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CREENCIAS IRRACIONALES

¿Crees que necesitas tener pareja para ser feliz? ¿Que, si no eres nadie en la vida,
profesionalmente hablando, te sentirás un fracasado? ¿Serías capaz de
considerarte completo sin tener un piso en propiedad? ¿Ves imperdonable una
infidelidad? ¿Consideras que la salud es lo primero? Pues, si de verdad quieres ser
feliz, quítate todas esas ideas de la cabeza, porque no te van a ayudar.
Ésas son algunas de las creencias irracionales que tienen los españoles,
necesidades creadas que, en lugar de eso, deberíamos tomarlas como preferencias.

Las diez creencias irracionales más comunes entre los españoles, aquellas
auto exigencias que les impiden alcanzar la plenitud emocional, y las
ordena empezando por la más extendida en la sociedad:
1 – Necesito tener a mi lado a alguien que me ame, de lo contrario, ¡qué vida más
triste!
2 – Tengo que ser alguien en la vida, aprovechar bien mis cualidades y virtudes. De
lo contrario, me sentiría fracasado.
3 – No puedo tolerar que le gente me menosprecie en público. Debo saber
responder y defender mi imagen.
4 – Debo tener un piso en propiedad. De lo contrario, soy un maldito fracasado
muerto de hambre.
5 – Tener buena salud es fundamental para ser feliz. Y lo más deseable es vivir
mucho tiempo; cuanto más, mejor.
6 – Tengo que ayudar a mis familiares, padres, abuelos, hijos… Mi ayuda es
fundamental para su felicidad.
7 – Si mi pareja me pone los cuernos, no puedo continuar con esa relación. La
infidelidad es una cosa terrible que te destroza por dentro.
8 – Tengo que tener una vida emocionante. De lo contrario, mi vida será un
aburrimiento y, de alguna forma, un desperdicio.
9 – Más siempre es mejor. El progreso siempre es bueno y consiste en tener más
cosas, más oportunidades, más inteligencia…
10 – La soledad es muy mala. Los seres humanos necesitan tener a alguien cerca
porque si no, son unos desgraciados.
“Son las neuras de la gente común, las más frecuentes entre mis pacientes y mis
conocidos”, explica. Son las necesidades “que nos hemos inventado” y que ahora
condicionan nuestras vidas ya que sin ellas creemos que no seremos felices. “Se
trata de preferencias y objetivos legítimos, pero no de condiciones
indispensables para la felicidad”, aclara el autor. Es decir, que la reflexión
debería ser algo así como “preferiría tener una pareja, o un piso, pero no me es
indispensable para sentirme bien”.
Para conseguir pensar de esa forma lo primero que es necesario es identificar las
creencias irracionales que cada cual mantiene porque “sostenerlas acaba pasando
factura”. “Si queremos cambiar, lo que hay que hacer es analizar nuestro
diálogo interno, es decir, aquello que nos decimos acerca de lo que nos sucede”.
La manera en que dialogamos con nuestro yo interior condiciona la forma en que
nos sentimos y da forma a nuestros sentimientos. Está claro que no es lo mismo
pensar “qué mala suerte tengo, no voy a poder superar que mi novia me haya
dejado” que pensar “si lo nuestro no funcionaba, mejor que haya terminado cuanto
antes, ahora voy a intentarrecuperarme”. “Uno es víctima de sus pensamientos
y sus creencias”, advierte Santandreu.

Liberarse de las obligaciones autoimpuestas


En su opinión, quien quiera liberarse de esas creencias irracionales debe “hacer un
esfuerzo por reeducar su mente y procurar ser lo más objetivo posible”,
desligándose del miedo. Por ejemplo, el psicólogo asegura que considerar la salud
como algo indispensable para el bienestar emocional es uno de los dogmas “más
ilógicos”, pues, en definitiva, “tenemos la certeza de que la vamos a perder, ¿cómo
podemos apegarnos tanto a ella?”.
“Como sociedad, debemos combatir cualquier tipo de pensamiento supersticioso,
porque además son muy invasivos, sobre todo en el terreno emocional”. En su
opinión, cuanto más opulenta es la sociedad, más deseos tiene, y acaba por
convertirlos en necesidades. Efectivamente, al igual que ahora es imprescindible
tener coche y el último modelo de teléfono móvil, nos hemos creado la necesidad
(irracional) de tener pareja sí o sí, o de sentirnos respetados por los demás. “Cada
nueva necesidad es una nueva carga para el individuo”, recuerda el
psicólogo.
Pero si uno consigue liberarse y dejar de necesitar tantas cosas para ser feliz, le
será mucho más sencillo llegar a ese estado. “Si te quitas tantas autoexigencias
vas a vivir mucho más relajado, ¡verás qué descanso! Y además, podrás
disfrutar mucho más de lo que ya posees”, asegura Santandreu.

«LA TELEVISIÓN ACTUAL ES PEOR QUE LA DE ANTES»

Parece que el término terribilitis tiene su propio copyright. Y es suyo, ya


que fue usted mismo el que lo acuñó.

Sí (risas), y lo defino como la tendencia a decirse que cualquier adversidad es


terrible, y lo que considero verdaderamente terrible es no poder dormir, comer o
beber. Es el mal del siglo XXI, la madre de la depresión, la ansiedad... Supone la
causa principal de la debilidad emocional.

Parece que hay hasta una doble terribilización... O terribilitis, según se


mire.

Así es. Esto sucede cuando una persona se pone ansiosa o se deprime por algo
que, en realidad, no es tan importante. Y luego le sienta fatal haberse deprimido.

En alguna entrevista en televisión le he llegado a ver, literalmente, con la


soga al cuello.

Es que era una forma de ilustrar lo que le pasa a la gente muchas veces.

Su estilo a la hora de exponer temas tan serios como las relaciones de


pareja, la depresión... le descoloca a uno. ¿Cómo prepara sus
intervenciones?

Como recibo muchas cartas, mails, etcétera, con consultas de personas de todo el
mundo, escojo los temas que me parecen más candentes o que afectan a un mayor
número de personas. Y, la verdad, es que dedico bastante tiempo a preparar mi
sección en A punto con la 2. Pero también tengo que decir que me gusta
muchísimo.

Seguro que le resultará muy difícil quedarse con alguna anécdota de este
espacio, que se ha consolidado en la parrilla con un público muy fiel.

Yo practico la psicología cognitiva o racional, así que siempre digo, sin tapujos, lo
que creo más lógico, aunque la gente pueda estar muy en desacuerdo. He hecho
apuntes críticos sobre la Iglesia Católica, sobre el Papa y mucha más gente
relevante. Pero la vez que levanté más ampollas fue cuando dije que Rafa Nadal es
un poco autista, como todos los grandes deportistas, porque para dedicarse de
forma tan obsesiva a una sola cosa, cada día, que, en realidad, es muy básica,
como darle a una pelota, tienes que serlo (risas). El hecho de que Rafa Nadal sea
un icono más intocable que el Papa es muy curioso.

¿Cómo ve usted la televisión actual? Sea sincero, políticamente incorrecto


por favor (aunque eso es fácil tratándose de Rafael Santandreu).

La tele actual es peor que la de antes. Y todo empezó con Tele 5, cuando trajo de
Italia la telebasura. Yo nunca iría a esa cadena. Yo creo que se es más feliz
intentando hacer cosas hermosas en la vida. Les suelo decir a los arquitectos, por
ejemplo, que construyan edificios bien hermosos, que funcionen de forma
maravillosa porque la vida es para disfrutarla. Y no para ir acumulando dinero
tontamente.

¿La telebasura ayuda a desconectar realmente? igual no es tan mala desde


un punto de vista psicológico. Mucha gente me confiesa que después de un
día duro de trabajo, con problemas...

Entretiene, sin duda, pero también embrutece la mente. No te darás cuenta, pero
los programas de Sardá o Jorge Javier Vázquez te van introduciendo creencias
irracionales como que el éxito, la belleza, el orgullo o saber pelear son las grandes
fuentes de felicidad. El ser humano es capaz de lo peor y lo mejor. Si despertamos
lo bueno, aparece un hombre magnífico. Si potenciamos al egoísta cruel que
también forma parte de nuestra naturaleza, acabamos todos mal.

¿Cuáles son sus programas y sus series favoritas?

Yo veo late shows norteamericanos e italianos: Jimmy Fallon, David Letterman,


Carlo Conti... Pero nada más porque no tengo tiempo de ver más tele. Viéndolos
mantengo frescos esos idiomas.

¿Qué personaje de la ficcion (de la televisión) le hubiera gustado haber


sido?

Cuando era jovencito, me gustaba mucho Doctor en Alaska, y no me importaría ser


el doctor. Fleshman, la verdad. Y, cómo no, Magnum, haciendo de investigador
privado en Hawai.

¿Cree que hay mucho farsante dentro de su profesión en la pequeña


pantalla?

Más que farsantes hay personas poco preparadas o poco científicas. En medicina
también sucede. Yo le recomiendo a todo el mundo que solo sigan a personas
debidamente tituladas y que se adhieren al método científico, que es el único que
realmente se basa en la evidencia.

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