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Circuitos comerciales tradicionales y cambio económico

en los Andes Centromeridionales (1830-1930)


Langer y Conti nos sirve para analizar el ítem 2.1, analizando la redefinición de los
espacios económicos.
Según su trabajo, muchos historiadores por escribir una “historia nacional” ignoran los
vínculos mercantiles que unían a esta región de la Argentina con Chile y, especialmente
con Bolivia y Perú que formaron durante un siglo de vida republicana un espacio
supranacional. Las distintas regiones pasaron por procesos disimiles, interconectados
y otras relativamente autónomas, pues cada región a poseído su propia dinámica y
diferentes formas de articulación con las demás. En este sentido se destaca los aportes
de Assadourian que permitió vislumbrar la intricada red de relaciones comerciales que
conectaba las diversas regiones del espacio entre sí y los polos económicos (Potosí) y
político-administrativo (Lima).
Siguiendo esta línea de análisis se hace prioritario tener en cuenta los cambios y
continuidades en las distintas regiones periféricas del país, el conocimiento de sus
dinámicas, estrategias y articulaciones en el proceso socioeconómico que se abre con
las independencias. Por ello se pretende analizar la inserción del noroeste en el espacio
andino, que constituía junto a Bolivia y el actual norte chileno, una región cultural
reforzada por vínculos económicos ya tradicionales y fuertes relaciones parentescos.
Los quince años de guerra, desestructuraron el espacio peruano, por lo que este modelo
resultó inadecuado para el estudio de la problemática económico-mercantil del espacio
en el siglo XIX. Antonio Mitre propone el modelo de “ESPACIO MERCANTIL ANDINO”,
el cuál continúo teniendo su epicentro en el altiplano boliviano, pero ya las periferias
atlánticas y pacíficas se habían separado, formando sus propios espacios económicos.
Una problemática regional es la delimitación de las fronteras de su espacio económico.
Tal espacio debe entenderse en función de la movilidad existente en su interior. Esta
movilidad está dada por diversos factores, que provocan que ciertas zonas se integren
a él por periodos, para luego pasar a integrar otros sistemas económicos, o bien
participen simultáneamente de diferentes sistemas regionales.
Zonas como Tucumán, San Juan, La Rioja o Catamarca, al tiempo que actuaban en el
espacio andino como proveedoras de productos locales, comprometían su participación
en otros espacios mercantiles, como el Atlántico y el Pacífico. Por ej, Tucumán balanza
desfavorable con Buenos Aires, obtenía el metálico de sus ventas en el mercado del
altiplano, actuando como nexo entre las provincias y el mercado boliviano, beneficiado
por el nuevo boom de la plata en Bolivia a mediados del siglo XIX

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Una zona limítrofe como el Chaco actuaba como proveedora de mano de obra indígena
y de ganado en el espacio mercantil andino. Así fue como se integró el chaco austral,
con la expansión de la frontera salteña, el ganado que luego era engordado en los valles.
Proceso similar en el chaco boreal, en Tarija y su exportación del ganado a Salta, que
luego partía hacia Chile.
La nueva coyuntura del Norte Argentino, hizo que este espacio se ligara más con el sur
boliviano, estructurándose este nuevo “espacio mercantil andino”. La región quedo
articulada no sólo a través de la producción, circulación y consumo de mercancías, sino
también por las relaciones personalizadas y de parentesco, rebasando los límites
políticos y poseyendo un espacio propio, supranacional, que escapaba al control y
dominio efectivo de los gobiernos nacionales.
La temporalidad que se toma se puede dividir en dos fases
1. 183-1890 redes comerciales orientadas a los centros mineros bolivianos,
preminencia del circulante de plata boliviana, ferias anuales especializadas,
transporte de mercancías, participación de la población indígena-campesina
2. 1890- Hasta los inicios de la guerra del Chaco, llegada del ferrocarril y conexión
de los centros de producción, con los puertos de exportación, penetración de
empresas comerciales ligadas al comercio exterior, perdidas de influencias de
las ferias y surgimiento y consolidación de la agroindustria.
Ahora bien existen distintas dimensiones o niveles de la actividad mercantil
1. Comercio campesino dentro de la región, indígena y campesino no indígenas.
Uso de la reciprocidad, relaciones personales, trueque y adquisición de dinero.
2. Cierta especialización mercantil e inversión de capital, comercio de media y larga
distancia, por ejemplo del ganado.
3. Comerciante minorista, con poco capital y comercio intinerante, se establecían
en ciudades y pueblitos. Por ejemplo los comerciantes árabes o mestizos.
4. Casas de importación y exportación, constituía el “alto comercio”

PRIMERA FASE 1830-1890


Con la independencia, el comercio ultramarino (inglés) lanzó una ofensiva comercial
para colocar sus excedentes en dicho mercado. Además de un boom de inversiones
mineras y una ola de especulación desmedida. Esto encontró sus límites con la quiebra
de la bolsa de valores de Londres y la sobreoferta de efectos ultramarinos en los
mercados andinos. Muchos artículos hacia 1826 fueron devueltos a la Paz y los puertos
del Pacífico. Lo mismo pasó con los comerciantes argentinos, como los tucumanos José
Félix Arias y Rafael Usandivaras. Así termina el primer intento ingles de dominar el
comercio del altiplano.

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No existiendo otro competidor, subsistió el antiguo sistema comercial. La moneda que
de uso fue el Flebe boliviano, que según Antonio Mitre, abarcó el sur del Perú, todo
Bolivia y el norte de Argentina. Circuló como moneda y mercancía de intercambio,
durante 40 años (1830-1870) y permitió proteger la industria artesanal, ya que el
comercio exterior solo reconocía el 10% o 30% de su valor nominal, encareciendo los
productos de ultramar.
Otra consecuencia de la guerra fue al desurbanización de los centros mas importantes,
por ejemplo Potosí 160mil siglo XVII pasa a tener 17mil a mediados del siglo XIX. Por
otra parte el campesinado estaba ligado al mercado por “comercialización forzosa”
(Kula) ya que debía conseguir el dinero para afrontar las cargas impositivas. Esto fue
motivado quizás, por la abolición de la mita forzosa y el establecimiento de una “mita
voluntaria” que quito las razones para una participación forzosa de la población indígena
como consumidora de la zona
El proceso de mercantilización indígena-campesina, continuaba con los trajines, como
medios de abastecimiento de los centros urbanos. Los del norte del Potosí comerciaban
trigo, no solo con el centro minero, sino también con Oruro, La Paz y Puno. Indígenas
de las yungas paceñas se dirigían con coca a los mercados del norte argentino, donde
cambiaban sus productos por ganado mular. Los puneños del norte argentino
intercambiaban con las producciones de los valles Calchaquíes y el valle de Tojo. Se
usaba el trueque y el dinero, era un intercambio entre los distintos pisos ecológicos.
Fuera de la órbita indígena-campesina, gran cantidad de productores participaban en el
mercado colocando sus excedentes o produciendo expresamente para él. Un ejemplo
es el comercio de ganado a pie, después de las independencias se organizó un circuito
entre las zonas productoras argentinas y el altiplano: mulas producidas en Santiago del
Estero, San Juan, la rioja, Catamarca, Tucumán, Córdoba, santa fe, eran invernadas en
Salta (La Poma) y conducidas a los centros de expendio. Con la libertad de comercio
impuesta por Buenos Aires, las tradicionales vinculaciones con Bolivia, y el auge
renovado de los centros mineros, significaron un desahogo para sus economías
agonizantes. (JUJUY aduana y derecho de tránsito representa 33% de los ingresos)
Este tráfico se combinaba además con otros artículos, ya sea de producciones locales
o ultramarinas. Los comerciantes bolivianos se dirigían a los mercados de ganado
argentinos, transportando mercancías adquiridas en el Altiplano, como coca y cacao.
Otro producto que organizo el circuito mercantil interregional fue el azúcar y la chancara,
producidos en los valles del Pilcomayo. La chancara se destilaba y comercializaba como
aguardiente, los encargados de comercializar eran los grandes hacendados del valle de
Cinti (sur de Bolivia), donde iban a vender los argentinos sus mulas.

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En cuanto la producción textil, gran parte de esta descansaba sobre una base de
economía familiar y la comercialización del excedente, la cual recorría el mercado
interno y llegando incluso a los mercado del norte argentino. Algo similar ocurría con el
azúcar cruceño, la sal de Entre Rios (Tarija) o de salinas grandes /(Jujuy), el café de
santa cruz, etc.
El auge de la economía minera contribuyo al auge del sistema de ferias como
mecanismo de intercambio de producciones entre las distintas zonas ecológicas dentro
del espacio mercantil. Las mas importantes eran La Tablada (Jujuy), Huari (a orillas del
lago Poopó), y Vilque (Puno). En el camino se desarrollaban otras ferias locales en
Tarija, Humahuaca, Cerrillos, Yavi, Atocha, Uyuni y Ayoma (en el altiplano boliviano).
Todas eran de ritmo anual, entre marzo y abril, coinciden con los festejos de Pascuas,
época propicia para el engorde del ganado, y antes de que comenzaran los fríos del
altiplano. Se destacaron como parajes de invernada Tafí (Tucumán), La Poma (Salta) y
la quebrada de Humahuaca.
El ganado que no iba a los centros mineros, se dirigía a Tupiza y Mojo, donde asistían
compradores de La Paz, Oruro y otros centros del Altiplano.
Finalizado el auge minero, llevo al fin de la prosperidad comercial regional. Además
desde 1872, la política liberal de los gobiernos de Bolivia, basada en la libre extracción
de pastas de plata y el saneamiento de la moneda, con la disminución de la acuñación,
provoco la iliquidez del mercado interno. La guerra del pacifico por su parte, dio nuevo
impulso al viejo circuito que conectaba a Potosí con Buenos aires. La aduana nacional
de sud se transformó coyunturalmente en la mas importante del país, Tupiza en el centro
comercial de Bolivia, estableciéndose casas comerciales en Salta, Jujuy y Rosario. La
mayor empresa fue la Compañía Huanchaca, con sus casas comerciales: Casa Ignacio
Peña (Jujuy) y la firma Corbalán Hnos. (Salta)
SEGUNDA FASE 1890-1930
Los cambios se perciben con la reorientación centrífuga del antiguo espacio, en tres
regiones, orientadas hacia el Pacifico, en gran parte del Altiplano Boliviano; Hacia el
Atlántico y Buenos Aires, en el caso del noroeste argentino y del sud sudeste de Bolivia,
y hacia Amazonia y Manaos, en el caso de Beni y Santa Cruz.
Este periodo se caracteriza con la diversificación productiva en todo el espacio y
grandes transformaciones en los sistemas de comunicación y transporte.
Bolivia con la baja del precio de la plata en el comercio internacional, experimenta con
otras exportaciones como ser estaño, la quina y la goma. El estaño necesito una
inversión mas fuerte de capital y la mecanización del transporte. Con la tregua se
financia el ferrocarril Antofagasta-Uyuni (1889) y la conexión de otros centros,

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definiendo su orientación hacia el Pacífico. El estaño desplazaría a la plata como
elemento monoexportador
En el norte argentino esta fase se la se denomina “etapa de despegue” de las
agroindustrias, la azucarera. La red ferroviaria llega a Tucumán en 1876, a Jujuy en
1891, permitiendo que los productos llegaran fácilmente al litoral, consolidando un
mercado nacional.
Comienza el auge de los centros salitreros, ahora en manos de Chile, desde Salta se
realizaba el abastecimiento con ganado vacuno, desde Jujuy, mulas asnales y ovinas a
las zonas mineras del sur de Bolivia.
Un vínculo muy fuerte se desarrolló en cuanto al comercio, entre Tarija y Salta-Jujuy,
donde los comerciantes tarijeños venían personalmente a comprar ganado y textiles,
para comercializarlos en su regreso. Estos lograron establecer casas comerciales con
conexiones en Salta, Buenos Aires y Europa, dominando con sus importaciones una
amplia zona. Tal es el ejemplo de la casa comercial Victor Navajas T. (1897-1950), asi
el “alto comercio” de Tarija estableció un cuasi monopolio sobre la región sudoriental de
Bolivia, gracias a sus contactos directos con las grandes casas comerciales europeas
establecidas en Buenos Aires.
El segundo golpe lo dio la primera guerra mundial, afectando la importación tarijeña y la
inflación alemana afecto el comercio bilateral. Además que debió competir con la política
instrumentada por argentina de integración de las zonas periféricas y la penetración de
capitalistas y especuladores argentinos, que rápidamente se apoderaron de los resortes
de la economía tarijeña.
CONCLUSIONES
Después de la independencia, al igual que en la colonia, se puede detectar diferentes
polos económicos importantes, los mercados estaban muchos más esparcidos y el
comercio se encamino a satisfacer la demanda de diferentes centros mineros y urbanos
de mediano y pequeño tamaño. Así surgió en la primera mitad del siglo XIX, el sistema
de ferias, donde participan comerciantes, campesinos e indígenas de las distintas zonas
ecológicas o para adquirir una diversidad de artículos.
Era un sistema estable pero débil por la falta de circulante, de posibilidades para
grandes inversiones, se vio grandemente afectado por los cambios estructurales, como
la llegada de las vías férreas que trajo la vinculación directa con la economía mundial.
A largo plazo estos cambios convirtieron a la región en zonas periféricas, por el espacio
vinculado al pacífico y otro al atlántico. Con algunos sectores que lograron adaptarse en
este contexto, como la agroindustria del azúcar y el ganado del Chaco y su venta en la
región minera del salitre.

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La masa campesina, productora y consumidora del anterior modelo, quedo marginada
de las nuevas estructuras economías y fue absorbida como mano de obra barata. La
guerra del Chaco y la gran depresión aniquilarían los resabios de este mercado interno
y a partir de allí se constituye una frontera política que también actuó como frontera
económica.

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