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ISIDORO CHERESKY EL NUEVO ROSTRO DE LA DEMOCRACIA FONDO DE CULTURA ECONOMICA Mexico ~ ARGENTINA ~ BRASIL - COLOMBIA - CHILE - ESPANA Estapos UNIb0s DE Aménica - GUATEMALA - PERO - VENEZUELA, Primera ediclén, 2018 Cheesy sido El musa rosirode le democraca.- Ine. - Chudad Autor de Buenos Aires Fondo de Clara Ecandeica, 2018 303 ps ind om (Poliiesy Derecho) ISBN 978987-719.0809 1. Democrcia. 2, lenis Poca cop eat Arado de tapa: Hern Morfese .R. ©2015, Fox n= Curruna EcoNeuca DE ARGENTINA S.A, Hl Salvador 3565; C1414BOE Buenes Aires, Argentina fondo corn ar wir fes.comat (Care Preah Ajusco 227 14738 México DE. ISBN: 978:987:719.0809 Comentarios y sugerencias:edorialfcecomar Fotocopiar libros ens penado por ley Prohibida su eproduccin total o parcial por cuslguler medio de impresisno digital, en forma dna, exrctada ‘mosis, en explo an cuslgulr ott lor, Sinautorzacion expres dea eitril Turneso mx Ano - PubreD 1 ARGENTINA Hesho el deptato que marea la ley 1723, INDICE Prefacio Introduccion . Primera parte LUNA DEMOCRACIA DIFERENTE A LA QUE CONOCIMOS /27 I Los prineipios democraticos La libertad de los modernos ya de los contemporiineos La igualdad . 1 ka smc degen poltcorpesntv0 Las elecciones foe Laciudadanta Los liderazgos de popularidad.. Democracia continua, entre la deliberacion, yla inmediatez . Segunda parte LA DEMOCRACIA DESAFIA LA REPRESENTACION / 125 IML Elespacio publico, émbito de la politica democratica “Los desaparecidos”. El nombrar atribuye sentido Sistema representativo y democracia directa... IV. De la autorrepresentacién a la democracia directa, La democracia directa de los antiguos vyla de los contempordneos 7 a 33 at 31 36 . 81 95 106 14 133 140 154 173 175 8 EL NUEVO ROSTRO DE LA DEMOCRACIA V. Elespacio piblico contemspordneo: seguridad _y sobrevivencia en ef mundo globalizado El espacio pablico en mutacién. . Tercera parte ‘Los suret0s PoLiticos ¥ PoLfTico-sociaLes /221 VIL Etespacio publico de la audiencia Los caceroleros Los piqueteros. . ‘Sujetos identitarios con enraizamiento territorial VIM Et espacio public digital... Rebeliones democraticas en contextos autoritarios: Magreb. Nuevos sujetos politicos que alternan entre ‘as redes sociales y la contestacion cen el espacio pulico territorial El cambiante nuevo rostro de ta democracia Bibliografia. Indice de nombres 185 2192 QR -231 234 238 242 49. 2251 255 279 £295 307 Ala memoria de Claude fore PREFACIO Esrvoian la politica democritica guio mis investigaciones y mi actividad de enseftanza desde mis estudios doctorales en Fran- cia y, por supuesto, prosiguié cuando me incorporé con respon- sabilidades ala Universidad de Buenos Aires (usa) val Consejo Nacional de Investigaciones Cientificas y Técnicas (costceT) en los aiios ochenta. Este libro continda y actualiza otros libros y articulos de Ia ‘ilima década nutridos de los estudios tedricos alentados por cl dictado de la materia Teoria Politica Contempornea y de las investigaciones empiticas iniciadas en ese entonces. Aftos después, esos estudiose investigaciones llevarian a la constitu- cién del equipo de investigacién “Las nuevas formas politicas”. [La intuicién inical era ya la de una democracia, en Argentina yen el mundo, en proceso de mutacién, Las investigaciones sobre instituciones y efudadania en Argentina, con particular énfasis en el seguimiento de los procesos electorales, fueron fructiferas. También fue valioso el andlisis comparativo im- pulsado por acuerdos de cooperacién con el Centre d'Etudes, Sociologiques et Politiques de la Ecole des Hautes Etudes en ‘Sciences Sociales de Paris, con la edtedra Mundializacién, Citu- dadanfa y Democracia dela Université du Québec & Montréal y con el Dipartimento di Scienze Politiche de la Universita degit Studi Roma Tre. Asimismo, las estadias de investigacién y en- sefianza en el Institut des Hautes Etudes de Amérique Latine- Sorbonne Nouvelle, en el Centre for Latin American Studies de la Stanford University, en el Kellogg Institute for Interna~ tional Studies dela University of Notre Dame y en le Graduate School de la New Schoo! University, entre otras instituciones, resultaron muy productivas. La constituci6n, hace unos aiios, del grupo de investigacion sobre *“Ciudadanta, organizaciones " 2 EL NUEVO ROSTRO DE LA DEMOCRACTA populares y representacién politica” del Consejo Latinoameri- ‘ano de Ciencias Sociales (ctacso) me permitié consolidar un Intenso intercambio con los colegas latinoamericanos. Mi actividad en el marco del equipo de investigacién ar- ggentine del cual soy cadirector fue alentada por el apoyo de la propia Facultad de Ciencias Sociales, en cuyo ambito nos desempehamos, y por los proyectos financiados principalmen- te por la ua, el conicer y la Agencia Nacional de Promocién Cientifica y Tecnolégica. La inspiracién para la investigacién tal como la he concebi- do desde hace tiempo es tributaria de los cursos y las lecturas de Claude Lefort, quien sustent6 en mi, como en otros de mi generacién, una aproximacién a los estudios de la democracia yy de la politica lejana del conformismo juridicista y administra- tivista, En consecuencia, se trata de un abordaje criticoa partir del desaffo de los propios principios democraticos —Ia libertad, la igualdad, la fraternidad—, pero consciente de que el adve- nnimiento de regimenes totalitarios que invocan la “verdade- ra democracia” para concluir instalando una opresién inédita acentué el descontento de los contemporsneos con la politica. Las decisivas y prolificas obras de Pierre Rosanvallon y los textos seminales de Bernard Manin fueron fuentes en las que abrevé. Estos autores se constituyeron en referentes intelectua- les con los que proseguimos intercambios académicos, ‘Mi reconocimiento incluye a quienes con mis frecuencia, y cen algunas ocasiones cotidianeidad, fueron interlocutores que suscitaron desafios y nuevas perspectivas, en particular los in- tegrantes del equipo de investigacion de larga data: Hugo Qui- roga, Osvaldo Tazzetta, Rocio Annunziata y Julieta Lenarduzzi. ‘Vaya mi agradecimiento al empeno de Barbara Zeifer por el apayo que hizo posible materializar este libro; fue quien ayu- 6 en recopilar informacién, revisar la redaccién, incluyendo el formateo de notas y bibliografia, y sugiri6 correeciones al manuscrito. INTRODUCCION Es BisX vista ¢ incluso obligada la profesi6n de fe democratica para quienes intervienen en la vida piiblica, o aun para quienes lo hacen en ambitos restringidos. Y ello sin duda encierra equivocos, pues desde que la de- ‘mocracia aparecié en el Occidente moderno como promesa, re- sultado del advenimiento de la novedosa y perturbadora idea de que los hombres eran iguales “por naturaleza”, los sentidos aque le fueron atribuidos han sido variados, incluso contradic- tories. Pero, desde entonces, los principios de libertad e igual- dad fueron activos en la vida publica y transformadores de los vinculos politicos y sociales. ¥,a veces, acompastados por la so- lidaridad ola fraternidad, el reconacimiento y la promocion de la condicién coman. ‘Un sentido inicial consistente fue el de la secularizacién del poder, consagrado porlas revoluciones democraticas, la france- ‘se de 1789 y la estadounidense desde 1776-1787. En otras pa- Jabras, Ia fuente del poder legitimo entonces consagrado para ‘esas latitudes fue la voluntad popular, expresada electoralmen- ‘te, Este mismo principio ha tenido desde entonces una larga historia en la que el pueblo-elector, por un lado, se fue amplian- do, y por otto, la representactén politica y los dispositivos para formarla se fueron modificando. El advenimiento de la demo- cracia, cancelando et ejercicio del poder en manos de monar- ufas que asentaban su imperio en Ia creencia en su origen divino, designaba otra fuente de legitimidad. Las revoluciones democréticas iniciaron un nuevo tiem- po y, en su transcurso, los principios de la naciente condicién iudadana se fueron expandiendo, enraizando, pero también transformando. El origen de la revolucién, su radicalidad, es Jo que sustent6 y sustenta ese nuevo mundo: la representaci6n Bb 14 [EL NUEVO ROSTRO DELA DEMOCRACIA de os humanos coma semefantes,remplazando aquella del An- cian Régime donde ser servo, atesano, efor o monarca desi haba a seres vivos radicalmente distints entre si, como Io on las especies del reno animal ‘Los partcipes del nuevo mundo, sereshablantes y actuan- tes, fron los protagonistas de un régimen politico de conver gencia ciudadana, pero tambign de discord, El gobierno dela Sociedad, potencialmente abierto a quien surja de su pronun- ciamiento,concita en verdad sentimientos dispares en su seno. La tensidn entre la plena libertad para ls igualesyla preserva: cion de un orden presuntamente amenazado por la inclasin de muchos fue una preocupacién de los revokcionaros deen- tonces, y persstié a lo largo del tempo hasta nuestros eas. {Can restrctivos eran yson los pronunciamientos fundadores ‘ieuna comunidad politica —las constituciones—,e incluso las leyes, respecto de las demandas y ls expresiones ciudadanas tencada moment, asi como del actuarde los gobernantesclee- tos? Puede responderse, naturalmente, con lo que las propias cartasfundadorts establecen: que ells son los cimientos para ‘que el orden pablico yl vida democrética sean posibles, ero si bien la elaciin entre lo institaido por la lepslaciéa y las ex- presiones presentes y vias de la voluntad populares objeto de grandes controversias, acentuadas ahora, a inicis dt siglo xx, ¢stas ya estaban presentescnlosorigenes dela democracia mo- dema, cuando parte de sus promotores consideraban elas tituciones como recursos para la contencién de la expresion popular esponténea, eventualmente descarilada YY en nuestro tiempo la prevencion ante el presto desor den demoeritico ha resurgido con fuerza, Desde los afios ochenta etérmino gobernabilidad alude no solo a una capa cidad, sino tambien a un interrogante: el dela posibildad de gerenciar las demandas ¥ las turbulencias de a sociedad contemporénca ‘Sin embargo, zpodria concebirse una comunidad politica ‘que se diese un formato que habilit I deliberacin sobre sus Drincipios constitutivos —a libertad, la igualdad, la fraterni- INTRODUCCION 1s pero que al mismo tiempo regule los modos de accion paiblica de los actores politicos y sociales y, en consecuencia, también los limite? La democracia pretende ser una forma de sociedad en que las relaciones sociales no son inmutables; la ‘puesta en cuestion dello justo y To injusto, de To legitimo y lo le- sitimo le seria constitutiva. Se puede arguir que las leyes y las instituciones —en definitiva el fortalecimiento del Estado—han ssustentado el progreso demacratico, entendido este como la afi. ‘maci6n y Ia ampliacién de los derechos ciudadanos, y que la Thomas Piety, capt eu ove ie, Paris, Sul, 2013 (tad exp BE capital na siglo, Buenos Airs, Fondo de Cultura Beonémica, 2014) 48 UNADEMOCRACIA DIFERENTE A LA QUE CONOCINOS: ‘América Latina ocupa en este panorama una situacién particu lax, puesto que es a regién con mayores desigualdades sociales cen el mundo, peto en el periodo 2003-2012 ellas se redujeron ‘como consecuencia del crecimiento econémico favorecido por ‘una coyuntura internacional que propiciaba las exportaciones de los productos autéctonos, y de una recuperacién, en muchos paises, del rol intervencionista y redistribuidor del Estado. GrAnico 11. fndice de Gini en pases de la Organicacion para la Cooperacian y el Desarrollo Econémicos (ocoe), Estados Unidos 'y América Latina (a partir de datos de la Comision Econdmica para América Latina el Caribe —ceeat-~ y del Banco Mundial) Ansa Latina (18 pis) stds Unidos Plas dea ace oo 02 03 04 05 06 Pater de lnccoe | Extados Unidos | América Latina inde deGins| 0318 om om Puen: Pablo Jiménez lesbel Liper Azcinaga, "Disminuclén dela des- falda en America Latina? Bl rl dla police ca", en Working Paper = ‘es, desiguaLdades.net nin. 38,2012 La crisis de 2008, con epicentro en Wall Street, yla posterior en Europa ilustraron hasta qué punto los avatares del capitalismo financiero emprenden acciones que precipitan las economia nacionales y los bloques de naciones en la crisis, sustrayéndo- se al control de los gobiernos y de los entes reguladores. Sale a Ja luz la operacién de las grandes companias desde los parai- 1.08 PRINCIPIOS DEMOCRATICOS * sos ficales, lo que permite eludir impuestos alos més pudien- tes, Los pivilegios de esos poderes econémicos incluyen las ya rmencionadas ganancias extraordinarias de sus dirigentes. La Corrupeién velada como “tréfico de influencias”o directamen- te como estafa ha estado a la orden del dia. Junto a la signifi caci6n ética, se instala la politica: el desentendimmiento del lazo Solidario y legal en que se basa la evasin fiscal ‘La cisis contempordnea de la igualdad constituye una tra- sma, uno de cuyos componentes es el capitalismo salvaje y los tnercados desregulados, peo que se traduce también en la frac- tura espacial que implica vivir en espacios separados, y en la considerable ruptura com la condicién ciudadiana comin, es de- cir,con seguridad privada, transporte privados que con frecuen- cia tienen rutas propia, centros de consumo y esparcimiento ‘errados, sistemas educativos de acceso reservado, entre otros ‘Aun teniendo en cuenta cuén insoportables sean las desi- qnaldades en los ingresos, Rosanvallon considera, como se vers thas adelante, que la actual crisis es a de la igualdad como re- Tacion social, y que ao es pasible de sobrellevar tan solo con po- Iitias redistributivas, Elmalestar com las politicas sociales En las tiltimas décadas se ha producido un desplazamiento en Jos temas de la agenda piblica. Si en Jos afios setenta todavia cra central la referencia a la igualdad y a la explotacién econ6- mica, Ia atencién se dirige ahora al empleo, a la pobreza y ala insercién social. Es decir que parece reclamarse integracién en- tendida como dar a cada cual un lugar en la estructura social y, cenprimer término, una ocupacién remunerada, pero con expec tativa de un rol protector activo por parte del Estado. La agenda piblica, sobre todo a inicios de la segunda década del siglo x1, es variable por regiones. Por cierto, tanto en Europa como en. América Latina el desempleo y la situacién econémica son preocupaciones relevantes, pero en tanto que en el viejo conti 50 UNADEMOCRACIA DIFERENTE A LA QUE CONOCINOS, nente®” esos temas activados por la crisis son casi excluyentes —en un estudio de opinién pablica, el 49% de los entrevistados mencioné la desocupaci6n; el 33%, la situacion econémica, y €1 20%, la inflacién—,* mientras que la criminalidad y la inmi- _gracién alcanzan porcentajes del 11% y el 12%, en América La- tina? se ha producido, alentada por el crecimiento econémico, tuna reversién de expectativas. Los problemas econémicos —su- mando la desocupacién, la pobreza y la inflacién—adicionan el 300%, mientras que la delincuencia es la principal preocupacién, ples su sola mencién aleanza el 24 por ciento.% Esta gran expectativa de los contemporneos, centrada en. clempleo y la desocupacién, se traduce solo en protestas pun- tuales. Coexiste una percepcisn fuerte sobre las desigualdades sociales existentes y el rol del Estado compensatorio con una desconfianza y un descrédito sobre sus politicas publicas. En América Latina, estos rasgos y paradojas son notorios. Solo ‘uno de cada cuatro ciudadanos de la regién considera positiva- mente la disteibucion de Ia riqueza tal como es actualmente, ‘una proporcién casi equivalente —es decir, una gran minoria— ‘considera que el régimen democratico garantiza “la justa dis- tribucién de la riqueza”* Pero la gran mayoria —tres de cada cuatro— es favorable a la intervenci6n del Estado y reconoce sus capacidades,3?al tiempo que no considera que la privatiza- ® véase Sundar Eurobarometer nim. 80, too de 2013, 2 Sutando primer y segunda mensin l responder Ta pregunta “cu les pena que sls dos temas mis importantes que alvonta su pals en este ‘momenta? Véese PublicOpinion in the Eurecpean Union” en Stendard Es ‘abarorcte, ni 80, oto de 2013. ase Corporacien LatinabarSmero, Informe 2013. © Suse toma en conelderacion ol mks largo pao, e la evolucian de los temas picitaros para loscudadanos seg las enewetas Ia iaversn dela tendencies sn mis notora. El deserplen era una preccupacién para et 23teen 1095, y en 2013, pata e165 En tanto que Is crrintiad, revel spade por el 9% en 1995, pasa a primer plano cone! 16% de las menciones ‘eanoe ln eespuesas a pregunta “ La consecuencia de estas tendencias encontradas es tam- bien paradéjica: un descrédito de los gobernantes, pues solo tune de cada cinco ciudadanos opina que se gobierna a favor {el pueblo, mientras que el apoyo a la democracia’* como ré- simen politico es claramente mayoritario. ‘La globalizacién y los cambios tecnolégicos han sido be- neficiosos para el mundo de los negocios, permitiéndoles dis- tminuir Jos costes laborales, impulsar la productividad y, en ‘muchos casos, reducir la demanda laboral. ‘Algunos académicos consideran que el capital es interna- ionalmente mévil y que las corporaciones y sus duefios se des- plazardn a otcos paises cuando enfrenten tasas impositivas y ° Soo une de cada es cadadanos considers que el Estado garantie una sata deibacin dela rigueza. Ya Gullemo ODoapell coneataba con das {siLatinbardmetr de 2008 qu el 75,2 dels ltinamericanos no piensa (gueloscrterios para apicr)eecaudarimpuestos sean justow’™ VEase Gulls. {ho ODonnel, Donocracia, agenciay Estado Teoria com itencgn compra {i Buenos irs, Prometeo, 2010 En Argemtina, en 2008 el pobierso dacs tiv iactemento en ls tas ls eportacionesagropecuarias que desencadend ta movliencén advrsa deal magni que finamonte calmind on a dese "yrobociin de exadacnn ane Parlamento. Lo notable fue, en esa oport~ ‘sd el estado de Ia opinion pablica. La protesta del campo era aposada par um $8, pero [a tsa impositivacontaba com el acuerdo de un 819d es fit aes, Los argumentosdetllados del apoyo revelan el emo de ia aaj ol 21% ada ls retenciones aunque consideaba que habia que xllea mejor el destino de lo fondos: 25% as justiicaba para dstbu la fiquer entre los que menos eneny ayaa alos pequeios prodctores agro- ecuarls, el 18% Tor considraba apropiadas para mora Ja distrTbwcion, be opinabs queen In pretics nose estaba disttbuvendo; et 16% as jus ‘ea pro cela que no debian sr tan alas. Veasefidoro Charest, “Per ‘plone cludadanas sobre el rol del Estado y sa funcionamieno", en Las ‘bldads del Esto ls demand iadadanas, Bustos Aes, Programa de Tas Naciones Unidas para el Desarolo (ni), Argentina, 2008. EL Stee manets eu peferencia poral pte democréten, en tanto qs el 1% prefite uno autritaiodiciendo el 18% ser indifrente. Véase Informe Latnabarémetzo 201, 52 UNADEMOCRACIA DIFERENTE & LA QUE CONOCIMOS: ‘cargas regulatorias que consideren excesivas.”° Ello desacon- sefa una fiscalidad progresiva o incluso, para algunos, una que zo sea decreciente. La dificultad de implementar cargas impositivas rigurosa- ‘mente progresivas que sustenten politicas redistributivas va ‘as alld de la ubicuidad de las grandes fortunas. El capitalis- ‘mo contemporéneo fragmenta la cohesién corporativa laboral con la valorizacién de las capacidades individuales y también incorporando a quienes participan del mercado, en Ia escala que fuese, al mundo de las finanzas. Asistirfamos asi a una transicidn del individualismo cfu dadano al individualismo patrimonial. Su epicentro —que lo hhace més visible— se registra en la mutacion de la economia estadounidense, donde el predomino de las finanzas en la eco- nomfa transforma la relacién de las fuerzas sociales. El poder pasa de la produccién a la evaluacién, del trabajo ala opinion, ° Por otra parte, el mundo del trabajo viene experimentado una transformacién como resultado del creciente predominio del conocimiento y la capacidad creativa de los individuos en Ja produccidn, en el valor bursatil yen la comercializacién, En tuna categorizacién sociolégica que data de un par de décadas, Robert Reich®” distinguia tres tipos de trabajo: los servicios rutinarios de produccién, los servicios en persona y los servi- cios simbolico-analtticos, Estos dltimos comresponderian a las transformaciones de la economia a las que aludimos, y remi- 2 Vente Journal of Eeonoree Perspectoes, vl. 27, im, 3, vera de 2013. Voss Andie Orléen, Le poner del flanes, Pats, Olle Jacob, 1999 {eed sp El poder de snares, Bots, Unvesidad Extra de Cer 2006), 57 ease Robert Relch, El rabao de lr naciones, Mle, Vergara, 1993, 10S PRINCIPIOS DEMOCRATICOS 3 ten a los expertos en intermediacién estratégica y a Jos que comercian con simbolos-datos, palabras, representaciones vi- ‘uales ¥ orales. Incluyen también a investigadores cienttficos, ‘analisias de sistemas, catedrticos universitarios.%* Los analis- tas simbolicas con frecuencia tlenen socios o colegas en lugar de jefes y supervisores. Sus ingresos no estan en relacién di- recta con la cantidad de esfuerzo o tiempo que invierten; sur- igen de lo que ellos identifican y resuelven. Sus carreras no son. lineales ni jenérquicas. Trabajan solos o en pequeios equipos. Este sector novedoso de trabajadores auténomo-dependientes representaba hace un par de décadas un 20% del empleo en Es tados Unidos, pero sin duda desde entonces se ha expandido enel capitalismo del conacimiento alli, aunque tambien en el resto del mundo. “En los mismos individuos, la complementariedad de ingre- 08 laborales y participaciones en el mercado, asf como Ta he- terogeneidad creciente del mundo del trabajo con la expansion, de agentes laborales con alta capacidad de negociacién y blo- ‘queo, han favorecido una extendida relacién ambivalente de los ciudadanos hacia la fscalidad, las politicas distributivas y las garantias piblicas para la subsistencia —seguros de salud, de desempleo, jubilaciones— De hecho, se constata el fracaso 0 el retroceso en las politicas {que impulsaban la igualdad ciudadana con politics distributi- vs, En Estados Unidos, Barack Obama hizo campaiia electoral ‘en 2008 y aun en 2012 para elevar los impuestos solo en la rela tivamente pequefia franja de familias con ingresos anuales su periores a 250,000 délares, y eventualmente a inicios de 2013 Jogré suficiente apoyo institucional para incrementos en la tri- Dutacion de los que ganaran 450,000 délares al ano o mas. Por ‘otra parte, no hubo apoyo politico suficiente para que el presi- "Los analsas sibélicos hacen deintermediaros, idemifcany resue ves problem valiéndose de smbolos, Simplifean la realidad con imagenes "tracts ques poenordenar larry con ls que se puede experimenta, annunicaias a oto especalistas amet converts de nuevo en wn tea” Vease Robert Reich, Bl abajo de las ncions, op. 54 UNA DEMOCRACIA DIFERENTE A LA QUE CONOCIMOS dente impulsara reformas drésticas en el sector financlero, ni acciones encaminadas a reducir en forma sustaneial ejecucio- nes hipotecarias, nf las destinadas a invertir en la formacion de los ninios de hogares de bajos ingresos.” Frangois Hollande llegé a la presidencia de Francia en 2012 ‘on fa promesa de un impuesto del 750 a los ingresos superio- res al millén de euros anuales, lo que provocé un cambio de residencia fiscal de poseedores de grandes fortunas, incluidos cempresarios y artistas. El crecimiento de las desigualdades y la incapacidad de los gobiernos para contrarrestar la tendencia son generales. Mu- ‘chos paises europeos, incluyendo Alemania y Suecia, que tienen democracias que “funcionan bien” y partidos socialdemécratas fuertes, han reformaclo también sus mercados de trabajo y han creado institucfones de mereado que llevaron hacia una crecien- te desigualdad a lo largo de las ttimas dos décadas.° La investigacion reciente de Piketty" desmiente tanto la ccreencia de que los mecanismos de mercado vayan a atenuar la polarizacién entre los muy ricos y el resto como aquella que sostiene que la fiscalidad aplicada a las grandes fortunas per- Judicarfa la inversion y el crecimiento, Por el contrario, en las condiciones contemporaneas, el gran empresario tiende 2 convertirse en rentista. Segiin sus conclusiones, son los pa- trimonios en buena medida, la fortuna heredada— los que se capitalizan mds répidamente,* y por ello, agregados a las remuneraciones excepcionales de los gerentes de las grandes ‘companias, configuran una participacién creciente de los muy 2" Vase Adam Bonica, Nolan McCarty Keith Poole y Howard Rosenthal, “Why Hasnt Democracy Slowed Rising Inequality" rep. it ‘eae Daron Acemogl, James A Robinson y They Verdi “Cait We AL Be Move Like Nordic? Asjmmetri Growth ad Initio in an Inter ‘dependent World’, National Bureau of Economic Reseach (wes) Working Paper nim. 18641, 2012, “8 Thomas Pkety, Le cepial aw xe sil op it “© “Es cas inevitable que las pasimonfos herds deminen ampliame- te los patrimonis consrudos lo larg de una vida de tabajo” Vease Tho tas Pike Le capil ou a il per Los PRINCIPIOS DEMOCRATICOS ss ricos en la renta nacional. De modo que la tasa de rendimien- to del capital se acredita durablemente por arriba de a tasa de crecimiento de Ja economia, concluyendo que la “concentra~ idn del capital es incompatible con los valores meritocriticos ¥ylos principios de justicia social, que son el fundamento de hhuestras sociedades democréticas modernas’*? ‘Lo que esté en duda es la existencia de una voluntad politi ‘ca para impulsar politicas distributivas y también de las capa~ ‘cidades institucionales para promover reformas de magnitud fen el mundo globalizado, Un aspecto relevante es la captura {intelectual de las elites politicas por una concepcién de libre mercado irresivicto, yen particular en lo que atafie a desregu- Jaciones para las grandes industrias y a la inexistente o debil ‘mibutacidn de la ganancia financiera. El debate en ef que ha prosperado la cancepci6n neoliberal gira en torno a sil incre- mento de impuestos a los ricos puede perjudicar el crecimien- to econétnico y, en definitiva, ir en detrimento también de los {que menos tienen. En el contexto politico estadounidense se ha hecho hinca- pi en la influencia del neoliberalismo en los "demécratas mo- ‘erados”. Las donaciones para las campafias clectorales de los partidos han evolucionada nitidamente; en 2012, del total de Jos fondas aportados por particulares a los partidos, el 40% proventa del 0,01% de los contribuyentes de mayores ingresos, fen tanto que el aporte de ese sector en 1990 habia sido de alre- dedor del 14 por ciento.*® Pero debe tenerse en cuenta también el contexto general de desconfianza hacia los gobernantes. Este sentimiento puede ir a Ja par de una demanda de Estado y politicas pablicas, como ha sido el caso en América Latina en el perfodo reciente. tad “Vénse Thomas B, Edel, “Can the Government Actally Do Anything sot Inegualiy", en Di New York Times, Nueva York, 10 de septiembre de 213, "S Ven Adatn Honia, Nolan McCarty, Katth Poole y Howard Rosenthal “Wy Hasnt Democracy Slowed Rising Inequal?, op. 56 _ UNA DEMOCRACIA DIFERENTE A LA QUE CONOCIMOS ss ‘La brecha de confianza es, segtin Austin Nichols, lo que inhibe 3 ‘ome and Benefits Policy Cente, st. Como ya se abservado, em Argentine el incremento de las retenciones a las epartacionesagicolas —resslucon ‘datinistrativa 125 de 2008 preentabapreisamene le para ese et ‘medida septada por la mayora en su principio, pero rechazada por el modo ade implementacion que feetaba nicalmente por igual.a grandes pequeion brvctoes, por sre todo poraue se desconfaba dl odo vblverio de ‘maneje del gasto palico que seria engrosado con los nuevos ingress faces Los PRINCIFIOS DEMOCRATICOS ” 1 donde tl garanta pilin exist, + tambien sobre ibuciones de panes de ayuda socal. Esa sompecha ata a beneicaron oportnisa, en la media oh que teepelicas de reinsercion pareian debe einefilentes, 1s Pode ae laenclsign se hacia in etado permanen- ae epmatzadoy fuente de un mal vit En muchas socie Sedona ayuda social wanscura y transcuree por eval resales en los que ln prestatones os beneficiaton no ire gencrelmonte como vonraparida una eapactacion tra Sino el someimicnto alg necestdades maniplato: wee on punero que converte a Tos benefilaris re- taros en ‘lentes pleo all jas Pobreza, equidad e igualdad a ‘a soctte vars mos come un eal ning, ve eee ee pee apace eee ree mae 1 te celta anes ee eee eee giro centers eo ee biotin comes ela desiguaed en panto de pra ae eae aro plementa en algunos casos con ofrecer a los individuos ylos Sa se cae te mativa” (en igualdad de capacidades: individuales para cubrir Ge eee ee 58 UNA DEMOCRACIA DIFERENTE 4 LA QUE CONOCIMOS: gares —tanto en el dmbito laboral como en el educativo— para los grupos sociales que deben ser reparadios, y proveer a grupos étnicos de una educacién adaptativa y la formacion que les per- ‘ita ser competitivos en el mercado laboral y en la vida social). Esta referencia a la “igualdad de oportunidades” procura inhibir las acciones redistributivas y ser la antitesis de la “igual- dad de resultados", que supondria restricciones a la libertad de los individuos en cuanto a sus ingresos y, mas en general, cen lo que hace a sus planes de vida.*? Se promueve una refor mulacién de criterios de justicia segin los cuales derechos y responsabilidades deben estar asociados. Existe al respecto un amplio consenso critico que apunta al cludadano que se instala en la pasividad como resultado de la atribucidn de un seguro de desempleo o de una ayuda pablica que se eterniza y se disocia de opciones para una formacién apropiada y de incitaciones a la insercién laboral y social, figura esta —la del “asistido’— que se habria expandido al amparo del Estado benefactor. En ver- dad, el planteo de la responsabilizacion alienta dos vertientes distintas de critica a las polticas sociales tradicionales. En una direccién, supone acentuar la calificacién individual en el pe- rfodo formativo, responsabilizando a los individuos en la ges- tion de sus planes de vida, ylimitar al Estado a una funcién de ontencin de la pobre y de ayuda publica acotad. En ore lireccién, se procura una intervencién pUblica activa cuya fe nalidad sa Te nsereién, 9 se empotia en leva los indvuos trios de mae extant sofocaren la Hbertad de tas psblies en general tuviron vn but di ars 9p gultarita qe discpinaa pri epeiony cout los Seretion incl doles ndvuon, coment al bacto cnt deat Uo senso yes vino somuntaries, quem fu dc pts go oss exisira una romendrars ocala Se reins gus ws Se oa ‘odo cmpletaente ferent el comin: Fare del cepresigio gus fess sobre la eferenciaradicalizads al glad se origina tambien eno uc {ln del nocarion de ales damocético guitars como fectsa ‘cubs poderes opresiony deste, ae “Bn parla polities deworkfare que e tran md adelante. 10S PRINCIPIOS DEMOCRATICOS ° dela exclusion a la integracin por medio de una politica que jbilite el acceso a un empleo 0 una contraprestacién en el fmbito pablico. “Hay un terreno comin en la revision de las tradicionales politicas socialdemdcratas. Este consiste en el abandono de pa problemtica de la superacién del capitalismo, en cambio deo cual se atribuyen bondades al mercado como dispositivo tentzal dela economia, acompaniado de grados variables de i fervencién del Estado. En consonancia con ello, se ha pasado de una movilizacién social que giraba en tomo a la nocién de explotacion a un reclamo de integracion social, en primer Iu- gar en el mundo del trabajo, Aunque en algunos casos se man- tiene la referencia ala igualdad, su frecuente sustituci6n por el término eguidad ilustra el predaminio de un sentido de justicia, ‘mis formal y limitado, Con ello se ha dejado de lado también Ia promesa de la “liberaci6n” del trabajo, que se habia exten- ido en el contexto europeo hacia fines de los afios sesenta, en provecho de una prescripcién del trabajo como sostén decisi- vo de la identidad de las personas. Sin embargo, hay corrientes ‘de pensamniento con tna influencia social, aunque de traduc- ign limitada en la accién institucional, que postulan alternati- vas ala insercién por el trabajo asalariado. La ley de las treinta yy cinco horas en Francia y la politica de reparto del trabajo en Holanda, que fueron abandonadas, se inspiraban en un diag- inéstico que consideraba ilusorio el pleno empleo, pues la ofer talaboral serfa estructaralmente excedentaria, en el formato y en los requerimientos actuales. ersisten algunos pensadores que postulan un ingreso mi- imo eiudadano, con el cual se proveerian todos los recursos para la subsistencia, siendo el acceso al trabajo remunerado ‘una eventualidad no compulsiva.”* La igualdad contemporsinea es mayoritariamente promovi- dda entonces como “igualdad de oportunidades" con foco en la capacitaci6n de los individuos para hacerlos competitivos en + Ene lls, ase André Gore Mires present, op. ct 60 UNADEMOCRACIA DIFERENTE A LA QUE CoNocIMOS el mercado, pero en verdad la retraccién del “Estado providen- cia” ha disminuido la posibilidad de colocar a los més desfavo. recidos y a grupos étnicos e individus en condiciones iguales de inicio. La distorsién y la degradacién de la escuela pablica r en diferentes latitudes es una ilustracién de que ese eniunciado ha sido poco consistente, amén de ser cuestionable en st con. cepto mismo. La igualdad édebe limitarse a librar a los indi. ‘viduos bien equipados a Jo que les depare la competencia? La experiencia de algunas sociedades indica que las acciones re- dlistributivas reparadoras de los “accidentes de ruta” de diferen- tenaturaleza y de contingencias adversas de la vida podrian ser vistas colectivamente como justas y contribuir ala integracion de Ia comunidad politica. En términos generales, la admision de polticas redistributivas, tales como seguro de desempleo y sub- sidios ante carencias individuales o familiares, entre otras, sus- in Mayores resistencias, Sin embargo, el desafio actual para la promocién de una sociedad igualitaria no remite tan solo a las acciones distribu- tivas y redistributivas. El debate emergente alude al azgioma- ‘mento de los ideales y las politicas para lograr comunidades integradas que preserven los principios universales igualitarios, dando a la vez cabida ala aspiracién creciente de los individuos ‘de constituirse como diferentes, estando integrados y siendo re- cconocidos por sus semejantes, Tal igualdad, el rumbo comin decidido por sus miembros y sus condiciones bisicas, el nivel minimo de ingresos justo y las distancias sociales admisibles, solo pueden resultar de la integracién deliberativa, de contlic- tos y de consensos, Por cierto, esta vision integrada solidaria de la igualdad, que no desemboca de ningtin modo en la igualdad de resulta- dos propia de un mundo orwelliano,"° es contrarrestada por ‘otra nocién que se puso en su momento en bogs en los organi ‘mos internacionales para sortear la referencia a la jgualdad. Se 5 Vease George Orval, 1984, Londres, Harvll Socks, 1949 [tad exp: 1984, Buenos Aies, Planet, 2000). Los PRINCIPIOs DEMOCRATICOS o Lo ne ce ia tl ne ee ae a ete Seema ora Cee en ees een sede ee eer ee ee talon orn ee oe le y fuente de privilegios. Segdn Friedrich von Hayek, S'la justi- si Se oe ee eres See Ee re a een SE a em and ws as sr en ee age eer se mia nent onl 9% gue even defi sgnfcatvac ees 5) Vase Frodtich von Hayek, Descho,legslcin brad, Maid, Uni, 178 62 _UNADEMOCRACIA DIFERENTE A LA QUE CoNOCIMOS El cuestionamiento de las desigualdades requiere una po- litizacién de las sociedades, pues se trata de debatir sobre lo justo y To Iegitimo, principios que precisan de una argumenta. cién en consonancia con las experiencias y ls transformacio. nes admisibles en cada sociedad pasticular. Esta politizacion, y las grandes reformas que aparejara, van a contracorriente de Ja apuntada tendencia principal Sila lucha por la igualdad ha perdido vigor e inteligibill- dad, se ha instalado en cambio, en el centro de la accién pbc «a, un horizonte que parece compartide y tangible: el combate contra la pobreza. En paralelo a la justificacion o Ia resignacién ante las desigualdades, existe un consenso extend referido ala ate, nuacién de la pobreza y el horizonte, por ahora dificil de al canzar, de su supresi6n. En verdad, a pobreza yla indigencia persisten en el mundo y en América Latina en particular (véa- se el euadro 1.1) Oiros indicadores dan una proporcién de pobres bastan- te mayor, por ejemplo, en América Latina (wéase el cuadro 12). al CuanRo 1.1. Tasa de incidencia de la pobreza, sobre la base de 2,5 délares por dia (porcentaje de la poblacién) en 2010 Region Porceniaje de poblacien bajo ta linea de pobreza ‘Abica d sur del Sahara Ba ‘América Latina y ol Caribe 63 Asia Meridional 33 Asia Oriental ye Pacifica 147 Buropa y Asia Central 12 Oriente Medio y norte de Africa 56 Puente: Woe Bank Databank. pasailals 1.0 PRINCIPIOS DEMOCRATICOS 6 ‘Cunnn0 12, Pobresa e indigencia en América Latina (en porcentaje de la poblacién otal) 1380 1330 zon Lo aoe ais 258 116 indigent 186 226 ns Indigentes 186 262 fuentes "Panorama scl de América Latina 011", Comision Beonoelen para ‘rdrca Latina yl Caribe (cu), 2011 eco las politicas para combatir estas desigualdades existen y ‘estan basadas en un consenso humanista que promueve ac mnes publicas orientadas y constituye, por cierto, un exitoso Jogto internacional, Segin la informacion disponible, la dismi- snucidn de la pobreza, designada por las Naciones Unidas como ‘uno de los “Objetivos del Milenio”, habria sido ya alcanzada, ‘pues quiienes permanecen en esa condicidn representarian ac- tualmente el 21% de la poblacién mundial, una proporcién que sla mltad de Ja constatada en 1990. 'El contraste entre la debilidad en la lucha contra la desi- ualdad y la sensibilidad en la erradicaci6n de la pobreza pue- de atribuirse al desencanto contemporéneo con las grandes ‘eformas y al predominio de un imaginario de la sobreviven- 2p Argentina lo ladies en hogarespobresdiminuyeron del 49.8% 02003 a1 23.3% en 2010. El ndieadorIboral mas dinkimico fuels genera- ‘St de empleo tres mllones de empleos lormales fueron ereados entre 2003, $2010, Vase Baro Darl y Robero Freaks, “Macroeconomic Polis sad Ferormanees in Latin Aelea 1990-2010, documento tecrivo de a Ica fe pra le ensferencia Fisanclor, Centr de Estudios de Estado y Sociedad (Gabe), 20. "La medion de referencia considera pobre a quienes disponen de 15 ‘éleres 0 menos por dia. Eb 2013, la pblacién pobre en el mundo habe Serco 1220 milones de indide Este exterio de mesicion 1.3 de Tats dlaios— ha sido ebjtadoy elcen mediciones con otros wmbvsles de reuse darioe | | | o EL NUEVO ROSTRO DE LA DEMOCRACIA cla ante los riesgos provocados, dentro de fo cual las accfones para erradicar la pobreza serian probablemente el aspecto mas solidario. El Estado asistencial, en lugar del Estado benefactor, designa el desplazamiento de las politicas pablicas en direccién ala accion humanitaria. La pobreza, asi concebida, es como wt ‘umbral de lo humano. En ese sentido, su ervadicacion y, en tex :minos mas realistas, los dispositivos para palearla son y han sido cconsiderados como una acci6n previa ala politica, disociada de la deliberacion y de la decisién de los ciudadanos sobre la so- ciedad en la que viven. Ast, Von Hayek, principal inspirador del neoliberalismo contemporineo y ardiente denunciador de la justicia social, sostenia que ‘no hay razon alguna para que, en una sociedad libre, el gobierno dee de asegurar a todos la oportuna proteccién contra la miseria garantizandoles un minimo de ingresosio paraquedeje de ijarun nivel de ingreso por debajo del cual nadie puede caer: Establecer esta seguridad contra el extrem infortunio no puede menos que redundar en beneficio de todos * Fldebate académico La igualdad es invocada en las demandas y en los cuestiona- mientos de los movimientos promovidos en la sociedad de nuestro tiempo, aunque, como se ha visto, no es en la actuali- dad un reclamo explicito y genérico, En este inicio de siglo xx, el crecimiento de desigualdades muy notorias y visibles afecta Ja vida de los individuos y el rumbo de los paises en el mundo slobalizado. Las desigualdades ponen en euestion la posibilt- dad de una comunidad politica integrada y precipitan la con- centracién del poder en ambitos inalcanzables. Numerosos académicos estén abocados a interpretar los Significados contemporéneos de este principio y el enorme Was Frdiich von Hayel, Derecho, egiacn y brad, op. it iss Tr LUNA DEMOCRACIA DIFERENTE ALA QUECONOCIMOS 65 descontento cludadano que se genera porel cisma en la distribu- tion de bienes y modos de vida y el divorcfo entre todopodero- ‘08 “deslocalizados” y ciudadanes ordinarios “tervtorializados". Los estudios que se toman aqui en consideracién procuran {nterpretaciones variadas y aun divergentes —debe tenerse en. cuenta que, siendo contemporéneos, no son sin embargo coetd- ‘neos-—, pero tienen en comntin el proponer reformas o perspec tivas pare favorecer la expansién de la igualdad o renovar el ‘modo de trataria, Los autores mencionados han procurado dar ststento a una concepeién de la igualdad en el acceso a bienes, para la reproduccién de la vida accesibles a todos, compatible con la libertad de los individuos y con la aspiracién a la prose- cucion de vidas individuales sustraidas 0 dificiles de encuadrar cen normativas universales. En su obra Teoria de a justcia, John Rawls* procura con- cebir —es decir, maginar— un contrato social o acuerdo so- bre principios de justicia que resulte aceptable y potencie las, posibilidades de libertad para todos, sosteniendo, a contraco- riente de las concepciones neoliberales que se pusieron en, boga desde los aftos setenta con el postulado del “Estado mf- ‘nimo” —inspiradas en Von Hayek y en Nozick—, que “la liber- tad debe ser organizada, pues no es un resultado espontineo de las relaciones sociales", Procaré entonces dar sustento ra- ional a principios de justicia formalmente enunciados, que serfan aquellos adoptados con libertad en una situacién deli- berativa hipotética, en la que las partes de Ia sociedad intervi- nientes estarfan representadas por personas libres y racionales “colocadas en una posicién de igualdad y deseosas de favore- cer sus propios intereses”. Sin embargo, las partes deliberan- tes, aunque conocedoras de la diversidad de intereses sociales cxistentes, estarfan privadas, por un ‘velo de ignorancia", de co- nocer qué posiciOn social representa cada una de ellas: pade- cerfan una suerte de amnesia o ceguera sobre sus orfgenes. En ease John Rass, ria de a just, Meco, Fondo de Culturs Boo- ia, 1979 65 UNADEMOCRACIA DIFERENTE ALA QUE CONOCIMOS estas condiciones actuarfan con razonabilidad, y no en interés propio,* por no saber si representan a los de abajo o a los de arriba de la estructura social Asi se podrfan acordar principios de justicia sobre la It. bbertad —entendida como dmbito de mayor igualdad— y la igualdad. Y sobre esta tiltima en particular, para Rawls los deli- berantes convendrian en que “las desigualdades socioeconémi ‘cas son justas solamente si producen en compensaci6n ventajas para cada tino y en particular para los miembros ms desfavo- recidos de la sociedad”, En otras palabras, cada parte, temien- do ser la més desfavorecida en la estructura social, estaria de acuerdo con que un incremento de la prosperidad de los que ids tienen se justfica solo si al mismo tiempo acarrea un be- neficio a los desfavorecidos en la distribucién de bienes. Los prineipios de justicia acordados se dan como finali- dad ser aplicables a la estructura bisica de la sociedad, es de- cir, a las instituciones fundamentales que reparten derechos y deberes: la Constitucién politica, las principales estructuras socioeconémicas y otras instituciones clave del ordenamien- to pablico. Esta teoria, anclada en una concepcién de la persona mo- ral, procuraba responder a las perspectivas neoliberales que consideraban que la baja o mula imposicién a las ganancias fa- vorecia una disposicin positiva para la reinversin y el cre- cimiento econémico, librando a la dinamica del mercado la distribucién de los bienes sociales. Rawls considera que un acuerdo razonable es aquel que asegura un umbral de satis- faccién de necesidades acorde con la condicién humana, y que la expansién del desarrollo y de las desigualdades que acarrea se justifica si estos implican la mejora en los bienes de los me- nos aventajados. 21a razonabilda es un eritero diferente y lmitativo de la racionali- dad, ps pone ic mas alla de la prosecuien de iatreses 9 fines indicus lee “aceptando los limites equltatvos dela coopercin social. ease John Rawls Tord dels jute op cit 10s PRINCIPIOS DEMOCRATICOS o Las erticas a esta tcoria de Ia justia hacen hincaplé en aque una perspectiva racionalista y universalist ofrece ana res- est imitada para considera la dversidad de bienes bésios {ue son propios de cada sociedad. Estos no constnayen una ea fasta comin y universal, sino una divers seg la deliberacion real de los actores sociales. Tal perspectiva, ademés, no con: ‘empl politcas redistributivas para compensar la situacion de quienes, mas allé de su situacion inital, han declinado en el transcurso dela vida en su acceso a bienes. Desde enfogies nis actles la teoria de Rawls parece muy triburara del pe ‘odo de vigencia plea del “Estado benefactoe” ynoserfa apro- pind para tratarlaigualdad, ya no como atribato individual 0 grup, sino como un principio del lazo social es deci, no tan solo como critero para la atibucién de biencs Michael Walzer” formula la denominada teoria de la igual- dad compeia, Una de sus aserciones iniciales es que no exis ten solo conjunto de bienes primarios o bésicos para todos, ¥ que tampoco es posible pensar la distribucion de bienes sin tener en cuenta sa pluralidad, es decir que no pueden ser ai rilados los unos a los otos ysubsueniéos en wn mismo prin- ‘pio distibutvo. En Las esferas dela justia, sostiene que la concepei6n y la creacién de los bienes son previns a su distribucion: esta se efectia segin el sentido atribuido en la actividad de produc- cin Educacion y saber, creencias veligiosasy ares, hstran Ia ‘aiedad de actividades y productos que tienen sede en una di versidad de esferas que se rigen por prineipis de justciapro- ios, que sus participes acuerdan y pueden modifica. Cada individuo participa de varias esferas. La igvaldad complejaresultaria, segin este autor, de que los individuos cocupen posciones diferentes en trminos de poder en las varias Vue Michae! Wales, Sphons of Justice A Defwse of Plrahsne and yal, Nueva York, Basie Books, 1983 (tad. ep. Las ef de etl, ‘na dees del pation y la igualdad, Mésco, Fonde de Caltare eons 1983). 68 UNADEMOCRACIA DIFERENTE ALLA QUE CONOCINOS cesferas en que se involucran, Una politica pro igualdad procura evitar que un bien regido por un especifico principio distributi- vo legitimo en su esfera se extienda y adquiera un predominio que subordine las otras esferas; por ejemplo, que el poder eco- znémico pueda primar en la esfera de la educaci6n, de la justi cia, de la religion o de la politica, o viceversa, Ese pluralismo de bienes y la preservacién de la frontera centre las esferas que le son propias evitarfan que los individuos estén sometidos al dominio de un bien, alo que podria af: se el monopolio de algin grupo legitimado en la esfera parti- cular de ese bien. De modo que la igualdad ciudadana en su generalidad se ar: ticula con la proliferacién de elites que ocupan lugares dominan- tes en las diferentes esferas. El principio democratic prevalece en la medida en que no existan privilegios de cuna o heredita- rios y que tampoco las posiciones de poder sean inmutables. Los profesores y os investigadores, en la educacién y la investi- gacién, ocupan posiciones de poder en virtud de su pretensin de saber; los altos magistrados gozan de una investidura regi- da por procedimientos de seleccién que los ealifica como los mejores custodios de la Constitucién y la ley; el reconacimien- to de sus pares y del paiblico hace de ios artistas tributarios de una mayor 0 menor calificaci6n de las virtudes que les son pro- plas. ¥, del mismo modo, los profesionales y los deportisias son objeto de posicionamientos en sus respectivas esferas se- agin su desempefio real o presumido —porque por supuesto hay una representacion de los logros individuales y grupales que puede desacreditarse o revalidarse; como se ha indicado, Jos criterios de excelencia o virtuosismo pueden cambiar y, en consecuencia, el mérito reconocido a unos u otros. 5 Aunque, segin Alasdair Macintyre, cae distingur entre os bens inte ros, cuye atibulo es la vrtd yen contecueneiaderivan del reeanacimiento do los partcipes de una esfer, los Benes externos, que procaran recone ‘mlento y rcampensa pica generale. Vase Alndair Macintyre, fe Vk tue, Londees, Bristol Cassie rer, 1081 [rad exp The fa virtd, Barcelona, (ets, 20013, 1L0S PRINCIFIOS DEMOCRATICOS @ Este autor hace hincapié en el poder politico mas que en el econdmico, pues puede ser el bien mas peligroso. Puede prote- ger contra la tirania preservando la frontera entre las diferen- tesesferas, pero también puede devenir tirénico subordinando Ja distribucién de los otros bienes. Los gobernantes acceden al poder politico por el voto ciudadano; se trata, en este sentido, de una esfera de la cual participan potencialmente todos los ciudadanos y que es, en consecuencia, altamente inclusiva. Las otras esferas —aun la econémica~— no tienen ese grado de inclusién, y en particular ‘no parecen propensas a los cambios de rumbo que pueden pro: ducirse en el Ambito politico. Pero esta esfera, aunque en la ac- tualidad reconoce diferentes grados de formalidad, puesto que Ja fluidez en las identidades politicas y en los dirigentes reco- nocidos es intensa, conforma también una elite en su ciispide. Y probablemente en este smbito la conflictividad y el cuestio- _namiento de los principios de justicla que le son propios sean rmayores que en otros. Es lo que ha sido calificado por unos ‘come crisis de la representacién y por otras como mutacin de la democracia. La crisis contempordnea de la igualdad es de tal magnitud que, segtin el diagnéstico de Rosanvallon,” la figura de la ciu- dadania democritica se eclipsa. La expansion inédita de las, desigualdades se refleja en la escision del comin de los més ri- os y en tna tendencia ala fragmentacién general entre grupos de afinidad, alentando una sociedad que, lejos de formar una comunidad, se perfla como estamental. Tomando en cuenta los indicadores distributivos y la evolucién sociol6gica de las Giti- ‘mas décadas, Rosanvallon considera asf que la democracia ha asentado los derechos civiles y politicos, pero que la ciudada- nfa social ha retrocedido, y con ello vacila la democracia como forma de sociedad. Revertir esta evolucion vertiginosa requiere, segin este au- ‘or, retornar a los orfgenes del movirniento democratico en sti 2 Veae Pierce Rosavallon, La soc det dau op. it 70 UNADEMOCRACIA DIFERENTE A LA QUE CONOCIMOS ‘epoca fundacional y concebir la sociedad de humanos como semejantes, Se trata entonces de retomar el trazado de la evo- lucién de los derechos humanos y reencontrar los vaivenes del principio igualitario, La Revolucién Francesa tuvo una pretensidn y proyeccién, universal. La declaracién de los derechos humanos promulga- da por la Asamblea de representantes en 1789-1792 contenia postulados para todas los hombres del mundo, pues el eoncep- to de revolucién del que se trataba no estaba confinado a las fronceras de un pais? Pero esos derechos, que especificaban el sustento secu lar del régimen politico democratico, constitufan un giro de- cisivo porque instalaban las libertades pablieas, la condicién ‘igual, la preservacién de la propiedad ante el arbitrio y la pre- suncién de inocencia hasta tanto hublese un pronunefamien- to judicial, como atributos de los ciudadanos. Los individuos colectivamente capacitados constitufan la ciudadania, Desde fentonces, un poder politico serfa legitimo si proventa de su pronunciamiento, La ciucadanfa serfa entonces una comunidad politica en la, medida en que los derechos y los principios en que se sustenta fuesen activos. Daria origen a gobiernos legitimos por medio del voto y tendrfa la fisonomfa de una forma de sociedad es pecifica. La libertad y la igualdad democritica se expandieron, con altos y bajos, a lo largo de una historia, Los derechos ini- ciales tienen un sentido discernible por aquello que rechazan, pero lo que positivamente postulan es contingente, ha cambia- do a lo largo del tiempo siguiendo las deliberaciones y los con- sensos aleanzados en cada sociedad nacional. ‘De modo que el nuevo mundo emergente situaba a los hombres en un pie de igualdad, ya sea que remitiese a una pre- ‘*Se trata de I apuieln en Ia escons de Is stride una nodalidad rctia Menge dele acldn social que nose inscribe en nada deo que Scedia” Viase Francois Furet, Penser fe Révotion fancase, Pais Call ‘ard, 1978 ad, esp: Ponsa la Revolucion Ponce, Madi, Petre, 1801. | | | acc a 10S PRINCIPIOS DEMOCRATICOS n tendida condicién natural de jgualdad que debta respetarse 0, como sucedi6 ulteriormente cuando el sentide de los derechos ‘riginarios se fue reformulando, se basara en [a legitimidad jntrinseca del pronunciamiento de la comunidad politica. En otras palabras, los derechos humanos se han reformulado y en. verdad han sido concebidos de modo cambiante a lo largo del ‘dempo. EI sentido politico decisivo es comiin a todas las devi- ‘aciones: los hombres son enunciadores, como sostiene Clau- voy circunstancialmente negativo. De modo que en verdad, y ‘con mayor claridad en el momento de las revoluciones demo: ns 16 ELNUEVO ROSTRO DE LA DEMOCRACIA ccriticas del siglo xvi, el régimen politico no era una forma in. directa de gobierno del pueblo, aunque sus actores derivaban del pronunciamiento de este, Pero la democracia no ha sido tan solo una forma de go. bbernar o un procetlimiento para elegir gobernantes. Los princi ppios de libertad, igualdad y solidaridad, que advinieron con lay rrewoluciones democraticas, caracterizan un modo de estar jun. tos, de vivir en sociedad. Sin embargo, el sentido de esos princi. ‘pies —como ya se ha visto— es histéricamente variable, estando en juego de modo explicito 0 implicito en la deiberacién piblica formal e informal, Las politics pxblicas —ya sea la politica fiscal y distributiva, en la educacion, la salud o la preservacion del me. dio ambiente~ ponen en juego la interpretacién de los principios democraticos aludidos. El cuestionamiento de lo que la norma o la ley prescribe es motivo de revisin o reetificacién permanente, Los principios democraticos sustentan las costurbres sociales, ello ha sido siempre asf, pero lo es mas visiblemente en el mundo ‘contemporineo de interaccién y cruce entre culturas por la eo: ‘municacién, el comercio y las migraciones. Los prineipios demo créticos interrogados y reformulados —como se veré-— alteran, Jas costumbres y el trato entre las personas en todos los émbitos, incluyendo la familia, la escuela y el trabajo. Surgen nuevas cos, tumbres incluso, con una acuciante actualidad, costurnbres en conflicto—o ausencia de crterios que acenttian la incertidumbre sobre el comportamiento de los individuos. ‘Como se mencion6 en la seccién precedente, la propia confi guracién de la ciudadanfa —quiénes son los iguales con derechos oliticos— fue objeto de continua reformulacién, desbordando ‘sucesvamente los limites de la condici6n social —ser propicta- ¥os 0 contribuyentes—, de la edad yl género, Fueron movimien- tos emengentes de sociedad los que promovieron las reformas, que ampliaron la ciudadanta con goce de derechos politicos y también con derechos en otros érdenes de la vida colectiva La existencia de un espacio piblico deliberative potencial del que es miembro cada ciudadano —por fuera del émbito de- liberativo formal, el Congreso— esté inscripta en los derechos r TADEMOCRACIA DESAFIALAREPRESENTACION 127 etmocos ea ls carts magns fundadoresY a secstode serecspaltics hao fells de a patin sg SSfantcs,enunlado po os primers berate, glen lane Na conctieron la pond de a “deaobedinci ive Béticron a eo liberades iis el cece, read pero ‘ierminado, del derecho de lg le dverns variants ‘eeScinidndcvcay de protein, que caraceizaron alos Sian x He etuacion yt econigurain del emocracia repre- seta fueron ipulsadas por molzsconce populates y ‘Bulndnna. Ale, la repesetacon pica conto y ful rsdn potenclal clecva proven dea expesion Sct de la Yolunted popula Porro, ene gence, le- tad popular no ale ana unkdad sbyacente, pero timpuriaabsrcto, que ee dposaro de soberants, De odo que ese pucloinigurable remit aa dversdad social y ode taoformars ensues osujetescoleves endo Favre con ou aclon pia, o puede er reprtentado por Gieesemergn de los proceso lecorls Tem golemosdemocrtcos han dbldoenfrenta a css cetera porgue i inttucinalizacin ee constiutvanente “atid” y eqtere rogues permanente Por na pate, Tos dzsafoe la vida clea y a getin son en biena me- {ia impreisibles, como lohan sie los cambios clidicos Yas catdtrotes naturales ene psa, 1 son Tos “ese” Yrovocades por ln actividad manag las ocedadescon- "Weasels referencias de Claude Lefort al derecho de expresin y de ‘iutcacén consegrado en la Decarsciin Universal de Derechos de 1789- 1792, en Claude Lelort, "Les droits de homme et Bat-providence" en Revue Exist. 1), 1985 [trad esp. “hos derechos humanosy el Estado de bie sir” en Reva Vache, in, 12, Santiago de Chile, 1987) “adhe el derecho de ebeli6n ei contemplado por John Locke Se undo trad sobre el gohiorn cv, Buenos Ales, Preto, 2005 (ediion tiga en inglés The Second Tats of Government Londres, 1650) Ulich Beck We ist Gluing? Irtner des Globalis, Frincfor (eno, Salasp, 1997 (ed. emp! Outer la lobliza\Gn?, Barceiona, Pais, 1998] a ns EL NUEVO ROSTRO DE LA DEMOCRACTA tempordneas. Por otra parte, los principios caracterfsticos de la democracia no se derivan de ninguna fuente inmutable, tras. cendente ni juridica y, en consecueneia, varfan segtin evolucio. na el sentido comin politico predominante en las sociedades, ‘Sin embargo, Ia crisis recurrente o la inestabilidad de la democracia reconoce su fuente principal en su condicién de régimen mixto: coexisten en ella los principios explicitos de i. bertad e igualdad con los implicitos de jerarquia y obediencia, propios estos diltimos de su dimensisn aristocrética. Igualdad y elitismo parecen ser caracteristicas indisocia- bles de los vinculos sociales en general, pues en las diversas actividades humanas los individuos se diferencian por sus ca: ppacidades o grados de virtuosismo, y esa diferenciacién se de- riva en reconocimientos de autoridad y obediencia. Como lo hha expuesto Michael Walzer ~a quien se hizo referencia en la seecidn precedente—, en las diferentes esferas sociales (la pro- duccién de mercancfas, la educaci6n, las iglesias, el deporte, el espectaculo, la politica, etc.) se praducen bienes sociales, ¥y entre quienes participan de esa produccién se consensuan principios de justicia ajustados a su actividad, que establecen jerarquias, reconocimientos y distribuciones de poder desi- guales, pero considerados legitimos en su ambito especifico, Esos reconocimientos se desdoblan en el reconocimiento so: cial general, que puede coincidir o no con el de cada esfera particular, El sistema politico representativo también se gufa por prin- Cipios de justicia que le son propios y premia diferentes desem- pecs, algunos vinculados con su propia reproduccién como fema y oltos, con la eficacia en la gestién de gobierno. Pero el sistema politico, asi como la econornia, son esferas de produccién de bienes distintas de otras, como la educaciéa, las diversas artes y los deportes. De estas iltimas, todos parti pan en algGn momento de sus vidas, o aun de modo continuo, ‘pero no tienen el cardcterinclusivo dela politica y la economta, ‘que regulan ¢ involucran de un modo potencialmente perma. nente a los individuos. IADEMOCRACIA DESAPIA LAREPRESENTACION 128 Bl sistema politico representativo es en principio el depo- sitarfo del poder general. Tiene la capacidad ola virwalidad de regular el orden, es decir, de promover las leyes y ejecutarlas, de sustentar un rumbo de gobierno ‘Lo propio del sistema representative en sentido amplio es que traza una relacion desigual de diferenciacién, no solo en su interior —jerdrquica como todas las esferas de producei6n, de bienes—, sino incluso entre el sistema representativo en su conjunto y los ciudadanos. La esfera politica es permeable, y se menciona a sus miembros como integrantes de una “clase politica” que goza de privilegios inherentes explicitos ¢ implt- citos. Se trata de aristocracias que no poseen la propiedad ca- racterfstica que correspondia a ese término —la perennidad y herencia formal de la posicién social, por lo que se las pue- de calificar de elites. “La legitimidad de esa clase politica estaba naturalizada en dos orfgenes del régimen representative por la suposieién de due sus miembros eran superiores en términos de saberes y poderes fécticos. El ejercicio del poder no se derivaba simple- mente de representantes surgidos del acto electoral, sino de la influencia, en la oferta politica y en las campaiias electorales, de saberes y pertenencias consideradas apropiadas para ejer- cer la representacién, y de poderes ficticos que condiciona- ron, en mayor 0 menor medida, los actos electorales. Aun ab donde la clase politica esta diferenciada del mundo de los ne- gocios, tiene atributos que le permiten ejereer poder en bene ficio de sf misma y aspirar a circular y alternar en ese émbito ids alld de los dispositivos legales que fuerzan la renovacién, periédica de los cargos. ‘Sin embargo, la institucionalidad —no esta o aquella, sino alguna institucionalidad—, es decir, alguna puesta en forma politica, es un requisito para la democracia en cualquiera de sus acepciones, De modo que igualdad y elitismo son compo: nentesindisociables del régimen politico, del mismo modo que igualdad y jerarquias son inherentes a las diferentes esferas y précticas productoras de bienes en general. Pero, entre e505 130 [BI NUEVO ROSTRO DE LA DEMOCRACIA principios, uno explicito y el otro implicito, existe una tensién permanente ¢ irresoluble. En los tiempos contemporéneos, la naturaleza mixta del régimen politico adquiri6 una visiblidad inédita, En la economia, como se ha visto, las diferencias extre- as de ingresos son percibidas ya no como resultado del méri- to, sino como privilegios ficticos originados en la cuna. En la politica, el sistema representative mismo, en sus di- ferentes dispositivos, esta desafiado par la democracia en los términos en que concebian a esta los antiguos: como autogo- bbierno. Y aunque la expansi6n plena de nuevos principios igua- litavios pueda verse acotada, lo cierto es que el equilibrio hasta hora existente en el régimen politico mixto est desafiado, Igualdad y libertad ciudadanas, elitismo y jerarquia son los principios que rigen la democracia representativa. Sin garantes y reguladores, no pueden asegurarse las libertades publicas y las formas de la igualdad socialmente convenidas; es decir, sin instituciones especializadas de control, medicin y, eventual- mente, judicializacién, Y esta institucionalidad, que se agre- ‘ga a las instancias caracteristicas del sistema representativo, est sostenida también en individuos que se instalan en la dife- rencia y el acceso a privilegios en relacién con el comdn. Pero ‘en verdad no son solo partes, esa coexistencia no puede ser ‘simplemente pensada en términos de espacias delimitadas que coexisten. Como se ha mencionado, en el dmbito politico les {que gobiernan y los representantes en general, los magistrados judiciales yos altos funcionarios forman parte de una elite con privilegios y acceso a bienes paiblicos por el ejercicio de una in- fluencia que vulnera la presuncién de igualdad. ‘La mutacién democratica puede ser descripta como la ex- pansi6n de una ciudadanfa cuya desconfianza en el poder se asienta en la percepcién de que la economia tiene en su cis de un ntcleo de superricos (el 1%) que escapana la tributacién ya todo control ciudadano o gubernamental de sus decisiones, ‘aspirando entonces a vivir en un mundo aparte. El cuestions: rmiento del sistema representativo v de la clase politica es sin ‘dua atin més central, pues esa esfera es explicitamente la res- ry LADEMOCRACIADESAFIALAREPRESENTACION, 131 ponsable de como se decide y cémo se gobierna, y si tiene pri vilegios con frecuencia desmesuradas, no pueden sustraerse a la visibilidad que los colaca en el foco de la atencién piblica En el plano politico institucional, la division de poderes, en algunos casos, ola dispersién del poder, en otros, que consagran, Jas constituciones, remiten a una efectiva ubicuidad no desmen- ‘ida siquiera en los regimenes presidencialistas. La disciplina en el Poder Bjecutivo y la cohesién de los bloques parlamentarios som Inciertas, ylo son rods atin las decisiones de la magistratura judicial en los cuestionamientos de constitucionalidad y el pro- nnunciamiento de otros érganos auténomos del Estado. Aun los contextos de hegemontfa politica son relativos, y persiste la in- certeza, a menos que haya una verdadera fusi6n de poderes —y varios paises se encuentran © han evolucionado en esta direc- cidn-—, en cuyo caso no se trata ya de regimenes democraticos. Los limites temporales en ei ejercicio de la representacién acenttian fa ubicuidad del poder, pues la vida pablica y las luc tuaciones de la opinién son una fuente de legitimidad que no puede no ser tenida en cuenta y condicionar el ejercicio del po- der gubernamental Por cierto, esta dispersion del poder es efectiva, pero relati- va. Un trazo grueso ha separado el mundo de los gobernantes en sentido amplio —Ia clase politica—del de los gobernados. La va

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