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En el British Museum, en una breve pasantía en diciembre del 2012, tuve la oportunidad de revisar

con la calma necesaria el estéticamente relevante Vaso Portland, un vaso camafeo sobre el cual no
hay datos sobre su origen ni nombres a él vinculados, ni siquiera un contexto preciso, aunque suele
datarse en época de Augusto. El estudio iconográfico resulta particularmente interesante por su
presunto contenido mitológico e histórico. Hay siete figuras, distribuidas en dos grupos. En el
primero, una joven figura masculina a la izquierda se mantiene frente a una sección columnada de
una arquitectura, y dirige sus pasos, conducido por una figura alada hacia una mujer sentada, que
toca su brazo. La cabeza de una figura serpentiforme surge de su regazo. A la derecha, un hombre
barbado, maduro, parece supervisar la escena. En el segundo, otras dos figuras, un joven y una
mujer con un bastón, sentados de espaldas hacia otra mujer a la derecha (pero con sus cabezas
volteadas hacia ella), sobre una apilamiento de rocas. La figura central parece estar en el momento
en que extingue una antorcha contra las rocas. ¿Se trata de una simple escena o de dos de la misma
historia, o incluso de dos separadas historias que tanto pueden ser mitológicas, como alegóricas o,
incluso, históricas?. Partamos de un par de posibilidades: una escena de un mito griego
(plausiblemente la boda de Peleo y Tetis), o un reflejo (mitificado) de la propaganda augústea.
Podría ser clave, quizá, la identidad de la figura serpentiforme. En la versión mítica que manejaría,
en una cara (primera) se ilustraría el matrimonio y en la otra (segunda) habría una referencia a su
hijo Aquiles. Peleo entra al mundo divino a través de un ámbito arquitectónico conducido por
cupido y toma el brazo de la diosa Tetis, identificable por el monstruo marino en su regazo.
Entonces, la figura barbada sería Poseidón, dios del mar, o Nereo, el padre de la novia. En la otra
cara (segunda) el hijo de ambos, Aquiles ya muerto en la guerra de Troya y en un ambiente
ultramundano, se ve recompensado con Helena, mientras Afrodita los mira dando su “bendición”
Esta interpretación se basaría en reconocer a la serpiente como monstruo marino, a Aquiles sentado
cerca de un marcador de tumba, el árbol tras Helena como un árbol de plátano (con ella asociado), y
a la antorcha que porta como la que le confiere su propia identidad (la palabra para antorcha en
griego es helene). Ahora, los inconvenientes: no se puede explicar por qué ni Poseidón ni Afrodita
tienen sus atributos con ellos, ni justificar mucho la oscura relación Aquiles-Helena. Una variante
podría ser (en virtud de vincular la pieza con la mitología romana) aceptar la escena de Peleo y
Tetis, pero identificar el grupo (segundo) de las otras figuras como personajes del mito romano:
Eneas, el héroe troyano que llegó a Italia, la reina Dido de Cartago, (enamorada trágicamente de él)
y Venus, madre de Eneas, quien propició el amor entre ambos. Las dos escenas estarían así
separadas, pero su conexión podría ser su “inherente” atractivo para la sofisticada elite romana.
Todavía más. En el contexto de Augusto, en el que se proclama “hijo de Apolo”, podríamos ver,
entonces (en el segundo grupo) a Apolo y a Atia (ambos bajo la influencia de Venus Genetrix). En
el otro grupo tendríamos el momento actual de la consumación de su amor: Apolo avanza fuera de
su propio santuario (la arquitectura), guiado por Cupido y asocia su brazo con el de Atia. La
serpiente en el regazo referenciaría la forma de Apolo en el mito (o la de Pitón, a quien mata en
Delfos), mientras que a la derecha Rómulo, fundador de Roma, testimonia el evento que conduciría
al “nacimiento” de Augusto (un segundo fundador de Roma). El problema aquí es que no se puede
explicar por qué Atia mantiene una antorcha y las figuras de Apolo, Venus y Rómulo no portan
ninguno de sus atributos característicos…en fin…

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