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“La hija de Meridio” de LJ Maas

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“La hija de Meridio” de LJ Maas
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La hija de Meridio
Meridio's Daughter
Por LJ Maas 
Traducción de: Julieta “Meltryth” (2013-2014)

Descargo de responsabilidad: Todos los personajes son originales y son copyright © de


devlin@xenafan.com. Esta historia de ninguna forma puede ser vendida o utilizada con fines de
lucro. Se puede realizar copias para uso privado y agradecería que se incluyeran todos los
avisos de copyright y este aviso legal. Si tienes un sitio de fanfict, por favor, envíame un correo
electrónico antes de colocarlo en su sitio (a mí me gusta llevar un registro).

Aviso de violencia: Hay más palabras que acción, pero hay (vamos, que es un uber de Warrior
Princess). Sin embargo, si eres un hombre, ¡puedes sentir la necesidad de cruzar las piernas y
lamentarte de vez en cuando!

Sexo: ¡Oh, por favor!... ¡Ustedes ya me conocen ahora! ¡Estás aquí! ¡Hey, es un uber de Xena
y Gabrielle, por el amor de Dios! Es bastante explícito, una vez que comienza a rodar, pero no
es gratuito. Si la idea de dos mujeres en una relación amorosa / sexual también les molesta,
como dijo Xena: “Bite me!”. * Nota de traducción: Que significa literalmente “muérdeme” con connotación
sexual, algo similar a “chupámela” del español.

Advertencia de gran angustia: Amenazaron cada centímetro de mi vida si no comenzaba a


poner este descargo de responsabilidad en algunos (¿todos?) mis trabajos. A partir de ahora
voy a calificar el contenido de angustia con caras tristes, con una cara triste como lo más bajo y
cuatro para lo más alto. Esta historia obtiene:  (3 caras tristes para los que no tienen
fuentes TT).

Atención menores de edad: Hey, la Corte Suprema dijo en Reno contra la Unión Americana de
Libertades Civiles (1997) que las leyes contrarias de lo que, online, ciertos materiales
“indecentes” para menores de 18 años eran inconstitucionales ¡búsquenlo!. Además, esto es
perfectamente “decente”.

No sólo puedes caminar en la hierba aquí, ¡también puedes alimentar a la bardo aquí! Sólo se
cómo se sienten acerca de mis historias mediante retroalimentación. Déjame saber qué opinas
al respecto. Sin embargo, no se aplica a los homófonos. Estoy en: devlin@xenafan.com

Un agradecimiento especial a:

Laura, mi asistente de investigación. Su trabajo en la investigación de cualquier cosa y todo lo


relacionado con Grecia la hace ver como una mejor autora que yo. Gracias L, ¡nos vemos en
La Florida!

A mi x-mas misfits que parece que le gusta todo lo que escribo y la manada de Merwolf... un

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montón de cachorros que han sido más que halagadores con sus elogios.

Por último, a la que está siempre fiel en casa... el guerrero oscuro de mi propia alma.

Nota de traducción: Este es un homenaje in memoriam de LJ Maas, quien falleció luego de un accidente.
Parte de su legado en la Tierra, su imaginación, quedando entre lo mejor de los fanfics xenites del mundo.
¡Gracias LJ! Me has dado más de una sonrisa con tus historias, sólo pretendo que aquellos que no las
conocen (o no las quieren leer en inglés), puedan acceder a ellas y mil disculpas adelantadas por ciertos
errores, a veces estaba demasiado dormida. Ha sido todo un honor LJ.

Si la historia te gustó y la quieres en inglés, bueno, LJ la vendía. Sino, y vas a copiar esto de alguna
cuenta mía, ten la amabilidad de dejar los respectivos descargos. No fue un trabajo de un sólo día ¿saben?
Sangre sudor y lágrimas pasaron por este texto… bueno, en la historia, ok. Aun así fueron meses porque
lo hice sin ayuda. Sólo pido esa delicadeza por mera educación ya que, esta traducción no tiene ánimos de
lucro y la distribuyo gratuitamente y todo el mérito de la misma pertenece a su autor, salvo por la
traducción. Julieta “Meltryth”.

La hija de Meridio
Meridio's Daughter
Por LJ Maas ✝
Traducido por: Julieta “Meltryth” (2013-2014)

Primera Parte

Tessa tenía sus reflexiones moviéndose dentro de ella mientras miraba pensativamente la
ventana. Las imágenes proyectadas detrás de las ventanas eran de un hombre corpulento que
había sido acompañado a la oficina por Stefano y Alex. Lo empujaron en una silla y se sentó
allí obedientemente. La alta, de cabello oscuro agitó la mano desdeñosamente a sus dos
grandes secuaces, pero ella miraba por la ventana, con los ojos color del mar Egeo que estaba
por debajo. Los dos ayudantes la dejaron sola en la habitación con el hombre robusto y aunque
ella estaba de espaldas al hombre, aunque él sabía que tenía la suerte de estar con vida.
Atacarla no encajaba dentro de la escena.

Ella suspiró profundamente mientras observaba la hermosa vista. La puesta de sol fue
indescriptible. El resplandor naranja amarillento convirtió al mar azul verdoso por debajo en el
mismo color suave y apagado rebotando hacia ella desde las casas blancas a lo largo de la
orilla del mar.

Ella apretó el puente de su nariz y deseó estar en cualquier otro lugar en ese momento, tal vez

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en el mar, en su catamarán, acurrucada en los brazos de una hermosa mujer. Cerró sus ojos y
pudo sentir la puesta de sol sobre sus hombros y cómo el Meltémi soplaba con fuerza desde el
norte. Casi podía sentir a la mujer en sus brazos. Sacudió un poco su cabeza y abrió los ojos.
Este no era el momento para soñar. Además, su negocio no consistía en brindarle exactamente
la clase de relaciones con el tipo de mujeres con las que se puede disfrutar de un buen vino y
Milton en el mar.

Ella necesitaba enfocarse en la tarea entre sus manos. Pasando los finos dedos de una mano
por su cabello color ébano, se tragó la nostalgia y la melancolía, eso sólo la haría débil.
Necesitaba ser fuerte para estos negocios del Señor Meridio. Después de todo, él le pagaba
bien por hacer lo que ella era la mejor, forzarlos a cumplir la voluntad del Señor Meridio.

Otra inspiración profunda de su parte y la mujer con la mirada conmovedora desapareció.


Cuando se volvió, el hombre corpulento la miró a la cara y lo que vio lo hizo tragar saliva. Sus
rasgos perfectamente cincelados hablaban muy bien de su pura herencia griega, pero eran
esos ojos los que habían hipnotizado al hombre. Momentos antes ella miraba al mundo con
unos profundos ojos azules cerúleos, ahora ella volvió la mirada hacia el hombre sentado y sus
ojos eran tan fríos y pálidos como el hielo.

“Señor Stefanopoulos... mi nombre es Tessa Nikolaidis”. Dijo con voz baja desprovista de
cualquier emoción.

Él tragó saliva de nuevo. Él sabía quién era ella. Las comisuras de los labios de ella se
curvaron ligeramente hacia arriba, viendo cómo se santiguaba, con la esperanza de evitar lo
que él pensaba que era sin duda el mal de ojo.

Ella no pudo detener la sonrisa indiferente. Los griegos siempre consideraban que las mujeres
con los ojos azules eran más capaces que cualquier otro de poder para maldecir a alguien con
el mal de ojo. Además de eso, sólo había una cosa que la emocionaba más que ver la
expresión en el rostro de un hombre que una vez que se dio cuenta de quién era, y eso era lo
que temía.

“¿Señorita Meridio?” La azafata se dirigió a la joven rubia que tenía los ojos cerrados.

La empleada odiaba molestar a los pasajeros de primera clase, ya que podrían ser muy
quisquillosos, pero ésta parecía ser realmente agradable cuando ella había llegado para servir
el desayuno.

“¿Señorita Meridio?” Repitió.

La pequeña rubia abrió los ojos para revelar iris de color verde oscuro, el color de un frondoso
bosque. Se incorporó un poco, aparentemente sorprendida se había quedado profundamente
dormida. Los mechones de pelo de color dorado como el trigo cayeron en los ojos y, como era

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su costumbre, los sacudió lejos con una sacudida rápida de su cabeza. Pasando rápidamente
las manos por sus cabellos cortos se centró en la asistente.

"¿Sí?" Preguntó, mirando expectante a la asistente que se inclinó hacia ella.

“Señorita Meridio, los pilotos han dejado un mensaje para usted”. La asistente le extendió una
hoja de papel. “¿Lee griego?”

"Sí, gracias." Respondió la rubia, abriendo la nota doblada y sonriendo.

Sólo su padre tendría la audacia de hacer que le entregaran un mensaje de emergencia


cuando sólo faltaban quince minutos para aterrizar en Atenas. Él le decía que su Karê debería
estar en el aeropuerto yendo a su encuentro. Casey dobló la nota cerrándola nuevamente y se
preguntó quién sería su nueva mano derecha. A ella nunca le había gustado el hombre al que
todos llamaban Tusky, pero recordaba la cara de tristeza de su padre cuando le dijo que el
hombre con el que ella había crecido temiéndole, había sido asesinado en un lamentable
atentado con un coche bomba. De eso habían transcurrido cinco años. Ellos culpaban a los
turcos o a los albaneses, al igual que los culpaban de todo lo malo que pasaba en Grecia.

Casey se estiró y apoyó el codo en el reposabrazos del asiento, con la barbilla apoyada en la
palma de su mano. Miró por la ventanilla del avión y se perdió en las nubes blancas
ondulantes. Se sentía extraña estar yendo a casa otra vez, aunque la mayoría de la gente no
consideraría a Grecia su país natal, ni tampoco, a primera vista, la tomaría por nativa. Cuando
le dijo a la asistente que, efectivamente, hablaba griego, ella respondió con un muy corto, nai.
La mujer miró sorprendida, pero no dijo nada.

Grecia era el hogar de Casey de una especie de manera excéntrica. A medida que le iban
contando la historia, de su madre sabía que había nacido con un padre griego y una madre
francesa. Su padre había ido contra la tradición familiar de casarse con una mujer de sangre
griega pura. La historia después de eso era un poco confusa. Ni su madre ni su padre alguna
vez le habían explicado demasiado, sino que ella tuvo que reunir las partes, cuando la joven
Cassandra Meridio tenía cinco años, su madre tomó a su hija y se fue de Grecia a Estados
Unidos, para no regresar jamás. Casey tenía en la actualidad la doble nacionalidad de ambos
países.

Siempre fue muy civilizada entre su madre y su padre. Casey pasaba todos los veranos de su
vida en la finca de su padre en la isla de Mýkonos. El resto del año, vivía con su madre en Long
Island. Durante los últimos seis veranos, Casey no había ido a la isla griega. La vida
universitaria le había estado consumiendo demasiado tiempo y cada verano viajaba alrededor
del mundo en una excavación arqueológica. Finalmente, con su maestría de civilizaciones
antiguas en la mano y la financiación de la Universidad de California detrás de ella, regresaba a
casa de su padre. Ella se había posicionado como segunda al mando de la excavación, sobre
todo debido a su herencia y dominio de la lengua y la zona. Fue un esfuerzo conjunto entre los
Estados Unidos y Grecia, y la joven Casey iba a aprovechar al máximo su primera oportunidad.

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Ella estaba un poco nerviosa por tener que ver a su padre después de tanto tiempo, pero en
realidad no tenía nada de qué preocuparse. Andreas Meridio amaba a su hija como si fuera una
diosa. Él quería a su hija pequeña más que a nada mientras crecía y el día que se graduó, ella
tenía un BMW M3 convertible de color azul real esperando en la entrada. Cuando le dijo a su
padre su asignación en Chóra en el Museo Arqueológico él insistió en que volviera a la casa de
la hacienda para vivir. El primer pensamiento de Casey fue poner alguna excusa para vivir por
su cuenta en un apartamento, pero puesto que había pasado seis años desde que visitó la isla,
decidió dejarse mimar durante un tiempo en la finca y buscar un apartamento una vez que
estuviera allí. Unas pocas semanas de vacaciones no podrían perjudicarla, pensó.

El parpadeo de las luces en la cabina la sacó de sus reminiscencias para volver a ajustarse el
cinturón de seguridad. Con suerte, el Karê de su padre por lo menos sería alguien con quién
llevarse bien mientras vivía allí. Se estremeció al recordar las miradas insensibles que siempre
recibió de Tusky. Sólo esperaba que éste tuviera un lado un poco más amable.

"¿Qué estás tratando de hacer, que nos maten?" Dijo la mujer de pelo negro entre dientes y
tomó la carta de Meridio entre las manos del chofer. Pasando por encima de la llamada del
hombre escondido, se estrelló contra su pecho “Vlákas”, maldijo la estupidez del hombre.

“Pero, yo no sé cómo luce ella” Tartamudeó él con un fuerte acento.

“No te preocupes... Yo lo hago”

Cada día, durante los últimos cinco años ella veía la foto en el gran escritorio de roble de su
empleador. La chica de la misma era de unos doce años con un cabello rubio largo y
relucientes aparatos en sus dientes. Era una cosa pequeña, que se veía aún más pequeña
encima de un gran caballo negro. Tessa no habría necesitado de la fotografía para recordarla,
de todos modos. Ella tenía la imagen de la hija de Meridio grabada de niña en su cerebro.

Después de todo, ¿Cuánto más podría haber cambiado ésta chica?

Casey se levantó y estiró los músculos que habían resistido firmemente un vuelo de diecisiete
horas desde California. Ella había tenido que correr un poco para tomar el vuelo con conexión a
Ámsterdam, pero se quedó dormida y apenas se había movido desde entonces. Haciendo su
camino desde el avión, ella temía la espera en la aduana, que junto con el hecho de que no
tenía idea de que se suponía que debía estar buscando, ya estaba empezando a parecer una
tarde agotadora. Con la funda de la laptop en la mano, se movió por el concurrido aeropuerto
como un viajero experimentado, consciente de los ojos que la seguían en cada movimiento.
Ella fue capaz de moverse rápidamente a través de la terminal este hacia la zona de recogida
de equipajes.

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Ella detuvo a un joven que trabajaba de maletero y lo sorprendió hablando griego, explicándole
que tendría una buena propina si él tenía todas sus maletas y se dirigía a la aduana con ella. El
joven inclinó el sombrero hacia atrás y miró de reojo a la pequeña rubia. Cuando ella alzó unas
diez mil dracmas de billetes tentadoramente, sus ojos se agrandaron, pero de pronto su rostro
se congeló, no en el dinero, sino en algo sobre el hombro izquierdo de Casey. Su rostro se
puso pálido y negó con la cabeza a la pequeña rubia, tratando de alejarse de ella. Casey se
agarró de su brazo para tirar de él hacia ella.

"Ochi", dijo el joven con fuerza y empujó la mano que aún sostenía el billete crujiente. Como si
Casey no entendiera el idioma, él repitió lo mismo en inglés.

"¡No!" miró hacia arriba por detrás de Casey y comenzó a retroceder.

La joven mujer estaba muy sorprendida por la conducta atemorizada del hombre. Él se inclinó
un poco, girando y casi corriendo lejos. De repente, Casey sintió una presencia detrás de ella.
Recordó la mirada del rostro del joven y se volvió con una de sus mejores miradas furiosas
americanas.

Ninguna de las dos mujeres recordaría después en algún momento si habían intercambiado
alguna palabra durante los primeros segundos. Era como si cada mala película llena de clichés
sucediera y el tiempo simplemente dejase de avanzar por unos preciosos instantes. Se sentía
mucho más largo cuando las dos mujeres se quedaron mirándose fijamente la una a la otra.

Casey miraba hacia arriba a los ojos más azules que algún artista alguna vez hubiera
imaginado. La mujer que estaba delante era fácilmente unos 15 centímetros más alta que lo
que era la pequeña rubia. Tenía el pelo largo de color ébano que caía en cascada a través de
los anchos hombros y por su espalda, su flequillo oscuro había sido arrastrado casualmente
hacia un lado. Una ceja arqueada bajo los mechones y Casey creyó ver una mirada
definitivamente de diversión, o era de sorpresa, en la mirada contemplativa de la desconocida.
La mujer se parecía sospechosamente a un agente federal estadounidense en un traje negro a
medida y una blusa de seda de color blanco. Ella parecía muy a gusto mientras sostenía sus
manos, pensativamente dobladas, frente a ella.

Tessa vio a la pequeña rubia caminar por el aeropuerto, ordenando a los otros que se
quedaran atrás. Ella vio su oportunidad cuando el maletero intentaba seducirla. Una vez que la
joven se dio la vuelta, le tomó cada pedacito de moderación a la alta mujer para no reír a
carcajadas al ver la expresión que ella le estaba dando. A continuación, Tessa se encontró
atrapada en una mirada que arremolinaba con todos los colores del océano. Ésta
definitivamente no era la niña de doce años de edad en la foto. Ésta mujer debía ser alguien
completamente distinta. La parte superior de su cabeza sólo se acercaba a la barbilla de Tessa,
pero su cuerpo era una obra de arte. Era todo músculo liso cubierto por una piel que se veía
tan suave, la mujer de cabello oscuro tuvo que abrazar sus manos para no alcanzarla y tocarla.
Entonces Tessa recordó quién era esta mujer y con la misma rapidez en que sus ojos se
habían suavizado, su expresión volvió a caer en su fría pretensión.

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“Cassandra Meridio, ¿supongo?”

La voz sobresaltó a Casey de su bruma. La expresión de la alta mujer pasó de la


contemplación silenciosa a la severa impasibilidad en un abrir y cerrar de ojos.

“¿Sí?” respondió la rubia.

“Mi nombre es Tessa Nikolaidis, trabajo para tu padre”.

Casey tomó la mano que la mujer le ofrecía y por un segundo pensó en no dejarla ir. No podía
entender la sensación cuando era obvia la mirada indiferente de la mujer de pelo oscuro siendo
sólo un apretón de manos superficial, Casey simplemente no podía explicarlo. Lo curioso fue
que la alta mujer también pareció reacia a finalizar el contacto.

“Por favor sígame, señora Meridio” solicitó la mujer más alta, luego se volvió rápidamente y
comenzó a caminar, esperando que la pequeña rubia la siguiera.

“Pero... mis maletas...” comenzó Casey.

"Ya me he ocupado de su equipaje, la Sra. Meridio" replicó Tessa.

"¿No debería estar en Aduanas?" respondió Casey, ligeramente sin aliento por mantenerse al
día con largas zancadas de la mujer.

“Ya han sido tomados los recaudos” replicó Tessa, una vez más.

“¡Espere!” Casey se detuvo y finalmente se dio cuenta que estaba prácticamente corriendo
para mantener el ritmo. "¿Qué tal si lo hace más fácil y bajamos a un trote lento, huh?”

Por primera vez desde que las dos se reunieron hubo un pequeño indicio de sonrisa dibujado
en las comisuras de los labios de Tessa.

“Lo siento” fueron las únicas palabras que pronunció Tessa y le indicó la puerta del coche.

La limusina se detuvo al segundo bordeándolas antes de que las dos mujeres salieran del calor
de la tarde. Rápidamente tiró de la puerta para abrirla, Tessa dejó ingresar a Casey y se sentó
frente a ella al lado de un hombre musculoso de unos treinta años.

“Éste es Alex, también es empleado de su padre. Él no habla muy bien inglés”. Ella indicó al
hombre sentado a su lado.

El joven fornido sonrió tímidamente a la pequeña rubia como Casey se presentó en griego.
Sacudió la pequeña mano y se alejó rápidamente, disparando miradas nerviosas a la mujer

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sentada a su lado.

Casey observó y escuchó el inglés de la mujer de cabello oscuro, pero no pudo adivinar su
ligero acento. La inflexión de su voz cuando utilizaba el inglés era un poco apagado, como si
hubiera aprendido inglés en Inglaterra o Australia. No podía ser americano; hablaba la lengua
de manera demasiado perfecta. Tessa miró por encima del hombro y habló con el conductor en
griego, pidiéndole que conducir por la carretera portuaria de la pista de aterrizaje. Fue entonces
cuando Casey se dio cuenta de que la mujer era griega. La forma gutural que ella puso en la R,
una técnica que siempre había sido difícil para Casey, parecía rodar fuera de la lengua de la
mujer de pelo oscuro con una facilidad natural.

Tessa levantó el teléfono al primer timbrazo. Ella procedió a dirigir negocios, hablando a veces
en griego, y luego en inglés. Ella mantenía una cartera de cuero negro en su regazo y
constantemente garabateaba en el bloc de notas en el interior. Todo el tiempo la mujer de pelo
oscuro mantenía un ojo entrenado casual en la pequeña mujer sentada frente a ella. La rubia
parecía tomar los tratos comerciales con calma y miraba por la ventana, con la barbilla
descansando tranquilamente en la palma de su mano. Tessa se preguntó a cuántos de estos
paseos la chica había ido con su padre, siendo ignorada como en éste, siendo los negocios
siempre primeros. De repente, la mujer de cabello oscuro capturó un momento de descuidado
dolor en los rasgos de la pequeña rubia. Luego, con la misma rapidez éstos se habían ido.

Tessa cerró su anotador y apagó el teléfono.

"¿Puedo ofrecerle una copa, señora Meridio?" preguntó Tessa, señalando el pequeño bar.

"En realidad, mis amigos me llaman Casey. Me encantaría un vodka si lo tiene"

“En efecto lo tenemos, señora Meridio. ¿Ice... tonic?”

Casey se dio cuenta con una respuesta de cómo iba a ser entre ella y esta mujer. Muy
hermosa, pero fría y distante, Casey entendía que ella siempre sería la hija de Meridio para la
desconocida que escondía sus emociones con tanto recelo. Ella negó con la cabeza a la oferta
de servicios adicionales.

Tessa observó la expresión de la mujer mientras la Karê vertía la bebida para ambas,
ignorando deliberadamente la oferta de llamar a la hija de su jefe por su primer nombre. Ella es
una belleza, eso seguro, pero esto es la última cosa que necesitas en tu vida ahora mismo. Sin
complicaciones, eso es lo que te prometiste. Y ésta... la hija de Meridio... ella definitivamente
podría hacerte la vida más complicada.

Casey tomó la bebida ofrecida de las manos de la mujer de cabello oscuro y una chispa saltó
entre sus dedos. La joven retiró la mano y miró sus dedos, como si la hubieran quemado.

"Es seco en esta época del año", fue única explicación de la Karê, pero incluso ella lo sintió.

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Era más que la electricidad estática, sino que era producido por el centelleo de un fuego que
ardía profundamente dentro de cada mujer, pero que siempre mantenía el control. Tampoco
reconoció la causa, pero cada una de ellas, de repente, sintió lo incompleto de sus vidas.

Tessa sintió la tentación de sonreír y decirle a la joven que le encantaría llamarla Casey y por
un momento, sintió en sus labios como si fuera a decir las palabras. Gahmóh Toh!

¿Qué demonios se ha metido en tu interior, Niko... estás jodidamente desquiciada? ¿Qué es lo


que vas a hacer... cogerte a la chica? Hazlo y luego estarás debajo de la piedra angular de uno
de los nuevos edificios de Meridio. ¡Consigue una mujer!

Casey observó el rostro de la mujer de cabello oscuro mientras bebía el vodka refrigerado. Era
un hielo frío con sabor cítrico, sin embargo, todavía ardía ligeramente a medida que se
deslizaba por su garganta. Los ojos azules de la mujer se oscurecieron y ella parecía estar a
punto de hablar, cuando las líneas de expresión en su cara se relajaron un poco. Con la misma
rapidez, los rasgos bronceados de la mujer se endurecieron y la mirada abierta en su cara se
cerró de golpe. Tomó el teléfono una vez más y con enojo abrió el cuaderno en su regazo,
ignorando por completo la pequeña rubia.

El corto vuelo a Mýkonos transcurrió sin complicaciones y Casey encontró otro vehículo antes
ser llevada a la pequeña colina de la finca de su padre. Con vistas a la bahía de Tourlos, la
casa medieval estaba situada en este modesto acantilado, con vistas a la bahía desde hace
siglos. Casey recordó cuando era niña siempre estaba corriendo para escapar por unos
momentos a la soledad de la playa de San Stefanos.

Había una enorme cantidad de actividad una vez que salió del vehículo. Parte de la confusión
se debe simplemente al hecho de que la única hija de Andreas Meridio no había estado en
casa en casi seis años. Gran parte de la actividad siguió, sin embargo, rodeada por la alta
mujer de cabello oscuro. Ella respondió a las preguntas mientras se acercaban y daba
instrucciones a los trabajadores, el personal, y los jardineros, mientras que siempre parecía
tener un ojo entrenado en el horizonte, la exploración de la zona para algo, Casey no sabía.
Finalmente impactó en la pequeña rubia.

Casey se detuvo y se quedó a sólo un par de metros de la alta mujer. Ella tenía la mirada fija e
incrédula en la mujer de más edad y Tessa le devolvió la mirada franca con una de las suyas.

“¿Tú... tú eres el Karê de mi padre?” preguntó Casey con asombro.

“Lo siento, Señora Meridio, yo pensé que lo había dejado claro” replicó Tessa rotundamente.

“Ciertamente no lo hizo, pero creo que yo ya sabía eso ¿Le gusta tomarme por tonta, Señora
Nikolaidis?” preguntó Casey con un toque caliente en su voz.

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Por segunda vez en el día, Casey vio como la mujer de cabello oscuro estuvo cerca de sonreír.

“¡Señorita Meridio!”

Casey giró y una brillante sonrisa iluminó su rostro, su ira desapareció inmediatamente.

"¡Olympia!"

Una mujer mayor, con los comienzos de una raya gris en el pelo, se precipitó hacia las dos
mujeres. Ella envolvió sus fuertes brazos alrededor de la pequeña rubia y la abrazó con fuerza.

"Te he echado de menos en mi cocina". La mujer gorda se echó a reír. "No tengo a nadie para
robar Dolmádes de debajo de mis narices".

Casey se puso a reír y se acordó de las veces que la ayudaba en la cocina simplemente para
colarse bocados de hojas de parra rellenas que la mujer mayor había hecho a la perfección.

"Hey, yo aprendí a cocinar, robando comida en la cocina". Casey puso en lo que esperaba
fuera una expresión ofendida.

"Bueno, al menos algunas niñas aprendieron a cocinar", Olympia reprendió en dirección a


Tessa. "Ésta quemaría agua si usted le diera una oportunidad". Señaló en dirección a la mujer
de cabello oscuro.

Por primera vez Casey vio como una pequeña sonrisa reemplazó a la Karê del habitual ceño
fruncido. Tessa se inclinó más hacia la cocinera que era casi tan alto como la mujer de cabello
oscuro.

"¿Por qué molestarse en aprender cuando puedo conseguir mujeres hermosas que lo haga por
mí?" Ella sonrió.

Olympia se rió de la alta mujer. "Algún día te vas a arrepentir de que no aprender más".

Tessa se acercó aún más a la mujer mayor y sonrió. "Si aprendiera algo más sería peligrosa".
Terminó con un guiño.

"Cassandra".

Casey reconoció la voz, incluso antes de que ella se diera la vuelta. "Pappa", ella giró y voló
una docena de pasos y medio para dónde estaba la alta figura de Andreas Meridio.

Abrazó a la niña y prácticamente la levantó del suelo. El hombre guapo besó la frente de su hija
y le susurró algo al oído, a la que la pequeña rubia sonrió y asintió con la cabeza, con lágrimas
llenando sus ojos verdes.

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Tessa y Olympia observaban el intercambio y la cocinera no podía dejar de notar el cambio en


la expresión de la Karê. Por un momento, la mujer de cabello oscuro bajó su guardia y sonrió
cuando el padre y la hija se abrazaron. Ella parecía estar a millones de kilómetros de distancia,
en sus propios recuerdos, pero sólo duró un instante después su fachada impasible se deslizó
en su lugar otra vez.

"Señora Karoubas, espero que esté planeando algo especial para esta noche, ya sabes cómo
come mi Máhtia Mou". Dijo él con una sonrisa, deslizando un brazo alrededor de la cintura de la
joven y acercándola más.

“En efecto lo hice, señor, todos los favoritos de la Señorita Meridio”.

“Excelente, gracias, señora Karoubas”. Él despidió a la mujer mayor. “Veo que tú y Tessa se
han conocido. Tessa únete a nosotros en la cena ¿podrás? Estoy teniendo un par de invitados
dentro. Me gustaría darles la bienvenida a esta casa apropiadamente de nuevo”.

“Por supuesto, señor Meridio”. Comentó Tessa, al darse cuenta de que no era una petición,
sino una orden. “Si me disculpas, tengo algo de trabajo que atender antes de eso”. La mujer
alta se alejó hacia la parte posterior de la finca sin mirar nuevamente a Casey.

Casey sólo estaba medio escuchando a su padre, con los ojos tras la poco comunicativa Karê
hasta que la hermosa mujer se perdió de vista.

Tessa observaba los veleros en la bahía de Tourlos, de espaldas a los dos hombres sentados.
Habían estado con ese informe durante la última hora. Andreas Meridio sentado detrás de un
escritorio de caoba antiguo que, Tessa reflexionó, debió haber necesitado diez hombres para
llevarlo dentro. Alex se sentó en una silla frente a él. Estaban preparando a Alex para ser el
segundo al mando, pero él no era un líder. Si algo le sucedía a ella, Alex sería el encargado, y
Meridio probablemente sería un hombre muerto.

“Tessa ¿qué te parece?” preguntó Meridio.

Tessa nunca se apartó de la ventana. Parecía que pasaba mucho tiempo soñando despierta en
las ventanas últimamente. Trató de concentrarse en la conversación a mano, pero la visión de
un par de profundos ojos verdes no paraba de saltar a la vanguardia de sus pensamientos.

"Creo que es su primer día y usted lo está empujando". Respondió ella finalmente.

Andreas asintió y se recostó en el sillón de cuero. Tessa era la única persona viva que le
permitía hablarle de esa manera. Sus evaluaciones eran generalmente brutales, pero siempre
honestas. Miró el informe del investigador estadounidense que había enviado por fax. Si su hija
viera los papeles que tenía en la mano, probablemente tomaría el primer avión de vuelta a

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Estados Unidos. No podía correr riesgos y era necesario saber lo que su hija había estado
haciendo de verdad hasta en los últimos años.

Una vez más examinaba los papeles. Ella tenía un número de compañeros en la universidad,
gracias a la Santísima Virgen que eran todas mujeres. No lo hizo como parte del exceso, sino
que era más bien un adicta al trabajo, al igual que su padre.

"Tessa, ¿qué significa esto cuando escribe sobre su orientación para el sexo?" Andreas
preguntó a la mujer silenciosa.

La Karê permitió que una sonrisa jugara en las comisuras de sus labios. Personalmente, pensó
este pequeño bocado era demasiado bueno para ser verdad. ¡Eso significa que ella come
conchas, idiota!

Ella agitó la mano a los hombres detrás. “Sólo significa que no se acuesta con nadie”, mintió.

“Por supuesto que no lo hace”. Meridio parecía ofendido ante la idea. “Ella solo tiene veinticinco
años, por el amor de Dios”.

La sonrisa de Tessa, ocultamente a la vista, se hizo más amplia.

“Ella es una buena chica católica, señor Meridio” señaló Alex. “Aquí dice que ella va a misa al
menos una vez al mes y va, incluso a confesarse. Usted sabe que esas chicas
estadounidenses ni siquiera se molestan”.

See, apuesto a que los sacerdotes se caen sobre sus dientes apenas llega la pequeña bola de
fuego, se rió Tessa para sus adentros.

"Alex. Mi hija es griega, no estadounidense". Respondió Andreas con frialdad.

Tessa podía oír el límite en la voz de Meridio.

"Oh, por supuesto, señor Meridio. Yo sólo estaba diciendo..."

"Cállate, Alex." Tessa advirtió antes de que el joven dejara que su lengua lo meta en problemas
reales.

"Señor Meridio, si quieres mi opinión, ¿por qué no simplemente dejas que las cosas se
encuentren su propio tiempo en lo concerniente a Cassandra? Deja que se acostumbre a estar
aquí de nuevo y ve cómo actúa una vez que ella se instale en su posición en el museo. La
empresa familiar no le concierne durante un tiempo. Tómalo bien y despacio", continuó Tessa,
dándose la vuelta para finalmente enfrentarse a su empleador y poner una de sus más
encantadoras sonrisas. "No tiene sentido que nadie salga herido innecesariamente".

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Tessa sonrió al anciano como él asintió con la cabeza. Él no se dio cuenta de que su sonrisa
parecía estar más sinuosamente cuidada.

Tal vez dos docenas de personas se presentaron en la cena de Andreas Meridio. A Casey le
dieron varios “oh” y “ah” hasta que se escapó al balcón a respirar un poco del muy necesario
aire en ese momento.

“¿Qué sucede, no te gusta ser el heredero aparente?” La voz baja llegó hasta ella desde las
sombras y ella reconoció a quién pertenecía el sonido seductor inmediatamente.

Dio la espalda a la voz y miró hacia las luces de la bahía.

“Tiene igual emoción a ser una yegua premiada, puesta en exhibición para ser vendida al mejor
postor”. Respondió Casey.

“Ah, pero una buena carne de caballo”, Tessa salió de las sombras con una copa de vino en la
mano. “Los primeros de la cría, pueden obtener un precio muy alto. Uno quiere saber qué
estará recibiendo por su dinero”.

“¿Y qué es lo que hacen una vez que han invertido tiempo y dinero en ella y no es lo que
esperaban que iba a ser?” preguntó Casey.

Tessa se acercó por detrás de la joven mujer, tan cerca que Casey podía sentir el cálido aliento
de la alta mujer en el cuello.

“Por lo general piensan que todo está en los genes. Ellos piensan que si no pudieron acertar
con ésta... bueno, acaban sacándola fuera para reproducirse. Sin nada que pueda hacer
durante el día pero ella decidirá qué semental se montará en ella hoy”.

El aliento húmedo de Tessa en la parte posterior de su cuello estaba haciendo algunas cosas
peligrosas para el resto del cuerpo de la joven. Casey sintió como la voz de la mujer de pelo
oscuro se hubiera reducido a un susurro. Sacudió la cabeza y puso un poco de distancia entre
la sensual voz y ella misma.

“¿Sementales montándola, eh? Bueno, Karê” Casey arqueó una ceja a la alta mujer “ahí está el
problema”.

Antes de Casey pudiera continuar su explicación una joven sirvienta abrió la puerta del balcón y
se dirigió a Casey. "La cena se está preparada para servir, señorita Meridio".

"Gracias, estoy en camino" respondió Casey, dirigiéndose hacia la puerta.

Tessa siguió a la pequeña rubia, disfrutando de la tregua del gato y el ratón. “Es consciente que

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como la señora de la casa, se espera que usted bendiga la noche”. Dijo Tessa en la espalda de
la joven.

Casey se detuvo y se volvió para mirar los ojos azules, pero todavía no podía averiguar si
estaban serios o burlones.

"Y, ¿debo suponer que usted ha estado rellenando esa posición durante los últimos cinco
años?" preguntó Casey.

Tessa simplemente inclinó la cabeza hacia un lado, haciendo una leve reverencia en señal de
conformidad.

“Señora Nikolaidis, ¿quieres ser la señora de la casa Meridio?” continúo la joven.

Tessa se echó a reír. No sólo era la profunda risa gutural muy sexy, pero era la primera vez
que Casey oyó el sonido genuino de la Karê.

“Eso, señora Meridio, es quizá la cosa más lejana del mundo en mi mente” respondió Tessa
con sinceridad.

“Bueno, entonces supongo que tendré que arreglármelas de alguna manera” dijo Casey
bruscamente y volvió al comedor.

Andreas Meridio sentó a la cabecera de una larga mesa. Tessa estaba sentada a su derecha,
Casey a su izquierda. La Karê observó levemente divertida, como la joven se levantó para
comenzar la cena. El grupo quedó en silencio y miró a la joven. La mujer de cabello oscuro era
tal vez la única en la habitación que se percató de cómo las manos de la petite rubia temblaban
ligeramente.

Casey dijo en un rápido Ave María que no iba a avergonzarse a sí misma, a su padre, o dar a
Tessa Nikolaidis siquiera el más mínimo motivo para decir que te lo dije. Ella pudo haber sido
criada en Estados Unidos, pero su madre nunca dejó que se olvide de dónde venía ni la
tradición que rodeaba su lugar de nacimiento.

Ella se inclinó y levantó su copa flauta de champagne, mientras al mismo tiempo recogía una
nueva pieza de veinte dracmas marcada que colocó boca abajo en un plato pequeño. Ella
levantó la pieza brillante y la dejó caer en su copa de champagne. Cuando flotaba en el fondo
aguantó el vidrio en alto.

“Para la buena fortuna, buena salud, y para el mar”. Casey dijo firmemente “¡Yamas!”

Ella terminó y bebió el líquido burbujeante hasta que la copa quedó vacía. Con una sonrisa en
dirección a Tessa la pequeña rubia mostró la moneda entre sus dientes. Todo el mundo en la

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mesa sostuvo sus propias copas y el brindis familiar del Yamas, o lo que todos creyeron oír
alrededor de la mesa. De Tessa, Casey estaba segura que escuchó que murmulló “Touché”.

“Me sorprendiste Pappa. ¿Contrataste a un Karê mujer?” bromeó Casey un poco con su padre.

La pequeña rubia sorbió su almond cordial, pateando fuera sus zapatos, metió sus pies
desnudos debajo de ella y se relajó en el sofá de cuero en la guarida de su padre. En realidad,
Casey esperaba que su padre le contara más sobre la misteriosa mujer retraída.

“No hagas pasar un mal rato a Tessa, jovencita”. Respondió Andreas. “¿Otra copa de
sournáda?” le preguntó.

Casey negó con la cabeza otra copa de licor. Ella ya estaba fuera de sí con por el vino que
había consumido durante la cena. “¿Qué quieres decir con un mal rato?”

“Te conozco, Cassandra. Sé que tienes el temperamento de tu madre como también sus ojos.
Voy a tener que pedirle a Tessa vaya junto contigo cuando vayas a la ciudad o para abajo a los
Baka. Ahora, antes de que consigas que se indigne del todo”. Andreas levantó una mano para
silenciar a su hija. “Han habido más problemas desde que estuviste aquí en Grecia la última
vez. Confía en mí, Máhtia Mou, Tessa es la persona que necesitas alrededor para que no
suceda ningún problema. ¿Katalavaynés?”

“Sí, Pater, lo entiendo” respondió Casey con una sonrisa maliciosa, con la cual su padre no
pudo evitar reír de nuevo.

“Sepa esto, mi Máhtia Mou, Tessa no es una mujer con la que podrás jugar como si fuera una
idiota. No ganarás que ella corra tras de ti como el pobre Tusky hizo. ¿Te das cuenta que al
pobre hombre casi le diste insuficiencia cardíaca un par de veces? Yo le estoy dando a Tessa
rienda suelta a tu lado mi querida hija. Ella puede atarte si lo desea”. Andreas finalizó cuando
ella se giró para servirse otro almond cordial.

Los ojos de Casey se entrecerraron en esa parte y estaba agradecida que su padre se había
dado la vuelta dándole la espalda.

¿Atarme, eh? Hhmmm, eso es muy interesante.

“Sólo recuerda, no actuar como una adolescente o tienes probabilidades que Tessa haga girar
tu rodilla. ¿Katalavaynés?”

¡Oh, esto se pone mejor y mejor!

"Sí, Pappa... por supuesto".

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Casey reunió el tipo de sonrisa inocente que solía usar con las buenas hermanas de la Escuela
del Sagrado Corazón para Niñas creyendo que no había forma humana posible de que esta
pequeña criatura inocente pudiera haber participado en actos perversos con otras estudiantes.

“Nikki... Nikki”, Alex seguía golpeando la puerta cuando la Karê la abrió, con su cuerpo apenas
cubierto por la túnica de seda roja que se había arrojado encima apresuradamente.

“¡Será mejor que la isla esté en llamas!” dijo ella entre dientes.

“Tenemos un problema” fue todo lo que Alex dijo.

Tessa le dio paso para que le explicara.

“Es la chica, ella...”

“¿Qué pasó?” la voz de Tessa se tiñó automáticamente de preocupación.

“No, no de esa forma. Ella está nadando en la piscina”

Tessa se quedó mirando al joven nervioso. “¡¿Me estás despertando a medianoche para
decirme que ella está nadando en la maldita piscina?!” la voz de Tessa se hizo más fuerte con
cada palabra.

“Desnuda” terminó rotundamente Alex.

Tessa dejó de moverse y de repente se echó a reír en voz baja. “Alex, puedes mirar libremente,
sólo asegúrate de que Meridio no te atrape”. No me importaría tener que echar un vistazo a eso
por mí misma.

“Nikki, no soy sólo yo el que lo sabe. Todos los muchachos de la hacienda están colgados de la
ventana para echar un vistazo. Esto no se ve tan bien en una niña inocente y todo eso”.

Tessa se rió en silencio para sí misma. Inocente es la última cosa que es.

“Mira, ella es la hija de Meridio, ve y dile a él”.

“Aw, Nikki, no me hagas hacer eso. Querrá saber cómo lo sé ¿y qué le digo? ¿Qué yo también
estaba viendo?”

Tessa se quedó allí y pasó los dedos por su largo pelo. Un gruñido escapó de la garganta de la
mujer de cabello oscuro cuando ella arrancó la bata, entrando en la habitación. Rápidamente
se puso un par de pantalones de jean y zapatillas deportivas y entró en el salón para encontrar
la camisa que había tirado allí anteriormente.

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Introduciendo la mano en el brazo de la camisa de algodón levantó la mirada para ver a Alex
mirando fijamente a su pecho.

"¡Oh, por el amor de Cristo, Alex es como si nunca hubieras visto un par de tetas antes!" Ella
escupió mientras se ponía la camisa sobre sus anchos hombros.

"Nunca una par que se viera tan bien" bromeó Alex nerviosamente.

Tessa se detuvo y levantó la vista de su tarea de abotonarse la ropa, fijando una mirada fría a
su subordinado.

"¡No creo que se ven tan bien cuando estés muerto!"

"Lo siento, Nikki", murmuró Alex en tono de disculpa.

"Vamos, vamos a salvar a la princesa" gruñó Tessa, avanzando en dirección a la piscina.

Casey odiaba admitirlo, pero lo que ella estaba haciendo, correctamente, era porque estaba
borracha. Se sentía un poco molesta y no podía dormir, abrió una botella de vino y se consumió
un tercio de ella cuando se dio cuenta de que quería ir a nadar.

Una pequeña voz en su cerebro le decía que probablemente no era la manera de comenzar
con el pie derecho en la casa de su padre, pero esa pequeña voz estaba nadando contra la
corriente de una ola de alcohol y Casey ignoró por completo el sonido apagado dentro de su
cabeza. Ella flotaba en la superficie de la piscina, con los ojos parcialmente cerrados y una
expresión soñadora en su cara. Dejó que su mente vagara mientras se imaginaba fantasías de
diversa naturaleza se reproducían en su mente. Finalmente el amante de sus fantasías adquirió
un pelo oscuro, mirada de ojos azules familiares, con pensamientos de musculosos brazos y
piel de color bronce que pusieron al cuerpo de Casey en un estado más agradable.

De repente, las luces de la piscina se apagaron y Casey se quedó en tinieblas hasta que sus
ojos se acostumbraron a la penumbra que rodea el patio. En ese instante, cuando la oscuridad
la rodeaba, se sintió como si su corazón dejó de latir hasta que las luces de la cubierta apareció
a la vista. Cautelosamente nadó hasta el límite y cuando levantó la vista que estaba mirando en
la mirada azul celeste que, hace unos momentos, estaba haciendo cosas indecibles en sus
fantasías.

Casey cruzó los brazos sobre el borde superior de la piscina y apoyó la barbilla en un
antebrazo. “Hola, ahí Karê” dijo con una sonrisa seductora.

Tessa bajó su alta figura sobre una rodilla delante de la mujer joven y sonriente. La mujer de
cabello oscuro estaba tratando de ser dura y ella no podía devolverle la sonrisa a la bella

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mujer, ni dejar que sus ojos vagaran bajo la superficie del agua. No mires hacia abajo, Nikki...
hagas lo que hagas, no mires hacia abajo.

Ella levantó una mano y se frotó el rostro, al darse cuenta de que tener a esta mujer todo el
tiempo alrededor podría hacer que la maten. Sintió un deseo muy peculiar corriendo a través de
ella y sabía que tarde o temprano sería tentada a ceder ante los encantos de la joven. Lo
curioso era que no sabía por qué. Ella no era, sin duda, ajena a los placeres de una mujer, pero
nunca había tenido problemas para resistir a una antes. Ésta, sin embargo, ésta la afectaba y
no podía comprender cómo podía estar pasando por eso.

“Señora Meridio” comenzó Tessa suavemente “tiene problemas para dormir ¿estamos?”

“Problemas no exactamente. De repente tuve la tentación de tomar un baño” respondió Casey.

“¿Sin un traje de baño?”

“Se siente mejor así” sonrió la rubia. “Además pensé que podría ayudarme a dormir”.

“¿Puedo sugerirle un vaso de leche caliente como alternativa?” respondió la mujer morena.
“Señora Meridio, ¿también podría recordarle que hay un gran número de hombres en esta
propiedad y que en estos momentos, al menos la mitad de ellos están comiendo con los ojos la
piscina?”

Casey levantó la vista hacia las ventanas de la gran mansión que rodeaba el patio inferior,
dónde estaba la piscina. “En realidad, ni siquiera me di cuenta” dijo ella con una sinceridad
fingida que en la que la Karê no caía.

En realidad, Casey se había dado cuenta. Ella no tenía mucho de exhibicionista, pero el alcohol
ayudó a bajar sus inhibiciones al punto de que ya no importaban. Después de la charla con su
padre, Casey sabía que había sólo una cosa que atraería a la Karê fuera y era si ella pensaba
que la hija de Andreas Meridio estaba en problemas. Por supuesto, Casey no tenía ni idea de lo
que iba hacer ahora que había llegado tan lejos. La idea de coquetear con la mujer imponente
era una cosa, realmente creer que ella podría seducir a una belleza era aterrador.

"¿Piensas que estás sin sueño todavía?" preguntó Tessa en un tono aburrido.

Poniéndose de pie, se acercó a donde bata de toalla de la joven yacía sobre una silla de patio.
Tessa se dirigió al otro lado de la piscina, por las escaleras en el extremo bajo y levantó la bata
en sus manos, lo que indica que la natación de Casey había terminado. La mujer de cabello
oscuro tenía una mirada en su cara que indicaba que no estaba acostumbrada a ser
desobedecida, especialmente no por este pequeño trozo de niña.

Casey notó la expresión y de inmediato se molestó con actitud de superioridad de la mujer


mayor. Ella echó un vistazo a la cara de la Karê y agarró el pasamano de metal a su lado y

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empezó a sacar su figura desnuda de la piscina. Todo el momento viendo los ojos de la mujer
de cabello oscuro por algún indicio de una reacción. Lo que ella obtuvo la satisfizo hasta la
médula.

Tessa estaba segura de que sus ojos se agrandaron cuando vio el cuerpo elegante de la
pequeña rubia salir de la penumbra del agua. Estaba atrapada en la visión de los músculos
agrupándose y flexionando los brazos de la joven mientras sacaba su peso del agua. La forma
húmeda goteante de Casey estaba en las sombras como la de Tessa estaba clavada en el
suelo, en el otro extremo de la piscina. La rubia levantó la mano para correr sus dedos por su
pelo corto, escurriendo un poco el agua en el proceso. La Karê miraba y sintió que su
estómago volteaba ligeramente. No podía ver del todo, pero podía notar cómo el pecho de la
joven se levantó sensualmente, la luz de la luna brillaba sobre la piel húmeda, cuando Casey
levantó los brazos.

Tessa comenzó a sentir un intenso calor asentarse entre sus piernas y ella movió sus pies para
aliviar la presión de los pantalones vaqueros apretados que estaban colocados en su centro.
No le gustaba perder el control de la situación y sin duda había perdido el control de ésta. Esta
mujer estaba de pie allí como si esto fuera la cosa más normal del mundo y cuando Casey
inclinó la cabeza ligeramente hacia atrás, Tessa vio la sonrisa en el rostro de la joven. Oh, no
creo que estés dispuesto a jugar con las niñas grandes, querida.

La Karê se giró completamente hacia la mujer y le sostuvo la tela de la bata hacia arriba, un
hombro en cada mano. Ella le dio una pequeña sonrisa propia y arqueó una ceja en dirección a
la chica. Tú vienes hacia mí, pequeña, decía el gesto.

Hubo un pequeño momento de pánico para Casey mientras estaba sintiendo el cálido aire de la
noche que rodeaba su cuerpo desnudo, mirando con sorpresa cuando la mujer de cabello
oscuro se mantuvo firme, preparándose para ver si Casey entraría.

En la mente de cada mujer, la primera en bajar los ojos perdería. Tessa jugaba con el control y
estaba decidida a actuar como si el cuerpo de esta mujer no la afectaba en lo más mínimo.
Casey, por su parte, sabía que si ella bajaba los ojos, sería una muestra de servilismo y ella no
estaba dispuesta a tenerla. La joven respiró hondo y caminó con fingida indiferencia como pudo
hasta donde estaba la Karê.

Eso es, Nikki, hacerla venir hacia tí. Por el amor de la virgen, simplemente no mires hacia
abajo. Siempre puede hacerte cargo de ese dolor entre sus piernas con tu propia mano una vez
que regreses a tu habitación, simplemente no mires hacia abajo... no mires hacia abajo... no...

Oh, Dios mío... ¡Théh Mou!

Tessa no miró hacia abajo. No era nada más que el parpadeo de un ojo, pero Casey lo vió. La
mujer de cabello oscuro se maldijo, pero ya era demasiado tarde, ya tenía la imagen quemada
en su cerebro. Curvas en los lugares adecuados, músculos duros en todos los lugares

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correctos, y sin duda una rubia natural.

Las dos sabían quién ganó esta ronda y cuando Casey se paró frente a la Karê, hizo una pausa
antes de girarse para permitir a la mujer de cabello oscuro que la ayudara a ponerse la bata.
Tessa pensó que bien podría ser sacrificada por una oveja como un cordero, por lo que sentía
ninguna culpa en tomar un buen vistazo a la parte trasera bien formada de la pequeña rubia.
Ella giró alrededor de los hombros de la joven para mirarla.

“¿Todavía sin sueño?” preguntó la Karê.

“No me siento muy bien... Creo que...” comenzó a decir Casey, entonces ella tenía una mirada
extraña en el rostro.

Tessa había visto esto abundantemente. Era la expresión distintiva que se tiene justo antes de
que pierdan inesperadamente toda su comida sobre sus zapatos.

La Karê levantó una ceja amenazadoramente. “¿No vas a...?”

Tessa sólo pudo ver como la joven hizo lo que ninguna otra persona podía haber hecho y aun
así tener la esperanza de estar vivos a la mañana siguiente.

Tessa se sentó en un taburete alto, inclinándose sobre un codo en el anaquel de cerámica de


la cocina. A la Karê le gustaba disfrutar su comida de media mañana en la tranquila cocina sola
con Olympia, la cocinera, como compañía. El largo mostrador fue creado muy parecido a los
kafeneía o cafés norteamericanos. La mujer mayor no trataba de envolver a Tessa en cualquier
conversación estúpida y la Karê siempre era respetuosa y limpiaba después por sí misma.

La mujer de cabellos oscuros estaba sentada disfrutando de su café griego al estudiar


atentamente la edición de fin de semana del Ta Nea. Era impreso en Atenas, y generalmente
llegaba con un día de retraso al quiosco de diarios local, pero ésta era la casa de Meridio. Su
jefe no esperaba nada y el papel era transportado en ferry diariamente.

Tessa de vez en cuando metía un poco de comida en su boca del plato frente a ella, masticaba
lentamente y leía al mismo tiempo. Olympia sirvió más del café fuerte, humeando en la taza de
la Karê y la mujer de cabello oscuro le ofreció una ligera sonrisa en señal de agradecimiento.
La audición de Tessa era notable y ella se giró inmediatamente cuando el suave sonido se
acercaba a la cocina, justo a tiempo para ver a Casey dándose la vuelta e intentar abandonar el
lugar por el lado en que había venido. Olympia se dio cuenta de la figura que se retiraba y la
llamó.

“Buenos días, señorita” dijo la mujer mayor alegremente.

Casey fue sorprendida ahora. Ella había tratado de dar la vuelta y escabullirse de la cocina

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antes de que nadie la alcanzase a ver. Ella realmente no tenía ganas de hablar con nadie y la
Karê era la número uno en la lista. Después de que ella había estado enferma una vez más
esta mañana y no podía sentir nada más allá del dolor golpeando en su cabeza, comenzó a
recordar los acontecimientos de la noche anterior. Ella realmente no creía que jamás sería
capaz de mirar a la mujer a los ojos una vez más por el tiempo que ella tuviera de vida. Por
supuesto, que debe ser la primera persona a la que se debe empezar en esta mañana
miserable, pero ella era la Karê de su padre.

Casey murmuró buenos días, sin levantar los ojos inyectados en sangre del suelo. Ella
descendió suavemente su cuerpo en el taburete junto a Tessa, rogando que la mujer alta
tuviera una pizca de decencia en su corazón. Casey estaba tan mal.

“Apuesto a que te duele la cabeza” Tessa se inclinó y dijo en el oído de la pequeña rubia.

Casey sólo podía gemir en respuesta, su mano fue hasta su sien.

"¿Le gustaría una comida, señorita?" preguntó Olympia, sin darse cuenta de la condición de la
mujer menuda.

Casey miró hacia arriba y para gran satisfacción de Tessa, la rubia giró unos tonos de verde
justo delante de sus ojos. Sacudiendo rápidamente la cabeza, Casey miró el plato Karê tenía
frente a ella, y luego miró a la mirada azul.

“Sardellés”, respondió la mujer de cabello oscuro a la pregunta no formulada. “Aquí, pruebe


uno”, Tessa cruelmente levantó la pequeña sardina a la parrilla envuelta en una hoja de uva y
la movió debajo de la nariz de la pequeña rubia.

Casey saltó de su asiento y salió corriendo de la cocina como si la habitación estuviera en


llamas. Tessa se rió en voz alta, con una sonrisa de satisfacción rompiendo en su rostro.

"Debería darte vergüenza, Tessa. ¿Qué le hiciste a esa chica?" dijo Olympia con severidad.

“¿Yo?” preguntó Tessa con incredulidad.

“No habrás...” comenzó a preguntar Olympia.

“¿Estás loca? ¿Crees que tengo deseos de morir?” entonces Tessa le reveló a la mujer mayor
las proezas de la joven ebria la noche anterior.

“Ella puede estar realmente enferma... Tal vez deberías ir a verla” presionó Olympia.

“¿Yo debería?”

Tessa estaba a punto de discutir con la mujer mayor, pero ella vió que lo que decía era verdad

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si algo le sucedía a la chica bajo su vigilancia, del infierno que la haría pagar su empleador. La
Karê gruñó con frustración cuando se levantó y fue a buscar a la joven.

La mujer de cabello oscuro se detuvo bruscamente cuando la puerta del baño de planta baja se
abrió y la rubia salió luciendo un poco inestable. Pese a que la mujer más alta estaba
interesada, no pudo evitar la risa que burbujeó hacia la superficie.

“¡No creo que haya visto jamás algo tan pequeño moverse tan rápido!” rió entre dientes Tessa.

Casey estaba en su punto límite y ella observó la expresión divertida de la mujer de cabello
oscuro, mientras las lágrimas llenaban sus propios ojos.

“Puedes ser una mujer muy horrible, ¿lo sabías?” preguntó bruscamente Casey mientras
bruscamente rozó a la Karê, dejando a la mujer más alta de pie sin saber qué es lo que había
pasado.

Tessa apenas pudo reaccionar, pensando sólo en las palabras de la joven. Por supuesto que
soy una mujer horrible... ¡pregunta a cualquiera en la isla que te dirán eso mismo! Miró las
escaleras hasta que Casey simplemente huyó, mientras pasaba los dedos de una mano por su
cabello y se frotaba el cuello. Lo gracioso era que ella no quería ser horrible para Casey. Ella
estaba haciendo un gran esfuerzo para ser una perra con esta dulce chica y para la vida de
ésta, aunque no podía entender por qué. ¿Estaba celosa? Esa podría ser una posibilidad. No,
cuando ella vino hacia él, esta joven mujer gentil podría terminar siendo herida por todo esto y
Tessa no quería ver que eso sucediera. Por alguna razón inexplicable se sentía muy protectora
con la hija de su jefe, de nuevo una sensación de que no podía comprender. Sabía que se le
estaba pagando extra para ver que nada dañara demasiado a la niña, pero había algo más, un
sentimiento, en el interior que le dijo que ella probablemente lo haría por nada.

La Karê se dio cuenta de que esta nueva señora de la casa complicaría sus planes, y a Tessa
no le gustaban las complicaciones.

Sacudiendo la cabeza, se volvió hacia el koozéna encarando a Olympia, para realizar una
disculpa a la pequeña rubia sin duda pondría fin. Al entrar en la habitación iluminada por el sol,
abrió un armario y sacó un cuenco de madera de olivo de la estantería que contenía una serie
de bolsas llenas de diminutas hierbas. Tessa no tenía idea de lo complicada que su vida estaba
a punto de llegar a ser.

Tessa llamó suavemente a la puerta de la habitación de Casey. Podía oír sonido ahogado del
llanto chica y el ruido dio un tirón doloroso en su corazón. Ella realmente tan sólo había querido
burlarse de la joven. No tenía idea de que afectaría a Casey la forma en que lo había hecho.
Olympia le dijo al Karê que Cassandra no había estado en casa durante casi seis años y todo
esto debía ser bastante atemorizante para ella, vivir en otro país y prepararse para comenzar
un nuevo trabajo. Tessa volvió a llamar.

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“Señora Meridio” ella la llamó en voz alta.

“¡Fuera!” lloró Casey.

Tessa respiró hondo y luchó contra la respuesta a simplemente volver por donde había venido.
Ha intentado girar el pomo de la puerta y al encontrarlo cerrado, buscó en su bolsillo un juego
de llaves.

"Espero que estés decente porque voy a entrar, te guste o no".

Tessa abrió la puerta para encontrar a Casey acostada en su cama, con sus brazos abrazando
una almohada de gran tamaño de su cuerpo. La pequeña rubia giró la cabeza y rápidamente se
limpió los ojos al ver a la mujer de cabello oscuro entrar en su habitación.

“¿Cómo...? ¡Oh, genial! No me digas que tienes la llave de mi habitación también” murmuró
Casey mientras ella se sentó y tomó una botella de aspirinas en la mesa de noche.

“Tengo una llave para cada habitación en la propiedad” respondió Tessa secamente y
maniobró la bandeja en sus manos sobre la mesa. Arrancó la botella de aspirinas de la mano
de la joven y la arrojó al cesto de basura.

“¡Hey!” gritó Casey.

“Éstas cosas te matarán” dijo la Karê. “Tengo algo que funciona mejor de todos modos”.

Casey se recostó contra las almohadas y miró con incredulidad como la mujer alta se sentó en
el borde de la cama y empezó a colocar pequeñas cantidades de polvo en la palma de su
mano. Ella alcanzaba las pequeñas bolsas escondidas en un cuenco de madera y tomaba la
más mínima pizca de la hierba, lo que permitía que los granos de polvo cayeran en su palma
extendida. Casey vio como un diseño comenzó a tomar forma en la mano de la mujer mayor.
Cuando Tessa se terminó el pequeño círculo de hierbas en su palma era no más de cinco
centímetros de diámetro. Formando un diseño compuesto por un círculo y dos círculos
progresivamente más pequeños y en el interior del más pequeño había una X.

Tessa miró hacia arriba, pero una mirada extraña atravesó su rostro.

“Yo, uhm, creo que debería haber hecho esto en tu mano” tartamudeó inusualmente ella.

“¿Por qué? ¿Qué tengo que hacer con eso?” preguntó Casey con suspicacia.

"Tu, uhm..." Por alguna extraña razón a Tessa le resultaba difícil describírselo a la joven. Ella lo
demostró sacando la lengua y pretendiendo deslizarla contra su palma.

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"¿Tengo que lamer de tu mano?" preguntó Casey con un poco de escepticismo.

“Bueno, es más parecido a que sólo tienes que presionar la parte plana de la lengua contra el
polvo cubriendo la mezcla. El diseño es más que una imagen. Se hace así porque las papilas
gustativas de la lengua van a reaccionar a las diferentes hierbas y a las áreas de la lengua que
tocan. Lo siento, yo no he hecho esto nunca por nadie” explicó Tessa.

Casey sonrió a través de su dolor de cabeza y levantó la vista hacia la mirada azul que parecía
más humana que en cualquier otro momento desde que las dos mujeres se encontraron. Alargó
la mano y tiró de la mano del Karê más cerca de ella.

"Creo que después de lo que viste anoche que no debería estar avergonzada de esto, ¿eh?"
Casey vio que los ojos de la mujer de cabellos oscuros brillaban.

"Después de lo que vi anoche, todavía no tienes mucho de lo que avergonzarte” respondió


Tessa.

Casey se sonrojó un poco y se dio cuenta que era probablemente lo más cercano a un
cumplido que iba a llegar de esta mujer inusualmente estoica. Apoyó la cara cerca de la mano
de Tessa.

"Recuerda, sólo lo dejas la capa de tu lengua y no tragues hasta que yo te diga" recordó Tessa.

Casey hizo una pausa y miró por última vez a la hermosa Karê. "¿Sabes que si me envenenas,
nunca te saldrás con la tuya?" dijo ella inexpresivamente.

Tessa no pudo evitar reír ante el comentario de la pequeña rubia. Fue entonces cuando se dio
cuenta la Karê, de cuán tremendo error había cometido, al poner las hierbas en su propia
mano. Sintió la cálida humedad de la lengua de la joven presionando contra su piel y sus ojos
se cerraron al intenso placer derivado de la sensación. Detrás de los párpados cerrados ella
visualizaba la lengua de la pequeña rubia contra una parte de su cuerpo mucho más al sur y
tuvo que endurecer sus músculos para reducir el temblor que se hormigueo a lo largo de su
columna vertebral.

“Asqueroso” dijo Casey y Tessa abrió los ojos rápidamente.

“No tragues todavía” repitió la instrucción la Karê y tomó un pequeño cubo blanco del recipiente
de madera. Ella sostuvo el pequeño cubo poroso frente a la chica. “Abre” le ordenó.

Casey abrió la boca y la mujer de pelo negro colocó el objeto en su lengua. Disfrutando de la
sensación cálida de la mano de Tessa en los labios, la sonrisa de Casey fue inmediata.

“Azúcar” dijo la rubia.

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El sabor era a partes iguales amargo y salado, pero cuando el terrón de azúcar comenzó a
derretirse en la lengua y la Karê le dijo que trague, la boca de Casey estalló en un deleite
sensorial. En el momento en que toda la mezcla se deslizó por su garganta, la boca se sentía,
ella apenas podía describirlo. Se sentía como... flores.

"Mi boca se siente como un jardín de flores" sonrió a la Karê.

Tessa sonrió mientras ponía un poco más de hierbas en un pequeño trozo de gasa y luego ató
una pequeña cuerda alrededor de éste. Luego colocó la bolsa en una taza y sirvió un poco de
agua humeante sobre las hierbas. Lanzó un par de cubos de azúcar en la taza y se la entregó a
Casey.

"Bebe esto" dijo Tessa.

La mujer alta se levantó, abriendo las puertas francesas y permitiendo una cálida y suave brisa
en la habitación. Colocó las pesadas cortinas, sumiendo la habitación en penumbra. Tessa
recogió la bandeja y se dirigió hacia la puerta.

"¿Tessa?" llamó Casey.

La Karê se giró y miró a la mujer, con los ojos verdes con un poco menos de dolor. Parecía
frágil sentada allí en la oscuridad en su cama, más parecida a la niña que Tessa recordaba de
su infancia.

"¿Vas a venir de nuevo?" preguntó Casey con voz suave pequeña.

Tessa le dio a la joven una sonrisa irónica. "Volveré en unos minutos, bebe tu té."

La mujer de pelo negro cerró la puerta con suavidad y Casey se echó hacia atrás en la
suavidad de las almohadas y tomó un sorbo de la taza de té. Ella cerró los ojos y dejó que el
calor del líquido aliviara su camino en su cuerpo. Su estómago ya se sentía mejor y se
preguntaba si no era más que una coincidencia que los golpes en la cabeza habían disminuido
un poco. Sonrió al recordar el sabor de la piel de la mujer de cabello oscuro y la forma en que
se había quedado todavía en su lengua, mucho después de que la dulzura de las hierbas y
azúcar habían desaparecido.

Tessa abrió lentamente la puerta de la habitación de Casey y la visión que encontró hubiera
hecho imposible aún al corazón más duro el poder alejarse de allí. La joven, literalmente, se
había quedado dormida con una sonrisa en su cara, los mechones de cabello dorado caían
sobre los ojos cerrados y los brazos todavía abrazaban la almohada con fuerza. Con el ceño
fruncido de la Karê mientras daba un paso más cerca de la figura durmiente, recordó una
mañana de Pascua hace mucho tiempo.

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Ella se inclinó y rozó hacia atrás el pelo quitándolo de los ojos de la mujer durmiente, el dorso
de sus dedos persistió un momento en las mejillas de la joven. Tessa tomó una silla de suave
cuero y la colocó a los pies de la cama de la pequeña rubia. Deslizando su alto cuerpo en el
asiento y cruzando las piernas, apoyó la barbilla en la palma de sus manos.

Ella tenía el increíble deseo de mantener de sostener a la pequeña mujer entre sus brazos.
Estos sentimientos eran nuevos y que le preocupaban un poco. Tessa podía lidiar con los
sentimientos de deseo físico que la mujer evocaba en su cuerpo, pero las emociones como el
amor incondicional sólo conseguirían meterlas en problemas. Demasiadas complicaciones,
pensó para sus adentros mientras se frotaba los dedos en la frente. ¿Y qué si pudiéramos
relacionarnos... ¿entonces qué? ¿Ocultarse y escabullirse alrededor de cualquier ojo que
pudiera decirlo? Se preguntó cómo su jefe tomaría la noticia de que su única hija era lesbiana.
Si Meridio descubrió que su hija era mia lesveea, él la tendría en un convento tan rápido como
su norteamericana cabeza pudiera derrapar. Tessa ni siquiera quería imaginárselo en su
mente, las cosas que Meridio podría hacer con ella, justo antes de que le cortara la garganta.

Oh, qué demonios eso realmente no importa. No hay forma de que una mujer como ésta
realmente te amé alguna vez, ¿por qué estás soñando Niko? Una vez que ella se entere de lo
que realmente estás haciendo aquí, trabajando para su padre, ella podría poner a cualquier
agente sobre ti o podría odiarte. El corazón de Tessa pensó que podría ser tan mala como otro
podría serlo. Ella podría ser útil... ayudar a acercarme, trató de justificar Tessa sus
posibilidades de acción. ¡Sto dheáhvalo! Maldijo en silencio. La mujer de cabello oscuro sólo
podría esperar que la participación de la chica no fuera necesaria.

Por último, Tessa relajó su mente y mientras miraba distraídamente el fácil ascenso y descenso
del pecho de la pequeña rubia mientras dormía.

La mente de Tessa se quebró bruscamente hacia el aquí y ahora, al oír que alguien detenía
frente a la puerta de Casey y girar el picaporte para entrar en la habitación. Sus manos se
tensaron en los brazos de la silla hasta que reconoció la figura de Andreas Meridio ingresar en
el cuarto.

Tessa llevó rápidamente un dedo a la boca, pidiendo al hombre permanecer en silencio y ella
se levantó y se puso de pie junto a la puerta para hablar con él.

"Ella tenía un poco de un dolor de cabeza, probablemente por toda la emoción de ayer de estar
de regreso” susurró Tessa en respuesta a la mirada inquisitiva de su empleador.

“¿Debo llamar al giatró?”

“No, no creo que un médico sea realmente necesario, señor Meridio. Yo le hice un té”
respondió Tessa.

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Meridio miró a la pequeña rubia en la cama y aceptó la respuesta de su Karê. Su método de


hierbas era bien conocido en todo el hogar y el hombre mayor consideraba que su hija estaba
en buenas manos.

"Sólo vine a ver si quería ir a misa esta noche. Mejor dejarla descansar" le susurró él a la mujer
alta.

“Si va a la ciudad será mejor que yo vaya también” respondió Tessa, deslizándose fácilmente
de la situación difícil en la que se encontraba.

"No, Tessa, eres mi Karê no es mi guardaespaldas. Llevaré a Peter conmigo. Creo que es
importante que te mantengas con Cassandra, por si acaso se siente peor después.
¿Katalavaynés?"

"Sí, lo entiendo, señor Meridio" respondió Tessa.

La Karê observó al hombre inclinarse y besar suavemente la mejilla de su hija, y luego se había
ido. Tessa cruzó la habitación y se sentó en el sillón de cuero, reanudando su vigilia de
protección.

“¿Sí?” Tessa asió rápidamente sonar el teléfono y murmuró adormilada en el receptor.

“Tessa, vístete, quiero que lleves a Cassandra a misa esta mañana” ordenó la voz de Andreas
Meridio.

"Sí, señor Meridio" respondió Tessa, colgando el teléfono y rodando de su cama.

El sol estaba apenas saliendo y Tessa había salido a Kástro, un bar gay con vistas al distrito
Kástro en la ciudad de Mýkonos, el día anterior por la noche después de su vigilia junto al lecho
de Casey. La mujer de cabello oscuro tenía toda la intención de encontrar una mujer joven
sumamente dispuesta, preferiblemente una pequeña rubia, y simplemente echar un polvo. Tras
el fin de semana que tenía, ella sentía que no sólo había ganado, también se lo merecía. Ella
comenzó su búsqueda en clubes de jóvenes, Anemoi y Pierro's, pero por alguna razón no
podía calentarse y no se molestó por ninguna de las mujeres que se acercó a ella. Se había
entretenido brevemente con profesionalismo, pero en ese momento a ella no le importaba nada
más.

La gerencia de la Kástro la conocía como la Karê Meridio y por eso la llevaron a una mesa en
el patio donde estaba sentada de espaldas a la pared, podía ver a los clientes tanto de fuera
como dentro. Los clientes locales la conocían muy bien y ella esquivaba sus miradas, mirando
a las parejas homosexuales, así como a los turistas heterosexuales disfrutando de su noche.
Algunas de las mujeres locales la miraron incitante, pero una vez que sus amigos le susurraban
al oído quién era la mujer de cabello oscuro, bajaban sus miradas y fingían no estar

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interesadas.

Tessa se rió irónicamente de sí misma. Y ella estaba preocupada porque una mujer como
Cassandra fuera capaz de amarla. Ni siquiera podía conseguir que las mujeres respetables de
Mýkonos la miraran. Claro, que si ella lo pidiera, serían llevadas a su mesa, y si lo exigía,
serían entregadas en su cama, pero de alguna manera eso no era suficiente. Ella deseaba una
mujer en su cama que quisiera realmente estar ahí, no sólo porque pensarían que así dejaría a
su padre vivo.

Y así, la Karê terminó escuchando Vivaldi y bebiendo retsína, un vino con sabor a resina de
pino, durante gran parte de la noche. Beber para aliviar el dolor de las hirientes miradas de los
que la rodeaban, y olvidar el par de profundos ojos verdes que, en su inocencia, parecían
burlarse de ella.

Tessa miró el reloj de su cama y se levantó de un salto, entrando en el cuarto de baño para una
ducha caliente. Sentía la cabeza pesada y mientras miraba en el espejo su reflejo demacrado,
sabía que tendría que usar su cura para la resaca en la misma hoy.

“Continúo diciéndole a mi padre que no es necesario que me lleves a todas partes, Karê” dijo
Casey en voz baja a la mujer de cabello oscuro que estaba sentada junto a ella en la parte
trasera del auto de color oscuro.

“No es ningún problema, señora Meridio” murmuró Tessa. "Además, Grecia ha cambiado desde
que vivía aquí”.

“Ciertamente lo hizo. ¿Quién es ese Peter que sigue a mi padre por ahí? Tiene una
desagradable mueca en el rostro la mayor parte del tiempo”.

Tessa sonrió de la evaluación de la pequeña rubia de Peter Tsigaris. "Él es el guardaespaldas


de tu padre y esa mirada en su cara es una advertencia a las personas que podrían sentir la
tentación de hacerle daño a tu padre" replicó la Karê.

“¿Herir a mi padre?” Casey se apartó de la ventana abierta para mirar a la mujer de pelo oscuro
sentada a su lado. "Mi padre cultiva olivos para ganarse la vida, ¿qué posibilidad hay de que
alguien quisiera hacerle daño?” cuestionó Casey.

Tessa esperaba que haber tenido más tiempo antes de que la joven educada le brindara esta
línea de cuestionamiento, pero allí estaba, enfrentándose a realizar un sonido de una mentira
plausible a una mujer inteligente.

"Tu padre cultiva olivos, sí, pero él es un hombre muy rico e influyente. Muchos políticos lo ven
como una amenaza por el poder que ejerce. Sus propiedades son muy amplias, señora
Meridio. Creo que no te das cuenta de lo que realmente es ser una mujer rica”.

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La respuesta hizo callar la pequeña rubia como ella volvió a su postura, mirando por la ventana
mientras tomaban camino arriba hasta la iglesia Paraportianí. De repente, ella hizo una media
sonrisa y le dijo soñadoramente: "Cuando yo era una niña, aquí en el verano, solía subir en
bicicleta a misa".

Lo sé, quería decir la Karê. Yo solía verte.

Era como la noche y día entrar en la Iglesia Ortodoxa Griega. Casey no pudo evitar sonreír
ante los gratos recuerdos que tenía de sus visitas aquí, era tan diferente de las iglesias
estadounidenses. Primero estaba la tranquilidad del vestíbulo. Casey tuvo que admitir para sí
misma que se sorprendió cuando la Karê encabezó la marcha a la iglesia llena. La mujer más
alta nunca permitió que más de la anchura de sus manos las separaran a las dos, con los ojos
siempre buscando los rostros a su alrededor. La pequeña rubia se sorprendió aún más cuando
vio a la mujer de cabello oscuro tomar agua bendita y santiguarse a sí misma y sacar un
crucifijo de oro medianamente pesado que se encontraba en una cadena de oro en su cuello.
Tessa tocó la pieza de joyería con sus labios y se giró para esperar a Casey.

En contraste con la tranquilidad del vestíbulo era la discordancia aparente del santuario interior.
El sacerdote comenzó a cantar la liturgia, mientras que los feligreses estaban en lugar de
sentados o arrodillados. Algunas mujeres estaban a su lado y los niños pequeños corrían y
jugaban entre sí. El ambiente le recordaba a Casey muchas cosas buenas del tiempo que ella
pasó sus veranos en Grecia, que quería llorar.

Un niño de cinco años tal vez se chocó con las piernas de la mujer de cabello oscuro y ella lo
levantó sonriendo mientras él se reía de la mujer fuerte.

"Perdóname, Karê" una mujer que era, obviamente, la madre del muchacho extendió los brazos
a la mujer más alta.

Casey vio como la cara de Tessa volvió a su aire impasiblemente consuetudinario. Ella asintió
con la cabeza a la mujer más joven y suavemente colocó al niño en sus brazos.

“¿Ellos te conocen por aquí?” preguntó la pequeña rubia.

Tessa no apartó los ojos del sacerdote, ella respondió. "¿Te sorprende que la gente realmente
me conozca o que las personas que lo hacen, van a la iglesia?" dijo Tessa, volviéndose y
finalmente fijando su mirada en la mujer más pequeña a su lado. ¿Realmente ella se está
burlando de mí? Casey estaba empezando a encontrar en la Karê una paradoja interesante.

Mientras se preparaban para abandonar el santuario, Casey tiró del brazo girando a la Karê a
la izquierda hacia una pequeña especie de capilla. El altar era mucho más pequeño que el de
la catedral principal, pero docenas de velas sobre porta velas azules y rojos ardían.

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Tessa miró con los brazos cruzados sobre el pecho, como la pequeña rubia puso unos billetes
en una cesta y encendió una vela. Ella procedió a arrodillarse en el pequeño altar, y luego se
santiguó y empezó a rezar. La mujer siguió de pie mirando, sintiendo una punzada de envidia
que Casey podía lucir tan en paz mientras rezaba. La Karê sonrió ligeramente mientras
consideraba sus pensamientos envidiosos y se santiguó, rechazando el poder del mal de ojo.
No tenía sentido correr riesgos.

Tessa sintió el silencio que la rodeaba y se encontró caminando hacia la mujer arrodillada.
Casey sintió el cambio de peso en el reclinatorio y miró por el rabillo del ojo. Ella vio a la Karê,
santiguándose, y luego una vez más extrayendo el crucifijo escondido por debajo de su camisa,
para presionarlo suavemente en los labios. La frente de la mujer de cabello oscuro se frunció
mientras no bajaba la cabeza ni cerraba los ojos, pero se quedó mirando fijamente el adorno
que colgaba de la pared.

Tessa sintió el peso de la mirada de Casey y ella empezó a hablar sin mirar más a la joven
mujer de rodillas a su lado.

“Cuando rezas, ¿crees que él te escucha?” preguntó en voz baja.

Casey miró al crucifijo y se preguntó cómo responder. "Si me preguntas si he visto la prueba de
una oración contestada, creo que la respuesta es no, pero me ayuda a pensar lo que hace. Lo
siento no puedo darte una mejor respuesta".

La mirada de Tessa de preocupación fue reemplazada rápidamente con una sonrisa irónica.
"Eso está bien. Realmente no importa".

La mujer alta se levantó y le tendió la mano a Casey que aceptó la ayuda y se levantó también.
La pequeña rubia se volvió y vio como la Karê arrojó un puñado de 10.000 dracmas en billetes
bancarios en la cesta y encendió dos velas. Se giró hacia Casey, mientras Tessa nunca se
encontró con los ojos de la joven mientras caminaba por la iglesia.

Una vez que estaban de pie en la luz brillante del sol frente a la catedral, Tessa asintió a
Demetrios, el chófer, para que fuese a conseguir el coche. El joven se movió rápidamente y
Tessa y Casey se quedaron esperando a un lado de la pequeña calle lateral llena de feligreses
matutinos.

“Piensas que esto realmente hace algún bien... el ir a la iglesia” preguntó Tessa
introspectivamente.

“Hey, esto ciertamente no puede dañar” Casey le devolvió una sonrisa, “yo por mi parte, quiero
cubrir todas mis áreas”. Lo que hizo a la Karê reír en voz alta.

“Es tan diferente, ir a misa en Estados Unidos” comenzó Casey. “Allí es todo tan tranquilo que

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solía asustarme. Quiero pasar tres meses aquí y luego volver a Estados Unidos y estar
totalmente fuera de mí durante semanas. Siempre me gustó el ambiente informal de aquí.
Siempre fue mucho más... no lo sé, como familiar”.

Casey parpadeó por un resplandor brillante golpeándola en el ojo. La rubia se dio cuenta de
que era un coche que pasaba por la luz del sol golpeando en el parabrisas. Levantó la mano
para evitar el deslumbramiento y Tessa capturó el movimiento del vehículo por la esquina de su
ojo. Un sedán oscuro estaba desplazándose, pero comenzó a disminuir su marcha. Demasiado
lento, pensó Tessa. Instantáneamente, cada uno de los nervios de la Karê estaban listos y un
chorro de adrenalina se disparó dentro de la alta mujer.

“¡Casey!” gritó Tessa.

La mujer de cabello oscuro se acercó y tomó la mano que la pequeña rubia utilizaba para
cubrirse los ojos. La Karê tiró con fuerza, jalando a la joven dentro de sus brazos. A medida
que sus cuerpos se juntaban, Tessa pasó sus brazos alrededor de la figura más pequeña,
apretándola protectoramente contra ella, y girándola del lado de la calle.

Parecían pequeños estallidos, no eran tan fuertes como fuegos artificiales. Tessa sintió una
bala rebotar cerca de su oído justo antes de caer al suelo, con su cuerpo cubriendo el más
pequeño de Casey. Oyó cómo se hacía añicos la ventana del coche estacionado junto a ellas y
la Karê sintió una sensación de ardor en el antebrazo izquierdo.

Tan súbitamente como comenzó, todo había terminado. Los neumáticos chillaron cuando el
coche aceleró, pero no antes de que Tessa pudiera mirar hacia arriba a los dos pasajeros del
sedán oscuro.

Demetrios salió frente a donde la Karê estaba arrodillada con los frenos sonando fuertemente.
Él se estiró hasta la parte posterior del asiento y abrió la puerta desde el interior. Tessa
literalmente levantó a Casey en sus brazos y la arrojó por la puerta abierta, zambulléndose
dentro ella misma.

“¡Muévete, ahora! ¡Veáhsou!” le gritó al conductor.

“¿Estás herida?” Tessa agarró a Casey por los hombros.

La pequeña rubia estaba temblando incontrolablemente, pero emitir palabra le parecía


imposible en ese momento. Ella la miró a los ojos de la Karê y la mujer de cabello oscuro vio el
terror en las profundidades verdes.

"Cassandra", Tessa tomó el rostro de la joven en sus manos, "¿estás herida?"

Casey negó con la cabeza y las lágrimas llenaron sus ojos, derramándose por sus mejillas
bronceadas. Tessa tiró a la mujer cerca de ella. "Shhh, todo está bien. Ya terminó”.

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La mujer de cabello oscuro calmó la pequeña rubia mientras extrajo un teléfono celular del
bolsillo interior. Marcó 100 y comenzó a hablar rápidamente en griego. Poniendo fin a la
llamada, marcó dos llamadas más en rápida sucesión y Casey sabía que la última fue a su
padre. Podía oír los gritos de Andreas Meridio a través del pequeño teléfono. La joven se
permitió sostenerse en el abrazo protector de la Karê y cuando había concluido la llamada final,
Tessa apretó el hombro de la pequeña rubia cariñosamente.

Casey miró la mano de la Karê y notó que la sangre había empapado la camisa de la mujer
mayor sobre la muñeca. La mancha carmesí se volvió más grande y comenzó a caer en
pequeñas gotas en los pantalones de Tessa.

"¡Tessa, estás herida!" gritó Casey.

La Karê miró hacia abajo y le dio a la chica una sonrisa torcida. "Sólo un rasguño" entonces ella
le guiñó un ojo.

La pequeña rubia hizo una mirada de incredulidad a la mujer, pero entonces vio el guiño. Casey
no pudo evitarlo, ella se rió nerviosamente y se limpió las lágrimas de la cara. Agarró el chal de
seda que había dejado antes de entrar en la catedral y mantuvo la mano de la Karê en su
regazo mientras envolvía el chal alrededor del brazo sangrado de la mujer.

Las condujeron a una velocidad vertiginosa, por lo que se encontraban en la hacienda en


cuestión de minutos. Pequeños coches de policía blancos con luces azules parpadeando en
sus techos rodearon la finca. Andreas Meridio estaba esperando en las escaleras cuando el
coche se detuvo. Tessa saltó del coche y comenzó a dar instrucciones a un grupo de hombres
jóvenes en traje negro. En cuestión de momentos, era como si el caos de la casa había sido
arrojado dentro, fuera restaurado por la presencia y la dirección de la Karê.

Andreas abrazó a su hija estrechándola y comenzó a llamar a un médico antes de que la joven
lo interrumpiera.

"Pappa, la sangre no es mía, estoy bien. Tessa está herida, sin embargo" explicó Casey.

Cuando la propiedad retornó a la normalidad era de noche. Olympia comenzó a revelar una
gran selección de mezédes o aperitivos, que se había hecho anteriormente durante el día, para
los hombres que aún permanecían allí. Plato tras plato de comida fue expuesta para que los
hombres pudieran picar durante la noche, junto con oúzo y gentilini, un vino blanco de Creta.

Ahora Tessa estaba sentada en una de las salas de estar al aire libre, con su camisa fuera,
vistiendo sólo una camiseta blanca. El giatró acababa de limpiar la herida en el brazo de la
Karê y se preparaba para coser cerrado la herida causada por una pieza profundamente
arraigada de vidrio, no una bala como Casey había pensado anteriormente.

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La mujer de cabello oscuro notó la pequeña rubia con un plato lleno de comida, comiendo y
observando al médico tratar la herida de la Karê. Ella se sentó sola y todavía se veía un poco
conmocionada por los acontecimientos de la mañana.

“Me sorprende que puedas comer de esa manera y sigas siendo tan pequeña” dijo la mujer de
cabello oscuro, llamando la atención de Casey hacia ella.

Casey se sentó en una silla más cercana a la mesa donde estaban sentados la mujer y el
giatró. Ella se sonrojó un poco al oír las palabras de Tessa.

“Como cuando estoy nerviosa” respondió Casey.

“Yo hago todo lo contrario... ¡Ay!” Ella realizó una mirada llena de dagas hacia el giatró cuando
comenzó a coser la herida para cerrarla. "No puedo comer nada cuando estoy nerviosa. No es
que esté siempre nerviosa", finalizó la declaración con la más pequeña de las sonrisas.

Casey estaba bastante sorprendida por su conversación, dado el hecho de que ésta había sido
la más cordial con la Karê que hubieran tenido nunca y era mientras la mujer estaba con su
brazo siendo cosido sin anestesia.

"Hey, ¿qué tal compartir?" dijo Tessa, abriendo la boca ampliamente.

Casey se echó a reír. "¿Qué te apetece? Tengo un poco de todo".

"Uhm, el tsirosaláta" señaló Tessa hacia las finas tiras de pescado ahumado.

Casey pinchó un trozo de pescado con un tenedor y le puso un chorrito de jugo de limón y
luego lo sumergió en aceite de oliva. Ella alimenta los mezés a la mujer hasta que se terminó.

“Siento habérmelo comido todo, pero es la primer comida que he tenido hoy. Me estaba
muriendo de hambre” dijo la Karê.

“¿Un griego comiendo una sola vez al día? ¡Sacrilegio!” dijo Casey en tono de fingida
incredulidad.

Tessa alzó los ojos hacia la figura que ahora se encontraba detrás de la pequeña rubia.
Andreas Meridio besó la parte superior de la cabeza de su hija.

"¿Cómo estás, Máhtia Mou?" Preguntó Meridio, sus grandes manos apoyadas en los hombros
de su hija.

"Estoy bien, Pappa" respondió Casey, levantando la cabeza para sonreír con cansancio al
hombre.

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El giatró terminó la fina línea de suturas y colocó un vendaje seco sobre la herida. Comenzó
atar un cabestrillo alrededor del cuello de la mujer de pelo oscuro.

"Mantenga el brazo elevado por unos días, como esto" indicó la posición en la que el brazo de
Tessa debía quedarse.

"Se, se" gruñó la Karê.

"Tessa, cuando estés lista debemos tener una par de palabras" dijo Meridio.

"Listo ahora, señor Meridio", contestó la mujer alta, de pie para seguir a su empleador.

"Tú", Meridio se inclinó de nuevo para besar la parte superior de la cabeza de su hija,
"descansa un poco".

"Estoy demasiado conectada para dormir" se quejó, pero en ese momento su padre ya se
había marchado.

“Tú” señaló Tessa con un dedo mientras se abría camino para seguir Andreas Meridio, “Nada
de natación nocturna”.

Casey reía mientras la Karê dio la vuelta y se alejó.

Dios mío, dime que no acabo de reír como una colegiala. Ella está siendo tan amable, ¿qué
pasa con eso? Bueno, tal vez ella se siente lástima por ti. Tal vez luzcas como una mierda
asustadiza fuera de sí hoy. Quizás, quizás, quizás. Muy bien alta, morena y maravillosa...
¿Cómo puedo obtener información sobre tu real yo?

"¡Mi hija!" gritó Meridio con todas sus fuerzas. "¡Frente a la Santa Iglesia!"

Todos en la sala bajaron su cabeza con excepción de Tessa. La mujer alta se situó en su
habitual postura, frente a la ventana, aparentemente perdida en sus propios pensamientos. Era
como si estuviera dividida en dos. Había una parte de ella que no podía borrar el miedo de que
se aferró a su corazón al pensar en perder a Cassandra, la forma en que la chica se sentía en
los brazos de la Karê, y la forma suave en que la joven envolvió el chal alrededor de su herida
en el brazo. Los sentimientos fueron más allá del mero deseo y la Karê lo sabía. Se dio cuenta
de que había algo más sucediendo entre las dos mujeres, algo que funcionaba tan profundo.
¿No había sentido comenzar el vínculo hace tantos años?

Luego estaba la ira. La oscuridad se abrió camino y casi amenazó con tomar el control de su
propia esencia. En el pasado, cuando era más joven y más temeraria, la oscuridad se la llevó.
La condujo a la posición y la riqueza que ahora celebraba, cuánto más vieja se hacía, más
aprendía a controlar la negrura que la alcanzaba. Era evidente que se había vuelto

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complaciente con su nueva posición. Hace diez años, nadie en las calles que rodean el Piraeus
se habría atrevido a disparar contra ella. Ella controlaba el dinero que hacían y la forma en que
lo gastaban. Si un hombre hacía una excepción dándole la espalda y luego lo guardaba para sí
mismo era susceptible de aparecer en un hospital de Atenas sin sus arkheedias.

Eso era la marca registrada de Tessa en los viejos tiempos. Los viejos muchachos, si la
cruzaban, era probable que les cortara su pene y se lo metiera en la garganta después de que
lo hubiera asesinado. Tessa sabía que la única manera de inspirar la lealtad absoluta, era a
través del miedo. Cuando su lado oscuro gobernó su juicio, tuvo a un hombre presionándolo y
ella le cortó las pelotas, las metió una toalla entre sus piernas y lo dejó en la sala de
emergencias más cercana. Nadie quería vivir de esa manera y por eso el castigo se convirtió
en la motivación perfecta. Trató sin éxito de empujar los sentimientos de rabia hacia dentro de
sí.

"Tessa", dijo Meridio a la espalda. "Quiero que el hombre responsable de esto. Quiero sus
arkhédias en un saco en mi escritorio".

Tessa se dio la vuelta lentamente. No había un hombre en la habitación que no sintiera una
opresión en la ingle por la sonrisa salvaje que se hizo en los labios de la mujer, mostrando sus
perfectos dientes blancos.

"Será un placer para mí, señor Meridio".

El hombre mayor le entregó un vaso de sournada a la mujer de cabello oscuro que estaba
sentado en la silla frente a su escritorio.

"Veeva". Ambos dijeron al unísono, tomando un largo sorbo del licor con sabor a almendra.

Andreas Meridio abrió el cajón superior de su escritorio, tirando de su talonario de dentro. Abrió
en el lugar preciso y comenzó a escribir. Dobló el cheque por la mitad y se lo extendió a Tessa.
Los brillantes ojos azules se oscurecieron en la confusión.

"Esto es para ti, Tessa. Tu salvaste la vida de mi hija hoy".

Las esquinas de su boca se curvaron hacia arriba, a medio camino entre una mueca y una
sonrisa, en el gesto del hombre. "Ya me paga por lo que hago. Yo no quiero poner un precio a
algo como esto".

"Yo no estoy pidiendo que lo tomes. Esto es un pago por un hahré".

Tessa miró a los ojos del hombre y escuchó mientras ponía el acento en la primera sílaba de la
palabra. Estaba haciendo el pago de un favor o una deuda y el dinero no podía ser rechazado.
La Karê simplemente se encogió de hombros y aceptó el papel, casualmente lo dejó caer en el

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bolsillo sin molestarse en mirar la cantidad. Si esto realmente fuera hahré entonces sería
grosero cuestionar la suma.

“Ve a comprar un nuevo barco o algo así”. Él río. “Adelante, ve a descansar el brazo. Y,
¿Tessa?” Él preguntó a la Karê cuando ella se levantó para marcharse. “Gracias”.

“Fue un placer señor Meridio”.

Tessa caminaba por el césped y se quedó bajo los olivos de la casa de huéspedes donde
había hecho su hogar. Desplegó el cheque y tragó saliva. Fue hecha por un poco más de tres
millones de dracmas.

En esencia, Tessa le había dicho a su jefe que no iba a poner un precio a la vida de
Cassandra. Según su padre, la hija de Meridio valía aproximadamente el equivalente a cien mil
dólares americanos.

El brazo de Tessa empezó a palpitar dolorosamente, pero ella ni siquiera tenía ganas de
levantarse para tomar algo. Sabía que una mezcla de té o unos pocos golpes de oúzo podrían
hacer el truco, pero de repente sintió los huesos cansados. Ella fue más rápida y se desnudó,
dejando su ropa en un montón junto a la puerta. Después de cambiarse a un viejo par de jeans
gastados y una camiseta blanca, simplemente se desplomó en el sofá.

Un golpe en la puerta la había traído, gimiendo, hasta sus pies.

“¡Será mejor que la isla esté en llamas!” lanzó el gruñido habitual cuando ella abrió la puerta.

"Oh", fue todo lo que pudo decir cuando vio la cara atónita de Casey.

"Bueno, tienes una manera interesante de mantener a los abogados en la bahía" respondió
Casey. "Hey, ¿no se supone que debes mantener ese cabestrillo en el brazo?" dijo ella
bruscamente.

Tessa apoyó su brazo bueno en lo alto de la jamba de la puerta y se permitió desaparecer una
ceja bajo su flequillo color ébano.

“¿Sólo has venido hasta mi casa a gritarme, mamá?” preguntó la Karê con un brillo malicioso
en sus ojos azules.

“¿Discúlpeme, Karê? ¿Su casa?”

De repente Tessa perdió su expresión de superioridad simulada y mostró una tímida sonrisa.
"Touché" dijo mientras empujaba la puerta más ancha, invitando a la joven mujer a entrar.

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La Karê recogió su ropa del suelo y la tiró sobre la silla mientras le daba la espalda a la joven.
Entonces la mujer de cabello oscuro se permitió el lujo de observar las piernas bronceadas de
la pequeña rubia, que se veían admirablemente por los blancos pantalones cortos nítidos que
llevaba.

"Pensé que podrías estar sufriendo así que tenía un par Percodan de izquierda y pensé..."

Tessa arrancó la botella de los dedos de la joven y la arrojó al cesto más cercano, muy
parecido a como lo había hecho con la aspirina de Casey.

"¡Hey! Sabes que si sigues tirando mis medicamentos fuera..."

"Vivirás más tiempo", finalizó la mujer más alta. "¿Qué más tienes ahí abajo?" preguntó Tessa,
indicando el gran plato cubierto por una servilleta de tela.

“Bueno, yo no estoy segura de querer compartirlo ahora” respondió Casey, poniendo una mano
en su delgada cintura.

Tessa podía oler el dulce aroma que viene del plato y su boca diluirse por el olor de los higos
frescos, su favorito. Trató de reunir una mirada que podría inducir a la joven a tener compasión
de ella.

“Oh, espera... ¿eso es realmente un puchero? Consígueme una cámara” bromeó Casey.

“Bien” comenzó la Karê, frotando su brazo lesionado, “prácticamente te salvé la vida, pero no
quiero que eso influya en tí”

“Oh, no deberías ir por allí, Karê” se echó a reír Casey.

“Podría quejarme un poco si eso ayudara” bromeó Tessa.

“No creo que mi corazón pudiera soportarlo” respondió Casey, limpiándose las lágrimas de risa
de sus ojos. “Aquí”

La joven se quitó la servilleta de la parte superior de la placa y presentó el plato a Tessa. La


mayor parte del plato se llenó con higos frescos, cortado por la mitad. La otra parte del plato
contenía mizýthra, un queso elaborado con queso féta de suero de leche.

"Ahh, ¡nóstimo!" deslizó la Karê en su lengua materna a exclamar la palabra, delicioso. “¿Cómo
supiste que el sýka me tyrí es mi mezés favorito?” preguntó ella mientras le señalaba a la
pequeña rubia un asiento en el área del living.

"Deducción pura, mi querido Watson. Lo que pasa es que es también mi aperitivo favorito.
Además, Olympia me lo dijo". Finalmente puso una tímida sonrisa durante la admisión de su

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informante.

Tessa abrió una botella de Gentilini y las mujeres se sentaron en el suelo delante de la mesa
de café, disfrutando de su vino blanco y de su bocadillo nocturno.

"Tessa, ¿te importa si te pregunto dónde aprendiste inglés?"

"No, no me importa. Fui a la escuela en Inglaterra cuando tenía once años, luego me fui a la
Universidad de Oxford antes de venir a casa para vivir. Ya ves que tenemos mucho en común.
Solía venir a casa para los veranos también".

"Tus padres te deben haber echado de menos terriblemente, estar lejos todos esos meses
durante el año" respondió Casey.

Tessa repente parecía muy incómoda y Casey se dio cuenta de que debía haber aterrizado en
una zona sensible mientras la mujer de cabello oscuro se levantó y se acercó a la música.

“¿Te gusta la ópera?” preguntó la Karê.

“¡Absolutamente! ¿Qué es lo que tienes?”

“¿Qué tal Puccini?”

"¿Madame Butterfly?" los ojos de la rubia se iluminaron.

"Déjame adivinar... ¿Un bel di?" dijo Tessa con una sonrisa irónica.

“¿Cómo lo has adivinado? ¡Amo esa escena!”

La risa retumbó seductora del pecho de la mujer de pelo oscuro. "Tuve un presentimiento.
Pareces del tipo romántico empedernido".

"Es una escena increíblemente hermosa, tiene tal impacto" Casey miró levemente herida.

"¡Ella quería suicidarse!" respondió Tessa. “Ella debería haber pateado a todos fuera y regresar
a casa con su doncella”.

“Oh, tú” Casey golpeó a la Karê en su brazo sano una vez que empezó la música y volvió a su
asiento en el suelo.

Casey escuchó el resto del aria, ojos semi cerrados, y un ligero tirón en la comisura de sus
labios como sonrisa. La mujer de cabello oscuro no pudo resistirse, simplemente mirando a la
joven sentada frente a ella. Sintió que su propio corazón ascender en el disfrute obvio de la
rubia de algo tan simple como la música. Fue en ese momento que la Karê sintió que su lado

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oscuro como a un millón de kilómetros de distancia.

Apenas podía creer que ella estaba sentada aquí disfrutando de la comida, la música, e incluso
de una cantidad limitada de conversación con esta mujer, como con nadie pudo. Era como si
fuera otra persona. Tessa Nikolaidis no hacía amigos y desde luego nunca cortejaba a una
mujer. Sin embargo, aquí estaba la Karê Meridio y ella realmente lo estaba disfrutando. Nadie
lo creería, estaba segura de eso. Su reputación entre sus compañeros y conocidos era muy
conocida y bien merecida. Tessa se dio cuenta de que nadie más que Casey podría verla de
esta manera. Era la pequeña rubia con un corazón tan cálido y luminoso como el sol que
llevaba a cabo esa bondad en la mujer más grande. Cuando se puso de pie junto a Casey, en
realidad sentía que podía ser redimida.

Cuando terminó la nota final del aria Madame Butterfly, la expresión suave en la cara de la
Karê era más de observar a la pequeña rubia frente a ella que por la tempestad de la música.
Casey pensaba de otra manera.

"Mira, eres un armario romántico" bromeó Casey.

Tessa se echó a reír en ese tono ronco de ella y sonrió cariñosamente a la joven.

"Ser un romántico empedernido es algo para lo que simplemente no tengo el tiempo, pequeña".

Casey simplemente se quedó mirando a la mujer de cabello oscuro durante unos largos
segundos, como si estuviera haciendo un gran esfuerzo para recordar algo. Mientras tanto, la
sonrisa de Tessa se congeló en su cara mientras ella comprendió las palabras que justo había
pronunciado.

“¿Qué?” preguntó Tessa, tratando de ganar tiempo.

"Uhm, nada... nada", respondió Casey, sacudiendo la cabeza. "Acabo de tener la extraña
sensación de deja vú, como... no sé, como si hubiera oído antes cómo me has llamado. Raro,
¿huh?"

“See” convino Tessa.

La Karê estaba un poco más que confundida. Se maldijo a sí misma por su lapsus mental por
usar el apodo en primer lugar. Entonces, la mujer mayor se preguntó por qué la pequeña rubia
no recordaba la Pascua, hace veinte años.

La Karê se recostó en el sillón de cuero grueso acolchado en su oficina. Sus ojos permanecían
cerrados, cuando Alex y Stefano acompañaron a dos jóvenes en edad universitaria a la
habitación espaciosa. Los melodiosos acordes de piano de Art Tatum se filtraban a través de
los altavoces estéreo y la mujer de cabello oscuro levantó una mano pidiendo silencio cuando

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Alex se aclaró la garganta con nerviosismo.

Tessa estaba reviviendo los momentos que pasó con Cassandra anoche, no quería perder el
sentimiento de satisfacción que fluía a través de ella así como la música que llenaba la sala.
Era casi como si estuviera pidiendo perdón a la pequeña rubia por la mujer que ahora tendría
que ser. Esto le causó un dolor en el pecho, estar tan cerca de la expiación, pero tan lejos.
Cuando se sentó con Casey, era fácil pensar en un futuro que no contenía ni violencia ni dolor.
Sin embargo, aquí en su oficina, con el olor del miedo de su víctima en el aire junto con las
últimas notas de la canción, sintió esa sensación familiar embargando en su vientre.

No era más que una oscuridad, era una sensación que corría por ella, al igual que la sangre
que corría por sus venas. Era la emoción de la persecución y la emoción de la victoria, todo
mezclado. Respiró profundamente y dejó que la bestia se perdiera un poco hasta que su
comportamiento apenas se parecía a la mujer que la hija de Meridio conocía.

Empujándose a sí misma lejos de su escritorio, se levantó y se quedó en silencio, buscando


sus ojos, esos hombres que eran más niños que cualquier otra cosa. Su mirada penetrante y su
profundamente grabado ceño causaron que ambos a bajaran los ojos ante su dura mirada.
Cuando la Karê empezó a hablar, su conocimiento de ese otro lado de sí misma, la que aún
podía amar y sentir y desear, había desaparecido, reemplazado por esta mujer. Ésta que
levantó en su labio una mueca y comenzó a hablar.

"¿Quién de ustedes es Míkolo?"

"Yo soy" respondió rápidamente un joven con una nueva barba.

Tessa caminó alrededor de la mesa para estar delante de la joven que hablaba. Se movía con
un poder sutil y una gracia que desmentía su verdadera intención. La forma no amenazante se
trasladó ponérselo fácil a los hombres. Con la velocidad de un rayo, tan rápido que era casi un
borrón, ella arremetió con su brazo derecho y abofeteó al hombre en la cara.

"Esa es la última vez que me mientes" siseó ella.

“Por favor, no le haga daño, yo soy George Míkolo” admitió el joven a la derecha de Tessa.

Tenía el aspecto de un estudiante de la Universidad de Atenas, afeitado, anteojos. Tessa se


preguntó dónde un niño como éste consiguió las arkhédia para disparar un arma a ella, a la
mujer que estaba bajo su protección. Cuanto más pensaba en ello, más enojada estaba.

"Quiero saber por qué". Ella preguntó con los dientes apretados.

Ella levantó una mano justo cuando el joven comenzó a abrir la boca, lo silenció que él
empezara a decir una palabra. Ella se inclinó sobre su escritorio por algo y cuando el objeto en
su mano apareció a la vista, ella asintió con la cabeza a Alex y Stefano.

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De pronto los dos hombres grandes sostenían a Míkolo sentado en la silla, su amigo estaba
demasiado aterrorizado para siquiera moverse. Tessa se acercó al hombre inmovilizado y
desplegó el marfil que manejaba de la navaja en la mano. Ella levantó la pierna de él y presionó
el peso hacia abajo sobre la parte superior de sus muslos, luego lentamente desabrochó el
cinturón de éste, al tiempo que su mirada fría observaba el rostro del joven.

El amigo de Míkolo, Yannis, gimió en su silla y empezó a murmurar una serie de avemarías en
voz baja. El propio aliento de Míkolo era sonoramente audible hacia sus pantalones resonando
por toda la habitación. Tessa se rió entre dientes, pero éste era un sonido del todo
desagradable.

“Yo creo que sabes que ellas no van a ayudarte ¿no?” Ella hizo la pregunta retórica mientras
miraba al hombre debajo de ella, en referencia a las oraciones del otro hombre.

"Puedo ser una mujer muy comprensiva, la mayoría de la gente no sabe eso de mí. Ya ves, te
voy a dar tres oportunidades". Dijo ella fijando una mirada casi reverente en la hoja en la mano,
inclinándola para que la luz brillara intensamente al llegar al metal, luego miró la entrepierna del
joven.

"Por cada mentira que me digas, tendrás un miembro menos en el trío. Si me mientes más de
tres veces, te dejaré morir desangrado en mi bonita alfombra persa y no lo pensaré dos veces.
¿Katalavaynés? "

El sudor salió de su frente y en sus ojos y parpadeó para quitar la sensación de ardor,
asintiendo con fiereza a la mujer de cabello oscuro.

Tessa llevó la navaja hasta sus propios ojos y pasó el dedo ligeramente a lo largo de su borde.
Ella ni siquiera miró a la joven cuando le realizó su primera pregunta.

"¿Quién hizo los disparos?"

"Yo lo hice" respondió él con sinceridad.

Esto sorprendió a Tessa. No creía que este chico escuálido tuviera el estómago para hacer
eso. Ella esperaba que él se meara a mitad de camino en los pantalones por el miedo. Por lo
general, lo primero que hacía el culpable era pedir perdón, arrastrarse y pedir llorando por
misericordia. Había visto a hombres adultos en la misma posición que actuaron mucho peor
que éste.

"¿Quién era el objetivo?"

“La hija de Meridio” su voz se quebró en la respuesta.

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“Ahora puede que me digas por qué” dijo lentamente, rechinando los dientes en un intento de
controlarse.

Su respuesta llegó en un torrente de griego y pedazos de inglés.

“No queríamos hacerle daño a ella, ¡sólo queríamos asustarla! Lo juro por la Virgen, que es la
verdad. Pensé que ella estaba allí para hacerse cargo del negocio de su padre y algunos
amigos y yo hablamos para que me ayudaran. Pensamos que si ella tenía miedo, volvería a
América. Sólo tenía que romper el vidrio del coche que estaba junto a ella, pero... soy un pobre
tirador... yo nunca había disparado una pistola antes” en este punto, las lágrimas corrían por su
rostro.

Tessa vaciló, jugueteando con la navaja con ansiedad, posicionada en la mano derecha. Las
palabras del chico eran tan patéticas que tenía que ser verdad. Ella lo miró fijamente a los ojos
y vio la veracidad de la misma. Alivio su peso de la pierna del muchacho e hizo un gesto a Alex
y Stefano para que lo soltaran. Dobló la navaja de nuevo en el mango y la tiró distraídamente
sobre el escritorio. Caminando detrás de la gran estructura de madera de olivo se inclinó a un
armario y sacó una botella de oúzo y tres vasos.

Sirvió una generosa ración del licor en los tres vasos. Ella sólo iba a verter dos al principio, pero
el dolor punzante en el brazo comenzó de nuevo y un sabor metálico en la lengua, que ella
sabía que era la adrenalina, la hizo verter un poco del líquido en un vaso para sí misma. Le
entregó a los dos muchachos una bebida y se inclinó sobre su escritorio, bebiendo el líquido
claro.

"Sabes que tenemos que tomar una decisión ahora" comenzó Tessa.

"Podríamos salir de Grecia... nadie tendría que saber, Karê" declaró Yannis.

Tessa mantuvo sus ojos en Míkolo y levantó una ceja. "Creo que tú lo sabes mejor, ¿verdad?"

El joven tragó saliva y bajó los ojos.

“Yo no puedo simplemente perdonarlos, pero también puedo ser misericordiosa. Así no puedo
dejar que ambos salgan de aquí. ¿Qué clase de mensaje estaría enviando a los muchachos
tontos que pudieran hacer daño a mí y a los míos la próxima vez? No”, Tessa se tragó el resto
de su bebida y se movió alrededor de la mesa para acomodarse a sí misma.

"Alguien tiene que pagar por el crimen y alguien tiene que ir y decirle a los demás que tan
compasiva puede ser la mujer que es la Karê Meridio". Tessa sonrió ante la ironía en sus
propias palabras. "Se lo dejo a ustedes dos la decisión de quién se queda y quién se va...".

Tessa se echó hacia atrás. Esta era la parte donde normalmente se enteraba de la mayor parte
sobre los hombres y la naturaleza humana. A pesar de su bravura y machismo, los hombres

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griegos, no... Los hombres en general, resultaban ser un grupo patéticamente débil. Había visto
como amas de casa simples caminaban hacia su muerte, queriendo nada más que escupir en
la cara una última vez a la Karê. Tal como ella había visto a los hombres arrastrándose y
ofreciendo a sus hijas a cambio de sus propias vidas.

"Yo me quedo". Dijo Míkolo en voz baja.

Tessa vio como Yannis luchó dentro de sí mismo. Quería ser valiente, podía ver eso. Quería
ofrecerse a sí mismo, pero su terror se apoderó de él. En cambio, bajó la cabeza, su silencio
dijo más de lo que sus palabras podrían de todos modos. Sabía Míkolo estaba asustado,
probablemente no de su propia muerte, sino por los métodos por los que se llevaría a cabo. Se
mantenía sobre sí y Tessa sintió que si el momento hubiera sido diferente, lo habría hecho un
buen alumno suyo. Parecía como si él tenía el potencial de ser tan frío y despiadado como la
posición del Karê Meridio le exigió. Ella sacudió la cabeza mentalmente. No iba a ser posible,
porque hoy sería el último día que este joven iba a ver, como George Míkolo.

Con un movimiento de cabeza, vio como Stefano empujaba a Yannis fuera de la habitación, el
joven se negaba a mirar siquiera a su amigo a los ojos a su paso.

Alex miró a Tessa e hizo un gesto cuestionante hacia Míkolo, aún sentado en la silla. Tessa se
levantó y sacó una 9mm compacta, Glock 26 y su funda del escritorio, deslizándola en la parte
baja de su espalda. Se puso la chaqueta del traje negro mientras hablaba con Alex.

"No, Alex, no voy a necesitar algún tipo de ayuda. Esto lo hago por mi cuenta". Dijo con un tono
escalofriante de resolución. Se movió hasta alejarse de su escritorio y, al parecer como
después de pensarlo, tomó la navaja, resbalándola en el bolsillo del pantalón.

Las rodillas del joven se negaban y tenían toda la fuerza de un ternero recién nacido mientras
caminaban fuera de la oficina de la Karê. Nunca tuvo una pregunta en su mente acerca cómo lo
ejecutaría ahora la mujer alta. Parecía de pie junto a la mujer poderosa en el ascensor, no
había ningún lugar en el mundo para que él se escondiese de la mirada que todo lo veía de la
Karê. Y, por lo que él obedientemente siguió adelante.

Tessa se quedó afuera en el sol de la mañana esperando al valet para que llevara su coche a
la parte delantera. Ella sabía que el joven la miró, pero ella no podía devolver la mirada, su
rabia era demasiado grande. Practicó algunas técnicas de control mental para empujar a la
bestia hacia abajo por un tiempo. Si ella se volvió hacia el hombre que casi se había quitado la
vida a Cassandra, lo destriparía a la derecha en la calle.

Una vez instalados en su Mercedes plateado, Tessa aceleró el vehículo por el camino a los
muelles. Sólo tenía que esperar unos minutos hasta que el ferry que los llevaría a Atenas se
retirara en el puerto. Míkolo observó a la mujer de cabello oscuro y esperaba que ella tuviera
una pizca de compasión humana que quedara en ella y que lo enviara hacia la Virgen con
rapidez. Las posibilidades de lo que podría, y con grandes probabilidades, le llenaban su mente

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haciendo que sus manos temblaban constantemente.

Segunda Parte

Las puertas francesas estaban entreabiertas y hasta en sus sueños la pequeña rubia sonreía al
sentir la cálida brisa tardía de la mañana a través de su piel. Su mente estaba a millones de
kilómetros reviviendo un momento distinto, sus ojos se movían rápidamente bajo sus párpados
cerrados. De repente, Casey se despertó, respirando profundamente repentinamente de su
regreso a la realidad.

Se pasó una mano por sus cabellos cortos, con el ceño fruncido por la concentración. Ella no
había experimentado ese sueño de su infancia en años, pero ¿que lo provocaría ahora? Era lo
mismo que cuando era una niña. Nunca pudo recordar lo que soñaba al despertar, pero
siempre recordaba el sentimiento. Comenzaba con sin menoscabar la felicidad y la alegría y
siempre terminaba de la misma forma, como si su vida de repente estuviera incompleta, como
si algo hubiera sido arrancado de ella.

¿Por qué razón en el mundo estaba soñando esto otra vez? Cielos, dieciocho meses de
terapia... Cualquiera hubiera pensado que estaba curada ahora, ¿no cierto?

Casey se levantó y se puso delante de las puertas que daban a la bahía de Tourlos
preguntándose, como lo había hecho muchas veces en su vida, cómo podía alcanzar esa
sensación de plenitud.

Andreas Meridio sentó en el amplio escritorio de madera en su despacho, y colgó el teléfono


cuando Tessa entró en la habitación. La mujer de cabello oscuro no dijo una palabra,
simplemente se acercó a donde estaba sentado Meridio y arrojó una bolsa de papel sobre el
escritorio.

"¿Qué es esto?" él preguntó con confusión.

"Dijiste que lo querías en un saco sobre el escritorio" respondió siniestramente Tessa.

El hombre abrió cuidadosamente la bolsa y en el interior estaba una bolsa de plástico que
contenía una masa sangrienta de algo. Por mucho que él había visto en su días, aún así, la
visión de esto le hizo emitir un pequeño gruñido por lo bajo. Tessa sonreía para sus adentros.
Todos los hombres reaccionaban así ante esa visión.

Meridio cerró la bolsa de papel. "¿Él lo admite?"

"Todos lo hacen, al final".

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“¿Lo mantuviste con vida?”

“Sí, señor Meridio”

“Bien. Quiero que él y cualquiera de los otros sepan con quién están jodiendo. Quiero que
recuerde el día en que intentó hacer daño a un miembro de la familia Meridio".

"Confía en mí cuando digo que George Míkolo recordará este día por el resto de su vida".
Añadió Tessa.

“Es un buen trabajo matutino, Karê. Vamos, únete a Cassandra y a mí en el almuerzo” dijo
Meridio levantándose del escritorio.

El hombre se acercó a la puerta, luego se volvió bruscamente.

"Oh, Tessa. Deshazte de eso". Terminó señalando el saco sobre su escritorio antes de salir.

Casey estaba sentada en el patio exterior, bebiendo un frappé, esperando a su padre para
unirse a ella para el almuerzo cuando Olympia empezó a establecer otro lugar en la mesa.

"¿Tenemos compañía, Olympia?"

"Oh, no, señorita. La Karê se unirá a ti ya tu padre.

"Oh", Casey se animó un poco.

La mujer mayor trató de disimular su reacción. La hija de Meridio no sería la primera mujer a
enamorarse de la enigmática Karê, pero Tessa debería mejorar su conciencia de que ello
podría ser un asunto mortal si el padre de la chica las descubriera juntas.

“¿Puedo ayudarte, Olympia?” preguntó Casey, aun sabiendo la respuesta de la mujer mayor.

“No, señorita, usted sólo relájese. Estos huesos no son tan viejos todavía” concluyó Olympia
con una sonrisa.

La cocinera realizó tres viajes a la mesa antes de que terminara la colocación de platos con
comida en la mesa. Casey se había olvidado de la regla de tres horas de siesta luego de
almorzar de Grecia y lo enorme que en realidad era el almuerzo.

“Kaliméra” le dijo Tessa a la pequeña rubia mientras se acercaba a la mesa.

“Buenos días para ti, Karê”, respondió la mujer sentada. "Pappa", Casey reconoció a su padre
como el hombre puso un beso en la mejilla.

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Tessa se sentó y le ordenó a su cuerpo no reaccionar con Meridio tan cerca. Cassandra se
sentó frente a la mujer de pelo negro con una camiseta sin mangas de color rosa pálido y una
falda blanca. Las bronceadas y musculosas piernas de la joven estaban metidas bajo ella y
Tessa se dio cuenta rápidamente que era la forma de reposar favorita de la pequeña rubia. La
mujer de cabello oscuro aceptó un vaso de té helado de Olympia y permitió a Casey, ya como
la señora de la casa, llenar su plato con los más grandes que había. La Karê estaba bastante
impresionada de que la joven eligió algunos de sus favoritos. Por supuesto, toda la comida era
excepcional y ayudaba el hecho que Olympia había sido jefa de cocina de clase mundial en sus
días de juventud. Tessa salpicó de pimienta los Meltizánes imám baïldí, berenjenas pequeñas
llenas de un ragoût de cebollas, tomates y hierbas, sonriendo para sí misma al darse cuenta de
que los Dolmádes, paquetes de hojas de parra bien rellenos con pasas, piñones y el arroz, eran
la debilidad de Casey. Por supuesto, no hay almuerzo griego que esté completo sin pan, queso
y fruta fresca.

"¿Qué vas a hacer hoy, Máhtia Mou?" preguntó Meridio a su hija.

"Bueno, yo estaba pensando en ir a la ciudad, ¿a menos que pienses que no es seguro?"


respondió Casey.

Meridio miró a Tessa para la respuesta. El viejo valoraba la opinión de la Karê y esa era su
área experta, después de todo.

"Creo que sería una buena idea", explicó Tessa. "Sería bueno para la gente ver que después
del incidente de ayer, demuestra que usted no tiene miedo".

"Sin embargo, tengo que admitir que tengo miedo, al menos un poco". Casey sonreía
débilmente a la Karê.

“Sólo los niños y las mentes simples viven sin miedo, señora Meridio” comentó Tessa.

“Además” añadió Meridio “no vas a tener más problemas con los rufianes de Atenas”.

“¿La astynomía los arrestó entonces?” preguntó Casey, indagando por qué la policía no le
había dicho nada acerca de un arresto.

"Sí", dijo Andreas Meridio sin dudarlo. "Eran hombres jóvenes que buscaban causar problemas,
que probablemente trabajaban en Lésvos, en las granjas. Probablemente pensaron que tenían
una cuenta pendiente".

Durante todo este tiempo Tessa se negó a levantar la cabeza para mirar a la pequeña rubia
sentada frente a ella. La Karê era una mentirosa muy hábil, pero tenía la extraña sensación de
que Cassandra sabría si no estuviera diciendo la verdad.

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"¿Quieres decir que trabajaban en las haciendas de olivos? ¿Qué tipo de rencor podían tener
contra nosotros, Pappa?" preguntó Casey.

"Cualquier cosa, tal vez pensaban que no se les pagaba lo suficiente, o que no recibían
suficientes feriados... quién sabe" respondió Meridio.

“¿Ellos estaban lo suficientemente enojados para matarnos?”

"Ellos no tenían la intención de hacernos daño". Tessa finalmente entró en su voz en la


conversación. “Ellos sólo pretendían asustarnos con sus acciones, pero eran unos malditos
tiros”. Terminó con una sonrisa irónica.

“Pappa, ¿vienes conmigo a la ciudad?” preguntó Casey a su padre, esperanzada.

"En otra ocasión, Máhtia Mou, tengo papeleo y llamadas telefónicas que atender. Tessa irá
contigo" dijo. “Ella va a hacerte feliz, ¿lo harás Tessa?” preguntó Meridio, retóricamente, por
supuesto.

“Absolutamente”, respondió rápidamente Tessa, dándose cuenta de que no se lo preguntaban,


pero igual lo dijo. “¿Qué es lo que tienes en mente?” La mujer de cabello oscuro vio a todos sus
planes de ir a navegar por la tarde volar delante de sus ojos.

"Bueno, le dije a Olympia que iría con ella a la laïki agorá".

Tessa hizo una pausa entre el tenedor a medio camino entre el plato y su boca y se detuvo.
“¿Shopping?” La mujer de cabello oscuro oyó las palabras de mercado callejero y estaba
literalmente estupefacta.

"Mejor que eso, Karê. Compra de alimentos. Olympia dice el mejor pescado no llega hasta
después del almuerzo" bromeó Casey.

La cara de Tessa sostuvo una expresión en su cara de completa resignación, pero ni un poco
de alegría. Andreas Meridio rió de la mueca en el rostro de su Karê. Se levantó de su silla, besó
a su hija, y a Tessa le dio unas palmadas en el hombro.

“Bien, disfrútenlo damas” él se rió y salió del patio antes de su Karê pudiera encontrar un
escape para la suerte que le tocaba.

Tessa recomendó que la hija de Meridio fuera vista por la ciudad, pero aquí en el mercado
callejero, no era exactamente lo que tenía en mente la Karê. La mujer más alta siguió
obedientemente detrás de la pequeña rubia y la otra mujer, haciendo una pausa y tratando de
no parecer demasiado aburrida cuando se detuvieron en cada uno de los stands de
vendedores. Hizo a un lado sus sueños de estar en su catamarán en un día tan hermoso y

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escudriñó la zona, observando sin que se notara como miraba.

Casey echó una mirada cautelosa hacia atrás en la Karê, mientras la pequeña rubia caminaba
junto a la griega más grande. La Karê parecía aburrida como una ostra, pero ella hizo un
esfuerzo y le sonrió a la pequeña rubia cuando Casey se giró y le sonrió. Pronto Casey
comenzó a darle paquetes con sus compras a la mujer alta y aunque la mujer de pelo oscuro
que aceptó agradecida al principio, empezó a pensar que se parecía más a una mula de carga,
y esto podría no ser la mejor cosa del mundo para su reputación.

Haciendo señas a un joven sentado en la acera, Tessa se inclinó y le habló rápidamente en


griego, sacando unos billetes de su cartera. Cuando apretó los billetes en las manos del niño, él
asintió con entusiasmo y tomó los paquetes de las manos de la alta mujer.

Casey miró al jovencito a su lado y sonrió, notando que llevaba los paquetes de frutas y
verduras que estaban en posesión de la Karê sólo unos momentos antes. Echando un vistazo
detrás de ella veía como una sonrisa muy ufana de satisfacción aparecía en rasgos de Tessa.
Casey se echó a reír a carcajadas.

“¿La Karê te contrató para cargar con esto?” preguntó Casey al joven.

Él asintió con la cabeza y sonrió ampliamente. "Ella me dijo que siguiera la hermosa mujer con
el cabello dorado, pero yo la conozco a usted, señorita Meridio".

“Oh, ¿es así?” Bien, ¿cómo te llamas?”

“Peter”

“Bueno, Peter, ¿te gustan los baklavás?”

El chico asintió con la cabeza de nuevo y Casey le ayudó a hacer malabares su carga a
aceptar el pastel que la pequeña rubia compró.

"Olympia", Casey habló a la mujer a su lado en un tono de voz más bajo. "¿Por qué parece
Tessa como si estuviera siendo torturada? ¿Ella odia tanto ir de compras?”

Olympia se rió de evaluación de la alta mujer que estaba unos pasos detrás de Casey.

"En un día como hoy la Karê estaría fuera en su velero. Creo que nosotras ponemos un
inesperado giro en sus planes".

Casey dejó de moverse, sorprendida una vez más de lo poco que en realidad conocía a la
mujer de pelo oscuro. Mirando hacia atrás a Tessa, la sonrisa de la pequeña rubia se volvió
radiante.

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"¿Tienes un barco?"

Tessa vio la luz del sol reflejada en la sonrisa de la joven y ella se sintió devolver la mirada. La
Karê podría decir que el resplandor de facciones de la pequeña rubia era de excitación.

"¿Navegas?" Tessa parecía sorprendida por la revelación.

"No soy exactamente una persona experimentada, pero yo tenía un Hobie Cat1 cuando era una
adolescente. Era un gran pasajera, sin embargo". Casey se sonrojó y no estaba segura de por
qué.

"Deberías habérmelo dicho. En un día como este, el mar Egeo sería hermoso" respondió
Tessa, Casey veía el color azul profundizarse en los ojos de la Karê.

“Sabes, nosotras aun así podríamos...” Casey miró expectante a Olympia, poniendo un rostro
sincero que, para los casi veinticinco años de edad, la mujer mayor tuvo dificultades para decir
que no.

La cocinera miró a la joven con la alta Karê y sintió que ella estaba observando a dos chicas
adolescentes. La expresión de esperanza en sus rostros provocó a la mujer una risa en voz
baja.

“Puedo ver que las dos están infectadas con la fiebre ahora y no sería nada bueno para mí, de
todos modos. Creo que deberíamos continuar con nuestras compras mañana” respondió
Olympia.

"¡Sí!" Casey golpeó las manos y la Karê nuevamente siguió detrás de las dos mujeres, sólo que
ahora como resortes en sus pasos.

El puerto de Mýkonos era uno de los puntos turísticos más concurridos de la isla y los barcos-
taxi que llevaban a los pasajeros a la isla de Delos pasaban por los muelles de allí también.
Caminando por el muelle hasta donde se amarran los grandes barcos y yates, Tessa y Casey
atrajeron miradas de los lugareños, así como los turistas. Tanto hombres como mujeres
robaban las miradas hacia las dos mujeres vestidas con camisetas sin mangas y pantalones
cortos. Tessa se detuvo frente a la oficina del capitán de puerto y habló con los hombres dentro
de unos momentos. Volviendo a donde Casey se quedó esperando, mostró la pequeña rubia
dónde se encontraba amarrado.

"Guau, esto es realmente interesante" dijo Casey con admiración.

1
Pequeño velero que se denomina así por la compañía que los fabrica, Hobie Cat.

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Tessa trató de no sonreír, pero el Apógevma Nóstimo era su única fuente de placer y se hinchó
de orgullo al oír las palabras de la joven. El crucero con cabina salón G-Force, era el catamarán
más grande en el puerto y el costo para tenerlos era de más de doscientos mil dólares
americanos. Contaba con casi doce metros de largo y Casey miró a la mujer alta con asombro.

"¿Utilizas esto sola?"

"No es un gran oso como parece. Se maneja como la seda a través de la piel". Tessa volvió y
le tendió una mano para ayudar a la joven a subir a bordo.

"El Apógevma Nóstimo?" Casey sonrió del nombre del barco, Deleite de la Tarde.

“Por mucho que me gustaría tener otra reputación, la razón del nombre es que sólo puedo salir
en ella por las tardes, después del trabajo o durante el almuerzo". Explicó tímidamente la Karê.

Era bastante agradable, pensó Tessa, tener a alguien más con ella. Casey estaba ansiosa por
aprender y una vez que Tessa puso la barco en marcha un montón de cosas retornaron a la
pequeña rubia. La Karê se inclinó en el camino de tiraje de la línea de popa y cuando se volvió
vio a Casey bajar rápidamente sus ojos, la cara de la rubia tenía un hermoso tono rosado con
el que el sol tenía muy poca relación. Tessa le dio la espalda a la mujer cuando una enorme
sonrisa cruzó su rostro. Había capturado a la joven mirando a sus piernas, y a Tessa más bien
le gustaba esa sensación también.

Tessa estaba en lo cierto, los dobles cascos, superaban el agua azul verdosa como si fuera un
cuchillo cortando manteca. Casey nunca había estado en un catamarán tan grande antes,
especialmente uno con una cabina tan amplia. Navegaron hacia Isla de Tínos, luego dio media
vuelta y se dirigió nuevamente de regreso, pasando por su punto de partida en el puerto de
Mýkonos y navegando al sur alrededor de Paradise Cove.

La mujer de cabello oscuro parecía muy a gusto en el agua y Casey no había visto la verdadera
belleza de la mujer hasta el momento, con el cabello de ébano volando frenéticamente detrás
de ella, relajada en el volante. Tessa parecía cautivada por la velocidad al máximo.

"¡Es como volar!" Ella dijo al oído de Casey en un punto.

"¿Te gustaría flotar y ver la puesta de sol?" preguntó Tessa a la joven. Recibió un gesto
entusiasta de la pequeña rubia, ella detuvo los motores y tiró de la vela mayor a un lado,
dejándolas a la deriva frente a la costa de Paradise.

“Hey, ¿quieres romper los mezés que Olympia nos dio?” sugirió Casey.

"No me digas que ya estás con hambre" exclamó Tessa.

"¡Hey, el almuerzo fue hace horas y me muero de hambre!"

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"Siempre te estás muriendo de hambre", se rió entre dientes Tessa. La mujer más alta se puso
de pie y le tendió una mano. "¿Quieres un tour?"

Casey dejó la mujer más alta ayuda a levantarse y le mostró la cabina de abajo.

“Bueno, nunca hemos tenido en mi vuelta a casa esto en mi Hobie Cat” rió Casey.

Tessa eligió una botella de vino blanco de Límnos y recogió la bolsa de aperitivos, mientras que
Casey reunió unas servilletas y un par de copas de vino. Ellas descansaban de manera
informal en la proa, bebiendo vino y comiendo los bocadillos que Olympia había proporcionado.
La cocinera se permitido poner los más golosos de los que conocía que las mujeres eran
esclavas y pan dulce empacado, cerezas Morello, naranjas rebanadas que se habían
empapado en agua con miel y pistachos confitados.

Ellas habían barrido con más de media botella de vino y Tessa se inclinó hacia atrás, con los
ojos semi cerrados, disfrutando de la sensación del sol hundiéndose lentamente y de la mujer a
su lado. Ella disfrutaba de la compañía de Cassandra por muchas razones, pero sobre todo se
deleitaba en los momentos de silencio que ninguna de ellas sentían que debían llenar con
charlas sin sentido. Es cierto que la Karê era una mujer extraordinariamente moderada,
manteniendo su propia compañía en la mayor parte del tiempo, pero le gustaba tener a esta
mujer pequeña con ella, teniendo el placer de haber hallado a alguien con quién finalmente
compartir un atardecer.

Los dos yacían contra el barco, sintiendo el balanceo del agua por debajo de ellas.

“¿Tessa?”

"¿Hhmm?" la voz de la alta canturreó de nuevo.

“¿Esos jóvenes estaban disparándote a ti o a mí?”

Tessa abrió los ojos y miró hacia el cielo azul. "Francamente, no creo que ninguna de nosotras
haya sido su blanco”.

"Eso realmente no responde a mi pregunta".

Tessa giró la cara hacia la mujer sin mover su cuerpo. "Era hacia ti".

Casey cerró los ojos y pareció pensar en esto por un par de segundos antes de que llegara la
siguiente pregunta inevitable.

“¿Por qué esos hombres que yo ni siquiera conozco, que mi padre ni siquiera conoce? ¿Por
qué querían herirme?”

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Tessa se dio la vuelta y mantuvo la cabeza en la palma de su mano. Viendo la expresión de


dolor en el rostro de la pequeña rubia.

"Tu padre tiene riqueza e influencia, más de lo que crees, en toda Grecia no sólo aquí en
Mýkonos. Todo el mundo sabe que si se quiere hacer daño a alguien, le debes hacer daño a lo
que más valora esa persona".

Casey rodó hasta que su postura reflejaba la de la alta mujer. "¿Te molestaría a tí si me
hubieran disparado?" la pequeña rubia preguntó en voz baja.

"¡Sto dheáhvalo!", maldijo Tessa, sentándose más hacia arriba, "Por supuesto que me
molestaría! ¿Qué clase de una pregunta es esa?"

La mujer de cabello oscuro se detuvo de pronto al entender lo que la pequeña rubia estaba
preguntando. ¿Preferiría Tessa simplemente sentir el impacto de la pérdida porque se supone
debía proteger a la joven, porque era la Karê de su padre, o sería en un nivel más personal?
Tessa no estaba segura de cómo responder sin que ella misma cayera en profundizaciones.
Por supuesto, cuando la mujer más alta observó la mirada verde que tan confiadamente le
devolvió la mirada, sabía que podía responder con nada más que con honestidad.

“Sí, Cassandra... eso sería una gran molestia”.

“Bien”, la rubia de repente se iluminó, “porque eso me molestaría un poco también”.

Tessa negó con la cabeza y se rió de la joven. "Théh Mou, eres incorregible".

"Sí, pero te mantiene alerta, ¿eh Karê?"

"Eso sí", la mujer de pelo oscuro no podía dejar de sonreír.

"En serio, Tessa, ¿por qué llamaste a los chicos que dispararon contra nosotros desde el
coche, malákas?" preguntó Casey.

El término griego fue nunca uno Casey se sintió cómoda usando. La traducción más cercana al
inglés era masturbator, una persona perezosa y estúpida que se sentaba alrededor y jugaba
consigo misma. Al crecer Casey oyó a los chicos que se burlaban entre sí, llamándose unos a
otros malákas, pero sería causa para ejercer la violencia física si es que alguna vez salía de los
labios de un extranjero.

Tessa no sabía exactamente cómo explicar a la joven todo lo que sentía. ¿Cómo podía decirle
a la bella rubia lo que sentía por los muchachos sin revelar demasiado de sí misma? ¿Podría
Cassandra preferir preocuparse de la Karê si ella sabía cuál era el otro aspecto de la vida de
Tessa?

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"Porque yo pensaba que eran los cobardes más despreciables al disparar a una mujer en
primer lugar".

Casey captó el uso singular de la palabra y se dio cuenta de que la Karê le hizo un nudo a ella
al colocarla en la categoría de mujer indefensa.

"Sobre todo", continuó Tessa, "fue la forma en que lo hicieron, conduciendo y disparando de su
coche. Una verdadera mángas disparar mientras él está todo acurrucado, protegido en su auto.
Es como las pandillas, lo que se llama manejar disparando en Los Ángeles. Esos bastardos
cobardes". Tessa siseó las palabras. "¡Te disparan y ya no quieren mostrar su rostro por eso se
esconden en sus coches como las viejas!"

Tessa recordó de pronto que estaba hablando, y disminuyó el enojo en su voz.

"No estoy diciendo que no me he enterado de que matar es un negocio con un sentido
estúpido, pero se necesita más valor para matar a un hombre cuando se lo ve venir detrás de la
espalda. Para caminar hasta un hombre y buscar en sus ojos, para ver su sudor y saber a qué
huele su miedo“, Tessa creó la forma de una pistola con los dedos y colocó su dedo índice
suavemente contra la sien de Cassandra.

"Entonces, mientras estás mirando su cara y él está pidiendo y llorando por su propia vida,
¡pop!", la mujer de cabello oscuro presionó su dedo más fuerza contra el lado de la cabeza de
la mujer más pequeña y Casey se estremeció ante el realismo de la Karê en la simulación.

"Pusiste una bala en el cerebro. No estoy diciendo que sea inteligente", la Karê repitió mirando
al agua, "pero es un infierno de mucho más difícil de realizar".

Largos momentos de silencio pasaron con cada una de las mujeres fluyendo a través de él,
perdidas en sus propios pensamientos. La mente de Casey se aceleró con toda la información
que le acababan de dar y la implicación detrás de las palabras de la Karê. Esto asustó a Casey
cuando se dio cuenta de lo diferente que eran sus dos mundos. La pequeña rubia no tendría
más de una pista sobre lo que se siente al matar a un hombre de cerca, como lo haría para
saber lo que se siente ser la Reina de Inglaterra. Su verdadera preocupación provenía del
sentimiento subyacente de que Tessa sabía realmente lo que se siente al tomar la vida de un
hombre de pie. Casey envolvió sus brazos alrededor de sus piernas y apoyó la barbilla en las
rodillas, robando miradas sobre ella, la oscura y hermosa mujer a su lado.

Tessa se sentó y esperó a que la pequeña rubia procesara todo lo que le habían dicho. Ella es
una chica inteligente, ella lo averiguará. No había otra manera de explicar su enojo hacia la
joven y Tessa se maldijo por haber revelado demasiado. No importa lo mucho que podría
querer o necesitar esta joven mujer en su vida, tenía que ver con su primera promesa. No
importa demasiado. Una vez que vea sus frutos, ella no va a quererte, Niko.

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Tessa sintió el peso de la mirada de la mujer más pequeña y se quedó contemplando el


panorama ante ella como el sol tendría, quizás sólo una hora más. Sus ojos azules reflejaban el
horizonte y se anticipaba a la siguiente pregunta que estaba segura que le haría. Ahora que
Cassandra tenía tiempo para pensar en ello, seguramente pondría las cosas en contexto y
vería la realidad de su situación.

Casey observaba a la alta mujer, incluso cuando se daba cuenta de que Tessa la estaba
vigilando. Con la luz revoloteando en el estómago de la rubia era familiar para ella, pero había
pasado demasiado tiempo desde que la sintiera y sin dudas, demasiado desde que ella hubiera
hecho algo al respecto. Quedó claro para Casey que si Tessa le dijera, en este momento, que
era una asesina en masa o que jamás había dañado a una persona en toda su vida, de
cualquier forma Casey le creería. Así fuera bueno o malo, Casey sabía que creería cualquier
cosa que esta hermosa y misteriosa mujer le dijera. Ella analizó las palabras en su cabeza y no
tenía ninguna duda sobre su veracidad. Correcto o incorrecto, bueno o malo, peligroso o no,
sencillamente no le importaba. Las preocupaciones no podrían cambiar el sentimiento en su
corazón. Ella se había enamorado de la enigmática Tessa Nikolaidis.

“¿Tessa?”

Una vez más la Karê trató de armarse de valor para la pregunta que seguiría y hasta ahora, se
preguntó cómo podía ser otra cosa que honesta con esta mujer que se envolvía rodeado el
oscuro corazón de Tessa.

"¿Sí?" La mujer de cabello oscuro volvió la cabeza y apartó el pelo soplado viento de sus ojos.

“¿Cómo te dicen tus amigos?”

La frente de Tessa frunció y se preguntó si la joven se estaba burlando de ella. "¿Qué?"

“Un apodo, cómo te dicen tus amigos. ¿Todo el mundo te dice Tessa?”

"No tengo ningún amigo" dijo la mujer de cabello oscuro, sin dejar de mirar a la chica con
asombro.

"¿Puedo ser tu amiga?"

Tessa intentó no dejar que las palabras le afectaran, pero sabía que no estaba teniendo éxito.
Ella sintió que las lágrimas calientes que la amenazaban al recordar cuando una bonita rubia
de cinco años de edad, con ojos del color de la ladera en Filérmos le preguntó lo mismo. Niko,
¿puedo ser tu amiga?

“Creo que me gustaría” dijo Tessa en voz baja.

Las dos mujeres se volvieron para ver el sol, que ya comenzaba su lento descenso por debajo

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del horizonte. La piel de gallina se apoderó de los brazos de Casey como el Meltémi soplaba
del norte, trayendo una brisa más fría con él. Tessa se levantó y la envolvió rápidamente con su
propia chaqueta a Casey, y con una suave manta.

Ambas se sentaron, los hombros tocándose, apoyadas en el mástil grueso, mirando como un
resplandor dorado iluminaba el cielo un poco más antes de que el sol diera la impresión de que
se estaba hundiendo en el mar. Ninguna palabra fue pronunciada durante mucho tiempo y de
repente Tessa se extrajo de su introspección, con la sensación de un pequeño cuerpo
inclinándose en mayor medida contra el de ella.

El vino y el sol habían hecho mella en la pequeña rubia y su cabeza se balanceaba mientras
luchaba por mantenerse despierta durante el momento de la larga puesta de sol que era
famoso en Grecia. Ella estaba perdiendo la batalla y rápido, entonces Tessa hizo lo que nunca
habría hecho si no hubiera tenido una botella de vino y no hubiera estado en el mar con una
joven y hermosa mujer. Reposicionó su cuerpo y tiró Casey frente a ella, entre sus piernas, el
peso de la chica quedó apoyado en el pecho de la mujer de pelo oscuro. Casey murmuró algo
en sueños y sorprendió a la Karê acurrucándose en el cálido abrazo de la mujer fuerte.

Tessa no pudo hacer más que sonreír a su buena fortuna. Y recordó que había sido hace
menos de una semana, cuando deseó tener eso mismo, estar en su barco, con una mujer en
sus brazos y una puesta de sol para compartir. Tal vez los dioses griegos de la antigüedad
escucharon sus deseos y decidieron apiadarse de ella. Tal vez no era más que una
coincidencia, pero cualquiera que fuera la razón, Tessa no desecharía sus deseos ni por todos
los dracmas del mundo. Ella sostuvo la pequeña mujer cerca de ella hasta que sólo una porción
muy delgada del sol todavía era visible. De repente, el tranquilo bulto entre sus brazos se
movió.

“No estoy dormida”, murmuró adormilada.

“Sí lo estás”. Tessa se rió en su oído.

"No, yo estoy amando cada minuto de la puesta del sol". Casey trató desesperadamente de
orientarse. ¿Estoy mintiendo en los brazos de Tessa?

“Bueno, entonces eres la primer persona que ronca mientras está despierta”.

“Yo no ronco”. Casey se apartó y se giró para mirar la cara de la mujer detrás de ella.

"Oh, tú". Casey golpeó el brazo de la Karê y se rió de sí misma una vez que se dio cuenta de le
estaba tomando el pelo.

“¿Estás lista para volver?” le preguntó Tessa de mala gana.

"Mmmm, no", contestó Casey, sin querer liberarse a sí misma de la calidez del abrazo de la

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Karê, "pero supongo que no tengo muchas opciones" respondió la pequeña rubia.

Para ambas mujeres, el hechizo se había roto, pero mientras navegaban para el puerto de
Mýkonos, sus corazones se sentían muy llenos de algo que ninguna de ellas podrían explicar
fácilmente con palabras.

Cuando Casey se empujó a sí misma de su cama la mañana siguiente y se hubo aseado,


Tessa y su padre ya se encontraban en el patio exterior, consumiendo café y gestionando los
negocios de Meridio.

"Kaliméra". Casey sonrió mientras se acercaba a la mesa.

Fue recibida de la misma manera por los dos mientras besaba la mejilla de su padre.

“Gracias” le respondió Casey a Tessa mientras le servía una taza de fuerte café griego.

"Bueno, Máhtia Mou, tengo que hacer negocios en Lésvos. ¿Te gustaría pasar el fin de
semana con nosotros?" preguntó Andreas Meridio a su hija.

Cuando su padre indicó el "nosotros" sabía que se uniría a él mismo y a Tessa, Casey ni
siquiera tenía que pensarlo dos veces.

"¿A qué hora nos vamos?" ella sonrió.

Tessa nunca levantó la vista de su papel y se quedó con el rostro congelado en la misma
expresión neutral de siempre, pero por dentro la mujer de cabello oscuro estaba sonriendo de
oreja a oreja.

"Salimos a las diez en punto, ¿podrás empacar para entonces?” preguntó Meridio.

"¿Para un fin de semana? Seguro, Pappa".

“Bien, creo yo debería manejar unos asuntos de negocio y luego empacar. Si me disculpan,
señor Meridio, señora Meridio” dijo Tessa levantándose de la mesa.

"Por supuesto", respondieron padre e hija al unísono.

Casey vió a la Karê alejarse hacia la casa de huéspedes. Al principio se sintió un poco herida
por la actitud de negocios que la mujer de cabello oscuro tenía como comportamiento normal
alrededor de ella, pero estaba por darse cuenta de que era probablemente acertado por parte
de la Karê. La pequeña rubia observó a su padre mirando fijamente hacia la alta mujer también.

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“Me alegro que seas capaz de seguir con mi Karê” comenzó Andreas, dándose la vuelta hacia
su hija. "Tessa es una mujer muy competente y me siento mejor teniendo a alguien con sus
habilidades a tu alrededor".

"Cassandra, tengo que preguntarte algo... Tessa siempre ha actuado, bueno, ¿ella jamás ha
hecho un avance hacia ti... en cualquier tipo de conducta que pueda ser inapropiada? le
preguntó el hombre vacilante.

“¿Qu...?”

“Ahora, antes de que te enojes, te pregunto por una buena razón. Conozco a los jóvenes que
opinan que todo está bien actualmente, pero esto es Grecia, no Estados Unidos, y con nuestras
costumbres todavía puedo ser un hombre del viejo mundo. No es precisamente un secreto que
Tessa es mia lesveea y....”

"Pappa", interrumpió Casey, "Tessa nunca me ha tratado con nada más que respeto y
consideración".

“Está bien, ya entendí”. Meridio levantó una mano, sintiendo que iba a ser sermoneado y lo
peor que se le ocurría era que iba a ser sermoneado por una mujer, incluso si su mujer era su
propia hija. “Sólo quería que supieras cómo es ella en caso de que te llegara a molestar”.

“Pappa, creo que deberías saber algo sobre mí...”

Un gran estruendo provino detrás de ellos, provocando que Casey saltara de su asiento.
Olympia había llevado una bandeja, y el contenido de la bandeja se encontraba en el patio, en
cientos de pedazos.

“Señora Karoubas, ¿se encuentra bien?... ¿necesita ayuda?” preguntó Meridio, empezando a
levantarse de la silla.

“No, no, señor Meridio. Anna va a ayudarme a limpiar todo”. La mujer indicó a una joven que
llegaba corriendo para ayudar a la cocinera.

“¿Qué ibas a decir, Máhtia Mou?”

Casey levantó la mirada, pero ella captó la mirada de Olympia lanzando dagas en su dirección.
La cocinera estaba a espaldas de su padre y cuando Casey observó a Olympia, la vio sacudir
levemente la cabeza. Casey miró de pronto a su padre, indecisa de lo que debía hacer ahora.
Había estado a punto de decirle a su padre de su propia preferencia sexual, pero era obvio que
Olympia no lo consideraba adecuado.

“Yo... yo estaba a punto de decir... que se siente bien estar de nuevo en casa” concluyó Casey

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y supo que ella había hecho lo correcto cuando Olympia sonrió y asintió con la cabeza.

“Me alegro de que estés nuevamente en casa, Máhtia Mou. Ahora ve a empacar”

Casey hizo una pausa al caminar por la cocina para dirigirse arriba y se detuvo cuando vio a
Olympia. Recogiendo un gran pedazo de vajilla rota, ella le sonrió a la mujer.

“¿Supongo que esa es tu idea de un sutil toque?”

“Señorita Me..., Cassandra... hay muchas formas en las que aquí somos diferentes de las que
estás acostumbrada en Estados Unidos. Si le dijeras a tu padre que eres mia lesveea, ¿crees
que él permitiría que Tessa te acompañe a cualquier lado? Yo me temo que incluso hasta
podría descargarse con la Karê”.

Olympia escogió sus palabras cuidadosamente. No tenía idea hasta dónde había llegado la
relación entre la hija de su patrón y la Karê, pero ella quería que Cassandra se diera cuenta de
que se encontraba en Grecia, un país regido por hombres. Ella sabía muy bien que los
hombres sostenían todo el poder en su país natal. También había utilizado la palabra
descargar, cuando ella sabía que quizá no era la cosa más amable que le podría pasar a la
atractiva Karê.

“Olympia, ¿cómo sabes eso sobre mí?” preguntó Casey en voz baja.

"He sido la cocinera en esta casa durante casi treinta años. Estuve aquí en el día en que
naciste, para tu primera comunión, y en tu decimosexto cumpleaños. Hay muy poco que no sé
de ti, pequeña". Concluyó Olympia, sosteniendo suavemente la barbilla de la pequeña rubia
entre sus dedos.

“¿Cómo he podido estar tanto tiempo sin ti?” Casey sonrió a la mujer que había sido como una
segunda madre para ella todos estos años.

“Váyase ahora. No querrá dejar esperando a su padre y a la Karê”.

Casey le besó la mejilla de la mujer mayor y se precipitó por las escaleras hasta su cuarto.
Olympia se puso en su lugar por unos momentos contemplando el resultado de todo esto.
Sacudiendo la cabeza, empezó a moverse alrededor de la gran cocina.

Su avión privado aterrizó en un aeropuerto a unos ocho kilómetros al sur de Mytilíni, en la isla
de Lésvos. Una limusina aguardaba su llegada y el trayecto a la villa donde debían quedarse
fue corto y sin incidentes. La Laureate, una villa restaurada, se encontraba en la playa de
Vareiá. Un hotel de público la mayor parte del tiempo, pero al igual que Casey estaba a punto
de descubrir, cuando su padre se quedó allí, se convirtió en su propia villa privada. Casey no
había estado en una villa privada antes, pero pensó que era absolutamente impresionante.

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Ubicada en medio de un hermoso jardín, estaba rodeada de avenidas con laureles y pinos
gigantes.

A pesar de que Andreas Meridio compró todas las habitaciones de la villa para su uso personal,
el personal del hotel se quedó a trabajar y eran amables y serviciales con Casey. A ella le
habían mostrado un gran conjunto de habitaciones y disfrutaba del hecho de que Tessa tenía
sus habitaciones al lado de la de ella.

Los tres almorzaron juntos, pero Andreas Meridio parecía un poco preocupado. Casey odiaba
la forma en que el guardaespaldas de su padre se cernía en las sombras, pero ella trató de
pensar sobre el rol del hombre silencioso como algo de importancia y mantuvo la boca cerrada
al respecto. Mientras tanto, Tessa parecía disfrutar de la información que la pequeña rubia
conocía sobre la isla y su historia, desde el punto de vista arqueológico. Meridio se levantó
bruscamente e hizo un gesto a Pedro.

"Voy al elaiotriveío, Máhtia Mou. Estaré allí toda la tarde. Tessa debes traer a Cassandra
cuando haya terminado aquí". Entonces él besó con brusquedad a su hija y se fue.

Casey gruñó y agarró la botella de vino, sirviéndose una copa generosa.

“¿Qué es ese sonido... no te gusta la molienda de aceitunas?” preguntó Tessa confundida.

"Cada vez que mi padre dice que estoy a su encuentro en el elaiotriveío sólo significa una cosa.
Él quiere ponerme a prueba. ¡Le encanta asegurarse que lo sé todo acerca de las aceitunas!”
gimió Casey.

“¿Y lo sabes?” Tessa se rió entre dientes.

“¡Yo sé absolutamente todo lo que hay que saber acerca de las aceitunas! Cuando se las
come, al presionarlas, cuando se cosechan... la lista sigue y sigue".

“Sólo son aceitunas. ¿Qué tan difícil puede ser?” preguntó Tessa y Casey gimió disgustada,
una vez más.

“Entonces, dime lo que conoces sobre aceitunas”. Dijo Tessa en voz alta para ser escuchada
por encima de los motores del coche deportivo descapotable y el viento que azotaba al pasar.

Casey siempre ha disfrutado el camino a la colina a la almazara fuera de Plomári. Desde que
se alojaban en Vareiá, tuvieron que conducir alrededor de la bahía de Kólpos Géras y luego
hacia Plomári. Una cosa que Casey aprendió rápidamente es que Tessa amaba la velocidad y
la mujer de cabello oscuro conducía como la mayoría de la gente del lugar, siempre con una
velocidad capaz de romper cuellos.

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“Bien, veamos... Los olivos que pertenecen a la familia Meridio datan del 700 a. C., sin
embargo, una helada acabó con ellos en el siglo XVIII. El aceite de oliva fue el gran producto
de exportación de la antigua Grecia. ¿Sabías que se daban masajes a los grandes guerreros
con aceite de oliva, los raspaban y los ponían en frascos para venderlos? Algo así como para
hacer de afrodisíacos, creo”.

“Oh, suena repugnante”, exclamó Tessa.

“¡Me lo pediste! Como sea, ¿por dónde iba? Oh see, Lésvos y Creta siempre compitieron por
cuál fabricaba mayor cantidad y el mejor aceite. Contamos con más de once millones de
árboles aquí en Lésvos, pero algunos dicen que en Creta se produce más y una mejor calidad
de aceite, sobre todo las personas que cultivan en Creta. En ésta isla, sin embargo, se utiliza
cada parte de la oliva, en lugar de sólo presionarla para fabricar aceite. Usamos la fruta para
comerla, por supuesto, y se la presiona para el aceite, pero además molemos lo que resta al
fabricar el aceite y lo utilizamos para hacer jabones. Después de que se utiliza el resto para los
jabones, lo que queda se utiliza como fertilizante”.

“¿Cassandra? Tessa detuvo charla informativa de la joven.

"¿Sí?"

“¿Todo eso es cierto?” Tessa frunció el ceño. Ella había nacido y pasado la mayor parte de su
vida en Grecia y no sabía la mitad de lo conocía esta mujer.

“¡Absolutamente! Me han taladrado con este asunto desde que era una pequeña y pasaba
todos los veranos aquí. Observa bien, lo primero que hará mi padre será poner un plato de
aceitunas y ver si recuerdo las viejas lecciones”.

“Y ¿lo haces?” rió la Karê.

"Caray, eso espero." Casey se echó a reír como respuesta.

"¿Por qué utilizamos el aceite de oliva griego en lugar del italiano?" Andreas Meridio caminaba
por la vereda de hormigón de la almazara, más allá de las grandes cubas de madera, con su
hija tratando de mantenerse al día con las largas zancadas del hombre, Tessa siguiendo a lo
largo de la parte posterior.

"Porque el aceite griego es de mejor calidad" respondió Casey mientras Tessa aplaudió en
silencio a la joven.

"¿Por qué?" respondió Meridio.

"Porque tenemos veranos más calurosos y secos y hace que los niveles sean más bajos en el

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ácido de la fruta".

Se detuvieron en una mesa y Meridio hizo señas a un joven para traer a un gran plato. Tessa
vio que sucedía justo como la pequeña rubia lo había predicho. La mujer de cabello oscuro vio
cómo su patrón taladraba a Cassandra. Había al menos una docena de variedades de
aceitunas en la bandeja y la joven no había cometido un error todavía. Meridio parecía tomar
esto muy en serio y Tessa se preguntó si el hombre quería que su hija por lo menos fuera
capaz de ejecutar sus negocios legítimos si algo le pasa a él.

El hombre alto simplemente sostenía la fruta y esperaba que Cassandra supiera su nombre o
sus usos.

“Elítses”, vaciló Casey cuando su padre sostuvo la pequeña fruta negra. “...uhm, oh, eso no es
justo, Pappa. ¡Esas son de Creta!”

Andreas se rió por primera vez esa tarde. "Sí, pero lo hiciste bien en saber lo que produce la
competencia". Levantó otra, y así siguió durante algún tiempo.

"Tsakistés... uhh, recogiendo la joven y agrietada antes de curarla dentro de la salmuera.


¡Kalamáta, la más famosa oliva griega! siempre con forma almendrada y curada en vinagre de
vino tinto. Contestó la joven, haciendo estallar una dentro de su boca y luego de guiñarle un ojo
a Tessa cuando su padre se agachó a recoger otra oliva.

"Thásos, curadas con sal, con sabor fuerte, y van bien con el queso".

"Excelente, Máhtia Mou algún día serás un rival formidable para los agricultores en Creta".
Declaró Meridio con orgullo.

Tessa vio algo en ese momento en los ojos del viejo, algo que no había visto antes. Meridio
elogió a su hija, pero no con el amor y el afecto de un padre a una hija. Más bien, como el
hombre la elogió era como uno podría hacer con un caballo apreciado, u otro pedazo de
propiedad valiosa. Como si no fuera más una pieza valiosa de su corazón, pero sí algo de su
propiedad. Algo que se entrenó y en lo que se invirtió tiempo y dinero.

El pensamiento perturbó a la mujer de cabello oscuro, de pie observando la interacción entre


Meridio y su hija. En su memoria, siempre registraba que la actitud del hombre con su única
hija era distinta. Ella se preguntó de dónde provenía esta nueva imagen mental. ¿Meridio
estaba aplacando a su hija para cuando ella tomara a un hombre como marido? De acuerdo
con la legislación griega, la riqueza de todas las jóvenes mujeres entonces pertenecería a su
marido. Sería una existencia miserable para alguien como Cassandra.

Gran parte de Tessa, así como de Casey, se disgustaron, cuando Meridio rechazó a la alta
mujer diciéndole que tomara el resto del día libre. Él le explicó que Peter se quedaría con ellos,
pero que quería visitar un par de sus destilerías en Plomári. La Karê no podía rogarle para ir

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con ellos, pese a que un viaje a la destilería de oúzo sería un hueso duro de roer. Así, Tessa
los dejó con una leve inclinación de cabeza a la joven, al cuidado de su padre.

“Pappa, me siento mal dejando a Tessa sola” dijo Casey. La verdad era que no podía haber
sido más miserable con la idea de pasar el resto de la tarde sin la Karê alrededor.

Andreas Meridio soltó una carcajada al ver la expresión preocupada de su hija, poniendo un
brazo alrededor de sus hombros y tirando de ella en la dirección del coche.

“No te preocupes, Máhtia Mou, ¡ella probablemente se dirige al burdel local mientras
hablamos!” él rió nuevamente.

El comentario de su padre no hizo nada para aliviar la tristeza de la pequeña rubia, si no otra
cosa, en realidad aumentó sus temores, preguntándose si esa era la forma en la que la
hermosa Karê experimentaba un poco de descanso y relajación.

Conduciendo de vuelta por la ladera, Tessa decidió que iba a hacer un pequeño viaje a
Mantamádos. Su alfarería era conocida en todas las islas griegas y Tessa necesita algo nuevo
para quemar incienso dentro. Conduciendo por la carretera de la costa, donde había muy poco
aparte de la tierra y los pueblos pequeños, Tessa pensó nuevamente en el razonamiento detrás
de la nueva actitud de Meridio hacia su hija.

Quizá Meridio finalmente se había dado cuenta de que Cassandra nunca aceptaría el negocio
del magnate griego. Aun cuando la joven pudiera, los socios de Meridio nunca recibirían
órdenes de ésta joven. Tessa también tenía una difícil situación al tratar con ellos y su
reputación asustaba como el mismísimo infierno a la mayoría de los hombres. Sin embargo,
éstos no eran los griegos, ni siquiera turcos o albaneses. Estos hombres venían desde el otro
lado del mar Mediterráneo, desde Libia. No, Tessa no podía imaginarse a Cassandra como el
tipo de mujer que tomaría parte del negocio familiar.

El principal problema de la Karê ahora sería encontrar una manera de animar a la pequeña
rubia permanecer en su negocio de la arqueología, volver a Estados Unidos, cualquier cosa
para que no esté cerca cuando el plan de Tessa estuviera por finalizar. El corazón de la Karê
apretó en su pecho en ese último pensamiento. No tener a Cassandra alrededor era la última
cosa que la mujer de pelo oscuro quería ahora mismo.

Tessa subió los escalones de a dos a la vez hasta el piso donde se encontraba su habitación,
justo enfrente de Cassandra. Comprobando que no tenía ningún mensaje, la Karê se cambió
de manera un poco menos formal. Sabía que probablemente no haría más que escuchar
música o ponerse al día con un poco de lectura esa noche. Era tarde cuando ella entró y le
dijeron que Andreas Meridio ya se había retirado. Después de haberse puesto un par de
pantalones de algodón y una camisa polo de manga corta, la mujer de pelo oscuro tomó uno de
los pequeños sacos que llevaba con ella y decidió ver si Cassandra estaba todavía despierta.

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"Oh, hola", fue la respuesta fría de Casey cuando abrió la puerta de su habitación, a pesar de
que la mujer que estaba frente estaba babeándose toda por ella.

Tessa no sabía cuál era el problema, pero sintió la fría atmósfera de la habitación
inmediatamente.

“¿La pasaste bien en Plomári?” preguntó Tessa.

"Simplemente uno encantador" respondió sarcásticamente Casey. "¿La pasaste bien... donde
quiera que acabaste?"

Tessa trató de medir el tono de la joven, pero para la vida de ella podía jurar que no entendía lo
que estaba pasando.

“¿Dónde piensas que acabé?”

“Bueno... Yo, yo, bien, en realidad no es de mi incumbencia” respondió Casey, dándose la


vuelta rápidamente.

“No, realmente quiero saberlo” respondió Tessa, agarrando el codo de la pequeña rubia y
girándola a su alrededor para hacerle frente. "¿Dónde piensas que he ido?”

Casey sabía que estaba atrapada, pero bueno. ¿Por qué dije algo en primer lugar? ¡Ahora va a
pensar que estoy celosa! No había nada que hacer más que expresar su disgusto, por lo que la
pequeña rubia se zambulló en su cabeza primero.

"Padre dijo que estabas... que estabas probablemente en camino al burdel local" dijo Casey
esas palabras, pero no se atrevió a levantar los ojos para encontrar la mirada azul que de
pronto brilló con entendimiento.

¿Celosa? ¿De mí, pequeña?

"Ya veo, y el hecho de que iba a estar con una mujer y no un hombre... ¿eso te molesta?"
Tessa decidió divertirse un poco a costa de Cassandra.

"No, por supuesto que no." respondió rápidamente Casey.

"Oh, así que no es porque prefiero una mujer en mi cama, es porque prefiero otra mujer" le
preguntó Tessa, como si estuviera tratando tener clara la situación en su cabeza.

"Sí" respondió Casey. "Quiero decir, no... Quiero decir... ¿qué quieres decir?" tartamudeó la
joven nerviosa.

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Tessa inclinó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada larga y fuerte. Nunca se había
encontrado con una mujer más entrañable y sus sentidos estaban siendo completamente
seducidos por la pequeña rubia.

Casey se puso roja como el carmesí tanto como un ser humano puede y cuando se dio cuenta
de que no quedaba nada, simplemente se rió de sí misma y de la Karê que encontró
absolutamente encantadora.

"Lo siento, Tessa, yo no tenía derecho..."

Tessa puso su dedo índice sobre los labios de la joven, interrumpiendo sus pensamientos.

"Tenías todo el derecho" se encontró diciendo Tessa, pero aún no creía lo que su propia boca
que acaba de decirle a ella.

Tratando de recuperarse rápidamente, la mujer de pelo oscuro le tendió el paquete. "Yo pensé
que te gustaría esto, fui a Mantamádos hoy".

“¿Fuiste a Mantamádos hoy sin mí... de compras?”

"Confía en mí, yo no compro como Olympia o como tu. Si veo algo que quiero” dijo la Karê en
voz baja, acercándose más “me lo quedo. Si no me gusta, lo dejo ir”.

“Oh”, fue la única respuesta de la que fue capaz de dar Casey.

“¿Vas a abrirlo?” preguntó Tessa, la mirada azul brillante en una combinación de diversión y el
deseo.

"¿Eh?"

“Tu regalo. ¿Vas a abrirlo?” dijo lentamente la Karê.

“Oh, see”

Tessa disfrutó el rubor y la expresión aturdida en el rostro de la joven.

"Oh, Tessa es hermoso" Casey había notado un intrincado diseño, un quemador de incienso de
cerámica similares a los que había visto en la casa de huéspedes donde vivía Tessa.

Sin saber qué más decir, Casey abrazó a la mujer delante de ella, y le colocó un inocente beso
en la mejilla a la alta mujer. Tessa estaba enraizada en su lugar, completamente sorprendida
por el gesto inocente de la joven. Ahora, era la Karê la que se ruborizó. Podía sentir el calor
subiendo por el cuello y trató de cambiar rápidamente de tema.

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"Entonces, ¿vas a ser una buena anfitriona y me ofrecerás una bebida o tengo que mendigar
en el bar de abajo?"

Casey se echó a reír, tanto de la observación de la Karê como de la vergüenza de la mujer alta.

"Tengo retsína y un poco de vino blanco. ¿Cuál te da más placer?" Preguntó Casey, con un
brillo malicioso en sus ojos verdes y poniendo énfasis en la última frase.

Tessa capturó el doble sentido y sonrió maliciosamente.

"Bueno, vamos a empezar con el retsína y veamos dónde nos lleva".

Sentada en el balcón de la suite de Casey, ambas mujeres miraban las luces a lo largo de las
playas de Vareiá, tomaban retsína y escuchaban el susurro de brisa de los árboles de abajo.

"Cuéntame más sobre dónde vives en América" pidió Tessa.

Estaba interesada, es cierto, pero más que nada a la mujer de cabello oscuro le encantaba
escuchar a hablar a Casandra. Los tonos cadenciosos de la voz de la pequeña rubia estaban
siendo absolutamente cautivadores y la Karê cerró los ojos, disfrutando del sonido.

"Cuando me sentaba en la playa en Long Island, que donde crecí. Cuando me sentaba allí, en
los días fríos cuando nadie más podría salir y todo lo que podía escuchar eran las olas y las
gaviotas sobre el agua, yo cerraba mis ojos y pensaba que estaba en Mýkonos por supuesto,
yo pensaba lo mismo cuando estuve aquí en Grecia, cuando estuve aquí yo quería estar allí,
cuando yo estaba allí.. Así que sabes lo que quiero decir". Casey tomó un sorbo de vino y miró
a la Karê, con los ojos cerrados y una ligera sonrisa en sus labios.

"Sé que era muy pequeña y no recuerdo mucho de lo que pasó cuando yo vivía aquí a tiempo
completo, pero me siento a veces, como si tal vez estuviera recordando un sueño. Antes había
mucho que hacer aquí en Grecia cuando yo era pequeña. Me encantaban las vacaciones, tan
diferentes de las de los Estados Unidos. Por supuesto, la mayoría de las fiestas que
celebramos aquí son religiosas, pero lo echaba de menos que cuando nos alejamos. Yo sólo
recuerdo estar aquí una Pascua, pero ni siquiera puedo recordarlo muy bien. Recuerdo la
sensación de eso, sin embargo". Dijo Casey con un tono vacilante, como si estuviera tratando
en ese momento de sacar algo de su mente, pero no pudiera.

Sacudiendo la cabeza, sonrió de nuevo. "Cuanto más lo intento, más se me escapa."

"¿Por qué no te acuerdas, qué te parece?" La voz de Tessa fue de sorpresa, Casey pensaba
que estaba sola en sus recuerdos.

"No lo sé. Yo solía preguntarle a mi madre eso mismo todo el tiempo. Parece extraño que todos

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los mejores recuerdos de mi vida de repente desaparezcan de esa manera".

“¿Qué te dijo ella?" Tessa preguntó con una expresión curiosa.

"Ella dijo que debe haber sido porque ese fue el año en que nos fuimos de Grecia para venir a
Estados Unidos. El trauma de la infancia de todo eso".

"Suena razonable", reflexionó la Karê, medio preguntando si esa era la verdad.

Tessa sabía ese día había sido una experiencia transformadora para ella, pero por primera vez
vio que tal vez lo que Cassandra pasó podría haber sido suficiente para traumatizar a una
sensitiva niña de cinco años de edad. Al igual que las raíces de un árbol, el dolor se había
propagado alrededor, alcanzando con sus tentáculos hasta la actualidad a tantas vidas.

"Yo estaba en la terapia para eso" dijo simplemente Casey. "Ya sé, crees que estoy loca,
¿verdad?" La pequeña rubia sonrió y la Karê se rió entre dientes.

"Desde que era pequeña que tengo estos sueños. Nunca me acordé de lo que soñaba, pero los
sentimientos eran tan intensos que me despertaba llorando. Mi madre trató de ayudarme, pero
lo único que podía decirle era que comenzaba sintiéndome absolutamente maravillosa, como si
pudiera hacer cualquier cosa, y todo salía mal y me despierto con un dolor tan real que mi
pecho me dolía". Casey tomó un sorbo de vino y miró para ver si Tessa pensaba que era un
bicho raro. La Karê estaba sentada mirándola, escuchando atentamente.

“Los sueños finalmente habían disminuido, a veces pasaban años hasta que lo tuviera
nuevamente. Fue cuando tuve mi primera relación amorosa seria. La primera noche que
dormimos juntas fue el momento en el que los sueños volvieron. Los tenía todas las noches y
hasta tenía que tomar pastillas para dormir sólo para unas pocas horas de sueño durante la
noche. Vale decir que eso puso fin a la relación”.

Yo comencé a consultar con un médico, pero después de dieciocho meses todo lo que ella
pudo decir fue que era algún tipo de trauma infantil. Uf, ¡yo le podría haber dicho eso a ella!
Eso tuvo un efecto encantador en mi vida amorosa. Es bastante extraño, sin embargo, los
sueños sólo los tengo cuando me enamoro”. Casey hizo una sonrisa irónica y dolorosa. “Tiende
a mantenerme sola”.

Tessa miró a la pequeña mujer joven con una mezcla de inquietud y preocupación, con la
esperanza de que algún día los sueños que plagaban su mente desaparecieran por completo.
Que algún día sería capaz de reconocer sólo los buenos momentos de ese día, cuando tenía
cinco años.

El sueño comenzó como de costumbre, pero luego dio un giro inesperado. Nunca había estado
en este camino antes. Casey oyó a alguien gritar, pero no podía ver quién era. De repente dio

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cuenta de la voz pertenecía a Tessa. Tenía que llegar a donde estaba la Karê, pero ellos no la
dejaban llegar a su amiga. No había caras que visibles, pero los fuertes brazos la sostuvieron
mientras trataba desesperadamente de apartarse.

"¡Noooo!" Casey gritó con fuerza, tirando de sí misma al sentarse en la cama.

Tomó sólo tres segundos antes de Tessa estuviera reventando la puerta de la suite vestida sólo
con una bata y con una pistola en mano, seguida de pasos corriendo por las escaleras hasta el
segundo piso. La postura de la Karê cambió inmediatamente cuando ella abrió la puerta del
dormitorio, viendo Cassandra y al darse cuenta de que peligro estaba en los sueños de la
pequeña rubia y nada más. Tessa no quería nada más tomar a la pequeña mujer en sus brazos
y aferrarse a ella con fuerza, pero esos pensamientos se convirtieron en sueños cuando
Andreas Meridio se abrió paso en el cuarto.

"No pasa nada, sólo es una pesadilla" observó Tessa cuando el hombre pasó junto a ella.

La Karê empujó al resto del personal que se había despertado a sus habitaciones, regresando
a los pocos segundos a la suite de Cassandra.

"Está bien, Pappa, de verdad. Era una pesadilla" dijo Casey, un poco atrapada entre la
vergüenza y la ira.

"¿Todavía tienes eso?" preguntó Meridio.

"Casi nunca", mintió Casey. "Estoy bien, de verdad". Ella dio una media sonrisa a su padre, que
parecía más preocupado de lo que estaba dispuesto a admitir.

"Tessa se quedará contigo por unos momentos, entonces" dijo mirando hacia atrás a la Karê.

"Por supuesto", respondió Tessa. "Vuelvo en un momento".

Casey realmente no tenía ganas de argumentar así que cuando Tessa volvió, vestida con
pantalones vaqueros y una camiseta azul desteñida, con una botella marrón pequeña, la
pequeña rubia simplemente la dejó entrar. Su padre le dio un beso y le dijo que lo llamara si era
necesario, pero Tessa sabía él preferiría que no fuera necesario. Las pesadillas se
consideraban una debilidad y un hombre griego no querían estar cerca de la debilidad de una
mujer por mucho tiempo.

"No me digas, ¿es más de tu medicamento mágico?" Casey vio como la Karê sirvió dos vasos
de líquido ambarino.

"Conyak" respondió Tessa, entregando a la joven una copa de brandy.

"¿Cómo es que no tengo brandy en mi habitación?" Casey trató de poner una sonrisa.

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"Porque no lo pides" respondió Tessa con total naturalidad.

Tessa tomó un sorbo del licor y dejó la copa sobre la mesita de noche, sentándose en el borde
de la cama. Casey tomó un sorbo y lo miró a los ojos azules que parecían llenos de su propia
angustia. Tessa muy ligeramente condujo sus dedos tocando la mejilla de Casey.

"¿Estás segura que estás bien?"

"Por supuesto" respondió Casey, con su propia voz insegura.

Los verdes ojos comenzaron a llenarse de lágrimas mirando a Tessa, entonces la cabeza rubia
sacudió hacia atrás y adelante, lo que indicaba que sin duda no se encontraba bien. La Karê
tomó el vaso de la mano de Casey y la puso con el suyo, entonces sin pensarlo ella envolvió
suavemente la pequeña figura en su fuerte abrazo.

Las lágrimas se convirtieron en sollozos en el ofrecimiento de la mujer de cabello oscuro y su


toque compasivo y de pronto Tessa sostuvo la joven contra ella con fuerza, pasando los dedos
por los cortos mechones rubios, presionando sus labios suavemente contra la parte superior de
la cabeza de la chica.

Casey se fundió en el cálido abrazo y dejó que las lágrimas de un gran número de frustraciones
sueltas a la par. Ella se consoló, no sólo por los brazos alrededor de ella, sino por el hecho de
que Tessa no ofreció palabras sinceras y sin sentido para consolarla.

"Shhh, Cassandra. Estoy aquí" murmuró Tessa.

La Karê escuchó llanto de la niña, pero no se le ocurrió ninguna palabra para aliviar el dolor.
Poco sabía ella, pero las que pronunció rectamente se dirigieron a través del corazón de la
pequeña rubia. Tessa quería darle más comodidad a la mujer en sus brazos, pero francamente
no sabía cómo. Nunca había sido una mujer de las palabras y ahora, cuando más las
necesitaba, la abandonaban.

Parecía como si hubiese pasado mucho tiempo antes de que las lágrimas de Casey se
detuvieran y ella simplemente se apoyó contra el pecho de la mujer de cabello oscuro,
escuchando a los fuertes latidos de su corazón de manera constante. No hubo intercambios de
palabras cuando Tessa pasó la mano en pequeños círculos sobre la espalda de Casey. Tessa
se maldijo una vez más por su incapacidad de hacer o decir algo más a la joven, pero para
Casey, lo que le ofreció la mujer de cabello oscuro era suficiente.

Fue sólo una coincidencia que Tessa y Casey, ambas salieran de sus habitaciones a la par. Se
encontraron en la cima de la escalera de caracol en su camino al café de la mañana. A Casey
le resultaba difícil mirar a la Karê directamente a los ojos.

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"Bueno, me estás viendo rápidamente en toda mi patética gloria vulnerable, Karê. No estoy
muy segura de dar el primer paso cuando te estoy preocupando”.

Tessa le dio su habitual risita. "Si eso es lo peor que puede pasar. Yo todavía tengo mi toque”.

"Gracias, Tessa, por... bueno, por estar ahí, supongo" añadió Casey.

La alta Karê no supo que decir ante este despliegue de emoción y gratitud, por lo que hizo lo
que sabía hacer. Ella honró a Casey con una especie de sonrisa torcida y le guiñó un ojo.

"Ahh, Máhtia Mou, ¿no es un mundo mejor viendo la luz del día?” preguntó Andreas Meridio,
besando la parte superior de la cabeza de su hija mientras sacaba una silla para ella.

"Sí, Pappa, lo siento, yo no quise despertar a toda la villa".

"Tonterías, aunque Tessa parecía un poco decepcionada de que no pudo dispararle a nadie".

La Karê dejó el periódico y se colocó una pequeño koulourákia en su plato. Los pequeños rollos
estaban cubiertos de semillas de sésamo y rellenos de pasas de Corinto. La Karê todavía creía,
como la mayoría de los griegos, que el desayuno era la comida menos importante del día, pero
se estaba dejando seducir rápidamente por la tradición estadounidense de un rollo con su café
matutino.

Colocándose pequeños bocados de pan en la boca, hablaba de asuntos habituales con tono de
realismo, nada parecido al que Casey conocía cuando estaban solas.

“Ella me asustó como el infierno” dijo en dirección a Meridio y el hombre se echó a reír a
carcajadas.

"Confía en mí, si alguna vez eres abordada en un callejón oscuro suelta uno de esos gritos, te
garantizo que vas a conseguir ayuda a la izquierda y la derecha. Tomaste algunos años de mi
vida con esa cosa, que no me puedo permitir en este momento de mi vida". Tessa terminó con
una sonrisa.

"Oh, muy divertido. Espero que estén disfrutando mucho de sí mismos a costa mía". Casey
respondió con una sonrisa.

La pequeña rubia se sorprendió por esta diatriba de la Karê, pero entendía el razonamiento
detrás de éste. Tessa no se suponía que estuviera cerca de Casey, ella estaba en estrecho
contacto con la rubia con el único propósito de cuidar de la hija de Meridio por un tiempo. No
sería bueno para Andreas Meridio ver que su Karê hiciese una situación como la de ayer por la
noche. Aún en un contacto físico tan inocente como había sido, Casey se dio cuenta de que su
padre nunca lo permitiría.

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Casey vio a su padre mientras leía la mañana Ta Nea, en ocasiones apuntando una nota en el
cuaderno que tenía frente a él.

"Pappa", comenzó Casey con entusiasmo, "¿vienes montar a caballo conmigo hoy?"

"Oh, Cassandra, eso me es imposible hoy. Tengo citas que cumplir. Además, soy demasiado
viejo para estar en la cresta de las colinas con estos, es por eso que tienes a Tessa. Irá
contigo" respondió Meridio, señalando a la Karê.

"Caballos... genial. Mis días se vuelven cada vez mejor y mejor" dijo Tessa sin expresión.

Aunque Casey sonrió ante el intento de Tessa en el humor, la joven estaba sin duda afectada
por la conducta de su padre. La pequeña rubia no podía entenderlo bien. Si ella me trajo hasta
mudarse a un apartamento propio, se convirtió en enfureció, pero desde que había regresado a
Grecia que casi nunca se vio a sí. Casey estaba empezando a sentir que esa yegua preciado
de nuevo, sólo alrededor de espectáculo.

"Por mucho que me gustaría disfrutar de paseos con la Karê, estoy segura de que tiene cosas
más importantes que hacer que el bebé se siente. Podría esperar, Pappa, ¿tal vez podríamos ir
esta tarde?"

"Ve con Tessa", dijo Meridio con firmeza: "Me iré esta tarde hasta la noche, no me esperes
hasta entonces, ¿Katalavaynés?"

"Sí, por supuesto Pappa, lo entiendo". Casey puso una sonrisa artificial para su padre cuando
el hombre salió del patio.

La mujer de cabellos oscuros trató de mantener sus ojos en su papel y aparentar como si no
estuviera escuchando la conversación, cosa que no era tan fácil teniendo en cuenta el hecho
de que el padre y la hija estaban prácticamente hablando sobre ella. Incluso Tessa podía ver
que la pequeña rubia parecía una niña herida porque se la había dejado de lado demasiadas
veces. La forma en que Meridio habló de su hija durante todos estos años, Tessa pensó que tal
vez era diferente cuando se trataba de ella, que tal vez sería la única cualidad redentora de la
vida del hombre. Esto estaba convirtiendo a Andreas Meridio como cualquier otro hombre de
Grecia. Sus mujeres eran apreciadas tanto tiempo como hicieran exactamente lo que se les
decía y se asegurarán de que estaban allí cuando necesitaban un adorno para colgar en el
brazo.

"Entonces, ¿cuándo nos vamos?" Tessa le preguntó a la joven en silencio.

Casey le dio un débil intento de una sonrisa. "No suena como si fuera una de sus cosas
favoritas."

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La Karê pensó la joven estaba tratando de luchar contra las lágrimas. "Sabías que estabas
para el espectáculo, ¿no?" Tessa le preguntó con una voz que era más suave de lo habitual.

"Lo sé", asintió Casey. "La Karê Meridio debe tener una linda chica que quiera hacer algo en un
hermoso día como hoy". Casey trató de dar a la mujer una salida.

"Sí, así es". Tessa sonrió ligeramente, dándole a la sonrisa una mirada de encanto y misterio.

Ella inclinó la cabeza ligeramente para encontrarse con los ojos de la pequeña rubia. Cuando la
mirada cerúlea se reunió con la verde mar, el brillo y la nota de picardía parecía muy inusual
para la mujer de cabello oscuro. Tomó a Casey un minuto antes de que ella pillara el
significado que había puesto la Karê.

"¿Está segura?" La joven se animó un poco.

"Absolutamente". La Karê sonrió. "Alguien tiene que enseñarte a montar".

"Oh, ¿es eso cierto? Bueno, supongo que tendremos que ver eso".

La sonrisa en el corazón de Tessa hizo más grande cuando vio la chispa retornando en el
fuego verde de los ojos de la pequeña rubia.

"¡Gahmóh Toh!" maldijo Casey. "¡Fuck!" Ella decidió añadir la versión en inglés sólo por si
acaso.

“Oh, es una buena chica, no es su culpa” finalizó ella, poniendo una mano sobre el cuello de la
yegua castaña. “Ella se arrojó” dijo simplemente la mujer de cabello oscuro.

Tessa saltó de su propia montura grande y examinó el casco del caballo al igual que Casey
había hecho.

"Tienes toda la razón". Tessa se burló de la capacidad de la mujer pequeña de reconocer la


herradura faltante.

Casey empujó a la mujer más alta, un poco hacia atrás. "Oh, ¡muy divertido!"

Tessa rió y se sentía bien. Todo el día lo habían pasado allí en las montañas, montando los
caballos, parando para un almuerzo campestre, todo parecía como un sueño para Tessa. Ella
nunca había tenido a nadie para estar de esta manera, nadie a quién pudiera llamar amigo y
ella estaba tomando un pequeño vistazo a lo que no había tenido durante toda su vida.

"Voy a caminar de espaldas, puedes seguir adelante" dijo Casey.

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"Cassandra, debe ser unas cuatro kilómetros de regreso a la villa. Cuando vuelvas a pie seré
demasiado vieja para disfrutar de la cena que me debes" dijo ella con una sonrisa satisfecha.

Casey se dio cuenta de la veracidad de las palabras de la Karê y ella no sabía si estaba
indignada porque su caballo se había tirado una herradura o si era porque había perdido la
carrera a la cima. El perdedor paga para la cena, había sido la apuesta, pero Casey no había
previsto que la Karê era tan buen piloto como ella misma lo demostraba ser. Oh, bien... sin
duda hay cosas peores que le pueden pasar a una chica que mira a esos ojos celestes durante
una cena.

“Ésta es un gran chica” dijo Tessa, con paciencia acariciando el flanco de su propio caballo.
“No creo que él tenga ningún problema para darnos a los dos un paseo".

La mujer de cabello oscuro tiró de las riendas del animal incapacitado encima de la cabeza de
la yegua y ató las correas de cuero fuera de la parte posterior de la silla de su caballo. Tirando
de sí misma con facilidad en su propia silla de montar, ella le tendió la mano a la pequeña
rubia. Casey puso el pie en el estribo que Tessa había desocupado y permitió a la Karê tirar de
ella hacia la silla. Situada detrás de la mujer de cabello oscuro, Casey estaba repentinamente
mucho más cerca de la alta mujer de lo que probablemente sería bueno para ella, teniendo en
cuenta sus sentimientos hacia la mujer.

Tessa se dirigió al animal por el camino empinado y Casey rápidamente se dio cuenta que ella
sólo tenía una cosa para aferrarse y era o envolver sus brazos alrededor de la hermosa cintura
de la Karê o de la cabeza inclinada de la yegua inclinada hacia el suelo. Trató de ser casual al
respecto, tomando un asimiento de la correa de Tessa en lugar de su cuerpo.

“Será mejor que te aprietes mejor que eso, pequeña” dijo la voz de Tessa que provenía de
frente a ella.

Por un momento Casey pensó que estaba cayendo mientras dejaba que su agarre ir de la
correa. La pequeña rubia se mareó y luego una ola de náuseas hizo que sus manos temblaran.

“Hey, dije que sería un buen momento...” Tessa se giró en la silla para mirar a la mujer más
pequeña, pero su voz quedó congelada al ver a la joven. "Casey, ¿estás bien?" preguntó la voz
tensa de Tessa, tirando hacia arriba de las riendas del caballo.

Casey abrió la boca, pero ella no era capaz de producir cualquier sonido. El corazón le latía en
el pecho y no podía imaginar por qué se sentía así.

"No me siento muy bien. ¿Podemos parar un minuto?"

Tessa desmontó inmediatamente, agarrando su cantimplora y ayudando a Casey a bajar de la


silla. La pequeña rubia sintió como si la sangre se hubiera escurrido de sus piernas y ella vaciló
con su primer paso, apoyándose pesadamente contra la mujer más alta. Tessa no lo pensó dos

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veces, más la preocupación anuló su decoro. Ella se inclinó y con una fuerza sorprendente,
tomó a la mujer más pequeña en sus brazos y la llevó fuera del camino rocoso en un parche de
hierba seca del suelo.

Tessa notó el rubor en el rostro de la chica y sacó un pañuelo de su propio cuello, vertiendo el
agua de la cantimplora en la tela y empapándola con el mismo. Apretó el paño frío en la cara
de Casey, y luego en su cuello hasta que la joven levantó la mirada con una sonrisa débil.

“Vaya, eso me dio un poco de miedo” dijo ella, con su palidez un poco menos fantasmal.

"¿Me estás diciendo..." dijo Tessa, echándose hacia atrás sobre sus talones, descansando sus
manos sobre sus muslos. "...Qué te ha pasado... por exceso de sol?"

"Dios, te vas a reír de mí, pero yo soñé con lo que pasó allí. No me refiero a mi a punto de
desmayarme, me refiero a cuando estábamos en el caballo. En mi sueño de anoche me dijiste
eso a mí. Me dijiste que me apretara más y me llamaste pequeña". Casey pasó sus dedos por
el pelo ya húmedo.

“Yo no recuerdo tu cara, pero recuerdo tu voz. ¿No lo entiendes no?” la joven le explicó a la
Karê. "Tessa, nunca pude recordar ese sueño, ni una sola vez en todos estos años. Esta es la
primera vez que incluso he podido ser capaz de recordar algunos fragmentos del mismo”.

Casey parecía confundido mientras Tessa se mordió el labio, concentrándose en el rostro de la


pequeña rubia. La mujer de cabello oscuro luchó consigo misma mientras escuchaba a la joven
rubia. ¿No debería decirle? Dios, todos estos años, pero si sabe quién soy que va a averiguar
lo que voy a hacer, sólo sé que lo hará. No voy a ser capaz de ocultarlo, no de ella, no por esos
ojos que penetran directamente a través de mi alma. Oh, Cassandra, lo siento, pero yo
simplemente no puedo hacer esto, sin embargo, no entiendo lo que está implicando, pequeña.

"No sé qué decir, Cassandra". Tessa respondió con sinceridad. "Suena un poco exagerado,
pero cosas más extrañas han sucedido, supongo".

Tessa extendió la mano para tocar la mejilla de la joven. "¿Sientes que puedes regresar
ahora?"

"Sí", Casey asintió rápidamente agregando una sonrisa a la mujer que se estaba convirtiendo
en más de Casey había imaginado. "Sí, me siento mucho mejor ahora... vamos, que tengo
hambre".

"Siempre tienes hambre". La Karê añadió con una risita.

Se acomodaron en el caballo una vez más. Esta vez, Tessa no quería correr riesgos y tomó las
manos de la pequeña rubia en las suyas hasta que los brazos de la joven rodearon la cintura
de la Karê. Casey ciertamente no se quejaba de la disposición y, en silencio, cada mujer

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disfrutaba de su circunstancia.

Casey se quedó en silencio durante la mayor parte del viaje, perdida en sus propios
pensamientos. Sé que piensas que soy como un gran clavo, pero eras tú, Tessa. Eras la voz
que oía gritar y fue la razón por la que me monté en un caballo como éste, justo como éste.
¿Sin embargo, cómo pueden mis sueños tratar de una mujer que nunca he visto antes? ¿Sobre
todo cuando he tenido el mismo sueño durante toda mi vida?

Tessa estaba envuelta en sus propios recuerdos privados. Dos mujeres y sus pensamientos
reflejándose unos a otros completándolos, pero en su corazón que eran mundos aparte. Una
buscaba la iluminación, mientras que la otra trataba de esconderse de la verdad.

Tessa y Casey regresaban a la tranquila villa riendo a carcajadas.

“Puedo imaginármelo”, dijo la Karê, secándose las lágrimas de sus ojos.

“¡No había otra cosa que pudiera hacer! Me aferré de la preciada vida y recé a la Virgen hasta
que el semental me llevó tras la línea de meta” rio Casey.

“¿Tu padre nunca lo averiguó?”

"Oh, no, ¿y echar a perder la ilusión? Simplemente tenía a mi madre para tomar una foto de mí
con una sonrisa en mi rostro y un trofeo de primer lugar en mi mano mientras me sentaba en la
parte de atrás de la terrible bestia".

“¿Sabes que eres más que eso verdad?” Las dos mujeres subieron las escaleras hasta su
habitación juntas, dándose cuenta por el silencio que Andreas Meridio todavía estaba fuera.
"He mirado en esa foto todos los días durante cinco años y me preguntaba cómo una diminuta
cosa como tú incluso consiguió las arkheedias para montar un animal de ese tamaño".

“Hey” Casey parecía herida “es verticalmente desafiante, no diminuta”.

“Oh, discúlpeme, se...”

Ambas mujeres se congelaron en un estruendo dentro de la suite de Casey.

"Quédate aquí". Tessa dijo con voz tensa.

Casey vio como la mujer de cabello oscuro llegó tras ella, bajó su chaqueta y sacó una
pequeña pistola. Ni siquiera se había dado cuenta de la mujer más alta llevaba a una, pero
ahora la razón por la cual Tessa siempre tenía una chaqueta quedó clara. Ella siguió el
progreso de la mujer alta de ojos y cómo Karê abrió silenciosamente la puerta y entró.

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Casey no podía soportar esta rutina de mujer indefensa. No podía oír nada dentro de la
habitación y comenzó a preocuparse por Tessa. Así como la mujer de cabello oscuro había
hecho, Casey entró sigilosamente en el cuarto oscuro. Ella vio las cortinas de las puertas
francesas que soplan en la habitación con la brisa, pero no podía ver a Tessa en el lugar.

“¿Tessa?” susurró ella.

“Cuando digo que te quedes es por una buena razón”. El cálido aliento de Tessa rozó la oreja
de Casey.

Casey dejó escapar un grito de sorpresa y de repente Tessa se alejaba de ella y encendía las
luces en la habitación. La Karê estaba junto al interruptor de la luz en la pared moviendo la
cabeza adelante y atrás.

“Estaba preocupada por ti” ofreció Casey como explicación.

"Casey", la voz de Tessa era suave pero decidido al mismo tiempo. "Yo puedo cuidar de mí
misma. No tendré que preocuparme si sé que cuando sucede algo vas a hacer exactamente lo
que yo te diga, cuando lo diga. ¿Katalavaynés?”

La rubia asintió arrepentida. “Lo entiendo. Lo siento Tessa”.

“Simplemente no lo vuelvas a hacer, que me demostrará cuán sincera es tu promesa” dijo


Tessa mientras cruzaba la habitación para cerrar la ventana abierta.

La mujer de cabello oscuro se arrodilló y rápidamente recogió algunos vidrios rotos y los tiró a
la basura. "Parece que las cortinas golpearon con una copa en la mesa... no es gran cosa".

"Gracias, Tessa" dijo Casey en voz baja cuando la Karê movía para salir.

Tessa tenía la mano en el picaporte, estaba a punto de irse, pero se dio la vuelta en el último
momento y se apoyó pesadamente contra la puerta.

"Nikki", dijo casi en un susurro. "Me preguntaste en mi barco si tenía un apodo. Bueno, así es
cómo mis amigos me llaman actualmente". Explicó a la mirada confundida de Casey.

La pequeña rubia cruzó la habitación para donde la mujer alta se apoyó contra la puerta.
Sonriendo casi con timidez, Casey alargó la mano hasta que la colocó en una más grande, de
la Karê. La cabeza de Tessa gritaba dentro de ella en este punto. Tenía que darle las buenas
noches, salir y cerrar la puerta tras de sí. En cambio, la mujer de pelo oscuro se negó a
escuchar a su conciencia y escuchó a su libido en su lugar.

Sosteniendo la mano de Casey en la suya, tiró a la mujer hacia sus brazos, sintiendo el cálido
cuerpo suave contra su pecho. Lo siguiente que supo, que sus labios presionaban contra la

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boca más dulce que jamás había probado. Cuando los labios de Casey se abrieron y una
lengua vacilante presionó contra los labios de Tessa, la mujer de pelo oscuro no sólo permitió
la entrada, permitió a la pequeña rubia de tomar su boca en un beso que dejó a la mujer más
alta mareada. Comenzó suave y rápidamente creció calentándose, sus bocas hambrientas
tragaban entre sí los gemidos.

Tessa giró su cuerpo hasta que Casey estaba pegada a la puerta de madera maciza de roble,
el brazo izquierdo de la mujer de cabello oscuro apoyándose en la puerta sobre la cabeza de la
chica, su mano derecha acariciaba la suave piel de la garganta de Casey, bajando
peligrosamente hacia abajo al escote de la niña. La mano se acercó de nuevo y se puso
alrededor del cuello de la mujer menuda y con Tessa bloqueó los labios de Casey con fiereza.

Tessa fue la primera en recordar dónde estaba y con quién estaba. De pronto se apartó de
Casey, sosteniéndola con el brazo extendido. Ella se negó a encontrarse con los ojos de la
rubia, simplemente luchando por controlar su respiración. No puedo creer que esto esté
sucediendo. Yo no puedo creer que esto ocurra. Oh, Casey, Dios cuanto te deseo.

Casey puso una mano sobre el pecho de la mujer más alta, su propia respiración un tanto
errático.

"Lo siento, Nikki... yo... yo... lo siento". Repitió, sin saber qué más decir.

"No", Tessa quitó las manos de los brazos de Casey: "Yo tengo la culpa, yo tengo... me dejé
llevar un poco”.

“No necesitamos detenernos” susurró suavemente Casey.

"Sí... sí, sí debemos... yo debo. Mejor me voy", dijo la Karê y se dio la vuelta y casi huyó de la
habitación.

Casey apoyó la frente en la puerta, suspirando profundamente mientras se escucha el sonido


de desvanecimiento de las botas de la Karê.

El viaje en ferry por la mañana temprano de nuevo a Mýkonos fue un asunto silencioso. Tessa
apenas dijo dos palabras a Casey después del incidente en el dormitorio de la rubia. La Karê
volvió a usar la misma manera distante que tenía cuando llegó Casey a Grecia. La mujer de
cabello oscuro parecía miserable y Casey lucía como si su corazón se rompiera. Fue un
testimonio de lo bien que Andreas Meridio en realidad conocía a su hija, porque si el hombre
pensó que había algo fuera de lo normal, desde luego lo guardó para él.

Casey ni siquiera tenía ganas de mirar a nadie y mucho menos hablar. Una vez de vuelta en la
hacienda, ella dijo que tenía algunas cosas para trabajar en la preparación de la excavación,
que iba a comenzar en dos semanas. Cerró la puerta de su dormitorio y se quedó allí durante

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todo el día. Ella llegó a tomar una taza de té cerca del mediodía y hasta el Bougátsa de
Olympia, un pastel de crema dulce espolvoreado con canela y azúcar, no podía tentarla. Casey
notó que Olympia y Tessa parecían estar discutiendo en el patio exterior. Sus voces eran bajas,
pero Casey observó cómo la Karê señaló fuertemente con sus manos y se alejó hacia el
despacho de su padre.

Cuando Casey se ausentó de la mesa de la cena, Andreas Meridio miró a la Karê para que le
diera una explicación. Más allá de decirle al hombre que su mano derecha acababa de romper
el corazón de su hija, que no era algo que Tessa estaba ansiosa por hacer, podría ofrecerle
muy poco. Cuando Meridio le sugirió de ver a su hija y arreglarle un té si ella se sentía enferma,
había poco que la Karê podía hacer sino cumplir la voluntad de su empleador.

“Señora Meridio...” dijo Tessa mientras golpeaba suavemente contra la puerta de la joven.
"¿Casey?" Su voz llamó suavemente una vez se dio cuenta de que no había nadie alrededor.

"Entre".

El primer pensamiento de Tessa era contarle a la pequeña rubia para que arrojara su culo
hacia bajo por las escaleras o las dos podrían despertarse en el fondo del mar Egeo por la
mañana. Su siguiente pensamiento fue sólo abrir la puerta y llamar a la joven a cenar. Ambos
escenarios se alejaron cuando Tessa vio a Casey en la banqueta frente a la ventana, con las
rodillas dobladas y los brazos envueltos alrededor de sus piernas. El sol estaba empezando a
ponerse y la ventana fue abierta, la brisa soplando delicadamente en los mechones de cabellos
dorados que enmarcaban su exquisito rostro. El color del sol dorado le dio a la mujer una
imagen de una calidad etérea.

"Lo siento, Casey", fue todo lo que a Tessa se le ocurrió decir.

"¿Qué es lo que sientes?" Casey parecía realmente sorprendido por las palabras de la Karê.

"Supongo que porque no puedo ser la mujer que deseas".

"Creo que ese es mi problema... eres la mujer que quiero" respondió Casey, mostrando una
especie de derrotada media sonrisa.

"No dirías eso si me conocieras, me refiero si realmente me conocieras. Tendrías que cambiar
de parecer, si entendieras la clase de persona que era... que soy. Si supieras la forma en que
trato a las mujeres". Sostuvo Tessa.

“Y, eres tan mala, ¿consideras que el mal haría que cambie mi corazón si conociera tus
secretos?”

Las cejas de Tessa se fruncieron juntas y por un momento de descuido Casey creyó ver un
profundo e insoportable dolor arremolinado dentro de esas profundidades azules.

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"Sí". Respondió Tessa. "Yo no soy quien crees que soy, Casey. Soy una mujer horrible, tenías
razón el primer día".

Pasando a estar detrás de Casey, la pequeña rubia nunca vio las manos que temblaban
ligeramente cuando la Karê quiso poner a sus emociones bajo control. Tessa atornilló sus ojos
fuertemente cerrados. Sólo te hará daño por un tiempo corto, pequeña, y entonces podrás
volver a Estados Unidos y encontrar una chica con la que pueda estar siempre.

"Yo no soy el tipo de mujer que se enamora, Casey. Puedo utilizar las mujeres. Tomo lo que
quiero cuando lo quiero. Puedo ser sádica y cruel, y puedo cogerlas por una noche y ni siquiera
querer conocer su nombre. Y, a la mañana siguiente, puedo echarlas de mi cama sin
importame un bledo sus sentimientos".

La Karê respiró hondo para esta última parte.

"Eres hermosa Casey, pero sólo pasaste a ser la mujer que estaba frente a mí en el momento
en estaba caliente. No leas más en ello que eso. No creas que me detuve anoche por algunas
nociones caballerescas que tengas sobre mí. Me detuve porque me gusta mi trabajo y tu padre
me paga muy bien para ver que estés a salvo. La comprobación es la que tengo por salvar tu
vida el otro día, hará un buen pago inicial de una nueva embarcación".

Tessa estaba respirando bastante difícil, pero escondiéndolo bien. Ella sabía que la única
forma rápida de olvidar a alguien era encontrar una razón para odiarlos. Ella no pensaba que
sería demasiado difícil sonar repugnante a la joven y ella estaba dando la pequeña rubia
muchas razones para ello.

Casey nunca miró a la mujer alta, mantuvo los ojos fijos en el sol poniente.

"Mi padre te paga extra... ¿es por eso que has estado pasando tiempo conmigo?" la pequeña
voz temblaba.

"Sí," respondió Tessa con los dientes apretados. "Lo siento, Casey".

"Hey", Casey echó la cabeza hacia atrás, con la tensión de su mandíbula, una indicación de lo
mucho que estaba tratando de contener las lágrimas. "Actúas como si estuvieras rompiendo mi
corazón aquí. Por el amor de Dios que todo lo que hicimos fue beso. ¡Si me enamorara de
todas las mujeres que besé después de la cena y unas copas nunca me levantaría de la cama!"

Casey pasó los dedos por sus cabellos cortos, dispuesta a no desmoronarse frente a esta
mujer. Lo último que quería era que Tessa la viera llorar.

"Por favor, dile a mi padre que voy a estar ahí en unos minutos".

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Tessa levantó una ceja, sorprendida. Dios, esta chica tiene más tenacidad que la que yo daría
crédito.

Tessa asintió con la cabeza mientras caminaba por la puerta y salió al pasillo. En el momento
en que la puerta estaba cerrada las dos mujeres sentían un dolor como el empuje de un
cuchillo, girando en lo profundo de sus corazones.

Casey atravesó el gran garaje que albergaba una docena de coches deportivos, pasando por el
gran espacio que estaba destinado a la limusina. Su padre había tomado la limusina y se había
ido durante la noche, citando un club de hombres y mencionando que no era lugar para una
joven. Rodeó el coche azul brillante, asegurándose a sí misma que no tenía arañazos. El coche
acababa de llegar hoy y mientras se deslizaba en el interior de cuero estaba feliz de estar
detrás del volante de su graduación universitaria, una vez más. El coche ronroneó cuando giró
la llave en el encendido y lo sacó del garaje con rapidez, sin encender sus faros delanteros
hasta que ella estaba en el largo camino de entrada de la finca.

Casey sabía exactamente dónde quería ir. Ella aceleró el coche y giró hacia el camino que la
llevaría hacia abajo en Venetía, o la Pequeña Venecia. Habían pasado años desde que había
estado en esta ciudad y mucho menos a la parte de la ciudad ella se dirigía. Su corazón se
sentía vacío y tenía un único objetivo. Quería estar sola, lejos de las miradas indiscretas de la
Karê y ella quería a alguien para hacerla sentir bien.

Cuando por fin se detuvo delante del edificio de dos pisos con su balcón pintado brillante y el
letrero que decía: To Spílaio, The Cave, sabía que estaba en el lugar correcto. Ella encontró
fácilmente el estacionamiento rodeando la esquina, no había cambiado mucho. Ella prometió al
joven asistente de los autos una propina considerable si nadie se atrevía a respirar en su auto,
luego respiró hondo e ingresó por la puerta trasera.

Algunas mujeres levantaron la vista de su juego de dardos, pero pensaron que debía ser uno
de los clientes habituales que venían a través de la puerta trasera a esta hora. La noche era
joven y la cueva estaba casi vacía, pero Casey sabía lo que las próximas horas podrían traer.
Cada cabeza se volvió cuando la bella rubia se dirigió directamente a la barra. Mantuvo los ojos
sin entrar en contacto con cualquier persona, y con mucho cuidado siguiendo la tradición, en
griego, ordenó una botella de oúzo y dos vasos.

Con la elección de una mesa contra la pared del fondo, la pequeña rubia se sirvió un vaso de
oúzo y dio vuelta el segundo vaso. Una mesa de veintitantas mujeres sonrieron ante la acción
de la rubia y empezaron a sonreír y bromear entre sí. Finalmente, una de las más valientes de
ellas puso de pie y se enderezó la chaqueta de cuero. Ella se acercó y se paró frente a la mesa
de Casey. Al parecer, las dos tuvieron una conversación por unos pocos segundos, pero Casey
nunca entregó la segunda copa, por lo que la joven sonrió de buena gana, y volvió a su propia
mesa. Unos pocos más de los primeros clientes habituales probaron suerte en impresionar a la
mujer con el cabello dorado, que obviamente era norteamericana, pero hablaba perfecto griego.

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Casey nunca entregó la segunda copa, pero la rubia sonreía mientras se servía una segunda
copa del fuerte licor. La noche era realmente joven.

Tessa selló el último sobre y en su pausado garabato preciso ella ingreso las cifras en los libros
de Andreas Meridio que éste miraría a primera hora de la mañana. Cruzó la habitación hacia la
gran caja fuerte negra, que era casi tan alta como ella, puso los sobres de dinero en efectivo en
una bolsa de lona y colocó la bolsa en un estante en el interior de la caja fuerte. Giró la cabeza,
con la mano instintivamente yendo a la pistola siempre presente en la parte baja de la espalda
cuando vio Alex pasar dentro de la habitación.

“¡Casi soplo tu puta cabeza, Vlákas!” dijo Tessa entre dientes.

“Yo... yo no sabía que eras tú” tartamudeó Alex. “Yo creí que te fuiste con ella”.

"¿Con quién?" preguntó Tessa, cerrando la puerta de la caja fuerte y girando el mango antes
de que ella marcara una serie de botones en un panel computarizado.

"La hija de Meridio" respondió Alex de un modo confuso.

“¿No está ella en su habitación?”

"No, ella dijo..." Alex miró a los ojos de Tessa cuando la comprensión inundó sus facciones.
"Ella dijo que se retiraba el coche para irte a buscar... y ustedes dos estaban saliendo fuera".
Acabó lentamente.

“¿Ella no iba a ir por ti, ella lo haría Nikki?”

La ceja de Tessa arqueó tan alto que Alex sólo pudo balbucear unas cuantas oraciones en la
cabeza, rogando a la Virgen por la protección del carácter de su mentor.

"¿Me estás diciendo lo que creo que me estás diciendo?" Tessa hervía.

"Se ha ido" dijo Alex con toda la resignación de un hombre muerto.

Tessa dio la vuelta y salió de la oficina y tomó las escaleras hasta el segundo piso de dos en
dos. Sin molestarse en tocar ella abrió la puerta para encontrar una habitación vacía. Cerrando
la puerta se cerró detrás de ella, Tessa bajó las escaleras y en el vestíbulo, dejando una
retahíla de maldiciones en su estela que incluso hizo ruborizar a Alex, el joven estaba
maravillado de la posibilidad de algunas de éstas.

"Iré a buscarla" murmuró Alex a modo de disculpa.

“Tú”, Tessa tenía su puño cerrado y el brazo hasta la mitad doblado y dispuesto a darle al

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fornido hombre. Ella se detuvo y respiró hondo para obtener el control de sí misma. Alex no era
tonto, pero no siempre era inteligente. Él permitió que Casey sacara lo mejor de sí, pero la Karê
sabía que ella también estaba en el extremo final de la cuerda también. La pequeña rubia era
astuta cuando quería serlo. “Tú... quédate aquí por si ella aparece. Si ella se muestra, llámame
al celular”.

"¿Y si no lo hace?"

"¡Entonces es mejor que reces como el infierno que Meridio no quiera dar a su hija un beso de
buenas noches al llegar a casa!" casi gritó Tessa.

Tessa realmente no estaba segura por cuál lugar empezar. Fue por las playas y algunas de las
discotecas locales, pero ni rastro de la pequeña rubia. Tratar de pensar como una joven
inocente no era muy fácil. Además de los lugares locales ella no sabía dónde más Casey se
atrevería a ir. De repente, la mujer de cabello oscuro frenó de golpe y salió de la carretera
desierta. ¿He dicho inocente?

Ahora que lo pensaba Casey era cualquier cosa menos inocente. Era una mujer con el corazón
roto y ella estaba lastimada. ¿Qué es lo que Tessa desearía en ese caso? Echar un polvo, por
supuesto, conseguir una buena borrachera y luego encontrar a una mujer dispuesta a ayudar a
olvidar su dolor. Tessa giró el coche alrededor desviándose a Kástro. Si Casey no estaba allí
por lo menos la Karê era una experta dónde se encontraba cada bar de lesbianas en Mýkonos.

Era la una de la mañana y The Cave estaba lleno para su capacidad. Casey había sido el punto
focal de la noche, pero ella sabía lo que estaba buscando y no iba a quedar con nadie en este
momento, no por un par de horas por lo menos. Estaba cerca de la mitad de camino de su
botella de licor, pero bebía despacio y disfrutar unos mezés y fue capaz de mantener su ingenio
intacto. Algunas de las mujeres eran atractivas y algo encantadoras, pero la pequeña rubia
mantuvo el segundo vaso sobre la mesa al revés, una silenciosa invitación a aquellas que
quisieran captar su afecto, ya sea para un corto tiempo o para el resto de la noche. Si la mujer
que esperaba decidía unirse había un pequeño piso arriba de entretenimiento, entonces se
giraba el vaso y se servía una copa. Una vez que ingería la bebida y giraba la otra copa se
sellaba un acuerdo. Simplemente significaba que la mujer era la suya por el tiempo que las dos
estaban contentos con ese acuerdo. Era una simple tradición, pero seguida rigurosamente y las
reglas se aplicaban estrictamente. Una vez que tomaste la libación ofrecida, la mujer era tuya y
sin el dolor de los que habían tenido su ocasión y no lo habían conseguido. Esta tradición
tendía a eliminar la lucha y prestaba el aura relaciones sexuales ocasionales en el lugar.

Era lo que The Cave era todo después de todo. El segundo piso era un estudio grande,
sillones, sillas, cajas, pero no hay ninguna luz. Una vez hecho todo lo que querías con la
persona que elegías para estar en la gran sala a oscuras, mientras que te rodeaban otras, a
veces de pie o acostadas a tu lado, hacían lo mismo. Todo estaba consentido y podría ser
suave o rudo según el gusto preferido. No había nombres, ni luces, y la mayoría de todo

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sucedía sin complicaciones. No había absolutamente nada de responsabilidad en ello y eso era
exactamente lo que quería Casey.

Una sombra cayó sobre la mesa de Casey y al levantar la vista, sonrió. Muy alta, muy elegante
y musculosa, pelo corto negro que caía un poco en sus ojos, y cuando ella sonrío a los ojos
marrones la otra también sonrió.

Ojos marrones... bueno, supongo que no se puede tener todo.

La joven mujer alta saludó en perfecto inglés. Casey sonrió, pero devolvió el saludo en griego.
Casey indicó a la joven que debía sentarse, pero aún no vertía una copa a su nuevo
compañera.

"Estoy pensando que no eres griega" dijo la joven en voz baja.

Casey se inclinó hacia delante hasta que sus codos descansaban sobre la mesa. "¿Eso
realmente importa?" respondió ella en griego.

Su compañera se rió y sacudió la cabeza hacia atrás y adelante pensando que sin duda podría
llevar a casa esta noche a la hermosa americana y contarle a sus amigas.

Tessa estaba saliendo de Pierro's y ella lanzó al encargado un billete y se acomodó en su


coche. Eran doce y treinta y realmente estaba empezando a preocuparse. Empezó a pensar
que Casey podría hacer algo estúpido. Recoger una chica griega en un bar era una cosa, pero
¿qué pasa si la pequeña rubia no se cuida mucho su vida en general? ¿Tratará de hacerse
daño?

No, eso no es el estilo de Casey... creo, Niko. ¿Si quisieras echar un polvo a dónde irías?
¿Prostíbulo? Es posible, pero Casey es la última mujer en el mundo que tendría que pagar por
sexo. ¿Y si ella no quería nada más que un buen polvo... sin preguntas... sin complicaciones...?

"¡Oh, mierda!" Tessa maldijo en voz alta. Una vez más se hizo una de ciento ochenta grados y
aceleró el coche hasta la colina de Venetía.

Casey y la joven hablaron durante unos minutos más, pero Casey no habían entregado la copa.
La decepción fue notoria en los ojos de su compañera.

"Tal vez debería irme". Dijo la joven, levantándose. El decoro dictaba que ya no se quedara si
Casey no ofrecía la bebida.

"No, por favor, quédate".

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La joven se sentó e hizo un gesto con la botella y el vidrio.

"Tal vez", Casey ofreció una sonrisa seductora, con su mano rodeando la base de la botella,
sus dedos tocándola con suavidad.

La desconocida alargó la mano y acarició tiernamente a lo largo de la mano de Casey hasta


llegar a sus dedos. La pequeña rubia sonrió perezosamente y miró como el toque de la joven
dejó un rastro de piel de gallina en la piel. Casey cerró los ojos un instante por la placentera
sensación, pero cuando volvió a abrirlos ya no estaba mirando a los ojos marrones de una
desconocida, su mente dejó evocar una imagen de una mirada azul Prusia y piel oscura. Casey
pensó que no era probable conseguir nada mejor que esto esta noche mientras tomaba la
botella de oúzo.

Casey giró el grueso cristal y más de un sinnúmero de sonrisas así como de suspiros se hizo
eco a lo largo de la barra. Llenó el vaso con un shot de oúzo y se sentó, mirando fijamente a los
ojos que se habían tornado decepcionantemente marrones una vez más. La desconocida
sonrió ligeramente mientras levantaba la mano para aceptar la bebida.

Unos dedos delgados se robaron el vaso justo cuando los dedos de la desconocida rozaron la
parte exterior del mismo. Casey miró furiosa a Tessa cuando la Karê bebió el licor de un trago
contundente, golpeando el cristal boca abajo sobre la mesa.

“Este bar está cerrado, ve a casa niña”. Ella susurró a la desconocida que ahora estaba de pie.
"Tú, muévete" Tessa señaló Casey.

“¿Qué demonios crees que estás haciendo?” gritó Casey, poniéndose de pie.

“¡Llevándote a tu casa!” gritó Tessa.

“No suena como que tu mujer quiera irse a casa contigo, amiga”. Comentó la desconocida de
manera uniforme.

“Me importa un carajo lo que ella quiera y ella no es mi mujer” respondió Tessa con fiereza.

“Entonces ella es libre de quedarse si quiere”.

“Sobre mi cadáver” dijo Tessa siniestramente mientras agarraba a Casey por el codo.

Tessa se detuvo por un momento y soltó la mano de Casey, alejando de la pequeña rubia para
que no esté en el medio de nada.

"¿Así que quieres jugar, rey de la colina, ¿verdad?" Tessa sonrió con una sonrisa
completamente malévola.

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La extraña se limitó a sonreír de nuevo, con la misma sonrisa funesta.

Casey se vio envuelto en la atmósfera cargada eléctricamente que de repente se hizo cargo de
la habitación. La cantidad de rumores que había simplemente desapareció mientras estaba de
pie, como una piedra completamente sobria, mirando como las dos mujeres se observaban
unas a otras con recelo. La desconocida bien podía haber sido Tessa cinco o diez años antes.
La misma altura y complexión, se medían la una como la otra, esperando a ver quién daría el
primer paso. Sólo había un par de metros de distancia y Casey vio como la mano izquierda de
Tessa se movió tan rápido que casi era un borrón. La mujer de cabello oscuro llegó a su
espalda, debajo de su chaqueta de cuero y sacó una pistola Glock, presionándola contra la
frente de la desconocida.

"Supongo que sabes lo que esto significa". Le escupió Tessa.

La desconocida no era un novato en la calle o de tener una pistola apuntando a su cabeza.


Arrojó el cuchillo sobre la mesa y le guiñó un ojo a Casey.

"Creo que significa que ganas" dijo la desconocida.

"Creo que significa que eres más inteligente de lo que pareces" respondió Tessa.

La desconocida levantó las manos y Tessa bajó el arma, y luego la guardó en su funda. Las
dos mujeres se quedaron ahí tratando de decidir qué hacer. Casey vio que el fuego aún ardía
justo debajo de la superficie.

"Está bien, suficiente. Tessa, me voy, sola... por favor, las dos cálmense". Dijo Casey en voz
baja.

"No tienes que tener miedo de ella" le dijo la desconocida a Casey.

"Voy a estar bien, gracias por una noche semi preciosa". La rubia respondió con una sonrisa
nerviosa.

La desconocida tomó suavemente la mano de Casey, manteniendo un ojo en la mujer de pelo


oscuro cuyos labios se levantaron en una mueca amenazadora mientras observaba a la joven
Casey acercarse.

"Ella puede decir que no eres su mujer, pero sus ojos dicen otra cosa". La desconocida le
susurró rápidamente al oído de Casey, sonriendo para luego liberar la mano de la sorprendida
rubia.

Tessa le tendió la mano a Casey, pero la pequeña rubia se acercó bruscamente junto a ella y
pasó la puerta principal.

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“Si fuera mi mujer", la extraña dijo a espaldas de Tessa, "yo no le daría una razón para venir a
buscarme en un lugar como este".

La mujer de cabello oscuro nunca aminoró el paso, pero las palabras de la desconocida
golpearon sorprendentemente cerca de su corazón.

Cuando Tessa llegó a la playa de estacionamiento donde sabía BMW de Casey estaba
estacionado, la pequeña rubia había arrancado el coche y se disponía a marcharse.

"Te voy a seguir para asegurarme de que llegues bien a casa" dijo Tessa.

"Dije que me iba, yo no dije que me iba a casa".

"¿Qué demonios se supone que significa eso?"

“¿Qué parte no atrapaste? ¿Necesito decirlo más lento?” Casey le gritó a la mujer que se
inclinaba sobre el coche.

Tessa sintió una bola de fuego en ascenso en el fondo de su estómago y trató


desesperadamente de empujar a la bestia hacia abajo. Ella no estaba acostumbrada a ser
gritada o desobedecida, especialmente por las mujeres. Llegó rápidamente y sacó las llaves del
contacto. Casey saltó del vehículo y cerró la puerta.

"¡Maldito seas, Tessa, devuélveme las llaves!" Casey le gritó a la mujer.

“¡No, hasta que dejes de actuar como una niña!”

“Oh, está bien, quédate con esas malditas cosas, yo me vuelvo adentro”. Casey hizo un
movimiento hacia el bar.

"Olvídalo". Tessa estaba elevándose sobre ella en un parpadeo, su mano se cerró con fuerza
alrededor de la muñeca de la pequeña rubia.

"Oh, ya veo", Casey le gritó a la mujer de cabello oscuro. "Tú no me quieres, pero no quieres
que nadie más me tenga, ¿es eso?"

Tessa extendió la mano y agarró la parte delantera de la blusa de la joven, sus ojos se
iluminaron como fuego azul, con la mirada estrecha.

"Así que, ¿es eso todo lo que quieres ahora... un buen polvo?" dijo lentamente Tessa.

"¡Sí, eso es todo lo que quiero, sólo un buen polvo!" Casey devolvió caliente.

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“Bueno, deberías haberme dicho eso, bebé” dijo Tessa, tirando de la blusa de la pequeña rubia
más cerca, hasta que sus rostros sólo estaban a centímetros de distancia. “Hubiera estado feliz
dándote cabida, entonces no habrías tenido que hacer todo el recorrido hasta aquí, vamos”.
Tessa continuó tirando de la pequeña mujer al BMW.

"Entra" dijo Tessa que no esperó una respuesta antes de empujar a la mujer a través de la
puerta del lado del pasajero.

Tessa se deslizó detrás del volante y ajustó el asiento antes de mirar a la pequeña rubia.

“¿Qué te pasa, bebé? Has dicho lo que quieres, bien, ¿sólo un poco de sexo sin
complicaciones? Confía en mí, te voy a dar lo mejor que jamás hayas tenido”. Bromeó Tessa
burlándose al mismo tiempo, sin disimular el deseo evidente en ese instante en su cara.

Cuando Tessa puso en marcha el coche y salió de la carretera a un carril a orillas de las colinas
de Ano Merá, Casey lucía más asustada que Bambi2 y Tessa sabía que ahora sí la tenía.

“No te preocupes, bebé, será mejor que lo que todas las niñas del bar te podrían dar”, ronroneó
Tessa.

La intención amorosa de la Karê era más que clara y Casey tuvo que tomar una rápida
decisión. Actuar como la niña asustada que ella pensaba que era o defenderse.

Casey se armó de valor y se apoyó en la puerta para poder enfrentar a la mujer de cabello
oscuro.

"No lo sé, esto suena como un montón acumulado para mí. ¿Estás segura de que tu cuerpo va
a ser capaz de mantenerse al ritmo de esa boca tuya? ", dijo Casey con un aire de confianza.

Tessa clavó el freno tan fuerte que Casey tuvo que usar las dos manos para evitar estrellarse
contra el tablero. La mujer de cabello oscuro se acercó y agarró a Casey por la parte posterior
de la cabeza, tirando el cuerpo de la mujer más pequeña a medio camino a través de la
palanca de cambios por el pelo. La boca de Tessa aplastó los labios atónitos de la pequeña
rubia. Ella la besó largo y duramente, con su lengua forzando con avidez en la boca de Casey
hasta que la Karê escuchó un pequeño gemido de rendición de escapar de la garganta de la
pequeña rubia. Sacó a Casey lejos de ella más o menos, con la mano todavía con en los
cabellos de la joven.

"Ahora, cada vez que sientas que la boca o cualquier otra parte de mi cuerpo no está a la
altura, sólo házmelo saber”. A continuación, Tessa puso el coche en marcha nuevamente y
salió a toda velocidad, sin mirar a Casey de nuevo hasta llegar a su destino.

2
“deer in the headlights” literalmente ciervo en las luces (de un coche). La frase de Bambi es mía.

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Tercera Parte

"¿Dónde estamos?" Casey preguntó la mujer de cabellos oscuros que sin contemplaciones la
empujó por la puerta.

Parecía ser una granja del pueblo. Parecía bastante pequeña y aparentemente desierta, pero
como si alguien aún lo mantuviera en pie. Había troncos frescos en el hogar, mantas en el sofá,
y Casey se dio cuenta de que no había polvo en cualquiera de los muebles.

Tessa cruzó la habitación a oscuras y encendió una lámpara de aceite que colgaba de una alta
clavija cerca de la zona de la cocina. Parecía que no iba a rendirse a la mente de la pequeña
rubia que estaba tiritando de aire de la noche, en medio de la sala. La Karê comenzó un fuego
y pronto la habitación estaba radiante y las llamas saltando calentando el área pequeña
rápidamente.

"No hay electricidad" explicó Tessa. "¿Todavía tienes frío?" Ella preguntó, apoyando su
espalda contra una mesa de madera cuadrada.

Casey asintió con la cabeza, pero las siguientes palabras que escuchó no la hicieron entrar en
calor, simplemente la hicieron temblar aún más.

"Ven aquí... Voy a calentarte" Tessa miró de reojo.

Casey miró a los ojos hambrientos de la Karê y su pensamiento corría por su cabeza sobre un
cuento de hadas y la forma en que Caperucita Roja se sintió cuando miró a los ojos del lobo
que estaba a punto de devorarla. La pequeña rubia no podía apartar su propia mirada lejos y
así, poco a poco, cruzó la sala de estar en frente de la mujer sentada.

Tessa rápidamente extendió la mano y tiró la joven a su lado. No había ningún dolor
involucrado y si Casey pensó que iba a ser una suave seducción, ella estaba muy equivocada.
La Karê agarró el trasero de la joven y la atrajo entre sus piernas abiertas, apretando a la mujer
más fuerte contra ella y abriendo sus propias piernas.

"¿Es esto lo que querías sentir esta noche?" Tessa preguntó mientras sus manos hacían su
recorrido bajo la blusa de la mujer más pequeña, con las manos amasando ambos pechos
bruscamente.

Casey se quedó sin aliento al primer toque y Tessa sonrió con esa sonrisa que no parecía
pertenecer a ella, sino a otra persona. La mujer de cabello oscuro deslizó un brazo alrededor
de la cintura de la chica y comenzó agresivamente a besarla, con una mano todavía
acariciando el pecho de la pequeña rubia sobre la tela de su sujetador. Casey comenzó a gemir
ante los besos que consumaba la Karê, presionando su cuerpo pequeño cerca. Cuando la
joven le echó los brazos alrededor del cuello de la Karê, Tessa retrocedió.

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"Ah, ah, ah", comentó Tessa ante las indiscretas manos de la pequeña rubia alrededor de su
cuello y tiró de ellas hacia la espalda de Casey. Sostuvo ambas muñecas en sólida
comprensión en la parte baja de la espalda de Casey, empujando hacia arriba un poco hasta
que la joven se quedó sin aliento por el dolor.

"Nikki, ¿por qué haces esto?" Preguntó Casey, haciendo una mueca.

Tessa puso una expresión de genuina sorpresa. "Es lo que querías ¿no es así, bebé? Dime la
verdad, Casey", Tessa empezó a chupar y morder en la carne sensible a lo largo de la garganta
de Casey. "Cuando la chica en el bar te llevara arriba y te preguntara cómo lo querías, ibas a
darle el control total, ¿no? Ibas a dejar que haga lo que ella quería... tierna, dura, no importaba,
siempre y cuando acabaras, ¿verdad? ¿Querías estar ahí para darle en la oscuridad todo a
ella? ¿No es así...? ¿No?" Tessa alzó las muñecas de Casey, exigiendo una respuesta.

"Sí, yo... yo lo hubiera hecho".

De repente Tessa lanzó las muñecas de Casey y la joven se frotó la zona para obtener su
circulación nuevamente. La mujer de cabello oscuro deslizó su brazo alrededor de la cintura de
la chica de nuevo y su mano encontró su camino bajo la blusa, esta vez burlándose
suavemente de sus pezones a través del material de seda del sujetador, acariciándola en las
apretadas protuberancias.

"No tienes que hacer todo el camino hasta el bar, bebé" dijo Tessa, su voz dio un giro
engañosamente suave. La Karê empezó a besar los labios de Casey, bromeando con su
lengua hasta que la joven abrió la boca y aceptó el muscular sondeo de la mujer de pelo
oscuro.

“Yo te lo podría haber dado en cualquier momento. Podrías haber venido a la casa de
huéspedes y yo podría haberte dado lo que necesitabas. Pudiste abrir las piernas o inclinarte y
yo te habría dado cualquier cosa que hubieras fantaseado”.

Al mismo tiempo que hablaba, Tessa besaba a la joven mordisqueando suavemente sobre el
labio inferior. Sus dedos debajo de la blusa de Casey apretaban y le pellizcaban los pezones
erectos hasta que Casey estaba tratando de detener el movimiento de balanceo de sus
caderas.

"¿Crees que sus dedos y su lengua eran más talentosos que los míos?" Tessa continuó,
"¿Hhmm? Oh, no, es cierto que no deseas tener que ver su cara, ¿verdad? Bueno, puedo
manejar eso también, bebé".

Tessa lanzó a la joven y se levantó, elevándose sobre ella. La Karê agarró los hombros de
Casey y la hizo girar hasta que la pequeña rubia estaba de espaldas a ella. Deslizando un
brazo alrededor de la cintura de la mujer más pequeña, Tessa aplastó el cuerpo de la rubia

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contra su pecho.

"Ahora ya no tienes que ver mi cara, puede ser tan anónima como quieras" susurró Tessa al
oído de Casey cuando la dio vuelta y empezó a desabrochar la blusa de la mujer más pequeña.
"Ahora quiero que me digas lo que ibas a dejar que ella te hiciera, arriba, en ese bar".

Tessa continuó fácilmente liberando el cierre frontal de sujetador de Casey. Cuando las manos
de la Karê tomaron posesión de los firmes montículos de carne, Tessa se quejó contra el cuello
de la mujer más pequeña, agarrando la piel suave entre los dientes y mordiendo fuertemente.
Sus manos se detuvieron sobre la carne bien comprimida y ella rodó los puntos de dolor entre
sus dedos, machacándose a sí misma contra el cuerpo más pequeño frente a ella. Deslizó sus
manos por lo bajo y Casey sintió que sus pantalones se descomprimían, a continuación, una
violación de parte de la barrera de su ropa interior, acariciando el parche sedoso del pelo. Los
gemidos de la joven rubia eran constantes cuando la mujer de cabello oscuro la abrazó y
bromeó con su cuerpo.

“¿Ibas a permitir que ella te toque así?” Preguntó Tessa, con su voz cada vez más ronca de
deseo. Podía sentir su propia humedad creciendo mientras tocaba Casey.

Fuertes y delgados dedos se deslizaron bajo las caderas de Casey resistiendo contra el placer.
La pequeña rubia estaba a punto de llorar. Nunca había estado tan excitada, aún herida, al
mismo tiempo. No podía empezar a explicar a Tessa, que quería sexo con esas otras mujeres,
pero quería mucho más a la mujer que ahora estaba poniendo su cuerpo en llamas.

"Oh Dios, bebé, estás tan mojada" gruñó Tessa mientras deslizaba sus dedos en los pliegues
sedosos de la joven.

"¡Oh, Dios!" exclamó Casey, mientras sentía los dedos largos de Tessa comenzando a
acariciar su clítoris hinchado.

“Como esto, ¿no? ¿Agradable y lento justo así? ¿Vas a acabar por mí, pequeña?”

Ese fue el comentario que despertó Casey de su bruma libidinosa, pequeña. Sí, eso era
exactamente lo que quería con la extranjera en el bar, pero ella amaba a Tessa mucho para
sólo experimentar este contacto casual con ella.

"Nikki, por favor detente".

"Oh, no, quiero sentir que acabes para mí primero".

Casey comenzó a empujar contra la mujer más alta, ella agarró la muñeca de Tessa, pero la
Karê era una mujer mucho más fuerte. De repente, Casey no pudo contener más las lágrimas y
su cuerpo comenzó a temblar por los sollozos. Ella gritó de dolor y frustración, y un dolor que
se aferró a su pecho con fuerza.

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Si hubiera sido cualquier otra mujer, Tessa habría continuado y llevado a cabo exactamente lo
que quería, sin pensarlo dos veces antes del llanto. Pero ésta no era más que cualquier otra
mujer, sin embargo y ahora Tessa estaba confusa, su cabeza y su corazón tirando en dos
direcciones diferentes. Ella manejó sus abrumadoras emociones de la única forma que
conocía, su ira burbujeó a la superficie.

"Si esto es lo que querías de ella, entonces ¿por qué yo no?" dijo Tessa entre dientes, tirando
de las manos de la joven.

"¡Porque yo no estoy enamorada de ella!" Casey lloró.

Al cabo de un segundo la Karê reaccionó. Giró el cuerpo de Casey para mirarla y la empujó,
empujando su espalda en dirección a la puerta principal. El cuerpo de Casey golpeó la puerta
de madera maciza y el impacto casi la dejó sin aliento. Tessa se alzó sobre ella y su puño salió
volando en dirección de la cabeza de Casey. La pequeña rubia no tuvo tiempo de esquivarlo,
pero el golpe no estaba dirigido a la cabeza de la chica, pero sí a la puerta, unos quince
centímetros por encima de ella. Tessa repitió el golpe y luego golpeó su puño contra la madera
hasta que sus nudillos quedaron en carne viva y sangrando.

“¡No estás enamorada de mí! ¡No vuelvas a decir eso!" gritó Tessa cuando ella golpeó la puerta
de nuevo. "¡Nadie me puede amar!"

Casey se estremecía cada vez que el puño de la Karê golpeaba la puerta, las lágrimas corrían
por el rostro de la pequeña rubia.

"No sabes quién soy... ¡las cosas que he hecho, que hice, que voy a hacer mañana! Yo soy un
monstruo y..."

La voz de Tessa finalmente se rompió y Casey pudo ver el profundo dolor en los ojos azules
oscurecidos por la emoción. Los ojos de la alta mujer se movían adelante y atrás con
nerviosismo, llenos de lágrimas que ella parecía incapaz de derramar. Ella inclinó su peso
sobre Casey hasta que su frente estaba pegada a la madera suave.

"No lo entiendes, Casey", dijo Tessa con una total derrota, "...las mujeres como tú no aman a
las mujeres como yo. Yo no merezco ser amada, para nada y mucho menos por alguien tan
bueno como tú”.

Nunca en su joven vida Casey había sido testigo tanto daño y dolor manifestándose en
palabras de una mujer. Tomó las palabras de Tessa y por primera vez se dio cuenta de que la
Karê Meridio probablemente había hecho cosas que revolverían el estómago de Casey, tal vez
eso la shockeara y la asustara. La mujer de cabello oscuro sintió que su propia vida estaba
más allá de la redención, se había dirigido hasta ahora, renunciando a cualquier posibilidad de
ser feliz en lugar de infectar a la vida de Casey con su dolor.

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Sólo hay un problema con eso, mi amor, no me asusto fácilmente.

Sabiendo que ella podría encontrar posiblemente el puño de Tessa conectando con su
mandíbula, ella siguió adelante y decidió arriesgarse ante el resultado. De pie, casi en puntas,
la pequeña rubia envolvió sus brazos alrededor de los hombros de Tessa y dejó escapar una
mano dentro de la melena de pelo oscuro.

"Todo el mundo merece ser amado, Nikki. Sé que quizá yo no sepa todas las cosas que has
hecho y no estoy diciendo que no esté en shock o consternada por éstas. Es sólo que ahora,
me importa un bledo las cosas horribles que has provocado, y no importa lo cruel o lo duro que
actúes conmigo. Nunca me hará dejar de amarte. No me entiendes... te amo, Nikki".

Casey continuó sus susurros suaves, sin dejar de acariciar suavemente los músculos tensos en
los hombros de la mujer alta. Por fin, ella podía sentir la ira comenzaba a escapar en sus
manos del cuerpo de la Karê. Tessa se alejó un poco, con su brazo aun apoyándose en la
puerta al lado de la cabeza de Casey. Las lágrimas que llenaban sus ojos azules, finalmente,
cayeron en silencio rodando por las mejillas bronceadas. Tessa levantó una mano y dudó un
momento antes de llegar y limpiar las lágrimas de Casey lejos con sus dedos. La mujer de
cabello oscuro seguía acariciando el rostro de la mujer más pequeña, como asombrada, como
si la viera por primera vez.

"Lo siento" le susurró Tessa, inclinándose más cerca para colocar un beso ligero como una
pluma en la frente de Casey. "Yo no lo veo", Tessa continuó hablando, su aliento cayendo
suavemente sobre el rostro de la pequeña rubia. "No entiendo lo que puedes ver en mí que
hace que me ames".

Casey sonrió un poco y levantó la mano para colocar un tierno beso en los labios de la Karê. El
roce de sus labios era tan suave y fácil que Tessa se preguntó si sus labios se tocaron en
absoluto, pero el delicado contacto fue como un bálsamo para el alma de la mujer de pelo
oscuro.

"Entonces tendré que enseñarte a verte a ti misma a través de mis ojos" dijo Casey, alejándose
del beso.

A Tessa no se le ocurría nada que decir, o bien para contrarrestar los pensamientos de la joven
o argumentar ante lo absurdo de su situación. Su cabeza le dijo que no había argumentos
disponibles, pero, admitiéndolo o no, su corazón quería que esto sucediera desesperadamente.
Sintiéndose incapaz de hablar o explicar todo lo que sentía hacia la mujer más pequeña, ella
hizo lo único que podía hacer. Envolvió Casey en su fuerte abrazo y la mantuvo allí, pasando
los dedos por los cortos mechones rubios y disfrutando de la sensación de sus labios rozando
los cabellos dorados.

Casey se apretó más cerca del pecho de la mujer cuyo abrazo ahora la estaba abarcado. Ella

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escuchó el fuerte latido y aspiró el olor de su colonia. Los dedos de Casey comenzaron a correr
de arriba abajo la columna del Karê en un movimiento de acariciar la languidez. Sonrió para
sus adentros al sentir los rápidos latidos del corazón de Tessa. La pequeña rubia disfrutó de la
certeza que la hermosa mujer que la mantenía, efectivamente, se sentía algo en su toque.
Casey empujó la camisa de la Karê del lado donde estaba desabrochada en el cuello y apretó
sus labios contra la suave piel allí. Sintió un tirón en la respiración de la mujer más alta y movió
sus besos hacia abajo. Desabrochó dos botones más, alargó la lengua y deslizó la punta contra
la piel oscura en el hueco entre los pechos de Tessa.

"Oh Dios, Casey" gruñó Tessa, dejando caer la cabeza hacia atrás de placer sereno.

La pequeña rubia volvió a besarla, y luego se alejó de Tessa y la Karê sintió paralizada de pie,
con su pecho subiendo y bajando profundamente mientras intentaba recuperar el aliento. Ella
vio como Casey fue al sofá y tomó las mantas apiladas allí y las colocó sobre la alfombra
delante de la chimenea. La joven vio el fuego por un momento y luego añadió dos troncos más
a las llamas moribundas. Éstas se despertaron brevemente y se incendiaron, con el reflejo de
las llamas de color naranja bailando sobre el cuerpo de Casey. Tessa siguió mirando mientras
Casey se desabrochó los pantalones y dejó que se deslicen fuera de su cuerpo.

"¿Qué estás haciendo?" Tessa se encontró preguntando aunque parecía una pregunta
bastante estúpida dada la mirada en los ojos de la pequeña rubia.

“Me estoy desnudando” dijo Casey con un total tono de naturalidad.

“¿Por qué?”

Brillante exposición... ¡eres un demonio con lengua de plata! Ponte ahí y haz algo, Niko.
Detenla, ayudala, haz cualquier cosa... hazlo con ella, sólo deja de estar aquí de pie como si
fueras una virgen inocente.

"Porque quiero que me hagas el amor" dijo Casey con una sonrisa completamente seductora.

El momento había llegado y Tessa empujó a sí misma de la puerta y se dirigió al lugar donde la
joven se levantó.

"Casey..." ella comenzó a decir.

La pequeña rubia se acercó e inició un beso que hizo que todos los demás que compartieron
hasta ahora palidecieron en comparación. Tessa sabía honestamente, que nunca había besado
a una mujer que tenía el poder de hacer que sus rodillas se debilitaran, pero esta chica lo
estaba haciendo. Sentía los huesos fuertes en sus largas piernas comenzando a dar vueltas
por el apasionado beso. Casey movió su boca al cuello de la Karê y chupó duramente a la
carne allí.

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En lo que parecía un esfuerzo supremo, Tessa empujó a la joven de distancia. "Por favor,
para".

La Karê había tomado su decisión y tendría que vivir con las consecuencias que vendrían.
Casey levantó profundos ojos verdes a los orbes cerúleos que veía debajo de ella. Por primera
vez en el día Casey vio como los ojos adquirieron su brillo familiar cuando se miraban
fijamente.

"Sólo por un minuto", dijo Tessa en voz baja, poniendo su dedo índice en los labios de la mujer
más pequeña.

Tessa se quitó la chaqueta y sacó su teléfono celular en el bolsillo de la camisa. Ella retiró
cuidadosamente la funda y la pistola del cinturón en la espalda y la dejó en la mesita junto al
sofá. Marcó dos números en el teclado del teléfono y pulsa el botón para hablar.

"Soy yo. ¿Ha vuelto? ¿Qué pasó? Bueno. No, la encontré", dijo en el teléfono, mirando hacia
arriba mientras que Casey se quitaba la blusa y desabrochaba el sujetador que aún se aferraba
a sus hombros. Tessa cerró los ojos por un momento y respiró profundamente.

“¿Qué? See, ella está bien. Mira, si me necesitan esta noche, si algo pasa no dejes que nadie
sepa que no estoy allí. Llámame al celular, probablemente no esté en casa hasta la mañana”
Tessa le puso la mano sobre la boquilla porque estaba segura de que estaba respirando
pesadamente en el pequeño altavoz. Casey se la ropa interior y se acomodó sobre las mantas,
acostada de lado, con la cabeza en la palma de su mano, como una Mona Lisa con la sonrisa
en su cara.

"No dejes Meridio sepa que no estoy allí. Ve a la casa de huéspedes y toma mi teléfono y
descuélgalo, enciende una luz en el dormitorio, haz que se vea como si estuviera allí... otra
cosa. No, ella no... Ella estará conmigo". Dijo Tessa al fin, dándose cuenta de que estaba
confiando su vida a este joven con esta última afirmación. Alex no la decepcionó.

"Puedes contar conmigo, Nikki". Él respondió con sinceridad.

"Y, Alex. Te manejaste muy bien esta noche".

Alex apretó el botón del extremo en su teléfono celular y sonrió para sus adentros. Luego su
expresión se tornó preocupada. Esperaba que su mentor supiera lo que estaba haciendo. Un
hombre enroscándose con la hija del jefe era una cosa. Una lesbiana enroscándose con la hija
de Meridio es un juego que ni siquiera quería pensar. Sabía una cosa, sin embargo. Nikki
estaba con buen estado de ánimo cuando tenía alrededor a la pequeña rubia y la chica siempre
era agradable con Alex.

Se recostó en su silla y pensó en las últimas palabras de Nikki. Te manejaste muy bien esta
noche. Ella nunca le había dicho nada parecido. Sabía que no era de lo más inteligente que

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existía, pero sonaba bien escucharlo. Tal vez la hija de Meridio era justo lo que necesitaba la
Karê.

Tessa colgó la llamada y colocó el teléfono junto a su funda. Volviendo a hacer frente a la mujer
en las mantas, dejó que su mirada lentamente viajara por a lo largo del cuerpo de la mujer, con
sus ojos expresando puro deseo.

“Eres cruel”, dijo Tessa con una sonrisa.

“Bueno, parecía estar demasiado tiempo en el teléfono y que tenía que hacer algo" indicó
Casey hacia su cuerpo desnudo.

Tessa se situó en la esquina de la manta y comenzó a quitarse su propia ropa cuando el aliento
de Casey se detuvo de repente. La mujer de cabello oscuro se tomó su tiempo, eliminando
cada prenda de vestir con un movimiento deliberado y constante. Por último, de pie sobre la
joven, Tessa tuvo un pico excitación al sentir los ojos hambrientos de Casey consumiendo su
carne. La mujer alta se puso de rodillas y acomodó su cuerpo de modo que ella estaba de lado
de la pequeña rubia, imitando su pose.

"¿Ves algo que te gusta?" La Karê preguntó seductoramente.

"Absolutamente" respondió Casey, sin siquiera intentar disimular lo que querían sus ojos, que
viajaban a lo largo de la constitución muscular de la alta mujer.

“Entonces no digas que un Nikolaidis no está dispuesto a satisfacer a una mujer en cada uno
de sus deseos” respondió Tessa en una voz baja muy sensual, reposicionando su cuerpo hasta
que su largo se puso encima de Casey.

"Dios, Nikki, te siento tan bien". Casey gimió mientras su cuerpo se arqueó para presionar
contra la mujer de cabello oscuro.

Tessa apretó sus caderas en un tentador movimiento giratorio contra montículo de la pequeña
rubia, Casey instintivamente abrió más las piernas. La Karê gimió ante la sensación de placer y
luego lanzó un gruñido al sentir la humedad de la joven. Casey comenzó a retorcerse ante la
mera anticipación, emocionando con sus movimientos aún más a la mujer.

El pesado crucifijo de oro que Tessa llevaba alrededor de su cuello, comenzó a arrastrarse a lo
largo del cuerpo de la pequeña rubia cuando Tessa se alzó sobre sus manos, aún presionando
sus montículos juntos en un movimiento de pura burla. Casey se acercó y besó el crucifijo a la
ligera, moviéndose encantadoramente al colgar por la espalda de Tessa.

“¿No eres una buena chica católica?” bromeó la rubia.

Tessa recompensó al joven sonriente con una sonrisa encantadora propia.

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“Bueno, soy católica y soy una chica” Ella empezó, llegando a capturar los suaves labios
debajo de ella en un beso lleno de pasión ardiente. "Me puedes decir sobre lo buena por la
mañana".

Casey se echó a reír y la Karê empezó a mover su cuerpo hacia abajo figura tendida de la
mujer más pequeña. La pequeña rubia tenía un inquebrantable sentimiento de que no ningún
problema con eso.

Tessa se despertó justo cuando el cielo negro estaba aligerando a un tono de gris. El sol que
se elevaría en poco de tiempo, pero el reloj interno de la mujer le dio un codazo despertándola
a su hora habitual. Probablemente había estado dormida durante toda una hora, pero a pesar
de que se sentía agotada, su cuerpo nunca se sintió más vivo y feliz. ¿Tessa Nikolaidis, feliz?

Tessa sonrió abiertamente sus pensamientos, pero sabía que era verdad. Ella besó la parte
superior de la cabeza rubia despeinada que murmuró algo y se enterró a sí misma más
profundamente dentro de abrazo de la Karê. Tessa sabía que, por primera vez en mucho
tiempo se sentía feliz. Si alguien le hubiera dicho que dentro de una semana iba a caer tan duro
y tan rápido que ella se le hubiera reído en la cara o le ponía un puñetazo. Ella habría asumido
que se burlaban de ella. Sin duda, había pasado mucho tiempo en preparación, ¿no es así,
pequeña? Mucho más que una semana. ¿Realmente han pasado veinte años?

Ella se negó a permitirse pensar en lo la esperaba fuera de esta pequeña casa. Ella envolvió
ambos brazos apretado alrededor de la pequeña rubia y sólo quería sentir que esto era
correcto, aquí y ahora. Ella nunca pensó en sí misma como capaz de tener a alguien así, su
amor, no es el tipo de mujer que ella era. Sin embargo, aquí estaba Casey, acostada en sus
brazos después de la noche más increíble luego de hacer el amor, como prueba física. Es
cierto que la joven no sabía los detalles, pero Casey había adivinado y todavía estaba allí.

Yo realmente te amo Casey. Tessa se maldijo por no decirlo en voz alta. Casey se lo dijo a ella
muchas veces durante la noche, esas mismas palabras, pero aunque Tessa las sintió en su
corazón, no pudo encontrar la voz para decirlas en voz alta. Allí estaba ella, una mujer que
temía pocas cosas en la vida, sin embargo, no era lo suficientemente fuerte como para profesar
el sentimiento que nunca había compartido con nadie. Ella simplemente no era lo
suficientemente valiente para darle a Casey su corazón, cuando Tessa sabía que a pesar de
todo su amor y felicidad descansaban aquí en sus brazos, ella todavía tenía la obligación de
cumplir con lo que eventualmente podría causar que Casey la odiara. Tenía las cosas en
marcha mucho antes de que llegaras aquí y te plantaras en mi corazón, pequeña, cosas que
tengo que hacer hasta terminarlas.

"¿Casey?" Tessa la llamó en voz baja, tratando de despertar el cuerpo caliente en sus brazos.
"Vamos, cariño, es hora de despertar".

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"Oh, no", se quejó Casey. "No es posible que sea hora de despertar, todavía tengo sueño".

“Bueno, sacúdelo”, Tessa se rió entre dientes, "el sol saldrá en una hora o dos, y todavía
tenemos que recoger mi coche".

La mujer de cabello oscuro terminó la declaración, colocando sus dedos debajo de la barbilla
de la pequeña rubia e inclinando su rostro hacia arriba. Casey movió rápidamente sus manos a
través del sueño sobre su pelo y de repente se volvió auto consciente.

“Debo lucir como el infierno” Señaló con la barbilla todavía en el agarre suave de Tessa.

“Te ves absolutamente hermosa” respondió Tessa honestamente, dando un beso en los labios
sensuales de la mujer más pequeña.

Le tomó segundos a Casey profundizar el beso, con sus manos comenzando a vagar por el
cuerpo de la Karê. Tessa ahogó un gemido y rápidamente agarró asiendo las manos errantes
de la rubia.

"Oh no, no lo harás" Tessa se echó a reír.

“¿Qué, no tendré mi desayuno?” dijo Casey tímidamente mirando hacia arriba.

"Tuviste el equivalente a un mes de desayuno la noche anterior" respondió Tessa.

"Hey, ¿puedo evitar que sabor sea tan bueno?" susurró Casey, mordisqueando el lóbulo de la
mujer.

Tessa tuvo una oportunidad dando en el blanco a la derecha y empezó a hacerle cosquillas a la
pequeña mujer.

"Oh, Dios, no es justo". Casey se rió sin aliento. "Ahora tengo que ir al baño".

Tessa casi no podía parar de reír cuando ella se apartó de la joven. "La primera puerta a la
izquierda". Ella continuó riendo, señalando el corto pasillo.

Cuando Casey finalmente asomó la cabeza por el cuarto de baño parecía un poco confundida.

"Nikki, no hay demasiada electricidad aquí".

Tessa había mentido anteriormente con los ojos cerrados sobre las mantas, con sus manos
entrelazadas detrás de la cabeza. Sus párpados se abrieron de golpe y cuando ella se dio la
vuelta para encontrarse con los ojos de la joven, su rostro adquirió una expresión
decididamente avergonzada.

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"Uhm, ¿mentí?" ella sólo se encogió sin comprometerse demasiado.

"Tú", comenzó Casey, señalando con el dedo a la mujer de cabello oscuro, "bien... eres tan
malditamente adorable para gritarte en la mañana". Casey terminó regresando al cuarto de
baño.

La cara de Tessa relajó con una sonrisa llena de dientes mientras observaba la figura atractiva
desaparecer en el cuarto de baño y escuchaba el sonido de la ducha abierta. Ella se levantó y
fue a un pequeño armario y sacó algunas toallas de un estante. Entrando en la pequeña
habitación en la que vio cómo la joven pasaba un cepillo por el pelo corto y rubio.

“¿Quieres ser un amor y lavarme la espalda?” preguntó Casey, girando y deslizando sus
brazos alrededor de la cintura de la Karê.

Tessa levantó una ceja ante las tácticas de la joven, pero de repente el cuerpo caliente
presionado contra su piel desnuda se sentía demasiado delicioso como para rechazarlo.

"Bueno, supongo que será más rápido si nos duchamos juntas y estaremos haciendo nuestra
parte para conservar el agua".

"Mmm hmm," estuvo de acuerdo Casey. "Después de ti".

Tessa se metió en la bañera con patas fuera de moda, haciendo a un lado la cortina de la
ducha que corrió alrededor de la bañera de cerámica. Giró la boquilla hacia su cuerpo y dejó
escapar un rugido.

"¡Jesús, María y José!" Ella exclamó saltando de la bañera.

"¿Qué?" Casey cuestionada.

"Tiene que haber algo mal con el calentador de agua, esto está helado" ella respondió mientras
seguía temblando.

"Oh, eso. Bueno, yo sólo tenía el agua fría abierta" respondió Casey con total naturalidad. Ella
se agachó y giró el pomo agua caliente. "Creo que más o menos iguala el comentario de no
hay electricidad.

“Tú” murmuró Tessa, tirando el pequeño cuerpo contra ella. “Te devolveré eso, cariño”. Ella
sonrió maliciosamente. “Cuando menos te lo esperes”.

Se las arreglaron para lavarse un poco en medio de caricias y besos. A Casey se le estaba
haciendo difícil mantener las manos sobre sí misma y a Tessa se le hacía aún más difícil no
ceder ante los constantes avances de la joven. La Karê se debilitó, sin embargo, cuando la
pequeña rubia pasó la lengua por su pezón ya erecto de deseo.

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"Ca-ssan-dra" dijo Tessa arrastrando las palabras en un tono de advertencia.

Los perfectos dientes blancos de Casey mordieron suavemente en la piel endurecida.

"Oh, sí". Tessa no podía dejar de gemir, de pronto al ver que Casey estaba de rodillas, dejando
que su lengua se deslizara en la mata de pelo oscuro entre las piernas de la Karê.

“Oh, Dios, Casey". Tessa estaba gimiendo, inclinándose hacia adelante, por encima de la rubia
y colocando ambas palmas de las manos contra la pared de azulejos.

Ella involuntariamente abrió las piernas, pero sólo un poco, aun así, era suficiente para Casey
para aprovechase y enterrara su lengua profundamente en la dulce humedad de su pareja. Con
firmes trazos de su lengua, Casey sabía que podía llevar rápidamente a Tessa a un punto en
que la mujer de cabello oscuro rogaría que no se detenga. Tessa abrió las piernas sólo un poco
más al acercarse al lateral de la bañera pequeña. Ella movió la cabeza de la ducha quedando
señalando lejos de ellas y luego mostró unos pocos gemidos más sin aliento antes de Casey
levantara la cabeza de su tarea placentera.

"En realidad... no tenemos tiempo para esto..., bebé", jadeó Tessa.

Casey pasó la lengua en un movimiento más firme extra contra su amante, ahora palpitante
clítoris.

"¿Quieres que me detenga?" Ella se apresuró a preguntar.

"¡Oh, sí!" Tessa gimió de placer dirigido por la acción anterior de la joven, por lo que cuando
Casey se detuvo por completo, los ojos de Tessa se abrieron de golpe. "Yo... ¡yo quiero decir,
no!"

Casey lleva a cabo la misma rutina y se detuvo rápidamente. "¿Fue eso un no, quiero que
dejes o no, no quiero que dejes?"

"Es... yo... ¡oh, Dios!" Tessa sacudió la cabeza para tratar de aclararla con un poco de sentido.
Pensó que la razón por la que su cerebro se había negado funcionara fue porque toda su
sangre ahora se destinaba directamente a otras partes de su cuerpo.

"Yo... oh Dios, por favor... quiero decir... Oh Casey, sólo no dejes de hacérmelo" finalmente
espetó Tessa, con sus caderas empujando hacia adelante sin vergüenza.

Casey sonrió ante el entusiasmo de Tessa y colocó el pie de la mujer de pelo oscuro en el
borde de la bañera.

Abriendo las piernas, Tessa lanzó un gruñido que retumbó a través de su pecho cuando sintió

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la lengua insistente de Casey lamiendo su centro. Sus caderas empezaron a mecerse contra
los dedos de la joven, empujando dentro de ella, y ella puso su mano en la parte posterior de la
cabeza de la pequeña rubia.

"Por favor, bebé... fuerte".

Casey no estaba segura de sí la mujer morena quería que la chupara fuerte en el clítoris
hinchado que tenía en la boca o si quería un movimiento más fuerte de sus dedos. Ella decidió
hacer las dos cosas y la combinación disparó en Tessa un orgasmo que la dejó con el cuerpo
tembloroso y sus piernas sin poder sostener su propio peso por más tiempo. Se sentó en el
borde de la bañera y Casey la sostuvo en sus brazos.

"Oh, yo te devolveré uno también, pequeña".

"Estoy contando con eso" bromeó Casey.

Vestida y lista para salir el sol comenzaba a asomarse sobre las colinas del este. Tessa se
abrazó a la pequeña mujer y la besó tiernamente.

"Tienes que recordar, mi corazón, que cuando salgamos de esta casa no podemos ser
amantes" le susurró Tessa.

Casey levantó la cabeza, con una expresión de asombro en su rostro.

“Eso no sonó bien” Tessa sonrió. "Quiero decir, que con el resto del mundo no podemos
parecemos ser amantes".

"Eso me hace sentir un poco mejor. ¿Hasta cuándo, Nikki? ¿Tendremos siempre tiene que vivir
de esta manera?"

"No, amor, no va a ser siempre así, te lo prometo. Es sólo que... bueno, hay cosas que yo..."

"Lo sé. Cosas que no puedes hablar, ¿no?" Casey miró con amor irradiando desde las
profundidades del mar verde de sus ojos.

Tessa asintió y tiró a la pequeña mujer con fuerza a su cuerpo, disfrutando de la textura sedosa
del pelo dorado contra su mejilla. Ella no quería que Casey viera su rostro, pero lo más
importante es que ella no quería tener que mirar a los ojos de Cassandra. Ella sostuvo la mujer
más pequeña dentro de musculosos brazos y dijo dos oraciones rápidas. Una, para que Casey
algún día la perdonara por lo que tenía que hacer, y dos, una oración de gracias por este
sentimiento de amor, no importaba el tiempo que debía durar.

“Desearía saber qué fue” dijo Tessa.

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Casey se apartó para mirar a los ojos azules que brillaban con el cuidado y el deseo. "¿Qué fue
que?"

“La única cosa que hice bien para tenerte”.

Compartieron un beso que tenía en partes iguales devoción y desesperación. Tessa abrió la
puerta y, respirando hondo, Casey cruzó el umbral para convertirse en la hija de Meridio una
vez más.

Las cosas no podían haber ido mejor si las hubieran previsto así, justo en el punto en que
Casey estaba en cerca del cuarto escalón dirigiéndose a su habitación fue cuando la puerta del
despacho de su padre abrió. La rubia entró en pánico por un segundo y se agarró al pasamano
de miedo. Ella estaba demasiado lejos de la parte superior para correr por ella, así que ella hizo
lo único que podía pensar. Dando una vuelta rápida antes de que cayera al último escalón
cuando Andreas Meridio apareció a la vista.

"Buenos días, Pappa. ¿Tuviste una noche agradable?" Ella dijo alegremente.

"Bien, bien, estoy sorprendido de verte fuera de la cama tan temprano esta mañana. Me alegro,
sin embargo. Tengo algunos socios de negocios en la isla y que tienen una afición por la
carrera de obstáculos. Quiero que desayunes y te pongas tu equipo de montar. Necesito tu
ayuda para impresionar a los hombres. ¿Katalavaynés, Máhtia Mou? "

"Por supuesto, Pappa, me encantaría" dijo Casey con una sonrisa brillante que cambió a una
mueca en cuanto su padre se perdió de vista. Dios mío, esto va a ser el día más largo de mi
vida.

"Buenos días, señorita" dijo Olympia cuando Casey entró en la koozéna.

"Buenos días, Olympia. Necesito un poco de su café griego más fuerte".

"Que sean dos". La voz de Tessa sorprendió a ambas mujeres.

"Eso es bastante fácil" respondió la mujer y volvió a la cocina.

Tessa se apoyó en el mostrador al lado de Casey, y escaneando rápidamente el área, se llevó


el dedo índice a los labios de la joven, con la pequeña rubia besando el mismo. La Karê sacó
rápidamente su dedo a la distancia, pero no antes de Olympia se girara hacia ellas, con dos
cafés en la mano.

La mujer miró fijamente a las dos jóvenes y negó lentamente con la cabeza.

"Sólo espero que ustedes dos sepan lo que están haciendo". Dijo, en su mayoría a sí misma,

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ya que ni Tessa ni Casey elevarían sus ojos.

"Tengo que ir a trabajar. Diviértete durmiendo todo el día". Ella le susurró a Casey mientras
salía con su taza de café, actuando como si no hubiera oído la cocinera.

"Oh, ¿no lo has oído? Tengo que entretener a los amigos de mi padre en la pista de carrera de
obstáculos hoy". Dijo Casey con voz cansada.

"¿No estás un poco inestable para saltar hoy?" Tessa preguntó con preocupación.

"Voy a estar bien" respondió Casey, con la esperanza de que ella no se cayera dormida en la
silla en cualquier momento durante el día.

"Tessa, adelante" dijo Meridio.

Tessa se quedó en la entrada, sin entrar derecho, como todas las mañanas durante los últimos
cinco años. El decoro así lo dictaba y la Karê no era romper demasiado la tradición griega.

Tessa apenas había tomado su asiento y un sorbo de su café antes de Meridio colocara una
carpeta de manila en frente de ella. Al abrir la carpeta, miró a la cara de un hombre que le
resultaba vagamente familiar, pero al que nunca había conocido.

"¿Lo conoces?" preguntó Meridio.

"No sé de él. He oído cosas... todo malo. ¿Por qué?"

"Él es nuestra nueva conexión. Nuestros amigos al otro lado del agua están sacudiendo un
poco su infraestructura organizativa. Él será el hombre con el que trataremos de ahora en
adelante".

“Encantador” Tessa exclamó, cerrando la carpeta.

"Los he invitado a almorzar y para las carreras de caballos. Él tiene una afición por la carrera
de obstáculos y los buenos caballos. Podemos hacerle un regalo de una de nuestras buenas
yeguas. Pasaré un tiempo con un hombre así. Yo quiero que vengas por razones obvias, pero
Cassandra va a estar ahí y no quiero que ninguno de sus hombres piense que viene como
parte de la donación. Quiero dejar muy claro que ella es mi hija, ¿Katalavaynés?"

"Absolutamente". Tessa compartió su habitual sonrisa serpentina con su empleador. "Confía en


mí, si alguno de esos hombres pone una mano en su hija, será un día muy triste para sus
padres".

Meridio se levantó y puso una mano en el hombro de la Karê. "Buena mujer, sé que puedo

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contar contigo para quedarte con Cassandra cada minuto, Tessa".

"Puede contar conmigo, señor Meridio". La mujer de cabello oscuro sonrió una vez que estuvo
de espaldas a su empleador.

Casey cerró la puerta de su habitación y comenzó a quitarse la ropa que aún llevaba desde la
noche anterior. Cruzó la habitación y tiró las prendas en una gran canasta de lavandería de
mimbre. Ella entró en el vestidor para encontrar sus pantalones de montar y un polo de color
verde pálido, junto con recién pulidas botas colgando justo en frente de ella. Esa Olympia es
tan condenadamente rápida, qué haría yo sin ella.

Volviendo al vestidor le pareció oír un leve chasquido en su dormitorio. Al salir del armario se
dio cuenta de que una brisa soplaba desde la puerta del balcón, que estaba entreabierta. Es
gracioso, yo ni siquiera recuerdo haber abierto las puertas. Ella puso su ropa sobre la silla
valet cerca de la cómoda y se dirigió a cerrar las puertas.

Rápidamente, una mano cubrió la boca de la mujer y con un cuerpo caliente apretado contra su
carne desnuda por detrás. Casey reconoció la colonia de inmediato.

"Te dije que sería cuando menos lo esperabas, ¿verdad, pequeña?"

La mano se deslizó de su boca y comenzó una exploración posesiva de la parte frontal del
cuerpo de la pequeña rubia, con un profundo gemido vibrando en su oído.

“¡Bien, Dios, Nikki! Me diste un susto infernal”. Casey no estaba segura de si era el miedo o el
deseo que hacían que tuviera la respiración muy fuerte.

"Creo que debería obtener puntos por tener una sincronización impecable" respondió la mujer
alta, señalando el cuerpo desnudo envuelto en su fuerte abrazo. Con un brazo cerrado
alrededor de la cintura de la rubia y el otro con valentía acariciando un camino que comenzó a
encender las llamas de la pasión entre las mujeres.

Tessa dejó que sus dedos correr a lo largo de los definidos músculos en el abdomen de su
amante, permitiéndose llegar la parte inferior ahuecada de un pecho firme. Ella metió la mano y
dejó que el sabor de sus labios y lengua en la piel suave del cuello de la pequeña rubia,
moviéndose hacia arriba para captar el lóbulo de la delicada oreja en sus perfectos dientes
blancos. Dejó que su lengua arremolinara sobre el pequeño pedazo de carne en su boca,
mientras que al mismo tiempo permitió que el pulgar perezosamente golpeara un pezón
apretando rápidamente. Casey se quejó en voz alta en el exquisito tacto, arqueando la espalda
por las caricias de la Karê, tratando de presionar su carne dura contra las manos de la mujer.

"Shhh", le susurró Tessa en el oído de la pequeña rubia. "Si haces ruido, voy a tener que
parar". Continuó con voz baja.

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Casey no sabía si su amante estaba tratando de advertirla o amenazarla. Ella sabía que no
había manera de que ella pudiera arriesgarse a que la mujer de cabello oscuro se detenga en
este punto.

"No quiero escuchar un sonido, ni un quejido o un gemido". Dijo Tessa burlonamente. Tessa
sonrió al sentir el flujo de frustración por el cuerpo de la pequeña rubia.

Levantó ambas manos y empezó a amasar los firmes montículos de carne en cada mano,
agarrando las puntas de color rosa y haciéndola rodar entre el pulgar y el índice. Casey sufrió
la lenta tortura, mientras sus propias manos se acercaron a la parte superior de Tessa,
presionando las manos más grandes bajo la de ella en contra de su firmeza.

"¿Es esto lo que quieres, bebé?" Tessa detuvo sus besos momentáneamente para susurrar al
oído de Casey, mientras la pellizcaba y tiró de las puntas endurecidas de piel con un tacto más
áspero.

Casey asintió vigorosamente y Tessa sonrió ante el intento silencioso de la pequeña rubia. La
mujer de cabello oscuro deslizó sus manos hacia abajo y través suave y temblorosa carne, que
se agitó cuando las palmas de sus manos calientes rozaron la parte inferior, atravesando la luz
hacia abajo de su abdomen. Ambas manos arremolinaban sus dedos en los rizos de colores
rubios, burlándose de la cálida humedad inferior, sólo para cambiar repentinamente de
dirección y rozar los rizos una vez más.

Casey se esforzaba por no hacer ningún ruido en lo absoluto. Ella sabía que tendría que
tranquilizarse teniendo en cuenta en el lugar en el que estaban, pero también se le ocurrió que
tenía un poco de juego de poder de Tessa. En el fondo se trataba de un modo para que la Karê
hiciera valer su dominio y, aunque la pequeña rubia odiaba admitirlo, incluso a sí misma, ésto la
emocionaba. Tessa era una mujer de palabra y Casey no estaría en absoluto sorprendida si su
amante se alejaba sólo para dejarla deseando más. Este hecho, el no saber si la mujer de
cabello oscuro la liberaría o no, excitaba a Casey de una manera que nunca había sentido
antes.

Tessa deslizó los dedos de ambas manos hasta el fondo en el nido de rizos rubios, incapaz de
contener un gemido de sí misma por la humedad de su amante.

"Oh Dios, bebé... te sientes tan bien".

Tessa sintió que las piernas de Casey comenzaban a temblar débilmente y no creía que la
pequeña mujer durará mucho más.

"Ponte de rodillas, en el suelo." Ella mandó.

Fue una buena idea. Justo cuando la Karê le ordenó arrodillarse, Casey sintió que sus rodillas

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se doblaban. Ella se hundió en el suelo, su amante de rodillas detrás de ella. Tessa se sentó
sobre sus talones y empujó el cuerpo más pequeño para que se apoyara contra ella. Casey
giró la cabeza y estiró la mano para agarrar un puñado de cabello negro. No necesitaba
demasiado esfuerzo para presionar un poco más los dispuestos labios de la Karê en los suyos.

La boca de Tessa tragó cualquier ruido que la pequeña rubia hizo, la mujer de cabello oscuro
continuó trazando los sedosos pliegues húmedos de su pareja. Con una mano atizando el
palpitante clítoris, la otra posicionó dos dedos en la entrada y presionó contra su sexo de
manera burlona. Casey finalmente rompió el beso de sus labios, jadeando, con los ojos
cerrados, ella apoyó la cabeza en los hombros de su amante.

“Oh por favor, Nikki” murmuró Casey.

“¿Por favor que?” preguntó Tessa, sabiendo muy bien lo que la rubia deseaba. El centro de la
Karê comenzó a palpitar dolorosamente ante la lenta y cuidadosa seducción y se puso a
balancear sus propias caderas contra el trasero de su amante.

"Por favor... quiero sentirte dentro de mí".

"¿Mmm, dentro de ti? ¿Por qué, bebé?" instó Tessa.

Casey apenas podía pensar considerando el hecho de que todas las células cerebrales y
sinapsis nerviosas en el momento actual se disparaban entre sus piernas. Ella comprendió
completamente lo que su amante quería oír. Querido Dios, Nikki, ¿sabes lo difícil que es darle
todo a una persona?

“Porque se siente tan bien cuando me llenas”, Casey volvió la cabeza y una vez más capturó
los labios de su amante. Apartándose de recuperar el aliento, continuó. "Por favor, Nikki... te lo
ruego... por favor, cógeme3”.

Tessa tomó la boca de la mujer, con su lengua explorando ávidamente aun cuando el empuje
de sus propias caderas se hizo más fuerte.

"Esa fue una buena respuesta, bebé. Porque tú lo pediste tan agradablemente y porque te ves
tan malditamente caliente rogándome así..."

Tessa apretó dos dedos dentro de la mujer más pequeña y sintió las caderas de Casey
instantáneamente empujándose a sí mismas con fuerza hacia los dedos. Ella seguía
acariciando la dura protuberancia de carne con una mano mientras que coincida con el ritmo de
las caderas de su amante con la otra. Tessa empezó a sentir su propio clímax corriendo sobre
ella y lo sujetó por el mayor tiempo que pudo, pero la sensación de excitación de esta mujer
estaba teniendo un intenso efecto en su cuerpo.

3
“Cógeme” modismo de relación sexual, no de “tomar”.

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“Oh, Casey”. Gimió la mujer de cabello oscuro, sintiendo que su cuerpo comenzaba a liberarse
del estremecimiento de su cuerpo.

"Nikki..." Casey se enterró llorando sin aliento contra la piel caliente del cuerpo de la Karê.

La mano de Casey bloqueó la muñeca de Tessa fuertemente y la Karê detuvo su movimiento,


sintiendo los espasmos en los músculos interiores de su amante, y luego presionando
fuertemente alrededor de sus dedos. Era como si hubiera una conexión entre la mano de
Tessa, dentro de la pequeña rubia, y su propia ingle. Sintiendo el revoloteo de las paredes
interiores de Casey contra su propia mano, prolongando la liberación fluyendo a través de su
propio cuerpo.

"¡Théh Mou!" Ambas mujeres suspiraron al mismo tiempo.

“Yo usualmente no... por lo general... gracias a Dios por el post sexo” jadeó Casey, “pero... eso
fue... increíble”.

“Te ves muy linda así”, Tessa besó la nariz de la pequeña rubia mientras se paraba y
abrochaba sus pantalones de montar ceñidos en la cintura.

“Entre tú y yo los odio, prefiero montar en jeans y Tony Lama4”.

“Tú y tus malos hábitos norteamericanos”. Tessa cruzó sus brazos sobre el pecho.

Casey se pasó las palmas de las manos a través de los largos muslos de sus pantalones de
montar, entonces dio un paso hacia delante y deslizó sus brazos a través de la cintura de la
alta mujer.

“Te amo, Nikki”. Dijo Casey en voz baja, llegando a colocar un tierno beso en los labios de la
sorprendida mujer.

“Yo… Casey… Yo no…” Tartamudeó inusualmente Tessa, sin saber cómo reaccionar ante las
palabras de su amante. Oh Casey, si lo siento ¿por qué no puedo decirlo?

Casey detuvo a la mujer de cabello oscuro, colocando sus dedos sobre los suaves labios que
recién había besado.

“Lo sé. Sé lo difícil que es para tí, amor. No tienes que decir nada en absoluto, puedo sentir lo
que hay aquí”, concluyó colocando una mano en el corazón de Tessa y siendo recompensada
por la alta mujer con una sonrisa tan brillante como el sol.

4
Tony Lama es una marca de botas con estilo texano.

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Tessa no dudó y empujó a la pequeña mujer hacia ella, abrazándola con fuerza.

“Verdaderamente eres un regalo para mí, pequeña”. Ella susurró, tratando de contener las
lágrimas que la quemaban en la parte posterior de sus ojos.

“Muhammad Bin Yamen, por favor permítame presentarle a mi hija, Cassandra Meridio. Ella es
una excelente jinete y le demostrará cuán buena es la carne de caballo aquí en Mykonos”.
Andreas Meridio parecía un poco nervioso cuando hizo las presentaciones.

Yamen y sus secuaces fueron muy amables al conocer a Casey. A sus ojos, ella era una mujer
y era vista como si fuera nada, pero ellos habían aprendido a convivir con los modales de otros
países y con las mujeres que habían obtenido cierta posición. La alta y de apariencia
amazónica mujer que los observaba les preocupaba sin embargo.

“Y, ésta es Tessa Nikolaidis, mi Karê”, finalizó Meridio.

Los visitantes libios no hicieron ningún intento de estrechar la mano de la Karê, pero Tessa
nunca retrocedió o giró sus ojos hacia las obstinadas miradas. Ella casualmente cruzó sus
brazos sobre el pecho y miró hacia atrás, con un permanente ceño fruncido en su rostro. Ella
estaba muy acostumbrada a este tipo de situaciones, hombres del Viejo Mundo que se sentían
ofendidos ante la idea de trabajar con una mujer. Como retribución, Tessa simplemente se
enderezaba en toda su estatura, un metro ochenta y ocho con sus botas de montar y miraba
hacia abajo, a los hombres más pequeños. Ellos siempre odiaban eso y la mujer de cabello
oscuro apenas podía contener su alegría al ver a alguno de ellos enderezarse para tratar de
igualar su altura.

Casey les dio a los hombres un recorrido por las caballerizas de la familia, brindándoles más
información de la que probablemente querían saber sobre los caballos y la forma en la que
habían sido entrenados para las carreras de obstáculos. Tessa se quedó atrás y no sólo
mantenía un ojo protector sobre la pequeña rubia, también sobre su nuevo adversario, Yamen.
La mujer de cabello oscuro escuchó como Casey hablaba y se sorprendió una vez más por su
nueva amante. Ella sabe casi tanto de caballos como lo hace de las aceitunas. ¿Por qué
demonios desentierra esas cosas muertas de su vida?

Ellos tomaron un pequeño descanso para almorzar, tras que Olympia preparara un verdadero
festín en el patio. Meridio y Tessa se sentaron con Yamen, el resto de los hombres en otra
mesa, mientras Casey fue relegada a almorzar en la cocina con Olympia. Bajo otras
circunstancias, Casey podría haberse sentido ofendida y probablemente habría tratado de
hacer algo para demostrar esa actitud. Hoy a ella no le importaba en lo más mínimo. No le
gustaba la forma en que esos hombres la miraban. La mitad de ellos, incluyendo a su líder, la
miraban por encima de sus hombros como si ella no fuese más que un mueble fino o una
alfombra bajo sus pies. La otra mitad, la miraban de reojo cuando creían que nadie los estaba

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observando. Sin embargo, Tessa siempre estaba vigilando y ella se conformaba con este
hecho.

Caía la tarde y la falta de sueño de Casey por la noche anterior conjuntamente con el gran
almuerzo que disfrutaba, mantenía a la pequeña rubia bostezando profundamente mientras
apretaba la gran correa del bayo castrado. El caballo parecía un gran rascacielos cuando la
pequeña mujer estaba de pie junto a él. Ella tiró un par de guantes de cuero ajustados.
Ajustando el casco en su cabeza, ella tomó las riendas en sus propias manos y aceptó un pie
sobre la mano estable. El caballo parecía asustadizo y Tessa notó los músculos destacándose
en los brazos de Casey, flexionando fuertemente los bíceps de los delgados brazos de la mujer
cuando ella trataba de controlar al animal. Finalmente la voluntad y mano firme de Casey
convencieron al animal que aceptara la broca y éste negó con la cabeza, aguardando
pacientemente.

La Karê quedó impresionada de la maestría de su amante sobre la gran bestia, pero ella no
pudo dejar de notar el gran bostezo que Casey dejó escapar. Ella caminó cerca, luciendo la
preocupación escrita en sus rasgos.

“¿Estás segura que estás lista para esto?” preguntó Tessa.

“Claro, sólo despiértame cuando todo haya terminado”. La pequeña rubia la observó
inexpresiva mientras se ajustaba los lentes sobre los ojos.

“Case”, Tessa bajó el tono de voz para que sólo la pequeña rubia pudiera oírla. “¿Estás
segura? Podrías romperte la espalda si te caes. Sólo quiero asegurarme que estés
completamente alerta”.

Casey no pudo evitar que una sonrisa encontrara camino en su cara. “Sí, Karê, voy a estar
bien. No te preocupes ¿Okay?”

Tessa le dio una sonrisa ante eso y suavemente golpeó la grupa del caballo para llevarlo hacia
delante.

Casey miró por el rabillo del ojo mientras los espectadores subían a las gradas especiales y
sacaban sus binoculares. La carrera de obstáculos de ningún modo era un terreno llano. La
residencia de Meridio contaba con una pista de cross-country de cinco kilómetros, pero Casey
sólo utilizaría la mitad que quedaba a la vista de los espectadores. El caballo era Mávro To
Vounó, Montaña Negra, y ella lo montaría alrededor de cada uno de los saltos, dándole al
caballo un vistazo de cada una de las vallas.

Tessa asintió con una mano estable mientras que Casey todavía calentaba al animal, la Karê
tomó las riendas de un caballo blanco que ellos llamaban Flash. Él era el más rápido del
establo y Tessa simplemente quería estar preparada por si algo se saliera de curso. Oír que la
mujer que amaba le decía que estaba todo bien y creerlo eran dos cosas distintas, y a Tessa

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no le gustaba la sensación de cosquilleo en las entrañas que le advertían sobre problemas.

Casey era una jinete sumamente ligera y ella se sentaba de manera uniforme en la silla. La
mayoría de los otros jinetes „de salto‟ con los que había competido eran mucho más grandes de
lo que ella era, en el rango de los 63 kilos. Esto hacía que necesitaran tomar mucha velocidad
para ganar una carrera de obstáculos, y también necesitaba de demasiado músculo. Ella daba
unos pequeños saltos de práctica, un seto cuadrado de no más de un metro de altura,
finalmente probó la fuerza del caballo castrado en una cerca de un metro veinte. La pequeña
rubia disfrutaba teniendo un gran campo abierto para recorrer ya que generalmente en una
carrera de obstáculos estaría compitiendo por una posición con una cuarentena de otros
competidores. El sonido de los cascos de los caballos que la rodeaban resonaban como un
trueno dentro del cerebro, el barro y los hoyos de tierra volaban a su cara y cuerpo.

El gran castrado era un caballo de salto, grande y fuerte. Fue entrenado para los obstáculos y
no sabía hacer nada más en su vida, pero corría fuertemente y elevaba su cuerpo de modo que
parecía que flotaba en el aire durante unos preciosos instantes. Él era más grande que la
mayoría de pura sangre de obstáculos. El fuerte animal hacía que todo pareciera fácil. Él
disfrutaba de la ligereza de la pequeña jinete y la forma en la que ella no apretaba nuevamente
su broca. Él podía sentir la excitación comenzando a fluir como si fueran olas de un amante en
su espalda y lo comenzó a contagiar mientras corría y flexionaba orgullosamente sus músculos.
El animal no tenía forma de saber que se trataba de la oleada de adrenalina que Casey
siempre sentía cuando comenzaba a volar alrededor de la pista de obstáculos.

Ella había hecho tres cuartas partes del recorrido de su carrera cuando vio el gran salto central
que venía. Era una valla de madera de un metro y medio de moda luego de la Copa de Caza
de Maryland. Ellos acababan de ajustarla en su recorrido y Casey sintió su visión borrosa. La
retrospectiva le dijo que ella sólo debía dejarla pasar y que el animal que estaba bajo de ella
hiciera lo suyo, pero no siendo capaz de ver claramente, ella se asustó y en ese momento de
distracción tiró de las riendas del caballo. El gran animal sintió el tirón de la broca contra sus
dientes traseros e inmediatamente se clavó en sus talones. Casey se percató que ella estaba
en el medio del aire habiendo sido lanzada desde la espalda del animal de gran tamaño, que
probablemente no era la cosa más inteligente que hubiera hecho.

Tessa saltó sobre el lomo del caballo blanco sin que sus pies siquiera tocaran los estribos. Ella
corrió por la pista a toda velocidad, volando más fácilmente de lo que Casey acababa de hacer.
La pequeña rubia caía sobre su espalda y se preguntaba por qué no podía respirar. Ella se giró
sobre sí y a lo lejos vio a Flash tomar los saltos incluso más rápido de lo que Casey pensó que
sería capaz, y pensó en sí misma como bonita sobre los jinetes promedios. A horcajadas sobre
el caballo blanco estaba Tessa, con su pelo negro volando alrededor de ella, con una expresión
de miedo grabada en su bronceado rostro.

“Mi caballero en su caballo blanco” logró jadear sin aliento Casey cuando Flash se detuvo y
Tessa saltó de su espalda.

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“Casey, cariño, ¿estás bien? ¿Dónde te duele?”

“Yo… podría decirte… ¡si pudiera respirar!” jadeó Casey con irritación.

Intentó incorporarse y Tessa dejó escapar un suspiro de alivio, dándose cuenta de que ella
podía moverse.

“Parece que el viento te golpeó eso es todo, ven, vamos a ponerte de pie” respondió Tessa y
rápidamente puso a la pequeña rubia de pie.

La mujer de cabello oscuro presionó la palma de su mano sobre el diafragma de la pequeña


mujer. “Respira tan profundamente como te sea posible” indicó Tessa.

Casey trató de tomar una respiración profunda y simplemente se quedó sin aliento.

“De nuevo”, dijo Tessa.

La pequeña rubia lo intentó nuevamente como Tessa presionó más fuerte su mano contra su
vientre, ella pudo sentir cómo la tensión se aflojaba. Poco a poco, el espasmo finalizó y Casey
estaba respirando normalmente. En ese momento, su padre y los visitantes estaban llegando al
lugar de su humillación.

"Cassandra" Andreas Meridio tuvo a su hija en sus brazos y se apartó para mirarla. “¿Te
rompiste algo?”

"Sólo mi orgullo, Pappa” dijo ella con vergüenza, frotando su adolorida espalda.

“Ella está bien. Es resistente, Señor Meridio. Sólo fue noqueada por el viento” explicó Tessa.

Yamen se rió en voz alta. “Tal vez debería haber tenido hijos, ¿eh Meridio?”

El libio abofeteó la espalda de Meridio como si hubiese sido una amable broma y el padre de
Casey no tuvo otra opción que tomarlo de esa forma o arriesgarse a ofender a sus huéspedes.
Tessa vio directamente a través de las palabras del oscuro hombre. Él había estado esperando
durante todo el día para poder encontrar algo que pudiera usar a su favor para acariciar su ego,
eso era todo.

Casey asintió.

“No tienes que hacer nada más que volver. No” le advirtió Tessa a la mujer más pequeña
“tomes más saltos. Es un largo recorrido si no dejas que vean tu interior, es el modo de ganar”.

Casey entendía que ellas eran mujeres, y por ello le dio una pequeña sonrisa y metió su pie
izquierdo en las manos unidas de Tessa, colocándose una vez más en la espalda del caballo

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castrado.

Meridio se giró y vio a su hija montando nuevamente.

“¿Qué diablos está haciendo ella?”

“No hay problema” respondió la Karê con brusquedad, lo bastante alto para que Yamen y sus
payasos la oyeran. “Ella ya se sacudió, está bien”.

Tessa vio como Casey montó el caballo en dirección a los establos. De repente, la pequeña
rubia giró el caballo y comenzó a ganar velocidad. Incluso a la distancia la mujer de cabello
oscuro podía ver la salvaje mirada de determinación en el rostro de la joven mientras aceleraba
hacia el salto de metro y medio. El caballo y la jinete se elevaron a través de la valla con al
menos a quince centímetros de sobra. Casey llevó al gran castrado a lo largo del resto de la
pista, trotando hacia atrás y tirando hacia arriba frente al grupo.

“No fue nada” sonrió Casey.

“Impresionante” tuvo que admitir Yamen antes de que él se diera la vuelta.

Los hombres se alejaron y Meridio se giró hacia Tessa “Ve que ella llegue a casa, veré que
nuestros huéspedes encuentren el camino”.

Meridio se fue y Tessa miró hacia arriba levantando una ceja a la pequeña rubia “Sigues tan
bien las indicaciones”.

“Lo siento, pero no pude evitarlo” se disculpó Casey.

Tessa trató de parecer enfadada pero ella no podía mantener la expresión que tenía. La joven
encima del caballo parecía tan arrepentida que la Karê no pudo evitar sonreír a sí misma.

“¡Hey, carrera de vuelta al granero!”, Casey se quitó antes de que Tessa supiera lo que estaba
pasando.

No pasó mucho tiempo para que la mujer de cabello oscuro saltara en la silla de montar y fuera
hasta la rubia y el caballo bayo. Una vez que superó a Casey, ella arremetió hacia adelante
volando sobre las vallas como si no estuvieran ahí. Casey quedó fascinada y tiró de Mávro a
medio galope. El caballo blanco y la mujer de cabello oscuro se movían como si fueran un solo
animal, con absoluta fluidez y fuerza. Finalmente Tessa se dio cuenta de que estaba sola y
empujó al caballo a detenerse, esperando a que Casey la alcance.

“¿Qué sucede?” cuestionó Tessa.

“Tuve que detenerme y mirar, era… era como… mágico” vaciló Casey, tratando de explicarlo.

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Casey vio un rubor subiendo lentamente sobre el rostro de la Karê.

“¿En qué lugar aprendiste a montar de esa manera?”

“Mi padre me enseñó cuando era pequeña” respondió Tessa, sintiendo el calor de su cara. No
estaba acostumbrada a que le den un cumplido, aunque proviniera de su nueva amante.

“Entonces tengo que conocerlo, porque ciertamente amaría poder saltar de esa forma”.

La cara de Tessa inmediatamente se petrificó, los duros bordes de su boca se profundizaron en


una pequeña mueca. “Él está muerto” dijo ella de repente, girando su caballo a la distancia e
impulsándolo hacia el establo, dejando a Casey en el centro del campo.

La joven se maldijo por haber hablado sin pensar. ¡Genial Case! Tu segunda estúpida jugada
del día. ¿Cómo iba a saber que estaba muerto?

“Olympia, ¿viste a Tessa venir por aquí?”

“Sí señorita. La vi alrededor de la casa de huéspedes hace unos momentos”.

La pequeña rubia se encontraba en la puerta de la casa de Tessa, golpeando como si fuera


una extraña. Ella sabía que la mujer de cabello oscuro estaba allí porque podía escuchar los
acordes de La Bohème de Puccini bastantes altos. Tocó la puerta y llamó a Tessa por su
nombre, pero la Karê no contestaba.

“¡Bien!” Casey se marchó con una pequeña cojera por su dolor en la espalda que no mejoraba
con el paso del tiempo.

Tessa no podía abrir la puerta, no en el estado en el que se encontraba. Había estado como si
una represa fuera rota y abierta y apenas tuvo tiempo de llegar a la casa de huéspedes. Un
pensamiento sobre su padre mientras observaba los ojos de Casey había sido suficiente para
abrir un torrente de emociones que Tessa había logrado mantener bajo un estricto control por
tanto tiempo. Se sentó en el suelo junto al sofá, con los brazos envueltos alrededor de sus
piernas que estaban firmemente clavadas contra su pecho. Ella sollozó como si su corazón se
rompiera. Ella no podía detenerse así que simplemente se limitó a poner la música más fuerte
para cubrir sus llantos.

Ella deseaba tanto simplemente poder abrir la puerta y dejar que Casey entrara. Ella quería
sentir los brazos de su amante alrededor, tranquilizándola con su suave tacto y sus palabras de
amor. Sin embargo, no podía permitir que Casey viera así. En ese estado, Tessa sabía que
podría decir mucho. Le diría todo a la pequeña rubia y cuando lo hiciera, la capacidad de
amarla de la pequeña rubia se congelaría.

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“Sólo ponte en la mesa en cualquier lugar” dijo Casey con una ligera mueca de dolor
intermitente en su rostro.

La masajista era una joven de unos veinte años, bonita y de aspecto atlético. Usualmente
Casey se hubiera dado cuenta de algo así, pero entre el dolor de su espalda, sus
preocupaciones y la ira referente a Tessa ella se encontraba ajena. La pequeña rubia regresó
del cuarto de baño con una sábana envuelta alrededor de ella. Esta vez se dio cuenta que los
ojos de la joven se fijaron en su figura. La mirada subrepticia no pasó desapercibida por la
pequeña rubia.

Un golpe en la puerta llamó su atención justo a tiempo.

"Adelante".

La puerta se abrió y la figura oscura de Tessa enmarcó en su contorno, observando el atuendo


de Casey y la masajista con una ceja levantada. Casey tuvo la repentina necesidad de
explicarse, sobre todo cuando la ceja de Tessa continuó en un alto arco bajo su flequillo ébano.

“Me está por dar un masaje”. Casey no podía entender por qué su respuesta fue tan débil.

Tessa sacó su billetera y se coloca una generosa cantidad de dinero en la mano de la joven.

“Empaca tus cosas y vete” ordenó Tessa.

La joven no dudó un instante, empezó a recoger sus cosas para irse.

“¡Espera un minuto! Este es mi cuarto. ¡Quédate!” señaló Casey a la mujer que se pusiera en la
mesa otra vez, mirando entre las dos mujeres.

“¡Retírate!” dijo entre dientes Tessa.

“¡Quédate!” repitió Casey.

La joven casi se encontraba en un ataque en ese momento viendo a la Karê y a la pequeña


rubia mirándose mutuamente. “Por favor, señorita” le rogó la chica a Casey.

“¡Espero que estés contenta, has asustado como el infierno a esa pobre chica!” Casey estaba
furiosa.

“¡Adiós!” gruñó Tessa con una voz ominosamente baja.

La chica sabía que ahora sí estaba perdida. Ella recogió el resto de sus cosas y salió corriendo

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por la puerta abierta, cuando Tessa cerró con llave tras ella.

Casey estaba echando humo por la intrusión de la Karê, sobre todo porque la trató como una
niña otra vez delante de otra persona. Le dio la espalda a la mujer de cabello oscuro y se
quedó allí sintiendo la sangre que fluía caliente por sus venas. No pasó mucho tiempo antes de
sentir la presencia de Tessa cercanamente detrás de ella. La mujer alta y colocó las manos en
los brazos de Casey y la empujó cerca.

“No me toques”. Casey trató de hacer que suene como lo decía en serio, pero la verdad era
que ella estaba desesperada por sentir los brazos de Tessa a su alrededor.

La Karê profundizó su abrazo, acompañando a la mujer más pequeña dentro de sus brazos.

"Lo siento, Casey. No quería herir tus sentimientos" dijo Tessa en voz tan baja que era casi un
susurro.

La pequeña rubia se giró en el abrazo. Mirando hacia arriba en la cara de la mujer arrepentida,
Casey vio que los ojos de Tessa estaban rojos e hinchados y se dio cuenta de que había
estado llorando. Oh Dios, es por eso que ella no respondió a la puerta.

“¿Soy la responsable de esto?” Los dedos de Casey alcanzaron a acariciarle una mejilla,
mientras su ira se derretía.

Tessa tomó los dedos de su mano y se los llevó a los labios. “No fuiste tú. Fueron algunos
tristes recuerdos. Yo sólo… no podía estar cerca de nadie”.

“¿Incluso de mí?” preguntó Casey.

Especialmente de ti, pequeña. Tessa le besó la parte superior de la cabeza a la rubia y apoyó
la barbilla allí, disfrutando de la cálida suavidad de la mujer apretada contra su pecho.

“Yo no… estoy muy acostumbrada a esto ¿sabes?” vaciló Tessa. Ella era una mujer de acción,
no de palabras. Esperaba que la mujer en sus brazos pudiera sentir que ella quería decir más
de lo que hacía. “No me gusta… sentirme débil”.

“¿Es eso lo que piensas de mostrar tus emociones frente a alguien que se preocupa por tí? Oh,
cariño, no soy uno de esos locos con los que haces negocios. No tienes por qué preocuparte
de que yo vaya a utilizar tus vulnerabilidades en tu contra. Ven aquí”.

Casey tomó a su amante por la mano y la llevó hasta el sofá frente de las puertas francesas. La
vista era pacífica, el sol apenas comenzaba a hundirse en el horizonte.

"Sólo un segundo." Casey agregó y corrió hacia el cuarto de baño. Ella salió llevaba una bata
de toalla blanca.

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“Creo que me gustabas más con la otra prenda”.

“Apuesto a que lo hacías”.

Se sentaron en el sofá y cuando Tessa se movió para sacar a la mujer más pequeña de su
abrazo, Casey negó con la cabeza. Lanzando una almohada detrás de la espalda para mayor
comodidad, se acomodó en un rincón del sofá y le hizo señas a la mujer más alta en su abrazo.
La mirada de indecisión en el rostro de la Karê rayaba en el miedo al pensar en lo que la acción
implicaba.

“Piensas demasiado. Trata de dejar un poquito de ese control. No tienes que estar en guardia
frente a mí, Nikki”.

Oh, pero lo hago, pequeña. Ella vaciló, pero algo dentro le dijo que ella quería ser retenida por
esa mujer. Solo por una vez, sería bueno que alguien se preocupara por ella.

Casey fue paciente, pudo ver a su amante en guerra consigo misma. Finalmente, fue
recompensado con una sonrisa en miniatura y un par de brillantes ojos azules. La mujer de
cabello oscuro se dejó encerrar en el engañosamente fuerte abrazo de su amante.

“Tu corazón late muy rápido” dijo Tessa adormilada.

“Sólo cuando estoy cerca tuyo, mi amor” respondió Casey.

Poco a poco Casey podía sentir el cuerpo de la mujer fuerte relajarse. Miraron hacia el azul
brillante de la bahía Tourlos podía ver a los pelícanos volando sobre el agua, siguiendo al
último de los barcos de pesca, que ya echaba el ancla por la noche. Tessa no podía recordar
un momento en que ella se sintiera más en paz consigo misma y con el mundo a su alrededor.
El toque delicado de su amante nunca dejó de moverse sobre el tono oscuro natural de la piel
de la Karê. Las pequeñas manos recorrieron con suaves dedos a través de las largas esclusas
de ébano hasta que, por fin, Casey podía sentir la profundidad de Tessa, incluso en su
respiración. Miró hacia abajo y fue atrapada por la intensa belleza de la mujer. En el sueño, se
fue el persistente ceño, su cara sin arrugas de las preocupaciones y el pasado que la
atormentaban durante sus momentos de vigilia. La frente lisa y los labios ligeramente curvados
hacia arriba en una sonrisa relajada, causaron que Casey pensara que había visto esa cara
antes. La mujer no tenía dureza para ella, pero tranquila justo como ella estaba ahora. Algo así
como una niña pequeña.

"No me importa lo que digas, Nikki", susurró Casey, mirando a los hermosos rasgos
bronceados de la mujer en sus brazos, "Te he visto en mis sueños, puedo sentirlo".

Ella puso un suave beso en la frente de la mujer de pelo oscuro, y luego la mujer mayor
murmuró algo ininteligible mientras dormía, acurrucándose más en el abrazo de Casey. La

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pequeña rubia se inclinó la cabeza hacia atrás y vio que el sol se hundió más en el horizonte,
llenando la habitación con su brillo dorado.

Tessa se sacudió a sí misma para despertarse y un momento de pánico la inundó por el


entorno desconocido.

“Está bien, sólo has estado durmiendo durante una hora”. Le aseguró Casey.

La Karê se sentó con una avergonzada sonrisa, pasando su mano por el cabello. Ella podía ver
el último rastro del sol colgando justo sobre el agua.

“Nunca antes había hecho eso… sólo caer así dormida, lo siento”.

“Entonces me siento halagada de que te sintieras lo suficientemente cómoda, además, yo creo


que era exactamente lo que necesitabas”. Respondió Casey, parándose para estirar los
músculos de la espalda.

“Hey, ¿te sigue doliendo?” Tessa lamentó el haber lanzado a la terapeuta fuera de la
habitación, pero sus celos habían podido más en ella.

“Realmente no duele, creo que sólo está rígido. Tal vez pueda ocuparme de ello mañana”.

“O”, Tessa movió sus manos a las caderas de su amante y suavemente la llevó hacia adelante.
“Podría ocuparme de tí esta noche. Tengo un precioso jacuzzi en mi gran y agradable baño”.

“Mmm, pero tengo un jacuzzi aquí también” respondió Casey, pasando sus manos por la
cabellera oscura.

“Sí, pero el tuyo no tiene un buen almohadón caliente verídico contra éste, es decir, mi cuerpo.
Además, te debo un masaje. Podría transformarlo en uno que no se te olvide pronto”.

“¡Comprado!” dijo Casey sin mayor reflexión.

Tessa se levantó y besó a la joven. “Ve a bajo, a la casa de huéspedes, después de cenar.
Asegúrate de que nadie te vea ¿está bien? Dejaré la puerta abierta”.

Se besaron una vez más y la Karê desapareció. Casey sonrió mientras se vestía para la cena.
Ella estaba muriendo de hambre… en más de un sentido.

“¿Qué harás esta noche, Máhtia Mou?” le preguntó Andreas Meridio a su hija mientras
compartían una cordial sournáda.

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Casey había pasado su día soñando, pensando en la mujer de cabello oscuro y en las formas
que ella sería capaz de desahogarse fuera de la maravillosa cena que Olympia había
preparado. La mujer le hizo un guiño a Casey cuando ella dejó un plato con una porción grande
de Kléftiko en el centro. Era carne de cabra en papel envolvente y cocido de manera que los
jugos y sabores quedaran sellados dentro, además era uno de los favoritos de Casey de todos
los tiempos. En el momento en que llegó a los postres Sýka sto foúrno me Mavrodáfni, o higos
frescos cocidos con vino Mavrodáfni, ella estaba hecha.

“Oh, creo que voy a tomar un baño caliente durante un par de horas y luego ir directamente a la
cama”. Respondió Casey con sinceridad. Hey, él no preguntó si estaría sola.

“Bien, creo que yo también tendré una corta tarde”, se levantó y besó en la frente a Casey,
“Estaré en el estudio arriba por un rato si me necesitas y luego iré a la cama. Kalinýchta,
querida, estuviste muy impresionante afuera el día de hoy”.

“Buenas noches para ti también, Pappa y gracias”.

Casey en silencio se dirigió hacia la koozéna. Puso algunos higos frescos en un bol y se metió
una botella de Gentilini bajo el brazo. Se deslizó a través del césped de la parte trasera y
lentamente abrió la puerta de atrás de la casa de huéspedes.

“¿Nikki?” dijo ella en voz baja.

“Por aquí” gritó Tessa.

Casey siguió el sonido de la voz de la Karê e hizo su recorrido dentro del gran baño. Las luces
habían sido atenuadas y velas con diversos aromas y tamaños habían sido esparcidos por toda
la habitación. Cuando ella se asomó por la esquina se encontró con una visión que la dejó sin
aliento.

Tessa yacía en la gran bañera de mármol, recostada contra el borde, con una rodilla elevada y
los ojos ligeramente cerrados. Una botella de champagne y dos copas reposaban en el borde
ancho de la bañera. Los ojos entrecerrados se abrieron perezosamente y una media sonrisa de
lado surgió.

“Tú, eres la mejor cosa que he visto en todo el día”. Casey sonrió para capturar un par de
labios bien dispuestos.

“Tú estás demasiado elegante para la ocasión”. Le respondió sin aliento por el beso la mujer de
cabello oscuro.

“Oh, creo que tengo la solución para ese problema” respondió Casey, empezando a quitarse la
ropa, de la misma tortuosa manera que Tessa le había hecho la noche anterior.

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La Karê no trató de disimular su apetito mientras visualizaba a quién estaba frente a ella. Sus
párpados se volvieron pesados para sus ojos como observaba la mirada verde que la sostenía,
recorriendo hacia abajo por el pequeño y ágil cuerpo. Tessa le tendió la mano y Casey la
atrapó, ingresando en la humeante agua y sentándose en frente de la mujer mayor. Con Casey
apoyando su espalda contra su pecho, Tessa giró suavemente el rostro de la joven y sus labios
húmedos se reunieron en un ardiente beso, sondeando con sus lenguas que se tomaban el
tiempo para provocarse y excitar. Casey llevó su mano a un muslo color bronce musculoso,
acariciando la piel con delicadeza para finalmente pasar sus uñas por la dureza.

Las dos mujeres se separaron sin aliento.

“Hey, se supone que estás aquí por las propiedades milagrosas del jacuzzi”. Tessa sopló al
oído de la pequeña rubia.

“Mmmm, ya me siento mejor” retorció Casey.

“Aquí, esto es mejor de espalda, siéntate delante”. Tessa dirigió y accionó un botón en la
consola cerca de la cabeza de la bañera. El agua comenzó a burbujear y agitarse, la mujer de
cabello oscuro adecuó la boquilla directamente a la parte baja de la espalda de Casey. A
medida que el agua dio en el clavo, Tessa comenzó a masajear suavemente la zona con
pequeños movimientos circulares.

“Dios, eso se siente tan bien” respondió Casey con honestidad.

Tessa frotó la espalda de la mujer más pequeña permitiendo el flujo de agua caliente contra su
piel, finalmente apagó los chorros y encendió la turbulencia, echándose hacia atrás y llevando
consigo a su compañera. Ellas compartieron un poco de champagne antes de acomodarse
nuevamente.

“Sólo relájate por un rato” ronroneó Tessa.

La sensación del cuerpo de su amante y el calor del agua en movimiento, junto con el zumbido
de la bañera envió al cuerpo de Casey a un estado tan relajado que se quedó rápidamente
dormida.

“No puedo creer que hayas dejado que me quedara dormida” la reprendió Casey.

“Hey, hay reembolsos, pequeña” le recordó Tessa a la joven.

Los dos conversaron brevemente en la mesa de desayuno en el patio antes de que el padre de
Casey llegara.

“Yo te levanté, te sequé y te puse en la cama. Me hizo pensar en tí como en un deslumbrante

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sueño teniendo en cuenta lo bien que te veías, pero decidí ser honorable”. La Karê sonrió.

“Y, ¿yo nunca me desperté ni una sola vez, después de todo eso?” La pequeña rubia parecía
sorprendida.

“Nop. Tienes el sueño más pesado que jamás haya visto. Por otro lado, creo que necesitabas
el resto”.

“Lo siento, Nikki”.

“No lo hagas”, la voz de Tessa se suavizó en un susurro. “Me encantó poder tenerte en mis
brazos toda la noche”.

Los ojos azules como el cielo se suavizaron cuando se encontraron con el verde intenso de
Casey con un mensaje aprobatorio de tranquilidad. Tessa apartó bruscamente la mirada hacia
el papel, tomando un sorbo de su café como si Casey ni siquiera estuviera allí. La rubia
finalmente vio pasar a su padre por la mesa poco después de que la Karê oyera sus pasos.

“Buenos días, señoritas” dijo Andreas Meridio como Casey le servía su café.

Tessa y Meridio hablaron brevemente y Casey dejó que su mente vagara. No reconoció
ninguno de los nombres o entendió una sola cosa de lo que estaban discutiendo y por eso se
retiró a su interior, escuchando la conversación desde la distancia. Casey comenzó a planear
una idea. Una vez que los otros dos que terminaron con la conversación, la joven le disparó su
plan.

“Iré a Atenas el fin de semana” dijo bruscamente en dirección a su padre.

Tessa levantó una ceja y miró en dirección a Meridio.

“Tengo concretadas un par de reuniones con los conservadores de los museos. Debemos
reunirnos antes de que comience la excavación”.

"Cassandra…” comenzó Meridio.

"Pappa", interrumpió Casey, reconociendo que el tono de la voz de su padre. "Sólo tengo dos
semanas de vacaciones y luego voy a tener que estar constantemente yendo y viniendo entre
Mýkonos y Atenas. Tendré que conseguir un departamento allí, al menos por un tiempo. Es mi
trabajo del que estamos hablando”.

Meridio dio un suspiro de exasperación y asintió. "Pero Tessa va contigo” añadió.

"No necesito una niñera” se quejó Casey.

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“Ella no es una niñera” respondió Meridio, comenzando a agravarse por toda la situación. “Ella
irá contigo y te ayudará a encontrar un departamento. ¿Tienes algún problema con eso,
Tessa?”

“No, señor. De hecho tengo una reunión en Atenas pasado mañana, esto me servirá”.

“Bien”. Meridio sólo quería que la conversación concluyera. “Toma a Alex también, si lo
necesitas”.

“Excelente idea, Señor Meridio”. Tessa contestó, preguntándose cómo iban a escapar del joven
hombre.

“¡Pappa, por favor! Una niñera es lo bastante mala, por favor no me hagas ir con dos”, se quejó
Casey.

“Oh, está bien, pero está absolutamente fuera de discusión que serás acompañada por Tessa.
Y por favor, jovencita, deja de llamar niñera a la Karê”. Andreas Meridio tragó lo último de su
café y se levantó para marcharse. “¿Cuándo partirás?”

“Creo que esta tarde” respondió Casey.

“Ven a decirme adiós antes de que te vayas” dijo Meridio, besando la parte superior de la
cabeza de su hija. “Tessa, me gustaría reunirme contigo también antes de que te vayas”. Dijo él
justo antes de irse.

Esperando hasta que el hombre se perdiera de vista, Tessa se dirigió a la pequeña rubia
sentada frente a ella, con una sonrisa de suficiencia de la victoria representada en el rostro de
la joven.

“Oh, eres muy buena”, remarcó Tessa.

“¡Hey! Pensé que nos quedaríamos en el Hotel Grande Bretagne” dijo Casey mientras Tessa
continuaba acelerando el coche más allá de la Plateía Syntágmatos.

“Estamos allí. Bueno, de acuerdo al registro del hotel estamos allí”, Tessa sonrió a la
sorprendida mujer, “Resulta que tengo un viejo conocido allí que da la casualidad que es
conserje del lugar. Me debe un favor y es muy confiable. Dijiste que necesitabas un
departamento ¿no? ¿Era verdad o sólo era una pequeña parte de tu plan?”

“Bien, yo necesitaba un departamento aquí para vivir mientras trabaje y pensé… que podría ser
un lugar donde pudiéramos escapar” Casey se fue apagando ante la incertidumbre.

“No seremos capaces de hacer eso” respondió Tessa.

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La mujer de cabello oscuro giró su mirada hacia la pequeña rubia e inmediatamente notó la
mirada herida en su rostro.

“Hey”, dijo la mujer más alta y extendió una mano a la mejilla de la rubia, “Yo no quise decir
eso. Tengo un lugar en mente para que consigas como departamento, pero no sería inteligente
de mi parte ser vista allí. Sí conozco bien a tu padre, va a mantener un ojo en tí mientras yo no
estoy. No podemos arriesgarnos a que nos pillen juntas así”.

“Oh” Casey vio todos sus planes de escapadas románticas disipados rápidamente. “¿Entonces,
qué haremos? ¿No podremos volver a estar solas, Nikki?”

“Por supuesto que lo haremos bebé” dijo Tessa, cambiando la marcha cuando empezaron a
subir una colina empinada. “Sólo siéntate y todo se aclarará en unos minutos. ¿Confías en mí?”
Ella sonrió a la rubia que tenía el ceño fruncido.

Casey meditó la pregunta, pero no le llevó mucho tiempo. Ella conoció a la mujer durante toda
una semana, sin embargo, ella sabía que podía confiar en ella con su vida.

“Por supuesto que lo hago” respondió Casey, deslizando su mano al alcance de la mujer más
grande y apretándola suavemente.

A cambio Tessa apretó la mano más pequeña dentro de la suya, y como siempre dio gracias a
quien fuera responsable por la felicidad que ahora experimentaba. Ella se asombraba de la
optimista joven. Tessa nunca había sentido esa confianza incondicional con un amante
anteriormente y ese hecho la hacía sentir segura.

“Bienvenida a tu segundo hogar”, Tessa detuvo el coche delante de un edificio de madera y


ladrillos de dos pisos que se encontraba a la vuelta de un bosque de olivos, parcialmente oculto
desde la calle.

La Karê abrió la puerta del lado del pasajero y tomó la mano de Casey, llevándola alrededor de
una puerta lateral que estaba firmemente cerrada. Tessa marcó una serie de números en la
consola del equipo en la pared y la puerta de seguridad de hierro se abrió. Tessa todavía
sostenía la mano de la joven y acercó a las dos a un patio trasero que rodeaba una hermosa
piscina, con una cascada con una fuente natural de roca en el extremo.

“¿Quién vive aquí?” Preguntó Casey, dándose la vuelta y disfrutando de la belleza del lugar.

“Yo… y tú, quiero decir, si lo deseas”. Tessa agregó la última parte en voz baja. Ella no podía
creer lo que estaba escuchando. Allí estaba, decidida a no añadir ninguna complicación en el
rompecabezas ya confuso de su vida, y ella sólo le pedía a la pieza más peligrosa del ajedrez
que viviera con ella.

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“¿Eres dueña de esto?” Casey parecía confundida.

“No siempre trabajé para tu padre. Yo era una mujer de negocios exitosa antes de convertirme
en la Karê de Meridio. Y aún necesito un lugar con mayor privacidad que la casa de
huéspedes. Mira a tu alrededor ¿ves los acantilados allí?” Ella preguntó señalando encima de
sus cabezas “Y esa zona por allí, ¿cómo se encuentra rodeada por los árboles? No se puede
ver la propiedad sin que los vea primero. Además de eso, toda la propiedad se encuentra
conectada con un sistema de seguridad de mi propio diseño”.

Tessa cruzó el patio hasta las puertas corredizas de cristal y empujó otra serie de botones. “Por
último, tengo dos guardaespaldas. Quédate quieta” ordenó la mujer alta.

Casey no había imaginado desobedecer la orden de la Karê cuando dos grandes dobermans
delimitaron el patio, casi tirando de la pequeña rubia encima cuando intentó llegar a Tessa. Ella
luchó con los dos enormes animales por unos instantes, entonces les ordenó que se sienten
con un gesto de la mano. Los dos perros se sentaron obedientemente, sin apartar los ojos de
su ama.

"Mis dos guardaespaldas. Son mejores que nadie que pueda contratar” explicó Tessa,
“Observa”.

“Atención” dijo Tessa en voz baja.

Los perros inmediatamente tomaron posición frente a la mujer de cabello oscuro, ladrando y
enseñando los dientes a algún enemigo desconocido. Casey dio un salto atrás ante la
repentina intensidad en los animales.

"¡Abajo!" dijo Tessa y los animales rápidamente obedecieron, dando marcha atrás y
acostándose.

"Guau. Eso seguro que me hará pensarlo dos veces” dijo Casey con la voz un poco
temblorosa.

"Lo siento, cariño... No fue mi intención asustarte, pero quiero que sepas lo que estas chicas
son capaces de hacer. Son extremadamente inteligentes. Ven aquí", Tessa le tendió la mano y
la pequeña rubia se acercó.

“Esa chica grande de allí es Mahogany y esta es Cinnamon” explicó Tessa, cayendo sobre una
rodilla y demostrándole a Casey para que hiciera lo mismo, “Ella es una buena chica, ¿verdad
Cinny? Le gusta que le rasquen la barbilla, justo aquí”. Tessa se lo demostró y de pronto
estaba jugando con la perra que parecía más un lindo y pequeño cachorro feliz ahora.

La Karê se inclinó y besó el cuello de su amante, haciendo un recorrido hasta sus hombros,
dejando a un lado su vestido para besar la piel desnuda.

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"Yo quiero que ella vea lo cercanas que somos” murmuró Tessa contra la piel bronceada de la
rubia.

"Mmmm, otros treinta segundos de eso y ella va a tener un buen vistazo sobre lo cercanas que
somos” gimió Casey en respuesta.

Tessa se echó a reír y empujó a Cinnamon cerca, “Ves Cinny, Atención, ¿de acuerdo?”. Ella
repitió sus instrucciones un par de veces más, mientras que apunta la cabeza del perro en
dirección a Casey.

La mujer alta se levantó y tiró de Casey junto a ella, deteniéndose a besarla apasionadamente.
Luego se apartó y se dirigió hacia la casa.

"Oh, Nikki, no vas a besarme de esa manera y detenerte, ¿verdad?"

Tessa le devolvió la sonrisa. “Hay más de donde llegó, te lo prometo, pero primero tengo que
probar esto. Quiero para asegurarme de que siempre estés a salvo cuando estés aquí si estás
sola. Bueno, van a ladrar de nuevo, ¿estás lista?”

Casey frunció su rostro ante la preparación y Tessa se echó a reír a carcajadas de su amante,
“¿No tuviste perros cuando eras niña?”

“Sí, pero yo tenía un Golden Retriever. Él era lindo y esponjoso” respondió Casey.

“Bueno, estas dos damas son lindas y duras”.

Casey se rió. "Algo así como su dueño, ¿eh?"

Tessa simplemente le guiñó un ojo. "Está bien, aquí va. ¡Atención!” ordenó.

Una vez más, los perros se pusieron de pie al instante. Esta vez Mahogany se mantuvo firme
frente a Tessa, mientras Canela se apretó contra las piernas de Casey, decidido a defenderse
de la amenaza imaginaria.

“Dales la orden para que den marcha atrás” dijo Tessa en voz alta a través de los ladridos.

"¡Abajo!" gritó Casey y las dos perras obedecieron a la pequeña rubia a la vez, y se dirigieron a
sus pies como si siempre hubiera sido su ama. “¡Guau!” exclamó Casey y comenzó a lamerla
hasta que ella les prodigó su atención.

Tessa lo vio y sintió un tirón en su corazón. Casey sería la única mujer que sus animales
tratarían así, que no fuera su dueña. No sabía por qué, pero de alguna manera ella estaba
segura de ello.

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“Hey, ¿qué hay de mí? yo las entrené”. Tessa estaba directamente enfrente de la pequeña
rubia.

“Oh, ¿quieres que te frote mucho la barriga?” bromeó Casey.

"No", dijo Tessa con voz gutural, tirando de la pequeña mujer en contra de su propio cuerpo y
envolviendo sus brazos alrededor de la cintura delgada. "Tengo algo más que puedes frotar,
sin embargo".

Tessa llegó a su alrededor y comenzó a desabrochar el vestido de la pequeña rubia, la


cremallera fue a parar justo encima de la parte trasera bien formada de su amante.
Alcanzándola desde abajo, empujó a la mujer contra sus caderas y dejó que su lengua
recorriera la parte exterior de la oreja de Casey.

"¿Te gustaría tomar un baño?" Tessa le susurró invitación.

"Sabes", Casey estaba encontrando dificultades para controlar su respiración, "gasté


doscientos dólares en este vestido y no has dicho una palabra acerca de cómo se ve".

"Mmmm, bebé, te ves maravillosa en él", Tessa murmuró contra la piel de Casey, tirando el
vestido de cada hombro. "Sin embargo, creo que te verías positivamente hermosa fuera de él".

Los ojos de Casey se cerraron y ella permitió que su amante deslice el vestido por su cuerpo.
"Eres muy diferente aquí" comentó Casey.

Tessa chupó con fuerza sobre la piel en el cuello de Casey, no preocupándose si la marca se
iría. "Supongo que estoy más en mi propio elemento. Me siento más cómoda en mi propia
casa".

"Entonces creo que deberíamos venir aquí a menudo" gimió suavemente Casey contra el
hombro de la Karê.

Las dos mujeres se sentaron en la alfombra de la sala de estar vestidas sólo con sus batas de
baño, bebiendo vino blanco. Habían pasado toda la tarde en la piscina, jugando como
adolescentes por momentos, mutuamente acariciándose con pasión al siguiente. Finalmente se
dirigieron al dormitorio, ambas toallas terminaron como un montón a sus pies.

Tessa permitió que la pequeña rubia la tomara por los hombros, presionando la cama contra su
espalda. Casey capturó los labios de la Karê en un beso al que la alta mujer rápidamente se
estaba acostumbrando. Sus músculos temblaban sin que pudiera hacer algo y estaba contenta
con el hecho de estar simplemente acostadas. La mujer de cabello oscuro se convirtió en una
prisionera de sus labios, luego de una lengua, y de pronto el cuerpo de Casey expertamente

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burló los sobrecargados sentidos de Tessa. Dios mío, ¿cómo es posible que ella me haga esto
a mí?

“Casey… bebé” murmuró Tessa entre besos.

“¿Sí amor?”

“Yo… oh see… Me preguntaba… ungh, ¡Dios, eres una talentosa amante!” finalmente espetó
Tessa.

Casey detuvo sus caricias y miró la cara de su amante. “¿Me estás preguntando cómo me
convertí en eso?”

De repente Tessa dio cuenta de lo que sonaba. Ok, Niko, es por eso que tienes que mantener
tu boca cerrada. “Oh, no, yo… yo no quise decir eso. Es sólo que no me he cruzado con
muchas mujeres que disfruten lo mismo…No lo sé, que tengan el mismo hummm… apetitos
que yo”.

Una sonrisa se dibujó en el rostro de la pequeña rubia. “¿Me estás preguntando si me acuesto
con cualquiera o qué?”

“Oh no, cariño. Lo siento, Dios, eso es demasiado estúpido para siquiera plantearlo”.

Casey se movió a su lado y apoyó la cabeza en la palma de su mano. Ella seguía acariciando
la piel oscura de la Karê, pasando un dedo burlonamente alrededor de un pezón marrón.

“¿Puedo decirte algo sin que te rías de mí?” preguntó Casey con una seria expresión en su
rostro.

"Por supuesto” respondió Tessa con una expresión igualmente sobria en su cara.

“Nunca he sido así con nadie. No es que no quisiera serlo, tenía mis fantasías pero eso es todo
lo que eran. Nunca me sentí lo suficientemente cómoda con nadie para decirles lo que yo
quería, o incluso tomar lo yo deseaba. Ciertamente nunca me sentí lo suficientemente relajada
con un amante para… bueno, para probar el sexo de diferentes formas. Todo lo que tu y yo
hacemos se siente tan condenadamente natural. Es como si yo no tuviera miedo de
experimentar cualquier tipo de placer junto a tí. Supongo que es que no tengo miedo de ser yo
misma a tu alrededor”.

Casey concluyó, pero todavía no observaba los ojos azules que la miraban con un deliberado
escrutinio. La mirada azul se suavizó y Tessa se sintió incapaz de contenerse. Ella se apoderó
de la pequeña mujer y ambas rodaron, facilitando que su largo cuerpo quedara encima de cada
centímetro de la pequeña mujer.

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“Yo no cambiaría ni una sola cosa de ti. Ni una sola cosa”.

Ella se inclinó y presionó sus labios en la boca aguardando a que rápidamente se separen con
su lengua. Tessa se aseguró de que no hubiera una parte del cuerpo de su amante que no
sintiera el roce de sus labios o la caricia de su lengua.

Casey abrió las piernas y Tessa estaba envuelta en un calor que se extendía por todo su
cuerpo. La mujer de cabello oscuro bromeó con los pezones doloridos de Casey sólo con la
punta de su lengua. Después de lo que pareció una eternidad de tortura para la pequeña rubia,
Tessa chupó cada nudo apretado de la carne en su boca cálida y acogedora.

Los delgados dedos de la mano entre las piernas de Casey comenzaron un delicado trazo
sobre los labios exteriores, despertando la humedad que a goteaba por los labios interiores de
la joven. Tessa se apartó un poco y miró fijamente a los ojos de su amante. Al parecer,
después de haber tomado una decisión, la Karê alcanzó en el borde de la cama la mesa de
noche y abrió un cajón. El artículo que sacó de la mesa de madera fue colocado en el lado de
la cama mientras Tessa reanudaba las caricias con su boca hambrienta. Diablos, me gusta,
quizá también a ella. Okay, bebé, aquí es donde veremos lo que realmente te gusta.

Casey miró por el rabillo del ojo como un objeto largo y cilíndrico fue sacado del cajón. Su
corazón se aceleró un poco más rápido y sintió un claro aumento de humedad dentro de sus
muslos. Escuchó como un gemido involuntario escapó de su propia garganta cuando vió que
Tessa casualmente dejaba el juguete a un lado.

El sonido hizo que la Karê se alejara y observara hacia abajo, a las órbitas de color verde
oscuro, que se oscurecieron del deseo. La alta mujer tenía un aspecto similar a la diversión en
sus brillantes ojos.

“¿Vas a usar eso… en mí?” preguntó Casey vacilante.

“Quizás… si lo deseas” respondió Tessa.

“¿Podré usarlo en ti?” Casey intentó un enfoque diferente con su amante repentinamente poco
comunicativa.

"Eso espero". Tessa alcanzó y capturó un perfecto lóbulo de oreja en sus dientes, colocando
una suave presión en la sensible piel y deleitándose con el escalofrío que corrió por el cuerpo
de su amante. Dios, cómo me encanta estar bajo control. Sin sorpresas, todo predecible.

“¿Tienes un arnés para eso?” preguntó audazmente Casey.

"¿Eh?" Tessa miró hacia arriba, con su compostura escapando un poco.

“Te pregunté si tenés un arnés para eso”

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“Te escuché, yo sólo… Quiero decir, yo no…” ¡Despierta mujer! Ella preguntó, así que
entrégaselo. “¿Querés que te lo consiga?” preguntó Tessa lentamente.

Casey asintió con la cabeza lentamente pero con entusiasmo, con una sonrisa seductora en
sus labios, luego vio cómo su amante fue de la total confianza a la nerviosa vergüenza, a la
torpe timidez en cuestión de segundos.

Sus ojos se encontraron y el fuego fuertemente subió en el cuerpo de Casey y se trasladó al


vientre de Tessa, la mujer de cabello oscuro le dio una pequeña sonrisa y saltó de la cama.
Abriendo la parte superior de un arcón de madera macizo de roble, Tessa buscó el arnés de
cuero negro.

Casey no pudo contener la risa que surgía.

"¿Qué?" Tessa se volvió hacia el sonido.

“La última vez que te vi moverte tan rápido estabas salvando mi vida”.

Un profundo rubor comenzó a extenderse por la piel oscura. Tessa se dio la vuelta para
recuperar el elemento de cuero y podía sentir su propio corazón latiendo. Eso se estaba
convirtiendo en algo cotidiano, la lengua trabada alrededor de la pequeña mujer.

Volviendo a la cama con el artículo, ella de pronto estaba pérdida en cuanto a la manera de
cómo se esperaba que ella participara en este juego.

“Uhm, ¿quieres que lo use yo o usarlo…?” ella se interrumpió.

Casey se puso de rodillas, tomando el juguete con una mano acercándose al borde de la cama
donde Tessa puso un pie, con el arnés en la mano. La pequeña rubia tomó el arnés en la mano
y lo arrojó a la cama junto a ella. Comenzó a besar y a mordisquear el cuello de su amante
haciendo un recorrido por el bien tonificado torso.

“Mmmm ¿por qué no tu primero y entonces?, bien… decidimos sobre la marcha”. Respondió
ella a los ojos de Tessa, con lo que parecía ser una sonrisa pícara de fondo.

Casey empujó los muslos de la mujer de pie, apartándolos un poco y se burló de los hinchados
pliegues presionando el extremo grande del consolador en su humedad, pasando su cabeza
por la húmeda rendija. Levantándose de rodillas una vez más, las dos mujeres se encontraron
en un beso, sus lenguas en guerra por dominarse. Casey continuó el movimiento burlón con el
falo en una mano, deglutiendo los gemidos de Tessa en un beso.

La rubia giró el juguete alrededor, hasta que presionó el extremo más pequeño arriba, dentro
de los rizos oscuros. Tessa amplió su postura aún más en una súplica silenciosa para que

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Casey continuara. El extremo más pequeño del objeto se deslizó lentamente dentro de la
resbaladiza abertura de la Karê y su saliente acompañamiento ajustado contra el clítoris. Casey
sostuvo el dildo y deslizó su mano a lo largo presionando a su amante contra ella.

“¡Oh Dios!” gimió Tessa, envolviendo sus fuertes brazos alrededor de la cintura de la mujer,
enterrando la cabeza en la suave piel del cuello de Casey, “¿Sabes exactamente lo que estás
haciendo cuando me haces eso verdad?” preguntó la mujer a sabiendas.

La única respuesta de Casey fue una enorme sonrisa.

La pequeña rubia tomó el arnés y en segundos Tessa vio que el equipo había sido ajustado a
su cuerpo. Cada vez que Casey inclinaba su cuerpo arrodillado hacia la mujer de cabello
oscuro, la Karê podía escucharse a sí misma gemir como el extremo más pequeño se
deslizaba dentro de ella y la saliente se frotaba contra su hinchado clítoris.

“¿Has usado esto con muchas mujeres?”. La voz de Casey interrumpió las fantasías de la
mujer.

Tessa no estaba segura de cómo responder. Ella decidió que la verdad sería lo mejor. “En
realidad no. Yo no he usado eso con nadie salvo conmigo misma. Nunca antes había usado el
arnés. Mira bebé, si no quieres que nosotras…”.

"Shhh", susurraron los labios de Casey, habiendo obtenido la respuesta que quería escuchar y
Tessa vio como la mujer más menuda se deslizó de la cama, con los labios y la lengua dejando
un rastro de fuego absoluto a su paso.

La frente de Tessa se arqueó tan arriba como le fue posible, inclusive para ella, mientras
miraba a su amante llegando a ella y arremolinándose alrededor de la cabeza falo con su
lengua rosácea. Casey se aseguró de que presionaba contra el objeto y podía sentir cómo se
movía contra su amante.

“Siiiiii” gimió Tessa, su cabeza cayó hacia atrás contra sus hombros y sus caderas giraron
hacia adelante.

Casey podía saborear la esencia de su amante en el juguete y ella gimió para sí como la
veracidad de las palabras de la Karê se le reveló. La idea de la hermosa mujer de pelo oscuro
con el juguete en sí misma parecía despertar la pequeña rubia aún más.

Tessa sintió la deliciosa presión nuevamente y sus ojos se abrieron de golpe al ver a la mujer
entre sus piernas. Ella usualmente no era muy verbal, pero la pequeña rubia había gemido
como si el mundo estuviera llegando a su fin. No podía decidir qué era más erótico. Miraba
cómo los labios de su amante se envolvieron alrededor de la cabeza del objeto y comenzó a
deslizarse dentro de la extensión de su boca o la pequeña sensación de final cuando se deslizó
dentro de la creciente humedad de su sexo. Alternando entre presión suave y presión firme.

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Casey tomó más el falo hasta que ella se detuvo, dejando que el objeto se deslizara hacia
afuera pero no del todo. Ella movió la cabeza hacia atrás y hacia adelante, haciendo presión
con el movimiento hacia adelante en el adolorido sexo de Tessa, haciendo un pico rápido de
placer.

La Karê no podía creer lo que estaba sucediendo o cómo se encendía por las acciones de la
pequeña rubia. Casey deslizó sus manos por la parte posterior de los muslos de Tessa,
aferrándose a los duros músculos de sus nalgas. La joven usó su asidero para tirar de las
caderas de su amante más cerca de ella, sosteniendo aún más del dildo en su boca.

“Oh, bebé, seee”. Tessa se quejó en voz alta mientras sus caderas comenzaron a tomar vida
propia.

Tessa se inclinó y hundió los dedos en la corta cabellera rubia, fomentando a que la mujer
continuara haciendo exactamente lo que hacía. Ahora las caderas de Tessa eran bombeadas
salvajemente, sus muslos comenzaron a temblar mientras sentía la distintiva experiencia
chispeante eléctricamente cargada disparando hacia arriba y abajo de la parte posterior de sus
piernas. Echando la cabeza hacia atrás, la mujer de cabello oscuro lanzó un gruñido de placer.

“¡Cassandra!” dijo Tessa sin aliento.

La mujer de cabello oscuro soltó un gemido y entonces sus ondulantes caderas se congelaron
momentáneamente mientras permitía que su orgasmo la arrastrara con los ojos entrecerrados,
que se abrieron para revelar el iris azul Prusia, vidrioso de pasión. Ella hundió sus caderas una
vez más, y luego dos veces en la talentosa boca, finalmente, exhalando su aliento dándose
cuenta de que lo había estado reteniendo. El grito salió como un gemido y llevó una de las
rodillas a la cama para estabilizarse, inclinándose sobre la pequeña rubia.

Casey ayudó a la mujer de cabello oscuro a aliviar su alto cuerpo sobre la cama. Tessa se puso
sobre su espalda mientras la pequeña rubia se acurrucó cerca.

“No sé… cómo… pasa esto” jadeó Tessa. “Empiezo a tratar de seducirte e inevitablemente
terminó de espaldas, jadeando y rogando por misericordia” concluyó Tessa.

Casey se echó a reír a carcajadas ante la difícil situación de su amante.

"¿Te estás quejando?" Casey siguió riendo.

Tessa se apartó para mirar a los ojos de su amante. Con una sonrisa de satisfacción, la mujer
de cabello oscuro nuevamente apoyó la cabeza en la almohada.

"Nunca". Tessa finalmente respondió.

“¡Hey, ahí! Tessa atrapó la itinerante mano de Casey en la suya cuando los pequeños dedos

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estaban a punto de agarrar el falo de las caderas de la alta mujer. "¿Estás tratando de
matarme?"

“Algunos somos más resistentes Karê” bromeó Casey.

En un movimiento tan rápido que Casey nunca lo vio venir, Tessa tomó rápidamente las manos
de su amante y rodó hasta que la mujer más pequeña quedó atrapado debajo de ella.

“¡No es justo!” Casey se rió y trató de zafarse, al mismo tiempo, sin éxito.

La Karê empujó las rodillas de la mujer más pequeña y Casey la obedeció rápidamente. Tessa
podía ver el deseo ardiendo en las profundidades verdes de la mirada de su amante, ella se
figuró que el cambio era un trato justo. Se inclinó y besó ávidamente la boca de la mujer más
pequeña hasta que Casey comenzó a competir con su fervor, entonces ella se apartó
bruscamente. La mujer de cabello oscuro repitió el procedimiento con otras partes del cuerpo
de la más pequeña, manteniendo las manos de la rubia en un fuerte abrazo. Tessa utilizaba
sus labios y lengua para encender fuego en la piel recalentada de Casey y luego de repente se
detenía.

“Nikki, por favor…” Casey finalmente gimió, arqueando su cuerpo en un intento de aumentar el
agradable contacto.

"Mmmm, ¿por favor qué, bebé?”

“Más” fue lo único que al febril cerebro de Casey se le ocurrió pronunciar.

“¿Más? ¿Más de qué, amor?”

“Oh, Dios, más de… todo” dejó escapar Casey.

"Ahh, todo”. Tessa respondió en voz baja y ronca, sin dejar de besar y mordisquear el cuello y
los hombros de su amante. “¿No quieres decir realmente más de esto?”

Tessa presionó sus caderas en la cúspide de las piernas de su amante y de su propio vientre
apretado haciendo gemir guturalmente a la pequeña rubia. Casey sentía como si su cuerpo
estaba en otra dimensión. Su pequeño cuerpo se estremeció al sentir el falo deslizarse en su
humedad. Sus caderas se levantaron de la cama para prolongar el contacto y oyó un gruñido
silencioso de satisfacción de su amante como el pequeño consolador ingresó en ella,
presionando contra su piel ya sensible.

“Dime” dijo Tessa en un fuerte susurro al oído de Casey.

El aire húmedo y el sonido de la voz robusta de su amante vibró contra su piel y Casey gimió
involuntariamente. La pequeña rubia entendió lo que su amante estaba pidiendo, y ella no pudo

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hacer nada más allá de ceder a las demandas de la mujer de pelo oscuro. La cabeza de Casey
le decía que aguantara, su corazón le susurró que ella haría cualquier cosa para complacer a
su amante, y finalmente, su cuerpo pasó por encima de los otros dos por la absoluta exigencia
del placer que la Karê le estaba a punto de proporcionar.

“Por favor, Nikki” Casey repitió su declaración anterior.

“Sabes lo que quiero escuchar” dijo Tessa presionando sus caderas contra la mujer más
pequeña una vez más. "Dime lo que quieres, Cassandra".

Susurro ronco de Tessa en su oído y la abundante humedad entre sus piernas, todo ello se
combinaba para producir un dolor que trascendía por encima de todas sus necesidades y
deseos. El colmo fue cuando Tessa susurró su nombre, poniendo las sílabas con esa voz
increíblemente baja y sexy de ella. Casey podía sentir su cerebro siendo provocado como si
tuviera una sobrecarga. Fue entonces cuando sintió la mano de Tessa guiar la cabeza del
consolador, presionándola contra su apertura.

Las pequeñas manos de repente se dieron cuenta de que eran libres y alcanzaron a entrelazar
los largos mechones de cabello negro ébano. Casey miró directamente a las llamas de fuego
azul que bailaban en los ojos de su amante y le susurró las palabras que Tessa quería oír.

"Por favor, bebé… cogeme”

En un movimiento suave Tessa deslizó el largo del falo en el interior de la pequeña rubiay
calmó sus caderas dejando que Casey se acostumbre a la repentina plenitud.

“¡Santa Madre de Dios!” exclamó Casey mientras que las caderas de Tessa comenzaron a
deslizar el consolador dentro y fuera con deliberada lentitud.

“¿Necesitas que me detenga?” preguntó Tessa alarmada.

"Oh no, por favor, Nikki, no pares” gritó Casey.

Tessa tomó en la expresión de éxtasis en el rostro de la mujer más pequeña y sentía que sus
caderas establecían su propio ritmo, ya que cada movimiento traía agradables sensaciones
dentro de su propio cuerpo. Las caderas de Casey levantaron de la cama para satisfacer cada
embestida y enterrar el objeto más profundo interior. Su respiración se deshizo y tuvo que
luchar contra el impulso de simplemente estallar en un orgasmo inmediatamente cuando los
labios de Tessa tomaron ferozmente los suyos. El mundo entero de la rubia se redujo a la
sensación de la lengua de su amante en su boca y la fricción del objeto que se deslizaba entre
sus piernas.

Tessa continuó su penetración, deleitándose en la sensación de la mujer bajo ella. Cada


impulso hacia adelante de sus caderas causaban el mismo movimiento del falo dentro de su

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propio cuerpo y pronto las sensaciones la hicieron sentir como si realmente estuviera dentro de
su amante. Cuanto más pensaba en ello, más que en realidad se sentía así. Pronto, Tessa
estaba gimiendo al sentir la imaginaria calidez de Casey rodeándola mientras ella se enterraba
en la suave humedad.

La alta mujer y la pequeña rubia bajo ella se movían al ritmo primigenio, pero que
instintivamente sus cuerpos conocían. No hubo palabras que fueran pronunciadas, no hubo
caricias tiernas o promesas de ida y vuelta. La cruda emoción y la pasión literalmente
crepitaban en el aire alrededor de las dos mujeres. Existían otros momentos de amor tierno,
pero éste fue solo un momento de pasión carnal. Más fuerte, más rápido, más profundo fueron
las únicas peticiones verbales que intercambiaron.

Casey sintió sus uñas presionar contra los fuertes hombros y oyó el gruñido en respuesta de su
amante. No era un gruñido producido por la ira, sino el estruendo seductor del placer nacido del
dolor. La pequeña rubia pasó las uñas a través de la amplia y musculosa espalda y el sonido
nuevamente retumbó en el pecho de la mujer de pelo oscuro. Casey sintió los fuertes brazos a
su alrededor y podía sentir los abultados bíceps en su contra. Pasó las manos por el torso de
su amante y podía sentir los músculos de la cadera contrayéndose y flexionándose con cada
embestida en su interior. En su ojo mental podía ver los músculos presionando contra sus
piernas abiertas, todos los duros músculos cubriendo la suave piel oscura. ¿Cómo podría
decirle la joven más adelante a Tessa que no sólo era la voz de su amante, era la abrumadora
imagen del cuerpo musculoso de la mujer de cabello oscuro que la enviaba a toda velocidad en
sus brazos al borde del clímax?

“Ven a mí, bebé” gimió sin aliento esas palabras Tessa, mientras su propio orgasmo no podía
ser retenido durante mucho más tiempo.

Sus cuerpos se estremecieron juntos como olas de liberación que rodaron a través de ellas
como una sola, sus gritos fueron tragados por sus besos. Tessa finalmente se derrumbó en la
mujer más pequeña y deslizó el falo del refugio de su amante, ella rodó y quedó sobre su
espalda. Pasaron largos momentos en silencio mientras cada mujer luchaba por recobrar la
compostura.

Casey se dio la vuelta y se acurrucó contra el costado de la mujer de cabello oscuro, un brazo
se envolvió rápidamente para tirar cerca a la pequeña rubia. Tessa ladeó la cabeza besando
suavemente la parte superior de la dorada cabeza.

“Casey… Yo… yo…” Tessa quedó nuevamente atrapada. Ella deseaba tanto decirle a su
amante cómo se sentía, pero el pánico se apoderó de su respiración debido a su corazón al
intentar pronunciar las palabras.

“Yo también te amo” concluyó Casey, besando su clavícula y luego mirando a su amante con
una perezosa sonrisa en su rostro.

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Casi media hora pasó entre caricias que las bañaban suavemente en el resplandor de su
pasión.

“¿Vas a dormir con eso?”. Habló al fin Casey.

“Creo que se soldó en mí” respondió secamente la Karê.

“Dejame ayudarte” Casey se agachó y comenzó a desabrochar el arnés, deslizando finalmente


el juguete de los rizos oscuros.

"Ohhh". Tessa no pudo contener el lánguido gemido cuando Casey quitó el objeto de su
cuerpo.

“Sigues tan mojada” comentó Casey.

“Bien, eres la responsable de eso, creo que deberías ser la elegida para hacer algo al respecto”
apresuró Tessa.

Lo siguiente que Tessa se dio cuenta era que la pequeña rubia se encontraba entre sus
piernas, con su cálida lengua tiernamente lamiendo los jugos allí.

“¡Por Dios, mujer!” Tessa exclamó, pero abrió las piernas más, sin hacer nada para disuadir a
su joven amante.

Casey fue tierna al tocar la hinchada carne como podía, evitando las zonas más sensibles
completamente. El sabor de su amante parecía a punto de estallar en su lengua y lo único que
podía hacer era mantenerse a sí misma enterrada en la dulce carne. Dejó que su lengua
vagara suavemente a lo largo de cada pliegue, presionando ligeramente el músculo caliente en
la apertura de su amante en un movimiento de burla. Las caderas de Tessa tomaron un lento y
sensual movimiento luchando contra el ritmo de su amante y, finalmente, los dedos largos y
delgados encontraron los mechones rubios y Tessa presionó contra sí más duramente a su
amante.

“Por favor, bebé… ahora” Tessa se declaró con voz ronca.

Casey envolvió sus brazos alrededor de los muslos bronceados y presionó más profundo. Su
lengua encontró su camino a un clítoris hinchado y muy sensible. Casey simplemente
presionaba la palma de su lengua contra los ofrecidos nervios y podía sentir el orgasmo de su
amante. Los muslos temblorosos extendiéndose y Casey se llevó el nudo de carne entre sus
labios y chupó fuertemente, liberándolo para que se deslice contra su lengua.

Fue una buena idea que decidieran quedarse en el departamento a diferencia del hotel porque
Tessa dejó escapar un rugido lo suficientemente alto como para hacer que le pitaran los oídos
a Casey. La alta mujer medio se incorporó cuando la fuerza de su orgasmo la golpeó, cayendo

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de vuelta a la cama, con los músculos continuamente saltando y estremeciéndose.

Al tirar de la pequeña rubia medio contra y medio encima de ella, Tessa la besó
profundamente, encantada con su propio sabor en los labios de su amante. Cuando se
separaron Tessa simplemente echó sus brazos en la cama y gimió.

“Me rindo”.

Casey sonrió ligeramente. "Te dije que no era mi culpa que el sabor sea tan bueno".

Tessa tuvo que reírse de la lógica de la joven y la atrajo en un fuerte abrazo.

“Eres extraordinaria” susurró la mujer más alta.

“Tampoco estás nada mal” La pequeña rubia murmuró adormilada, abrazando de cerca a su
amante.

Tessa cerró los ojos, exhausta y placenteramente, pero su cerebro continuó funcionando por
unos momentos y luego se durmió. La Karê nunca se sintió tan profundamente amada, tan
completamente saciada, y tan enamorada en su vida entera. Entonces, así que esto es... estar
enamorado. No es de extrañar que la gente lo necesite tanto. Increíble, pensó para sí misma,
ausentemente apretando su agarre a la figura más pequeña en sus brazos. Su gran cuerpo
musculoso y la suavidad de Casey parecían contrastar completamente una con la otra, pero
mientras yacían juntas, parecían encajar tan bien. Para la mente de Tessa simplemente le
parecía muy bien.

Un momento de negatividad intentó asomarse en el cerebro de Tessa justo antes de dormirse.


Siendo una pesimista natural, la mujer de cabello oscuro sabía que nada bueno en su vida
perduraba siendo rápidamente seguido por el mal. Así era como siempre había sido. Por
primera vez en su vida, ella empujó ese pensamiento en lugar de abrazarlo. No quería pensar
en lo que deparaba el futuro para las dos amantes. Esta noche sólo quería centrarse en la
realidad del aquí y ahora. Esa realidad era que ella estaba enamorada y mantenía en sus
brazos a la mujer que la quería. Para Tessa, que era más de lo que nunca soñó que tendría.

La Karê de Meridio no tenía conocimiento de la rapidez con que todo podría desmoronarse.

Cuarta Parte

Casey condujo el coche la siguiente mañana hasta el Museo Arqueológico Nacional en


Exárcheia. Tessa trató de poner nuevamente su espalda en la cama y tomó toda la fuerza de
voluntad de la pequeña rubia no ceder ante los avances de seducción de la mujer de cabello
oscuro. Más tarde, regresó por el mismo camino a la casa de Tessa, Casey se pellizcaba la
parte superior de la nariz para tratar de evitar el dolor de cabeza que las reuniones le habían

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causado.

Detestaba hacer frente a los administradores de los museos y el hecho de que fueran todos
hombres y ella la única mujer tampoco ayudaba. Ella era la segunda al mando de la
excavación, su socio, otro profesor de la Universidad de California era quién estaba a cargo.
Cyrus Bennington era un hombre agradable y con mayor conocimiento que cualquiera en el
ámbito de esculturas de las Cícladas. En los años setenta, él todavía era de la vieja escuela y
se adaptaba perfectamente con los curadores griegos, ignorando casi todas las sugerencias
que Casey hacía. Ella no sólo estaba furiosa, su cabeza ahora tenía un latido sordo. Dios, está
va a ser una larga excavación. Pensó, entrando en la calzada de piedra de la finca.

“Soy yo” dijo en la consola inalámbrica de la puerta y escuchó como un clic liberaba la
cerradura de la entrada.

Tirando de la fuerte puerta cerrada se volvió a encontrar con los dobermans delimitando su
entrada, las pelotas de tenis perfectamente ubicadas entre sus feroces dientes. Las pequeñas
protuberancias de sus colas se hicieron hacia atrás y adelante rápidamente.

“Hey ahí… ¿dónde está tu mamá?” preguntó Casey, tratando de defenderse de los mojados
animales con su maletín.

Tessa escuchó el intercambio desde su asiento junto a la piscina. Ella sonrió al sentir una
familiaridad en todo. Un gesto repentino arrugó su frente al pensar en su nuevo futuro juntas.
No existiría la vida familiar de las dos, de eso estaba segura. Ella se encogió de hombros
rápidamente, alejando la sensación de desesperanza. Se negaba a pensar en lo que vendría
después, al menos en este fin de semana. Este fin de semana iba a disfrutar de estar
enamorada, por primera y seguramente por única vez en su vida.

“Hey tú, te ves aniquilada” comentó Tessa.

La mujer de cabello oscuro llevaba puesto un top suelto con mangas, un short y sandalias en
los pies. Agarró las pelotas de tenis de los perros y las arrojó a la piscina. Ambos animales
saltaron al agua, salpicando y nadando alrededor de la parte menos profunda durante unos
instantes.

“Ven aquí”. Tessa le tendió la mano.

Casey se quitó la chaqueta y se desabrochó algunos de los botones verdes pálidos de la blusa
sin mangas que llevaba. Se quitó los zapatos de tacón bajo y los puso encima de la mesa del
patio. Lanzando su chaqueta en el respaldo de otra silla, ella se sentó en el regazo de la Karê.
Tessa pasó las manos por el brazo de la pequeña rubia provocando piel de gallina por su
contacto. Casey apoyó la cabeza en el hombro calentada por el sol de su amante y dejó
escapar un suspiro fácilmente.

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“Odio tratar con hombres” dijo Casey.

“¿Tengo que ir y golpear algunas cabezas para ti?” preguntó Tessa en broma.

Eso hizo que Casey se riera. "¿Cómo lo haces? Quiero decir, ¡después de dos horas quería
golpear a esos idiotas sexistas!”

Fue el turno de que Tessa riera. “Saca número, cariño. Las mujeres han estado esperando en
la cola por siglos que los hombres se despierten y las traten como iguales. Descubrí un poco
antes de que eso no va a pasar. El tiempo de ser la mujer detrás del hombre ha pasado, es
tiempo de que tomes lo que quieras”.

"¿Pero cómo? Puedo ver cómo lo haces, pero no creo que tenga la presencia física para hacer
que los hombres tiemblen en sus botas”.

“No, tú nunca serás capaz ser el fuerte brazo de un hombre. Yo puedo porque soy físicamente
intimidante, pero es más que eso. Veo a los hombres y entiendo su manera de pensar, y la
forma en que van a reaccionar a las distintas circunstancias. La verdad del asunto es, que
como todas las feministas creen, los hombres son diferentes a las mujeres. Los hombres
reaccionan de manera diferente ante el temor, tienen una agenda totalmente distinta en la vida
y hay cosas que los aterrorizan. Un punto básico que tienen en común es que su orgullo o su
machismo siempre será su perdición”.

Tessa continuó hablando como Casey levantó la cabeza y escuchó con atención.

“Puedo ser el brazo fuerte de los hombres, pero tú nunca serás capaz de hacer eso. Tú tienes
habilidades que yo nunca tendré. Eres una mujer extremadamente inteligente, Casey, estás
informada sobre lo que haces, no permitas que escondan tu inteligencia bajo una roca. En
segundo lugar, tienes un ingenio y un encanto que podría desarmar un regimiento entero de
soldados. Usa lo que tienes y no te preocupes tanto por lo que no tienes”.

"¿Cómo te volviste tan inteligente?" Casey sonrió y el estómago de Tessa dio un giro ligero por
el amor que su sonrisa irradiaba.

Tessa simplemente le devolvió la sonrisa y se besaron la una a la otra suavemente.

“Creo que las chicas se sienten abandonadas” La pequeña rubia dijo, indicando a los dos
perras que gotean para salir de las aguas poco profundas de la piscina.

"Mmmm, yo no haría eso si fuera tú", dijo Tessa con una sonrisa de complicidad.

"¿Por qué?" preguntó Casey.

Los dos enormes perros comenzaron a agitar el agua de su piel, empapando las dos mujeres

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sentadas.

"Oh, Dios". Casey se echó a reír, ahora empapado hasta la piel.

"Te lo advertí". Tessa estaba casi temblando, tratando de contener la risa.

“Oh, pequeña advertencia”. Casey no podía parar de reír hasta que la Karê se rindió y se unió a
ella. “Esta es la forma en que mi día está arruinado”. La pequeña rubia alzó las manos en señal
de derrota.

Tessa se levantó, fácilmente sosteniendo a la mujer más pequeña en sus brazos. La mujer de
cabello oscuro se volvió hacia las puertas correderas de cristal.

"¿A dónde vamos?" preguntó Casey.

"Para el dormitorio... Voy a ayudar a que tu día mejore". Dijo la Karê seductoramente.

“¿Te gusta usar vestidos verdad?” le preguntó Tessa a la joven de pie frente al armario.

“Bueno, see, no estoy segura de por qué, pero supongo que sí”, respondió Casey, no muy
segura de la motivación detrás de la pregunta.

Los dos pasaron la mayor parte de la tarde haciendo el amor y la música se podía escuchar en
toda la casa. Tessa propuso ir a algún lugar agradable para la cena para salir y disfrutar de la
cálida noche. Casey estaba en el proceso de ponerse la ropa cuando vio un vestido de corte
bajo color crema en la puerta del armario, cuando se preparaba para vestirse.

Pasaron el día juntas, cenaron juntas y eventualmente se bañaron juntas, y aun así Tessa
sentía como si no pudiera tener suficiente de la pequeña rubia. Observó cómo la joven se
movía por la habitación, vestida sólo con su corta bata de toalla. Admiraba las elegantes
piernas bronceadas y estaba secretamente contenta de que su amante era una de esas
mujeres que se sienten completamente a gusto en un vestido o una falda.

“Los vestidos muestran tus piernas. Por cierto, tienes unos grandiosos ojos”. La felicitó Tessa,
situada en el extremo de la cama, con la cabeza en la palma de su mano.

“Quieres decir piernas cortas” respondió Casey.

“Mmm humm… justas. Casi malditamente perfectas”.

“Eres prejuiciosa” se giró y le respondió Casey.

“Sep” sonrió Tessa.

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"Apuesto a que no ha usado una falda desde que tenías doce años". La pequeña rubia bromeó.

"Yo no soy de ese tipo. Perderías la apuesta, sin embargo. Fui a una escuela católica en
Inglaterra hasta que tenía diecisiete años. Las faldas de lana fueron el estándar de la edición".

“¡Cuéntame sobre eso! Lo mismo pasaba en Long Island”. Sonrió Casey con conmiseración.

“Ven aquí, amor”. Tessa sonrió mientras se sentaba en el borde de la cama. "Eres tan
hermosa". Dijo ella como Casey se acercó y deslizó su mano en la que Tessa le ofrecía.

Casey se acercó a ella y la atrajo hacia sí Karê disfrutando de la forma en que la joven se
estremecía de placer ante su toque. Tessa desató el nudo de la cintura de Casey y dejó la bata
entreabierta, dejando al descubierto su cuerpo desnudo. Fuertes brazos alrededor de la cintura
delgada y la mujer de cabello oscuro besó la piel tensa sobre su abdomen. Alargó una lengua
rosada y deslizó la punta contra la piel de la pequeña rubia. Tessa gimió suavemente.

“Dios, sabes tan bien”. Ella murmuró, acariciando la parte inferior de los pechos de la mujer de
pie.

Tessa empujó a la mujer de pie a sentarse en el borde de la cama junto a ella. Ella maniobró de
rodillas delante de la pequeña rubia, extendiendo las piernas de Casey aparte. La mujer
arrodillada se quitó su propia bata de seda y presionó su cuerpo cerca hasta que pudo sentir el
centro húmedo de su amante contra su vientre. Otro gemido y Tessa besó a Casey como si
fuera la primera vez. Tierna y suave, acarició los labios de su amante con su lengua antes de
presionar más fuerte, solicitando la entrada. Cuando mudó sus besos alrededor de cuello de la
rubia, se deshizo de la bata de tela de los hombros de la joven con un delicado deslizamiento.

“Necesito saber si sabes bien en todas partes”. Murmuró Tessa entre besos.

“Tú dime” respondió Casey, esperando que la alta mujer hiciera lo que ella esperaba que
hiciera.

En todas sus relaciones sexuales, esto era algo que Tessa no había compartido con ella
todavía y la joven estaba desesperada por experimentar este placer con su nuevo amante.
Tessa nunca detuvo a Casey de ir bajo de ella, pero ella nunca correspondió el placer. Casey
se encogió de hombros al principio. No sería la primera vez que había estado con una mujer
que disfrutaba del placer en sí misma, pero se negaba a realizar sexo oral. Ella no entendía por
qué Tessa había esperado tanto tiempo, pero la mujer de pelo oscuro parecía francamente
desesperada al respecto ahora.

Tessa sostuvo el rostro de la pequeña rubia en sus manos y la besó por todo lo que la
apreciaba. Los gemidos de placer de Casey golpearon directamente en el corazón de la alta
mujer y su estómago se volcó ante la anticipación. Ella acarició la cálida piel del cuello de su

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amante y dejó que la lengua jugara seductoramente con un lóbulo sensible de la oreja.

"Quiero que mi lengua dentro de ti", susurró la mujer arrodillada, sin saber cómo las palabras
afectarían a su joven amante. Ella sonrió cuando recibió la respuesta que esperaba.

"Oh sí, Nikki, por favor" declaró Casey, orientando la cabeza oscura en su abdomen.

Un gruñido surgió de las profundidades de Tessa como la esencia de la primera vez, el olor
delicioso de la excitación de su amante cuando ella trajo su cabeza entre las piernas de Casey.
La rubia se apoyó sobre un codo, y su otra mano la apretó encima de la cabeza negra entre
sus muslos. Tessa se cernía sobre el sexo reluciente de su amante, esperando que sus ojos se
reunieran con los suyos. En el momento en que los ojos verdes oscuros se clavaron en los ojos
azules que brillaban debajo de lujuria, Tessa pasó la lengua a lo largo de toda la longitud del
sexo de la pequeña rubia.

"Sssí," caderas de Casey levantó de la cama para seguir el origen del delicioso placer. "Por
favor, Nikki... no me tomes el pelo... te necesito".

La súplica apasionada de su amante llevó todos los pensamientos de juegos o bromas de la


mente de Tessa. "¿Sabes lo hermosa que eres?" Preguntó a la mujer de cabello oscuro.

Sin esperar una respuesta, Tessa volvió sobre el camino de la lengua por los labios exteriores
que brillaban con la dulce humedad. La punta de la lengua se extendió suavemente pliegues
interiores separados y ella amorosamente exploró cada pliegue y hendiduras. Evitó el bulto
hinchado de nervios a pesar de que podía oír gemidos frustrados de Casey. Continuó las
tiernas caricias de su lengua hasta que los gemidos de Casey cambiaron a gemidos guturales y
sus caderas comenzaron a empujar contra la lengua que se deslizó dentro de ella.

"Oh Dios, por favor... oh, por favor, Nikki... no te detengas". Casey le pidió que la mujer de
cabello oscuro comenzara a concentrarse en su clítoris hinchado.

Casey se retorció y empujó sus caderas en sintonía con los movimientos de la lengua de
Tessa, más rápido y más profundo al músculo, ella llenó a Casey hasta que sabía que no sería
capaz de prolongar el placer durante más tiempo. La pequeña rubia finalmente se dejó caer en
la entrega absoluta que su pareja exigió.

"¡Oh, Dios, sí! Nikki... ¡Nikki!" Casey gritó.

Tessa hundió su lengua profundamente dentro de su amante, con ganas de sentir los
espasmos convulsivos de su liberación mientras rodaban en todo su pequeño cuerpo como una
ola sin fin. Casey gritó cuando ella explotó en un orgasmo, todo su cuerpo tenso y luego
soltándolo en sacudidas y estremecimientos.

Tessa pasó la lengua suavemente a través de los pliegues temblorosos, recogiendo el néctar

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dulce del clímax que su amante se había producido. Se levantó de sus rodillas, ella se dirigió a
la cama, tirando pequeña figura de Casey en su contra. La rubia deleitó en la sensación de los
brazos de su amante a su alrededor y cuando ella ladeó la cabeza y sintió los labios suaves de
Tessa en ella, podría probar su propia excitación en los labios de la mujer de pelo oscuro.

"Gracias", susurró Tessa.

"¿No debería yo darte las gracias?" Casey preguntó con asombro.

"No esta vez, cariño. Te he querido así desde el primer momento en que te conocí. Ni siquiera
podía explicármelo a mí misma. Ya ves, no es algo que suelo hacer".

"Bueno, es seguro que lo entendiste rápido" Casey sonrió, inclinándose a sí misma en un codo
para apreciar a su amante.

Tessa sonrió tímidamente y un ligero rubor comenzó a ir hasta el cuello. "Espero que te haya
gustado". La Karê parecía verdaderamente preocupada por este hecho.

"Gustar no es la palabra. Hablas en serio ¿verdad? ¿Nunca haces esto con otras mujeres?"
Casey preguntó sorprendida.

"Las mujeres hacen eso por mí, pero yo.. Bueno, es un acto tan íntimo. Pocas veces he sentido
lo suficiente para que cualquier persona... Casey, el sexo nunca ha sido nada más que sentirse
bien para mí. Utilizaba a las mujeres para lo que necesitaba... nunca hubo emociones
involucradas". Tessa volvió la cabeza, avergonzada. Nunca deberías haberte abierto a ti misma
de esta manera, Niko. Seguro que ella pasa a la historia ahora.

“Hey”, dijo Casey en voz baja. "Hey", repitió, tomando la barbilla de Tessa en su mano y
girándola hacia ella. Casey vio las lágrimas rodando por los inusualmente altos pómulos. "Sé lo
difícil que es para ti, Nikki... abriéndote delante de otra persona. Sin embargo, yo no voy a
ningún lado. Ya sabía que no ibas a ganar ningún premio Madre Teresa, no tienes que ocultar
tu pasado de mí. Esas otras mujeres... ¿estamos hablando sólo del pasado?" concluyó Casey
vacilante.

Tessa mostró los dientes blancos y perfectos en una sonrisa destinada sólo a su amante. "Sí,
cariño... están todas en el pasado".

"¿Puedo preguntarte una cosa más?" preguntó Casey.

"Lo que sea, amor".

"¿Podemos ir a comer ahora?, porque tengo mucha hambre" respondió Casey.

Tessa se rió de su amante y la empujó con fuerza contra su propio cuerpo, besándola

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apasionadamente. “Por cualquier medio, te alimentaré. Además, así tendrás más fuerzas...
para después”.

La cena fue un asunto increíblemente romántico, como Tessa parecía tener conocidos por toda
Atenas. Tuvieron una comida privada en la azotea de uno de los restaurantes más elegantes
de Grecia. Tomaron un largo paseo por las calles de tiendas, sin hacer nada más que hablar y
disfrutar de su mutua compañía.

Tessa vio que su compañera daba varios “oh” y “ah” a las joyas que se mostraban en la
ventana de la tienda. Grandes anillos de bodas con diamante eran bien visibles, pero Casey
parecía más impresionada con las pequeñas piezas delicadas. Tessa se puso detrás de ella
hasta que la pequeña rubia pudo sentir la mujer alta contra su espalda. Tessa habló en un tono
tan suave y baja sólo Casey podía oírla.

"Me gustaría verte llevar uno de esos para mí algún día".

Tessa apenas podía dar crédito a sus propios oídos. ¿Acabo de pedirle que se case conmigo?

"Todo lo que tienes que hacer es preguntar, amor". Respondió Casey, dándose cuenta de que
el tiempo podría ser un largo camino por recorrer para los dos amantes. Oh, por favor, Nikki,
pregúntalo algún día, ¡cuando estés decidida!

Tessa fue lanzada una vez más por un bucle por la respuesta de la pequeña mujer. Casey
parecía tomar todo con calma. Nada que la Karê dijera, nada de lo que Tessa mencionara
como parte de su terrible pasado, parecía asustar esta chica. Quizá por centésima vez en el fin
de semana, Tessa trató de empujar hacia abajo el temor de que se levantó como la bilis en la
garganta. Con el tiempo, pequeña, y luego voy a ser la causa de su dolor.

Tessa llegó rápidamente y apretó el hombro de la pequeña rubia. Le tomó una gran cantidad de
control no envolver sus brazos alrededor de la chica ahí en la calle, pero ella tenía que recordar
quiénes eran y dónde estaban. Atenas puede no ser Mykonos, pero era condenadamente
cerca. Demasiado cerca para correr riesgos en puntos donde las miradas indiscretas podría
estar controladas. Hasta el momento, nada de lo que habían hecho en público podría ser
malinterpretado como algo más que el hecho de que las dos mujeres se estaban quizá
convirtiendo amigas cercanas.

Casey sintió el contacto como la mujer más alta le apretó el hombro y ella se apoyó en ella,
sólo como un poco de respuesta. Tessa explicó la forma en que tendrían que actuar en público
y mientras Casey odiaba la idea, entendía. Ella había estado allí antes, de todos modos. No era
apropiado que sería diferente otros estados. La única diferencia aquí en Atenas era que todo el
mundo parecía conocer a Tessa. Los dueños de negocios, estudiantes, incluso las mujeres en
la calle, asintieron con la cabeza y la saludaron usando su título actual, Karê.

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Decidieron tomar un descanso y se sentaron fuera en una de las tavérnas locales para disfrutar
de una copa de retsína. El propietario les llevó a la mejor mesa sin tener que pedir.

"Nikki, ¿cómo todo el mundo te conoce aquí?" preguntó Casey.

Tessa buscó los ojos de la rubia y se sentía una pieza más del muro que tenía alrededor como
una manera de entregar alma. "¿Estás segura de que quieres saber?"

Casey entiende la lógica de esa pregunta. Tessa realmente preguntaba si ella quería oír hablar
de ese pasado horrible, al que ella se seguía refiriendo.

"Sí, quiero saber todo de ti, Nikki. Lo bueno y lo malo".

Tessa le indicó al propietario para dejar la botella cuando trajeron sus bebidas. No estaba
segura por dónde empezar. No podía decirle a su amante demasiado, pero ella no quería
mentir acerca de quién había sido, sobre quien la mayoría de la gente pensaba que todavía
era. La Karê negó con la cabeza, lanzando su flequillo de sus ojos y se aclaró la garganta.

“Atenas solía pertenecerme” dijo ella simplemente. "Yo controlaba todo lo que entraba y salía a
través de los muelles. Los hombres en los sindicatos eran leales a mí, no porque quisieran
serlo, sino porque me tenían miedo. Todos me pagan por controlar la ciudad. Desde las
prostitutas a la policía, yo decidía toda su vida a través de mi propio pequeño reino de terror
que duró casi diez años. Estas personas no están siendo educadas porque me respetan,
Casey... lo están haciendo por miedo, porque saben lo que he hecho... lo que podría hacer de
nuevo".

Tessa miró a los ojos de color verde mientras hablaba, buscando en ellos algún signo de
asco... aborrecimiento, pero lo que sí encontró, mirando desde lo más profundo había casi
derretido su voluntad estoica. La Karê vio su propio dolor reflejado en los ojos de su amante.
Los ojos de Casey se llenaron de lágrimas e irradiaban una profundidad de emoción que Tessa
no había dirigido hacia ella desde que era una niña, cuando su padre estaba vivo. Era amor
incondicional.

"Nikki", dijo Casey en voz baja: "¿Cómo llegaste a ser de esa manera?"

Tessa pensó en la manera de responder a esa pregunta. La verdad era que en un día de
Pascua, hace veinte años, el mundo se derrumbó sobre ella. Todo lo que le habían enseñado
sobre el honor, la confianza y la integridad se convirtió en una mentira. En el espacio de unos
pocos momentos de tiempo, una niña de once años de edad, Tessa Nikolaidis se enteró de que
sólo los fuertes conseguían lo que querían, que la riqueza y el poder eran las armas definitivas
de la destrucción y que sólo había una cosa que la gente entendía. Miedo. ¿Cómo podía
decirle a Casey que pasó los últimos veinte años, convirtiéndose en el tipo de persona que
existía sólo por una cosa... la venganza?

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"Supongo que todo comenzó cuando mi padre fue asesinado. Me desilusioné un poco después
de eso”.

Casey se mareó un poco y no podía apartar la vista de la marquesina roja detrás de Tessa. La
Karê observó cómo la pequeña rubia se estremeció ante algo en su memoria, con su rostro
tomando toda su expresión.

"Casey, ¿estás bien?" Tessa llegó a su mano sobre la mesa y cubrió la más pequeña que allí
descansaba. “Tus manos están heladas como el hielo… ¿Casey?”

La joven negó con la cabeza un poco para despejar las telarañas y fijarse en los ojos azules
frente a ella que estaba llenos de preocupación. El toldo rojo detrás de donde se encontraba su
amante sentada parecía llenar toda su visión.

"Lo siento, cariño. Estoy teniendo uno de esos sentimientos extraños, ¿sabes? Parece que
está pasando". Casey finalmente levantó la cabeza. Su brillante sonrisa alivió la mujer de pelo
oscuro un poco. "¿Te importa si volvemos a casa?"

Tessa sonrió ligeramente ante el sonido de eso... a casa. Viniendo de los labios de Casey tenía
un sonido del amor y la permanencia a la misma. "Sí, creo que es una buena idea. Déjame
pagar la cuenta, ¿vas a estar bien aquí por unos minutos?"

Casey asintió. "Ahora estoy bien, de verdad. Trae también una botella de retsína".

Tessa se levantó y con una mirada de preocupación en su pareja, caminó dentro de la pequeña
tavérna.

La pequeña rubia bebió el resto de su vino y empujó el vaso vacío a un lado. Una mujer mayor
de unos cuarenta años recogió el vaso y la bandeja.

"Efcharistó". Casey sonrió, agradeciendo a la mujer.

“Tú no perteneces con ella” La mujer dijo en voz baja.

"¿Cómo dice?" Casey respondió.

"La Karê, no sabes el tipo de mujer que es. El tipo de cosas que hace".

La voz de Casey adquirió un tono duro. "Sé exactamente qué clase de mujer es, gracias. Ella
está tratando de olvidar lo que ocurrió en su pasado".

Casey añadió esto último y no estaba segura de por qué sentía que ella debía dar
explicaciones a esta extraña. La mujer miró hacia la puerta, viendo el regreso de Tessa.

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"¿Crees que es su pasado que la persigue? ¿Llama usted a unos cuantos días, el pasado?"

"¿De qué estás hablando?"

"¿Sabes lo que le pasó a los hombres jóvenes que dispararon contra tí el domingo?" La mujer
miró de nuevo a la puerta y se acercó más a Casey. Las cejas de la rubia se elevaron en
sorpresa. "Sí, ya sé quién eres, Cassandra Meridio".

La mujer hizo malabares con su bandeja en una mano y sacó una hoja doblada del Ta Nea del
bolsillo de su delantal. Sostuvo el recorte de periódico para que Casey viera. La foto de
Cassandra se mostraba junto a un breve reportaje sobre el incidente frente a la iglesia.

"¿Qué pasó con ellos?" Casey preguntó vacilante, de repente tenía miedo de la respuesta.

"Todos menos uno regresó, el hombre que disparó el arma. Nadie lo ha visto desde el día que
la Karê lo llevó a dar un paseo en coche aquí en Atenas. Se rumorea que sus arkheedias
fueron entregados a tu padre en un saco".

"Te equivocas". Fue todo lo que a Casey se le ocurrió decir, pero le salió débilmente.

La mujer mayor vio a Tessa volver a la mesa y tomó un trapo, pretendiendo limpiar la mesa ya
limpia. "Si estás tan segura de que ella ha cambiado... preguntarle qué fue de George Míkolo".
Ella se apresuró a añadir antes de alejarse.

Tessa se dirigió de nuevo a la mesa y pensaba que Casey parecía aún peor que cuando se
fue.

"Ven, vamos a llevarte a casa". La mujer de pelo oscuro frunció el ceño.

El viaje rápido de vuelta a la finca pasó en silencio. Casey no quería nada más que descartar
todo lo que la desconocida le había dicho. Pero algo fastidiaba en su interior, algo le decía que
Tessa no estaba siendo completamente honesta con ella. Ella no podía poner su dedo en la
llaga, pero la idea había revoloteado rápidamente dentro y fuera de su mente consciente desde
hacía días. Ella sabía que su amante la estaba protegiendo de ciertos aspectos del pasado
oscuro de la Karê, pero se preguntaba si esa era la única razón por la que Tessa callaba a
veces.

Tessa condujo con ambas manos en el volante, pensando en el silencio de su amante. La Karê
se mordió el labio, se maldijo en silencio por la educación de su padre. Parecía que sólo
tomaría la más pequeña de las cosas a correr la mente de Casey y una vez más iba a ser
echado en el horror de ese día. Tessa vio el dolor de su amante por no ser capaz de recordar,
sin embargo, estaba tan segura de que algo andaba mal. Se le rompió el corazón de no poder
aliviar el sufrimiento de la joven, pero si ella revela todo, ¿no sería sólo causar más dolor

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innecesario a Casey? Te estás mintiendo a ti mismo de nuevo, Niko. ¿Es realmente el


bienestar de Casey que te preocupa o que sabes que si le dices lo que eres realmente, ella te
deje?

El viaje en coche de cinco minutos pareció durar una eternidad, para ambas mujeres.

Tessa apoyó la taza de té caliente en el final de la mesa cerca de la amplia silla doble mullida
en la que Casey se sentó. “Esto hará que por lo menos entres en calor”. La mujer alta, dijo,
arrodillándose delante de la pequeña rubia y frotándose las manos para conseguir un poco de
calor en las extremidades congeladas.

Casey ni siquiera miró hacia la Karê y, finalmente, Tessa se levantó para marcharse. La mano
de Casey salió disparada y se apoderó de los dedos largos y delgados de Tessa.

"Siéntate aquí conmigo", dijo ella, moviéndose en la silla grande.

Tessa sonrió suavemente y arrojó su chaqueta sobre el sofá. Casey vio como la Karê también
se quitó la pistola de la parte baja de su espalda. La mujer alta alivió su espalda en la silla y
Casey fácilmente se deslizó en su regazo. El contacto que la mujer más joven estableció
pareció calmar los temores de la mujer de cabello oscuro considerablemente y Tessa envolvió
su propio cálido abrazo alrededor de su amante.

"Cariño, ¿qué puedo hacer?” preguntó Tessa.

El cuerpo de Casey sacudió ligeramente y la Karê se dio cuenta de que no era el temblor que
de vez en cuando corría por la piel de su amante cuando Tessa la tocaba. La joven realmente
estaba temblando. Tessa la acercó contra su propio cuerpo, pensando que al principio era el
recuerdo de aquel día, que causó la condición de Casey. Oh, pequeña, si te digo por qué tienes
esos sueños, solo te causaría más dolor.

"Háblame, Casey. Dime lo que está mal."

Casey hundió la cara en la piel suave y en la oscuridad del cuello de su amante. Le encantaba
el olor de la piel de Tessa. La pequeña rubia negó con la cabeza hacia los lados, incapaz de
hablar. ¿Cómo puedo preguntarle? Cambiaría todo si lo hago. Si yo le pregunto, entonces ¿no
es lo mismo que decirle que no confío en las cosas que me dice?, y si yo no pregunto, ¿voy a
ser capaz de confiar en ella por completo?

Tessa sintió de pronto las lágrimas mojadas en el cuello y supo que se trataba de algo más que
un pedazo de la vieja pesadilla de Casey cobrando vida.

"Cariño, ¿qué es? ¿Tiene dudas acerca de nosotras… a cerca de estar conmigo?”

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Casey asintió con la cabeza en el hombro de Tessa como sus lágrimas continuaron. Tessa
tomó una respiración profunda y la sostuvo por un momento antes de soltarla. Podía sentir las
lágrimas calientes que quemaban el fondo de sus ojos, pero ella no quería ceder a éstas.
Nunca supo que podría suceder tan rápido o que le dolería tanto. Ella se tragó el dolor que de
repente se aferró a su pecho y trató de parecer simpática, aunque su propio corazón se rompía.

“Está bien, bebé, shhh. Te llevaré al hotel; no tienes que quedarte aquí esta noche, lo
entiendo”.

"No, eso no es lo que quise decir”. Casey sollozó mientras levantaba la cabeza para mirar a
Tessa con una mirada azul completamente desgarrada.

"¿Qué, Casey?" Tessa rozó suavemente las lágrimas de las mejillas de la joven. "¿Alguien te
ha herido… he hecho algo para hacerte daño?”

Casey negó con la cabeza, pero todavía las lágrimas rodaron por sus mejillas. "Tengo que
preguntarte algo, pero tengo miedo de lo que puedas pensar de mí después de que escuches
sobre lo que trata”.

Tessa ladeó la cabeza de la joven para mirar a los ojos, llenos de lágrimas. "¿Es algo sobre mi
pasado?"

Casey asintió.

"¿Algo que has oído que yo he hecho?" Tessa preguntó a sabiendas.

"Sí". Casey asintió de nuevo.

Tessa apretó el cierre de la mujer y sintió que la pequeña rubia metía su cabeza cómodamente
bajo la barbilla de la Karê. "Casey, me puedes preguntar cualquier cosa que quieras. Nunca te
juzgaría por eso”.

“¿Me prometes responderme con la verdad?”

Los ojos de Tessa buscaron la habitación como buscando inconscientemente una salida.
¿Puedo decirle absolutamente la verdad? La mujer de pelo oscuro sintió la pequeña figura en
sus brazos sacudirse con sus sollozos y el corazón de Tessa se sentía como si estuviera
siendo arrancado de su pecho. Ella sabía que en ese momento cual sería la respuesta a
cualquier pregunta que su amante le diera. Aunque Casey lo adivinó, Tessa sería dueña y
admitiría la verdad simplemente para aliviar dolor de la joven.

"Con una condición". Tessa respondió suavemente, tirando de la cabeza de Casey hasta
mirarla de nuevo. "Sólo si me dejas de llorar por mí, ¿de acuerdo?" Tessa le susurró con
ternura y besó la frente de la rubia.

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Se sentaron así durante un rato hasta que Casey calmó sus nervios y se detuvo el flujo de las
lágrimas. Tessa se sentó y pasó los dedos por el corto pelo rubio, sosteniendo a su amante
fuertemente con el otro brazo.

"Nikki", Casey comenzó sin levantar la cabeza. "Necesito saber quién es George Míkolo”.

Casey sintió que todo el cuerpo de la Karê tensarse debajo de ella. No dijo nada más,
esperando que su amante respondiera. Sintió en su corazón que cuando Tessa dio su palabra
que diría la verdad, ella lo haría.

Tessa se congeló al oír el nombre del joven hombre. ¿Dónde oyó Casey hablar de él? La Karê
buscó en su cerebro en las pocas personas que se habían cruzado desde la cena. ¡La mujer de
la tavérna! Ahora recordaba cómo la mujer se había alejado bastante rapidez cuando Tessa se
dirigió de nuevo a la mesa y cómo Casey se veía bastante mal. La pregunta era... ¿Quién era
la mujer?

"Él es el hombre que te disparó la semana pasada." Tessa respondió simplemente.

"¿Lo mataste?”

“No, amor, yo no lo maté” Tessa respondió suavemente.

"¿Le has hecho daño?"

“Bueno, eso depende de tu definición. Creo que yo lo asusté de muerte, pero no Casey, nunca
lo toqué”.

"Pero, esa mujer de la tavérna, dijo que le cortaste las bolas y se las entregaste a mi padre
como prueba de que lo mataste. ¿Por qué iba a decir eso?" Casey levantó la cabeza ahora
viendo la mirada azul de su amante.

"Porque eso es lo que tu padre me pidió que hiciera… eso es lo que yo solía hacer, Casey. Te
dije que los hombres en Atenas me tenían miedo, es porque esa es la forma en que manejaba
la deslealtad. Era mi marca registrada”.

Tessa sintió un pequeño estremecimiento pasando a través del cuerpo de la joven.

"¿Mi padre?" Casey susurró, pero ella parecía estar dirigiendo su pensamiento hacia sí misma
y por eso, Tessa se quedó en silencio. “¿Por qué George Míkolo desapareció?” Casey
preguntó después de digerir la última parte del horror.

Tessa sabía que ella estaba en serios problemas ahora. Todo habría terminado porque ahora
que ella comenzara, sabía que tendría que confesarle todo a Casey. Tessa tenía que explicar

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quién era y sobre todo… quién era el padre de Casey.

"Sólo puedo decir que está vivo, pero no puedo demostrar ese hecho en estos momentos. Si
confías en mí hasta el lunes, voy a demostrártelo”.

Era lo único que podía decir Tessa, la única respuesta que podía dar. "¿Confías en mí,
Casey?" Tessa preguntó con una voz tan baja que apenas era un susurro.

La joven miró a la cara de su amante y vio algo nuevo allí. Tessa lucía cansada y derrotada,
como si fuera la primera vez que la mujer estaba experimentando lo que era estar insegura y
asustada. Tan gentilmente como ella sabía, Casey besó los labios delante de ella.

"Voy a hacer más que confiar en ti, mi amor. Creeré en ti”. Casey susurró.

Tessa sostuvo la mujer con ella en un fuerte abrazo y la besó en la cabeza de la pequeña
rubia.

"Eres todo para mí, Casey... todo".

Tessa puso su cuerpo hacia abajo junto a la figura desnuda de su amante y no hicieron nada
más que besarse por un largo tiempo. Las caricias de sus labios eran sensuales y sin prisas,
ninguna quería precipitarse en las llamas, sino que deseaba disfrutar de las cenizas humeantes
de su pasión. Tessa empezó a acariciar la suave piel del cuerpo de Casey, desde la mitad del
muslo hasta la cintura. Lenta e implacable, la mujer de cabello oscuro pasó los dedos en
movimientos ligeros como plumas a través de todo el cuerpo de su amante.

Casey estaba simplemente sorprendida de lo suave este amante de ella podría ser. En cuanto
a Tessa desde lejos se podía apreciar la dureza de su porte. Su cuerpo, recortado a través de
sus músculos y ángulos agudos parecía como si se hubiera sido astillas de piedra. Las manos
de Casey encontraron que las apariencias engañan, sin embargo. La piel de Tessa era suave
como la seda, sus labios, cálidos y acogedores, y su tacto, era más tierno que nada de lo que
Casey hubiera sentido alguna vez anteriormente.

Tessa prodigaba a la joven más atención que la que Casey había experimentado en todas sus
últimas amantes combinadas. La mujer de pelo oscuro parecía tomar su placer en complacer a
la pequeña rubia, que después de horas de deliciosa tortura, finalmente pedía la liberación.
Tessa sostuvo el cuerpo de Casey en el borde por lo que pareció una eternidad, con lo que la
pasión de la mujer en pico, y luego tocándola lentamente. Una y otra vez hasta que la rubia ya
no podía contener la marea que crecía dentro de ella.

Cuando el cuerpo de Casey se estremeció con los primeros temblores del orgasmo, Tessa se
limitó a seguir a su amante por el precipicio. No fue suficiente para la mujer de cabello oscuro y
una vez más, poco a poco construyó el fuego dentro de la joven, esta vez fomentando la

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liberación de Casey. Una y otra vez, Tessa llevó lentamente a su amante a otro pico. Quería
darle todo a esa mujer que se había deslizado en su camino más allá de las defensas de su
corazón oscuro, tal como ella quería todo de su amante. Tessa le pidió la entrega completa a
Casey mientras ella finalmente llevó su cuerpo a un punto de agotamiento delirante.

Eso era todo lo que Tessa podía dar, de manera que Casey tendría al menos el recuerdo de
haber hecho el amor de modo tierno. Casey siempre sería capaz de mirar hacia atrás a una
noche y saber que Tessa había dado todo de sí misma, todo lo que tenía para dar. Se
acercaba el amanecer y Casey dormía profundamente en los brazos de la Karê. Tessa observó
a la joven en el sueño, pasando los dedos por el cabello increíblemente suave y dorado. Por
fin, la mujer de cabello oscuro se deslizó de la cama y escuchó como Casey murmuró una
protesta por la pérdida de su sueño. Tessa le dio un beso en la mejilla a la pequeña rubia y la
media sonrisa volvió a su rostro dormido.

Tessa salió de las puertas corredizas de la habitación del segundo piso hacia el balcón de
madera, seguida de los dos Dobermans. Se sentó en el suelo de la cubierta y apoyó la espalda
contra la casa. Los perros se acolchonaron y presionaron contra ella. Mientras inclinó la cabeza
hacia atrás y miró hacia el cielo gris, de madrugada, las lágrimas comenzaron. Tessa no hizo
nada para tratar de detenerlas.

Así que hay que hacer penitencia en esta vida, después de todo, pensó para sí misma. Esta
sería suya, para finalmente darle su corazón, sólo para perderla. Para experimentar el éxtasis
de alguien tan maravillosa como Casey amándola, dispuesta a perdonar a su oscuro pasado,
sólo para tener que renunciar a ella. En su vida había sido golpeada, disparada, pero los
dolores de esos incidentes no eran nada comparado con la angustia que vertió sobre ella
ahora.

No podía mentirle a Casey por más tiempo. Ella ya no podía fingir que tendrían una vida juntas.
Mañana le daría a Casey el último pedazo de sí misma. Ella se la llevaría al Centro y su
espectáculo de quién era ella, quién era el padre de la joven, y en donde se hallaba la pequeña
rubia en el juego de ajedrez. No le gustaría a los del Centro, que no estaban muy contentos
cuando ella apareció con Míkolo, pero Tessa pensó que Jack podría explicarle todo a Casey. Si
lo intentaba ella podría perder el valor a medio camino o estaría tentada a llevarse a la mujer en
sus brazos y ser dulce. Jack sabría qué decir y cómo decirlo. Tenía hijas y comprendería el
dolor y la confusión de la joven. Entonces nuevamente Jack podría ser un bastardo sin corazón
cuando él quería.

Tessa distraídamente rascó detrás de las orejas de Cinnamon como el animal apoyó la cabeza
en el regazo de la Karê. Aun así las lágrimas cayeron y Tessa cerró los ojos con fuerza por el
dolor de la comprensión se apoderó de ella. Sólo había hecho el amor a Casey por última vez.

Tessa se despertó con un sobresalto, tirada en medio de la cama king-size sola. Era por lo
menos media mañana por la forma en que el sol comenzaba a fluir a través de las ventanas.

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"¿Casey?"

"Aquí abajo". Casey llamó desde el piso de abajo.

Tessa dejó escapar un suspiro de alivio. Ella pensó por un momento que Casey se había ido.
Se puso una bata y se dirigió escaleras abajo, por primera vez para sentir el tentador aroma
proveniente de la cocina.

“Saliste de la cama la noche anterior… Es decir, la madrugada de hoy”. Casey acusó una vez
sintió la cálida presencia a su espalda.

"Sí, lo siento. Yo no podía dormir”.

La mujer más pequeña se giró y se deslizó sus brazos alrededor de la cintura de la Karê. La
miró a los ojos bordeados de rojo y ella sospechaba la razón de la salida matutina de su
amante. Se besaron y Tessa cerró los ojos ante el sabor dulce de la boca de su amante.
Cuando ellas se retiraron del beso, Casey se abrazó más fuerte alrededor de la cintura delgada
y apoyó la cabeza en un suave y caliente pecho. Tessa le besó la parte superior de la cabeza y
la abrazó más fuerte.

"Entonces, ¿qué tenemos para almorzar?" preguntó Tessa.

"Algo que yo creo que te gusta". Casey respondió en secreto.

"¿Tengo tiempo para una ducha?"

“Sep, si haces una rápida” respondió Casey.

En el momento en que se sentaron para su comida, Tessa estaba limpia y vestida y Casey a
puso la mesa afuera para su comida. Cuando apoyó los platos de comida, los ojos de Tessa se
abrieron y ella sonrió.

“¡Keftédes! Estos son mis favoritos". Ella gritó, haciendo referencia a los elementos, que eran
como albóndigas fritas hechas de carne de cerdo. "¿Cómo lo sabías y en qué lugar de esta
casa encontraste esos ingredientes?" Tessa preguntó con asombro. "¿Sabes la única persona
que hace esto para mí es mi ma…” Se detuvo abruptamente, atrapándose a sí misma, pero
Casey no pareció darse cuenta.

"Lo siento, cariño, yo podría haber ido contigo".

"Estabas durmiendo tan profundo que no quería despertarte”.

"No puedo creer que no me desperté cuando te fuiste. Nunca me he sentido bastante cómoda

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alrededor de cualquier persona para bajar la guardia de ese modo". Tessa confesó.

"Lo sé". Casey sonrió. "Espero que estuviese bien, pero llevé a Cinnamon conmigo. Ella se
sentó en el coche con el techo bajo y miraba amenazante cada vez que un muchacho quería
levantarme”.

"Buena chica, Cinny” dijo Tessa al animal, rascando bajo su barbilla, mirando hacia arriba con
una sonrisa torcida en la pequeña rubia.

"Vamos", dijo Casey con una sonrisa. "A comer antes de que se enfríe".

"Tengo que llevarte a un lugar hoy, Casey”. Tessa dijo, poniendo su taza de café de nuevo
sobre la mesa, con miedo a levantar los ojos.

"¿Para decirme algo más acerca de quién eres?"

"Sí". Tessa finalmente levantó la vista y el miedo era evidente en sus ojos azules. "Necesito
que sepas toda la verdad sobre mí. Hay cosas que escucharás... sobre mí... y, sobre tu padre
que no quieres oír. Me gustaría darte la chance de retractarte si quieres, Casey. Yo no voy a
pensar mal de ti, francamente, no te culparía si quisieras dejar lo de nosotras en este instante".

"Yo no voy a renunciar a ti, Nikki. Te lo dije antes, yo te quiero... todo de ti".

"No lo harás después de hoy" Tessa respondió siniestramente.

Casey respiró hondo y se preguntó si ella era realmente estaba lista para esto. ¿Cuándo la vida
se volvió tan difícil?

"¿Es tan terrible entonces... lo voy a escuchar?" preguntó Casey.

Tessa asintió con la cabeza, esa misma mirada herida inquietante en su expresión. "Voy a
llevarte a conocer a algunas personas que conocidas, con las que trabajo. Las cosas que te
van a contar todo es cierto, tienes que confiar en mí en esto. Quiero que al menos las
escuches, entonces yo contestaré cualquier pregunta que tengas".

"Muy bien, Nikki". Casey respondió, pero sin darse cuenta de que este sería el último día que
iba a llamarse a sí misma con orgullo, la hija de Meridio.

El viaje en coche en el distrito histórico de Kolonáki fue relativamente silencioso, con las
mujeres perdidas con sus pensamientos privados. Tessa empujó el coche en un garaje
subterráneo moderno y caminaron los dos bloques a un edificio de ladrillo de cuatro pisos.

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"¿Una agencia de viajes?" Casey cuestionó cuando ella vio el letrero, entonces se preguntó por
qué una agencia de viajes que necesitaría un edificio tan grande.

“No realmente”. Tessa respondió, manteniendo la puerta abierta para que la mujer más
pequeña para entrase.

Salieron del ascensor en el cuarto piso y Tessa abrió el camino a través de un pequeño
laberinto de oficinas. Finalmente se detuvo frente al escritorio de una mujer mayor. La
desconocida tenía gruesa montura de gafas y el pelo castaño rojizo que hace tiempo habían
perdido su color natural.

"Dile a Jack que estoy aquí, voy a estar en la sala de conferencias". Tessa dijo brevemente y
luego acompañó a Casey a una habitación que de hecho podría considerarse como una sala
de conferencias.

"Toma asiento, voy a estar de vuelta. ¿Quieres algo de beber?" Preguntó Tessa.

Casey negó con la cabeza y observó a la mujer de cabello oscuro cerró la puerta detrás de ella.
La joven estudió su entorno y no podía entender La supuesta sala de conferencias estaba
apartada, una gran mesa rodeada de sillas de respaldo alto y un gran espejo adornado en la
pared. ¿Una agencia de viajes que no se parece en nada a un sitio de negocios? Casey meditó
silenciosamente.

Tessa se puso de pie con los brazos cruzados en una habitación contigua que estaba
completamente a oscuras. El espejo en la sala de conferencias le permitió ver a Casey sin la
pequeña rubia de verla. Ella vio y pudo ver las ruedas girando en el interior del cerebro de su
amante.

"¿Estás completamente loca?" dijo una voz de hombre entre dientes detrás de ella.

"Buenas tardes, Jack". Tessa le respondió, sin apartar sus ojos de Casey.

"Realmente me gustaría saber, ¿has perdido por completo esa mente griega tuya, ¿qué hace
ella aquí?"

"Ella tiene que saber la verdad".

"¡Mierda! Necesitas redención y lo crees porque tú te la estás tirando, que ahora es el momento
de decir la verdad".

Tessa volvió la cabeza y sus ojos azules se pusieron pálidos. "¿Me estás vigilando ahora?"

“¡Estoy vigilando tu alrededor! Sucede que eres un bien valioso dentro de nuestra
organización...”

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“Es por eso que debería poder hacer algunas demandas de vez en cuando” interrumpió Tessa.

“Creo que las estás haciendo. ¿Qué demonios creíste que fue el asunto de Míkolos?”

El hombre se acercó al espejo y se frotó la cara con la palma de su mano, suspirando


profundamente. "See, bueno, es fácil ver el porqué de la atracción. Dime Tessa, ¿qué tan mal
estás?”

"Estoy enamorada de ella." Ella contestó. Entonces, ¿por qué no puedo decírselo? “Esta no es
la forma en la que todo debería suceder, ¿sabes?” Tessa dijo casi para sí misma. "Quiero que
le digas la verdad".

“Sabes que ella se lo dirá al viejo una vez que yo lo diga. No hay forma de que ella se siente y
solo observe. No, olvídalo”.

"Este no es un punto negociable". Tessa susurró, volviéndose con cara de enojo hacia el
hombre.

“Y, ¿qué verdad quieres que le diga? ¿La manera en que yo lo veo o la manera en que tú lo
ves?”

"¿Qué demonios se supone que significa eso?”

“Significa, ¿debo decirle que planeas la caída de su padre?” gruñó el viejo.

"Sólo tienes que decirle lo que ella necesita saber” respondió Tessa.

“Así que le digo a ella que eres la creación de Meridio, pero no le digo que a cambio yo voy a
girar mi cabeza mientras le pones una bala en su cabeza por lo que le hizo a tu padre”.

Tessa se quedó en silencio y bajó la cabeza, llevando su mano para frotar la parte posterior de
su cuello. Jack era duro, pero ella sabía que el hombre trataba con duras verdades todos los
días. Ella más bien admiraba al viejo hombre y Jack le dijo numerosas veces que lamentaba
que la Oficina no se hubiera enterado de ella antes. Él dijo que habrían hecho un gran equipo
del lado correcto de la ley.

“Eso sí no le digas nada sobre mi padre, ¿está bien?” preguntó Tessa.

"Ella estaba allí, ¿cómo puede no saber ya de él?”

"Ella era una niña pequeña. No recuerda lo que pasó ese día. Ella tiene pesadillas y no quiero
realizar un desbarajuste para el que no estamos preparadas para hacerle frente”. Tessa
respondió con sinceridad.

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"Oh, maravilloso", respondió Jack. "Me quedo atascado con la dura tortillera y su demente
novia”.

Tan rápido que nunca lo vio venir, el cuerpo del hombre se estrelló contra la pared, los fuertes
brazos de la mujer que lo sujetaban en el fuerte agarre.

"Ella es una dama y más te vale por tu maldito bien que la trates de ese modo”. La mujer de
pelo oscuro dijo con voz áspera.

“Está bien… Está bien” dijo Jack con la voz ronca.

Tessa aflojó su agarre y el hombre trató de recomponerse. "Vamos". Él dijo al fin.

“Pensé que quizá me habías abandonado aquí” dijo Casey.

Tessa volvió a entrar en la habitación seguida de un hombre de unos cuarenta y tantos años,
tal vez cincuenta. Estaba en forma y tenía un poco de gris en la sien. Casey pensó que el
hombre le recordaba mucho a su padre.

"Nunca". La mujer alta respondió, tomando la mano de Casey en la suya. "Cassandra Meridio,
me gustaría que conocieras a Jack Armstrong".

"¿Armstrong?" La pequeña rubia le preguntó con una sonrisa divertida.

"Ni siquiera pienses en ello". Jack sacudió la pequeña mano que se le ofreció.

"Oh, por favor". Casey no pudo resistir.

"Está bien". Él dijo, poniendo los ojos como si hubiera escuchado esta línea un millón de veces.

"Jack Armstrong... ¿el de All American Boy?"

Incluso Tessa se rió de la diversión demostrada por Casey, y la incomodidad que el agente
exhibía.

"Mi padre tenía un gran sentido del humor." Jack respondió.

Una vez que Casey y Tessa se acomodaron en sus asientos Jack se puso su mejor cara y
comenzó.

“Señora Meridio, yo soy un agente especial que trabajo para la Oficina Federal de
Investigaciones de los Estados Unidos. Estoy aquí en Grecia para dirigir una operación para

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atrapar a un criminal que ha logrado mantenerse un paso por delante de la ley durante mucho
tiempo ya. Estamos aquí trabajando con los miembros de la Interpol, porque este criminal
representa una amenaza para la seguridad nacional de más de un país. El nombre de ese
criminal es Andreas Meridio”.

"Esto debe ser algún tipo de error. Mi padre no es un criminal”. Casey dijo entrecortadamente
mirando de Tessa al extranjero. "¿Nikki?" Casey dijo a la mujer de cabello oscuro.

Tessa puso una mano sobre la más pequeña de Casey que descansaba sobre la mesa. "Te
dije que estas cosas iban a ser muy difíciles de escuchar. Yo no quería que las descubrieras de
esta manera, Casey, pero me preocupo demasiado por ti para verte atrapada en el medio de
este modo”.

“Señora Meridio, ¿sabe lo que es un traficante de armas?” preguntó Jack Armstrong.

“¿Armas? ¿Me estás diciendo que mi padre vende armas?" Casey preguntó con voz aturdida.

"No sólo las armas. Armas de fuego militares… todo, desde granadas de mano a los misiles
ligeros, tanques, M-50, misiles de tierra-aire, armas de alto calibre de destrucción. Ahora está
empezando a hacer un montón de negocios con los países del tercer mundo. Tenemos mucho
temor de que él pudo haber conseguido en sus manos algunas armas nucleares”.

"¿Los libios?" Casey preguntó casi en un susurro.

“Inteligente dama. Sí, las personas con las que almorzó el otro día se encuentran entre las
personas que nos preocupan. Estamos en una especie de punto muerto. Sabemos dónde
Meridio vende las armas una vez que las personas las sufren, pero lo que realmente
necesitamos saber es que él las recibe. Sin alguna prueba real, la extradición será casi
imposible".

Casey lucía como una mujer a la que se le hubiera dicho algo imposible y estaba tratando de
digerir la información. Cuando la pequeña rubia levantó la vista, Tessa tenía la cabeza baja
mirando sus manos en el regazo.

"¿Qué tiene que ver con todo esto, Nikki?"

"La Señora Nikolaidis trabaja para nuestra organización, nosotros la establecimos como la Karê
de Meridio” intervino Jack.

"Y, Tusky… ¿fue su coche bomba realmente un accidente?” Preguntó Casey, de repente
sospechosa.

"Digamos que la desaparición del señor Tuscadaris fue fortuita”. Él respondió siniestramente.

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"A mí me suena como que su gente no es mucho mejor de las personas que intentan atrapar”.
Casey dijo con sarcasmo.

"Créanme, señora Meridio, lo somos”. Jack se apresuró a decir posarse a sí mismo en la mesa
delante de la joven mujer sentada. "Estos hombres matan a las personas. Hombres, mujeres,
niños, no importa si se atraviesan en su camino”.

Armstrong dio marcha atrás cuando captó el fuego azul que emanaba de los ojos de Tessa.
Esta mujer solía ser un asesina sin corazón y él no tenía prisa por saber sus límites en la
actualidad. Dios ayude al primer idiota que intente poner una mano sobre la hija de Meridio. Él
considerablemente va a desear mejor no haber nacido.

“Señora Meridio, ¿sabe que las pequeñas armas tipo las que su padre comercia reclaman unas
200.000 vidas cada año? ¿Usted sabe por qué tantos civiles están muriendo en supuestos
conflictos militares? En la Primera Guerra Mundial, por ejemplo, 5 millones de personas
murieron, y el 80 por ciento de ellos eran soldados. En la Segunda Guerra Mundial, 60 millones
de muertos y la mitad eran soldados. Desde 1945, 30 millones de personas han muerto en las
guerras y el 80 por ciento eran civiles. Los hombres que trafican pequeñas armas son
personalmente responsables de mantener algunas partes de esta región del mundo en un
estado casi permanente de guerra o guerra civil”.

“Está bien, es suficiente” Tessa dijo con los dientes apretados. "Vamos a mantener el rumbo,
¿de acuerdo?"

"¿Así que toda esta charla acerca de tu pasado?" Casey miró a su amante. "¿Realmente eres
un agente del gobierno?"

“No, cariño. Lo que te dije es cierto. Yo… yo…” tartamudeó Tessa.

“La señora Nikolaidis está trabajando para nosotros a cambio de inmunidad por los delitos que
pudo haber cometido mientras vivía en las Islas Griegas”. Armstrong intervino. "Ella no es
exactamente de los que vienen por su propia voluntad. Tiene su mano atrapada en la caja de
galletas proverbialmente, con la pistola humeando y todo".

Casey miró a Tessa quien bajó la mirada al suelo. La pequeña rubia le devolvió la mirada de
cuestionamiento al agente frente a ella, una silenciosa petición para continuar.

“Ella sólo terminó de asesinar a un muchacho… El muchacho equivocado”.

"Nikki… ¿mataste a un muchacho?” Casey preguntó mientras la cabeza de Tessa se alzó para
mirar a Armstrong.

"Él tenía veintitrés años".

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"Él también acaba de pasar a ser el hijo de un diplomático". Añadió Armstrong.

"Estaba matando a las chicas que trabajaban en los muelles". Tessa se dirigió a la pequeña
rubia explicándole. "Contrataría a una puta y entonces él cortaba su garganta por el solo gusto
de hacerlo. La policía no iba a hacer nada al respecto por lo que yo lo hice".

“La embajada lo habría manejado”. Armstrong interrumpió.

“Entonces, ellos iban a mandarlo de regreso a su propio país, ¿dónde él podría hacérselo a las
chicas de allí? ¿Dónde está la justicia para las mujeres asesinadas aquí?" Tessa dijo entre
dientes.

La pequeña rubia entendió que estos dos debían haber tenido esta conversación antes, ya que
cada uno retrocedió a su respectiva esquina. Tampoco parecían a punto de ceder en sus
puntos, pero Casey se sintió algo aliviada del por qué Tessa mataría a un hombre a sangre fría.

"Bueno, es un punto discutible”, Armstrong se volvió hacia Casey. "Resultó que Tessa tuvo un
subordinado que apenas se estaba muriendo de ganas de convertirse en jefe. Él la creó. El
arma fue literalmente disparada cuando la policía se presentó. Entonces, eso es cuando me
presenté. Su posición dentro de la organización de Meridio nos brinda la oportunidad perfecta
para llevar este pequeño imperio hacia abajo. Ha tomado casi cinco años, señora Meridio, para
llegar a este punto. Estoy bastante interesado, ¿qué vas a hacer con toda esta información que
te he dado?"

"Yo... yo no lo sé". Casey respondió honestamente.

"Tenemos tres maneras en que podemos jugar esto. Permítame decirle cuáles son sus
opciones de ahora en adelante En primer lugar, usted puede regresar a Estados Unidos y se le
notificará cuando todo haya terminado. Tu padre es muy probable que pase el resto de su vida
en prisión. En segundo lugar, usted puede seguir viviendo en Grecia, pero respirase una
palabra de nuestra operación a tu padre, o cualquier persona que pueda decirle a tu padre al
respecto, entonces no me dejaras otra alternativa que la de procesarte a también. Eso significa
que es probable que usted va a terminar en una celda contigua a la de su padre".

"Está bien, no creo que ella necesite cualquier amenaza lanzada contra ella" Tessa intervino.

"Simplemente estoy explicando cuáles son sus opciones". Explicó Armstrong.

"¿Dijo que había una tercera opción?" Casey dijo en voz dura como una roca tipo actitud
californiana.

"Sí, usted puede unirse a nosotros".

"¡No!" Tessa gritó, poniéndose de pie.

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"Creo que esa es la decisión de la joven. Ella podía ofrecer lo que necesitamos. Ella podría ser
capaz de obtener un paso más cerca".

“Maldita sea Jack, no presiones” Tessa gruñó.

"¡Es suficiente!" Casey dijo en voz alta.

La pequeña rubia se puso de pie y se acercó a una de las ventanas y pensó que era extraño
que un lugar tan desagradable tuviera una hermosa vista de Atenas. Ella sacudió la cabeza
ligeramente para eliminar el carácter soñador y finalmente levantó la mirada hacia el hombre.

“Señor Armstrong, al parecer usted ha conseguido una mala impresión de lo que significa ser
griego. No tengo ninguna intención de ir en contra de mi familia en esta etapa. Me has dicho
muchas cosas, pero no ha ofrecido ni una pizca de evidencia para respaldar estas
acusaciones”.

"Touché, señora Meridio. Tienes razón, pero creo que podemos ofrecerte eso”. Armstrong se
volvió hacia Tessa. "¿Por qué no le muestras un par de cosas en la sala de archivos?".
Concluyó.

Tessa lo tomó como que su tiempo había finalizado. Extendió el brazo, más para que Casey
caminara delante de ella, que para ser capaz de tocarla. En su corazón, ella podía sentir lo que
su joven amante debía haber estado pensando de ella. Sin previo aviso, Casey deslizó su
mano en las garras de la Karê y la apretó suavemente. Tessa recompensó a la joven con una
pequeña sonrisa que se inundó con partes iguales de alivio y asombro.

Cuando las dos mujeres caminaban por la puerta con una mirada ligeramente hacia atrás en
dirección a él, captó la mirada en cada una de sus caras. Una vez que cerraron la puerta tras
ellos, Jack se dejó caer en la silla con un gemido.

“Esas dos van a arruinar mi carrera, lo sé”. Dijo con un suspiro de exasperación en voz alta.

Casey vio como rollo tras rollo de películas de 8 mm se proyectaban en una pantalla blanca
frente a ella. Cientos de cintas de vídeo fueron apiladas alrededor de la habitación todas con la
etiqueta „Meridio‟. Las lágrimas cayeron como ella veía a su padre, el hombre que creció
adorando, mientras estaba en el centro del escenario en cada escena. Todos ellos fueron
fusilados encubiertos aunque la calidad dejaba algo que desear, no podía haber error. Miró
cientos de fotografías fijas y escuchó conversaciones grabadas que hasta Tessa pudo ver que
la mujer había llegado a su límite. Las dos mujeres caminaban a paso lento a través de los
jardines bajos de la Acrópolis. Ni una palabra se dijo sobre incidente anterior del día como
fueron en dirección a la Propyláia, que albergaba el templo de Atenea. Subiendo por el largo
tramo de escalones de piedra, Casey giró a la derecha para que estuviese delante de lo que

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quedaba del gran templo. Sacó una moneda de veinte dracmas y la colocó suavemente en la
pared, como siempre lo hacía. No tenía ni idea quién recogía las monedas, pero lo hacía desde
que era un niña pequeña cada vez que su madre la llevaba a la Acrópolis, ella le enseñó a
Casey a rendir homenaje a la antigua diosa griega.

"Mi madre me dijo que si yo creía con todo mi corazón, Athena me haría más fuerte”. Casey
explicó sus acciones. La pequeña rubia se sentó pesadamente en un bloque de piedra y lloró.
"No me siento muy fuerte” lloró Casey.

Tessa sostuvo la pequeña figura en su contra mientras lloraba. No había palabras que pudiera
ofrecer, pero poco a poco, el amor y la fuerza dentro de la mujer de cabello oscuro fueron
transferidos de sí misma a su amante.

En el momento en que llegaron de nuevo en la finca de Tessa, su silencio se convirtió en


cómodo y ya no temeroso y tenso. Pasaron la mayor parte de la noche en ese agradable
silencio, envuelta una alrededor de la otra en una gran alfombra en la sala de estar. Tessa
abrió las puertas del patio para dejar entrar el aire fresco de la noche sólo para que pudieran
encender un fuego en la chimenea y ver las llamas hipnóticamente que bailaban a través de las
paredes.

Tessa yacía tendida en una vieja camiseta y boxers, Casey apoyándose en sus brazos llevaba
una corta camisa de seda. Casey pasó las manos a lo largo de los brazos fuertes de la Karê,
deleitándose en la sensación de los músculos bajo sus dedos. Su toque se convirtió en una
caricia y pronto su mano bajó por el hueco entre los pechos de la mujer de cabello oscuro.

Tessa, mientras tanto, estaba tratando de recordar cómo respirar. Ella sabía en su corazón que
la pequeña rubia no querría ella de ese modo otra vez, que había destruido la confianza que
existía entre ellas. Tessa estaba muy contenta con simplemente de mantener a Casey y tratar
de ser una amiga de la joven. El único problema con ese plan, como la Karê lo veía, era que
Casey no parecía estar cooperando. La joven parecía tener una agenda propia.

"¿Casey?" Tessa cuestionó, levantando el rostro de la joven. La mirada que vio en realidad
hizo que su corazón saltara un par de compases más rápido y estaba de repente confundida.
"Pensé... yo pensé que no me querías más..." Se interrumpió, sin saber cómo verbalizar todo lo
que sentía.

Casey miró profundamente a los ojos de zafiro que la interrogaron y se trató de dar la mejor
sonrisa que pudo dadas las circunstancias. "Te lo dije, Nikki, yo te amo. Pensé que tal vez no
querías estar conmigo".

"¿Qué? Cariño, ¿qué te hace pensar eso?"

"No sé lo que voy a hacer con todo esto. No estoy segura de lo que debo hacer. Todavía soy la
hija de Meridio".

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"Casey", Tessa levantó la barbilla de la mujer otra vez para mirar directamente a los ojos. "Yo
voy a entenderlo, no importa lo que decidas hacer, amor". Luego envolvió a la mujer en sus
brazos y Casey se inclinó hacia el toque poderoso.

Ella todavía me quiere, la mujer de cabello oscuro pensó en completo asombro. Tessa estaba
absolutamente sorprendido por la infinita capacidad de la joven para sentir... para sentirse con
ella. Esta nueva conciencia la emocionaba y la aterrorizaba a la vez.

Las manos de Casey finalmente reanudaron su viaje a lo largo de la piel oscura de su amante.
Ella levantó la camisa ligeramente para dejar que sus dedos se deslicen en patrones circulares
sobre la piel tensa del abdomen de Tessa, dejando vagar y haciendo círculos perezosos.
Sonrió para sus adentros cuando vio que los músculos se apretaban bajo sus dedos. De
repente un deseo abrumador se apoderó de ella. Ella quería a esta mujer, que quería que la
tomara y no con una mano cariñosa y apacible, pero de una manera que nunca había
expresado su pasión antes. Tenía la extraña sensación de que su amante de pelo oscuro
estaría más que feliz de cumplir su deseo. Ella levantó la parte superior camiseta y pasó la
lengua por el pezón que ya estaba erecto de deseo. Mordisqueó la apretada carne,
produciendo un gemido en Tessa.

“Oh, siiiii, bebé” gimió la Karê cuando Casey chupó con más fuerza, mordiendo la carne tierna.

Los delgados dedos encontraron su manera de entrelazarse a sí mismos en el cabello dorado


de Casey. Tessa arqueó la espalda y apretó la cabeza rubia más fuerte en su pecho,
deleitándose con el áspero tacto. En algún lugar de la parte posterior del cerebro de Tessa
pensó que ella debía tomar el control de su vida sexual, pero la pequeña rubia parecía tener un
sentido de determinación y las sensaciones físicas que producía en su cuerpo eran tan
abrumadoras que ella no podía hacer nada más que respetarlas.

Casey deslizó su mano en la cintura suelta de los pantalones cortos de su amante y de pronto
se dio cuenta de que Tessa no llevaba otra ropa interior. Sus dedos jugaban con los oscuros
rizos sedosos, no apartándose más abajo por el momento. La pequeña rubia se apresuró a
ponerse en pie.

“Ya vuelvo. Asegúrate de tener esto fuera para cuando regrese” Le ordenó a la aturdida Karê.

"Oh, bebé... ¿ahora tienes que levantarte?" Tessa jadeó.

En el momento en que las palabras salieron Casey estaba a mitad de las escaleras. Tessa se
dejó caer de nuevo en el suelo, pero cuando oyó pisadas de su amante que regresaba a la
escalera, se dio cuenta de que todavía estaba vestida. La mujer más alta se escurrió de sus
pantalones cortos y rápidamente tiró de su camisa, recordando el final de despedida de la
pequeña rubia.

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Espera un minuto, Casey ¿me pidió que me desnude? Hhmm, Casey dándome órdenes, esto
podría ser interesante. Así que, ¿qué es lo que tienes en mente para esta noche, pequeña?
¿Necesitas expulsar a un poco de vapor?

Cuando Casey llegó a la sala de estar captó a su amante desnuda mirando el fuego, con la
sonrisa más erótica en su rostro.

"Así que, ¿vas a compartir esa fantasía?" Preguntó Casey. Tessa finalmente se dio cuenta de
la pequeña rubia de pie justo enfrente de ella. Ella vio como Casey tiró una manta doblada en
el suelo.

"¿Esa fue la gran emergencia?" Preguntó Tessa, sentándose.

"En caso de que me frío". Casey mintió, buscando hacia abajo y agarrando el dobladillo de su
camisa y tirando de ésta por encima de su cabeza en un rápido movimiento.

Ella se sentó a horcajadas en los muslos musculosos de la Karê y se sentó, como Tessa la
alcanzó. La mujer de pelo oscuro presionó a Casey más cerca de ella y la pequeña rubia
envolvió sus dedos en los mechones oscuros y sin contemplaciones sacó la boca para que
espere por su cuenta. Era una pequeña lucha por el control, Tessa cedía rápidamente,
comprendiendo la necesidad de Casey de tener el control en esta noche. No era la cosa más
fácil que nunca había hecho, pero el fuego que estaba encendiendo su amante y el dolor
palpitante que se había iniciado en su centro, la convenció de dejar a su amante salirse con la
suya.

Casey comenzó a darse cuenta del poder que el compañero sumiso tenía, cuando se trataba
de placer. Sus fantasías y apetitos eran lo que mantenía el pequeño escenario tocando.
Afortunadamente, Casey conocía el cuerpo de su amante lo suficientemente bien como para
burlarse de ella continuamente al borde del abismo, sólo para frenar el ritmo a un ritmo lento y
frustrante. Sosteniendo las muñecas de Tessa y no permitiendo que la mujer de cabello oscuro
la tocara, ella chupaba, poco, y mordisqueó la piel de su amante hasta que Tessa se quejó por
la liberación.

Casey metió la mano en los pliegues de la manta que adquirió anteriormente, retirando con
cuidado el consolador que se escondía allí. Situada encima de su amante, puso el juguete en
su mano y apretó el extremo grande en la humedad de Tessa, provocándola con un pequeño
movimiento circular contra su sexo. La intensa reacción de su amante fue todo lo que podía
haber esperado.

Un gemido gutural escapó de los labios de Tessa "Oh, Dios, ¡siiiiiii!” La mujer de pelo oscuro
arqueó la espalda y abrió las piernas más amplias. "Oh, por favor... por favor, bebé, ¡hazlo!”
Ella suplicó.

Había muy poco de ternura involucrada. Casey deslizó el falo en un movimiento rápido,

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enterrando el objeto dentro de su amante. Tessa gritó de placer mientras sus paredes interiores
lisas se expandieron y el tronco se retiró hasta la mitad y luego empujó de nuevo hacia delante.
Casey estaba de pronto siguiendo el ritmo que las caderas de su amante establecieron como la
mujer de cabello oscuro le rogó que fuera más y más rápido. El hambre de Casey igualaba, si
no superaba el de su pareja y su empuje aumentaba en velocidad y fuerza hasta que Tessa
estaba agarrando a la alfombra en el suelo, como si simplemente necesitara tener algo a tierra
para asirse a sí misma. Las caderas de la mujer grande cumplieron con cada uno de los
empujes, enterrando tanto del falo como ella podía, con la respiración entrecortada y desigual.

Casey nunca se había sentido estando fuera de control o con el control para el caso. Ella nunca
había tomado una mujer de ese modo y la descarga de adrenalina que participan en la simple
observación de su amante retorciéndose debajo de ella fue suficiente para traerla cerca del
borde. Rápidamente se sentó a horcajadas sobre un muslo de bronce y dejó pasar su centro
húmedo en toda la pierna musculosa hasta que la fricción era más de lo que podía soportar.
Tessa gimió al sentir el sexo húmedo de su amante frotarse contra su pierna. De repente, las
únicas sensaciones que la rodeaban, se convirtieron en la sensación de las piernas de su
amante envueltas alrededor de su muslo y los deliciosos golpes entre sus propias piernas.

Ambas mujeres casi gritaban mientras el orgasmo de la golpeó Tessa, su cuerpo corvado en el
intenso placer, los temblores de su cuerpo causaron que Casey siguiera tras ella.

El pequeño cuerpo de rubia se dejó caer en su amante, ambas mujeres tratando


desesperadamente de atraer el oxígeno muy necesario a sus pulmones. Casey deslizó el
juguete del cuerpo de su amante, produciendo otra serie de estremecimientos en la mujer
debajo de ella. Ella rodó sobre su espalda y sin mediar palabra, Tessa le dio la vuelta y se
acurrucó contra la suave piel del cuello de la rubia. Casey se abrazó a su amante y en cuestión
de momentos, cada mujer había caído en un sueño exhausto.

"Buenos días", Tessa murmuró adormilada.

Ella abrió los ojos para ver un par de profundos ojos verdes que la miraban fijamente. La Karê
se sorprendió de que su amante se despertara antes que ella. Ella estaba más desconcertada
porque por lo general no dormía así. Su rutina habitual de sueño era para descansar durante
tres o cuatro horas y luego estar lista de nuevo para la acción. Ahora, cada noche que pasaba
junto a la pequeña rubia que actualmente se envolvía a su alrededor, ella terminaba estando
tan relajada que dormía a pata suelta toda la noche.

"Buenos días". Casey respondió, pero con su ceño fruncido junto con una expresión de
preocupación.

"¿Qué pasa?" Tessa se apoyó sobre un codo, segura de que era algo que ella había hecho.

“Yo… yo supongo que estoy un poco sorprendida de que todavía estás hablándome en la

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mañana”.

“¿Qu…? Cariño, ¿por qué piensas que podría no hablar contigo?”

“Después de lo de anoche…” La rubia se fue apagando.

“Yo, creo personalmente que anoche fue increíble”. Tessa arqueó una ceja y le dio una
pequeña sonrisa. “Siento haberme quedado dormida tan rápido sobre tí. Definitivamente me
dejaste exhausta”.

“Yo… bueno, no quise… yo nunca he…”

“¿Nunca has hecho el amor de esa manera antes?” Tessa le sugirió.

Casey asintió. "Yo no te he hecho daño ni nada, ¿verdad?"

"Oh, cariño", Tessa sacó a la mujer de sus brazos. "No me has hecho daño".

“Siento como que te tomé contra tu voluntad o algo”.

Tessa se alejó de la figura pequeña y puso su mejor mirada de indignación. "Cassandra", dijo
arrastrando las palabras: "¿De verdad crees que me podrían tomar contra mi voluntad?”

Finalmente la pequeña rubia levantó los ojos y una sonrisa tímida relajó sus facciones.

“Okay, entendí el punto”. Casey sonrió a su amante. "Sin embargo, no sé de dónde salió eso.
Es como si de pronto tenía el deseo de estar contigo de ese modo. Al igual que yo tenía que
ser capaz de manejar algún tipo de poder o control ¿Es absolutamente terrible? ¿Te sientes
como si yo te hubiese usado?”

Las lágrimas se agruparon en los ojos de Casey y Tessa la empujó cerca y en su contra. "No,
cariño, no siento nada de eso. Lo que yo siento es que soy muy amada".

Tessa se preguntó cómo debía combatir los temores de la pequeña mujer. ¿Debería decirle la
clase de sexo a la que estoy acostumbrada? ¿Cómo podría explicarle que el sexo duro y
doloroso rápidamente se puede convertir en placer en las circunstancias adecuadas? Tessa no
tuvo que preguntarse demasiado porque Casey le ganó de mano.

“¿Ese es el tipo de sexo con el que estabas acostumbrada con las mujeres, Nikki?” Preguntó
Casey, sintiéndose de repente muy ingenua.

"Sí y no. Sí, estoy acostumbrada al sexo duro. Creo que no he hecho el amor con una mujer
antes de tí, Casey. No, porque yo nunca he permitido que una mujer me tome anteriormente,
de una extraña manera, tú eres la primera”. Hizo una pausa para revelar una sonrisa

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avergonzada.

"Entonces, ¿por qué me dejaste?"

Tessa miró fijamente a los profundos ojos verdes de la mujer en sus brazos y respondió con el
corazón.

"Porque yo sabía que podía bajar la guardia frente a ti. En mi mente siempre he equiparado ser
la compañera sumisa durante el sexo con el sentido de que era la parte débil. En mi negocio,
las personas hacen hincapié para descubrir debilidades y usarlas en contra. Yo sólo estoy
entrenada para no ceder el control ante cualquiera. Me alegro que me hayas probado que mi
teoría era errónea. Te lo permití porque sabía que nunca lo utilizarías en mi contra”.

Casey pasó una mano por la piel bronceada de la cara de su amante, trazando la línea de su
mejilla con los dedos.

"Nikki, yo nunca pensaría en ti como débil, en la cama o en cualquier otro lugar, si vamos al
caso. Se necesita una cantidad increíble de fuerza para poner tu corazón, todo lo que eres, en
manos de otro. Gracias por permitirme que sea yo”.

“Te amo, Nikki”. Ella finalmente susurró suavemente mientras Tessa la sostenía cerca.

“Yo también”. Tessa respondió, su voz atrapada, con la esperanza de que su amante se daría
cuenta de lo que quería decir. Cuando sintió Casey sonrió contra su piel se relajó, sabiendo la
joven aceptó que formaba parte del sentimiento de Tessa.

Cuando finalmente se separaron, Casey se sentó. "Tengo sed, ¿quieres algo?" Ella preguntó,
levantándose del suelo.

“Por qué no me permites que te haga el desayuno para variar. Contrariamente a la creencia
popular, puedo cocinar algunas cosas".

"No, no te levantes, quedémonos aquí acostadas por un momento. Solo quiero algo de beber”.

"Okay”, Tessa se rió de puchero de su amante. "Voy a tomar un poco de jugo, entonces".

La esbelta figura desapareció en la habitación de al lado y Tessa se sentó, estirando los


músculos que no estaban acostumbrados a dormir en un piso duro toda la noche. A mitad del
estiramiento oyó el grito asustado de Casey y un vidrio estrellándose en el suelo. Le tomó a
Tessa media docena de pasos para llegar a la puerta que separaba las dos habitaciones, lista
para la acción.

Cuando la mujer de cabello oscuro se precipitó a través de la puerta se encontró con Casey
tratando de cubrir la mayor parte de su figura desnuda con un paño de cocina de un joven muy

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nervioso que parecía no poder apartar los ojos de la joven rubia.

"¿Qué demonios estás haciendo aquí? ¡No se suponía que debías estar de vuelta hasta
mañana!" Tessa le gritó al hombre tartamudo.

"Yo… yo... yo..." Él tartamudeó.

"Date la vuelta", Tessa gruñó mientras miraba que los ojos del hombre permanecían fijos en su
joven amante.

Él giró sobre sus talones y comenzó a murmurar disculpas y algo de que olvidó un libro que
necesitaba. Tessa, mientras tanto, corrió a la sala y volvió, lanzando Casey su enagua.

"Está bien", dijo Tessa con voz ronca, "puedes darte la vuelta ahora”. Terminó, tirando de su
propia remera.

"Lo siento mucho Karê, yo pensé que podría escabullirme y conseguir mi libro antes de que
despiertes”. Bajó la cabeza, gravemente avergonzada.

"Um... ¿me refrescas la memoria?" Casey intervino en la dirección de Tessa.

Tessa le dio a su amante una sonrisa y presentó los dos. "Cassandra Meridio, te presento a
George Míkolo”

“¡Tú eres George Míkolo!” Casey comentó con asombro. “Tú no…” terminó, mirando a Tessa.

"Te dije que podía demostrarlo el lunes, cuando se suponía que él debía volver". Tessa enunció
estas últimas palabras, mirando fijamente al joven.

"Perdóneme", George levantó los ojos sinceros hacia Casey. “Y no sólo por lo de hoy, señorita,
por mis acciones contra usted. Realmente no quería disparar, simplemente quería que se
detuviera…” Él levantó la vista bruscamente hacia Tessa antes de continuar.

“Ella sabe”. Contestó la alta mujer más bien en voz baja.

“Quería que su padre deje de hacer lo que estaba haciendo. Demasiadas personas están
muriendo a causa de las armas que vende. Me equivoqué al pensar que estabas aquí para
unirte a la empresa familiar… Pensé que eras igual que tu padre”.

"Yo no soy como mi padre”. Respondió fríamente Casey, pronunciando cada sílaba. Ella ni
siquiera estaba mirando al joven, sino hacia la ventana de su propio pasado.

Casey sacudió los pensamientos y se volvió hacia los dos, la radiante sonrisa en su cara una
vez más. Tessa se acercó de pie detrás de su amante, colocando sus manos protectoramente

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sobre su hombro. La pequeña rubia se apoyó contra la mujer más alta, por lo que fue claro para
el joven que eran amantes.

"George está viviendo aquí por un tiempo, él cuida a los perros y mira el lugar por mí. Eso
hasta la próxima semana, luego tomará un viaje, ¿no es así George?”

El hombre finalmente sonrió ampliamente a las dos mujeres, asintiendo con la cabeza con
entusiasmo. "¡Me voy a América!" Anunció. "A la Universidad de California. El señor Armstrong
dice que va a ser igual que Grecia, que el sol brilla y tienen terremotos todo el tiempo".

“Te va a encantar estar allí” Casey dijo al joven ansioso.

“El señor Armstrong dice que va a hacer posible para que pueda volver a mi patria de nuevo
¿algún día?” Miró con ansiedad entre las dos mujeres.

“Yo… uh…” Casey tartamudeó hasta que Tessa intervino.

"Vamos a hacer nuestro mejor esfuerzo, George. Sólo tienes que pasar tu tiempo
concentrándote en tus estudios por un tiempo". La Karê finalizó para la pequeña rubia.

“Yo debo dejarlas ahora. Una vez más, estoy terriblemente apenado por este susto”.

“Deberíamos marcharnos mañana al mediodía, George… Tienes la llave”. Tessa le dijo al


hombre antes de cerrar la puerta.

Las dos mujeres se miraron y se echaron a reír.

"Normalmente no soy una gritona, pero me asustó como la mierda”. Casey se echó a reír aún
más.

Tessa le echó los brazos alrededor de la mujer más pequeña y apoyó la cabeza en la parte
superior de la barbilla. "Una cosa que tengo que admitir, la vida conmigo nunca será aburrida”.

Casey se apartó un poco para mirar a su amante. "Yo creo que la declaración tiene una pizca
de compromiso, Karê”.

“Lo siento si te hecho sentir de cualquier otro modo”. Tessa respondió.

“No lo has hecho”, respondió Casey, "pero a veces es bueno escucharlo en voz alta".

"¿Nikki?"

"¿Hhmm?" Tessa respondió. La mujer alta estaba dando vueltas algunas brochetas de cordero

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a la parrilla como Casey se sentó en el borde de la piscina. Habían decidido no hacer nada ese
día, más que estar juntas y en el salón de la casa, descansando sus mentes, así como sus
cuerpos.

"Nunca me dijiste cómo hiciste para zafar de entregar del pobre George… bueno, ya sabes, a
mi padre”.

“No zafé. Se los entregué en un saco ni bien él preguntó”.

"Pero"

"Es una cosa increíble realmente, los testículos de oveja son muy similares a los de los
humanos masculinos. Otro hecho sorprendente es que algunos hombres están realmente
dispuestos a sacarlos de la bolsa y mirarlos. Ese tipo de ataque es demasiado cercano a ellos”.
Tessa respondió con un guiño.

“Brutal… es demasiado, lo suficiente para hacerme perder el apetito", Casey se quejó.

"Oh, sí, claro… como si hubiera una cosa capaz de hacerte perder el apetito”.

"¡Hey!" Casey mostró una mueca que simulaba indignación y echó un poco de agua en
dirección a la mujer de pie.

"¡Nah!" Tessa exclamó.

"¿Qué pasa?" Preguntó Casey, dándose la vuelta.

"Oh, un poco de grasa saltó de la parrilla y ensució mi remera. Ya regreso, voy a ir por una
vieja remera. ¿Podrías vigilar la parrilla para que la carne no se queme?”

"Claro, cariño, yo la miro”. Casey se levantó y tomó el utensilio de la parrilla de la mano de su


amante.

En ese momento, Tessa regresó uno o dos minutos después. "Gracias", Tessa besó la mejilla
de la pequeña rubia, tomando el utensilio de nuevo.

"No hay proble--” Casey comenzó cuando ella se volvió para dar a la mujer alta un beso.

La remera roja que vestía Tessa abrumó el campo visual de Casey y una sensación de miedo
que rayaba el pánico, se aferró a la pequeña mujer.

"Casey, ¿qué pasa?" Preguntó Tessa, dándose cuenta de que estaba empezando a ver las
señales de pequeñas porciones de ese día de Pascua que atravesaban a la pequeña rubia. El
único problema era que la Karê no le podía decir a su amante lo que estaba recordando.

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"Es... um... debe ser el reflejo de esa remera... parece tan brillante”. Casey tartamudeó, su
rostro palideció y su respiración se profundizó. “¿Podrías… crees que podrías cambiarte por
otra cosa?”

Tessa inclinó la cabeza y agarró la parte posterior de la remera, tirando de ésta, dejándola
vestida sólo con el sujetador. "¿Está mejor?” Ella arrojó la remera sobre una de las sillas.

Del mismo modo repentino, las náuseas de Casey desaparecieron. La joven asintió con la
cabeza en respuesta.

"No lo entiendo, nunca he reaccionado a algo que era de color rojo de esa manera antes.
Espera un minuto, la otra noche en la taberna. El toldo detrás tuyo era rojo, lo recuerdo porque
empecé a enfermar después, también".

"Lo siento, cariño". Tessa sostuvo Casey cerca de ella, sintiendo su cálida piel fría y húmeda
ligeramente. Tengo que decirle lo que pasó. Tiene sea mejor que dejarla con esa tortura, ¿no
es así? ¿Cómo puedo decir que la quiero, cuando no le voy a decir la verdad? Perdóname,
Casey, pero no puedo soportar la idea de perderte, no todavía.

"Oye, ¿por qué no vas dentro y me traes otra remera, sal del sol durante unos minutos, ¿de
acuerdo?"

"No sé, como que me gusta que estés vestida así". Casey sonrió lascivamente.

"Apuesto a que sí, pero de pie, desnuda, sobre una parrilla caliente me hace sentir un poco
vulnerable". Tessa respondió.

Casey se echó a reír y se acercó a la casa, sintiendo como si nada hubiera ocurrido hace unos
momentos. Cuando por fin regresó, entregó una remera vieja cinzano a la mujer más alta.
Tessa miró hacia arriba para darle las gracias y sonrió ante la gorra de béisbol en la cabeza de
su amante.

"Te ves muy muy linda con eso".

"Está bien, así que dime, ¿cómo una mujer griega, educada en Inglaterra, termina con una
gorra de béisbol de los Chicago Cubs?" Preguntó Casey, tirando de la gorra en su propia
cabeza.

“Fui a Chicago por negocios una vez; algunos de los socios me llevaron a un juego en el
Wrigley Field. El sonido del estadio... y la hierba era tan verde; así, realmente me dejó sin
aliento. He sido una fan de béisbol estadounidense desde entonces".

"Eres una mujer increíblemente compleja, ¿sabías eso?" Casey llegó a besar los labios de la

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mujer alta.

"See, apuesto que eso le dices a todas tus amantes griegas". Tessa dijo bruscamente,
eliminando la carne de la parrilla mientras hablaba.

"Más o menos". La joven rubia sonrió.

"Oh, eso es todo, no hay comida para ti". Tessa sonrió mientras llevaba el plato a la casa.

"Hey, no me tomes el pelo con la comida". La rubia de repente contrita dijo tras su amante.

"Nikki, este lugar es hermoso, pero ¿de verdad crees que el propietario me lo alquile?" Casey
preguntó a su amante.

Estaban de pie en medio del gran departamento de dos dormitorios que a Tessa se le ocurrió,
como un lugar para quedarse una vez que Casey tuviera que trabajar en Atenas. El gran
edificio de madera de dos pisos fue dividido en 3 apartamentos, dos en la planta baja y el que
ahora estaba, que ocupaba todo el nivel superior.

"Creo que es casi una certeza", comenzó Tessa, de pie detrás de la pequeña rubia deslizando
sus brazos alrededor de la cintura de su amante, "se me ocurre que ya estás dentro".

"¿En serio? No me digas".

“See, pasa que el propietario tiene una cosa contigo”, Tessa respondió colocando un suave
beso en el cuello de la mujer más pequeña.

“¿Tú…?” Casey preguntó, girando para mirar a la mujer de cabello oscuro. La sonrisa en el
rostro de Tessa le dijo a Casey que era la dueña del edificio en el que se encontraban.

"Voy a decirlo una vez más… Eres una mujer increíblemente compleja, Tessa Nikolaidis”.
Casey dijo en voz baja, antes de que ella se acercara y besara profundamente a la mujer por
encima de ella.

Pasaron el resto de la tarde para conseguir una copia de las llaves hechas y activar los
servicios. Terminaron haciendo un poco de mercancía, comprando los artículos que necesitaría
Casey. En el momento en que dejaron el departamento, Tessa pensó que ya tenía aspecto
distintivo de Casey.

"¿Tú no tienes sueño en absoluto no es así?" Casey puso en duda a la mujer que la tenía en
sus brazos.

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"Lo siento, cariño, sólo que no estoy acostumbrada a dormir tanto como lo he hecho en los
últimos días", Tessa respondió. Ella sabía que había estado jugueteando durante la última hora
y Casey era sensible a cada uno de sus movimientos. "¿Te importaría mucho si me levantó y
leo o algo? Estaré justo al lado en el estudio".

"Por supuesto que no. No tienes que estar conmigo cada minuto del día para demostrarme que
me amas, Nikki". Casey explicó adormilada.

Tessa se levantó y se puso la bata. Inclinándose colocó un suave beso en la mejilla de su


amante. "El problema es que más o menos quiero estar contigo cada minuto del día", le susurró
Tessa.

Casey sonrió y se acurrucó contra la almohada a su amante dejó, respirando el aroma de la


mujer y pensando en lo mucho que amaba el aroma fresco y limpio de la piel de su amante.

Existen muchos sentidos en el cuerpo humano que capturan recuerdos para nosotros, ninguno
tan fuerte como el sentido del olfato. En el momento, Casey estaba entrando en la etapa de
sueño, las células de su cerebro continuaron procesando el aroma que desencadenó el
recuerdo de un día olvidado por la figura durmiente.

"¿Puedo montarlo ahora, Pappa?" Casey saltó arriba y abajo en su excitación.

Andreas Meridio recogió a la niña de cinco años de edad, y la sostuvo en sus brazos. "Máhtia
Mou, este es un gran caballo y sigues siendo una niña". Explicó.

"¡Pero, Pappa, dijiste que era mi regalo de Pascua!" La joven hizo un berrinche mientras una
determinación ardiente quemaba en sus ojos verdes.

"Sí, Cassandra, pero él es grande y tú eres pequeña. Hay que entrenarlo para que él sea suave
y no te tire. Recuerda, él será un caballo adulto, mucho antes que tú", él empujó a la chica a la
ligera en el vientre y ella se rió, "seas una mujer grande".

"Pero, Pappa-" Casey se quejó que su padre la dejó en el suelo otra vez.

"Basta, Cassandra". Su padre le dijo bruscamente, dejándose caer sobre una rodilla delante de
la joven. "Te diré que, si uno de los niños más grandes te lleva como pasajera, puedes
montarlo. ¿Qué te parece?"

Casey saltó a los brazos del hombre arrodillado y lo abrazó con fuerza. "Gracias, Pappa".

"Cassandra". Casey volvió la cabeza para ver a una joven rubia menuda que venía por el
camino. "Es hora del almuerzo, mi amor".

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"Ya voy, Maná", Casey dijo a su madre. La pequeña niña besó la mejilla de su padre y corrió
por el sendero de piedra con los brazos en espera de su madre.

"Debería ser el que cabalgue con Casey, yo soy el más grande", dijo un chico alto, empujando
a uno de los jóvenes a un lado.

"Creo que Casey debe escoger, es su pony", la amiga de Casey, María, habló.

"Ella es demasiado pequeña para decidir". Otro chico intervino.

“Yo seré quien cabalgue con ella”. Una chica de cabello oscuro se acercó su vista y se puso
delante del primer niño como para ver si él se atrevía a discutir con ella. Ella tenía once años,
pero era igual de alta como él. "Esto es, si ella me quiere".

Se arrodilló a nivel de la pequeña rubia, sonrió a los ojos verdes que la miró con asombro. "Mi
nombre es Tessa, ¿quieres que yo cabalgue contigo, Casey?”

A Casey le gustaba la forma en que los ojos azules de la niña mayor brillaban, al igual que el
agua en la Bahía de Tourlos. Casey deseó poder ser grande como esta chica, ella no actuaba
como que tenía miedo de los chicos más grandes en absoluto. La pequeña rubia asintió con la
cabeza con impaciencia y le tendió la mano.

Tessa se levantó y tomó la mano de la niña, caminando hacia el establo donde estaba el pony.
Se sentó al joven en un fardo de heno y explicó a Casey todo lo que estaba haciendo cuando
ella aparejó el fuerte pony. La pequeña niña se sentó hipnotizada y se prometió a sí misma que
recordaría todo lo que la niña mayor le estaba diciendo. Casey sabía que lo haría también. Ella
podía haber sido la niña más pequeña de su clase de jardín de infantes, pero era inteligente y
podía recordar bien las cosas. Ella nunca se rendía cuando los niños más grandes lo hacían y
era esa feroz persistencia lo que le permitió mantenerse al día para que los niños mayores la
dejaran unirse a ellos.

Tessa saltó a la silla y le dijo a Casey que se parara en el fardo de heno. La niña mayor
maniobró el caballo hasta su posición y le dijo a Casey que pusiera su pie izquierdo en el
estribo. Agarrando el brazo de la joven niña en el suyo propio de comprensión fuerte, Tessa
prácticamente levantó a la niña pequeña en la silla detrás de ella.

"Bueno, ¿qué te parece?" Tessa preguntó mientras salían del establo y dirigió al pony
alrededor del campo.

Casey miró hacia abajo a la tierra. "Es bastante alto si te caes, ¿eh?”

"Entonces no caeré". Tessa le respondió con una sonrisa.

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Después de un tiempo al trote del pony alrededor del campo de hierba, Casey detuvo la niña
mayor. "¿Podemos ir rápido ahora, Tessa?"

"Quieres galopar, ¿eh? Está bien, pero tendrás que poner tus brazos alrededor de mí y
agárrate fuerte".

Casey deslizó los brazos en pequeña cintura de la niña mayor como pudo.

"Vas a tener que agarrarte más que eso, pequeña". Tessa dijo, medio girando en la silla.

Casey se agarró con más fuerza y Tessa hizo que el potro fuera a galope rápido. Fue una
explosión corta para los estándares, pero lo suficiente para hacer a la pequeña rubia feliz.
Volviendo a la cuadra, Tessa mostró a Casey cómo quitar la silla y la pequeña manta, y a frotar
el caballo para relajar los músculos del animal.

"Tessa, vamos, vamos a jugar a la pelota". Uno de los chicos mayores fue a la cuadra para
gritar a la chica de cabello oscuro.

Casey se quedó atrás, sabiendo que los niños mayores no la dejaban jugar a la pelota.

"Vamos, pequeña". Tessa puso una mano protectora sobre el hombro de la niña y la pequeña
rubia sosteniendo a su nueva amiga.

Casey estaba en un grupo de niños, como fueron elegidos capitanes y los equipos iban a ser
seleccionados. Casey estaba encantada de que ella iba a jugar, pero se sentía desdichada
esperando ser escogida. Ella siempre era seleccionada el pasado y era, por lo general, más
una carga para cualquier equipo que quedaba atascada con ella. Esto comenzó en la joven
cuya autoestima no era muy alta ya.

"Me quedo con Casey", Tessa anunció.

"¡Oh, caramba, vamos a ganar seguro ahora!" El chico mayor gritó.

El rostro de Tessa no revelaba nada como ella indicó a la joven rubia de pie a su lado. Los
equipos fueron finalmente establecidos y los niños empezaron un juego de háhso, una versión
griega de dodge ball. Tessa empujó a Casey para que estuviera a su lado.

"¿Sabes cómo jugar, pequeña?"

Casey asintió con la cabeza. "No dejo que la pelota me pegue". Ella dijo con orgullo. "Pero,
Tessa... no atrapo bien".

Tessa sonrió a la chica que sólo le llegaba hasta la cintura. "Está bien, voy a atrapar las
pelotas. Estate en el frente y hazlo que yo hago lo demás".

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"¿Qué significa eso?"

"Significa que eres pequeña y rápida, no hay manera de que esos chicos estúpidos van a ser
capaces de golpearte. Salta fuera del camino y voy a estar detrás de ti para atrapar la pelota".

Casey hizo exactamente lo que la niña mayor indicó. Ella saltaba alrededor y Tessa tomaba
fielmente cada pelotazo que entraba, hasta que fueron las dos únicas que quedaban de su
equipo. Tessa tomó una pelota y en un momento de puntería precisa, disparó el objeto hacia
uno de los dos niños que quedan en el otro equipo. La pelota pegó en el primer chico de lleno
en la espalda y rebotó, golpeando al segundo niño en las piernas.

"¡Se acabó el juego, ganamos!" Los compañeros de Tessa gritaron.

Tessa tenía una mirada de triunfo en sus ojos azules como ella miró hacia abajo, a su pequeña
compañera. La chica de pelo oscuro escupió en la palma de su mano y se la llevó hasta la
rubia. Casey hizo lo mismo y las dos chicas golpearon sus manos juntas en señal de victoria.

Casey siempre había querido hacer eso. Ella nunca había ganado ningún deporte antes y
siempre veía como los vencedores celebraban con el apretón de manos fuerte. Ella sonrió
ampliamente, a pesar de que sentía un poco la mucosa. La pequeña rubia se limpió la mano en
sus pantalones cortos y trotó detrás de Tessa.

La niña mayor se alejó del grupo de niños. Todo el mundo sabía que a Tessa le gustaba salir
sola de vez en cuando, pero Casey trotó fielmente junto a su amiga de cabello oscuro,
corriendo para mantenerse al día con las largas zancadas de Tessa. Tessa estaba
acostumbrada a estar sola la mayor parte del tiempo. Ella miró por el rabillo del ojo y vio a la
rubia, corriendo para mantenerse al día con ella. Desaceleró el paso para el joven. Tessa no
tenía hermanos o hermanas y ésta era un poco divertida para tenerla cerca, aunque no era
más que una niña. Había algo a la niña mayor le gustaba; que le recordaba a sí misma. La
pequeña rubia tenía un gran corazón y usaba su cerebro. También tenía una mirada en los ojos
verdes. Algo así como que le decía a Tessa que Casey confiaba en ella. La chica de cabello
oscuro sonrió para sus adentros. Fuera lo que fuera hacia la pequeña rubia a su lado, Tessa
tenía la imperiosa necesidad de proteger a la chica. No sabía por qué, era sólo un sentimiento
que tenía.

"Mi Pappa trabaja para tu Pappa". Tessa finalmente habló. Ella esperó a ver lo que la chica iba
a decir. Recordó la última vez que hizo amistad con el hijo del hombre para el que su padre
trabajaba. Él pensó que era mejor que ella por esa razón.

Casey saltó arriba y abajo un poco. "¿Eso significa que puedes venir y montar el pony de
nuevo conmigo, Tessa?"

Tessa se echó a reír a carcajadas con la expresión emocionada en el rostro de la chica. Ni

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siquiera le importa, pensó para sí misma. "Seguro, pequeña". Tessa hizo una pausa antes de
continuar. "Sabes, puedes llamarme como mi Pappa me llama, si quieres. Él es mi mejor amigo
y sólo mis mejores amigos me llaman así... Niko".

Casey sonrió. "Niko, ¿puedo ser tu amiga?"

"¡Por supuesto!" Tessa sonrió a la chica.

Las dos vagaron hacia abajo en los campos de olivos y Tessa enseñó a Casey cómo saltar las
rocas a través del agua del pequeño estanque. Casey no podía hacerlo, pero ella levantó las
manos de placer cuando la niña mayor hizo el rebote de la roca plana a través de la superficie
del agua. Cuando llegaron a la cima de una loma cubierta de hierba mirando abajo a un grupo
de hombres, tal vez a veinte metros de donde estaban ocultas por la hierba alta.

"Hagamos de cuenta que somos espías", susurró Tessa.

Casey asintió con la cabeza en silencio, preguntándose qué eran espías.

"Mira", Tessa le susurró en voz baja, "ese es mi Pappa por allí".

Casey siguió a la mano de su amiga, señalando a un hombre de pelo oscuro muy alto. "Ese es
mi Pappa al lado de él", Casey respondió.

Las dos chicas se miraron con la misma rapidez como la acción por debajo cambió. Los dos
padres de las niñas comenzaron una acalorada discusión y aunque Tessa no podía oír todo lo
que estaban diciendo, arrugó la frente en una mueca. El movimiento de la mano de Andreas
Meridio pasó rápidamente, pero a las chicas lo vieron, era desesperadamente lento.

La mano de Meridio acercó una pistola en la misma. Él nunca hizo una pausa; tres disparos en
el cráneo del hombre más alto antes de que el hombre de cabello oscuro se dejara caer al
suelo.

"¡Pappa!", gritó Tessa mientras se levantaba y empezó a correr hacia el grupo de hombres.

Casey estaba congelada en su lugar. Había visto las películas donde la gente se mataban unos
a otros, pero su madre insistía en que todo era una farsa. Ella le dijo a la joven que todos eran
actores y cuando la cámara se apagaba, las personas se levantaban e iban. Casey esperó a
que el padre de Tessa se levantara, pero no lo hizo. De pronto oyó a Tessa gritar de nuevo. La
rubia asustada observó cómo su propio padre abofeteó a la niña lejos de él con un solo golpe.
La chica de pelo oscuro saltó hacia atrás y de pronto estuvo fuera de control. Uno de los
hombres le atrapó por detrás y se aferró a la salvaje pataleando y gritando. Fue entonces
cuando Casey actuó.

"¡Niko!" Casey gritó mientras corría colina abajo, hacia su amiga.

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Casey no tenía ni idea de qué hacer, pero la acción fue sin pensar de todos modos. Le pareció
oír a su padre llamándola por su nombre, pero ella apenas podía oír los gritos más que los de
Tessa. Casey corrió hacia el hombre que sostenía a su amiga y le dio una fuerte patada en la
espinilla. El joven asustado gritó de dolor y empujó a Casey lejos de él más o menos, tirandola
al suelo.

La caída de Casey fue amortiguada por algo suave y cuando ella se dio la vuelta para descubrir
de qué se trataba, ella vio a centímetros lo que quedaba de la cara del padre de Tessa. Más de
la mitad de su cara había desaparecido por la fuerza de los disparos y de repente, Casey se dio
cuenta que estaba cubierta de sangre. La joven dejó escapar un grito de terror al igual que otro
hombre la agarró por el cuello y la levantó.

Con dolor, Tessa se dio vuelta como un animal salvaje. Ella vio como el hombre que tenía la
pequeña rubia, le daba una bofetada a la chica en la cabeza. Fue entonces cuando con la poca
conciencia que quedaba en Tessa, se quebró. Ella mordió con fuerza la mano del hombre que
trataba de cubrir su boca y dio patadas hacia atrás bruscamente, sintiendo el tacón de su bota
conectar con la rodilla del hombre.

Él la lanzó inmediatamente su agarre y Tessa se arrojó al hombre que tenía a Casey. La chica
de pelo oscuro le dio patadas, hasta que el hombre dejó caer su pequeño bulto rubio para
agarrar a Tessa. Los dos hombres se apoderaron de Tessa y la niña mayor gritó.

"¡Corre, Casey!" Fue sólo una fracción de segundo, pero la pequeña rubia se dio cuenta de que
su amiga se había sacrificado a sí misma para que Casey pudiera escapar.

"¡Corre!" Tessa gritó de nuevo.

Esta vez la rubia se movió tan rápido que los hombres no sabían que estaba corriendo hasta
que sus piernas cortas habían hecho la mitad de camino de vuelta a la colina rocosa.

“¡Tráela!”, gritó Meridio.

Casey se giró una sola vez, cuando llegó a la cima de la cresta. Cuando ella rápidamente miró
hacia atrás vio cómo su padre golpeó a la chica que ahora y ahora la llevaban de forma segura
entre dos hombres.

"¡Niko!" Ella gritó, aun cuando ella se volvió y siguió corriendo hasta que sus piernas de cinco
años de edad se negaron a funcionar por más tiempo.

"¡Niko!" Casey gritó.

Tessa estaba casi dormitando en la silla de cuero, con un libro abierto en sus manos. Ella subió

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corriendo y el libro salió volando de su regazo. Corriendo a través de la puerta, no estaba


preparada para la vista que la conoció. Casey estaba gritando completamente inconsciente de
lo que la rodeaba. La mujer de pelo oscuro accionó el interruptor de la luz y se agarró a la
joven, como comenzó a sollozar en el pecho de Tessa. Casey lloró durante casi una hora y
Tessa simplemente la abrazó con fuerza, lo que le permitió purgar las imágenes violentas en
sus recuerdos.

"¿Niko?" Casey finalmente preguntó con voz débil.

"Sí, nena... soy yo".

Quinta Parte

"Oh, Dios, él lo mató, había tanta sangre”. Casey gritó entre lágrimas y Tessa se dio cuenta
ahora por qué la joven había desarrollado una aversión al color rojo.

"Lo sé, cariño". Tessa dijo en voz baja, acariciando suavemente la cabeza rubia.

"No lo entiendo... ¿por qué no me lo dijiste que nos conocimos?"

Tessa respiró hondo y suspiró. Ella apartó el mechón húmedo de pelo de la cara de la joven.
"Cuando tenías doce años, usted y yo nos reencontramos, ¿recuerdas?"

Casey negó con la cabeza hacia atrás y hacia adelante tratando de recordar y sorprendida de
que ella podría haber olvidado la joven que, un día, había llegado a significar tanto para la
pequeña rubia.

"Fui a visitar a mi madre a la finca de tu padre y viniste corriendo a la cocina desde el exterior.
Habías estado en la playa y recuerdo como tenías las mejillas quemadas por el sol. Ya me iba
y abrí la puerta de atrás, corriste directo a mí. Tenía el pelo corto y llevaba lentes de sol. Yo me
acababa de graduar de la escuela secundaria y estaba a punto de comenzar Oxford".

"Y te quitaste tus lentes de sol fuera y me quedaste mirando". Casey añadió, recordando de
pronto ese día.

"Sí. Me miraste y por un segundo actuaste como si fueras a decir algo, pero te limitaste a
sonreír y presentarte a ti misma. No tenías idea de quién era yo... me rompiste el corazón".
Tessa dijo con tristeza. "Mi madre me dijo que nunca te acordaste de lo que sucedió ese día.
Ella dijo que era un regalo de la virgen y me hizo prometer que si me importabas más que nada
el verte crecer sana y feliz, iba a dejarlo en el pasado. Así lo hice. Yo nunca pude dejarte ir por
completo, sin embargo. A veces, cuando estaba en casa durante el verano, me gustaba
seguirte sólo para ver la mujer increíble que la pequeña de cinco años de edad llegó a ser. No
puedo ni siquiera explicarme a mí misma por qué, pero yo no podía sacarte de mi mente".

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Ambas mujeres estaban llorando ahora. Casey finalmente levantó la vista y con una voz tan
suave que Tessa apenas la oyó, dijo: "¿Puedo llamarte Niko?"

"Sí, amor", Tessa respondió igual de suave. "Me gustaría".

"¿Niko, quién era tu madre? Dijiste que estabas visitándola ese día. ¿Ella vive en la finca?"

Tessa sonrió con una sonrisa más bien agridulce y no veía ninguna razón para retener la
información en este momento. "Casey, has conocido a mi madre toda tu vida".

Casey se apartó un poco para mirar a los ojos de su amante, aún llenos de lágrimas. Buscó en
el rostro de Tessa y comenzó a ver la respuesta grabada en las líneas de un rostro que había
llegado a ser tan hermoso para ella. Las mismas características orgullosas, angulares, el pelo
con gris ahora, y la expresión de cariño que evidentemente había pasado de madre a hija...
pequeña. Casey sonrió con reconocimiento al pensar en la otra persona que alguna vez la
llamaba así.

"Olympia es tu madre". Casey dijo lentamente, más como una confirmación para sí misma que
para preguntar si era lo correcto.

Tessa sonrió también, una vez que la joven encajó el rompecabezas.

"Oh, Niko... Lo siento mucho. Mi familia les ha provocado a los dos tanto dolor".

"Pero hay otra cara de eso, amor. Has sido responsable de gran parte de nuestra felicidad
también. Durante los años en que mi madre estaba avergonzada de admitir incluso que tenía
una hija, estabas allí para que ella te amara. Y justo cuando pensé que iba a pasar el resto de
mi vida sola, sin saber lo que se siente estar enamorada, tengo a alguien que me ama, que
está ahí".

"No lo entiendo, ¿por qué las dos trabajan para mi padre?, ¿cómo podría incluso contratarlas?,
¿no recuerdas quién eres?"

"Casey, mi madre nunca supo lo que pasó ese día. Los hombres de Meridio se llevaron el
cuerpo de mi padre a los muelles e hicieron parecer que fue asesinado durante un robo. Fue un
buen número de años más tarde, antes de que yo me atreviera a decirle la verdad. Para
entonces, ¿qué podía hacer? Era una mujer del viejo mundo que trataba de vivir su vida en una
sociedad dominada por hombres, con toda la dignidad que ella podía. Además, tu padre pagó
muy bien por mi silencio. Era fue quien me envió a Inglaterra. Él pagó por mi educación todos
estos años". Tessa admitió.

"Pero, cuando aceptaste trabajar aquí, ¿mi padre no trató de explicar o justificar sus acciones
en absoluto?" Casey preguntó con asombro.

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"Para entonces me había convertido en la mujer de la que te hablé, escondí bien mis
emociones. Me dijeron que no lo tomara como algo personal, que eran sólo negocios".

Tessa se pasó una mano por su pelo largo e hizo un repentino silencio, el ceño fruncido le dijo
a su acompañante más que las palabras.

"Hay más en esto, ¿no, Niko? Más que no me estás diciendo", preguntó Casey.

"Sí, y yo no sé tú, pero yo estoy cansada hasta los huesos. Vamos a hablar más por la
mañana, ¿de acuerdo?" Tessa respondió.

Ambas se tumbaron en la cama, emocionalmente agotadas. Se establecieron para dormir, una


frente a la otra, con los brazos entrelazados alrededor. Esta vez fueron las pesadillas de Tessa
que las mantuvieron despiertas. La mujer de pelo oscuro gritó en sueños y cada vez, Casey
pasaba una mano reconfortante largo de la espalda de la mujer, tranquilizándola. En una, a la
pequeña rubia pareció oír el murmullo de la mujer mayor, "¡Corre, Casey!"

Finalmente Casey se durmió y en consonancia con la noche, soñó con la última pieza del
rompecabezas.

"Nunca más, Andreas... nunca más. Me estoy llevando a mi hija y nos vamos tan lejos de este
lugar como sea posible".

La madre de Casey se sentó en la cama de la niña y pasó una mano por los cabellos dorados.
En el momento en que encontraron a la niña acurrucada en un rincón de la cuadra, la joven se
encontraba en estado de shock. Cuando Eva Meridio vio la sangre que cubría a la niña gritó de
miedo, pensando que era la propia sangre de su hija. El médico había sido llamado y a la niña l
le dieron un sedante suave, pero incluso a través de la medicación, Casey podía escuchar a
sus padres mientras hablaban sobre su cama.

"Espera un minuto Eva, esta es mi hija que estamos hablando también". Meridio susurró
bruscamente.

"Dios mío, Andreas, ¿qué pasa si Cassandra hubiera sido herida? ¿Y si ella nunca consigue
superar esto?"

"Ni siquiera pienses en eso. ¿Crees que quiero que mi hija tenga cicatrices de esa forma?"

"Pobre Olympia, ¿qué hará ella y qué hay de Tessa? ¿Cómo has podido, Andreas?" Eva
comenzó a llorar mientras acariciaba la cabeza de su hija.

"¡Fueron negocios!" Él contestó bruscamente. "Olympia será sustentada, como así también la

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bruja de hija que tiene, me aseguraré de que ella la envié a un buen colegio. No dejaré a
Olympia sufrir a causa de la deslealtad de su marido".

"Por favor, Andreas... si alguna vez me has amado, dejame llevar a Cassandra lejos de esta
vida. Te doy mi palabra de que ella te podrá volver a visitar tan a menudo como te gustaría,
pero por favor... dejarnos ir. No es seguro para ella aquí".

Meridio se alejó de su esposa e hija para mirar por la ventana. Sabía que tenía que ser fuerte y
demandar a su esposa para quedarse; su padre lo habría hecho, él conocía que su negocio
ponía a cualquiera que amara en peligro.

"Todos los veranos". Él finalmente susurró con derrota. "Quiero a Cassandra aquí cada
verano". Dicho esto, se volvió y salió de la habitación.

"Hey, te levantaste sin despertarme." Casey dijo a su amante, inclinándose para besar la mejilla
de color canela.

"Lo siento, pero yo no estaba muy tranquila y todavía no te movías, así que pensé que debía
dejarte”. Tessa respondió. "¿Kafé?"

"Sí, gracias".

El silencio era ensordecedor y Tessa finalmente levantó la cabeza para ver lágrimas en los ojos
de Casey.

"Oh, cariño, por favor, no lo hagas". La mujer más alta salió de su propia silla para arrodillarse
delante de la pequeña rubia. "Casey, nada de eso fue obra tuya”.

"Lo siento, no te reconocí... Debería haberte recordado". Ella respondió con un gruñido.

"Casey, tenías cinco años, cortaste un poco ahí. La mente humana es muy parecida a una
computadora, cuando es sobrealimentada de una vez no sabe cómo procesarlo y se apaga. A
los cinco años de edad, el cerebro simplemente no estaba equipado para manejar lo que
sucedió allí ese día y se cerró, pensando que era lo correcto para hacer, no te lo dije. Fuiste
capaz de crecer sin las visiones. Yo he tenido que verlas en mi cabeza cada momento de cada
día desde entonces. Siempre pensé que eras afortunada".

Tessa corrió el dorso de sus dedos por la mejilla de la joven mujer y su sonrisa estaba tan llena
de tristeza y dolor que Casey tenía que saber.

"Anoche dijiste que había más. ¿Qué no me estás diciendo, Niko?" preguntó Casey.

La expresión de dolor se intensificó. Era el nombre cariñoso sumado a la herida. Tessa sabía

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que ella estaba a punto de traicionar la confianza de su amante en ella, pero no conocía
ninguna otra forma de pagar su deuda. Era una cuestión de honor y ella tenía miedo de que
Casey nunca sería capaz de entender eso; traicionar a su amante o el nombre de su padre,
esas eran las dos opciones a las que ahora se enfrentaba. La mujer de cabello oscuro se
levantó y cruzó al otro lado de la mesa del patio, mirando hacia arriba en los acantilados. Ella
cerró los ojos con fuerza y se frotó la parte posterior de su cuello.

"¿Sabes lo que fue para mí, Casey?, ver a mi padre siendo asesinado, no poder decirle a mi
madre por miedo a lo que iba a tratar de hacer, y ser enviada a un país extranjero. Extraños por
todas partes. Cada día la visión de aquella tarde reproducida dentro de mi cabeza, algunos
días, era todo lo que había. Muy pronto era el único recuerdo que tenía de Grecia. Entonces un
día me hice una promesa, y después de que esas palabras fueron pronunciadas, finalmente fui
capaz de centrarme en algo más por lo que fui capaz de concentrarme en mis estudios, hablar
con mi madre, y, finalmente, recordar cómo lucía mi patria, todo por causa de un pensamiento,
una idea que me hizo capaz de continuar adelante durante veinte años".

"Venganza". Casey susurró con solemnidad.

Tessa miró a Casey y vio a la conclusión de que fue apareciendo en la joven poco a poco.

"Se hizo todo lo que tenía. Era la única cosa que me hacía compañía durante las vacaciones
escolares, cuando otros niños se iban a casa para estar con sus familias. Me dio un enfoque y
una voluntad de vivir de nuevo... se convirtió en toda mi vida, la única razón que tenía para
vivir".

Mientras hablaba, la voz de Tessa se volvió dura y determinada, como si estuviera enfocando
toda su energía en rescatar todos esos días, sólo poniendo un pie delante del otro, como lo
hizo cuando era niña. Casey no quería saber lo que era eso; temía a la respuesta de su amante
sin embargo, pero ella tuvo que hacer la pregunta.

"Vas a matar a mi padre, ¿no es así, Niko?"

Tessa volvió la cabeza en dirección a su amante; al menos le debía eso.

"Sí, lo haré". Ella respondió en voz baja.

Más lágrimas silenciosas brotaron de los ojos verdes y se extendieron hasta las mejillas de la
morena. "Cuando el Sr. Armstrong dijo que mi padre iba a la cárcel, que era sólo una mentira,
¿entonces?"

"Tenías razón sobre ellos la primera vez, Casey. No son mucho mejores que las personas
contra las que luchan. Su propósito puede ser más elevado, pero usar los mismos métodos.
Una vez que Jack tenga la conexión con tu padre, Andreas Meridio se convierte en prescindible
y a Jack no le importa demasiado lo que le suceda".

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"¿Podrías hacerme esto a mí, Niko?" A Casey no se le ocurrió nada más que decir.

"Oh Dios, Casey, yo no quiero. Hice un voto, es una cuestión de honor". Tessa dijo débilmente.

"Pensé que me querías. Sé que nunca dijiste esas palabras, pero pensé que lo sentías".

"Oh bebé, esta es la elección más difícil que he tenido que hacer". Tessa explicó con lágrimas
llenando sus ojos. "Nunca esperé que nada de esto sucediera entre nosotras dos. Ni en un
millón de años, yo nunca habría pensado que fuera posible que me amaras".

Casey se levantó y las dos mujeres quedaron de pie, una frente a la otra en la luz del sol.

"Es una cuestión de honor". Tessa repitió.

"El asesinato no es honorable, tu padre sería el primero en decir eso". Casey dijo bruscamente.

"¡Es un pago por un hahré!" Tessa gritó, golpeando la mano sobre la mesa.

El hahré era un término griego para el pago de una deuda, pero un tipo de deuda que era
profunda. Cuando alguien prometía un hahré, el reembolso no se podía cuestionar de ninguna
manera. Aceptabas lo que la persona te daba y nunca se rehusaba al pago, sería un deshonor
definitivo para ambas partes.

Tessa utilizó el término griego antiguo y le dio la espalda, una vez más, mirando a los
acantilados. Cassandra sabía que no habría ningún argumento que pudiera convencer a su
amante para no tomar las medidas que ella había imaginado hacía veinte años. Si no era
exactamente una mujer de honor, Tessa era una mujer de palabra y Casey sabía que la vida de
su padre ya había terminado, pero él no se había dado cuenta aún.

"¿Sabe Olympia lo que estás tramando?"

"No, y yo prefiero que no se entere".

"No sé qué hacer con esto", dijo Casey con incertidumbre.

"No hagas nada". Tessa le respondió, con la espalda aun enfrentando a la joven.

"No puedo simplemente... dejar que esto pase, Niko".

"Por favor, Casey, no interfieras... Yo no quiero que te hagan daño".

"¿Tú... tú me harías daño?" Casey parecía sorprendida por la admisión.

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Tessa se dio la vuelta y miró a la mujer cuyas lágrimas emparejaban las propias. "Nunca", dijo
entre dientes. "Yo nunca te haría daño, Casey".

Casey se secó las lágrimas de sus mejillas y le devolvió la sonrisa agridulce. "Sólo rompiendo
mi corazón". La mujer joven dijo con voz áspera, girando rápidamente y corriendo a la casa
para hacer las maletas.

Tessa escuchó el dispositivo de las puertas del patio cerrado y se dejó caer en una silla. Ella
sostuvo su cabeza entre las manos y sacó los sollozos que había estado conteniendo.

Ella había querido que fuera para siempre, esa maravillosa sensación de amar y ser amado.
Ella lo había tomado la medida de lo que pudo y, finalmente, el día que ella maldijo había
llegado. ¿Cómo iba a retractarse de su palabra y rechazar el hahré ahora? Si perdía su honor,
¿qué quedaba?

Ni una palabra se habló entre ellas. Sus maletas estaban embaladas y Tessa las colocó en el
coche. Con el pretexto de haber olvidado algo, Casey corrió hacia el interior, mientras Tessa
colocaba su equipaje en el maletero.

La joven sólo quería echar un último vistazo. Su mirada se posó en la alfombra junto a la
chimenea, donde hicieron el amor y ella se giró para ver dos pares de ojos mirándola a través
de las puertas del patio. Mahogany y Cinnamon estaban allí, con sus pequeñas protuberancias
como cola retorciéndose hacia atrás y adelante. Casey se preguntó en su corazón si ella y
Tessa alguna vez volverían aquí juntas. Nunca sería lo mismo, ella nunca sería lo mismo, y el
dolor de su corazón era tan intenso que simplemente quería rendirse y morir.

Las lágrimas llenaron sus ojos y con brusquedad las limpió. Ella se negó a llorar más, no en
frente de Tessa. Si la Karê podría ser fuerte y despiadada, ella también podría. Cerró la puerta
y la hija de Meridio acercó al automóvil en espera.

En el momento en que entraron en la casa, Olympia sabía que algo había ido mal entre las dos
jóvenes. Era evidente que ambas habían estado llorando y las expresiones de dolor en sus
rostros eran como un sujeta libro coincidentes.

"Su padre estará fuera por el resto de la semana, Señorita. Me pidió que llame a este número
en caso de que lo necesite", dijo la mujer mayor.

"Gracias, Olympia. ¿Me disculpas por favor? Tengo dolor de cabeza y creo que me gustaría
acostarme un rato".

"Por supuesto, Señorita. ¿Tal vez algún té de la Karê?" Olympia sugirió.

Casey levantó mirada llena de dolor en dirección a la mujer de cabello oscuro. "No, creo que

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voy a dejarlo pasar".

Tessa se quedó mirando en silencio al lado de su madre como Casey entró en el tramo de
escaleras a su habitación. Olympia se aseguró de que ella escuchara la puerta de la habitación
cerrada de la joven antes de hablar.

"Tessa, ¿qué has hecho?"

Habían pasado muchos años desde que la anciana vio llorar a su hija, pero Tessa sollozó en
los brazos de su madre como lo hizo hacía veinte años. Olympia no pudo obtener una
respuesta directa de la joven en cuanto a lo ocurrido el fin de semana, así que la abrazó y la
acarició, y dejó que las lágrimas fluyeran hasta que Tessa no tenía más lágrimas.

"¿La quieres?" Olympia le preguntó a su hija.

"Con todo mi corazón". Tessa respondió. "Son las circunstancias... Casey no puede estar con
quien soy yo ahora". Tessa respondió tan honestamente como pudo.

"Tessa, debes dejar esta vida. Tenemos que salir de aquí, tú y yo y Casey. Tienes que llevarla
a algún lugar lejano donde Andreas Meridio no puede encontrarla".

"No es tan fácil. No puedo pedirle a Casey que renuncie a su vida por mí. Dejar todo lo que
conoce".

"¿Lo haría Casey si se lo pidieras?" Olympia presionó con más fuerza.

"Sí", respondió Tessa en derrota, pasando los dedos por el pelo. "Sí, creo que sí".

"¿Esta vida te da tanto entonces, Tessa, que tirarías esta oportunidad de ser feliz? ¿Con una
mujer tan maravillosa como Casey?"

"¡No entiendes!" Tessa silbó. "Es que no es tan fácil como parece". La mujer de pelo oscuro
terminó, entrando en el dormitorio de huéspedes y poniendo fin a la conversación.

"Nada es tan difícil, pequeña", Olympia susurró a la habitación vacía, "si lo deseas lo
suficiente".

Un golpe en la puerta atrajo a Casey de sus pensamientos.

"¿Sí?"

Olympia abrió la puerta con una pequeña bandeja con una taza de té. Ella depositó en la mesa

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donde estaba sentado Casey y la pequeña rubia se dio cuenta de los koulourákia, pequeños
panecillos dulces decorativos.

"Te he traído un poco de té caliente, con un poco de hierbas en éste para aliviar tu dolor de
cabeza probablemente debido al estrés, ¿eh?" La mujer acarició la cabeza de la rubia.

Casey miró a la mujer mayor y ahora lo veía con tanta claridad. Parecía de hecho que los ojos
de Tessa le devolvían la mirada. Los ojos de la joven mujer se llenaron de lágrimas y cayeron
corriendo por sus mejillas.

"Tessa me dijo quién eres... Lo siento mucho, Olympia".

"Tonterías. Ven aquí, pequeña". Olympia se sentó en el sofá y le dio unas palmaditas al
espacio a su lado.

Casey se sentó tentativamente al lado de la mujer mayor. Cuando Olympia colocó suavemente
su brazo alrededor de la joven mujer, desató una nueva oleada de lágrimas y Casey pronto
estuvo sollozando en los brazos de la mujer al igual que Tessa había hecho antes.

"Mi padre arruinó sus vidas", Casey comenzó.

"Cassandra... Casey, mírame". La pequeña rubia levantó los ojos y Olympia la besó
suavemente en la frente. "Voy a decirte lo mismo que te dije cuando tenías ocho años.
¿Recuerdas el verano que te negaste a usar una remera porque los chicos andaban sin las
suyas? ¿Que querías ir por ahí sin remera para demostrar que no eran mejores que tú?"

Casey sonrió débilmente ante el recuerdo. Recordaba claramente a la mujer mayor


persiguiéndola para conseguir poner una blusa en su diminuta figura. Cuando la cocinera
finalmente se encontró con ella, ella se sentó con la joven y tuvieron una charla sincera sobre
los pájaros y las abejas y por qué los niños y las niñas eran diferentes.

"Y, cuando todavía te quejaste, ¿no recuerdas lo que te dije?" Olympia cuestionó.

La sonrisa de Casey estaba teñida de tristeza mientras asentía. "Eso es sólo la forma en la que
es la vida". Ella repitió las palabras de la mujer hacía mucho tiempo.

Olympia envolvió sus fuertes brazos alrededor de la mujer más pequeña. "Bueno, eso es sólo
la forma en que la vida es, Casey. Si quieres experimentar lo bueno, tienes que estar dispuesta
a aceptar lo malo también. Dime una cosa, pequeña... ¿Amas a Tessa?"

Casey fue sorprendida y un poco avergonzada por confesar sus sentimientos por la Karê a la
madre de la mujer entre todas las personas. "Yo-, yo--", ella balbuceó.

Olympia se rió de la joven. "Yo no soy una tonta, Casey. Creo que lo supe antes de que las dos

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lo hicieran. Ese día, cuando se conocieron, al parecer, hace cien años, ¿no? A través de todo
el dolor de Tessa con su padre, cada día preguntaba acerca de ti. Cuando tu madre te llevó y
Tessa se fue a la escuela, en sus cartas siempre preguntaba si había sabido algo de ti o tu
madre aún. Nunca olvidaré el día en que la viste en la cocina. Tú, una joven torpe que acababa
de convertirse en una adolescente y ella, que ya era una mujer joven de mundo, pero si
pudieras haber visto cómo su corazón se rompió cuando ella se dio cuenta de que no te
acordabas de ella. Creo que estaba predestinado antes de que las dos incluso nacieran a que
estarían juntas algún día, de alguna manera".

"Yo la amo, Olympia", Casey admitió. "Yo la amo tanto que me duele no poder estar con ella...
no--", Casey se detuvo sin saber qué decir para explicarse a sí misma o la ruptura entre ella y
Tessa.

"Te dije que no era una tonta, Casey", Olympia respondió al repentino silencio. "Creo que sé lo
que ha pasado entre ustedes. Creo que he sabido lo que Tessa tenía planeado hace tiempo,
pero yo no quería creerlo. Quiero creerlo aún menos ahora. Me resulta difícil aceptar, sabiendo
lo mucho que significa ella en tu corazón, que escoja la venganza por tu amor".

Casey subestimó a la mujer todos estos años. Era sabia más allá de la comprensión de la
joven. Ella conocía a su hija y lo que era Tessa, mejor que Casey lo hacía.

"Las cosas cambian, pequeña. No te rindas por el corazón de Tessa por el momento".

Casey abrió lentamente la puerta del despacho de su padre y se asomó dentro. La voz de la
Karê se podía oír desde el otro lado de la puerta y Casey se preguntó quién era su
desafortunada víctima.

"¡Maldita sea, Alex, ve que ellos lo firmen esta vez! ¡Le dices a esos estúpidos que si tengo que
ir allí abajo será un día que lo sentiré por ellos! Vamos, sal de aquí". Tessa gruñó.

Alex se acercó a la puerta justo cuando Casey estaba empujando para abrirla. El joven entornó
los ojos a la pequeña rubia y ella sonrió, poniendo una mano en su brazo al pasar. Su mirada
decía que lo sentía.

Casey apareció a la vista y las líneas duras en la cara de Tessa se suavizaron cuando miraron
a la pequeña rubia.

"¿Te sientes mejor de la cabeza?", preguntó Tessa.

"Sí, gracias".

La mujer de cabello oscuro se levantó y se dirigió al otro lado de la mesa. De pie frente a Casey
trató de tocar a la mujer más pequeña, pero Casey se retiró. El dolor en los ojos de Tessa se

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reflejó en el verde de Casey.

"Te amo, Niko, eso no ha cambiado, tal vez nunca lo hará. Pero, si decides continuar este
camino, Yo... no puedo estar contigo... No puedo ser tu amante".

"Él mató a mi padre, Casey". Tessa dijo apasionadamente. "Merece estar muerto".

"No estoy segura de que estoy de acuerdo contigo", dijo Casey y Tessa levantó sus ojos
sorprendida en dirección a la mujer. "Las cosas que ha hecho son imperdonables y tienes todo
el derecho a desearle la muerte, pero somos nosotros quiénes para jugar a ser Dios, Niko.
Nosotros no somos los que debemos juzgar si vive o muere... no es nuestro sitio".

"¡Yo estoy haciendo mi sitio!" Tessa gruñó.

Unos cuantos minutos de silencio reinaron antes de que Casey diera voz a lo que ambas
sabían que vendría después.

"Espero que una vez que se pague el hahré tu vida se convierta en todo lo que deseas que
sea, Niko, pero si sigues adelante con este plan de venganza, yo nunca voy a ser capaz de
compartir esa vida contigo".

"Que así sea". Tessa arremetió con las palabras para herir de la misma manera que ella estaba
siendo lastimada.

"Por lo tanto, esa es la manera en que quedamos nosotras entonces, Karê?" Casey preguntó
con un borde de frío en su voz.

"Esa es la manera que será, Señora Meridio". Tessa se volvió justo después cruelmente,
saliendo por la puerta y dejando a Casey de pie en medio de la habitación luciendo con algo
muy parecido al miedo, a la niña confundida hace tanto tiempo.

La situación duró tres días, cada mujer evitando cuidadosamente a la otra. Casey se encerró
en su cuarto preparándose para que la primera fase de la excavación comenzara. Ella envió un
email y llamó por teléfono, pero pronto notó que iba a tener que empezar a pasar algún tiempo
en Atenas. Odiaba la idea por más de una razón. Atenas siempre le recordaría a Tessa y ahora
el único departamento que tenía era el que pertenecía a la Karê.

La joven rubia se sentó y pensó mucho sobre su padre también, preguntándose cuándo llegaría
el momento. ¿Podría Tessa poner una bala en su cerebro como lo había demostrado ese día
estaban en el barco? Ella dijo que era el único modo que un gánster real asesinaría a un
hombre, cuando se la veía venir. Reflexionó sobre el hombre que se daba cuenta ahora, que
apenas conocía. En realidad no sabía nada de él. Ella se dio cuenta de que él era el tipo de
hombre que podía matar a sangre fría y sin un pensamiento o un rastro de culpabilidad. Si su

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padre nunca sintió remordimiento por sus crímenes, o él seguramente no lo demostraba. Él


mató al padre de Tessa justo en frente de ella y luego tiene el descaro de contratarla más tarde
diciendo que no era personal... sólo era negocios. ¿Qué clase de monstruo hace eso?

Tessa se mantenía igual de preocupada detrás de la puerta del despacho de Meridio. Ella
trabajaba largas horas, luego se encerraba en la casa de huéspedes, generalmente bebiendo
hasta que se dormía. La noche anterior había estado tan borracha que Alex tuvo que llevarla
literalmente del Kástro, de regreso a casa. Se sentía como si estuviera siendo rasgada en dos,
por su amor por Cassandra y su sed de venganza, tirando de ella en direcciones opuestas.

Tessa se levantó y se acercó a la caja fuerte, depositó los libros y el dinero como lo hacía todas
las noches. Ella ya se iba cuando Casey entró en la oficina, casi chocando con la mujer alta.

"Lo siento, pero necesitaba hablar contigo un momento", dijo Casey, preguntándose cómo las
dos podrían ser tan distantes entre sí cuando habían hecho el amor tan sólo unos días antes.

Tessa se detuvo y Casey se dio cuenta de que la Karê estaba esperando a que ella continuara.

"Yo... Supongo que sólo quiero saber si yo..." Casey hizo una pausa y buscó en los ojos azules
por signos de la amante que había llegado a conocer. Lo que ella vio eran ojos que estaban tan
llenos de dolor como los suyos deben haber estado. "Supongo que necesito saber si debo
buscar un departamento diferente en Atenas o--"

"Casey, el departamento es tuyo, para hacer lo que desees. Me gustaría pensar que todavía lo
utilizarás. Tengo un viejo amigo que se encarga del lugar y por lo menos sé que ahí estarías a
salvo”, respondió Tessa.

"Gracias". Casey dijo en voz baja, sin saber qué más decir. "Gracias", ella repitió, dando la
vuelta y saliendo por donde había venido.

"De nada", Tessa le susurró a una habitación vacía. Mirando hacia abajo a sus manos, se dio
cuenta de que estaban cerradas en puños para evitar que le temblaran.

"Alex", Tessa llamó bruscamente a la puerta.

El joven apareció de inmediato. "¿Qué pasa, Karê?"

"Vamos", Tessa gruñó con impaciencia.

"¿A dónde vamos?", preguntó Alex, tirando de su chaqueta.

"A emborracharnos".

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Casey no había dormido bien, así que cuando sintió el golpe en su puerta, ella se levantó de
inmediato para ver quién era. Abriendo la puerta de madera pesada, Casey encontró a Alex
nerviosamente pasando de un pie a otro.

"Por favor, señorita, necesito tu ayuda... es la Karê".

"Ya salgo", dijo Casey mientras cerraba la puerta. Se puso un par de pantalones de jean y una
sudadera y reabrió la puerta.

Alex habló rápidamente de las luchas que la mujer de cabello oscuro había estado en más de
un bar esa noche. Casey siguió al hombre a la planta baja, mientras hablaba en voz baja.

"Ella está en el comedor. Tiene una de sus armas de fuego y que está jugando a la ruleta rusa
con ésta".

"¡Querido Dios!" Casey corrió hacia el comedor para encontrar Tessa cargando otra bala en la
cámara del calibre treinta y ocho.

Casey se acercó a la mesa y puso su mano sobre la de Tessa. La mujer sentada levantó la
vista y por un segundo, Casey no creía que la mujer de cabello oscuro iba a reconocerla. Tessa
parpadeó dos veces y luego el reconocimiento apareció.

"Por favor, Niko... no lo hagas". Casey declaró en voz baja. Era la primera vez que utilizaba el
apodo, desde su distanciamiento.

"Está bien", Tessa arrastró sosteniendo una bala. "Yo solo use dos".

"Por favor guarda tu arma... me da miedo".

Tessa miró a los ojos de Casey y sabía que ella era la causa de tanto dolor de ella. Miró de
nuevo a la pequeña mano que aún cubría la suya y sintió las lágrimas que no pudo evitar
derramar últimamente, regresar.

"Lo siento", murmuró. Mirando hacia arriba a Casey, una vez más, trató de transmitir la
profundidad de su emoción a través de sus ojos. "Lo siento mucho...", jadeó ella.

Casey apenas podía soportar ver como la mujer que amaba cayó literalmente delante de ella.
Ella pasó un brazo alrededor del hombro de Tessa y la mujer de cabello oscuro inclinó un poco
su cabeza contra el cuerpo de Casey. Con la otra mano, Casey fácilmente quitó la pistola de
las manos de la Karê.

"No tomes mi arma, Casey". Tessa le imploró con voz débil.

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"No voy a tomarla, amor. La estoy poniendo en su funda", Casey puso el seguro y bajó la
pistola en la funda en la parte baja de la espalda de Tessa. Ella la acarició suavemente. "¿La
sientes? Está justo donde siempre la llevas. ¿Está bien?"

Tessa asintió y Casey empezó a acariciarle el cabello largo y oscuro. Ella se inclinó y le dio un
tierno beso en la parte superior de la cabeza de Tessa. La Karê deslizó sus brazos alrededor
de la cintura de la mujer de pie y se mantuvo así durante mucho tiempo, con Casey susurrando
una letanía de palabras para calmar a la mujer sentada.

"Estoy tan cansada, Casey", Tessa dijo al fin.

"Lo sé, cariño", Casey respondió, señalando a Alex en las sombras para ayudarla. "Vamos,
amor... Alex nos va a ayudar y vamos a ir a la casa de huéspedes y te pondremos en la cama".

Tessa permitió que los dos la ayudarán a ponerse en pie para luego caminar lentamente por el
césped, con Tessa apoyándose pesadamente en ambos como soporte. Una vez dentro de la
casa, depositaron a Tessa en la cama y Casey quitó la funda y los zapatos, tirando una manta
por encima de la mujer. Casey entró en la sala y empezó a recoger la ropa que la Karê tenía,
extrañamente, a la izquierda esparcida por la habitación, mientras que Alex simplemente se
quedó allí sin saber qué hacer.

Un desplome de la habitación hizo que la joven se congelara. Corrió para encontrar a Tessa
tratando de salir de la cama otra vez. Casey corrió hacia la puerta, pero Alex le hizo señas que
regresara.

"Tengo que levantarme... Necesito hablar con Casey", Tessa murmuró.

"Hey, Nikki, tómalo con calma, ¿eh? Ya se ha ido, así que relájate y échate hacia atrás, ¿de
acuerdo?"

Tessa miró más allá del joven en la sala de estar a oscuras sin saber que Casey estaba justo
fuera de la abertura de la habitación. "¿Se ha ido?" preguntó Tessa.

"Sí, y qué me dices si vas a dormir, ¿eh?" Alex había engatusado a la mujer hacia la cama y se
quedó allí, con un brazo echado sobre los ojos.

"Nunca te enamores, Alex. La gente en nuestro negocio no está destinada a caer enamorada...
por lo menos con chicas buenas. Casey es una buena chica". La voz de la Karê se rompió y las
lágrimas cayeron de sus ojos.

"¿Sabes qué es lo peor?" Tessa miró distraídamente al joven mientras lloraba. "Yo nunca le
dije lo mucho que la amaba". La mujer de cabello oscuro se ahogó con las últimas palabras y
ella se echó a llorar en voz alta. "Yo estaba muy asustada... ahora ella nunca sabrá que es todo
para mí".

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Alex miró hacia atrás y vio la silueta de Casey de pie junto a la puerta del dormitorio. No lo
sabía, pero creía que era una apuesta segura que la pequeña rubia también estaba llorando.
Deben haber tenido un infierno de una lucha para romper algo bueno como lo que tenían.
Ambas parecían bastante miserables y que nunca había visto a Tessa actuar de esta manera.

"No te preocupes, Nikki", respondió Alex. "Apuesto a que ella lo sabe".

Alex se volvió para mirar la puerta de la habitación y la pequeña rubia se había ido. "Sí... estoy
seguro".

Casey escapó de la casa de huéspedes porque no podía escuchar el llanto de Tessa por más
tiempo. Su propio corazón se rompía con el sonido. Una vez detrás de la puerta de su propia
habitación se paseaba por el piso, maldiciendo a su padre. Se dio cuenta de que la actitud fría
que Tessa mostraba era simplemente una máscara para ocultar las emociones que la Karê
pensaba que la harían parecer débil.

¡Maldito seas en el infierno, padre! Tú has causado todo esto. Eres responsable de que la
mujer ahí... de que ella sea lo que es; ella se hizo su propia imagen torcida el día en que
asesinaste a su padre. No es de extrañar que esté en el borde de un colapso. Toda su vida
vivió sólo por la venganza, ella creció para ser igual que tú; una asesina despiadada y fría.
Ahora, ella sabe que puede haber algo por ahí, además de poder y control, y no sabe si seguir
a su cabeza o a su corazón. ¡Te odio, Andreas Meridio... te odio!

La pequeña rubia cayó pesadamente en la silla acolchada, tirando las rodillas hacia arriba y
envolviendo sus brazos alrededor de sus piernas. Ahora que sabía que Tessa estaba tan
dividida entre su amor por Casey y lo que ella pensaba que era el mantenimiento de un voto,
ella sabía que las palabras de Olympia eran ciertas. La mujer parecía tan segura de cuáles
serían las acciones de su hija. Las cosas cambian, pequeña. No te rindas por el corazón de
Tessa por el momento.

Casey sabía que tenía que mantener a Tessa de seguir adelante con su hahré. Tenía que darle
a la mujer una oportunidad. Tenía la sensación de que cuando llegase el momento de poner las
cartas sobre la mesa, Tessa haría lo correcto si Casey estaba involucrada. Sería una cosa que
la Karê asesinara a Meridio a puerta cerrada, y otra muy distinta frente a Casey, pero tenía que
ser la decisión de Tessa. Se mordió el labio y con amargura pensó en lo que tendría que hacer.
Si fuera a ser capaz de mantener a su amante de destruir el resto de sus vidas, entonces ella
tendría que participar en toda la situación. Como desagradable que fuese para ella, sabía que
sólo había una manera de hacer eso.

La pequeña rubia apoyó la cabeza en la almohada y cerró los ojos. La última cosa que cruzó su
mente antes de dormir afirmó que ella elegía a su amante por sobre su padre; la mujer que
amaba con todo su corazón sobre el hombre que había contaminado toda su vida con su
necesidad de riqueza y poder. En su mente se convirtió en su propia forma de hahré.

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Casey entró en la agencia de viajes con tanta autoridad como lo había hecho cuando entró por
las puertas con Tessa. La misma pelirroja teñida con una botella, estaba sentada en el
escritorio de la recepcionista.

"¿Podría por favor decirle a Jack Armstrong que a Cassandra Meridio le gustaría hablar con
él?" Casey preguntó a la mujer mayor.

La mujer miró por encima de sus gafas a la pequeña rubia y sonrió cortésmente. "Lo siento,
señorita, pero no existe ningún señor Armstrong que trabaje aquí".

"Yo sólo quiero hablar con él brevemente... Estoy segura de que podía prescindir de un
momento", Casey dijo con los dientes apretados.

"Lo siento, señorita, pe--"

"¡Mira!" Casey siseo golpeando su mano hacia abajo sobre la mesa y se inclinó hacia abajo,
para asegurarse de que la mujer oyera cada palabra. "Quiero que camines a través de esa
pequeña puerta allí a la derecha y entres en la sala de conferencias, poniendo esa lastimosa
excusa para un espejo de doble cara, y le digas al señor Armstrong que si no veo su
lamentable culo aquí abajo, en un cuestión de minutos, voy a bajar a la calle y a empezar a
decirle a todos que la mafia albanesa tiene una oficina aquí. Entonces me voy a alejar y ver
cómo queman este lugar. Ahora, ¿qué parte de eso no crees que entenderá?"

Casey dio un paso atrás como la mujer nerviosa se precipitó a través de la puerta de la sala de
conferencias.

"Bueno, ¿quieres ver todo de mí o sólo mi lamentable culo?" Jack Armstrong dijo desde donde
se encontraba fuera de la sala de conferencias, con los brazos cruzados en un gesto de
impaciencia.

"Señor Armstrong, tenemos que hablar", Casey respondió, sin moverse ni un centímetro.

"Creo que hemos dicho todo lo que teníamos que hablar, señora Meridio. No puedo pensar en
nada que me podría decir en este punto que me puedan interesar".

"Oh, apuesto a que estás equivocado", dijo Casey y sonrió diabólicamente al hombre que se
elevaba sobre ella.

"He oído que tendrías un dolor de cabeza esta mañana", Olympia le dijo a Tessa como la mujer
de cabello oscuro le tendió una mano temblorosa por una taza de café.

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"No puedo tener secretos contigo, ¿verdad?" Tessa le respondió con una débil sonrisa.

"Parece que me pierdo de todos los acontecimientos interesantes por aquí".

"Eso te enseñará a ir jugar a las cartas durante el café", Tessa respondió.

"Oh, Casey dejó un mensaje para tí tan temprano esta mañana. Ella dijo que no podía esperar,
pero tenía que ir a Atenas y preguntó si deseabas ir cerca del departamento". Olimpia le dio a
su hija todo el mensaje en una frase.

"¿Ella fue sola? ¿No intentaste detenerla?", Tessa se puso de pie rápidamente.

"Bueno, querida, no es exactamente mi sitio-"

"¡No, es mi sitio!" Tessa respondió. "¿Cómo se ha ido?"

"Ella dijo que iba a tomar el ferry".

"Volveré más tarde. Me llamas si Meridio vuelve hoy", Tessa se giró para hablar a su madre.

Olympia sonrió al ver a su hija salir corriendo de la puerta tras su amante. Casey se había
detenido en la cocina para agradecerle a la mujer y para decirle que ella no estaba dispuesta a
renunciar al corazón de Tessa todavía. Ella dijo que no podía dar detalles, pero que había
decidido que Tessa le pertenecía y que iba a luchar por lo que era suyo.

Tessa corrió hacia los escalones de madera hasta el segundo piso del edificio de
departamentos. En la puerta de Casey había pegado una nota, era un garabato apresurado de
la pequeña rubia.

T.

Tuve que ir a la agencia por un viaje... nos vemos allí,

Casey

¿Se va de nuevo a los Estados Unidos? Reunirme allí… Allí… ¿Dónde? Pero en el nombre de-
- ¡Oh! ¡Mierda! Tessa bajó volando las escaleras y se fue hacia el centro.

Tessa caminaba de un lado a otro como un animal enjaulado. La oficina de Jack era tan
pequeña que sólo tomaba dos de sus pasos antes de tener que dar la vuelta de nuevo.

"Bueno, he oído que tú y tu novia tuvieron un pequeño conflicto". Jack se rió mientras entraba
por la puerta.

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A veces, el agente lamentó abrir su boca inteligente... esta era sin duda una de esas veces. El
cuerpo de Tessa golpeó al hombre grande de nuevo en la puerta y lo mantuvo allí en un agarre
cruzado. El fuego en los ojos azules lo convirtieron tan pálidos como el hielo y Jack estaba
lamentando su decisión cada vez más. A menudo se olvidaba de que Tessa no era una de
esas personas con las que se bromeaba... por nada.

"Retrocede, Jack... ¡Regresa y vete a la mierda!" Ella gruñó en voz baja, liberando su poder del
hombre más grande. "¿Dónde está?" La mujer de pelo oscuro exigió.

Armstrong cruzó la habitación y abrió una puerta, asintiendo con la cabeza. "Tessa, conoce a tu
nuevo compañera". Terminó como Casey entró en la pequeña oficina.

"¡NO!" Tessa gritó en la parte superior de su voz. Miró al hombre grande en el asombro.
"¿Estás demente como la mierda?" Volvió la mirada hacia Casey. "¿Y tú?"

"No hay nada que puedas decir que me hará cambiar de opinión". Casey respondió.

"Casey, sabes cómo son estas personas".

"Creo que... que puedo confiar en ellos manteniendo su palabra, siempre y cuando todavía esté
de pie en la misma habitación... o hasta que me convierta en prescindible". Ella enunció la
última palabra con cuidado, girando hacia Armstrong.

"Ahora, eso duele". El gran hombre dijo con una sonrisa.

"¡Casey!" Tessa estaba pérdida para tener un buen argumento, excepto por el hecho de que la
mujer que amaba podía terminar muerta así.

"Niko", Casey miró fijamente a la mujer. "No hay nada más que decir. Sugiero que tomemos
este tema en casa para que podamos hablar en privado". Casey hizo un gesto con la mirada al
hombre que estaba a su lado.

"¡Esto no ha terminado, Jack!" Tessa gruñó al hombre como las dos mujeres salieron de la
oficina.

Dado a que ambas mujeres tenían un coche, Tessa siguió a Casey de nuevo al departamento.
Casey tiró de la BMW en torno al garaje y Tessa estacionó en la calle estrecha. Así como la
mujer alta estaba a punto de salir del automóvil, Casey se acercó y apoyó las manos en el lado
del pasajero del convertible rojo.

"Por mucho que me gustaría discutir contigo, Niko, estoy muerta de cansancio. Yo no pude
pegar ojo la noche anterior y lo único que realmente me gustaría hacer es tomar una siesta".

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"Oh, por supuesto". Tessa reconoció que la pequeña rubia se le veía bastante aniquilada, pero
sentía que se estaba siendo echada. "Aquí", garabateó en un pedazo de papel, "aquí está mi
número de celular. Me quedaré en la finca, aquí esta noche, y si te sientes como para... um,
hablar... me llamas".

"Gracias", dijo Casey, sonriendo levemente y volvió a entrar en el departamento.

Tessa siguió allí sentada después de que vio a Casey entrar en el departamento. Ella estaba
un poco desilusionada por el comportamiento de la pequeña rubia. Casey actuaba como que
Tessa no era más que otra amiga.

Bueno, ¿cómo diablos crees que va a actuar, Niko? Sólo la dejaste hace unos días...
¿recuerdas o te olvidaste que elegiste la venganza contra Meridio sobre Casey?

"¡Ah, demonios!" Ella dijo en voz alta y salió a toda velocidad por la colina.

El viejo reloj de pie en el salón dio las once y Tessa lanzó la revista sobre la mesa de café. Ella
había estado leyendo el mismo pasaje en su revista favorita de la navegación durante las
últimas tres horas. Se había concentrado un poco más en Casey hoy. Ella trató de hacer una
serie de pequeñas cosas en la casa que ella había estado posponiendo, pero rápidamente se
encontraría con la mirada perdida soñando con la pequeña rubia. Estaba segura de que Casey
iba a llamar, pero hasta ahora, ni una palabra. La joven le dio un parate con eso, estaba
segura.

Tessa estaba exasperada y se acercó a la puerta del patio, apagando las luces exteriores. Bajó
la mirada hacia los dos perros a sus pies. "Parece que tenemos que levantarnos", dijo Tessa.

La mujer de cabello oscuro se congeló ante el débil sonido del repiqueteo de metal contra
metal. Ambos animales tenían sus orejas alzadas, se volvieron hacia adelante y gruñían bajo
en su garganta. "Lo sé, lo escuché también", Tessa dijo en voz alta.

Ella abrió el cajón del gabinete de China y extrajo la pistola Glock. Comprobando el seguro, en
silencio abrió la puerta del patio y liberado a ambos doberman. Esperó un minuto, pero no oyó
ningún ruido que indicara que los perros habían acorralado a alguien. Podría haber sido sólo el
viento, pensó para sí misma. Maldita sea, sin embargo es raro que ocurra justo cuando las
luces se apagaron.

Se deslizó fuera y fue en torno a la puerta de atrás, ya que el sonido venía de esa dirección.
Así como ella esperaba, vio la silueta de una figura, pequeña, probablemente sólo un niño.
Tessa estaba tan concentrada en acercarse sigilosamente a la intrusa que había perdido de
vista a los perros. Finalmente, ella estaba a su alcance. Levantó el arma y echó hacia atrás el
martillo, presionándolo contra la parte posterior de la cabeza del desconocido.

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"No te muevas o te vuelo los sesos", ella silbó.

"¡Jesucristo, Niko!" La voz temblorosa de Casey llegó hasta Tessa en la oscuridad.

"¿Casey?" Tessa finalmente se dio cuenta de que los perros estaban simplemente sentados a
los pies de la joven. Tessa inmediatamente sacó la pistola de la cabeza de la rubia. "¡Mierda,
Casey, yo podría haberte disparado!" Tessa estaba respirando con dificultad con la
comprensión de lo que sucedió. Sin pensarlo empujó a la pequeña rubia y ella podía sentir los
brazos de Casey deslizándose por su cintura.

"Pensé en darte una sorpresa", Casey susurró débilmente.

"Me has sorprendido, muy bien. Lo siento, cariño". Tessa respondió, besando la parte superior
de la cabeza rubia.

Era como si el distanciamiento de los últimos días no hubiera existido. Una vez que las dos
mujeres estuvieron atrapadas en un abrazo, todas las reglas de comportamiento parecieron
volar por la ventana. Se abrazaron firmemente la una a la otra, Casey pasando sus manos por
la parte posterior musculosa de la Karê.

"¿Casey?" Preguntó Tessa.

"¿Hhmm?" murmuró Casey, disfrutando de la sensación de los brazos de su amante a su


alrededor una vez más.

"¿Qué es lo que me pega en las costillas?"

"¡Oh, Dios mío!" Casey se apartó y le tendió un ramo de rosas hecho papilla. Ella trató de
enderezar un poco los tallos rotos, pero rápidamente volvieron a caer de nuevo. Tessa,
mientras tanto, estaba haciendo un gran esfuerzo para no reírse al ver la expresión en el rostro
de la joven. "Son... para ti", Casey terminó en voz baja.

De pronto, la rubia miró indignada. Ella golpeó Tessa a través del brazo con las flores
arrugadas. "¿Por qué me apagaste las luces?"

"Hey", Tessa exclamó, frotándose el brazo, "en caso de que no estés usando un reloj, son
pasadas las once", respondió Tessa. "Francamente, pensé que me pateaste".

"Me acabo de despertar", Casey admitió tímidamente.

Tessa sonrió a la mujer arrepentida. "Bueno, si te hace sentir mejor, nunca una mujer me ha
dado flores antes... gracias". Tessa aceptó el ramo arrugado y empezó a preguntarse qué
significaba todo aquello. "¿Quieres... quieres entrar?", preguntó tentativamente.

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"Eso fue algo así como lo que planeé", respondió Casey. Ella deslizó su mano en las garras de
la mujer más alta y regresó a través de la puerta del patio.

Tessa salió de la cocina con las rosas en un florero azul pálido. "Creo que finalmente están
muy bien", dijo colocando el florero sobre la mesa de café.

Tenía que admitir que estaba un poco nerviosa. No estaba segura de cómo Casey quería jugar
esto. ¿Eran sólo amigos... ex amantes, o qué? Tessa se sentó en el brazo del sofá, atrayendo
a la mujer de pie.

"Casey..."

Casey entró y deslizó los brazos alrededor del cuello de la mujer de cabello oscuro,
presionando sus labios firmemente contra la aturdida Karê. Fue una reacción involuntaria de
Tessa tirar de la mujer joven más cerca y gemir en el beso, pero fue todo el estímulo que la
pequeña rubia necesitaba. En segundo, Tessa estaba siendo besada de una manera que trajo
a todos sus otros sentidos cerca de la detención. Cuando se separaron para recuperar el
aliento, las lágrimas llenaron profundos ojos azules de la mujer más alta, y ella extendió la
mano para acariciar la mejilla de la joven.

"Oh, Casey, lo siento mucho... nunca quise hacerte daño".

"Te amo, Niko”. Casey rozó sus labios ligeramente contra su amante. "No importa lo que haya
pasado o lo que sucederá en el futuro. Sólo sé que te amo demasiado como para renunciar a
ti... No puedo... No lo haré". Añadió con una luz de fuego verdosa en los ojos.

"Cariño, ¿sabes lo que estás diciendo? No he cambiado de opinión acerca de lo que voy a
hacer".

"¿Quieres decir, si sé que te estoy escogiendo por encima de mi padre? Entonces la respuesta
es sí. No voy a vivir el resto de mi vida sin ti, Niko. Siento como que he estado viviendo en una
especie de limbo durante los últimos veinte años, atrapada a medio camino entre estar viva y
vivir realmente. Sé que tienes miedo de que voy a salir herida, o peor en todo este lío, pero
tengo que hacerlo de esta forma, ¿no lo puedes ver? Si algo te sucediera, yo no sería capaz de
seguir adelante. Mi cuerpo podría seguir, pero mi corazón moriría junto contigo. Yo no quiero
tener que vivir el resto de mi vida de esa forma. Si algo debe pasar quiero estar contigo, Niko.
Donde tú vayas, yo iré". Casey terminó mientras las lágrimas rodaban por sus húmedas
mejillas.

"Supongo que la última pregunta es... ¿todavía me quieres?" Preguntó Casey, sin levantar los
ojos.

Tessa agarró a la mujer más pequeña y la abrazó con fuerza. Aspiró el aroma de ella y se
deleitó con la textura del cabello suave y dorado contra su mejilla.

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"Debería decirte que no", dijo Tessa con voz áspera. "Debería decirte que no te quiero, que
sólo te he estado usando. Debería romperte el corazón. Tal vez de esa manera empacarías tus
cosas y volverías a Estados Unidos. Me mataría estar sin ti, pero al menos yo sabría que estas
a salvo". Tessa dijo, colocando suaves besos a lo largo de un lado del cuello y el rostro de
Casey. "Perdóname, Casey, pero es que yo te necesito", susurró entre lágrimas Tessa. "te
quiero y te necesito".

"Entonces está decidido... vamos a la cama". La pequeña rubia susurró en el oído de la Karê.

"Has estado durmiendo todo el día", respondió Tessa, secando las lágrimas de su amante.

"Dormir no era exactamente lo que tenía en mente". Casey sonrió a su amante con una sonrisa
maliciosa.

Tessa apagó las luces restantes y las dos mujeres caminaron hacia las escaleras tomadas del
brazo.

Fue un comienzo temprano para ambas mujeres al día siguiente. Casey se sintió como si
acabara de ir a dormir, pero estaba tratando de concentrarse en todo lo que Jack Armstrong le
estaba diciendo. Le dijo las cosas que debía buscar: notas, facturas, cualquier cosa con un
nombre de contacto o país, si fuera escrita a mano, mejor. Ellos ya sospechaban que los
principales proveedores eran los libios, pero hasta que tuvieran la prueba física, la Interpol se
negaba a actuar. En el momento en que se tomaron un descanso para el almuerzo, la cabeza
de Casey estaba nadando.

Ella y Tessa iban de regreso a la finca para almorzar. Tessa llamó rápidamente a Olympia para
confirmar que Meridio todavía estaba haciendo negocios en Turquía y que probablemente se
quedaría el fin de semana. Él no parecía angustiado que Casey regresara a Atenas, una vez
que Olympia le dijo que Tessa acompañó a la pequeña rubia.

Tessa recogió los platos y volvió con una caja de madera en la mano y una bandeja de frappés
en la otra. Casey tomó un sorbo de café helado como Tessa empujó la caja de madera hacia
ella.

"Elegí esto esta mañana, mientras estaba con Jack".

"¿Un regalo... para mí?" dijo Casey, levantando la tapa de la caja.

"Bueno, en realidad no es esa clase de regalo". Tessa respondió, atrapando la expresión del
rostro de la joven mientras miraba dentro del área.

"Vaya...", Casey vaciló. "Una pistola... qué romántico".

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Tessa sonrió ante el comentario. "Te dije que no era ese tipo de regalo. Es una nueve
milímetros Beretta Cougar. Quiero que lleves esto a partir de ahora. Casey, ¿lo entiendes?"
Preguntó Tessa, notando la mirada distante en los ojos de su amante.

"Es... Supongo que estaba pensando que este es el tipo de cosas por las que estamos
luchando en contra". Casey se quedó mirando el cañón que no era mucho más grande que la
mano.

"Bueno, esto puede salvar tu vida algún día, así que no lo golpees. Quiero que lo lleves contigo
todo el tiempo. Mantenla cargada, pero con el seguro puesto hasta que te acostumbres a
llevarla".

"Niko, sé que esta es una pequeña pistola hablando de pistolas en general, ¿pero cómo voy a
llevarla?" Casey cuestionó.

"En tu cartera", respondió Tessa sin pensar.

"En caso de que no lo hayas notado, yo casi nunca llevo cartera".

Tessa pensó por un momento, "Sí, pero siempre tienes ese equipo en la mano. ¿Qué hay de tu
laptop? ¿Hay lugar en el interior de la carcasa?"

"Sí, eso haré", Casey respondió.

Tessa pasó el resto de su hora de almuerzo mostrando a la pequeña rubia cómo cargar y
cuidar a la relativamente pequeña pistola. Encajaba perfectamente en el bolsillo interior de la
laptop y Casey la guardó mientras se preparaban para regresar al Centro.

Casey condujo el BMW como Tessa jugó a ser pasajera, escuchando los cuentos de la rubia
sobre su mañana con Jack Armstrong y todo lo que él esperaba que ella recordara. La mujer de
cabellos oscuros trató de concentrarse en todo lo que su amante le estaba diciendo, pero sus
pensamientos vagaban. Odiaba la idea de Casey llevando una pistola. Tessa sabía que si no
podía encontrar la forma de conciliar lo que Meridio hizo a su padre, en el momento en que se
encontraran las pruebas suficientes para que Jack se movilizara, acabaría haciendo algo que
podría destruir su relación con Casey. No importa lo que dijera la joven sobre cómo se sentía,
Tessa sabía en su corazón que el asesinato de Meridio con el tiempo podría ser la cuña que
llevaría a las dos amantes a la separación.

Armstrong pasó el resto de la tarde y en la instrucción de Casey y repasando lo que había


aprendido hasta ahora. Sabía que estaba siendo duro con ella, pero él sólo tenía un corto
período de tiempo para hacer que la pequeña rubia que empezara a pensar como una agente.
Tessa ayudó, y para asombro de Armstrong, mostró una notable cantidad de paciencia con la
joven. Fueron directamente sobre lo que esperaban que Casey hiciera y qué hiciera, además

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de lo que en ningún caso querían que ella intente. Armstrong explicó cuidadosamente, sobre
todo para beneficio de Tessa, que no trabajaban solas ahora. Debían mantenerse mutuamente
informadas, sin sorpresas. Jack miró a Tessa especialmente un largo momento después de
que dijo eso, él sabía que el tipo de juego pícaro que tenía la mujer de cabello oscuro. Se
acordó de la belleza y de la bestia como Tessa se sentó, asintiendo con la cabeza y
poniéndose de acuerdo con todo lo que el agente especial estaba diciendo. La pequeña rubia,
obviamente, tenía el poder de domar a la bestia.

Lo último que Jack hizo fue confiscar la laptop de Casey. El agente sonrió con ironía mientras
le entregaba a la joven su Beretta antes de entregar la computadora a uno de los técnicos de la
planta baja. Estaba colocando un programa cifrado en la máquina de Casey. Ella utilizaría su
programa de email habitual para toda su correspondencia normal, pero usaría el programa
especial para conversar con cualquier persona en el Centro.

Jack también explicó que no era seguro para Tessa o Casey que fueran al Centro durante más
tiempo. Su comunicación sería únicamente a través del programa de email. El hombre guapo
entregó un billete de avión y una con bolsa de folletos a Casey.

"Un boleto a Francia..." Casey comentó, fijando una expresión seductora en su rostro como
miró de reojo al hombre, "Jack, pensé que estabas casado", ella sonrió.

"Oh, eso es muy gracioso. Caray, has estado dando rondándole a ésta demasiado tiempo".
Señaló con el dedo pulgar en dirección a Tessa. "Te estás volviendo a ser tanto sabelotodo
como ella".

Eso provocó una sonrisa en Tessa, recordando sus primeros encuentros con Casey en el
último par de semanas. "Hey, yo no tuve nada que ver... ella vino así".

"Eso es un boleto y algunos folletos de viajes. Déjalos tirados a la vista en tu habitación en


Mykonos. De esa forma si es que alguien alguna vez vio que estuviste aquí un par de veces,
basta con decir que planeabas unas vacacione para ti misma y alguien en el museo mencionó
esta agencia de viajes".

"Ustedes piensan en todo". Casey bromeó ligeramente mientras aceptaba el equipo de regreso
en manos de una joven del departamento de informática.

Jack se inclinó hacia abajo y con una expresión que era desgarradoramente grave, dijo, "Sólo
recuerda, Casey, ahora tú también eres una de nosotros, de nuestra gente".

Las próximas dos semanas, sucedieron veloces a un ritmo alarmante. El trabajo de Casey en el
museo comenzó a exigir más y más tiempo, mientras que Tessa estaba profundamente
involucrada con los asuntos cotidianos de Meridio. La joven rubia estaba gastando
aproximadamente un día de cada dos en Atenas. Por supuesto, Meridio estaba menos que

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entusiasmado con su hija fuera de su protección, lo que Tessa interpretaba en el sentido de


bajo su control. Así, el hombre mayor en ocasiones enviaba a su Karê a hacer recados al
continente como pretexto para mirar a la mujer joven. Tessa sonreía cuando Meridio no miraba.
¿Quién era ella para rechazar una orden directa? Tuvo que preguntarse que estaba utilizando
el hombre como cerebro, pero ella disfrutaba bastante el hecho de que él era lo suficientemente
crédulo para enviar al zorro directamente al gallinero... con su bendición, ni más ni menos.

Desde la computadora de su casa en Atenas, en el que los chicos de Jack habían instalado
todo el software de cifrado necesario, Tessa enviaba emails a su amante cuando ella llegaba a
la ciudad. Casey llegó a ser muy bueno en mirar a su alrededor y, asegurándose de que no
había nadie siguiéndola, hacía su camino a la finca de Tessa.

Era divertido en una extraña manera. Casey y Tessa hablaban de cualquier cosa y todo en
estos tiempos juntos, todo excepto el tema entre manos. Ambas estuvieron de acuerdo de que
era casi como hablar de negocios en la cama y tampoco parecían ansiosas por traer esa parte
de su vida al dormitorio. Así, esperarían hasta que almorzaran o estuvieran dando una vuelta
para discutir los detalles.

Una tarde, Andreas Meridio atrapó a Casey relajándose y haciendo largos braceos en la piscina
grande.

"Bueno, no me digas que realmente atrapé a la eminente arqueóloga en casa", bromeó.

"Muy divertido, Pappa". Casey sentía la bilis en la garganta cada vez que tenía que usar esa
expresión de cariño con su padre, pero Jack dijo que no cambiara nada sobre sí misma o sus
hábitos. Así que ella pegó una sonrisa en su cara, y actuó como si nada estuviera mal.

"Quería decirte que vamos a tener un poco de entretenimiento el fin de semana. Algunos
socios de negocios estarán de viaje y yo pensaba tener una fiesta la noche del viernes. Serán
alrededor de una docena en la fiesta y quisiera que se alojen en las habitaciones durante el fin
de semana".

Casey se moría por saber quiénes eran los socios de negocios. ¿Podrían ser los vendedores
de armas?

"¿Son tus socios libios?" Casey preguntó casualmente, caminando desde la piscina y atando
una toalla alrededor de sus caderas.

"No, estos son caballeros de Turquía". Meridio respondió rotundamente.

Casey levantó una ceja y no ocultó su sorpresa muy bien.

Meridio captó la expresión y la reprendió. "¿No me dirás que una mujer moderna como tú
abriga mala voluntad hacia nuestros vecinos?"

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"No, no, por supuesto que no. Creo que estoy un poco sorprendida de seas tan abierto con
ellos", respondió Casey.

Los antiguos griegos de mundo, como su padre tenían la costumbre, al parecer, de detestar a
los albaneses y turcos. Era una pelea tan antigua como la de los católicos y los protestantes.
Un par de griegos nunca olvidaron que hace siglos los turcos, o los otomanos, como ya eran
conocidos de acuerdo a la historia antigua, capturaron Constantinopole, renombrándola
Istanbul, y la convirtieron en la capital del Imperio Otomano. El ejército turco destruyó
parcialmente el Parthenon en la década de 1600, un pecado imperdonable para los
historiadores. Por 350 años, los griegos vivieron bajo el dominio turco hasta que su dominación
concluyó en el 1800. La mayor parte de lo que hoy es la actual Turquía pertenecía una vez a
Grecia.

"Estos caballeros son diferentes. Hemos sido socios desde hace mucho tiempo y hemos
desarrollado una relación de trabajo excelente. Me gustaría que me hagas un favor, Máhtia
Mou".

"¿Quieres decir que luzca bonita y encantadora en la fiesta?" Preguntó Casey, tratando de
disimular el desdén en su voz.

"Bueno, no es eso pero sí, en realidad estaba pensando en otra cosa. Me gustaría que te
quedes en la casa de huéspedes con Tessa durante el fin de semana. Los clientes aquí serán
todos los hombres y yo no quiero que nadie se sienta libre con mi hija. Hablaré con Tessa".

"Claro, no tengo ningún problema con eso". Por dentro, Casey estaba saltando de arriba abajo
con alegría. "Como con tus socios turcos, Tessa y yo también hemos desarrollado una relación
de trabajo más cómoda".

Casey sonrió dulcemente mientras su padre reiteró su agradecimiento y se alejó. Dentro de ella
tenía una sonrisa en su rostro que habría hecho al gato de Cheshire parecer la Mona Lisa.

"¿Estás segura de que dijo turcos?" Tessa puso en duda a la pequeña rubia por tercera vez.

"Está bien, ¿es que no me crees o hay otra razón por la que sigues preguntando eso?" Casey
respondió.

"Oh, lo siento, cariño", Tessa respondió, un poco distraída.

Tenían un almuerzo tardío en el patio de una tavérna local en Mýkonos. Casey le contó a su
amante acerca de la conversación con su padre, pero ella todavía no le había dicho a la mujer
de cabello oscuro que iba a ser su compañera de habitación por el fin de semana.

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"¿Cuál es el acuerdo, Niko?"

"El acuerdo, como dices, es que yo no sabía que tu padre hacía más negocios con alguien de
Turquía", respondió Tessa.

"Bueno, yo sé que eres la Karê Meridio, pero segura de que a mi padre no te dice todo lo que
pasa en sus negocios" inquirió Casey.

"No, pero hasta ese momento yo no sabía esto. Francamente, no creía que tu padre era tan
inteligente. Verás un buen mángas nunca le dice a aquellos por debajo de ellos todo lo que
pasa en su negocio. Incluso cuando me encontré mi propio sitio, yo nunca le digo a una sola
persona todo. Meridio es sólo un poco más inteligente de lo que pensaba".

"Dijiste: hacía más", Casey hizo una pausa cuando la camarera trajo su comida y la puso sobre
la mesa, y luego reanudó su conversación. "¿Hizo negocios con los turcos alguna vez?"

"See", respondió Tessa, tratando de recordar los detalles. "Hace unos dos años paramos de
recibir cualquier tipo de ventas de uno de nuestros principales clientes en Turquía. Los rumores
estaban dando vueltas y tuve que atrapar algunos de ellos. Le dije a Meridio, pero en el
momento ambos quedamos fuera".

"¿Qué tipo de rumores?"

"Que nuestros amigos en Turquía decidieron ascender en el mundo en que supuestamente


tenían conexiones e iban a empezar a vender, y no sólo armas de mano, sino... grandes
artículos a precio como--".

"Armas nucleares", Casey terminó en voz baja.

Tessa le tocó la punta de la nariz con su dedo índice. "Correcto. Se lo reporté a Jack, pero a la
par, todo el mundo se rió. Los turcos simplemente no tenían el dinero, el poder o los contactos
para llevarlo a cabo. La mayoría de la gente en el negocio sólo pensaba que estaban meando
fuera del tarro. Lo gracioso de eso, sin embargo, es que si los rumores eran falsos, entonces,
¿a quién compraban los turcos?"

"¿Crees que podría ser proveedores de mi padre en lugar de compradores?"

"Podría ser de dos formas. Darle a Meridio el beneficio completo de la duda y la prestación de
lo que él te dijo es cierto, entonces tal vez hace dos años, los turcos encontraron un nuevo
proveedor y ahora la conexión se ha secado. Así que, ahora que tienen que comprarnos a
nosotros otra vez".

"Ahora dime el escenario que realmente crees". Casey arqueó una ceja a la mujer de cabello
oscuro.

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"Que los turcos comenzaron a vender y se convirtieron en la gran conexión de Meridio, sólo
Meridio, siendo el hombre inteligente que estoy descubriendo de repente que es, lo guarda
para sí mismo. Él hace negocios como de costumbre con los pequeños comerciantes, tiene un
nombre para cada uno de ellos, pero hace un negocio muy privado con los turcos. Hace
millones de dólares revendiendo cosas como misiles Titán. Él se vuelve más y más rico
dándoselo a los países del Tercer Mundo, para que tengan la capacidad de crear sus propios
holocaustos nucleares".

"¿Realmente mantiene libros con los recibos de venta y similares?" Preguntó Casey, un tanto
sorprendida.

"Los negocios son negocios, ya sean legales o no. Cuanto más anal y paranoicos son, los
mejores serán socios silenciosos. Todo lo que entra y sale es marcado en los libros. Es por eso
que sé que no hemos hecho negocios con los turcos. Está comenzando a parecerme que tu
padre mantiene una segunda serie de libros, incluso de mí".

"Todavía no entiendo el concepto de mantener los libros en el primer lugar. Quiero decir, ¿y si
te atrapan? ¿No es sólo el forraje para los abogados de la acusación?"

"Cuando tratas con gente de negocios, tienes que mantener registros de los negocios. Tu
padre no viene con el dinero para comprar un arma del tamaño de un avión de combate
estadounidense por sí mismo. Él tiene socios silenciosos que ponen el capital. Si los chicos
sienten que los estás engañando, te vales de los libros para mostrarles que no lo haces".

"Entonces, ¿estás diciendo que estas facturas están en alguna parte que no has visto?" Casey
pidió la confirmación de su teoría.

Tessa se inclinó hacia delante y había un brillo en los ojos. "Creo que esto es todo, Casey. Lo
siento. Creo que los hombres que vienen a Mýkonos por el fin de semana son la última pieza
del rompecabezas".

"Así que, ¿si podemos encontrar algunas de esas facturas, algo que confirme todo esto, se las
damos a Jack y es suficiente?" Preguntó Casey.

“Sí, pero eso no va a ser tan fácil como parece. Meridio debe tener un lugar en su oficina que
no conozco. Maldita sea, ¿puedes creer que nos encontramos con esto ahora? Acabamos de
tener una semana entera sin él aquí cuando podríamos haber ojeado el lugar".

"¿Estás segura de que es en su oficina? Podrían estar en cualquier lugar en sus habitaciones
privadas de arriba", Casey comentó.

"No, él las tendría en algún lugar cerca de donde hace negocios durante el día".

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"La caja fuerte es la opción obvia".

"Demasiado obvio. Estoy allí casi todos los días. Conozco cada centímetro de esa caja fuerte y
nunca he visto nada fuera de lo normal".

"Niko, ¿no podríamos simplemente esperar hasta que mi padre se vaya fuera de la ciudad de
nuevo?" Casey preguntó.

"Casey, si los turcos realmente son los que son y podemos conseguir la prueba mientras que
todavía están en este país, entonces Jack puede tener a Interpol para arrestarlos y van a tener
que venir aquí. De esa manera, no tendrán que pasar por el proceso de extradición en general.
No tengo que decirte que el Gobierno turco es probable que les dé vueltas a los griegos si se
invirtieran las posiciones".

"Por lo tanto, tenemos que encontrar una manera de buscar en la oficina de mi padre antes de
que el fin de semana haya terminado".

"Corrección. Tenemos que encontrar una manera para que tú busques en su oficina". Tessa
respondió. "Mira", inició la explicación. "Si me atrapan hurgando en cualquier lugar que excede
mi autoridad como Karê, que estoy jurada de inmediato. Si te atrapan mirando en uno de los
cajones del escritorio de tu padre, puedes batir los ojos y decir que estabas buscando un lápiz y
las posibilidades de que te crean son buenas".

Casey asintió en silencio, coincidiendo con su amante.

"Vamos a tener que encontrar una manera de deslizarnos lejos de la fiesta de mañana y a su
oficina".

"¿Por dónde empezamos a buscar primero?"

"Déjame pensarlo". Tessa respondió, tratando de visualizar la oficina en su cabeza.

"¡Oh, lo tengo!", Casey dijo emocionada. "Apuesto a que los mantiene en un libro ahuecado en
la estantería".

Tessa no sabía si reír o llorar. Se conformó con una sonrisa cariñosa. "Casey, esto no es una
novela de Agatha Christie".

"Bueno, yo lo sé. Me imaginé que funciona para Jessica Fletcher".

"¿Quién es Jessica Fletcher?" Preguntó Tessa.

"¿No miras televisión?" Casey respondió. "Ya sabes, Murder She Wrote... Angela Lansbury?"

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Tessa no pudo evitar sonreír. Aquí se encontraban en una situación grave y compleja, y su
amante aprovechaba la experiencia de solucionadores de crimen ficticios.

"Sí, ya sé quién es el personaje. Siempre me acuerdo de pensar que el último lugar en la tierra
que yo querría estar es en pequeño pueblo que vivía ella".

"¿Por qué?"

"¿Te has dado cuenta de cómo la gente tenía la costumbre de morir allí?"

Ambas mujeres liberaron un estallido de risas nerviosas que ayudó a aliviar la tensión del
momento.

"Bueno, una vez que llegues a la sala ve a los cajones del escritorio y el archivador pequeño
justo a la derecha de la caja fuerte. Deberían, al menos, ser buenos lugares para empezar.
¿Casey?" Tessa preguntó la joven.

Casey miró a Tessa expectante. "¿Sí?"

"Quiero que recuerdes que ser muy cuidadosa. Por favor, recuerda que esto no es una cosa de
James Bond. Es serio, y hay personas que han sido asesinadas dentro de la organización
Meridio. Si te atrapan haciendo algo, sólo continúa negando hasta que tu rostro se ponga de
color azul. ¿De acuerdo?"

"Niko, ¿crees que mi padre me hubiera matado si se enteraba de lo que estaba haciendo?"
Casey preguntó en voz baja.

Tessa apoyó los codos sobre la mesa e inclinó su cuerpo hacia la pequeña rubia sentada en la
mesa frente a ella. "¿Has oído hablar que dicen que la sangre es más espesa que el agua?
Has desmentido esa teoría por elegirme por encima de tu padre, dándote cuenta de lo que me
propongo hacer. Sólo que no quiero saber lo que va a hacer Meridio en la posición de tener que
elegir entre ti o el dinero".

Casey se miró las manos, finalmente mirando de nuevo a Tessa. "Niko, ¿cómo sabes tanto
sobre lo que mi padre va a hacer?"

"Debido a que yo fui como él, Casey". Tessa no tenía ni siquiera que pensar en ello antes de
contestar. "Yo estaba sin corazón y resulté ser tan cruel".

Tessa esperó a que la joven frente a ella bajara los ojos una vez más. La Karê esperó a que su
amante lo dijera. Tessa dejó caer su propia mirada en su regazo. Continúa y dime Casey: si yo
era igual que su padre entonces, ¿por qué él se merece morir y yo no?

La mujer de cabello oscuro estaba casi temerosa de levantar sus ojos, por temor a ser juzgada

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en la mirada de su amante. Tessa hizo que sus ojos se encontraran con los de Casey, pero lo
que vio casi detuvo su corazón en seco. Estaba esa sonrisa, esa sonrisa maravillosamente
brillante.

"Todavía tengo hambre... vamos comer el postre". Casey dijo con total naturalidad.

Tessa no pudo evitar sonreír, sobre todo ante la ironía de la situación, toda su vida para el
caso. La sonrisa se arrugó con una pequeña mueca, como la Karê pensó en su propio pasado.
He matado a hombres a sangre fría antes, ¿alguno de ellos alguna vez dejó una esposa e hijos
atrás? ¿Qué me hace tan diferente de él? ¿Soy mejor?

Tessa vio como la sonrisa de su amante se volvió más brillante, la sonrisa que brillaba sólo
para Tessa. Con el ceño fruncido, la mujer de cabello oscuro se perdió mientras observaba a la
joven rubia. ¿Qué estás conmigo, Casey? Durante veinte años he tenido una sola cosa para
mantenerme enfocada. Ahora, entras y de repente nada es tan importante.

"Vamos, levántate”. Tessa sonrió, levantándose y lanzando una generosa cantidad de billetes
en la mesa.

"Hey", Casey se quejó, "¿qué hay de mi postre?"

Tessa puso una sonrisa seductora y se inclinó hacia la pequeña rubia. "Vamos a casa... Tengo
algo que puedes tener como postre".

Tessa se alejó sin mirar atrás, segura que su joven amante la estaría siguiendo muy de cerca.
Casey saltó de su asiento y estaba cerca de los talones de la mujer más alta, con una sonrisa
llena de anticipación en su rostro.

"No te ves muy bien". Casey señaló mirando la reflexión de su amante a través del espejo.

Tessa estaba detrás de la pequeña rubia y corrió un cepillo por el pelo como Casey terminó su
maquillaje. La mujer más alta llevaba un traje color crema y una blusa de seda color vino.

"Admítelo, Karê", Casey bromeó, caminando en el dormitorio de la casa de huéspedes para


entrar en su propia ropa. "No eres más que de usar este tipo de pantalones de vestir para que
pueda llevar tacones. Te encanta intimidar a la mierda de los hombres, elevándote sobre ellos".

"Hey", Tessa llamó desde el baño, sonriendo en el espejo. "Yo uso lo que tengo".

"¿Es eso lo que estás usando esta noche?" Tessa preguntó estupefacta como ella entró en el
dormitorio.

Casey se quedó allí indicando la mujer más alta que debía cerrar la cremallera de la parte

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posterior del vestido negro corto. El escote hundido un poco más de lo que Casey estaba
acostumbrada, pero ella pensó que si podía mantener sus ojos allí, ella tendría una mejor
oportunidad de conseguir lo que necesitaba.

"No, yo pensé que iba a jugar a los bolos en este y usar jeans a la fiesta, ¿qué clase de
pregunta es esa? ¿No se ve bien?"

"No, se ve muy bien... demasiado genial. Ahora voy a tener que pasarme toda la noche
preocupada por ti y mantener a los tipos babeándote". Tessa le respondió con una mirada
abatida.

Casey se echó a reír y le dio la espalda. Tessa cerró la cremallera lentamente el vestido y
deslizó sus brazos alrededor de la cintura de la joven.

"Sólo recuerda, mejor que no te vea usando cualquier cosa de lo que tienes esta noche". Tessa
le susurró con voz ronca. "Por lo menos hasta que lleguemos hasta aquí".

"Sólo por ti", Casey se volvió en el abrazo y besó ligeramente los labios de la mujer.

"Te acordaste de mandar un email a Jack, ¿no?" Tessa le preguntó en el último momento
cuando se dirigían a la puerta.

"Lo hice en cuanto me desperté esta mañana. Él sabe lo que sabemos". Casey respondió.

"Lo que no es muchísimo”, Tessa respondió, manteniendo la puerta abierta para la mujer más
pequeña. "¿O no?"

La tarde pasó rápidamente. Los hombres turcos eran mucho más cordiales para Tessa que sus
homólogos libios. Los hombres que parecían ser los líderes parecían muy interesados en la
Meridio Karê. Tessa sospechaba que estaban buscando a contratarla en base a su reputación
y ella no se sorprendería si una oferta se presentaba de ellos empacando al cierre del fin de
semana.

Así, Tessa hizo algo que rara vez hacía. Ella tomó el centro del escenario y entretuvo, así como
informó. Ella no sólo habló de ser una mujer en este negocio, también habló de sus
experiencias cuando recorría el puerto de Atenas. Dentro de dos horas que los estaba
hablando con oúzo y desafiaba a algunos de ellos a un juego de beber.

Casey llamó la atención de Tessa justo antes de la pequeña rubia se deslizó de la fiesta. Ella
ya había inventado una historia por si su padre la atrapaba. Sólo decir que quería un par de
minutos de silencio... que estaba buscando algo con que escribir por eso el cajón está abierto.
Casey se dijo una y otra vez a sí misma por lo que sonaría natural y no forzado. Ella
silenciosamente entró en el despacho de su padre, ni siquiera viendo la figura que hacía de su

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sombra.

"Está bien... eres Jessica Fletcher", Casey susurró en voz alta.

Tessa le dijo que no fuera más de diez minutos a la vez y había estado aquí durante quince ya.
No podía encontrar cualquier cosa que incluso que apareciera un nombre turco impreso en ella,
se puso de pie en el centro de la habitación y miró a su alrededor. Las estanterías de su padre
estaban en perfecto orden, nada fuera de lugar. Tal vez por eso el gran volumen de cuero con
una copia de Chaucer, The Canterbury Tales parecía tan fuera de lugar en su columna fue
retirado alrededor de tres centímetros más allá de los otros libros. Casey sacó el gran tomo de
su lugar de reposo y lo abrió. La rubia sonrió. Uh huh... esto va a enseñarle a reírse de mí.

Abrió el volumen y allí, descansando en el interior de un hueco excavado de páginas estaban


tres paquetes de recibos amarillos. Hojeando rápidamente a través de ellos, reconoció a uno de
los nombres como un hombre que había sido introducido a principios de esta noche. ¡Jackpot!
Ella pensó para sí misma. Retiró cuidadosamente las bandas de goma. Tessa le dijo que si
encontraba algo que no debía tomar la primera o la última, sino tomar algo de la zona central.
De esa manera se podía perder por un tiempo. Rápidamente tomó dos recibos de la mitad de
cada paquete. Plegándolos cuidadosamente, levantó su vestido y los metió en la cintura de su
ropa interior. Suavizando el vestido de nuevo y reemplazando con cuidado el libro exactamente
como lo había encontrado, Casey se volvió justo a tiempo de ver la puerta de la oficina abrirse.

La pequeña rubia podía sentir el calor en su cara y ella estaba segura de quién era no podía oír
el golpeteo furioso de su corazón. Ella quiso respirar un poco más lento y casi lloró de alivio
cuando reconoció a uno de los jóvenes turcos de la fiesta.

"Yo pienso que tal vez podríamos compartir un baile". Habló con voz entrecortada en griego.

"Por supuesto", Casey sonrió nerviosamente. "Por qué no vuelves a la fiesta y yo estaría
encantada de hacerlo".

Casey notó los ojos inyectados en sangre del hombre y podía oler su aliento. Ella sabía que
había tenido más que su parte de bebida ya. Casey comenzó a caminar más allá del joven,
pero él puso su brazo contra la puerta.

"Yo estaba pensando en un baile privado". Él dijo arrastrando las palabras.

"Tessa, ¿dónde está mi hija?" Meridio cuestionó a la Karê.

¡Eso es lo que me gustaría saber!

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"Honestamente, no lo sé, señor Meridio". Tessa respondió, llevando a Meridio desde el


comedor al pasillo para hablar. "Ella dijo que iba al tocador".

"Yo dependo de tí para mantener un ojo en ella, Tessa" Meridio empezaba a sonar con un
borde exasperado en su voz.

"Yo lo sé, yo--"

Casey salió de la oficina de su padre, sin ver a la mujer alta, o a su padre por el pasillo.

"Mira, no significa no, ¿de acuerdo?" La pequeña rubia dijo con fuerza para el joven que hizo
un movimiento hacia ella de todos modos.

Fue entonces cuando Casey vio a su padre y a Tessa mirando a la rubia. Los ojos de Tessa se
lanzaron adelante y atrás como si estuviera buscando una manera de sacarlos de esto.

"Bésame". Casey le susurró al encantado turco y no tener que pedirlo dos veces. De espaldas
a los espectadores, deslizó un brazo alrededor de la cintura de la joven y la atrajo para darle un
beso.

Tessa no tenía ni idea de si Casey lo había planeado o no, pero estuvo en el pasillo en media
docena de zancadas. Ella le dio un golpe contundente a la muñeca del hombre y él aulló de
dolor, soltando el brazo de la pequeña rubia. En el momento en que levantó la vista, Tessa
tenía su brazo echado hacia atrás. El puño de la mujer de cabello oscuro conectado y el joven
se quedó allí, balanceándose hacia atrás y hacia adelante y mirando con asombro el puño de la
Karê, que fue llegando de vuelta para otro golpe. Él la miró como si lo hubiera golpeado con
una barra de plomo en vez de su puño. Fue entonces cuando sus piernas recibieron el mensaje
y se arrugaron debajo de él, y que cayó en un montón inconsciente en el suelo.

"Cassandra, ¿estás bien?" Meridio corrió y sacó a su hija en su abrazo protector.

"Sí, Pappa, lo siento mucho, espero no haber arruinado tu fiesta", Casey respondió. La
pequeña rubia agregó un temblor en su voz y conjuró un par de lágrimas de cocodrilo para ir
junto con su acto como la heroína aterrorizada.

"Señorita Meridio, lo siento mucho. Nunca debería haber permitido que se vaya al tocador en
paz". Tessa se disculpó para beneficio de Meridio, también para explicar a Casey, donde su
padre pensaba que estaba.

"Gracias por venir a rescatarme. Él me había estado siguiendo alrededor y pensé que si me
deslizaba en su oficina", Casey miró a su padre, "me dejaría en paz. No me di cuenta que
intentaría forzarme". Casey estaba jugando el papel de la mujer indefensa hasta la
empuñadura.

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"Perdóname, Máhtia Mou". Meridio disculpó con su hija. "Yo no debería haberte pedido que
vinieras a la fiesta de esta noche. Hay algunos hombres que simplemente no saben cómo
comportarse frente a las damas. ¿Te sientes bien ahora?"

"Como cuestión de hecho, me estoy sintiendo un poco inestable, después de todo eso". Casey
mintió. "¿Sería arruinar tu noche demasiado, Pappa, si termino la noche y me voy a la cama?"

Tessa se estaba mordiendo el interior de la mejilla para no reírse a carcajadas. Teniendo en


cuenta la situación no hubiera sido tan serio, hubiera sido cómico.

"Por supuesto que no, Máhtia Mou. Tessa irá contigo. Tessa, quiero verte al lado de Cassandra
cada minuto del día y de la noche por el resto del fin de semana. No quiero que se repita lo que
pasó esta noche".

"Puede contar conmigo, señor Meridio. No voy a dejar que se vaya de mi vista". Tessa
respondió.

Esta vez fue el turno de Casey de morderse el labio y luchar frente a la sonrisa que
amenazaba.

"Estás verdaderamente dotada". Tessa exclamó una vez que estaban dentro de la casa de
huéspedes.

"Los tengo, Niko". Casey miró a su amante.

"¿Me estás tomando el pelo? ¿Del despacho?"

"De un libro ahuecado". Casey respondió con aire de suficiencia.

"Oh, deja engañar-- ¿en serio?" Tessa se quedó de piedra. Ella deslizó sus brazos alrededor
de la mujer. "Te lo juro, nunca voy a burlarme de tu televisión estadounidense alguna una vez
más".

Casey le dio un beso a la mujer alta y se separó, levantando su vestido ligeramente para
recuperar los recibos de las facturas. Tessa los escaneó rápidamente.

"Éste", Tessa dijo levantando uno de los recibos, "él es el hombre calvo que se reunió esta
noche". La Karê comentó.

"Pensé que ese era su nombre". La joven respondió.

"Bueno, lo primero es lo primero. Obtén tu computadora y el email de Jack. Dile lo que tenemos
y preguntale en cuánto tiempo nos pegamos la vuelta ahora".

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Tessa se volvió y entró en la cocina. Ella sacó una bolsa de plástico y colocó los papeles en el
interior de la misma. Después de buscar en la habitación con los ojos por un momento, abrió un
bote de harina y metió el paquete en el interior, cubriendo la bolsa de plástico con harina.

Casey tecleó el mensaje para Jack, pero estaba sospechosamente tranquilo de repente. Todo
había sucedido tan rápido y ahora la pregunta era, ¿cuánto tiempo nos quedamos? Se convirtió
en un momento bastante decepcionante para la mujer joven que darse cuenta de que ahora su
vida como Cassandra Meridio, por lo menos la vida que disfrutaba en Grecia, había terminado.
La carga de Casey era que no quería mirar todo, todavía pesaba sobre ella. Si esto era así,
¿cuándo Tessa lo haría? ¿Debería preguntar o simplemente esperar a que su amante hubiera
comenzado a ver más allá de su voto?

Como las dos mujeres yacían en la cama juntas, esperando que el sueño las reinvindicara,
cada una hizo un rodeo de la misma idea, sólo mirándolo desde una perspectiva diferente.

¿Cuándo va a hacerlo?

¿Podré hacerlo?

Era después de las cuatro de la mañana, pero eso no parecía importar mucho a Jack.
Recordaba aquellas misiones en las selvas de Guatemala, donde se había quedado despierto
durante una semana, sin apenas dormir diez minutos al día. Él sólo estaba quedando dormido
esta noche, cuando recibió la llamada que Casey había enviado por email. La pequeña rubia
dijo que encontraron la prueba, facturas escritas a mano, que implicaba a los turcos, que
acaban de pasar el fin de semana en la finca Meridio. El Centro fue lanzado a toda marcha con
la noticia.

"Oh, está bien". Jack murmuró para sí mismo. No podían haberlo posiblemente cronometrado
mejor. Ahora podían agarrar los turcos en ese país y decirle al consulado de Turquía que se
fuera al infierno.

"Tenemos un poco de problemas, jefe".

Jack se volvió hacia la chica genia de las computadoras que el Bureau envió. La chica no era
un agente, sino cómo llegó a través de la Academia era un misterio. Tenía a Bill Gates, un
empollón informático escrito sobre él. Lo molesto para Jack era que fuera la chica continuaba
llamándolo jefe después de que le dijo a la chica que le rompería sus rodillas si lo hacía de
nuevo.

"¿Qué diablos quieres decir con un problema?" Preguntó Jack.

"Bueno, las cámaras que pusieron en casa de los griegos... están al tanto de nuevo". El niño

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genio respondió.

"¿Qué demonios estás diciendo en inglés?" Armstrong pidió a la joven a su lado. Ella era
coreana, pero al menos podía entenderla.

"Las cámaras en la finca Meridio. La mujer de cabello oscuro dijo que nadie nunca miraba las
cámaras o las cintas, sólo se ejecutaban en caso de una ruptura y luego se quedaron ahí. Así
que las desactivó. Tuvimos uno de nuestros chicos en una reparación del teléfono y deslizamos
un pequeño imán en el interior del mecanismo de grabación de todas las cámaras".

"Sé todo eso... llega a la parte que estamos en problemas". Jack gruñó con impaciencia.

"Alguien debe de haberlos limpiado, los imanes, quiero decir. Verá montamos un pequeño
satélite para que podamos ver lo que ellos ven. Ellos no nos atraparon cuando hicieron su
limpieza de la casa".

La joven abrió un ordenador portátil y con sólo pulsar unas teclas enrolladas a través de todos
los puntos de vista de la cámara en la finca Meridio. Todos estaban en buen estado de
funcionamiento. La joven técnico informática se sonrojó cuando aterrizaron en la vista de la
cámara desde el dormitorio de Tessa en la casa de huéspedes. La mujer de pelo oscuro
dormía con la pequeña rubia envuelta protectoramente en su abrazo. La tecnóloga se
desplazaba rápidamente por delante de las dos mujeres que dormían.

"Entonces, ¿cómo se enteró a las cuatro de la mañana que las cámaras estaban trabajando de
nuevo?" Jack dijo, cansado de esperar al remate de ese escenario.

"Esa es la parte en que estamos en problemas", respondió la joven. "Recibimos un indicador


cuando alguien está utilizando el sistema. Alguien está viendo las cámaras y repitiendo algunas
cintas grabadas".

"¿Qué?" Armstrong gritó. "¿Cuándo?"

"Ahora mismo". La técnico indicó que la luz roja que parpadeaba en la parte superior de la
pantalla.

"¿Dónde... qué cámaras?"

"Um... la oficina de Meridio... la habitación de la hija, y eh..." apretó unas teclas en el teclado,
"la casa de huéspedes".

"¡Jesucristo, tenemos que sacarlas de allí ahora!" Armstrong prácticamente gritó a media
docena de agentes pululando alrededor de la habitación.

Al instante la habitación se convirtió en un frenesí de actividad.

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"El teléfono, dame el número de teléfono de Tessa". Jack gritó frenéticamente a hojear los
números del índice de la computadora.

"El teléfono celular y el teléfono de la casa no están seguros, jefe." La nerd de computadoras
molesta, dijo con calma.

"¡Tú, pedazo de estúpida", Armstrong gritó, "no importa ahora... ellas fueron descubiertas!"

"Está sonando en la tres". Otro agente le gritó por encima del estruendo.

Armstrong tomó el auricular y la línea tres a puñetazos.

"¿Sí?" La voz soñolienta de la mujer de cabello oscuro contestó al tercer timbrazo.

"Tessa, es Jack. Sal de ahí, salir ahora... te descubrieron".

Andreas Meridio estaba muerto de cansancio. Había dejado de beber hacía cerca de dos
horas, pero sus invitados querían quedarse y la fiesta parecía durar toda la noche. Él tenía la
obligación de ser un buen anfitrión, y eso es exactamente lo que hizo. Se quedó hasta que el
último que se retiró. Él sólo tenía una o dos horas hasta que el sol saliera y necesitaba
desesperadamente tomar ventaja de las últimas dos horas de la noche que le habían quedado.
El aliento de Meridio quedó atrapado como él entró y vio la luz roja intermitente en la consola
de cámaras en la suite exterior de sus habitaciones.

Esa fue la primera vez que sucedió. Era una pequeña medida de seguridad y que sólo él
conocía. Se sentó y llevó la pantalla de su oficina a la vida. Él tuvo el sistema de alarma
instalado la primera vez que pensó en la idea. Mantuvo sus facturas privadas en el libro y tenía
algo de compañía de computadoras entrando y enganchando el libro a una alarma de sensor.
Lo curioso fue que mientras estuvieron aquí, se enteraron de que ninguna de las cámaras
estaba capturando en cinta. Los dos jóvenes que encontraron el problema le mostraron un
montón de pequeños imanes, y le explicaron que probablemente fue hecho a propósito. Meridio
no se preocupó demasiado sobre ello, él siempre estaba teniendo un barrido por nuevos
errores y cámaras. Interpol era más que persistente, pero Meridio sonrió mientras rebobinaba la
cinta de su oficina a la vez que la alarma se disparó. Haría falta mucho más de lo que tenían
para hacer que se preocupara. Una vez que se pulsó el botón de reproducción y observó la
escena desplegarse, su sonrisa se desvaneció rápidamente.

Por supuesto, al ver a su hija atrapada en la cinta era casi tan impresionante como veía. Al
menos eso es lo que el hombre se decía a sí mismo. Él comenzó a golpear una serie de
botones en la consola tratando de abrir todas las veces que Casey había estado en la casa. Lo
que vio en más de una cinta, le sorprendió hasta la mudez. Sólo sabía en su corazón que su
hija no haría esto por su propia voluntad, tenía que haber habido alguien más detrás de las

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acciones de Cassandra. Invirtió las cintas más, tratando de capturar a su hija en una habitación
al mismo tiempo con la persona que sospechaba inmediatamente. Lo que vio pasar entre su
Karê y su hija pequeña le dijo todo lo que necesitaba saber.

"¡Esa maldita perra!" Él susurró maliciosamente.

"Alex", dijo Meridio frente al receptor del teléfono una vez se calmó lo suficiente para hablar.
"Toma a Stefano y ven a mi habitación, tenemos un traidor entre nosotros. Pasa por la
habitación de Peter y llévalo también". Añadió en el último momento. En caso de que Tessa
quisiera dar la batalla, añadía un poco de músculo para detenerla.

Sus pensamientos volvieron a su hija y se maldijo por poner a la niña inocente en el camino de
Tessa Nikolaidis. Estaba seguro de que Cassandra no tenía idea de en lo que ella la había
metido. También sospechaba que su hija había sido seducida por la belleza y el encanto de
Tessa como tantas otras chicas en Mýkonos lo habían sido. Meridio se preguntó por qué su hija
nunca sospechó que Tessa la estaba usando como una pieza en su pequeño juego de
venganza.

"¡Casey!" Tessa le susurró bruscamente. "Despierta... ahora mismo".

Tessa ya estaba fuera de la cama y tirando algo de ropa. Agarró su arma y se metió las llaves
en el bolsillo. Casey estaba literalmente despierta de miedo por el tenor de la voz de su
amante. La joven tomó un par de pantalones de jean y una remera, entrelazando sus zapatos
antes de siquiera pedir una explicación.

"¿Qué es?"

"Hemos sido descubiertas, ese era Jack al teléfono. Él nos dijo que saliéramos de aquí rápido".

Casey supo en un instante que la situación de alguna manera se había deteriorado mientras
dormían. De alguna manera las facturas faltantes habían sido descubiertas y estaban en serios
e inmediatos problemas. Esa sería la única razón para que Jack llamara en la madrugada para
decirles que salieran.

"No enciendas la luz". Tessa susurró cuando ella salió a la sala de estar. Mirando hacia la casa
principal a través de una cortina cuidadosamente separada, vio a Stefano y Alex caminando
hacia allí. Peter Tsigaris, el gran guardaespaldas, caminó un poco por detrás de ellos. Todavía
tenían mucho camino por andar y el pequeño bosque de olivos que rodeaba la casa de
huéspedes escondía lo que había planeado a continuación.

Silenciosamente se movió de nuevo a la habitación y tomó la mano de su amante, tirando de


ella hacia la cocina a oscuras. La mujer de pelo oscuro recuperó rápidamente la factura
deslizándola desde el bote de harina y las metió profundamente en el bolsillo de Casey.

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"Casey, ¿sabes cómo moverte en el olivar y sobre la pared?" Preguntó Tessa.

"No te voy a dejar, Niko". Casey respondió rotundamente.

"Casey... cariño", susurró Tessa sosteniendo la cara de la mujer en sus manos, "¿Recuerdas
cuando te dije que yo puedo cuidar de mí misma, pero sólo si no estoy preocupada por ti? Te
dije que iba a necesitar que hagas todo lo que dijera, exactamente cuándo lo dijera...
¿recuerdas?"

Los ojos de Casey se llenaron de lágrimas y ella asintió con la cabeza. "Sé cómo ir más allá de
la rotura de la pared", dijo en la derrota.

"¿Crees que puedes subir a la terraza de tu habitación a partir de ahí?"

Casey asintió de nuevo.

"Está bien, asegúrate de que no entrar a la casa a través de cualquiera de las puertas
principales. Toma una chaqueta de algún tipo, tu arma de fuego, y tu pasaporte. Tengo que
pedirte que saques a Olympia de allí, Casey". Tessa abrió otra lata en el mostrador de la cocina
y sacó un gran rollo de billetes de banco. Sacó las llaves de su vehículo de su propio bolsillo,
tomó su teléfono celular y se los metió en las manos de la joven.

"Mi coche no está en el garaje, está estacionado abajo en la pequeña colina junto al estanque.
Eso sí, no enciendas las luces hasta llegar a la calle hacia la ciudad de Mýkonos. Toma la
carretera hasta Ano Merá... ¿recuerdas cómo llegar a mi casa desde allí?" Tessa preguntó
recordando a Casey la noche que se convirtió en un punto de inflexión para las dos mujeres.

"Creo que me acuerdo".

"Si llevas a Olympia contigo, ella va a saber el camino. Nadie sabe que todavía poseo esa
propiedad, es la casa en la que vivimos en cuando mi padre estaba vivo. Utiliza el teléfono
celular y llama al asterisco siete-siete, esa es la línea segura de Jack. Dile dónde estás y te
veré allí tan pronto como pueda".

Tessa abrió la puerta lentamente y Casey le echó los brazos alrededor del cuello de la mujer
más alta. La mujer de pelo oscuro sostuvo la pequeña rubia, luego de alejarse un poco, ella le
dio un beso apasionado.

"Te amo, Niko". Casey susurró.

“Vete ya, bebé". Tessa respondió. Jesús, estoy tan cerca del final de mi cuerda y no puedo
conseguir decirlo todavía, Casey. "Te veré más tarde". Tessa añadió suavemente, tocando con
sus dedos a la mejilla de Casey y salió.

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Tessa le indicó a Casey quedarse hasta que vio que los hombres aún no habían llegado a la
casa de huéspedes. Agitando la mano, besó a la niña de forma rápida y la empujó en dirección
a la pared rota. Tessa no pudo evitar sonreír al ver a su amante de desaparecer en la
oscuridad. Al igual que cuando éramos niñas, pequeña... siempre fuiste pequeña y rápida.

Tessa se movió silenciosamente por el lado derecho de la casa y vio que Peter estaba tratando
de mirar por la ventana frontal. No podía divisar a los otros dos hombres.

"¿Esto es una visita social?" Tessa dijo, arrastrando las palabras.

El guardaespaldas se dio la vuelta y sonrió fríamente a la mujer de cabello oscuro. Él sonrió


porque ella no estaba armada y el mano a mano era su especialidad.

"Meridio dijo que quería que usted y su chica fueran llevadas a la casa. Parece que tus días de
ser Top Gun aquí han terminado, Karê. Por supuesto, él no dijo de qué tipo de forma que tenías
que estar dentro". Peter hizo crujir sus nudillos y se acercó a la mujer.

Tessa sacó la pistola de su espalda y le dio al hombre una sonrisa malévola. Ella había ganado
la mano y se sorprendió de lo fácil que había sido. Justo cuando ella comenzó a pensar que
podría salir de esto con vida, oyó el chasquido y sintió el cañón de la pistola contra la parte
posterior de su cráneo.

"No hagas nada estúpido, ¿está bien, Nikki?" Era la voz de Alex.

"No tiene por qué ser así, Alex". Tessa prácticamente susurró a su joven protegido.

"Sí, así es". Él contestó.

Tessa volvió un poco la cabeza para mirar a los ojos del hombre. "Eso sí, no dejes que lastimen
a Casey. Por favor, Alex, no dejes que le hagan daño". Tessa dijo en voz tan baja que sólo
para que Alex pudiera oír.

La mujer de pelo oscuro bajó la Glock que señaló al guardia y entregó el cañón detrás de ella a
Alex. Peter dio un paso adelante y Tessa se preparó para los golpes a continuación. Ella no
esperaba que fuera por detrás. De repente, ella luchaba por ponerse de pie y de rodillas, como
ella cayó pesadamente al suelo.

"¿Por qué demonios hiciste eso?" Peter gritó a Alex mientras el joven sacaba
convenientemente un juego de esposas en las muñecas de Tessa en la parte baja de su
espalda.

"Porque Meridio dijo que quería que las lleváramos a la casa, él no dijo nada acerca de darle
una paliza a ellas de antemano". Alex gritó.

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El guardaespaldas estaba a punto de hacer que el joven lo sintiera por entrometerse, pero se
dio cuenta de la nueva mirada en la expresión del joven. Si Tessa efectivamente había caído
en desgracia luego este chico era el siguiente en la línea para ser el Meridio Karê. Incluso Peter
se dio cuenta de que sería más fácil para el empresario encontrar otro guardaespaldas que un
hombre de confianza. El hombre fornido levantó las manos en un gesto de derrota y cedió ante
el hombre más joven.

"Vamos, continuemos", Alex dijo, "vamos a llevarla a la casa. Busca a la hija de Meridio, y
luego encuentra a Stef y dame una mano".

"¡Jesús!" Stefano jadeó unos minutos más tarde, ya que estaban arrastrando el peso muerto
del cuerpo de la mujer inconsciente hacia la casa principal. "Esta chica es enorme. ¿Quién
habría pensado que había pesaba tanto?"

"Yo no me preocuparía por eso tanto como lo que Meridio dirá cuando le digamos que su niña
se escapó". Peter jadeaba un poco demasiado.

Los hombres estaban entrando en el olivar con su carga cuando Casey abrió las puertas
francesas de su dormitorio.

Casey sacó la Beretta de su caja del ordenador portátil y se la metió en la cintura de sus
pantalones de jean. Apretó la oreja contra la puerta de la sala exterior, pero fue recibida con
silencio. Abrió la puerta con la esperanza de que pudiera volver y obtener el resto de lo que
necesitaba, pero Olympia era su primera prioridad.

La pequeña rubia se abrió paso cuidadosamente por las escaleras. Se sorprendió por la
rapidez, en silencio que podía moverse cuando tenía que hacerlo. Llegó a la parte posterior de
la primera planta, donde las habitaciones de la cocinera estaban, pero encontró la habitación
vacía. La cama estaba hecha y Casey sospechó que la mujer mayor estaba en la cocina ya que
comenzaba su día. Ahí fue exactamente donde la encontró, preparando el café como la
oscuridad del exterior comenzó a tornarse gris.

"Shhh". Casey sostuvo su dedo a los labios y le susurró a Olympia. "Tenemos que salir,
Olympia... tenemos que irnos ahora mismo".

La cocinera era una mujer inteligente y podía ver por la pistola metida en los pantalones de
jean de la muchacha que no se trataba de ningún juego. Ella asintió con la cabeza. "¿Tessa?"
Preguntó la mujer mayor, temerosa de la respuesta.

"Ella está bien". Fue la única respuesta que Casey dio, preguntándose si eso era aún cierto.
"Ve a través del patio de la cocina y por el lado hacia los establos. Tessa puso su coche cerca
del estanque. Tengo que ir al piso de arriba, pero si pasa algo o si no me presento en los

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siguientes veinte minutos, tomar estas", Casey cavó en el bolsillo por las llaves del coche de
Tessa, "y llegar a la casa en Ano Merá... ahí es donde Tessa se reunirá con nosotras".

Olympia no tenía idea de cómo se habían enterado de las dos jóvenes, pero ella sabía en su
corazón que Andreas Meridio no dejaría que ninguna de ellas viviera si se sentía traicionado.
Ella asintió con comprensión a Casey y siguió las instrucciones de la rubia hacia el viejo
estanque.

Casey se aplastó contra la pared en el pasillo como se abrió la puerta que daba al gran
comedor ruidosamente. Oyó el sonido de las voces de los hombres y los sonidos de raspado.
Se asomó por la esquina, permaneciendo en las sombras de la sala oscura, pero no podía
decir lo que estaban haciendo en el interior de la habitación que estaba tan oscura como
cuando se puso de pie. Ella en silencio se dirigió hacia las escaleras y golpeó el rellano del
segundo piso cuando oyó el clic de apertura puerta del despacho de su padre debajo de ella.
Ella se trasladó más hacia las sombras y vio como su padre entró en el comedor, y luego se dio
la vuelta y rápidamente entró en su dormitorio.

Meridio se acercó a la mujer inconsciente y la sacudió con bastante rabia. Quería poner una
bala en su cabeza al igual que le había hecho a su padre, pero él trató de controlar su pasión.
Ese tipo de muerte sería demasiado buena para ella. Él quería verla sufrir, verla morir muy
lentamente, con tanto dolor como fuera posible.

"¿Dónde está Cassandra?" Preguntó mirando alrededor de la habitación.

"Ella no estaba allí". Alex respondió. "Stefano dijo que su coche está en el garaje por lo que ella
está, probablemente, en los terrenos en alguna parte".

"¡Encuéntrala!" Meridio gruñó. "Entonces regresa aquí. No quiero echar a perder la alfombra,
nos la llevaremos a la bodega".

Alex y Stefano salieron a registrar la casa, dejando a los otros dos hombres en la habitación
con Tessa. El sol se asomaba detrás de las colinas del este cuando Alex abrió la puerta del
dormitorio de la pequeña rubia. Stefano buscaba en el cuarto de al lado y se dirigió al
dormitorio de Cassandra al igual que Alex abrió la puerta del armario-vestidor.

Casey se apretó tan atrás en las sombras como pudo, pero Alex accionó el interruptor de la luz
en la pared del armario y Casey bien podría haber estado en el centro del gran espacio. Alex se
reunió la verde mirada asustada y ambos simplemente se congelaron allí durante lo que
pareció una eternidad.

"¿Algo ahí?" Preguntó Stefano.

Alex entrecerró los ojos y suspiró ruidosamente. Miró el arma en la mano de la rubia, y sabía

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que podía haberle disparado si quería.

"No", le gritó a Stefano, nunca soltando ojos de Casey. "No hay nada aquí... Te veré en el
primer piso".

Alex abrió la chaqueta y sacó la Glock de Tessa de su cintura y le entregó el arma a Casey.
"Quiere que la llevemos a los muelles... será número de almacén 47. Haré lo que pueda, pero
no puedo mantener a todos fuera".

Eso era todo lo que el joven dijo y él se volvió y salió de la habitación, cerrando la puerta detrás
de él.

Casey agarró su chaqueta y metió su pasaporte, billetera y teléfono celular de Tessa en los
profundos bolsillos. Se concentró en la tarea a mano y trató de no desmoronarse. Ella y Alex
serían la única esperanza que Tessa tenía y Casey no se permitiría pensar en la alternativa.
Oyendo salir un coche hasta la parte delantera de la casa, Casey corrió a la ventana sobre la
cama y se mordió el labio al ver a continuación. Su padre y Alex se metieron en la parte
delantera del coche, Stefano y el guardaespaldas llevaban el cuerpo inconsciente de Tessa y lo
colocaron en el asiento trasero. Se fueron y Casey corrió a la acción. Ella hizo una breve
parada en la oficina de su padre y, ya no preocupada por ser visto, ella se echó hacia la puerta
de la cocina. Hizo una carrera loca a través del campo y más allá de los establos, pasando por
completo fuera de la colina hacia el viejo estanque. Ella apenas se detuvo para recuperar el
aliento mientras ella ordenó a Olympia entrar al vehículo y saltó detrás del volante del
convertible rojo.

Casey condujo como una mujer poseída. Marcó los números en el teléfono celular que Tessa le
dio y Jack respondió al primer timbrazo.

"¿Tessa?" Su voz sonaba preocupada, nerviosa.

"Jack, es Casey". La pequeña rubia respondió. "Ellos tienen a Tessa".

"Casey, ¿dónde estás? ¿Has conseguido las facturas?"

"Jesucristo, Jack, ¿Has oído lo que he dicho? ¡Tienen a Tessa!" Casey gritó en el pequeño
teléfono mientras cortaba el volante con fuerza, escupiendo tierra y rocas en la estela del coche
mientras aceleraba en camino a Ano Merá.

"Sí, te escuché, Casey. Ahora, ¿dónde estás y dónde están las facturas?"

"Estoy en mi camino a Ano Merá, estoy por dejar a la madre de Tessa y luego voy a ir a buscar
a Tessa". Casey miró a Olympia. La mujer tenía un apretón de muerte en el tablero frente a
ella, pero si estaba tan asustada como Casey estaba, ella seguro que no lo demostraba.

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"Cálmate, Casey", Jack trató de parecer indiferente. "Tenemos un helicóptero listo para salir
ahora, pero no puedo estar en dos lugares a la vez, esta es la forma en que tiene que suceder--
"

"Maldita sea, Jack, ¿me escuchas…? aquí está la forma en que va a suceder-- ¡mierda!"

Casey pisó el freno mientras se deslizaba más allá de la grava largo camino hasta la casa. Ella
retrocedió y giró a la derecha en la unidad. Frenando bruscamente, se detuvo delante de la
pequeña casa de campo.

"Vas a conseguir ese helicóptero aquí y recoger Olympia primero, necesito saber que está a
salvo. Entonces, voy a esperar un poco de ayuda en los muelles, que han tomado a Tessa a un
almacén allí".

"Mira, Casey--"

"¡Quiero tu palabra, Jack. Si no lo haces, te juro que voy a comer a todo el mundo por estas
malditas facturas y todo lo que puedo e ir al infierno!" Casey terminó.

"¡Muy bien, muy bien!" Jack gritó. "Vamos a estar en el aire en sesenta segundos… mantén la
cabeza, chica".

Fue la cosa más bonita que Jack podía pensar que decir a esta pequeña extraña que parecía
tener más bolas de lo que había visto en una gran cantidad de agentes especiales.

"Me tengo que ir". Casey dijo a la mujer mayor que ya estaba fuera del coche y de pie junto al
asiento del conductor.

"Entiendo. Date prisa, Casey". Olympia se agachó y abrazó a la pequeña rubia y dio un paso
atrás desde el coche.

"Jack Armstrong es el nombre del hombre que está trayendo el helicóptero a tu disposición. Ve
con él y estarás a salvo." Casey dijo, y sin más de una despedida, la joven se fue por el camino
de grava.

Sexta Parte - Conclusión

"Ella todavía está fuera". El guardaespaldas comentó, dejando que la oscura cabeza cayera
hacia delante de nuevo.

"Eso es un poco demasiado largo para un duro cráneo, especialmente uno con una cabeza tan
dura. Vamos, Tessa... sé que estás despierta". La voz de Meridio dijo de manera uniforme y
Tessa sabía que ya no podía hacerse la muerta.

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"Eres una puta". Peter murmuró a Tessa que miró hacia arriba y le guiñó un ojo.

Meridio se acercó lentamente hacia adelante hasta que él estaba de pie delante de la mujer
sentada. Tessa tenía las muñecas y los tobillos esposados a la silla de metal pesada. Había
visto un montón de estas sillas en los días en que la tortura era una ocurrencia cada día. La
mujer de cabello oscuro sonrió al hombre por encima de ella.

Meridio golpeó a la mujer fuerte con el puño. Conectando con la mandíbula y el hombre oyó el
sonido satisfactorio del dolor proveniente de la mujer. El golpe sacudió la cabeza de Tessa,
pero ella trató de actuar no afectada por el puñetazo de gran alcance. Cerró sus ojos azul
pálidos sobre el hombre y escupió la sangre de su boca abajo en sus zapatos. El castigo por el
acto voluntario no se hizo esperar y tres golpes más siguieron en rápida sucesión. Ahora ella
tenía sangre saliendo de su boca y goteando de la nariz. No estaba rota aún, pero algunos
golpeas más como el último y ella sabía que pronto iba a estarlo.

Tessa sabía que ella se había ido. Lo había intentado, pero al menos moriría con honor, había
devuelto el hahré en su intento. Ahora lo único que le quedaba era morirse, pero ella nunca iba
a darle a Meridio la satisfacción de pensar que había ganado. Él podría matarla, pero él nunca
tendría éxito en quebrarla.

"¿Todo esto porque me cogí a tu hija?" Tessa comentó secamente.

Los tres contratados, levantaron la vista hacia Meridio. Y al ver la expresión de su rostro,
sabían que lo que Tessa dijo era la verdad. Alex trató de parecer tan sorprendido como los
demás, pero él sabía lo que había estado ocurriendo todo el tiempo. Peter y Stefano miraron al
suelo en lugar de hacia Meridio. Andreas miró a su alrededor con vergüenza. Tessa sonrió
mientras la golpeó. El hombre estaba perdiendo su postura delante de otros hombres y nunca
fue una buena cosa para un Mángas.

"Ella abrió las piernas tan condenadamente rápido para mí... ni siquiera sabía que la estaba
usando". Tessa sintió que su cabeza retrocedía dos veces más como Meridio le dio un
puñetazo, luego cruzó el piso por un lavabo y comenzó a lavarse las manos.

Obviamente, el hombre mayor sintió que su control de la situación comenzaba a deslizarse.


Cuanto más tiempo se quedaba aquí, al parecer el más Tessa lo avergonzaría. Sospechaba
que la enigmática mujer había seducido a su hija y ahora tenía la confirmación. Cassandra
estaba a punto de darse cuenta, sin embargo no se había dado cuenta de las consecuencias
por sus acciones. Por mucho que amaba a su hija, que todavía tendría que demostrarle que la
deslealtad tenía un precio... un precio muy alto.

Meridio se puso la chaqueta de nuevo y caminó hacia la puerta.

"¡Meridio!" Tessa llamó y el hombre mayor se detuvo y se volvió.

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"Casey fue el mejor polvo que he tenido". Tessa le sonrió.

Los ojos del hombre se estrecharon y su mirada se enfrió. "Mátala... haz que dure mucho
tiempo. Por cierto, asegúrate de que sabes dónde están las facturas antes de que muera".
Meridio sonrió a la mujer de cabello oscuro y salió por la puerta.

La luz del sol fulminó sus ojos como Meridio quedó allí, medio dentro y medio fuera de la
puerta. Su atención parecía atrapada por algo externo. Volvió a mirar a Tessa y si las miradas
mataran, la mujer de cabello oscuro estaría ya sin vida. Meridio la fulminó de nuevo y,
levantando las manos ligeramente, apoyadas en el almacén.

Casey contuvo la Beretta frente a ella y la mantuvo nivelada en el pecho de su padre como el
hombre se defendió. Tessa tuvo que parpadear los ojos para averiguar si su mente le estaba
jugando una mala pasada o no. Oh, Casey... bebé, vas a hacer que te maten. Por favor, no me
hagas esto.

"Cassandra, ¿realmente esperas que yo crea que tú me matarías?" Meridio preguntó a su hija
como Alex, Peter y Stefano los tres tiraron sus armas.

"Padre... sabiendo las cosas que has hecho en tu vida... Yo acababa de ser una astilla del viejo
árbol no? Además, realmente no creo que estés preparado para decirlo, con absoluta certeza,
que yo no te voy a disparar, ¿verdad?"

Meridio miró a sus ojos y maldijo a su hija como no lo podía decir con seguridad. Esa puta
tortillera le había lavado el cerebro a la chica, pero bueno.

"Cassandra, no entiendes que Tessa es--"

"¡Entiendo que mataste a su padre! ¡Yo estaba allí... yo lo vi!" Casey trató de calmar el temblor
de su voz.

"Sí, lo hice, pero eso es por lo que ella quiere venganza. Ella sólo ha estado utilizándote para
llegar a mí, Casey". Meridio rara vez se utilizaba el apodo de su hija, pero el hombre
honestamente quería conseguir algo de su hija. "Incluso si me matas, uno de ellos le pondrá
una bala en la cabeza a Tessa. Ella todavía va a estar muerta. Pregúntale… pregúntale ahora.
Ella sabe que ella es una mujer muerta, no tiene nada que perder".

Meridio vio el parpadeo de duda en los ojos verdes y sabía que lo estaba logrando en ella.

"Preguntale a ella, Máhtia Mou", dijo Meridio suavemente.

Tessa vio con horror como Casey levantó esos ojos verdes para mirar en su rostro. Por favor,
entiende, bebé... esta es la única manera para que puedas salir de esto, Tessa pensó para sí

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misma.

"¿Niko?" Casey preguntó en voz baja.

"Eres una mujer hermosa, pero eso es todo lo que eras para mí, Casey. Eras sólo un modo
para estar más cerca de Meridio".

La frente de Casey se frunció en confusión ante las palabras de su amante. De repente, ella no
sabía que ella debía creer.

Meridio vio la oportunidad perfecta de presentarse a sí mismo. ¿Qué mejor para su hija que
llevarla dentro de su organización y reivindicarse a sí misma a los ojos de su padre? Sonrió
ligeramente cuando miró a los ojos de la mujer de cabello oscuro y vio que Tessa estaba
dándose cuenta de lo que tenía en mente también.

Una punzada de dolor se aferró al corazón de Tessa cuando ella comprendió lo que Meridio
tenía en mente. Si le dolía a la joven lo suficiente, su herida en el corazón, ¿podría Casey
dispararle? Parte del cerebro de Tessa pensó que sería una dulce liberación en comparación
con lo Meridio ya había planeado para ella, pero la otra mitad de ella no podía permitir que
Casey soportara el dolor indescriptible que seguiría a esa acción. Necesitaba que Casey
supiera que ella sólo estaba diciendo esas cosas por defensa de la pequeña rubia.

Tessa captó el destello de movimiento por el rabillo del ojo y vio que Alex se acercó a ella,
dándose a sí mismo lo que parecía ser un tiro limpio al guardaespaldas y a Stefano, que estaba
al otro lado de su silla. Podría ser sólo una ilusión por parte de ella, pero al menos si ella podría
conseguir que Casey comprendiera lo que era realmente, la joven se preparara para ayudar a
Alex y tomar a uno de los hombres de pie junto a ella fuera.

"Cassandra, yo no quería que supieras que habías sido utilizada de una manera tan vil por esta
mujer. Yo sé que ella te ha humillado, pero hay una manera para que pague por el daño".

Meridio estaba hablando en tonos dulces y bajos que parecían estar teniendo un efecto
hipnótico en la pequeña rubia. Casey se quedó mirando a Tessa con consternación, luego con
ira grabada a través de sus facciones.

"Quién puede decir, Cassandra, cuál bala terminará su dolor".

Tessa miró a la joven y vio el remolino de sufrimiento en las profundidades verdes, y entonces
ella vio la mano el arma de Casey contrayéndose ligeramente. Ella sabía que sólo iba a tener
una oportunidad y se acercó a ella en un destello cegador.

"No me digas que me hayas creído todas esas veces que te dije que te amaba". Tessa dijo con
una mueca de desprecio.

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La frente de Casey se unió entre sí y Meridio contuvo el aliento mientras observaba la mano
con la pistola aumentar de la joven hasta que el cañón de la pistola se señaló en dirección a
Tessa. El siguiente movimiento de la joven rubia fue tan rápido que si parpadeaban sus ojos,
todo había terminado. En una fracción de segundo de Casey levantó la otra mano a la
empuñadura para abrir su postura, y apuntó con el arma a Peter Tsigaris.

El chasquido que sonó de la Beretta hizo eco en el almacén abierto. Casey disparó dos veces
en rápida sucesión, uno en la rótula del guardaespaldas y la otra en la mano de Stefano como
él hizo un movimiento con su arma. Los movimientos del joven parecían lentos en comparación
con las acciones precisas de la pequeña rubia. El guardaespaldas intentó sacar su pistola y
Casey le puso rápidamente una nueva ronda en la otra pierna. Ambos hombres aullaban de
dolor cuando Casey se volvió y vio a su padre de pie en el mismo sitio, congelado en su lugar.

"Has sellado tu destino, mi hija". Meridio dijo entre los gemidos de los hombres caídos. "Me
temo que Alex tendrá que matar a las dos".

Alex se puso de pie con su revólver todavía en la mano, pero él parecía estar dudando,
sopesando sus opciones. Metió la mano en el bolsillo, sacó las llaves de las esposas y liberó a
la mujer de cabello oscuro.

Las piernas de Tessa estaban un poco inestables cuando ella se puso de pie, pero una vez que
la sangre circuló un poco, ella parecía tan firme como siempre. Casey corrió a sus brazos y la
mujer más alta la apretó con fuerza.

"Creí que habías dicho que no podías disparar". Dijo Tessa.

"Yo dije que no me gustan las armas... yo nunca dije que no podía disparar". Casey dijo con
lágrimas en los ojos.

La pequeña rubia corrió al fregadero y humedeció una toalla, trayéndolo de nuevo para que
Tessa pudiera limpiarse la sangre de la cara.

"Está bien", dijo Tessa en voz baja a la mirada preocupada de Casey. "Me han utilizado como
un saco de boxeo antes. Alex, ¿tienes mi pistola?"

"Aquí", Casey llegó a la parte baja de la espalda donde había escondido la Glock en la cintura
de sus pantalones de jean.

Tessa aceptó la pistola y lentamente se acercó a donde Meridio aún estaba en pie. La mujer de
pelo oscuro levantó el arma y el hombre ni se inmutó, sólo cerró los ojos cuando el tambor se
apretaba contra su sien. Se quedó allí de esa manera hasta que abrió los ojos y habló con
Casey.

"¿Vas a dejar que haga esto, Máhtia Mou?" Le preguntó a su hija.

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Las lágrimas salieron de los ojos de Casey mientras tomaba a la vista. Ella no dijo nada, pero ni
siquiera sabía qué responder era tan bueno como decir que sí.

Tessa retrocedió el martillo rígido y alistó su dedo en el gatillo. Cuando ella hizo el disparo que
ella vio como el cuerpo de Meridio se tiró hacia adelante. Ella continuó mirando al darse cuenta
de que la ronda había sido despedida por encima de su cabeza. Giró la cabeza entre Casey y
Tessa con incredulidad.

Tessa lo agarró del cuello y aunque era varios centímetros más alto que la mujer de cabello
oscuro, se rindió con varios golpes con facilidad.

"Sepa esto, Meridio, ella es la única cosa que se interpone entre usted y la muerte en la
actualidad". Tessa gruñó y el viejo sabía que Tessa se refería a su hija. "Se acabó... ve a casa".
Ella dijo y le indicó a Casey que se uniera a ella.

La pequeña rubia corrió a sus brazos y comenzó a caminar hacia la salida. Tessa se detuvo
frente a Alex y le tendió la mano, ofreciendo una sonrisa a la joven.

"Te la debo, mi amigo". La mujer de cabello oscuro dijo en voz baja.

"Me alegro de que lo sientas así, Nikki, porque voy a necesitar un trabajo, teniendo en cuenta
de que sólo he cabreado mi vida aquí".

"Dondequiera que vaya, siempre tendrás un lugar, Alex. Puede que tengas que mejorar tu
inglés un poco teniendo en cuenta que no somos muy bienvenidos aquí en Grecia nunca más".

Tessa puso un brazo alrededor de Casey y continuaron su camino. Meridio, no miró, como un
hombre que acababa de ser derrotado, las llamó.

"Vas a tener que correr durante mucho tiempo, Cassandra. Mis socios no verán con buenos
ojos esto y va a ser un largo tiempo antes de poder dejar de mirar por encima de tu hombro".

"Voy a tomar mis posibilidades, padre". Casey respondió con sequedad, presionando su cuerpo
más cerca de Tessa.

Meridio levantó la vista al oír el sonido de los neumáticos dando tumbos ruidosamente en el
viejo muelle de madera. "Esos deben ser ahora". Él sonrió y de repente Tessa entendió por qué
el hombre se veía tan petulante.

"¡Los turcos!" Ella tomó la mano de Casey y corrió hacia la puerta del fondo.

"¡Me quedo con el sedán, tal vez podamos separarlos!" Alex gritó a medida que corrieron a la
luz del sol.

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Dos coches se dirigían a ellos. El segundo vehículo se detuvo y Meridio salió del almacén y
entró en el auto. Casey lanzó las llaves a Tessa y se quedaron con el convertible rojo.

"¿Dónde diablos está Jack?" Casey gritó.

Los disparos sonaron y Tessa escuchó el farol de una luz trasera de explotar como la bala lo
destrozó. Casey sintió un profundo dolor punzante en su muslo y ella tropezó justo cuando ella
alcanzó el coche. Cayó en el vehículo como Tessa estaba haciendo encendiendo el motor. La
mujer de pelo oscuro disparó varias veces e hizo añicos el parabrisas del primer coche.
Mirando más rápidamente a Casey vio la mancha de color rojo oscuro que se extendía por los
pantalones de jean de la pequeña rubia.

"¡Jesucristo, Casey, te dispararon!"

"Estoy bien". La joven dijo con los dientes apretados.

Tessa empujó el coche deportivo lo más rápido que pudo y comenzó a perder los sedanes más
pesados a través de las sinuosas carreteras de grava hacia Agios Stéfanos.

Voy a tratar de distanciarme de ellos por los acantilados, de ese modo, Jack puede llegar a
nosotros por el camino o el mar". Tessa explicó, preguntándose cómo demonios iban a salir de
esta, pero con la esperanza de que Casey no pudiera escuchar el miedo en su voz. "Usa tu
cinturón y átalo firmemente alrededor de tu muslo como torniquete", añadió.

Sólo había un coche detrás de ellas ahora, el otro tenía que haber ido por Alex, quien se dirigió
en la dirección opuesta. El sedán oscuro se acercaba, habiendo hecho el tiempo fuera en la
parte recta lejos de la carretera. El siguiente fue el turno de curva y Tessa propósito aceleró,
sabiendo que el coche más grande no sería capaz de hacerlo. Cortó con un volantazo a la
derecha, pisando el acelerador todo el tiempo. El coche más grande salió fuera de la calle y
cayó en la arena suave cerca del borde de los acantilados. Sus ruedas traseras giraron
alrededor de crear un sonido agudo cuando se volvieron encontrándose en la arena
resbaladiza. En el momento en que los hombres saltaban a empujar el coche de vuelta a la
calle, Tessa ya se había ido.

Se apresuraron hacia un pequeño pueblo y justo al caer al borde de la ciudad, un niño pequeño
se encontró en el camino, el coche de Tessa fue carena abajo.

"¡Mierda!" Ella giró el volante y apretó los frenos para evitar el muchacho. El impulso del
vehículo hizo que se volcara una vez, antes de aterrizar de pie de nuevo.

La mujer de pelo oscuro ni siquiera recordaba ser lanzada desde el coche, pero ella no pudo
haber estado fuera siempre y el niño estaba todavía de pie en la calle. Ella sacudió las
telarañas de su mente y probó sus brazos y piernas.

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"¿Casey?" Miró a su alrededor, poniéndose de pie y buscó en la zona.

La pequeña rubia había sido arrojada lejos del coche y ella gritó de dolor cuando se dio la
vuelta. Tessa se puso de rodillas y con sólo una mirada rápida podría decir la pierna de la joven
se rompió en más de un lugar.

"No te muevas, cariño". Tessa trató de pensar qué hacer. En cualquier momento los turcos
estarían viniendo por la calle. "Casey, esto va a doler mucho, pero tenemos que salir de aquí".

Tessa estaba en lo correcto y cuando la mujer de cabello oscuro tomó a la pequeña rubia en
sus brazos, Casey gritó en agonía nuevo. En el momento en el que Tessa se estaba moviendo
hacia la casa en frente de ellas, la joven se había desmayado.

Tessa no esperó; ella abrió de una patada la puerta y gritó lo primero que ella sabía que iba a
procurar ayuda. "¡Hay turcos detrás de nosotras!"

Dos jóvenes se levantaron para ayudarla y una mujer mayor le indicó que llevara a Casey a un
cuarto trasero. Tessa vio como un hombre de pelo gris sacó una pistola del cajón superior de
una oficina, cerró la puerta y miró a través de las persianas.

Casey volvió en sí y deseó aún estar fuera de combate. El dolor no era tan malo ahora que ella
estuviera de nuevo. La herida de bala estaba sangrando peor que nunca, y cuando levantó la
vista vio que Tessa tenía una gran herida abierta en la mejilla y la sangre corría por el lado de
su cuello, empapando su camisa. Los brazos de la mujer alta eran una masa de rasguños y
cortes, pero ella alisó el pelo en la frente de Casey y sonrió a la rubia como si nada de esto
estuviera pasando.

"¿Tiene un teléfono?" Preguntó Tessa, sabiendo cuál es la respuesta sería antes de la anciana
negó con la cabeza.

"Yo tengo”. Casey trató de meter la mano en el bolsillo grande en su chaqueta, pero renunció
con dolor.

"Aquí", Tessa se inclinó sobre la joven y buscó en los bolsillos. Ella sacó el teléfono y tres
paquetes de papeles que ella sólo podía mirar. "Mierda, ¿cuándo los conseguiste?"

Casey dio una sonrisa débil como Tessa se quedó mirando las facturas de la oficina de su
padre. "Bueno, no había nadie allí y pensé que si algunos eran buenas, a continuación, todos
ellos debían ser mejor".

Tessa le besó la frente y marcó el número de Jack en el teléfono celular.

"¿Dónde diablos están ustedes dos?" Armstrong gritó.

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"Yo podría hacerte la misma pregunta. Estamos en un pequeño pueblo justo en el borde de los
acantilados, más allá de Agios Stéfanos, la primera casa de la esquina. Mira Jack, Casey está
herida, ella tiene que ir a un hospital en estos momentos. Está perdiendo mucha sangre".
Tessa se apartó de la pequeña rubia y murmuró la última frase.

"Podemos tener el helicóptero en dos minutos, estamos en la finca de Meridio. Tu madre está
segura y acabamos de recoger a un chico llamado Alex que dice que te ayudó".

"Sí, él está conmigo". Tessa respondió.

"Oh, bien, otra. ¿Dónde están las facturas? ¿Casey todavía las tiene?"

"Ella tiene todo el maldito bulto en sus manos, lo que significa que no las recibes hasta llegar
aquí y recogerla".

"Ella es un infierno de chica, ¿sabes?" Jack gritó y Tessa podía oír el zumbido de un motor de
helicóptero a través del teléfono y sabía que estaban despegando.

"Sí, lo sé". Tessa dijo, rozando el dorso de sus dedos contra la mejilla sucia de la pequeña
rubia. "¡Acaba poner tu culo aquí y recogela!"

"¿Dónde estarás?"

Tessa miró hacia arriba al igual que el hombre de pelo gris con el arma puso sus dedos a los
labios e hizo un gesto de silencio. Podía escuchar las voces de los hombres fuera.

"Tengo algo que terminar". Tessa respondió y colgó el teléfono en caso de que Jack tuviera la
tentación de volver a llamar por su críptico mensaje.

Tessa miró por la rendija y podía ver a los hombres dando vueltas por la calle, mirando el
convertible rojo. Esperaba que siguieran y que las llaves todavía estuvieran allí. Volvió hacia
Casey y el dolor familiar se aferró a su pecho mientras ella sabía lo que tenía que hacer y a
Casey no le iba a gustar.

"Cariño", Tessa se arrodilló junto a la cama y Casey abrió los ojos y se mordió el labio con el
dolor. Tessa habló en inglés, y la anciana se dio la vuelta como si comprendiera su necesidad
de privacidad. "Jack está en camino, pero los chicos están fuera y van a empezar a derribar las
puertas, porque saben que estamos aquí".

Tessa se lamió los labios y Casey sabía lo que su amante iba a hacer frente antes de que la
mujer de cabello oscuro lo diga.

"Y, vas a tratar de sacar la basura". Casey susurró.

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"Casey, tengo que decirte algo".

"¡No! ¡Maldita seas, Tessa Nikolaidis no vas a decirme que me amas ahora, y luego ir por ahí y
dejar que todos se vayan al infierno. No quiero oírlo hasta que vuelvas de nuevo y si no vuelves
y me lo dices, te juro que nunca te lo perdonaré!" Casey estaba sollozando en el momento.

Las lágrimas llenaron los ojos de Tessa y ella besó la frente de la chica y le sonrió, acariciando
los cortos mechones de cabello dorado. "Es un trato". La mujer de cabello oscuro dijo y luego
besó a Casey como si fuera la última vez y ambas mujeres lo sintieron.

"Estoy tan orgullosa de ti, Niko... por las elecciones que realizaste hoy", dijo Casey en voz baja.

"He vivido durante tanto tiempo con la venganza como la única cosa por la que valía la pena
vivir. Me diste algo por lo que vivir". Ella se levantó y presionó su dedo índice en los labios de
Casey, entonces se dio la vuelta y se fue.

Tessa todavía tenía su Glock y comprobó el seguro por costumbre. Una vez que el viejo le
mostró dónde estaba la puerta que daba al callejón, apretó el rollo de billetes de banco en sus
manos. Él negó con la cabeza, pero ella sólo se volvió y salió por la puerta.

Era un pueblo pequeño, pero las dos casas de piedra con historia la ocultaban de la vista de la
calle principal. El callejón era sólo un camino de tierra, pero estaba lleno de arbustos y árboles.
Presionó a través de la línea de arbustos y corrió la distancia restante hasta el convertible.

Saltando en el asiento del conductor, dio las gracias a la Virgen que las llaves estaban allí. Ella
aceleró el coche y pisó el acelerador, tirando tierra y rocas, y envolviendo la calle en una nube
de polvo. Oyó gritos a sus espaldas, y luego disparos, unas cuantas rondas rápidas de su
pistola para que supieran que era ella. Ella tosió en la suciedad en el aire que la rodeaba, pero
pensó que si no podían ver bien el coche, pensarían que ella y Casey estaban dentro del
vehículo. Ella sonrió como una salvaje adrenalina alimentaba su sonrisa sabiendo que acababa
de comprarle a Jack el tiempo para llegar con sus agentes al pueblo. Ella se negó a pensar
siquiera en la posibilidad de que Casey no llegaría a un hospital a tiempo. Ella sólo sabía en su
corazón que no era el momento de la joven.

El helicóptero aterrizó justo en el medio de la calle unos treinta segundos después de que
Tessa saliera a toda velocidad en el convertible, el sedán rápidamente tras ella. Dos
paramédicos apresuradamente trabajaron en Casey en la sala de la casa donde la encontraron.
Comenzaron con la sonda IV, le mataron de lleno de algo del dolor, y detuvieron la hemorragia
de la herida de bala al menos el tiempo suficiente para cargarla en el helicóptero.

Jack corrió al lado y ayudó a llevarla como una explosión repentina, una bola de fuego se elevó
en el cielo, meciendo a todos ellos. El humo negro fue hacia el cielo, como agentes corrieron de
nuevo a darle a Jack un informe.

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"Dos coches... parece que era el resto de nuestras turcos. Tomaron una inmersión en los
acantilados... no queda mucho de ellos". El joven gritó sobre las palas del helicóptero a Jack,
que estaba dentro del vehículo sentado junto a la camilla y yacía sobre Casey. Bajó la mirada a
la pequeña rubia y se la quedó mirando.

"No..." Casey movió la cabeza hacia atrás y hacia adelante. "Por favor... no". Ella declaró como
las lágrimas se derramaron de sus ojos.

A Jack no le gustaba esta parte del trabajo; de hecho, la odiaba. Odiaba perder buena gente,
pero tan mal como él sentía, sabía que no era nada comparado con lo que estaba
experimentando Casey. Le apretó la mano y se alegró por el rugido del motor, ya que ahogó el
llanto desgarrador de la pequeña rubia que acababa de perder a su padre y su amante en el
mismo momento desafortunado.

Casey pasó siete horas de cirugía, los médicos trabajaron de retirar la bala que se incrustó en
su muslo izquierdo y reparar los huesos rotos en su pierna derecha. De la cadera a su tobillo,
estaba la pierna rota en seis lugares diferentes. Los cirujanos explicaron a Jack que la joven
estaría en unas cirugías más y que ella más que probable caminaría con una cojera por el resto
de su vida. Ella yacía insensible en el hospital de Atenas, Olympia nunca dejó su cama, durante
los tres días. Jack tenía al gobierno estadounidense haciendo volar a la madre de Casey, Eva
Meridio, a Grecia para que pudiera estar con su hija.

Jack vio como madre de Casey y Olympia se reunieron de nuevo por primera vez en veinte
años. Ellas lloraban y compartieron su dolor, y Jack pasaba de un pie a otro, incómodo con las
mujeres, así como con sus muestras de emoción.

Nadie sabía cómo llegar y decirle a Casey sobre Tessa y su padre. No hubo sobrevivientes que
fueran encontrados en el lugar del accidente y los restos estaban carbonizados más allá incluso
del reconocimiento dental. El comportamiento de la joven rubia le dijo a todo el mundo a su
alrededor que sabía, sin embargo. Casey apenas hablaba y cuando ella era capaz de comer
alimentos sólidos de nuevo, se quedó mirando a la comida frente a ella hasta que tuvieron que
reiniciar su IV sólo para estar seguros de que ella estaba teniendo un poco de alimento. Cada
buen terapeuta fue a verla tres veces a la semana, pero Casey se quedaba mirando por la
ventana, no quería hablar de su dolor.

Finalmente los médicos fueron a las madres en busca de ayuda, ya que parecía como que
Casey tuviera dos madres. Cuando una reposaba en el otro velaba, y todos los días trataban
de conseguir que la mujer dijera más de tres palabras seguidas. Olympia traería todo tipo de
platos de comida favorita de Casey al hospital, y en ocasiones, la joven iba a toda prisa a tomar
un bocado o dos, pero con la misma rapidez, sus ojos se llenaban de dolor y ella se giraba de
nuevo hacia la ventana.

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Olympia entró en la habitación justo como lo hacía todos los días. Esta vez, ella se sentó junto
a la cama delante de la ventana de la pequeña rubia pasaba todo el tiempo mirando, así Casey
tenía que mirarla.

"Tessa estaría muy decepcionada al ver que te comportas así", dijo Olympia bruscamente.
"¿Es esto por lo que mi hija dio su vida? Deberías tener vergüenza, Cassandra".

Era el sonido del nombre de Tessa el que rompió a través del dolor de Casey. El sonido de un
nombre que recordaba como la nota más dulce que había oído nunca. Casey tomó un jadeo
irregular y las lágrimas se agruparon en sus ojos, derramadas sobre los bordes. Y, como
Olympia se trasladó a sostener la pequeña mujer en sus brazos, al igual que su hija había
hecho tantas veces, Casey lanzó un grito de dolor y rabia, y finalmente lloró por su amante
muerta.

Seis meses después…

Isla de Mýkonos, Grecia

La finca Meridio había cambiado mucho durante los últimos seis meses, sobre todo debido a la
vuelta a casa de Eva Meridio. Era como si una brisa limpia se extendiera por la mansión, la
fuerza combinada de Olympia y Eva borrando toda huella del hombre que sostenía la casa
anteriormente. Cada pieza de mobiliario en las habitaciones y la oficina privada de Andreas
Meridio había sido retirada. Desde que Casey aún permanecía en una silla de ruedas, incluso
después de su tercera cirugía, Eva preparó la finca con puertas de acceso especiales y rampas
aunque Casey dijo no una y otra vez, ella se negó a dejar que a su cuerpo mantenerse en la
silla.

Un camino pavimentado se colocó en la casa que conducía a la casa de huéspedes y un


camino de entrada extendido de nuevo hacia la vivienda privada. Casey se mostró inflexible
sobre la vida en la casa de huéspedes a pesar de que ambas mujeres mayores advirtieron que
no podría estar lista para algo así. Era verdad que la pequeña rubia todavía tenía pesadillas
ocasionales y el llanto era por lo menos una vez a la semana de ocurrencia, pero estaba
tomando un día a la vez. Ahora, la mera mención del nombre de Tessa no la enviaba a una
depresión, por el contrario, ella había comenzado a disfrutar de las historias de Olympia sobre
la chica de cabello oscuro.

Casey dejó caer la mancuerna a su lugar en el estante de pesas. Se alegró de que Tessa
tuviera la sala de pesas puesta en la casa de huéspedes. De esta manera, Casey no tenía que
ir hasta la casa principal cotidianamente. Ella amaba a su madre y a Olympia, pero al ser
madres, sin duda podría llevarla a un ataque de nervios. Extendió ambos brazos sobre su
cabeza y se estiró, sintiendo que sus músculos se quejaban por el entrenamiento adicional que
había hecho en la actualidad. Ella se cansó de tomar con calma este tipo de terapia física lento
en sus piernas y le preguntó al terapeuta por los ejercicios para que pudiera trabajar en su

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parte superior del cuerpo en la silla de ruedas. Ahora, los músculos ondulaban bajo la piel
suave mientras se estiraba, sus largas horas de pesas se estaban empezando a mostrar.

Casey se acercó a la ventana cuando oyó un coche en el camino de entrada. Ella maniobró la
silla al patio una vez que ella reconoció la cara familiar saliendo del lado del conductor.

"Hola, Jack".

"Hey, chica. ¿Cómo van los trucos?" Preguntó Jack, con total naturalidad.

El agente había estado sospechosamente ausente en los últimos tiempos y Casey había
asumido finalmente que tuvo algo de tiempo para estar con su esposa e hijas. Él llevaba un
gran sobre marrón en la mano y estaba empezando a conseguir ese, me siento incómodo
como el infierno, look.

"No te andes por las ramas, Jack, no te conviene en absoluto". Casey sonrió.

Jack recordó la primera vez que vio esa sonrisa. Era como si alguien abriera una cortina y
dejara que el sol entrara. Él la observaba ahora y se dio cuenta de que la sonrisa se había
vuelto templada por un dolor profundo.

"Bueno, aquí está". Abrió el sobre. "Tessa me hizo ejecutor de su voluntad".

"¿Cuando sucedió eso?"

"El día que estuviste en Atenas, en el entrenamiento de abajo en el Centro. Ella dejó la mayor
parte de su pasta a su mamá, pero ella te nombró en su última voluntad también". Jack levantó
la vista y no vio ningún tipo de respuesta, continuó. "Ella dejó una parte considerable de dinero
en un par de cuentas de las Islas Caimán, y luego está esto". Le entregó la fotografía a la mujer
joven.

Era el Apógevma Nostimo, el catamarán de Tessa. Las lágrimas brotaron de los ojos de Casey
y ella no podía dejar que rodaran en silencio por sus mejillas. Ella sólo había estado en el gran
velero una vez, pero si cerraba los ojos podía ver la puesta de sol en su mente cuando ella y
Tessa compartieron ese día.

"Bueno, hay una cosa más". Se levantó y se acercó a la camioneta, los ojos curiosos de Casey
lo siguieron. Él abrió la puerta lateral y dos grandes dobermans delimitaron la puerta y
empezaron a correr alrededor de la silla de Casey. Los animales se sentaron cerca de la silla y
le lamían la cara de la pequeña rubia. Casey gritó, incluso mientras abrazaba a Cinnamon y
Mahogany.

"Sí, así que supongo que ella tomó la decisión correcta. Tuve que drogarlos sólo para
conseguir traerlos aquí". Jack se acercó para colocar una mano sobre el brazo de Casey, pero

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se quedó inmóvil con la mano en el aire como los perros gruñían y desnudaron sus dientes al
hombre grande. "Está bien, entonces... Puedo ver que te va a llevar una gran cantidad de
segundas citas. Supongo que será mejor que me vaya".

Casey se rió del comportamiento nervioso del hombre y de repente se dio cuenta de que esta
era la primera vez que ella se había reído desde el accidente.

"He oído que vas a regresar a los Estados muy pronto". Jack dijo que desde una distancia
prudente.

"Sí, hay un centro en Connecticut donde voy para el resto de mi rehabilitación. Se supone que
deben ser capaces de realizar milagros y creo que tengo una buena oportunidad de estar fuera
de esta silla dentro de unos meses".

"Tú sabes que yo te echaré de menos, chica". Jack dijo en voz baja.

"Gracias, Jack". Casey respondió distraídamente rascando detrás de las orejas del perro.

"Ya sabes, una vez que regreses a tus pies, si encuentras alguna vez que necesitas un trabajo
es posible que quieras darme una llamada"

"¿Jack, me estás pidiendo seriamente a unirme al FBI?" Casey sonrió.

"Hey, Quantico podría utilizar un cadete como tú".

"Yo no lo creo, Jack, pero gracias por la oferta". Casey sonrió dulcemente y tendió la mano
hacia el hombre alto.

Cuando por fin miró en el espejo retrovisor, sonrió con tristeza a la forma en la que la vida tenía
que ir a veces. Su última mirada mostraba a la pequeña rubia inclinada hacia abajo desde su
silla de ruedas, tirando de ambos a los animales en un abrazo feroz.

Un año después…

Long Island, New York, Estados Unidos

Casey estaba tratando de meter algunos artículos adicionales en su mochila. Lo combinó con
una pequeña bolsa de obsequios para los perros y una botella extra de agua para sí misma.
Estaba casi en la puerta de la cocina cuando la voz de Olympia llegó hasta ella. ¡Maldita sea,
casi lo logro!

"Casey, vas a comer algo antes de salir, ¿no es así?" Preguntó Olympia.

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Eva Meridio entró por el patio y casi corrió a su hija.

"Casey, no vas a ir vestida así ¿verdad?" su madre pasó por delante, indicando los pantalones
de chándal y el sujetador deportivo que la pequeña rubia llevaba.

"Ya es oficial", Casey susurró a los dos doberman que se sentaron obedientemente a sus pies,
"estamos en el infierno".

Las dos mujeres mayores comenzaron a planear su día; se pusieron en marcha para ir a
comprar antigüedades. Al estar fomentada por dos madres era casi demasiado de lo que la
pequeña rubia podía manejar algunos días, pero en realidad no se estaba quejando. Desde
que Olympia llegó a Estados Unidos a vivir con ellas, encontró que su madre en realidad
conseguía una vida. Las dos viejas amigas regresaron a la vida de la comunidad, haciendo de
todo, desde jugar al bridge a jardinería. Casey estaba feliz de que su madre estaba mostrando
signos de olvidar el pasado.

La fortuna que Tessa dejó a su madre le permitió realizar algunos sueños propios. Casey pidió
ayuda de Jack para la eliminación de la burocracia de obtener la ciudadanía de Olympia en
este país y por supuesto el hombre siempre parecía hacerlo por Casey. Lo hizo tan bien que la
pequeña rubia lo llamó unos meses más tarde para conseguir a Alex en el país.

El cocinero griego abrió su propio restaurante en Long Island y en un principio se pasaba largas
horas atendiendo el negocio del restaurante con una reputación impecable para la auténtica
comida griega. Alex logró establecerse y descubrió que tenía una aptitud natural para ese tipo
de negocio. En los últimos meses, Olympia comenzó a enseñar clases de cocina en la
universidad local y se convirtió en un gran éxito. La mujer fue una bendición para la madre de
Casey, cuando la joven fue a Connecticut por su rehabilitación. Así pues, ahora las tres
mujeres vivían en la espaciosa casa de Long Island y, aunque Casey tuvo que morderse la
lengua al menos una vez al día, no lo querría de otra manera.

"Llegaré a casa tarde... Estoy tirando la casa por la ventana". Casey gritó a las mujeres
sentadas.

"Ten cuidado". Ambas mujeres respondieron al unísono.

"Sí, madres". Casey se aseguró de tomarles el pelo mientras cerraba la puerta.

La pequeña rubia puso su paquete abajo y se inclinó para desbloquear su bicicleta. Elevándose
a sí misma de nuevo se deslizó la mochila sobre los hombros y se metió en el asiento de
bicicleta estrecho. Su tiempo en el centro de rehabilitación fue duro, tanto mental como
físicamente. Ellos dijeron que no podían hacer milagros, pero la joven pronto se dieron cuenta
de que significaba que podían hacer que ella obre los milagros. El programa era intensivo y aún
estaba recuperándose de sus pérdidas. A veces lloraba hasta quedarse dormida en la noche, la

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falta de su madre y Olympia. Una vez, cuando estaba teniendo un día particularmente duro
levantó la vista a través de los jardines y creyó ver la silueta de una figura alta y oscura.
Cuando ella parpadeó y miró de nuevo, la visión desapareció. Era suficiente, sin embargo, para
recordarle a su amante y le dio fuerza para seguir adelante por otro día, que se convirtió en dos
y luego seis meses habían pasado.

Las fuertes piernas pedaleando la bicicleta por la empinada cuesta, Cinnamon y Mahogany
estaban trotando a su lado. Había tratado de mantener a los dos animales en su casa cuando
se iba a navegar, pero su madre dijo que aullaban todo el tiempo que ella se había ido. Ellos
estaban bien entrenados y lo curioso fue, que a pesar de que había sido Tessa quien entrenó a
los dobermans, obedecían cada palabra que salía de la boca de Casey. Pronto, ella
simplemente se los llevó dondequiera que iba. Era una sensación de satisfacción tener a los
dos animales como guardaespaldas, casi como la sensación de estar a salvo dentro de un
fuerte abrazo de Tessa.

Casey negó con la cabeza y se reprendió a sí misma. Ella se había prometido que no lo haría
nunca más. Ella se contuvo la última vez mirando a Olympia. El cabello de la mujer mayor que
había ganado un par de tiras más de gris y así tenía color de su cabello. La hacía que se viera
años más joven, pero tuvo un efecto diferente en Casey. Sentada en la sala de estar,
disfrutando de una copa de vino, Casey notó lo mucho que Tessa había sido favorecida de la
mujer mayor. Una vez que la pequeña rubia se dio cuenta de que había estado mirando, se dio
la vuelta, sonrojada por la vergüenza.

Llegaron a los muelles privados y Casey sonrió como el señor Peterson abrió la puerta para
que ella no tuviera que pescar su propia llave.

"Buenos días señorita". El anciano hizo un gesto y Casey le devolvió el saludo. Salió de la
puerta abierta, sabiendo que tendría un visitante hoy.

Casey saltó a bordo del Apógevma Nostimo y levantó su bicicleta sobre la borda del barco,
izando la bicicleta de montaña en el aire con facilidad con sus potentes músculos de hombros.
Ella se abocó a la tarea de preparar de zarpar. La pequeña rubia se movió sobre el barco con
eficiencia y habilidad de un marinero experimentado. Todavía tenía la más mínima cojera en la
pierna derecha. Era apenas perceptible y los médicos le dijeron que sería más que probable
que tuviera que vivir con ello. Le tomó alrededor de una media hora tener todo dispuesto de la
manera que a ella le gustaba. Tiró de las estancias laterales, como era su costumbre, para
probar la estanqueidad de los alambres de soporte del mástil desde el lado de cada casco.

Fue entonces cuando oyó los gruñidos de cada animal mientras yacían pasivamente en la
cubierta del barco.

"Lo sé, dejémoslo un poco más cerca". Casey murmuró en voz baja. "Está bien, ¡Atención!"
Casey dijo más fuerte.

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Los dos animales saltaron con gracia desde la cubierta del barco al muelle y dejando al
descubierto sus dientes amenazadoramente a Jack Armstrong.

"¡Mierda! Odio cuando haces eso, Casey". Él dijo, asegurándose a lo largo del muelle.

Casey se echó a reír a carcajadas. "Abajo". Ella dijo en voz baja y los perros de inmediato
corrieron hacia el hombre y le lamieron la mano a modo de disculpa. "Jack, ¿en nombre del
cielo que era tan importante que no podías enviarme un email?"

"Bueno, tengo esta aplicación, ahora antes de que digas no--"

"Jack, te estoy diciendo que no. Yo no quiero formar parte del FBI. Mi respuesta fue que no
ayer, la semana pasada, incluso cuando me enviaste una solicitud en mi tarjeta de Navidad,
que fue realmente patético, debo añadir. Mi respuesta será lo mismo dentro de una semana o
un año a partir de ahora... siempre será no, Jack". Casey terminó en voz baja.

"Todo lo que haces es entrenar y navegar este maldito barco alrededor, o simplemente venir
aquí y sentarte en él mientras que está atado. Vives con tu madre, nunca ves a cualquiera...
eres joven, Casey, don ¿no crees que es hora de que sigas adelante con tu vida de nuevo?"

Casey pudo haberse enojado con el hombre mayor, pero ella entendía cómo Jack sentía por
ella. Tenía sólo cinco años más que su hija mayor y se sentía con una cierta responsabilidad
paternal hacia ella. Eso y el sentimiento de culpa por haberla metido en este lío en primer lugar.

"Sí, bueno, por si acaso cambias de opinión", le tendió la aplicación.

"Adiós, Jack", Casey sonrió y le dio la espalda, "ten un buen fin de semana".

"Usted no es de por aquí, ¿verdad?" Peterson preguntó a la desconocida.

"No", respondió la voz baja, tratando de dar un paso atrás en las sombras de la oficina de la
Capitanía del Puerto.

"Mira, vienes por aquí todos los días para verla y si usted está pensando en iniciar cualquier
tipo de acecho y problemas, entonces ya debería saber nunca olvido una cara".

Peterson observó cómo en el rostro se dibujó una pequeña sonrisa que parecía estar teñida de
ironía. Él estaba entrado en años y supuso que podría haber un par de caras que se olvidó,
pero ésta no sería una de ellas. Era tan alta como él, con el pelo largo y oscuro que caía en sus
ojos. Esos ojos eran lo que él recordaría. Las piscinas de azul como el cielo, pero tenían una
mirada un poco como un animal herido que no sabía si salir corriendo o simplemente acostarse
y morir. Tenía una cicatriz larga y delgada que corría a lo largo de una mejilla y ella casi nunca
quitaba los ojos de la pequeña rubia en su velero.

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"Como he dicho, si se trata de problemas--"

"¡No! No es nada de eso", respondió ella. "¿Tiene usted-- conoce a Casey hace tiempo?" Ella
preguntó.

"Bueno, déjame ver... yo estaba aquí el día que puso el primer Hobie Cat en el agua. No tenía
más que trece años supongo. Bastante tiempo, ¿por qué?"

"¿Ella... ella no parece feliz... cuando hablas con ella?"

"Supongo que si la conociera lo suficientemente bien sabrías que tuvo un poco de problemas
cuando estaba en Grecia. Un bastante feo accidente, he oído que su padre fue asesinado... un
gran lío. No sé lo que todo pasó, pero sí sé que ella no es la misma chica que solía ser".

El desconocido dio un paso más en las sombras cuando vio el coche del hombre que venía
hacia ellos salir a la puerta. Ella contuvo la respiración esperando mientras esperaba que
pasara el vehículo, pero el coche se detuvo de repente con una sacudida y la ventana del lado
del pasajero se bajó.

"No se supone que estés aquí... demonios, ni siquiera deberías estar en el país". La voz de
Jack gritó desde el coche.

La desconocida dio un paso adelante en la luz del sol e inclinó su cabeza hacia la ventana.

"Tenía que verla... Yo no puedo--" Su voz se rompió y ella se metió las manos en los
pantalones de jean para tratar de calmarse. "Simplemente no podía hacerlo más". Terminó.

"Dos años, Tessa. Estuvimos de acuerdo que tendría que ser por lo menos durante dos años,
así todo el mundo piensa que estás muerta, entonces Casey estará segura, pero si los turcos
se enteran de que ella sabe dónde te encuentras--".

"Lo sé... lo sé. Ha pasado tanto tiempo y yo tenía miedo... miedo de que ella se olvide de mí".

Jack vio cómo las lágrimas llenaron los ojos de la mujer de pelo oscuro. Había visto esos ojos
llenos de un montón de emociones... ira, odio, e incluso dolor, pero este era un nuevo aspecto.
Él la observó mientras ella tragó saliva y miró hacia el barco, donde Casey se sentaba en la
cubierta. Sus ojos azules llenos de desesperación extrema y se preguntó si él podía hacer lo
que Tessa había hecho. Podría haber dejado que su esposa creyera que él estaba muerto,
viendo como ella trataba de poner su vida en su lugar, sólo con la esperanza de que todavía
habría espacio en él para cuando regresara.

Jack suspiró. Él siempre suspiraba así cuando estaba a punto de hacer algo que podría hacer
que lo despidan.

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"Oh, demonios... dos años, dieciocho meses... parece muy, muy cerca para mí. Vamos". Él
miró a los ojos de Tessa y finalmente vio una chispa de vida en ellos.

"¿Hablas en serio, Jack?"

"Sí, sí. Hey, ¿qué vas a decirle a ella?" Preguntó Jack.

Tessa sonrió y Jack se sentía mejor acerca de su decisión ya. La mujer alta sabía exactamente
lo que iba a decir. Ella hizo un trato y no había nada en la tierra que podría impedir que decirle
las palabras ahora.

"Está bien, Sr. Peterson... Ella es uno de nosotros", Jack dijo al Capitán de Puerto de pie cerca.

"Jack", Tessa llegó a una mano por la ventana y la colocó suavemente en el brazo del agente.
"Gracias... por todo".

El hombre grande puso una mano sobre la de la mujer y se la apretó brevemente. Él se marchó
tan pronto como Tessa dio un paso atrás desde el coche.

Casey se apoyó en el poste y cerró los ojos, sintiendo el sol brillando sobre ella y pensando en
el momento en que Tessa la sostenía en esos fuertes brazos mientras dormía, aquí en este
mismo lugar. Ella mantuvo sus ojos cerrados con fuerza, pero las lágrimas la apretaron desde
detrás de sus párpados para cubrir sus mejillas con su humedad.

Una sensación extraña pasó a través de ella, casi como un cosquilleo por la espalda. Oyó
pasos en el muelle detrás de ella y pronunció las mismas palabras que ella siempre decía en
estas situaciones. "¡Atención!"

Cinnamon y Mahogany se subieron al muelle, pero estaban gimiendo, como si no supieran qué
hacer con el comando que Casey les dio. Entonces la pequeña rubia tenía esa sensación de
nuevo. Ella se dio la vuelta lentamente y se encontró con la visión que consumió su sueño, así
como su despertar de los sueños. El sueño de que todo era un malentendido horrible y Tessa
nunca murió. Su terapeuta dijo que era una respuesta natural y se iría con el tiempo, pero
nunca lo hizo.

Tessa extendió una mano y suavemente se rascó a Cinnamon detrás de una oreja, nunca
soltando la mirada perpleja de la pequeña rubia. Casey sentía que se iba a volver loca,
entonces esta es la forma en que quería serlo.

La pequeña rubia ni siquiera se dio cuenta de que ella seguía llorando. "¿Eres tú de verdad?"
Pidió a la visión.

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Tessa sonrió ante eso. Esa sonrisa sexy que reveló los dientes perfectamente blancos y
terminó en una sonrisa tan conocida.

"Sí, nena... Soy muy real".

Casey no dudó, sueño o no, a ella ni siquiera le importaba si la gente pensaba que estaba
demente. Ella saltó por encima de la barandilla del barco y cuando golpeó el muelle en frente
de la mujer alta, Tessa recogió la rubia en sus brazos y la abrazó en un abrazo aplastante.

"¡Oh, Niko, volviste a mí!" Casey sollozó contra el pecho de la mujer.

Tessa sostuvo la joven de esa manera, acariciándole el pelo y limpiando las lágrimas de sus
mejillas. Finalmente la mujer de cabello oscuro se apartó para mirar hacia abajo en la cara
hermosa. Ella tomó el rostro de Casey en sus manos.

"Hicimos un trato, ¿recuerdas?" Tessa respondió.

Casey la miró con una expresión confusa.

"Te prometí que volvería para decir las palabras. Te amo, Cassandra", dijo arrastrando las
palabras la mujer de cabello oscuro. "Yo siempre te he amado".

Las dos mujeres se abrazaron entre sí herméticamente; las lágrimas de alegría se desprendían
mientras se besaban por primera vez en mucho tiempo. Tessa recordó su primera impresión
del beso de su amante y ella todavía pensaba que era el sabor más dulce que había conocido.

Tessa llegó tan lejos para encontrar algo que valga la pena vivir que fuera otra cosa que
venganza, ahora, de pie en un muelle en el medio del verano, veinte años y miles de kilómetros
de donde empezaron, cada una de ellas encontraron por lo que valía la pena vivir.

FIN

Si les gustó denle like y califiquen el libro así llega a más personas. Gracias por leer.

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