctrinarias, pero fundamentalmente a la negativa alemana a
reconocer sentencias francesas con base en el requisito de la reciprocidad 78 .
El derecho francés no contempla la révision au fond desde 1964, pero la
sentencia "Munzer"79 establece que el juez extranjero debe aplicar la regla
sustancial competente según las normas francesas de conflicto. De esta
manera el juez requerido investiga si el derecho internacional privado francés
remite al derecho interno aplicado por el juez extranjero para así reconocer la
sentencia extranjera.
El control de las normas de derecho internacional privado aplicadas por el
juez extranjero no conduce generalmente a la denegación del reconocimiento
y ejecución de la sentencia extranjera en Francia por aplicación del reenvío.
Asimismo, la jurisprudencia se contenta con una equivalencia entre la ley
aplicada y la designada por la norma indirecta francesa y no controla la
correcta aplicación de la ley extranjera80 .
De todas maneras, la discrecionalidad de los tribunales tiene cabida aun
rechazando la revisión de la sentencia extranjera. El 19/3/1991, la Corte de
Casación francesa tuvo que fallar en la ejecución de una sentencia alemana
de alimentos81 . En 1970, el tribunal de Stuttgart había condenado al padre
domiciliado en Francia al pago de alimentos a su hija. Ésta demanda la
ejecución en Francia en 1978, obteniendo sentencia favorable de la Corte de
Versailles en 1983. En 1985, el deudor opone al pago de las cuotas adeudadas
desde 1970 excepción de prescripción conforme al derecho francés. La Corte
de Versalles acepta la prescripción de cinco años y la acreedora recurre a la
Corte de Casación. Ésta decide que en caso de litigio originado de su
ejecución, la decisión extranjera declarada ejecutoria en Francia está
sometida a la ley francesa en lo referente a su prescripción. En el presente
caso, esta aplicación de la prescripción no debe desconocer la cosa juzgada
extranjera.
La revisión de la sentencia extranjera fue examinada por la Corte de Casación
italiana en el juicio de divorcio de Bruno Valle y Ursula Schaar82 . En la causa,
el Tribunal de Berlín pronunció el divorcio de los cónyuges nombrados, que
habían contraído matrimonio en Italia en 1967, en 1972. La Corte de

21
Apelación de Trieste reconoció la competencia internacional del juez
extranjero para declarar el divorcio de las partes, residentes en Alemania, y
expresó que no se le debe asignar relevancia a la circunstancia de que el
vínculo haya sido disuelto por una causal de divorcio no prevista por la ley
italiana y que el orden público italiano no es vulnerado por el hecho de que
no se haya aplicado la ley de la nacionalidad italiana del cónyuge. El
procurador general interpuso el recurso de casación, y la Corte aceptó el
recurso y reenvió la causa a la Corte de Apelación de Venecia. Declaró la
Corte de Casación que la aplicación por parte del juez extranjero de una ley
distinta a la que debió aplicarse no constituye por sí sola un obstáculo al
reconocimiento de la sentencia extranjera si se ha conseguido
sustancialmente el mismo resultado, con salvaguarda de los principios
fundamentales e inderogables del sistema jurídico propio. La disolubilidad del
vínculo por divorcio es aceptada desde 1970 en Italia, pero únicamente como
divorcio remedio y no por mutuo consentimiento.
Los tribunales ingleses abandonaron la revisión de los méritos de la sentencia
extranjera en 1870 en "Godard v. Gray"83 cuando el tribunal extranjero es
competente e impone la obligación de pagar.
El common law inglés específicamente establece que la ejecución de la
sentencia extranjera procede cuando el demandado debe pagar una suma de
dinero definitivamente fijada y no cuando se trata de una obligación de hacer
o una multa. En el caso "Raulin v. Fischer" 84 , una joven estadounidense, "D",
galopando en el Bois de Boulogne en París, atropelló a "P", un anciano
coronel francés, al que lesionó seriamente. "D" fue procesada por negligencia
criminal y "P" se presentó como querellante y reclamó la indemnización que
le correspondía por aplicación del derecho francés. El tribunal condenó a "D",
la penó con 100 francos y la condenó a pagar 15.000 francos a "P" como
indemnización con costas. El tribunal inglés declaró que "P" podía ejecutar en
Inglaterra por el equivalente en libras esterlinas la indemnización y costas.
La Suprema Corte de los Estados Unidos, en "Union National Bank v. Lamb" 85 ,
reconoció una sentencia de otro Estado basada en una obligación prescripta
para el foro que la debía reconocer.
La Convención de La Haya de 1970 sobre el Reconocimiento de Divorcios y
Separaciones Legales establece en su art. 6º que el Estado requerido no
puede denegar el reconocimiento con fundamento en que su propia
legislación no admite el divorcio o separación legal o porque la ley aplicada
sea otra que la que correspondería por remisión de las normas de derecho
internacional privado del foro.

22
IX. RECIPROCIDAD

La reciprocidad —como así también la retorsión— en el reconocimiento y la


ejecución de sentencias extranjeras es un principio del derecho internacional
público incorporado al derecho privado. Una sentencia extranjera debe ser
reconocida y ejecutada si ha sido dictada por un tribunal extranjero
competente, con respeto de las garantías del debido proceso, y no
contraviene el orden público internacional del foro. Esto es así con
prescindencia de la reciprocidad y la existencia de eventuales relaciones
diplomáticas entre los países. Tiene su origen en la época en que se
consideraba que la aplicación extraterritorial del derecho era una cortesía
que podía ser denegada por una nación y no un derecho de los individuos a
ser regidos por la legislación que tenga relación con la situación concreta.
Recién a partir de Savigny y su teoría de la comunidad jurídica de las naciones
se elaboran normas de conflicto que van a ser aplicadas, para dar certeza y
seguridad a las relaciones privadas.
El requisito de la reciprocidad se mantiene vigente en el derecho de los
Estados Unidos. Ello no es casual, ya que está unido a su territorialismo, es
decir, a la negativa tradicional de aplicar extraterritorialmente el derecho. Así,
en el caso "Hilton v. Guyot" 86 , la Suprema Corte de los Estados Unidos
denegó el reconocimiento de una sentencia francesa por falta de
reciprocidad, ya que los tribunales franceses sometían en esa época las
sentencias extranjeras a una révision au fond .
El parág. 328 I 5, Código Procesal alemán, requiere reciprocidad para el
reconocimiento y la ejecución de una sentencia extranjera. Este requisito
desaparece cuando en materias no pecuniarias no existe la jurisdicción
alemana87 .

X. INMUNIDAD DE JURISDICCIÓN
Distinto es el supuesto de reciprocidad en materia de inmunidad de
jurisdicción de un Estado extranjero. La inmunidad de jurisdicción es el
resultado de la imposibilidad de un Estado soberano de obligar a otro a
someterse a juicio ante sus tribunales. Como corolario se le pide autorización
al Estado demandado para juzgarlo. Un Estado puede renunciar a la
inmunidad de jurisdicción a través de un tratado, o de un contrato con una
persona privada, o al consentir expresamente en ser demandado (art. 24, inc.
1º, dec.-ley 1285/1958). En este último caso, el debate sobre la jurisdicción
no forma parte de la causa. Cabe citar como ejemplo del primer supuesto el

23
Tratado de Washington de 1965 sobre Diferencias entre Estados e Inversores
Extranjeros, que creó el Tribunal Arbitral Internacional en la órbita del Banco
Mundial, por cuya ratificación la República Argentina aceptó la renuncia
previa y anticipada a someter a arbitraje los diferendos que surjan de una
inversión y así permitirle al inversor extranjero concurrir al arbitraje
internacional o a jueces locales luego de transcurrido cierto tiempo o si el
conflicto no se dirime dentro de cierto plazo en los tribunales locales,
habilitarlo a llevar la controversia a arbitraje internacional, según los tratados.
Igualmente, esto no significa que los laudos emanados de dichos tribunales
arbitrales puedan ser ejecutables contra bienes del Estado sin límite alguno.
Bien es sabido que los tribunales arbitrales carecen de imperio para hacer
ejecutar el laudo.
Pero la autorización del Estado extranjero para ser sometido a los tribunales
nacionales no involucra la autorización para ejecutar la sentencia en el
extranjero. Para ello una nueva autorización debe ser requerida.
Diferenciamos, pues, la inmunidad de jurisdicción de la inmunidad de
ejecución, tema específico de este capítulo.
La teoría de la inmunidad de ejecución absoluta fue dando paso muy
lentamente a la teoría de la inmunidad de ejecución relativa, cuyo
fundamento yace "en la naturaleza comercial de un acto o relación
contractual y conexión entre un acto o relación comercial y determinado foro,
unido al efecto directo que la obligación o incumplimiento producen en dicho
foro"88 .
La distinción entre la inmunidad de jurisdicción para someter a juicio al
Estado extranjero y la inmunidad de ejecución de la sentencia dictada en su
contra fue hecha por la Corte Suprema 89 al decidir que "las medidas
ejecutorias contra bienes de un Estado extranjero que implican el empleo de
la fuerza pública del Estado del foro, afectan gravemente la soberanía e
independencia del Estado extranjero, razón por la cual no cabe extender las
soluciones sobre inmunidad de jurisdicción a los casos de inmunidad de
ejecución. Así, la renuncia a la primera no importa, por sí, la dimisión a la
segunda inmunidad". Declaró inadmisible la ejecución forzada de la
propiedad de un Estado extranjero sin su consentimiento, si aquella
propiedad sirve a fines soberanos de aquél. Esta inmunidad 90 de ejecución no
sería sino una derivación razonable de la inmunidad diplomática consagrada
en el art. 22, Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas 91 .
En los autos "República Argentina et al. v. Weltover Inc. et al.", la Suprema
Corte de los Estados Unidos, el 12/6/1992 92 , rechazó la inmunidad soberana
argentina, invocada con referencia a la reprogramación por parte de la

24
Argentina de los vencimientos de los bonos nominativos en dólares
estadounidenses (Bonods) por medio del dec. 772/1986. La Suprema Corte
declaró que tal decisión fue de carácter comercial con efectos en los Estados
Unidos, cuyos tribunales, por lo tanto, eran competentes. La inmunidad del
Estado sólo puede invocarse, conforme a este fallo, cuando el Estado actúa
como tal y no como particular comerciante.
La Corte, al catalogar el acto de comercial, lo calificó como de iure gestionis .
El gobierno argentino había actuado no como regulador del mercado sino
como un privado dentro del mercado, por ser comerciales sus bonos.
A pesar de no existir en nuestro derecho positivo una normativa acerca de la
inmunidad de ejecución, ni tampoco estar tratada ésta en la ley 24.48893 , hay
en el derecho interno argentino normas que determinan la inenajenabilidad,
inejecutabilidad o inembargabilidad de bienes del Estado argentino: arts.
2337 y 2340, CCiv.; ley 23.982 de Consolidación de la Deuda Pública 94 ; ley
3952 de Demandas Contra la Nación95 ; ley 23.928 de Convertibilidad del
Austral 96 ; ley 25.561 de Emergencia Pública y Reforma del Régimen
Cambiario97 ; ley 11.672 Complementaria Permanente del Presupuesto 98 y
Convención de Washington de 196599 y 100 .
Una normativa detallada en esta materia puede encontrarse en la Convención
Europea sobre Inmunidad de Estados del 16/5/1982. Esta Convención
establece expresamente en su art. 20 que los Estados contratantes deben
reconocer y cumplir las sentencias dictadas en su contra en otro Estado
contratante siempre y cuando no puedan invocar la inmunidad de los arts. 1º
al 13 (la Convención renuncia a una diferenciación general basada en acta
iure imperii y acta iure gestionis ).
El art. 23 excluye la ejecución forzosa sobre patrimonio del Estado condenado
a menos que este último lo haya aceptado por escrito, con lo que se
establece una inmunidad de ejecución.
Interesantes son dos casos de la Corte de Casación francesa. En el primero 101 ,
la sociedad francesa Pipeline Service celebró un contrato con una sociedad
iraní con motivo de una licitación. El contrato estaba sometido a la ley iraní y
preveía la provisión e instalación de un sistema de protección catódica de
gasoductos en Irán. La sociedad francesa demandó a la sociedad iraní ante el
tribunal de comercio francés por pago de los trabajos. La demandada
interpuso excepción de incompetencia de la jurisdicción francesa e invocó la
inmunidad de jurisdicción. En autos estaba reconocido que la demandada
tenía relación con el Estado iraní, al ser una sociedad encargada de un
servicio público. Para la Corte de Apelación de Versalles, aun así, no se
trataba de un acto de poder público, sino de dos sociedades comerciales que

25
contrataron conforme al derecho común. Para la Corte de Casación, en
cambio, la circunstancia de tratarse de un servicio público hacía que debiera
acogerse la inmunidad de jurisdicción. Pierre Bourel, al comentar este
fallo102 , aclara que la Corte de Casación amplió la noción de servicio público,
en tanto que la jurisprudencia administrativa francesa es más restrictiva.
Distinto resolvió la Corte de Casación en el segundo caso 103 . En autos, un
periodista británico acreditado en Francia fue contratado por la Kuwait News
Agency, agencia de prensa de Kuwait con oficina en París. Cuando no se
renovó el contrato, el periodista demandó ante el Conseil de Prud'hommes de
París. En este caso, la Corte de Casación resolvió la competencia de los
tribunales franceses, aun cuando la agencia de prensa fuera una emanación
de un Estado extranjero, pues tiene personalidad y presupuesto propios.
La jurisprudencia alemana también distingue entre actos iure imperii y iure
gestionis , pues par in parem non habet imperium (nadie tiene potestad sobre
su igual). La calificación del acto como iure gestionis-iure imperii no se realiza
por la lex fori104 . Alemania Federal ratificó la Convención Europea de 1982 en
1990105 .
La Comisión de Derecho Internacional de la ONU ha elaborado un Proyecto
sobre Inmunidad de Jurisdicción y de Ejecución, el cual está pendiente de
consideración por los Estados miembros del mencionado organismo
internacional106 .

XI. CLÁUSULAS EXORBITANTES

El Código Civil francés, en sus arts. 14 y 15, y el Código Procesal alemán, en el


parág. 23, establecen la competencia internacional de sus tribunales en
virtud de cláusulas exorbitantes.
El art. 14, CCiv. francés, establece que el extranjero no residente en Francia
podrá ser citado a comparecer ante un tribunal de dicho país por la ejecución
de obligaciones por él contraídas en Francia con un francés. Asimismo
establece la jurisdicción francesa por las obligaciones por él contraídas, aun
en el extranjero, con un francés. El art. 15 establece la jurisdicción de los
tribunales franceses para los franceses incluso cuando se trate de
obligaciones contraídas en el extranjero con extranjeros.
Estos artículos permiten al francés perseguir en Francia al extranjero
domiciliado en el extranjero y constituyen un privilegio inexplicable desde la
perspectiva de la lógica jurídica.

26
El parág. 23, Código Procesal alemán, establece la jurisdicción de los
tribunales del lugar en que se encuentre el patrimonio del demandado, aun
cuando éste sea extranjero domiciliado en el exterior.
En 1870, un tribunal inglés en "Schibsby v. Westenholz" 107 resolvió denegar el
reconocimiento a una sentencia dictada por un tribunal francés que se
declaró competente en virtud del art. 14, CCiv. En el caso se trataba de un
actor danés residente en Francia y un demandado danés con residencia en
Inglaterra que habían celebrado un acuerdo de compraventa en Inglaterra. El
tribunal inglés denegó el reconocimiento de la sentencia francesa en virtud
de que el imperio francés no puede dictar leyes que obliguen a todo el
mundo. El tribunal sostuvo que la sentencia francesa obligaba a demandados
franceses o que se encontraban presentes en Francia al momento del
contrato, pero no a demandados no residentes que no actuaron ni eran
titulares de dominio en Francia.
La Convención de Bruselas de 1968 expresamente deroga entre los países
contratantes la vigencia de las cláusulas exorbitantes. Como cláusulas
exorbitantes menciona el parág. 23, Código de Procedimientos Civil alemán;
el art. 40, Código Procesal Civil griego; los arts. 14 y 15, CCiv. francés; en el
Reino Unido, las disposiciones relativas a la competencia basada en una
notificación al demandado de tránsito en el país y la existencia en el Reino
Unido de bienes del demandado, etc. (art. 3º).

XII. RECONOCIMIENTO DE SENTENCIAS EN DERECHO DE FAMILIA

El derecho de familia, por sus características especiales, ha sido objeto de


convenciones internacionales específicas. Si bien hasta la fecha no han sido
ratificadas por nuestro país, es importante enumerarlas. En el ámbito
interamericano ha sido elaborada la Convención Interamericana sobre
Obligaciones Alimentarias de 1989, que establece la eficacia extraterritorial
de las sentencias en su art. 11. Para ello la sentencia extranjera debe emanar
de juez o autoridad competente en el orden internacional según la misma
Convención, estar debidamente traducida y legalizada, venir revestida de las
formalidades externas de autenticidad, haber asegurado la defensa de las
partes y tener carácter firme.
Y en el ámbito internacional tenemos que señalar la Convención de La Haya
de 1958 sobre Reconocimiento y Ejecución de las Decisiones en Materia de

27
Obligaciones Alimentarias hacia los Menores, que determina el
reconocimiento y ejecución de sentencias alimentarias cuando reúnen los
requisitos previstos en su art. 2º, es decir, competencia de la autoridad que
dictó la resolución según las pautas dadas por la Convención, que el
demandado haya sido oído, que tenga autoridad de cosa juzgada o pueda ser
ejecutada en el lugar de origen, no sea incompatible con una decisión
presente o futura del Estado requerido y no sea contraria al orden público.
La Convención de La Haya concerniente al reconocimiento y ejecución de las
decisiones relativas a las obligaciones alimentarias de 1973 contiene
disposiciones similares.
El Reglamento de la Unión Europea relativo a la competencia, el
reconocimiento y la ejecución de resoluciones judiciales en materia
matrimonial y de responsabilidad parental sobre los hijos comunes, en su art.
15, establece las causales para denegar el reconocimiento. Éstas son:
"1) Las resoluciones en materia de divorcio, separación judicial o nulidad del
matrimonio no se reconocerán:
"a) Si el reconocimiento fuere manifiestamente contrario al orden público del
Estado miembro requerido;
"b) Cuando se dictaren en rebeldía del demandado, si no se hubiere
entregado o notificado al mismo el escrito de demanda o un documento
equivalente de forma tal y con la suficiente antelación para que el
demandado pueda organizar su defensa, a menos que conste de forma
inequívoca que el demandado acepta la resolución;
"c) Si la resolución fuere inconciliable con otra dictada en un litigio entre las
mismas partes en el Estado miembro requerido; o
"d) Si la resolución fuere inconciliable con otra dictada con anterioridad en
otro Estado miembro o en un Estado no miembro en un litigio entre las
mismas partes, cuando la primera resolución reúna las condiciones
necesarias para su reconocimiento en el Estado miembro requerido.
"2) Las resoluciones sobre la responsabilidad parental de los cónyuges
dictadas en los procedimientos matrimoniales a los que se refiere el art. 13
no se reconocerán:
"a) Si el reconocimiento fuere manifiestamente contrario al orden público del
Estado miembro requerido, teniendo en cuenta el interés superior del hijo;
"b) Cuando se dictaren, excepto en casos de urgencia, sin haber dado al hijo
la oportunidad de ser oído, violando principios fundamentales de
procedimiento del Estado miembro requerido;
"c) Cuando se dictaren en rebeldía de la persona en cuestión, si no se hubiere
entregado o notificado a dicha persona el escrito de demanda o un

28
documento equivalente de forma tal y con la suficiente antelación para que
pueda organizar su defensa, a menos que conste de forma inequívoca que
esa persona acepta la resolución;
"d) Cuando, a petición de cualquier persona que alegue que la resolución
menoscaba el ejercicio de su responsabilidad parental, se dictaren sin que
esta persona haya tenido la oportunidad de ser oída;
"e) Si la resolución fuere inconciliable con otra dictada posteriormente en
relación con la responsabilidad parental en el Estado miembro requerido;
"f) Si la resolución fuere inconciliable con otra dictada posteriormente en
relación con la responsabilidad parental en otro Estado miembro o en el
Estado no miembro de residencia habitual del hijo, cuando la resolución
dictada con posterioridad reúna las condiciones necesarias para su
reconocimiento en el Estado miembro requerido".
En derecho de familia, el reconocimiento y la ejecución se presentan
principalmente en casos de reconocimiento de sentencias de divorcio y
ejecución de sentencias alimentarias.
La jurisprudencia nacional no es unánime en cuanto a la necesidad del
exequátur o ejecución en caso de divorcio. Parecería que la registración de
una sentencia extranjera de divorcio en un registro local no requiere de un
trámite especial. Sin embargo, la sentencia del 4/9/1951 de la Cámara Civil y
Comercial 2ª de La Plata en el caso "Edler von Radinger, R." 108 exige el
exequátur del juicio de divorcio para autorizar un nuevo casamiento. En
contra, la sentencia del 30/12/1940 de la Cámara Civil 2ª de la Capital
Federal109 no exige el exequátur sino el mero reconocimiento de la sentencia
de divorcio.
Los fallos no suelen distinguir terminológicamente entre reconocimiento y
exequátur; es por ello que la Cámara Nacional en lo Civil de Buenos Aires 110se
refiere al exequátur de una sentencia inglesa de divorcio cuya inscripción se
solicita en la Argentina en lugar de hacer referencia a su reconocimiento.
El reconocimiento de sentencias extranjeras en materia de derecho de familia
depende, en mayor medida que en otras materias, de que la sentencia
extranjera no atente contra el orden público internacional 111 . El Supremo
Tribunal Federal de Brasil decidió en pleno112 que es homologable la sentencia
de divorcio pronunciada por autoridad competente del país del que ambos
cónyuges son nacionales y en el que fijaron su domicilio conyugal. Ello
justifica el ejercicio de la competencia jurisdiccional por parte del magistrado
extranjero del que emanó el acto homologado y hace desaparecer el
reconocimiento de cualquier práctica fraudulenta que pudiese traducirse en
ofensa al estatuto nacional y al estatuto del domicilio de los cónyuges.

29
El Tribunal Superior de Córdoba113 resolvió que una sentencia de divorcio
dictada en el estado de Texas, Estados Unidos, en 1984, no es contraria al
orden público argentino, pues nuestro país en la actualidad admite el divorcio
vincular, siendo innecesaria una absoluta identidad entre las causales de
divorcio contempladas en la legislación extranjera y la argentina. Consideró
competente al tribunal extranjero, pues allí se encontraba el domicilio de los
cónyuges.
Se plantea la extensión en que se debe hacer valer el orden público del
tribunal en los matrimonios polígamos. Si bien los matrimonios simultáneos
son contrarios al orden público internacional nuestro, los efectos deben ser
reconocidos. Por ello hay que distinguir entre el reconocimiento del
matrimonio y el reconocimiento y la ejecución de sentencias que reconocen
derechos alimentarios y hereditarios.
En el caso "Hyde v. Hyde"114 , el tribunal inglés dejó expresamente establecido
que no reconocía la existencia del matrimonio polígamo extranjero, motivo
por el cual no podía decretar el divorcio. Dejó a salvo los efectos emergentes
de aquél, como el impedimento de la celebración de un subsiguiente
matrimonio en el país y la legitimidad de los hijos de los matrimonios
simultáneos.
La legitimidad de los hijos de los matrimonios simultáneos suele ser aceptada
sin perjuicio del no reconocimiento del matrimonio. Así, los tribunales
ingleses en "Bamgbose v. Daniel"115 decidieron que heredaban al causante sus
hijos de nueve matrimonios polígamos celebrados en Nigeria entre personas
allí domiciliadas, aun cuando por la ley nigeriana de matrimonios de 1884 los
bienes debían distribuirse de acuerdo con la ley inglesa de distribución de
1670, que, como es obvio, contemplaba la existencia de un solo matrimonio
válido.
Los derechos sucesorios de las cónyuges de matrimonios polígamos fueron
objeto de interpretación por el Privy Council en "Coleman v. Shang"116 . En el
caso se había celebrado un matrimonio potencialmente polígamo en Ghana
entre personas allí domiciliadas. Al fallecer el marido, se le reconocieron
derechos sucesorios a pesar de que la ley matrimonial de Ghana de 1884
remitía a la aplicación de la ley inglesa de distribución de 1670 y esta última
contemplaba la supervivencia de no más de un cónyuge. De todas maneras,
el caso fue más fácil de resolver debido a que en autos el causante sólo había
contraído un matrimonio.
En "Hashmi v. Hashmi"117 , un musulmán domiciliado en Pakistán contrajo un
matrimonio potencialmente polígamo (pues permitía ulteriores nupcias sin
disolverlo) y celebró un matrimonio con una inglesa en un registro civil inglés.

30
El tribunal inglés resolvió que los hijos del segundo matrimonio eran
legítimos aun cuando el matrimonio en sí era nulo.
En materia alimentaria la jurisprudencia inglesa registra un caso curioso en
"Imam Din v. National Assistance Board"118 . El marido contrajo segundas
nupcias en Pakistán en 1948 cuando las partes —musulmanas— estaban allí
domiciliadas. La primera esposa falleció al año siguiente. En 1961 el marido y
su segunda esposa emigraron a Inglaterra, donde él la abandonó con cuatro
hijos. La mujer obtuvo asistencia de la seguridad social, que inició la demanda
de repetición contra el marido. La Corte de distrito hizo lugar a la demanda
porque el sentido común hace interpretar que la palabra "esposa" incluye a la
esposa de un matrimonio polígamo. Lo interesante del caso es que ésta no
hubiera podido obtener alimentos de su marido en una acción directa por
carecer de legitimación.
La Corte de Casación francesa decidió en "Dame Bendeddouche v. Dame
Boumaza"119 que las dos viudas y los nueve hijos provenientes de
matrimonios polígamos tenían vocación hereditaria con relación a inmuebles
ubicados en Francia.
El causante, argelino, se había casado en Argelia en 1936 con la actora, unión
de la cual habían nacido siete hijos. Posteriormente se instaló en Francia con
su familia, y adquirió allí inmuebles. Retornando a Argelia, se casó con la
demandada en 1969, naciendo de esta unión dos hijos. Falleció en 1974. La
actora solicitó que la demandada y sus hijos fueran excluidos de la sucesión
de inmuebles situados en Francia debido a que la ley francesa sólo reconoce
la existencia de una esposa legítima. Tanto la Corte de Apelación de París en
1978 como la Corte de Casación aplicaron la ley personal de las partes para
establecer la validez de los vínculos creados sin fraude en el extranjero.
El divorcio extranjero debe ser reconocido aun cuando no emane de órgano
jurisdiccional. Una mujer tailandesa se casó con un francés ante el oficial del
registro civil de Bangkok, registrándose el acta matrimonial en el consulado
francés. En 1987, las partes se presentan en la cancillería de la embajada del
Reino de Tailandia en Londres para solicitar el registro de su divorcio por
mutuo consentimiento. El marido solicita que se declare ejecutoria en Francia
la "sentencia" que emana del embajador de Tailandia en Londres. El Tribunal
de Grande Instance de París120 decidió que un divorcio por mutuo
consentimiento no es contrario al orden público internacional francés aun
cuando no emane de órgano jurisdiccional.
En "Chemouni v. Chemouni"121 , la Corte de Casación francesa resolvió acerca
de la existencia de derechos alimentarios de las cónyuges de matrimonios
polígamos. Chemouni, judío de nacionalidad tunecina, contrajo matrimonio

31
en Túnez con Esther Valensi, de nacionalidad francesa, en 1940, y con
Henriette Krieff, de nacionalidad tunecina, en 1945. Hasta 1957, fecha en que
se instituyó en Túnez el matrimonio monogámico, Túnez era uno de los pocos
países del mundo que admitía la poligamia para los judíos. Chemouni se
radicó con sus dos esposas y con los hijos de éstas en Francia, y en 1950
abandonó a su segunda familia para vivir exclusivamente con su primera
esposa. La Corte de Casación declaró que el orden público es obstáculo a la
adquisición de un derecho en Francia, pero no a la producción de efectos de
un derecho adquirido sin fraude en el extranjero de conformidad con la ley
competente en virtud del derecho internacional privado francés.
En materia alimentaria, la aplicación de la Convención de Nueva York de
1956122 ha fracasado debido a que no trae disposiciones en materia de
jurisdicción y el procedimiento puede incluir el exequátur, el registro o una
nueva acción. De esta manera no se reconoce la sentencia extranjera, sino
que se exige la consecución de una nueva123 .
Nuestro Código Civil establece que son competentes para entender en los
juicios de alimentos el juez que hubiere entendido en el juicio de separación
personal, divorcio vincular o nulidad y, a opción del actor, el juez del domicilio
conyugal, el del domicilio del demandado, el de la residencia habitual del
acreedor alimentario, el del lugar de cumplimiento de la obligación o el del
lugar de celebración del convenio alimentario, si lo hubiere y coincidiere con
la residencia del demandado, si se planteare como cuestión principal (art.
228, CCiv.)124 .
El acreedor alimentario se constituye como la parte débil de la relación
jurídica y el interés del legislador es remediar las carencias, lo que se logra
estableciendo puntos de conexión alternativos para promover la acción.
El Tratado de Derecho Civil Internacional de Montevideo de 1889 —que
vincula a nuestro país con Bolivia, Colombia y Perú— establece la jurisdicción
de los jueces del domicilio conyugal en las acciones sobre nulidad del
matrimonio, divorcio, disolución y, en general, cuestiones que afecten las
relaciones personales de los esposos (art. 62).
El mismo tratado establece que los derechos y deberes de los cónyuges en
todo cuanto afecta sus relaciones personales se rigen por las leyes del
domicilio matrimonial. Si mudaren su domicilio, se aplicará la ley del lugar del
nuevo domicilio (art. 12).
El Tratado de 1940 —que vincula a la Argentina, Paraguay y Uruguay—
establece que los derechos y deberes de los cónyuges en todo cuanto se
refiere a sus relaciones personales se rigen por las leyes del domicilio
conyugal (art. 14). Con relación a las medidas urgentes que conciernen a las

32
relaciones personales entre cónyuges, establece que se rigen por la ley donde
residen los cónyuges (art. 30). Dentro de las relaciones personales debe
ubicarse el deber alimentario125.
La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil reconoció una
sentencia extranjera que hizo lugar a un pedido de cambio de nombre.
Consideró que el pedido no atenta contra el orden público argentino126.

XIII. JURISDICCIÓN EXCLUSIVA

En materia de derecho de familia y derecho sucesorio la jurisdicción puede


ser exclusiva, y los tribunales pueden rechazar el reconocimiento y la
ejecución de una sentencia extranjera por atribuir el ordenamiento del foro
competencia exclusiva a sus tribunales.
La jurisdicción exclusiva de los tribunales del Estado en el que se encuentran
los bienes inmuebles en materia sucesoria fue declarada por la Suprema
Corte de los Estados Unidos en "Clarke v. Clarke" 127. La causante dejó bienes
inmuebles en Connecticut divididos en partes iguales entre su esposo y dos
hijas, los tres domiciliados en Carolina del Sur. Una de las hijas falleció poco
tiempo después y el señor Clarke demandó en Connecticut como
administrador de su difunta hija y peticionó instrucciones para la disposición
de su parte en la propiedad en dicho Estado. Conforme a la ley de
Connecticut, la hija era heredada por su hermana supérstite, mientras que la
ley de Carolina del Sur dividía la herencia de la hija entre el padre y la
hermana. Los tribunales de Connecticut aplicaron la ley estadual y otorgaron
la herencia a la hermana, tras lo cual el padre interpuso recurso ante la
Suprema Corte.
La Suprema Corte declaró que es doctrina firmemente establecida que la ley
del Estado en que los inmuebles se encuentran situados gobierna su
transmisión por causa de muerte. En el caso, los tribunales de Carolina del
Sur entendieron en la sucesión testamentaria y otorgarles por ese motivo
competencia en la sucesión inmobiliaria de bienes situados en otro Estado
implicaría permitir que se realice indirectamente lo que en forma directa está
vedado, es decir, dejar de lado el principio fundamental que otorga soberanía
y jurisdicción exclusiva sobre la tierra dentro de sus fronteras a los tribunales
de un Estado, con total prescindencia de que exista una resolución al
respecto de otro tribunal ajeno a la soberanía local.
La Convención de La Haya de 1971 sobre Reconocimiento y Ejecución de
Sentencias Extranjeras en Materia Civil y Comercial, en su art. 12, establece
que la competencia del tribunal de origen no tiene que ser reconocida

33
cuando la ley del Estado requerido confiere a sus tribunales competencia
exclusiva con motivo de la materia del juicio o en virtud de un acuerdo de
partes, o cuando la ley del Estado requerido admite la competencia exclusiva
de los tribunales de otra jurisdicción en razón de la materia o de un acuerdo
de partes.
Los Tratados de Derecho Civil Internacional de Montevideo de 1889 y 1940
establecen que las acciones reales y mixtas deben ser deducidas ante los
jueces del lugar en el cual exista la cosa sobre la que la acción recaiga (arts.
67 y 64, respectivamente).
La Convención Interamericana sobre Eficacia Extraterritorial de las Sentencias
y Laudos Arbitrales Extranjeros128 no hace referencia a la competencia
exclusiva; sí, en cambio, la Convención Interamericana sobre Competencia en
la Esfera Internacional para la Eficacia Extraterritorial de las Sentencias
Extranjeras (CIDIP-III, La Paz, 1989), que en su art. 1º, inc. c), establece que en
el caso de acciones reales sobre bienes inmuebles, el órgano jurisdiccional de
un Estado parte que ha dictado sentencia tendría competencia cuando los
inmuebles se hayan encontrado situados, al momento de entablarse la
demanda, en el territorio del Estado parte donde fue pronunciada la
sentencia.
El art. 4º de esta misma Convención establece que "Podrá negarse eficacia
extraterritorial a la sentencia si ha sido dictada invadiendo la competencia
exclusiva del Estado parte ante el cual se invoca".
Con relación a la competencia exclusiva de los tribunales del lugar de
situación de la cosa locada, el Landesgericht de Aachen decidió el
27/1/1984129que el art. 16, nro. 1, de la Convención de Bruselas sobre
Competencia y Ejecución de Sentencias no rige en el caso de locaciones de
temporada de vacaciones de inmuebles en el extranjero entre contratantes
alemanes. En consecuencia, los tribunales alemanes eran competentes.
Interesante es un caso resuelto por el Bundesgerichtshof el 12/3/1984130 . En
la causa se cuestionaba la validez de un acuerdo de competencia
internacional de los tribunales ingleses en un contrato sobre compra a
término de mercadería en la Bolsa de Londres. El Bundesgerichtshof , en
revisión, confirmó las decisiones de las instancias anteriores y declaró
competentes a los tribunales alemanes por aplicación de las normas
obligatorias de la Ley de Bolsas alemana. Conforme al derecho alemán, el
acuerdo de partes referido a la compra de mercadería a término en el
extranjero no es oponible a una de las partes por carecer de capacidad de
hecho para el negocio en cuestión. Carece de capacidad quien no se
encuentra inscripto en el registro de comercio como comerciante, y no puede

34
ser obligado a cumplir con las obligaciones emergentes del negocio. Estas
disposiciones obligatorias rigen para negocios celebrados en el extranjero con
aplicación de derecho extranjero. Sentencias extranjeras que no contemplen
la capacidad de hecho del derecho alemán no pueden tampoco ser
ejecutadas en Alemania, ya que ello implicaría ir contra la finalidad de la ley
alemana. Los tribunales ingleses no conocen la excepción de capacidad para
estos casos y, por ende, no se admite su competencia internacional.
La Ley de Bolsas alemana tiene, por consiguiente, una norma de policía de
derecho internacional privado que implica la competencia internacional de
los jueces alemanes131 .
En el mismo sentido, no es ejecutada en Alemania una sentencia extranjera
que no contemple las normas alemanas de control de cambios.
El Bundesgerichtshof , sin embargo, reconoció una sentencia danesa debido a
que contemplaba una suma pequeña y cuya ejecución no era riesgosa para el
mercado alemán132 .
La prohibición de la prórroga de jurisdicción y la jurisdicción exclusiva existen
también en materia de protección del consumidor133 . Así, son competentes
los tribunales del domicilio o residencia habitual del consumidor cuando
realiza una compra a plazos (parág. 6, párr. 1, Abzahlungsgesetz ) y en materia
de cursos por correspondencia (parág. 26, Fernunterrichtsgesetz ).
En "Suhami v. Venture", la Corte de Casación francesa 134 declaró que no tiene
eficacia en Francia una sentencia extranjera en un juicio sucesorio de
competencia exclusiva de los tribunales franceses porque el último domicilio
del causante y los inmuebles están en Francia. En la causa, Benjamin Suhami,
nacido en Turquía en 1878, falleció en París en 1971, viudo, sin hijos y sin
haber testado. Peticionaban su herencia los descendientes de la tía abuela
del causante, por una parte, y de su hermanastro, por la otra. La Corte hizo
lugar a la petición de herencia entablada por los descendientes de la tía
abuela del causante, al desconocer eficacia probatoria a la documentación
emanada de la otra parte tendiente a acreditar su parentesco. La Corte aclaró
que la calificación de acta de estado civil requerida por la legislación francesa
no se puede extender a un acta de 1976 de la oficina de estado civil turca, ya
que no precisa la fecha y el lugar de la celebración del matrimonio y la
identidad de las partes. Asimismo, la declaratoria de herederos turca de 1976
debe ser desconocida por ser la causa de competencia exclusiva de los
tribunales franceses.

XIV. CONCLUSIONES

35
Los casos de competencia directa son el presupuesto para el reconocimiento
y la ejecución de sentencias extranjeras. Se requiere un contacto razonable
con el foro y respetar el orden público internacional.
Existe un contacto razonable con el foro en ausencia de fraude y de cláusulas
exorbitantes que saquen el caso de la jurisdicción del juez que debió
entender.
Dentro del concepto de orden público internacional del juez se encuentra el
requisito de que la sentencia, válida y firme, haya sido notificada y oída la
otra parte y que no se trate de una materia de jurisdicción exclusiva.
Puede el juez requerido investigar la competencia del juez que dictó la
sentencia conforme a sus propias reglas de competencia internacional o
recurrir a las normas extranjeras de competencia internacional y aceptar el
criterio del juez que sentenció en tanto no atente contra el orden público del
foro.
En resumen, podemos afirmar que los tribunales son amplios para arrogarse
su competencia directa y reconocer sentencias extranjeras siempre que no se
vea afectado el orden público, pero cuando establecen la competencia
indirecta, para lo cual recurren a sus propias normas de competencia directa,
bilateralizándolas, imponen sus normas al juez extranjero. Como en la
práctica es imposible imponer normas del foro al tribunal extranjero, esta
pretensión se traduce en la denegación del reconocimiento y ejecución de la
sentencia extranjera.
Las decisiones más modernas parecen estar embebidas también aquí del
principio de equidad. En definitiva, los tribunales reconocen y ejecutan
sentencias extranjeras siempre y cuando no sean contrarias a su orden
público, que no es otra cosa que un conjunto de principios que forman el
sentido de equidad del tribunal.
La competencia y el reconocimiento y ejecución de las sentencias extranjeras
son dos caras de la misma problemática. El tribunal acepta la decisión
extranjera si no hubo fraude en la elección del tribunal que dictó el
pronunciamiento.
Un caso puede ilustrarlo. La República de Guatemala demandó a la Sociedad
Internacional de Negocios de Café y de Cacao (SINCAFC), por pago de los
derechos aduaneros de exportación ante el Tribunal de Comercio de París,
por la venta en 1986 de un lote de café proveniente de Honduras. La
demandada opuso excepción de incompetencia por cuanto los tribunales
franceses no son competentes para aplicar las normas de derecho público
fiscal, aduanero o económico de un Estado extranjero ante la ausencia de una
convención internacional. La Corte de Casación 135 confirmó la incompetencia

36
de los tribunales franceses por cuanto la ilicitud de la exportación se fundaba
solamente en la reglamentación guatemalteca de comercio exterior y no en
acuerdos internacionales entre ambos países.
Cabe preguntarse cuál hubiera sido el pronunciamiento en el supuesto de
que la República de Guatemala hubiera demandado a SINCAFC, con asiento
en Francia, ante sus tribunales, obtenido una sentencia favorable y pedido su
ejecución en París. Posiblemente en este supuesto el tribunal hubiera
rechazado la ejecución de la sentencia extranjera por falta de competencia
internacional de los tribunales de Guatemala para fallar en un caso en que el
demandado está domiciliado en Francia, así como por la imposibilidad de
defenderse en juicio. Asimismo, cuando la Corte de Casación francesa
reconoce la plena validez en Francia de la adopción efectuada en Sri-Lanka sin
exigir ningún trámite previo136 , uno se pregunta si la decisión hubiera sido
igual en el supuesto de que las partes no hubieran solicitado la adopción
plena de la misma adopción ante los tribunales franceses. Es muy fácil ser
amplio y dar pleno efecto a una sentencia extranjera cuando se sabe que no
hay riesgo debido a que un tribunal propio ratificó lo actuado.
Existen más normas legales en materia de reconocimiento y ejecución de
sentencias extranjeras que en materia de competencia. La mayoría de los
ordenamientos tiene una ley en materia de reconocimiento y ejecución de
sentencias, mientras que no puede afirmarse lo mismo de la materia de
competencia directa.
Muchas normas relevantes en materia de reconocimiento y ejecución de
sentencias extranjeras son de creación jurisprudencial137 .
La posibilidad de legislar en esta materia en el ámbito interno de cada país es
limitada. La interdependencia legislativa provocada por el movimiento de
personas y cosas a través de las fronteras requiere de la cooperación
internacional manifestada a través de los tratados. El caso "República de
Guatemala v. SINCAFC" ilustra la imposibilidad de avanzar sin reglas comunes,
que en este caso hizo imposible el progreso de la acción, cuando se trata de
aplicar extraterritorialmente normas públicas como las aduaneras.

37

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