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1. Introducción
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Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (México).
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la República, y la totalidad de legisladores de ambas Cámaras del Congreso
de la Unión, sino también por el elevado número de cargos en juego (más de
3400), entre los cuales, en el ámbito local, justamente se encuentran 9
gubernaturas, 972 diputaciones locales, y 1,797 integrantes de instituciones
municipales.
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características de imparcialidad e independencia que deben tener los
tribunales, como consecuencia de la garantía del derecho de acceso a la
jurisdicción.
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no los hace parte orgánica de los poderes judiciales locales, lo que significa
que guardan un estatus de órganos jurisdiccionales especializados
autónomos.
Además, dicha Ley dispone, ahora sí de manera expresa, que los tribunales
electorales locales no forman parte de los poderes judiciales, y que deberán
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cumplir sus funciones bajo los principios de certeza, imparcialidad,
objetividad, legalidad y probidad.
Por otro lado, la única previsión legal relacionada con el presupuesto de los
tribunales electorales locales en la Ley General es la disposición relativa a
que los Congresos de los Estados deben fijar en el presupuesto anual las
remuneraciones de los magistrados, y que éstos no podrán disminuirse
durante el ejercicio de su encargo. También establece que los magistrados
gozarán de independencia y autonomía, cuyo contenido mínimo será la
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permanencia, estabilidad en el ejercicio del cargo por el tiempo de su
duración, y su seguridad económica.
Por esa razón, podemos afirmar que se trata de una regulación incompleta
en este central punto de la reforma político-electoral del 2014.
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debe ser especialmente robusto, considerando el acecho al que de hecho
están sujetos, permanentemente, por las fuerzas políticas y partidistas.
En lo personal, considero que incluso ello debe ser lógicamente así porque
es la propia autoridad la que conoce el detalle de sus metas, su programa de
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ejecución y el personal calificado que necesita para lograrlo, además de las
necesidades anuales, tendencialmente cambiantes, de la función judicial. En
esa misma línea, la administración de los recursos también debe estar en
manos de la institución de manera directa, es decir sin intermediarios que
decidan las modalidades de esa gestión.
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La perspectiva orgánica es la segunda forma de conceptualizar la autonomía
judicial. A mi juicio, debe existir un cierto correlato entre una competencia y
una capacidad defensiva de esa competencia. Es decir, debe haber una
forma de hacer efectiva la defensa de una atribución conferida por la
Constitución. La competencia constitucional y su correspondiente vía tutelar
son dualismos inescindibles.
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Ese asunto resultó interesante porque dio a la Suprema Corte la ocasión de
pronunciarse sobre la naturaleza de los órganos constitucionales autónomos.
Sin embargo, a pesar de que se realizó un extenso análisis sobre la
naturaleza de estos órganos, la Corte concluyó que la legitimación del tribunal
electoral local debía encuadrarse en un supuesto que aludía expresamente a
“órganos de gobierno del Distrito Federal” (de acuerdo al artículo 105 de
nuestra Constitución).
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que podría resolver (de acuerdo a la experiencia práctica) en un tiempo
promedio de tres años.
¿Cuáles han sido estos aspectos? Dada la brevedad del tiempo que se nos
ha asignado me referiré a los siguientes cinco: 1) la defensa de sus facultades
presupuestarias; 2) la tutela de la integración del tribunal; 3) la posibilidad de
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elegir a un mismo Magistrado para un nuevo periodo; 4) la autonomía interna
respecto a la designación del titular de su contraloría, y 5) la protección a la
remuneración personal de los magistrados.
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A pesar de que la Sala Superior confirmó el decreto impugnado, resulta
interesante que analizó el fondo de la cuestión, esto es, si el presupuesto y
salarios de los magistrados eran insuficientes y atentaban contra los
principios de la autonomía e independencia de la función jurisdiccional
electoral. Lo importante de este caso es que se abrió con claridad una vía
para la impugnabilidad de estos aspectos centrales para la defensa de la
autonomía presupuestal.
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La Sala Superior realizó un estudio de las facultades del Gobernador y
concluyó que éste no podía modificar el anteproyecto del Tribunal local, por
lo que debía remitirlo al Congreso estatal para que resolviera lo conducente
y, en su caso, impactara ajustes al presupuesto de egresos.
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y, por tanto, pondría en riesgo la autonomía e independencia de los propios
magistrados y de sus decisiones.
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En el SUP-JE-7/2018, resuelto recientemente, el nueve de marzo de este
año, la Sala Superior se volvió a enfrentar a un reto paradigmático de la
autonomía de los tribunales locales. El presidente del Tribunal Electoral del
Estado de Morelos controvirtió la designación del contralor del referido
tribunal, realizada por parte del Congreso local.
Esta garantía tiene una doble faceta. Por un lado, no sólo constituye un
componente de un derecho personal de los magistrados (considerados en lo
individual), sino además una garantía de que dichos tribunales gozarán de la
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autonomía requerida para el funcionamiento e independencia de sus
decisiones.
7. Consideraciones finales
Dado el breve tiempo que se nos ha asignado, he optado por narrar algunos
de los muchos casos en los que el Tribunal Electoral del Poder Judicial
Electoral ha reforzado las competencias y autonomía institucional de los
tribunales electorales locales. Esos asuntos resultan suficientemente
representativos de una sólida y consistente línea jurisprudencial garantista en
este tema.
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constitucional de 2014, así como de las carencias de nuestro esquema
procesal en ese sentido.
Hay que destacar que ha habido otros esfuerzos loables, mas allá de los
casos judiciales, que pretenden abonar a ese camino. Así, por ejemplo, ha
resultado muy pertinente que los tribunales electorales locales hayan
decidido crear una asociación nacional, que les permite hacer frente de
manera conjunta a problemas comunes: la Asociación de Tribunales y Salas
Electorales de la República Mexicana (ATERMAC).
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Incluso, recientemente, el Tribunal Electoral celebró con esa Asociación un
importante convenio de colaboración. Se trata de coordinar acciones que, en
aspectos operativos e institucionales, tengan un efecto para los 30 tribunales
locales electorales existentes en el país, como es la creación de una carrera
judicial nacional, así como estrategias para la capacitación y certificación de
procesos de carrera judicial y de tribunal abierto.
A partir de acciones como ésta, podemos afirmar que, en la historia del país,
no había existido una cercanía tan marcada entre los tribunales locales y el
Tribunal Electoral Federal, a partir de la lógica de una verdadera judicatura
nacional.
Ese crucial papel pasa no sólo por velar por el apego irrestricto a los principios
de constitucionalidad y legalidad de todos los actores contendientes, sino
también por la aplicación de las mejores prácticas en términos de
transparencia, rendición de cuentas, justicia abierta y ciudadana, eje
fundamental de una política institucional implementada por la actual
integración, desde el inicio de sus funciones.
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la confianza ciudadana de que las elecciones llevarán a resultados
exclusivamente definidos por el voto amplio, libre, informado y secreto, de
todas las y los mexicanos.
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