Sie sind auf Seite 1von 6

los pueblos ante el juicio de Dios, cuando sus gobiernos no quieren hacer- CAPlTULovm

les justicia. Es poniendo á cada hombre en posesion de su razon que se hará


RESOLUCION DE ALGUNAS OBJECIONES
desaparecer la blasfema ley q~e pro.hibe á l~s ~ombres q~e representan la CONTRA EL CRISTIANISMO.
fuerza social, el uso de su inteligencIa, convU1léndolos ~I en armas .semo-
vientes. Es por medio de l~ conciencia individual somebda á la d~~adel
deber, que lograrán las naciones hacer desaparecer la usura, sacrifiCIO del
POR UNO de tantos extravíos de la razon, sin duda el mas fatal, porque es su
pobre á la avaricia del rico: el adulterio, úlcera que d~struye las e~trañas de
engreimiento y consiguiente desprecio de toda autoridad, se ha creido que
la familia: el lujo, el abismo en que desaparecen los bIenes q~e deJó la ~atu-
el escepticismo es condicion indispensable de la libertad, y la Fe eterna
raleza para conservar la existencia del linaje h~~o.: el Juego, caja de
aliada del despotismo. Pero debemos recordar que la Fe y el escepticismo
Pandora en cuyo fondo ni la esperanza queda: la mJuna, que á la ve~dad
reconocen el mismo origen, y es la desconfianza que inspira el poder de la
ofende mas bien al injuriante que al injuriado: el duelo, acto de ~arbane el
mas escandaloso de lo que se llama la civilizacion europea, y quizá tolera- razon para conocer por sí sola la verdad. La diferencia solo se halla en que
los escépticos no admiten la intervencion de Dios en el gobierno· y la
do por la Providencia para marcar el verdadero c~ter~: esa civ.iliz~ion,
la fuerza 'otes que el derecho, el interes 'otes que laJUStICIa;acto ilÓgICOde direccion del mundo, y los creyentes, no pudiendo concebir que el Criador
haya dejado su obra entregada á la casualidad, reconocen la necesidad de
esas inteligencias que, dignas representantes del progreso, con~enan la ne-
la Providencia, y la posibilidad· de que el OMNIPOTENTE hubiese querido
fanda pena de muerte, y toleran el homicidio; padrQn de ~amIa ~e una s~-
ciedad que impone como un deber el asesinato, y bien podria decIrse ~l s~- fijar por sí mismo aquellas v(;rdades que son indispensables al hombre
cidio. Es por medio de la doctrina del deber, obrando sobre la conCIenCIa para obrar con un fin determi.Jjado y con direccion acertada. Admitida la
posibilidad de la reveladon, cesa toda duda respecto de ella, pues su nece-
individual, que se harán disminuir, si no desaparecer del t~~, esos ~des
-sidad está reconocida aun por los escépticos.
crímenes que castiga el código penal, y esos pequeño~ VICIOSque ~an
sordamente la sociedad y que solo encuentran su represlOn en la sanCIon de La razon entónces no tiene ya mas que hacer, sino examinar las verda-
lamoral. des reveladas con su propia luz, y tendrá que admitirlas siempre que no las
El hombre es un ser en cuyo espíritu se encuentra el gérmen de todas las halle en contradiccion consigo misma, aun cuando algunas permanezcan
en su oscuridad, porque estén fuera ,de su alcance.
verdades, en cuyo corazon se encuentra el principio de todas las virtudes:
El Cristianismo es la razan en su mas elevado poder. El· plantea los
el objeto de la sociedad es prestarle el fuego sagrado que desarrolle aquel
gérmen y haga productivo este principio: la sociedad que así lo haga cum- problemas de nuestra naturaleza, da la fórmula [mal en que se resuelven,y
ple su fin, la que no, obra contra su misma existencia. deja al cuidado de la razon humana desarrollar la serie de ecuaciones que
El conocimiento y la práctica de la doctrina del deber, ó sea de la moral deben producir esa fórmula. ~do lo consigue, la inteligencia ve clara
sostenida por la sancion religiosa, es el único puerto de salvacion á que la verdad que 'otes no comprendia, pero se cree dueña de ella, olvidando
puede acogerse la sociedad. . el origen de dónde le viene.
El Cristianismo es el único sistema social conforme con la verdadera Examínese la historia de los conocimientos humanos, y se hallará ála
civilizacion. razon poniendo de trecho en trecho verdades reveladas como jalones que
han de enseñarle el recto camino l.
«¡Cosa admirable! exclama Montesquieu: la ~~gion cristiana q~e pa-
rece no tener mas objeto que la salvacion y la feliCIdad en la otra VIda, es
en realidad el medio seguro de ser felices en esta».
I Al hablar de los escépticos, no hemos comprendido en aquella categoría' esa falanje de
hombres ÍDsustanciales que ni creen, ni dudan, ni niegan; porque no piensan. Hombres que
estudian el Cristianismo en Lamartine, y la historia del corazon humano en Sue y en Dumas,
no tienen derecho de hablar sobre materias tan serias, como son la religion y la humanidad.

128
129
Acordémonos que fué el Cristianismo el que hizo comprender á la Si la .historia nos ~n:senta la religion cristiana como apoyando siempre
razon humana que todos los hombres eran iguales: que fué el Cristianismo los gobiernos constltwdos, gobiernos que siempre han sido despóticos,
el que decretó la abolicion de la esclavitud, aliviando la suerte de los escla- debemos ver en esto su indiferencia mas bien que su decision por las for-
vos, miéntras llegaba el dia de su redencion: el que introdujo en la mas ?e .gobiern?; consecuencia de su espíritu de conciliacion y de la
legislacion civil y criminal las mas puras nociones de la filosofía: el que convlcclon que tiene, porque está en posesion de la verdad, de que la liber-
enseñó el sistema penitenciario: el único que ha comprendido la doctrina tad y el progreso son el resultado del desarrollo y la espontaneidad del
de la expiacion: el que reprobó la pena de muerte; reveló al individuo la ind!vid~o, no de las instituc~ones políticas. La religion cristiana no apoya
importancia de su personalidad; separó el poder temporal del espiritual; é la tIranía, supuesto que prohibe obedecer otras leyes que las que sean con-
hizo, en fin, posible la verdadera libertad y desde luego la única igualdad formes con la justicia eterna, ólo que es lo mismo, con nuestra naturaleza;
realizable 2. y que impone el uso de la libertad como un deber, y desde luego
¿Y será compatible el despotismo con estas doctrinas? La monarquía, inalien~ble, 'y no como un derecho, ó sea como un don cuyo goce pueda
de cualquier modo que se imagine, es imposible en un país de verdadera n:nunclarse ó cederse á otro; pero tampoco aconseja las revoluciones cuyo
igualdad; porque solo suponiendo que el nacimiento puede dar por sí solo tnunfo se apoya solo en la fuerza, pues la verdadera libertad no consiste en
las cualidades del mando, es admisible una institucion cuya única ventaja la insureccion y la anarquía sino en el órden, y desde luego en la
está en conceder el derecho de mandar á un hombre que lo trasmita perpe- conciliacion de todos los intereses legítimos; ni las revoluciones que triun-
tuamente á sus herederos, á fm de poner fuera de las aspiraciones particu- f~ y cons~~an sus conquistas son otras, que las que están apoyadas por el
lares un puesto tan tentador. Así es que la monarquía es imposible en un 'triunfo anticipado de las ideas,'
país en que no haya aristocracia; ella no es mas que la aristocracia de la No ~e juz~e al Cristianismo por las doctrinas de Donoso Cortés y. de
aristocracia. Desde que los hombres que forman una naCÍon se crean de la De-MaIstre, Juzguesele por las de San Agustin y Santo Tomas. A nombre
misma naturaleza, y desde luego con iguales derechos y facultades, ya no del catolicismo traicionado, á nombre de la razon ultrajada, á nombre de la
es posible otra soberanía que la soberanía de la razon, y la soberanía de la humanidad. vilipendiada, protestamos contra las doctrinas de aquellos
razon es la democracia. La monarquía fundada en la soberanía popular, no ho~bres, dignos esclavos del despotismo, á cuyos intereses han querido
es mas que un armisticio concedido por los pueblos á esa institucion, sacrificar la palabra de Dios y la razon de la humanidad 4.
miéntras recuperan sus fuerzas para darle el golpe de gracia 3. . No es por.los errores de los hombres que profesan esa religion que debe
Juzgársel~ ~mo.por ~u verdadero espíritu, por sus legítimas tendencias, y
por su poSitiVOinflUjO en favor de la dignidad y la libertad del individuo.
Los escépticos son hombres que piensan, pero que enorgullecidos con su razon, no quieren Todos los siglos cuentan entre los cristianos espíritus despejados que han
oir la voz de Dios: creen mas posible que el mundo sea un juego de azar, en que gane mas el
sabido alzar su voz contra los abusos, y lanzar sus anatemas c:,ntra los
que haga mas trampas, que el que Dios se digne acordarse de sus criaturas. Los Cf!lyentes
tienen tambien una elevada idea del hombre, y por eso mismo admiten la posibilidad de que es~ándalos. ~o ha sido la reforma protestante, como tan ligeramente
el Criadorse acuerde de la l1nica criatura que le conoce y le llama PADRB. asienta M. Gwzot, que arrebatado por el espíritu de secta traiciolÍala im-
2 En el Nuevo Testamento se encuentran á cada paso expresiones que comprueban estas
verdades. Ley perfecta de libertad, llama Santiago el Evangelio. E. 1, 25, La verdad nos parcialidad del historiador; no ha sido la reforma protestante la que ha
libertar6. San Juan, vm. 32. Cristo nos libertó. E. ad Gal. IV, 31. Donde est6 el espfritu de
Dios, aUf est6la libertad. E. nad Cor. ID, 17. .
3 Desde el momento en que los súbditos de un tirano se pongan de acuerdo, ya puede contar
este con su ruina: la mejor rebelion para destruir el despotismo, es oponerle la fuerza de
inercia. "Si todos tus súbditos se empeñaran en decirte que no, cuando tú dijeras que sí,
4. Aquí debié~os usar contra Cortés las mismas palabras que usó él contra Hobbes.
¿qué harías? ••preguntaba á Felipe n su bufon. La historia no dice cuál fué la respuesta: es
,,¡Hobbes, decl8, y~ ~testo aquí contra tu genio en nombre de la humanidad: yo protesto
de suponer que seria una convulsion nerviosa. Los Romanos no les ponian librea á sus
aquí contra tu conciencia en nombre de la conciencia del género humano! ••
esclavos para que no fueran á contarse.

130 131
traido al mundo el libre pensar 5. La reforma protestante no fué mas que les como Moisés al Faraon: «dejad partir á mi pueblo, romped sus hierros,
una forma del libre pensar mas desarrollada. porque tambien lo estaba el dejad de oprimiTle y ponedle en libertad:» dimitte populum meum.
espíritu humano. Libres pensadores los ha tenido la Iglesia siempre, en su Permitidle que adore á Dios con toda libertad, que ofrezca sus sacrificios,
mismo seno: testigos las primeras heregías, que aparecieron en la cuna del no en vuestras prisiones sino al aire libre, donde se respire con libertad:«ut
Cristianismo: testigos los trovadores desde el siglo X hasta el xm: testigos sacrificet mihi in desserto. Y cuando se obstinan en esclavizar al pueblo,
Dante, Boccaccio, Savonarola. La prueba ápriori de la existencia de Dios, entónces descarga Dios sus terribles azotes. Obligad á los que gobiernaná
y el famoso silogismo de Descartes, yo pienso, luego existo, fueron co- que sigan las máximas de la Iglesia, y no habrá esclavos ni déspotas, y
nocidos del monje San Anselmo, mucho ántes que existiera aquel céle- reinará la libertad en todo el mundo. ¡Que no pudiera yo hacer pasar ante
bre filósofo, en el siglo XI 6. vuestra vista á todos los pueblos que sehao sucedido en la tierra, y que
«Hombres de mala fe, ciegos que no veis que el espíritu de la Iglesia es yacen ahora confundidos en el polvo! Interrogad á todas las naciones, ylas
un espíritu de independencia, y que no vive sino para proteger á sus hijos, vereis levantarse de sus tumbas para deciros que la Iglesia ha protegido
vuestra será la vergüenza y el oprobio, de haberla acusado de favorecer el siempre la libertad; que siempre hao sido sus hijos libres é independientes
.despotismo, cuando os pone de manifiesto los hierros y las cadenas que ha con sus leyes; que los ha defendido de los tiranos y de los déspotas; que
quebrantado, los déspotas que ha combatido y vencido, los pueblos que ha gracias á su dogma, á su moral y á la sabidUIÍa de sus máximas, es que han
emancipado, la libertad que ha proclamado y establecido en el universo, respirado alguna libertad; que sus animosas reclamaciones son las quelas
los corazones bárbaros que ha subyugado, los multiplicados deberes que han preservado de su completa ruina 7».
ha impuesto á los soberanos para refrenar su poder y defender los dere- Se llamafanáticos á los que creen en las tradiciones de la humanidad,
chos de sus súbditos. Vedla presentarse siempre ante los déspotas, y decir- porque se supone que su fe es una fe ciega y sin motivos de credibilidad.
Pero son tan irresistibles las pruebas en que se apoya nuestra religion, para
el que les consagra su atencion de buena fe, que bien disculpada queda la
s «Generalmente se cree que la reaccion de la inteligencia contra la autoridad, comenzó razon que se somete á ellas: son tan superiores sus verdades á todo lo que
cuando feneció el imperio de Oriente; es un elTOr: comenzó en el siglo XIV,Y muy á princi-
pios del xv. Como prueba del ardor con que el esplritu pdblico buscaba ya las fuentes del
puede idear el hombre, que si no son divinas, es necesario suponer que
saber humano fuera del círculo de la teología, baste decir que en esta época fueron registra- Dios no sabe lo que pasa en el mundo. Para el hombre que piensa no hay
dos todos los conventos para encontrar manuscritos. Uno de Tito Livio regalado por Cosme recurso; ó escéptico ó cristiano. Los escépticos se ponen fuera de la in-
de Médicis á Alfonzo, rey de Nápoles, bastó para concluir las diferencias que mediaban
entre los dos. Tito Livio valla mas que un tratado. mensa mayoría del género humano que siempre ha creido; los cristianos,
«Tambien se ha creido que con Lutero comenzó el esplritu de las reformas eclesiásticas: por lo mismo que desconfian de su razon individual, se acogen á la razon
tampoco es verdad, porque comenzó en el siglo XIV:ciento cincuenta años ántes que Lutero de la humanidad. Los escépticos son mas crédulos que los cristianos,por-
existiera levantó Wiclef su estandarte contra Roma. Juan de Huss comenzó á dogmatizar en
1407. Lutero no comenzó, concluyó, sf,la grande obra de la secularizacion de la inteligen- que creen que no se puede creer sin pruebas y sin exámen; por lo ménos
ciabumana.»-(Donoso Co~.) desprecian el testimonio de la humanidad entera, para seguir la rutina de
6 La doctrina uniforme de los teólogos, cuya autoridad se respeta y sigue como texto en el algunos maestros que se han burlado de sí mismos, burlándose delhom-
catolicismo, es: que la autoridad civil viene mediatamente de Dios, é inmediatamente del
pueblo; y se raciocina así. La sociedad no puede existir sin una autoridad directiva, luego el bre. Los cristianos someten su religion al mas severo análisis, y cuando
gobierno en su origen es de derecho natural, ó lo que es igual, de derecho divino; pero aceptan sus verdades por el criterio de la autoridad, no hacen masque
ningun particular tiene título legítimo para encargarse del poder, sino en virtud de la volun- respetar el venerable testimonio de la mayoría del género humano, y desde
tad de todos; luego la autoridad de hecho viene del derecho humano. Esta misma era la
doctrina de los jesuitas, y una de las razones que se alegaron para su destruccion fué, que luego el testimonio de todos los hombres virtuosos que han honrado á la
segun se decia, autorizaban el regicidio, dando facultad al pueblo para librarae de un tirano,
aun dándole la muerte. En el siglo XVI fué condenado á penitencia pl1blica por la
Inquisicion, un predicador, por haber dicho en presencia de Felipe u; que el rey tenia poder
absoluto sobre la persona y bienes de sus nUxtitos. 7 «La IOLBSlAvindicada de la acusación de DI!SPOTISMO
polftico y religioso».

132 133
Se atribuyen finalmente al sistema social fundado en las doctrinas del
humanidad con su paso por el mundo. Los cristianos, no hallando su repo-
Cristianismo tendencias al uústicismo ó al egoismo, ó sea alindividualis-
so uúéntras no dejan contestada esta pregunta, que debe hacerse todo ser mo.
racional: ¿qué deber¿ pensar y esperar para la tranquilidad de mi espfri- El misticismo no es otra cosa que la exclusiva consagracion del hombre
tu?; se someten á las tradiciones de sus mayores, cuando su pensarriiento
á la contemplacion y alabanza de Dios, y el consecuente descuido de los
no se balla en capacidad de resolver por sí uúsmo sus dudas, y desde luego deberes para con los demas y aun para consigo mismo. Pero léjos de ser
de aceptar una creencia que nazca de sus propias convicciones. Los escép- esto legítima consecuencia de las doctrinas cristianas, contraría elcumpli-
ticos nada pueden afirmar, pero tampoco pueden negar nada: no están se- miento del deber mas sagrado, de la virtud mas preciada en esa religion, la
guros ni aun de su propia existencia; y por esto aceptan todas las opiniones caridad, cuya mas noble manifestacion consiste en el sacrificio de nuestra
con tal que no se les hable del eterno destino de su alma: «cuando leen en
elgran libro de la naturaleza borran el nombre de Dios, ó pasan sin leer las
bajas que les hablan del Criador 8». De todo quieren oír hablar, ménos de
aquello que les recuerde su último fm: la voz del santuario, el eco de las
«Los hombres tienen un grande interes en concebir ideas fijas con respecto á Dios, con
campanas, el nombre mismo de la Divinidad los aterra y desespera, por-
respecto á su misma alma, y con respecto á sus deberes para con sus semejantes; pues la
que les recuerda ese mas allá de la tumba, en que ellos no quisieran pensar. duda sobre estos puntos principales, dejaria á la ventura todas sus acciones, y las expondria
Su alma se halla intranquila, parece que sufre la nostalgia de los espíritus. al desórden y á la impotencia.»
«Es, pues, muy importante que sobre estas materias tenga cada hombre ideas fijas; pero
Los escépticos y los católicos desconfian igualmente del poder de la
desgraciadamente es en las que con.mas dificultad puede uno, abandonado á sí mismo, y
razon: pero los primeros se conforman con dejarla bogar sin rumbo ni por solo el esfuerzo de su razon, llegar á fijarlas.
norte; los segundos buscan un abrigo, y solo lo encuentran en la creencia «Solo los espíritus exentos de las preocupaciones ordinarias de la vida, penetrailtes, sutiles,
y muy ejercitados, pueden á fuerza de tiempo y de trabajo, profundizar hasta estas verdades
universal en que siempre ha vivido el género humano, de que Dios se ha tan importantes.
dejado oír de sus criaturas. Los escépticos creen mas á sus maestros que á «y aun con todo, vemos que los mismos filósofos se hallan casi siempre rodeados de incer-
la conciencia del género humano: los cristianos tienen tan elevada idea de tidumbres; que á cada paso la luz natural que los guia, se oscurece y amenaza apagarse. y
que á pesar de todos 8USesfuerz08 no han podido descubrir sino un pequeflo nl1mero de
la dignidad del hombre, que ban creido que seria degradarse, doblar su
nociones contradictorias, en medio de las cuales el espúitu humano fluctl1a constantemente
frente ante otra frente que no fuera la de la misma Divinidad. Por eso ex- despues de muchos miles de aflos, sin poder descubrir la verdad, y ni aun siquiera encontrar
clama el venerable patriarca de la literatura cristiana: «La religion es el nuevos errores. Semejantes estudios están fuera del alcance de los hombres de mediana
inteligencia; y aunque la mayor piu1e fueran capaces de entregarse á ellos, es evidente que
único poder ante el cual puede uno humillarse sin envilecerse 9».
no todos tendrian el tiempo necesario.
«La práctica diaria de la vida necesita indispensablemente de ideas fijas acerca de Dios, y
8 Lamennais. de la naturaleza humana; Pero esa misma práctica impide á los hombres poderlas adquirir.
9 O1ateaubriand. «Las ideas generales relativas á Dios y á la naturaleza humana son, pues, entre todas, las
Insertaremos aquí la opinion de M. de Tocqueville sobre la necesidad de las creencias dog- que mas conviene sustraer á la accian del juicio individual, y en las que puede ganarse
máticas. Es este un autor que siempre citamos con gusto. tanto por su elevada inteligencia, mucho, y perderse poco con reconocer una autoridad.
como porque no puede ser tachado de fanatismo. «El primer objeto, y una de las principales ventajas de la religion, es dar á cada una de estas
«He establecido, dic/!, en uno de los capítulos precedentes, que los hombres necesitan de cuestiones primordiales una solucion clara, precisa, inteligible y muy durable para la mul·
titud.
creencias dogmáticas y que aun debia desearse mucho que las tuviesen. Afiado ahora aquí,
que las creencias dogmáticas en materia de religion son las que mas convienen; lo cual se «En cuanto á mí, dudo que el hombre pueda alguna vez soportar á un mismo tiempo una
comprende fácilmente, aun en la hipótesis de que no se quiera fijar la atencion sino en los completa independencia religiosa, y una entera libertad política, y me inclino á pensar que
intereses de este mundo. si no tiene fe, es preciso que sirva; si quiera ser libre, es preciso que crea.
«No hay casi ninguna accion humana, por particular que se suponga, que no proceda de «Los p~eblos religi.osos son naturalmente fuertes precisamente en lo que los pueblos dec
alguna idea general que los hombres se hayan formado de Dios, de sus relaciones con el mocráttcos son débiles; lo que hace ver claramente la importancia de que los hombres con-
género humano, de la naturaleza de su ~ y de sus deberes para con sus semejantes. serven su religion al hacerse iguales ••.-(Tocqueville, La Democracia en América, parte la.,
Estas ideas no pueden ménos que ser siempre el oogen comun de donde emanan todas las cap.5")
demas. .

134
135
propia personalidad en obsequio de nuestros semejantes. Así es que el cristiano es el que ha producido todas las virtudes, toda la civilizacion de
misticismo que caracteriza á algunos de los héroes de esa religion, solo que hoy disfrutamos 10.
debe considerarse como uno de esos tipos ideales que ella se complace en Si convenimos pues, en que solo la reforma y moralizacion del indivi-
crear para hacer ver hasta dónde llega. el poder de la virtud: el fervor de duo prometen á la sociedad el remedio de los males que experimenta, cual-
esos hombres predestinados es como el fuego sagrado que conserva en el quiera que sea su forma política. ¿por qué no hacemos esfuerzos para que
corazon de la humanidad el amor á su Dios. Cuando tratemos de la religion los pueblos adopten la doctrina del deber, así como se hacen para que
volveremos á tocar esta materia. adopte la del interes? ¿Cómo es que al mismo tiempo que se declama con-
El egoismo es la c~nsagracion exclusiva del hombre al amor de sí mis- tra la cormpcion, y se apela á la moral y á la educacion de las masas, se
mo. El egoista, si ama á sus semejantes, lo hace por cálculo, no por senti- prescinde luego de la teoría, y se alza la voz para hablar á los pueblos
miento: él ha venido á la sociedad á disfrutar, no á hacer sacrificios; á únicamente de sus intereses materiales, ó de las garantías políticas, reduci-
explotar á sus semejantes, no á servirles. Véase, pues, qué léjos está el das á fórmulas en las cuales se encuentra todo ménos el nombre de Dios?
individualismo cristiano de producir tan mezquinos resultados. El Cristia- Esas teorías de materialismo, que solo consultan el interes de los ricos,
nismo se ocupa en reformar al individuo para obrar sobre la sociedad por y que son las mas contrarias al bien de la generalidad, pues la privan del
su medio: eleva hasta el último grado de respeto la personalidad del hom- único consuelo que alivia las penas de esta vida, la esperanza en otra me-
bre, y le da tan alta idea de su dignidad, que le hace considerar como el ser jor; engañan á los pueblos prometiéndoles una felicidad que jamas pueden
privilegiado de la creacion, sobre el cual no es digno de mandar otro poder conseguir. El Cristianismo no engaña con promesas de felicidad temporal,
que el poder de Dios. Pero al mismo tiempo le hace comprender, que es sombra tras la cual corre el ho~bre sin poder jamas alcanzar, pero sí da la
una criatura necesitada y sometida enteramente á la voluntad de su Cria- única felicidad que es posible sobre la tierra, la tranquilidad del espíritu, el
dor: que es un ser al cual se le ha concedido el libre albedrío para que reposo de una conciencia pura.
obtenga el mérito de la obediencia: que es, en una palabra, un sacerdote El Cristianismo es la única doctrina social que ha comprendido la natu-
.consagrado al culto de la obra de Dios, mas bien, un obrero que se ocupa raleza del hombre, y que le enseña su verdadero fin; y por eso la única que
en cultivar la viña del Señor. puede llevar al hombre y á la sociedad al grado de perfeccion que esté
Así pues la personalidad, ó sea el individualismo cristiano, es la concedido alcanzar al género humano.
sociabilidad impuesta como un deber, miéntrasque en el sistema del
interes ó sea del derecho, sistema cuya única regla es el bien comun, la
sociabilidad se le concede al hombre como un buen cálculo para su mejora 10 Fatal modo de juzgar los sistemas es juzgarlos solo por sus nombres. El socialismo, que
y progreso. En el sistema cristiano el individuo es el principio y el fin, la como lo hemos visto, se funda en la omnipotencia del poder social, se considera general-
mente como la organizacion de la anarqula. si es que estas dos palabras pueden unirse
sociedad el medio: en el sistema propiamente llamado social, la sociedad jamas. Pero mas bien deberia llamarse la organizacion del despotismo social, pues no hace
es el·principio y el fin, el individuo el medio. El primero es la solicitud del mas que despojar al hombre de todo derecho para entregarlo inerme al poder de la comuni-
fin de la humanidad entera por medio del fin de cada uno de los miembros dad. La propiedad no es de nadie, porque es de todos: la mujer, lo mismo: el bienestar social
debe repartirse en partes iguales, aunque sean infinitesimales; y hasta el mismo espíri~ si
que la componen: el segundo la solicitud del fm de una sociedad, por me- fuera posible, deberia distribuirse por igual; pero todo por el poder de todos: los individuos
dio del fin de la humanidad. Este sistema es el sistema del hombre que no son ceros sin unidades que los precedan.
repara en los medios cuando busca un fin: el otro es el sistema de Dios, que El sistema social como lo presentamos nosotros, y que si se quiere llamar individualismo,
no rechazaremos el nombre, conserva' cada uno sus derechos para que puedan ser usados
busca el fin general sin descuidar los particulares. El sistema social no ha en favor de todos: respeta el poder general, porque es el que garantiza el respeto del poder
hecho otra cosa que sacrificar el hombre á la humanidad, mejor dicho, á individual; y como dirige al individuo por medio del deber, puede lIevarle hasta el sacrifi-
los que se creen representantes de la humanidad, los gobiernos: el sistema cio de su personalidad en obsequio de los demas; pues no hay acto mas noble que el sacri-
ficio del hombre en obsequio del fin de la especie; es el sacrificio del tiempo por la eterni-
dad: todo puede y aun debe sacrificarlo el hombre, ménos su alma.

136 137
Practiquémosla, y ent6nces sí podrá la sociedad llenar su objeto:
ent6nces habrá igualdad porque habrá justicia: libertad porque habrá CAPITULO IX
moralidad: ent6nces no habrá hombres á quienes mandemos salir del mun- FORMAS DE GOBIERNO
do por falta de asiento en el banquete de la naturaleza: entónces quedarán
satisfechas todas las necesidades sin economía, pero tambien sin exceso:
enlónces entrarán en armonía la razon y las pasiones; el espíritu y la carne; LAs FORMASde gobierno por sí solas no tienen poder bastante para dejar
entónces, en fin, podremos ver realizada la verdadera fórmula del sistema satisfecho el objeto de la asociacion civil. La república como la aristocra-
social. cia, la monarquía moderada como el despotismo ilimitado, haráná los
CUALQUIERFORMADE GOBIERNO,con tal que se consiga LA MAYOR pueblos felices ó desgraciados segun sea el pod,er que efectivamente dirija
SUMADEGARANTIASINDIVIDUALES á costa de LA MENORACCIONADMI- á la sociedad: el poder ilustrado por la inteligencia, produce el bienestar, ó
NISTRATIVA 11. sea elórden en el progreso: el poder apoyado en la fuerza y dirigido por el
capricho del que manda, produce la opresion, ó sea la duracion en elinfor-
tunio. Estas son en realidad las dos únicas especies de gobierno que han
dirigido hasta ahora y que pueden dirigir en lo sucesivo á la humanidad.
Segun la primera, la sociedad y los gobiernos se han formado en beneficio
del hombre: conforme á la segunda, el hombre y la sociedad están destina-
dos á satisfacer los antojos de los gobernantes.
En el fondo de todas las disputas de los políticos con respecto al nom-
bre de los gobiernos y á su organizacion, no se halla otra cosa que la
indagacion de la fórmula que dé por resultado el estado moral de los miem-
bros que forman la asociacion: será exacta y producirá buenos efectos
cuando diga verdad, ó lo que es lo mismo, cuando lleve al poder á los
representantes de la legítima soberanía, que es la soberanía de la razon;
falsa y desorganizadora, cuando no haga mas que arrebatar el derecho de
mandar á quien únicamente le corresponde: el derecho de mandar, 6 seala
soberanía de hecho, supone el ejercicio de un poder capaz de hacer el bien,
ó lo que es igual, inteligente y benéfico; luego cuando una sociedad trata
de buscar la forma de gobierno, no hace mas que examinar cuál sea en ella
el modo de conceder el poder, es decir, la direccion de la fuerza comun, al
legítimo representante de la inteligencia y de la bondad.
La cuestion de formas de gobierno merece ocupar nuestra atencion,
precisamente por su ninguna importancia; y para que no se crea que esto
no pasa de ser una paradoja, recuérdese que es de aquí que nacen los he-
chos que se llaman cr(menes polfticos, en los cuales se culpa un error del
entendimiento mas bien que un extravío del corazon; se castiga no á un
11 Esta es la f6nnula que presenta A. Thierry en su prólogo' los «DIBZ ~os DE ESnIDIO,.. y enemigo del reposo y bienestar de la sociedad, sino á un enemigo del po-
que nosotros vamos' desarrollar. der director, y cuya culpa quizá no es otra que haber amado mas la libertad

138 139

Das könnte Ihnen auch gefallen