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ANTECEDENTES HISTORICOS DE LA PSICOPATOLOGIA

En las épocas más pretéritas en que ya existían sociedades más o menos


complejas, se atribuía un origen sobrenatural a la conducta anormal; por ejemplo,
en Perú se han encontrado cráneos trepanados a través de cuyos agujeros se
podía expulsar a los espíritus malignos. En Mesopotamia, se consideraba que el
demonio castigaba con locura a quienes actuaran mal. La cultura hebrea advertía
que la violación de los mandamientos sería castigada por Dios con ceguera y
locura. En China creían que la locura era la consecuencia de no respetar
tradiciones y el hinduismo consideraba que la locura la ocasionaban demonios.
Los hechiceros y sacerdotes hebreos, griegos, chinos y egipcios realizaban
exorcismos con el fin de expulsar a espíritus era un manual de dominicos
inquisidores para la detección, examen y condena de brujas el cual la iglesia
pudo censurar hasta el siglo XX.
Weyer defendió la calificación de enfermos para los acusados de brujería y su
trato humanitario. Los endemoniados pasan a ser pacientes. Burton (1577-1640)
proponía causas psicológicas y sociales de los trastornos mentales.
A finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, apareció Phillipe Pinel (1745-
1826) considerado el padre de la psiquiatría moderna con sus obras Nosographie
Philosophique y el Traite Medico-Philosophique de la Manie; en el primer texto
clasificó los trastornos psíquicos en: melancolía, manía, demencia e idiocia. Pinel
defendía la humanización del trato a los alienados y entendía la enfermedad
mental como el resultado de alteraciones anatómicas del cerebro, no
funcionales.
En Alemania, Griesinger (1817-1868) en un esquema organicista, propuso que
las enfermedades mentales son disfunciones del cerebro y también mencionó la
etiología somática de ciertos problemas psíquicos. En el siglo XIX la principal
postura sobre la enfermedad mental intentó explicarse principalmente por un
modelo orgánico-médico. Morel (1809 - 1873) influenciado por el concepto de
aclimatación formuló la teoría de la degeneración donde explicaría que las
enfermedades mentales surgían por una degeneración genética transmitida a la
descendencia donde dichos trastornos significaban una etapa final de un
proceso de deterioro mental, más tarde, también propuso que las drogas y el
alcohol podían ser factores determinantes.
Kleist (1879-1960) defendía que los síntomas de los trastornos son ocasionados
por disfuncionalidad de ciertas zonas cerebrales. Jackson (1835-1911) de la
tendencia órgano-dinámica, admite un sustrato orgánico y congénito de los
trastornos mentales pero cree que lo determinante de éstos son
desorganizaciones de una estructura psíquica dinámica o de irregularidades en
el desarrollo y formación de la misma. Ya en el siglo XX, Kraepelin (1856-1926)
quien fue discípulo de Griesinger, reconoció que sólo algunos trastornos como
la neurosis tenían origen psicógeno y no orgánico. Meyer (1866-1950) propuso
que la enfermedad mental es consecuencia de la reacción total del individuo a
su experiencia psicológica, social y somática en conjunto. Bumke (1877 – 1950)
dijo que ciertos trastornos psíquicos como las neurosis y psicopatías no se
adaptan al término clasificatorio de enfermedad .
Un personaje muy importante pero en la doctrina psicoanalítica fue Freud (1856-
1939) quien básicamente creía que un trastorno surgía por conflictos
intrapsíquicos en las tres instancias mentales: el ello, el yo y el superyó. En la
teoría psicoanalítica, algunas patologías son resultado de la amenaza a la
integridad de la instancia yo, por lo que un mecanismo de defensa surgirá para
distorsionar y hacer más tolerable la realidad para el sujeto. El psicoanálisis no
delimita salud de enfermedad y la armonía de las instancias del aparato psíquico
es inalcanzable.

En la tendencia psicodinámica, Anton Mesmer (1734-1815) con conocimiento e


ideas sobre Alquimia, desarrolló la doctrina del magnetismo animal donde
supone que las enfermedades nerviosas son consecuencia del desequilibrio de
los fluidos magnéticos universales que recorrían el cuerpo. Por su parte,
Bernheim (1840-1919) sostenía que la histeria era el resultado de la
autosugestión. El conductismo que se desarrolló principalmente en Estados
Unidos propugnaba una etiología estrictamente ambientalista de la
psicopatología. La conducta anormal se explica como el resultado de un
aprendizaje deficiente de la interacción entre el sujeto y el entorno. Esta misma
tendencia conductista no acepta el origen somático de la enfermedad mental y
resalta que las conductas normales o anormales son resultado de una
interacción del sujeto con el ambiente y que si la conducta normal se aprende, la
conducta patológica también. En este esquema, se considera que lo que se
llaman enfermedades mentales son alteraciones de la conducta ocasionada por
hábitos que no logran el ajuste del individuo con la situación que enfrenta.
Aún en el siglo XX, la psicología de la Gestalt, dentro de la escuela humanista,
entiende las patologías mentales como una falta de ajuste con el medio. Las
tendencias sociogenéticas consideran la estructura social como el origen de los
trastornos mentales. El enfoque fenomenológico-existencial dentro de esta
tendencia, apunta a que la dinámica familiar como micromodelo de la sociedad
es la génesis de la psique trastornada. El enfoque político-social de la tendencia
sociogenética menciona que la enfermedad mental es fruto de la incoherencia y
problemática de la sociedad en que se vive; en el libro El antiedipo de 1972 de
la obra Capitalismo y esquizofrenia, escrito por Deleuze (1925-1995) y Guattari
(1930-1992) mencionan una supuesta causalidad entre los delirios de la
esquizofrenia con las necesidades, factores y contradicciones históricas,
económicas, políticas y raciales de la estructura social. El enfoque ético-
sociológico representado por Szasz (1920-2012) dice que lo conocido como
enfermedad mental es realmente una protesta social y que es una metáfora
impuesta por algunos psiquiatras para describir las conductas desviadas y que
la psiquiatría no es una ciencia sino un sistema de control social. Foucault (1926-
1984) fue un crítico de la Psiquiatría y básicamente consideraba al término
alienación como sinónimo de lo que se consideraba enfermedad mental y decía
que los llamados enfermos mentales no eran más que víctimas de la alienación
social. La sociedad no reconoce a los alienados porque ésta a su vez no
reconoce la alienación propia y sus contradicciones, y por tanto, es excluyente
de los que se consideran enfermos mentales. Para él, el alienado ha perdido sus
libertades, su voluntad y su pensamiento, son víctimas de la sociedad abusiva
que se aprovecha de ellos para gozar de sus bienes y derechos en su lugar.

Actualmente, el enfoque cognitivo en psicopatología afirma que la alteración de


los procesos psíquicos son la causa y no el efecto de los trastornos mentales y
del comportamiento (Mesa, 1999, p. 35) y que cuando las percepciones son
distorsionadas la conducta será desadaptada. Por último, no sobra mencionar
las características comunes que se presentan en los presuntos trastornados
mentales y una breve definición de trastorno mental . Las características de la
persona que padece un trastorno mental son: sensación de malestar,
sufrimiento, incomprensión, confusión, interferencia de estas sensaciones en las
actividades cotidianas, desadaptación al entorno y manifestación de conductas
que no son social y moralmente aceptadas. Los trastornos mentales resultan ser
meras disfunciones comportamentales de causa psicológica, biológica y/o social
DEFINICION DE PSICOPATOLOGIA
Atendiendo al término en sus partes, entendemos por psicopatología el estudio
científico de las enfermedades mentales o trastornos psicológicos, y por criminal
algo relativo al crimen. Por consiguiente, la psicopatología criminal es el estudio
de los trastornos psicológicos que guardan relación con las conductas criminales
o delitos voluntarios graves.
El término psicopatía fue introducido por primera vez en 1891 por KOCH con el
objetivo de designar una nueva categoría psiquiátrica relacionada con los
trastornos de personalidad en general.
Existen innumerables definiciones del término “psicopatía” y de la “personalidad
psicopática”, destacando principalmente la de SCHNEIDER quien considera
psicópatas “a aquellos hombres que sufren por su anormalidad, o por cuya
anormalidad sufre la sociedad”. No obstante, esta “anormalidad” no nos debe
inducir a error, puesto que, como señala VALLEJO-NAGERA en el lenguaje
científico se tiende a aplicar “psicopatía” al enfermo psíquico y sabemos que por
definición el psicópata no es el enfermo mental.

La psicopatología entiende que los trastornos mentales orgánicos son


aquellos que poseen causas físicas evidentes, como ocurre con el Alzheimer,
mientras que los trastornos mentales funcionales nuclean a los patrones de
conducta anormales que no ofrecen indicios concretos de alteraciones orgánicas
en el cerebro.

En el caso de las psicopatologías o trastornos psicopatológicos que se


desarrollan durante la infancia, niñez o adolescencia de un individuo podemos
establecer que existen varias tipologías entre las que se encuentra el retraso
mental, los trastornos de la comunicación (fonológicos, tartamudeo…), los
trastornos generalizados del desarrollo, trastornos del aprendizaje, trastornos
por tics o trastornos de la ingestión y de la conducta alimentaria.

En el caso de los trastornos del desarrollo destacar que dentro de dicha


definición se incluyen aquellos que suponen que el individuo en cuestión sufra
de una incapacitación a distintos niveles. Dentro de esta categoría destaca, por
ejemplo, el trastorno autista que comienza en la infancia y que se traduce en una
serie de incapacidades en lo que es el área psicológica y también en el
conductual.

Los cinco sentidos se ven afectados por anomalías en las personas autistas que
además se caracterizan por ser callados, apenas ríen, tienen limitaciones en
materia de lenguaje y comunicación y a nivel físico cuentan con una serie de
deficiencias en la lateralización.

Asimismo dentro de los trastornos psicopatológicos del desarrollo se encuentra


también el conocido como trastorno de Rett que se da en el género femenino y
que se asemeja al autismo en cierta medida. Un retraso mental así como en la
coordinación motriz son las dos señas de identidad de los pacientes de este
síndrome que supone que aquellos cuenten con una severa discapacidad en
muchos sentidos

HISTORIA DE LA PSICOPATOLOGIA CRIMINIAL


La historia entre la relación de trastorno psicológico y crimen cuenta con más
de 200 años de antigüedad. Fue el psiquiatra francés Pinel quien en 1801
publicó un tratado médico sobre la “Alienation Mentale” o manía sin delirio
donde consideraba a los criminales como personas sin moralidad, llevando a
cabo acciones cargadas de ira y sin sentimientos de culpabilidad (Pozueco,
2011),diferenciándose de sus precedentes al no considerar la baja inteligencia
su causa.
Pero la psicopatología criminal tiene como principal antecesor a Lombroso
(1835-1909), quien consideraba a los criminales como personas cuya
personalidad les llevaba a delinquir, caracterizándose por una morfología y
unos trastornos psiquiátricos definidos (Millon, 2009).
En 1896, Kraepelin definió la “personalidad psicopática” como la conexión
existente entre trastorno psicológico y crimen, aunque sin un consenso en
Los rasgos de las personalidades psicopáticas (García-Pablos, 2003). Fue en
1903, cuando Kraepelin en su obra “Psychiatrie: Ein Lehrbucha” comenzó a
hablar de los “estados psicopáticos” y de las “personalidades psicopáticas”,
diferenciando a los psicópatas de las personas con “manía sin delirio” recluidas
en los manicomios.
Schneider definió diez tipos de personalidades psicopáticas y cada una contaba
con variantes o subtipos en los cuáles se apuntaba la prevalencia atendiendo al
sexo, la edad y la herencia, así como a su diagnóstico diferencial. Los diez tipos
psicopáticos de Schneider son: hipertímicos, depresivos, inseguros de sí
mismos, fanáticos, necesitados de estimación, lábiles, explosivos, desalmados,
abúlicos y asténicos. Esta tipología es semejante a la que en la actualidad recoge
el DSM-V de la APA en sus Trastornos de la Personalidad. Atendiendo a la
psicopatología de la personalidad que más se asocia al crimen y al concepto de
psicópata en la actualidad.
Schneider lo recogió en su tipo desalmado, caracterizado por un embotamiento
afectivo, fundamentalmente hacia otras personas, carente de compasión y
arrepentimiento, es decir, de todo aquello relacionado con la conciencia moral,
el “enemigo de la sociedad” (Pinilla, 1945).
Cleckley en 1941 en su obra “The Mask oj Sanity” resaltó la ausencia de
manifestaciones psicopatológicas de la psicopatía (Pozueco, 2011). Este
autorpuso el foco de atención en la ausencia de respuestas afectivas hacia los
demás, las cuales explicarían su respuesta antisocial. Cleckley describió al
psicópata como aquella persona cuyo pensamiento lógico funciona
perfectamente; sin embargo no es capaz de guiar su comportamiento. El
psicópata muestra indiferencia hacia los valores personales y no hay nada que
le pueda hacer comprender algo relacionado sobre ello (Cleckeley, 1941 en
Pozueco, 2011). La discrepancia encontrada por Cleckley entre el discurso
verbal y los actos de los psicópatas le llevó a postularque podría existir una
anomalía profunda para dar respuesta a dicha discrepancia.
Además, apuntó que las personalidades psicopáticas no siempre circunscribían
al mundo del crimen (Pozueco, 2011). La obra “Die Psychopathischen
Personlichkeiten” de Schneider en 1923, discípulo de Kraepelin, fue uno de los
Postulados más influyentes de la psiquiatría, tanto de la American Psychiatry
Association (APA) como de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
(Pozuelo,2011).
Garrido considera que la violencia se puede aprender por diversas vías, pero
además, existe un disposición psicológica hereditaria de un cincuenta por ciento
(Garrido, 2009). Para Garrido (2009), la conciencia es la guía moral y
Psicopatología criminal asistida por el razonamiento moral ayuda a decidir qué
hay que hacer.
La conciencia se construye cuando se es capaz de establecer un vínculo
emocional, por lo que está íntimamente relacionada con la empatía y el
sentimiento de amor(Garrido, 2008, 2009). Así, la vida de una persona con
ausencia de conciencia o carencia de esta, es una competición por el poder, «y
las personas no son sino piezas de un juego que son utilizadas para el interés
de ganar». La falta de conciencia, la incapacidad de amar y un pobre juicio
moral son los rasgos característicos para desencadenar conductas violentas,
unido a la ausencia de emociones que le impiden establecer vínculos afectivos
y junto a la total falta de conciencia, crean la variedad más grave: el psicópata
Este autor considera que la psicopatología violenta y criminal se desarrolla
desde la infancia; suelen ser niños con un carácter de personalidad muy difícil,
desde muy temprana edad. Algunos de los diagnósticos tempranos asociados
a las personalidades violentas o psicopáticas son: Trastorno Negativista
Desafiante, Trastorno con Déficit de Atención e Hiperactividad y Trastorno
Disocial (en el actual manual de la APA, DSM-V, ha pasado a llamarse
Trastorno de la Conducta)
(Garrido, 2008). Para Garrido, al igual que para el resto de autores ya
mencionados, no todos los psicópatas cometen crímenes, por ello Garrido
(2000) en su obra: El psicópata: Un camaleón en la sociedad actual hace
referencia al psicópata como: una persona con naturaleza camaleónica por su
capacidad de disimular lo que es realmente y de aparentar lo que la otra
persona quiere ver, convirtiéndose en un perfecto depredador de la especie
humana (Garrido, 2000).
En síntesis, podemos observar que el término psicopatología se relaciona con
los actos criminales desde los inicios de la historia de la criminología y con la
psicología científica. Desde su origen y hasta nuestros días ha existido una
ambigüedad entre la relación de psicopatología y crimen versus psicopatía y
crimen. El psicópata, el cual es considerado como el autor de los peores
crímenes por su ausencia de conciencia moral e incapacidad afectiva, en su
historia y también en la actualidad ha sido diagnosticado, mayoritariamente bajo
el Trastorno de la Personalidad Antisocial. Además, por su pronta
manifestación, tal y como señalan Hare (2010, en entrevista) y Garrido (2008),
el psicópata presenta rasgos característicos de diversos trastornos del
desarrollo relacionados fundamentalmente con conductas disruptivas. No
obstante, existen personas que cometen crímenes y no son psicópatas, por lo
que pueden presentar trastornos psicopatológicos que les lleven a cometer tal
acto de crueldad.

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