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Fallas y Zonas de Cizalla (Parte 2):

Aplicaciones al Estudio de Sistemas


Mineralizados y la Exploración
Roberto Oyarzun y Miguel Doblas

Distrito de Rodalquilar (Au), zona de falla extensional en unidad ignimbrítica.

Generalidades
En la Parte 1 pudimos ver que los sistemas de fracturación presentan sectores en
extensión y compresión. Bajo el punto de vista de las mineralizaciones hidrotermales, son
los sectores en extensión aquellos que nos interesan más (Fig. 1). La razón radica en que
aquellas zonas se encuentran "en apertura" lo cual tiene dos consecuencias principales:
1) permiten una circulación más fácil de los fluidos hidrotermales; 2) si la precipitación de
la carga mineral ocurre en esos sectores, la masa mineral será mayor dado el carácter en
expansión que presentan. Las relaciones empíricas entre zonas en apertura y masas
minerales de mayor entidad es de largo conocida (e.g., McKinstry, 1948), sin embargo no
ha sido hasta los años 80-90 que esta relación ha empezado a entenderse en términos
de la dinámica de fluidos en sistemas de fallas (e.g., Sibson, 1990). Como se ha hecho
notar en las secciones anteriores, los sectores a lo largo de una falla o zona de cizalla
que presentan inflexiones o saltos en extensión son los más interesantes. En la figura 2
podemos observar un sistema mineralizado de dirección WNW asociado a una falla de
carácter dextral. La masas mineralizadas principales (Discovery y Hancock) se localizan
precisamente en zonas en extensión de dicha falla. Por ejemplo, la masa Discovery se
encuentra relacionada con una estructura tipo duplex extensional.

Fig. 1: Zonas favorables y desfavorables para la exploración en un sistema de


fallas.
Fig. 2: Variación en la potencia de una veta con los cambios en el rumbo en una
falla dextral. La masa Discovery estaría asociada a una estructura tipo duplex
extensional. Tomada de McKinstry (1948).

Fluidos en zonas de falla


Sibson (1990) ha descrito de una manera muy completa los condicionantes que llevan a
la precipitación de mineralizaciones hidrotermales en zonas profundas (mesotermales) y
someras (epitermales). Mientras que en el ambiente somero epitermal se encuentra
caracterizado por condiciones de presión hidrostática (P = columna de agua) los sectores
profundos (varios kilómetros) presentan condiciones de presión litostática (P = columna
de roca). Entre un ambiente y otro existe toda una zona transicional que se denomina de
presión suprahidrostática. En el caso de los yacimientos auríferos, los epitermales,
formados a profundidades de 1 km o menos se han generado bajo condiciones
netamente hidrostáticas. Los grandes yacimientos auríferos mesotermales asociados a
zonas de cizalla en régimen dúctil-frágil, corresponden por su parte a situaciones donde
la presión ha sido suprahidrostática a litostática. Una de la premisas fundamentales es
que las mineralizaciones se generan en sistemas de falla activos, es decir, en relación
con actividad sísmica. La capacidad de ruptura de un sismo induce abruptamente el
movimiento de fluidos en una falla, y por lo tanto, la precipitación de su carga metálica en
zonas estructuralmente favorables (en extensión) donde se crean las condiciones físicas
adecuadas (e.g., abruptas caidas de presión ® ebullición). De acuerdo a Sibson (1990)
existirían dos mecanismos principales que llevarían a la formación de mineralizaciones
hidrotermales (Fig. 3): 1) La bomba de succión (suction-pump); y 2) la válvula
activada (fluid-activated valve).

Fig. 3: Esquema teórico para la relación entre la variación entre la presión de


fluidos en el tiempo en función de eventos rupturales causados por sismos (EQ).
P l: presión litostática, P h: presión hidrostática. Sibson (1990).

El caso de la bomba de succión es aplicable a las mineralizaciones epitermales, donde


las condiciones son básicamente hidrostáticas y activadas por rupturas sísmicas. Las
estructuras a rellenar son típicamente extensionales y presentan morfologías variadas
tales como en escalera, lazo sigmoide, y cola de caballo. En la nomenclatura de Sibson
éstas se denominan "jogs" y corresponden básicamente a las inflexiones, saltos,
abanicos imbricados, y por supuesto, duplexs extensionales que vimos previamente en
otras secciones (Fig. 4). A profundidades someras las estructuras en extensión se
caracterizan por la presencia de texturas tipo crustificaciones y brechificaciones. Estas
últimas consisten en brechas de implosión, caracterizadas por un arreglo en puzzle de
fragmentos angulares de la roca encajante, los que se encuentran cementados por una
matriz hidrotermal. La apertura forzada (sísmicamente) de la malla de fracturas
extensionales (Fig. 5) a velocidades más rápidas a la que migran los fluidos genera un
desequilibrio de presión que genera una fuerza de succión (Fig. 5). Dependiendo de las
condiciones del sistema el proceso puede ocasionar el colapso interior (implosión) de las
paredes de la fractura en expansión, lo que resulta en el desarrollo de una brecha de
implosión cementada por la carga mineral de los fluidos que han sido "succionados" hacia
ese entorno.
Fig. 4: Estructura interna de sistemas mineralizados filonianos
en jogs extensionales generados por saltos de fallas transcurrentes sinestrales.
Sibson (1990).

Fig. 5: Sistema tipo bomba de succión. Apertura forzada (sísmicamente) de una


falla con movimiento dextral. A: Pre-ruptura, presiones de fluido uniformes; B:
Post-ruptura, inyección de fluidos a los jogs extensionales, colapso de paredes
® implosión, formación de brechas. Sibson (1990).
El modelo de la válvula activada (Fig. 3) es básicamente aplicable a las grandes zonas
de cizalla en régimen dúctil-frágil. Para que el modelo se cumpla la zona de cizalla debe
cortar a través de un gradiente de presión que excede las condiciones puramente
hidrostáticas. Los gradientes suprahidrostáticos pueden desarrollarse en vastas zonas o
concentrarse en las vecindades de una falla, cuando por ejemplo esta corta una barrera
impermeable (evaporitas, lutitas, rocas cristalinas). La acción de la válvula se inicia
cuando se produce una rotura sísmica en el sistema, que permite a los fluidos superar la
barrera (Fig. 6). La descarga hacia arriba se mantiene hasta que el gradiente de presión
pasa a hidrostático en la barrera (equilibrio). El proceso se ve favorecido en fallas de gran
ángulo, en particular, en aquellas de tipo inverso.

Fig. 6: Sistema tipo válvula activada. A) Barrera impermeable separando


regímenes de presión litostática e hidrostática. B) Ruptura de la barrera e
inyección de fluidos. Nótese el paso de condiciones suprahidrostáticas en la
zona de la barrera (A) a condiciones hidrostáticas (B). Sibson (1990).

Nótese que en ambos modelos (bomba de succión y válvula activada) el proceso


mineralizador es repetitivo, lo cual originará sucesivas etapas de ruptura-mineralización.
La presión (hidrostática o suprahidrostática) cae durante el proceso y vuelve a
acumularse durante los períodos de quietud en el sistema (Fig. 3).
Aspectos morfológicos de las masas minerales en zonas de falla
Los aspectos morfológicos más conocidos en mineralizaciones hidrotermales asociados a
fallas son aquellos relacionados con los sistemas que han operado en régimen frágil.
Entre ellos cabe destacar las morfologías tipo en escalera (échelon), lazo sigmoide, y
cola de caballo, así como las mallas complejas (Fig. 4). Hemos destacado así mismo la
decisiva importancia de que estos sistemas se encuentren bajo condiciones
extensionales. Una morfología tipo lazo sigmoide no es importante bajo el punto de vista
económico "per se"sino si y solo si, ese lazo sigmoide se originó bajo condiciones
extensionales. De ahí que resulte vital no solo entender la geometría general de un
sistema si no que además debemos conocer la cinemática del mismo.

Si bien la relación de zonas de cizalla con mineralizaciones auríferas es ampliamente


conocida en países como Canada y Australia, donde estas grandes estructuras son
relativamente comunes, en el ámbito andino aun dista mucho por establecerse el
potencial real de las grandes estructuras de este tipo, por ejemplo, la zona de falla de
Atacama y sus ramales. Es más, la zona de falla de Atacama podría considerarse en
muchos aspectos (estructurales y litológicos) como un "análogo moderno, de nivel
estructural alto" de las grandes zonas de cizalla del escudo canadiense, eso si, con su
propias peculiaridades. Además debemos tener en cuenta que en el caso del escudo
canadiense se produjo una intensa erosión, que permite la observación hoy en día de las
zonas de cizalla en sus niveles dúctiles profundos. Dentro estas analogías cabría
destacar la presencia de formaciones volcanosedimentarias del Jurásico y Neocomiense,
que podrían ser consideradas, con restricciones, como un análogo a los cinturones de
rocas verdes (greenstone belts) del Arqueozoico. El potencial real de exploración de la
zona de falla de Atacama aun falta por ser establecido.

Como ya hemos mencionado, la mayor parte de las mineralizaciones asociadas a zonas


de cizalla se encuentran asociadas a la zona dúctil-frágil de las mismas, donde pueden
generarse un mayor numero de estructuras de apertura discreta para albergar las
mineralizaciones. Aunque el objetivo de este manual no es el de entrar en "disquisiciones
filosóficas" sobre el origen último de los metales, bien vale la pena aquí no obstante
referirnos a ello brevemente. La razón para esta pequeña "desviación" de la línea
principal de este trabajo radica en que de alguna manera, podemos relacionar la
presencia de mineralizaciones en la transición dúctil-frágil, con la migración de fluidos en
una gran zona de cizalla. Una explicación muy satisfactoria ha sido propuesta por
Cameron (1989) quien propone que los fluidos durante su migración hacia niveles
estructurales superiores precipitan su carga metalífera en la transición de dúctil a frágil.
La razón básica sería la siguiente: las grandes zonas de cizalla presentan un fuerte
estrechamiento hacia arriba (imaginemos un embudo invertido en sección), lo cual
permite que los fluidos mineralizados (provenientes de vastas zonas de la corteza
inferior) se "concentren" en corredores progresivamente más angostos, ya en la zona
transicional dúctil a frágil. Razones que avalan esta idea (Cameron, 1989) son entre otras
el hecho de que la zona dúctil de las zonas de cizalla (ahí donde se han podido observar)
se encuentren notablemente empobrecidas en oro con respecto a su entorno, y que las
mineralizaciones auríferas solo se encuentren desde la transición frágil dúctil hacia arriba.
A estas observaciones habría que agregar el rol de las intrusiones graníticas
contemporáneas, las cuales tambien pueden jugar un papel importante en los procesos
mineralizadores (e.g., Oyarzun et al., 2000). A estos razonamientos nos gustaría agregar
el siguiente, es justamente a partir de la transición que se generan una serie de
estructuras tipo espacios abiertos (e.g., grietas de tensión) donde la carga metalífera
puede ser descargada. No queremos decir con esto que no se puedan depositar
importantes masas minerales en un fábrica dúctil (de hecho sí ocurre) sino que las
mejores perspectivas se dan en la concurrencia de condiciones frágiles y dúctiles.

Las morfologías más comunes en zonas de cizalla (transición dúctil-frágil) son las
siguientes (Hodgson, 1989):

1) Fracturas de cizalla: venas centrales (por dilatación de cizallas C) y oblicuas (por


dilatación de cizallas P) (Fig. 7).

2) Fracturas de extensión: grandes venas extensionales; grietas de tensión en échelon


(Fig. 8).

3) Fracturas de extensión y cizalla: venas tipo "leather jacket" (venas centrales con
envoltura de grietas de tensión); venas ciempiés ("centipede veins") (combinación venas
de extensión-cizalla oblicua) (Fig. 8).
Fig. 7: Rasgos estructurales de una zona de cizalla y algunos tipos filonianos
asociados, en relación con el elipsoide de deformación. Hodgson (1989).
Fig. 8: Diversos arreglos de filones en zonas de cizalla. Hodgson (1989).

Consideraciones finales sobre fallas y yacimientos: la exploración


La exploración de yacimientos es una de las labores más arduas y poco reconfortantes
en términos de la relación éxito/fracaso. No obstante, es una actividad que se ha
desarrollado, se desarrolla y se desarrollará en el futuro, por dos razones fundamentales:
1) porque los metales tienen un valor económico y son necesarios para el desarrollo de
los países, y 2) porque a pesar de que los fracasos superan a los éxitos, estos últimos
compensan con creces a los primeros. La exploración de yacimientos requiere de
planteamientos geológicos. Cualquiera puede determinar una anomalía de color (gossan,
zona de alteración) en el campo o en una imagen satelital. Por el contrario, sólo un
geólogo puede entender la geología de una zona y aplicar ese conocimiento a la
prospección de yacimientos minerales. La era de los grandes descubrimientos de
yacimientos aflorantes está finalizando, hoy más que nunca se requiere de la visión
geológica de los problemas para la búsqueda de masas ocultas de mineral. De alguna
manera el factor "suerte" siempre será importante en exploración, sin embargo, una
compañía no puede basar su estrategia en ello.
Nos gustaría terminar este manual resumiendo a manera de un decálogo lo que creemos
son los los puntos esenciales a considerar en un campaña de exploración:

1) Las zonas extensionales son las más favorables para el desarrollo de


mineralizaciones. La extensión genera espacios, la compresión los sella. Esto tiene dos
consecuencias, ahí donde se generan espacios los fluidos podrán circular con mayor
facilidad y las masas minerales serán mayores.

2) Las fallas y estructuras asociadas cumplen dos roles principales en la formación


de yacimientos: actúan como canales de migración de los fluidos hidrotermales y
albergan a las mineralizaciones.

3) La determinación del sentido de movimiento de una falla individual o zona de


cizalla es vital para predecir la presencia de zonas en extensión. Por ejemplo, el
determinar la presencia de un duplex no es un hecho significativo si no entendemos las
condiciones mecánicas interiores de éste, y para entender ésto, necesitamos saber cual
es el movimiento de la falla principal y del sistema imbricado.

4) Las fallas rara vez presentan "un" solo sentido de movimiento. Por ejemplo, una
falla puede haber jugado primero como inversa y luego como falla normal. Un duplex
puede haberse originado como una estructura compresiva y luego haber pasado a
condiciones extensionales. Para ello hay que "leer" en la falla su historia cinemática. La
utilización de software "especializado" puede llevar a grandes errores si no se conoce
previamente, y con precisión, cual es la historia cinemática de una falla o zona de falla. Al
respecto dos corolarios: a) el software es tan bueno o tan malo como su usuario; b) el
software no substituye a un geólogo de campo.

5) Independientemente de la escala (desde la microscópica a la regional), las fallas


pueden presentar localmente zonas extensionales y compresionales . Esas zonas
están relacionadas directamente con las curvaturas (inflexiones) o saltos de las fallas.
Las estructuras que nos interesaran serán aquellas tipo abanicos imbricados (cola de
caballo), inflexiones, saltos, duplexes (lazo sigmoide; flor negativa), de carácter
extensional.

6) El segmento más interesante de una zona de cizalla bajo el punto de vista


económico, se encuentra desde la transición dúctil-frágil hacia superficie. Es ahí donde se
generan los espacios y estructuras discretas donde mejor puede ser precipitada la carga
mineral.

7) Las zonas de cizalla pueden tener una larga y compleja historia . La


superposición de una fábrica frágil a una fábrica dúctil es un fenómeno relativamente
normal por alzamiento tectónico del bloque en cuestión durante la evolución del proceso.
El encontrar estructuras frágiles (e.g., fallas, brechas) superpuestas a una fábrica dúctil
(e.g., milonitas) es el mejor indicativo de que ha ocurrido este proceso.

8) La exploración de yacimientos tiene que estar basada, antes que nada, en el


conocimiento de la geología local o regional de una zona. La determinación de la
estructura es a su vez un requisito esencial para entender la geología. Dado que las fallas
juegan un rol principal en la formación de un gran número de mineralizaciones
hidrotermales, el entender como funcionan éstas resulta vital.

9) No existen fallas "buenas" o fallas "malas" , en general todas presentan sectores


más favorables y menos favorables para el desarrollo importante de masas minerales.

10) Si la evidencia de campo contradice los planteamientos teóricos iniciales,


substituya la teoría, lo opuesto garantiza el desastre.

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