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de tierras áridas
y semiáridas
Obstáculosy perspectivas
Serbal/ m
Título original: Development oj’ arid and semi-arid lands: obstacles
and prospects (MAB technical notes, 6)
Traductora: Morrtserrat Domingo de Miró, Dra en Geología
La traducción española ha sido realizada con la ayuda financiera de
la linesco
Prefacio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ll
Delimitación de regiones áridas y semiáridas, ll.
Precipitación escasay variable, 12. Principales factores
de diversidad, 15
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84
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Prefacio
Distribución espacial
Variaciones temporales
Intensidad de la evaporación
Condiciones climáticas
los suelos arenosos parecen los mejor dotados para almacenar el agua
de las raras e irregulares precipitaciones. En zonas de regadío, en algu-
nos aspectos son mejores los suelos de limo que los arenosos, pero pre-
sentan el inconveniente del riesgo a la degradación, en especial allídon-
de el avenamiento natural es pobre (delta del Nilo, llanuras del curso
inferior del Éufrates, etc.).
La acumulación de sales suele ser importante (NaCI, CO3 Na:!,
S04Na2, SO,,Ca, etc.) debido a la alta evaporación, y en muchas re-
giones debido al régimen endorreico, de cuenca cerrada, Esta concen-
tración de sales es máxima en el centro de depresiones, donde por el
clima y la topografía los ríos no pueden llegar al mar. En estas condi-
ciones (llamadas playas en Norteamérica, takyrs en Asia central, seb-
khas en Africa septentrional) sólo pueden crecer plantas halófilas.
Finalmente, todo suelo de las zonas áridas y semiáridas es vulnera-
ble en mayor o menor medida a la erosión. De ahíla importancia pri-
mordial de todas las operaciones de fijación, conservación y restaura-
ción del suelo, operaciones de la máxima urgencia por cuanto en algu-
nos casos los suelos existentes son fósiles, es decir, se crearon bajo con-
diciones climáticas diferentes, y por tanto son incapaces de reconsti-
tuirse por sí mismos si son destruidos.
Posición continental
Inversiones
Densidad de población
Problemas económicos
Salinización
La salinización puede conducir a la alcalinización de suelos y a proble-
mas todavía más graves dadas las grandes dificultades para invertir el
proceso. Los suelos relativamente compactos son más sensibles a la sa-
linización y a la alcalinización que los suelos arenosos. Los suelos den-
sos suelen encontrarse muy frecuentemente en llanuras de tierras ba-
jas, precisamente en las áreas donde es más difícil instalar un sistema
de drenaje y frenar el ascenso del agua subterránea.
Las zonas vulnerables a daños por saturación y salinizaci6n repre-
sentan el 50 por ciento en Paquistán, el 50 por ciento en el valle del
Éufrates en Siria, y el 30 por ciento en Egipto. En Siria el área del al-
godón ha aumentado rápidamente con el regadío, pero, por falta de
drenaje, las cosechas han bajado más de una tercera parte, debido a la
salinidad incrementada y a la saturación de los suelos. En Paquistán se
calculó en 1963, cuando se iniciaron las medidas correctoras, que más
de 40 000 ha de tierra productiva se echaban a perder cada año por
anegamiento y aumento de la salinidad. En Egipto, la transición al rie-
go permanente, que conlleva una afluencia marcadamente incrementa-
da de agua a zonas regadas, ha hecho subir el agua subterránea en mu-
chos de los sectores cultivados del delta hasta un nivel que resulta crí-
tico para la mayoría de los cultivos.
Suelos
El cultivo de los suelos de zonas áridas y semiáridas generalmente es
una operación muy incierta. Estos suelos raramente están bien equili-
brados, son pobres en materia orgánica y tienen una inestabilidad es-
tructural marcada y una densidad alta. El hecho de que se mantengan
húmedos por riego permanente agrava el problema. Hay que tener mu-
cho cuidado con el laboreo de suelos húmedos, y un error puede cau-
sar daños difíciles de reparar. Una desecación intensa del suelo mejora-
ría la situación, pero ello supondría el abandono temporal del cultivo
y resultaría difícil de realizar si obedeciera a razones únicamente eco-
nómicas. Conviene subrayar que, en conjunto, la adición de agua por
riego produce un efecto desfavorable en la estructura del suelo. Final-
mente, conviene señalar que en determinados casos el factor que limi-
ta la producción no es la falta de agua sino la naturaleza del suelo a re-
gar, como ocurre en las partes secas del noreste de Brasil, donde las
aguas del río Sáo Francisco resultan en gran parte inaprovechables pa-
ra el riego.
34 Evaluación de obstáculos para el desarrollo
Valor económico
No es fácil resolver la cuestión del valor económico real de soluciones
para el uso del suelo basadas en el riego. En muchos países ya se han
realizado las operaciones más inmediatamente rentables. El emprender
nuevas obras de riego casi invariablemente debería acompañarse de la
instalación de un sistema eficiente de drenaje, lo que supone inversio-
nes adicionales. Hablando en términos generales y teniendo en cuenta
los incrementados costos de los materiales necesarios, puede afumarse
que el abrir nuevas áreas de regadío será progresivamente más caro.
Además, a menudo es preferible mejorar las redes de riego ya existen-
tes que crear nuevas áreas de regadío. Muchos países han llegado al
punto en que el cultivo por sí solo no basta para proporcionar los ren-
dimientos necesarios que pudieran hacer provechosas las inversiones.
Debe señalarse a este respecto que la agrkultura de regadío practicada
en instalaciones modernas que suponen grandes inversiones será cada
vez más sinónimo de la agricultura comercial de base científica, en
otras palabras, una forma de agricultura que requiere personal bien
adiestrado.
Sin embargo, la tendencia que parecen tener los gobiernos de los
países implicados (y los países que les ayudan de distintas maneras) en
favor de proyectos grandes tiene a menudo más que ver con el presti-
gio interno y de cara al exterior que con el resultado de un análisis de-
tallado de la efectividad económica del proyecto. Por lo menos en cier-
to número de casos, proyectos modestos y relativamente menos costo-
sos tendrían una repercusión mayor en la economía y las mejoras para
mucha gente. Con todo, una consecuencia potencialmente significativa
de las obras hidráulicas es el desarrollo de la piscicultura. Sus exigen-
cias básicas son una motivación suficiente y una.capacitación mínima
de un sector de la población.
La combinación del cultivo de arroz y la piscicultura practicada
desde hace muchos años en algunos países podría dar buenos resulta-
dos. Esta técnica, que utiliza parcelas anegadaspor 10 a 50 cm de agua
durante el ciclo vegetativo del arroz (un ambiente muy parecido al que
se encuentra en las llanuras de inundación de determinados ríos alóge-
nos como el Níger), puede producir considerables excedentes de ali-
mentos. Una de sus principales limitaciones, sin embargo, es la necesi-
dad de un tratamiento químico de las plantas. Por ahora poco se sabe
acerca de los efectos de herbicidas e insecticidas en los peces [Worthing-
ton 19771.
Obstáculos para el desarrollo de la agrkultura 35
tritos muy poblados son los más desvencijados y los más necesitados
de renovación, renovación que debería tomar en cuenta los aspectos
positivos de la arquitectura tradicional. Las ciudades establecidas por
gobiernos coloniales tienen una estructura doble. En tomo a un nú-
cleo de edificios modernos dispuestos según un plan geométrico han
surgido espontáneamente enjambres de distritos periféricos caóticos y
superpoblados, totalmente carentes de equipamientos públicos.
Por último, la presión urbana ha extendido las ciudades despro-
porcionadamente: Bagdad tiene 30 km de longitud, y Teherán, que
hoy mide 25 km, llegará a 100 km en 1991. Cada día resulta más difí-
cil organizar el transporte, y los costos de los equipamientos se han
disparado. La subida de los precios del suelo en el centro incrementa
la segregación, expulsando hacia la periferia a la mayoría desposeída.
Turismo
Desarrollo de la ganadería
Desarrollo industtil
Entre las zonas áridas y semiáridas, unas cuentan con energía y recur-
sos naturales y otras no, con lo cual las perspectivas de desarrollo in-
dustrial resultan muy desiguales. Además, y sea cual sea la riqueza en
materias primas, hay que tener en cuenta la posición geográfica de los
desiertos y sus lindes en relación con los centros vitales de los países
concernidos. Las facilidades para la capacitación profesional y en espe-
cial los mercados potenciales casi nunca se encuentran en el desierto,
salvo en contados casos aislados (las orillas del golfo Pérsico y las ciu-
dades costeras del Perú). Ello explica por qué una industrialización co-
mo la del oeste de Estados Unidos, que ha dado lugar a la creación de
oasis urbanos con una concentración de industrias ligeras altamente
Aspectos no zonales: industrialización y urbanización 69
Países semiáridos
En las franjas semiáridas densamente pobladas en que no abundan las
materias primas, una de las oportunidades principales consiste en el es-
tablecimiento de complejos agroindustriales conectados con la mejora
de una producción agrícola y pecuaria que ya da excedentes (molinos
de harma, industrias cárnicas, leche y subproductos animales). Estas
unidades industriales podrían aliviar la presión demográfica que pade-
cen las áreas cultivadas, a la par que absorberían localmente parte de
la mano de obra creando puestos de trabajo. Ello reduciría la migra-
ción rural hacia los grandes centros urbanos, no adaptados para reci-
birla. Estos tipos de industria ligera, que nunca alcanzan las proporcio-
nes gigantescas de determinadas industrias básicas, requieren poca in-
versión y dan un rápido movimiento de capital. Finalmente, los avan-
ces en los transportes terrestres, en particular por camión, como con-
secuencia de la extensión de las redes de carreteras y de la mejora de
pistas de ceniza, facilita una política flexible de emplazamientos.
Aunque la proximidad de la energía ya no es imprescindible para
el establecimiento de una central, el suministro eléctrico sigue siendo
un gran obstáculo. En la fase actual de investigación no se emplean de
forma generalizada ni el viento ni la energía solar. El primero requiere
parajes azotados por el viento, no puede almacenarse y es poco de fiar,
porque los vientos cambian. La segunda requiere inversiones que hoy
por hoy son demasiado caras. De todos modos, la considerable insola-
ción de las zonas áridas y semiáridas podría, a largo plazo, convertirse
en un factor positivo. Los desiertos y sus confines, por su latitud y por
su nubosidad generalmente baja, gozan de largos períodos de sol, hasta
3000 a 4000 horas por año, y reciben entre 300 y 650 calorías/cm2/
día. Por eso se prestan a estudios encaminados a la mejora de las técni-
cas existentes, en particular de conversión fotoquímica y fotoeléctri-
ca, cuyos costos y rendimientos siguen siendo prohibitivos. (El costo
de una célula fotovoltaica es de un millón de dólares por kw). La úni-
ca aplicación practica de hoy sería la producción de electricidad a pe-
queña escala para el funcionamiento de equipo doméstico y, posible-
Aspectos no zonales: industrialización y urbanización 71
Países áridos
Allí donde el desierto ocupa todo el territorio nacional o buena parte
de él la situación es más compleja. Si bien muchos desiertos poseen
considerables recursos energéticos, la distribución de los yacimientos
minerales es muy desigual. El tamaño y la población de los estados son
también factores a tener en cuenta. Así, el potencial de inversión de
Kuwait y Libia (de superficie pequeña y grande, pero ambas escasa-
mente pobladas) es claramente mayor que las posibilidades reales de
industrialización. Irán, en cambio, con una población numerosa y con-
siderables recursos minerales, parece hallarse en una posición mejor.
Para los países áridos productores de petróleo pueden hacerse va-
rias sugerencias. En el caso de países con insuficiente mano de obra y
un mercado interior reducido, el desarrollo industrial debería dirigirse
hacia sectores que requieren un fuerte consumo de energía, o hacia in-
dustrias petroquímicas vinculadas al transporte de petróleo (varaderos
de reparación de buques). Este tipo de empresa es posible en países
del golfo Pérsico, donde abunda la energía y ya funcionan centrales
desalinizadoras (Bahrein, Kuwait, Qatar).
De todas maneras, el desarrollo de la industria depende de las po-
sibilidades de comercialización. Una estrategia basada en la construc-
ción de complejos petroquímicos destinados a exportar su producción
puede tropezar con un mercado químico mundial saturado. La puesta
en marcha de todos los proyectos propuestos hasta la fecha daría co-
mo resultado esta situación catastrófica, y convertiría en inútiles los
bienes fundamentales de estos países. Los países dotados de mucha
fuerza de trabajo podrían plantearse una mayor diversificación, en el
contexto de una asociación entre las industrias de bienes de consumo
existentes, las industrias de bienes de capital con alto valor añadido y
enlaces importantes (por ejemplo, transportes, equipo electrice 0 agrí-
cola) y la agricultura intensiva que, para los estándares actuales, no ne-
cesariamente se considerarán rentables.
72 Propuestas para el desarrollo
Desarrollo urbano
Regionalización
En países industriales la existencia de una red urbana, o de una jerar-
quía de ciudades que mantienen relaciones funcionales, a menudo es
consecuencia del desarrollo económico. En cambio, en los países semi-
áridos muy poblados estas redes no existen. Es tan fuerte la atracción
de las grandes ciudades que existe un peligro real de una superconcen-
tración de la población en uno o dos puntos del territorio.
Las ciudades medianas situadas en regiones que un día estuvieron
ocupadas por poblaciones hoy involucradas en el proceso de urbaniza-
ción no desempeñan más que un papel menor en la regionalización,
por el momento. A menudo habitadas por absentistas o por agriculto-
res empobrecidos, en la mayoría de los casos no son más que escalas
temporales de emigrantes en su vía hacia la capital. Por esta razón su
desarrollo aparece como una alternativa útil a las ya demasiado dese-
quilibradas ciudades capitalinas. Ello implica una redistribución geo-
gráfica de funciones y tareas en el sector servicios, así como que haya
poderes de decisión a nivel regional. Esta política de regionalización
podría basarse en la creación de puestos de trabajo en la industria en
conexión con programas de desarrollo agrícola. De todas maneras, la
posición de industrias nuevas debería elegirse de tal manera que no
tengan que disputarse el suministro de agua de manera competitiva
con la agricultura. En este contexto, la modernización de la red de
transporte, junto con un esfuerzo por aumentar el número de vehícu-
los a motor, en particular de vehículos pesados, podría proporcionar
una gran variedad de opciones, al dar lugar a ciudades de tamaño me-
diano con un papel dinámico en el desarrollo regional: punto de reu-
nión de materias primas, mercados de carne y forraje, redistribuciones
varias en conexión con la capital, procesamiento de productos agríco-
las y actividades afines.
h
74 Propuestas para el desarrollo
Así pues, las ciudades medianas podrían actuar como un filtro re-
gional, absorbiendo parte de la corriente migratoria que se dirige a la
capital y contribuyendo a una distribución geográfica más justa del de-
sarrollo.
Planeamiento urbano
En los centros urbanos debe de establecerse un control de la propie-
dad del suelo para evitar la especulación sobre los solares de construc-
ción y para asegurar que estos terrenos no aumentan a expensas de la
tierra agrícola rica tan urgentemente necesaria. Este sistema de control
debería regular el uso del suelo urbano (por nacionalización, munici-
palización o cualquier otra medida al servicio de la comunidad). A este
respecto, la preparación de planes rectores, proyectos para el uso del
.suelo y zonificación, y otras formas de planeamiento son un requisito
básico en cualquier intento por poner coto a la anarquía del crecimien-
to de las ciudades.
Esta anarquía se refleja hoy en las villas de chabolas que crecen
rapidísimamente y en el deterioro de las condiciones de vida urbanas.
Para parar esta tendencia descendente los estados deben, en primer lu-
gar, dotarse a sí mismos de armas estatutarias y legales efectivas, que
puedan contribuir materialmente a una estrategia urbana al servicio de
todos los habitantes de la ciudad.
En este contexto, parece posible ejecutar una política de vivienda
(renovación o desarrollo) vinculada a las necesidades de las poblacio-
nes de bajos ingresos. Los centros urbanos poblados por millones de
habitantes no pueden transformarse total ni rápidamente y por lo tan-
to conviene considerar soluciones de transición. Ello no significa de-
fender el statu que en los suburbios de chabolas; no lo supone más de
lo que lo supone el proponer una transformación rápida que exigiría
inversiones imposibles de proporcionar por parte de la mayoría de paí-
ses. Es obvio que una renovación completa de sectores urbanos anti-
cuados y el control total del crecimiento urbano sólo son concebibles
en relación con el desarrollo económico global. Análogamente, la me-
jora de las viviendas entraña un aumento de los ingresos familiares, lo
que a su vez implica progreso económico a nivel nacional, así como
una redistribución justa de los ingresos.
Los diversos experimentos urbanos llevados a cabo en América la-
tina, Asia o Africa pueden servir para las ciudades del mundo árido y
semiárido. Conviene estudiar cuidadosamente el fracaso de las políti-
cas de vivienda que priman las casas prefabricadas (no para los miem-
Aspectos no zonales: industrialización y urbanización 75
Transferencia de tecnología
Necesidades tqninvestigación
can a los agricultores hacia áreas menos favorables y a los pastores ha-
cia pastizales marginales. Por eso, cualquier estrategia de desarrollo de-
bería basarseen una planificación global coherente de la utilización de
la tierra y el agua, ya que el uso de una está estrechamente vinculado
al de la otra en zonas semiáridas. A este respecto, podrían efectuarse
estudios precisos sobre:
- la utilización racional del agua y una buena distribución entre los
principales consumidores (agricultores, pastorío, industria, turis-
mo, ciudades, etc.) y al mismo tiempo la supervisión constante de
la calidad y cantidad de agua de riego y el reciclaje del agua usada;
- la fijación de límites climáticos (con la debida consideración a las
condiciones del suelo) a la expansión del cultivo de secano, en es-
pecial del cultivo mecanizado, que parece el más perjudicial para
el ambiente;
- la demarcación de terrenos de pasto para organizar la utilización
rotativa y al mismo tiempo los vínculos entre el pastoreo y las
áreas de regadío;
- la proteccián de áreas arboladas, en particular alrededor de las
principales ciudades, pero tambien en todas las zonas habitadas,
para evitar la desaparición de bosques. Dada la avanzada degrada-
ción de algunas áreas (por ejemplo, alrededor de Ouagadougou o
Niamey, o las ciudades principales del Oriente Medio) no bastará
la protección, y habrá que tomar medidas de regeneración especí-
ficas; el mantenimiento de los bosques es también muy beneficio-
so para la agricultura y el pastoreo; análogamente, la creación de
parques nacionales (como el de Azraq en Jordania) puede contri-
buir al desarrollo del turismo [ALECSO-PNUMA 1975 1;
- la regulación del crecimiento urbano.
Es evidente que la distribución del espacio disponible (y del agua dis-
ponible) reclama opciones políticas y criterios políticos. Los planes de
desarrollo globales que tienen en cuenta los vínculos entre diferentes
ámbitos de actividad (por ejemplo, el plan de desarrollo del lago Nas-
ser, que permite el desarrollo simultáneo de la pesca, la agricultura, el
transporte y el turismo, junto con la protección de la salud pública)
son preferibles a acciones sectoriales [FAO 197.51.Tales planes globa-
les de gestión del suelo y el agua deben ser aceptados por las diversas
poblaciones implicadas. Ello exige una trama institucional adecuada
que represente los intereses y aspiraciones del pueblo, en la que éste
también comparta la responsabilidad de la correcta aplicación de unas
decisiones tomadas como resultado de consultas.
Necesidades en investigación 83
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