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ANATOMIA DEL DESDENTADO

La última etapa en la evolución del ser humano es la ancianidad. El envejecimiento es un proceso biológico que

causa modificaciones en el organismo en función del transcurso del tiempo.

Al estudiar los maxilares desdentados, deberá considerarse un aspecto especial de la fisiología de las estructuras

anatómicas.

Es un proceso fisiológico, en el sistema masticatorio se traduce:

 Disminución de la coordinación neuromuscular.


 Reducción de la capacidad masticatoria
 Desgaste piezas dentarias.
 Alteraciones óseo-articulares
 Cambios degenerativos tróficos en mucosas.
 Deterioro de la capacidad de adaptación.
 Pérdida de las piezas dentarias.

Como la pérdida del diente implica casi totalidad de los casos un trauma quirúrgico y la aparición de una brecha

osteomucosa, la transición de desdentado presupone la existencia de una serie de procesos de reconstrucción

ósea y mucosa (p. 498,499)

 CAUSAS DEL EDENTULISMO

Se debe a traumatismos, Infecciones, lamentablemente el ritmo de envejecimiento parece ser muy acelerado en la

cavidad bucal y no siempre la causa de debe buscarse en alteraciones de la salud; influyen factores económicos,

factores sociales y hasta psicológicos.

La eficiencia masticatoria del individuo suele quedar prematuramente disminuida, sea porque le faltan las piezas

dentarias, porque las remanentes se hayan en un mal estado y ocasionar dolor o porque es portador de un prótesis

que no funciona normalmente. Comer en tales condiciones puede llegar a hacer una tortura y no un placer. Al

estudiar los maxilares desdentados se deberá considerar un aspecto especial de la fisiología de las estructuras

anatómicas: su comportamiento ante las reposiciones protéticas, ya que, salvo escasas excepciones, el desdentado

total o parcial será, en un futuro lejano próximo portador de una prótesis dentaria. Si bien en un maxilar desdentado

es posible efectuar otras maniobras quirúrgicas, en la gran mayoría de los casos la aplicación de los conocimientos

de su anatomía tiene como finalidad la confección, instalación y posterior contralor de la prótesis. Cada maxilar

posee estructuras blandas y duras diferenciadas destinadas a la recepción y sujeción de las piezas dentarias que

posibilitan que estas cumplan sus funciones.


Cuando los dientes caen, las diferenciaciones óseas (alveolos) y blandas (periodonto, encía marginal y adherencia

epitelial desaparecen como tales, ya que, al no haber función específica que cumplir, su existencia no se justifica. Se

producirá una primera fase, notoria en sus manifestaciones, de cicatrización alveolar o su posextracción y de

reparación de tejidos blandos, y otra menos evidente, lenta, que corresponde a la neomodelación ósea. En este

aspecto el detalle más ostensible es el déficit dimensional que experimentan los procesos alveolares, transformados

en rebordes alveolares residuales.

La carencia de las piezas dentarias y la necesidad de rehabilitar con medios protéticos las funciones pérdidas o

disminuidas y la reducción de tamaño que se registra en los maxilares determinan que una serie de elementos óseos

y blandos adquieran importancia en la realización de los aparatos de prótesis; es así como aparece la fisiología de los

músculos perimaxilares, que pasan agruparse bajo la denominación de músculos paraprotèticos

 PROCESOS DE REPARACIÓN CONSECUTIVOS A LAS PÉRDIDAS DENTARIA

En la apófisis alveolo gingivodentarias las mutaciones que se producen con la perdida de los dientes pueden

diferenciarse en dos distintos momentos:

1. Proceso de cicatrización

2. Proceso de neomodelacion

 PROCESO DE CICATRIZACIÓN

Inmediatamente después de la avulsión de las piezas dentarias se desarrolla un fenómeno biológico que conduce

a la cicatrización de la brecha osteomucosa, y en el que pueden reconocerse dos periodos distintos:

A. Primer periodo inmediato a la extracción que incluye fenómenos visibles

B. Segundo periodo de las manifestaciones menos notarias que termina con la reconstrucción definitiva del

hueco alveolar

El primer periodo se inicia inmediatamente después de la caída de la diente, comprende la formación retracción

y del coagulo; epitelizacion, cuando comienza el fenómeno de reptación que realizan los bordes de la herida de

la mucosa; organización del coagulo y calcificación endoconjuntiva; resorción de las tablas determinadas por el

tironeamiento que efectúa la trama colágena, y diferenciación de la encía, que adopta las características de la

encía adherente.

En el segundo periodo no se observa manifestaciones visibles por cuanto la mucosa ha cicatrizado sin embargo,

esto no significa que la reconstrucción ósea haya terminado. (P.499)


 PROCESO DE NEOMODELACION

Esto va corresponder a la transformación lenta que sufre el hueso con el proceso de la edad.

 MODIFICACIONES ESTRUCTURALES

Los cambios estructurales que resultan de la perdida de los dientes se producen en todos los elementos que

participan en el proceso; masticatorio.

Se acentúan con el transcurso del tiempo, sobre todo cuando mayor haya sido la demora en reponer

protéticamente la dentición.

Así ocurren modificaciones óseas, gingivales, musculares, articulares, que repercuten en las funciones

masticatoria, fonética y estética.

Hemos de considerar ahora las modificaciones óseas en general, para explicar posteriormente la influencia que

ejercen los factores que determinan la pérdida de las piezas, así como la coincidencia o no en el tiempo de la

producción de áreas desdentadas.(P. 499)

 MODIFICACIONES ÓSEAS

El hueso dentado presenta la apófisis alveolar, destinada a alojar los dientes y a recibir las fuerzas de tracción

que le trasmiten las fibras periodónticas cuando se producen los movimientos fisiológicos de las piezas dentarias,

sobre todo los de intrusión. Por ello es que aparece una formación peculiar, tanto en las corticales como en él

esponjoso de tablas y tabiques. Pero dichas fuerzas no son absorbidas exclusivamente por la porción alveolar,

sino que son trasmitidas al resto del hueso y aun, de acuerdo con lo estudiado en arquitectura de los maxilares, a

huesos vecinos

De modo, pues, que no, es sólo la porción alveolar la que se estructura en función de la presencia y actividad del

diente, es todo el maxilar. Es así como, cuando los dientes caen, las apófisis alveolares se modifican y

desaparecen, puesto que no tienen función que cumplir.

El proceso de cicatrización ósea que hemos esbozado determina cambios no solamente en la estructura, sino

también en las dimensiones del hueso. En dicho proceso se señala un fenómeno de resorción, que evoluciona

aceleradamente en los 2 ó 3 Primeros meses subsiguientes a la exodoncia, pero que continúa con un ritmo más

lento hasta dos años después, que es cuando se considera que el hueso está razonablemente estabilizado. En

otro sentido, las fuerzas de tracción, para cuya recepción estaba preparado el maxilar, han desaparecido. El
desdentado sin prótesis, aunque dificultosamente, realiza un acto masticatorio que produce fuerzas de presión

de pequeña intensidad, que obligan a que se diferencie una nueva "modalidad trabecular", según la

denominación dada por Applegate. Esta condición se cumple más aceleradamente cuando el sujeto es portador

de prótesis.

El hueso residual comienza a presentar características similares a las de la masa ósea a que pertenece.

Recordemos que, en el dentado, la disposición trabecular es predominantemente horizontal en los tercios

cervical y medio del alvéolo, y vertical en el tercio apical. En la trama ósea supra o infraalveolar, según el maxilar,

que es la que en el desdentado pasará a constituir el sustrato de la zona principal de soporte, hay un predominio

del trabeculado horizontal, representado por lo que en arquitectura de los maxilares se denomina arco basal; es

justamente en esta zona de trabeculado horizontal donde en el desdentado se van a producir presiones

verticales.

En el aspecto dimensional, el reborde residual pierde volumen paulatinamente y, si bien se reduce en todo

sentido, lo más notable es la pérdida de altura. Sufre un proceso de atrofia, más acentuado en aquellos sujetos

que no han efectuado la reposición protética de sus dientes o que han demorado en hacerlo, atrofia atribuible en

grado sumo a la falta de función.

Como consecuencia de estos procesos, en distintos sujetos suele notarse una diferencia en cuanto a densidad

ósea. La determinación de esta densidad debe hacerse en la zona de soporte principal para ambos maxilares, por

dos razones fundamentales:

1. porque es la porción ósea que sufre más intensamente las modificaciones previas y posteriores a la
exodoncía,
2. porque en ella es donde se instalará la reposición protética.

De acuerdo con ciertas condiciones determinadas por la edad del paciente, su metabolismo, mayor o menor

vascularización, etc., se tiene la posibilidad de que aparezca una híper, normo o hipomineralización del reborde

en reparación. Este detalle no parece ser de gran importancia en lo que se refiere al pronóstico de una prótesis,

pues no parece cabalmente demostrado que la existencia de una hiper o hipocalcemia pueda producir un hueso

que esté en mejores o peores condiciones para adaptarse a la recepción de una sobrecarga y, como

consecuencia de ello, sufrir más o menos intensamente modificaciones atróficas.

Por el contrario, algunos autores opinan que el hueso de poca densidad, dentro de términos normales, es el que

mejor soporta la prótesis. Un método utilizado para determinar esa densidad es el registro radiográfico, pese a

que no constituye un elemento de juicio concluyente. (P. 499,500)


 LA NEOMODELACIÓN ÓSEA DE ACUERDO CON LOS FACTORES DETERMINANTES DE LA

PÉRDIDA DE LOS DIENTES

Entre las causas que determinan pérdidas dentarias, dos son las predominantes: la caries y la paradontitis . Los

traumatismos constituyen causas menos frecuentes.

En los casos de extracciones provocadas por caries sin complicaciones periapicales, al no haber sido alterada la

estructura ósea el único elemento que se añade es el trauma quirúrgico. El proceso cicatrizal se lleva a cabo en el

tejido sano, pudiendo preverse que la resorción ósea será de poco volumen, y la reparación de los tejidos

blandos, rápida y sin consecuencias desagradables.

Idéntico concepto se aplica para los casos en que no existan complicaciones apicales encapsuladas, tales como

quistes y granulomas de pequeño tamaño, por cuanto éstos se extraen junto con el diente o mediante maniobras

quirúrgicas muy limitadas y que, en general, no afectan la estructura de tablas y tabiques. En los casos de

extracciones determinadas por lesiones peridentarias de considerable volumen, que ya han producido pérdida

de sustancia ósea alveolar, durante el proceso de reparación se producirá una gran disminución de los diámetros

del reborde residual. .

En los abscesos, lesiones fistulizadas y en las parodontosis se han producido, antes del trauma quirúrgico,

destrucciones óseas o resorciones; por ello la cicatrización deberá comprender dos aspectos: el descombro de las

lesiones en los tejidos afectados y la posterior neoformación ósea y blanda.

La pérdida de sustancia que sufrirá el reborde residual ha de ser de gran magnitud. El cuadro es más notorio en

los casos de parodontosis, por cuanto esta afección se produce a nivel de todas o gran parte de las piezas

dentarias. (P. 500)


 LA NEOMODELACION ÓSEA EN RELACIÓN CON LA ÉPOCA EN QUE SE EFECTUARON LAS

EXTRACCIONES.

Es preciso señalar las distintas consecuencias derivadas del hecho que las extracciones dentarias hayan sido

realizadas en la misa o en diferentes épocas.

En el primer caso, todo el maxilar va realizando el proceso cicatrizal y resorbiéndose simultáneamente; por lo

tanto, la pérdida de dimensión es uniforme. Para facilitar este fenómeno es conveniente, en caso de practicar

exodoncia múltiple, proceder en el mismo acto quirúrgico a la resección de las porciones óseas que puedan

determinar la aparición de prominencias. Estas áreas de prominencias se localizan a nivel de las crestas de los

tabiques interalveolares, que alcanzan mayor altura que las respectivas tablas. Como, por otra parte, los

movimientos de luxación se efectúan a expensas de las tablas vestibulares y palatinas o linguales, son ellas las

más afectadas. Por esas dos condiciones es que la resorción resulta mayor en las tablas que en los tabiques.

Cuando las extracciones han sido realizadas espaciadamente, puede ocurrir que, junto a una zona desdentada

desde antiguo, persista un área dentada; en tanto que en la primera el reborde residual ha perdido volumen, la

segunda mantiene aún sus dimensiones, que exceden las de la anterior por todos sus planos. Al practicarse

nuevas extracciones se establecerá, entre la reciente zona desdentada y la primitiva, una notoria diferencia de

niveles, produciéndose verdaderos escalones. (P. 500)

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