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Ellas y ellos, dignos campesinos de las bravías tierras del Catatumbo lo comprendían muy
bien, fue la furia desatada por la necesidad vital de levantarse contra el hambre, la
pobreza y la ignominia, contra un orden injusto y miserable que no dio alternativa.
Este escrito busca entretejer algunas respuestas, no las agota, eso es claro. El valeroso
campesinado, que a la una de la madrugada del día 11 de junio 2013, decidió votar palos y
quemar llantas en medio de la carretera, en “La Cuatro” a las afueras de Tibú, abrió una
de las experiencias de resistencia más dignas y conscientes de que tenga historia el país.
“Con las llamas reflejándose en sus caras en mitad de la noche, se miraron unos a otros con la
emoción contenida: ya solo quedaba resistir con dignidad y tener esperanza” (...) Al rato se les
unió otro grupo de unas 150 personas que llegaban a reforzarlos y añadieron más palos, piedras y
llantas prendidas en aquel punto: el Paro Campesino del Catatumbo comenzaba. El fuego no dejó
de arder en la carretera durante los 53 días que duraría el bloqueo”1
“Nosotros miramos que si hay inversión, pero solamente para las fuerzas militares.
Pero para lo que tiene que ver, para lo social, para nosotros como campesinos vivir una
vida digna eso no lo hay.”2
El ser campesino tiene historia, y esta se ha labrado por décadas en la región, ir abriendo
“trocha” e iniciar buscar las causas de la masiva presencia de la Fuerza Pública en el
Catatumbo, esta ha sido, históricamente la forma en que el Estado colombiano ha
intervenido en el territorio.
Así lo corrobora el Centro Nacional de Memoria Histórica en el informe “Con Licencia para
Desplazar” publicado en 2015: “A lo largo del siglo XX y de lo que va corrido del XXI, han
sido expedidas normas desde el nivel central que priorizaron la protección militar a
agentes económicos, extraños a la región, a costa de la población local. Esas normas
autorizaron la creación de grupos armados que se convirtieron en la empresa criminal del
paramilitarismo, que incursionó en Tibú a finales de la década de los noventa.” (CNMH,
2015: 19)
“(…) por estas riquezas y el interés del Estado Colombiano y de las Multinacionales, de
explotarlas, se han generado mucha violencia y violación de los Derechos Humanos, por
ejemplo en el Catatumbo se explota el petróleo desde 1930, eso significo para el
Pueblo Indígena Bari, el asesinato de más de 16.000 indígenas y la pérdida del 90 % por
ciento de su territorio.”3
1
Relato Colectivo del Paro Campesino del Catatumbo (junio, julio y agosto de 2013)
2
Testimonio; Líder de ASCAMCAT en Encuentro Curumaní
3
Gilma Rosa Téllez Carrascal, El acaparamiento de tierras en el Catatumbo
Y es precisamente al iniciar esta década, el momento en el cual se legaliza el genocidio por
medio de la ley 80 de 1931, así lo recuerda la directora del Colectivo de Abogados “Luis
Carlos Pérez”, Judith Maldonado:
“(…) este territorio que era habitado por los indígenas Motilón Bari, fue entregado en el
año de 1905 al General Virgilio Barco, quien habían servido al Ejercito de la Republica,
como esta zona tenía grandes yacimientos de petróleo, este general entrego el territorio
en concesión a las empresa Texaco y COLPEP (Petroleras Norteamericanas), para que
iniciaran la exploración y explotación. Esto también fue acompañado por la expedición de
la ley 80 de 1931, que permitía perseguir, cazar y matar a los indígenas por ser salvajes,
para garantizar así la seguridad de las empresas y la explotación de petróleo, es decir este
fue un etnocidio de carácter legal”4
Esta continúa militarización del territorio ha sido una condición con la cual el campesinado
ha modelado su existencia, siendo un modo en que se expresan las relaciones de
dominación, que sobre él se han ejercido.
Pero retomemos nuestra pregunta ¿A qué se debe entonces la violencia del Estado y el
paramilitarismo en la región?
Recursos, tierras,
“Nadien nacen rebelde, sino que lo hacen volver rebelde, nadien nacen oposición, sino que lo
hacen ser oposicon, a raíz de las cosas son asi
4
Judith Maldonado Mojica, Aspectos legales o normativos que han permitido el acaparamiento de
tierras en Colombia. Caso Catatumbo
como el estado colombiano no respeta las ideas de los olvidados de los que no tenemos voz
“El 25 de febrero de 2012 fue declarado el Catatumbo como zona minero-estratégica, una
oferta de demanda para la empresa multinacional que tenga más capacidad de
explotación”
PLAN MIDAS::::::::
Por otra parte, cuando se hace referencia a lo campesino como categoría, se quiere dar a
entender todo el conjunto de clasificaciones que desde la institucionalidad del Estado, se
le dan a los sujetos que habitan en zonas rurales y tienen algún tipo de relación con
prácticas agrícolas y pecuarias (132). De esta concepción categórica, se desprenden los
estereotipos y
Decantación con saberes populares (Fals Borda)