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Las empresas son organizaciones complejas, porque están formadas por personas,
que tienen culturas propias y que operan en sectores con características muy diferentes.
Todas ellas persiguen, con mayor o menor éxito e interés, la mejora de la calidad como
elemento de competitividad.
La calidad está íntimamente imbricada (como las tejas, las escamas,…) en el corazón
del funcionamiento de cada empresa, pues afecta a todas sus operaciones, sus personas y
sus resultados. Además, la calidad es específica de cada empresa. Todo esto hace que las
acciones de gestión de la calidad sean diferentes para cada empresa y que tengan que
estar adaptadas a sus peculiaridades culturales, a las particularidades del sector en el que
operan y a las personas que la componen.
Las metodologías de gestión de la calidad pueden ser comunes en sus rasgos
fundamentales. Sin embargo, la aplicación de esa metodología es específica de cada
empresa. Cada empresa debe definir, por tanto, cuál es el enfoque de gestión de calidad
más adaptado a sus características propias, si bien existen líneas generales características
según el tipo de empresa y el sector económico en el que opere.
Una clasificación de las empresas a efectos de la gestión de la calidad es:
Estas empresas implantan sistemas de gestión de la calidad que les permiten fabricar
sus productos cumpliendo regularmente las especificaciones acordadas con sus empresas-
clientes.
Las empresas que compran servicios a otras empresas exigen a sus suministradores
la correspondiente certificación que garantice la calidad de sus servicios.
Por tanto, en estas empresas la calidad se gestiona cada vez más según las normas
U.N.E.-E.N.-I.S.O. 9001/2, y la obtención del certificado de registro de empresa por AENOR
o por otro organismo certificador.
La calidad se establece por la ejecución correcta de los servicios contratados y se
basa en la existencia de procedimientos de actuación pormenorizados, en la utilización de
tecnologías adecuadas, en una elevada formación del personal, o mediante la supervisión
de las operaciones complejas.
Los fabricantes deben satisfacer los anteriores requisitos de calidad, adaptando sus
métodos de trabajo a las nuevas exigencias de las empresas-clientes.
En este grupo se encuentran las empresas del sector turístico o de restauración, las
de transporte de pasajeros, las entidades financieras, hospitales, o la enseñanza.
Sin embargo, los grandes monopolios y los departamentos del Estado grandes
compradores como obras públicas o sanidad, juegan un papel relevante en el desarrollo de
la calidad en el país, pues la exigencia de prestaciones de calidad a sus proveedores juega
un papel determinante para la mejora de la calidad en el tejido industrial español. Cada vez
es más frecuente que en los concursos administrativos de adquisición de bienes y servicios
se exija en los pliegos de condiciones la posesión del certificado de calidad como elemento
de valoración positiva para la adjudicación del concurso.
En el momento actual, las técnicas de gestión de la calidad más utilizadas por las
empresas son: