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déficit intelectual no es igual a sexualidad sana

dificultando así su normalización.

on tratados como niños carentes de necesidades eróticas durante todo su ciclo vital pero, a la
vez, también hemos advertido un cierto temor a que su conducta sexual se descontrole,
considerándola incluso enfermiza… ¿Contradictorio verdad?

caracteristicas

Temporalidad: aunque ya hemos apuntado que la sexualidad en personas con déficit intelectual
es semejante al resto de la población, en ocasiones podemos advertir cierto retraso en el
desarrollo psicosexual del individuo que hace que el recorrido por las distintas etapas evolutivas
pueda alargarse y avanzar a un ritmo más lento.

Naturalidad: las personas con discapacidad intelectual viven de forma más espontánea su
sexualidad y la expresan de una forma desinhibida, lo que puede provocar que el momento y el
lugar no sean los socialmente apropiados para llevarla a cabo.

Vulnerabilidad: les resulta complicado examinar y responder de forma adecuada a las conductas
de riesgo, quedando así más expuestos a ellas.

Comunicación: suelen darse unas limitaciones relacionales a destacar, donde experimentan


ciertas dificultades a la hora de establecer vínculos con los demás, así como para comunicar sus
intereses.

consejos:

Proporcionar una educación sexual y afectiva integral de calidad, adecuada al tipo y nivel de
deficiencia con la que la persona cuente.

Fomentar actitudes de igualdad, respetuosas y tolerantes ante las expresiones afectivas propias
y ajenas.
Enseñar a valorar adecuadamente las situaciones de riesgo que puedan acontecer, guiar en una
correcta toma de decisiones al respecto y saber decir no cuando ello sea necesario.

Facilitar su desarrollo sexual y explicar el concepto de intimidad, ofreciendo un entorno privado


y, sobre todo, digno para ello.

Fomentar su integración en la sociedad y ayudar a establecer vínculos más allá de los familiares.

Instruir en habilidades sociales ofreciéndoles las herramientas para comunicar de forma correcta
sus deseos, así como promover el desarrollo de la empatía y la aceptación de la negación,
haciendo valer la voluntad de uno mismo y la de los demás, y evitando el dolor tanto propio
como ajeno.

Indagar en la posición que mantienen las personas más cercanas e influyentes en ellos e
instruirles si ello fuera necesario.

Promover una correcta y sana higiene sexual que garantice la protección de estos individuos.

Decálogo Sexualidad y Discapacidad intelectual

Publicado en 15:05h rn Personas por Irene Gil 0 Comentarios

Enmarcada en la semana #YoQuieroYoPuedo, dirigida a empoderar a las personas con


discapacidad intelectual, en la Fundación Adecco hemos recibido la visita de Juan Madrid, jefe
de sección del Centro Madrid Salud Joven. La sexualidad es una parte inherente de la vida y del
desarrollo personal (por tanto, un aspecto a tener en cuenta en la búsqueda de empleo), pero
nuestra sociedad sigue considerándola un tema tabú, especialmente cuando se trata de las
personas con discapacidad intelectual.

Gracias a la visita de Juan, los participantes en el taller han podido profundizar un poco más en
este tema y llevarse a casa algunas enseñanzas que les servirán en su vida personal pero
también en la búsqueda y mantenimiento de un empleo. El aprendizaje de este taller puede
resumirse en este decálogo:

La sexualidad es un derecho básico que todas las personas podemos ejercer con libertad. Tener
discapacidad no nos priva de este derecho, sino que podemos vivenciar nuestra sexualidad con
libertad, seguridad y placer.

Nuestra sociedad asocia sexualidad únicamente a relaciones físicas, pero es mucho más. La
sexualidad es, en primer lugar, el conjunto de características físicas y psicológicas de cada
persona. Desde que nacemos, tenemos necesidad de afecto y de contacto físico (un bebé no
podría sobrevivir sin ello). Hay que entender la sexualidad en su plenitud.

Tenemos derecho a tener diferentes orientaciones sexuales y nadie nos puede juzgar ni castigar
por ello.

En las relaciones sexuales, como en la vida, tenemos que seguir unas normas que nos ayudan a
sentirnos más cómodos y tranquilos: el respeto, la confidencialidad, etc. Pero la más importante
en las relaciones sexuales, es que sean consentidas: el límite a nuestro propio cuerpo lo
ponemos nosotros.

La pareja es sólo una parte más de nuestra vida, pero antes de todo somos PERSONAS que
tienen familia, amigos, que quieren formarse, que trabajan…la pareja no “manda” en nuestras
vidas, sino que nosotros somos quienes tomamos nuestras decisiones.

En el puesto de trabajo nadie nos debe preguntar por nuestra sexualidad, ni debemos hablar de
ella, pues forma parte de nuestra intimidad.

Es mejor evitar las relaciones de pareja con compañeros de trabajo, pues le veremos todos los
días y esto puede generar conflictos y problemas.

Si tuviéramos una relación con algún compañero, hay que dejarla para la intimidad y ser
discretos dentro de la empresa.

En el puesto de trabajo ningún superior tiene derecho a utilizar su cargo para obtener algún tipo
de relación sexual. Un jefe sólo puede darnos órdenes dentro del ámbito de nuestras funciones
dentro de trabajo.

Existen centros públicos, como el Centro Madrid Salud Joven, que nos asesoran, orientan y
aconsejan sobre cualquier inquietud que tengamos sobre nuestros derechos sexuales, cómo
mantener relaciones de forma segura, etc. Ante cualquier duda, debemos utilizar este recurso.

Sexualidad y discapacidad intelectual

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