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En Brasil, todos los años salen decenas de discos independientes de gran

calidad y originalidad. Las grandes grabadoras fueron transbordadas, pero


vivir de música sigue siendo una gran e inestable aventura. Como dice
Danú, de la Roda de Autoras del DF, es necesario formar públicos que
acojan el arte musical existente. Acá buscamos esto: juntar amantes de la
música para que vayamos divulgando e intercambiando información en
castellano preferencialmente para contribuir a que la nueva escena
brasileña vaya encontrando escenarios en los otros países de nuestras
Américas. Luego querré hacer lo contrario: crear un espacio en portugués
para divulgar y debatir la música de los otros países de América Latina,
que también están en ebullición.
La música brasileña de 2016 y 2017 en 15 discos

Desde los años sesenta-setenta, Brasil no vivía un período de


creatividad musical como el de esta década. Grupos independientes
lanzan todos los años decenas de discos que navegan entre géneros
y dan para todos los gustos. Los 15 discos abajo son los que más me
impresionaron en los últimos dos años. No que sean los mejores, hay
muchos otros que han sido celebrados por oyentes y por la crítica,
sin que haya podido yo darles la atención debida. Están enlistados
por algo así como su género, sin orden de preferencia. Ojalá puedan
disfrutarlos, son de lo que no hay.

Cabezas pensantes en favor del arte danzante

Baiana System: Duas Cidades (2016)

El nombre y la esencia del grupo vienen del sound system jamaiquino


y de la guitarra baiana, instrumento alrededor del cual surgieron los
"trios elétricos”, los grandes camiones que llevan grupos musicales
por las calles de Salvador durante el carnaval. Se trata, pues, no sólo
de música, sino también de sus formas de transmisión, de modo que
Baiana System es menos un grupo y más un sistema musical. En el
CD se conjugan numerosos músicos cuyas grabaciones se
constituyen en bases que van siendo reinventadas en vivo. Las
composiciones del guitarrista Roberto Barreto y del estudioso del
system Russo Passapusso navegan a través de numerosos ritmos
afrodiaspóricos, mientras Passapusso intercala refranes de la cultura
popular y propios. Cada canción es el encuentro y desencuentro de
muchos pedazos de nuestros mundos.

Nuevas Ruralidades

Dos poderosos tríos instrumentales de lugares muy distintos


conjugando, cada uno a su manera, belleza y violencia.

Onça Combo: Onça Combo (2017)

El trio de Paraíba, conformado por violas y guitarras (Thiago Leiros-


Costa), saxofones (Stephan Thomas) y percusiones (João Cassiano
“Cassicobra”), grabó en-vivo-en-estudio este su primer registro.
Traduzco parte de su texto de divulgación en Youtube:
Onça Combo es un proyecto musical de investigación de la
confluencia de las tradiciones estéticas y místicas indígenas, ibéricas
y latinas encontradas en Brasil, particularmente en el Nordeste. La
Onça (Jaguar, Panthera onca), un animal de gran protagonismo
simbólico en toda América -y en notable riesgo de extinción- es
invocada aquí para honrar una tradición estética libre y visceral,
latina, brasileña. Buscamos explorar algunas mezclas aun poco
populares entre estas tradiciones, concentrados en la vocación para
una música espiritual, libre y dramática que hay en América del Sur.
La rusticidad y la libertad harmónica de parte de la música folk (por
veces, naïff) sudamericana es también una influencia central. Otra
fuerte guía es el jazz, en su definición más amplia, con énfasis en
aquellos que buscan una estética de espiritualidad y transcendencia..

Macaco Bong: Macaco Bong (2016)

El grupo mato-grossense Macaco Bong es el primer gran nombre de


la música brasileña del s. XXI. Entre la guitarra de Bruno Kayapy y la
batería de Ynaiã Benthroldo, empezaron a construir en el 2004 un
universo espectacular que recogía todas las influencias habidas entre
el interior brasileño y el rock internacional. Kayapy logró mantener el
grupo tras la salida de Benthroldo y en 2016 sacó este CD homónimo,
como afirmando la persistencia de la identidad del proyecto, que
resistió inconfundible a los cambios. En corto, es un disco de rock,
siendo algo forzado resaltar sus elementos rurales, que claramente
no son centrales como lo fueron en su EP de 2011, pero no por su
intermitencia dejan de ser determinantes, especialmente en
canciones como Baião Stoner o Saci Caraquente.

Rock

Kiko Dinucci: Cortes Curtos (2017)

Dinucci debió ser un adolescente bastante rebelde pues se


insubordinó hasta contra el punk. Abandonó la guitarra eléctrica por
la acústica y poco a poco se fue transformando en uno de los más
grandes sambistas del país y, si no el más lúcido, sí el dueño de una
maravillosa lectura de la escena musical brasileña contemporánea.
Participó en la primera década del siglo de numerosos proyectos
musicales y desde el 2012 se enganchó nuevamente con la guitarra
eléctrica en magníficos proyectos -entre otros, los de Metá Metá,
Juçara Marçal o A Mulher do Fim do Mundo de Elza Soares-. Pasó
entonces a sentir la necesidad de dialogar con su yo adolescente,
como mostrando que el punk podría funcionar fuera del universo
cuadriculado en que lo habían encerrado. Desde por lo menos 2015,
pasó a presentar en vivo canciones que partían del punk hacia otros
universos, siendo Cortes Curtos producto de esta experiencia, un
entrañable y violento ensamble de ideas personalísimo.
En una entrevista, Dinucci llegó casi a decir (o yo, lego y morboso,
casi a escuchar) que el punk era más africano que la tradición
hegemónica del samba. La repetición de acordes cortos, percusivos,
es lo que parece permitirle conectar el punk con la musicalidad
africana.

Corte: Corte (2017)

De forma diferente a Cortes Curtos, Corte es también un proyecto


transgeneracional, compuesto por integrantes de Bixiga 70, grupo
paulista formado en el 2010, con Alzira E, una de las grandes
músicas de la Vanguardia Paulista de los ochenta. El bajista y
guitarrista Marcelo Dworecki invitó a Alzira con la intención de hacer
algo pesado, ruidoso, diferente de lo que venían haciendo cada quién
en sus respectivos proyectos –de ahí el nombre Corte-. Con Alzira en
el bajo -por primera vez en 40 años de carrera-, Cuca Ferreira en la
flauta y en el sax, Daniel Gralha en la trompeta y Fernando Thomáz
en la batería, diez canciones de Alzira ganan vida en medio a
diálogos disonantes entre los instrumentos, entre los cuales los
versos de Alzira o de sus compañeros arrudA y Tiganá resuenan
implacables en la voz de la cantante.

Carne Doce: Princesa (2016)

El quinteto de Goiânia es liderado por la pareja Salma Jô y Macloys


Aquino, quienes componen, respectivamente, letra y música de cada
canción del grupo, integrado por otros tres instrumentistas hombres.
Pero es Salma Jô quién, por sus letras inquietantes, su carisma
dentro y fuera del palco y su potencia vocal, abandera al grupo.
Envuelta por el momento efusivo de los movimientos de mujeres en
Brasil (y América Latina), Salma dedicó la mayoría de las letras de
Princesa a las cuestiones abiertas por el feminismo, filtrado por lo
que ella misma denomina el egoísmo de su perspectiva personal. El
resultado son letras fuertes y provocadoras que, junto a su voz,
contrastan y se complementan formidablemente con la suavidad del
rock de Macloys y los otros músicos del grupo. La recepción de las
letras por el feminismo, sin embargo, inquieta por veces a Salma,
quién parece entender que se le exige un posicionamiento ejemplar
que ella rechaza, así como percibe lecturas celebrativas de sus
letras, que no aprecian su carácter inquisitivo. El videoclip de Falo
vino a ser una respuesta a estas lecturas apresuradas de sus
canciones.

Macaco Bong: Deixa Quieto (2017), la versión Kayapi del


Nevermind de Nirvana

La generación de los integrantes originales del Macaco Bong tuvo en


Nirvana su grupo de referencia máxima. Desde el 2009, el grupo
sopesó la posibilidad de un disco homenaje y en el presente año el
integrante fundador del grupo, Bruno Kayapi, decidió materializarlo.
La lindísima portada y los títulos de las canciones reivindican el
carácter humorístico del grupo, lo que, afirma el guitarrista, se
entremezcla sin problemas con la rigurosidad del trabajo: el grupo
ensaya exhaustivamente, buscando el flujo máximo de ideas que
luego Kayapi traduce en pormenorizadas partituras, que incluyen
hasta la última nota de cada solo. Asimismo, las referencias se
multiplican: ZZ Top, Mutantes, Melvins, Rage Against the Machine,
Secos & Molhados y sus propias canciones previas son rescatadas
para inspirar la forma de un trabajo que es bastante Nirvana, pero
que aún más Macaco, aún más Kayapi.

El samba no inofensivo de São Paulo

El samba de São Paulo siempre tuvo sus propias particularidades y


en este milenio vio nacer una generación que resiste artística y
discursivamente al efecto excesivamente homogeneizador de las
influencias -necesarias y deseables- provenientes de ciertas
tendencias de Rio de Janeiro. En solitario o en variados proyectos
conjuntos, artistas como Rodrigo Campos, Douglas Germano, Kiko
Dinucci, Romulo Fróes o Marcelo Cabral, vienen reivindicando la
heterogeneidad del samba y su vínculo necesario con las músicas
del presente. Tuerto, no-inofensivo, sucio son algunos de los
adjetivos que sus sambas vienen coleccionando.
Rômulo Fróes: Rei Vadio, a música de Nelson Cavaquinho (2016)

El sambista carioca, Nelson Cavaquinho (1911-1986), autor de más


de 400 canciones entre las décadas de 1930 y 1980, era exquisito y
vulgar, hermoso y mórbido, bohemio y evangélico. Sus preciosas
canciones nos llegan mediante grabaciones poco pulidas,
destacándose la rispidez de su voz etílica. No es, pues, raro que se
volviera un ícono para el heterogéneo grupo de músicos paulistas
que veneran el samba más que a cualquier cosa, pero que se
imponen el trabajo de desacralizarlo. Fróes, uno de los
representantes de esta generación amorosa y herética, se propuso
un homenaje a Cavaquinho que fuera fiel a su aspereza. "Cuando
paso cerca de las flores/ parece que dicen así/ ¿será que mañana
adornaremos tu fin?", versos resonados por la voz de Dona Inah en
Eu e as Flores, constituyen una muestra especialmente
conmovedora del universo recriado por Fróes.

Douglas Germano: Golpe de Vista (2016)

Tras tres décadas de composición, Douglas Germano lanza su


segundo álbum -si pudiera pagar el estudio, dice, grabaría uno por
año-. Buscó que el disco sonara como él toca y canta, resaltando de
sí el carácter de compositor, aun cuando tiene una voz hermosa y es
un eximio multiinstrumentista: a excepción de los de soplo, asume
todos los instrumentos del disco: guitarra, cavaquinho y los de
percusión, incluida la caja de fósforos que siempre le acompaña. Ello
da cierta homogeneidad al disco que, sin embargo, tiene en cada
canción un universo propio, cuya especificidad musical queda
acentuada por letras hermosas al respecto de temas fuertes.

Espiritualidad y ancestralidad africanas

Serena Assumpção: Ascensão (2016)

Los búzios, es decir, los oráculos del Santuário da Irmandade do Ilê


de Pai Dessemi de Odé le solicitaron a Serena la grabación de un
disco que contemplara la riqueza musical de este centro afro-
religioso. El CD salió en mayo del 2016, tras cinco años de
investigación, dirigiendo Serena a grandes nombres de la música
brasileña, como los de su hermana Anelis, su cuñado Curumin, Metá
Metá, Tetê Espíndola, Xênia França o Céu. Cada una de las trece
canciones es dedica a un orisha (orixá), siendo en su mayoría de
autoría colectiva afro, en portugués, yoruba o kikongo, pero también
las hay compuestas por Serena y por Gilberno Martins. Caetano
Veloso llegó a grabar una canción que finalmente no salió en el disco,
pero que se puede escuchar aquí.

Serena fue también hija de Itamar Assumpção, el más maldito de los


malditos genios musicales brasileños, y falleció cómo él de cáncer,
pocas semanas antes del lanzamiento del CD.

Luedji Luna: Um corpo no mundo (2017)

Um corpo no mundo es la expresión del encuentro de Luedji,


compositora y cantante baiana, con hombres y mujeres africanas en
São Paulo. Llegando de Salvador de Bahia a la mayor metrópolis del
país, Luedji no se reconoce en los cuerpos de la ciudad, hasta
encontrarse con la migración africana. Percibe la necesidad de
afirmar su ancestralidad, integrando la África de hoy -ella se dice, por
ejemplo, muy influenciada por compositoras angolanas y
caboverdianas- al universo musical baiano, desde una serenidad
notable que se aproxima al soul brasileño. Junto a un queniano, un
paulista hijo de congoleses, un cubano, un baiano y un sueco
radicado en Bahia logra una música hermosa, en dónde se conjugan
como que por magia ritmos pulsantes, melodías suaves y fuerza
vocal.

Rap

El “rap nacional” o “rap-br” tuvo en el 2017 un año fenomenal. Las


dos obras más destacadas, de Rincón Sapiência y Baco Exú do
Blues, tienen importantes coincidencias. Aun cuando los autores ya
eran conocidos en la escena por EPs y singles, son discos debut,
sendos trabajos temáticos: el de Exú do Blues alrededor de las
relaciones entre humanidad y deidad, el de Rincón a partir de la
experiencia de libertad de un esclavo que asesina a su señor y se da
a la fuga. Ambos buscan también dejar patente su distanciamiento
de la tradición rapera estadunidense: Exú do Blues adoptando con
una única excepción samplers de músicas brasileñas y Sapiência a
través de un grupo conformado a partir de sus investigaciones sobre
la música contemporánea de África, continente que ya visitó dos
veces.

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Baco Exú do Blues: Jesús (2017)

Letras engeñosas.
Esú -uno de los nombres de Exú, el dios, el orisha (orixá) mensajero-
se escribe en la portada del CD sobre el nombre de Jesus, algo
temerario en un país dónde el fanatismo cristiano asesina
regularmente a creyentes de religiones afrobrasileñas. Pero antes
que rechazado, Jesús es incluido en la obra, al lado de Exú y de
Baco, como deidades intermediarias entre el mundo humano y el
divino. “siento que el mundo tiene miedo de mí, miedo de mí, mitad
hombre, mitad dios y los dos sienten miedo de mí”, reza en la canción
título. El rapper baiano, de tan sólo 21 años, hace un disco sobre sí
y sobre cada quién, sobre nuestras amplias potencias y la violencia
y la fragilidad con la que las sentimos. Por detrás de la confusión
mental -todo favelado es un universo en crisis, decía el genio del rap
Mano Brown- el disco va sin embargo buscando una afectividad
reconciliadora del sí mismo individual y colectivo, no en vano nos
llama a sus oyentes “facção carinhosa”.
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Rincón Sapiência: Galanga livre (2017)

“Mi verso es libre / Nadie me cancela / Como Mandela / Saliendo de


la celda”… rimas cortas, llenas de humor, atraganta al o a la oyente
que no termina de asimilar un verso y ya recibe otro. Ya desde su
asumido vanidoso visual africano, Sapiência exhala afirmatividad.
Preguntado por el avance conservador en Brasil, no duda en
calificarlo de reacción a la verdadera ola que es negra, que viene de
años de conquistas importantes a las que no van a ceder. Aunque
hay espacio para recordar el dolor del pueblo negro, la narrativa es
la de quién se libera con las propias manos –“¿sangre de esclavo?
No, lo salté / Voy más lejos, sangre de rey”- y goza lo ganado y
aquello que se está ganando. A la música africana se unen el samba,
el rock, el soul romántico heredado de Tim Maia o Sandra de Sá, la
música jamaiquina y tantos ritmos brasileños, hay mucho que
celebrar y muchas formas de hacerlo.

Lo que ya era excelente quedó aun más quién sabe

No logro conciliarme con los nuevos álbumes de dos grupos hacia


los cuales más cariño tengo, Metá Metá y Boogarins. A cada cierto
tiempo los vuelvo a escuchar, no dejo de admirarlos y reconocer su
calidad, pareja o incluso superior a la de sus discos anteriores, hay
cosas que me gustan un montón, pero aún así es más de lo que
incomoda. Quizás no sea más que mi nostalgia hacia sus discos
previos.

Metá Metá: MM3 (2016)

https://open.spotify.com/album/6nqAQH1bWGt8xZR8m0AHUl
Es quizás el grupo más inspirador de esta maravillosa década del 10.
Metá Metá significa tres en uno en yoruba. Formado por la cantante
Juçara Marçal, el saxofonista Thiago França y el guitarrista Kiko
Dinucci. Los tres integrantes tienen en común la pasión por el estudio
de la música popular del país, la adopción de la espiritualidad africana
y la auto-imposición de iconoclastia. Sus dos primeros CDs, lanzados
en el 2011 y en el 2012 traían una riqueza rítmica y melódica
inigualable, potencializada por la fantástica calidad de los tres
músicos y sus acompañantes. MM3 resultó ser mucho más pesado
que el disco de 2012, quizás, como fue sugerido por un periodista
español y asumido por ellos mismos, en respuesta a los tiempos que
tocan vivir en Brasil, de un Golpe de Estado que se acentúa
permanentemente. A mí, que me encanta casi toda la música
pesada, me llama la atención que no logre conectarme con este
disco. En todo caso, es obvio que MM3 es un cedezazo, ¡que ustedes
puedan disfrutar lo que aún no logro!

Boogarins: Lá vem a morte (2017)

“Quizá haya sido siempre así. Pero parece que estamos viviendo en
un período en dónde puedes sentirte bastante próximo de un final
infeliz”, así nos introduce al disco el cantante, guitarrista y compositor
Dinho. Si bien las canciones de Boogarins han sido casi siempre
irregulares, desdoblándose y redoblándose sobre sí mismas,
mantenían cierta suavidad y alegría, acentuada por el buen humor
juvenil de muchas de sus letras, presentaciones y sesiones
fotográficas. Lá vem a morte no impresiona por el más pronunciado
experimentalismo, que en realidad prolonga una tendencia
claramente perceptible en la trayectoria de la banda, sino por la
morbidad, acentuada por sintetizadores que con frecuencia pone en
segundo plano las guitarras maravillosas de Dinho y Benke. De todas
formas, el disco tiene momentos excelentes y grandes canciones,
como Foi Mal o Corredor Polonês, que en vivo vienen sonando aún
mejor.

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