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Revista Arbil nº 66

El "patriotismo constitucional"1
por César Alcalá

¿Quién es Jürgen Habermas y qué teorías expuso con relación al Patriotismo constitucional?
¿cómo lo interpreta el PP?

El Patriotismo Constitucional, es un termino acuñado por Jürgen Habermas y que el Partido


Popular ha hecho suyo. El término Patriotismo Constitucional ha sido defendido por el ministro de
Asuntos Exteriores Josep Piqué y por la señora María San Gil durante el XIV Congreso Nacional
del PP. Todo el texto de la ponencia es una exaltación al fundamental papel que le ha tocado
desarrollar al Partido Popular, no sólo en España, sino en Europa e Iberoamérica. Se desprende de
su lectura que hemos de dar gracias a Dios por habernos dado la oportunidad de tener un presidente
del gobierno como José María Aznar y, porque, sin el Patriotismo Constitucional no seríamos nada.

Antes de adentrarnos en los pormenores de la ponencia del señor Josep Piqué y de la señora María
San Gil, tendríamos que preguntarnos quién es Jürgen Habermas y qué teorías expuso con relación
al Patriotismo constitucional. Jürgen Habermas, (Düsseldorf, 1929). Filósofo y sociólogo alemán.
Estudió historia, filosofía y literatura. Ha sido profesor en Heidelberg, en Frankfurt y en Stamberg
(Baviera). Es la última gran figura de la escuela de Frankfurt. Habermas unió al interés por el
marxismo teórico la atención a la hermenéutica y al pragmatismo. Con relación al Patriotismo
constitucional, esta expresión nació en contraposición al carácter étnico de algún nacionalismo.
Supone el predominio de unos principios, los de la democracia, sobre las ideas culturales. El
verdadero patriotismo constitucional es lo que nos une a todos por encima de otras adscripciones y,
como tal, no debiera ser utilizado por ningún partido.

Como escribió Francisco Cambó en el año 1935:

"España será el gran país invertebrado que describe Ortega y Gasset hasta que no se sienta
nación de naciones, hasta que en nombre de España no se sientan celos por cada manifestación
particular porque el conjunto de estos particularismos es el único que puede formar una gran
España."

Éste fragmento forma parte de un artículo de Javier Tusell. Después de insertar este pensamiento de
Cambó, escribe Tusell:

"Estas palabras merecen la pena meditarlas en el momento actual. Por desgracia, a mi modo de
ver, por culpa de quienes mandan en Madrid, la conciencia de la pluralidad que allí debiera
tenerse no sólo no progresa sino que retrocede. Y, por eso, se aleja también aquel ideal de
participación que Cambó propuso".

Tomando como base la ponencia del Partido Popular, el Patriotismo Constitucional nos separa, nos
divide y entra en contradicción con los postulados formulados por Habermas pues, ha sido utilizado
y me atrevería a decir, impuesto por un único partido político, sin importarle la opinión de los
demás pues, su ego no les permite darse cuenta de la realidad. Como ha escrito Javier Tusell:

1 http://www.arbil.org/%2866%29cesa.htm
"Todo el texto de la ponencia tiene un aire entre rancio y mohoso (…) vibra en él un sentimiento de
angustia por una España perdida (…) Lo que traspira el texto de la ponencia del PP es una idea
de España enteca, mutilada, chata, carente de lo mejor que nos caracteriza (…) Pensar que si nos
apuntamos al patriotismo constitucional del PP deberemos mirar con severa prevención a
personas como Oteiza y Chillida, Miró y Tápies, Maragall y Pla, Fuster y Castelao. Ellos han
vivido desde su nacionalidad colectiva y nos han prestado mayores servicios patrióticos a todos
que Aznar. Pertenecen a la España grande; la del presidente es mucho más chiquita."

El concepto de España, como nación, del Partido Popular es muy diferente de las palabras
pronunciadas por Marcelino Menéndez y Pelayo, en el año 1900, durante el brindis homenaje a
Pedro Calderón de la Barca. Dijo Menéndez y Pelayo:

"En suma, brindo por todas las ideas, por todos los sentimientos e ideas que son los nuestros, que
aceptamos por propios, con los cuales nos enorgullecemos y vanagloriamos nosotros, los que
sentimos y pensamos como él, los únicos que con razón y justicia y derecho podemos enaltecer su
memoria, la memoria del poeta español y católico por excelencia, el poeta de todas las
intolerancias e intransigencias católica; el poeta teólogo; el poeta inquisitorial, al que nosotros
aplaudimos y festejamos, y bendecimos, y a quien de ninguna suerte pueden contar por suyo los
partidos más o menos liberales, que en nombre de la unidad centralista, a la francesa, han
abogado y destruido la antigua libertad municipal y foral de la Península, asesinado primero por
la Casa de Borbón y luego por los Gobiernos revolucionarios de este siglo."

De éste fragmento de Menéndez y Pelayo debemos extraer dos conceptos: Revolución Francesa y
Liberalismo. La Revolución francesa fue un período de la historia de Francia caracterizado por un
proceso revolucionario que puso fin al Antiguo Régimen. La Asamblea francesa centró sus
pretensiones en: la supresión de los derechos feudales, se decretó la venta de los bienes
eclesiásticos y se estableció la Constitución Civil del Clero, además de la promulgación de la
declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano.

Apuntemos que algunas de estas actuaciones se reprodujeron en España a lo largo del siglo XIX y
XX: leyes de exclausuración y desamortización de Mendizábal y Mádoz; represión de la Iglesia
católica; y la regulación de las Ordenes Religiosas en la constitución republicana de 1931.

La doctrina liberal o liberalismo fue elaborada en oposición a las monarquías absolutas. Se


consolidó políticamente en el s. XIX en EE UU, Gran Bretaña y Francia de la mano de la burguesía
industrial. Definía un Estado sometido al derecho y a la división de poderes y cuya misión era velar
por el respeto de los derechos de los individuos, especialmente a la propiedad. El liberalismo tenía
una fe absoluta en el progreso técnico, económico y social de la humanidad. Inicialmente eran
partidarios del sufragio censatario, aunque los liberales más radicales (demócratas) aportaron la
defensa del sufragio universal.

En España el liberalismo se incorporó a la vida política desde las Cortes de Cádiz y la Constitución
de 1812. Se desarrolló desde 1820 en dos grupos, los moderados, que ocuparon el Gobierno a partir
de 1833, y los exaltados o progresistas, que sólo accedieron al poder en 1840-1843 y 1854-1856.
Desde el Sexenio Democrático (1868-1874), el liberalismo fue interpretado como la aceptación del
monarquismo constitucional. A partir de la Restauración, en la que el liberalismo fue asumido por
los dos grandes partidos del sistema (Liberal y Conservador), el término liberalismo se identificó
con los defensores del conservadurismo burgués contrario al intervencionismo estatal. A medida
que los partidos socialistas intervenían en la vida política, la etiqueta liberal pasó a designar una
forma de conservadurismo burgués.

Para la economía, el liberalismo afirma que existe un orden económico natural que tiende a
establecerse espontáneamente. El hombre debe limitarse a descubrir las leyes que impulsan el
sistema económico hacia su equilibrio y que son conformes con la naturaleza humana. El hombre
es concebido como Homo economicus: un ser racional que sólo aspira a procurarse las máximas
ganancias con el mínimo esfuerzo.

Los economistas liberales confían en la libre competencia para equilibrar la producción y el


consumo a través del mecanismo de los precios, al tiempo que el mecanismo de los ingresos será
suficiente para ajustar la oferta y la demanda de trabajo y capital. Esta concepción del papel del
Estado en la economía se mantuvo durante el s. XIX y principios del XX, reflejándose en un escaso
peso de la economía estatal en la renta nacional. Tras la crisis de 1929 surgió el intervencionismo
estatal impulsado por Keynes para paliar ciertos desequilibrios del mercado.

Bien, una vez conocidos estos dos conceptos, cuya filosofía ha asumido el Partido Popular y ha
querido darla a conocer a través del supuesto Patriotismo Constitucional, lo compararemos con lo
que, desde mi punto de vista, tendría que ser el Patriotismo Constitucional. Aunque el Partido
Popular piensa que ha encuñado éste concepto, la idea básica ya estaba en la mente de muchos,
años antes. Nuestros políticos creen que han encontrado la piedra filosofal. Se equivocan. El 4 de
diciembre de 1890 el Obispo de Barcelona, Salvador Casañas y Pagés, escribía:

"Sobre esto debo hacer observar a usted que la Iglesia, al condenar el liberalismo, ha condenado
todos y cada uno de los errores que profesa la escuela así llamada, y no ha distinguido entre el
liberalismo templado y el liberalismo avanzado; de modo que de dicha condenación nadie puede
deducir lógicamente que existe un liberalismo verdad y otro error, un liberalismo que sea
compatible con las enseñanzas de la Iglesia y otro no. De donde se infiere que para ser liberal no
es necesario profesar y defender los errores todos del liberalismo en su más subido grado; sino
que basta admitir, profesar y defender uno cualquiera de ellos; de modo que quien no siente con la
Iglesia está contra la Iglesia, pues sabia cosa es que Jesucristo ha dicho: Qui non est mecum,
contre Me est. "

El historiador Frederick D. Wilhelmsen escribió, con respecto a la Revolución francesa y al


liberalismo:

"La Revolución fue un ambicioso intento de concebir el orden social y político en los mismos
términos que el orden lógico. Los resultados son tan conocidos que bastará con enumerarlos: la
supresión de tesoros de realidad concreta, mediante una economía capitalista que deificó el
mercado y con ello congeló el sistema gremial y desecó la pequeña propiedad; el horizontalismo
del Estado, que reclamó –y a menudo logró con ayuda de bayonetas- la muerte de las libertades
locales y de los privilegios históricos; la centralización del Estado, realizada a través de un
sistema de partidos que representan preferencias ideológicas en vez de realidades sociales; el robo
de las tierras de la Iglesia, el famoso "patrimonio de los pobres"; la creación de una gigantesca
burocracia cuyo fanatismo igualitario llegó al extremo de suprimir la vieja y humana costumbre de
permitir a los universitarios pasar libremente de un país a otro con la sola presentación de sus
credenciales académicas. "

En la misma conferencia traza lo que es y debe ser la política tradicionalista. Escribe:

"ha de basarse en una sociedad matizada por diversidades y derechos locales que son reflejo de la
rica diversidad que brota de la personalidad humana y, a la vez, el resultado histórico de esa
diversidad; ha de procurar una extensa distribución de la propiedad, porque siente íntimamente
que la pequeña propiedad es la mejor defensa de la libertad que conviene al íntimo status de la
persona humana; ha de respetar las virtudes cívicas, pero colocará en la primera línea de su
ideario el honor y la caballerosidad, porque sólo mediante ellos pueden la viuda y el huérfano ser
protegidos contra el prepotente, y sólo esto nos permite completar "lo que falta en los sufrimientos
de Cristo", según palabras de San Pablo; ha de ver en el rey, no un símbolo coronado, una cifra
adorada e incensada, sino la espada de este honor; ha de dar a cada uno lo suyo y jurar lealtad a
los que Dios ha colocado por encima de él; ha de creer que el hombre ha sido hecho para caminar
con la cabeza alta y con conciencia plena de su dignidad."

Esta política, descrita por Wilhelmsen es patriotismo cristiano o dicho de otra manera, lo que
llamamos la Tradición o tradicionalismo. Wilhelmsen apunta que, en leguaje popular esta doctrina
es conocida como Carlismo.

El pedagogo y periodista carlista, Joan Bardina, escribió su posicionamiento con respecto a la


Revolución Francesa, la descentralización y el poder centralista que estaba aplicando el gobierno
de Alfonso XIII. Escribía Bardina:

"La Revolución francesa, cuna del parlamentarismo neo latín, lo es también del centralismo y del
individualismo. Así lo reconoce Prat de la Riba, en su discurso de la Asamblea de Manresa y así lo
creen todos los pensadores. Porque si reforzar las personas jurídicas y sociales equivale a dar
menos importancia al individuo, es evidente que el liberalismo, que deifica al individuo, será
antitético con el regionalismo, cuando el objetivo son las personas sociales. De aquí que los
partidos liberales españoles hallan sido siempre centralistas; de aquí que lo sean los actuales
partidos dinásticos; han de serlo por fuerza, mientras sean liberales y parlamentarios; siendo
puras mentiras de engaña tontos todas aquellas promesas de silvelo-liberales. Las ideas nos
decían que no podían ser otra cosa; la práctica ha venido a corroborar las ideas. En conclusión,
sabemos que, cuando más autónomas las Regiones, más ligadas quedan al Poder Federal."

Pienso que todos estos conceptos se engloban dentro de lo que tendría que ser el Patriotismo
Constitucional. Entendido como tal. Lo que ocurre es que el Partido Popular lo entiende a medias y
lo moldea según su imagen y semejanza. De haberse estructurado, sin miedo, quizás se hubieran
dado cuenta que, como escribía Joan Bardina, cuanta más autonomía tiene una Región, más se
siente ligada al poder que se la ha dado, en este caso, a España.

Antes de adentrarnos en el texto difundido por el Partido Popular, leamos lo que, Salvador Cardús,
escribió en La Vanguardia, con relación al Patriotismo Constitucional. Escribe Cardús:

"Se toma el envase de una teoría que suene bien -¿qué tal patriotismo constitucional?-, se echa al
cubo de la basura su sesudo y erudito contenido y, en uno de los malentendidos más humorísticos
que nunca se hayan producido en el campo de la teoría política, se envuelve con él al viejo
unitarismo nacionalista español de siempre: vino viejo en odres nuevos, al revés que en el
Evangelio."

La cruda realidad es que el Patriotismo Constitucional no deja margen de maniobra a las


autonomías, a pesar de que dicen todo lo contrario. Volvemos al inicio, a la unidad de España, al
centralismo político, a la grandeza de Madrid en detrimento del resto de España. Es curioso que
este pensamiento centralista haya sido defendido por el Sr. Piqué, catalán, y la Sra. San Gil, vasca.
Vamos, pues, a conocer las teorías que, bajo el envase del Patriotismo Constitucional, intentan
vendernos los miembros del Partido Popular.

La ponencia comienza por definirnos el concepto que quieren explicarnos: el Patriotismo


Constitucional es el Patriotismo de la España Constitucional. La definición es un poco confusa. Si
separamos los dos términos, tenemos que, por una parte, Patriotismo es el sentimiento y proceder
del patriota; y Constitucional sería todo aquel que es partidario de ella. Por lo tanto, el Patriotismo
constitucional engloba a todos aquellos patriotas amantes de la Constitución. Lo cual supone que
estamos ante un término ambiguo, que tanto puede englobar el amor a la Patria, a la Constitución, a
la Unidad Europea, a Iberoamérica o a cualquier otro proceder político, social o económico. Esto se
desprende después de la lectura de la ponencia. Han acuñado un término indefinido, que no
significa nada, y lo han transformado en algo grande, genial, único. Este término también sirve para
tergiversar la historia y darnos a conocer una verdad a medias. Los que más contrarios fueron a la
Constitución de 1978, ahora, veinticinco años después, la adoptan como suya y con la Carta Magna
en la mano, viajan por el mundo predicando su verdad, una verdad a medias. Una verdad que,
como veremos, sólo existe en la mente de los dirigentes del Partido Popular.

Escriben los ponentes:

"La Constitución fue fruto del esfuerzo colectivo de todos los españoles. No fue, y no es, la
Constitución de los unos contra los otros. No fue, y no es, la Constitución de una idea de España
contra otra idea de España. Fue, y es, la voluntad de todos para encontrar un marco en el que
podamos sentirnos razonablemente cómodos y que nos permita a todos vivir en libertad."

Vuelve a aparecer el fantasma de las dos Españas de Machado. Aquellas dos Españas, según el
Partido Popular, han dejado de existir. Yo creo que si se dieran una vuelta por España, a pie, se
darían cuenta que las dos Españas existen. Lo que ocurre es lo siguiente. Se han reinventado una
España gracias a eliminar una serie de principios que eran básicos. Leamos:

"La Constitución es la superación de los desencuentros históricos de los españoles. Gracias a ella,
las "dos Españas" se reconciliaron en una, se zanjó el problema religioso y la cuestión social, la
forma de la Jefatura del Estado y el modelo territorial. Con ella España se abrió el mundo y
consiguió su incorporación a la Unión Europea y la potenciación de su vocación americana."

No es cierto que las dos Españas se hayan reconciliado. Todavía existen. Están latentes en el
ambiente. Es lógico que se zanjara el problema religioso. En primer lugar nos tendríamos que
preguntar si la religión es un problema. Yo creo que no, todo lo contrario. Se zanjó convirtiendo a
nuestro país en un estado laico. Si no hay religión oficial, difícilmente puede haber problemas. Por
lo tanto, según el Partido Popular, es lógico que la Constitución haya sido un conjunto de leyes
integradoras para todos los españoles, si se suprimen los principios fundamentales que han regido
España durante siglos, los problemas desaparecen o, mejor dicho, restan latentes, como los
volcanes, hasta que un día vuelven a estallar. Después dicen:

"Los artífices de la Constitución fuimos todos los españoles que supimos integrar nuestras
legítimas discrepancias políticas y nuestros sentimientos de identidad, en un proyecto común y
compartido. Es de justicia rendir homenaje a todos los que de una manera directa, y en nombre de
todos los ciudadanos, participaron en la redacción del texto constitucional; en este Congreso y en
nuestro Partido están algunos de ellos."

Si uno no tuviera memoria histórica, aceptaría éste párrafo como verídico. Ahora resulta que todos,
absolutamente todos, fuimos los artífices de la Constitución. Lo cual no es cierto. Si tomamos
cualquier enciclopedia e indagamos el término Constitución y, posteriormente, centramos nuestra
búsqueda en la de 1978, podemos leer lo siguiente:

"Constitución de 1978. Constitución de consenso. Elaborada tras el final del régimen franquista y
la vuelta de la democracia en España, fue ratificada por referéndum nacional el 6 de diciembre de
1978, aceptada por la mayor parte de los partidos políticos y sancionada por el Rey el día 27 del
mismo mes. Es monárquica, democrática, autonomista y recoge derechos, colectivos e
individuales, de carácter económico, social y de medio ambiente. Junto a los derechos y
libertades, en la Constitución se especifican los deberes y obligaciones de todos los españoles, de
los que los principales son la atención para con el cónyuge y los hijos, la obligación de recibir
enseñanza los niños y la de sostener los gastos públicos. En el título X se prevén los mecanismos
de reforma de la Constitución."

Bien, esta es la definición. En ella se dice: aceptada por la mayor parte de los partidos políticos.
Algunos estuvieron en contra. Fraga, uno de los llamados "padres de la constitución", protestó ante
el capítulo octavo y puso muchas trabas para que fuera aprobado. Algunos miembros del PP (antes
Alianza Popular) no votaron o votaron en contra de ella. José María Aznar incluso escribió una
serie de artículos, con el seudónimo de un josé antoniano, expresando su postura contraria a la
Constitución. Ahora resulta que es más constitucional que los constitucionalistas. Claro, lo de ahora
es lo auténtico y lo de antes tiene que ser apartado, borrado, falseado. Esto es lo que les gustaría al
Partido Popular, que la historia pudiera ser modificada a su antojo. Por suerte existen las
hemerotecas y, gracias a ellas podemos saber que muchos miembros del Gobierno y del partido no
fueron, en su momento, tan constitucionalistas como ahora nos quieren hacer creer.

Los ponentes, Pique y San Gil, continúan con su ponencia diciendo:

Defender la constitución es defender los Estatutos de Autonomía. Defender la Constitución es


defender con todas sus consecuencias la España plural; defender los Estatutos de Autonomía es
defender con sus consecuencias la idea de España.

"El Patriotismo Constitucional respeta los núcleos de convivencia: pluralidad, tolerancia,


libertad, autonomía y unidad. "

"La Constitución no es un manual que hoy se debería reformar (…) No es bueno ni conveniente
poner regularmente en crisis lo que funciona (…) El Partido Popular es contrario a abordar en
esta etapa una reforma constitucional. No la consideramos necesaria ni conveniente."

Los ponentes entran en contradicción. En el último párrafo leído dicen que la Constitución no
puede ser reformada pues, para ellos, funciona. Aplican la máxima de: más vale malo conocido que
bueno por conocer. Sin embargo, al principio de la ponencia exponen esta interesante reflexión: La
España de hoy es sustancialmente diferente de la de los inicios de los años setenta. No consideran
necesario ni conveniente reformar la constitución pero, en cambio, afirman que la España de hoy
no es la de 1978. Entonces, ¿por qué no reformarla? Los modelos de hace 25 años sirvieron para
una sociedad que acababa de salir de una dictadura. Hoy las cosas son diferentes. El Partido
Popular se ha empecinado en no tocarla. Como si fuera un dogma, como si fuera la Constitución
los Mandamientos de Dios. Considero que están equivocados. La evolución de los pueblos implica
que sus leyes han de ponerse al día, para que puedan ser útiles. Leyes anacrónicas de poco sirven a
una sociedad en constante evolución. Eso sí, en una próxima etapa piensan reformarla. ¿Cuándo se
iniciará esa nueva etapa? De momento no hay contestación. Es una incógnita.

Continuando con la ponencia leemos:

"Puede asegurarse que nuestro sistema autonómico tiene un grado de descentralización política
igual –sino superior- al de los Estados federales."

"Una nación plural con una identidad no étnica, sino política, histórica y cultural, surgida de su
aportación a la Historia y la Cultura universales, de su propia pluralidad constitutiva, y de su
proyecto histórico enraizado en dos mundos, el europeo y el americano."

Esto no es verdad. Se ha impedido a las autonomías que tengan su representante en la Unión


Europea. Diferente es el caso alemán, que tiene sus representantes. Así pues, aunque nos quieran
hacer creer lo de la descentralización, las pruebas que nos dan diariamente, corroboran el hecho de
que, les guste o no, la descentralización política pasa por el rasero del Gobierno del Partido
Popular.

Los ponentes no pueden dejar de lado sus ideas liberales al afirmar que:

"Hoy vivimos en un país libre, abierto, plural y democrático."

"Al patriotismo constitucional no le basta el mero hecho nacional, sino que busca sus cimientos en
sólidos principios y valores éticos, rasgos de civilización y normas de convivencia para la
libertad."

Estos dos párrafos son puro liberalismo. No nos tiene que sorprender. Lo que si nos ha de poner en
guardia es que Aznar se halla puesto a la cabeza del liberalismo europeo. Parece como si el
liberalismo lo hubiera inventado él. Tampoco es de extrañar pues, ¿qué hubiera sido de España si él
no fuera presidente del Gobierno? Sencillamente estaríamos inmersos en el caos.

De nuevo, los ponentes, se contradicen o, al menos, argumentan cosas que no creen pues, las
pruebas nos demuestran que dicen lo que no piensan. Escriben:

"Los fundamentos históricos y morales del patriotismo constitucional, son los valores inspiradores
del gran pacto de la transición democrática, los plasmados en la Constitución, y desarrollados en
los Estatutos de Autonomía."

"Un Estado social y democrático de Derecho, se fundamenta en los principios de su indisoluble


unidad, el derecho a la autonomía y la solidaridad entre las nacionalidades y regiones que la
integran."

Si se busca la unidad, difícilmente se pueden dar autonomías o, dicho de otra manera, es imposible
conceder la descentralización a las autonomías. Es cierto que se han dado Estatutos de Autonomía
pero, no existe la descentralización. El Partido Popular considera que la descentralización tiende a
separarlos de España. Considero que se equivocan. Quizás tendrían que leer un poco más y verían
su error. Anteriormente me he referido a Joan Bardina. He leído una frase que merece la pena
volverse a repetir. Decía Bardina: sabemos que, cuando más autónomas las Regiones, más ligadas
quedan al Poder Federal. Esa es la verdad. Entonces, ¿por qué tanto miedo? Es posible que tengan
miedo a perder el control del Estado. Quizás, en vez de mirar los modelos ingleses e italianos,
nuestros gobernantes tendrían que mirar hacia Alemania y ver cómo funcionan los länder.

Aunque, claro, teniendo en cuenta lo que leeré a continuación, difícilmente uno puede tener la
humildad de mirar más allá de sus narices. Escriben los ponentes:

"La lealtad constitucional, en una sociedad moderna, significa dar el máximo valor al principio
del imperio de la ley, al ser ésta, al mismo tiempo, expresión de la voluntad popular y garantía de
nuestras libertades."

"Constitución, España, libertad, vocación europea, son términos sinónimos. Se funden en el


patriotismo constitucional."

"El patriotismo constitucional es la mejor actitud política para combatir el fenómeno del
terrorismo, y promueve en este sentido la unidad de los demócratas como elemento clave para su
derrota."
"Entendemos que el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo es el primer paso y el mejor
ejemplo del patriotismo constitucional en ese terreno, y nos comprometemos a trabajar para su
fortalecimiento y profundización. También con quienes condenan inequívocamente el terrorismo."

"Debemos afirmar con firmeza que en el marco constitucional no cabe la invocación de un


inexistente "derecho de autodeterminación". Pretender llevarlo a cabo significa lisa y llanamente
la voluntad de quebrar radicalmente el orden constitucional".

"España es hoy una potencia de tamaño medio que tiene intereses y prioridades en el
Mediterráneo, en Europa, en Iberoamérica, y al mismo tiempo tiene una ambición global de estar
presente en todo el mundo de una u otra manera, conforme a nuestras propias posibilidades y
podemos decir que tiene ambición de asumir más protagonismo cada día y más responsabilidades.
Si esto es así, es porque ha existido el esfuerzo colectivo de la sociedad española del que podemos
enorgullecernos. Por ello, queremos y debemos pensar en positivo."

"La presencia de las iniciativas españolas en el mundo también es un reflejo del patriotismo
constitucional. Una sociedad libre, abierta y plural como la nuestra, ha de proyectar hacia el
exterior su actividad, y con ella sus valores constitutivos."

A pesar de contradecirse en sus afirmaciones pues, donde dicen una cosa después dicen otra, se
llega a la conclusión de todo lo que pasa en España es gracias al Patriotismo Constitucional. Todo
lo bueno, ¡claro! Lo que no va bien es por culpa de las Autonomías, que desean romper la unidad
de España. No volveré a repetir lo dicho sobre las Autonomía. Fijémonos en un punto. España es
una potencia de tamaño medio. Esto es lo que piensan y lo que dicen los ponentes. También lo
repite hasta la saciedad Aznar. ¿Cuál es la verdad? España está a 10 o 12 años de los países más
avanzados de Europa. Tenemos éste retraso tecnológico. Esta es la verdad y no la que quiere
vendernos el Partido Popular. Desgraciadamente para el Partido Popular y para nosotros mismos,
no estamos a la cabeza de Europa sino en la cola. Lo que considero una falacia es que la presencia
de las iniciativas españolas en el mundo es el reflejo del Patriotismo Constitucional.

Por descontado, la ponencia no puede olvidarse de Europa, el gran caballo de batalla del señor
Aznar. Escriben los ponentes:

"España, un país que ha sabido realizar tan profunda transformación tiene que ver el reto de la
ampliación como una oportunidad."

¿Qué significa esto? La Unión Europea es gracias a España. De no haber tomado parte España, el
Euro y la Unión Europea nunca se hubieran llevado a cabo. Una ostentación demasiado capciosa.
El Partido Popular y Aznar creen que somos importantes. Les dejan hablar y esto les da alas. De
momento no nos podemos comparar a Alemania, Francia o Inglaterra. Ellos están en la cabeza.
Otros fueron los impulsores de la Unión Europea. No España. Recordemos que, cuando se creó el
Mercado Común, España no estaba incluida. Como ha dicho Juan José Terraza, director nacional de
fiscalidad de Ernest & Young: Francia y Alemania, con la colaboración de Italia, fueron los
fundadores de la Unión Europea. Ingleses y españoles somos unos advenedizos en la UE. Fue a
posteriori, junto con Portugal y Grecia, cuando entramos a formar parte de ella. Fuimos los de la
cola y continuamos siéndolo. Ahora bien, una cosa es la realidad y otra la que quiere hacernos creer
el señor Aznar.

Esta prepotencia les hace escribir: "Hasta el año 81, sólo hace 20 años, España era receptora de
fondos de cooperación al desarrollo. Recibía fondos provenientes de países desarrollados. Hoy, en
cambio, España está entre los diez países del mundo en aportación a la cooperación al desarrollo
y es el octavo contribuyente al sistema general de las Naciones Unidas para la cooperación. De
ser un país en vías de desarrollo, en tan sólo veinte años, nos hemos convertido en uno de los
países desarrollados que, con profundo sentido de la solidaridad, mayor aportación hace a la
cooperación."

Yo creo que primero tendríamos que arreglarnos nosotros para, después ayudar a los demás y no ir
con la prepotencia de ayudar a los otros cuando, en el propio país hay carestías. Ellos, por lo visto,
lo ven de manera diferente. Así nos va.

Ahora les toca el turno a los inmigrantes pues, como era lógico pensar, el Patriotismo
Constitucional integra a los inmigrantes. Este término le sirve al Partido Popular para englobar
todos los problemas y todas las virtudes que suceden y sucederán en España. Cualquier problema
que pueda surgir en España se arreglará gracias al Patriotismo constitucional. Parece como si
tuviéramos que darle gracias a Dios por tenerlo entre nosotros pues, nuestra salvación es segura. El
Patriotismo constitucional es la gran panacea del gobierno del Partido Popular y, por derivada, la
salvación de España y de los españoles. Volvamos al tema de la inmigración. Los ponentes
defienden que:

"Una nación abierta a la integración de los inmigrantes (...) Necesitamos la inmigración y


necesitamos regularla adecuadamente precisamente para garantizar los derechos de los
inmigrantes y su adecuada integración (...) La lucha contra las mafias que trafican con personas
humanas (…) La plena integración de los inmigrantes en nuestra sociedad. Aceptarlos con su
cultura, sus costumbres; pero al mismo tiempo los inmigrantes tienen que aceptar nuestras
costumbres, nuestro marco de convivencia, en libertad (…) Garantizar que los inmigrantes pueden
disponer de un lugar de trabajo adecuado a sus posibilidades, y adecuado a nuestras
necesidades."

Estoy de acuerdo con integrar a los inmigrantes y que ocupan puestos de trabajo. Todos tenemos
derecho a él. No es un problema xenófobo o racista. Ahora bien, los inmigrantes tiene derecho a un
trabajo, siempre que todos los españoles tengan un lugar de trabajo, es decir, cuando el paro en
España sea 0, pensemos en su integración. No empecemos la casa por el tejado. Resolvamos
primero los problemas internos y, luego, resolvamos la inmigración.

Por descontado, si vivimos en un país tan maravilloso, como se desprende después de leer la
ponencia; si España va bien; es indudable, como expresan los ponentes, que España ha de ser una
nación solidaria. Tal y como dicen:

"Si estamos convencidos que los valores de nuestra sociedad son dignos del esfuerzo que hemos
hecho para conseguirlos, para vivir en ellos, tenemos que saber transmitirlos (...) España es hoy
un país que necesita impulsar políticas de cooperación (…) La globalización es una oportunidad
para todos los países del mundo. La libre circulación de ideas y culturas siempre ha sido una
oportunidad de crecimiento intelectual (…) La globalización es también una oportunidad para
nuestra cultura (…) Tenemos una gran riqueza lingüística (…) La globalización no es ningún
peligro para las culturas propias; es una oportunidad para su difusión, para estar presentes en el
mundo."

La globalización de las ideas y culturas no es un invento nuevo. Por supuesto que la globalización
no es ningún peligro. Desde hace siglos, la música y el Arte han estado globalizados. El
Renacimiento, el Barroco, el Rococó, el Romanticismo, han viajado por Europa, han globalizado
Europa, y sus ideas han sido absorbidas tanto por músicos italianos, españoles, alemanes, ingleses
e, incluso, rusos. Lo que piensan estos señores del Partido Popular, porque son poco leídos, es que,
gracias a la globalización España podrá exportar cultura, cuando siempre la ha exportado.
Continúan diciendo lo ponentes:

"El Partido Popular sostiene y respalda la acción concretada de las democracias contra todos
aquellos regímenes y organizaciones que presten amparo, cobertura o guarida a los terroristas
(…) Como país no podemos permanecer al margen ni del esfuerzo colectivo en la batalla contra el
terrorismo (…)El terrorismo no se arregla con el diálogo."

¿En qué quedamos? Este tema es demasiado complejo para integrarlo dentro del Patriotismo
constitucional. Es un tema más antiguo que éste equívoco denominado Patriotismo Constitucional.
Por lo cual, considero que es incoherente incluirlo dentro de él. Si siempre hemos sido contrarios al
terrorismo, ¿por qué se aplaudió el atentado contra el Almirante Luis Carrero Blanco? Es una
pregunta que dejo abierta.

Los ponentes terminan su ponencia con las siguientes conclusiones sobre el supuesto Patriotismo
Constitucional. Según ellos éste engendró defenderá: la libertad como elemento básico de la
convivencia; la convivencia con pleno respeto a las opiniones de los demás; la España plural y la
pluralidad como riqueza (…) al defender España se defiende a todas y cada una de las lenguas, las
tradiciones y las sensibilidades que integran la España plural; la solidaridad; una educación (…) la
formación de ciudadanos libres y responsables; la modernidad.

Pero no acaba aquí. Gracias al Patriotismo constitucional participaremos en la construcción de


Europa y nos sentiremos orgullosos de ser ciudadanos de España. Ante tal afirmación yo me
pregunto: ¿para estar orgullosos de ser españoles tenemos que sucumbir al patriotismo
constitucional? Yo creo que no. No estando de acuerdo con el Patriotismo Constitucional se puede
ser tan español como los que creen en éste engendro político. Y acaban diciendo:

"Entendemos que el patriotismo constitucional es la expresión constructiva y ordenada de


sentimientos de vinculación a la España de hoy, de manera que, siendo un concepto abierto,
permite la inclusión de la derecha, del centro, de la izquierda y de los nacionalismos
constitucionales respetuosos con la democracia."

"El patriotismo constitucional no se fundamenta en el dominio o derecho de la historia, la etnia, la


raza, la comunidad de creencias y lengua o cualquier otra herencia, sea esta más o menos o
imaginaria. Promueve políticas constitucionales para la integración de todos en un proyecto
positivo y deseable de España (…) El patriotismo constitucional esta abierto a todos. "

Hasta aquí la ponencia sobre el Patriotismo Constitucional. Como ocurre muchas veces, esta
ponencia quedará sin aplicación. Como ocurrirá con el Plan Hidrológico. Cambiará el gobierno o
sus ministros y la ponencia caerá en el olvido. Quizás otro ministro u otro ponente le cambiarán el
nombre. En otro Congreso Nacional se llamará "X". Se retocaran frases y se añadirán contenidos.
Le limpiarán la cara. Después de incluirle algunas modificaciones, nos la volverán a presentar
como un nuevo proyecto de todos los españoles.

Ahora bien, llámese como se llame, la estructura filosófica de éste término tiene un nombre que no
pueden modificar ni cambiar. A lo largo de los años siempre ha sido igual. Todos conocemos la
base ideológica y su nombre: Liberalismo.

De él nos tenemos que proteger. No tanto del Patriotismo Constitucional pues, es el disfraz que
esconde la verdad. El liberalismo: anticatólico, centralista y desestabilizador está infiltrado en
nuestro país. Aznar se vanagloria de serlo junto con sus amigos Blair y Berlusconi. Lo vimos
recientemente en la Cumbre de líderes europeos, celebrada en Barcelona en marzo pasado. La
Vanguardia publicó el siguiente titular: El liberalismo de Aznar, Blair y Berlusconi se enfrenta al
muro franco-alemán. En uno de los artículos leemos: En Barcelona se enfrentan dos modelos para
Europa. España, Reino Unido e Italia abanderan la escuela liberalizadora, partidaria de devolver
a la iniciativa privada la gestión de la mayoría de los servicios públicos y de incentivar la
creación de empleo con la desregularización del marcado laboral. La carta de Tony Blair y Silvio
Berlusconi a José María Aznar resume esta tendencia: "Para prosperar (…) Europa necesita
aprovechar su potencial de manera más efectiva: derribar las banderas a la innovación y la
competencia, reformar los mercados laborales ineficientes, mejorar los recursos humanos".

Por lo tanto, contra éste sistema que pretenden imponernos debemos luchar porque, si no lo
hacemos, perderemos todos aquellos valores por los cuales lucharon nuestros antepasados.

César Alcalá

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