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Elementos básicos de

la teología cristiana

Fernando Luis Canale


Autor: Fernando Luis Canale
Título original de la obra: Basic Elements of Christian Theology
Dirección editorial: Rafael O. Paredes, Editorial Universidad Adventista del Plata.
Edición: Walter Fernando Bogorni, Editorial Universidad Adventista del Plata.
Corrección: Viviana Marsollier de Lehoux, Editorial Universidad Adventista del Plata.
Traductora: Margarita Biaggi de Wainz
Diseño de tapa e interior: Mauro Perasso, Editorial Universidad Adventsita del Plata
Es propiedad © Editorial Universidad Adventista del Plata (2017)
MMXVIII – 700

Canale, Fernando
Elementos básicos de la teología cristiana / Fernando Canale. - 1a ed. -
Libertador San Martín : Universidad Adventista del Plata, 2017.
270 p. ; 23 x 15 cm.
Traducción de: Margarita Biaggi.
ISBN 978-987-765-002-0
1. Cristianismo. 2. Teología . I. Biaggi, Margarita, trad. II. Título.
CDD 230

Editorial Universidad Adventista del Plata


25 de Mayo 99, Libertador San Martín,
E3103XAC Entre Ríos, ARGENTINA
Teléfono: 54 343 4918000, int. 82 1230
Fax: 54 343 4918001
Dirección de correo electrónico: direccioneditorial@uap.
edu.ar
Sitio web: www.uap.edu.ar
Índice

Abreviaturas de versiones de la Biblia

Prefacio

Introducción

Las fuentes del conocimiento teológico

El método teológico

Utilidad de la teología

Apartándose de las Escrituras: tradición, atemporalidad y Dios

El Dios histórico de las Escrituras

La realidad de la Trinidad

Presciencia divina

Predestinación

La creación en la tradición

La creación en la Escritura

Los elementos básicos y la matriz de la teología cristiana

Epílogo

Bibliografía

Glosario
Abreviaturas de versiones de la Biblia

BLPH La Palabra (Hispanoamérica). 2010.


LBLA La Biblia de las Américas. 1986, 1995, 1997.
NBLH Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy. 2005.
N-C Nácar-Colunga. 1944.
NRV 2000 Nueva Reina-Valera. 2000.
NTV Nueva Traducción Viviente. 2010.
NVI Nueva Versión Internacional. 1986, 1999, 2015.
RV 1865 Reina-Valera. 1865.
RVA Reina-Valera Antigua.
RVA 1989 Reina-Valera Actualizada. 1989.
RVA 2015 Reina-Valera Actualizada. 2015.
RVC Reina-Valera Contemporánea. 2009, 2011.
RVR 1960 Reina-Valera Revisada 1960.
RVR 1995 Reina-Valera Revisada 1995.
Prefacio

U na calurosa tarde de sábado, cuando tenía diez años de


edad, me hallé solo en la sala de la casa de mi abuelo mientras el resto
de la familia dormía la siesta. No podía salir ni quería hacer la siesta, así que
comencé a mirar alrededor para ver qué hacer. En primer lugar recorrí la sala
buscando algún libro infantil, sin éxito. Tal vez a mi abuelo, que era un gran
narrador, no le parecía necesario comprar libros infantiles. Mientras mis ojos
continuaban recorriendo la habitación en busca de un pasatiempo adecuado,
de pronto se posaron sobre una pequeña caja de madera, la cual despertó mi
interés al instante. Al abrirla, descubrí un librito de tapas marrones, una ver-
sión española del Nuevo Testamento.
Mi abuelo era pastor y mi madre, una fiel cristiana. Asistíamos a la iglesia
cada sábado. Sabía que mi madre esperaba que leyera la Escritura por mí mis-
mo, pero no me había sentido motivado para hacerlo hasta esa tarde calurosa.
Sin ninguna otra cosa que hacer, mientras los minutos parecían detenerse,
abrí el librito y comencé a hojearlo.
Mientras leía los títulos de los libros del Nuevo Testamento, el libro de
“Romanos” captó mi atención. Comencé a leerlo inmediatamente. Seguí le-
yendo, esperando encontrar algo sobre los romanos, especialmente los empe-
radores y sus batallas, y las intrigas de la corte. Desilusionado, cerré el libro sin
encontrar lo que esperaba y sin entender una palabra de lo que Pablo escribió.
La moraleja de esta historia es que al leer entretejemos nuestra experien-
cia previa. En mi caso, mi experiencia no me ayudó a entender el libro de
Romanos. Frustrado, cerré la Biblia. Este incidente de mi niñez ilustra la ex-
periencia hermenéutica humana. Por defecto, adaptamos la religión cristiana
a nuestra experiencia, ya sea positiva, negativa o indiferente, a menos que
decidamos mirar y escuchar con seriedad lo que dice la Escritura.
Al comienzo del siglo veintiuno, la mayoría de los seres humanos inicial-
mente conocen e identifican al cristianismo con sus tradiciones e institucio-
nes visibles. Hacerlo es tan engañoso como juzgar a la gente de un país por su
gobierno y sus dirigentes. Sin embargo, millones de personas, aun cristianos,
identifican al cristianismo por las instituciones y tradiciones históricas que lo
viii | Elementos básicos de la teología cristiana

representan en nuestra sociedad. El cristianismo es la tradición histórica, es


decir, el resultado de un largo proceso histórico del pensamiento, la adminis-
tración y hasta las guerras que sucedieron después de la muerte de Cristo y los
escritos del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento.
La sociedad posmoderna identifica la religión con la tradición. En nues-
tros días, pertenecer a una religión en particular o a una denominación cris-
tiana significa pertenecer a una tradición y a una cultura determinada. Muy
raramente la religión es acerca de hablar y sostener la verdad, sino acerca de
la cultura, el ritual y las costumbres relacionadas con nuestro nacimiento,
nuestro matrimonio y nuestra muerte. Esto no era así en el principio. No es
así en la Escritura.
A través de los años, los teólogos han leído la Escritura de varias maneras,
y el cristianismo se ha fragmentado en multitud de tradiciones y denomina-
ciones, porque uno encuentra en las Escrituras lo que uno busca. En bien de
la claridad y la brevedad, en este libro me referiré a la tradición en un sentido
general como la representan la organización católica romana y la protestante
(la rama principal y las iglesias evangélicas). Al analizar la interpretación que
hace la tradición cristiana de los elementos básicos de la teología cristiana,
trabajaré con las enseñanzas de pensadores sistemáticos formativos que la tra-
dición cristiana sigue hasta el día de hoy. En especial, dialogaré con Agustín,
Tomás de Aquino, Juan Calvino y Arminio.
Sin embargo, ¿cómo evitar la visión simplista y distorsionada del cristia-
nismo que la tradición está transmitiendo a las multitudes a través de las tec-
nologías digitales e informáticas? ¿Cómo analizar con seriedad el significado
del cristianismo? Al permitir que la Escritura reemplace a la tradición.
El propósito de este libro es ayudar a los creyentes, estudiantes, pasto-
res y profesores de todas las denominaciones a dejar de lado la tradición y
a descubrir la lógica interna del cristianismo a través de las páginas de las
Escrituras. Permítanme, de inmediato, agregar un descargo: nuestra tarea no
es fácil. Pero prometo simplificar las cosas al evitar el lenguaje técnico que
generalmente usa la tradición y los sistemas teológicos. Debido a la comple-
jidad y la variedad de los asuntos en cuestión, seré selectivo y mi objetivo no
será dar la palabra final, sino más bien introducir los temas para una mayor
discusión, corrección y desarrollo.
Prefacio | ix

Ninguna mente puede abarcar todo lo que está involucrado en entender


el cristianismo tal como se revela en las Escrituras. No obstante, espero acla-
rar y comparar los modelos interpretativos generales en base a los cuales tra-
bajan la tradición cristiana y la Escritura. Mi aspiración es que al entender el
proceso a través del cual los teólogos arriban a sus conclusiones, los lectores
sean capaces de apreciar mejor la lógica interna de las enseñanzas bíblicas y a
la vez, de acrecentar su percepción del cristianismo y su relación con el Dios
del cristianismo.
En nuestro estudio, doy por sentadas algunas cuestiones analizadas con
cierta profundidad en publicaciones previas. En primer lugar, asumo una
comprensión hermenéutica histórica (posmoderna) de la razón, la herra-
mienta que usamos al buscar el significado teológico, al interpretar las Es-
crituras y al elaborar las doctrinas de la teología cristiana.1 En segundo lugar,
asumo un modelo cognitivo histórico de la revelación divina y la inspiración
de las Escrituras2 que se aparta del modelo de la revelación del pensamiento y
la inspiración verbal de la tradición clásica (católica romana y protestante)
y del encuentro-revelación/inspiración-artística de la tradición moderna
(católica romana y protestante).3 Finalmente, también asumo una compren-
sión posmoderna de la naturaleza y las limitaciones del método científico y
sus enseñanzas.4
Los contenidos de este libro han aumentado a través del tiempo. En los
últimos años, llegaron a formar parte del material que enseño en el curso
Survey of Theology I [Estudio de la Teología I] en el Seminario Teológico
Adventista del Séptimo Día a los estudiantes de segunda carrera. Mi hija,
Silvia Canale de Bacchiocchi, ha ayudado en la preparación del manuscrito


1
Fernando Canale, A Criticism of Theological Reason: Time and Timelessness as primordial Presuppo-
sitions, Andrews University Seminary Doctoral Dissertation Series, vol. 10 (Berrien Springs, MI:
Andrews University Press, 1983).

2
Fernando Canale, Back to Revelation-Inspiration: Searching for the Cognitive Foundations of Christian
Theology in a Postmodern World (Lanham, MD: University Press of America, 2001).

3
Fernando Canale, Understanding Revelation-Inspiration in a Postmodern World (Berrien Springs,
MI: Andrews University Lithotech, 2001).

4
Fernando Canale, “Evolution, Theology and Method Part I: Outline and Limits of Scientific
Methodology”, Andrews University Seminary Studies 41, n.º 1 (2003): 65-100; “Evolution, Theo-
logy, and Method, Part II: Scientific Method and Evolution”, Andrews University Seminary Studies
41, n.º 2 (2003): 165-184; y, “Evolution, Theology and Method, Part III: Evolution and Adventist
Theology”, Andrews University Seminary Studies 42, n.º 3 Spring (2004): 5-48.
x | Elementos básicos de la teología cristiana

para su publicación. Quiero agradecerle por suavizar mi lenguaje, por sus


muchas sugerencias acerca de cómo comunicar mejor ideas difíciles, por su
aliento permanente durante la preparación de este manuscrito y por hacerlo
todo mientras esperaba su tercer hijo, Enzo Fernando. Mi aprecio para Kessia
Reyne Bennett por su revisión cuidadosa del manuscrito. También quiero
expresar mi gratitud al Dr. Miroslav Kis por su apoyo y estímulo al organizar
mi horario de clases para que pudiera tener suficiente tiempo para escribir
este libro. En este sentido, mi agradecimiento se extiende a la administración
del Seminario Teológico Adventista y a Andrews University, que ofrece a sus
profesores el tiempo para investigar y escribir. Y, finalmente, mi gratitud a
Dios, la fuente de toda bondad, en cuya revelación en las Escrituras basé mis
reflexiones de los elementos básicos de la teología cristiana. A él sea toda la
gloria, el honor y el poder ahora y para siempre.
Que Dios bendiga a los lectores de este libro.
Introducción

§1. Teología y entendimiento

C uando tomé mi primer curso en Teología Sistemática, pensé


que los grandes teólogos del pasado habían resuelto todos los posibles
problemas de interpretación. Como futuro pastor y profesor de Biblia, ima-
giné que mi papel sería transmitir las claras enseñanzas de la Escritura res-
paldado por el consenso de la erudición. Pensé que el estudio de la teología
sería similar al estudio de la historia o de la psicología, donde uno aprende
de la sabiduría de otros. En resumidas cuentas, esperaba obtener información
acerca de Dios. Poco sabía en ese momento que la mayoría de las cuestiones
teológicas no están resueltas; que la teología no es acerca de información,
sino acerca de pensar a la luz de la tradición, la filosofía, y la ciencia.
Creo que la mayoría de los creyentes cristianos también comparten la opi-
nión ingenua que yo tenía al principio. Pueden ser rápidos en aceptar las doc-
trinas al unirse a una Iglesia, pero hace poco uso de ellas en la vida cotidiana.
¿Cuáles son, si las hubiera, las implicaciones prácticas de la teología para vivir
en un mundo posmoderno, pluralista y complejo?
En realidad, la teología no es acerca de información, sino acerca de pensar
y entender la revelación divina con el propósito de encontrar la sabiduría de
Dios expresada en las enseñanzas que pueden ayudar a los creyentes a vivir en
el presente y por la eternidad, como es la intención de Dios.
El objetivo de este breve estudio de la teología cristiana es ayudar a los
miembros de Iglesia a entender la revelación de Dios acerca de sí mismo, de
nosotros, del mundo, lo que está haciendo en el mundo y sus planes para
el futuro.

§2. Teología para la Iglesia


El público que tengo en mente es la Iglesia. Esto significa que intentaré
sondear las cosas profundas de Dios para beneficio de pastores y miembros
xii | Elementos básicos de la teología cristiana

de Iglesia.1 Desde este centro, las cuestiones que son de interés para los acadé-
micos pueden estar incluidas, con moderación, en las notas a pie de página.
Estoy convencido de que hay una sola teología. Es decir, la teología de los
pastores y los creyentes en los bancos debería ser la misma que la teología de
los eruditos en los seminarios y las universidades. La diferencia entre ellos es
el nivel de análisis detallado que los últimos ejercitan en su pensamiento, así
como el diálogo que mantienen con la tradición, la ciencia y la filosofía.
Muchas denominaciones cristianas deciden su comprensión teológica al
nivel académico, que luego “traducen” al nivel no académico del laicado. Fre-
cuentemente, el resultado es la existencia de teologías paralelas no siempre
compatibles: una verdad para el investigador, otra para el laico “ignorante”.
Esta dicotomía teológica atenta contra la unidad de la Iglesia e impide que los
creyentes disfruten al máximo de su experiencia cristiana.
Cuando los pastores y miembros de Iglesia comiencen a pensar a la luz de
las Escrituras, llegarán a entender la verdad acerca de Dios, de sí mismos,
del mundo en que vivimos, y del mundo que Dios ha prometido crear en
el futuro.

§3. Elementos básicos de la teología


Al comienzo del siglo veintiuno, la Iglesia experimenta una necesidad si-
milar a la que experimentaron los primeros cristianos. Cuando el autor de la
epístola a los Hebreos escribió acerca de algunos temas teológicos muy com-
plejos en cuanto al ministerio de Cristo en el cielo, se dio cuenta de que a su
audiencia le faltaba el conocimiento de los elementos básicos del cristianis-
mo. Hebreos 5,11-12, NVI, declara:
Sobre este tema [el ministerio de Cristo en el cielo] tenemos mucho que
decir aunque es difícil explicarlo, porque a ustedes lo que les entra por un
oído les sale por el otro. En realidad, a estas alturas ya deberían ser maes-
tros, y sin embargo necesitan que alguien vuelva a enseñarles las verdades más

1
Millard Erickson, “On Flying in Theological Fog”, en Reclaiming the Center: Confronting Evangelical
Accommodation in Postmodern Times, Ed. de Millard J. Erickson (Wheaton, IL: Crossway Books,
2004), 339-340.
Introducción | xiii

elementales de la palabra de Dios. Dicho de otro modo, necesitan leche en vez


de alimento sólido.2

Más precisamente, en el idioma original, en lugar de “verdades elementa-


les”, el autor, que yo creo fue Pablo, dice que para entender lo que él estaba
escribiendo a los hebreos, los miembros de Iglesia necesitan que alguien les
enseñe “los elementos básicos (rudimentarios) de los principios de los orá-
culos (revelación divina)”. La palabra griega estoicheía (elementos rudimen-
tarios) usada en este texto se refiere a cosas básicas que contienen y forman
parte de un todo mayor integrado. Las letras del abecedario pueden ser un
ejemplo de principios rudimentarios: cada letra es un elemento de un todo,
el lenguaje humano.
A partir del contexto de esta declaración, podemos inferir que Pablo ha-
blaba acerca de realidades y acontecimientos básicos que forman parte del
todo mayor de la teología cristiana. También sabemos que los elementos que
Pablo tenía en mente son realidades y acontecimientos que nos han sido de-
velados a través de medios públicos de revelación bíblica (oráculos [logiōn]).
Los elementos básicos de la teología cristiana son elementos bíblicos, no en-
señanzas filosóficas introducidas posteriormente a través de la tradición de
la Iglesia.
No sé exactamente cuáles eran los elementos básicos específicos de Pablo,
no obstante, la comprensión de las doctrinas que predicaba los adoptaba e
integraba. Probablemente, mi selección de elementos básicos sea diferente de
la de Pablo, sin embargo, cumplirá el mismo papel e intentará alcanzar el
mismo objetivo que sus elementos rudimentarios cumplieron y alcanzaron en
el primer siglo.
La búsqueda de entendimiento de la revelación divina es una tarea con-
tinua, siempre en expansión, que nunca alcanza una etapa final de perfec-
ción. Las declaraciones y doctrinas teológicas siempre necesitan corrección
de parte de la fuente pública de revelación divina (la Biblia) sobre la cual
construyen. Además, la riqueza de la revelación divina y la complejidad de los
temas que aborda es tan grande que ningún ser humano por sí solo o ningún
estudio teológico podrá alguna vez abarcarlo todo.


2
Los énfasis en las citas bíblicas son siempre míos, a menos que se indique lo contrario.
xiv | Elementos básicos de la teología cristiana

Una teología para la Iglesia es una teología para la vida. La búsqueda del
conocimiento de la revelación divina es una búsqueda diaria del significado
de la propia existencia en el universo infinito y del propósito de la vida en la
complejidad de la historia cósmica y humana. Por definición, la teología es
la manera en que el pensamiento progresivo del creyente y de la Iglesia toma
forma diariamente en el fluir de nuestras historias personales y comunitarias.

§4. El plan de la obra


Todos los teólogos hacen sus reflexiones usando una metodología que
siempre está condicionada por los siguientes principios: (a) cognitivos (las
fuentes de las cuales extraen su conocimiento teológico e información);
(b) hermenéuticos (las ideas que usan para interpretar sus datos); y (c) teoló-
gicos (el objetivo final de la reflexión y las actividades teológicas).3
Por lo tanto, comenzaré mi presentación discutiendo las fuentes del co-
nocimiento teológico para distinguir el punto de inflexión entre la tradición
cristiana, que se basa en la pluralidad de convicciones del conocimiento teo-
lógico, y este estudio, que favorece la aplicación coherente del principio pro-
testante de sola Scriptura (capítulo 1). Entonces, especificaré el procedimien-
to (metodología teológica en sí) que seguiré al estudiar la interpretación de
los principios básicos de la teología en la tradición y la Escritura (capítulo 2).
Al final de la breve referencia a los temas metodológicos específicos que es-
tán directamente involucrados en nuestro estudio, haré una reflexión sobre
la utilidad de la teología en la salvación personal, la unidad de la Iglesia y el
progreso de la misión de Dios en la tierra (capítulo 3).
Teniendo en mente estos principios metodológicos, estaremos listos para
considerar el primer elemento básico de la teología cristiana, la característica
fundamental de la realidad de Dios como entidad divina. Analizaremos la
visión atemporal de la realidad de Dios en la tradición cristiana (capítulo 4),
y la visión histórica de la realidad de Dios en la Escritura (capítulo 5). Luego,
vamos a dirigir nuestra atención al segundo elemento básico de la teología
cristiana, la naturaleza trina de la entidad y la vida de Dios como la entiende
la tradición cristiana y la Escritura (capítulo 6). Una vez que tengamos una
comprensión básica de la naturaleza trinitaria de la entidad y la vida de Dios,
3
Fernando Canale, “Interdisciplinary Method in Christian Theology? In Search of a Working Propo-
sal”, Neue Zeitschrift für Systematische Theologie und Religionsphilosophie 43, n.º 3 (2001): 366-389.
Introducción | xv

podremos pasar a examinar las actividades de Dios que condicionan nues-


tra comprensión teológica de nuestra realidad creada, historia, salvación y
nueva creación.
El tercer elemento básico de la teología cristiana es la sabiduría y la pres-
ciencia divina. Analizaremos las enseñanzas de la tradición cristiana y de las
Escrituras sobre este punto. La comprensión de la sabiduría y la presciencia
divinas es fundamental para entender el propósito de Dios para la creación
(capítulo 7). El cuarto elemento básico de la teología cristiana es la predesti-
nación divina (capítulo 8). La comprensión de cada elemento da por sentada
la comprensión de los elementos previos. De este modo, la tradición cristiana
y la Escritura asumen sus propias interpretaciones distintivas y conflictivas de
los elementos previos en su punto de vista sobre la predestinación. El concep-
to que tenemos de la predestinación divina condiciona nuestra comprensión
de la salvación y por lo tanto de todo lo relacionado con las enseñanzas cris-
tianas sobre la salvación y la historia.
El quinto elemento básico de la teología cristiana es la creación. Por me-
dio de la creación, se hizo real el eterno designio de Dios para el universo.
Examinaremos la tradición cristiana, los puntos de vista clásicos y modernos
sobre la creación (capítulo 9), y las enseñanzas de la Escritura en cuanto a la
creación (capítulo 10). Después de nuestro estudio de la creación, voy a sos-
tener que los cinco elementos básicos de la teología cristiana se interconectan
orgánicamente tanto en la tradición cristiana como en la Escritura. Su inter-
conexión orgánica forma la matriz de la cual procede toda la interpretación
de la Escritura y la formulación de las enseñanzas cristianas (capítulo 11).
Concluyo el libro haciendo un llamado a todos los lectores para que permi-
tan que las Escrituras reemplacen la tradición cristiana en su pensamiento
teológico y su vida espiritual (epílogo). Al final, voy a incluir una bibliografía
selecta de libros citados y un glosario con términos técnicos para ayudar a los
lectores a entender con mayor precisión la jerga teológica.
1
Las fuentes del conocimiento teológico

U na teología para la Iglesia es una teología para creyentes,


para los que enseñan y predican, como también para los que semana
tras semana se sientan en los bancos. Los creyentes buscan conocer a Dios
en forma personal y por la experiencia al entender sus atributos. Esto es lo
que consolida su creencia y promueve su fe. ¿Dónde se origina el conoci-
miento de Dios que tienen los creyentes? En otras palabras, ¿cuál es la fuente
que tienen los cristianos para conocer a Dios? Estas preguntas dan apertura
a nuestro estudio del principio fundamental del método teológico. El méto-
do teológico es sencillamente el sistema o proceso que siguen los creyentes
para arribar a su interpretación de Dios, la Escritura y la formulación de las
creencias religiosas.
A través de la historia, los cristianos se han embarcado en varios caminos
en su esfuerzo por entender a Dios. Diferentes fuentes para la reflexión teo-
lógica han llevado a diferentes escuelas de teología con el resultado natural
de dividir al cristianismo en varias prácticas conflictivas e Iglesias y denomi-
naciones rivales. Consideraremos algunos de estos caminos importantes que
los teólogos han recorrido para desarrollar su manera de entender a Dios.

§5. Ateísmo
No solo los creyentes cristianos piensan acerca de Dios. Los no cristianos
también piensan acerca de él. Hasta quienes no creen que hay un Dios deben
tomarlo en cuenta: se los llama ateos.
El ateísmo es la convicción de que no hay Dios. Como las percepciones
sensoriales no nos dan información acerca de Dios, ni el razonamiento prue-
ba la existencia de lo que las personas religiosas llaman Dios, los ateos llegan
a la conclusión de que sencillamente es inaccesible. Para el ateo, Dios es un
nombre sin una realidad detrás de él. Es como si habláramos del sol, pero no
existiera una estrella que corresponda a la definición de sol.
2 | Elementos básicos de la teología cristiana

El ateísmo, entonces, no admite una teología. Para los ateos, solo hay una
comprensión filosófica y científica de sí mismos, del mundo y del futuro.
Ya que el ateísmo cuestiona la existencia de Dios con argumentos racio-
nales, muchos teólogos cristianos han proporcionado argumentos raciona-
les mostrando que existe. Este ejercicio racional es parte de la apologética
cristiana. Algunos autores comienzan su exposición de la teología cristiana
probando racionalmente la existencia de Dios. La obra de Tomás de Aqui-
no, teólogo destacado de la Iglesia católica romana, es un ejemplo clásico de
este enfoque.
Los ateos, por lo tanto, niegan que haya una manera en que podamos en-
tender a Dios, simplemente porque de acuerdo con su razonamiento no exis-
te una realidad divina. En sus mentes, entender a Dios equivale en definitiva
a no entender nada. Esta manera de pensar produce una forma de entender la
realidad sin Dios conocida como “naturalismo” y “nihilismo”.
Al testificar a los ateos, las pruebas racionales de la existencia pueden ser
de ayuda. El Espíritu Santo puede usarlas para quebrantar algunos de los pre-
juicios culturales que obstaculizan la fe en muchas personas posmodernas.

§6. Filosofía
Además de elaborar argumentos racionales para probar la existencia de
Dios, los filósofos han tratado de conocer la esencia de Dios al contemplar la
naturaleza y la historia. En otras palabras, en filosofía, las fuentes para cono-
cer a Dios son los datos cotidianos que podemos encontrar en la naturaleza
y la historia. Probablemente, Aristóteles (384-322 a. C.) haya sido el primer
filósofo en desarrollar una idea de Dios por medio de la contemplación de
la naturaleza.
Durante la Edad Media (siglos sexto al décimo tercero después de Cris-
to), los filósofos continuaron desarrollando un conocimiento “natural” de
Dios. Concibieron la naturaleza divina negando todas las imperfecciones y
características malas que encontramos en la naturaleza y la historia (vía de la
negación); afirmando todas las características buenas y perfectas que encon-
tramos en la realidad (vía de la afirmación); y al sostener que Dios las posee
de un modo infinitamente perfecto (vía de la eminencia). Estas tres maneras
1 · Las fuentes del conocimiento teológico | 3

de conocer la naturaleza de Dios producen la noción de un Dios personal


atemporal generalmente etiquetada como teísmo.
En tiempos modernos (siglos dieciocho al veinte después de Cristo), los
filósofos colocaron a Dios fuera de la línea de causa y efecto del continuo
tiempo-espacio. Ya no conciben a Dios como una persona con características
similares a los humanos (Dios antropomórfico), sino como lo que existe más
allá de los límites de nuestra condición de criaturas. El concepto de Dios se
asocia principalmente con la energía que impregna y guía la naturaleza y la
historia. Esta manera de conocer a Dios difumina la distinción entre Dios y
el mundo. Para todos los efectos prácticos, Dios y el mundo son lo mismo.
Los términos especializados que identifican esta manera de entender a Dios
son panteísmo y panenteísmo.
El estudio de Dios basado en fuentes naturales e históricas ayuda a los
filósofos a completar su búsqueda del significado de las realidades históricas
y naturales, como por ejemplo, el mundo, los humanos, el conocimiento, la
historia y el bien. Los conceptos y las enseñanzas desarrollados por el enfoque
histórico/natural se convierten en el contenido de lo que los expertos llaman
teología natural.

§7. Historia de las religiones


También durante los tiempos modernos el mismo enfoque que se descri-
bió anteriormente (ver § 6), inició el estudio de Dios a partir de los datos pro-
ducidos por las diferentes religiones. Sobre una base panteísta y panenteísta,
algunos pensadores modernos comenzaron a estudiar a Dios reflexionando
sobre la experiencia religiosa. A partir de las experiencias religiosas, cuya
existencia los científicos no pueden negar como fenómeno humano, varias
religiones han desarrollado ideas acerca de Dios. Los filósofos, entonces, co-
mienzan su estudio “científico” de Dios usando las ideas producidas por “ex-
periencias religiosas” como datos para elaborar una idea de Dios que puedan
justificar por procedimientos científicos.
Este procedimiento, pues, toma como fuentes de conocimiento teológi-
co las enseñanzas producidas por todas las tradiciones religiosas incluyendo
la religión cristiana. Los investigadores llaman a este enfoque la historia de la
religión o el enfoque de la historia de las tradiciones. Los conceptos y las
4 | Elementos básicos de la teología cristiana

nociones acerca de Dios procedentes de la tradición como fuente de conoci-


miento teológico también son parte de la teología natural.

§8. Múltiples fuentes


La mayoría de las tradiciones teológicas usan el enfoque de múltiples
fuentes del conocimiento teológico. Con el argumento que la filosofía habla
correctamente acerca de Dios en armonía con la revelación de Cristo, Justino
Mártir (100-165 d. C.) dio inicio a la convicción teológica que el cristianis-
mo debe estudiar a Dios y desarrollar sus doctrinas sobre múltiples fuentes
de información.1 Siguiendo su ejemplo, la mayoría de los teólogos católicos
romanos y protestantes elaboraron sus ideas sobre Dios y los sistemas teoló-
gicos a partir de la matriz de múltiples fuentes del conocimiento teológico.
Aunque fue la tradición católica romana la que originó el enfoque de la
matriz de múltiples fuentes, en la práctica los protestantes nunca lo rechaza-
ron totalmente a pesar de la muy pregonada convicción acerca del principio
de sola Scriptura (solo la Escritura). Se refieren a las múltiples fuentes de co-
nocimiento teológico para el estudio de Dios y de todas las doctrinas cristia-
nas como el “cuadrilátero de fuentes” que incluye la experiencia, la Escritura,
la tradición y la filosofía.
La convicción de que el cristianismo debería construir su comprensión
de Dios y el sistema doctrinal en una matriz de múltiples fuentes se ha con-
vertido en un dogma metodológico incuestionable. En la mente de muchas
personas, desafiarlo equivale a herejía.

§9. Las Escrituras


Otra forma posible de entender a Dios y desarrollar las enseñanzas de la
teología cristiana para nuestro mundo posmoderno, es usar las Escrituras, el
Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, como la única fuente de infor-
mación sobre Dios y las doctrinas cristianas.

1
“Justino intenta trazar un vínculo real entre la filosofía y el cristianismo: según él, tanto el uno como
el otro tienen una parte en el Logos, parcialmente difundido entre los hombres y plenamente mani-
festado en Jesucristo (I, v, 4; I, xlvi; II, viii; II, xiii, 5, 6)”. Jules Leberton, “St. Justin Martyr”, en The
Catholic Encyclopedia (www.NewAdvent.org, 2003).
1 · Las fuentes del conocimiento teológico | 5

Los reformadores protestantes introdujeron el principio revolucionario


de sola Scriptura (solo la Escritura) en el siglo dieciséis después de Cristo. Sin
embargo, a pesar de su audaz desafío formal a la matriz teológica de múltiples
fuentes, en la práctica los teólogos protestantes continúan haciendo teología
a partir de la matriz de múltiples fuentes.
Debido al dogma metodológico indiscutido que dictamina que los teólo-
gos cristianos deberían elaborar sus teologías a partir de una multiplicidad de
fuentes de conocimiento interrelacionadas, las denominaciones y tradiciones
cristianas principales todavía no han desarrollado una comprensión de Dios
basada solo en la Escritura.

§10. Conclusión
Obviamente, pensar acerca de Dios requiere tener una forma pública de
conocerlo. Por “pública”, quiero decir fácilmente accesible a todos los seres
humanos siempre. Por lo tanto, la fuente del conocimiento teológico es la
cuestión básica sobre la que se afirma la metodología teológica. Es necesaria
una explicación clara de la metodología teológica para justificar la manera en
que identificamos y entendemos los elementos básicos de la teología cristiana
en la atmósfera pluralista del cristianismo del siglo veintiuno.
La posición que cualquier teólogo tome acerca de la fuente o fuentes
del conocimiento teológico determinará el sistema y la dirección general de
su búsqueda teológica por el significado de Dios y las doctrinas cristianas.
En cierto sentido, la elección de la fuente del conocimiento teológico es la
encrucijada entre varios proyectos de teología cristiana.
En su mayoría, los teólogos siguen sin cuestionar las fuentes teológicas de
la tradición a la cual pertenecen. Esta decisión será determinante en cuanto a
su comprensión de Dios y las maneras como suponen que se revela a sí mismo.
El ateísmo, al negar la existencia de Dios, niega la posibilidad de revela-
ción y por ende de una teología verdadera. Por consiguiente, esta opción no
ayuda a los teólogos a decidir la fuente del conocimiento teológico.
La teología natural desarrolla distintas interpretaciones de Dios. En sus
versiones teísta y panenteísta, la teología natural se manifiesta como la ver-
sión humana de cómo debería ser Dios. La teología natural imagina a Dios
en el silencio de su ausencia. El resultado es un Dios completamente separado
6 | Elementos básicos de la teología cristiana

del mundo como en el deísmo, o totalmente identificado con él como en el


panteísmo y panenteísmo. Estas versiones difieren radicalmente de la versión
bíblica de Dios.
La matriz de múltiples fuentes del conocimiento teológico, sobre la cual
construyen las tradiciones clásica, moderna y posmoderna de la teología cris-
tiana, distorsiona en gran medida la autorevelación de Dios de la cual testi-
fica la Escritura. Las enseñanzas de la teología natural dominan en la inter-
pretación de la información bíblica acerca del ser de Dios y sus actos. En el
proceso, el pensamiento bíblico se distorsiona o se lo descuida por completo.
Desafortunadamente, sobre esta distorsión se basa el cristianismo y continúa
representando a Dios a la multitud de sinceros creyentes y buscadores.
Evidentemente, debe haber una manera mejor de presentar a Dios a los
creyentes, libre de distorsiones y construido sobre un fundamente seguro.
Hay un camino mejor, el camino bíblico. En elementos básicos de la teología
cristiana, trataré de ayudar a los creyentes cristianos a entender a Dios, a par-
tir de la autopresentación de Dios en la historia humana según lo atestiguan
los registros públicos de la Escritura. Entender la realidad de Dios es el pri-
mer elemento básico de la teología cristiana del cual depende todo lo demás.

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