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260 La mente absorbente del niño

'(;; En nuestras escuelas, no sólo se fortalece el carácter,


t.
sino que la inteligencia parece volverse insaciable en la bús­
queda de conocimientos. 
Diríase  que  los  niños  realizan  ejercicios  de  vida  espiri­ 
tual,  que  hayan  encontrado  una  vía  de  perfección  y  de  
ascenso.  
En su desarrollo, el  trabajo sugiere el  recuerdo de  algu­
nos  principios  que  se  hallan  en  Gita, el  libro  de  la  sabi­
duría  hindú:  «Dar  el  trabajo  apropiado  es  lo  importante. 
La mente tiene continua necesidad de trabajo. Tenerla siem­
pre  ocupada  en  ocupaciones  sanas  es  ejercicio  espiritual. 
Cuando  la  mente  se  abandona  en  la  quietud,  en  no  hacer 
nada, entra el diablo. Un hombre en  la inercia no puede ser 
espiritual».  2()
y  nuestra  concepción  también  explica  las  palabras  de  
Gibrán:  «El  trabajo es  amor hecho  visible»  (1).   LA  CONSTRUCCIÓN  DEL  CARACTER 
ES  UNA  CONQUISTA 

Como hemos visto en el capítulo anterior, los niños cons­
\  truyen  el  carácter,  elaborando  las  cualidades  que  admira­
mos en éL  Estas cualidades no surgen del ejemplo  que pue­
'da dar el  adulto, ni de sus advertencias, sino a ¡través  de un 
'largo  y  gradual  ejercicio  que  va  desde  los  3  セ@ los  6  añm;. 
Durante  este  período,  los  adulfos  no  pued¿n  «enseñar» 
los  valores  que forman  parte  del  carácter:  lo  único  que  se 
puede hacer es  dar unas bases científicas a  la educación.  de 
modo  que  el  niño pueda  desarrollar  su  tarea con  provecho, 
tranquilo  y  sin  obstáculos. 
Sólo más  tarde  es  posible  afrontar  la  mente  del niño  ■セ@
intervenir  con  razonamientos  y  exhortaciones.  Así,  después 
de  los  seis  años,  podemos  hacer  de  misioneros  de  mm'ali­
(1)  Ver  KAHLIL  GreMN,  Propllet, ed.  A.  Knopf,  Nueva  York,  1948,  pá­ dad,  porque  entre  los  6  y los  12  años  se  despierta  su  con­
gina  33.  ciencia,  y  el  niño ve los  problemas  del  bien  y  del  mal.  Aún 
262 La mente absorbente del nilio La construcción del carácter es una conquista 263

más podrá obtenerse entre los doce y los dieciocho afias, . permanece oculto. En todos los hombres existe una tenden-
cuando el niño empieza a tener ideales, como el ウ・ョエゥュセ@ , cia, aunque vaga e inconsciente, a mejorarse y a aspirar a
to de patria, el sentido social, la religión, etc. Entonces po- algo espiritual, y esta tendencia, que ejerce una tenue ac-
dremos ser para él unos misioneros. El problema es que ción sobre los defectos del carácter, más tarde tiene la vir-
después de los seis' años los nifios no pueden desarrollar tud de estimular las mejoras. Los individuos y la sociedad
«espontáneamente» las cualidades del carácter, y los misio- tienen esto en común: el progreso continuo. Tanto en
neros, no por ello perfectos, se encuentran con grandes difi- plano exterior como en el plano interior, en el inconsciente
cultades: trabajan con humo, no con fuego. Los ・、オ」。ッセ@ de la humanidad hay una pequefia luz que la guía hacia dis-
res lamentan el hecho de que, a pesar de poder enseñar tintas mejoras. En otras palabras, el comportamiento del
ciencia, literatura, etc., se encuentran frente a jóvenes que hombre no es invariable, como el de los animales, sino que
no consiguen aprender, no porque carezcan de inteligencia, puede progresar, y es natural que el hombre sienta este im-
sino porque no tienen carácter, y cuando no hay carácter, pulso hacia el progreso.
falta la fuerza propulsiva de la vida. Sólo los que a través En. la figura 11 vemos en el centro un círculo negro, el
de tempestades y errores de su ambiente, han podido sal- centro de la perfección; a su alrededor hay una zona de
var alguna o todas las dotes fundamentales del carácter, color azul que representa la categoría humana del tipo más
tienen una personalidad. Desgraciadamente, la mayoría no fuerte y normal. El espacio blanco que la rodea indica la
la tienen. Ahora no podemos ordenarles que se concentren, gran masa de la gente que, en distintos grados, no ha
porque lo que les falta es precisamente la concentración. canzado un desarrollo normaL En la periferia vemos un
¿ Cómo podemos pretender que' realicen su tarea con cons- círculo rojo, de área menor, que representa la categoría de
tancia y exactitud, si carecen de las cualidades necesarias? los que se hallan fuera de la humanidad normal -los po-
Equivaldría a decir: «Anda recto» a alguien que no tuviera quísimos extrasociales o antisociales (los extrasociales son
piernas. Estas habilidades sólo pueden ser adquiridas por los imbéciles o los locos, y los antisociales, los delincuen-
medio del ejercicio, pero nunca obedeciendo una orden. tes). Los criminales y los locos no han podido adaptarse a
puede hacerse entonces? En general la sociedad dice: «Sed la sociedad; todos los. demás están más o menos adapta-
pacientes con la juventud: hay que insistir con buenas inten- dos. Por ello, los problemas de la educacióh se refieren a
ciones y buenos ejemplos». Y se cree que con el tiempo y los que, hasta cierto punto, han sabido permanecer en
paciencia se podrá hacer algo: y, en cambio, no se consigue límites de la adaptación.
nada; al ir pasando el tiempo, el joven se hace cada vez más Esta adaptación al ambiente se opera en los primeros
viejo, pero no crea nada. Nada puede realizarse sólo con el seis afios: por consiguiente aquí se halla el origen del ca-
tiempo y la paciencia, si no se han aprovechado las ocasio- rácter humano. ¡Tremendo problema, el de hallar una adap-
nes que se presentan durante el período creativo. tación! El círculo azul incluye a los que se hallan más pró-
Si se considera la humanidad, queda claro otro pumu.: ximos a la perfección; son los más fuertes, sea porque tie-
Parece que, como los nifios, los adultos difieren entre sí nen mayor cantidad de energía vital, sea porque encontra-
sus defectos, pero tenemos algo íntimo, común a todos, que ron mejores condiciones en el ambiente, mientras que los
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del círculo blanco tienen menos fuerza vital o encontraron


mayores obstáculos. En la sociedad, los primeros son reco-
nocidos como caracteres fuertes, mientras que los demás
(zona blanca) son considerados como caracteres débiles. Los
primeros sienten una. atracción natural hacia la perfección
(centro negro), y los segundos tienden a deslizarse hacia la
zona anti y extrasocial. Estos hombres hallan muchas ten-
taciones en su camino. Si no realizan un continuo esfuerzo
se sienten inferiores, y por eso tienen la necesidad de ser
sostenidos moralmente para no ceder a la tentación. No se
trata de atracción hacia el placer, ya que ninguno puede go-
zar ante la idea de caminar hacia la criminalidad o la lo-
cura: es una atracción casi irresistible, como la fuerza de
gravedad, y exige una continua lucha y defensa. El esfuerzo
de resistir al mal es considerado una virtud, porque, en
efecto, nos impide caer en el marasmo moral. Estos indi-
viduos se impondrán una regla que les salve de la caída, se
agarrarán a alguien que sea mejor que ellos, orarán al Om-
nipotente para que les ayude contra las tentaciones, y siem-
pre ganarán en virtud, pero tendrán una vida difícil. La
penitencia no es una alegría: es un esfuerzo parecido al del
alpinista que tiene que cogerse a un saliente para no preci-
pitarse hacia las rocas. La juventud siente este terror del
vacío, y el educador intenta ayudarla con ejemplos y exhor-
taciones, proponiéndose como modelo, aunque a veces ex-
perimente el mismo impulso y terror. Cuántas veces se
dice: «Tengo que ser el ejemplo, de otro modo ¿qué pueden
hacer mis alumnos?»; y siente pesar sobre sus espaldas esta Fig.11
consigna. Alumnos y educadores pertenecen a la categoría Círculos de atracción hacia tipos
de la gente virtuosa (círculo blanco). Actualmente, este es superiores e inferiores.
el ambiente en que se educa el carácter y se enseña la mo-
ral, y ha sido aceptado como el único tipo posible de edu-
cación. No se consigue que la mayoria permanezca siempre
dentro de aquellos límites, y en general la humanidad con-
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circulación. Aparentemente normal, tendrá que cuidarse.
O quizás tiene una mala digestión, y para seguir adelante la  historia,  observamos  este  progreso  incesante,  porque  en 
tendrá que comer a horas determinadas. Estos tipos de per­ cada época algún hombre pone un punto en el círculo de la 
sonas  se  mantienen  entre  las  personas  normales,  pero  con  perfección que  lo ha fascinado  e  impulsado hacia la acción. 
grandes  cuidados y  con el  constante  temor de  ir a  parar al  Este  hombre  se  halla  entre  los  del  campo  azul,  que,  segu­
hospital  y,  finalmente,  de  morir.  Siempre  están  pegadas  a  ros  de  sí  mismos,  no  derrochan  energías  combatiendo  las 
los  doctores, a  las enfermeras,  a  la gente de la casa, y piden  .  tentaciones,  y  emplean  esta  misma  energía  para  realizar 
ayuda constantemente.  Pero observad los  que gozan  de bue­ obras  aparentemente  irrealizables  para  los  que  tienen  que 
na  salud:  comen lo que quieren sin observar norma alguna,  luchar contra la  miseria  del  propio  ego. El  almirante  Byrd 
salen  a  la caBe  cuando  hace  frío,  nadan  en un torrente  de  se  sometió  a  la  humillación  de  reunir  dinero,  para  poder 
aguas  frías,  cuando los  demás  apenas  tienen valor para aso­ explorar  el  polo  sur  y exponerse  a  todos  los  sufrimientos 
marse  a  la  calle.  En  el  campo  blanco  de  los  débiles  hacen  . d e  una expedición  polar;  sólo  sintió  la  atracción  de  conse­
falta  consejeros  espirituales  de  todo  tipo,  para  frenar  las  guir una cosa  aún  no  conseguida  por nadie,  y  de  ese  modo 
caídas  al  abismo  de  la  tentación  o  en  el  marasmo;  no  los  añadió  su  punto  a  los  que  integran  el  círculo  de  la  per­
necesitan  en  cambio  los  individuos  del  campo  azul,  o  por  fección. 
lo  menos  no  los  necesitan del  mismo  modo:  pues  éstos tie­ Para  concluir,  podernos  decir  que  la  humanidad,  desde 
nen alegrías  que los  demás ni siquiera sueñan.  el  punto  de  vista  del  carácter,  es  demasiado  rica  en indivi­
Consideremos  ahora  el  círculo  de  la  perfección,  para  •duos  que se hallan en el círculo blanco. Hay demasiada gen­
intentar basar el carácter en hechos. ¿Qué es  la perfección?  te  que  tiene  necesidad  de  muletas  para  sostenerse,  y  si  el 
¿Acaso es  la posesión de las virtudes en grado sumo, y para  mundo  continúa  manteniendo  la  educación al  nivel  actual, 
alcanzar  qué?  Aquí  tenemos  que  aclarar  que  por  carácter  el  nivel  de la humanidad cada vez  será más  bajo. 
entendemos  el  comportamiento de los hombres  que se halla  Imaginad un misionero que venga del campo blanco para 
impulsado  (aunque  en  muchos  casos  de  modo  inconscien­ predicar  á  niños  del  campo  azul,  y  decirles:  «Renunciad  a 
te)  hªcia  el  progreso.  La  tendencia  general  es  ésta:  la  hu­ la¡ carne, . o  pecaréis»:  estos  niños  contestarán:  «No  peca­
manidad  y  la  sociedad  tienen  que  progresar  en  una  evolu­ remos, porque la carne no nos atrae». O bien, otro:  «lfenéis 
ción. Naturalmente, hay una atracción hacia Dios;  pero con­ que  cubriros,  o  tendréis  frío»,  y  le  contestarán:  «No tengo 
sideremos  ahora  un  centro  de  perfección  puramente  hu­ . necesidad  de  cubrirme,  el  frío  no  me  da  miedo».  Tenemos 
mano:  el  progreso  de  la  humanidad.  Un  individuo  realiza  ··que  darnos  cuenta  de  que  los  instructores  procedentes  del 
un descubrimiento, y  la sociedad progresa en aquella  direc­ campo  blanco  tienden  a  bajar el  nivel  del  niño,  en  vez  de 
ción. Lo  mismo ocurre en el  campo espiritual: un individuo  .  conducirlo  h acia  el  centro  de  la perfección.  Si  examinamos 
alcanza  un nivel  elevado  y  da un  impulso  hacia  adelante  a  los  textos  educativos,  nos  asombra  su  miseria  y  su aridez. 
la  sociedad.  Todo  lo  que  sabemos,  espiritualmente  hablan­ La educación actual es humillante, y conduce a  un complejo 
do, y  todo  lo que vemos,  físicamente hablando, ha sido  rea­ de  inferioridad  y  a  la  reducción  artificial  de  la  fuerza  hu­
lizado  por  obra  áe  alguien.  Si  consideramos  la  geografía  o  mana;  ésta,  por  su  mismo  modo  de  organización,  pone  al 
saber  límites  que  están· por  debajo  del  nivel  humano.  Da 
La construcción del carácter es una conquista 269
268 La mente absorbente del niño .
"¡j
ascender hacia algo grande. La sociedad ha levantado mu­ I

muletas  a  los  hombres, cuando los  hombres  podrían correr  ros  y  barreras:  la  nueva  educación  debe  destruirlos y  mos­
con  sus  propias  piernas.  Es  una  educación  basada  en  las  trar horizontes libres. La nueva educación es una revolución
cualidades  inferiores  del  hombre,  no  en  las  superiores;  y  sin  violencia,  es  la  revolución  no  violenta.  Después  de esto,
si  la  masa  se  compone qe  hombres  inferiores,  la  culpa  es  si  triunfa,  ya  no  serán  posibles  las  revoluciones  violentas. 
de  la misma  humanidad:  estos  hombres  inferiores  no han  
podido  formar  su  verdadero  carácter  durante  el  período  
formativo.  
Debemos  esforzarnos  en  reencontrar  el  verdadero  nivel 
humano,  permitiendo al niño servirse de  su poder creativo; 
y  entonces,  probablemente,  el  espacio  azul,  que  no  es  de 
perfección,  sino  que  tiende  hacia  la  perfección,  que  no  es  "",<
de defensa, sino de conquista, invadirá todo el  espacio blan­
co.  Si en la vida del hombre sólo hay una época de construc­
ción  síquica,  y  si  esta  construcción  no  se  produce  o  se 
produce mal, por culpa de un ambiente equivocado, es  natu­. 
ral que el  resultado sea una masa de hombres no desarrolla'; 
dos.  En cambio,  si se  permitiera que el  carácter se desarro­
llara  según  la naturaleza,  y  se  diesen  no  ya  exhortaciones, 
sino  posibilidades  de  actividades  constructivas, entonces  el
mundo requeriría otro tipo de educación. 
,¡  "  Se  suprimen  las  lim1taciones  artificiales  y  en  cambio  se 
" presentan  a  la  humanidad  grandes  cosas  qué  cumplir.  Uno  
puede  leer toda  la historia y  la  filosofía  y  continuar siendo  
un inepto, pero si le proporcionamos los  medios que impul­ 
san  a  realizar  grandes  esfuerzos,  los  resultados  serán  dis­ 
tintos. No obstante, para hacer esto hay que acogerse a  algo  
que  encuentre  una  analogía  en  el  hombre.  Las  cualidades  
que  debemos  alentar  son  las  que  se  forman  en  el  período  
creativo,  y  si  éstas no tienen la  posibilidad  de  establecerse,  
no  las  volveremos  a  encontrar más  tarde, y  será inútil pre­ 
dicar  y dar  buenos  ejemplos  para  suscitarlas.  
Esta es la  diferencia entre la vieja y la nueva educación:  
nosotros  queremos  ayudar en  la autoconstrucción  del  hom­ 
bre  en  el  período  oportuno,  para  darle  la  posibilidad  de  

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