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Clínica y Salud

ISSN: 1130-5274
clin-salud@cop.es
Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid
España

Rodríguez Sutil, Carlos


Evaluación de la personalidad y sus trastornos a través de los métodos proyectivos o pruebas
basadas en la actuación (Performance-based)
Clínica y Salud, vol. 18, núm. 3, 2007, pp. 325-346
Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid
Madrid, España

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=180613877005

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Clínica y Salud, 2007, vol. 18 n.° 3 - Págs. 325-346. ISSN: 1135-0806

ARTÍCULOS

Evaluación de la personalidad y sus


trastornos a través de los métodos
proyectivos o pruebas basadas en la
actuación (Performance-based)
Personality and personality disorders
assessment by means of (Performace-
based) projective thecniques
CARLOS RODRÍGUEZ SUTIL1

RESUMEN

Presentamos aquí una revisión de las técnicas proyectivas (pruebas basadas


en la actuación), sobre todo del Rorschach en su estado actual y en su aplica-
ción a la evaluación de la personalidad. Empezamos definiendo los instrumen-
tos diagnósticos desde una perspectiva actual. Clarificamos el concepto de
“trastornos de la personalidad” y la situación actual del Rorschach en cuanto a
su validez y fiabilidad. Finalmente ofrecemos una aproximación al proceso de
diagnóstico de los trastornos de la personalidad utilizando dichas pruebas,
incidiendo en especial en algunos de los trastornos generalmente tenidos por
más graves: personalidad esquizotípica, narcisista, antisocial y límite.

1 Doctor en Psicología, especialista en Psicología Clínica. Miembro afiliado a la American Society

for Personality Assessment. Ágora Relacional, S. L., Alberto Aguilera, 10 - Escalera Izqda.- 1º, 28015-
MADRID (ESPAÑA). rodriguezsc@munimadrid.es

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Evaluación de la personalidad y sus trastornos a través de los métodos proyectivos o pruebas basadas en la actuación...

ABSTRACT

This paper reviews performance-based projective techniques, particularly


Rorschach in terms of their use as assessment tools. An updated definition of
the assessment methods and a clarification of the concept of personality disor-
ders are outlined, along with a number of issues concerning Rorschach’s valid-
ity and reliability. Finally, an approach to the process of personality disorders
assessment is suggested with a focus on especially serious disorders –i.e.,
schizotypal, narcissistic, antisocial and borderline personality disorders.

PALABRAS CLAVE

Trastornos de la personalidad, Rorschach, TAT, Evaluación psicológica,

KEY WORDS

Personality disorders, Rorschach, TAT, Psychological assessment.

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Carlos Rodríguez

CUESTIONES SOBRE LA das en medios académicos, en par-


DEFINICIÓN DE LOS te por su conexión con el psi-
INSTRUMENTOS DIAGNÓSTICOS coanálisis y otras teorías de la per-
sonalidad consideradas “poco cien-
Los términos “objetivo” y “pro- tíficas”. Ahora bien, Herman Rors-
yectivo”, aplicados habitualmente a chach clasificó las respuestas evo-
pruebas psicológicas como los cadas por sus láminas en cuatro
cuestionarios (MMPI, MCMI, 16PF) categorías: localización, determi-
y las técnicas proyectivas (Rors- nantes, contenidos y frecuencia.
chach, TAT, gráficos), respectiva- Esto poco tiene que ver con el psi-
mente, no sólo son inexactos desde coanálisis, aunque Rorschach fuera
un punto de vista científico, sino miembro de la Sociedad Psicoanalí-
también problemáticos desde un tica Suiza. Los desarrollos más
punto de vista profesional. Como recientes e importantes de la prue-
Gregory J. Meyer y John E. Kurtz ba (p.ej. Weiner, 1972, 1977, 1986;
(2006) han subrayado, los tests Exner, 1974, 1978, 2003; Exner y
“objetivos” difícilmente pueden ser Weiner, 1982; Viglione y Exner,
considerados medidas objetivas de 1983), sin embargo, la categorizan
los constructos psicológicos que como una tarea perceptual-cogniti-
supuestamente evalúan, pues sus va de resolución de problemas, que
puntuaciones se ven afectadas por activa el estilo consistente de cada
una gran cantidad de amenazas a individuo en su conducta de enfren-
su validez externa, como son los tamiento con la realidad, repre-
sesgos de respuesta, efectos del sentativo de su comportamiento en
contexto de prueba y errores del otras situaciones.
puntuador. El término “objetivo”
evoca una serie de connotaciones Meyer y Kurtz (2006) proponen el
positivas, que parecen implicar la nombre de “inventarios de auto-
objetividad en la predicción, cuando informe” o de “cuestionarios pun-
en realidad sólo quiere decir que la tuados por el paciente” para los
puntuación se halla de forma mecá- antes llamados “tests objetivos”.
nica (o “actuarial”). Por otra parte, Sin embargo, no les resulta tan fácil
parece muy dudoso que la proyec- encontrar un término que sustituya
ción sea el mecanismo que funcione al de “proyectivo”. Se ha propuesto
de manera esencial en la realización “pruebas basadas en la actuación”
de los tests llamados “proyectivos”, (performance based tasks) –que es
salvo en algunas respuestas aisla- la que me parece que está teniendo
das (Bornstein, 2007). Además, el más éxito–, también “medidas de
término “proyectivo” ha adquirido respuesta libre”, “métodos cons-
una serie de connotaciones negati- tructivos”, “métodos implícitos” o,
vas por su asociación con las teorí- incluso, “tests atributivos”, pero
as psicoanalíticas. Por otra parte, estos autores no se definen por nin-
parece difícil mantener una postura guna de las posibilidades enuncia-
neutra ante las técnicas proyectivas, das. Poco después Robert Borns-
durante muchos años desacredita- tein (2007) propone un “marco de

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referencia basado en los procesos” a eso debemos objetar que todos


para clasificar los tests. Y comenta tenemos una personalidad, más o
que los tests antes llamados “objeti- menos normal o patológica, y sólo
vos” mejor sería denominarlos una, aunque no encaje de manera
“tests de autoatribución” (self-attri- estricta en ninguno de los prototi-
bution tests), y a los proyectivos, pos establecidos, e incluso si esa
“tests de atribución de estímulos” personalidad es la llamada “perso-
(stimulus-attribution tests). No se nalidad múltiple”2.
excluye la proyección, pues toda
proyección es atribución. Las carac- Los trastornos de la personali-
terísticas centrales de estas prue- dad, por otro nombre “psicopatías”,
bas (en las que estarían el Rors- han sido tradicionalmente el cajón
chach y los temáticos) es que la desastre de la psicopatología. Fren-
persona atribuye significado a unos te a los síntomas neuróticos, como
estímulos ambiguos, atribuciones la conversión histérica, el ritual ob-
determinadas en parte por las sesivo o el temor fóbico, y a los sín-
características propias de los estí- tomas psicóticos, como las altera-
mulos, y en parte por las caracterís- ciones del discurso y el marasmo
ticas propias de la persona, como comportamental, encontramos suje-
son su estilo cognitivo, motivos, tos cuyo trastorno no se deja asimi-
emociones y estados internos. lar con facilidad al esquema de sín-
tomas y síndromes. Nos encontra-
mos aquí, más bien, con problemas
LA PERSONALIDAD Y SUS referentes a la forma de vida del
TRASTORNOS sujeto. Como ya afirmé hace unos
años en estas mismas páginas (Cf.
El trastorno de carácter o de per- Rodríguez Sutil, 1995), la personali-
sonalidad, es ubicado de costumbre dad es lo que queda cuando elimi-
entre las neurosis y las psicosis, cir- namos los síntomas. Ahora comple-
cunstancia que comparte con las taría esta idea añadiendo que tam-
perversiones y con las llamadas, en bién la personalidad se muestra en
sentido lato, “estructuras límite”. Sin la forma de articular los síntomas,
embargo, no hay que incurrir en el cuando éstos se producen.
error de creer que “la personalidad”
sea un diagnóstico más, como Un rasgo de carácter no es algo
sugiere el sistema del DSM, que directamente observable, sino inferi-
puede atribuirse o no y que, incluso, do, con la subjetividad propia que
puede abarcar más de una de las conlleva esa acción. De hecho, lo
categorías establecidas, siempre único que observamos en el indivi-
que se cumplan los criterios. Frente duo son pautas de conducta repeti-

2 Tradicionalmente la personalidad múltiple ha sido considerada una forma de la histeria (la “histe-

ria de disociación”), con lo que la estructura subyacente a las dos o más personalidades siempre será
histérica. En cualquier caso, este tipo de trastorno, quizá tan frecuente hoy en día en Norteamérica, es
infrecuentísimo según nuestra experiencia.

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Carlos Rodríguez

tivas, estilos, modos de respuesta de conceptos o categorías que son


habituales. El carácter o la persona- primariamente descriptivas; Kern-
lidad no es una entidad platónica berg (1984, 1994, 1996), no obstan-
aislada, sino que emana de una cor- te, se coloca en una posición inter-
poralidad (y de una identidad de media entre la puramente fenomeno-
género) determinada, y de unas lógica y la psicoanalítica más clásica.
conductas en un contexto humano. Para él lo límite es un nivel de funcio-
El origen de todos nuestros proce- namiento psíquico, que se caracteri-
sos psicológicos, es decir, relacio- za por la debilidad del yo, la apari-
nales, está inseparablemente unido ción de un pensamiento propio del
a la vivencia de nuestro propio cuer- proceso primario, la difusión de la
po. En otras palabras, la mente es identidad y unas formas defensivas
corporal. Sin embargo, en nuestra específicas. Esta organización men-
práctica cotidiana tendemos a la tal puede aparecer en una amplia
compartimentación de esa realidad. variedad de trastornos de la perso-
Afirmamos primero que una persona nalidad y otros diagnósticos.
“posee” temperamento y que “po-
see” personalidad y pretendemos, Kernberg realiza una sugerente
después, ver cómo se relacionan clasificación de los modos en que
ambas “partes”, o posesiones, se estructura la personalidad que
cuando en verdad lo que estamos consta de tres niveles. Diferencia
haciendo es mirar desde dos pers- organizaciones neuróticas de orga-
pectivas, dos métodos de estudio nizaciones límite, dividiendo las
diferentes (biológico y psicológico) segundas, a su vez, en más severas
para explicar el “mismo” sustrato, y menos severas, o de nivel bajo y
esto es, el comportamiento. nivel alto. La organización límite de
la personalidad se caracteriza,
En la literatura clínica norteameri- como en la psicosis, por la difusión
cana se considera que la patología de la identidad y la misma predomi-
límite es un síndrome clínico bien nancia de operaciones defensivas
diferenciado – la personalidad límite primitivas centradas en la escisión
- que se caracteriza por la impulsivi- (splitting, Spaltung), pero se distin-
dad, relaciones intensas pero inesta- gue por la presencia de buena prue-
bles, enfado intenso e inadecuado, ba de realidad, que refleja la diferen-
trastorno de la identidad, inestabili- ciación entre el yo y las representa-
dad afectiva, esfuerzos frenéticos ciones de objeto, característica de
para evitar el abandono, amenazas la fase separación-individuación. La
de suicidio, automutilaciones y senti- escisión se muestra a menudo por
mientos crónicos de vacío o aburri- la forma en que el sujeto emite jui-
miento (APA, 1994; Widiger y Trull cios extremos, en blanco y negro,
,1991; Trull et al., 2003), más adelan- bueno y malo, sobre la realidad.
te volveremos a esta definición.
Desde el psicoanálisis siempre ha Merece la pena considerar la
habido una importante oposición a reciente propuesta de Luigi Cancrini
trazar distinciones precisas partiendo (2006) de sustituir el término “estruc-

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tura” por el de “funcionamiento”. Las anunció la muerte de la principal y


personas no se diferencian, básica- más conocida de entre las técnicas
mente, en la posibilidad de catalogar- proyectivas, el test de Rorschach,
las como “neuróticas”, “borderline” o por su escaso valor científico (Ey-
“psicóticas”, sino en el diferente senck, 1959; Jensen, 1965; Knut-
umbral de activación en cada una de son, 1972), predicción repetida en
ellas de los correspondientes patro- publicaciones más recientes (Lan-
nes de comportamiento. En situacio- yon y Goodstein, 1982; Hunsley y
nes de estrés surge el modo de fun- Bailey, 1999). Ante esto, los defen-
cionamiento borderline, como en la sores del Rorschach han opuesto
adolescencia, nacimiento de un hijo, una inmensa cantidad de investiga-
duelos, pérdidas. Lo que define la ciones validatorias y argumentan,
estructura límite de la personalidad, o con mayor o menor firmeza, que los
el trastorno de personalidad del DSM, juicios condenatorios vienen dicta-
es la especial facilidad con la que una dos por un uso en exceso selectivo
determinada persona retrocede a de la literatura y una interpretación
niveles de funcionamiento límite. errónea de los resultados (Cf. Viglio-
ne y Hinselroth, 2001; Matlar, 2004).
Sin embargo, esto sólo puede ser
válido para reacciones alteradas, Ni el Rorschach ni el TAT, ni el
momentos del funcionamiento límite resto de las pruebas asociadas, son
acotados en el tiempo. La personali- tests en un sentido estricto. No fue-
dad se puede entender como el ron creadas teniendo en cuenta cri-
estilo de funcionamiento del sujeto terios psicométricos de validez y fia-
en su contexto interpersonal y, por bilidad. Dicho sea de paso, tampo-
tanto, como un conjunto de patro- co se pensó en su adaptación a los
nes relacionales semipermanentes. criterios diagnósticos del DSM, ela-
El funcionamiento límite puede ser borados mucho después, ya sea en
uno de esos estilos. Alguna prueba sus síndromes (Eje I) o en los tras-
proyectiva, en concreto el Rors- tornos de la personalidad (Eje II).
chach, tiene sensibilidad a la hora Para el caso concreto del Rors-
de diferenciar aquellos modos de chach, algunos autores han plantea-
respuesta más estables a lo largo do la necesidad de descubrir méto-
del tiempo, y por tanto, más defini- dos especiales con que demostrar
torios del estilo básico (p.ej., EB, D su utilidad científica (Ainsworth,
ajustado, índice de egocentrismo), 1954; Goldfried et al., 1971; Meyer,
frente a los que dependen más de 1996) pues, parafraseando a Exner
variables situacionales (m, Y). (1974, 1993, 2003), su naturaleza se
encuentra a caballo entre lo idiográ-
fico y lo nomotético. El Rorschach
SITUACIÓN ACTUAL DEL permite recoger las interpretaciones
RORSCHACH Y DE LAS y verbalizaciones personales de
TÉCNICAS PROYECTIVAS cada sujeto; estos son aspectos
idiográficos que pueden recibir una
Hace ya bastante tiempo que se interpretación semántica (Schwartz

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y Lazar, 1979; Z. Piotrowski, 1982) resuelve la duda de si la prueba es


de cada palabra, de cada frase y del aplicada de manera fiable en su uso
protocolo en su conjunto. Acerca de rutinario y cotidiano (Cf. Hunsley y
esto conviene recordar la afirmación Bailey, 1999).
de Cronbach (1970) de que la exac-
titud de los tests viene determinada, Podría entenderse, por tanto, que
en parte, por la amplitud de su foco el Rorschach posee una fiabilidad
de atención -lo que él llama “ampli- aceptable, que un estudio bibliomé-
tud de banda”-. Las pruebas que se trico (Parker, Hunsley y Hanson,
centran en un rasgo o aptitud arro- 1988) compara con la del MMPI y
jan mejores resultados que aquellos del WAIS. Incluso aquellos factores
que miden de forma más global, que se muestran poco consistentes
como el Rorschach o la entrevista, pueden considerarse indicativos de
pero que permiten observar una ciertas condiciones situacionales. El
mayor cantidad de fenómenos en Rorschach y las técnicas proyecti-
poco tiempo y la obtención de infe- vas presentan importantes dificulta-
rencias que habrán de validarse des a la hora de establecer su vali-
dentro del proceso psicodiagnós- dez predictiva y concurrente. Dichas
tico. dificultades surgen de los propios
problemas en la definición del crite-
Exner (1978, 1980, 2003; Exner y rio (Goldfried et al., 1971; Blatt,
Weiner, 1982, 1995) ha trabajado de 1975; Weiner, 1972, 1977; Meyer,
forma sistemática con el método de 1996). Cuando se pide que el clínico
test-retest, consiguiendo corre- dictamine cuestiones como: la posi-
laciones elevadas en adultos, con bilidad de que una persona en liber-
intervalos de más de un año; con tad condicional reincida, la conduc-
niños estos períodos se reducen. ta suicida, el éxito académico o en
Un bajo índice de fiabilidad en algu- la psicoterapia, etc., no se advierte
na de las categorías es interpretado que estas conductas dependen en
como indicador de que dicha cate- gran medida del contexto social en
goría es sensible al influjo situacio- el que se desarrollen. Los tests per-
nal (p.ej. las respuestas de movi- miten diagnosticar ciertas caracte-
miento inanimado, m, y el sumatorio rísticas personales, pero la conduc-
de los determinantes de sombrea- ta es una función del entorno tanto
do, Sh), y se aportan evidencias como de la persona. Blatt (1975)
empíricas para apoyar esta inferen- propone la postdicción, que requie-
cia. La actitud de Exner es coheren- re estudios longitudinales y es cos-
te con la distinción psicométrica tosa, pero que es la única solución
actual entre rasgos y estados. En ética, por ejemplo, en el diagnóstico
cuanto a la fiabilidad inter-jueces de de la tendencia al suicidio.
las puntuaciones, la conclusión que
alcanza Exner en repetidas ocasio- La validez concurrente con otros
nes, es que el Rorschach es fiable instrumentos suele arrojar resulta-
cuando es aplicado por evaluadores dos ambiguos. Véanse por ejemplo
entrenados en el SC, pero no se los intentos por relacionar el EB,

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Evaluación de la personalidad y sus trastornos a través de los métodos proyectivos o pruebas basadas en la actuación...

Tipo Vivencial o Erlebnistypus (M / S me sorprende que no se hayan pro-


C), con el TAT (Palmer y Lustgarten, digado más.
1962) o con el MMPI (Kunce y Tam-
kin, 1981). Esto se explica por el Kevin Parker (1983), después de
hecho de que, casi siempre, los revisar los 39 trabajos de investiga-
constructos empleados por pruebas ción sobre el Rorschach, publicados
diferentes no coinciden más que en entre 1971 y 1980 en el Journal of
el nombre y en una proporción casi Personality Assessment, muestra
imperceptible de la varianza. Con que se pueden esperar fiabilidades
frecuencia se ha juzgado que la de hasta .81 y superiores, y coefi-
“validación de constructo” (Cron- cientes de validez superiores o igua-
bach y Meehl, 1955) es el método les a .45, cuando las hipótesis están
de elección para las técnicas pro- apoyadas por la teoría o por estu-
yectivas (Dana, 1962; Goldfried et dios empíricos anteriores y cuando
al., 1971; Blatt. 1975; Weiner, 1977, se utilizan pruebas estadísticas
1986; Widiger y Schilling, 1980; poderosas: los mejores resultados
Ávila, 1986; Meyer, 1996). Veamos se obtuvieron con estadísticos que
algunos ejemplos. describían la relación entre dos
variables continuas u ordenadas por
El Erlebnistypus ha sido puesto rangos y cuando en la introducción
en relación varias veces con varia- se consideraba que la hipótesis era
bles cognitivas. M. Rosenthal (1962) altamente probable. Resultados
encontró claras diferencias en la similares encontramos en los traba-
estrategia de resolución del Katona jos posteriores de Atkinson (1986) y
Match Stick Problem entre sujetos Parker, Hunsley y Hanson (1988), en
extratensivos (predominio de C) y los que además se indagó el com-
sujetos intratensivos (predominio de portamiento del MMPI y del WAIS,
M). Ambos grupos, integrados por mostrando aspectos comunes con
diez sujetos, eran igualmente efica- el Rorschach. Sin embargo, Hunsley
ces en la resolución del problema. y Biley (1999) cuestionan años des-
Pero mientras los intratensivos pen- pués la metodología de estos estu-
saban más, tenían tiempos largos dios metaanalíticos (para una con-
de reacción y efectuaban menos tracrítica véase Mattlar, 2004).
movimientos para alcanzar la solu-
ción, los extratensivos manipulaban Es indudable que la utilización de
con mayor frecuencia. Exner (1978) los tests psicológicos, en general,
obtiene resultados muy similares ha perdido importancia, junto con el
con 45 sujetos igualados en inteli- rol de psicodiagnosticador, en la
gencia -15 extratensivos, 15 intra- psicología clínica, como ya se advir-
tensivos y 15 ambitendentes- en tió hace más de veinte años (Cf.
una tarea de resolución de proble- Korchin y Schuldberg, 1981), aun-
mas lógicos. Los ambitendentes que experimentó cierto resurgimien-
son, sin embargo, significativamente to a mediados de los 80 (Lubin et
menos eficaces. Este tipo de estu- al., 1984; Millon, 1984)). El Rors-
dios me parece muy sugerente, y chach, el TAT y otras “pruebas ba-

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Carlos Rodríguez

sadas en la actuación”, requieren un ca y la técnica derivada son com-


entrenamiento especial y prolonga- probables, han sido sometidas a la
do para poder ser utilizadas por el revisión de pares y a su publicación,
profesional, y consumen mucho si se ha establecido una tasa de
tiempo. Hace veinte años, no obs- error y si son generalmente acepta-
tante, el Rorschach y el TAT ocupa- das en el campo científico relevante.
ban un lugar destacado en la forma- No obstante, los instrumentos tradi-
ción de los psicólogos clínicos en cionales en la evaluación clínica,
Norteamérica (Pruitt et al., 1985; como el MMPI-2 y el Rorschach,
Ritzler y Alter, 1986), así como en la siguen desempeñando un papel
práctica (Lubin et al., 1984; Pio- central en la evaluación forense, el
trowski et al., 1985; Piotrowski y 86 % y el 36 % respectivamente,
Keller, 1992) y, como veremos, en la según una encuesta reciente entre
investigación. Creo no equivocarme miembros de la División 41 de la
si atribuyo gran parte del manteni- APA (Archer et al., 2006; Cf. también
miento de las técnicas proyectivas a Ackerman y Ackerman, 1997, para
su creciente importancia en la prác- los procesos de guarda y custodia).
tica forense. En otro orden de En cualquier caso, no se puede
cosas, también han recibido impul- negar la gran utilización del Rors-
so gracias a la obra monumental de chach con fines psicodiagnósticos.
J. E. Exner (1974, 1978, 1986, 2003; Por ejemplo, es una de las pruebas
Exner y Weiner, 1982, 1995) con el de personalidad incluidas en el pro-
test de Rorschach, pero tampoco grama forense de libertad condicio-
debemos olvidar los trabajos de nal del Estado de California (CON-
Bellak (1993) con el TAT o los de REP) (Cf. Nieberding, Moore y
Koppitz (1968, 1984) y Buck (1992) Dematatis, 2002), junto con el
con el dibujo de la figura humana – MMPI-2. Si la utilidad de una prue-
sin embargo Lally (2001) parece ba se determinara sólo por la fre-
bastante tajante y documentado al cuencia en que es utilizada, está
afirmar que el dibujo de la figura claro que el Rorschach sigue consi-
humana no se ajusta a las normas derándose útil (Hunsley y Bailey,
de admisión como prueba ante los 1999).
tribunales -.
Parecía que la disputa sobre el
En el año 1993 se debatió el caso valor científico del Rorschach se
Daubert contra Merrell Dow Phar- zanjaba con el artículo publicado en
maceuticals, que amplió considera- el volumen 47 de la Annual Review
blemente las normas federales para of Psychology, por Butcher y Rouse
la admisibilidad del peritaje científi- (1996). Butcher y Rouse eran de la
co (Cf. Archer et al., 2006). Las nor- opinión de que esta prueba se
mas – llamadas desde entonces adaptaba a los criterios científicos
Normas Daubert - van dirigidas a gracias, sobre todo, al enorme
asegurar que el testimonio experto esfuerzo realizado por Exner y su
está relacionado con ciertos crite- grupo en la elaboración y contrasta-
rios, que incluyen si la teoría científi- ción del Sistema Comprehensivo

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Evaluación de la personalidad y sus trastornos a través de los métodos proyectivos o pruebas basadas en la actuación...

(SC), utilizando metodología experi- tos, mientras que el Índice de


mental y correlacional, y superando Depresión no ha cubierto estos cri-
la mera inspiración clínica y los terios. También, añade este autor en
defectos metodológicos de las su manual, se ha encontrado que
investigaciones anteriores. Igual- las personas que padecen trastor-
mente señalan que el Rorschach y, nos de tipo límite es más probable
en menor medida, el TAT, siguen que muestren patología en una
conservando un lugar destacado prueba no estructurada, como es el
para la evaluación de la personali- Rorschach, que en las pruebas
dad, tanto en la práctica, la ense- estructuradas de autoinforme, y que
ñanza y la investigación, aunque a el Rorschach es sensible a la exis-
una distancia considerable del tencia de procesos esquizofrénicos
MMPI. Sin embargo, durante esos subyacentes antes de que estos
años y posteriores se estaba produ- encuentren una expresión clínica
ciendo un intenso debate entre abierta.
defensores y adversarios del SC,
que se resumió en el volumen 53 de Las investigaciones empíricas tie-
la misma revista. Word y colabora- nen el problema de que habitual-
dores (2002) presentan un dictamen mente modifican las situaciones
poco favorable al SC y, por exten- naturales, simplificándolas, para
sión, al Rorschach, tras el examen poder someterlas a control. El psi-
de la abundante literatura publica- cólogo en el ámbito forense, por
da. Parece razonable concluir que la ejemplo, no se limita a la utilización
utilización del Rorschach en la de una única técnica, por muy
actualidad es menor que en el pasa- potente que sea, a la hora de gene-
do pero, por otra parte, también es rar y comprobar hipótesis. Segui-
menor la importancia del rol de mos el consejo dado por Weiner (Cf.
psicodiagnosticador y, en general, la Rodríguez Sutil y Ortiz Quintana,
utilización de tests en psicología clí- 1993) para el psicodiagnóstico clíni-
nica - aunque recientemente han co, de contrastar los resultados utili-
recibido cierta revalorización - en zando de forma simultánea técnicas
cambio sigue siendo muy utilizado, proyectivas y objetivas, según la
junto con otras pruebas, en el ámbi- estrategia de la evaluación multimé-
to forense. todo (Cf. Meyer et al., 2001). En mi
experiencia profesional este papel lo
No se puede reducir la cuestión han desempeñado principalmente el
de si el Rorschach es válido a una MMPI-2 (Hathaway y McKinley,
sola respuesta, sí o no (Hunsley y 2001) y el MCMI-II de Millon (Choca
Bailey, 1999). Tras llevar a cabo una y Van Denburg, 1998), además de
revisión de la literatura sobre varias las escalas de Wechsler. Normal-
escalas integradas en el SC, Groth- mente, en el proceso del diagnósti-
Marnat (2003) llega a afirmar que el co clínico debemos alcanzar una
Índice de Esquizofrenia ha mostrado descripción coherente de la perso-
validez adecuada, y predice consis- nalidad y del comportamiento del
tentemente conductas de los suje- individuo, que posea validez interna,

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o conceptual (Cf. Maloney y Ward, visto que el EB es un buen ejemplo


1976). Para ello utilizamos una gran del estilo personal. Enfrentados a
diversidad de fuentes, no sólo los una situación compleja, los extra-
tests. Es importante, desde luego, tensivos tienden a actuar con el
examinar durante las entrevistas la mundo circundante, más de ensayo
coherencia del discurso y, lo que es y error, mientras que los intratensi-
esencial, la concordancia entre los vos dependen más de los recursos
dos niveles de la comunicación: ver- internos, buscando más el insight
bal y no verbal. Desde luego, es difí- de la situación. Siguiendo el ejem-
cil someter a validación empírica un plo de Philip Erdberg (2004), pode-
proceso en principio tan complejo. mos recurrir al estudio de Exner
Sin embargo, como recuerdan (1986) en el que comparaba los
Hunsley y Bailey (1999), esta tarea resultados de sujetos con trastorno
está cargada de riesgos y proble- límite de la personalidad con aque-
mas, en relación con el juicio clínico, llos que padecen un trastorno
según han demostrado décadas de esquizotípico. Se encontró que sólo
investigación. Pienso, no obstante, un pequeño porcentaje de esquizo-
que aquí rebasamos el límite de lo típicos (2.6 %) eran extratensivos,
puramente científico o empírico y mientras que en los límite era casi
entramos en el área del ejercicio de la mitad (48.8). Por otra parte, la
profesional que, como ya señalé en puntuación D cuando se sitúa en los
algún otro lugar (Rodríguez Sutil, valores negativos de la escala es un
1998), nunca será reducible a la indicador de la tensión que está
contrastación empírica sino que experimentando la persona. Exner
debe entenderse cómo el ámbito de (1986) encontró que muchos de los
la aplicación profesional, fruto de la pacientes límite obtenían una pun-
experiencia acumulada, un arte más tuación negativa (57.1 %), siendo
bien, como ocurre en el campo de comparativamente menos los suje-
la medicina, no mucho más exacto tos esquizotípicos con dicha pun-
en sus métodos diagnósticos que el tuación (13.2 %), también es fre-
nuestro. cuente encontrar un D ajustado
negativo en sujetos con personali-
dad depresiva (Huprich, 2006) –
INDICADORES PROCEDENTES junto con contenidos MOR, EB
DEL RORSCHACH Y DEL TAT coartado, respuestas de sombreado
ÚTILES PARA EL DIAGNÓSTICO (V), perspectiva (D), y color acromá-
DE LOS TRASTORNOS DE LA tico (C’), entre otros indicadores –
PERSONALIDAD así como en evitativos (Ganellen,
2006).
El Rorschach es una situación de
resolución de problemas percepti- Como ya he advertido en otros
vos que proporciona una muestra lugares (Rodríguez Sutil, 1995,
de cómo puede ser la forma en que 2002), considero que no existe una
el sujeto se enfrenta a las tareas en frontera mínima entre el prototipo
el mundo real (Exner, 2003). Hemos esquizoide y el esquizotípico, sufi-

Clínica y Salud, 2007, vol. 18 n.º 3 335


Evaluación de la personalidad y sus trastornos a través de los métodos proyectivos o pruebas basadas en la actuación...

ciente para considerarlos entidades en los esquizotípicos (X+ % = 69 de


separadas. Tal vez la clave esté en promedio en estos últimos frente a
uno de los nombres que anterior- 54 % en los primeros) (Exner, 1986).
mente se daban a este trastorno, Asimismo aparecerán fenómenos
como “esquizofrenia ambulatoria” especiales en ambos grupos, pero
(Cf. Foley, 2006), con lo que segura- de nivel más grave en los esquizo-
mente nos enfrentaríamos con una frénicos (nivel 2). Los esquizotípicos
esquizofrenia de menor nivel, como igualmente dan más fenómenos
puede haber una depresión mayor especiales (5.6 de promedio) que en
no incapacitante pero que no se la muestra de no pacientes (1.6) y el
resuma en una mera distimia. La grupo de pacientes límite (3.4) y
“esquizotipia”, que es la combina- menos que los esquizofrénicos (7.3).
ción de elementos extraños con un Como hemos comentado esquizoi-
pensamiento más bien mágico, más des y esquizotípicos tienden a ser
parece un rasgo que un tipo de per- introversivos. Muestran menor nivel
sonalidad, que puede estar asocia- de tensión que, por ejemplo los
do con la personalidad esquizoide pacientes límite (Exner, 1986; Erd-
así como con otros tipos de perso- berg, 2003). Predominan los movi-
nalidad (Shedler y Westen, 2004). A mientos humanos pasivos (Mp) fren-
mi modo de ver, la personalidad te a los activos (Ma), lo que se inter-
básica es la esquizoide (tranquilo, preta como un encerramiento más o
secundario, marginal, moderada- menos importante en un mundo
mente raro pero sin estridencias), interno de fantasías, en oposición a
mientras que la esquizotípica es la la interacción real con las personas
esquizoide con el añadido del pen- (Exner, 1986; Carr, Schwartz y Fis-
samiento extraño. Sin embargo, son hler, 1989).
pocas las investigaciones que se
han realizado de la personalidad Conviene detenerse un poco
esquizoide con el Rorschach (Klei- más en las respuestas humanas y
ger y Huprich, 2006) y, en cambio, sí de movimiento humano, por cuanto
parecen más abundantes con la pueden orientarnos sobre la viven-
esquizotípica (Foley, 2006) por lo cia interna de estos y otros sujetos
que me parece indicado sintetizar y sobre sus autorepresentaciones
ambos capítulos en esta presenta- distorsionadas. En comparación
ción. También me parece un tanto con la población general, los esqui-
escasa la descripción que del esqui- zoides dan menos respuestas
zoide aporta Bellak (1993) con el humanas puras y más de detalle y
TAT. parahumanas, es decir, de perso-
najes de ficción o imaginarios (Erd-
La presencia de procesos altera- berg, 2003), aumentan las respues-
dos de pensamiento son aprecia- tas de movimiento humano con
bles observando la calidad formal calidad formal negativa (M-) (Exner,
del Rorschach (X+ %, X- %), aun- 2003). Uno de los mecanismos pri-
que en mayor grado en los pacien- mitivos es la escisión y esta ten-
tes que padecen esquizofrenia que dencia a ver detalles humanos más

336 Clínica y Salud, 2007, vol. 18 n.º 3


Carlos Rodríguez

que figuras completas puede ser claro está, de realizar un examen


un producto de ella – evítese el minucioso de todas las proporcio-
razonamiento inverso -, también la nes, porcentajes y derivaciones
alternancia de atribuciones “total- que incluye el protocolo estándar
mente positivo” y “totalmente del SC, y las verbalizaciones con-
negativo”. cretas que el sujeto emitió en cada
lámina.
Según Bellak (1993), es de espe-
rar que el esquizoide ofrezca en el El índice de egocentrismo (3r + (2)
TAT historias escasas, constreñidas / R), recién citado, es uno de los
y planas, con una descripción muy indicadores más potentes en el
pobre de los personajes. El esquizo- Rorschach para el diagnóstico de
típico será más abigarrado y extra- tendencias narcisistas y, a la inver-
ño, asemejándose al esquizofrénico sa, para sugerir la existencia de ras-
o al límite. gos depresivos, cuando aparece
reducido. Handler e Hilsenroth
Son muchas otras las variables (2006), revisan las numerosas inves-
del Rorschach que tenemos en tigaciones que se han realizado
cuenta en el proceso normal de comparando los resultados de nar-
corrección para alcanzar el diag- cisistas con otros grupos – sobre
nóstico de un trastorno de perso- todo límites – que sugiere el índice
nalidad, para lo que también recu- de egocentrismo elevado como el
rrimos, como es evidente, a los indicador más relevante de la perso-
resultados en otras pruebas y a los nalidad narcisista, sobre todo cuan-
datos resultantes de las entrevis- do aparecen respuestas de reflejo
tas, la historia clínica, otros infor- (Fr, rF), además de reseñar que los
madores, etc. Entre las variables de pacientes narcisistas presentan
respuesta del Rorschach que me defensas menos primitivas que lími-
parecen más importantes en este tes o antisociales no psicopáticos –
proceso, citaré las respuestas de este índice, como era previsible,
color (FC: CF + C), el índice de aparece reducido en depresivos
egocentrismo (3r + (2) / R) junto (Huprich, 2006) y en evitativos (Ga-
con la aparición de respuestas de nellen, 2006). En el TAT suelen dar
reflejo como tal (Fr, rF), la frecuen- historias que no tienen en cuenta
cia de respuestas populares (P), la las características evidentes de la
cantidad y calidad de contenidos lámina, carentes de significado útil,
humanos (H), el índice de aisla- evitando, por ejemplo estímulos
miento (Isolate/R), la relación entre ansiógenos como los contenidos en
movimientos activos y pasivos la lámina 13 MF, sustituidos tal vez
(a/p), frecuencia de movimientos por contenidos lascivos (Bellak,
humanos (M) y de movimientos 1993).
agresivos y cooperativos, las res-
puestas en espacios blancos y su Precisamente los sujetos psico-
calidad (S) y algunos fenómenos páticos que – por las descripciones
especiales; pero eso no exime, que proporcionan Gacono y Meloy

Clínica y Salud, 2007, vol. 18 n.º 3 337


Evaluación de la personalidad y sus trastornos a través de los métodos proyectivos o pruebas basadas en la actuación...

(1994), así como Handler e Hilsen- pretenden parecer enfermos men-


roth (2006) – podrían considerarse tales, como ya indicaba Exner
los antisociales más graves, cum- (1978), incluyen menos fenómenos
plen con frecuencia los criterios de especiales y éstos son de un nivel
personalidad narcisista, algo ya menos patológico (DV e INCOM,
afirmado por Kernberg (1984, 1992, pero raramente FABCOM y CON-
1996). Weiner (1991) propone una TAM). Por otra parte, un indicador
constelación de cuatro signos que, claro en los protocolos defensivos
a partir de su experiencia clínica y es el número reducido de respues-
forense, definirían a la personalidad tas. Otro, menos evidente, es la
psicopática: T= 0, COP = 0, H pura aparición de respuestas PER, o
< 2 , S > 2. Estos indicadores “personalizaciones” - en el SC de
hablan de falta de contacto emo- Exner - que consisten en el comen-
cional (T), ausencia de tendencia a tario que hace el sujeto junto a
la cooperación (COP), escaso con- alguna de sus respuestas de que
tacto con el mundo humano (H) y eso es algo que él conoce perso-
tendencia al oposicionismo (S). La nalmente, que ha visto reciente-
constelación se ha mostrado de mente en una película, en un libro,
forma significativa en estudios pos- etc. Finalmente, el aumento de res-
teriores con adolescentes con tras- puestas de contenido animal, por
tornos de conducta (según el DSM- encima del 80%, puede estar impli-
III) (Exner y Weiner, 1995) y en otros cando una postura defensiva, pues
grupos (Cf. Loving y Lee, 2006). las formas animales son más fáci-
Contrariamente a lo que cabría les de ver en las manchas. Un
esperar, los sujetos claramente psi- asunto relacionado con la fiabili-
copáticos no dan más respuestas dad, y de interés en la evaluación
de movimiento humano agresivo de ciertos prototipos de personali-
(AG) que otros grupos (Gacono y dad, es la posibilidad de falsear las
Meloy, 1994). Sí es habitual que los respuestas. Seamans et al. (1981)
protocolos de psicópatas incluyan aplicaron la prueba dos veces a 48
otros contenidos agresivos o que internos en la prisión del Estado de
implican agresión, para cuya valo- Utah, pidiendo en la primera oca-
ración Gacono y Meloy (1994) han sión que dieran la impresión de ser
elaborado un sistema especial. En sujetos normales, y en la segunda
el TAT los sujetos antisociales sue- de estar mentalmente enfermos.
len presentar historias juveniles o Los sujetos sólo alteran significati-
de colegas jóvenes, a veces inclu- vamente una cantidad limitada de
yendo actos delictivos no violentos variables, pero no las razones,
que quedan sin castigo (Bellak, porcentajes y derivaciones. Estos
1993). autores llegan a conclusiones
importantes para la práctica foren-
Una cuestión que se plantea con se: cuando un sujeto intenta pare-
sujetos psicopáticos, y en el ámbi- cer normal dará más respuestas
to forense, es el de la simulación. populares (P); cuando la calidad
Los protocolos de simuladores que formal (X+%, F+%) y el índice

338 Clínica y Salud, 2007, vol. 18 n.º 3


Carlos Rodríguez

Lambda (L) se sitúan en la norma y nes, Fi), una calidad formal deterio-
encontramos un elevado número rada (X+ % bajo pero sin respues-
de dramatismos, sangre, textura tas extrañas, Zf elevado), aparición
(T), vista (V), movimientos no huma- de fenómenos especiales de bajo
nos (m, FM) y combinaciones nivel (Nivel 1) y por otros indicado-
inapropiadas (INCOM), indicaría un res, como puede ser la producción
intento del examinando por parecer rápida de respuesta, el estilo con-
mentalmente enfermo. fuso, etc. La inestabilidad, en las
relaciones o en los afectos, se
Voy a terminar esta exposición refleja en la puntuación D ajustada
tomando como objeto el trastorno (negativa), y en la combinación de
límite de la personalidad para ofre- determinantes de color y sombrea-
cer un ejemplo del proceso seguido do (determinantes múltiples Color-
en la evaluación de la personalidad. Shading). El enfado aparecerá en
Si tomamos los sistemas oficiales variables de contenido (MOR, AG),
de diagnóstico (DSM-IV-TR, APA, en respuestas de espacio blanco
2000), las características que se (S) y, junto con un índice de ego-
atribuyen al trastorno límite son las centrismo disminuido daría cuenta
siguientes: de las tendencias suicidas. Los
esfuerzos por evitar el abandono
• Impulsividad. pueden relacionarse con el aumen-
to de respuestas T, y por ciertos
• Relaciones intensas pero ines- contenidos – como la dependencia
tables. que se asocia con las respuestas
de alimento (Fd). Más difícil parece
• Enfado intenso e inadecuado. ilustrar el trastorno de identidad y
los sentimientos crónicos de vacío
· Trastorno de la identidad. y aburrimiento, aunque ciertas
sugerencias importantes podrán
• Inestabilidad afectiva. extraerse al analizar semántica-
mente las respuestas de movimien-
• Esfuerzos frenéticos para evitar to humano, los contenidos MOR y
el abandono. el protocolo en su conjunto. Al revi-
sar el resumen reciente de la lite-
• Amenazas de suicidio, automu- ratura que ofrece Joni L. Mihura
tilaciones. (2006) encontramos que la mayo-
ría de estas inferencias han recibi-
• Sentimientos crónicos de vacío do algún tipo de apoyo en la inves-
y aburrimiento. tigación. En el TAT Bellak (1993)
informa de historias con una temá-
La impulsividad y la inestabilidad tica frecuentemente relacionada
afectiva se muestran en el Ror- con la angustia de separación,
chach por la distribución de las situación afectivas extremas y bús-
respuestas de color (FC<CF+C, C queda inmediata de la gratifica-
puras), los contenidos (explosio- ción.

Clínica y Salud, 2007, vol. 18 n.º 3 339


Evaluación de la personalidad y sus trastornos a través de los métodos proyectivos o pruebas basadas en la actuación...

CONCLUSIONES gica, en cambio, se ocupa del clíni-


co que toma una serie de puntua-
Las técnicas proyectivas, pruebas ciones de tests, obtenidas general-
basadas en la actuación, como el mente de múltiples métodos, y con-
Rorschach y TAT siguen estando en sidera los datos en el contexto de la
uso y, para muchos profesionales, historia, la información con que se
son instrumentos valiosos en el derivó al paciente, y la conducta
diagnóstico y evaluación de los observada para comprender a la
trastornos de la personalidad. Espe- persona que está siendo evaluada,
ro que los ejemplo aquí aportados con objeto de responder a las pre-
sirvan de orientación a los psicólo- guntas que provocaron la derivación
gos clínicos que ya utilizan estas y comunicar los hallazgos al pacien-
pruebas y, para los que no las cono- te, a sus personas cercanas y a la
cen, que les permitan una primera fuente de derivación.
aproximación. Para que su uso sea
adecuado deberán estar integradas La evaluación psicológica tiene a
dentro del más complejo proceso su disposición una serie de instru-
diagnóstico que es donde deben mentos, cada uno de ellos con su
ser valoradas. Hasta ahora, parte de ventajas e inconvenientes que pue-
la crítica que se dirige a estas prue- den ser aplicados en conjunto, de
bas ha podido estar propiciada por manera complementaria, en lugar de
una confusión entre lo que es la intentar determinar qué método de
“aplicación de tests psicológicos” evaluación es, en general, el más
(psychological testing) y lo que es exacto (Ganellen, 2007). El proceso
“evaluación psicológica” (psycholo- del que hablamos, lo mismo que el
gical assessment). La evaluación tipo de psicoterapia que preferimos,
psicológica es una tarea compleja se caracteriza entre otras cosas por
que utiliza información derivada de ocupar un espacio prolongado de
tests, junto con los datos del histo- tiempo. No se ajusta desde luego a
rial, motivo de consulta, observacio- la cultura de los tiempos, propia del
nes directas e informaciones de ter- fast food y la solución inmediata.
ceros. Como dicen Meyer et al. Aunque nuestra experiencia profe-
(2001, p. 143): sional nos muestra a muchos cole-
gas, de forma evidente, que tomarse
La aplicación de tests psicológi- con paciencia la intervención –diag-
cos es un proceso relativamente nóstica y terapéutica- a la larga
simple mediante el cual se aplica reporta un mayor beneficio e, inclu-
una escala concreta para obtener so, un ahorro de tiempo, se enfrenta
una puntuación específica (por con tendencias muy potentes, a
ejemplo, la aplicación de un subtest menudo apoyadas por los laborato-
de las escalas de Wechsler). Poste- rios farmacológicos. Por otra parte,
riormente se puede aplicar un signi- este tipo de ciencia presenta ciertas
ficado descriptivo a esa puntuación, dificultades para ajustarse a los cri-
a partir de los hallazgos normativos, terios empíricos al uso de validez y
nomotéticos. La evaluación psicoló- fiabilidad, en sus versiones más res-

340 Clínica y Salud, 2007, vol. 18 n.º 3


Carlos Rodríguez

trictivas. No obstante creemos que petamos. No conozco ninguna otro


la evidencia acumulada es lo sufi- campo profesional en el que el
cientemente amplia como para intento por desprestigiar la opinión
merecer el respeto de otros colegas de colegas que piensan diferente
que prefieren otros modos de inter- alcance los niveles de encono que
vención, que por nuestra parte res- se observan en el nuestro.

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