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Venezuela: las elecciones no son la salida ante la crisis

15/03/2018
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Estamos inmersos en una situación inaguantable: Prácticamente ningún


trabajador puede vivir con el salario que gana. Súmenle los bonos de
alimentación, de Navidad, Reyes, San Valentín y demás del calendario festivo
venezolano y la totalidad sigue sin alcanzar para vivir. Los alimentos de los
CLAP, cuando llegan, no proveen los artículos de primera necesidad suficientes
para cubrir por lo menos los quince días de cada mes que suele decirse y
prometerse al respecto del programa social ante los medios de comunicación, lo
que hace que los trabajadores deambulemos sin cesar y tengamos que
ingeniárnosla para intentar conseguir los demás productos esenciales que no se
garantizan.

Por UST-Venezuela

Todos los días amanecen nuevos precios. Y los productos de primera necesidad
siguen escaseando. Prácticamente nos vemos sometidos a un calvario diario para
conseguir efectivo para pagar pasaje o comprar las bolsitas de café o azúcar que
es lo que podemos pagar. Hay una escala de precios que no obedece a ninguna
lógica tradicional. Ya ni siquiera dependen los precios del Dólar Today. Hay un
precio en efectivo con billetes viejos, otro en billetes nuevos, otro por pago
electrónico (cuando las comunicaciones permiten hacer transferencias, pagos
móviles o pagos con tarjetas), ¡es todo un calvario! y la crisis no para de avanzar.
El gobierno haciendo alardes de supuestos “aumentos” de salarios irreales,
paupérrimos, que terminan comiéndoselos la hiperinflación.

A 29 años del Caracazo, las condiciones están dadas…

El pueblo aún recuerda el estallido social ocurrido el 27 y 28 de febrero de 1989;


sobre todo porque esta fue una insurrección popular que se gestó bajos
condiciones muy similares a las de hoy. Aunque superadas con creces por las
actuales en la magnitud de su gravedad. Si un estallido similar aún no se ha dado,
es porque el gobierno mantiene un control social a través de la amenaza creciente
en los centros de trabajo, la militarización de la sociedad (por ejemplo, presencia
de la guardia nacional resguardando las instalaciones de los establecimientos de
alimentos para intimidar a la población, recordándole al pueblo que allí esta la
Fuerza Armada para mantener la “paz social”) y el chantaje dependiente con las
insuficientes cajas de alimentos y bonos, que no existían en 1989. Por si fuera
poco, la ausencia de una dirección revolucionaria que movilice a la clase obrera
para enfrentar la crisis.

La supuesta “guerra económica” de la cual se pone el Gobierno de Maduro como


víctima, es reproducida diariamente por militares, altos funcionarios del
Gobierno y empresarios “patriotas”, además de los empresarios “traidores”,
que en la práctica, al igual que el gobierno mantienen el permanente ataque a las
condiciones de vida del pueblo trabajador y de escasos recursos. Una “supuesta
guerra” donde los muertos son de un solo lado; los hijos de los trabajadores y
pueblo pobre que mueren de desnutrición, las mujeres que acuden a parir en
hospitales donde pierden su vida por falta de atención e insalubridad, los
ancianos que mueren de paludismo y enfermedades renales por no tener los
medicamentos. Quieren hacernos creer que el Gobierno no es nada responsable
de la situación y que por eso, debemos votarle nuevamente para que la situación
mejore, ¡nada más falso que esto!

Como si no fuera suficiente emplear más del 70% de nuestro día a día en trabajar,
conseguir efectivo, alimentos o medicinas, lo cual nos impide pensar,
organizarnos y ocuparnos en torno a cómo resolver definitivamente esta
insoportable situación, el Gobierno de Maduro pretende distraernos del objetivo
de conseguir esa solución con show tras show: nos alerta de una inminente
invasión, pero luego organiza los “mejores Carnavales en muchos años”, acusa a
Lorenzo Mendoza de malversar dólares otorgados, para luego concederle más
millones, acusa a diestra y siniestra de complot, sabotaje, golpe y todo cuanto se
le pueda ocurrir, pero no abre ningún juicio, anuncia tener pruebas de la
injerencia estadounidense, colombiana, española, etc., pero no muestra ni una.
Toda una tramoya para influir sobre sus cada vez más escasos seguidores y
distraer a la población en general del verdadero tema en el que hay que
concentrarse, salir de la crisis, porque sabe que la conclusión será fatal para su
permanencia en el control del Estado, cuando los trabajadores lleguen a la
conclusión de que no habrá solución a la crisis mientras Maduro siga ostentando
el poder.

La MUD no es muy diferente del gobierno

La oposición burguesa, nucleada en la MUD, no es muy diferente del Gobierno


en su hipocresía e intereses ocultos. Después de ofrecer la salida de la crisis
mediante la creación de un supuesto gobierno paralelo y la movilización,
fuertemente reprimida con saldo de decenas de muertos, muchas veces desviada
y degenerada ante la falta de objetivos políticos claros, abandona a sus
movilizados y sus muertos para ir a un proceso de negociación, a puertas cerradas
y de espaldas al pueblo, retirándose de la misma sin mayores consecuencias. Con
una agenda económica oculta, igual o peor a la implementada por el Gobierno,
con participación en la corrupción, representando a los empresarios de mayor
tradición explotadora y de vínculos con el imperialismo, y con la
responsabilidad, muchas veces olvidada, en el desastre de lo que significó la
cuarta república y el carmonazo de abril de 2002, no pueden ofrecer una
alternativa creíble y satisfactoria para los trabajadores. Ahora quieren lavar su
cara rayada con un supuesto Frente Amplio Venezuela Libre (internacional), que
es más de lo mismo y desnuda el hecho de que no dan pie con bola y obedecen a
los intereses de la burguesía imperialista.

El neoliberalismo internacional: Zamuros esperando para agarra su botín

La MUD se ha caracterizado por ser una mezcla variada de burgueses y sus


lacayos, cuyo único fin es salir de Maduro para repartirse el botín de la renta
petrolera, dando la mejor tajada a sus amos internacionales. Sólo de la mano de la
Unión Europea, con España al frente, del Grupo de Lima, del secretario general
de la OEA, Luis Almagro, el gobierno colombiano de Santos, el brasileño de
Temer, el argentino de Macri y el chileno de Piñera, todos dirigidos por el
estadounidense de Trump, es que la burguesía opositora se siente fuerte para
negociar su tajada en el poder. Empezando por el bloqueo implementado por el
gobierno gringo a funcionarios y gobierno de Venezuela, terminando con el
bloqueo financiero y comercial que afecta aún más al pueblo pobre trabajador,
bloqueo que es seguido por el de la Unión Europea, estos organismos
internacionales y gobiernos demuestran con su actitud que no obedecen a los
supuestos “altos sentidos éticos y morales” o “principios democráticos” que
dicen enarbolar, sino que – como buenos gobiernos e instituciones burguesas al
servicio del imperio yanqui, se pliegan al cerco político y económico que se va
cerrando contra el Gobierno de Maduro, atropellando en el ataque al pueblo
venezolano. Para nada dicen algo del fraude electoral en Honduras ni de la brutal
represión de su gobierno contra los que lo denunciaron. Ni qué decir de la crisis
política en Brasil, abierta con el juicio político contra la ex presidenta Dilma
Rousseff y ahora agravada por las acusaciones de corrupción contra el
expresidente Lula, los escándalos de corrupción que involucran a los mismos
acusadores de Lula y al mismísimo presidente Michel Temer, quien además tiene
una bajísima popularidad. Igual nada dicen de la brutal represión descargada por
el gobierno de Mauricio Macri, sobre los que en Argentina se movilizan contra la
reforma laboral y de la seguridad social. Silencio total ante la reforma por la
reelección indefinida del presidente de China. Nada qué hablar de la continuada
invasión israelí de los territorios palestinos, a pesar de resoluciones de la ONU.
No existe para ellos la continua segregación y subordinación humillante de las
mujeres en los países árabes. Claro, son países aliados o con un peso en la
economía y en la correlación de fuerzas mundial nada desdeñable. Pero
Venezuela, caída en desgracia por los malos manejos del Gobierno de Nicolás
Maduro, presenta a la burguesía imperialista la doble oportunidad de aplastar
toda mención al socialismo, “demostrando” que está fracasado (aunque esto diste
mucho de ser socialismo) y la oportunidad de hacer negocios repartiéndose las
empresas del Estado, las reservas petroleras y aprovechar los más bajos salarios
del mundo para superexplotar a nuestros trabajadores.

La salida electoral es para ellos…ni un mínimo de confianza en ellas

Con este escenario, se nos pretende convencer que la salida a la crisis es


electoral. Con un descaro increíble, Maduro-candidato promete mejorar la
economía cuando sea elegido presidente, olvidando que Maduro-presidente lleva
4 años en el poder y forma parte de un movimiento que lleva 20 años como
responsable de la conducción del país. Por otro lado, la oposición burguesa se
dedica a discutir alargar la fecha que le permita una mejor negociación. Por eso
no debemos votar ni confiar en esas elecciones

El gobierno se ufana de ser imbatible en montar elecciones y ganarlas. Su


“democracia“ radica en que la población engañada o sin otra opción creíble, vote
por un candidato que no conoce, o que no ha hecho nada relevante, ajeno a su
realidad cotidiana, a sus luchas, para luego darle la espalda y no consultarle nada
respecto a sus actuaciones de gobierno, sea municipal, estadal o nacional. Lejos
de encontrarse identificado con quien votó, el pueblo trabajador se ve frustrado,
una vez más, ante la falta de solución a sus problemas mientras el gobernante va
de show en show afirmando lo contrario, sonriente ante su círculo de arribistas,
mientras se llenan a través de contratos fraudulentos o negocios turbios con sus
amigos empresarios, explotadores de trabajadores.

Las elecciones en la sociedad capitalista nunca han sido la solución a los


problemas de los trabajadores y el pueblo pobre. El gobierno se ufana de tener un
record organizando elecciones. ¿Y en qué hemos mejorado? Cada vez vamos de
mal en peor. Y es porque las elecciones son tramposas, porque quienes manejan
los medios de comunicación para divulgar las propuestas de los candidatos, los
que tienen recursos para contratar publicidad, pagar para que los entrevisten,
moverse a nivel nacional, tener testigos en los centros electorales más
importantes y legalizar una organización política son los empresarios o apoyados
por empresarios (apoyo que no es de gratis y que reclamarán su parte).

Incluso, si una organización realmente revolucionaria, de composición obrera y


popular, lograse inscribir candidatura o ganar unas elecciones, le cerrarían el
paso para no dejarla gobernar (si antes no la ilegalizan y encarcelan a sus
dirigentes, acusándolos de terroristas). En última instancia, la Fuerza Armada
Nacional impediría que implementara medidas realmente revolucionarias.

Muchos dicen que Chávez lo logró, a pesar de la oposición burguesa. Lo que no


dicen que la oposición fue de una parte de la burguesía, pero que tuvo el apoyo
de otro sector que aspiraba dominar el Estado y beneficiarse de ello Miguel Pérez
Abad, Aurelio Concheso, Hiram Gaviria, Marcos Zarikian, Concho Quijada,
Francisco Natera, Alberto Vollmer, Melecio Millán, Valentino Alterio, Alberto
Cudemus, Víctor Vargas Irasquín, Víctor Gil, Luis Van Dam entre otros, ante la
imposibilidad de hacerlo con la burguesía tradicional en el poder. Si las tímidas
reformas de Chávez lo enfrentaron a la burguesía tradicional, imagínense un
gobierno revolucionario: no podría sobrevivir mucho tiempo en el marco del
Estado capitalista venezolano, su fuerza armada burguesa y el pueblo indefenso.
Es por ello que decimos que la crisis actual no se soluciona con más elecciones.
Estamos hartos de más elecciones fraudulentas y de promesas incumplidas.
Estamos hartos de depositar la confianza en supuestos líderes sabihondos,
experimentados, ajenos a los trabajadores y a nuestras luchas. Tampoco se
soluciona emigrando los trabajadores todos del país en la desesperación de no
encontrar la salida y sobrevivir; ya que la salida no es individual sino colectiva

La entrada de la clase obrera en el escenario político

Hoy día se están generando protestas diarias de trabajadores del sector público y
privado demandando mejores salarios y condiciones laborales. A pesar del papel
traidor de las direcciones sindicales gobierneras, la infiltración de la guardia y el
SEBIN en los centros de trabajo, la clase obrera comienza a reorganizarse para
la pelea. Trabajadores de la salud, cementeros, petroleros, entre otros, luchan
para que les ajusten los salarios por contrato colectivo o por vía extraordinaria,
para que les doten de alimentos y transporte, ante el empobrecimiento inaudito
que estamos padeciendo. Trabajadores del sector público y privado, de diferentes
sectores de la economía (comercio, industria, agricultura, etc) somos sometidos a
las mismas privaciones. Pero luchamos dispersos, a pesar de que compartimos el
drama de tener que sobrevivir con un mísero salario y padecer la misma
hiperinflación y la misma escasez de alimentos, medicinas, efectivo, etc.

Muy distinto sería si nos uniéramos en una sola manifestación nacional contra el
hambre y por un plan económico de emergencia que permita salir de la crisis
actual. Pero, a estas alturas, exigirle al Gobierno que rectifique es como pedirle
que se suicide, y no lo hará. La crisis hoy vivida tiene un rostro y es el mismo de
un Gobierno que hoy le propone nuevamente al pueblo que voten en las
venideras elecciones, porque “ahora sí” solucionará todos los problemas. Este
gobierno miente y por ello debemos exigir su renuncia: Maduro se debe ir,
porque ha demostrado en los hechos su imposibilidad de gobernar en función de
las necesidades del pueblo.
No para que se monte la MUD, o su Frente Amplio ligado a la burguesía más
vendida al capital internacional. Sino para darle paso a un Gobierno de los
Trabajadores y el Pueblo Pobre, basado en las organizaciones sindicales,
gremiales y comunales democráticamente constituidas y coordinadas entre si a
nivel nacional. Sin confiar en ningún líder, sólo en el control, vigilancia y
accionar de nuestras fuerzas colectivas.

Los trabajadores somos los creadores de toda la riqueza material e intelectual del
país. Todos los productos y servicios, la infraestructura, la educación y
producción agropecuaria e industrial son creados por trabajadores del campo y la
ciudad, trabajadores manuales e intelectuales. Toda la habladuría de la necesidad
de los empresarios es para mantenernos dominados. Pero la realidad es ésa: el
empresario paga hasta para que le administren la empresa. Sólo en empresas
pequeñas el dueño es el administrador.

¿Cuál es la salida entonces?

De lo que se trata es dar el paso más decisivo e importante de nuestras vidas, que
es el de tomar el destino en nuestras manos. La crisis no aguanta a que nos
engañe otro líder “buena gente” o un empresario “exitoso”. Las riendas de la
justicia y la economía las debemos tomar en nuestras manos, pero para ello no
debemos darle la confianza a ninguno. ¡Que se vayan todos! Organicemos el
poder sobre la base de nuestras organizaciones democráticas, controladas,
revocables, para implementar un Plan Económico de Emergencia y planificar la
economía en función de los intereses nuestros y no de los empresarios y
politiqueros de oficio. No es fácil, pero tampoco imposible, y si no lo hacemos,
será peor. Debemos movilizarnos y sacar a este gobierno que nos mata de
hambre.

Es necesario unificar un Plan de Lucha Nacional, que agrupe a las organizaciones


gremiales, sindicales, comunales y políticas que representen verdaderamente los
intereses de los trabajadores y pueblo pobre, para coordinar acciones locales,
regionales y nacionales que vayan en función de difundir: la necesidad de
unificar y solidarizarse con las luchas de los trabajadores y población de escasos
recursos, planteando reuniones y asambleas democráticas que organicen acciones
en las empresas, barrios y calles; afianzar los esfuerzos organizativos que
permitan agrupar cada vez más a los trabajadores y población de escasos recursos
de manera permanente, para la defensa y conquista de derechos y
reivindicaciones económicas, sociales y políticas; y la necesidad de romper la
polarización burguesa con la construcción de una alternativa obrera y popular, un
Gobierno de los Trabajadores del Campo y la Ciudad, del pueblo pobre, para
implementar un Plan Económico de Emergencia e instaurar un sistema
económico planificado por y para nosotros mismos.

¿Cuál sería ese plan económico de emergencia?

Es indudable que la situación crítica cambiante obliga a reevaluar constantemente


la forma en que podemos salir de la actual crisis económica. Sin embargo, hay
puntos que consideramos son urgentes y necesarios para iniciar la recuperación
económica sobre bases obreras y populares:

CESE AL PAGO DE LA DEUDA EXTERNA

El Gobierno de Maduro ha dejado de importar entre un 40 y un 60% de alimentos


para poder destinar esos dólares en pagar la deuda externa, deuda utilizada en la
corrupción de CADIVI y de PDVSA, entre otros. Debemos suspender esos pagos
de una deuda cuyo dinero no benefició al pueblo, para destinar ese dinero en
importar alimentos e implementar el Plan Económico de Emergencia.

MONOPOLIO DEL COMERCIO EXTERIOR

Las exportaciones e importaciones descontroladas permiten toda clase de


evasiones, contrabando, sobreprecios y fuga de capitales. El Estado, bajo la
forma de Gobierno de los Trabajadores y el Pueblo, debe asumir la
responsabilidad y control de toda comercialización internacional, dirigiendo los
esfuerzos para la adquisición y venta de bienes estratégicos, de acuerdo a las
necesidades reales de la población, determinadas a través de la organización
coordinada de nuestros gremios, sindicatos, consejos comunales, etc.

NACIONALIZACIÓN DE LA BANCA

La banca privada es una de las instituciones que, sin importar la dimensión de la


crisis, siempre presenta ganancias. Sus actividades siempre están destinadas a
financiar los negocios de los grandes empresarios, muchas veces totalmente
alejados de las necesidades reales de la población. Por otra parte, el manejo del
efectivo y de los créditos dista mucho de satisfacer las necesidades de la
población. Es por ello que este sector estratégico debe pasar a manos de un
Estado dirigido por los trabajadores y el pueblo, a través de nuestras
organizaciones democráticamente constituidas.

NACIONALIZACIÓN DE LA AGROINDUSTRIA E INDUSTRIA DE


ARTÍCULOS DE ASEO PERSONAL

Son numerosas las denuncias de producción selectiva, desvío de producción


hacia bachaqueros, enmascaramiento de productos esenciales para burlar
controles, etc., por lo que las trasnacionales y grandes empresas que procesan
alimentos y artículos de aseo personal o del hogar debe ser nacionalizada bajo
control de sus trabajadores, para poner su producción al servicio de las
necesidades de la población y no de sus dueños.

NACIONALIZACIÓN DEL TRANSPORTE DE CARGA Y PÚBLICO

La crisis del transporte público, por la falta de repuestos e insumos, así como la
fuerte dependencia del transporte privado para la distribución de productos
esenciales, el cual especula y desvía productos, obliga a nacionalizar este sector
estratégico, el cual debe priorizar las rutas y rubros prioritarios, de acuerdo a las
necesidades reales de la población, atendiendo a un Plan concertado a nivel
nacional por las organizaciones de los trabajadores y el pueblo.

INVERSIÓN ESPECIAL E INTENSIVA AL SECTOR AGROPECUARIO

No podemos depender eternamente de la importación de alimentos. Aunque


existen algunos alimentos que no se pueden producir en el país por razones
climáticas, debemos realizar una inversión especial, intensiva, fuertemente
controlada y apoyada a nivel técnico, de los rubros más importantes en cereales,
leguminosas, oleaginosas y cárnicos. Esta inversión debe tomar en cuenta los
insumos requeridos, como fertilizantes y pesticidas, así como las máquinas y
herramientas e instalaciones para su trabajo, como tractores, arados,
cosechadoras, silos, etc.

INVERSIÓN ESPECIAL E INTENSIVA AL SECTOR ELÉCTRICO Y


PETROLERO

Así mismo, es fundamental recuperar la generación eléctrica suficiente para


satisfacer las necesidades de producción y de la población, diversificando las
fuentes de energía al incorporar energías renovables. La producción petrolera
seguirá siendo importante para la adquisición de divisas, mientras no se
diversifique la economía, por lo que debemos apuntar a la recuperación de la
producción con un plan masivo de mantenimiento y optimización de las
instalaciones petroleras, recuperando pozos maduros y refinerías.

SALARIO MÍNIMO A NIVEL DE CANASTA BÁSICA FAMILIAR

El ingreso de los trabajadores debe ser suficiente para satisfacer las necesidades
básicas de nuestras familias, por lo que debe revisarse y ajustarse el salario
mensualmente. Esta medida debe ir conjunta con una congelación de precios,
abolición del secreto empresarial, obligatoriedad de publicar la contabilidad
empresarial, control obrero de la producción y distribución, etc.

CÁRCEL A LOS CORRUPTOS, CONTRABANDISTAS Y RESPONSABLES


DE LA CRISIS

La impunidad en los 20 años del chavismo no ha disminuido respecto a la cuarta


república. Más bien ha aumentado debido a la corrupción de casi todas las
instituciones del Estado, especialmente el Tribunal Supremo de Justicia, la
Fiscalía y la Fuerza Armada Nacional (órganos de administración y ejecución de
justicia) por lo que esta medida pasa por reestructurar totalmente estas
instituciones. El gobierno de los trabajadores y el pueblo deberá implementar
mecanismos extraordinarios para el enjuiciamiento y cárcel a los corruptos
provenientes de organismos públicos y privados, a los contrabandistas y
miembros de la FAN coaligados o timoratos con aquellos y a los funcionarios
responsables tanto política, intelectual como material de esas desviaciones de
bienes y recursos de la población.

DEMOCRATIZACIÓN DE LA FUERZA ARMADA NACIONAL

Para protegernos de los golpes de Estados nacidos en el exterior o promovidos


por quienes pierden sus privilegios, para evitar el uso de sus fuerzas en reprimir
al pueblo trabajador, debemos reestructurar la FAN, democratizándola. La tropa
debe tener derecho a sindicalizarse, para exigir el cese a los maltratos, a la
servidumbre de sus superiores y poder denunciar esos abusos. Los cargos de
dirección deben ser elegidos y revocados por la tropa. La milicia debe ser
ampliada a toda la población con capacidad para manejar armas, y éstas deben
estar a disposición de la población por órdenes del Gobierno de los Trabajadores
y el Pueblo en sus secciones nacionales, regionales y locales.

LLAMADO INTERNACIONAL A LA SOLIDARIDAD DE LOS PUEBLOS


El imperialismo, la burguesía internacional y la nacional intentarán por todos los
medios a que este plan fracase, pues su éxito podría ser contagioso a los pueblos
de otros países. Por ello debemos solicitar a las organizaciones populares,
sociales, gremiales y sindicales de los demás países, especialmente los
fronterizos, a proporcionarnos ayuda en la denuncia y acción contra cualquier
intento de bloqueo económico. A su vez, nos comprometemos a solidarizarnos de
manera incondicional con las luchas de los trabajadores y pueblo pobre de los
demás países, en la medida de nuestras capacidades. No son los gobiernos
burgueses los que nos darán apoyo, sino los pueblos que verán en nosotros una
manera distinta, verdaderamente democrática y justa de llevar las riendas de
nuestros destinos.

Te invitamos a construir la oposición de izquierda y la UST

Para ello la Unidad Socialista de los Trabajadores, junto a otras organizaciones


políticas y sindicales, activistas obreros y populares estamos llamando a construir
la OIL (Oposición de Izquierda en Lucha) que, aunque es un embrión, busca ser
una alternativa de lucha para enfrentar los planes de ajustes del gobierno, que con
el apoyo de la oposición burguesa, son los responsables de la crisis más grande
que hemos podido pasar en toda la historia de nuestro país.

Los trabajadores no tenemos nada que perder y sí un mundo qué ganar. Por
un Gobierno de los Trabajadores y el Pueblo

https://litci.org/es/menu/mundo/latinoamerica/venezuela/venezuela-las-elecciones-no-la-salida-
ante-la-crisis/

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