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Cuentan que en un pueblo alejado de todo civilización conocida, existió un jinete Los campesinos y leñadores que la han visto, dicen que es una señora
que acostumbraba a hacer su recorrido por las noches en un hermoso y gran corpulenta, elegante, vestida de hojas frescas y musgo verde, con un sombrero
caballo, la gente asombrada se preguntaba ¿Quién era aquel hombre? ¿Por qué cubierto de hojas y plumas verdes. No se le puede apreciar el rostro porque el
cabalgaba cada noche?, no era algo usual que alguien saliera por las noches a sombrero la opaca. Hay mucha gente que conoce sus gritos o bramidos en
hacer esos recorridos. noches oscuras y de tempestad peligrosa. Vive en sitios enmarañados, con
En una noche muy oscura y bajo una fuerte tormenta eléctrica, el jinete árboles frondosos, alejada del ruido de la civilización y en los bosques cálidos,
desapareció del lugar para no volver nunca más. Pasaron los años y la gente ya con animales dañinos. Los campesinos cuentan que cuando la Madremonte se
se había olvidado de aquel extraño jinete del que tanto se había hablado. baña en las cabeceras de los ríos, estos se enturbian y se desbordan, causan
Una noche, igual de oscura y tenebrosa, con enormes relámpagos azotando el inundaciones, borrascas fuertes, que ocasionan daños espantosos. Castiga a los
pequeño pueblo, se escuchó nuevamente la cabalgata de aquel caballo, su que invaden sus terrenos y pelean por linderos; a los perjuros, a los perversos,
relinchar y el ruido que producía al trotar sobre el suelo mojado despertó los a los esposos infieles y a los vagabundos. Maldice con plagas los ganados de los
recuerdos dormidos de todos aquellos que habían sido testigos de los sombríos propietarios que usurpan terrenos ajenos o cortan los alambrados de los
paseos de aquel extraño jinete. Los recuerdos y la curiosidad llevaron a cada colindantes. A los que andan en malos pasos, les hace ver una montaña
persona del pueblo a salir de sus camas y asomarse por la ventana, en inasequible e impenetrable, o una maraña de juncos o de arbustos difíciles de
donde vieron un jinete cabalgar por las calles, fue cuando un relámpago cayó e dar paso, borrándoles el camino y sintiendo un mareo del que no se despiertan
iluminó al jinete, un jinete sin cabeza. sino después de unas horas, convenciéndose de no haber sido más que una
alucinación, una vez que el camino que han trasegado ha sido el mismo.
Se dice que una noche a principios del siglo XVII un sacerdote de la antigua
Basílica de Guadalupe vio que entraba un hombre de elegante apariencia que le
solicitó la confesión, por lo que le pidió a unos familiares que lo esperaban unos
minutos. Después de un rato, el sacerdote salió con el rostro pálido, y cerró las
puertas, por lo que sus familiares se extrañaron y le preguntaron por qué
cerraba si el hombre elegante aún no había salido, sin embargo, él se negó a
contestar. Ya en casa de los familiares, uno de sus sobrinos le preguntó qué le
había pasado, sin embargo, él se llevó su mano derecha hacia su oído, haciendo
notar que se le dificultaba escuchar. Luego respondió que el hombre que había
entrado a la Basílica horas antes era un muerto que había venido de ultratumba
para confesarse, y que después de escuchar la confesión había tenido dificultad
para escuchar por el oído derecho. El cura nunca pudo contar lo que le había
dicho el misterioso personaje, guardando el secreto de confesión, quedando la
duda para siempre.
EL PATETARRO
El Patetarro es un ser fantasmal que se caracteriza por tener un pie podrido
dentro de un tarro y que huele horrorosamente. Tanto es este horrible hedor
que cuando pasa cerca de los cultivos, daña todas las cosechas. Si mientras el
Patetarro camina va dejando un feo liquido blanco, esto se puede interpretar
como pronóstico de cercanas inundaciones y desastres naturales. Sobre su
identidad, no está totalmente clara, ya que puede aparecer tanto masculina
como femenina. Si el Patetarro realizó alguna maldad, terminará con una risa
infernal acompañada de gritos perversos.