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Cuidemos el

planeta desde el aula


María H. López El cambio climático es un concepto que ya forma
parte de nuestro lenguaje cotidiano. Sin embargo, aún estamos muy
lejos de no tener que considerarlo una seria amenaza. Para
combatirlo debemos adquirir unos sencillos hábitos que empiezan
desde el aula.
Hace unos años pocos conocían el significado real de la expresión
“cambio climático”. Sin embargo, actualmente, son los menos los que
lo desconocen. Debido a la contaminación que generamos y al abuso
de los recursos naturales, el planeta Tierra está sufriendo un
calentamiento desconocido hasta ahora en cualquier otro período de
la Historia. Si las cosas siguen como hasta ahora, los hielos del Ártico
formarán parte de la mitología en breve. Pero nosotros también
podemos combatir el cambio climático con hábitos sencillos que
empiezan por el aula.

El Panel Internacional para el Cambio Climático de la ONU comenzó a


lanzar sus alertas el pasado febrero: la contaminación provocada por
el hombre, la emisión no incontrolada de gases contaminantes y la
explotación salvaje de los recursos naturales están provocando
estragos en el planeta Tierra.

Y recientemente emitió su informe definitivo: la destrucción del


ecosistema ya es inevitable, aunque todavía estamos a tiempo de
parar esta debacle. Incluso, económicamente, es más rentable
invertir en tecnologías limpias y no contaminantes que “pagar” el
resultado del calentamiento del planeta y la contaminación.

Empezando por nuestro entorno inmediato. Hábitos y consejos tan


prácticos como sencillos pueden convertirnos en aliados del planeta a
la hora de cuidar su salud, que sin duda, revertirá en nuestro propio
bienestar. Tu aula, ahora, es un pequeño ecosistema a cuidar.

Lo primero, el agua

Usa racionalmente el agua. El mundo muere de sed, y con él, millones de


personas. No la dejes correr mientras te lavas las manos, por ejemplo. Si
ves que un grifo gotea, avisa a tus profesores. Evitar que un grifo gotee
puede suponer un ahorro de hasta doscientos litros de agua a la semana.

Luz natural... o ecológica

Si está en vuestra mano, intentad que las paredes de vuestro aula estén
pintadas con pinturas naturales y de colores claros. Los tonos más claros
reflejan mejor la luz natural, hacen más grandes los espacios y mantienen
mejor la temperatura fresca. También podéis hacer paneles informativos
sobre ecología y medio ambiente con fondo claro, e informaros al tiempo
que fomentáis la claridad del aula. Si no tenéis más remedio que usar luz
artificial, las bombillas de bajo consumo utilizan para iluminar un espacio
muchos menos watios que las normales. El bajo consumo quiere decir que
además de emplear menos watios de electricidad, convierten en luz el
30% de la energía que reciben, por el 10% que convierten las normales.
Apaga las luces del aula cuando no sean necesarias.
Material ecológico

Usa papel reciclado y no te olvides de reciclar también el que emplees.


Por cada 59 kilos de papel que salvéis, ¡estáis salvando un árbol! Agota
hasta el final tus libretas y presta tus libros. Las tintas y las ceras también
pueden ser contaminantes. Ya existen en el mercado bolígrafos
ecológicos. Amigos de la Tierra, por ejemplo, los tienen de fibra de maíz.

Alguna planta

Las plantas son descontaminantes. Tienen la propiedad de transformar el


dióxido de carbono y el agua en azúcar y oxígeno ionizado. Los cactus,
además, absorben las radiaciones de las pantallas del ordenador, porque
tienen la propiedad de restaurar el equilibrio electromagnético.

¡Cuidado con la tecnología!

Apaga siempre el ordenador. Aunque esté sin imagen o sin sonido, en


stand by y con el piloto de reposo encendido gasta el 15% de la
electricidad que consume cuando se utilizan. Estad al tanto en el aula de
Tecnología. Si tienes que usar pilas, intenta emplearlas ecológicas. Las
pilas verdes no utilizan metales pesados en su composición y aumentan
su potencia y duración sin contaminar. Son recargables, además. Y
recíclalas: una pila normal puede llegar a contaminar tres mil litros de
agua.

¡Recicla y utiliza!

Si tu móvil se ha estropeado y no sabes qué hacer con él, en la web


donatumovil las ong Entreculturas y Cruz Roja se encargarán de
recogerlo, repararlo y repartirlo en comunidades del Sur que viven
aisladas. En la web de la Asociación de Empresas de Electrónica y
Comunicaciones, asimelec, también puedes informarte sobre la recogida
de teléfonos y aparatos eléctricos defectuosos. Y la ONG Bip Bip recicla
ordenadores en desuso. ¿No usas un bolígrafo que, sin embargo, todavía
es útil? ¿Te apetecería una bicicleta y estarías dispuesto a cambiarla por
una máquina de fotos que ya utilizas? ¿Qué tal organizar un mercadillo
para intercambiar cosas que ya no utilizas?

¡Cuida lo que comes! Y si puede ser, come con justicia

A la hora del recreo, cuida bien lo que comes. Por tu salud y por la del
planeta. ¿Sabes la procedencia de los productos que consumes? Si vienen
de lejos, quizá hayan necesitado transporte por carretera y habrán
contaminado durante todo el trayecto. Si consumes, en cambio, productos
de tu ciudad, ahorrarás esa contaminación al entorno. Si además
consumes fruta de temporada, no estarás alterando el ciclo natural de los
árboles frutales. ¡No pueden comerse cerezas todo el año! Haz caso a No
te comas el mundo. ¿Sabes lo que es el comercio justo? Infórmate en
setem.org o en Intermón-Oxfam. Con las chocolatinas que consumes
puedes ayudar a comunidades indígenas que cultivan el cacao como
fuente principal de recursos. Anímate. La calidad es la misma o superior y,
además, colaboras.
¿Un huerto en el patio?

¿Sabes lo que es un huerto urbano? En el patio del colegio podéis


intentarlo. Podéis hacer un semillero de tomates, por ejemplo, poniendo
en un papel húmedo las semillas de tomate, en un lugar fresco y oscuro,
para fomentar la germinación. Cuando las semillas hayan germinado las
distribuís una a una en pequeños recipientes, envases vacíos de yogur o
similares. La planta de la alcachofa, por poner otro ejemplo, es muy
decorativa. Debemos ubicar las semillas en una maceta de unos treinta
centímetros de diámetro como mínimo y en un lugar con mucho sol.

Mochila de tela
El plástico es altamente contaminante. Una simple bolsa de plástico tarda
entre cien y ciento cincuenta años en degradarse. Así que intenta usar
una mochila de tela y sin impresiones de tintas, que también son
perversas para el planeta.

Viste ropa limpia

Te gustan las marcas pero, ¿te has planteado qué hay detrás de lo que
vistes? Quizá en la confección de tus bermudas o de tus camisetas han
trabajado niños de tu edad. O adultos a los que se ha pagado sueldos de
miseria. Es otro tipo de ecología, la ecología humana. Investiga sobre las
marcas que más te gusta lucir. Y busca prendas confeccionadas con
tejidos naturales, como lino o algodón ecológicos.
Usa el transporte limpio

Olvídate un poco de que tus padres vengan siempre a recogerte. Utiliza el


transporte público. Si apuestas por andar o por la bicicleta, será bueno
para tu salud y no contaminarás. Y si continúas yendo en coche, queda
con amigos para que el coche vaya lleno.

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