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La luz en el paisaje natural y urbano

Édouard Monet – Luz interruptus.

El gran paso que realizaron los reconocidos exponentes de la pintura Impresionista a finales del
XVIII implicó salir de sus talleres y aventurarse a plasmar la realidad tal como la observaban sus
propios ojos. Pintar a plein air o al aire libre implicaba tiempos de realizacion mucho menores,
debían ser rápidos parar a dibujar o enfocarse en pequeños o minucionsos detalles, como lo
hacian sus antecedores, era una perdida de tiempo, era preciso solo manchar y así capturar la
caprichosa luz que transmutaba los colores de un momento a otro. Édouard Monet (1820-1920)
conciderado uno de los padres de este movimiento artístistico, dedicó sus últimos años a la
observación de la naturaleza y su representación en la pintura en su propio jardín en Giverny,
lugar creado justamente para este fin. En él realizó series de más de 250 obras que incluso a pesar
de apenas poder ver, pues ya padecía de cataratas, continuó produciendo. Una de sus obras más
representativas de este periodo es la serie Nenúfares (año) en ella pintó de manera monumental ,
paneles alargados de 220x600 cm, su propio estanque llenos de estas plantas acuaticas. Las
pinturas son composiciones, a base manchas de color, del agua y nenúfares a diferentes horas del
día e incluso en difertentes estaciones del año.

Retrato a media luz: el claroscuro en el arte.

Rembrandt – Dan Witz

En las artes visuales, entendemos como claroscuro al contraste que se produce entre las sombras y
la luz en una obra, esto con el fin de resaltar ciertos elementos plásticos del cuadro, y desarrollar
efectos de modelado y relieve en este mismo. El claroscuro fue desarrollado en un primer momento,
por los pintores flamencos e italianos del Cinquecento, pero la técnica alcanzó su madurez en la
época Barroca, dando paso al estilo Tenebrista. Esta tendencia pictórica, desarrolló una aplicación
radical del claroscuro, en donde las figuras principales destacan iluminadas de un fondo
generalmente negro, provocando en el espectador un clima de dramatismo y teatralidad. Este es el
caso de uno de los maestros de la técnica, Rembrandt Harmenszoon van Rijn (1606-1669) pintor y
grabador neerlandés, considerado uno de los artistas más importantes de los países bajos.
Rembrandt utilizó la luz y la sombra para generar una atmósfera en donde pudiese poner en tensión
ciertas acciones o figuras en sus cuadros. Esto lo podemos ver representado en su obra
“Autorretrato a la edad de 63 años” ejecutada en el año 1669, poco antes de su muerte. En esta
pintura, distinta a otros autorretratos, el artista prefirió su representación sin mayores artificios,
privilegiando la austeridad de la composición, ayudándose solamente de los efectos de luz y sombra.
Su ropaje no está detallado minuciosamente, y esto, más la oscuridad como telón de fondo, permite
que toda la atención se centre en el rostro, que está siendo iluminado por un foco de luz. Además,
sus manos entrelazadas y recogidas, se retraen a un segundo plano, aportando el efecto dramático
que el artista quiso dar a su autorretrato. Rembrandt nos observa pensativo, con mirada penetrante
y sincera.
Más de 300 años después, el artista norteamericano Dan Witz (1957) actualiza la técnica del
claroscuro para llevarla a sus retratos hiperrealistas. Witz revive el dramatismo exacerbado que
provoca visualmente el contraste entre zonas de oscuridad y de luz en un cuadro, y donde,
apropiándose de la artificialidad lumínica que proporciona las pantallas de aparatos tecnológicos,
realiza una crítica indirecta al uso de éstos. “May” es una pintura que corresponde a una serie de
retratos realizados por el artista entre los años 2007 y 2010, y que, bajo los mismos aspectos
formales que los artistas barrocos y tenebristas, Dan Witz provoca un espacio íntimo, reflexivo y con
tintes dramáticos. “May” es la representación de una chica de nuestra época, quien como muchos
de nosotros se mantiene absorta frente a la pantalla de su teléfono celular.

Catalina Martínez Waman

Área Educativa – Museo Artequin.

Actividad práctica (recomendada para estudiantes de primer ciclo básico).

Cabe destacar que la actividad se vincula con asignaturas como historia y ciencias naturales.

Para comenzar con la actividad se sugiere presentar a los estudiantes algunas obras de artistas
barrocos y tenebristas (Rembrandt, Caravaggio, Zurbarán, De Ribera) donde se ponga en evidencia
el uso del claroscuro en los cuadros. Luego el/la docente junto sus alumnos reflexionan en torno a
los aspectos formales de la obra, colocando especial atención en los lugares de luz y oscuridad en la
imagen. También se sugiere atender a la intencionalidad del artista sobre el cuerpo del
representado, y cuál fue el lugar que quiso resaltar el artista.

El ejercicio práctico consiste en la realización de un retrato al estilo tenebrista. Para ello se sugiere
el trabajo en duplas, para que un/a estudiante sea modelo del otro/a. La base para ello es un papel
negro (cartulina), el/la estudiante deberá captar las zonas de mayor intensidad de la luz proyectada
en el rostro en su compañero/a, e ir iluminando con tiza o lápiz pastel.

Para finalizar, cada alumno debe presentar su trabajo y comentar su creación propiciando la
reflexión crítica entre los/las compañeros/as.
Rembrandt, Autorretrato a la edad de 63 años, 1669, 83x70cm, National Gallery.
Dan Witz, May, 2010, técnica mixta sobre tela, 26x30cm.

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