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Del silencio hacia la luz:

Mapa Poético de México.

POETAS NACIDOS EN EL PERÍODO


1960 - 1989

VOL. II
Distrito Federal
Primera Parte

Adán Echeverría
Armando Pacheco
Compiladores

Ediciones Zur
Catarsis Literaria El Drenaje

Mérida, Yucatán
Agosto de 2008
Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 321
Del silencio hacia la luz:
Mapa Poético de México. Poetas nacidos en el período 1960 - 1989

Vol. II. Distrito Federal. Primera Parte.

1a. Edición. Agosto de 2008.

Adán Echeverría
Armando Pacheco
Compiladores

Ediciones Zur
Catarsis Literaria El Drenaje

Este es un documento de consulta, su propósito primordial es la difusión de la poesía que se escribe y publica
en México, pero también busca contribuir a la formación de la capacidad de apreciación y escritura poéticas de
los lectores. La compilación de los poemas fue obtenida de dos formas: por el envío de los propios autores vía
correos electrónicos y de las fuentes documentales, mismas que aparecen al pie de los poemas cuando se da el
caso.

Hecho en Mérida, Yucatán, México.

322 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
LOS POETAS QUE HABITAN EL DISTRITO
FEDERAL EDIFICAN UTILIZANDO VERSOS
QUE HABLAN DE SUS DOMINGOS
FAMILIARES, DE LAS PUERTAS QUE GRUÑEN
Y LAS SOLEDADES A QUIEN NADIE SIRVE

Distrito Federal
UN PLATO DE SOPA. - A.S.O.

87 autores
Primera Parte
Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 323
Siempre es ineludible cuestionar los límites. ¿Por qué desde un borde y no
desde otro? ¿Por qué desde una esquina y no desde la otra? Es preciso acotar con el
fin de aprehender la información. El espacio en el cual conviven las diversas
manifestaciones de la cultura es amplio. Y ello no signifique que todo lo que está
contenido ahí pueda, con el tiempo, convertirse en referencia obligada. Existen los
criterios que definen a la poesía —tanto temporales como universales— así como la
legítima apropiación que las sociedades ejercen sobre los productos culturales que
originan; la cual, de manera afortunada, está por encima, incluso, de modas e
imposiciones, casi siempre subjetivas, dictando así la última palabra en cómplice alianza
con el tiempo.

Jair Cortés, poeta nacido en 1977, dice que “poesía es aquello que está más
allá de lo que está, es la puesta del sol”; pero ¿quién dice donde está, realmente, lo
que está? Todo depende de la percepción y de la clara, u opaca, visión del que observa.
En ocasiones hay tanta oscuridad que no es posible vislumbrar ni, mucho menos,
valorar el sol más esplendoroso. Sin embargo, también en las tinieblas está la claridad
hiriente que muestra lo que a veces preferiríamos no ver, porque en función de las
sombras se define la transparencia. Los dos espacios conviven y se confabulan para
conducir al poeta al ámbito de las posibles respuestas. A este respecto dice Mónica
Braun: “Hoy sólo en lo inverso de la luz me reconozco.”

Sin embargo, existe, también, la justa perspectiva de la historia. Esa disciplina,


capaz de poner en práctica una metodología que permita una investigación seria en
torno al hombre y sus actos (culturales en este caso). Este mapa poético, concreta
esta tarea importante por inclusiva. Aquel que, en el futuro, desee interrogar al pasado
a este respecto encontrará en este mapa poético una buena parte de la respuesta ya
que en esta muestra está contenida la visión del mundo de estos escritores que un día
decidieron volcar en música, imágenes y demás figuras poéticas los sentimientos que
conformaban su humanidad.

El rescate de las individualidades y de los procesos sociales como objeto de


análisis sociohistórico es una de las preocupaciones de la historia social preocupada
por el estudio de la sociedad en su conjunto y no sólo de ciertos individuos (señalados,
designados o elegidos por dedos divinos). La escritura y la lectura son fenómenos que
coadyuvan a la conformación de las sociedades y sus características ideológicas,
económicas, políticas y culturales. La escritura ha sido, desde hace miles de años, el
medio por excelencia a través del cual el hombre ha dejado testimonio de su paso por
el mundo. Afirma Walter Benjamin que la historia es objeto de una construcción cuyo
lugar no es el tiempo homogéneo y vacío, sino el que está lleno de “tiempo del ahora”.
Ese “ahora” es cada uno de los poemas que conforman esta muestra. Un “ahora”
instantáneo y ubicable que habla de las personas que los escribieron y el mundo que
los rodeaba. “Un ahora metido en el espejo” dice una poeta en esta antología.

El espíritu se despliega en la historia y quien se atreva a cuestionar a la


historia debe cuestionarse a sí mismo, dice María Zambrano y Eduardo Mosches —en
“Los primeros pasos”, texto introductorio de la Muestra de Poesía Mexicana 1964-
1985, publicada en la revista Blanco Móvil 101— señala: “Cada poema puede dar
testimonio de la humanidad del ser humano; en cada entramado de las líneas se va
tejiendo la unión de los fundamentos de la existencia… El poema es ese mundo íntegro
que representa una forma insustituible de captar y comunicar significados vitales”.

¿Quién debe y quien no debe participar de una historia? Me parece de suma


importancia dejar, para la conformación de una historia de la poesía en México, una
constancia de los hombres y mujeres que intentaron y/o lograron dejar una señal de su
paso por la vida cultural de México a través de la palabra poética. Si esta palabra es
poética o no, en términos estrictamente definitorios, será, como ya dijimos, tarea de la
sociedad, de los lectores que con su aceptación legitimen una obra; pero, sobre todo,
del tiempo que es el más implacable y omnipresente de los críticos. Por lo pronto, los
autores han decidido seleccionar a los participantes de esta muestra con base en los
criterios de las instituciones que, oficialmente y no, reconocen el trabajo poético: jurados,
editoriales y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

324 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
He escuchado a mis colegas quejarse a menudo de una falta de atención
hacia las generaciones de los sesentas, setentas y ochentas. Es por ello que se ha
tratado de atender esta carencia compilando y publicando antologías como “La luz que
va dando nombre”, “Eco de voces” y, más recientemente, “Animales distantes” en lo
que toca a la generación de los sesentas a la cual pertenezco. Y así, cada generación
hace lo conducente con respecto a su labor trabajando por generaciones, de manera
separada y separadora. Es por ello que me alegra encontrar aquí un amplio panorama
que pretende incluir a los escritores que, desde 1960 hasta el año de 1989, trashuman
por el devenir histórico de la poesía en México. Con toda seguridad, porque siempre
sucede lo mismo, habrá quien se quedó fuera. Pero la razón, me parece, tendrá que
ver más con limitantes relacionadas con el acceso a las fuentes documentales que con
criterios discriminatorios porque los autores han dejado bien claro que no pretenden
erigirse en “gurús” de la poesía lo cual, en primera instancia, se agradece.

Me ha sido encomendada la tarea de introducir esta muestra de poesía


perteneciente al Distrito Federal y la labor no es sencilla debido a la amplia y muy
diversa gama de tintes, tonos y temáticas que en ella convergen. El Distrito Federal es
un lugar sui géneris que debe esta sinergia de voces a su característica histórica de ser
un espacio de reunión al que confluyen personas provenientes de toda la República
Mexicana desde tiempos prehispánicos —hace al menos 700 años aproximadamente—
cuando los mexicas construyen su imperio y éste se convierte en un centro obligado de
las actividades políticas, económicas y sociales de gran parte de Mesoamérica. Más
tarde, con la llegada de Hernán Cortés, Tenochtitlan se convierte en la capital de la
Nueva España y, por lo tanto, centro de los vastos dominios ultramarinos del imperio
español. Riqueza y complejidad fueron el resultado del tráfico y la migración continua
de personas. Además de mercaderías, las personas que arribaron, y continúan arribando,
a la ciudad de México, traen consigo objetos no materiales que enriquecen, día a día, la
vida social y cultural de la población: noticias, costumbres e ideas. Piedras preciosas
no tangibles que llegan y se adhieren, se mimetizan o se metamorfosean hermanando
los pensamientos en este acontecer que construye, en el caso particular que nos ocupa,
la ruta poética que atraviesa y rodea, desde múltiples posiciones, el espacio geográfico
de la ciudad de México.

Ya en anteriores apuntes acerca de este documento, mencionaba que el 29%


que representa la muestra de poetas radicados y nacidos en el Distrito Federal, está
constituido por una amplia población de autores que dan lugar a una amalgama de
culturas y etnias no sólo internas sino externas; toda vez que la población del D. F. está
conformada por personas nacidas en otros estados de la República que radican en el
Distrito Federal y otras que nacieron aquí, pero cuyos orígenes se encuentran,
hereditariamente, en otro sitio. Esto da pie a una singular convivencia de diversas
visiones y formas de estar en el mundo. Y en la diversidad está, también, la riqueza así
que en este Mapa Poético son rescatados los ojos, bocas y entresijos de 177 poetas
que han decidido navegar, bolígrafo y metáfora en el bolsillo, por las calles y drenajes
profundos -antes lagos, caminos y riveras- de esta ciudad, cantando a las luces y
sombras que acechan debajo de los semáforos o que, alevosas, se esconden en las
húmedas entrañas de alguna alcantarilla. El rápsoda habita edificando y edifica
poetizando afirma Hugo Mujica, poeta argentino, porque habitar es edificar, construir,
crear en el espacio y en el tiempo.

Los poetas que habitan el Distrito Federal edifican utilizando versos que hablan
de sus domingos familiares, de las puertas que gruñen y las soledades a quien nadie
sirve un plato de sopa. De las “ideas que son capullo” y de los ombligos “donde se
abonan todos los vientos”. Ofrendan su música a las raíces “que no tienen canto” y
afirman que “este siglo alumbra el lado opuesto del porvenir”. El tiempo y el espacio
van a la poesía y se trepan en las palabras para hacerse visibles; para develar los
muros y los instantes que el poeta toca con su palabra y luego desparrama sobre una
hoja en blanco en el mejor de los casos o en algún papel sucio y arrugado que recogió
en alguna calle luego que se percató de que no llevaba consigo algo sobre lo cual
escribir.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 325
Se dice que el tiempo en las ciudades se desliza veloz entre los cuerpos y las
ideas y esto tiene su parte de verdad, pero también de mentira. Es cierto que las
ciudades envuelven al hombre en su vorágine obligándolo a moverse al ritmo vertiginoso
de un ente que no puede detenerse so riesgo de volverse vulnerable ante los millones
de seres que lo habitan. Sin embargo, hemos sido ingratos al definir al tiempo. El
tiempo pasa a cada instante y está ahí para que lo vea quien pueda y quiera verlo.
Quien se atreva a detener su paso para intentar apresar alguna de las minúsculas
partículas con que el tiempo nos mantiene siendo, podrá saber que, como dice Zambrano,
el tiempo es lo que no nos abandona, lo que “nos sostiene, nos envuelve”, lo que “eleva
al ser humano sobre la muerte que siempre está”. Pero, de manera paradójica, para
poder detenerse hay que moverse sin tregua en la banda veloz de la historia.

Siempre hay un momento en el cual se puede atrapar una gota de tiempo


como a un mosquito para revisar cuanta luz, o polvo, ha recogido en las alas. Los
poetas de esta muestra citadina se detienen ante el tiempo y le revisan las alas para
arrancar de ellas las palabras y acomodarlas en largas filas que atraviesan el papel de
lado a lado o se desgranan una tras otra para construir oraciones y conjuros; para
contarse a sí mismos su propia historia. “Hemos llegado y no es del mar donde somos”,
escribe una mujer en un poema y desliza su mano sobre el vientre siempre fecundo del
origen conocido; ese que sabe a tierra y a maíz, que se desliza sobre los canales
antiguos, pero que termina colocando la respiración en la chinampa. “La muerte es
siempre un vuelo interrumpido, un acontecer de silencios y palabras deshojadas”, escribe
un hombre y va dejando el rastro de su propia muerte frente a los ojos de los otros que
también son él tratando de saberse sustancia. “Qué hacer con el tiempo que está ahí,
inalterable como un lago sin reflejos…” se pregunta otro porque está cansado de buscar,
pero sabe que debe seguir esperando una respuesta. Voces citadinas que se atreven a
cantar distinto. Voces que prefieren la suave seguridad del camino ya recorrido. Voces
que cantan a los cielos y a las muchachas del verano en cuyo cuerpo se ciñe el día.
Voces que recorren los parques en busca de algún secreto para guardarlo en el bolsillo.
Voces que gritan para “crear lo aún no creado” asumiendo, aunque pese, la propia
existencia.

La palabra transita por la enigmática desnudez de los cuerpos que aman y se


sueñan luz en alguna habitación y a ratos se detiene, melancólica, en la añoranza de
los grandes palacios antaño perfumados de incienso donde Netzahualcóyotl dibujaba
flores y colibríes sobre el papel amate sin olvidar subirse al vagón del subterráneo sólo
para calcular cuántos minutos le quedan por delante luego de un inesperado encuentro
con la muerte. La palabra ejerce la memoria viajando a las playas, desiertos, selvas y
páramos en donde todo comenzó “una vez, tiempo atrás, hace llantos” para venir a
terminar en medio del tráfico donde un viajero, “equipaje de la sombra”, “viene y nunca
llega”, pero se repite sin cesar: “yo me traje aquí”, y aquí debo resolverme. La palabra
misma es un peregrino que deambula por la plaza de Santo Domingo descubriendo “el
lenguaje imantado del instante” sólo para llegar al origen.

Encontramos, en esta poesía defeña, los más disímbolos personajes. La


Farmacia de Dios, Alonso Quijano, Aquiles, Dylan, Baudelaire, Frida y Ometéotl conviven
con los dispersos en cuya “respiración hay un murmullo que parece canto” y con “la
gente que se mueve como maullido de gato”. Las “sonrisas Canderel” y las “angustias
Tupperware” de las muñecas rotas se suman a los aullidos de un perro iracundo que
furioso recorre los laberintos del olvido afiebrado por la obsesiva maña de amar. Los
recuerdos, deseos y presagios; las sombras, dudas y lamentaciones, son la miga de
este pan amasado con la emoción de los poetas que viven y escriben en la ciudad de
México.

El quehacer poético es el mismo en cualquier sitio de la tierra. Cambian los


escenarios y los personajes, pero el sentir del poeta es el dedo en el gatillo que produce
el disparo. El dedo que toma a la palabra y le coloca un alfiler en el centro para luego
mirar los estertores de sus alas como señala un joven poeta de la generación de los
ochentas; la más reciente generación, escribiendo, dibujando y cantando los haceres
del poeta. Las expresiones son variadas como ya señalé, pero las intenciones estéticas
y existenciales son las mismas. Por ello es justa la propuesta de Mónica Braun: “Siempre

326 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
que prometa su corazón como una ofrenda habrá que recordarlo”. En esta muestra
está el corazón de una buena parte de los poetas del Distrito Federal quienes se han
arriesgado a ser leídos, como señala Adán Echeverría; quienes han atrevido la pluma a
pesar de sentir, en ocasiones, ser “una palabra que debería de retirarse”.

Queden para la reflexión acerca de esta muestra poética los versos de Jesús
Gómez Morán:

“Aquí todo es contacto entre sombras,


abismo que se traspone con el puente
tendido entre un poema y otro.”
Angélica Santa Olaya.
México, D. F. julio 2008.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 327
ABREU FLORES, ZARÍA, (1973).
I
MAR EN TEMPESTAD

estalla en aullidos
se retuerce

no hay manera de callarlo


de arrullarlo
de decirle que nada pasa
que no hay razón a su gemido

estalla en un berrinche casi divino


estalla
estalla
estalla
se agita pidiendo piedad

yo sé
le duele su grandeza
le duelen los costados que no tocan la tierra

le duele su entraña habitada

(sus millones de peces)

algo le duele
lo sé

no escapo a su dolor
me sumerjo en su estómago crepitante
en sus largas manos retorciéndose los dedos

me sumerjo (con todas mis pertenencias)


en su revolcadura suicida
en su abrazo de sí
en su notable afán de despenetrarse

estalla
estalla

estalla
en fragmentos de todos los tamaños

furiosas moléculas
devoran los pueblos que habitan sus orillas

furiosas moléculas
como el corazón de una hormiga
relampagueante
desconocida

328 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
furiosas moléculas
invisibles
milimétricas
tan diminutas
ínfimas
imperceptibles

furiosas moléculas
devorando hombres
devorando playas
devorando embarcaciones

(estalla…)

cuando a mi mar
le toca la larga noche de la angustia
ante su ira me estremezco
me acuno en su desgaste de coraje
y duermo en su regazo

II
te beso:
me sumerjo

te beso:
cada río se pone a variar su cause

te beso:
a mi oído izquierdo
le nacen raíces de agua

III
recuerdo:
te perpetuaste en la orilla de la muerte
te recostaste complaciente en mis dolores
la mesa la alfombra
y la cal de las paredes
recuerdo:
dueles

recuerdo

tu risa
tu risa
tu risa
armada de diminutas navajas

tu boca
de microscópicos cuchillos afilados
—bisturís de la casa de muñecas
en la que jugaba cuando niña—

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 329
tu boca
donde 24 guerreros de metálica armadura
libran sus batallas

tu boca
donde van a morir estaqueados
por tus brillantes espadas
los temores de mi lengua

en el bravo río de tu saliva


nadan trasatlánticos de acero
plateados puentes los sostienen
aceradas columnas cimientan tu humedad

(…las batallas que se han de librar cuando tú duermes


y tus dientes bailan las furias iluminadas de la noche...)

330 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
AGUILAR, JOSÉ LUIS, (1964).

AUREOLA
Hacia el orificio y su estructura de crisálidas,
lumbre circular, alumbre que llama.
Silencio de todos los tiempos,
almendra en la que se guarece la plegaria.
Lámparas espigan cáñamos desvalidos,
el Carnero de los Siglos pende sobre garras.
Vean el cruce de lunas cómo almidona la ventana.
Voz ardida de luz, sublimación de cristales,
esperanza de ninguna palabra: óvalo de nardo sereno.

Tomado de Eco de voces. Generación poética de los sesentas. (2004).

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 331
AGUILERA CAMPILLO, RAÚL, (1966).
OSCURA COMO INASIBLE
Oscura como inasible
susurras tu nombre.
No sabe el agua mejor
murmurarse inaudible,
inasible tocarme,
sin verla exhibirse.
Sólo queda negarte
—y conforme te niego,
brotas y creces,
creces, floreces.

CÓMO ES UNO HEMBRA DESGARRADA


Cómo es uno hembra desgarrada
para contenerse a sí y de nuevo desgarrarse,
darse a la única luz posible,
cómo hay que atravesar la noche
para depositarse, dulce,
niño en la mañana.
Qué dureza de padre
de uno contra sí:
¿cuándo entenderá este niño?
¿cómo se aplaca este padre?
Cómo cuesta matarse y engendrarse,
criar lo que soy, pudrirlo,
renacerlo y retraerlo
siempre al mismo lecho de la misma muerte.

Tomados de Eco de voces. Generación poética de los sesentas. (2004)

332 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
AGUILERA GARCÍA, FLOR, (1971).
LA NOCHE SERÁ MI CATEDRAL
En este libro de las horas
dibujo yo mi jardín de delicias:
fruta sedienta entre telarañas tejidas
por agujas sonoras.
Todo suena a himno en la soledad

SEDUCCIÓN
Descarna mi nombre,
ven,
derrámate,
ya es de noche,
acerca tus mejillas;
toma de mi cuenca
el agua que han de beber tus lirios;
posa tus manos
sobre las cúpulas del pecho,
ven
deja que la luz descanse
en tus pupilas dilatadas,
devora la vigilia,
apriétame,
algo se esconde en nuestro lecho,
prueba mil veces de mi boca,
cierra los ojos
cuando el cansancio nos fustigue
pero toma los frutos
nacidos en mi vientre.
Cubre tus manos,
que nadie te las mire,
marcha conmigo,
encájame en tus piernas,
escucha los latidos
de las altas caricias de mis senos;
marca mis hombros,
quiéreme,
existimos ¿verdad?
Tú entiendes el amor,
el silencio es sangrante,
escóndeme,
sácame el corazón,
colócalo en tu pubis,
rema en mí con el ansia,
jadea
y si quieres
después duerme.

Tomado de http://www.magogris.com/

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 333
ALANÍS, SALVADOR, (1964).
LOS DOMINGOS
Los domingos
acostumbro comer con mi padre.

Con placer escoge el vino


y comparte las entradas;
inevitablemente felices.

Platicamos de Marruecos,
de las puertas de Lisboa
y súbitamente cuenta
del día que pidió la mano de mi madre.

Veinte años después


aún temblaba al roce de las sábanas.
Ella murió hace diez años.

Apenas recordamos
esta corta vida.

Tomado de Eco de voces. Generación poética de los sesentas. (2004).

334 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
ALATORRE, GUSTAVO, (1979).
Poemas de Bufón para Doncella

I
LA HIJA DEL INCENDIO

Acompañada del brazo universal de Dios,


Esta mujer es su propia sepultura.

Amaba con sus piernas en lo alto,


Y gemía como una sola cuerda, la silenciosa,
La sin palabra.

Brillaba como la muerte su sonrisa,


La nazarena cruz de los labios en su belleza muda.

Como un huracán constelado la vestía el viento,


La erizaba como a ciertas estatuas fenicias
Con el embrujo de las tardes, de los días
De calavera y relámpago.

Cantaba la callada, quemaba


Con esos ojos robados al invierno
Y esas noches de oscuridad florida.

Era suya la violencia de las rosas, el aire


Donde ardía su perfume, su corazón
De estrella huérfana, el decantado violín,
El pétalo veloz de sus piernas,
La música corriendo en los oídos de la muerte
De la callada,
La silenciosa.

MADAME PURGATORIO
Bien pudo escoger el cielo o
El infierno
De mujer íntima y regocijante,
Pero madame caricia
Sabe lo vicioso que es el ángel
En un tugurio como este.

Pintados los brazos pintados los espejos


Donde se arreglan estas niñas,
Un Catulo bien podría ser

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 335
Un pésimo cliente;
Con esos versos
Que no llenan los bolsillos de los reyes,
Ni los yambos de una sonrisa fértil o la lluvia
Que enternece y que no alcanza.

Pero de algo ríen estas niñas,


Pero con algo sueñan,
Más allá de la tristeza.

*
Bueno le viene al hambre acostarse con hermosas.
Bueno le es sentir el dientecillo fiero,
La flor brillando sobre la espalda como un estigma,
Como un velamen.

Entrar o salir
Del suyo remolino macabro y quedarse
Con la mirada puesta en el viento,
En ese aire de su voz que trastorna como Calipso
Divino e infernal.

Pasarán los años como ríos por esta hembra,


Quedará su ángel maldito en la ebriedad de la calle intacto
Como el péndulo de una locura inmóvil
Que sacudió mi cama.

Soñará que hubo una vez un hombre


Que le llovió en sus labios,
Que hacía y destejía tormentas como un Baudelaire sediento.

Recordará sus pasaos de gota caída,


Su caricia de urna quemada en el cabello de la tarde
Crepuscular
Como le fue la belleza en el invierno,
Como le fue la risa
Oscura,
Vecina de la muerte.

*
Cómo quitarla de mis ojos si ella conoce al viento.
Si ella misma es el lamento del bandoneón callado en el arrabal.
Cómo seducirla con este labio mortal, con esta lengua
Que le versara el reino de su belleza pagana,
La soledad tirana de su cadera peregrina.

Habrá señora en su risa para el mundo,


En ese dote de bien portada en loa amoroso,
El delicado gozo, la instantánea malicia,
La caricia que la derrumba en el aire y la devuelve ciega.

336 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
A qué santo leproso bendecirle esa figura terrena,
Esos muslos como la puerta de un cielo,
El huracán poseso de sus labios quemados,
La urna donde se guarda la risa como una lluvia
Que no entristece,
Como una tarde que se amuralla
Con el derrumbe de las rosas.

PARAÍSO CLOWN
La luz que asciende de ti, hasta esos ojos
De carcajada y tormenta,
Calavera será para este Bufón que se emborracha
Con esas piernas de cortesana romántica,
Viciosilla de Baudelaire y Celán.

Mi literata, ese ombligo tan suyo


Que sabe de lujurias y pegasos,
Es un molino de fuego donde se abonan todos los vientos,
Donde envejece la tristeza como una niña
Callada o silenciosa.

Tuyo es el sol que me atardece en el espanto,


Tuya es la noche, mi cadáver,
Mi calavera para besar en esos labios eternos.

Tuya es la náusea de las aves, la oscuridad también tuya


De la caricia oscura, el mármol
De este miedo y de esa nube,
Mi paraíso clown

Para saltar la vida.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 337
ALONSO, ALEJANDRO, (1962).

BALAM
(FRAGMENTO)
para Rufus,

por el ámbar de fuego de su mirada

I
Sol
enciende fuego
palpitante en la hoguera
vive en mí
corazón pebetero
Dios arcano
guerrero

II
Cada amanecer regocijo
cuando atardece una fiesta
entonces sucede
cantera piel de camaleón
oruga mariposa
espina asoma la flor
también el quetzal
tumbago
de música y canto
guiña al universo
máscara polícroma
noche del día
oro plata
luna sol

III
Inicia el festín
despierta la selva
los sonidos revelan color
parece que gime
una sola garganta
bramido de jungla
grillo sonaja
canto esmeralda
del chéreje zope tucán
y al acecho de la sinfonía
ruge la furia del oro
Balam

338 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
IV
Todo arde
la selva una pira
el universo una hoguera
la flama devora del follaje
raíz semilla flor
misterio

Del fruto arcano


fuego nuevo

Y ese dorado
amanecer de tierra
a través del fuego
bestias del inframundo
revela

En las formas del fuego


revive la mirada de la bestia
El crepúsculo a la sombra de la noche
deslumbra al santuario de la selva
Entonces crece su furia
escapa el último resplandor
ruge Balam

Del cántaro de barro


emana una gota
de sangre y semen
fuego líquido
elíxir de eternidad

V
Sólo quedan cenizas
quebranto de oro
eco y trueno
del cometa que estalla
Cenizas
memoria del roble
que incendiara el astro
en su arco iris de oscuridad

Tomado de Eldorado Práctica Mortal (2002)

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 339
ALONSO YODÚ, ODETTE, (1964).

TERCER PISO
Lloro porque no encuentro la puerta de mi casa.
Alrededor hay fiesta
hombres encapuchados
mujeres harapientas
música enrarecida.
Soy un niño llorando en la escalera
una pareja ríe
y yo digo señor
tengo hambre
¿y mi mamá?
En algún sitio mi madre está llorando
tengo un extraño miedo de que nada me salve
ni siquiera mi madre que ahora veo más lejos
todavía llorando
(quizás ella tampoco encuentra lo que busca).
Hay un gato que corre tras mi zapato verde
buscamos puerta a puerta
y en cada una un niño tiene mi misma cara
sentados al umbral de casas que no existen
que nunca fueron de ellos
casas prestadas donde los desalojan
para hacer esta fiesta de falsos disfrazados
y trajes polvorientos.
Otros serán los dueños
y qué haremos tan solos
donde nadie vendrá a tomarnos de la mano
y a decir hijo mío
la sopa está servida.

Tomado de Tropo a la uña. Año III. No. 17. marzo - abril.

EL TÚNEL
Como la placidez de un rostro familiar
no tiene fin
y creo que tampoco hubo principio.
Tanteo el aire la luz que me rodea
tenue y blanquísima como en un nacimiento.
Estoy flotando
acaso soy una burbuja
y acaso estallaré para ser aire luz
la extraña placidez de un rostro familiar
o un fuego fatuo.

Tomado de http://www.magogris.com/

340 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
AMARA, LUIGI, (1971).

NEGACIÓN DE LAS PUERTAS


Hay puertas que gruñen sordamente al cerrarse
y esconden con celo de animal
un enjambre de chácharas.
Hay puertas que se azotan de golpe
y cortan el hilo del oído
con guillotinas verticales.
Hay puertas que son una extensión de la pared
y otras batientes por las que se asoma
la dentadura postiza de la casa.
¿Quién no ha escuchado
en noches de ventisca y perros
la sinfonía de las puertas, las bisagras
que sólo tocan la nota del desprecio
y nos dejan sonriendo a la intemperie
como bobos debajo de la lluvia?
Hay puertas que conocen bien nuestras narices
y otras que solamente atraviesa el fantasma
inocuo de la mente.
Hay puertas que son tambor desesperado
y otras más tristes que al cerrarse
apagan algo adentro
como cajas de música.

Tomado de la revista Blanco Móvil. No. 101. Primavera 2006.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 341
ARGOYTIA MIRANDA, JOSÉ ENRIQUE, (1970).

BÚSQUEDA INCONCLUSA
(FRAGMENTO)
Levantando puentes
bajo al infierno,
y entre el vaivén de gnomos
te busco ángel maldito;
quiero arrebatarte el secreto
de mi vida, incubado en tu geografía.
Quiero mirarte el rostro
y arrancarte la sonrisa,
darte un beso en las entrañas
y violarte.
Voy por mis catacumbas
preguntando por tí,
el caos responde
dando tumbos
que desgarre otro poco,
pero el eco anuncia el engaño,
pregona que eres incognoscible;
agotó su palpitar en el aire
y marcho en pos de tus negras alas.

(...)

¿Y qué de este andar infértil?


Encarnación del vértigo.
Investigo otra puerta,
nueva salida.
Me recreo en el miedo
aún no contaminado;
cultivo mi locura,
encontrándote me encuentro.
Aún grita el eco cansado
y me enseña
como crece el caos
alimentándose de mí.
Quizá nunca burlaré a tu custodio;
quizá esto es el miedo y el fin.
Incólume deambulas
en mi reino vasto
aguijoneando mis fantasmas
y yo te busco desplazándome
en la hora del gran desprecio.

Tomado de La sed del fuego (1994)

342 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
ARISTA, CUAUHTÉMOC, (1966).

LA EDUCACIÓN EN CIRENE
En Cirene —¿quién recuerda?,
¿quién podría decirlo?—
muchachas fallecen a diario
y otras nacen idénticas
menos por un día. En Cirene
árboles de instantes y noches eriales,
llano silenciado a punto del murmullo.
Los viejos quisieran abismos
en su casa, en vez del zumbido.
—Cada uno se contempla
sin consecuencia, pero hay habitaciones
que atrapan música filtrada
por lo respiraderos
—que inaudible desespera a quien siente el golpeteo
y la llama sentimiento de la muerte,
sueño de cactos extranjeros, deseo de estar loco
y extraviarse en los bosques desgreñados
que circundan Cirene.
Quien ahí sigue su reciente huella
fascinado en la impresión de algo propio
se acostumbra al grano mínimo
y absorto en su giro sostenido, un día tropieza,
oye todo, envejece y despierta.
Nadie ha muerto en Cirene.
Nadie levantó sus muros.
Nubes que no llegan, ríos que no pasan.
Muchas niñas se pierden
en el mismo lugar donde despiertan
y si el otoño suscita
de entre piedras música,
van al agua enloquecidas,
la agitan con las manos
y dicen ser aquellas que murieron,
menos por un día.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 343
ARÍSTIDES, CÉSAR, (1967).

GESTOS
El gesto de mi padre se hunde en los escombros
así lo dicta su sangre artillera
mezclada con el agua y los cementerios
Navega en el oleaje del aire
expectación de anhelos en estrofa delirante
sentencia del terrible acantilado

Cruel zozobra
dibujó en su vieja mirada el placer del mirlo
ojo con azufre infinito
reflejado en los confines de las ínsulas

Este semblante moribundo


representa la sabiduría patriarcal
padre con el rostro bordado en un muro
en la pared piedras afiladas
poseen la bruma
sombra y andanza configuran el desvelo
mientras mi padre elabora paciente
en el terrenal de sus heridas
su infinito gusto

ANSIEDAD
El marfil de tus muslos invocados
por los dientes voraces del tormento
maduraron serenos el portento
subversivos en tus bordes almendrados

En las noches los ágiles ardores


que reptaban malignos en tu gruta
fatigados reniegan de la fruta
macerada en la rabia y sus tremores

El capricho del búho recibiste


orfandad con la túnica mojada
por el juego protervo del bromuro

tu indomable martirio no desiste


y conduce la duda avinagrada
al azote lascivo frente al muro

Tomados de Eco de voces. Generación poética de los sesentas. (2004).

344 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
ARMENTA MALPICA, LUIS, (1961).

REINUM
La luz no muestra las cosas como son. Las reviste,
se diría que las viste, para que se les vea.
Sin este vestido no serían visibles.
Pero no son este vestido.
Roger Munier
Duerme. Todos sus herederos murieron en el bosque
pero él duerme. Sudor de miel y musgo
alquitrán a la sombra del peligro. Cae en tiza
su ronca ensoñación, su vegetalidad de crín y de heno.
Tendones, ligamentos, cascos sin herradura.
Galope hacia la luz
el aliento del árbol no es el tiempo ni el fruto.
Este bosque tiene un resto de mundo que lo habita.
Por lo oscuro es azul
como el canto del mirlo en las alturas
pero también espacio.
Donde duerme hay un papel y lápices:
enramada y zarzal, acequia, esquejes, los rumores
de las vincapervincas.
Con maleza de pájaros
en un rosal de voz
enjaeza corceles en el invernadero de su boca.
Cuando florece un mirlo cambia el árbol
y el aliento del hombre se congela.
Dejamos de respirar la noche que está detrás del tronco
para inventar la lluvia.
Fermentación del odre y los herbarios
de las enredaderas en zarcillos
el cielo moja de azul el bosque de los sueños.
En la raíz se calla lo que no tiene canto.
Mejor dicho, es como si durmiera.
¿si Dios hablara
volvería a hacerse el hombre en su silencio?
Aunque dormido dice:
nunca supe de mí en el nacimiento
y no sabré mi muerte
¿por qué la luz oculta las tinieblas?
Esa hierba que crece entre las tumbas ha callado
los siglos que ahora miro desde el árbol.
¿Quién consuela a la muerte?
Hasta unas hojas caen para que el hombre conozca
la transparencia con la que se ha vestido.
Yo me miro en el árbol
en su media naranja de la luna
como hoja que no sabe de la rama
y no desea ser fruto, sino pájaro
o lo que escucha adentro.
¿Qué refleja la luna de lo oscuro?
¿Deja de ser espejo cuando nadie la mira?
Ahora que pienso en mí

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 345
imagino el pasado que abre sus cortinajes
para que yo me vista.
Dejo que entren las sombras
hasta cerrar mis ojos.
Y vuelvo a ser un árbol: el punto
de donde parte el sueño a las alturas.
La luz que hace que mire el canto
no escucha ni puede darle nombre a lo que vuela.
La verdadera luz desaparece todo.
Porque llamar al mirlo no es conocer su ruego:
es el silencio lo que levanta al ave.
Qué somos sino un vergel umbroso
colmado de palabras cuando un árbol nos calla.
Y cantamos el fruto
no su mosto.
Adán nunca fue niño.
Le faltó una navaja para rasgar su carne
y nombrar con su sangre al otro
que sabía la partitura.
Preferible dejar que venga otro hombre
a coser mi madera con su mano
o inventar a la mujer que muerda el fruto.
La última luz hace el ruido más alto: aquel
que ya no se oye, pues iguala al silencio y recomienza
el mundo.
Allí donde Dios reina
y los mirlos resguardan su secreto.
Dios no calla.
Simplemente no tiene la palabra para decir al árbol.
Posee la huella de una luz que no existe.
Respira de la luz. Se ahoga
en la sombra.
Agoniza de olvido.
Cae adentro del árbol infinito
y no sabe que cae
como en un sueño.
El árbol muere sostenido por sus propias raíces
y suda miel y musgo para ser recordado.
No deja hueco
ni tumba en los jardines.
Lo que oprimía su voz estalla en hojas.
Es el edén lo que ya no reposa sin el árbol.
Es la muerte la que nunca termina de morir
cuando se acaba el verde
de los mirlos.

346 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
SEIS INCENDIOS PARA APAGAR UN MIRLO
Una transparencia increíble, en su recóndita profundidad,

dejaba surgir el paisaje verdadero.


Odysseas Elytis

I
Los recuerdos nos han dado la espalda
ese vaho que asciende de los bosques
con sus grillos a cuestas
será todo el pasado.
No hay más cal para erigirnos horizonte
por un jirón de nube.
Aquello que en soledad mezclé
nos lo arrebata el pan
las aves de la luz y su pureza.
El que sin lágrimas deambula por el bosque
con un crujir de labios se despide.
Por un mordisco de hoja corre el día.
Nos faltan otros siete para la eternidad
y no hay un árbol:
su pequeño cordero
se mantiene de pie y acechado por los grandes
felinos de la duda.
Una soga de esparto lo ata al tronco de la noche
y se le oye gemir en sus arterias
una miel incendiada y el musgo más intenso.
Alguien escribe sobre su corazón con un cuchillo
el nombre de su padre.
Bala también la primogenitura
del que es sacrificado
para que no arda el bosque.

II
Para que no arda el bosque
exhumo el calcio de mis viejas palabras.
Leño anterior, pero también lechuza
el soplo de mis labios anticipa la sangre y sus navajas.
Verde oración que alimenta a la mantis
guarda recuerdos la ceniza de ese azufre
del que podría contarles.
El silencio que sostiene la noche había huido
en la mitad del cielo y de los pájaros.
Menos el gris de un mirlo.

III
Y de los pájaros, menos el gris
de un mirlo llama la voz coccígea
la serpiente espinal dentro del árbol
Crece para el amor.
Su viento es más pesado por cargarlo.
Pero menos
si canta.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 347
IV
Árbol también
sin pájaros
esta melancolía me recibe
en el rojo donde las flores mueren
y el silbido del corazón oficia su dominio.
Soy mi padre y bastón.
Hijo que estudió la caída de la manzana
en lugar de morderla.
Nieto del nunca está, porque esconde
el paisaje de otros mirlos.
Abdicación del canto que contiene la sangre
para que no arda en bosque.

V
Al desliz del amor solo
nos queda el temblor de unas hojas.
Va su vivir desmigajándose
y en lágrima de Dios
conmueve su recuerdo con el aceite impío
de otra sombra.
De memoria aterida y aspereza
su pobrente latir de mano en mano
es la flor en el mirlo
esta carne de recia vestidura
aquel mirar agónico que descansa
tal vez
porque eres hombre y eres
de cielo
párpado al que le hubo crecido el corazón
muy pronto
la sonrisa cuando se piensa beso
y no alcanzó para decir tu nombre
el nombre que abra el día
tatuado en una lápida.
No lo puedes callar. No debes. No concluyas
la raíz que nos crea
si la llama se apaga para que no
arda el bosque.

VI
Busca un temblor que no haya sido piel
porque tal vez
muy pronto
el aceite sea escaso
para encender al hombre.
Busca un sitio en el árbol
que no haya sido tallado con su olvido.
Tal vez
lo que tú llamas Dios
solo es un ave
que ha perdido su canto entre las aguas
con las que apaga el mundo.

Del libro inédito Última luz, beca 2006-2007, del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Jalisco

348 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
ARRIETA MUNGUÍA, ADRIANA, (1966).

A SOLAS CON SU IMAGEN


Cabalga el tiempo
y su sombra
y el camino
se nombra viento
y el destino
espacio imperecedero

Tomado de http://www.poesiabreve.com/adrianamunguia.html

MENTIRAS A LA CRÈME I
El teléfono no suena nunca
y es la hora que miente – ha sonado
cien veces interminables – viene
ahora el sueño también con sus dos
ecuaciones de apariencia más la
incógnita ceñida al desvelo
Vagamos sin brújula entre lo que
nombramos compasión y mentira

ORÍGENES I
Mis sentimientos son lo único que poseo.

El mar
me resguardó entre espiral
y secreto
El cielo
tomó de un vuelo mi pasado aliento
para mostrar las monedas al sol
para conquistar otra ave vigía
en su torre de verdad
Un faro en el peñasco inalterable

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 349
FUNERAL NEGRO
Si te nombra la oscuridad
no es porque el bosque pierda
su sombra o al caminante
ni porque el fuego consuma
la mano de arcilla a polvo
ni porque el viento levante
menos el oriente breve
ni porque la tarde time
su rumbo cuando antes eras
tú el extraviado – sólo se
mecen ciertas palabras con
la inquieta bruma de la alborada

FUNERAL TRASLÚCIDO
La figura humana precipita
el final cuando el principio aún no
ha llegado al umbral de la puerta
El encierro duerme en sus entrañas
y en la tierra de cada mañana
reposa la guerra sobre el sueño

FUNERAL S/COLOR
En el olvido
no hace falta imaginar
que no existimos
En ese canto sin voz
mis piernas no resistieron
el embate del viento
Buscaba tus manos
en la oscuridad impenetrable
mientras toda idea
se evaporaba
en la memoria

Todos estos poemas pertenecen al libro Historia de un reflejo cansado,


Fondo Editorial Tierra Adentro, CONACULTA, 1998.

350 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
LIBRO DE TRANSPARENCIAS

detrás del recuerdo


páginas de vacío
la vida cien veces contada
por la fragilidad y el designio
de palabras no escritas

en el libro de transparencias
efímero es
el vuelo de aves que portan el sur
como cristalina
la historia de otros

OTRA NOCHE DE AZULES CONSTANTES

entre la piel y la noche – el olvido


no
entre el olvido y la piel – otro nombre
entre la noche y el olvido
la inmortalidad

NADIE E ÍCARO

desearía saber quién eres – sin descubrirlo nunca


compartimos un fondo inefable
nuestras alas pesan soles enterrados
y sé que entiendes
porque no comprendes del todo
de cualquier modo
moriré antes
mas sobrevivirá
la inevitable duda

Todos estos poemas pertenecen a Libro azul,


Instituto Mexiquense de Cultura, Toluca, 2001.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 351
EL SIGLO DE NEÓN
Este siglo ya no pertenece a nadie
Manto de aves que cae del cielo
Árboles de raíz arcilla

Aunque no haya camino


no soy yo el perdido
Con la distancia en la cabeza
siento la piel abandonada en diferencias
que aparecen aquí – allá
en geográfica armonía

Este siglo ya no pertenece a nadie


perdona las promesas sin compañía
el café abandonado en rezagos
Este siglo alumbra el lado opuesto del porvenir
con una bombilla de neón – sol de carnaval

LO QUE TERMINA CON LUZ DE NEÓN


Con el siglo concluye
la inercia de los personajes
En el fin se atora
una fronda de voces apagadas
Pájaros luz ocultos en luz tarde
Un singular idioma
Trêve de ces niaseries
y caigo en la cuenta
(dos-cuatro-seis)
que no sé hablar el lenguaje de los hombres
Permanecí contemplando
las manecillas sin guardia
Recuerdo el espacio – su modo
y vuelvo a caer en la cuenta
(uno-tres-cinco)
de que esto huele a apariencia
y parece torcido
como el árbol seco del siglo de neón

352 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
CONJETURAS TRISTES
I
En el infortunio habitan las horas
blandiendo el destino en desvarío
En desvarío también se oyen los pasos
cercanos como eco
de gotas que caen
de gotas cayendo
en cuentas sin sentido
y cuando ya no parece haber nada
tu imagen se perpetúa
sabiendo que no estás en sitio alguno
de mente alguna

II
Y después
cuando vuelva el silencio
cuando la soledad sea casualidad
nos recordaremos llenos de vacío

Todos estos poemas pertenecen al libro De límite leyenda y fin,


Práctica mortal, Dirección General de Publicaciones, CONACULTA, 2003.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 353
ASIAIN, AURELIO, (1960).

SÍLABA SECRETA
Para Fernanda Solórzano

La tenía en la punta de la lengua


y en los labios levísimos temblando

desasida en qué cielos como nube


dispersándose hablando no sé qué

mientras yo la impulsaba con un soplo


del tacto por las sábanas azules

y una canción que no recuerdo


como la luz llegaba de la sala

Tomado de Anuario de poesía mexicana 2005. (2006).

354 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
BALDERAS, GABRIELA. (1963)

TROPICAL
Para Socorro Trejo S.

La primavera es ancho tronco


y escancian en su copa
los oros de la luz.

El viento alarga mis cabellos.


Soles urden su lecho en la carne.

Un colibrí derrama polen sobre mis ojos.

La mirada germina el otero en blanco


acaso un corazón se cría
en las hojas del acanto, una flor

Roja orquídea es la voz:


va enredando el fermentado aroma
de los manzanos a su paso.

CARTA PARA ALEJANDRA PIZARNIK


Qué día la sangre quiere sentarse
bajo el silencio umbroso.
Los árboles asilen de tambores del sol,
y grabar en los ojos
la hojarasca ardiendo rabia en cada gesto
antes de morir.

Qué día la sangre quiere


ser ofrenda a la tierra
y abrirse sorda en marzo
sobre un campo de geranios
donde no crezcan piedras
ni el muérdago.

Quiere la guadaña del olvido


segar de la memoria
pájaros atroces,
la melodía del vértigo,
lo más escarpado de la garganta.

Qué día la sangre, Alejandra,


quiere romper en astillas su llanto,
pues vive despeñándose en el tiempo.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 355
TULIPANES
A las dolls*

Durante todo el año


al deshojar la flor de fuego de Van Gogh
brotan muchachas en el arriate del deseo.
Es ofrenda su tulipán de tersa mácula
y su mutismo detrás de las vitrinas.

Qué especie de bulbosas carnes


sorben a diario litros de luz neón
para imantar miradas.

El dolor les sube por el tallo


hasta el subterráneo corazón
donde abrevan aromas

Pagan sus muerte con espasmos.

*Prostitutas de Ámsterdam, Holanda

Estos tres primeros poemas pertenecen a: Estaciones del viento.

ARCA
Antes del diluvio
edificamos en madera de acacias
el arca del corazón
Allí entramos a perpetuar el fuego
En lo alto y lo ancho del espacio
era una llama doble
Eran aceite las pasiones
Se quemaron todos los recintos
en la linfa candente
Más de cuarenta lluvias
y el mar en la llaga
Brotaban relámpagos de los ojos
cegando su destello
Así ardieron los nombres
lebreles en el bajel de la carne
En medio de la adversidad
íbamos flotando como un nido
en su ramaje líquido
Se abrió la quietud
en un arco de alianza sobre el agua
Estamos de cara al sol
descienden peces en el aire
sellos en las puertas se desgajan

356 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
LA ARAÑA
A Elva Macías

Invisible al ojo
tan clara en el pensamiento
la araña extrae de sí misma
rayos de oro
Urde laberintos
Trepa el horizonte
y devora su rastro
Cumple su historia concéntrica
Acordona formas
que ata en un hálito
Segrega luz y penumbra
Trenza reflejos
el tiempo entre sus manos
Resuelve signos
los descifra
y los sorbe
Enlaza una y otra línea
Hila obsesivamente la ficción

ORQUÍDEAS
Ideas
que son capullos
sustraídas de tiestos pensantes
son brezo carbón de fragua
Se adhieren sus rizomas a la página
y son
cuando más viven
de raíces aéreas

Sus labelos absorben


la luz
que el follaje cuela bajo espigas
flecos que ondulan sombras de palmera

Las palabras
hurtan las superficies húmedas:
acianto
canto
floresta en lo gris
llevan tatuada su espesura
crepitan en nemorosa lengua
Tubérculos de fuego
hoguera momentánea

Estos tres poemas pertenecen al poemario Ojo del corazón.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 357
BARANDA, MARÍA, (1962).

ÁNGELES DE PROA
(FRAGMENTO)
I
Hemos llegado
y no es del mar donde somos,
aquí hace tiempo estaba nuestra casa,
en el Oriente de los vientos;
las mujeres veían pasar las nubes lentas,
había plantas muy distintas
arraigadas al sol que tanto se recuerda,
y era la voz de helechos y largos chayotillos
lo que a diario nos llamaba,
antigua era la casa de húmedas entrañas,
de árboles de sangre y pájaros,
1qs cerros y los montes
Se alzaban bruscamente,
altas las pendientes y el estanque frío

donde extraviamos lo que vimos,


después los hombres se fueron hacia el frente
hinchados de gloria y de batallas:
si alguna vez fuéramos grandes...

pero la historia
de la tierra se borraba, así,
tan solas nos quedamos
con el honor y la excelencia al hombro,
entonces por boca de la anciana
supimos de extrañas ceremonias
donde se guarda a Dios

y se lame su palabra,
árboles se erguían en los sueños
y no había
olor de azahar, de acanto o de albahaca,
los pies eran ligeros, y la lluvia...
cantaba un gallo muy lejano,
de esos guardados entre pastas
de viejas biblias ya olvidadas,
hermosos los ojos que leían, ¡ah!,
los labios, los sueños de las otras,
las olas eran altas, grandes
las piedras donde ningún sonido era eterno
en las regiones de las aguas;

luego,
vestidas con las telas
y las flores,
llegaba el momento de rezar y de llenar la noche
con palabras, porque las horas,
las horas no se escapan,
todas están habitadas,

ángeles venidos de la Altura


cruzaban muchos círculos,
ofrendas de pimientos y frutas muy jugosas

358 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
eran puestas al paso de los templos, los ángeles
con las manos abiertas, decían el Bien decían
el Mal
hasta la hora en que una estrella
aparecía en el firmamento
y toda exclamación se disipaba,

montes verdísimos lucían sus yerbas


de epazote y toronjil, arriba
la Virgen del Recuerdo
se iba lejos con la cabeza al sol,
el mundo eran los días, calendarios
tallados a muerte, voces
de una piedra consagrada
que sabía del tiempo seco y amarillo de
los campos,
de la tierra de azúcar verde y de fuego
que soñaba con el pan dulce de la escanda,
todos estos lugares se oían en los suburbios,
y nosotros, mientras narraban, teníamos miedo
de los demonios que miran a los niños
y pensábamos en esos Santos sin ningún oficio
que ardían en las hogueras, con una mano en
la boca
y la otra en el vacío, luego
brotaban los fantasmas
de bestias hace siglos ya enterradas,
dos sílabas caídas de un cadáver
aún mojado por las tibias gotas de la lluvia:

el Padre en el abismo
que ruega por el sol y su blanca marejada,
el Padre en el principio que todo lo reclama,
el todopoderoso que guarda de noche
su ejército de dioses,
caballos de viva sangre eran su primer coro,
y la palabra pura

en el mundo
libre al aire y al mar;
de allí los hombres, los mineros,
cocina de pan y de miel
donde el Padre decía los oráculos,
y el cielo tan azul,
y su murmullo, la voz del Pez
y la derrota de aquello no escuchado,
el Tiempo decía que lo borrara de su libro
pero él, el único, el todo roca y puro para siempre,
cerró su corazón, lamió
los márgenes del terebinto y dijo al ermitaño
tu será de niña pero tu acción...

¡Señor, el mundo es tan ajeno!,


será, narraba aquella anciana, cuando se
guarde el sol
y de los montes bajen a un feudo de leyendas,
en paz con la mesura del enebro, lo harán
por la espiral del cielo, el corazón a punto
y la marea...

así fue el nacimiento


de todos los Espíritus,

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 359
engendrados tan alegres
y siempre luminosos,
que una ráfaga marina
hizo estallar en las semillas
bajo el sol;
llorosas estaban las Parteras,
las algas y las flores rojas de la mar
eran mecidas cual frutos muertos
bañados de un antiguo secreto,
toda la bondad de las raíces
en las barbas de la mujer del mar,
nosotros
decíamos la oración
sobre los dulces corazones del espliego,
sin otra cosa por hacer
que dar la vida más íntima a la tierra;
grandes eran los álamos
que acogían la ofrenda
de buena voluntad y de hermosas maneras
fermentadas en monasterios
o acaso en frías iglesias,
o en el amor que escupe el invisible pordiosero
en esos muros
hace siglos ya de pena,
y la tumba del Señor —el nuestro—
abierta como abierta está la playa
al extranjero,
su sombra ha quedado aquí
porque este mundo de tan ajeno
es una página,
una violencia jamás escrita,
es la luz,
la humillación suprema,
la gloria
donde se hablan y no se miran
el minero y su propia sombra,
el Uno que sigue al Otro,
ellos, los memoriosos, decían un día
haber oído al perro
y sus ladridos, de las casas
salieron sordos ruidos, hombres
vestidos de negro,
blancos por dentro,
como la noche caída en el barranco;
allí un ataúd de encino
pasaba con su cortejo de estériles mujeres,
y no sus manos y no sus rostros
eran la ofrenda de los patios
donde pálidas las rosas y dulces en su fuerza
guardaban el sueño de los hombres de la costa;

mar arriba entre las nubes


se iba el canto del ejército,
y nadie,
en la visitación de los extraños,
sintió la paz que mata
mas no alcanza a disipar
los sueños ya de siempre,
blancas eran las caras consumidas,
blancas también las piedras de la fosa
que hizo cavar aquel Sargento,
solitaria quedó la ciudad

360 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
de verdes barrios y de plazas
donde vírgenes ancianas adularon la Visitación,

y las mujeres
tan rojas como azules
en la mirada de la mar,
dóciles en las esquinas de la noche
y lentas,
más lentas y profundas,
avanzaban con el canto perdido entre los peces,

¡vive allí!, se oyó en las habitaciones


solitarias, cuando las tropas
en marcha perseguidas,
vieron el fin, la tarde de la Víspera,
¡cartílagos tendidos sobre el agua!,

yeguas magníficas
eran cobalto
en los caminos bárbaros,
y un viejo sacristán
de pie en el muelle
decía de Dios y los insectos
a tres días de la muerte,
¡guerreros de hermosas manos
y cuerpos de árbol!, desnudos van
pero gloriosos,
a ver al mediodía tallar sus frentes,
y toda la congregación de guardias,
federales, soldados viudos desde el alba,
esperan ya la gracia
en las rejas de algas de la mar,
en las jaulas de oro que costean a los sepulcros,

¡lágrimas derramamos
por los hombres incrédulos de sueños
y amarillos en la fiebre!,
y el día de San Patricio,

bajo el rayo más fuerte de aquel sol,


luchamos, la luz a nuestro lado,
el tiempo en todas partes
y la milicia de los cielos
a la voz de la traición,
crímenes venidos de muy lejos,
vestidos con grebas de bronce
y coraza escamada,
llevaron la plaga,
a los atrios y almacenes,
a los patios del herrero
donde el huérfano gritaba,
y un águila, nacida de montaña,
bajaba como loca entre la confusión;

el cuerpo ya no existe, atrás


quedó el ángel del abismo,
ardiente y blanco
por la cal del hombre muerto,
relámpagos en tal
y en tal otra parte,
refugios en la voz del monte,

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 361
gemidos,
y Dios,
errante y elevado,
también perdido entre la confusión;

aquí hace tiempo mirábamos un mundo,


quizá desesperado,
de leyes agotadas,
de héroes y de locos,
de vendedores y príncipes extintos,
un mundo donde el sol se aleja,
desciende el horizonte,
las piedras abren grietas
por donde pasa la muía
con su amo que se arrastra,
allí surgen los pueblos,
lugares que cosechan templos
para purificar a santos y a mujeres,
rebaños de vacas
que lamen las banquetas y más allá
repúblicas de hombres tristes.

¡Señor, las calles son de fuego,


la historia arde frente a su propio espejo!

¡Señor, estamos perdidos entre la confusión!

362 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
BECERRA SALAZAR, MANUEL, (1983).

ROSARIO
¿Para qué esperarla a ella si sólo se llama Rosario,
la que se detiene y se vuelve inmóvil y marmórea?
¿Para qué buscar a la virtuosa que sabe estallar
en cada golpe de lámpara en los parques?
¿Para qué dejarse morir en su cabello de medusa
o en su respiración de mediterráneo?
¿Qué hay que extrañar de cada dríade o estrella marina
que nacía donde ella recargaba la mirada,
de sus ojos astillados de pestañas,
del diciembre violento que le seguía
o de su voz como de nieve cayendo?
¿Qué hay que guardar en la memoria,
su piel clara o la ciudad que amanecía en su piel clara,
su alterada rosa de los vientos,
su corazón imantado hacia los astros,
su escalinata al frío, su dios, su pulso asombrado. . .?

¿Qué hay que extrañar, por qué, para qué buscar a Rosario?

EURÍDICE
Cuando entré a la habitación de Eurídice también entró una serpiente. Me arrastré con
movimientos mudos por sus noches de matrimonio, me interné hasta su boca, rampante,
llegué por el río desvelado de la alfombra hasta ella. Lentísimo la saqué del mar de sus sueños
y así me la llevé: húmeda, igualada al violín, a un accidente ingrávido en el aire, con la mesura
de la clepsidra. Rompí el cristal de sus ojos con grietas sordas y me arrojé a ellos con la
agresiva parsimonia del basilisco. Me destruí en sus caderas con esa enfermedad tan parecida
al tango, con el serpeo del rayo en el tiempo de los remolinos, apagado como un fantasma,
entrando y saliendo por los sueños de su esposo, sin moverlo, entrando y saliendo con el dolor
en voz baja, jadeando con una corona de fuego abrazada a la cintura de Eurídice, en silencio;
entrando y saliendo, casi virtuoso, como un asesino.

GONZALO ROJAS
La firma de Gonzalo Rojas
se escribe siempre sobre una arena
azulada por el paso del Mediterráneo.
Cada vez que firma lo hace en una alfombra marina.
No es de sorprenderse que donde lo haga
antes haya sido un alud o un huracán
sea esto, ahora, una página o una mujer del sur.
La G de Rojas se escribe antes
de la aparición de la espuma.
Los trazos de la R y la J son más furiosos
porque son caligrafiados en Verano,

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 363
justo cuando la isla se encuentra en mortal silencio.
Pero cuando llega el mar
y deslava la playa y los intervalos incisivos de sus grafemas
y se los lleva como una rosa ardiendo,
una sirena muerta,
nadie recuerda en su totalidad
su altitud vocálica ni la sílaba en combustión,
pero la podrían reconocer, infaliblemente,
entre la piel de los tigres,
o en una pared lastimada
después de un choque de espadas.

GRECIA TIENE ALGO QUE EL CIELO TIENE A CIERTA HORA.


Tiene algo que los cristales empañados tienen,
tal vez no sea el vaho sino la estación creciendo por los bordes
como un musgo cristalino, como una bella plaga de invierno
que hace que muchachas blancas se coloquen la bufanda,
y lleven su corazón a la llovizna.
Tal vez no sea lo basáltico de la intemperie
sino la lluvia que no cae y que le da a uno
un estado de ascenso apacible.

Ella tiene algo que también las fuentes;


no lo sé bien,
algo de esa celebración de transparencia
vino con ella,
algo de ahí, donde la claridad se desarregla para todos.
También lo dice el azogue de mirar, lo lanceolado de sus ojos.
Ella tiene algo que juega con el caos
que tal vez no sea como caer la noche
o como no poder respirar
sino que en otros lugares llueve
cuando ella descuelga su sonrisa por unos segundos en la casa.

Ella tiene algo del sur, tal vez su forma de nublarse;


algo de cementerio y de jardines,
algo de estar bajo el trueno,
tal vez sólo sea que en una mañana,
cualquiera, como ésta,
cercana al mar o a la violencia, no importa,
han descubierto su semejanza
con el invierno.

Ella tiene algo de esa belleza, no lo sé muy bien.

364 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
BERNAL GRANADOS, GABRIEL, (1973).

REFLEJO DE UN FARO EN LONTANANZA SOBRE LA MAR CALLADA


Respuesta de espina amarga
que serpentea por la página
orlando sin sentidos sin
sabores. No sabe cómo continuar
esta decadencia
-tautología de las armas y las viandas,
a sabiendas de que nada descifrando la cifra del secreto,
segregado a secas, sin convalecencias
ni apuros que corrompan
por aquella vía magra de tu espina,
la que calla -sólo a voces.
Dos puntos: ruiseñor o comodoro.
Deseo de valva ardiente -se dice-
una a la pareja sin probar el té
de la mar con sus coplas en
pleno desaliño con las letras
del brillo de la cúpula de oriente,
que no sabe, sólo a secas.
Se detiene sin chistar. Palpa en
la página y las branquias. Intuye
sólo el ritmo de los altos (de las
comas y los puntos) consintiendo
las cuerdas de un sigiloso
violoncello nocturno en la obediencia
de los dedos de una mano que rebosa
mas carece de meñiques para
sólo conquistar, siendo la voz
de quien lo es
porque responde en lontananza.

Tomado de El manantial latente. (2002).

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 365
BERNAL, RICARDO, (1962).

TROPOS
Siempre es más tarde de lo que parece: el cosmos se apresura a terminar sus asuntos. Soy
arcano sin número. Danzo en el vientre acuático del aire y mis manos se transforman en
estrellas, en peces trágicos o en palomas picoteando la superficie de las apariencias. Si cierro
los ojos soy un punto en el centro exacto del mapa. La esfera crece en todas direcciones y
sus límites tocan otras esferas que no me atrevo a imaginar. Mi vida es un ancla y mi corazón
un puño de tierra que me jala hacia la tierra. Por eso vuelo: recorro las situaciones y los días,
conozco las escaleras y los atajos. En el agua, hay frente a mí una puerta de cielo invisible;
en el cielo, hay frente a mí una puerta de agua donde la muerte es siempre un vuelo interrumpido,
un acontecer de silencios y palabras deshojadas.

http://sehadetenidounpajaroenelaire.blogspot.com/2006/03/tropos-r-bernal.html

366 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
BERNÁRDEZ, MARIANA, (1964).
EL NOMBRE PRONUNCIA TRANSPARENCIA
Traza de un templo antiguo
cuya senda se perdió
entre el verde de la huerta
dioses sin nombre
desbrozan el filo del sosiego

el Ciervo guía hacia la niebla.

CUATRO Y MEDIA DE LA TARDE


la mudez serena el cisma del cielo
y tu figura reposa en libro perenne
sueño alterno de ser vigía
o simple proferir del caos.

SE ME AGOLPA EL MIEDO
¿podré desatarme?
¿ir hacia el viento?
¿lejos lejos lejos?

El bosque huele a luz.

SIETE Y MEDIA
la tarde se enllueve
deshabitada de mí
recorro el espacio
donde algo de ese tu rostro
vertió su seña

Y por la ventana miro hacia el parque


las madres cargan bolsas y críos
o críos que cuelgan de brazos
hay árboles y árboles
que vieron tu infancia
y recogen en su tronco
algún secreto que no guardaste en el bolsillo.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 367
NUEVE Y MEDIA

Sigue lloviendo
Ahora
Aquí
Sigue lloviendo

¿Un tifón en el pecho?


No lo sé
Hasta el momento
el recuento de minucias da el parte
no hay canarios en la casa
ni granos del río Jordán

y espero
entre jazmines blancos
un tiempo que se invoca
en el contorno de tu-mi cuerpo.

TUS OJOS BOSQUE EN NOCHE


Ciervo
acechan mis movimientos.

Poemas inéditos del libro Alguna vez el ciervo

368 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
BLANQUETO, RAÚL, (1974).

NADIE PUEDE BAÑARSE EN EL MISMO MAR DOS VECES


pero qué nos sucederá
con el mar seco/ con la quietud de los días en los que respirar es la agresión
que lastima las verdades

Qué sucederá/ cuando la libélula se confunda con el diablo


y las aves nos hayan devorado con los insectos

SUPONGO
Supongo/ que la carbamazepina fue el experimento cuando las ansias y la muerte llegaron
el martes y el jueves/ Supongo/ que nos sentábamos y colocaba mi cabeza en sus piernas/
y dormía con las alas en sus manos
Supongo/ que jugábamos al abismo entre los que pasaban y lentos nos olvidamos/ Algún día
de las bancas se sacudirá el polvo y ya no dirán nada

Las campanas y el reloj algo rumoran del viento

EL PROBLEMA DE ESTA MALA HIERBA


El problema de esta mala hierba/ no es su veneno sino su desamor/
Pero ya inventamos los tabúes/
encerrarnos a llorar para excusar que el mar es todo río y cielo y es calle/
Algún día nos hará mal la hierba
y su cola tibia de alacrán entumecerá el cuerpo de alguien

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 369
CUANDO SUPE DE TU MUERTE
pensé renunciar a todo y cantar el tedio del autobús,
pensé contratar perros para llorar tu destierro, llevar amapolas
y flores tristes pero no hallé la hora indicada.
Mentí para dormir y entre bien y el desvelo pensé hacer la guerra de los pobres,
ser el terrateniente de las larvas.

Cuando supe de tu muerte quise ir a buscarla,


nombrarla en tu recuerdo, decirle que nada pasa,
que son las malas horas las que llaman a la puerta,
decirle que se han terminado las batallas;
pero me atrajo ese sorbo casi lleno que no te bebió
y decidí borrar tu imagen y fundirme con el parque,
ser el tronco de árbol que nos abrazaba.

Cuando supe de tu muerte ya la olvidaba y ya mares y ya aguas,


y ya ríos y ya recuerdos.

Del poemario inédito Decir el desvelo.

370 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
BOBADILLA, JOSÉ LUIS, (1974).
FRENA EL COCHE
hay luna
fogatas
recuerda
es noche de san Juan

camina el monte
los surcos secos
siente la sed

lluvia
es lo que falta…

después junta hierba


ramas
reconoce la piedra
colócala ahí
contra el viento
y pide un ocote ardiente…

estás en un hermoso lugar


en la hora del rito
en la necesidad común
siéntate
espera…

un hombre
un fuego
una estación…

Tomado de Anuario de poesía mexicana 2005. (2006)

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 371
BONILLA, DIEGO, (1969).

DEBAJO DE ESA SONRISA CRISTALINA


Amo a las mujeres
que parece que en cualquier momento
se pueden soltar a llorar,
me gustaría estar debajo de ese chipi chipi
constante e invisible.

INSOMNIO
Te frecuento,
aunque apenas presente
no puedes dejar de estar conmigo todo el tiempo,
o casi todo el tiempo,
quién sabe.

Siento cómo te aproximas


aunque nunca nos separamos,
me envenenas profundamente,
me consumes por horas dejándome ileso,
de repente me desintegro y me reconstruyo
en un instante que ya veo alejarse en el pasado,
y tú pasaste por mí como una corriente invisible,
eres inmediato y constante
pero insustancial.

Qué hacer con el tiempo que está ahí,


inalterable como un lago sin reflejos,
como una conciencia inmóvil;
contigo es inevitable
sentir un desbordado desdén por el espacio,
una melancolía vacía, sin dolor, casi inexistente.
Ahora que te conozco de esta forma,
sé que eres un bostezo eternizado
en el que uno parece que grita.

Finalmente no hay ocaso.


Tras la inmersión hay otra serie de inmersiones más hondas.
La noche es un revolcadero de olas con sueño
donde el naufragio nunca llega.

Tomado de Generación del 2000, (FETA-Conaculta, 2000).

372 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
BRAUN, MÓNICA, (1965).

EL ESPEJO
Virgen de catorce años, fiera insomne: él dijo que tu placer tenía colmillos: tu miedo es suyo,
pero lo llevas desde entonces dentro, embozalado. Flor violenta a pesar de ti misma humedecida
y roja: esas espinas, ese rostro abofeteado que encontraste en el espejo del baño de tu casa
y que miraste sin prisa para no olvidar. Cómo quisieras volver al callejón sin nombre, al reflejo
atónito en el que fijaste desde entonces la mirada, y abrir las piernas y dejar caer el espejo
en el vacío de esa calle sucia en que vagabas de noche con aquellos cuyos nombres no recuerdas
o nunca supiste, cervezas en las manos, hablando de nada haciendo nada.

Entonces te dolía la belleza, el augurio de algo que nunca llegaría y que era tuyo y que dejaste
clausurado en algún sitio por si alguien, algún día, alguna vez. Hoy, boca sin grito, abismo
sin salida, ola que rompe sus cristales en blandos cementerios. Ahí dentro se pudre un animal
de mandíbulas trabadas, solo.

EL ARTISTA
Dejaba caer voces de lluvia sobre las paredes de un edificio en cascajo, como su corazón.
Aplaudía la sangre ofrecida en espectáculo pues le temía a la navaja del barbero, a un simple
cuchillo de cocina. Podía meter un ojo mecánico en su jaula, pero no sacar sus ojos de su
encierro.

Vino suplicando un incendio y luego huyó con sus muecas de espanto su hermana sorda su
padre esquizofrénico su madre de ojos secos. Buscaba la aridez del jardín bucólico para sembrarlo
en su pantano, la perfecta facilidad para tomar un fruto. Era una planicie sin eco, un círculo
de perfecta inmovilidad. No era sino el reflejo sordo de mi propio incendio, estrellas muertas.

Dejó un rastro de alfileres rotos. Desfiguró con su voz el aire pronunciado, le quitó su redondez
a las palabras. Todo lo empañó su turbia respiración. Le di una cobija y me devolvió una
madeja de sucia lana.

Y siempre que prometa su corazón como una ofrenda habrá de recordarlo.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 373
SEROTONINA
Privado de su ración de serenidad y tolerancia por dos días
mi cerebro se niega a obedecerme.
En días como éste no me basta el amor
ni me consuela que todo esté bien en mi vida, o casi:
el alimento en mi lengua, el agua que sobre la mesa tiembla.

Otra vez esta tristeza sin nombre ni motivo, aquí enquistada.


Un peso que me aprieta los pulmones,
una fisura en mis ojos que enturbia los objetos de la casa.
Certidumbre del dolor.
Nunca el tiempo puede ser posible. Esta niebla.
Esta fiebre tan dentro, aunque insensible.
Moléculas que en el cerebro se empozan sin remedio
y en cuya inmovilidad todo se estanca.

Mañana temprano iré por mi ración de luz.


El equilibrio roto se puede comprar en la farmacia.

Y sin embargo digo amargura, lo escribo, lo repito,


y algo de ella escapa en las palabras.
Hace un momento hubiera creído que es de la desesperanza
el reino de lo inamovible. Y tampoco ella dura.

DEJARLO SER
Dejar que brote este dolor sin lágrimas,
repartido y circulante, inevitable.
A él, que no pide nada y trae la punta de su aguja
repleta de regalos: estas palabras que me hurtó el día.
Otra vez aquí: lo dejo ser:
luz inversa catarata, vidrio roto en la garganta,
peces imposibles.
Mañana voy a olvidar otra vez esto.
Ahora tiendo los puentes
entre una y otra orilla de los seres que he sido
al que soy: sólo este diálogo es posible.
Me dejo caer sobre mis ojos sin sueño.
Hoy sólo en lo inverso de la luz me reconozco.

374 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
ENTRAR EN LA LUZ
Para entrar en la luz sobre sí mismo tenías que girar tu cuerpo, irremediable. Remover mis
entrañas a tu paso, que las horas debían decantar con ingobernable dolor. Todo dentro de mí
debía expulsarte, menos yo.

¿Qué mano iba a abrir mis huesos para esta inversa posesión? Tú penetrarías el mundo desde
mi vientre. Con los pies y las piernas hundidos en la tierra yo debía ser un volcán de linfa y
agua abierto en el dolor más puro. Y tú debías asomarte entre mis piernas rotas con tu
ensangrentada hermosura triunfadora y oler por fin el aire, su indefinible sustancia.

Pero tuve miedo y te esperé temblando debajo de un bisturí. Entraste en la luz como sin
darnos cuenta. Eras verdadero.

LA LUZ POSIBLE
La luz posible eras tú. Lo siempre buscado. No el semen de agua endurecida, no los días en
que me senté en el quicio de mi puerta a comer a puñados mis monedas, no tu padre que
no pudo cerrar por dentro las puertas de la casa.

La luz posible era el latido de tu carne. Todo ocurrió desde el principo para que ese pacto de
encharcada sangre se rompiera. Eras la flama para sostener el sueño, la marea solar.

Porque existe la luz, su mirada que interroga y espanta, su muda palabra. Hay una luz posible
que te habita.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 375
BRAVO VARELA, HERNÁN, (1979).
RECONCOMIO
L.I.H. (1962-2003)

Algo nos morirá,


lo mismo que nos trujo
hacia el instante albino
de la risa,
tocándonos ahora
la música
diezmada en levedad
sin empinar la coda,
avara y fin
de lo a saberse, Julio.
La fruta seguirá
pudriéndose -pensárase
que la natura muerta
es su oficio.
Nos desenterrará,
lo mismo que nos pudo
tirar paredes
y esconder el clavo,
miopía que no hay
sin los anteojos sucios
de hollar lo que se halla
al percibir
la maravilla en bruto.
La costra seguirá
cayéndose -creyérase
que toda nuestra vida
nunca ha sido.

Tomado de Albatros viajero. Abril - Junio 2005. No. 38.

CHILLIDA
A Nicolás Pinkus

Entre que fue


para nosotros tanta
la puerta que se nos
habría de haber
abierto encima, estamos
aquí en medio,
llegados. Ven,
que no se cierra el aire
a sostenerse en pie,
a dar con una casa
donde sobre el espacio
para mover las cosas
del lugar que ocupaba
su vacío;

376 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
para quitar los ojos
de la llave
que abría el agua
en dos, los que quedamos
desviviéndonos
por llegar a salir.
Consistiera el quehacer
en no tapar el sol
con la palabra
que tuvo a bien
darnos en sombras
su acero sin forjar,
la voz de su incendiarse.
Ayer,
no movimos un dedo:
el alabastro estaba,
el peine que peinaba,
ese camino
de volver
a tomar el camino.
Ahora
que se le hace de noche
al mundo y a la puerta,
pasa de largo, estate
tú también,
como una aldaba. Pasa.

Tomado de Los mejores poemas mexicanos, edición 2005. (2005).

(LEZAMA LIMA DEJA DE INTERROGAR PAREDES)


Cada día pongo ante mis ojos una abeja,
guardo su zumbido;
parto de la idea de un archipiélago.

Observo a la abeja: fijo las banderas en dos polos.

Quiero caracoles,
borlas de azafrán.

Quiero una ventana.


No quiero mirar.

Yo sólo puedo empezar la distancia.

Tomado de Generación del 2000, (FETA, CONACULTA, 2000).

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 377
CALDERÓN, ALÍ, (1982).

HE BAÑADO MI CUERPO EN LAS AGUAS TIBIAS DEL VERANO.


La esbeltez letal de mi muchacha madura el sol y hace volar parvadas en busca de su alba más
íntimo.
Sus cabellos atan una claridad inconcebible.
Inabarcables sus muslos tejen la luz.

Mi muchacha es el verano
el vestido exacto en que se ciñe el día.

Tomado de Blanco Móvil. No. 101

378 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
CALDERÓN, LAURA, (1972).

ARO DE LUZ SOBRE LA MEMORIA DERRAMADA


He visto un aro de luz sobre mi casa,
tan efímero como el talle de octubre.
Jamás un caracol será lo mismo…
Ahora la hierba crece como filo.
Grillos silentes acechan.

En la luz de su aro,
relampaguean las sombras,
su olor como látigo en mi memoria
—Lázaro saliendo de la tumba—,
una y otra vez cuando es verano.

Imposible dejar de mirarte


cuando la noche es sol
y no se puede callar a la sirena.

Revienta en luz la hierba;


animales danzan bajo una lámpara ancestral.

No tengo lugar para mirarte más cerca


—Derrumbe de tercera fila, polución
nocturna, pasajera—
Recorres la tierra en un instante
—que nadie ve ni nombra—,
Rastro amarillo, Roja sombra…

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 379
CALVO MEJÍA, SIRAC, (1980).

IMAGÍNATE QUE CIERRO LOS OJOS

¿Qué estoy haciendo?

Dibujando

En la intemperie los fuegos cósmicos llueven estrellas.

II

Llovió, sí
y nunca secará
el misterio de la humedad

Aquella eterna fonte está escondida,


que bien sé yo do tiene su manida,
aunque es de noche
San Juan de la Cruz

La lluvia hace una herida y deja la cicatriz donde surgen los árboles, las aves de mi boca.
La sangre es un colorido olor a pájaro que huye con la humedad de mi lengua

¿En qué vaso, en qué fuente, en qué río o qué mar?


¿En qué isla deforme como la mano
para beber?

380 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
PALABRA MAR QUE HACES UN MAR
de la palabra que hace del mar
una imagen, mi pensamiento salado

Desierto de las palabras


un páramo desierto y aridez que me inunda
de sed sin palabras

Matrimonio de sal y fuego


espuma petrificada ideada
en trazo de piedra
la caligrafía porosa de donde
el sueño
extrae su recuerdo

los labios donde resbala un pez envuelto en saliva


y palpita hablando en el vuelo solo

PI3EDAT DE PIEDRAS
en la piedra de río
de calcáreas huellas prenatales
absorbido por su líquida presencia pongo mi mano
en la ingravidez sin tacto
en su sólida presencia
en la piedra que se nombra por sí sola
en ella que es palabra y tiene agua por dentro porque la bebo
bajo el sol que seca hierba, hongos, hace la hojarasca

piedra de río
en tu lenguaje, piedra, escribir agua
en esta lúcida materia he memorizado el tacto con ella,
éstas las palabras

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 381
CANO MÁRQUEZ, RODRIGO, (1984).
LOLA
Laberinto letal los labios
Lúdico lienzo llama letras lujuriosas
Llueven luciérnagas lacran la locura
Luna: licor luminoso lía latidos lejanos...

VOY A EXPRIMIRME LOS OJOS


Voy a exprimirme los ojos
para teñir tu ausencia,
a cortar mis venas
para que bebas las últimas gotas de tu ser.
Trágate mi corazón
abórtalo cuantas veces quieras,
limpia tus manos con olvido
así te quiero,
sin corona
con mi muerte en tu boca,
desnuda
exiliada de la patria de tu cuerpo.

Tomados de Huérfano de luna, Tintanueva ediciones, (2001).

TAXONOMÍA
(FRAGMENTO)
I
Las palabras se vuelven opacas,
polvosas,
cansadas.
Se arrastran hasta llegar a los oídos.
Están inválidas,
mutiladas,
deformes.

Sus rostros desarticulados


tratan de sonreir,
una mueca pútrida
aparece en sus labios.

II
Tomo un alfiler,
lo clavo en el centro de la
palabra,
y miro en sus alas
los estertores.

Tomado de Taxonomía, Tintanueva ediciones, (2005).

382 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
CANTÚ, GUIOMAR, (1973).
MEXICANAS
Las mujeres mestizas cantan y llenan sus cántaros de agua
ordeñan a sus hombres en la madrugada
y entre las enaguas guardan semillas y hojarasca.

De sus huellas florecen pirámides y estrellas


de sus ojos de barro el fuego emerge
cuando el maíz despierta entre sus manos.

Las mujeres amamos el húmedo aliento de la tierra


los gemidos del mar cuando se fecunda una perla
y a los niños que aprenden a gritar libertad.

Festejamos la muerte adoloridas de risa


heredamos de madre un sabor de Poesía
y de nuestro padre talentos para pecar.

Nos desposan sobre una trajinera


nos besan despacio hasta sentirnos sirenas
y en el regazo se anidan los nombres de la verdad.

En el rebozo cargamos los tatuajes del indio


que antes de fecundarnos nos enseñó a soñar.

Lloramos el hijo que se esfumó en la frontera


bailamos la cumbia con un penacho de espinas
y una falda de pájaros heridos y peces marchitos por la sal.

El mezcal nos rasguña las entrañas


y el tequila arde con su canción en el pecho
la dulce melancolía de aquel amor mineral.

Comemos tortilla para arrancar la amargura de los labios


y poblar el aliento con una voz de piedad.

Nuestra piel es la edad de la nostalgia


cuerpo esculpido por los dedos que le dieron forma al paraíso
con alas de bronce y mil voces de quetzal.

Hembras que enamoramos con chile y chocolate


que guisamos venado sobre manteles bordados
y amasamos el hambre para que no crezca más.

La historia de nuestra raza es leyenda


de las tentaciones de una hembra morena
por un hombre blanco que llegó del mar.

Nuestros genes son mezcla de pasiones


de religiones y mitos adentro de un Temazcal.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 383
Flechas de jade y plumas de serpiente
se ofrecen a la luna el día del sacrificio
y la Catrina bendice nuestra ofrenda de pan.

Somos nación por ángeles guiada


templo abierto a las flores y a las letras
himno de una revolución que no ha acabado
evangelio a la Virgen por Juan Diego
soldaderas de un pueblo que es eterno
los aretes de plata de la catedral.

LOS POETAS
Los poetas son
mueren, evolucionan y nacen
se van haciendo en los ojos de la lluvia
en el amor que existe en un planeta imaginado

la espera les duele hasta la sombra

están solos
suspendidos en voces que inventan y conocen
tienen la carne cocida de recuerdos
se deslizan sobre arenas movedizas

en sus venas la tinta está a punto de secarse


por eso se suicidan

persiguiendo el horizonte
no avanzan
saltan
su vientre los empuja
caminan en el agua
se disuelven haciéndose palabras.

Los poetas tienen por dios al tiempo


al espacio que puebla la distancia

lloran en silencio y matan

la vida se les va de madrugada


arquitectos del eco y del murmullo

el insomnio les pesa


los salvan las revelaciones

desentierran su voz

los asusta el miedo a tener miedo


buscan el sol en medio del desierto

384 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
hablan en lenguajes que no existen
y conocen

por los dioses se saben protegidos

diseminan la idea de la huída


cosechan la catástrofe del día
la magia
la risa
el instante de luz
el paraíso

escriben
lo que pudo haber sido -sin el miedo-
lo que existe debajo de las manos
adentro de la lengua
en un milímetro alegre del ombligo
y en los pezones azules del aullido

se alimentan de niebla y de borrasca


destruyen la realidad
la reconstruyen

persiguen el augurio
invocan al oráculo en el signo

quieren tocar el sol


se quedan ciegos
son peces que se ahogan
pájaros que en el aire se fecundan

la inspiración les funde los instintos


saben beber del pecho de las musas
ver a través del mar
soñar en medio de la guerra

espíritus viejos -que no han podido irse-


misteriosas criaturas peregrinas

en sus ojos navegan las visiones


los orgasmos
los horrores
el balbuceo mineral
el aliento infinito de la diosa
una conciencia que viene de muy lejos
un ahora metido en el espejo.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 385
HABLA LA TIERRA
Fecúndame
que en mis montañas te está esperando el cielo
y quédate a encontrar poemas abajo de mis piedras
despósame
dame tu nombre

llena mis árboles con el beso febril de los amantes


mis ríos de peces encantados
mis cuevas con la humedad de tus labios

y sálvame del Hombre


de esa raza mortal que me asesina
que quiero amar todo lo que tus manos construyan en el aire
que mi nieve recorra tu piel
y se derritan mis siete continentes

deja que en mi garganta crezcan las aguas que llegan a tus mares
y quédate conmigo

porque quiero pedirte que me mires


que no olvides que existe el paraíso
que mis flores son tuyas y mis playas

quiero que me obedezcas y que de madrugada te vuelvas asesino


que una cuadra de ángeles guíe tu espada y me salve
que crucen los desiertos
que encuentren mis cenotes y marchen

a castigar a todo el que ha violado mis sentidos


al que arranca el reflejo de mis aguas
y se devora mis bosques
al que no tiene rostro
al que aniquila a mis hijos
al que oscurece mis selvas
al que envenena mi aire
al que se vuelve demonio
al que le dicen El Hombre

sálvame
que en mis arterias mil semillas están ya palpitando

ven
prende un millón de velas en mi nombre
desata una guerra
y recupera los pergaminos antiguos de las leyes sagradas
para hacer culto a mi origen
para invocar al cometa mi resurrección en cada primavera

que en mis campos la sangre de la guerra


fertilice el deseo que hay en mis venas
y que en mi vientre se engendren mariposas

386 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
no me dejes morir
soy una hembra
soy un milagro con forma de planeta

en mis volcanes late tu corazón de ave


somos la danza en la voz del universo
créeme
estamos hechos de la misma sustancia de los sueños
vivimos unidos por el misterio de un aliento divino

cierra tus ojos ven que te bendigo

y que la Atlántida entera se despierte


que los dragones se duerman
que los pegasos se eleven
que las sirenas se entreguen
que los espejos liberen sus quimeras
que el unicornio regrese
que la mandrágora acalle sus gemidos
que la clepsidra detenga mi condena
y que mi delirio se desvanezca en la arena.

premio nacional de poesía ecológica 2000

CANTA EL AGUA
Escúchame
de mis ojos nace la voz de las evoluciones
soy las reverberaciones de la vida
la savia que fluye en las arterias
la sangre de la naturaleza.

Mírame
soy cascada salvaje entre los muslos del bosque
líquida risa en cristalización y deshielo
gota de plata en la boca de las flores.

Bébeme
para volver a ser tu misma carne
la conciencia que activa la energía
el sagrado fluir de eternidades
sustancia acuñada por el amor infinito de los dioses.

Despierta
salta del sueño de la muerte.

Levántate
tiempo es de sembrar el paraíso
de restaurar el planeta y reforestar el universo
porque el niño-árbol corre gran peligro
y la niña-selva llora al no ser virgen.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 387
Abrázame
habita mi canto milenario
en alientos de luz danza la diosa
en mi lengua, dialectos de nereidas
en mi vientre de océanida, una perla
el amor de un dios a una sirena
es el beso del cielo derramado en la tierra en primavera.

Quédate
vamos a llovernos hasta volver a ser mar, vapor, espuma
navégame
nádame
bucéame
percibe en mis transparencias la inteligencia de las emociones.

Protégeme
que no se agoten mis fuerzas
la pureza que lava y resucita
el origen del reino que palpita.

Ámame
y yo seré la luz que te recorra
la caricia que calme tu memoria
el amor que alimente tus jardines
el vapor de canela en la cocina
humedades de piel bajo la luna
el oleaje, la nieve, los hervores.

Vamos a crear lo aún no creado


hombre-león de poderosa estirpe
yo tu mujer-agua
música soy para poblar tus ojos
es urgente que amemos lo que somos
que salgamos del miedo
y empecemos a dar pasos de agua
pasos de luz, pasos de luna
que atravesemos umbrales y estrategias
que nuestros hijos no miren un mar seco
un cielo adolorido, un planeta olvidado por sus dioses
que su llanto sea sólo de alegría y su cosecha,
de agradecimiento.

No me dejes morir, yo soy la vida


la pasión, la razón, el desafío
tu misión, reinstaurar el equilibrio
y fundirte conmigo hasta ser río
héroe tú, si en tus manos se salva el paraíso.

premio por el agua con tu palabra 2006

388 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
CASTELLANOS, JADE, (1973).

TONALMITL
RAYO DE SOL (NÁHUATL)
Un rayo de luz
vierte dorados en mí;
lúbricos contornos ardientes
de quien al cielo viste.

Centella un ángel tu mirada,


y trópico desvela una sonrisa;
el beso ecuatorial
que me amanece
semeja tu caricia.

DECIR ADIÓS
Decir adiós sin conocerte todavía,
cuando tan sólo comenzaba a imaginarte mío

Decir adiós cuando a solas me grito


que hubo algo de milagro
en nuestro encuentro,
cuando recuerdo el aura de tu respiración
envolviendo mi cuerpo

Si he de decirte adiós ahora,


que eres un vestigio de vida
que late en mi seno,
he de guardarte como
una ausencia presente,
como un silencio constante
tras la explosión de la vendimia
¿Qué soy ahora que te sé ajeno?
¿Qué soy ahora que palpitas lejos?
Hoy soy ausencia
soledad
la negra incertidumbre del vacío,
y tu terrible alejamiento
me ha dejado una pasión incierta,
un hormigueo de hielo

Y antes…
decir te quiero con la caricia muda,
sentirte mío por la caricia interna…
¡mío!
mío…
hoy lo único que es mío es el recuerdo

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 389
No tuve tiempo para amarte,
pero hoy daría con gusto
varias horas
en otros brazos
en otros momentos
por compartir cualquier otoño
crepúsculo
plenilunio
lluvia de enero

Decir adiós sin conocer tus sueños


es como un desgarre entre mi temor
y tu osadía,
es el lamento de tu cuerpo pequeño
en estas manos sin vida,
decir adiós es clavarme mil cruces
en el lugar que te guarda,
y esperar a que el viento te traiga
en el rumor de las olas,
en el reclamo de mi alma,
hasta que venga la aurora
a decirme tu nombre,
y descanse mi mente de no verte
y no verte,
sin conocerte decir adiós… sin conocerte

ARENA
Arena ... Te diluyes
en un ocaso sin rastro,
en un trueno interminable
de castañuela triste.

Muralla de seda,
la mirada y manantial
de tus ojos tigres
germinó en cipreses,
llantos de sol
de palpitar metálico.

Limbo dorado,
ausente de ti
transformo
en mieles el aroma
a bugambilia negra
que sembró
tu despedida.
Me engaño una vez más,
y te vislumbro agridulce
como una sonrisa abatida,
con una excusa plegada
entre tus labios de humo.

390 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
EL PRINCIPIO
En el principio fue el Verbo,
la acción de crearte
bajo los fuegos cruzados
de mis palmas.

El deseo de inventarte
como un corcel salvaje
redoblando su paso tibio
entre las venas.

El anhelo, único y radiante,


de estar bajo el influjo
de la tarde bruja,
de la tarde que el viento
rasga, tu instrumento de luz,
de fuego raso sobre el cáliz
que teje enredaderas.

En el principio la Luz,
el otoño que tu mirada oficia,
el suave latido inaugural de tus pupilas,
cetros de luz acariciando el verde;
el instante en que fuimos luz diamantizada.

MATERNIDAD
Yo quería derramarme en leche – me dijo -,
Yo quería darte la vida, la conciencia.

Y me diste un trazo de luz


y tu mirada como un trigal
inclinado por el viento.

Me diste la comisura roja;


génesis de vida, el mediodía
abriéndose en mis venas,
tu voz, tu voz nacida desde siempre,
tu canto hecho arpegio y armonía;
la tesitura mineral de tus raíces.

Démeter, Proserpina, Diosa Blanca,


huella del ser en tus entrañas tibias,
tu bello rostro me visita
entre los sauces.

Coatlicue:
Te mueves con tu falda de serpientes
más allá de las sombras y del día.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 391
Tu tiempo es otro, moradora del sol
y de la tierra fértil.

Sueles desdibujar el rastro del hambre


y la fatiga. Trazas sobre mi llanto
un camino ancestral de flores blancas.

Y luego otra vez semilla,


la gota que c
a
e
sobre el fragor del mundo.

ÁNGELUS
(EL SUEÑO III)
A Ricardo Muñoz, in memoriam

Al aire libre tu esencia,


frágil otoño donde se filtran los sueños.
Llora la vid, y en el rocío cada árbol
reproduce las sílabas perdidas de tu nombre;
espejo tornasol de este silencio que dejaste,
imposible de llenar, salvo con piedras,
con almas del río que te lleva
a esa libertad que anunciaste, fiel a la brisa
y al revoloteo de las hojas en la acera.

Yo te sentí, yo fui testigo de esa lluvia


salada que te arrebató uno a uno
tus cabellos, ondas que arrastraban el día y la noche,
anzuelos del naufragio, retazos del destierro.

Pescador del sauce, tu aureola


tiñe la noche de un manto cobrizo.
Angelus, es la hora en que siempre sonríes.
La madrugada en que bromeabas con los tíos
del vino tinto y de la sangre.
Así me gusta pensarte,
con los brazos abiertos a la eternidad,
vibrando como una nota sin fin,
un piano de octavas desmedidas,
de rasgos afilados como la vasta noche
que tropieza.

Estás aquí. La luz de un ángel antecede tus alas nuevas.


Puedo escucharte, y en el hombro sentir
el índice umbilical que nos devuelve el camino.

392 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
CASTILLEJA, DIANA, (1969).

LAS MOULES*
Es muy fácil conocer las manías de un hombre al hacer el amor, basta con verlo comer las
«moules»...

...hay quienes tienen el tenedor en una mano, y temerosos, con la otra agarran las conchas;
es tanto su cuidado por dominar la técnica que no notan que se les ofrecen así, abiertas, listas
para tomarlas. Al terminar su trabajo, culpables dejan en el plato las vacías conchas de su
antojo.

...otros, toman una concha como pinza y van robando el fruto con prisa, como para demostrar
que están en terrenos conocidos. Dejan el plato limpio coleccionando las conchas motivo de
su impaciencia. Al final, ayudados de una cuchara, roban el jugo en que se regocijaban las
«moules» antes de su violación.

...Los terceros, los conocedores, los que sí saben comerlas, toman también una concha como
pinza. Abren una por una, miran su pulpa, sus formas, sus hendiduras, reconociendo otros
sitios humanamente femeninos; y con astucia —no con prisas—, arrancan el fruto con todo
su sabor, lo llevan a su boca y lo hacen pasar por labios, lengua y paladar; permiten que la
pulpa también conozca el lugar a donde va, dejando su esencia en dientes, papilas, garganta.
Toman otra y el ritual comienza de nuevo: la mirada, las caricias, el arrebato, el dulce arrebato,
reconociéndola viva, deliciosa, distinta. Al terminarlas quedan con la mirada tranquila, con el
placer en la boca, con el recuerdo de un juego parejo, con la conciencia cautiva; porque saben
reconocer que una concha abierta tiene vida.

Lo dicho..., es muy fácil conocer las manías de un hombre al hacer el amor.

(*Mejillones en francés)

PERDIENDO MIS PÉRDIDAS


*DEL MONÓLOGO QUE ERA DIÁLOGO. O DE LUISA QUE HABLABA DE FABIO.

Yo era de esas personas que olvidaban olvidar, que recordaba recordar y por ende, de las que
perdía varias veces el mismo objeto aun y cuando seguía perdido. De hecho, si mal no recuerdo,
había perdido unas cinco veces la virginidad. Todo dependía de quién y cómo hiciera la pregunta.
Yo era de esas personas que perdía la confianza varias veces, incluso, antes de recuperar la
pérdida de confianza anterior, ya estaba perdiéndola de nuevo. Así, en ese momento de mi
vida fue como me encontraste. Perdiendo mis pérdidas. Olvidando mis olvidos. Y como si el
discurso de mi vida no te fuera suficiente, te instalaste en mi espíritu, con tus botas en mi
clóset, con tus lociones junto a mis perfumes, con tus silencios junto a mis palabras. Y como
si el discurso de tu vida no me fuera suficiente, me metí hasta lo más desconocido de tu alma,
hasta la inconsciencia de nuestra conciencia, hasta que ya no quedaba más que un sólo cuerpo
que tenía nuestros dos nombres y se rebautizaba por las noches. Antes de que llegaras, yo
era de esas personas que alababan la libertad y buscaban al mismo tiempo quién quisiera
quitársela. Tú, me dijiste cuando llegaste, le habías dado rienda suelta a tu libertad y te
pareció haberla visto entrar hasta mi casa. Por eso, dijiste, estabas tocando a mi puerta,
porque había en ese espacio algo que te pertenecía. Y tal como yo lo sabía; tal y como tú
lo suponías; tal y como el mundo lo esperaba, te dejé entrar. Y contigo entró todo el equipaje
que conformaba tu vida. La maleta de raspones que te hiciste cuando eras niño la acomodamos

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 393
junto a mi caja de flores recogidas en mayo. Tu caja de pensamientos recortados de libros
y revistas la pusimos sobre mi maleta en donde guardaba el recuerdo del velorio de mi abuela.
Así, me dijiste, siempre que quisiera salirse, se toparía con la poesía de la vida y volvería a
esconderse en su lugar sin que me causara más lamentos a futuro. Tú fuiste quien escogió
el lado izquierdo de la cama. Y yo fui quien escogió el lado derecho que siempre había ocupado.
Ahí, nos dimos cuenta de que cada uno respetaba el sitio del otro. Nunca tomaste por error
mi taza de café, ya tenía, según dijiste, muchas palabras mías y por lo tanto no te pertenecía.
En cambio, tú, tomaste la que estaba más escondida en la alacena; a ella, me dijiste, habría
que llenarla de pensamientos y risas. Fue así como fuimos repartiéndonos la casa y sus objetos
todos. Tuyo el sillón, mías tus piernas sentadas en él. Tuya la labor de prender la chimenea,
mía la tarea de mirar intensamente el fuego. No faltó nada, ni alfombras ni clavos, nada que
no hubiera quedado repartido desde que llegaste. Repartimos, incluso, los renglones de los
libros. Tú leías tus líneas y cuando llegabas a las mías, tu silencio me hacía saber que yo debía
continuar con la lectura. Aprendí a indicarte tus renglones de la misma forma como me enseñaste
mientras lo hacías con los míos. Y un día, no sé cómo, tuve de pronto la sensación de que
te había perdido sin tenerte, de que te había fabricado y de que deseaba que todo lo que
compartimos no fuera solamente parte de un recuerdo que sólo me pertenecía a mí.

*DEL DIÁLOGO QUE RESPONDÍA EL MONÓLOGO. O DE FABIO QUE HABLABA DE LUISA.


Dijiste que fumabas porque preferías tener vicios que vacíos. Y fue entonces cuando supe que
tenías vacíos y pretendías llenarlos con tus vicios. Luisa, Luisa, cuantas veces te mencione,
siempre serás un enigma y algo conocido para mí. Pude, incluso, saber cuándo ibas a llorar
antes de que tú misma lo supieras. Y siempre me reí cuando sabía que habías perdido las
llaves, un papel o lo que necesitaras, incluso antes de que pudieras tener tiempo para darte
cuenta de que no los encontrabas donde, según tú, los habías visto por última vez. Era tan
fácil saber que eras una contradicción completa. Tan completa, que a veces no eras contradicción.
Te sentía demasiado compleja para ser sencilla, y por lo mismo, demasiado sencilla como para
ser compleja. Te lo dijeron mis ojos muchas veces mientras te miraba moviendo tu café, te
lo susurré en la nuca mientras cerrabas tus ojos y el aire me regalaba el olor de tus rizados
cabellos. Te lo dije tantas veces que me pareció que nunca te lo dije lo suficiente. Sin embargo,
sabía que tu imaginación era tan grande que ya habías llenado el espacio con las palabras
que yo te iba a decir antes de que yo las hubiera siquiera imaginado. Y heme aquí,
contemplándote de nuevo: Luisa, mi frágil y sólida Luisa, mientras tu mirada ausente me
indica que estás lejos, muy lejos de aquí, más allá del metro y medio que nos separa.

*DEL DIÁLOGO QUE ALGUIEN ESTABLECIÓ.


Vengo a este café desde hace varios meses. No sólo me gusta la decoración y el trato que
recibo, sino que por casualidad, descubrí una pareja que me intriga. Ella está siempre sentada
en la mesa de la orilla, y él se sienta siempre en la mesa de al lado, dispuesto en ocasiones
a esperar que ésta se libere, pero no a cambiar de lugar. Al principio creí que era una casualidad,
verlos siempre juntos y sin embargo, tan separados... luego, por lo que he observado, me
percaté de que aunque no se conocen entre sí, comparten un lazo que sería ya difícil de
romper. Y que cada uno de ellos viene siempre a la cita -no explícita- con el otro. Me he
dedicado a intentar traducir las miradas que a veces cruzan entre sí; miradas que adivino
cargadas de palabras y de un diálogo que comenzó tiempo atrás de que yo los descubriera.
A veces he tenido deseos de levantarme y conversar con ellos, me parecen ya tan familiares...
sin embargo, me retengo y espero. Ella ha terminado el café y ha pagado. Él espera unos
minutos más y se retira también. Por hoy, el encuentro ha concluido. Me quedo de nuevo con
las ganas de decirle a Luisa -como indica el nombre en su carpeta- y a Fabio -como oí que
un día alguien le llamó- que mañana nos veremos de nuevo; y que espero, como ellos deben
esperar a que alguno, quien sea, dé el primer paso, calle las miradas y llene -por fin- los
silencios de palabras.

394 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
VIAJERA Y ETÉREO
No quería ver partir a aquél que nunca llegó. Así que se cambió de vestido, escogió para ese
día uno plagado de las flores que le hacían falta a los árboles, tomó su abrigo y salió a la calle.
La primavera en París se disfruta cuando el sol ya calienta, por eso llevaba su abrigo, porque
el mentiroso sol de ornato jamás prendió. Caminó diez cuadras buscando un lugar para sentar
su alma y charlar con un café. Él tendría que llegar para recoger sus maletas y su instante.
Aquel instante compartido e iniciado con una mirada y palabras susurradas al oído. Desde la
primera vez que se vieron ella supo que él le interesaba, que nunca se podría enamorar de
un hombre así, pero que bien le permitiría entrar a su cama... Desde que él la oyó hablar se
interesó por ella y fue entonces que recordó su nombre: Viajera.
Viajera y Etéreo se encontraron un día en un sueño que ambos soñaban. Ocurre que la gente
se conoce en bares, en museos o en la calle, pero en esta ocasión Viajera soñaba y en sus
sueños vio a Etéreo, quien también soñaba mientras conoció a Viajera.
Con el café consumiéndose al lado, Viajera vigilaba el reloj. Había pasado ya una hora desde
que dejó las llaves al conserje por si Etéreo iba por su equipaje... No quería verlo tomar sus
cosas, unas horas en su cuarto habían bastado para que en la pared se quedara su aroma.
Viajera sabía que algún día lo vería de nuevo, porque Etéreo le devolvió su sensualidad con
un gesto.
¡Qué noche fue ésa para Viajera! cuando semidesnudos, solamente charlaban, charlaban, hasta
que Etéreo le propuso que se soñaran de nuevo.
Dos horas y por la taza habían pasado ya cuatro cafés. Y aunque Viajera estaba sentada en
un restaurante, se había quedado -su mente- en el cuarto. Así que fácilmente llamó a su
pensamiento y vio cómo la mano de Etéreo abría la puerta, dejaba las llaves colgadas —como
le había visto hacer tantas veces, una de esas manías prestadas— y luego, tomaba su maleta,
volteaba y revisaba que no hubiera rastro alguno de su presencia en la casa de Viajera. Vio
cómo fue que Etéreo se detuvo frente al espejo y en la imagen de su cara aparecía una sonrisa,
una vez más, ganaba. Tomó las llaves, cerró la puerta y al regresar con el conserje le pidió
que diera a Viajera las gracias. En eso pensaba Viajera cuando su mente la llevó a otro sueño.
Un sueño en el que buscaba a Etéreo quien ya no estaba. Apuró el último trago del café,
suficiente tenía ya con no abrazar un cuerpo para no dormir, pero en esta ocasión echaría la
culpa a la cafeína. Caminó hasta su casa, sabiendo que en ella no hay conserje, que nunca
dejó sus llaves, que Etéreo no había estado, pero nunca supo de quién era la maleta que la
esperaba.

SE APRENDE
Se aprende a vivir
viviendo
y se aprende a amar
amando.

Se aprende a soñar
soñando
se aprende a olvidar
muriendo.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 395
PARA PODER
Diana Castilleja

Para poder vivir contigo


tuve que ser tú.

Para poder luchar con tu dureza


tuve que buscar la mía escondida.

Para poder tener un sueño


tuve que cerrar más que mis ojos.

ARDÍA TU ROCE
(FRAGMENTO)
A la distancia de aquel primer hombre, trató de verlo en relación a Ella y escribió:
Te preposiciono y te me desapareces en el espacio, en el tiempo.
Te preposiciono y te me figuras y te me apareces.
Te preposiciono y posiciono la historia, los amaneceres.
...uno a otro, uno ante otro, uno bajo el otro, uno con el otro, uno contra el otro, uno de otro,
uno desde el otro, uno hasta el otro, uno hacia el otro, uno para el otro, uno por el otro, uno
sin el otro, uno según el otro, uno sobre el otro, uno tras el otro.
Y comprendió que el amor era un juego de relaciones en perspectiva; donde no importa quién
es uno ni quién es otro, sino cómo está uno con respecto de otro. Pero aun cuando sabía esto
nunca más pudo decir: uno, sin pensar en otro...

396 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
CASTILLERO, SILVIA EUGENIA, (1963).

HAY UNA BABEL EN TODOS LOS OJOS


el retorno de una palabra
mal dicha allá lejos;
hay una ciudad con la que miras
y un barranco a tus lados,
hay una súbita montaña adentro de tus ojos,
tierra indescifrable
venida del fondo de un suspiro
venida de un pliegue del agua:
cascada que no cesa
desde el mar
hasta tocar tus arroyos
tu piel evaporada
muerta.

AMAR PARA CICATRIZAR LOS PÁRPADOS


y no abrir más la luna debajo de las sábanas;
amar para encerrarnos entre paredes de madera
a escuchar una voz añeja;
amar para enmudecer los ojos
donde las cataratas se han congelado
y son ahora mesas negras.

Tomados de El cocodrilo poeta. Año 1. Número 3. Otoño de 1993.

HOY ENTRÓ LA NOCHE A MI HABITACIÓN


tocó los bordes de mi cuerpo
en lugar de la sábana
la noche sabe agrio cuando no se le espera
hace de la cama una estación
cualquier parada en una esquina
a donde simplemente se llega
La noche puede quedarse entumecida
entre las hojas de una planta
y llegar nunca
entonces es un trámite para el día de mañana
no hay en ella noticias de lo triste
ni figuras grises en el techo
no hay jalones en las manos
los rincones ocultan su temor
y las cosas permanecen como si calladas.

Tomado de Poetas de Tierra Adentro II.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 397
CASTILLO, RODRIGO, (1982).
) RESPIRADERO (
Decir del cuerpo, decir del cuerpo y el vértigo, decir cuerpo y vértigo y decir de la angustia,
decir de palabras, de la lengua que quema la inocencia en la última bala que nos queda; decir
de lengua, de vértigo; decir de lengua es decir de cuerpo y del cuerpo decir que es lengua,
cuerpo y ojo; círculo es decir vértigo, infancia, carne herida; agonía es decir cuerpo, es decir
de lengua vértigo, es decir de angustia despojado de mis vendas, filo de navajas, es decir:
tradición herida, de lengua, es decir del cuerpo herir lo más sagrado, es decir, de improperios
en la angustia, en la desesperación de lo no dicho, es decir, cristo mientras jugamos a hablarle,
es decir salvación, ira y ruego; implorar es decir: ansia de cenizas, aire, hiede la misericordia,
es decir, hiede la misericordia cuando hieden las palabras en los labios, es decir, vértigo, es
decir que el diámetro del cerebro sólo inserta soledades, es decir, inserta látigos en la epidermis
cuando la impaciencia paga el precio de la carne.

) RESPIRADERO (
Cristo es el viento, ahí donde hiede la misericordia está cristo, ahí me enseñaron de la
misericordia a cambiar los nombres, a decir de las verdades y a hacer de las verdades injusticias,
ahí donde es el viento es cristo, ahí donde hiede la misericordia es el viento, ahí está cristo
y hay un madero, ahí está cristo y se diría de él, que aún, hiede la misericordia y los días
con él y la misericordia con él, ahí hiede el viento irrespirable, los días de redención, las
mañanas sin ojos, se diría de las mañanas sin ojos, que los labios han puesto el nombre a
mis vértebras, a cada una de ellas inquebrantables e incurables en la pila, agua de pila como
mi nombre, se diría de mis vértebras que oscilan en el viento, ahí donde hiede, ahí donde es
el cuerpo figura de cristo y ramaje de lo inmediato, se diría de lo inmediato que son mis
vértebras, mi nombre a cada una de ellas, mis vértebras en agua de pila, se diría de los ojos
y de los labios y de mis vértebras que anudan en el viento, en el rostro del viento que hiede
a misericordia, que hiede a compasión, se diría de la compasión y del sufrimiento ajeno como
se diría de mis vértebras gastadas, de los ojos y los labios arrugados, de la vejez, que aún,
la vejez, se diría de ella en las carcajadas de la estirpe que se va regando por las hojas como
plaga, como viento que le lleva a oler a misericordia, a impregnarse de ella, que aún, los ojos
y los labios son partes inacabadas de mis vértebras como mi nombre a un costado de la pila,
como mi cabeza, aún, recién cabeza, recién existencia, se diría de la existencia como se diría
de las verdades injustas que han puesto en mis cabellos para ascender a la salvación, se diría
del cuerpo y del viento putrefactos en las alturas, que aún en las alturas, que aún en las
bajezas más hondas y en el vació más profundo, se diría de ello, que aún, cristo, el nombre
de pila, se diría de las cicatrices en las palmas de mis manos, se diría del recuerdo fallido,
que aún el aire carga su dosis de dolencia, de abandono, que aún, el aire va impregnado
de misericordia.

398 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
2:00 DOS DE LA MAÑANA
Oigo a lo lejos el mundo de mi madre, su andar entre las brasas,

su diálogo con el rencor que le acompaña: hablan de mi padre, de

la mujer que tiene, de su risa, que suena como tromba de flores

pisoteadas.
Francisco Hernández

El garito bien plantado / atrás la casa de madera

)allá lo vi tirado una tercia de ocasiones /


golpeado / con sangre en el hocico /
y el ojo derecho destrozado(

el golpe de las patas traseras de mi caballo /


galope sobre la máscara oscura /
vi ascender las fauces de mi madrugada /

di una pausa a sus patas para que no lo matara /


grité a todo pulmón / mano en cintura /
grité detente y el caudal /
el caudal
sólo siguió la comisura de sus labios hinchados
como los párpados de su ramera.

Mi madre / dos de la mañana / a cuestas un jorongo /


examina a luz de vela su escapulario /
algo
habrá pasado /

porque no es hora de salir a las calles


ni es hora buena para resolver
acertijos de primavera

)mi padre / desangre por la boca /


preña a la mujer que no debió(

mi madre / aún con inocencia /


torpeza
y la negra sabiduría de la mujer-bruja /
escucha a un caballo descender la sierra /
y me pregunta /
me cuestiona el repiqueteo de los cascos de mi caballo
en su oído sordo.

De su tímpano izquierdo aflora una oración / su lengua /


hecha pedazos / me exaspera.

El lento crujir de una hoja


acompaña a mi madre hacia las hormigas /

)¿qué más quería / quién sabe de mis impulsos /


qué agua bebió mi corcel esta mañana?(

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 399
ella se refleja en mis ojos / ella / mi madre /
la gran puta que ha llorado a su cerdo /
supo que la carne
sólo es espectáculo cuando hay tragedia /

ella / la santa ramera también lloró /


la puta buena que parió siete cabezas
y encontró en dios el camino hacia el infierno.

Aquél / mi padre / verdugo y sanguijuela


no supo despertar.

Mi madre / su mano / vade retro / mi mano /


juntos por la orilla del río
enmudecimos.

CASA DESIERTA

En el agua limpia los peces


saltan y prueban la corrosión.

Han nacido de un filete mal cortado


los niños que habitan la casa.

Su madre ha dicho:
—es hora.
Y los niños guardan sus máscaras antigases
y se adentran en la pecera especial
que su padre dejó en testamento.

Los niños que habitan la casa


aún no saben
que son estrellas.

400 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
CATALÁ, TONATIÚH, (1962).

ODA A NETZAHUALCÓYOTL
I
Ven a sentarte en tu trono de maíz,
descansa en la cabaña de agua y de viento;
tu estirpe te espera, guerrero,
los hijos del árbol, nietos de la lluvia
y de las salamandras.

Te esperan las casas y las flores


en el puente del arcoiris;
los lagos sepultados
bajo los escombros de los sueños.

El incienso y el cacao,
los Águilas y los Jaguares,
el amaranto y el maguey,
la soledad sin ternura ni caricias,
la sonrisa en los labios de agua del poeta.

Los pies sucios de cielo,


salpicados de sol
entre los días desnudos.
Tu corazón de plumas rojas,
y la corona de flores de cactus.

Todos te aguardan,
guerrero,
en las montañas donde se bañan
los corazones emplumados.

II
Las palabras se preñan de árboles.
En el susurro de la cascada,
asciende
tu voz húmeda y terrestre.

Las rosas anhelan manos


sin espinas
ni palabras venenosas.

Tuya es la voz, guerrero,


y la sombra del águila
en el valle luminoso y seco;
los pájaros después del silencio
y el alma con mil rostros de jade
también son tuyos.

La eternidad que no tiene horas


ni minutos. Sólo fuego.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 401
La noche de barro rojinegra
y ese día primordial
que tu estirpe espera.

III
¿Qué han hecho de tus palacios,
de tus jardines y de tus calles?
¿Dónde están tus veredas de agua
y los ombligos sin hambre?

En tus manantiales corren aguas negras...ríos infames.


Tus jardines, antes florecientes, se llenan de basura
indestructible.

Poeta de las flores y de los colibríes:


¿Cómo miras tu sueño derrocado
y el corazón de oro, fundido en monedas?
Tu dios sepultado bajo el asfalto y la difteria.
Tu espíritu de obsidiana, tu sangre de rey,
la leche de la luna
en los labios de un niño famélico.
La ciudad aún sueña con la noche sitiada por las flores,
y la primavera con pájaros de plumas doradas.

Te aguarda este cielo estridente, guerrero,


con sus nubes obscuras de plomo.
Y los traidores con sus macanas
y sus gases lacrimógenos.
Te espera el cobarde detrás de la bala.
Y en aquel paraíso que fundaste,
señorea hoy la serpiente de metal,
mentirosa y subterránea,
devorando sin piedad al águila.

402 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
ODA A OMETEOTL
¿Quién a mí se acerca?
¿Quién conmigo crece?
¿Quién ha nacido que yo
No haya estado ahí?
¿Quién ha muerto que su grito
Yo no haya escuchado?

Soy el de los ojos de obsidiana


Que ven en todas partes,
El amigo de un rey sin reino ni palacios.

Soy quien mira las paredes de los que duermen


Junto a un muro — no a una casa,
Cuando en los semáforos sólo palpita la luz roja.

Soy el que aguarda y despide a quien se va.


El que nace sin cuna ni domicilio
Entre un pesebre de montañas.
Mil veces y mil noches más. Soy
El que tiene un bosque en vez de pies.

Soy tú Soy él Soy el canto de las flores


que jamás han muerto ni se marchitarán.
Soy Ometeotl.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 403
CÁZARES, IBET , (1977).
LA NUEZ
La desnuda duerme.

Sueña un pez
evaporado entre sus manos,
paisajes de sal
y espinas que se hunden
en la nieve.

La desnuda duerme dos veces desnuda


(está vestida
de una desnudez
que nadie toca),
se abre al paso de los astros
y alcanza el ritmo respiratorio
de antiguas mareas.

De sus cuatro paredes cardinales,


el Sur es la nostalgia
de ensayados incendios
y el Oeste
la región más turbia de su piel.

Atravesada por los polos,


la noche que sueña
es un beso de verdad sobre diamantes,
de-amantes
es la sábana
y crece en ti
como una flor amarga.
Después del mediodía
despertará a tus otras musas.
Les enseñará
a girar sobre sí mismas,
a llevar sobre la punta de sus uñas
ciertos frutos subterráneos,
a demoler castillos y edificios
—viviremos en tallos silvestres—
y su cuerpo —todo su cuerpo—
será palabra tabú
en nuevas tejas,
palabra conjuro
para desnudar la nuez.

404 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
HALLAZGO DE LUZ
Mi cuerpo te observa
como luz desnuda de mis ojos,
y como luz me derramo
en la onda de tu espalda.
Tu espalda iluminada es un espejo:
te toco y tu cuerpo me prolonga.
En ti comienzo
y vuelvo a ti multiplicada,
por la vía incandescente de tus manos
vuelvo al centro de mi enigma.
Y el enigma se desnuda al fin,
-agua, sangre, muerte, sueño-
alumbrado por tu cuerpo que me mira.

VIENTRE MARINO
Nadie vive en mí.
Nadie vive en mi cuerpo
y no caen escamas de mis manos,
ni la leche mítica
de mi seno izquierdo
y aún mi sangre es roja.
Hay en mi cuerpo un vacío
anterior al de mi madre,
al de las doncellas y las flores.
Me llena un vacío luminoso,
un vacío de cuentas blancas,
diamantes opacos
que se abren paso entre mi carne.
En mi cuerpo se fermenta
el canto muerto de los peces.
Dentro de mí,
los espasmos del árbol,
de una nuez electrizada.
Se forma en mi interior
el oro caliente de las precipitaciones.
Nadie vive
y no llevo ceñido a la piel
un anhelo
que justifique mis pecados.
Nadie espera dentro mío.
Mi vientre es un espejo,
un fruto marino.
Insomne murciélago,
los trazos de tinta china
sobre el pubis.
Mi vientre,
habitado por insectos
de agridulces aguijones,
ocupado
por velas encendidas.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 405
EPÍLOGO
Te sumerges desnuda en el iris del agua
y hoy, cuando ya de mi cuerpo convido a la vigilia,
eres mi sobra luminosa,
la otra yo,
la descalza,
la incompleta.

Y no eres hombre ni mujer, sino la bestia


de la voz, sonido carnal transfigurado.
Eres la ausencia de un ojo
que siempre permanece,
y esta flama ciega muere
en la oscuridad que nombras,
en los cien rostros del fuego.

Eres el frente de mi espalda.

Avanzas sobre el pliegue de las piedras,


sobre el filo de la bruma
reptas como un vino en la garganta.
En las ruinas húmedas de sol
hallo tu piel dormida,
pendiente de la hebra del presagio.

Ayuno de sueño
y esta noche
eres mi sobra luminosa,
la otra yo,
la descalza,
la incompleta.

Poemas de la serie inédita La nuez.

406 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
CERDÁ, ALEJANDRO, (1964).

AUSENCIAS, VACÍOS, SOLEDADES


(FRAGMENTO)
I
Pudieron ser útiles muchas cosas:
mínimos actos e insignificantes detalles
una mísera atención
una palabra amable
o un diminuto respeto.

Ni siquiera hablo de amor


una raquítica muestra de afecto
una ínfima comprensión incluso fingida.

No llanto ni caricias ni molestias


sólo un poco de interés
en cualquier sentido
o una calculada hipocresía
que no nos alejara del todo
que no rompiera irrevocablemente
el invisible hilo que nos unía.

Tomado de Eco de voces. Generación poética de los sesentas. (2004).

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 407
CERÓN, ROCÍO, (1972).
HABITACIÓN 413
Que nadie contradiga cuan abierto es el deseo
de estar así, bajo las sábanas de otoño,
mirando destejer del día a las sombras.

Que nadie ose (no mientan, no sean púdicos) decir


que en este lecho de herido no hay gozo,
lascivia, encantamiento.

Que nada irrumpa tan excelso instante, que nada evite


el contacto de la gasa sobre el cuerpo.

Que nadie venga


(¡cómo no odiar a las visitas y sus lánguidos consuelos
y su encendido morbo por la muerte!) a escuchar
la respiración atrofiada, el quejido
—una y otra vez, una y otra vez—
de dolor profundo, oculto.

Que nadie mire este despojo de hombre


—ya flor, ya hierba, ya esqueleto–
agitándose en la arista del recuerdo,
intentando guardar las mieses, el sudor,
la breve valentía de ser presa.

Que nadie roce sus labios, manos,


que nadie toque nada.

No recorran esta habitación, esta ciudad cercada,


huelan sólo la fragancia del espino.

(de Soma)

(INSISTENCIA...)
Insistencia. Aquella palabra caía en la copa de los fresnos. Esa, la que mordía los contornos
de un día de asueto; donde los restos de un almuerzo sacudían las viejas letanías de familia.
Esa, la impronunciable por vergüenza y decoro. En la insistencia de la palabra traducida a
gesto no escucho ya los viejos reclamos, las traiciones, la verdad de aquel invierno que terminó
en silencio.
Insistencia del deseo: aquello no pronunciado es velo sin cierre de parpadeos sobre
nuestras espaldas. Recae la verdad sobre las piedras.
Insistencia de muerte. Nada calla bajo los efectos del sueño. Cada noche el recuerdo de aquel
invierno induce bajo la nuca su primera tentativa de estancia. Y el fresno cabizbajo serpea
sus altas hojas: indica en su verde oleaje la tragedia de tu nombre. Insistencia.
Nada quedará cuando el invierno haya vuelto. El agua nunca pierde su cauce. Ni su rigor.

(de Apuntes para sobrevivir al aire)

408 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
(DENTRO...)
dentro
en el estómago
un bramido un vapor que calcina las paredes
ocultación de lo indescifrable

dentro
en el declive del líquido en la célula más ácida
el destino verdadero
inmersión en la astucia del hígado en su revolvente fuego
atracción cuesta abajo

(de Basalto)

VACÍO
1.
deslumbrante en sus dunas contornos hendiduras
el desierto enceguece a quien no sabe mirarlo
sólo él comprende su rumor sosegado de gavias y palabras
ahí
el mundo es urdimbre de tajos trabes y tramas del alma

7.
transcurre el viaje por la misma órbita se repiten las ondas
palabras y líneas cuelgan del mismo vilo
hay prisa por regresar a las cenizas a las rosas basálticas
a la ronda del fósforo
en el lance de lo eterno hay una respuesta de claridad negra
una inteligencia devota que doma cuevas y aire
una tibieza de verbo que no tiene muerte nacimiento
sólo sucesión
respuesta

8.
intacto
él horada en el vórtice del suelo
anida en los cimientos
baja y sube por hilos impregnados de mielgas y sangre
lleva en la frente la historia de la brisa la madurez del musgo
ha hallado aquí la consumación de la deriva el traspatio de las horas
el revés del relámpago la conquista del exilio
en la fijeza vesperal un sueño se ensancha y desafía al mundo

(de Basalto)

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 409
(DESATAR LOS NUDOS...)
Desatar los nudos. Me destazo para saber de las franjas fronterizas, de los abetos que han
desprendido de sí el último canto y graznido de los cielos. Ya las partes serán testigos del idilio
vesperal de los sueños y la tierra. Desatar las flores, las lilas, las astromelias y ocultar en el
vertiente de los deseos una semilla de padecimiento.
No juzgo los elementos caídos, son los restos de un atardecer que no trae noticias ya de tierra.
Pretendo desatar a las vocales de su alegría, devolverles su sentido de bolo alimenticio, de
granujada estomacal. Desato los nudos de la locura e invoco, en nombre de todos los nudos
ciegos, un recuerdo que ancle a tierra a los suicidas.
Depredación: permanencia en la fugacidad.

(de Apuntes para sobrevivir al aire)

SUBLINGUAL
A Ehitel Silva Zegarra

¿Qué hay debajo de la lengua?

¿Un triturar de huestes vocálicas,


un cierzo de agudas consonantes,
un despojo de viento áureo,
quizá el mustio huso de la letra?

Aquí entre toneles de saliva y tiento


se guarda el vocablo,
la gramática de tu rojo nombre,
y se incendia –sí, se incendia–
la simetría del giro:

debajo de la lengua hay un presidio.

(de Soma)

(EL HOMBRE CABAL...)


El hombre cabal no dista del enloquecido. Sus manos abrazan montañas y rutas. Ante sí tiene
siempre el imperio de lo imperfecto. Sus palabras son lodo y del lodo resucita lo esencial del
lenguaje. Enloquecido, ha mesurado tiento y razón para evidenciar la nitidez. Nitidez de estancia
y posibilidad de abrevar en los intersticios. No radica la fe en la grieta sino en la hendidura.
El hombre cabal, cada invierno, destruye el piso de su casa.

(de Apuntes para sobrevivir al aire)

410 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
LADERA NORTE

El universo de los muros del salitre que corroe su presencia


los cascajos de un orden ahora colapsado la grieta donde se mira un presente incierto:

se ha de estar listo para domesticar el miedo sujetarlo a la nuca


encontrar en sus silencios la posibilidad de estancia

El metal vulnerable se desgarra en sus entrañas

La sangre no mana suavemente repta se propaga asciende al rostro como marca

Todo intento de curación es equívoco y un hombre en fuga -canto- se aferra a cualquier


cosa:
herida: testimonio que afinca en la memoria

Perros deambulan erran deambulan


hombres sin ropa ni alma con que cubrirse jirones de hombres y mujeres caminan
con las órbitas vacías prendidos a las luces

las que prometen día luces en los anuncios luces en los edificios evacuados
luces que atraviesan los aires luces toda la noche luces
luces de fuego y artillería

/ quiero de tu cuerpo un gesto un espacio de asueto no un arma balanceando sobre el pecho


su filo para cambiar la historia / quiero de ti una mirada que acontezca sin cautiverio sin esa
oscuridad que es un rasguño en la retina / quiero un cuerpo no los restos de una huida para
existir: una presencia vestida de ceniza y polvo / quiero que emerjas al primer día al tercero
que emerjas por segundos que emerjas en tanto callen las baterías aéreas: quiero que
nuestros nombres se graben en la tierra /

¿Contra quién este golpe infectado de fe?

De levante estaremos hacia otra casa (orilla) donde seremos


guarida de nuevas palabras de un campo fértil de una piedra
que funda al consuelo y a las zarzas tejidas de sangre:

bajo el otoño será apenas visible el verdugo.

(inédito)

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 411
LA SUCESIÓN DE LAS COSAS ESPLÉNDIDAS
d.
Es sei. La luz vacía. La masa delirante, arrastrada hacia el habitar, hacia tierra de lastras. La
tarde –nunca en abril– donde una palabra (minúscula, intacta, sólo tres letras) establezca su
reino. El tiempo donde los nombres regresen / yazcan / y salgan hombres al encuentro
de hombres. La llegada de la Raíz, la hora en que florezcan las sílabas y las piedras vuelvan
a su lugar entre los muros de las casas. Un yo, un tú, un nuestro, un aquí, un fulgor profundo,
una patria. Sea.

e.
Coloqué vestigios en las aguas (visibles sólo a los ciegos). En la oración escrita no había manos
tendidas sólo un templo destruido / petrificada palabra que cortaba el rostro / un puño
de tierra llevado por el viento:
Era resaca, hábito de malestar afincado,
angustia encadenada al cuerpo. Era hecho, trazo de aire entre brezales (si herida o mansedumbre
/ regazo o camposanto):
Era mi Padre quien sonreía. Era la sangre de vuelta en casa.

(inédito)

VISTAS DE UN PAISAJE
10:09 a.m.
En redor brama el ya no presagio sino hecho. Albergado entre la herida el no vestigio sino
filo, adquiere piel: gesto: tesitura. Es sangre / pústula / orificio. Pensamiento y negativa. Es
pacto para una estancia entre la sal y el fuego. Casa habitada por huestes que nada esperan.

10:17 a.m.
Noviembre. Nada asigna al sacrificio un lugar en la memoria. Nunca hubo petición, ni hombres
o mujeres comunes que dijeran sí. Habitar en este mundo de derruidas lozas, de fosas atestadas
de sangre no es respuesta, es presagio hecho carne. Y un hombre detuvo su tiempo para ver
en la espesura. Las palabras pesan más que el mundo.

10:25 a.m.
Estoy ante él. Ahí, en el vacío de sus ojos, la imagen del primer consuelo: el presagio ya carne,
ya frases de sangre que nada claman, ya reducido cuerpo que en su pureza guarda país —
patria— tierra atada a los costados. Estoy sentado frente a una ausencia (cuerpo / saliva /
osamenta) que lleva promesa de estaciones. Su mirada son todas las palabras / pabellón
del grito / que escriben, día a día, la historia de un Nombre.

412 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
CHINCHILLAS, ABRAHAM, (1974).

DOWNLOAD
Acecho tus temblores
buceando entre tus piernas
localizando el vínculo
que libere tu esencia

me arrastra / me conlleva

mi lengua es la estrategia

encadeno a mi ritmo tus caderas


mi boca se empecina entre tus labios
fundiendo sin tregua tus respuestas

(la sincopa del amor no desfallece


aún en la confusión de las caricias)

¿son tus manos o mis manos


las que acallan las palabras?

aliento sin sosiego


no me sueltes que me muero

mi nombre entre tu vientre


ahogado en tu garganta
ha logrado romper la fuente

abres los ojos


la imagen aparece.

ESTRUENDOS PARA UN LAMENTO


Azucen a los sórdidos perros para no escuchar
el llanto de un niño que puede ser mío
que los barrenderos traigan grandes escobas
para arrasar con todo panfleto de resurrección

Escatimen todo pajar a la aguja


que perforará mis labios para cocerlos
salivaré los besos hasta tragarlos
nunca otra vez será su boca
humedad ni puntos cardinales

Un avión en lo alto silba un mensaje


—se ha ido—

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 413
Apaguen todas las luces, incluyendo la noche
para no mirar esos ojos que me llaman desde una cuna
incansable para mi sediento tacto
prendan fuego a todos los bosques
usen el mar para borrar las cenizas

Pequeñas manos que atisban mi piel


cuando una caricia se antoja estocada
el granizo vendrá a su tiempo
a aliviar el ardor del olvido

La vida en un tren demorado


—todo está dicho—

Rompan mis anteojos para no mirar


el destino que me he urdido
atranquen las puertas, para que los rechinidos
no me hechicen con el sortilegio
de ella volviendo

No impidan el tráfico, manchen los guantes blancos


toquen un piano mudo para acompañar mi paso
llevo envuelto un tambor
(en una caja bajo el brazo
el sol desmantelado).

DIATRIBA EN B
¿Con qué b
se escribe bala
y se escribe bomba?

¿con qué b se escribe


boca abierta del cadáver
olvidado en el desierto
por donde se meten los gusanos
que se lo comen por dentro?

¿con qué b se escribe


barrio destruido con ardid
por donde nunca más
andarán las risas de los niños?

¿es la b que asemeja


en su canto a
vivir con el ruido que acostumbra
hacer la muerte que no usa bragas?

(puta infalible
que se esconde
en el vientre de los misiles)

414 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
¿es la b escondida
en hambre / en pueblo
que alza un grito diciendo

aquí estaremos
(a pesar de ustedes)
como muralla

aquí estaremos
(a pesar del silencio)
como plegaría

seremos el sol
mordisqueando sus huesos?

¿es la misma b al espejo


en odio / sed / miedo
en la daga por la espalda
en el reflejo del dolor?

¿es la b camuflada
en peste / en pobreza
en país ensangrentado
en chapopote?

¿con qué b se escribe blair?


¿con la b de alegoría a aznar?
¿con qué b se escribe bush?

se escribe
con b

de bestia.

WALKING AROUND REPRISE (DIATRIBA EN N)


In memoriam Pablo Neruda

Sucede que me canso de ser hambre


de ser miedo / furia
sucede que no tengo tiempo
ni huestes de falsa gloria
de ponerme los zapatos

nunca lloro en las peluquerías


y sucumbo siempre al veneno
de mujeres con olor a desencanto
que duermen vestidas de caderas
de ombligo y con sortija

sucede que me canso de ser pueblo


el que barre los charcos de sangre
y tira huesos por ventanas de hospitales

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 415
el que enciende las farolas
descompuestas

sucede que me canso de ser tierra


lunes que arde en el petróleo
canto general de una vena abierta
vacilante sermón del desdichado
un reclamo

pero sigo tiritando de sueño


marchito
muriéndome de pena
llevando a todas partes el paraguas
siendo raíz de las tinieblas.

OTRORA
Fui una voz
que se escucho en el templo
fui una caricia
que encontró piel
fui un verso

fui una calle con dirección


un taxi con destino
una canción

fui un hombre
de la mano de una mujer
un colibrí con flor

fui un demonio con fe.

RÉQUIEM
Otra vida, al menos
una que se mire en un sólo tiempo,
no en mis miopes caleidoscopios.
El sitio en el que tendré mil nombres
inaudibles en el barullo de los zumbidos;
lo mismo todos los días
en la sagacidad de mi pesquisa.
Hasta que la misericordia
me alcance en un aplauso:
mortal tributo
de mi actuación.

416 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
SOLILOQUIO DEL DEPREDADOR (TOMA 3)
Paciente el anzuelo
que enturbia el arrecife,
lacerante moisés que abre
por la mitad la sal:
tripas de espuma blanca.

Deseosa la red
que divide la vastedad del mar,
sutura las orillas desde donde miran
la libertad absurda,
quienes deben resignarse a la asfixia
dulce del aire inmaculado.

Nada pica aún,


duermo un rato.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 417
CISNEROS DE LA CRUZ, ANDRÉS, (1979).
VITRINA DE LA MATERIA Y LA NADA
Entre las telas miro la muñeca
delgada coyuntura
de la cual brota su mano

dedos de novia
que espigados
levemente torcidos
tocan mi lengua

los muerdo les arranco las uñas

los beso
en las ingles
los mojo
con mi voz inflamada que se frota entre sus labios
tenue olán libadamente violáceo
que se abre como pétalo que se reacomoda en el tallo

para advertirlo avivo la mirada


y descubro nuevos brotes de labios
anillos atravesando la tierna carne
casi imperceptiblemente húmeda
por un vaho azucarado
y al mismo tiempo
ácido
como una lima
que en alquimia
se transforma naranja

bebo de ese manantial que a veces enrojece


me llena la boca
y se me derrama

se me adormecen las manos


y debajo de la piel se erizan en los poros
todos mis bellos

la fogata del deseo


incendia la enredadera de las venas
se me hinchan
dilatadas crecen
erectan su diámetro
el fruto maduro se estría
al ritmo de un amanecer saliendo del agua
los dedos de la novia acarician
la satinada piel
de ese musculoso fruto
contenido en pulsaciones
y se friccionan en él
se dejan ir como gotas deslizándose
sobre la suave superficie de un cristal

418 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
Detrás de los ojos el universo es blanco
una leche que se empieza a fragmentar
en intensos colores
de sensaciones nítidas
el todo (la blancura) empieza a desintegrarse
se transparenta y la luz lo atraviesa
los colores tocan
sacian las texturas
viajan acariciando por dentro los cuerpos
hasta que se estampan en la barrera del sonido
y la rompen
la perforan
con la punta de una aguja
se introducen al espacio exterior
salen invisibles y se adhieren
a esa carne desconocida
y la alumbran con su radiación
mutada sustancia
se transforman
y les duele placenteramente
cambiar de pigmento
y se empujan a iluminar
el nuevo recinto
a rellenar hasta el más leve vacío
con la tintura de un placer cálido
los colores se fragmentan hasta que desaparecen
en la oscuridad total de la caverna
y se vuelven materia
nada

Entre la carne miro el ardor de sus pezones


el rojo barniz en los labios
la despintada llovizna entre sus piernas
me miro en el pasillo de esos ojos
enredado en cabello
negro a veces borgoña
afilado
como la punta de su lengua cuando me llama

me aleja con el dedo más pequeño del pie


me acaricia el cuello con la oreja
y me convida de una charola
flores cubiertas de insectos
me abre la boca con un beso
y devoramos ávidos
con suculento deseo
ese manjar de nueces oscuras

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 419
VITRINA DEL NIÑO DORMIDO

El fuego enraíza en el barro de la olla


humo de carbón huele dulce junto al aire

vapor de burbuja

de cavidades reventadas por el hervor del caldo


frutas de ocres colores masticadas en una piedra porosa y sombría
junto al verde del chile y la berenjena

Una esencia desértica la sal de la serpiente

: una gota de rocío agrio


—vinagre enmohecido en los ojos—
condimento de ave
uña de pez y carne blanda

La madre que ama a su hijo


lo duerme con canciones de luna
y velas de oscura hierba

lo aromatiza
con el olor de su falda
lo besa bajo el pómulo junto a la boca
lo arropa junto a sí y lo calla
suavemente hasta ahumarlo

Le huele la sangre en la oreja todavía tibia

lo sacia de coros líquidos


lo gutura hasta desgarrarlo
desnudo lo deposita en su espalda
y con espasmoso cuidado lo acuna
en el cuenco del recaudo espumoso

Huele la luz a naranja intenso

La madre amorosa voltea la mirada


hacia la mesa de suelo
estira la mano
y uno por uno
cada uno de
sus cinco hijos
le pide con el plato
el corazón de su hermano
dormido

Tomados de Vitrina de últimas cenas


(Coedición Editorial Andrógino y Versodestierro, México, febrero 20007)

420 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
SEMBLANZA DEL VIAJERO QUE VIENE Y NUNCA LLEGA
Mas yo soy gusano, y no hombre, oprobio de los hombres
y despreciado del pueblo.
Salmo 22:6

Viene el viajero con su costra lútea,


oropéndola de lodo, canto de vasijas,
cofre con pájaros, combatiente de pasos y piedras,
efímera carne herida de mar, cardumen del camino,
orificio del sendero. Sordas garras perdidas.

Viene, en los años de sol negro,


entumido entre largos peldaños de sombra, de arcilla.
Se ondea jadeante en la ribera de los pantanos.
Lagartos, espinas de otoño.
Se entierra, se desgarra, se sabe.
Huele y mientras avanza el humo, sube, se levanta,
igual que tierra en polvareda, y se moja, acaba,
convencido de retoños, en silencio se desangra.

Se ha quedado solo, obtuso,


sierra de insectos, arena de huesos,
sangre primigenia de un dios descorazonado,
arbolado entre ondas extensas.
Minotauro alado, suspiro,
cárcel del cielo.

Mito, cicuta que amarga.


Boca en destierro, cabeza de gritos
que navega en el susurro, oscilando
entre lo que se busca o entre lo que se ahoga.

Viene igual que los niños del sol,


marchando, temblando con un sepulcro abierto en la garganta,
con un dolor inmenso, que quiebra su voz,
igual que carne amortajada.

Canta, se derrama agua seca, sin vigor.


Los cuernos de un carnero se hunden en su palma.
En la ladera tenue del horizonte ha nacido jadeante.
Palpitante hojarasca que se vierte como daga en la espalda.
Desfiladero de sus ojos. Tálamo dormido.

Uno se engendra, se acuesta y se duerme.

Uno medita, se escuda y se escapa.

Mariposa incendio, cresta de árbol.

Yo nací hombre en esta tierra occisa,


en esta pradera de trinos y alas,
no así los cuervos,
que son negros centauros
que arrebatan al viento, las ramas,
y enredan su calor en silencio.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 421
Yo nací perro con el poder del perro,
fiera fiel domada formada por fuego,
crepúsculo gris, columna hecatombe.

Viene la noche surcando senderos.


Se tumba, revolotea y llueve.
Lengua del tiempo.
Solar incierto.
Sangra,
en los cuencos plenos, sus moscas.
Mastica y sus hijos de mar son una fuga.

Amanece un coágulo ante un espejo.


Roca impalpable. Reflejo y solaz arrullo. Dormido
nuevamente, entre voces y pájaros, viene sin pasos por un pasillo,
lagarto, fósil inmune y pellejo.
Ausencia preñada de agua, salado oleaje violento de bisiestas horas.
Falsifica llagas, y cree que son terremotos
y las confunde con madrugadas.
Sierpe en duelo, boca costura.
Turbia herejía sin sortilegio.
Llanto secreto.

La vida es una larga inconveniencia.


Las cartas están al aire, entre argentas esporas de aire.
Hiedra con venas, hiedra agua, hiedra espuma: escama y flor.
Para escribir sobre ángeles hace falta curtirse la espalda.
Despellejarla, hacerla cántaro en la suavesombra del hielo.
Destierro oscilante.

Viene, tejiendo costras, piel de frío, y se ahoga.


El cadáver se ha mojado y no lo han sacado del río.
Su rostro se ha amoratado y es Romero quien se desangra,
y el hombre ¿qué pasa? Nada, vendré desde abajo, desde la tierra como gusano, para que la
gente te vea, para que la gente me entienda,
no importa, y el hombre, se tambalea, se grita aletea bruma sepia
y brama, cornisa espada, titubea, niña, ojo alborada, y se encoge
del vértiz la noche aérea, presago, presa de espanto, acarrea,
y de púrpura pupila, punzada, purga del vientre, la punta de espada,
onda llanura, herida purácea, y se da de su sombra, párvulo seco,
airado sendero cuitado viejo, horma de las manos, jamelgo jaco:
y se atiza dédalo a tasajo, sueño que no se grita ni se hace eco,
algarrobo, coraza de cerrojo.

Y el viajero, equipaje de la sombra,


se altera, se siembra en la tierra,
en la cólera de su calma,
y la desnuda verdad no es como la luna que conoció,
no es como el puente que ha cruzado y en silencio se repite
salta, salta cobarde, y se queda a la deriva igual que botella vacía
tirada al mar por un navegante solitario, es un salto en el tiempo,
se repite, son las maletas que se han roto,
pero aún estoy cada vez menos solo, cada vez, soy menos lagarto,

422 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
y con los ojos en el suelo, el juego en blanco es
agua que se marcha, transparente,
en un cuerpo que viene, lento,
por un sendero, estrecho y largo.

Tomado del libro inédito Semblanza del viajero que viene y nunca llega .

EN LA VULVA SILENTE DE TUS LABIOS


se trasmina la lengua oval
que emerge de un oscuro bosque
y escuchas la oculta cascada
que llueve entre tus piernas
y en tu cadera se resbala
un blanco incendio que no quema
y se siembra la caricia
que te hace florecer
y se dilatan dos blandos soles
en la yema de mis dedos
y son dos fuentes de nocturna leche
en la húmeda abertura de mi boca

Poema inédito.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 423
CLEMENT, JENNIFER, (1960).
NIÑOS DEL WISHBONE*
Cuando me sacaron y me levantaron en el aire
salió mi gemela muerta
asida a mi tobillo.
Tuvieron que desprender sus diminutos dedos
para que me soltara,
sus dedos que tenazmente trataron de retenerme
dentro.
Todavía siento
aquella mano codiciosa
jalando mi pie
por donde camino.

* Wishbone: espoleta de la pechuga de las aves que en algunas culturas se rompe en dos pedazos para pedir un deseo.

EN LA PLATA
I
La más pequeña estrella adentro de mí
fue fraccionada en dos
para ella.

II
En los oscuros dísticos
cimientos de catedrales de átomos,
en el panal de cada célula
y molécula elevada al cubo,
en la plata de mi cuerpo
mi gemela está ausente
pero está.

III
Si aún la tuviera a mi lado,
ella podría recoserme
así como yo vuelvo a coser mi ropa vieja
para quitarle los años.

IV
Si ella estuviera aquí,
nos pondríamos sombreros de paja
y nos iríamos a la feria.
Nos subiríamos al carrusel
22 veces.

Tomados de Jennifer Clement, El Próximo extraño.


El Tucán de Virginia, México, 1993. Traducción de Consuelo de Aerenlund.

424 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
EINSTEIN PIENSA EN LA HIJA QUE PUSO EN ADOPCIÓN Y LUEGO YA NO ENCONTRÓ
Quizás
usa sus dedos
como un compás,
dibujando círculos en el polvo.

Quizás
corta su mano
en la sombra
dividiendo un átomo
en la mitad de su palma.

Las partículas de luz se curvan


a través del vacío de las ventanas sin vidrios.

Los números tatuados en sus muñecas


son como ecuaciones
y los nudos en el alambrado de púas
parecen estrellas.

Abraza su violín
como un pequeño cuerpo de madera.

PARA QUE NOS ASOMBREMOS MÁS: UNA MANZANA*


En el equilibrio de las moléculas
se inicia el joven brote
dando textura a los tejidos
para que se otorguen a la tierra.
Amarillo o rojo,
todo busca la caída.
La manzana es igual a la estrella.

* Isaac Newton.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 425
SIETE CARTAS ESCRITAS POR MARIE CURIE A PIERRE CURIE
DESPUÉS DE SU MUERTE

(FRAGMENTOS)
II
¿Dónde estás?
¿Dónde la rueda se torna en ala?
¿Ala de libélula,
o de mariposa o de ángel?

Siento el ala en mi cuerpo,


el ala en mi hueso radio y en el cúbito,
blanda geometría
de aleta y pluma.

Extiendo mis brazos,


los extiendo.

IV
Llévate la lluvia, llévatela,
ternura sobre el helecho gris y quieto.
Entre septiembre y el año nuevo,
yacen restos del otoño
en la turba.
La luz bordea mis manos…
Soñé contigo:
Leíamos que un niño apareció en las montañas
asfixiado por una mariposa.
Las alas, antenas y el polen
obstruyeron su tráquea.
Luego tú dijiste,
“una hoja tiene espina dorsal
también una pluma,
también un pez.”

Hoy quisiera llamarme “Ruth”,


te traería cebada,
donde tú habitas, habitaría.
Afuera el color azul cuervo de la lluvia nocturna,
toco dentro el espacio
en el que has estado.

Tomados de Jennifer Clement, El marinero de Newton.


El Tucán de Virginia, México, 1997. Traducción de Verónica Volkow.

426 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
CORNEJO ALTÚZAR, FERNANDO, (1976).

Y SI ES VERDAD QUE DEBO


Y si es verdad que debo. Definir. He visto a los que escriben por saber cómo se piensa. Engranaje
del pensamiento. Creo que le llaman Escritura: cuervos prensados, laberinto de gente vestida
de luto, aparato de sangre, dije de boca, sacra oblea de la grasa, gajo completo de feria, vara
por debajo de los músculos (mula de encarnadas muletas), corona de vidrios, entresijo: los
cabellos en el hueco de tu lengua, a trío de folios o plataforma a punto de quebrarse, encrucijada
de gatos lunáticos, dúctiles dobleces del vidrio, mordedura quebrada en el diamante, pozos
en las ruinas de algún día, labrada demencia. Certeza demencial, grumo en cálculo, libro de
lobos y de llama. Clavo de oro no de dos (no de dos) planos, sino cifra extranjera en un mundo
de seis frascos. Surco del disco y del glifo y del imán y de la arcilla y del tatuaje y de la pluma.
Tenía que decirlo todo de una vez. Sarta de harapos en la aguja de la voz: piedra de ratas.

Tomado de Los mejores poemas mexicanos. (2005).

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 427
CORONA, DALÍ, (1983)
DESBARATADO GRITO
I
Abierta la jaula, de par en par las puertas, lo que ruge
es una sombra dolida por nostalgia, la soledad jalándose las trenzas.
Mordedura de insomnio;
la piel que se toca es una esquina desolada, un muro interminable
de llanto y de tristeza..
Ábrase el silencio, dijiste, y un grupo de cigarras comenzó a desbaratar el cielo,
ábrase la luna, y caí dolido en tanta lumbre.
De dónde esta mirada que agoniza
sale a quebrantar el sueño, de dónde estos harapos.
Abierta la jaula, mi epidermis llanto inagotable, algo como de grito se estremece
y quiebra el viento.
Ábrase la voz, todo cuanto haya de morir si esta noche no coagula,
ábranse los brazos, las piernas, la distancia.
Ábrase la luz, la completa cerrazón de estar dolido.

II
Hay un viento apretujado en la sonrisa,
una discreta soledad que cierne el desconsuelo.
Lo implacable de su voz, el frío que demora ésta sentencia: muerte...
muerte royendo mi fina sombra de naranjo,
muerte caminando sola por la tarde.
Lo que atrapa
esto como de odio cayendo de las hojas,
esto como de espanto que anega la conciencia, esto como si tu vinieras a talarme.
Esto como una flor, como un cardumen de silencio en el que viajan: mis manos,
mis dolores, mi tristeza abriendo hueco en todas partes.
Esto como un desfiladero.
Pero si aquí la sombra habita y, dentro de esta llaga
el corazón no asoma ni para calmar siquiera un poco la infección,
en que punto cardinal habré de hallar tu boca,
en que lado de la sombra será que habites junto con mi alma,
en qué extremo de éste mar de olvido
será que crezca un árbol que permita unir
mi calidad de espejo humeante y tu tristeza de oscuro vendaval.

III
Lo que muerde, lo que habita, lo que yace cautivo entre la sangre
como un ruido de pasos que se niega a abandonar la alcoba.
Lo que abruma. El sonido que revienta, el sonido que se escapa,
que yace dislocado y cae lento, baldío, solo.
El sonido y sus orillas, la región más delgada en que la mano palpa su propia soledad,
su propio invierno.
Esto como un embrujo, como un pequeño acantilado que se avista,
como si la muerte viniera a calzarme los zapatos.
Esto que traigo aquí metido entre la piel, entre la carne,
como un hoyo negro que se eriza, como una tristeza incontenible

428 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
que desborda en desaliento.
Esto que es calambre, puñalada, esto que es silencio;
muro de sombra inapagable, muro de espectro insostenible,
esto que eres tu: mi sangre, mi delirio, mi tristeza;
grieta en que la noche habita,
grieta en que la sombra cava.

IV
Desbaratado el grito – la caricia más delgada de un dolor
que se agolpa en la garganta.
Desbaratado el cielo, la mañana
como un racimo de gardenias muertas por el frío.
Desbaratadas las calles, las esquinas, las tiendas de abarrotes,
desbaratado el viento; la sombra de una herida abierta en surco;
desbaratado rayo, la grieta en que la noche siempre viene
a rascarse las estrellas.
Desbaratado yo y mi conjuro espantapájaros,
el beso, la mordida, la nada que se expande al pronunciar su tacto.
Bella e inapagable, todo cuanto mira
es un protón apunto ya de la fractura, una caída vertical hacia el desierto: demonios,
huracanes, nidos de voluptuosa magia negra
que se encarnan en el día:
derrumbe de sombras, la muerte dibujada en cada poro, en cada lágrima,
en cada minúscula fracción de llanto incandescente.

V
Demolida Sombra:
amarla, era como un derrumbe cotidiano de carne y de sonidos,
como si de cada rayo, de cada partícula silente de un relámpago
se fuera desprendiendo una bacteria.
Era comenzar a dibujar gaviotas siderales,
sacar de entre la ropa hormigas cósmicas,
congelar el aire.
Pero a fuerza de andar mordiéndome el insomnio
las palabras comienzan a mutar en aerolitos,
cometas que surcan el desvelo.

Éste es un amor de calle solitaria, un amor que va sedando esquinas,


cuartos de hotel en la penumbra;
y es la muerte y la distancia, el hueco en el que cabe: la aurora,
el silencio, los días,
mi corazón despedazado en el asfalto.
Amarla era también, comenzar a descifrar suicidios, dejar caer la noche
como gotas de luz en el alma de los ciegos.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 429
CORONA, FERNANDO, (1978)

UNA VEZ, TIEMPO ATRÁS, HACE LLANTOS,


se abrió tu boca inesperada
y se rebanó una herida inapagable.
El dolor y la angustia,
el luto y la amargura,
la paloma y la tiniebla
salieron entonces de tu boca.
Manaron gotas negras,
sangre, grito, silencio,
la noche brotó de tu garganta.

HOY QUEREMOS TODOS VIVIR, VIVIR DE PASOS.


Aún los azotes nos dan miedo,
los pueblos solitarios nos asustan,
la sola mención de los caminos resquebraja
los sueños en divanes donde duermen
no sólo los hombres, sus panes, sus historias,
sino las soledades más firmes de la tierra.
Entonces la neblina no hace falta...
sus piedras son vacíos que respiran.
Hoy quiero convocar a todo pie desnudo
desde el punto final de una existencia de trigo.
Ha muerto Jaime y sus palabras siguen
recorriendo el mundo. Aún hay sendas.
Cuando vuelves a andar por donde anduvo
la gitana, el guerrero, el extraviado,
nace de nuevo ese camino, es la tierra misma
la que surge del polvo y nos bautiza.
Hoy quiero vivir, vivir y ser un viaje.

Tomados de Canto sobre la muerte del Menor Sabines. (Editorial Letras Vivas, 2003).

430 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
A
A donde vamos, amor, a donde vamos
sólo hay una región de intensidades.
Si te caes de mi brazo, no me culpes;
si te vence el hastío, no me observes
como auscultando una paloma herida;
si se cansan tus pies, no continúes
pues continuar sería como un pacto
cuya exigencia nos lacera el gesto;
si me fallas, amor, pues qué le hacemos,
ni modo de andar juntos para odiarnos;
pero si llegas conmigo adonde vamos
recuerda que el amor lo hizo el camino.

Del libro Amatorio México, Generación Espontánea, 2006.

xiv
Yo soy aquel rufián del cuento triste
que por no mantener frente a la amada
la tímida sonrisa y la mirada
sepultó un tulipán cuando te fuiste.

La frialdad de tus pétalos consiste


simplemente en callar que estás callada,
y el dolor en tu espina reventada
¿no es acaso el temblor que en mi piel viste?

No sé sino mirarte y ser pionero


del antiguo espectáculo de hogueras
con que ofrendan los hombres su carnero.

No sabré desde ahora, en tus orillas,


sino ver la extensión y las laderas
incendiadas de pronto en tus mejillas.

Del libro Ángela México, Fundación de Trabajadores de Pascual y del Arte, 2002

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 431
INSTIGACIÓN A DAFNE
Si nunca han de juntarse nuestros labios,
no importa, caminemos río arriba,
cada cual su ribera, su silencio,
fingiendo que es lejano el mutuo olvido.
Iremos siempre juntos por la ruta:
tú en la huida tenaz, yo en cacería;
al fin el manantial arriba aguarda.
Cortemos esta flor, en ti la beso.

Del libro Letras de sombra Buenos Aires, Tres Haches, 2005.

xvii
De noche todas las flores son negras.
El mundo es un icono abigarrado,
signo de las múltiples formas de la vida,
curva eterna con todos los colores,
mosaico de diversos trazados de arquitecto.
Por eso hay un severo revés de la apariencia:
la noche muestra al hombre vislumbres de la muerte.

De noche las flores y las piedras,


los rostros y las aguas a mitad del narciso
son parte de la muerte que amenaza de súbito.
Por eso acuden siempre mis pies al camposanto,
por eso son las noches las que escuchan
el canto lastimero que surge de mi boca.
Espero a que se enciendan los silencios,
a que se abra el hocico de la oscura giganta.
Entonces los senderos se arrojan al abismo,
los verdes pastizales se vuelven abandono,
las fuentes se hacen pozos, las hojas negro llanto.
Las flores son las piedras de la noche,
el cúmulo de sangre cuajada por los siglos.
Mi voz aguarda siempre la noche para henchirse,
espera en los rincones el regreso de la muerte.
En mitad de la negra interrupción de los ciclos
el tiempo se contiene y los muros sucumben.
En el punto geométrico infinito e inmóvil,
alrededor del giratorio anillo de los días
una espiral invisible va tañendo la vida.

Del libro Los trenos de la iglesia de piedra México, Ediciones del lirio, 2004.

432 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
CORONEL RIVERA, JUAN, (1961).

MADRID
La imaginación me impide ver la realidad
miles de caras yendo y viniendo todas con bocas
el margen de la acera me incitaba al suicidio
pero los semáforos no me lo permiten
las miradas secretas del oso se pierden en tus nalgas
la ciudad huele mal transpira demasiado
blanco azul y amarillo: cine tras cine y nada

REGRESO
Tengo la maleta sin desempacar
a la mitad de la recámara
no como testigo
sino como monumento

Tomados de Eco de voces. Generación poética de los sesentas. (2004)

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 433
CORTÉS, JULIETA, (1973).

TODA LUZ DEBE MORIR


Hecho un ovillo
agarrado de los dientes a las entrañas
soñabas
que eras mórula
célula
que tu corazón era de sangre
sangre que derramo entre las piernas
aferrada a la idea
de que toda luz
debe morir contigo

Tomado del libro Un personaje llamado Juliette, (Ediciones Urdimbre - ICY, 2004).

434 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
CRUZ, IVÁN, (1980).
GILGAMESH REDIME A ENKIDÚ
[Humbaba maldice a Gilgamesh y a Enkidú]
¡Que ninguno de los dos llegue a viejo,
y que por su amigo, Gilgamesh,
Enkidú no obtenga salvación!

Yo, el más famoso de los reyes,


hombre de sudor y de estirpe
que abrí los pasos de la montaña,
que erigí los baluartes de Uruk
morada de Ishtar;
yo, verdugo de Humbaba
que alcancé los confines de la tierra
en busca de la vida;
yo, Gilgamesh, amigo de Enkidú,
hoy, solitario y enfermo, vuelvo al barro.

Pido a los dioses


que mis pasos merezcan el olvido,
que mi nombre sea polvo y dispersión,
que la gente de Uruk
no llore ni se lamente por mi,
que no haya duelo,
que no haya luto,
antes bien que el pueblo esté gozoso;
pero que mi amigo, a quien tanto amé,
perdure en el mañana de los hombres
bajo estos muros de ladrillo cocido
que ningún rey en el pasado
ni ningún hombre en el futuro igualará.

HÉCTOR HUYE DE AQUILES


No temo a la cólera de Aquiles,
como no temí al ímpetu de Patroclo
ni al valor de ninguno de los mirmidones.
No importa que me llamen cobarde,
no me cuido de mi gloria,
si ahora abandono la batalla,
no es por cobardía,
es el amor por Andrómaca, por Astianac,
lo que guía mis pasos

A otros, tú, dulce Victoria


entrega tus dones,
yo, despreocupado junto a mi esposa y mi hijo,
honraré a los héroes y a su fama.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 435
CATULO A SÍ MISMO
Desdichado Catulo, deja de cometer locuras
y lo que ves perdido, dalo por perdido.
Catulo

Lo que se ha roto, Catulo, que así continúe,


no hay más;
querido es el recuerdo,
queridos los últimos besos,
el último abrazo, el calor de su mirada.
Pero no hay más,
entiende, Catulo, que no hay nada más,
antes bien espera aún lo peor,
espera lo que aún habrás de perder,
espera los chismes, la burla, el escarnio,
la feroz emboscada,
el cepo carnicero
en que se ha convertido aquella
que te amó algún día.

CZESLAW MILOSZ Y EL SONIDO DEL MUNDO


¿Dónde están, amor mío, dónde se han ido
El destello de una mano, la línea
Del movimiento, el susurro
De los guijarros?
C. M.

Cierra los ojos, amor mío,


ciérralos lentamente,
calla la atroz,
la antigua tristeza de tus ojos,
que tu mirada
se vuelva hacia la noche,
hacia aquel dios silencioso
que mira impasible
los sueños del hombre.
Imagina el sonido del mundo,
imagina cómo debió sonar el mundo
antes que fuera tan sólo
el lamento de las cosas desechas.

436 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
CRUZ, MARÍA, (1974).

EL CUARTO DEL DESTINO


Los caracoles significan mucho para mí desde junio. Los vi andar afuera, apresurados y sigilosos.
Ese mes yo también aprendí a ser sigilosa y veloz. Entreabrí cada una de las puertas de las
tres casas donde he vivido. Me vi borrosa y húmeda; me descubrí alimentando hormigas con
carne fresca y odiando a los vecinos. Una vez los niños me vendaron los ojos para examinar
las palmas de mis manos; afirmaron que no decían nada, que eran lisas como piedras de río,
pero estaban equivocados. Todavía hoy sudo y me leo los surcos de las manos. Cada año tengo
más líneas, algunas como arrugas delirantes, otras igual que flechas a punto de herir y otras
que nacen trenzadas o con un esmalte que se ve incluso de noche. Y escribo, porque las líneas
crecen; no me dejan dormir, susurran todo el tiempo; hablan de las fronteras que tengo que
cruzar, del hombre de varios rostros que a veces aparece en el espejo. Hablan sin pausa y
yo tengo que escribir eternamente.

EL CUARTO DE LA TRAICIÓN
En el tiempo de la traición
devoré carne cruda,
comí la sal de mis hermanos,
arranqué pieles humanas para cubrirme
los helados huesos.
Temí que me abandonaran en los pastos vacíos
y los engañé.

Vi mi futuro en un vilano envenenado


donde cada filamento era una flecha de sangre.

No me hablen ahora de las espinas,


conozco el nombre de cada una
que debí tragar frente a ustedes
con los labios cerrados y las encías
como una rota granada.

Es amargo el sabor de esta noche


que cruza mi pecho con su tormenta de ceniza.
El fuego se quemó a sí mismo
mientras ardía junto a mí, como una esfera quebrada;
sólo lo escuché morir, vomitar rescoldos
sobre la tierra insoportable.

Tomados de El libro de las grietas

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 437
CRUZ PARCERO, LEONARDO, (1969).

LA MANO NIÑA DE LA LLUVIA


La mano niña de la lluvia
ensaya su canción
en una lata vacía.
Una sola tecla toca
repetida.

Trae en su golpeteo
el xilófono de colores de mi infancia.
Trae la mano mía pequeña
que toca
una tecla sola
de blanca monotonía.

Bajo la falda de la lluvia


se esconderán
la mano niña que toca
en una lata vacía,
la mano mía pequeña y su golpe repetido
en la tecla blanca
de la monotonía.

Tomado de Eco de voces. Generación poética de los sesentas. (2004).

438 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
CUAUTLE, MANUEL, (1971).
PEQUEÑO
qué hijo de puta
te enseñó
a prostituir tu infancia

tus ojos
deberían ser
dos flores frescas
y no hierbas pasajeras

tu lengua indígena
hermosa canción
nacida al inicio
de todos los tiempos
se vuelve
terrible flagelo urbano

creas tres pisos de altura


con las monedas del desprecio

no te das cuenta
pero estás a punto
de caer
en un interminable abismo

SOY LA LIBERTAD
del hombre entumecido

la dulzura del mar


cuando se enfadan las olas

soy tinta que colorea


los matices del alba

las palmeras
hacen el camino perfecto
a la resurrección

guardo una piedra en el bolsillo

hurtan
la miel
de mi apetito

y firmo indeleble
mi apellido y tu nombre

tiempo

Tomados de Emulación de la tierra, (Tintanueva ediciones, 2003).

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 439
DAVISON, MARCOS, (1969).
PIEDRA EN EL AGUA
La voz hecha de roca
se hunde en el silencio como en agua quieta.
Su trayecto sonoro incluye nuestro nombre:
somos una playa
donde cada granito equivale a una letra.
Menos de treinta signos
forman mares, peces, balsas, trampolines.
La voz es un clavado desde lo más alto.
Al hablar nadamos, decimos tiempo,
hondas palabras que brotan
iluminadas por el día:
ondas, piedra en el agua.

RETORNO
Cuando volvió la voz,
la voz abrió la boca.
Esperé el sonido puro que imaginaba,
esperé fiel como neurótico,
esperé años y segundos,
esperé inútilmente antes de volver a oírme.

Tomado de Eco de voces. Generación poética de los sesentas. (2004)

SIN TÍTULO
La cetrería
devuelve al hombre
perdidas alas
de cera y sol,
visión aérea,
lejana presa
en lontananza,
cuerpo que vuela
y rompe el aire
con un agudo
grito que cae.
Llegan al guante
gritos, piruetas,
garras y sangre.

Tomado de la revista Letras libres, Octubre 2003, Año V, Número 58.

440 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
DE GUERRA, MARÍA, (1970).
DOCTOR ATL
¿Por qué Doctor Agua pintas
rosados y amarillos que encandilan,
cumbres, cielos, riscos, ramas
rojedades y azuluras?

Te llaman las altas rocas como a la nieve


cuando eres agua helada
y entonces escarchas de leche al volcán hembra
y pintas de hielo sordo al monte antorcha.

En algún profundo cráter se te obsequió gran tesoro:


talento que ardiendo mana.
¿Pero en qué peyote o promiscua retina encontraste
tan ácidos paisajes, que me entibian rostro y pecho?
Son magnéticos celajes, a los que si logro entrar de lleno,
quemarán mis cejas, boca
y toda la labia.

GUSTO A LA VISTA
(RECETA 2)

Tiernos y rosados.
En el agua hirviente has puesto frescos camarones,
sal.
Nada más.
Al tiempo o helados,
usa tus dedos voraces.
Descascáralos
con el fervor que dan muchas horas de ayuno.
Úntalos de limón.
Tiernos y rosados
como besos yodados,
como carne marina,
cual tesoro de haloclina.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 441
LAS CUATRO Y CONSCIENTE
Sí corazón tamborilento
acompasado de la pena honda
de vivir sin la certeza de Dios.

En la noche no da un vuelco,
sólo pega contra la nada inmensa
y vuelve a la sístole
convencido de una soledad blanca inmaculada.

Quizá el corazón sea la matriz preñada con el alma.


Entonces, tal vez la carne muera de parto,
o sea el miocardio el eco de un reloj
que marca la eternidad
que contiene todos los nombres aún no revelados.

EN MARZO SE DUELE LA TIERRA


En marzo se duele en duelo la tierra.
Se enluta de Semana Santa sevillana el corazón de muchos.
En los balnearios la gente está a disgusto.
Hay desasosiego, y peligro en la carretera.
El calor nos tumba, el polvo nos escupe,
las noches nos quieren comer,
las jacarandas son la pausa.

Pero vuelve el ataque del mes de Marte


La tierra paga karma por las crucifixiones.
La procesión se insola.
Hay ámpula en el pómulo,
escoriación en el talón.
La primavera nos condena.
El instinto de reproducción tortura.
Por favor, tráeme mi abril.

442 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
DE LA FUENTE, ALBERTO, (1966).

PLAZA DE SANTO DOMINGO


Con la luz
se derrama la sortija de las nubes
y es la tarde aposento
y cautela exaltada de la lluvia

Sólo hay el hoy


del ápice de la gota que descubre
el lenguaje imantado del instante
Sólo hay el hoy
de la cruel extensión vislumbrada
bajo la forma en llamas
de los arcos que nos miran

Cada vez todo es puesto en duda


cada vez discurren las palomas
en la memoria inasible de la plaza.

Tomado de http://www.cajondeletras.com/colaboradores/cajon_5/santodomingo_delafuente.htm

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 443
DE LUNA, LUCÍA, (1970).

PRESAGIO
Tú, tiempo.

Distancia de tu cuerpo
sobre el mío.

Soy menguante cielo,


caprichoso fragmento
de tu suerte gatuna.

ECO
Renaces al fuego muerto.
Duende,
señor de arena dócil,
pecado que canta.

Mi seno,
hoguera de tu danza,
cándido revoloteo
que alimenta los frutos
suspendidos de la noche.

PERSUASIÓN
Juegas a ser mar,
cielo de agua.

Anido en tu ombligo,
pestaña de mi silencio.

Trágame,
como el verde atardecer
que devora a las gaviotas.

444 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
ASTILLA
Cada uno escribe lo que puede,
no lo que quiere.
Borges.

Llueve, que descansado amanecerá el cielo mañana después de vociferar y tirar gotas de luz.
Y yo miro llorar al cielo y no lloro.
Pronto llegará el alba, la luna morirá sus rizos en fuego de mañana.
Mi casa es diminuta pero las inmensidades se cuelan por la ventana y la noche se convierte
en aire frío y empapado que ronda la casa.
Es octubre, el mes de Xochiquetzal, la diosa luna, que vestida de sacerdotisa navega las almas
del sueño. En este mes, ella se deja caer, se desangra en partos de luz y así nos limpia la
mirada.
En la noche los segundos son largos y se repiten, se forman uno tras otro y yo busco algo
que no es ni la luna, ni tus ojos. Busco a Poesía, busco Tu nombre. El deseo es una voz esquiva
y cada ofensa es labio de la muerte.
Eres viento, fuga que no cesa y soy torpe, tartamudeo y los versos caen de mis manos, voces
de hilo roto que traza murallas.
La respuesta no llega, pregunt a los huecos nocturnos ¿cómo se le habla al que escribe?...
Sólo encontré silencios punzantes que golpean mis pisadas.

NEKAN SAKB’EL*
El quetzal navega, siempre nos navega el silencio. Sombra observa y despoja de gritos el alma
y las entrañas. Aquí el monte se deambula en sí mismo. Cada grito se disuelve en bruma
y cada arroyo se convierte en grietas que quiebran todo aire. Y la Voz del Viento enredada
a mariposas de aire violeta como astillas de niebla. Aquí donde el agua recorre la tierra,
esconde vapores y nos invade cada noche. Esta voz de viento que grita silencios y nos roba
la palabra.
Hay un olor cenizo que marca el rumbo y el calor en medio del camino anuncia el
alumbramiento del fuego. Llueve, debe ser el llanto de la tierra que está pariendo piedras.
Viento, extraviado, deambula, su alma se le hace huecos, se quiebra. No importa dónde vaya.
Hay un tiempo detenido más allá de la ventana, hay un llanto que se esconde entre muros
que no terminan de caer, pared de tiempo donde el maíz se refugia.
El campo es tiempo, sólo tiempo detenido, todo le gira, todo le cambia, de tanto moverse
se aquieta. Y yo aquí, frente al mar y grito... ¡CÁLLATE!!! Pero el mar continua con su llanto.
Los vacíos te penetran la garganta, se roban tus gritos y silencios. Yo voy a Tuxtla,
navego en las faldas de ésta anciana Sierra, sus canas de humo invaden la carretera. Una
lágrima de monte escurre en mi ventana, si fuera a mi raíz sólo encontraría la silla vacía,
Olvido debió partir hace tiempo. Todo lo que me queda de Salvatierra es el sabor de guayaba
en la boca, gritos de grillos enmarañados al cabello y el llanto de mi abuela que cuelga en
un infinito rosario frente a una pared con agujeros.
Noche invade el camino. Mi vista ha quedado cortada, sólo intuyo un silencio más allá...
Una voz cae sobre el monte de piel oscura que duerme, hay carreteras que marcan destinos...
Te soñé en el techo del mundo, soñé —pescando la luna y la nube inventa al monte que la
inventa. Ha penas un trazo, luz y, amanece.

*Nekan sakb’el , en lengua tojolabal significa a punto de caer el amanecer, la manana..

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 445
DE PABLO, ÓSCAR, (1979).

OFRENDA
¿entiendes este olor intenso
a hierba seca
bajo las líneas más íntimas del rostro?

¿vas a dejar
vas a dejar de veras
que se disuelva inexorablemente
en la estruendosa peste del vacío?

y este dolor complejo


este dolor constante
cada vez más sereno
cada vez más propio
más acostumbrado
casi dulce
este frío cada vez más adentro
esta esperanza cada vez más lejana
¿los reconoces
los asumes?

aquí los tengo


tómalos
son tuyos

Tomado de Los endemoniados (FETA, 2004).

446 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
DEL TORO, JOSÉ DE JESÚS, (1971).

OSCURIDAD Y BAUTISMO
Una savia de oscura
me dice unas palabras
o tu nombre
más bien tu nombre.

Hay un pronunciamiento especial en tu piel


algo como sabor o como aroma
algo que canta bajo
que progresa
de la desolación
y del innómine
hasta ese lumbrar interno
de torrente vegetal que clama
tu tema detrás de la corteza
y de tu piel
o sólo de tu piel
orquestativa.

Ese negro balbuceo


tan besado
me sabe como rojo.

Las lenguas entrelazadas se recorren


se humedecen sabiéndose rosadas
tan amantes
y bautistas.

Te impongo un nombre
con la penetración
y tu caudal.

Tomado de Generación del 2000, (FETA- Conaculta, 2000).

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 447
DÍAZ, JESSICA, (1974)
PREOCUPACIÓN
No me preocupa haber pasado la noche contigo
ni me preocupa que escribas historias de ovnis y abducciones
ni que comas fritangas y fast food
ni que veas televisión antes de dormir o cuando te levantas
ni que ronques
ni que midas metro y medio
lo que más me preocupa
es
que en vez de trabajar
te esté escribiendo un poema

448 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
DOMINGO, CLAUDINA, (1982).
FARMACIA DE DIOS
Se refugian ahí.
Como jóvenes gatos con ojos ávidos
ven pasar la repugnancia,
orinan discretamente junto a los transeúntes;
duermen, comen, pelean y descansan aquí:
en una esquina miserable de la Doctores,
junto a unas jardineras y a las bocas del metro.
Después de la jornada
(más al centro o dentro de tan acogedor barrio)
vienen a ver quién ha llegado,
si ha traído algo para compartir o si, acaso,
le debe a alguno algo.
A veces, para matar el tiempo
pelean
sólo con los puños,
la lengua mansa dentro de la boca;
no es bronca, sólo pasatiempo,
pues como jóvenes gatos, necesitan recreo:
todo un simulacro, como la noche y el día
que en vano los engañan con la idea de transcurso,
en realidad, sus horas no distinguen los horarios
y su tiempo no presta atención al tiempo que vuela,
cae, se revuelca y corre a su lado.
Hoy unas púberes se han venido a sentar enfrente,
a la distancia, y observan del otro lado de la calle
a los que no tienen casa ni familia:
incautas, su lástima sólo les estrangularía los débiles
pescuezos, les rompería los frescos hímenes, les mordería
en los jugosos labios.
A la sombra de la marquesina de la Farmacia de Dios,
mugre sobre mugre,
los días se acumulan en la piel morena y la hacen
de ese color que a veces toma el cielo a la distancia:
de cuando en cuando viene Dios en su auxilio,
con una jeringa,
a sacarlos de este mundo
que los mira impávido secarse como uvas
que todos los labios rehuyen;
o acude con los bolsillos repletos
de pastillas, pequeñas y grandes,
turgentes y lisas
que van descendiendo una a una,
en fila por las gargantas secas y ruinosas.
Ayer un perro cayó enfermo,
y durmió entre las cobijas hasta entrado el medio día:
le trajeron los restos de los restos,
las migajas de las migajas,
pero no las tocó:
quedaron ahí, impúdicas en el pavimento,

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 449
junto al vómito y las heces que hacen la guardia,
no del todo eficaz,
del territorio de los sin-nombre, sin-tierra, sin-casa.
¿Por qué son todos niños,
a lo mucho adolescentes?
La vida los ha de andar jalando en otras direcciones,
a lo más turbio del charco o a sus orillas,
a la cárcel o a los refugios de la caridad (con o sin vergüenza):
otros son blanco de la enfermedad:
jóvenes genitales para hambrientas sífilis,
dispuestos orificios para la prostitución y el sida
y abiertos pulmones para la inclemencia,
deliciosos estómagos para los gusanos,
frágiles huesos para el pavimento y sus ferocidades.
Nada les reserva piedad ni compasión,
salvo las marquesinas de la Farmacia de Dios
que los protege de la lluvia y de otras inclemencias.

Tomado de la revista Alforja de poesía, No. 37, Verano de 2006.

450 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
DOMÍNGUEZ SOSA, BLANCA ESTELA, (1968).

LE REZO AL DIABLO CON METÁFORAS…


Le rezo al diablo con metáforas latinas,
sostengo un diálogo de propuestas sugerentes
para que te tiente y te seduzca,
así que te lleve a los recintos humeantes
de mi pasión profunda,
para calcinarte lentamente,
saborearte milímetro a milímetro
y luego por supuesto morir
en el infierno del orgasmo.

NEGOCIO PLACERES INFINITOS


Negocio placeres infinitos
con el tigre de medianoche.
El sentir que me revela es tenebroso
pero puntual y habitado por la dicha,
¿he de acudir a cita barroca
o quedarme con mi presencia tímida?
Él es un dio vengativo
que se viste con sudarios
y que expía viejas pasiones.
Yo lo sé, pero arranco el perdón
del martirio que me agobia.

GUERRERO
Es una lástima que hoy te encuentres lejos,
cabalgando quién sabe en qué parajes,
haciendo la guerra perfecta,
con cuerpos lisos de piel gastada.
No te reclamo,
sólo extraño la batalla que juntos libramos,
combatiendo quién sabe en qué noche
y sabiendo que lo menos importante es el enemigo,
cuando se es buen guerrero en el amor.

Tomado de Eco de voces. Generación poética de los sesentas. (2004)

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 451
ELVRIDGE-THOMAS, ROXANA (1964)
MUJER QUE GOZA AL PENETRAR EL HUMO
Vierte al fuego las resinas.
Inunda el claro con vapores de maderos, secreciones, asaduras.
Se pierde en ese pliegue que se orada en la montaña al elegir los animales, las breas, flores,
juncos, pulpas, raíces olorosas.
Danza jubilosa entre el humo.
Aspira.
Impregna los muslos, los pezones.
Siente penetrar por sus resquicios ese aroma que satura su delirio.
Regresa a la aldea cuando se ha extinguido la emulsión.
Pasa al lado de ese hombre que la embriaga aún más que sus mezclas vaporosas
y él se prenda del aliento que la envuelve.
Se entrega, rendido, a ese cuerpo ahumado, perfumado.

CIERVO
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti clamando y eras ido.
San Juan de la Cruz

Ráfaga de fuego
hiere la memoria.
Arrobo que roba la paz al que atisba esa fuga de bestia que es árbol en llamas, que es río
palpitante de anhelos.
Consume el veneno a quien mira, al lejano aliento deseado.
Enfermo, llagado, el pozo que añora ese oscuro bramido, calcina en su flama la ausencia.
Adolece.
Lo turba el paso intuido, la búsqueda atroz del vaso que arde.

- Te anhelo como tú a las fuentes, esquiva melodía que es tan dulce por estar al otro
extremo.
Bello, inalcanzable, efímero clamor que surca mi dolencia.
Tu pliegue desgarra el tajo tan cruel del ensalmo.
Preña con tu vista mi impaciencia, sáciate bebiendo este delirio que tú mismo inoculaste tras la
marcha.
Quiero poseerte hasta los huesos, doblegar la cólera encendida de esa cuerna, abatir el lenguaje
de tus belfos, ser la letra de ponzoña que en tu lengua sobrevive.
Rasgo mis yemas al tocar tu argolla en llamas. Ansío tu imposible regreso, tu aliento que sacie en
mi sed el alma calcinada.
Soy la fuente y el veneno. Eres hiel y manantial.
Acaba ya, dulce, perdido, y llévate mi ser en tu carrera.

452 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
JABALÍES
Son legión y son la muerte.
La tierra se acongoja con su paso.
Trote ungulado, huellas que son cráteres exhaustos. Nada crecerá tras de su avance.
Siete veces siete ciclos han corrido. Fieras bajas, piara agreste con eréctiles pelajes.
Qué potencia dio el Porquero a esas patas.
Qué consigna de yermar y expeler entre colmillos los vapores.
Corren, queman. La furia de los dueños se perpetra, la sangre de los prados se calcina.
Quien coma hierba o fruto circundante, ve explotar sus vísceras, expira entre vómitos y
espasmos.
Toda agua agitada por un golpe de pezuña envenena con gases al que pasa.
Corren, bufan, arremeten, siete veces, siete ciclos.
Se acercan sus llamas.

ANA DE LANCASTER IMPRECA


Maldito,
dijiste,
y tus palabras lacraron el silencio.
Juraste
y la tierra se inflamó de estrías.
Su sangre infecta corre ahora por la tuya.
El semen imprecado te anega cada ocaso.
Tálamo de injuria a la que ceda en tu recinto.
Tiemble todo ser ante tu cólera.
Tiemblen las alturas y sus ciclos.
Fulminen tus entrañas con sardonia,
yo misma la pondría en tus ojos, tus oídos, tu prepucio,
en las narices y los labios.
Veré con alegría hervir tu carne,
heder pútrida lechilla de tu centro.
Después de un último alarido, cesarás con rictus no deseado,
sonriendo para siempre por tu muerte.
Fulminen igualmente a tu consorte.
Crujieron tus denuestos,
fieros soles desangrados
y al acto se pudrió tu brazo izquierdo
como el suyo.
El vientre de tu hogar fue calcinado,
los muros se infectaron de alacranes
y los árboles llagaron en su rostro tus insultos.
Yaces ahora entre sus brazos
eres fétida, infeliz y detractada
por tu lengua que añora su inminente sepultura.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 453
ENCISO, ANGÉLICA, (1971).

ENTRE LABIOS
En el cauce de la piel
sal acuosa de fuego
renace el agua
de caverna oscura

El cántaro vierte su brebaje discontinuo


entre el puente boscoso de gemidos
saciedad de lengua ansiosa
beso oculto de labios desdentados

En el cauce de la piel
renace el alma
se colma la avidez
se olvida el tiempo.

454 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
ESCALANTE MENDOZA, GERARDO (1969).
SIGO.
Finalmente golpeado
perseguido por el deterioro de inasibles profetas
busqué en las ciénegas cósmicas del enemigo
Custodiado de amor
dormí
una espesa y medible excursión
a los bosques
cuando las probabilidades de ser atacado por el oso más
pequeño
eran sangrientas y góticas
Mi alma aprovechó la distracción de tu cuerpo
para sujetarse de alguna de sus ramas
como un dios mendigando
otra de tus imágenes
entre el peso de las aves

COMUNICADO.
Antes de dormir levanta
la ventana moderna de la ideología
y observa sus caminos
Eleva una plegaria
sobre los tejados del mundo
entonces cierra los ojos y duerme
en las manos del enemigo.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 455
ESPINOSA, ROSE MARY, (1969).

TENGO LA VERGÜENZA DE QUIEN SE DESNUDA


y la tristeza de quien pierde una contienda
porque nunca quiso competir

PARA QUE ESTA NOCHE NO SEA SÓLO SILENCIO


me hablo con tus palabras

Tomados de Una vez tu cuerpo, (Tintanueva ediciones, 2002).

456 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
FABRE, LUIS FELIPE, (1974).

CARTEL
para Damián Flores Cortés

Tesis: el Ocelote Jiménez: 86 kg., 1.75 mts., técnico.


Antítesis: el Dr. Abismo: 89 kg., 1.78 mts., rudo.

Síntesis: dos luchadores que se anudan no son una síntesis:


es una llave: el abrazo
del oso invertido: ¡lona!

Hipótesis: después
de perder la máscara optó por perder
el resto en pulquerías y cabaretes de quinta: qué cliché:

el Ocelote Jiménez: un fotógrafo anónimo


impreso en un papel de olvido: un cartel
en la barda leprosa.

Tomado de Anuario de poesía mexicana 2005.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 457
FAESLER, CARLA (1967).
CARNICERÍA
Sangra la carne expuesta entre las moscas
Dentro de las vitrinas
Muestran los cerdos sonrisas
Estremecidos hasta el miedo
Y sus ojos son difíciles al ojo
Entro a los olores saturada
Y extiendo el dinero al del cuchillo
Tres monedas mojadas me devuelven sus uñas
Me llevo una cabeza para reconstruir
La oreja, el hocico, la sonrisa.

De No tú sino la piedra. Ed. El Tucán de Virginia, México 1999.

SOPORTE
Imagino el brassière semienterrado, pesando el lodo húmedo del orbe. Como de aurora el
cielo, como de alambre el árbol. Si lo hubiera llevado en el bolsillo resistiendo monedas,
abrochado en la pierna conteniendo la sangre, de antifaz que tolera las miradas. Lejos el aire
sube los motores. La tela vibra hojas y gusanos. En un cuarto el reloj se adorna con los brazos
de las horas. Suben y bajan y suben y bajan todo el tiempo los brazos. En la silla hay un suéter
entibiando el respaldo.

De Anábasis Maqueta. Ed. Diamantina, México 2004.

TENDENCIA
Notamos la mordedura del tiempo
en los cabellos. Los tintes azules
amarillos y rojos se colgaban
a punto de soltarse de las puntas.
Crecían blancas las cortas uñas negras,
los adornos del piercing habían sido
útiles en la pesca, en la palapa.
Preservábamos algunos tatuajes
que ya no contrastaban con las pieles
cada vez más oscuras por el sol.
Éramos extrañamente distintos.
Ahora el cuerpo original ganaba
y adquiríamos todos la igualdad
en un gesto común inevitable.

458 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
ACUCIAMIENTO
Y de entre la quietud y el pasmo,
se decretó prohibición de la cópula.
¿Cómo enfrentar el riesgo, reproducir la esencia y el hastío?
Unos talaban árboles menores.
Se acostaban bajo sus troncos para
sentir su peso y cerraban los ojos.
Otros se dedicaban a la recolección
de frutos y al estirarse las sombras,
los reventaban con uñas y manos
hasta sentir caliente su pulpa entre los dedos.
Cuando nos atisbábamos de lejos,
bajo la piel el recuerdo nos era suficiente.

CIRUGÍA PLÁSTICA
Primero hay que dejar pasar los años,
saber cómo funciona el mecanismo
de reacciones biológicas y humanas,
los complejos motivos que reclaman
la experiencia de la edad con armadura.
Los senos y la cara en un principio,
después hay que pensar en otras áreas,
completar el deseo que se ha gestado
de buscar aquel ser que espera adentro,
debajo de la piel que lo lapida.
Del dolor cicatrices y hematomas,

surge entonces en toda su extrañeza.


Se respira en la luz desenterrado,
y esparce su apariencia usurpadora.

LIMBO
Todos se detuvieron.
No llevaban la sombra colgándoles del cuerpo
y no me decían nada.
Yo les hacía hablar como a espejos de carne.
Algunos me imitaban o contaban mi historia.
A todos conocía,
a unos desde siempre,
a otros no los había visto nunca.
En uno distinguí el color de mis ojos y mi pelo,
en otra la sonrisa de mi rostro, mis mejillas y dientes.
Alguien en un momento,
repitió lo que escribo,
leyó mis pensamientos en voz alta.
Después, todos rieron.

De Anábasis Maqueta. Ed. Diamantina, México 2004.


Tomado de: http://www.letras.s5.com/cf150606.htm

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 459
FALCÓN, KARINA, (1984).
Como perforar el vahído y pedir de ahí un cristal que sea mutismo. La luz se deja
acariciar pero los brazos van hacia la brota calígine que teje sus olvidos; la luz, una
voz no: Roca frágil de ternillas formas tristes –sólo formas- que respiran en el seno
del verbo, un día curva y otro, abertura. Boca. Alas que son vuelo, pupilas de alba
y bajo éstas, formas indecidibles que andan hacia el abandono y en el cálido abandono
se refugian. El corazón se abisma. El corazón por vez primera se deja abismar.

Insomnes, nosotros. Hacia el campanario, hacia el esplenio que obsequia una noche
en alas que son labios nos movemos sordamente, la extrañeza de ojos: sino. Borde
vaporoso que conserva nuestra sombra. Impasible ocre que sustenta la rapiña; el
crepúsculo se tienta sibilante:

y recluirnos para concebir


el tiempo;
y abrir las alas para mentirnos de
silencios.

[APOSTILLAS]
... y los dedos

derrumban
el cielo, la rama
se
disloca -sesgo de aire- y

abandona el
círculo...
Desde la vuelta
exhala, su lengua cetrina
balbuce:

el sol descansa en ningún misterio.

Podredumbre la raíz donde descansa el evo. Hábito de dormir después de la


cacería, después del tiempo diurno de la piedra en sus fragmentos. El hogar, crápula.
Fría raigambre que hacia el cielo es Paraíso y asila un vuelo vago -fortuito- de orlas
que son trazas, que son líneas. Sobre el mármol mejor es cerrar los ojos para concebir
el cuerpo. Afuera: el ave se percibe incierta en su retorno. Mármol frío y cerrado
que se extiende cimbreante, pero no conoce labios o boca; no conoce ojos o brazos;
no advierte espalda o espina: no confiesa ser del alba, aquel cuerpo en la cresta
del monte que fue boca por ser ausencia.

En la mutación del vuelo asilamos la voz nítida. Plegamos una manera de decirnos
para nombrar con ella otra suerte y hacer de ésta campanario; antes de habitar la
raíz, antes de los párpados. Mira nuestras alas exigen del mármol su impureza y
remolino. Nuestra palabra es bruta, titubeo, mascullamos: canta, cantamos, y nuestro
canto es el ovillo regurgitado que se precipita en cabellos negros, tendidos sobre
labios que se desdicen y son inaudibles para el hombre en el erial.
Por vez primera lo nombramos y decimos nada.
460 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
[APOSTILLAS]
Sentado
frente al abismo , el profeta
duda:

la hondura del velo, el


rostro que no habita en canto sur, la
necedad del
nombre.

Entre robles
habita el misterio,
vastas hojas
fría luz de sol
a los labios de esta noche que
no
ostenta
densidad
alguna. El profeta

Ella canta. El ocre primigenio hace a la aurora. El plumaje declina en un puño


de brotes, y se recoge en escollos. Ella olvida el campanario si tañen las ramas. El
cogote ígneo –oculto- se constriñe en el asidero del sol que es aérea gavilla o labios
que son sedimentos. ¿Qué son tácitas gavillas? ¿Sedimentos? La piedra se parte y
la hoja se incendia hasta soplos. Justo cuando cierro los ojos comienza una sílaba,
y a la orilla una primera forma se dilapida en su honda extrañeza. Y el cristal arroja
texturas calcitas a pies de la noche. el leño echa al olvido el trazo de la palabra.
Si el leño

Dentro de la grieta en la roca se rinden nuestros ojos suerte de brasas, pero el


mármol remanece en el fuego- forma de fuego- en voz blanca y bruta. Envejecer
los párpados para cruzar el ansia de la noche es extender los brazos en el repliegue
del plumaje y tocar
su
-el-
corazón: ofrecerlo.

[APOSTILLAS]
niega el rostro,
simula no decir, miente
su condición:

de alguna manera, en la noche y musgo


intenté su nombre.
Interné su nombre junto al mío
en la humedad, para llamarnos

forma...

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 461
Pero el profeta había dejado de
contemplar
su cuerpo, lo había

abandonado
para ir
tras el sol:

ese que no
habitaba norte o día.

En la aguja se alivia el dorso en que de soslayo las flores trazan sus crestas,
ramajes por lengua de aroma que encomian más brazos, son tibios al verde si se
palpan las hojas. Punza la espalda cuando rasga la vista. Mejor cerrar los ojos para
descansar bajo el mármol, mejor habitar el dormitivo aliento hacia el cual se diluye
un fardo de azures para ser incienso. Friable tapia en que sépalos son cielos y en
los cielos hay estambres y de estambres se teje el sueño. Efluvios. Sol bulboso en
verticilos: hebras y aliento de ámbar. Una voz: en la piedra, una grieta: adentro.
La sien nevada observa.

Sueño aladares de tiempo. Sosiego absoluto de altar de flores, de rostro aciago,


de leño reviro: tiempo. El pecho hierático, tibio, a los pies de Eos ofrecido, de la
herida siempre, siempre de aquella veta. Cetrino tálamo que nos cede al reflejo
cintero de plumas, consiente el viso de un hombre que parece la espina en el monte,
el alud que preña al resuello. Sosiego absoluto. Dentro del mármol: sólo es permitido
escuchar nuestros respiros.

[APOSTILLAS]

Nombre en
cantos
de calles, busca:

lengua contusa,
obtusa,
imposible -impasible-
en ella misma. Bajo el velo
la tierra
límite, tierra que

se parte para lo absurdo,


para formas de arcilla.

del libro Edicion Apostillada, Anidia: Salamanca, España, 2008

462 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
FERNÁNDEZ, MARIANO (1964).
CUBILETE
Crótalo excitado,
furioso se revuelve en el cubil,
fustiga el cúbico veneno,
la realeza se inclina mentirosa.

Rueda su sexta cara,


descubre cuatro Pares
y descansa en desenfado;
regresa crótalo al cubil.

De “Juegos de Mesa” (Tintanueva 2006)

OCASO
Volverá la tragedia del horizonte,
el sol tragado por su sangre
dónde manó el sueño.

Acogeré su halo postrero,


su penoso estertor salado,
su último aliento de abismo.

Miraré las nubes:


madres resurrectas,
la marea:
llanto de los deudos.

La noche yaciente
entre diáfanas, tímidas estrellas,
fugitivas tachonan el azul tibio del cielo,
azul hermano del mar.

Desamparo: raíz del ocaso.

De “Sombra tras la Sombra” (Obranegra 2001, serie Flor de Piedra)

MENTIRA
Trasciende
la lámpara, el cristal,
la flama,
no la luz.

De: “Romanza” (Tintanueva 2004)

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 463
LAS DOS FRIDAS
Esta mujer que siempre fue doble
imágenes disímiles
una misma sangre
una misma ternura
Dos que son un sólo rostro y
Una sola pena
Ceja continua
existencia continua
Quizás la vida después de la vida
Quizás la muerte después de la muerte

Después de ti, Diego, ya no hay nada


Ya no está ninguna de tus dos Fridas
Ambas frías y amortajadas
Niñas fuertes
Mujeres finalmente derrotadas.

De: “Palabra en la Paleta” (inédito)

ese pescado que en el mercado mira fijamente hacia atrás adentrándose en nuestras mentes,...

TIBURONERO
Esto me dijo un tiburonero con escorbuto, piel de cartón, músculos de cáñamo; ojo enrojecido
mira a la colina sobre el mar, fuma tabaco de hoja: desde aquí veo una hilera de peces
dorados, por la tarde avanzan cima arriba.
Bordean la pendiente uno por uno; el que trastabilla cae a la rompiente, se hunde; en el oleaje
resurge alado buscando el sol y vuelve a tomar su lugar en la fila.
Alguien piensa: esos peces no deberían estar ahí y caen muertos, exhalando una pestilencia
que baja enjambre de moscas y obscurece la playa.
Puerto Ángel, Oaxaca, 1991
De: “Lo que puede Verse” (en proceso de publicación)

464 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
CABIZBAJO
Ha soñado y duerme poco
la visión,
la voz ahogada,
el tiempo en espera del amanecer;
la luz nuca emerge.
Empuña su pincel,
incontables cerdas de escritor,
esculpe en la piedra
corazón ansiado,
un par de alas perdidas,
escarabajo blanco,
una palmera se inclina amarilla
y flamea al aliento de la noche.

Duerme y duerme mal,


la almohada es un nido de palabras,
como áspid celan
su desvelo.
Mira al espejo y no es pequeño su azoro:
no hay dioses,
ve demonios hinchados de tinta.

Ojos de vidrio líquido,


sus cuencas dos azogues.

Siempre piensa en morir


como mueren los albatros:
cruces blancas en el mar a la deriva;
cuando vive,
se ciega horrorizado:
repite obsesionado poesía maldita,
corre tras el tren que jamas alcanza,
tira papel, cincel y lienzos,
deja de ser
y, a caso, logra verse
caminando con la cabeza baja
y los demonios siguiendole
como rémoras.

De: “Sombra tras la Sombra” (Obranegra 2001)

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 465
DOS MUJERES SE BESAN A LA ENTRADA DE AQUEL CAFÉ,
yo me pregunto ¿De qué realeza son las flores?
¿De qué metal sus coranas blandas?
Dos mujeres se besan descampado,
frenético beso, su humedad nos toca,
lenguas eléctricas.
El aire las besa de pies a frentes con labios de tormenta.
El aire nos besa con saliva ácida.

El café se va llenando de figuras soñadas,


animales de nocturno arco iris,
maniquíes y desahuciados
van entrando a aquel beso que no termina,
que no cesa en su frotación de gargantas.

Ahora el beso es luz y navaja


les hiere los muslos como manantiales
destella en sus pechos, pezones de aluminio.

Esas mujeres se besan en la intimidad,


sus atroces criaturas flotamos
en la respiración del beso:
como sus cabezas rapadas
rasuramos nuestros cráneos,
como sus tatuajes de sangre
hendimos la piel con punzones delirantes,
como sus broqueles oxidados
perforamos las encías,
y besamos en la frente maquillada
nuestras cicatrices
nuestras horadaciones.

Esas mujeres se besan,


el café no existe,
nosotros sentimos sus bocas
succionándonos la nuca.

De: “Oí Contar” (Inédito)

466 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
FERNÁNDEZ GRANADOS, JORGE (1965).

LOS DISPERSOS

y en una equivocada edad donde caminan


los dispersos los que no han abierto
su verdad al mundo aún al resuello como la quitanza
de lo que todos saben pero no
han pronunciado

perduran o perseveran en lo limpio los dispersos


en la desigualdad del orden donde guardan
como la sed como la musitante sed su avinagrado día
en ese digno
afán con una cifra
en la orilla de los números del mundo

miserables los dispersos reiteradamente juntan


cuatro cosas y el alegre respirón de un aire viejo
se saludan
se sospechan
desde la mutante memoria del amor
o la palabra (cualquier gesto) los agrupa
y los retiene
convidados de piedra confundidos en todo

casi se pierden casi se dan


por omitidos unos a veces
y apagan con los dedos una llama
escriben en la arena dicen que son niños
soplan en el polen transparente
y se ríen
pasan con su piedra ardiente rotan como púlsares
se impacientan se distraen se despiden
los dispersos

unas veces no
los hallaremos más nadie diría petrificados
sus jardines su reloj sus herramientas
su triste manera de mirar algo tan lejos
muy algo tan lejos

qué raros son


los dispersos
a nadie le gusta tenerlos demasiado tiempo cerca
parecen ácido o luz
queman sorprenden incomodan no sabe uno qué hacer
abre la puerta
deja que salgan
toma gracias adiós
y que dios
te cuide
pero no vuelvas

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 467
ruido
ruido en el corazón
de los dispersos
eso
debe pasar porque enmudecen
gritan cantan
sufren se despiertan
porque se van a pie distancias
que nadie quiere caminar
y no se cansan
sólo se mueren a veces
porque en su respiración hay un murmullo que parece canto
una razón
que no los deja vivir que no los deja quedarse
y cómo hacer cómo decirles
que ya no
hay casi lugar
en esta cárcel para ellos

LA HIGUERA

creo que fueron los mejores años de mi vida


los que no comprendí
y sólo pasaron

aquel verano donde rompimos los frascos delicados de la infancia


aquellos días de sol
donde guerreamos y caímos
llenos de música de ruedas de sangre en las rodillas
ese lugar
veloz
donde no éramos sino velocidad

inventando vehículos para vencer


en el camino cuesta abajo
por esa áspera pista de tierra negra hasta golpear con el cuerpo
contra el tronco de la higuera

la meta era la vieja higuera

metros de locomoción por ese camino de tierra acelerados sólo por la gravedad
y el transparente combustible del sol en nuestros ojos
fija para siempre en esas ramas nudosas y desnudas
nuestra insignificante meta

aún tengo en la boca


el polvo de esos vehementes metros el vertical día
de un verano hacia el golpe de la gloria

y de algún modo inventamos vivir


aún ahí

468 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
en la milpa donde no éramos más que criaturas inquietas y salvajes aún ahí
en el lugar que ya no existe
sino en la memoria
de gente común como nosotros
que fuimos tanta velocidad
aquel verano de la higuera la furia y la primera vez
de las heridas y el vértigo y como si abriéramos allí acaso una alegría
primitiva de rodar por la tierra y no sé es parecido a gritar es como si alguien pusiera en esa
carrera
su juventud su miedo su amor su orgullo
con todo el cuerpo
bajo el cielo y el torturado esplendor
de aquella vieja higuera
donde pintamos un verano nuestra meta

los que no paran todavía de rodar cuesta abajo


los pilotos con ruedas rudimentarias de metal y las rodillas raspadas los que van con todo hacia
el final del camino donde se levanta la vieja higuera esos pequeños desarrapados y sonrientes
vehículos de fe me retan todavía a rodar
desde los mejores años de mi vida

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 469
RECONCILIACIÓN

acaso nos veremos al otro lado de las cosas


pulverizados por el tiempo y a punto
de entenderlo y olvidarlo todo

levantarás como siempre la mano


izquierda con aquel gesto (mitad adiós mitad
saludo) tu seco ceño junto
en una honda comisura
donde nunca anidó pero rondaba la esperanza

caminábamos recuerdo caminábamos


con la incandescencia de la juventud o de algo a punto de desaparecer
como el sol árido y breve del altiplano en el invierno
sol deslumbrante pero incapaz de derretir la nieve
y sólo caminábamos para llenar ese sepulcral silencio de pasos
pues nuestros huesos pesados de edades o tal vez simplemente de ordinario adentrado dolor
nos llevaban
por los extremos los extraviados caminos
en busca de una imagen genuina
un ámbito que nos vertebrara de verdades

y caminábamos y caminábamos
como si bajo los pies la tierra obedeciera a una
lucha última
a una laboriosa lectura de su indiferente polvo
a golpe de huellas
porque en cada paso leíamos el vestigio
de un sueño que se acorta
como este primer día del otoño de otro siglo en que transcribo
lo que supongo una carta por demás demorada
remitida a nosotros (los de entonces) los casi adolescentes espectros
desvelados por las voces de lo venidero

acaso coincidiremos un día al fin


no en el camino sino en el ritmo de los pasos
y nos perderemos luego
cada uno por su ruta
cada uno con su mapa

(Del libro Principio de incertidumbre)

470 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
FLORES, JORGE LUIS, (1986).

CANTO DE PÁJAROVERSO
(FRAGMENTOS)
I
He comido
metáforas
en abundancia...
... estoy a punto de
vomitar poesía.

II
Escribo este canto
sentado en el lucero
que forma tu mirada,
entintando mi pluma
en el frasco en que
descansa la noche.

III
La eternidad
avienta del buró
al tiempo
—lo descompone—.

X
Eres diosa que ordena
caóticamente los astros,

la luna es algún
retrato de tus ojos,

tu ambrosía tiene
sabor a labios,

un canon cantado
por las sirenas
es tu voz...

Tomado de Canto de pájaroverso, (Tintanueva ediciones, 2005).

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 471
FLORES, MALVA, (1961).

TODO ES PERFECTO
Todo es perfecto si lo miras de golpe,
en un vistazo. Perfecto. Con esa perfección
de las cosas silentes. Recto como la vía
del tren; la simetría entre tus ojos recortando
la neblina y ella misma; o aquel paralelo
entre el vocablo “azul” e “inmaculada transparencia”.
Todo así, lineal, o con volumen de esfera. Perfecto
acuerdo entre memoria y ojo. Felicidad de los juncos y el bañista
en el paisaje. Hasta que te detienes
y observas.

LA MERCED DE LA LUZ NO SÓLO ES EL PRODIGIO


La merced de la luz no sólo es el prodigio
cuando amanece el mundo. Dádiva de retoño,
su caricia redonda es ingrediente
de aves y naranjas.

La luz va siempre en busca


de imagen que la nombre y a veces
toma sitio donde ya no la esperan. Vista
su claridad, desaparece. Por donde vino
va, vistiéndose de otoño
y anticipando al viento.

Aura de la tímida piedra, inclemente


también si de adioses se trata,
su cuerpo es linde, linfa,
azoro y alimento.

Así te nombras flor:


La luz
la anémona imprevista.

Tomado de Eco de voces. Generación poética de los sesentas. (2004)

472 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
FLORES SÁNCHEZ, RODRIGO, (1977).

EL TERCER HOMBRE
Miedo. Tiene miedo de encontrarlo. De encontrar al que habla. Atrás de él hay uno que va
en su búsqueda. Va hablando y va en su búsqueda. Él sólo espera y sigue hablando del que
lo busca. Del que va en su búsqueda. Habla para esperarlo. Habla para que su boca no se
queme mientras espera. Al hablar cobra conciencia de que lo buscan. Sabe que si calla no se
percataría de que es buscado. El que lo busca habla para encontrarlo. Para encontrar al que
habla esperándolo. Hablando busca al que espera. Tal vez busca sin saberlo pero hablar es
una forma de buscarlo. El que espera tiene miedo de encontrar al que lo busca. Tiene miedo
de encontrarlo pero habla para que lo encuentre. Habla esperándolo para que su boca no se
queme. Sabe que cuando sea encontrado por el que lo busca su boca se quemará. Pero habla
para esperar. Habla para prolongar la espera. En cambio el que lo busca difiere la búsqueda
hablando. Habla del que lo espera. Hablando de él difiere la búsqueda. Habla para no astillarse
el paladar. Sabe que si calla ya no lo buscaría y no se astillaría el paladar. Adelante está el
que espera. El que espera habla. El que busca habla. Hablan solos. Esperan y buscan y hablan.
Hablan con bocas quemadas. Sus paladares se astillan mientras hablan. Prolongan la espera.
Miedo. Tienen miedo.

Tomado de http://laseleccionesafectivasmexico.blogspot.com/2006/12/rodrigo-flores.html

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 473
FONZ DE TANYA, MARCO, (1965).

PENSAMIENTOS IRRISORIOS PARA UN SENTIDO INEXISTENTE


para Carlos Edmundo de Ory

La gente se mueve como maullido de gato


de la A al colmillo y del colmillo al delgado
hilo de plata que sostiene los ombligos
y que las Moiras se encargarán de cortar.
Hay de estas nalgas con estrabismo
hay un canto de labio leporino
sin haber antes dado a luz un dado o un azar o un
destino en forma de nuez
cabezas cabezas cabezas al fondo del alma
con temblor de piedra lanzada por los oídos
abro una lata en un país en donde la estética
se dedica a cortar cabellos de hombres y de mujer
las universidades se hacen pasarelas de moda
los artistas son decoradores de interiores
los genios cargan computadoras y los demás no existen.

Los superartistas trabajan en la televisión


y los pintores muertos se convierten en marcas
de todos los productos imaginables e imaginados e
inexistentes
pero con altas ventas para turistas despistados o
inocentes.
Los opacos escritores firman nubes
en grandes editoriales candentes por huesos de muertos
y baba de estúpidos.
Simple miro a la ventana como un poco del producto de
la lata
y tengo un ladrido en el estómago
nada se termina aquí vivo por lo pronto
antes de que la ley y la luz se den cuenta
de que existe un punto oscuro en su felicidad de
esclavos
de trabajadores cero de país de derrotas.
Aquí se hipoteca la muerte me dijo un mulato.
Entonces por si esas moscas verdes de cementerio
platico
con Carlos Edmundo de Ory
que platica con Baudelaire
y a los dos los veo nuevos y jóvenes y lustrosos
luminosos
luciendo sus brillantes cabellos sobre sus palabras
les leo el poema de Tanya de Fonz “Autobiografía
sentimental de mí como mujer”
y los tres con lágrimas en los lentes
y acomodados nuestros huevos rasurados como moños.
Levantamos nuestras copas y comenzamos una ronda de
preguntas sin respuesta:
en qué país vivo en qué sociedad vivimos en qué nos
hemos convertido será que dejamos de ser el animal que
somos hay alguien que nos salve de todo esto por qué
golpeamos todo el tiempo golpeamos dónde estamos dónde
están los poetas será que algún día dejen sus
acomodados huesos será que hay salvación donde estamos
hay que salvarse? Un aullido al fondo del corredor

474 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
nos hace cerrar los ojos
un personaje surge del fondo
verde fantasma marino con su cementerio
soy un hombre busco un juicio
dice el espectro
soy un hombre busco el júbilo
dice el espectro
sale por la puerta
dejo a mis amigos
y sigo el alma en pena se detiene mira al cielo
miro con él su señal de bienvenida
la gente se mueve como aleta de tiburón
es Dylan el auténtico borracho
señala con lo que queda de dedo
nos hemos despegado tanto
sólo quiero ser un hombre común
trabajador honrado productivo con señales y número en
mi frente.
Mi poesía por un trabajo.
Hay un barquito de guerra de paz para quien no sabe
leer entre líneas.
Para estar en paz es que destrozaron todos esos
cuerpos
y así con esa paz se golpean esas carnes frías.
Para estar en paz para que mi hocico de hijo de hiena
esté en paz
Para que mi hocico hijo de chacal pueda comer esa cosa
rica de una lata
para eso es que se matan para estar en paz.
Para eso son esas filas de trabajadores
filas interminables como legiones del cielo
como legiones del infierno
para eso es la masa interminable con esas largas caras
de sufrimiento alegre
para eso son esas bombas.
Mételo
en tu cabeza cabeza cabeza
para eso naciste tú para esa bala en particular
no odies no odies
por favor quítame esa visión de la cara
quítame esa visión
esa visión
que ya no quiero.

Barcelona 2004

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 475
LAMENTACIÓN Y FUGA DEL EXTRISTE
Yo también tengo miedo
y no sé cómo se come eso.
Nadie me invitó, llegué solo a la mesa
en donde los insultos se sientan.
Abro con horror mi boca
y mi espíritu llora por mí.
Comida marga de flores cursis.
Luz de voces pasan por mis manos
lamentos se acurrucan en mis pies
pájaros fúnebres cantan a mis oídos
y yo digo en voz baja: —Aquí hay un hijo de la sangre.

Todos se burlan de mí y de mi trabajo desnudo


todos hacen escarnio de mi música y mi canto.
Canto sólo digo en voz baja.
Tengo de mi mano la fe y a mi mujer
débiles antes de comenzar el mundo.
Ahí va otra vuelta la vuelta el mareo
de continuar aquí enfermo de claridad.
Otros se hubieran levantado.
Será que me detienen los clavos del Cristo.
¡Salve! Los que van a morir te saludan.
Otra vez la sonrisa hueca mueca de las amistades negras.
Un cisne se desliza por la mesa
el humo lo espanta y grita el aullido.
Nadie aquí se siente en compañía de nadie
pero no hay cuenta de ello.
Cuentan y ese contar es algo dicen
vuelvo a echar sal a mis ojos
yo también estoy aquí
aunque con traje de otra época
yo también puedo seguir su paso
pero su altura ciega mis ofrendas.
Los silencios tuertos no ven mi desventura
soy caído por necesidad de la ciencia
soy estéril por la certeza de Roma.
Hay amor en el otro a mí no me pidan tanto.
Sólo sé odiar y engañar y hacer sufrir y llorar y
gritar y lamentar
la caída desde un principio.
El tumor vivo de vez en cuando pide libertad.
Damos sueños en maceta dicen las malas conciencias.
Bosque de piedra sólido por las mañanas
espejismos por las noches.
Grito y eso no basta
veo los ojos rojos de Dios
y eso no basta.
Hay que adornar la podredumbre
veo a sus hijos vestidos de colores
bailan agarrados de las manos
y cantan cantos agradables
los veo corderitos todos con misma voz y canto
llego con mi traje bordado de alas de tordo
y canto todos miran y sueltan sus manos
y sueltan su llanto y salen corriendo y eso no basta.
Sueño fue eso lo otro es que sigo aquí sentado a una
mesa que nadie me invitó.
Tengo en mis manos el blanco pan de vida
lana negra de sombrero y un listón azul que guarda el
vino.

476 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
Todo huele a lima y naranja
hay manzanas al final de los olvidos
y hay olivos esperando en la mañana.
Tengo entonces la visión que estoy solo
en la mesa nadie existe
mi mujer y mi fe me miran de reojo
remojo el pan en el vino y a los labios de ella lo
acerco
ella abre su boca para recibir el cuerpo
pero sus dientes salen lunares y me muerden
hay sangre en medio de esto.
Es una alegría difícil
es una belleza terrible
es lo maldito que disfruto
con todo el susto de lo siniestro.
Los demás no me importan
y sigo mi propio consejo: —Despacio al vértigo.
Quemo mis ojos
estoy con ellos los siento por sus burlas
nada entienden pero sonríen
los deformo otra vez para verte
y los escucho con sonido de oído bajo el agua.
Los olfateo muertos frescos son
hay olvido flotando en el aire como corona de flores
inmortalidad le llaman los eruditos.
Me comí dos la semana pasada dijo el enano capuchino.
Yo también se temblar.
Vea el movimiento de mis pasos
como se circundan por el abismo
como se limitan a los acantilados
como el mar llega hasta el cuello
y me sacudo como serpiente emplumada.
Yo también se desaparecer
desaparece entonces dijeron
y desaparecí.

De vez en cuando salgo del espacio


que hay entre las manecillas
platico con el ciego feroz
juego con sus tigres
y el otro desnudo en su jardín
hace dibujos de mi cara.
Nadie cree que tengo amigos importantes
en la poesía y en el cielo.
Camino con ellos por entre tumbas abrazado o me
agarran del sueño
y platicamos de palabras simples y compuestas.
Hay un corazón latiendo entre ellas me dicen y yo
creo.
Salgo de vez en cuando a tomar café
en otra mesa a la que sí fui invitado.
Ahí se guarda mi silla y ahí están los malditos y los
románticos
y los locos que brillan y los buenos seres del bosque.

Ahí guardan mi silla y la silla los guarda a ellos y


la silla dice:
Aquí vendrá el hijo a guardarnos a todos.
Tuve un sueño y era blanco
y era mío.
Y todas las bocas se burlaban y me callaban y me
ignoraban.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 477
Tuve una realidad y era rara y era mía.
Y todos me abrazaban y me felicitaban y me oían y me
querían.
Era lo raro mi vida y era azul y era mía.
Tuve una muerte amarilla y era mía y un corazón negro
y era mío.
Nada más que eso tuve.
Nada que envidiar me dijo un pordiosero.
Y los demás se volvieron a burlar
detrás de la mesa hasta que mi mujer gritó su fe.
Hubo otras explosiones en nuestro abrazo
celebramos el año caníbal
y partimos el mundo por mitad
alguien se había quedado fuera pero no lo extrañamos.
Yo también fui todos
en su lugar y en sus afueras
sonreía nada más quedaba
saludaba con mi mano herida
bendecía a los llorones y el Poeta me dijo:
Tú eres un Extriste
eres un Extriste
un Extriste
Extriste.

Guadalajara, Jalisco, 2005

SUICIDIO COLECTIVO EN UN VAGÓN DEL SUBTERRÁNEO


Vuelves a creer del mundo la bondad
Cuando la muerte le sonríe al suicida.

Soy un inocente pasajero


que maldice la muerte
que me hace llegar tarde.

Voy en medio de cien cuerpos


mi cuerpo ya no es el mío
y digo —pobre hombre.
Pobre muerto ¡pobre señor!
¿pobre señor?

“No sé si sufro más por mí que muero


o por ustedes que se quedan aquí”

Y digo: —Pobre de mí con mi felicidad de cajita.


Y digo: —Estoy enamorado pero ella no sabe dónde.
Yo sólo tengo lagañas de perro en los ojos y veo
fantasmas.

Viajo junto a otros cien cuerpos.


Pero sigo pensando sin cuerpo.

Soy universo de sal.


Que le da por desobedecer a
La ley de universos.

Ella estaba viva hace un minuto.


Yo estoy vivo otros cuantos minutos más.

478 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
¿Alguien cuenta los minutos?

Otro ritmo otra rueda otro ritmo otra rueda.

Alguien minutos adelante


Ha hecho de la luz un cuerpo irreconocible.

Pienso luego me asfixian.


Viajo en el centro de cien cuerpos.
Siento lo que llamo mi “No cuerpo”.
Algo insiste en mi cabeza y me dice: —No es tu cuerpo.

¿Seré otra cosa entonces?


Me pienso palabra.
Me materializo palabra.
Me espiritualizo palabra.
Dolor palabra existo.

Soy esto letra a letra


muté mi cuerpo en alegría.
No vivo me inmortalizo.
Soy una palabra viajera entre cien cuerpos.
Soy una palabra que se retira.

Entre cuerpos tras cuerpos de cuerpos más cuerpos


delante de otros cuerpos.

Soy una palabra que debería de retirarse.


Pero no puedo salir y no salgo porque
alguien adivinó mi cuerpo.

Algo pasó con el suicida.


El vagón no se movía
las estaciones sí...
los cuerpos no se movían
los deseos sí...

Momento de olvidar el nombre.


Alguien tuvo alguna vez el nombre.
Pero el significado llega con el olvido.

Yo cambiaré el mundo
cuando mi nombre pierda su significado.

Voy en medio de cientos de cuerpos


alguien me reconoce.
Pero lo que reconoce
Es la ausencia.
Y gira su cabeza insultada entre cientos de cabezas
insultadas.
(Una, la mía, piensa: —Soy de esos olvidos de ánima en
pena.)

Alguien frente a mí Alguien frente


a mí
También escribe También está
escribiendo

¿Será un cuerpo ¿Pensará que


es
que se piensa? un cuerpo?

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 479
¿Habrá descubierto ¿Es palabra
que fui palabra? porque se
pronuncia?

¿Alguien reflejado ¿Puede mi


reflejo
puedo Ser yo? Ser yo?

Los dos entre cientos de cuerpos


¿Nos perdemos de vista?

El calor y el sueño maestros de espejismos.

Yo me traje aquí
no vine porque me dijeran nada
no tengo la fortuna de escuchar
no vine a buscar a nadie
hoy no quiero ser amable conmigo.
(con el suicida morimos todos)

Celebro la alegría bruta.


La fatalidad encantada.
El muerto muerto
que es el mío.

Ciudad de México 2005

480 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
FORCADA, ALBERTO, (1969).

TE SEPARÉ DEL MUELLE DE TU VESTIDO


y me embarqué, al fondo de tus brazos,
en el velero de tu cuerpo.
Los segundos pasaban como lirios
y en la ribera
se agitaban suavemente las cortinas.
¿Éste o éste?, me pregunté
humedeciendo tu astrolabio
e hinchando las velas,
impaciente por alejarme de la costa
y perderme en el azul.

TU GUIJARRO, TU CANTO,
tu sedienta golondrina,
fue jugando a la tablita
por mis ríos,
que se arqueaban
sin aguantar los mordiscos
de tu sol, de tu rabioso sol,
que persiguió mis cosquillas
por todo el cielo
hasta desplumarlas,
ahí donde se hunden los barcos.

ANSIOSA POR ENTREGAR SU FUEGO AL FUEGO,


la madera se arranca el humo
y chisporrotea, enloquecida,
cada vez más lengua y menos boca
más pasión y menos cuerpo.

Tomados de La lengua de Sherezada (FETA, 1999).

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 481
FRANCO ORTUÑO, ANA, (1969).

BABEL
Qué hacer con este sol
si en el discurso se abre la lluvia y brota
un árbol de manzanas

hay pájaros que vuelan esta ausencia


Ni mar
hacia la tierra
en busca
de otra nave

Dónde quedó Babel


con todos esos muros que gritaron
la lengua adormecida
dónde el secreto
rumorando un abismo
su ser mañana
de tiempo encanecido

Trinan
aves mucho más ilusorias
las he visto volar hacia otras direcciones
y convertirse en nube
también he visto el río
la sangre que se mece

Tú estás de pie
mirándote las manos conducir el recuerdo
y surge
el mito que rompió los sueños
Callas
haces de este silencio
llamas
de flores que se secan

Enséñame tu lengua enmudecida

Subes las escaleras


conducen
al fin de la montaña:
inauguras el grito a espaldas de los siglos

Inicia entonces:
miras adentro de tu sombra
(que gime como rama rota)

Siente el principio:
el hágase la luz
y su caída
Eres testigo del comienzo del mundo
y has guardado el silencio necesario para volverte piedra

482 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
Entonces se confunden los dioses
y te ignoran
piensan que eres un grillo más
otra paloma
así
nunca dirás el color de la fruta
ni la llave del huerto
que tu sonido es letra entumecida

Sueñan

(equivocadamente)

que guardas el secreto.

(En Tiempo de dioses, Arlequín, 2005).

CONTESTADOR
Informa que la luz se apagó
luego de haber callado un par de días:
no hubo más que decir
sólo fue un accidente en lo sonoro
un pedazo de silencio colado del roto de un espejo
Pero fue suficiente para oír los rumores de la duda
o la muerte
y nos morimos
(la entrepierna mantiene la humedad de un exilio)
Fue una luz pequeñita
de animales que vuelan
y relucen su código de cobre nocturnal
pero lo interrumpimos como columpio seco
y todo se detiene incluyendo los bordes y las penetraciones
Yo vivo del aúllo
como una suplicante
Ando
Hago la vida
(y sigue la humedad entre mis piernas
como trozo de río
como gusano)

Otras cosas se secan:


las puntas de los dedos por ejemplo
(las piernas entreabiertas
suavencidas
como reptil inquieto tiritante)
—aún quedaba pendiente un recorrido ¿recuerdas? de la lengua a la espalda.
Declaras en ausencia que se apagó la luz
que la melancolía se ha tejido entre cables con las ganas
Que te fuiste a cenar
Que deje mi mensaje...

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 483
NO LO LEÍSTE ENTONCES
este tejido
Hablaste
de la ficción en lo poético. Dijiste
que yo sabía – y que sé
que formas parte
de un v(u)elo
re construido
(hablo de una revirginización)
como si el paso tuyo fuera un paso de araña
contrario a la
(violencia)
—una sutil
re
instalación
nido de cabellos
engarzado
de semen de miradas
sí nido
o filigrana
Preferiste
que nunca te mimara
mientras en esa típica escena de sillón
anduve sorda el semen que sembraba de sueños

Me largué
para ver la ciudad que me mostraste
—ciudad amada en ruinas
nadie antes caminó mis barriales o me llevó a su cama
de hotel A
medias y sucia de deseos.
Nadie (en) jugó
con aquél
vino
dulce

Qué importa la ficción si mordiste


tantas veces Lo cuello enamorado
Nadie
Sabe de mí lo (tan)

que te corres de pronto
gritas figuras
insultos escarabajos amatorios
que mentiste tes amos metiste como látigo-lluvia cuando me
acostadísima
miro
un librero
que se viene también:
letras
lomos

tu silencio es espa(l)da derruida (a)líquidada


óxido amargo

484 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
llaga
Aunque hubo rumbos que tomaran un acento más dulce
—más puente de semillas—
contra-la-púa de tu abrazo
verde y
amoratado

(De Institución ajena. Inédito)

PRIMERA PARADOJA
Oscurece
(pensé que llovería)
no es nada sino el tiempo de la noche
No lo sentí llegar,
el oscurecimiento me vino de sorpresa
Vino
dulce
que llueve
Construyes lo complejo
y yo me rompo náufraga en un barco de plumas
(poescribes
de lejos el instante
que se deshace en el instante mismo)

Primera paradoja:
crezco decrezco
vigilia en que se mece la esperanza:
botella que llega – que se marcha
contorno que se incumple

Si mi decrecimiento es el instante,
si estar en la caída es indigencia
de luces
o las luces
viene lo oscuro
como anuncio de un tiempo arrebatado en sueños
(atardecer que dijo tu presencia)

Y si de lo contrario,
(precisión del instante)
crezco
¿crecería la sorpresa/la esperanza?
de que nos lleve el tiempo o el espacio
túnel
del sueño que despierta:
no el tiempo de la lluvia y su oscurecimiento repentino;
intiempo del abismo
nocturno que coneja un reloj
que reloja un conejo
instante regresivo de lo dulce:
decrezco crezco

(De Series. En red: www.periodicodepoesia.unam.mx).

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 485
I
Hay un pez que se escapa
de la red
uno solo suave
y asustado
respuesta de algún deseo de escamas
dúctil textura
limo
que lo llama o la piedra
marina
donde me come

II
Ha surgido un animal entre mis piernas
pasó
(primero y también)
ha caminado (ya)
por muchos otros sitios de mi cuerpo

Es una especie de ave


pero un hombre-reptil
de antiquísimos ojos
con otros componentes:
semen dulce y
sonrisa, por ejemplo

(Hay un poco de miedo


porque despierta a un mundo que le suena terrible
a un mundo fragmentado que no lo reconoce)

Lo encontré por la noche


y había clavado ya una mirada profunda
yo no reparé en ello hasta muy tarde:
todo había sucedido,
estaba distraída
fue un hechizo que se ejerció muy pronto,
casi tanto que duele

Sus alas son pequeñas fuertes


lo mismo que el abrazo y los ríos

Esto —de lo reptílico—


tiene que ver con algún proto-tiempo
con mis propias cavernas
algo
que lo gestó de una vieja semilla de volcán

Surge
de la manera en que narro un contenido
(ya no la barca)
como vida que sale del pantano

486 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
entonces
no sólo surge un huevo (ave de alas pequeñas pero fuertes)
o mínima tortuga
Tiene que ver con las ganas
una viejísima explicación de mí misma
ansias de totalidad
parecidas al animal rotundo que me habita
o la niña
que almacenó sus sueños de amapola durante un tiempo largo
Tiene que ver con su propia lisura
sus abismos salvajes
o la dulce jugohada de sus dientes (dentelladas, diría)
con la larga cadena de palabras que renueva el sentido de la tarde

el problema es que así


rondando entre mis piernas vuelve hacia arriba esa mirada
y rumora
la remota tibieza de quedarse.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 487
GARCÍA SANTAMARÍA, INTI, (1983).

CIELITO LINDO
Como una madrugada
donde tú y yo
miramos el cielo
desde una hamaca roja
llegarán más poemas.

Como las piscina


que brillaba a tres pasos
de una hamaca roja
y como las gotitas del agua
sobre tus pecas
van a brillar.

De espaldas a quienes hablan a mis espaldas.


De frente y para ti
únicamente.

Tomado de Antología de letras, dramaturgia y guión cinematográfico.


Jóvenes creadores. Generación 2005/2006.

ALTER
No todo puede ser tan inmediato. Pato lucero. Después el miedo a salir a ala calle modela
en migas enemigos con pasos de seispiés y pasas en los ojos. Uno un trozo también en la
nariz. Es un álbum de arañas. Resuena en la cigarra lo que digas. Es un álbum de hormigas.
La libreta. El teléfono. Los vigilantes. Una que se peina con gelatina de mora. Vestida de civil,
es militar. Tiene mil páginas ocultas. Me tiene. Cada orden de aprehensión es mi contra. Detiene.

Tomado de Blanco Móvil. No. 101.

488 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
GÓMEZ, JUAN MANUEL, (1968).

CHICA MODERNISTA
En este momento
en que mi corazón te busca a ti,
dueña del único perfume
que hace enloquecer la brújula de mis emociones.

En este momento en que es tu cuello


y no otra cosa el propósito de los ejercicios que emprendo,
de los viajes interminables e ilusorios de mi noche
sin nadie y sin fin

Es en este momento, mientras empaco los enseres


necesarios (acaso la férrea voluntad del hombre en mitad
del tempestuoso mar) para partir en tu busca,
cuando después de tantos años, tengo la Fuerza…

LA RESONANCIA DE LA MATERIA
Estás prisionera en el metal de mis labios.
Lo sé. Vendrás de dentro de mí a mis ojos cada vez que mire fijamente el inmenso mar o el
diminuto y fugaz resplandor que habita el diamante. Lo sé, y lo celebro, porque tú eres el
regocijo de mi corazón, aunque ausente esté mi corazón y de él el regocijo.
Eres, ausente, la ilusión de la sangre en su ir y venir imposible.

Tomado de Eco de voces. Generación poética de los sesentas. (2004).

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 489
GÓMEZ DEL CAMPO TRIGUEROS, ALBERTO, (1967).

TERMINO CON MI NOMBRE Y APARECES


hablándome al oído,
me pongo un alto y sales
con un ritmo gemelo por tus piernas,
yo me detengo
y sobre un beso de arena
soplas con toda el alma.

SI TE HABLO
al oído,
si respiro
por tu nuca
solamente
y ya vas
a besarme,
qué sería
si pudieras
asomarte
a mi corazón.

AYER ANDABAS VESTIDA


con un bordado de flores
y el horario de verano
tuvo la mar de razones
para retardar la noche.
Estaba roja la plaza
pero de ver los colores
anudados en tu pecho,
y los pájaros volvieron
cantando tantas canciones…

QUÉ TIEMPO TAN BUSCADO SE RESPIRA


si paso por tu piel reconociendo,
si el iris de repente me desvela
el fondo de tus ojos y su estela.
Qué pronto la memoria se ha filtrado
al acto de besarte de mañana,
qué fácil dio la hora tono abierto
al día que pensábamos desierto.
Qué rápido pasaron estos años;
al cabo de otro ciclo en tu presencia
contemplo la esperanza conseguida,
y tú quieres seguir toda la vida.

Poemas del libro inédito Romances para un siglo nuevo.

490 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
GÓMEZ ESTRADA, GRISSEL, (1970).
BAJO MIS ALAS
Soy los dedos de un meteorito
Una bala expansiva
No me sirven las moronas de cuerpos muertos
Necesito la tempestad
Por eso,
su gran cuerpo se abriga
bajo mis alas.

LA CONDESA SANGRIENTA
(FRAGMENTO)
I
Los astros habían dibujado en el lienzo tu fortuna:
mandrágoras, hiedras, serpientes, a tus pies,
doncellas, a tu espalda, doncellas amontonadas
como racimos de uva,
dobladas, decapitadas, enroscadas,
doncellas a tu espalda, ordenadas como flores...
¿Qué secreto guardaba ese rostro,
qué muertes, qué hechizos, ese pecho,
ese cuello donde se distingue aún
el latido del corazón,
en el lienzo que palpita y respira y es tu casa todavía?
El lienzo adornaba tu casa,
el castillo en cuyas paredes estaba escrito:
«¡Loba, eres tú!»
Tu destino estaba ya dibujado:
Luna, Marte, Mercurio
danzando.
Y en lo alto, adornando tu cabello, tres colmillos de lobo
formaban la inicial de tu nombre:
Erzébeth,
eligieron los dioses,
para mostrar el poder del Escorpión.
Erzébeth,
siguen callando las ancianas,
ante tu castillo en ruinas,
al tiempo que sus manos
hacen la señal de la cruz.

III
Baños a medianoche,
desnuda,
en el balcón de un palacio enorme,
de molusco gris
y serpientes en ebullición.
Baños de luna
alimentados con gritos y hogueras,
Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 491
la noche en tu castillo canta,
mejor dicho: aúlla.
Baños de luna, desnuda,
en el frío del infierno
y tu piel blanca,
presa del sortilegio
que es la soledad,
envuelta en dicha
al rozar la muerte
al tocar la muerte:
vértigo: felicidad de lobo,
tu piel: cielo púrpura,
tu voz: humo de invierno,
y la arpía vigilante.
Te esperaba un aposento de pieles,
un baño: cabra y mujer,
cabra y madre,
esencias, hierbas,
noche de luz:
cenit coronado por la diosa de plata
a quien venerabas
probando la sangre
que regaba tu cuerpo.
Probaste tu propia sangre
y tu piel fue teñida con el néctar
sólo concedido a los dioses;
probaste tu sangre
y las manos encontraron el camino:
senda de río carmesí,
gotas aterciopeladas
cascada
cascada carmesí
que fue creciendo
hasta convertirse en la tempestad
que inundó de sangre
el pueblo de Csejthe:
probaste tu sangre
y la voz
salió de tus labios
convertida en bestia.
Piel inventada por tus conjuros,
cuerpo desnudo, latente, enormemente vivo
como un gran corazón,
delineado por el líquido rojo,
que en la tina hervía.
Blanco, tu rostro en el espejo,
imantado con tu propia sangre,
sonrió.

V
Enlazadas, veneno entre sus lenguas corría.
Los cuerpos temblaban al ritmo
de las hojas llorosas de los árboles.
Para verlos se asomaba,
entre la puerta abierta,

492 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
la brisa.
Amor de los cuerpos,
pócima, sortilegio,
de este reino de lagartos fuga,
veneno entre figuras enlazadas,
piel lúbrica adherida,
densidad de unas manos
que se han batido,
atrayendo, una y otra vez,
de la Condesa, hacia su sexo,
la cadera,
extirpando los pechos,
que gimen cálidamente.
Un solo beso,
un solo abrazo
porque para salvarnos
no hay más ríos.
Corría veneno entre sus sexos enlazados
marea que crece, solloza, estalla,
penetración violenta
porque el sexo
no es la paz.
(El Conde está en la campiña
bebiendo la sangre de tigres paganos
y yo,)
¿qué hago con esta incertidumbre
en el pubis
con este vacío de gato negro
con esta ansiedad de araña
y me araña
y me envuelve
y me sacude,
qué hago con este cuerpo
ávido de sangre, ávido de piel?,
porque sólo es un revoltijo de carne y huesos
y olores,
sólo es un sexo desamparado,
como el amanecer y solitario,
como el amanecer, inmenso,
sólo soy un fragmento de ser
que bala,
que pierde trozos de piel
cada noche
y sangra y resucita
con este veneno.
(Clamor, confusión: somos dos, estallando...)
El lecho, acariciado
por la sutileza del plenilunio,
se ha vaciado.
(Una arpía, junto a la Luna,
mira la blancura
del cuerpo de Erzébeth.)

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 493
VI.
... después veía sus cuerpos.
Cárdenos pechos redondos
como el amanecer de aves
recorriendo un cuerpo;
lame un poco la uva pasa
del pezón
y tiembla.
De una niña,
la inmensidad trigal del pubis,
recorrida, en adagio, por los dedos
henchidos de Erzébeth.
Recuerda a las serpientes
de las piernas el temblor,
y los dedos
visualizan
un lunar, una marca,
las manos tiran
de los vellos bajos
con impotencia de gacela
a la que le estalla el sexo.
La Condesa muerde
la curva de la cintura,
marea nocturna amarajada,
como si fuera un espejo.
Qué hermosos esos cuerpos.
Cómo hubiera deseado, ella misma,
tener esos pechos, ese pubis, esa cintura:
ser ese cuerpo,
y para siempre,
ser guirnalda,
como esas flores blancas
desparramadas en el lecho.
Tomaba su baño tibio,
de agua roja,
con la que cumplía el destino
que le impuso el Escorpión:
ser bella,
a través de la fuerza
que otorga la sangre.
(Como pesadilla,
colgar esos cuerpos desnudos,
soportar los gritos
(¡qué armonía reina
después de coserles los labios!),
abrirles las muñecas
luchando contra los muslos,
desangrarlas...
después veía sus cuerpos.)
Las brujas lastiman por puro placer:
con agujas hacen orificios
para beberse las almas;
con hierros candentes
tatúan los rostros,
para poder olvidar los ojos de la muerte,

494 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
de las doncellas que fueron separadas, con engaños,
de aldeas
de montes lejanos
de casas donde nunca jamás
volverán,
de vidas interrumpidas
por el poder de los Señores...)
Tranquila, la viuda Condesa
se mira en el espejo:
también es muy bella.
Cada día más. Cada año más.
(Todos sabían que también era vampiro.)

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 495
GÓMEZ MORÁN, JESÚS, (1969).
HAZME UNA MÁSCARA
El día abre la mano
Tres nubes
Y estas pocas palabras.
Octavio Paz

Miro las gotas,


del tiempo huellas,
que en el piso brillan igual que en el aire
cuando van cayendo.

Aquí todo es contacto entre sombras,


abismo que se traspone con el puente
tendido entre un poema y otro.

A veces la palabra toma un contorno


de luz húmeda que fuese originada
por el vapor que despierta del suelo.

Hablo de un país que al igual que la poesía


es un depósito de dos realidades
que se confunden con sus nombres comunes.

Hablo de una lluvia con sol sobre la tarde,


máscara para unir piedra y mano,
pájaro de azogue y semilla para un himno.

Línea donde la luz pervive más allá de sí misma,


una lluvia con sol no es una cosa ni otra:
es ambas,

la ley de la metáfora signa su destino.

ALTER EGO
Alonso Quijano
leyendo novelas de caballería
perdió el juicio.

Leyendo los poemas


de Hernán Lavín Cerda
también se pueden perder los litigios,
por decisión unánime,
porque Alonso Quijano, en tardes de lluvia
picándole las costillas al techo de paja,
convirtió el cinismo en una virtud,
y porque Lavín Cerda tiene el amable descaro
de sentar en la sala sus mejores recuerdos
cuando la luz de la lámpara se estrella
en el mentón de las paredes...

496 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
Cuando Alonso Quijano
se olvidó de las novelas de caballería
recuperó la cordura.

Cuando yo olvide los poemas


de Hernán Lavín Cerda
recuperaré la malsana urgencia
de tapar las goteras del techo
para encerrarme a leer en un cuarto sin ruido
y así perder, por decisión unánime,

el tiempo.

ALGO SOBRE LA MUERTE DE SABINES, EL MAYOR


Tengo un dolor aquí dentro del hígado
igual que memoria hendiendo mis huesos,
con fantasmas que a medianoche orinan
y un surco abren al fondo de la tierra.

Dice el diario que te has muerto, Sabines.


Los poetas no tienen casa, viven
por el aire como esporas sin prisa,
y aunque su itinerario es siempre el humo,

tu silencio pesa igual que un cadáver


de sombra: pero aun ahí se ve que hasta
la noche tiene contadas las horas.

Tu cuerpo se lo llevó la chingada


y el resto se lo comieron los ángeles:
la ceniza conoce al fin su nombre.

LAS DESGARRADURAS DEL TIGRE


A Eduardo Lizalde

Dos segundos antes de que fenezca


bajo el incandescente oleaje del meridiano,
el tigre alcanza a ver, lúcidamente,
el porvenir:
los colmillos ya se le cayeron
y de tan retráctiles las uñas se le han aflojado.

El tigre mira en cada raya una historia


y lame en ellas duras cicatrices.

Dos segundos antes de que fallezca


el tigre ha visto, como luz de rayo

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 497
la dirección que persigue la muerte
y sus emisarios:
los colmillos y las garras
que royeran carnes rollizas y frescas
acabarán sepultados bajo la erosión de la tierra,
convertidos en polvo como la espina
y aun la rosa.

El tigre cierra los ojos: ha guardado sus armas


dentro del oscuro estuche de un oleaje solar
verdaderamente enamorado.

CORONA DE ESPINAS
Absuélveme de haber sufrido,
de haber ignorado lo que eras
de no haber sido el que quisiste.
Rubén Bonifaz Nuño

Si un sol amanece cuando te acuestas


y lo hecho de sueños con otras frases
se enuncia, simplemente yo no te amo:
de qué sirve amar mientras no me alcance
para ayudar a cerrarte los brazos
cuando con desesperación los abres;
de qué sirve amar si al ir tú como árbol
con las raíces expuestas al aire
no puedo de abono darte mis manos.

Amiga a quien no amo: de cabeza ábrete,


tal como un día de piernas te abriste,
y absuélveme, porque si vulnerable
y destrozada te vi, soy el hombre
que ignora si habrá otra forma de amarte.

498 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
DONDE SILBE EL OLVIDO: LUIS CERNUDA
A Vicente Quirarte

O poeta é um fingidor

finge tão completamente

que chega a fingir que é dor

a dor que de veras sente.


Fernando Pessoa

Éste es el drama,
no de quien vive para contarlo,
sino de quien cuenta para no vivirlo,
haciendo una ética
hasta de un paisaje en la playa

(hay que afeitarse con esmero,


hacer la raya en el cabello hacia el otro lado
y darle al llanto
proporciones épicas
para después sentarse a escribir en la mesa:

y es que sin duda


el tamaño del cuarto es pequeño
para la dimensión de sus pulmones.

Cumplir el rito de morir joven


es semejante al de pararse temprano
y colocar un espejo frente
al cristal de la ventana:
una red donde por fin quede
la luz presa).

Ésta es la comedia
que debe representar uno
para que lo tomen en serio.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 499
GÓNGORA, OMAR, (1982).

PODRÍAMOS SER BUENOS AMIGOS DE LAS JERINGAS CUANDO ÉSTAS SE NOS ACERCAN A PEDIR
UN AVENTÓN
enfrente de la avenida desfilan cuadros rojos cuadros negros
cuadros rectangulares y redondos
nadie sabe que estamos acabados
viendo pasarlas y dejarlas de lado
invítame otro six necesito un nuevo fix
déjame chupártela entre metales ciegos en la plancha del hospital
déjame acercarme a tu sonido de metal rasgando las pupilas
cortando lenguas para ponérselas en los oídos
estoy un poco despejado de persianas y metadona
demasiada literatura beat en los oclayos
pero estoy
cayendo en este ruido cuando me la encontré acelerando las partículas

tómame en la avenida solar estoy despierto


con las orejas asustadas
por sonrisas escritas en la hoja de papel
es muy ingenuo no puedo escribir más

=)(/&“”!
después de venirse todo ha terminado
vuelves a la indiferencia y el hastío
el bajón de la droga tiene un efecto triste
gordo, desnudo en la fuente del placer miserable
linternas como espadas como lanzas como rayos
flechas eléctricas, con el pene goteando rosas de humedad
nuevas maquinarias acelerando el pavimento-cielo
Ángeles-tijeras rota en su equidad
el tiempo del silencio es el espacio
delgado foco verde
iluminando la otredad del espejo
mientras me ensaño en el teclado
igual paréntesis paréntesis diagonal porciento comillas exclamación

estoy manchado de ceniza volcánica


(cigarrillo torturando línea
orificando ardiente)
con chanclas enlatadas, elanoyente
ruidos magistrales en mosquitos
pulmonía frecuente amiga nuestra
(me ama)
yo la acaricio poco a poco cuando me acerco a la ventana y prendo un toque
(la temperatura es muy baja
el silencio frío en la garganta) claro
siempre que tengo material lo hago

500 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
incluso días...
incluso noches...
incluso tardes...
(no volveré a escribir jamás aquí
agonizando en vidrio y arroz blanco)
vidrio
arroz
y blanco

NOCHE HISTÉRICA! CARROS TRASPASANDO TURISTAS EN PASEO MONTEJO!


calesas desbocadas, puestos donde una muchacha roja coloca alas en sus ojos
noche eléctrica de jazz efervescente!
sentado en el único asiento de un teatro enorme
rasga la pupila del silencio un lento acorde
violín-cuchillo extendiéndose como gran mancha por todo el periférico
Y las fabricas, los cables de alta tensión, los baches, los señalamientos
indican al conductor que más allá de este camino está la oscuridad inmensa
de un cementerio de parabrisas y neveras
Y los puentes, símbolos de gloria que traspasan tiempos
son derruidos en medio de un silencio espeso
Noche hirviente, con el calor de agujas en el cuello,
desprendo mi cabeza y la coloco afuera de la ventana
espero el viento,
sus manos llevan una carga de sal y sueño.

(las ruedas de esta bicicleta giran igual que el ce-de en el reproductor portátil
a la misma velocidad pausada, como un cántico gris)

MARTES MEDIODÍA DIECIOCHO DE MARZO EN EL HASTÍO


escuchando a la velvet bajo tierra
bajo capas y capas de indolencia
una vida miserable escrita

tú sabes que me siento mal nena por favor


podrías decirle que se calle?
detrás de paredes en la oscuridad
ayer un celular nuevo descanso
me abandonaste entre el polvo y el hastío de la cuaresma
cabello decolorado sustantivos
adjetivos para intentar aproximarme a una frase que me esta comiendo el alma
niña de la galleta imaginaria invítame a debrayar contigo
en la cajuela de un auto sin freno
en la estridencia de una viola eléctrica
en el sinsentido de las calles
en el mediodía hasta la madre
en las mujeres llevándose mis dedos
en el teclado encorvado cuando escribo sin ver a la pantalla
en la ebriedad del sábado de gloria cuando baje en el Centenario a vomitar fotografías

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 501
con la cabeza perforada de silencios
mordiéndome los codos hasta astillar la habitación rentada
en la melodía estrellada contra las paredes de mi locura
en la-ese-e-ene-ese-a-ce-i-o-ene de una vida de-e-ese-ge-a-ese-te-a-de-a
en las cicatrices de la infancia en la gran ciudad donde perdimos la felicidad que no teníamos
es esto un poema? es este escrito realmente lo que quiero decir?
escribo lo que puedo
escribo
en el calor de esta ciudad
en el agotamiento que produce ser obeso
en el vaso de suicidio que espera ser bebido
en la cabeza perforada de silencios
en el cabello azul encapsulado en resina
en el intento de decirte algo

VIENTO EN ROSTRO
1
Ola sexual mi viento arde.
Polvo en el cabello hirviente,
soledad del cráneo, euforia del día
moribundo entre la estepa de la tarde y un grito
en la cornisa
aplasta el tiempo.

Mi oscuridad como un tigre de acero.

Vueltos mis ojos, afuera, lejos del ventanal


el mundo brilla como enjambre de siluetas
parpadeantes. Vueltos mis ojos, mis sentidos,
mi lactescencia rompe con mis pasos, caigo.

Caigo de mí, me voy a otro.

2
Manos hojean periódico
lentos ademanes, sutileza hambrienta
de piel nueva y juventud ingenua.
Mi sonrisa caza giros
de rostros hacia mí volteados.

Ese cuello adolescente invoca


mis labios depositándose entre la carne blanca
y la resina de sus ansias sexuales
recién descubiertas.

Levanto las suelas del concreto y sigo pasos


acumulo sombras como lenguas negras,
camino hacia mi presa como un lobo perdido
en la planicie del deseo;

502 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
miro ese adolescente rostro iluminado
por negras lunas y lo atraigo hacia mi boca.

3
¿Hacia donde, hacia donde, corrían y corren
los alientos, las voces, los cuerpos confundidos,
el despertar vacío y húmedo en la madrugada
junto a un cuerpo extraño que no es el nuestro y sin embargo
poco tiempo hace que estaba fundido con nosotros?

El después es la aparición del vértice continuidad-olvido,


el pavimento abajo, la ciudad, la gran máquina,
engranajes de un reloj que no se para, (pero el sueño)
los dientes encajados en la carne de las vidas
que jamás cesan de clavarse mas profundo
(el sueño, el pero, el sueño).

Río de asfalto bulle negro como el crepitar de insectos


al ser calcinados lentamente (pero el sueño pero el pero).

Calcinados lentamente.

4
Aquí

el sueño:

gota despierta en las pupilas,


piano dilatado
entre océanos de arena,
navegan veleros, nadan
bañistas en la frescura de arena
bajo un alegre sol que humedece cuerpos,

sumergido en la arena nado contra corriente


y bebo un poco de esta frescura disfrazada de grano,

después, sin mas océano que la noche me escabullo,


corro, algo en mí busca nacer de nuevo,
fastidiado
arrojo mis ropas al concreto
y sigo desnudo a las miradas,
cabello largo figura esbelta y suave,
apatía impresa en pestañas,

¡correr harto de esta vida y de las otras!,


¡lejos del sol, lejos del día, lejos de hoy
escapar sin mirar lo que se deja!,
falsamente importa algo,
quito el vestido transparente y pienso en brazos gangrenados
venas desechables, felicidad de microondas,
gravedad cero cuando comienza el viaje,
automotores transitando en circunvoluciones,

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 503
perforadoras en pupilas, párpados de acero,
pestañas afiladas, labios eyaculados,
fluidos prestados, vidas recicladas, dolor,
adolescencia virgen:
cuando el cuerpo no necesita más vitamina
que drogas electrónicas
ni más viento que el humo dulce de un cigarro,
no mas piedras en la nariz, no mas sexo en el lote baldío huyendo de la realidad:
sonrisas Canderel, angustias Tupperware,
estúpido beso verde en la avenida,
vagina que imagino, cervicales,
la espalda del fraccionamiento se arquea de malestar
cuando fumamos hasta enrojecer los pensamientos
y quebramos la música en casa del verano,
pisamos con furia cada huella ardiente de cerveza y caos
individual y colectivo,
—coger sin esperanza, coger sin ganas
masturbando al tiempo, frente al muro
terminar, limpiarse,
caminar, comprar helado y sentarse en una banca,
dejar largarse al día temeroso que nos mira quietos
morir con la electricidad del rayo
cagar el alma poco a poco hasta quedar sin ella,
ser un papel que alguien arrugó y desechó
en la plaza principal, cuando caminaba
creyendo ser el día
sintiendo, sólo sintiendo

viento en rostro

EN SEPTIEMBRE LA GRIPA ACECHA LA GARGANTA


la convierte en un manojo de aspas
en un techo lleno de goteras

la pelusa en la mano, el teclado


la pantalla siempre insatisfecha
coexisten en un pequeño universo integrado
por las manchas que la humedad estampa en las paredes

desde una bolsa negra emerge Venus, hecha de fieltro,


masticada por nuestras ansias, por nuestras lujurias
asmáticas que se divierten inhalando líneas,
fumando contornos, luces, semáforos

la piel tiene un enrojecimiento púrpura


producto de la picazón y la fiebre

ella dibuja con sus uñas sobre la resequedad


formando coágulos disueltos al besar estrías, anos, clítoris

504 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
MUÑECA ROTA
rotas
en el silencio de la noche-masomenos
esta noche que se extiende al día y lo ilumina de negruras
de dientes de labios de vellos despertándose
de un largo sueño
después del sexo fácilmente adjetivable

no es que este sentado escribiendo sin mirar la pantalla


más bien espero espero espero
que el ventilador calme mi ansiedad
que la luz se apague sola
que la noche aborte al día
que el sueño me gane una vez más en la tercera caída del cansancio

después de verte puedo dejar de verte


después de abrazar tu tiempo en un café consumando los actos restantes
que hace tiempo no pude completar por falta de dinero
por falta de desesperación
por falta de ansias
por falta de tambores golpeando en mis costillas

muñeca rota
rotas
en la cuesta de enero en la llegada en tenis después de los zapatos
después de la infección intestinal que me infectó el recuerdo de la estancia
después de los gritos y el olor a pólvora
después de las palabras no escogidas forzadas a entrar en esta hoja
después de su imprudencia
después de su osadía
después de su si-len-cio
después de este poema que trato de escribir
después de esta escritura que trata de ser poema
después de tu gemido almidonado en mi camisa

después de toda pretensión autómata

MUCHACHA LEJOS
significas la humedad
significas el silencio en un representamen de modo incorporal
significas la avenida glorificada con travestís
muchacha labio
te mueves en mi lengua entre mis dientes en mis párpados
me muerdes con la oreja izquierda el nudo de mis huesos
la humedad de mi pupila
muchacha siempre
te conviertes en el nunca
te conviertes en a veces cuando quiero estar contigo desde antes
te transformas en la imagen pixeleada de un e-mail
muchacha hombre
te despiertas desnuda en una hamaca hecha de escrotos

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 505
GONZÁLEZ, OBED, (1969).
PERRA HAMBRE DE TI
I
Yo, perro iracundo
miro tu noche
soy el loco de la luna
cuidador celoso de tu pensamiento
sueño ácueo en la intimidad de tus sábanas
¡Soy colmillo de perro rabioso!

Tú, tertulia de pesadillas


eres carne que corrompe
palabra ebria que invita
a jugar con el pentagrama
melodioso de tu andar
Cubridora del cuerpo alborozo
sudor que lastima
vidrio en los ojos
Un querer asfixiarse estando vivo
Un creer respirar estando muerto

II
Hay un perro viandante en tu lecho
ladra tu olvido
en el letargo del pensamiento
rasca tu almohada
el espejo
tu diario
las sombras… su tumba

Hay un perro húmedo en tu ventana


Se lo lleva la noche
Se lo traga un aullido

III
Y fue la rabia
camino que me llevó
a encontrarme con tus brazos
ríos que emanan de tus senos
turgentes de veneno

IV
Se entreabre el silencio
la noche escapa entre las ramas
negro escarabajo con caparazón de luna
Tus labios llanuras en llamas
invitan a la luz del ansia
donde el lobo duerme
un páramo
un remolino
unas pisadas que marcan la tierra

506 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
mientras un suspiro se eleva
Las sombras entran
no hay tiempo
el licán despierta
corre por el valle de tus piernas

una húmeda gacela oscura, espera.

V
Lamo tu mano
y te muevo la cola
Te miro con ojos
abiertamente callados
me coloco a dos patas
para llegar a tus senos
te adoro y te soy fiel
soy animal cariñoso
bestia mansa que espera

Te ladro mi amor
te ladro mi sueño
te ladro mi cariño
Y tú… lentamente…
me rompes el hocico

SEIS
Hoy me mordió un perro, zarandeó mi pierna hasta hacer con ella un garabato; así como tú
lo hiciste conmigo. Penetraste tu colmillo en mí, cortando tendones, arterias y músculos donde
existías.
Me está dando calentura, estoy temblando. Debes ir al médico –me dicen-; pero no tengo
tiempo más que para pensar en ti. La lluvia me duele y mi garganta se agrieta. Estoy empapado
de dolor. Te tengo en mis vísceras, en mis epiplones y en mis huesos. El sudor encharca mis
párpados. Esta herida es profunda y mis ojos se fijan en ella buscándote; sé que estás aquí,
dentro.

Me tengo que vigilar cuando me acuesto, me espanta saber que pueda quedar dormido. Los
trasgos suben por la escalera del sueño y me asfixian.
Seis, siete horas pensando en todo y nada a la vez. Escucho el crepitar de las paredes y
quisiera escribir mi testamento. Tomo una pluma y la dejo correr por el papel puro de la nada
y nada. Quisiera que sol aparezca y gire a mi rededor; pero el sol no sale por ningún lado.
Mi cama se compadece de mí. Llevo en la espalda las huellas de las patas de los jinetes del
Apocalipsis. Se ha ido la luz y las sombras juegan a esconderse. Parece que está amaneciendo;
sí, creo, que hoy la muerte me da vida otra vez.
Hoy cruje mi cuerpo y en mi cabeza gira el tornado del tiempo. Te fuiste no sé a dónde, no
sé con quién. Has enterrado tu cáncer en mi corazón ¿Y piensas que no he de fallecer? Con
mis venas sin tu sangre no podré vivir, no podré morir.
Te espero, el cuarto se ha convertido en tierra, el amor es tan dulce como una borrachera y
tan cruel como una resaca. Te he buscado todo el tiempo, estoy fatigado, encajado a esta
cama que levanta a mis muertos. Ya no puedo sostener abierto los ojos; pero morir es retirarse

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 507
de la pelea ¿Se sobrevive al desamor? Mujer, hoy todo está enfermo: la tarde, el viento, la
pluma, la taza, el cenicero la botella el perro mi cuerpo ¡Hasta Dios!.. hasta nunca.
Me he vuelto rabia, y me quemas. Te bebo sangre de las sombras, sí mujer, tú, te me has
trepado en la nuca, desorbitas mis ojos, mientras mi corazón gruñe. Soy el demonio en cuatro
patas. Abro los sueños con un colmillo; pero yo, yo sólo deseo el amor que me llueve dentro.
Cielo templado, cielo rojo, cielo esbelto y solitario ¿Quién eres tú? Lamento de muerte que
se traga a la garganta en un hilo de silencio.

En la boca de la muerte estoy, como bolo alimenticio que ha de ser tragado. Estoy muerto
todos los días, y vuelvo a fumar mientras mis seres queridos lloran por el que se va. Yo soy
un cuerpo vacío, donde no hay siquiera huesos huecos. No hay calor poesía, vino o mujer que
me resucite. Mi carne se ahoga en su propio vómito. El rencor, la lujuria, el amor, la angustia,
el dolor, la pasión, la mordida del perro, tú y muchas cosas más; corren a través de la cerradura
de la puerta del olvido. Me desmorono cada vez más. No, no me quejo, de veras, ya estoy
en un pedazo de la cama donde sueña Dios…

Textos retomados de “Hidrofobias” (Fundación Trabajadores de Pascual y del Arte, México, 2001) y
“Otra vez los perros” (Colección Nuevos Poetas Mexicanos, Editorial Tres Haches, Argentina, 2007)

508 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
GONZÁLEZ GOTTDIENER, NATALIA, (1984).

PARÉNTESIS
El tiempo anda con una lupa
tras nuestras huellas
tomando su medida
a cada marca de suela
que se adhiere, invisible,
al asfalto.
Encorvado
a fuerza de inclinarse
para no perder la línea de su trabajo;
pisa sus barbas sin caer,
cauteloso de que no se le sospeche
y logre, así, adelantarse.
El tiempo, ese que cava
la sepultura del que todavía vacila
frente a los últimos rayos del día.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 509
GONZÁLEZ TORRES, ARMANDO, (1964).

CUANDO EL SOL YACE


Cuando el sol yace
sobre sus últimos rayos
y la miseria resplandece
en la caída del ocaso
qué bello aquel puente dorado
donde la tristeza se convierte en oro
cómo brillas las negras ausencias
y una lágrima vale
por todos los gestos del ocio.

SE SABE MÁS NO CUESTA REPETIRLO


Se sabe más no cuesta repetirlo
un otro habita nuestras comisuras
nos infunde un atroz cansancio ajeno
nos contagia de su maligna dermis
deja su areola hinchada y mortecina
rodeando nuestras testas incurables.
Residuo somos de capricho añejo
extranjero fulgurante de un deseo
parco extracto de hipótesis erradas
triviales resultan nuestras sentencias
espurias son las adivinaciones
y reprensibles todas las teorías.
Ni liberado se es, ni se es cautivo
cuando osados azares nos asaltan
y ancestrales, casi olvidados vicios
en nuestras carnes nuevas se solazan
y provectos pecados acometen
y ocultas providencias, incesantes
júbilos o dolencias nos desbordan
ya en erosión inexorable y muda
o en súbita, anamnética eclosión.
Bien decían los eruditos del oriente
y ahora admiten los doctores de Occidente:
nadie ha nacido que pueda gobernarse
en tan cáustico y adverso territorio.

Tomado de Eco de voces. Generación poética de los sesentas. (2004)

510 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
GONZÁLEZ VELÁZQUEZ, MÓNICA (1973).

PRESAGIO 2
Rumor del aire

Silencio

Extraña sensación de brazos cruzados por espinas


(el corazón un látigo)

Espacio – aire – equilibrio

Avanza la noche
se ahogan alaridos
llueven gatos de uñas afiladas
los pies un lodazal
el cuerpo difuso entre el torrente
y un páramo de concreto

En esta fe ciega (a destellos cordura)


con un dedo en la frente (insignia - insigne – insignificante)
vienen a decirme que esta historia
de tan intensa
ya no existe

¡Ah! La brevedad
malsana resistencia (la existencia)

Silencio.

De la serie: Las Cosas Últimas.

PRESAGIO 4
Todo es querer moverse, hacer cosas, dejar huella.

Se para el corazón y el comandante de los escuadrones

regresa en pedazos al universo exterior.


Alberto Caeiro

Y si alguien viene a preguntar


quién habita mi reino
le diré que polvo en forma de viento
voces que piden deseos
pájaros de alas grotescas (merodeando mi cabeza)
intervalos de amor entre la cordura y la locura
ríos de historias que forman mares de historias
días de invierno que a galope
vienen todas las tardes a mi pecho
hilos transparentes

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 511
que bordan en las manos
destinos imposibles

Afuera hay formas únicas


que desconocen mis templos
que descienden mis pupilas
que cortan, si no queman
que hieren, si no entregan
que sumergen, si no ascienden

Hay puertas
camas silentes
madejas de lamentos

Hay caras menguantes


de su mueca en descontento

Hay espuma dentro de


un vaso roto
un cántaro roto
un dios también roto

Hay música que no cesa


manos que se agitan
rondas que nunca
se repiten eternas

Hay sombras
plagadas de recuerdos
libros viejos
plantas sin regar
platos sucios
colillas, humo
y la ventana
sostenida
por un
endeble
marco
Hay treguas
que no sirvieron
lecciones a partir del olvido necesario

Hay lluvia que ahora no cesa


pasos sin rumbo
el otoño y los días raros

Hay en estas líneas


el presagio
del fin del mundo.

De la serie: Las Cosas Últimas.

512 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
I
Una vez más
El crepúsculo en los ojos

Una vez más


la agonía
la voz del poeta
las naves
los puertos

¡El incendio!

La luz vendrá de otros cauces


a iluminar lo que las manos
ya no pueden

Y con ella
sus sombras altas

II
Te dejo las palabras
para que abreves de ellas

Mis ojos insomnes


para sanar tu sueño

Manos y brazos
para tus horas más largas

Lengua y besos
para tu desierto o manantial
Voz para repetir
las letras de tu nombre

El viento estival
de la hojarasca en danza lenta

Las horas profusas


de la escritura y el verso

Que yo me guardo de ti
los espirales de tu boca
la piel magra y mulata
la danza de tu cuerpo
las piernas altas
y el brillo de todos tus astros.

De la serie: La Luz y las Sombras Altas.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 513
DEHEISHE*
Ahí al lado del almendro, estaba la casa de tu abuelo...

De este lado del lamento


ya sólo se escuchan murmullos

El mártir, por sus hermanos


la mano en vilo, el cuerpo en vilo

Detonaciones de carne
sobre la carne

Una mujer llora al lado del almendro


la antigua permanencia en su sitio

Los sacaron y los pusieron acá


donde las piedras jamás volverán
a ser divertimento

Les arrebataron sus valles


sus pertenencias
sus nombres

Sólo una llave


pende de su pecho

A mil kilómetros de distancia


en la radio se anuncia:

Un atentado más del Grupo Hamas

Y pregunto, sólo me pregunto

¿Adonde irán nuestras plegarías


y a cual de todos nuestros muertos
habrán de bendecir?

*campo para refugiados palestinos.

De la serie: Los Niños de la Piedra.

514 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
GUERRERO, CÉSAR, (1978).

HOY VOLARON LOS ÁRBOLES.


Hoy volaron los árboles.
Lo han hecho ayer,
lo harán mañana.

Hace tiempo no yacemos


a sus pies de gigante,
el viento arrullando
bajo la caricia de diminutas sombras.
Hace tiempo los árboles extraviaron sus pájaros,
las ramas trocaron en cables,
los nidos sobre troncos monolíticos.

Aun consiguen crecer en cautiverio,


en jardineras o patios.
En Navidad gustamos de su compañía
para verle morir.
Luego dejamos insepultos sus cadáveres,
los muñones marchitos, sobre el pavimento.

Tras el horizonte perdido,


la vista enclaustrada por atardeceres ceñudos,
detrás de geometrías monótonas,
y sofocado por esquirlas de aire oscuro,
el árbol se cansó de ser árbol.
Las piernas inmóviles,
las alas atadas,
un plumaje inútil sus hojas.

Volaron los árboles, volaron.


Se encendieron ante la indiferencia,
vinieron a tocarnos la piel con su ceniza,
nos increparon con el olor de su resina.

Volaron. Por eso volaron.


Para mostrarnos la frente del cielo
que hace tanto tiempo no miramos.

Tomado de http://www.geocities.com/cesarguerrero.geo/Poesia/Purezazul/Arboles.htm

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 515
GUERRERO, MARICELA (1977).
ENTONCES
Un día, muy jóvenes, entonces
naranjas verdes esmeraldas, verdes
naranjas agrias de principio de año, escurríamos

escurrían alegrías de nuestros pechos, entonces


¡ah! felicidad, luminiscencias en gajos centelleantes
y el verde de la vida alegre
de alegres verdes ¡qué felices! somos entonces ha:
plácidas pletóricas redondas e irrecuperables como ánfora griega o naranja de las Hespérides y
ardió Troya en verde,
alrededor de círculos de amantes,
incendios de los ojos y los pechos verdes, primavera que ardía oscura,
entonces también el desierto en verde y en verde las aguas de un Leteo que encontramos en una
playa del mar de Veracruz y olvidamos verdes de alegría recién nacida;
limpiamos en aguas mansas y verdes las penas envidiables, ah veranos:
naranjas dulces entonces, verdes esmeraldas, asustadizas verdes, muy jóvenes
entonces.

LAMENTACIÓN EN QUE SE RETOMA UN TÓPICO SOR JUANESCO


¿Qué humor puede ser más raro

que el que falto de consejo,

el mismo empaña el espejo

y siente que no esté claro?


Sor Juana Inés de la Cruz

Ay, el más querido y que fuera como todas, ay:


la presa, el acecho, desdenes y pañuelitos levantados;
el mono proveedor, la mantis,
la elección del macho
—pavorreales—
ay, la etología:
tanta podredumbre del fragor de la naturaleza,
como todas lloro, como todas, ay
entonces el músculo iridiscente se mostró en tu espalda,
ay, la biología:
el macho la hembra—acechos—
la violencia de las astas, el parricidio, filicidio

hay pan y leche en la alacena,


camino sola—sólo cercanía—dijimos
¿de cuál? ¿del XIX victoriano, cielo?
a Wilde lo encarcelaron;
entonces Sor Juana, y qué otra:
río:
los monos, a pesar de todo, no inventan chistes;
estribo de la singularidad del mono amoroso

516 Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. Echeverría, A. (2008).
querer ir contra la Pacha Mama y niñas
a las que por promiscuas (dicen Usos y Costumbres) apedrean,
les arden el sexo en la sierra: naturaleza social de bestias, xenofobia:
violencia del fragor, ¿eso corazón?, ay,

ay, de la selección de las especies

ay, amor y yo te amaba en la desnudez apalabrada


desde la lengua de mi punta hasta las
aladas uñas de mis pies
ay, te amaba, derrames

amor intellectualis, Ortega;


no la presa, el cazador casado:
usura, violencia de neuroconectores testosterona, ay
naturaleza de palabras y poesía, ay.

ESTANCIAS CON SEÑOR RAJUELA


(DONDE SE RETOMA EL “REY LEAR” DE ANTONIO CISNEROS)

Están:
la cocina, el inodoro, dos recámaras
la estancia de TV, un falderillo,
elígase el exprimidero personal:
picar la piedra,
un señor Rajuela con dientes, garras y colmillos,
presente eterno en la cocina las dos recámaras,
sobretodo en el inodoro,
dejad la sala de tv para el sano esparcimiento
la educación elemental el silabario y las tablas de multiplicar.
Bendita ley, aceptemos el sudario
picar la piedra
que todo esfuerzo satisface;
picar la piedra por un par de mozalbetes
rollizos y grandes como el amor de dios
y las ganancias del señor Rajuela, mal que nos pese:
firma la incapacidad, el hospital, cuidados maternales, y gotea
contante sobre la piedra de un retiro esplendoroso.
Picar la piedra, fondo de ahorro de los años fuertes,
para el retiro al Waterloo en la estancia de tv,
con la fotografía de un señor Rajuela
satisfecho.
Los rollizos infantes, ya eligirán su exprimidero
las dos recámaras, su cocina, el inodoro y
una sala multimedia.

Echeverría, A. (2008). Del silencio hacia la luz: Mapa Poético de México. 517

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