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Italexit’, el nuevo desafío europeo

En vísperas de las celebraciones por el tratado europeo, crece el discurso


euroescéptico en Italia de la mano del Movimiento 5 Estrellas y la Liga
Norte

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DANIEL VERDÚ

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Roma 24 MAR 2017 - 08:41 CST

El cómico Beppe Grillo, líder del Movimiento 5 Estrellas, el pasado


martes. I ANGELO CARCONI AP

Roma celebra mañana el aniversario de los tratados que marcaron


el origen de la Unión Europea hace 60 años. Sin embargo, la
sensación que recorre la ciudad que los vio nacer es que Italia
puede ser el siguiente laboratorio antieuropeísta. La falta de
respuestas ante la inmigración masiva, el auge del populismo, el
empobrecimiento de la clase media y la añoranza de aquel
instrumento mágico que permitía devaluar la lira y potenciar la
exportación del universo made in Italypor el mundo, han
despertado cierta nostalgia. Sumado a declaraciones como la del
presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, sobre los países del
sur y el supuesto despilfarro de ayudas públicas, crecen los
adeptos a la causa.

Hablar de Italexit es todavía exagerado y la gran industria italiana


se echa las manos a la cabeza al escucharlo. Pero hay un dato
irrefutable: entre el Movimiento Cinco Estrellas (M5S), que promete
convocar un referéndum para decidir la continuidad de Italia en la
moneda única si gana las elecciones, y la Liga Norte de Matteo
Salvini, abiertamente contraria a continuar en el grupo de los
Veintiocho, suman alrededor del 45% de votos, según todas las
encuestas. La formación de Beppe Grillo, que ya le saca siete
puntos al Partido Democrático de Matteo Renzi, no quiere ni oír
hablar de alianzas postelectorales en este sentido, pero si gana las
elecciones —algo que ahora mismo nadie duda— necesitará el
apoyo de un grupo nutrido de parlamentarios para convocar un
referéndum y reformar la ley que impide en Italia modificar
tratados internacionales. Y a un lado y otro, solo encontrarán a
Salvini.

El partido de Grillo,
líder en las encuestas, convocará un
referéndum sobre la salida del euro si
gobierna
De momento, en vísperas de la celebración de mañana, el M5S
desplegó ayer su ideario europeo. Luigi di Maio (30 años),
candidato mejor situado a competir por el puesto de primer
ministro en las próximas elecciones, presentó su libro blanco para
reformar la UE—se llama Nuestra Europa y tiene 8 páginas— e
insistió en su voluntad de que “los ciudadanos decidan mediante
un referéndum si quieren que Italia continúe en el euro”.

Las encuestas, como señalaba ayer Reuters, hablan de un


aumento del sentimiento antieuropeo en Italia, pero no lo
suficiente para pensar en una hipotética victoria del no. “El euro no
es democrático, porque no se puede salir de él. Queremos que
haya normativas que permitan a los países salir
democráticamente. Y que haya cláusulas en las que no obliguen a
países a entrar en la unión monetaria solo por entrar en la unión
política”, sostiene Di Maio, cuyo partido forma parte en Bruselas
del mismo grupo que los antieuropeos del Ukip.

Mediobanca resta dramatismo al asunto,


pero advierte que la ventana de oportunidad
para el Italexit ya pasó

¿Motivos? La política fiscal y la austeridad impuesta desde la UE.


También la pérdida de competitividad de las pequeñas y medianas
empresas —a finales de 2016 cerraban 400 al día— y asuntos más
peregrinos como las sanciones a Rusia, que el M5S y la Liga Norte
consideran un disparo en el piede la economía italiana. Las
objeciones a la UE se extienden a la política migratoria —“Italia y
otros países de primer ingreso no pueden ser el campo de
refugiados de Europa”, señala el libro blanco del M5S—, y a la falta
de solidaridad en cuestiones sociales.
Si bien la salida de la moneda única y la economía vintage que se
propone permitirían recuperar una política fiscal propia, sería
complicado encontrar financiación para la deuda pública, hoy en el
120% del PIB, fuera del abrazo europeo. “Las tasas de interés que
pagaríamos para financiarnos en una divisa menos fuerte serían
mucho más elevadas y forzarían la política fiscal”, señala Giorgio di
Giorgio, profesor de Politica Monetaria en la universidad LUISS. La
salida del euro aumentaría la inflación y provocaría una fuerte
pérdida de poder adquisitivo, más evidente en productos
importados o en viajes, “eso que tanto gusta a los italianos”,
recuerda el economista. Voces como la de Mediobanca, que en
enero lanzó un análisis sobre los costes de la salida, restan
dramatismo al portazo, pero creen que la ventana de oportunidad
ya pasó a causa de la cambiante estructura de la deuda italiana.

Todos los partidos coinciden en que no habrá elecciones en Italia


hasta 2018. Un tiempo en el que Francia y Alemania marcarán una
tendencia que dictará si, realmente, Italexit puede ser la nueva
palabra de moda.

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