2is2me017 LA HUMILDAD DE JESUS — Alimento del Alma
Alimento del Alma
Textos, Homilias, Confere!
s de Fray Nelson Medina, 0.P.
LA HUMILDAD DE JESUS
LA HUMILDAD DE JESUS
(Mt 11,25-30; Mc 7, 24-30; Jn 13, 1-1
‘ilp 2,5-11)
Les invito a estudiar un poco la persona de Jestis y a detenernos en una de las
caracteristicas que le sefialan como al Hijo de Dios, que “se anonadsé a si mismo”
(Filp 2, 7), haciéndose hombre para conducir al hombre a la cima de la humildad que
consiste en servir a Dios en los hombres, en humillarse por amor para glorificar a
Dios salvando los hombres. No olvidemos que toda visién sobrenatural va siempre
unida a la humildad. El humilde, que se considera poca cosa ante Dios, ve lo
sobrenatural, ve a Jestis: “has revelado estas cosas a los sencillos y a los pequerios” (Mt
11,25); el que esta pagado de su propia valia es incapaz de percibir lo sobrenatural,
porque la humildad se opone a la soberbia: “ocultaste estas cosas a los sabios y
entendidos” (Mt 11,25). El humilde reconoce que ha recibido de Dios todo lo que es y
tiene (1Cor 4,7); que él es nada sin Dios (Gal 6,3); que todo le viene de Dios y sélo en
Ello puede todo (Jn 15,5).
La humildad de Jestis
La humildad biblica tiene grados: primero es la modestia que se opone a la vanidad.
Aun nivel mas profundo se halla la humildad que se opone a la soberbi
entonces, el que reconoce que ha recibido de Dios todo lo que tiene: “ qué tienes que
no hayas recibido de Dios? Y si lo has recibido ¢porque te glorias como sino lo hubieras
recibido? (1Cor 4,7). El humilde reconoce que es nada sin Dios: “nada puedo hacer sin
£1”. Pero, incomparablemente més profunda todavia es la humildad de Cristo, que se
Humilde es,
anonadé a si mismo hasta morir en cruz por nuestra redencién.
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Jestis es el Mesfas humilde, anunciado por los profetas: “He aqui que viene tu rey,
justo y victorioso, humilde y montado en un asno” (Zac 9,9). Mateo aplica este pasaje a
Jestis (21,1-4). En su vida, £1 mismo se ha presentado humilde, en total dependencia
de su Padre querido: vive plenamente el gozo de su relacién con El, en entera
dependencia de El, sometido en todo momento a su Padre, Sefior del universo.
Sintamos lo mas profundamente posible la oracién de la total sujecién de Jess a su
Padre querido. Dice Jestis: “En aquel momento, Jestis lleno del Espiritu Santo, exclamé:
Yo te bendigo, Padre, Seftor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los
sabios y entendidos y se las has revelado a los sencillos y a los pequefios. Si, Padre, asi ha
sido tu benepldcito. Todo me ha sido entregado por mi Padre. Y nadie conoce al Hijo sino
el Padre y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar.
Vengan a mf todos los que estan cansados y agobiados y yo los aliviaré. La humildad
tiene como fin principal someternos a Dios. Es por eso que Jestis, que nos quiere
siempre dependiendo del Padre como Ei, recibiendo su amor, nos entregé su misma
oracién, el Padre nuestro, pidiéndonos, ademés, actuar como El: “aprendan de mia
ser mansos y humildes de corazén” (Mt 11, 25-30). Pero no podemos olvidar que para
crecer en la humildad necesitamos la humillacién. Fue este el camino que Jestis
humilde recorrié del Padre a nosotros.
Camino de humillacién
La carta a los Filipenses (2, 5-11) nos habla del camino que hace Jestis para venir del
Padre a este mundo y lo llama kénosis —humillacién-. La carta expone el esquema
biblico de la humillacién de Jestis (6-8) seguido de su exaltacién (9-11). Siendo Dios,
no hizo alarde de su categoria de Dios, es decir, no hizo que lo tratasen como Dios, al
contrario de Adan, que sin ser Dios, quiso ser como Dios, quiso ser tratado como
Dios. Jesiis opté por la humillacién de la encarnacién, “se despojé de si mismo” (v. 7),
haciéndose esclavo. En efecto, haciéndose hombre, tomé el camino de sumisién y
obediencia. Por eso, el Jestis encarnado es el Jestis anonadado. Desde el primer
instante de su existencia se hizo humilde y seguiré siendo humilde mientras sea
hombre, mientras sea Hijo del Padre. El mismo nos entrega su retrato: “soy manso y
humilde de corazén” (Mt 11,29).
El lavatorio de los pies
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Existe una profunda afinidad entre el Cristo, de la carta a los Filipenses y el del relato
del lavatorio de los pies (Jn 13,3-15). En los dos se nos invita a imitarlo. En
Filipenses: “tengan entre ustedes los mismos sentimientos que Cristo” (v.5), luego
habla del despojo de su condicién de divina —se despojé— para asumir la “condicién
de siervo”; por su parte san Juan nos presenta a Jestis que, atin “sabiendo que el Padre
habia puesto todo en sus manos y que habia salido de Dios y a Dios volvia, se despoja de
sus vestiduras, se cifie un delantal o toalla ~atuendo del siervo- y se pone a lavar los
pies a sus discipulos” (v. 3-4). ¥ les dice alos suyos: “les he dado ejemplo, para que
también ustedes hagan como yo he hecho” (v. 15). Podemos decir que el evangelista
parece como traducir en imagenes plasticas y en gestos concretos lo que Filipenses
nos dice de un modo general.
Jestis, en el lavatorio de los pies, ha querido resumir todo el sentido de su vida, para
que quedara bien grabado en la memoria de sus disc{pulos. El gesto del lavatorio de
los pies, puesto como conclusién de los evangelios, expresa que toda la vida de Jestis,
desde el principio hasta el final, fue un servir a los hombres, porque Cristo “habia
venido, no a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos” (Mic 10, 45).
Llamados a ser y a vivir el estilo de Jesis
El Espiritu Santo, Espiritu de Jestis humilde, actiia eficazmente en aquellas personas
que se le entregan sin condiciones y le piden que las conduzca siempre. Jestis, lleno
en plenitud y ungido por el Espiritu Santo (Hech 10,38), se dejé conducir por El
durante toda su vida y fue el hombre manso y humilde por excelencia. Maria
Santisima, “la esclava del Seftor” y que solo quiere ser su sierva, cubierta por el
Espiritu Santo, fue convertida en la Madre de su Hijo, nuestro Salvador. Nadie como
ella ha imitado mas perfectamente la humildad de Jestis, porque nadie como Ella ha
calado tan hondamente en el conocimiento y el amor del Sefior Jestis. El Espiritu
Santo, igualmente, santificé a Juan el Bautista desde el vientre de su madre, y jqué
humildad la de este hombre! “conviene que El crezca y que yo disminuya! Lo mismo
acontecié con los apéstoles y discfpulos: recibieron el Espiritu Santo y se dejaron
conducir por él, cambiando totalmente sus vidas, siendo elementos de unién y
eficaces en su misi6n. El cristiano, que es otro Cristo, ha sido llamado a ser como
Jestis. Los que se revisten de humildad en sus relaciones mutuas buscan los intereses
de los otros. Si nos dejamos conducir por el Es la humildad vendra a nosotros.
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Es por esto, que Jesiis presenta a los nifios como modelos de sencillez y humildad:
“Si nos se hacen como los nifios no entrardn en el Reino de los cielos” (Mt 18, 1-4). Para
ser como uno de esos pequefios, a quienes el Sefior se revela, hay que aprender de
Cristo, Maestro manso y humilde de corazén, hay que ser como Jesiis en su relacién
con el Padre, un verdadero nifio. Necesitamos humillarnos ate Dios en las pruebas y
participar de las humillaciones de Cristo crucificado y sufriente.
La extranjera humilde
Quiero terminar esta reflexién sobre la humildad de Jestis trayendo el ejemplo de
humildad de una pagana. Estaba Jestis en la costa mediterranea, en Tiro, cuando se
le adelanta una mujer cananea, y se entabla un didlogo entre ella y Jess. Aflora una
tensién que se expresa con la metéfora de los “hijos” y los “perros”. La tensién se
resuelve con la liberacién de la hija de esta mujer cananea. Dice el relato: “Habiendo
ofdo hablar de él una mujer, cuya hija estaba posefda de un espiritu inmundo, vino y
se postré a sus pies. Esta mujer era pagana, siro fenicia de nacimiento, y le rogaba
que expulsara de su hija el demonio. El le dijo:’espera que primero se sacien los
hijos, pues no esta bien tomar el pan de los hijos y echarselo a los perros. Pero ella le
respondié: ‘sf, Sefior, también los perritos comen bajo la mesa las migajas de los
nifios’. El, entonces, le dijo: ‘por lo que has dicho, vete, que el demonio ha salido de
tu hija’. Volvié a su casa y encontré que la nifia estaba echada en la cama y que el
demonio la habia dejado” (Mc 7, 24-30).
La mujer pagana se acercé a Jestis y, en su humildad, no se considera digna de nada.
El didlogo entre Jestis y la mujer es de una belleza incomparable. Ella expuso su
necesidad con gran fe y humildad. Lo que implora es una minima atencién del amor
de Jestis, que El distribuye en abundancia entre los hijos de Israel. Jestis, con
aparente dureza, consigue afianzar la fe de la cananea y que aparezca su gran
humildad. Es grande la fe y la humildad de esta mujer y por eso arranca de Jestis el
milagro que estaba fuera de programa: “No estd bien coger el pan de los hijos y
echdrselo a los perros. Si, Sefior, pero también los perros comen bajo la mesa las migajas
que caen de la mesa de sus sefiores”. Ante esta maravillosa confesién de humildad,
Jesiis no resistié y le dijo: “Por lo que has dicho, el demonio ha salido de tu hija. Es
imposible que puedan estar al mismo tiempo la humildad y el demonio, por eso,
segiin Jestis, en el mismo momento en que la mujer hizo su profesién de humildad,
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en ese mismo momento el demonio dejé a esa nifia, porque él no puede estar donde
ve humildad.
En cambio el demonio y el orgullo si coexisten. Cuando en el cielo se entabla una
batalla, segiin el Apocalipsis (12,7), el gran Luz Bella o Luzbel, por su orgullo se
convierte en el mismo Satands. El que era principe de la milicia celestial, por su
orgullo, se convierte en el principe del infierno, en Satanas. Si Jestis es la misma
humildad, Satanas es el orgullo hecho forma de vida.
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